Post on 02-Feb-2020
26 UNIVERSIDAD DE MÉXICO
El LandJú degeneradón de Alfonso Reyes
T E A T R OPero si uno siempre soñó con la generosidad de la sangre, con las aventuras apasto y con el ocio sexual, el Doctor Nole resultará un viaje hacia una infanciaperdida, una infancia áiminaloidc v delirante.
Si no fuera por el temor de caer enuna reflexión banal, yo diría que Motína Bordo (Mutiny on Bounty) de LewisMilestone, confirma que "nunca segundas partes fueron buenas". Este inexistente l'emake nos conduce a una omisiónpiadosa: los nombres de los fallidos sucesores de Clark Gable, Charles Laughton y Franchot Tone. Ahora que si defracasos se trata, es preciso advertir lamuerte vulgar del naturalismo mexicanoen Los Signos del Zodíaco de Sergio Véjar, las consecuencias de la poesía cinematográfica en Alpiste para los paja1-i~os
de Mareel Carné, las desdichas de la comedia norteamericana en La Salsa de laVida (The Thrill of it all) de NormanJewinson yen Cuando el corazón manda(Critic's Choice) de Don Weis y, "lastbut not least", la comprobación de queel honor film se ha vuelto un sucedáneodel melodrama de la mujer quedacla yla madre soltera, como lo prueban Elen tierro prematuro (The Premature Burial) de Roger Corman y Un tTío deterror (Twice Told Tales) de Sidney~:;alkow.
Mewsette de Pal-ís (Cay Pun--ee) deAbe Lewinsohn es un intento de hacerdibujos animados para adultos con preten iones. La UPA, sepulturera de lacursileria de Disney, practica un amablemanierismo, como resultado de años desofisticación en el c(/j·toon. La sabiduríapictórica y Jos homenajes a lo artistasfrance es e multiplican en el empeíio dereconstruir, con pretextos felinos, el París de principio de siglo. Judy Carland-quien por desdicha participó en esaprovocación al chiste f<\cil, Un nill0 espera, de .J oh n Cassa vettes- ahora en sumadurel absoluta y Red Button, Hermione Gingold, Robert Coulet y PaulFrees, prestan sus voces para esta singular reiteración del ascenso de la culturamedi;].
La Tarjeta Mágica (The Man at theDiners' Club) de Frank Tashlin, dentrode la obra del único heredero visible delos hermanos Marx, equivale a un reencuentro: con el mal gusto heroico, conla aventura del humor visual, con el desenfreno del gag. Tashlin, al margen desus connotaciones sociológicas, juegaaquí a hacer reír, a incluir dentro de lapantalla el mayor movimiento y el LJayor absurdo posibles. Danny Kaye es ungran cómico, la tradición del cil~c córn ico norteamericano es la más SÓli(~,l delmundo y Tashlin, junto con Jerry Lewis,afirma el gozo despiadado y destructivode la carcajada.
Los Caballeros de la Cruz es una excelente muestra ele la artesanía polaca.Aleksander Forel le procura una elimensió':1 divert!da y épica a su sectarismo yfoqa una Clllta de alegría anticlerical, dereminiscencia del gran cine soviético.Pese al maniqueísmo en que se fundamenta su visión histórica, Ford no estádesprovisto de cualidades narrativas nial reh.ace~- el pasado carece de gusto y deperspicaCia formal. Por lo demás, el cinesocialista no puede nunca ser represen~ado por los prohombres yugoslavosmeptos y retóricos si los hay, como bienlo sugieren antiobras maestras como Cinco minutos en el Para/so y Cuando pasael amor.
Por Jorge IBARGüENGOITIA
Chabrol y la Sagan demostraron hacepoco, ,y no sé si con intención, no sóloque asesinar a ocho o diez mujeres puedeser aburrido, sino que es aburrido hastaver cómo las asesinan. Mientras el público bosteza, un buen actor, con barba,calva y voz formidables va matando todauna serie de jamonas (incluyendo a Michele Margan y Danielle Darrieux) paramantener precariamente a una familiaque no vale la pena y que hubiera sidomucho más sencillo abandonar o meteren el horno de una buena vez y dejarsede cosas. Este Landrú es, en realidad,una especie de versión masculina de[nna la Douce: ella es tan burocráticaen la cama como lo es él en el asesinato.La calidad rutinaria de los actos de estosdos personajes los despoja de toda connotación moral. Landrú no es en realidad un asesino, sino más bien un maridoabnegado, que sale de su casa, como sedice vulgarmente, a darse bofetadas conla vida; su oficio consiste en conseguir,seducir, asesinar, robar y destruir los cadáveres de todas estas pobres señoras: estan virtuoso como el señor aquél de Corazón diario de un nil10, que se acababalos ojos copiando legajos a_ horas inoportunas. ¿Que la señora rezonga porqueno tiene con qué pagar al carnicero? Allíva Landrú a matar otra gorda.
Monsieur Verdoux tenía su mujer paralítica y sus hijos, etcétera, como cualquier sCl'íor (que tenga mujer paralítica) , y adem{ls, veladas aburridísimas conel boticario aquél cuya esposa no puedorecordar si se reía mucho, o era asmá-·tica, o demasiado gorda, o las tres cosas;pere tenía una vida aparte, muy emocionante y admirable, que consistía enasesinar señoras, recoger grandes cantidades de dinero (en hermosos billetesde diez mil francos que contaba con lamaestría que le daban sus no sé cuántos
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años de empleado bancario) y colocarloen las más prometedoras empresas delmercado bursátil; tenía, además, la granvirtud de que sus planes no siempre tu·vieron éxito, como por ejemplo, sus intentos de asesinar a Martha Raye, en ellaguito y con el venenazo aquel que había puesto en el aperitivo y que acabóquemando el cabello de la cnada, gracias a una confusión veneno-agua-oxigenada, aperitivo-zarzaparrilla. Estos intentos frustrados son los que acabaron portraer su desg-racia, puesto que si el asesinato de Manha Rave hubiera tenidoefecto, Verdoux no la hubiera encontrado en su boda (de Verdoux) conaquella otra señora (a quien él, porcierto, tenía la extraña tendencia de confundir con el alma de llaves) que indudablemente tenía una fortuna muchomás sólida que la de él y que, por consiguiente le hubiera evitado el desastre del29 y la miseria. Sin la miseria, él nohubiera enQontrado por casualidad aLa Que No Mató Por Ternura y a suvez los parientes de la Primera Asesinada no lo hubieran encontrado, tambiénpor casualidad, a él en el Salón de Té.
Pero M onsieuT Vel'doux, con ser lomás irteresante que se ha hecho sobreel caso ele Landrú, deja en el misteriouno ele los aspectos más interesantes enun criminal de esta naturaleza: su sexualidad; porque el criminal que asesina porrutina o por deporte es una cosa, y elque asesina por vicio y hace negocio deribete es otra muy diferente. Esto yarequiere verdadero genio.
¿Le gustaba a Landrú asesinar señoras?, ¿qué hacía con ellas una vez muertas?, ¿éómo seleccionaba a sus víctimas?,¿por su dinero?, ¿por cierta cualidad quele resultaba apetitosa?, ¿porque las circunstancias de ellas le promet.ían impunielad? Según Chabrol, Landrú matabael conejo más cercano; según Chaplin,el más gordo. ¿Qué opinaba de todo estodon Alfonso?
Los veinticuatro años que transcurrieron entre que Reyes comenzó la operetaque nos ocupa y dejó de ocuparse de ella,no fueron bastantes, porque la obra noestá terminada, sino apenas comenzada.
El Preludio en la Soledad, que es laprimera parte de la pieza, es una especiede monólogo de un Segismundo cincuentón e intelectual, que lo mismo puedellegar a ser asesino notable que directordel Colegio de México. A juzgar por ladimensión del Preludio, el autor pensaba escribir una obra de no menos desetenta páginas, en vez de las siete uocho que ha de tener el manuscrito. "Delpliegue de cortinas grises, poco a pocose destaca Landnl, como diferenciado enla célula", etcétera, y empieza diciendo:
"¿Qué suceder es éste, qué armoníavibrada entre la rueda y el cuadro?¿Quién al espacio-tiempo me confía?¿Quién se burla ele mí, pues me ha
(creado?"
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y a lo inconcluso del texto, e logranunos efectos surrealistas que son muyinteresantes; por ejemplo: el mismo actor que hace Landrú, hace el J efe de laPolicía y, además, se parece muchísimoa don Alfonso Reyes, así que nunca sesabe bien a bien quién está hablando,con lo que la obra adquiere una dimensión misterio a y absurda; por otra parte,las mismas mujeres que Landrú ha asesinado, entran después dis[raLadas de policías, pera son unos policías mariconey horripilantes.
La ~ran virtud de Currola como director es que deja tantas cosas al azar,que de repen te logra u nos efectos q utsería impo ible planear. ¿Quién hubieraimaginado, por ejemplo, que Marta \ erduzco, una muchacha tan apetitosa, I :¡
ría un policía tan siniestro? ¿Quién hubiera creído que unas era es p co dra··máticas como "La mano que apuñal;,. /la mano que su jeta / el crimen policía /el completo hermafrodita", harían unbuen [inal dicha por Jord,ín? ¿Quiénhubiera inventado un personaje como elde María Antonieta Domínguez, qu~ parece que va a tirar el teatro de pura intensidad?
El héroe de la Casa del Lago, sin embargo, no fue, para mi modo de ver,Currola, sino Elizondo, que escribió lamúsica y la interpreta cada domingo,con su cannotiel- y su camisa rayada. Estejoven ya había escrito música para elteatro bastante mala, pero esta vez logróalgo verdaderamente importante: unamúsica ligera en el mejor sentido de lapalabra, que sirve para bailar y cantar,que produce un efecto y se le queda auno en la cabeza. El tango y el himno alamor son magníficos y el coro de la policía, sin ser tan bueno, es adecuado.
Carlos Jordán, que interpreta a Landrú, al Jefe de la Policía, a don Alfonso Reyes y en general a todo el mundo, porque la obra demuestra que todospodemos ser cualquier cosa, es as tracanado, grotesco y excelente. Hay dos momentos que son sendas cumbres de nuestro raquítico teatro lírico: Jordán cantando Ven, Himeneo a la vera de uncadáver y Jordán cantando "¡Las mataba por dinero! / ¡Qué barbaridadl"
"la obra adqui(}re tlI1f1 dirnellsión misteriosa y absurda"
Es decir, no es opereta, sino cuatro monólogos y dos coros de Alfonso Reyes.
Lo más triste del caso es que Reyesfue el primer escritor que vio las posibilidades dramáticas de Landrú y queademás lo vio a él, no como héroe cómico, ni como mártir de la domesticidad, sino como lo que muy probable-mente ha de haber sido, un señor mediocre y vagamente degeneradón.
El espectáculo ele la Casa del Lago estáformado por dos obras: La mano delcomandante Amnda y LandrlÍ. La primera es una obra extraordinaria, que podría llamarse Cómo matar de tedio enocho páginas, escrita por un señor (Alfonso Reyes) que no tenía nada que decir y que estaba empeñado en escribirocho páginas. Al final del cuento, el protagonista, que es la mano del comandante Aranda, descubre que después detodo, la mano ha sido pretexto literarioinfinidad de veces y decide suicidarse,que fue lo que debieron hacer las ochocuartillas de Alfonso Reyes, desgraciadamente no lo hicieron y se las tieneuno que soplar para fin de ver Landrú,dichas lo mejor posible por ClaudiaObregón y Marta Verduzco, que tratande hacer parecer ingenioso un texto quees de una estupidez y una densidad verdaderamente lamentables. El público dela Casa del Lago se ríe cuando se lomandan, que es cada vez que la manohace un signo procaz. Esto es más lamentable todavía que la obra, porque ochocuartillas malas cualquiera las escribe,pero que el público no tenga alientospara protestar ante un fraude, es signonefasto del tiempo y la sociedad en quevivimos.
Landrú en cambio es un éxito y, enmi opinión, un acontecimiento dramático más importante que las Obras Completas del Seguro Social, en donde después de todo, no se ha descubierto nadanuevo.
A primera vista el espectáculo no esmás que una comedia musical pequeñísima, pero meditando, veremos quetiene grandes virtudes: en primer lugar,no hay un· momento romántico, que es laplaga y muerte del teatro lírico; en segundo, gracias a lo reducido elel elenco
"And holO about Pel-eim?-What about Pereira?"
"Y gracias que, de triste, me deslío,r oceanográficamente me dejoIr en la barca suelta de mi hastíohasta el otro hemisferio del espejo."
Pero hagamos una composición de lugar: esto está dicho sin antecedentes(porque precisamente éstos son los antecedentes), por un señor envuelto enuna cortina, que no está hablando conel p~blico, sino consigo mismo. Aquíp.~dnamos entrar en una larga disquisiClan acerca de la posibilidad, o cuandomenos, la conveniencia de comenzar unaobra con un monólogo tan poco concreto, en resumidas cuentas como el de'.'Te;, b~ or not to be, that 'is the questz~n , sm que sepamos quién es Hamlet,m qué .es lo que lo trae tan preocupado; o bien, con "Apurad, cielos, pretendo,.por qué es que me tratáis así?, ¿qué~elIto cometí contra vosotros naciendo?",sm que haya cadenas, ni el señor estéd~sfrazado de abominable hombre de lasmeves y, sobre todo, sin que haya el antecedente ~e "Hipógrifo violento, quec?rres parejas con el viento". Pero, enfm. Cada autor comienza sus obras comole da la gana.
. ~!iot, por ejemplo tiene como frasesIniCiales de una opereta también inconclusa, las siguientes:
que está muy b.ie!l .para leerse, pero quecomo cuarteta IniCial de una opereta espedante, confusa y floja.
PC?co después viene una cuarteta quees ejemplo notable de lo que los escritores de hace treinta años gustaban deoír dicho en escena:
qu~ podrían servir de modelo a las generaCIOnes.
Pero volvamos a Landrú. El Coro delas Amas de Llaves viene después delpreludio: "En este alegre mercado, / hemos venido a escuchar / la nostalgia delpescado: / la que hace que suene elmar", etcétera. Esto ya está mucho mejor, pero desgraciadamen te la acciónse vuelve vertiginosa, porque dieciséis líneas exactamente después de la últimacitada arriba, ya vienen estas otras: "Yode la media de lana - la sacerdotizasoy ... / jLandrú, no me da la gana! /¡Landrú, qu~ no, que ~o voy! / ¡Sacaesa garra su tI! / de debaJo del mandil!"
Y como quien dice ... al horno."Mientras cunde por el ambiente un
fuerte olor de carne asada, Landrú, asolas, descoyuntado de placer, jadeantede emoción, gesticula 'Y canta llevandoel Titmo con dos canillas, gioTioso enbata y en pantuflas": Y canta Ven Himeneo. Esto, según yo, es lo más ~speluznante que se ha escrito nunca acercade Landrú; significa que nuestro héroeno sólo era necrófilo, sino "roastbeefilo"que sería como para poner a vomita;a medio público, si se diera cuenta delo que está viendo. Después de echarc.u~ntas y hacer metafísica, viene la polICIa (agolpada en la reja) y canta: "Somos la policía / siempre llegamos tarde:/ el cnmen es cobarde, / ni aviso nosenvía", etcétera. Y después de otro monólogo del jefe, telón. ¿A qué se reducela opereta?: a tres monólogos de Landrú,otro final del jefe de la policía, un corode la policía y otro de las amas de llaves.