Post on 12-Jun-2020
SEMINARIO: ENFERMEDAD DE ALZHEIMER Y OTRAS
DEMENCIAS. Nuevas conceptualizaciones en la clínica
interdisciplinaria.
BIENVENIDOS A NUESTRA CLASE 2
Estimados Colegas
Nuevamente bienvenidos, seguimos recorriendo juntos estos espacios “virtuales”. La
tecnología nos permite en esta oportunidad acercarnos y poder reflexionar sobre esta clínica
que nos convoca.
Abordaremos en esta clase las siguientes temáticas correspondientes al MÓDULO 1:
El cuerpo en la vejez: El cuerpo y el ideal. El cuerpo perdido. Lo real en el cuerpo. El
cuerpo en la vejez. Estigmas de la vejez. El rol social. La crisis de la vejez.
Últimas consideraciones de organizaciones internacionales sobre el impacto social de la
enfermedad.
El cuerpo en la vejez:
El cuerpo y el ideal. El cuerpo perdido. El rol social. Lo real en el cuerpo. El cuerpo
en la vejez.
Las temáticas que presenta el subtítulo fueron también esbozadas en la clase anterior.
Haremos un entrecruzamiento de lo explayado hasta ahora con esta última parte del
Módulo 1. A su vez quiero exponer un trabajo que fue presentado en el “II Congreso
Argentino de Salud Mental”, organizado por la Asociación Argentina de Salud Mental.
Posteriormente fue seleccionado para su publicación en un libro de la misma Asociación.
Este trabajo relata la experiencia en una residencia geriátrica especializada en el tratamiento
de personas con condiciones neurológicas. La institucionalización de una persona, sus
causas y sus consecuencias serán abordadas posteriormente.
Cuando un cuadro demencial de una persona se agrava, cuando su vida cotidiana se ve
afectada en su funcionalidad, o por la decisión de su entorno, se presenta una decisión por
tomar: se realiza una internación domiciliaria o el paciente es internado en una institución.
En la actualidad un alto porcentaje de personas con demencias son cuidadas por integrantes
de la familia, situación que frecuentemente está relacionada con aspectos económicos. Nos
dedicaremos también a estas consideraciones.
Las personas mayores y las personas con cuadros demenciales con frecuencia deben
concurrir a consultas médicas. Recordemos que las Demencias son la primera causa de
discapacidad y dependencia en las personas mayores.
Ante complicaciones clínicas o cuadros consecuentes a la patología en cuestión, con mayor
asiduidad que personas de menor edad o personas mayores que no transitan una vejez
patológica, deben realizarse prácticas médicas que pueden exponerlos ocasionalmente a
vivencias de lo traumático. Observando el vínculo establecido con profesionales médicos y
pacientes en la institución mencionada, surgió el siguiente trabajo titulado: “La escucha
significativa del médico en el tratamiento del paciente añoso”:
Asistimos a una época donde la palabra escasea y también el contacto. Las personas
mayores concurren más al médico que el resto. La medicina también hoy está tecnificada y
entre paciente y médico median: resultados de estudios y aparatología. La precisión de
éstos ha permitido la pronta detección y buen tratamiento de muchas patologías. A su vez
ha facilitado, como el resto de la tecnología, la pérdida del contacto humano y la pérdida
del símbolo como mediador entre los sujetos.
“Nuestra época está caracterizada por la fragmentación. Ya no podemos hablar del ser
humano como una totalidad, sino como un sujeto cambiante e incierto. “Las ciencias, el
arte y las formas de vida se han fragmentado en la pluralidad, la discontinuidad y la
dispersión” 1
A estas formas de escisiones compartidas por el ser humano en general, el viejo le agrega la
vivencia de la fragmentación de sí mismo. Las causas de ésta son múltiples y se relacionan
con distintos aspectos:
Aspecto social: Somos sujetos constituidos por las prácticas sociales de la época en la que
vivimos y por los discursos imperantes. Vivimos en la era de la informática, de la conexión,
de lo virtual, de la rapidez y de la inmediatez. Nos relacionamos y nos comunicamos a
través de mensajes digitales. Nuestras formas de relación están mediatizadas por la
tecnología; el contacto con el otro es mayormente digital, perdiéndose el valor de la
escucha, de la mirada y del contacto físico. Esta era de la conexión afecta también la
identidad, que puede ser cambiante: hoy pertenecemos a bancos de datos y podemos
cambiar nuestros nombres para relacionarnos virtualmente.
En su mayoría los ancianos quedan excluidos de esta nueva realidad virtualizante. Ellos
intentan reivindicar su época y recuerdan con nostalgia un pasado mejor donde lo cotidiano
y su mundo relacional era distinto.
Como valores sociales hay ciertas cualidades que el ser humano debe poseer: ser exitoso,
tener un cuerpo perfecto, disponer de líneas de crédito para satisfacer inmediatamente sus
necesidades y estar eternamente conectado, ya que la información es la base que sustenta lo
económico y lo social. El viejo, al no poder alcanzar estos valores, pierde su rol social.
Aspecto científico: En las últimas décadas el saber científico se ha especializado. La
especialización produjo como efecto positivo un mayor saber sobre cuestiones específicas.
Sin embargo, cuando cada ciencia construye su objeto lo recorta, y también desampara o
deconstruye otros objetos. Esto ocurre por ejemplo en lo concerniente a la salud física y
mental. En nuestras prácticas seccionamos, dividimos, escindimos el saber repartiéndonos
lo humano en distintas partes: psiquismo, cultura, genes, organismo, etc.
La ciencia separa al sujeto de su cuerpo. “El sujeto en cuestión sigue siendo el correlato de
la ciencia, pero un correlato antinómico puesto que la ciencia se muestra definida por el no-
éxito del esfuerzo para suturarlo”. 2
1 Díaz Esther. Posmodernidad, Buenos Aires, Biblos, 2005, p.46
2 Lacan Jacques. 1 de diciembre de 1965
La ciencia busca la eficiencia y para esto depende de la tecnología. La tecnología a su vez
funciona como objeto mediador entre el médico y el paciente creando una distancia
fundamental donde tocar al paciente para revisarlo ya no parece ser necesario. La ciencia
médica corre el riesgo de olvidar al sujeto y de obviar la escucha dejando la revisión
sintomática a cargo de la técnica.
Todo esto apunta a hacer desaparecer el lugar privilegiado que tenía el médico capaz de
escuchar la demanda de su paciente. La disponibilidad de innumerables recursos
tecnológicos tiende a hacer obnubilar al médico, provocando la pérdida de atención a la
demanda inicial.
“...Hay quienes aceptan la deshumanización como un obligado tributo al progreso
científico, de modo que la dimensión humana del arte médica debe ceder su lugar a la
eficiencia y al desarrollo de la propia técnica. Pero hay quienes también no se resignan
frente al fenómeno...La medicina es, fundamentalmente, ciencia y arte del hombre”. 3
Aspecto Subjetivo: El ser humano, gracias al progreso científico, ha podido franquear una
enorme barrera, la de crear vida, e intenta a través de todos los medios posibles, ejercer un
total control sobre la naturaleza y toda forma de vida, inclusive la humana. A esta forma de
poder hay algo que se le escapa, la muerte. El hombre actualmente intenta a través de la
bioinformática, la genética y la farmacopea antioxidante trascender esa materialidad. El ser
humano, en tanto que es de carne y hueso, es perecedero y muere. Estas características son
obstáculos para los ideales actuales.
El carácter orgánico del ser humano molesta, hoy el hombre enfrenta una batalla contra la
temporalidad de la carne, nuestro aspecto material.
En el caso de las personas mayores, al dolor de la existencia propio del ser humano se
suman: la percepción del deterioro físico y psíquico, los duelos por pérdidas de seres
queridos y del rol familiar y social. El encuentro con la enfermedad, y cada una de esas
pérdidas remiten a pérdidas anteriores y a la pérdida primordial, a saber, la castración. Esta,
como vivencia que nos marca y nos constituye como sujetos, nos abre el camino a la
existencia. Lo que hagamos con esa pérdida, en tanto falta, es lo que nos marcará en la
vida. Toda pérdida, toda vivencia de incompletud, toda idea cercana a la finitud de la
existencia nos remonta a aquella vivencia inicial.
“El sujeto se constituye como tal en el mismo acto en que el universo narcisista se
desestabiliza, despuntando el pánico angustioso…El vacío abismal impacta con violencia al
sujeto, cuestiona su existencia misma y despierta por ende la vivencia horrorosa de la
posibilidad de aniquilación. Este momento cero de la subjetividad marcará para siempre el
antes del mítico y esplendente paraíso del narcisismo perdido, y el mundo de la diferencia y
el deseo incolmable. Todo trauma aludirá y evocará, de un modo u otro, este
acontecimiento fundamental, del cual emergió el sujeto dividido”. 4
En nuestra cultura hay una búsqueda imaginaria de completud, no se soporta la pérdida. El
viejo, como representante de la pérdida, es excluido. La idea de la muerte se transita sólo
simbólicamente, y nuestra sociedad se caracteriza por cierta ausencia de lo simbólico. La
enfermedad orgánica y las intervenciones médicas exponen a las personas mayores a una
vivencia cercana a lo real. Se suma a esto la vivencia cercana a lo real en el aspecto social.
3 Caponnetto M. El hombre y la medicina..Scholástica Buenos Aires. 1992. pp 120-121
4 Milmaniene José E, La castración y sus vicisitudes, Kargieman, Buenos Aires. 1993, pp 20-21.
La escucha médica. A manera de conclusión. Desde el lugar del médico, atender a la
demanda del paciente implica escuchar, dentro de lo posible, todo lo que dice el paciente, y
tener en cuenta que éste no se expresa sólo con palabras.
Además del síntoma en sí mismo, existe un efecto que ese síntoma produce en el sujeto. La
consideración de lo puramente orgánico deja de lado al sujeto, lo escinde y lo
despersonaliza. Intenta curar el órgano enfermo, pero fracasa en la resolución del problema
en sus distintas dimensiones, entendiendo que el ser humano no es una suma de órganos,
sino una interrelación de distintos aspectos.
Esta institución geriátrica, alberga personas con distintas condiciones de salud. Desde la
incorporación de una médica a la institución se observó un aumento progresivo de la
demanda de atención, que los pacientes atribuían al hecho de ser escuchados, de recibir
alivio (“Ella me escucha, me da tranquilidad y alivio”) Al ser interrogados al respecto, los
pacientes destacaron el hecho de haber sido evaluados en forma integral, y valoraron que se
interrelacionaran sus múltiples síntomas con su estado anímico. (“Escucha de una forma
atenta y concentrada, cualquier malestar es importante para ella, ella lo toma, lo desmenuza
y lo asocia con otros síntomas”; “Está atenta al bienestar físico y emocional, ella me revisa
toda”; “Otros médicos que me trataban me daban una pastilla recetada pero no me sentía
contenida para nada”)
Interpretamos que a través de su intervención, diferente al modelo médico conocido, la
profesional es ubicada en el lugar del Otro, produciendo efectos en la escena existencial de
los pacientes. Hablamos del lugar del Otro en el sentido de aquella instancia de los
cuidados primordiales, de la relación con un Otro a quien se acude para que calme, para que
alivie y a quien se le demanda aún en su ausencia. Esto mismo ocurre con los pacientes de
la Institución.
A su vez interpretamos que la sensación de alivio es a consecuencia de una intervención
médica distinta que funciona como un lazo o sutura del sujeto fragmentado.
La fragmentación se evidencia en los distintos aspectos de la vida humana. En relación al
aspecto científico y su especificidad creciente es imposible pensar en una disciplina
generalizadora que abarque todos los saberes. La especialización es necesaria. Para el ser
humano es angustiosa la idea de las partes, es tranquilizador pensar en el todo. Sabemos
que hoy en día el todo es imposible. Lo incierto, lo imprevisible, lo caótico y el nuevo
orden que surge del caos es lo cotidiano. Podemos aceptar la fragmentación como
característica actual de nuestra existencia y el abandono de la utopía de la concepción de la
totalidad para la vida y la naturaleza como característica de épocas precedentes. A su vez
proponemos la vuelta al sujeto, la escucha que interrelaciona los fragmentos y la escucha
significativa que hace símbolo a través de la palabra.
La demanda de nuestros pacientes en relación a sus dolores corporales está puesta en la
médica de la institución. Una escucha significativa interrumpe la distancia entre el médico
y su paciente, sutura al sujeto y resguarda lo esencialmente humano.” 5
5 Casal Passion V., Fox, B.L. y otros. La escucha significativa del médico en el tratamiento del paciente
añoso. II Congreso Argentino de Salud Mental. Seleccionado para su publicación. Auspiciado por la
Asociación Argentina de Salud Mental. Marzo de 2007. Buenos Aires, Argentina
El cuerpo y el ideal. El cuerpo perdido.
Cuando hablo del cuerpo perdido no me refiero a la discapacidad. En relación a
personas con discapacidad es pertinente hablar de vulnerabilidad. Me refiero a la pérdida
simbólica, a aquel cuerpo que se duela, a aquel que se va dejando y va trascendiendo, en
esta clínica que estamos abordando, según pasan los años. Me refiero aquí también a ese
esquema corporal que según transcurran los años iremos “concientizando”, transitando en
sus cambios o haciendo experiencia de él, en el mejor de los casos.
¿Cuál es el ideal de cuerpo, forma
humana que hoy se privilegia? Hoy se
privilegia aquel cuerpo, forma humana
que sea compatible con la digitalización.
Profundizando para seguir avanzando en
otros temas, así lo analiza la antropóloga
Paula Sibilia: “Es decir: aquellos tipos
humanos que fomentan su reproducción
opulenta y complaciente, reduciendo al
mínimo la producción bugs y fallas de cualquier índole. Nada mejor, para eso, que
digitalizarlos, tornándolos compatibles con toda la parafernalia teleinformática que dirige el
mundo.
Subyugados por la retórica y por las novedosas prótesis teleinformáticas y
biotecnológicas, los organismos contemporáneos se transforman en cuerpos conectados,
ávidos y ansiosos, cuerpos sintonizados. Y también sin duda cuerpos útiles. Acoplados a la
tecnología digital, estimulados y propulsados por un instrumental siempre actualizado de
dispositivos no-orgánicos, cuerpos cuya esencia se considera inmaterial: pura información
compuesta de energía eléctrica que podría ser transferida a un archivo de computadora, o
bien alterada en su base genética para corregir eventuales errores corregidos en su código,
o bien hibridizada con los bits de otros organismos o con los más diversos dispositivos
electrónicos. Una transmutación que apunta, siempre, al upgrade en nombre de la
eficiencia.
De modo que ya no se trata de aquellos cuerpos laboriosamente convertidos en
fuerza de trabajo, esculpidos en largas y penosas sesiones de entrenamiento y disciplina
para saciar las demandas de la producción industrial; ni tampoco de aquellas almas
dolorosamente sometidas a los sondeos psicoanalíticos, impelidas al autoconocimiento
profundo de su ser íntimo y oscuro. En lugar de esas configuraciones ahora emergen otros
tipos de cuerpos y subjetividades: autocontrolados, inspirados en el modelo empresarial,
instados a administrar sus riesgos y placeres de acuerdo con su propio capital genético,
evaluando constantemente el menú de productos y servicios ofrecido en el mercado, con
toda responsabilidad individual necesaria en un mundo donde impera la lógica
automatizada del self-service y donde la exterioridad visible sofoca la interioridad oculta.
Cuerpos permanentemente amenazados por la sombra de la obsolescencia –tanto de su
software mental como de su hardware corporal- y lanzados al torbellino de la actualización
constante, intimados a maximizar su flexibilidad y su capacidad de reciclaje. ” 6
En esta época en que la interioridad se hace visible, que se externa la subjetividad y se
cristaliza en las pantallas; en la época en que todo debe ser bello, elongado, saludable, casi
6 Sibilia, P. El hombre postorgánico. Ed. FCE. Conclusiones. Buenos Aires, 2005.
efímero, ¿cómo posicionarse, cuál es el lugar de las personas mayores? Sí, vemos en las
pantallas algunas excepciones que son mostradas y felicitadas: un hombre que dice tener 95
años y parece de 50, una señora de más de 80 años que se presenta en concursos de baile,
etc, etc. Esto es más que positivo ya que son formas saludables y/o la representación de la
salud activa en las personas mayores. La pregunta aquí es cuando la vejez no se transita de
una forma saludable. La Organización Mundial de la Salud exhortó a todas las Naciones un
1 de octubre (Día Internacional de las Personas de Edad) con el llamado: “venzamos el
edadismo” (estigma contra la vejez).
Dejo también aquí la pregunta sobre cómo se transita en la actualidad, en el contexto de una
pandemia, el edadismo o estigma de la vejez.
Estas preguntas que surgen van más allá del contexto actual. En esta época de la
hiperconexión, ¿dónde se ubica a quienes tienen un deterioro cognitivo ó una
demencia…aquellos que están “desconectados”? ¿Qué ocurre cuando a la vivencia de la
exclusión se le agrega el declinar biológico de este momento de la vida o una condición
neurodegenerativa?
Sabemos que el sujeto evolutivamente transita diferentes crisis y el momento de la vejez
también es una de ellas. ¿A qué pérdidas estamos expuestos? ¿Hacia dónde vamos? Yo
deseo llegar a vieja, todavía soy joven pero mi cuerpo ya muestra el paso de los años.
¿Cómo me sentiré dentro de 10, 20 años? Esto depende de muchos factores: sociales,
genéticos y hábitos de vida.
¿Ustedes? ¿Cómo se sienten, cómo se sentirán? ¿cómo nos harán sentir…las pantallas, los
espejos en los que nos miraremos? ¿Vuelvo a preguntar: hacia dónde vamos, en qué nos
convertimos? ¿Cómo será la experiencia de lo corporal luego de esta pandemia?
En la época de lo visible, a la vejez se la esconde, no hay que verla. Los cuerpos viejos son
la muestra de lo que el ser humano aún no logra: trascender la materialidad de la carne,
vencer la muerte.
Estigmas de la vejez. El rol social.
“La edad se apodera de nosotros por sorpresa”
(Goethe)
“La vejez…Como todas las situaciones humanas, tiene una dimensión existencial:
modifica la relación del individuo con el tiempo,
por lo tanto su relación con el mundo y su propia historia.
Por otra parte, el hombre no vive jamás en estado de naturaleza;
en su vejez, como en cualquier edad, su condición le es impuesta
por la sociedad a la que pertenece”
(Simone De Beauvoir. La Vejez)
En la actualidad se evidencia un cambio significativo en
la estructura poblacional. Nos encontramos atravesando
a escala mundial un proceso de envejecimiento
poblacional. El envejecimiento poblacional es el
aumento de la proporción de personas mayores en el
total de la población. Según las Naciones Unidas se considera como límite los 60 años.
La República Argentina es el país de Sudamérica con mayor población de adultos mayores.
Mientras que en el país la población mayor de 60 años asciende a 13,44 por ciento; en la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, a 21,95 por ciento.
Desde el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Ministerios y Secretarías Nacionales en
la Argentina se llevan adelante planes en beneficio de los adultos mayores. La
Organización Mundial de la Salud opina que las medidas adoptadas aún no alcanzan.
La OPS (Organización Panamericana de la Salud) posee en su agenda como una de sus
prioridades a los adultos mayores.
La población es cada vez más longeva y la enfermedad de Alzheimer es considerada ya una
epidemia. La OMS y la OPS impulsan a los gobiernos del mundo a tener en cuenta este
padecimiento como prioridad para la salud pública.
Las resoluciones y acciones de las instituciones hacen a las metáforas, los estigmas y los
discursos.
Hemos hablado ya anteriormente acerca del sujeto/persona mayor y la exclusión. Hay
diversas formas de exclusión. Una de ellas es la separación, escisión entre salud y
enfermedad. Los sujetos enfermos quedan fuera de ciertas convenciones simbólicas. A la
vez que quedan excluidos de estas formas simbólicas, la enfermedad otorga un rol social.
La misma OMS reconoce el estigma de la vejez y la patología mental. A su vez la OMS ha
enunciado con preocupación que la carga de enfermedad en salud mental, a nivel global, es
del 30%.
La exclusión a su vez incluye; el excluido se auto incluye frecuentemente en otros sistemas,
así se forman asociaciones o movimientos de lucha por: la Esclerosis Múltiple, el
Parkinson, el Alzheimer y multiplicidad de asociaciones que ofrecen ayuda a quienes
padecen diferentes patologías. Éstas luchan contra el estigma, se ponen al servicio de
mandatarios y legisladores e impulsan también leyes nacionales en beneficio de las
personas. Estas asociaciones conforman grupos de ayuda, grupos en los que las personas se
identifican con otros que padecen las mismas patologías, la misma crisis o etapa de la vida.
Como mencioné, la enfermedad otorga también un rol social y la enfermedad en algunas
sociedades también se transforma en metáfora. “Susan Sontag analiza estigmas
metafóricos como el cáncer o el sida, que pasan a ser, en nuestra cultura, metáforas letales
del miedo. Pero ¿qué pasaría –pregunta- si esas enfermedades pudieran ser vistas sin todos
los significados (metafóricos) agregados? Como antes ocurría con la tuberculosis, están
cargadas de connotaciones entre misteriosas e indeseables y en torno de ellas brotan
temores generales que tejen una red de complicadas relaciones, las que finalmente no hacen
sino dificultar la comprensión de la dolencia tanto como su cura.
Observa Sontag: “Da la impresión de que algunas sociedades tuvieran la necesidad de
algunas enfermedades para identificar (metafóricamente) con el mal”, a tal punto que éste
ni siquiera puede ser nombrado. Es frecuente que en las necrológicas se diga de alguien que
sufrió de cáncer que murió de una larga y penosa enfermedad, sin llegar a designársela” 7
La no mención, la ausencia de nombre favorece el estigma.
La metáfora se transforma así en salvadora, nos distancia de lo intolerable. ¿Qué ocurre con
la vejez?, ¿qué ocurre con los deterioros cognitivos? ¿qué ocurre con las demencias? ¿se las
tolera? La presencia de cuadros demenciales se asocia indefectiblemente a la vejez, como
dentro de lo previsible, lo esperable. Si la persona mayor olvida, si se pierde…es normal,
7 Olivares, E. La metáfora en el arte. Pag. 14. Ed. Emecé. Buenos Aires. 2007
está viejo. Esa previsibilidad décadas anteriores estaba asociada a la arteriosclerosis, en la
actualidad a la enfermedad de Alzheimer y otras demencias. Aclaremos que hay casos de
cuadros demenciales de aparición temprana y aclaremos por sobretodo que no toda vejez se
presenta con una enfermedad asociada.
La ciencia médica cada vez más y con mayor preocupación está investigando los déficits en
memoria. Cada vez más desestima que la vejez está indefectiblemente relacionada a la
enfermedad.
Los estigmas metafóricos a los que se refiere Sontag salvan de lo intolerable, la enfermedad
no se tolera y se la transforma. Insistimos, no se tolera la enfermedad y la muerte. La
muerte es una idea intolerable, se intenta simbolizar esta idea de diversas formas en el
transcurso de la vida, dado que lo real de la muerte es irrepresentable. Pero en esta época,
cuyas características ya hemos abordado, las ideas de la muerte y la enfermedad se han
hecho más intolerables, por eso la metáfora.
El temor a la muerte y a la enfermedad se transforman en metáfora salvadora, así surge la
preferencia de no nombrar lo intolerable: la enfermedad.
Hay otros estigmas. Cuando una persona añosa muere, se lo concibe dentro de la
normalidad, e inclusive el dolor de sus allegados pareciera que debiera no ser intenso, ya
que el difunto ya era viejo, debía morir, “ya vivió su vida”. El horror es ante la inexplicable
muerte joven, espanta la muerte joven o espanta que lo joven muera, que la juventud se
relacione a lo perecedero y sea capaz de morir.
En menor medida que años anteriores pero aún ocurre, los profesionales que trabajan y
trabajamos con personas mayores, ancianidad y personas con deterioros cognitivos, hemos
experimentado acciones o discursos desvalorizantes en relación a nuestro quehacer. El
edadismo también se refleja en círculos profesionales. ¿Podemos pensar por qué? Las
respuestas las encontramos en el por qué se excluye a estos sujetos de lo social y las
actitudes defensivas de sus otros.
El Dr. Leopoldo Salvarezza relata algunas posibles razones por las cuales algunos
profesionales se resisten a tratar personas viejas. “- los viejos estimulan a los terapeutas
temores sobre su propia vejez
- reactualizan en los terapeutas conflictos reprimidos en relación con sus propias
figuras parentales
- los terapeutas piensan que no tienen nada que ofrecer a los viejos porque creen que
éstos no van a cambiar su conducta o porque sus problemas están relacionados con
enfermedades cerebrales orgánicas intratables
- los terapeutas creen que no vale la pena hacer el esfuerzo de prestar atención a los
psicodinamismos de los viejos porque están muy cerca de la muerte; algo similar a lo que
ocurre en el sistema médico militar de urgencia, en el cual el más grave recibe menos
atención porque es menos probable su recuperación
- el paciente puede morir durante el tratamiento, lo cual afecta el sentimiento de
importancia (¿omnipotencia?) del terapeuta
- los terapeutas se sienten disminuidos en su esfuerzo por sus propios colegas.
Habitualmente se escucha decir que los gerontólogos o geriatras tienen una preocupación
morbosa por la muerte; su interés por los viejos es o enfermizo o, por lo menos,
sospechoso” 8
8 Salvarezza, L. Psicogeriatría. Teoría y clínica. Pp: 26-27 Ed. Paidos. Buenos Aires.
Más allá de estas apreciaciones del reconocido Dr. Salvarezza, en los últimos años dados el
aumento de la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer y la alarmante proyección de la
misma, ha sido forzoso el interés, la investigación médica y la ocupación del Estado.
Reflexionemos a continuación sobre la
concepción que se tenía de la vejez en otras
épocas, algunas se conservan, otras no. A
continuación transcribo algunas frases del De
Senectute de Cicerón, para que ustedes
mismos reflexionen. Se trata de un diálogo
entre Escisión, Lelio y Catón el Mayor. Éste
es interrogado por los primeros acerca de la
ancianidad.
Algunos de los puntos importantes del diálogo
son:
- “Una costumbre excelente es el hecho de que cuando alguien supere a los otros en
edad tiene prioridad de voto
- Hay algunos ancianos irascibles, malhumorados, ansiosos, intratables y avaros, pero
esos son defectos de su carácter, no de la vejez. Estos defectos tienen alguna excusa: creen
que son menospreciados, postergados, ridiculizados. Por otra parte, tratándose de cuerpos
debilitados, cualquier desaire es doloroso.
- Mientras nosotros estamos encarcelados en estas articulaciones del cuerpo
cumplimos con una dura tarea y con exigencias del destino, pues el alma, de celestial
origen ha sido expulsada de una sede elevadísima y hundida en tierra, un lugar contrario a
su eternidad y naturaleza divina.
- Cualquier edad es gravosa para los que no tienen en sí mismos ningún recurso para
vivir bien y dichosamente; en cambio para los que por sí mismos exigen de sí todos los
bienes, no puede parecer malo nada que imponga la ley de la naturaleza. Dentro de este
orden está la vejez, a la que todos desean alcanzar; pero una vez alcanzada todos le hacen
reproches.
- Si fue necesario que existiese –en la vida- un momento final, caduco, como
tratándose de las bayas de los árboles. Esto debe ser soportado por el sabio.
- Las armas más apropiadas de la vejez son el cultivo y el ejercicio de las virtudes, la
que, si han sido cultivadas durante toda la edad obtienen magníficos frutos, viviendo uno
largo tiempo; no sólo porque no nos abandonan nunca, ni siquiera al final de la vida, sino
también porque la conciencia de una vida bien vivida y la recordación de muchas buenas
acciones son felicísimas.
- Es dulce y plácida la vejez de una vida vivida juiciosamente, con tranquilidad y
pureza
- Cuando a Giorgias se le preguntó por qué quería permanecer en la vida tanto tiempo
dijo que nada tenía que reprochar a la vejez
- Los insensatos hacen recaer su propio vicio y su propia culpa sobre la vejez
- Encuentro cuatro causas por las cuales la vejez parece desafortunada:
o Porque nos apartaría de los asuntos que deben atenderse. Pero hay ocupaciones
seniles que deben atenderse por el espíritu
o Porque volvería más débil el cuerpo
o Porque nos privaría de casi todos los placeres
o Porque no distaría demasiado de la muerte”
La crisis de la vejez
El Dr. Rodolfo Fahrer en su Manual de Psiquiatría sostiene que una crisis “es una forma de
stress severo e interpretado por el individuo como traumático”. Una crisis es un disturbio
interno que resulta estresante para el sujeto o una amenaza sobre sí mismo. Las causas de
las crisis pueden ser:
- un acontecimiento que implica una pérdida o privación fundamental, la que es
percibida como amenazante para la autoestima e integridad personal
- una amenaza real o imaginaria para el bienestar físico o psicológico de la persona
Los mecanismos de defensa habituales para el individuo se hacen ineficaces durante la
crisis y el sujeto experimenta un desequilibrio y aumento de la ansiedad.
Según Fahrer existe un estado de crisis y el sujeto presenta las siguientes características:
- el sujeto desarrolla la sintomatología relacionada al stress: “Hay rupturas
significativas en las respuestas afectivas, cognitivas, comportamentales, sociales y/o
fisiológicas. Estas rupturas, producen una sensación de gran incomodidad.
- Se perciben estados subjetivos de inadecuación, desesperanza e impotencia
- Las actitudes prevalentemente desplegadas son agitación y retraimiento
La agitación se revela como resultado de la actividad improductiva utilizada en el intento
de descargar la tensión extrema.
El retraimiento, como un refugio para el sentimiento de dolor, es manifestado como
aislamiento social. Por ejemplo: la persona puede recurrir a dormir por períodos
prolongados, etc.” 9
Las crisis según sostiene Fahrer pueden ser madurativas, situacionales o accidentales.
Las crisis madurativas son las llamadas evolutivas o vitales, corresponden al desarrollo del
sujeto y son transitorias. Cambios importantes durante la vida producen estos períodos de
crisis, por ejemplo: el ingreso a la escuela para un niño, los cambios de la adolescencia, el
casamiento, el momento de la jubilación. Estas crisis para la psiquiatría conforman factores
de stress.
El comienzo de esta crisis es gradual, conforman un período de cambio o transición a una
nueva etapa de la vida. El ser humano evoluciona atravesando diversas crisis. La resolución
también es gradual y al finalizar ésta el sujeto experimenta nuevos roles y conductas
mientras intenta adaptarse eficazmente para alcanzar un nuevo control y madurez.
“Durante esta clase de crisis, el individuo experimenta un período de desequilibrio interno y
comportamiento desorganizado concomitante, con rupturas cognitivas y afectivas que
pueden tener un efecto adverso sobre los roles y las relaciones interpersonales” 10
Se pueden observar durante el período de crisis madurativas oscilaciones en el humor y
manifestaciones distintas al comportamiento habitual.
Si el sujeto no logra adaptarse a esta crisis esto daría lugar a una detención en el desarrollo
con la consecuente formación sintomática.
Las crisis situacionales son causadas por un hecho específico, interno o externo al sujeto,
que perturba su equilibrio psicológico. Ejemplos: pérdida del trabajo, divorcio, muerte de
un ser querido, enfermedad, migración, etc.
El sujeto se enfrenta con una experiencia que irrumpe repentinamente.
9 Fahrer, R. Manual de Psiquiatría, pag 16 Ed.La Prensa Médica Argentina, 2000
10 Fahrer, R. Manual de Psiquiatría, pag 17 Ed.La Prensa Médica Argentina, 2000
Las crisis accidentales son ocasionales, infrecuentes e inesperadas, pueden ser causadas
por múltiples pérdidas o cambios profundos del medio ambiente como: incendios,
accidentes nucleares, catástrofes climáticas. Ocasionan un estrés severo y no ocurren en la
vida de todas las personas.
Las crisis accidentales y las situacionales son azarosas, impredecibles, son una irrupción
traumática en la vida del sujeto, lo desorganiza ocasionando que los mecanismos de defensa
que habitualmente utilizaba resulten ineficaces.
Repetimos que el sujeto evoluciona atravesando diferentes crisis, ubicamos a la
vejez dentro de las crisis madurativas y tal cual lo expresamos la enfermedad conforma
una crisis situacional.
Últimas consideraciones de organizaciones internacionales sobre el impacto social de
la enfermedad
Todos los Organismos Internacionales consideran a la enfermedad de Alzheimer como una
epidemia internacional. Se estima que 500.000 personas padecen Demencia en Argentina.
La proyección de aumento de casos es alarmante. El número es estimado ya que ante la
ausencia de un Plan Nacional, en Argentina no hay estadísticas certeras.
Reviste una situación urgente y necesaria que los gobiernos coloquen como primordial en
su agenda de salud pública la enfermedad de Alzheimer. Así lo dice la OMS en su
comunicación de octubre de 2016: "La demencia es un síndrome que implica el deterioro
de la memoria, el intelecto, el comportamiento y la capacidad para realizar actividades de la
vida diaria, no constituye una consecuencia normal del envejecimiento. En el mundo entero
hay unos 47,5 millones de personas que padecen demencia, y cada año se registran 7,7
millones de nuevos casos. Es una de las principales causas de discapacidad y dependencia
entre las personas mayores en el mundo entero. Tiene un impacto físico, psicológico, social
y económico en los cuidadores, las familias y la sociedad. Se prevé que el número total de
personas con demencia pase de 75,6 millones en 2030 a 135,5 millones en 2050".
En la Argentina A.L.M.A. (Asociación Lucha contra el Mal de Alzheimer y Alteraciones
Semejantes de la República Argentina) es referente zonal e internacional. Así lo expresa
Elsa Ghio (Presidenta de la Comisión Directiva)…”caminando en un espacio de
cooperación donde el punto de coincidencia es lograr la mayor calidad de vida posible para
los familiares, cuidadores y las personas con demencia, en encuentros que construyen.
En función de generar el deseado contexto en el que todos los afectados puedan vivir
dignamente su existencia, y al igual que otras Organizaciones de la Sociedad Civil, además
de prestar servicios directos a la comunidad, nuestra asociación cumple también la misión
de aportar a la construcción de lo público, participando en redes y espacios de
concentración intersectoriales e interinstitucionales, con ideas y soluciones para enfrentar la
problemática de las demencias.
Así transitamos desde encuentros donde se requiere una muy atenta escucha personal para
orientar; al apretar con compresión manos de alguien que sufre y busca apoyo, hasta la
participación en congresos conferencias, charlas y compromisos institucionales
desarrollados en distintos planos de acción…” 11
Compartimos las palabras de Sandra Huenchuan, editora del informe de la CEPAL
(Comisión Económica para América Latina y el Caribe) de las Naciones Unidas,
11
Revista Anual ALMA. Año 2016 – N 7. Elsa Ghio.
Envejecimiento, personas mayores y Agenda 2030 para el desarrollo sostenible. Perspectiva
regional y de derechos humanos: “A nivel mundial, entre 2015 y 2030 la población de 60
años y más se elevará de 900 millones a más de 1.400 millones de personas. Ello supone un
incremento del 64% en tan solo 15 años, siendo el grupo de edad que más crece. En
términos relativos, el porcentaje de población de 60 años y más pasará del 12,3% en 2015
al 16,4% en 2030. Aunque la situación de las regiones es marcadamente distinta, y Europa
es y seguirá siendo el continente más envejecido del mundo, en nuestra región el proceso de
envejecimiento se produce de manera más rápida, pasando de 70 millones de personas
mayores a 119 millones en el mismo período, lo que supone un aumento del 59%. América
Latina y el Caribe se encuentra además en la antesala de un cambio sin precedentes en su
historia: en 2037 la proporción de personas mayores sobrepasará a la proporción de
menores de 15 años. En valores absolutos, la población de 60 años y más, compuesta en la
actualidad por unos 76 millones de personas, tendrá un período de amplio incremento que
la llevará a alcanzar las cifras de 147 millones de personas en 2037 y 264 millones en 2075.
Si bien la región en su conjunto está entrando en una etapa de envejecimiento acelerado, en
la mitad de los países —algunos de los cuales corresponden a los más pobres— el proceso
es incipiente y moderado, y los mayores cambios ocurrirán de aquí a 2030.
El envejecimiento en nuestra región ocurre en paralelo a la estabilización numérica de la
población, que dejará de crecer alrededor del año 2060. Si bien las proyecciones aún
indican un aumento de la población de unos 730 millones de personas en 2050, se prevé
que hacia el final del siglo XXI se haya reducido a cerca de 690 millones de personas. A
raíz de esta tendencia en la evolución de la población regional, al terminar el siglo esta
representará en el mundo casi la misma proporción que representaba en la década de 1950
(6,8%), mientras que en 2030 el 8,4% de la población adulta mayor mundial vivirá en
nuestra región. Más allá de las cifras, lo más inquietante para la región es el escenario en el
que ocurre el envejecimiento poblacional, caracterizado por la desigualdad, la pobreza, el
agotamiento de un modelo de crecimiento económico insostenible, y el avance del
desempleo y del empleo de baja productividad. Frente a ello, la planificación basada en los
escenarios demográficos es más importante que nunca puesto que, aunque existan
variaciones, ofrece un marco que permite la adopción de decisiones trascendentales para el
desarrollo de los pueblos. Desde hace más de 20 años, la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL) ha insistido en que, además de tener en cuenta el
crecimiento de la población de edad avanzada —los llamados baby boomers en los países
anglosajones—, hay que preocuparse de la cohorte que será la encargada de sostener los
principales cambios demográficos a partir de la segunda mitad del presente siglo. Ello,
aunado a otros factores, particularmente aquellos relacionados con las decisiones
económicas y sociales de los Gobiernos, muestran que el cambio de estructura por edades
de la población es uno de los elementos fundamentales para definir y ahondar en las
reformas necesarias para alcanzar el bienestar de los países y sus ciudadanos. En la agenda
internacional, y pese a su importancia, los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)
hicieron caso omiso del envejecimiento y las personas mayores, concentrándose en otros
asuntos relacionados con la transición demográfica y epidemiológica. Su omisión limitó su
inclusión en las metas e indicadores para medir el éxito de los ODM y, como corolario, el
tema fue excluido de las prioridades de apoyo técnico y financiero de varios fondos y
programas de las Naciones Unidas. Esto influyó en que, durante los primeros 15 años de
este siglo, los asuntos de las personas mayores transitaran un camino distinto, a veces
paralelo, con logros importantes referidos a la visibilidad de sus derechos humanos.
Ejemplo de lo anterior fue la aprobación de la Convención Interamericana sobre la
Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores en 2015 y su ratificación,
hasta ahora por seis países: Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional de), Chile, Costa Rica,
El Salvador y Uruguay.
Asimismo, en el ámbito de las Naciones Unidas, la labor del Grupo de Trabajo de
Composición Abierta sobre el Envejecimiento ha permitido dar mayor visibilidad a las
personas mayores en la agenda de desarrollo social y los derechos humanos en el mundo.
Por su parte, en el Consejo de Derechos Humanos, la creación y vigencia del mandato de la
Experta Independiente sobre el disfrute de todos los derechos humanos por las personas de
edad está facilitando el examen de situaciones en países específicos y un análisis más a
fondo de los asuntos de las personas mayores. En 2015, con la adopción de la Agenda 2030
para el Desarrollo Sostenible, las personas mayores, la edad, o ambas, se incluyeron
explícitamente en algunos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), lo que sirvió
de puerta de entrada para incorporarlas en la implementación de la Agenda y en el
seguimiento de los ODS. Esta incorporación no fue al azar: fueron las mismas
organizaciones de la sociedad civil, que están trabajando en favor de los derechos humanos
de las personas mayores, las que generaron un debate y propuestas para incluirlas en la
Agenda 2030. Su acción permitió que la consigna de que “nadie se quede atrás”
comprendiese a las personas mayores. Los cambios demográficos tendrán implicaciones
para alcanzar los ODS. En comparación con el resto del mundo, las tendencias
demográficas descritas en este libro también pueden favorecer a la región. La caída de la
fecundidad y la disminución de la relación de dependencia de niños constituyen una
oportunidad inédita para que varios países de la región aprovechen el primer bono
demográfico. Y, en el caso de los países más envejecidos, el segundo bono demográfico en
ciernes crea una nueva coyuntura donde el envejecimiento de la población se puede
transformar en un factor impulsor del desarrollo. En efecto, teniendo en cuenta que la
esperanza de vida aumenta para una cantidad considerable de personas en edad avanzada,
ello puede redundar en un mayor ahorro durante el ciclo vital —en particular en las edades
en que se produce más que lo que se consume—, para financiar el consumo en la vejez, lo
que a su vez se traduciría en una capacidad superior de inversión productiva y social. Con
la disminución del tamaño de la fuerza laboral, los países tendrían que apoyarse más en la
productividad y en fomentar una mayor participación de grupos específicos de población en
el mercado del trabajo, como las mujeres y los jóvenes. Asimismo, habría una menor
presión para financiar la educación, lo que representa una oportunidad única para mejorar
tanto la enseñanza en todos sus niveles como la formación en el puesto de trabajo. La
reducción del tamaño de la población más joven (15 a 24 años) facilita el financiamiento de
políticas destinadas a mejorar sus calificaciones, lo que favorece la transición de la escuela
al trabajo, y el aumento de su productividad en el futuro.
La realización del segundo bono demográfico no es automática —al igual que lo que ocurre
con el primer bono–, porque depende, entre otras cosas, de la inversión en capital humano,
el empleo productivo, la educación, la innovación y los entornos inclusivos. No obstante, la
diferencia principal con la utilización del primer bono demográfico es que las condiciones
para que se realice el segundo son plenamente compatibles con la implementación exitosa
de la Agenda 2030.
…Nuestra región necesita dedicar más tiempo a pensar y analizar los temas relacionados
con el envejecimiento y las personas mayores. En las páginas siguientes se abordan temas
que fueron escogidos sobre la base de la experiencia de trabajo de la CEPAL en los países
de la región. Por supuesto, no todos los temas que hoy se debaten en la agenda regional han
sido objeto de análisis, pero los más importantes están presentes. Uno de ellos es la
desigualdad ante la muerte, la que debe ser visibilizada y constituirse como un asunto
público. Aunque todavía persisten en el mundo posiciones encontradas acerca de la mejor
manera de asegurar la muerte digna desde la perspectiva de derechos humanos, es preciso
valorar los crecientes esfuerzos desplegados en nuestra región por conceptualizarla como
parte de la autonomía y dignidad de las personas mayores. Para algunas de ellas los
cuidados paliativos ayudan a dejar esta vida sin dolor por medio del acceso a los
tratamientos modernos que permiten humanizar la muerte. Para otras, los cuidados
paliativos ofrecen la oportunidad de recuperar la autonomía, es decir, devuelven la
posibilidad de decidir sobre los tratamientos, su aplicación o no y el derecho a que se
respete la voluntad de la persona. Lamentablemente, ambas dimensiones de los cuidados
paliativos continúan siendo un privilegio y no están asegurados para todos aquellos que no
tienen tiempo para esperar. En definitiva, los contenidos del libro nos invitan a reflexionar
sobre nosotros mismos, sobre la vida que queremos y la sociedad que anhelamos (más
solidaria, más interdependiente, donde nadie sobra) y sobre lo que podríamos hacer para
dar cabida en ella, con toda justicia y en pie de igualdad, a las personas mayores con total
respeto a su autonomía y dignidad.”
Alicia Bárcena Secretaria Ejecutiva Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL)
Fragmento del prólogo del libro “Envejecimiento, personas mayores y Agenda 2030 para el
Desarrollo Sostenible Perspectiva regional y de derechos humanos”. 12
A su vez ADI (Alzheimer’ s Desease International) en su informe anual del 2019 realiza
una profunda reflexión. En su prólogo, Paola Barbarino, CEO de ADI reflexiona:
“• Casi el 80% del público en general está preocupado por desarrollar demencia en algún
momento y 1 de cada 4 personas piensa que no hay nada que se puede hacer para prevenir
la demencia. Claramente, los mensajes sobre la importancia de reducción de riesgo,
destacados recientemente por un informe de la OMS no están llegando a la gente.8 La gente
no sabe qué hacer. Necesitamos hacer más para difundir este mensaje en todos los niveles.
• El 35% de los cuidadores en todo el mundo dijeron que habían ocultado el diagnóstico de
demencia de un miembro de la familia de al menos 1 persona. Nuestro próximo objetivo
será llegar al 0%.
• El 75% de los cuidadores de todo el mundo dicen: “A menudo estoy estresado entre
cuidar y cumplir otras responsabilidades”, incluso cuando expresan sentimientos positivos
sobre su papel, y más de 50% de los cuidadores dijeron que su salud sufrió como resultado
de sus responsabilidades de cuidado. ¿Estamos haciendo lo suficiente por los cuidadores?
Obviamente no. La ayuda y el apoyo a los cuidadores deben ser un eje fundamental de
cualquier plan nacional de demencia y continuaremos abogando para que lo sea y
capacitando a nuestros miembros para que lo hagan a nivel nacional. En el informe está
claro que incluso en países de ingresos altos, la mayoría de las categorías de encuestados
consideraron que no había suficientes servicios disponibles.
• Los profesionales de la salud en los países de bajos ingresos fueron más positivos acerca
de su disposición a trabajar junto con un colega con demencia. Sin embargo, el público en
general (la mayoría de lo cual no trabajará en un entorno de salud) estaba menos dispuesto
12
SANDRA HUENCHUAN Editora. Naciones Unidas. CEPAL. 2018. ?? http://bit.ly/2LK4rMR
a trabajar con un colega con demencia. Necesitamos cambiar eso, y trabajaremos en los
próximos años tanto en el tema de los derechos de los cuidadores en el lugar de trabajo
como en el tema de los derechos de discapacidad para las personas que viven con
demencia.
• Casi el 62% de los proveedores de atención médica en todo el mundo piensan que la
demencia es parte del envejecimiento normal. Nuestro mensaje de que la demencia NO es
parte del envejecimiento normal, sino una enfermedad, es fuerte y claro, pero claramente no
está llegando. Debemos trabajar mucho más en esto con todos nuestros miembros.
• Veo una tendencia preocupante desarrollándose con el 36% de todos los encuestados que
dicen que buscarían ayuda en Internet. Hay mucha información poco confiable en la web, y
es un área de crecimiento exponencial, por lo que debemos ser proactivos y crear
repositorios confiables de información real. Damos el ejemplo con nuestro sitio web donde
todos los recursos están disponibles gratuitamente, así como lo hacen nuestros miembros.
• Y, por último, pero no menos importante, alrededor del 40% del público en general piensa
que los médicos y las enfermeras ignoran a las personas con demencia: es hora de que los
profesionales de salud primaria observen de cerca sus prácticas y de que los gobiernos
aumentan la capacitación sobre la demencia.
En el entusiasmo de incluir los puntos de vista y las voces de las personas con demencia,
nunca debemos olvidar a los cuidadores familiares. Este extracto del ensayo mexicano es
un recordatorio aleccionador de eso: “Después de unos diez días, tomé la decisión de llevar
a mi esposo con demencia a la carretera federal y me iba a tirar debajo de las ruedas de un
trailer, el más grande que viera pasar, junto con mi marido, porque no iba a poder soportar
todo lo que me esperaba. Me levanté ese día muy temprano con mi decisión tomada a
limpiar la casa para que ese día nos velaran y dejar todo listo”. Es un alivio que la persona
en esta cruda historia haya vivido para contarlo, pero estas historias están sucediendo en
todo el mundo y debemos hacer algo para detener esto. Es terrible que un ser humano
contemple el suicidio porque no puede hacer frente al cuidar a otro ser humano por ellos
mismos. El relevo y la atención deben estar disponibles a nivel mundial, es una cuestión de
justicia social.
Como han entendido de lo anterior, junto con los resultados de la encuesta, leerán ensayos
de expertos y estudios de casos que resaltan el alcance y la escala del desafío global y la
respuesta a menudo enérgica y estimulante de personas, como nosotros, que intentan afectar
el cambio. Entre muchos temas que analizamos:
• el doble estigma asociado tanto a la edad como a la demencia • los desafíos
experimentados por algunos pueblos indígenas en el mundo
• estigma en las comunidades marginadas o menos escuchadas, incluidos los centros
penitenciarios, las personas con problemas de aprendizaje y la comunidad LGBTQ
• el papel de los medios para ayudar a crear conciencia o exacerbar el estigma
• la historia e influencia de grupos de trabajo de personas que viven con demencia y
cuidadores
• una pregunta filosófica sobre la introducción y evolución de las comunidades amigables
con la demencia Me gustaría agradecer a los fundadores de ADI y a los cientos de miles de
ustedes que trabajan tan duro día a día en todos los aspectos de la enfermedad. Están
haciendo mucho, pero necesitamos hacer más. Esto es solo el comienzo. Por último, la
realidad no es lo que los gobiernos nos dicen que es, no es lo que expertos como nosotros
nos dicen que es; la realidad es lo que siente la gente sobre el terreno. La realidad es lo que
las personas sienten cada mañana cuando se despiertan y cada noche cuando se van a
dormir. Nunca debemos olvidar eso, y es por eso que este Informe Mundial sobre el
Alzheimer es para todos ustedes”13
.
Hasta la próxima Colegas.
Valeria Casal Passion.
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ADI. Informe Mundial sobre Alzheimer 2019. Actitudes hacia la demencia.