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PUBLIO OVIDIO NASÓN (Sulmona, 43 a. C. - Tomis, 18 d. C.)
== ÍNDICE DEL DOCUMENTO ==
SU VIDA ..................................................................................................................... 1
LAS METAMORFOSIS: “TODO CAMBIA, NADA MUERE”......................................................... 4
LOS MITOS MÁS CONOCIDOS .......................................................................................... 7
PREGUNTAS PARA LOS ALUMNOS ..................................................................................... 7
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA ........................................................................................... 9
MÁS INFORMACIÓN ..................................................................................................... 9
Su vida
Ovidio tuvo una infancia rural y rica, vivió después en Roma donde
alcanzó notable éxito como poeta y sufrió finalmente destierro por
haber caído en desgracia ante el emperador Octavio Augusto, quien
lo desterró a la parte más inhóspita del Imperio Romano.
Conoció, pues, las mudanzas de la fortuna, dado que, en su
madurez, cuando contaba cincuenta años, era el vate más apreciado
de Roma. Sin embargo, todo cambió de repente y, tras haber conocido
el paraíso, tuvo que mudarse al infierno, no sin derramar muchas
lágrimas por los placeres perdidos. Ovidio intentó congratularse con
el Emperador, para que levantara su destierro y lo dejara volver a
Roma, pero nunca consiguió su perdón. Así que murió a orillas del
Mar Negro, muy lejos de su amada Roma.
Ovidio había nacido en Sulmona, una población rural a 120 km de Roma. Pertenecía a una
familia rica de la aristocracia rural, su padre era un terrateniente. Se crio en el campo, entre bosques
y arroyos de agua clara, entre gallinas, caballos y trinos de los pájaros. Su padre no quería que se
dedicara a escribir versos, quería hacer de él un abogado famoso o un senador. “Recuerda que Homero
murió pobre”, le decía. Pero Ovidio sintió muy pronto la llamada de las Musas, y ya no la abandonó.
Muy joven, fue a estudiar a Roma, donde recibió una educación esmerada. Para él, fue toda
una experiencia. Pasó de la tranquilidad de la aldea al bullicio de una ciudad que, por entonces, tenía
casi un millón de habitantes. Roma era la megápolis del mundo civilizado. Mendigos, prostitutas,
cortesanas, senadores, caballeros, poetas, soldados y generales, aristócratas y esclavos… Gentes de
todo tipo y condición poblaban sus calles. Allí se sucedían los incendios, las polémicas poéticas, los
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festivales religiosos, los crímenes pasionales, las luchas de gladiadores,
las carreras de cuádrigas… Todo lo humano tenía en las calles romanas
su representación.
El Imperio vivía además buenos momentos, gracias a la “Pax
Augusta”, impuesta por el emperador Octavio Augusto, hijo adoptivo
del gran Julio César. Un dictador de mano suave, pero firme. A la vez,
un padre, un tirano, un dios viviente para los romanos. Augusto acabó
con el viejo sistema republicano, más o menos democrático, e impuso la
dictadura imperial.
En Roma aprendió Ovidio retórica y oratoria, pero no la usó para
los fines forenses de la abogacía, sino con intencionalidad poética, y se
convirtió en un mago del lenguaje. En Roma trató a Horacio, al que
admiraba muchísimo, aunque no pudo tener amistad con Tibulo, al que
también apreciaba. Comenzó a escribir obras menores, como Amores, su
libro iniciático, donde ya se observa a un poeta con un dominio absoluto
del instrumento lingüístico. Él mismo dijo que corregía sin cesar sus versos para aproximarse a su
ideal de perfección. El argumento de esta obra primeriza es simple: el poeta cuenta sus amores con
una tal Corina y nos explica su debilidad por las mujeres, los besos, las caricias, el goce de querer y
ser querido.
En su siguiente obra, Ars amandi, Arte de amar, Ovidio da un paso más y va aún más lejos,
pues cuenta sus vivencias íntimas y además invita a los lectores a disfrutar de los placeres de Eros,
sin dejarse amilanar por la voz de la conciencia o la prevención moral. Ovidio asegura que el amor
es un arte que se puede enseñar y, por tanto, aprender. Y se proclama a sí mismo maestro en la
materia, desplegando orgulloso toda su maestría. Explica cuáles son los mejores lugares para conocer
a una mujer apasionada, cómo enamorarla, qué táctica seguir para conseguir un beso, qué regalos
hacerle para que se entregue… Su libro es desenfadado y jovial, provocativo, pícaro, escrito en un
lenguaje festivo, lleno de juegos de palabras.
Otro de los libros primeros de Ovidio, las Heroidas, refleja la dimensión traumática del amor,
pues se trata de 18 cartas ficticias en las que algunas heroínas de la mitología se dirigen a sus amados,
a los que no han conseguido retener. Las epístolas ahondan en las doloridas almas femeninas que dan
amor y no reciben nada a cambio.
Con sus libros juveniles, Ovidio se ganó fama de poeta virtuoso, pero trivial, ligero, poco
ambicioso; cultivador de géneros menores y buscador solo del entretenimiento del público. Pero él
quería naturalmente mucho más. Quería hacer algo realmente grande, ganar la inmortalidad. Por eso
se puso a componer un poema didáctico, los Fastos, en donde describió las fiestas tradicionales de
Roma, exhibiendo su enorme erudición. Pero sobre todo deberá su prestigio universal a las
Metamorfosis, un poema épico escrito en hexámetros que le llevó cinco años de trabajo.
Cuando estaba a punto de terminar su obra maestra, Augusto lo obligó a abandonar Roma y
a trasladarse a la remota ciudad de Tomis, en el Mar Negro, hoy llamada Costanza, ciudad de
Rumanía. Corría el año 8 d.C. Ovidio estaba viviendo un momento dulce por aquel entonces: era
admirado, rico, tenía mujer, hija y nietos… No sabemos exactamente qué pasó para que el
Emperador se enfadara tanto con él. Pero para el poeta fue un auténtico mazazo. Tomis acababa de
incorporarse al Imperio, sus habitantes eran bárbaros y ni siquiera hablaban latín. El propio Ovidio
dijo sobre su desgracia que todo se debió a “un poema y un error”.
“Young girl defending herself against Eros”, by William
Adolphe Bouguereau
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El poema fue sin duda Ars amandi, libro que Augusto mandó retirar de todas las bibliotecas
públicas romanas, pues el Emperador estaba inmerso en una cruzada moral contra las malas
costumbres romanas y el libro ovidiano atentaba contra la ética con su desparpajo amatorio. Augusto
creía que los romanos vivían en la disipación moral y que eran permisivos con el adulterio. Él quería
una Roma de personas decentes y castas, aprobó leyes contra la infidelidad, fundó tribunales penales
contra los delitos sexuales y hasta desterró a su propia hija cuando se enteró de que ella le era infiel
a su marido. Así que la obra erótica de Ovidio no podía más que irritarle, ya que el Arte de amar
reivindicaba el placer, promovía la mentira como estrategia de seducción, ofrecía consejos para
fomentar el adulterio, etc. A las damas casadas, por ejemplo, les explicaba cómo cartearse con sus
amantes sin que el marido se enterara del engaño. A los hombres les recomendaba lágrimas de
cocodrilo para conquistar a sus enamoradas. Era, en fin, un libro descaradamente inmoral y, además,
muy peligroso, pues gustaba mucho. Posiblemente Augusto quería ejemplarizar castigando al
afamado poeta.
Pero posiblemente hubiera otras razones
para el destierro, pues el libro llevaba ya diez
años circulando cuando Ovidio dejó Roma.
¿Cuál fue el “error” al que alude Ovidio en su
cita anteriormente transcrita? ¿Fue acaso que
sorprendió desnuda a la mujer del Emperador,
como se ha llegado a decir? ¿O que ayudó a la
nieta de Augusto en unos amores ilícitos? ¿O
que pudo observar la cólera imperial, algo que
el César odiaba? ¿O que participó en unos
rituales consagrados a Isis en donde se predijo
la caída del Emperador, algo que obviamente
enfadó a Augusto? No sabemos exactamente qué ocurrió, pero sí nos han quedado dos libros escritos
en su destierro, en donde el poeta narra sus muchas penalidades: Tristes y Cartas desde el Ponto.
El primero, Tristes, escrito en el pesado viaje de Roma a Tomis, va dirigido a Augusto, al
que el poeta quiere ablandar para que le perdone y le permita regresar a la Ciudad Eterna. En él,
Ovidio describe el territorio donde tiene que vivir como un lugar muy oscuro, donde se come mal,
hay muchos peligros y hace mucho frío. Pinta a los habitantes locales, los getas, como seres bárbaros,
amigos de saquear y matar a sus vecinos. Ovidio reconoce que se había equivocado, pero da a
entender a Augusto que hay un derecho sagrado de los poetas a abordar los temas que quieran con
libertad. Cree que el futuro lo absolverá, y así ha sido en efecto.
Pero las súplicas de Ovidio no ablandaron al Emperador y el poeta permaneció en Tomis
unos diez años, hasta el momento de su muerte, en el año 18 d.C. Con los años, aprendió la lengua
de sus vecinos y escribió incluso algunos versos en ella.
En su otra obra del exilio, Cartas desde el Ponto, se ve que nunca dejó de añorar Roma. Se
sentía viejo, confesaba que su ánimo flojeaba, tenía pesadillas, había perdido el apetito, estaba triste,
le faltaba inspiración y su antiguo carácter jovial había desaparecido.
Hacia el año 14, recuperó por unos días la esperanza de volver a Roma, tras la muerte de
Augusto. Envió a Roma un poema de alabanza al sucesor y nuevo emperador, Tiberio. Pero tampoco
el joven César se apiadó de él. Y finalmente, murió el autor de las Metamorfosis en la ciudad de
“Ariadne” (1898), by John William Waterhouse
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Tomis. Los getas enterraron al poeta a las orillas de un lago y conservaron largo tiempo el recuerdo
de aquel hombre ilustre venido a su tierra desde Roma por oscuras razones.
Las Metamorfosis: “Todo cambia, nada muere”
Las historias de las Metamorfosis no fueron inventadas por Ovidio, sino que pertenecen al patrimonio
mitológico común.
Los mitos son historias antiguas, anónimas y colectivas, de transmisión oral durante siglos,
hasta que los eruditos y los poetas decidieron ponerlos por escrito. Los mitos reflejan los miedos, las
inquietudes, ambiciones, esperanzas, frustraciones… de los pueblos mediante bellos relatos de
fantasía desbordante, en los que todo parece posible: que un hombre se convierte en isla, que un dios
nazca de la cabeza de otro, que una estatua cobre vida…
Los mitos ofrecen pautas de conducta, enseñan a alcanzar la felicidad, a ser humildes,
prudentes, laboriosos, leales, caritativos, generosos, hospitalarios…
También ofrecen explicaciones o respuestas a las grandes preguntas
sobre el origen de la vida y del universo, sobre por qué se producen
determinados fenómenos de la naturaleza o cómo surgen las flores, las
estaciones del año, las constelaciones, los animales, las costumbres...
(Estos son los llamados mitos etiológicos, los que indagan sobre las
causas de las cosas.)
Pero eso sí, los mitos siempre son explicaciones poéticas, no
científicas, sobre los misterios del vivir. Mediante la imaginación, dan
una respuesta tranquilizadora y reconfortante al pueblo que los
propaga, pues demuestran que siempre hay un porqué para explicar las
cosas.
Las Metamorfosis es un poema de unos doce mil versos
hexámetros, verso épico por excelencia; el que usó Virgilio en la
Eneida, por ejemplo; el verso ideal para cantar las hazañas de los
héroes y los hechos de los dioses. Consta de quince libros o capítulos
y narra unos doscientos cincuenta mitos griegos y latinos, procedentes de muy diversas fuentes
(históricas, geográficas, dramáticas, filosóficas, didascálicas, oratorias…). Ovidio manejó en muchas
ocasiones diversas versiones del mismo mito y finalmente lo explicaba a su manera, personal,
artística, con claridad y talento. Su versión siempre era la mejor. Él dio así un valor literario enorme
a historias y fábulas que todo el mundo conocía. Es lírico e ingenioso, sugerente e intrigante a partes
iguales. Un virtuoso, en suma.
El hilo conductor de todos los relatos son las metamorfosis o cambios de los dioses y los
seres humanos en otras cosas. Propiamente hablando, las metamorfosis son transformaciones que
tienen lugar en la tierra, ya que las que ocurrían en el cielo, las transformaciones de seres humanos
en estrellas y constelaciones del firmamento se denominan catasterismos.
Con todo, con catasterismos (“colocación de algo o alguien en medio de las estrellas”) o
metamorfosis, lo cierto es que Ovidio faltó alguna vez a su propio programa, pues hay relatos que
no incluyen ninguna transformación. Incluso a veces el poeta se inventaba alguna metamorfosis
ajena a la tradición para justificar su historia, como en la fábula de Orfeo, cuando el dios Baco
“Pygmalion and Galatea”, by
Ernest Normand (1859-1923)
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convierte a las cícones furiosas en árboles, algo que no estaba en
las versiones anteriores y que Ovidio sencillamente se sacó de la
manga.
Cuando quien se transforma es un dios, suele cambiar por
voluntad propia. Por ejemplo, Júpiter se transforma en toro, en
niebla o en lluvia dorada para gozar el amor de alguna ninfa. Pero
cuando el transformado es un ser humano, la metamorfosis será
definitiva. Tal el caso de Dafne, convertida en laurel para toda la
eternidad. Además, en el cambio, el humano suele ser privado de
su capacidad racional, de su conciencia y su memoria.
Por otra parte, los dioses y diosas también pueden
transformarse en hombres o mujeres y venir al mundo para
comprobar si los seres humanos son generosos o violentos, buenos
o malvados. Para los dioses, la metamorfosis es temporal. Para
los humanos, suele ser un premio (pocas veces) o un castigo (en
la mayoría de las ocasiones), por haber desafiado el orden cósmico o haber menospreciado a los
dioses. Los humanos quedan así convertidos en bestias, plantas o minerales por toda la eternidad.
Por ejemplo, tal es el caso del rey Licaón, convertido en lobo por su canibalismo; de él deriva el
nombre de licántropo.
Para Ovidio, el mundo está en perpetuo movimiento: “Todo cambia, nada muere”, dice en
las Metamorfosis, siguiendo la vieja idea del movimiento perpetuo del griego Heráclito, uno de los
padres de la filosofía occidental que recordaba que no podemos bañarnos dos veces en la misma agua.
Y es que la idea de cambio está en la propia naturaleza: el árbol se convierte en leño, este en ceniza;
la semilla germina y se convierte en árbol; el hombre se transforma en polvo, etc. Todo forma parte
del eterno ciclo de la vida, la muerte y la reencarnación.
El dinamismo cósmico debe llevarnos a dudar, pues no podemos fiarnos de la apariencia de
las cosas: tras el cuerpo de un animal, puede haber un hombre metamorfoseado; un mineral puede
haber tenido un pasado humano o animal; un perro callejero puede haber sido un príncipe en otro
tiempo; un mendigo puede ser en realidad un dios disfrazado, etc. Por eso tenemos que ser precavidos,
respetuosos, hospitalarios, solidarios con los desfavorecidos.
Como vemos, la visión mítica es distinta de la visión científica y se traduce en una forma de
comportamiento, en un código de regulación de la conducta. Vista desde hoy, puede parecer
fantasiosa, alocada, pero no cabe duda de su utilidad social, perceptible incluso en nuestros días.
Ovidio concibió su obra como una historia universal, como un todo trabado y anudado, un
“poema perpetuo” donde cada mito enlazaba de alguna manera con el anterior y el siguiente. A
veces, el poeta agrupaba los relatos en dípticos, para mostrar una cualidad y su opuesta, por ejemplo
la impiedad y la devoción.; o reunía varias historias que sucedían en la misma ciudad, en épocas
diferentes; o pasaban en las mismas fechas, pero en lugares distintos. En definitiva, Ovidio buscaba
nexos de unión, creando así una idea de estructura en sus relatos.
Además, el poeta abarca en las Metamorfosis todo el arco temporal, pues comienza su relato
por la Creación y lo concluye en su presente inmediato, el asesinato de Julio César y el acceso al
poder de Augusto. Sus protagonistas son los dioses, los héroes y los hombres. Nos presenta la vida
como algo difícil, donde los habitantes viven de continuo experiencias desalentadoras: fracasos,
“Icarus” (1869), by Frederic Leighton
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guerras, muertes, triunfo de los violentos… Las situaciones tensas a las que se enfrentan los
personajes ponen a prueba su lucidez, su integridad y su autocontrol. Los dioses son a menudo
enemigos de los hombres, injustos, capaces de odiar más que de amar, coléricos; tan imperfectos e
impulsivos como los humanos: criminales, lujuriosos, engañadores, interesados… Es decir, son
dioses humanos, profundamente humanos, capaces de lo mejor y lo peor.
Se ha dicho muchas veces que Ovidio no tenía propósitos religiosos ni didácticos al narrar
sus mitos, que sólo quería entretener y admirar a sus lectores, que su obra es un ejemplo de arte por
el arte. Pero su obra tiene cierto contenido moral, pues transmite conocimientos y enseñanzas útiles.
Hay casos aleccionadores que invitan a actuar con prudencia, piedad y generosidad, para no acabar
como Faetón, Baucis o Midas. Invita al hombre a saber ocupar el lugar que le corresponde, a respetar
a los dioses aunque no le sean propicios, a vivir en armonía con el universo, a evitar la hybris o
desmesura (la arrogancia suicida del engreído), a no sentirse mejor que los demás. Quienes obran con
temeridad, como Aracne, Hipómenes, Ícaro o Erisicton son castigados. Quien asume sus
limitaciones y se somete a los dioses puede vivir digna y satisfactoriamente.
El principal objetivo de las deidades olímpicas es preservar el orden del universo, evitar el
caos, garantizar el respeto a las jerarquías existentes, obligar a los hombres a someterse a su poder.
Por ello, las insolencias, los desacatos, los desafíos
y desafueros de los mortales siempre son
castigados. Ovidio quiere enseñar a sus lectores la
pietas, la actitud de sumisión a la voluntad de los
dioses. Lo contrario, la impietas, la falta de respeto
a las divinidades, siempre será castigado. No es
extraño, pues, con este tipo de mensajes que, en la
Edad Media, abundaran las lecturas cristianas de
las obras de Ovidio, dando un sentido alegórico a
sus relatos mitológicos y convirtiendo sus relatos
en fábulas moralizantes de sentido próximo a las
parábolas bíblicas.
Tendremos que esperar al Renacimiento y el Barroco para que el sentido estético de la
historia ovidiana, su paganismo erótico, vuelva a ser restaurado por encima de su componente ético.
Encontraremos así bellos cuadros mitológicos inspirados en su obra, como los de Tiziano; y también
obras literarias renombradas de Shakespeare y Lope de Vega.
Además, cada dios posee un campo de influencia, su especialización, algo similar a lo que
ocurre con los santos en el catolicismo. Por ejemplo, en el mito de Dafne y Apolo es el desprecio del
dios hacia otra divinidad olímpica que él considera menor, Cupido, lo que desata las iras del arquero
del Amor, quien hiere a Apolo con la flecha del amor y a Dafne, con la flecha del desprecio. Apolo
paga caro su error y sufre tremendamente por culpa de su amor insatisfecho. Y es que en el Olimpo
todas las deidades se necesitan y complementan, ninguna puede exterminar a las otras.
Muchos de los mitos están protagonizados por los héroes, cuyo estatuto es similar al de los
semidioses: como los humanos, son mortales; pero como los dioses, sus fuerzas extraordinarias, sus
poderes e inteligencia, les permiten acometer hazañas extraordinarias, imposibles para los seres
terrenales. De todos los héroes, el más famoso es sin duda Hércules.
En cuanto a los sentimientos, Ovidio siempre consideró el amor como su tema preferido, no
solo en sus libros de juventud, sino también en las Metamorfosis. El amor es tanto una pasión carnal
“Echo and Narcissus” (1903), by Waterhouse
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que desata los instintos como un sentimiento sublime que une las almas. El amor es una fuerza
tiránica y avasalladora de la que resulta imposible escapar. Obliga al amante a la servidumbre y lo
lleva a un estado próximo a la locura.
Ovidio era consciente del valor de su obra. Había depositado en ella grandes esperanzas, la
consideraba su obra maestra, pensaba que apuntalaría su fama imperecedera. Uno de sus miedos era
que el libro, que sabía largo, con sus doscientos cincuenta mitos, resultara monótono para el público,
pues usaba un único tipo de verso, el hexámetro, y todas las historias respondían al mismo esquema
metamórfico. Así que puso mucho cuidado en utilizar todos los recursos aprendidos en sus años de
estudiante de retórica: filigranas, imágenes memorables, ingeniosos juegos de palabras…
El resultado es una obra prodigiosamente variada y amena, donde se mezclan el tono épico y
el paródico, lo hímnico con lo pastoril, lo elegiaco y lo humorístico, lo realista y lo maravilloso, las
descripciones de batallas con los monólogos trágicos, la pintura de paisajes con la introspección de
las almas sufrientes. En las Metamorfosis cabe todo, la obra es un pequeño mundo. Ovidio es un
poeta a veces exquisito, otras brusco, serio o juguetón. Él mismo estaba tan convencido de su éxito
que terminó su obra con esta palabra: “viviré”. Y no se equivocaba.
Debió dolerle mucho el destierro que le impuso Augusto justo cuando estaba a punto de
acabar la última corrección de su gran libro. Incluso pensó en quemar las Metamorfosis al salir hacia
Tomis. Pero afortunadamente, sus amigos le convencieron para que no lo hiciera y se encargaron de
divulgarlo mientras él languidecía en el exilio en los confines del Imperio. Así se preservó una de las
obras cumbres de la literatura universal.
Los mitos más conocidos
Los amores de Urano y Gea.
Las cuatro edades.
Prometeo, ladrón del fuego.
Deucalión y Pirra y el Diluvio.
Dafne y Apolo.
Júpiter y la ninfa Ío.
Júpiter y la ninfa Calisto.
Júpiter y la ninfa Leda.
Júpiter y la ninfa Europa.
El dios Pan y la ninfa Siringe.
Faetón y el carro de Febo.
Diana y Acteón.
Narciso y Eco.
Píramo y Tisbe.
El rapto de Proserpina (o Perséfone).
Orfeo y Eurídice.
Galatea, la amada estatua de Pigmalión.
Teseo y Ariadna.
Venus y Adonis.
Eros y Psique.
Baucis y Filemón.
Atalante e Hipómenes.
La diosa Cibeles.
Escila y Minos.
Ícaro y Dédalo.
Aracne, la tejedora.
El rey Licaón, el licántropo.
El rey Midas.
Las riquezas del rey Creso.
Preguntas para los alumnos
1. Resume cuáles pueden haber sido las razones del emperador Octavio Augusto para ordenar el
destierro a Tomis, cerca del Mar Negro, del poeta Ovidio, el más famoso y conocido de Roma.
2. Cita al menos tres obras de Ovidio, aparte de las Metamorfosis, y comenta brevemente de qué
tratan.
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3. Resume el mito de las cuatro edades y copia el fragmento del Quijote, de Cervantes, en que
nuestro hidalgo lo evoca ante Sancho: “Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los
antiguos pusieron nombre de dorados…” (Cap. XI, 1ª parte). Resume también el contenido del
discurso quijotesco.
4. Busca, copia y resume el contenido de otro de los discursos más famosos de Don Quijote: el de
las armas y las letras.
5. Según el mito que acabas de contar, ¿es positiva o negativa la evolución del género humano? ¿A
qué pasaje de la Biblia recuerda la descripción de la edad de oro?
6. Cuenta la historia de Deucalión y Pirra y di qué tiene en común con lo que le sucedió a Noé en
el Génesis bíblico.
7. Cuenta la historia de Apolo y Dafne y explica por qué su amor era imposible.
8. Explica la historia de Tiresias y di qué relación tiene con la literatura LGTB. Busca también la
historia de Hermafrodito y cuéntala brevemente.
9. Explica qué relación tienen con los mitos los siguientes adjetivos: (miedo) pánico, (esfuerzo)
titánico, (actitud) narcisista, (bestia) licántropa, (alimento) afrodisiaco, (enfermedad) venérea,
(objeto) proteico, (esfuerzo) hercúleo, (torneo) olímpico, (encuentro) báquico (o dionisiaco),
(amor) sáfico (o lésbico), (animal) arácnido…
10. ¿Cómo explicaban los clásicos la llegada cíclica de la primavera?
11. Explica brevemente por qué decimos que la historia de amor entre Venus y Adonis es triste.
12. Cuenta cómo Hipómenes ganó el amor de Atalante gracias a tres manzanas de oro. Explica qué
parecido hay entre este historia y la conocida fábula de la liebre y la tortuga. Di por qué después
de ayudar a Hipómenes, Venus quiso castigarlo.
13. Cuenta la hermosa historia de amor de los dos ancianos llamados Baucis y Filemón.
14. ¿En qué sentido la historia de Erisicton y su castigo es una historia de tintes ecológicos?
15. Cuenta la historia del cabello púrpura del rey de Mégara, Niso, y la traición de su hija Escila
por amor a Minos. Comenta en qué sentido este relato recuerda al episodio bíblico de Sansón y
Dalila.
16. Cuenta la historia de Ícaro y Dédalo y explica por qué este relato se relaciona con los orígenes
de la aeronáutica. Di también por qué se suele incluir entre los precursores de la aviación al
genio italiano Leonardo da Vinci.
17. Después de haber leído varias historias de dioses y hombres, ¿dirías que se establece en la
mitología grecolatina la identificación entre lo divino y lo bueno que sí se da en el Islam, el
judaísmo y el cristianismo? ¿Cómo son los dioses griegos y romanos?
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18. Haz una redacción de, al menos, diez líneas sobre este tema: “Los mitos clásicos como
explicación del mundo natural y/o como narraciones de tipo ético”.
19. Elige un cuadro de tema mitológico, el que tú quieras, copia una imagen de él e insértala en tu
trabajo y, a continuación, coméntalo: autor, estilo, valor artístico, técnica de composición, lugar
en donde se conserva, influencia en la posteridad…
20. Escribe una valoración personal (mínimo: seis líneas) de las Metamorfosis de Ovidio, si te ha
gustado leerlo, valor actual de los mitos, necesidad de su conocimiento, opinión que te merece el
autor y sus otras obras, etc.
Bibliografía consultada
Ovidio, Metamorfosis. Adaptación de Agustín Sánchez Aguilar. Ilustrado por Alan Lee.
Barcelona, Vicens Vives, 2010. (Col. “Clásicos Adaptados”). ISBN 9788431694111.
Más información
Ovidio, Metamorfosis. Muestra de Vicens Vives,
http://www.avempace.com/index.php?s=file_download&id=6031.
González Vicente, Celia, “Publio Ovidio Nasón”, Prezi,
http://prezi.com/r2jdhyizibab/?utm_campaign=share&utm_medium=copy&rc=ex0share
JAGF, “Mitología clásica”, http://www.avempace.com/index.php?s=file_download&id=864.
JAGF, “El mundo de los romanos”,
http://www.avempace.com/index.php?s=file_download&id=3621.
JAGF, “Las expresiones explicadas”,
http://www.avempace.com/index.php?s=file_download&id=2268.
JAGF, “Grandes amantes de la literatura universal”,
http://www.avempace.com/file_download/2768/GRANDES+PAREJAS+DE+LA+LITERATUR
A+UNIVERSAL.pdf
José Ramón Calero Heras, “Literaturas antiguas…”. Muestra de Editorial Octaedro,
http://www.avempace.com/index.php?s=file_download&id=2001.
JAGF, “Personajes históricos grecolatinos”,
http://www.avempace.com/index.php?s=file_download&id=851