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DOLOR Y SUFRIMIENTO:
LA PREGUNTA POR UNA REALIDAD SIN ESENCIA
IVÁN DANIEL GIRÓN PINTO
UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
ESCUELA DE TEOLOGÍA, FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
FACULTAD DE FILOSOFÍA
MEDELLÍN
2010
2
DOLOR Y SUFRIMIENTO:
LA PREGUNTA POR UNA REALIDAD SIN ESENCIA
IVÁN DANIEL GIRÓN PINTO
Trabajo presentado en la cátedra
Metodología de investigación filosófica
Profesor
Conrado Giraldo Zuluaga
Doctor en Filosofía
UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA
ESCUELA DE TEOLOGÍA, FILOSOFÍA Y HUMANIDADES
FACULTAD DE FILOSOFÍA
MEDELLÍN
2010
3
RESUMEN
El sufrimiento es un problema que solo se presenta en el hombre. Está en su
interior afectando todo su ser, pero al tiempo es ajeno a él mismo, es una
realidad que le supera totalmente.
El sufrimiento toca en las raíces más profundas, en todos los componentes que
intervienen en la parte metafísica del ser humano: en el alma, en la esperanza,
en su amar y relacionarse con otros, y en su impulso natural a buscar una
realidad que trasciende su existencia; es decir, el hombre sufre porque sufre
todo el hombre en todo su ser integro.
El sufrimiento de alguna manera interioriza la persona, que comienza a
preguntarse por algo que en sí no tiene una esencia patente y resulta que en
esa dinámica termina preguntándose y conociéndose a sí mismo. El hombre
por medio del sufrimiento prueba la templanza de su razón de ser, en el fondo
es una evidencia clara de su existencia.
De golpe el hombre puede asumir el sufrimiento como un mal que le agobia y
menoscaba su vida, pero también está en sus manos hacer del padecer algo
positivo y constructivo, asumiendo la realidad y, en palabras de Frankl,
encontrando las respuestas correctas a las cuestiones que plantea el hecho de
existir.
El hombre, a través de la historia siempre se ha pregunta y lo ha hecho
sufriendo, en un intento agónico por entender el origen, el “por qué” y el “para
qué”, pero sus respuestas siempre han dependido de la dirección en la que ha
puesto su mirada, en que ha puesto sus esperanzas, e incluso en lo que cree.
Palabras clave: Dolor, sufrimiento, sentido de vida, realidad.
4
CONTENIDO
Pág.
INTRODUCCIÓN 5
1. REALIDAD Y SUFRIMIENTO 7
1.1 SOBRE LA REALIDAD 7
1.2 LA REALIDAD DEL SUFRIMIENTO 8
2. DOLOR Y SUFRIMIENTO 11
2.1 DOLOR CLINICO 11
2.2 SUFRIMIENTO METAFÍSICO 14
2.3 LA NECESlDAD DEL SENTIDO Y ESPERANZA DE VIDA 16
3. EL HISTORICO «JOB» DOLIENTE Y PENSANTE
ANTE LA CUESTION DEL SUFRIMIENTO 19
3.1 LA MIRADA DE LA FILOSOFIA CLASICA Y HELENISTICA 20
3.1.1 La mirada de la filosofía griega 20
3.1.2 La mirada del estoicismo 20
3.2 LA MIRADA DEL CRISTIANISMO 21
3.3 LA MIRADA DE RECIENTES POSTURAS FILOSOFICAS 22
3.3.1 La mirada de Leibniz: Racionalización del sufrimiento 22
3.3.2 La mirada de Teilhard de Chardin: La explicación del sufrimiento
en clave evolucionista 24
3.3.3 La mirada de Marx: El sufrimiento en clave histórica y social. 25
4. CONCLUSIONES 26
BIBLIOGRAFÍA 31
ANEXOS 33
5
INTRODUCCIÓN
“La pregunta es la clave para poder llegar a lo que no se sabe”1. El hombre se
cuestiona, indaga sobre todas las realidades, principalmente aquellas que no
puede controlar y de las que se siente sujeto. El estar sometido a algo hace
comparecer vulnerable, principalmente cuando esta realidad tiene un
dinamismo propio que invade y altera en el interior de su mismo ser. Es
entonces cuando el hombre pregunta y lo hace sufriendo.
Este ejercicio pretende, con un corto alcance básicamente conocer el origen
del sufrimiento. Hablar de esta temática es como hablar en astrofísica de los
agujeros negros en el espacio: son una realidad innegable, pero no se puede
estudiarlos directamente como tal, sino solamente a través de los efectos que
causa sobre otras realidades. Un agujero negro es un punto oscuro en una
galaxia que afecta principalmente a la luz, al tiempo y al espacio; se sabe que
existe porque la luz existe, y se deduce su presencia por sus efectos sobre la
luz; así el sufrimiento, que “es una realidad oscura, que nos resulta difícil de
pensar” 2 , se sabe que existe porque el hombre existe y son patentes e
innegables sus efectos: solo se puede examinar esta realidad, examinando
directamente al hombre, “la verdad del sufrimiento pertenece a la misma
verdad del hombre”3.
Sobre el tema hay muchos estudios variados, desde las diferentes ciencias,
pues el hombre es un ser integral, no se limita el sufrimiento a afectar el cuerpo,
afecta su interior, su alma. Este trabajo no pretende sobre ser otra cosa más
que un sencillo ejercicio de investigación documental acompañada por un
1 GIRALDO, Conrado. La incógnita insoportable. El sentido del hombre en Pedro Laín Entralgo. Medellín: UPB, 2007. p. 20. 2 FUSTER I CAMP, Ignasi. Sufrimiento humano: verdad y sentido. Barcelona: Balmes, 2005. p.16. 3 Ibid. p.33.
6
análisis hermenéutico que a su vez va de la mano con una investigación
práctica sobre el pensar de la gente común por medio de encuestas, para
simplemente acercarnos a introducirnos a una visión filosófica sobre la cuestión
del sufrimiento.
7
1. REALIDAD Y SUFRIMIENTO
1.1 SOBRE LA REALIDAD
Para poder comenzar a hablar del sufrimiento como realidad y para poder
comprender en parte su dinámica, hay que conocer primero qué es
propiamente la realidad. El Doctor Conrado Giraldo, ofrece una concreta y
acertada respuesta basándose principalmente a Pedro Laín Entralgo:
Considera Laín que lo más propio del hombre es estar en la realidad.
En ella el hombre espera y proyecta. De aquí que sea necesario
describir lo que entiende Laín por realidad. El contacto del hombre
con la realidad se la muestra ineludible, resistente, asombrosa,
inteligible y poseíble. Para él la realidad es:
Ineludible: Como asegura Zubiri, el hombre existe estando en la
realidad y abierto a ella, es decir, es un animal de realidades.
Resistente: Algo es real cuando ofrece resistencia a los sentidos o al
pensamiento, dice Laín.
Asombrosa: Lo real es para el hombre siempre capaz de novedad y
de sorpresa. Al asombrarse el hombre, la realidad se revela capaz
de darle más o algo distinto de lo que de ella se esperaba.
Inteligible: Aunque no totalmente, lo que se logra entender de ella da
crédito de la realidad, así se da cuenta o se da razón de ella.
Poseíble: Conocer es poseer, el hombre se apropia de la realidad
conociendo.4
El hombre, en palabras de Zubiri, es un animal de realidades. Nace en la
realidad, crece en la realidad, busca realizarse como persona en la realidad y
muere en la realidad. La realidad es todo aquello que rodea la vida humana y
4 GIRALDO, Conrado. Op. Cit. p. 199
8
en donde halla su sentido. El hombre se sitúa frente a ella y trata de abordarla
su gusto, tiene la capacidad de elegir libremente lo que le hará feliz, aunque no
sepa qué es exactamente lo que le portará la alegría deseada. El hombre
necesita ser y necesita ser-feliz, en tres realidades principales: en la realidad
del mundo –que comprende el relacionarse con otras personas-, en la realidad
de si mismo como hombre –que comprende su relacionarse consigo mismo-, y
en la realidad trascendental- que comprende un sentimiento profundo, su
necesidad de plenitud, un deseo por relacionarse con un Absoluto.
1.2 LA REALIDAD DEL SUFRIMIENTO
Hay una realidad oscura, ajena que le congela los huesos y le desgarra el
corazón, que le atrapa sin previo aviso y se aferra a su espina dorsal como un
fuerte parásito, que le quiere hacer desistir de todos sus sueños y esperanzas,
que le quiere hacer desaparecer de la faz de la tierra. Es la realidad del
sufrimiento que envuelve al hombre y altera críticamente todo su ser-integral en
el mundo: Su esfera corporal, su esfera psíquica y su espera espiritual,
afectando su libertad. “El sufrimiento es el modo específico con que el hombre
vive la frustración y el fracaso de sus propias empresas, o bien del mal de las
situaciones en que se encuentra metido sin poder salir de ellas”5 , “es un
verdadero mal que aflige al hombre en su ser más profundo”6
El hombre, como lo enseña la filosofía básica, ante las realidades que le
superan, se admira. Para esta realidad del sufrimiento igualmente se asombra,
pero con un matiz patético, con un sabor de repugnante amargura, con una
intención de escapar o cuando menos de negación. El hombre se admira, se
pregunta y lo hace nostálgico y sufriente, porque en él mismo se ha encarnado
el dolor. “El impulso a preguntarse por el sufrimiento brota de la mismidad del
5 GEVAERT, Joseph. El problema del hombre. Introducción a la Antropología Filosófica. Salamanca: Sígueme, 1983. p. 268 6 FUSTER I CAMP, Ignasi. Op. Cit. p.35
9
ser humano que lo experimenta”7. Continúa el Doctor en filosofía y sacerdote
Ignasi Fuster:
Se vive la existencia dolorosa como una espera de fundamento. La
pregunta por el sufrimiento se revela como esencia y eminentemente
metafísica. Es la misma naturaleza existencial del sufrimiento la que
pide respuesta última. El fenómeno patético del dolor en el ser
humano, nos plantea acerca de su verdad metafísica, de cara a
comprender la experiencia humana del sufrimiento en sus raíces…
Abordamos lo real y concreto de la persona humana que sufre. Esto
y solo esto es el sufrimiento humano. Sólo existe el sufrimiento
concreto: mi sufrimiento, tu sufrimiento. Tal realidad concreta del
sufrimiento corresponde con la realidad concreta del ser humano. En
la medida que se comprenda que cada persona es sujeto del
sufrimiento, el sufrimiento –su mal-, se hace inteligible, en cuanto
vivido, experimentado, padecido en el ser de mi persona. En cuanto
humano, el sufrimiento puede ser inteligible.8
“A diferencia de otras realidades, en las cuales puede distinguirse esencia y
existencia… el dolor se constituye como tal en cuanto que se instala en el
hombre. Si se quiere, es un accidente sin esencia, integrado puramente por su
in esse. Por ello mismo, se trata de un in esse “elaborado” por el hombre”9. El
hombre comienza pues a cuestionarse en todo su ser integral, es decir, no solo
haciéndolo en sus esferas previamente mencionadas –corporal, psíquica y
espiritual-, sino también sobre su relacionarse con las realidades que le dan
sentido, y que le son necesarias: su relacionarse consigo mismo, su
relacionarse con otras personas, y su necesidad de lo trascendente. Se hace
múltiples y variadas preguntas, pero detrás de estas, se pregunta por su ser
más fundamental. Escribe Fuster:
7 Ibid, p. 19 8 Ibid, p. 27-28. 9 POLO. Leonardo. La persona humana y su crecimiento. 2nd ed. Madrid: Rialp, 1996. <Disponible en: http://www.iterhominis.com/03_Polo/01_Livros/PHC/PHC_10.htm> [Consulta: 25 Abril 2010]
10
Con el sufrimiento, el hombre, y con él su sufrimiento, se presenta
ante sí mismo y se pregunta por sí mismo, por el sentido de su
propia existencia. Con el sufrimiento el hombre se sobrecoge ante sí
mismo, hace memoria de sí mismo, y se transforma en interrogante
para sí mismo. La inteligencia de lo parcial exige una visión última de
totalidad –es la integridad del hombre que está en juego-, que está
en consonancia con la unidad de la experiencia del sufrimiento del
ser humano.10
La vida el hombre es pues la única vía de acceso para comenzar a conocer el
sufrimiento. Cada persona hará preguntas distintas y querrá distintas
respuestas, pero en el fondo, se indaga por el mismo problema fundamental,
sobre si mismo, pero ante todo, de si mismo como un ser-libre en la realidad;
“el sufrimiento es contra la libertad, repugna a la libertad, no pertenece a la
esencia de la libertad… Soy yo, en mi libertad, que sufro”11.
10 FUSTER I CAMP, Ignasi. Op. Cit. p. 27 11 Ibid, p. 395
11
2. DOLOR Y SUFRIMIENTO
“El sufrimiento es exactamente –ni más ni menos- un mal”12. No se puede
perder ni olvidar esta primera premisa. El sufrimiento como realidad afecta todo
el ser-integro del hombre. Se puede intentar distinguir borrosamente dos
formas de sufrimiento, escribe Gevaert:
El sufrimiento puede ser de naturaleza fisiológica y en tal caso se
habla generalmente de dolor (que tiene también un significado
psicológico). La mayor parte de las veces el sufrimiento es
psicológico o moral, o sea, conscientemente presente de alguna
manera y debido al hecho de que el hombre se da cuenta de algo
que le falta o de que va mal.13
Sin olvidar que casi todo dolor físico es abordado por el sufrimiento moral y que
esto hace difícil su separación –pues no se puede entender el uno sin el otro-,
a continuación se tratará de hacer una aproximación al sufrimiento en las dos
formas ya mencionadas.
2.1 EL DOLOR CLINICO
El dolor físico como tal es falta o un fallo en la salud, escribe el doctor Piulachs:
...hace referencia al cuerpo y pertenece al mundo de las
sensaciones. Se origina como algo externo a la conciencia del yo, y
cuando ésta lo acusa, lo hace confiriéndole una localización
determinada, más o menos extensa, en el área somática... El dolor
físico es sentido por el sujeto como una aposición; cae sobre el ‘yo’, 12 Ibid, p.36 13 GEVAERT, Joseph. Op. Cit. p. 268-269
12
en dirección centrípeta, y su presencia destaca la polaridad
psicofísica del que lo sufre… el dolor físico tiene cierto carácter de
instante, está recortado en el tiempo, vive en presente, como una
realidad que pertenece al mundo de los objetos… es el dolor que
gime; el del que desea la curación y para obtenerla se apresta a la
lucha y pide ayuda.14
La medicina es una ciencia que se dedica a suprimir cualquier tipo de dolor. Un
dolor pequeño, o medianamente pequeño es fácilmente tratado y solucionado.
Ante las enfermedades que tienen una mayor gravedad o permanencia, busca
soluciones efectivas que eliminen la dolencia, y en caso de que no sea curable,
busca que por medio de tratamientos –como los terapéuticos, los medicinales,
etc…- hacer que la dolencia disminuya en un mayor grado posible, y sea
tolerante para el paciente. Sin embargo el hombre es un ser-integral, el dolor
no perjudica solamente en el cuerpo sino que su interior también se afecta.
Sobre esta integridad escribe la psicóloga Maria Helena Orozco:
Somos una unidad de partes inseparables (el todo no es igual a la
suma de sus partes), no es posible entender los misterios del ser
humano si lo que analizamos a través de sus partes, ya que, todo
actúa y está presente simultáneamente y, el aislar una parte de él
para observarla, es decir, mirar la parte material y la parte espiritual
independientemente, es como separar un brazo del cuerpo para
entender por qué se mueve o siente.15
Un médico examina lo físico, trata de aliviar el dolor, pero no puede dar una
explicación sobre el sufrimiento moral que experimenta la persona en su
interior. Dirá el filósofo Leonardo Polo: “debe evitarse la caída de nivel de la
investigación cientifista, biológica. Un biólogo podrá decirnos cómo se produce
14 PIULACHS, Pere. El sentido del dolor, citado por FUSTER, Ignasi. Op. Cit. p. 38-39 15 OROZCO. Maria Helena. Sentido de la vida y de la muerte en Teilhard de Chardin y Viktor Frankl. En: Ánfora. Manizales. No 4. (Jul. Dic 1994); p.39
13
en la periferia del cuerpo el estímulo doloroso y cómo se trasmite luego hasta el
cerebro. Pero no nos dirá nada del dolor humano.”16 Luego continuará:
La categorización médica del dolor es perfectamente admisible y se
corresponde con un determinado modo de presencia del dolor en la
vida. Si se atiende exclusivamente a dicha presencia, el dolor debe
combatirse. Pero al no coincidir dicha presencia con la raíz del
sufrimiento, se abre un espacio que otra actitud debe llenar... No se
trata ya, propiamente, de curación del dolor, sino, de salvación de la
persona, que no ha de ser curada, sino, más en el fondo, sacada del
dolor.17
Sin querer profundizar en el tema, hay que resaltar que la medicina moderna es
conciente de este hecho y trata por ello –pero sin meterse en campos que no le
corresponde como el de la psicología, por ejemplo-, de brindarle al paciente
“calidad de vida”, aconsejándole prácticas o tratamientos adicionales, como el
de aumentar el ejercicio físico, o el mejoramiento de la dieta diaria, etc… con el
fin último de mejorar su salud pero de la mano a mejorar el estado anímico de
la persona. Pero viéndolo superficialmente podría parecer insuficiente, el ser
humano necesita más que el mejoramiento de su cuerpo. Advierte el sacerdote
y psicólogo Luciano Sandrin:
L’approccio strettamente «medico» non è sufficiente a spiegare il
dolore a livello umano. Il dolore è infatti un’esperienza percettiva
complessa le cui qualità ed intensità sono influenzate anche da
variabili psicologiche. Funge da «sistema di allarme e di difesa», è
sintomo di malattia e di malattia vera e propria, ma anche potente
strumento di comunicazione. I modi di percepirle e di «agirle» sono
frutto anche dell’apprendimento. Il dolore è inoltre un’esperienza
emotiva ed affettiva complessa. La terapia del dolore deve essere
multifattoriale (agendo a livello specifico, sulla componente 16 POLO. Leonardo. Op. Cit. 17 Ibid.
14
emozionale e cognitiva o sul «perché» più profondo) e modulata sul
paziente con dolore nel suo complesso.18
2.2 SUFRIMIENTO METAFISICO
El hecho de que la medicina, ciencia que se dedica exclusivamente a sanar el
dolor corporal del hombre, necesite valerse de otros métodos, para mejorar las
condiciones de vida de una persona, incluyendo su estado anímico, es una
evidencia clara que el hombre es un ser complejo que no es solo materia,
también goza de una realidad espiritual, a la que llamamos alma. Escribe Laín
Entralgo: “En tanto que realidad inmaterial el alma no puede ser directamente
percibida; pero varias de las actividades del hombre –su pensamiento, el
ejercicio de su libertad, etc.- obligan a admitir su existencia real y a
considerarla principio constitutivo de la total realidad del hombre”19. Todo dolor
físico no se queda cerrado en su propia periferia, tiene una repercusión propia
en este principio constitutivo, y esto le da un carácter metafísico, se convierte
también en una pena del alma.
Sin embargo la dinámica del sufrimiento, no solamente es producto de un dolor
físico que impida trabajar o por los defectos corporales, también afecta
directamente al alma, y con más vehemencia, por un mal moral, por amor, por
las relaciones con los demás, etc. Esto quiere decir que el sufrimiento abarca
también la persona del hombre, y es su principio constitutivo, la realidad
primera que directamente nos revela, escribe Fuster, “siempre nos
18 SANDRIN, Luciano. Uno sguardo dentro l’oscura esperienza del morire e del soffrire. En: Credere Oggi. No. 29 (Sept.-Oct. 1985); p. 14. “La examinación estrictamente «médica» no resulta suficiente para explicar el dolor a nivel humano. De hecho, El dolor es una experiencia perceptiva y compleja cuya cualidad e intensidad es influenciada también por variables psicológicas. Hace las veces de «sistema de alarma y de defensa», es síntoma de enfermedad y de verdadera y propia enfermedad, pero también de potente instrumento de comunicación. Los modos de percibirle y de «trabajarle» son también fruto del aprendizaje. El dolor es además una experiencia compleja emotiva y afectiva. La terapia del dolor debe considerar muchos aspectos (obrando a nivel específico, sobre el componente emocional y cognitivo o sobre el «por qué» más profundo) y aplicada sobre el paciente en su complejidad”. Traducción propia. 19 LAIN ENTRALGO, El problema alma/cuerpo en el pensamiento actual, citado por GIRALDO, Conrado. Op. Cit. p. 184
15
encontramos ante una misma realidad humana, ante una experiencia única: el
hombre doliente, el sufriente”20. Sobre este dolor espiritual escribe Piulachs:
La pena, el dolor anímico o espiritual, se engendra en la misma
conciencia del yo, a la que, desde el comienzo, llena totalmente.
Afecta al ser de modo global y penetra en la intimidad de la persona.
Por eso, en el dolor físico podemos decir: ‘siento un dolor aquí’; en
cambio, afirmamos en el dolor anímico: ‘yo sufro una pena’, ya que
en esta, es toda la persona la que la experimenta… el sujeto no
recibe el dolor, sino que éste surge en expansión centrífuga, de su
propio yo, de modo que todo el sujeto es el que es dolor. Por eso en
la pena, la polaridad psicofísica desaparece… La pena… se vive en
distensión de temporalidad; puede, en rigor, producirse con toda
intensidad por hechos pasados, actualizados por el recuerdo y la
rememoración, o por antecedentes futuros, anticipados y previstos
en el temor, intuitivamente atisbados en un mal presagio. El estado
de pena se halla más íntimamente ligado al ser, en cuya interioridad
arraiga profundamente… el alma es el dolor que se silencia, el del
que ansía salvación y anhela consuelo en compañía y se atenúa con
el olvido.21
Este carácter de interioridad que posee el sufrimiento, a pesar de que su
repercusión en el alma sea provocada por las mismas causas tanto en una
persona como en otra –como el sufrimiento causado por cáncer, o por el
causado por la infidelidad del ser amado-, esta repercusión interior es única,
irrepetible e intransferible en cada persona. Afirma Leonardo Polo:
El dolor humano es, ante todo, una situación personal. El hombre
está atenazado, entumecido, en el dolor; algo en su actividad
existencial está quebrado y, paralelamente, inédito. El dolor como
límite infranqueable es anulación de actitud; en tanto duele, en tanto 20 FUSTER I CAMP, Ignasi. Op. Cit. p.37 21 PIULACHS, Pere. El sentido del dolor, citado por FUSTER, Ignasi. Ibid. 38-39
16
otra cosa, precisamente mi ser, no se despliega, no se yergue. El
dolor es grieta de la persona.22
El sufrimiento aparece aquí como una realidad que detiene y limita las
actividades propias del alma humana, “el hombre se encuentra solo, no sólo
ante sí mismo, sino también en su sufrimiento” 23 . De esto se rebela
precisamente la necesidad que tiene el hombre por preguntarse y responderse
frente al sufrimiento en vista de buscar dotarlo de sentido, para de alguna
manera cambiar su naturaleza meramente negativa, en algo positivo.
2.3 LA NECESlDAD DEL SENTIDO Y ESPERANZA DE VIDA.
Es una imperiosa necesidad que el hombre en su propio dinamismo, logre darle
una salida positiva a su vida que está socavada por el sufrimiento. “El mismo
sufrir es una forma de conocimiento existencial”24, y por ello hay que hablar,
aunque de manera superficial, sobre el sentido de la vida y de la esperanza,
porque las preguntas que se hace el hombre frente al sufrimiento son
meramente antropológicas y existencialistas.
El sentido de la vida es un concepto psicológico y filosófico que se enfoca
específicamente en la existencia del hombre. Es, en última instancia, la
búsqueda del ser humano por encontrar y comprender el fin de su existencia, el
‘por qué’ y el ‘para qué’ se encuentra sobre esta tierra.
No cabría hablar de la necesidad de sentido en el hombre si no se tiene en
cuenta la esperanza. Leonardo Polo escribe: “La esperanza es el armazón de
22 POLO. Leonardo. Op. Cit. 23 FUSTER I CAMP, Ignasi. Op. Cit. p. 43 24 GEVAERT, Joseph. Op. Cit. p. 269
17
la existencia del ser humano en el tiempo.” 25 Cree ver en ella dos dimensiones
principales –y de las cuales brotan otras más-:
La primera dimensión de la esperanza es el optimismo. No hay
esperanza sin optimismo, es decir, si no se entiende que existe un
futuro por alcanzar que es mejor que el presente…
El segundo elemento de la esperanza es la convicción de que el
advenimiento del futuro depende del actuar humano. 26
Es el hombre no se puede detener ante esta realidad límite pues es libre, y libre
debe obrar, con esperanza forjando su sentido de vida. Es la libertad interior “la
que confiere a la existencia una intención y un sentido”27, escribe más adelante
el psiquiatra Viktor Frankl, “cualquier hombre, en toda existencia, se verá cara a
cara con su destino y siempre tendrá la oportunidad de conquistar algún valor
por vía del sufrimiento, por vía de su propio sacrificio”28. El sentido de vida da
un aspecto positivo al sufrimiento que termina siendo prueba de la templanza
de ser y de su razón de ser. Escribe Piulachs:
El que sufre en su alma, se aparta de todo y se repliega dentro de sí
mismo; se ensimisma, penetra en su interioridad, en el sancta
sanctorum que alberga el núcleo íntimo de la persona. A través de
esta interiorización, de esta sumersión en la intimidad, el hombre va
hallándose a sí mismo. Este encuentro muchas veces tiene carácter
sorpresa, descubre su espíritu y le revela la oculta riqueza
inexplorada de un caudal de virtualidades que duermen su latencia.
Y siente un impulso que se apresta a actualizarlas en el esfuerzo de
perfilar, rectificar o vigorizar las líneas de su proyecto vital. Lo mejor
25 POLO. Leonardo. La esperanza. En: Scripta theologica. Pamplona. Nº 30-1. (1998); p. 157. <Disponible en: http://www.iterhominis.com/03_Polo/05_Artigos/Esperanza.htm> [Consulta: 30 Abril 2010] 26 Ibid. 27 FRANKL, Victor. El hombre en busca de sentido. Barcelona: Herder, 2004. p. 91 28 Ibid. p. 93
18
del alma de los otros lo conocemos, no a través del placer, sino a
través del dolor.29
El hombre se pregunta para responderse, quiere hallar las respuestas en pro
de un sentido para su vida. Pero esta respuesta Frankl, la ata a las
responsabilidades que la persona tenga frente a la vida y esto se traduce en
actos. En última instancia, la respuesta del sentido de la vida se encuentra por
medio de su propio actuar. Escribe Frankl:
Lo que de verdad necesitamos es un cambio radical nuestra actitud
frente a la vida. Debemos aprender por nosotros mismos, y también
enseñar a los hombres desesperados que en realidad no importa
que no esperemos nada de la vida, sino que la vida espere algo de
nosotros. Dejemos de interrogarnos sobre el sentido de la vida y, en
cambio, pensemos en lo que la existencia nos reclama continua e
incesantemente. Y respondamos no con palabras… sino con el valor
y la conducta recta y adecuada. En última instancia vivir significa
asumir la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las
cuestiones que la existencia nos plantea; cumplir con las
obligaciones que la vida nos asigna a cada uno en cada instante
particular.30
29 PIULACHS, Pere. El sentido del dolor, citado por FUSTER, Ignasi. Op. Cit. p. 54 30 FRANKL, Victor. Op. Cit. p. 101
19
3. EL HISTORICO «JOB» DOLIENTE Y PENSANTE ANTE LA CUESTION DEL SUFRIMIENTO
El sacerdote y teólogo Jose María Cabodevilla, personifica en Job a toda la
humanidad, en aquel personaje bíblico que recibió sin motivo alguno toda clase
de sufrimientos físicos y morales y no pudo menos que preguntarse el ‘por qué’
de su desgracia. La humanidad entera durante la historia ante su propio
padecer, se ha preguntado y ha adoptado diferentes pareceres y dependiendo
de su postura ha forjado sus propias respuestas, han dado nuevas luces a la
reflexión filosófica. En este capítulo se pretende hacer un brevísimo recorrido
en la historia de la filosofía para conocer estas respuestas, por medio de
algunas ideas. Refiriéndose a la filosofía frente al sufrimiento escribe
Cabodevilla:
Grave problema este del mal. En cierto sentido, el único problema; y
toda filosofía que no lo coloque en el centro de su reflexión será
nada más una abstracción frívola, un puro ejercicio de estilo. Aunque,
por otra parte, quizá sea imposible pensar de modo correcto, a la luz
de la sola razón, sobre tal tema, inasible por envolvente. ¿Puedo yo
en verdad alejarlo de mi lo bastante para mirarlo, para convertirlo en
objeto de especulación? ¿No afecta ya el mal a mi base de
conocimiento, no impone ya una viciosa dirección a mi mirada?31
“Tal vez al dolor se deba, principalmente, que la filosofía interrumpa su vuelo
excesivamente ágil y sin peso, y vuelva a la tierra para intentar su ascensión
con la carga de la existencia humana a cuestas.”32 ¿Qué ha dicho este «Job»
histórico y doliente en torno al sufrimiento?
31 CABODEVILLA, Jose María. La impaciencia de Job. Estudio sobre el sufrimiento humano. Madrid: BAC, 1967. p. 89-90 32 POLO. Leonardo. La persona humana y su crecimiento. Op. Cit.
20
3.1 MIRADA DE LA FILOSOFÍA CLASICA Y HELENISTICA.
3.1.1 La mirada de la filosofía griega.
Escribe Leonardo Polo: “La cultura griega, en su magnífico despliegue, queda
en la región de acá. ¿Qué hay más allá del dolor? El griego no llegó a
contestar… reduce al hombre, disminuye su estatura, desbarata su empresa, lo
mantiene en su decaimiento según el dolor.”
Analiza el filósofo Viafora33, que Platón plantea en el Fedón que la muerte es
una separación del alma y del cuerpo. La primera queda libre para conocer lo
que ‘es’. La muerte viene pues concebida como una liberación. Al relativizar el
valor y la dignidad del cuerpo del hombre, en consecuencia también es
relativizado el sufrimiento. El dolor solo afecta al cuerpo, mientras que
solamente el mal obrar puede perjudicar realmente al hombre, pues le arruina
su alma.
3.1.2 La mirada del estoicismo.
Continua Viafora34 en su exposición, que el estoicismo introduce un carácter
optimista. Toda razón de sufrimiento viene explicada en clave de Dios.
El sufrimiento es un medio proveniente de una providencia, por el cual el sabio
viene probado y al superarlo con ánimo viril, le descubre un verdadero bien. En
última instancia, cuando el estoico se ve sometido a una situación insuperable,
como muestra de su independencia y de su libertad interior, opta por el suicidio.
De esta escuela de manera particular se destaca Séneca.
33 VIAFORA, Corrado. Sofferenza e morte <scandalo> dell’esistenza umana. En: Credere Oggi. No. 29 (Sept.-Oct. 1985); p. 17 34 Ibid. p.17-18
21
3.2 LA MIRADA DEL CRISTIANISMO
La filosofía cristiana ha permeado durante siglos la humanidad. La novedad
que trae el cristianismo al pensamiento del hombre está basada primero en una
relación existencial hombre y Dios, escribe Polo:
El dolor humano alcanza sentido en el dolor de Cristo, antes del cual
el hombre no podía hacer nada con su dolor, radicalmente hablando
—el dolor es suspensión de la condición real —. Ahora, el dolor
humano se abre a la esperanza, rompe su carácter más propio de
limitación o crispación y se anima de un movimiento. Cristo ha
desatado la ligadura del dolor, no precisamente anulándolo o
desterrándolo del mundo, sino dándole movimiento.35
Este movimiento lo expresa Pablo de un modo nunca antes concebido:
“Completo en mi lo que falta a la Pasión de Cristo” 36. El cristiano es conciente
que sufre en, con y por Cristo, al mismo tiempo que sufre con y por sus
hermanos. Su dolor tiene un carácter expiatorio, pero también tiene un carácter
redentor, en cuanto unido a Cristo, toma un alcance divino. El movimiento que
Cristo le da, está originado en el amor. El cristiano se une en su sufrir con
Cristo con el fin de amar como Él le ha amado.
Como segundo –y el más importante- elemento a resaltar, es la resurrección.
Viafora37 plantea que en el cristianismo no se destaca tanto en su pensamiento
sobre la inmortalidad del alma, sino sobre todo en la resurrección de los
muertos, cosa que era absurda para los antiguos griegos.
Sobre la actitud cristiana del sufrimiento y su carácter de felicidad escribe Max
Scheler:
35 POLO. Leonardo. La persona humana y su crecimiento. Op. Cit. 36 Colosenses 1, 24 37 VIAFORA, Corrado. Op. Cit. p. 18
22
Questo è il procedimento tipicamente cristiano nei confronti della
sofferenza: rinunciando a eluderla edonisticamente con le risorse
della ragione e della volontà egocentrica, a debellarla con
l’atteggiamento dell’eroe o a sopportarla con stoica caparbietà,
aprendo la propria anima attraverso Cristo alla potenza di Dio e
raccomandandosi e consegnandosi alla sua misericordia, il cristiano
sollecita il ritorno della beatitudine –che è pura grazia- al centro di se
stesso; di quella beatitudine che gli fa portare con gioia ogni
sofferenza in quanto immagine della croce. Ricevendo la sofferenza
come una realtà amica dalle mani dell’amore misericordioso, e nella
consapevolezza del suo valore di purificazione, il cristiano acquista
una certezza sempre più salda e più chiara di quella beatitudine e di
quella sicurezza interiore che sono la sua forza. Questa forza di
sopportazione della sofferenza scaturisce dunque per lui da una
profonda felicità. E a sua volta ogni sofferenza scava dentro di lui il
“luogo” di questa felicità più profondamente ancora che in passato.38
3.3 LA MIRADA DE RECIENTES POSTURAS FILOSOFICAS
3.3.1 La mirada de Leibniz: Racionalización del sufrimiento.
Para Viafora39, Leibniz pretende conciliar el problema del mal y del sufrimiento
en el mundo, con la existencia de un Dios infinitamente bueno. Plantea que si
bien existe un dolor físico, un dolor psíquico, un mal moral, todo Dios lo permite
para un mayor bien.
38 SCHELER, Max. Il dolore, la morte, l’immortalità, citado por: VIAFORA, Corrado. Ibid. p. 19-20. “Este es el procedimiento típico cristiano frente al sufrimiento: renunciando a eludirlo hedonísticamente con los recursos de la razón y de la voluntad egocéntrica, a derrotarla con la actitud del héroe o a soportarla con testarudez estoica, abriendo su alma por Cristo a la potencia de Dios, recomendándose y entregándose a su misericordia, el cristiano solicita el regreso a la beatitud –que es pura gracia- al centro de si mismo; a aquella beatitud que le hace llevar con alegría cada sufrimiento en cuanto que este es imagen de la cruz. Recibiendo el sufrimiento como una realidad amigable de las manos del amor misericordioso, y con la conciencia de su valor de purificación, el cristiano adquiere una certeza siempre más firme y clara de aquella beatitud e de aquella seguridad interior que es su fuerza. Esta fuerza para soportar el sufrimiento brota para él de una profunda felicidad. Y a su vez cada sufrimiento abre en su interior un lugar más profundo para esta felicidad. Traducción propia. 39 VIAFORA, Corrado. Op. Cit. p. 20
23
Gevaert 40 anota que el mal viene considerado por Leibniz como un límite
metafísico del hombre, que ha establecido Dios sin arbitrariedad, ya que lo ha
dispuesto todo en el mejor orden posible. Escribe, “El mal existe bajo diferente
formas, pero es más aparente que real. Lo más importante es no mirar
únicamente a los males, exagerándolos más todavía, mientras se cierran los
ojos ante el bien que se realiza en el universo y que se saca incluso de las
situaciones de mal”41.
Ante esta posición, Gevaert plantea dos cuestionamientos que refutan la
validez del pensamiento de Leibniz: “si el mal tiene una función positiva, ¿para
que empeñarme en combatirlo? Si todo se desarrolla según la mejor de las
razones, ¿cómo podré justificar que yo sigo otra razón, esto es, la de mi
libertad que rechaza el orden del mal existente en el mundo?” 42
Viafora43 observa que aunque Dios viene defendido, para Leibniz no es el Dios
cristiano, sino el Dios de la razón. “Qui la ragione difende se stessa”44.
3.3.2 La mirada de Teilhard de Chardin: La explicación del sufrimiento en clave
evolucionista.
Escribe Maria Helena Orozco45 que para Chardin el mundo y el hombre está en
vía de perfeccionamiento, en un estado de evolución. Dentro de este marco,
considera que el mal, el sufrimiento y el fracaso, si bien limitan al hombre, el
confrontarse con estas realidades y superarlas, contribuyen directamente a la
maduración interior del hombre, en vista de una mayor evolución.
40 GEVAERT, Joseph. Op. Cit. p. 271-274 41 Ibid. p. 273 42 Ibid p. 274 43 VIAFORA, Corrado. Op. Cit. p. 21 44 Ibid. “Aquí la razón se defiende a sí misma”. Traducción propia. 45 OROZCO. Maria Helena. Op. Cit. p. 40-41
24
Observa Gevaert46, que el riesgo que se corre con el pensamiento de Chardin,
es el de no distinguir suficientemente el mal moral con el mal físico. “El hombre
corre el riego de ser considerado como «medio» y como «función» en el
devenir de una totalidad impersonal. La verdadera naturaleza del mal queda
disimulada bajo este disfraz.”47 Escribe más adelante, “se pierde de vista que el
mal moral propio y verdadero brota del núcleo más profundo y personal del
hombre, que no está dominado por las leyes de la materia y de la cantidad”48.
3.3.3 La mirada de Marx: El sufrimiento en clave histórica y social.
Escribe Viafora 49 que en el marxismo, el problema del sufrimiento queda
reducido prácticamente en el plano material. Es causado por el sistema
económico fundado en la propiedad privada, ya que en este no hay una justa
distribución de las riquezas. La solución al sufrimiento comienza suprimiendo la
propiedad privada, pero sabiendo que los cambios en sí generan lucha y más
sufrimiento, con el fin último de eliminar el mal: la diferencia de clases.
Conquistado este objetivo, el hombre socializado así se comportará y
relacionará justamente con los otros hombres y de por sí el mal y el sufrimiento
desaparecerán.
El problema con el marxismo lo explica magistralmente S.S. Benedicto XVI:
Con su victoria se puso de manifiesto también el error fundamental
de Marx. Él indicó con exactitud cómo lograr el cambio total de la
situación. Pero no nos dijo cómo se debería proceder después.
Suponía simplemente que, con la expropiación de la clase
dominante, con la caída del poder político y con la socialización de
los medios de producción, se establecería la Nueva Jerusalén. En
46 GEVAERT, Joseph. Op. Cit. 274-278 47 Idid. p.277 48 Ibid. p.278 49 VIAFORA, Corrado. Op. Cit. p. 23-25
25
efecto, entonces se anularían todas las contradicciones, por fin el
hombre y el mundo habrían visto claramente en sí mismos. Entonces
todo podría proceder por sí mismo por el recto camino, porque todo
pertenecería a todos y todos querrían lo mejor unos para otros. Así,
tras el éxito de la revolución, Lenin pudo percatarse de que en los
escritos del maestro no había ninguna indicación sobre cómo
proceder. Había hablado ciertamente de la fase intermedia de la
dictadura del proletariado como de una necesidad que, sin embargo,
en un segundo momento se habría demostrado caduca por sí misma.
Esta « fase intermedia » la conocemos muy bien y también sabemos
cuál ha sido su desarrollo posterior: en lugar de alumbrar un mundo
sano, ha dejado tras de sí una destrucción desoladora. El error de
Marx no consiste sólo en no haber ideado los ordenamientos
necesarios para el nuevo mundo; en éste, en efecto, ya no habría
necesidad de ellos. Que no diga nada de eso es una consecuencia
lógica de su planteamiento. Su error está más al fondo. Ha olvidado
que el hombre es siempre hombre. Ha olvidado al hombre y ha
olvidado su libertad. Ha olvidado que la libertad es siempre libertad,
incluso para el mal. Creyó que, una vez solucionada la economía,
todo quedaría solucionado. Su verdadero error es el materialismo:
en efecto, el hombre no es sólo el producto de condiciones
económicas y no es posible curarlo sólo desde fuera, creando
condiciones económicas favorables.50
De manera que el error del marxismo es olvidar que el hombre no solo se
satisface con lo material, tiene una interioridad que exige una explicación
fundamental del ‘por qué’ sufre. Marx también comete el mismo error de
Chardin, que se mencionó anteriormente, no tiene completamente en cuenta el
mal moral, no entiende bien el concepto integral de libertad humana.
50 BENEDICTO XVI. Carta Encíclica Spe Salvi. Vaticano: Libreria Editrice Vaticana, 2007. <Disponible en: http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/encyclicals/documents/hf_ben-xvi_enc_20071130_spe-salvi_sp.html> [Consulta: 30 abril 2010]
26
4. CONCLUSIONES
1. La pregunta del hombre por el sufrimiento es una pregunta-doliente. El
hombre pregunta porque siente comprometida su propia vida. El hombre
pregunta porque necesita seguir viviendo; si no se pregunta, se entrega al
estancamiento que pretende el sufrimiento, se entrega al sin sentido de la vida,
se entrega a la muerte.
El querer conocer el origen del sufrimiento pone en el centro al hombre: él es el
origen del sufrimiento, es el único que le padece en la naturaleza, sin la
realidad del hombre no hay realidad del sufrimiento.
2. El sufrimiento es una verdadera realidad, pero su dinámica es del todo
diferente a cualquier otra realidad que comúnmente el hombre entiende y
posee. Siguiendo las mismas características con que Laín Entralgo51 entiende
por realidad, se puede afirmar que el sufrimiento es:
Ineludible: El sufrimiento existe estando en el hombre, se cierne sobre él, le
limita, le estanca. El hombre que sufre quiere existir pero sin sufrir, no le es fácil
escapar: El hombre es un animal de dolores, todo hombre nació para sufrir.
Resistente: El sufrimiento es tan real que toca al hombre sin que este siquiera
desee tocarlo. Es el hombre que resiste al sufrimiento y afirma su realidad.
Cuando el hombre aplica sus sentidos y su inteligencia para tocar el sufrimiento,
resulta que se encuentra tocándose a sí mismo y sin embargo la realidad que
afirma es la realidad del sufrimiento al cual él está resistiendo.
51 GIRALDO, Conrado. Op. Cit. p. 199
27
Asombroso: El sufrimiento, como cualquier realidad, es capaz de novedad y
sorpresa, pero más bien de una novedad-dolorosa y de una sorpresa-dolorosa.
El hombre se asombra-sufriendo y lo hace con nostalgia; el sufrimiento no se
revela capaz de darle algo positivo al hombre, sin embargo es vía en que se
revela, que es el hombre mismo que debe dar algo más, algo distinto, dar
alguna novedad que le resulte positivo para sí mismo.
Ininteligible: El sufrimiento simplemente no se entiende, sin embargo se da
cuenta y razón de ella. Es una realidad meramente negativa y al indagar por el
sufrimiento, se indaga por el hombre mismo, se profundiza en su propia
inteligibilidad, conoce su propia realidad y da razón de si mismo.
Imposeíble: Antes que el hombre le posea por vía del conocimiento, el
sufrimiento ya le ha poseído. Ningún hombre por naturaleza quiere sufrir, no
quiere poseer el sufrimiento, sin embargo esto no se presenta al hombre como
una opción. El sufrimiento posee al hombre y el conocimiento resultante es del
hombre y por el hombre mismo.
Como ya se ha afirmado antes, el sufrimiento es una realidad negativa que
delimita la libertad del hombre. Sin embargo al obtener un mayor conocimiento
de sí mismo, parece que el hombre ejercita su libertad a través de su creencia
junto con sus esperanzas hacen de una realidad negativa un aprendizaje
positivo.
3. El hacer la distinción entre dolor clínico y dolor metafísico, directamente
revela que el hombre no es solamente materia. La medicina se muestra
insuficiente para realmente sanar al «hombre», en el complejo sentido que
comprende la palabra. El hombre como ser real en la realidad, no se puede
rebajar a este plano materialista, pues tiene necesidades más profundas que
trascienden la materia.
28
Se revela la grandeza del hombre en cuanto que tiene la capacidad de ser libre
y transformar la realidad negativa del sufrimiento en un aprendizaje positivo, en
madurez personal y por último, puede transformar la negatividad del sufrimiento
en una realidad positiva. El sufrimiento es único e intransferible en cada
persona, por eso requiere el hombre forjarse un sentido de vida, una razón
para vivir, no solamente basado en su querer y razonamientos, sino también en
sus deberes y responsabilidades.
4. El hacer una revisión histórica de la filosofía ante la cuestión del sufrimiento
ha aportado básicamente que siempre el hombre ha sentido en su naturaleza la
malignidad del sufrimiento pero las diferentes posturas filosóficas demuestran
un dinamismo propio humano: su intento por entender y sus respuestas –que
en su mayoría revelan un aspecto positivo-. En última instancia exaltan al
hombre. Las respuestas siempre dependerán siempre de «hacia donde» tenga
la mirada. El conocimiento del hombre que arroja el sufrimiento siempre
dependerá de la dirección de la mirada del hombre-doliente.
5. El análisis experimental 52 ha servido básicamente para corroborar en la
práctica, la investigación documental.
Se han entrevistado a trece personas distintas entre sí, con diferentes edades,
diferentes credos, diferentes profesiones, diferentes sufrimientos… etc. Las
preguntas fueron ideadas con la finalidad de que la persona primero
respondiera mirando el sufrimiento en sí mismo y luego respondiera mirando el
sufrimiento ajeno.
Con base en las encuestas podemos concluir:
o Preguntar por el sufrimiento es preguntar por el hombre. Cada persona
que respondió la encuesta, lo hizo con desde su experiencia personal,
52 Ver anexos.
29
confirmando así que la pregunta por el sufrimiento es una pregunta
existencial y antropológica.
o El sufrimiento es una realidad que conmueve. Nadie en el fondo es
indiferente a ella, bien sea en sí mismo o en otros.
o Las respuestas dependieron de acuerdo de la vivencia de dolor que han
tenido. Por lo general, quienes están pasando una situación de dolor o
no lo han superado, son más parcos de palabras que quienes o no están
en una situación dolorosa o ya la han superado.
o A pesar de que las respuestas fueron muy variadas, frente al sufrimiento
se repiten las mismas consecuencias. A nivel negativo: limita la libertad,
se siente soledad, vacío espiritual, traición de quien se ama, debilidad,
depresión, pesimismo, ininteligibilidad, resignación. A nivel positivo:
enseña, fortalece, interioriza, madura, humaniza, hace ser más
expresivo, más religioso, más creativo.
o Las personas que son creyentes, al hablar del sufrimiento lo mezclaron
con sus convicciones religiosas. El profesar un credo particular les da un
motivo de esperanza, una razón de ser, y esto se interioriza tanto que no
pudieron prescindir de este elemento, siempre dándole un tinte positivo
al sufrimiento.
o El sufrimiento es una realidad negativa. La mayoría de los encuestados
al responder a nivel personal sobre el sufrimiento pusieron en evidencia
la anterior afirmación. Sin embargo, estos mismos que a nivel personal
viven el sufrimiento de manera negativa, al preguntárseles sobre el
sufrimiento a nivel impersonal, han respondido que es una experiencia
positiva. Se pone en evidencia que, a pesar de que el sufrimiento es una
realidad negativa, se pueden lograr enseñanzas positivas.
30
6. Muchas han sido las respuestas que se han dado al sufrimiento y que no se
mencionan en este ejercicio; casi todas tienen la particularidad que buscan la
manera de trascender esta realidad negativa, en pro de una victoria del ser-
hombre. En particular el cristianismo presenta una propuesta del todo distinta a
cualquier corriente de pensamiento, basada en el amor, en donde quien sufre
no solo se conoce a sí mismo, sino que sufre por amor. Amar como Cristo ha
amado, presupone una entrega total al prójimo y a Dios mismo. Ya no es pues,
el hombre autónomo en su libertad que triunfa por sí mismo, sino un ser
conciente de su entorno social y trascendental. Por lo tanto cabe proponer un
mayor seguimiento investigativo, hermenéutico –sin caer en un plano
puramente religioso- desde la antropología filosófica-, del sentido de vida del
hombre-doliente como ser-social desde el sufrimiento vivido en Cristo que
comprende su entrega libre al mundo, como amante cristiano en un mundo que
inculca egoísmo y dispersión, y que a su vez, como hombre-sufriente, dota de
sentido al mundo mismo.
7. Este ejercicio no representa un avance frente a la reflexión filosófica, puesto
que no se plantean novedosas soluciones; pero si lo es para el autor, quien ha
conseguido su objetivo aumentando su deseo de conocer este campo
especialmente de la mano de la antropología filosófica.
31
BIBLIOGRAFÍA
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Vaticana, 2007. <Disponible en:
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Bogotá: Paulinas, 1996. 87 p. ISBN 958-607-040-9
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VIAFORA, Corrado. Sofferenza e morte <scandalo> dell’esistenza umana. En:
Credere Oggi. No. 29 (Sept.-Oct. 1985); p. 15-32
33
ANEXOS
Se aplicó una encuesta a un nicho heterogéneo de 13 personas con la finalidad
concreta de conocer el pensamiento objetivo y real con respecto al sufrimiento.
Las preguntas que se usaron tenían la finalidad de que la persona primero
respondiera mirando el sufrimiento en sí mismo y luego respondiera mirando el
sufrimiento ajeno.
A continuación, primero se presentan gráficos estadísticos que resumen los
resultados obtenidos y luego las encuestas realizadas.
1. Cuando usted sufre, ¿cómo toma este sufrimiento? Positivamente o negativamente y ¿por qué?
62%23%
15%
PositivoNegativoLas dos anteriores
2.a ¿El sufrimiento cómo lo ha vivido usted a nivel Espiritual?
54%
46%PositivoNegativo
34
2.b ¿El sufrimiento cómo lo ha vivido usted a nivel Social?
8%
62%
31%
PositivoNegativoLas dos anteriores
2.c ¿El sufrimiento cómo lo ha vivido usted a nivel Personal?
23%
62%
8%
PositivoNegativoLas dos anteriores
3. ¿Considera usted el sufrimiento como algo negativo o positivo? Y ¿por qué?
46%
23%
31%PositivoNegativoLas dos anteriores
4. ¿Las personas como viven y enseñan el sufrimiento?
23%
0%
69%
8%Viven positvo, enseñanpositivoViven positvo, enseñannegativoViven negativo, enseñanpositivoViven negativo, enseñannegativo