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Tamayo, JaimeEn el interinato de Adolfo de laHuerta y el gobierno de AlvaroObregón (1920-1924)México, editorial Siglo XXI/UNAM.(Colección La clase obrera enla historia de México), tomo 7,Ira. edición, 1987, 302 pp.
Juan Pablo Córdoba Elias
En el interinato de Adolfode la Huerta y el gobiernode Alvaro Obregón(1920-1924)
Con una política que buscabaconciliar —escribe Jaime Tamayo— capital y trabajo, industrialización y conquistiis laborales,el gobierno obregonista otorgabagarantías y facilidades al capitalal mismo tiempo que asumía elpapel de protector y representante de los trabajadores. En estetalante, el presente texto recorrelos años que van de 1920 a 1924tomando como premisas en elanálisis tanto la constitución del
obrerismo posrevolucionariocuanto su estrecha vinculación
al proyecto obregonista de ins-titucionalización de las masas
urbanas; esquema premisiblc envirtud del ascenso de una socie
dad civil fortalecida ante la au
sencia de un proyecto definidode Estado-nación. Es así como
el autor infiere —a partir de unadescripción pormenorizada delos principales actores en el proceso- la paulatina transformación de una estructura econó
mica fundamentalmente prole-tario/artesanal —mayoritariadesde finales del porfiriato—hacia la confoiTnación del mo
derno proletariado industrial,cuyo eje será el sindicalismo colaboracionista/institucional, enuna historia de continuo mari
daje con el gobierno en cuestióny con ayuda de inicuas cuotasde poder para las centrales autónomas en relación con los gobiernistas (el raso específico de la
Confederación Regional ObreraMexicana [CROM]). Así pues,el manejo de características populistas por parte del ejecutivo,propicia su autoconsolidacióncomo actor principal en la búsqueda de equilibrio ante la evidente dispersión de las fuerzaspolíticas y logra no sólo difumi-nar los conflictos de la clase bajola égida de un nacionalismo conservador (Tratados de Bucareli),sino estructurar —con ayuda dela manipulación obrera— apéndices electorales (el Partido Laborista Mexicano como caso
particular), cuyo papel determinante se patentizará en el apoyocromista a Plutarco Elias Calles
durante la rebelión delahuer-
tista. En este marco, la investigación describe el papel de laCROM —única central obrera
nacionalmente organizada— ydeja al descubierto la validaciónde un espacio político con elaparente respaldo al movimiento obrero, que sólo revela, enabierta defensa del proyectoobregonista de la pequeña burguesía ranchera ante el fantasma del capital terrateniente, losresabios de la burguesía industrial/comercial y la desgastadapero constante amenaza de losmilitares segregados en el reparto posrevolucionario.De esta manera, la cúpula sin
dical —encabezada por L. Morones— se manifiesta en tanto me
canismo óptimo de obtenciónde prebendas que beneficien ala burocracia sindical (diputaciones, gobernaturas, secretarías deEstado, etc.,) con ayuda del manejo de los contingentes másnumerosos del proletariado industrial y en abierta subordinación a la fuerza política de suslíderes. Es así como Jaime Tamayo explica la facilidad pragmática cromista reflejada tantoen el manejo de conflictos internos (caso de la 2a. y ."ja. convenciones) como en sus relacionescon otras centrales (principalmente con la CGT). A continua
ción, el trabajo se ocupa de laConfederación General de Tra
bajadores, la cual surge comorepresentante del radicalismoanarcosindicalista, a partir de laconfluencia en su seno de co
rrientes anarquistas, anarcosindicalistas y comunistas, estos últimos apartados en posterioresluchas intestinas. La importancia de esta central es nítidamen
te destacada por el autor en lajusta medida de su capacidad decombatividad y autonomía políticas; activismo que se reflejaen las prácticas de apoyo a formas de independentismo sindi-dical y en la subsecuente represión obregonista al proyectocegetista de rechazo ala filiaciónpartidaria com'o premisa deacción política. Posterior a esteanálisis, el autor se ocupa de laConfederación Nacional Católi
ca del Trabajo (CNCT), centralque articulará su discurso político en base a una legislacióncontraria a la huelga comoarma sindical, y en sostenidocnfrcntamiento con el socialis
mo sindical; en resumen, unasoterrada defensa de la propiedad privada y los privilegios declase. Finalmente, el texto rescata la importancia del obrerismo regional particularmente enel caso de las luchas faccionalcs
(Jalisco como ejemplo), su papel en relación con el independentismo sindical (Yucatán yTabasco) y por último, el sindicalismo autónomo (caso del Sindicato Mexicano de Electricistas)y destaca la recomposición decuadros políticos que provocala rebelión delahuertista como
consecuencia directa del respaldo de la CROM a Calles, factoresque si bien consolidan su poder,a un tiempo limitan su capacidad de movilidad bajo el mantode la institucionaiización cor
porativa; la historia de la incipiente estructura simbiótica quecaracterizará las futuras relacio
nes del gobierno con el movimiento obrero.
Ludiow, Leonor
"Tensiones y presiones entre Estadoe Iglesia", Matíde Luna, "Los empresarios, el sistema político y la democracia", en i 7 ángulos de un sexenio.Plaza y Valdés, 1987, pp. 385-394 y399-491. respectivamente.
Rosa Ma. Mirón L.
Diecisiete ángulos de un sexenioes un libro completo que brindaal lector una visión global de laproblemática vigente durante elsexenio de Miguel de la Madriddesde diecisiete perspectivas distintas. En los ensayos que aquíse reseñan, las autoras analizandos grupos de la sociedad mexicana, particularmente fuertes yconsolidados, cuya relación conel Estado se ha caracterizado
desde sus orígenes por un "estira y afloja" constante; estosgrupos son la Iglesia y los empresarios. En los años recientes,ambos grupos han pretendidomodificar sus relaciones con los
gobiernos mexicanos para asígarantizar una mayor y másintensa participación en la vidapolítica Nacional.En el texto "Tensiones y pre
siones en las relaciones entreEstado e Iglesia". Ixonor Lu-dlow brinda un análisis de la situación que guardan las relaciones entre la jerarquía eclesiástica y el gobierno delamadrídistuasí como de la creciente participación política de la Iglesia mexicana, sobre todo durante losdos primeros años del sexenio.
Para ubicar los cambios re
cientes en la Iglesia nacional,Ludiow hace un recorrido histó
rico por el catolicismo a nivelmundial, apuntando sus transformaciones y la forma comoéstas han repercutido en nuestro país. Asimismo, delinea elcontexto en el que, en los últimos tiempos, se ha desarrolladola actividad eclesiástica nacio
nal. '
La autora señala que la Iglesia católica inició un importanteproceso de modernización apartir de la realización del Concilio Vaticano II (1962), queimplicó la modificación de lasbases, principios y funciones deesa religión, así como el replan-teamicnto de su forma de relación y convivencia con otrascreencias. Dicho proceso se vioreforzado por el proyecto deJuan Pablo II. de mayor apertura y vinculación con el mundo católico, así como por reformas al Derecho Canónico
(1983), mediante las cuales secambió el principio de la "infalibilidad" y se promovió laflexibilidad, la descentralización,y una mayor autonomía de lasinglesias locales en la definiciónde sus acciones y la toma de decisiones. Esta nueva imagen dela Iglesia católica quedó de manifiesto en la II ConferenciaEpiscopal Latinoamericana(CEL.AM), realizada en Pueblaen 1979, donde se expresaron yenfrentaron las distintas corrien
tes católicas de América Latina.
En un contexto —nos recuer
da Ludiow— durante los años
recientes se conformaron y consolidaron en Latinoamérica nue
vos y diversos grupos religiosos.Ellos van desde los que se opusieron a aquella jerarquía católica que durante ios años de la"guerra fría" se caracterizó porsu radical combate al "comunis
mo internacional" y su apoyo alas distintas dictaduras del sub-
continente, hasta el más articulado movimiento conocido
como "teología de la liberación".Al abrigo de los intentos moder-nizadores, la "teología de la liberación" desplegó una abiertalucha contra la pobreza y la desigualdad social que le valióganar una fuerza inusitada y ungran reconocimiento, pero también el verse sometida a un juicio en et llamado "tribunal de lafe" donde sus planteamientosfueron cuestionados, aunque fi
nalmente aceptados por el Vaticano.
En ese mismo ambiente, surgieron también destacadosmiembros de la Iglesia latinoamericana —sobre todo chilenos
y argentinos— que durante losdifíciles tiempos de las dictaduras militares se caracterizaron
por desarrollar una labor fundamentalmente política —donderesaltaron sus intervenciones en
defensa de los derechos huma
nos, tan afectados por esos gobiernos- que los llevó a aparecer como los interlocutores quehabrían de sustituir a los partidos políticos y n los sindicatos,por lo demás, inexistentes enesas naciones.
En el texto reseñado se seña
la que, por su parte, la Iglesiamexicana, lejos de ser ajena eseproyecto de cambio, hizo propias las transformaciones del exterior y aprovechó la coyunturainterna para iniciar un procesode politización que la llevaría aromper el relativo silencio y tasupuesta marginalidad políticaen que se le había mantenidodesde lu época de Lázaro Cárdenas.
Leonor Ludiow afirma que losintentos de incursión de la Iglesia nacional en lu vida política,si bien se han incrementado en
los años recientes, comenzarona evidenciarse desde la década
de los setenta. En un primermomento, dichos intentos fueron promovidos por parte de algunos sectores de la jerarquíaeclesiástica y tomaron la formade distanciamiento y oposiciónal gobierno y sus políticas asícomo de enfrentamiento con
grupos de poder locales. Másadelante, estos clérigos abandonaron sus tradicionales guaridas;a saber, las escuelas y las parroquias, para invadir ámbitos talescomo las zunas marginadas delas gnuidcs ciudades o los sindicatos, en donde percibieron unamayor viabilidad de un proyecto político.
Entonces —dice Ludlow— los
grandes jerarcas católicos seopusieron a los sectores radicales, pues temían un rompimiento en las Gnalmente cordiales
relaciones que mantcía su institución con los gobiernos mexicanos. Sin embargo, siempre estuvieron bien dispuestos a aprovechar cualquier oportunidadde actuaren política.Y muchas de esas oportuni
dades de una creciente politización de la Iglesia, se dieron gracias a la transformación del
escenario político nacional, promovida sobre todo a raíz de la
reforma política lopezportillis-ta. Desde entonces, ha habidouna gran cantidad de intentospor redefinir las relaciones Estado-Iglesia, que pugnan por lograr la reforma del artículo 130constitucional y el establecimiento de relaciones con el Va
ticano. Es interesante resaltar
aquí que dichos intentos provienen tanto del interior de la
Iglesia, a través de la Conferencia Episcopal Mexicana o eldelegado apostólico; como delexterior, desde los representantes de la izquierda mexicana.
Para concluir, Leonor Ludlowsostiene que durante la administración de MMH la respuesta gubernamental a esta "embestida
clerical" ha sido negativa por loque se relieie a la modifícaciónde los términos formales de la
relación. No obstante, ello noha impedido —ni lo pretende-una mayor participación política de la Iglesia que se ha vistofavorecida, en los años recientes, por el auge de una sociedadcivil que por lo menos hasta1987 —cuando se escribió el ar
tículo— no había encontrado
formas políticas partidarias através de las cuales expresarse.
Por su parte Matilde I^una, enel trabajo titulado "Los empresarios, el sistema político y lademocracia", presenta un análisis del comportamiento delsector empresarial con respecto
a su relación con el gobierno deldelmadridista.
Luna divide su interesante
trabajo en tres apartados; en elprimero aborda las consecuencias de la nacionalización banca-
ría (1982) en el nivel ideológico institucional; en la segundatrata las características de la
participación política empresarial de 1982 a 1986; y en el tercero, realiza una comparaciónentre el proyecto político de loque ella llama la "facción radical" del cmprcsariado con algunas de las tesis del, así conocido, movimiento liberal conservador.
La autora presenta a la nacionalización de la banca como
un parteaguas en la historia dela relación Estado-empresarios.Recuerda ella que, por lo menosdesde los años cuarenta, dicharelación se desarrolló en el te
rreno de lo económico-adminis
trativo en donde cvcnlualmcnte
se dirimían diferencias de tipopolítico. En los últimos años, elempresariado incursionó en undoble proceso: una creciente influencia y participación en lavida política nacional y un fortalecimiento inaudito de un grupo en particular; a saber, el sector financiero, cuya capacidadhcgcmónica cuestionaba hastael propio presidencialismo.
En ese contexto, la decisióngubernamental de nacionalizarla banca vino a modificar todo
el esquema de relaciones políticas imperante en el país, acarreando importantes consecuencias. En efecto, tal acción, entreotras cosas, ratificó el modelode intervención estala! y pusoen jaque el liderazgo de laclaseempresarial en tanto que desarticuló a la fracción financiera.
Esto último propició la búsqueda de una nueva correlación de
fuerzas que condujera al establecimiento de un "nuevo es
quema de relaciones económicas, políticas c institucionales,que permitan (la) hegemonía
(empresarial) de una manera máspermanente y más amplia" (p.405). Tal pretcnsión se evidenció en las reuniones "México
en la Libertad", realizadas a fi
nes de 1982, en donde los empresarios delinearon un nuevomarco de relaciones políticasque implicaba una defensa de lodemocrático frente a lo que ellosdefinieron como un Estado
autoritario, intervencionista.Luna afirma que queda claro
entonces el intento empresarialde rebasar lo meramente econó
mico-administrativo, de consolidar sus bases de apoyo social—sobre todo a nivel regional—,y de cerrar filas con el PAN ycon la Iglesia para avanzar haciala rcdermición de las fuerzas políticas.
Matilde Luna trata asimismo
la participación política de losempresarios durante la administración de MMH. Afirma la
autora que después del gopcrecibido con la nacionalización
de la banca, adquiere una mayor presencia la facción radicaldel empresariado, la cual enar-bola la bandera de la democra
tización del sistema político, loque implica cl fortalecimientode la sociedad civil y la desarticulación del modelo corporativo, concebido como la participación tripartita de trabajadores, gobierno y empresarios. Losempresarios lanzaron entoncesuna fuerte embestida contra la
rectoría estatal, la planeacióny cl sector social, y promovieron la idea de reviializar la eco
nomía social de mercado donde
cl empresariado habría de tenerun papel de liderazgo.
Luna destaca que la políticaeconómica desarrollada por elgobierno de MMH promovió,o en su defecto favoreció, clrol protagónico de los empresarios. .\cciones en este sentido
son, sin duda, cl pape! centralasignado a dicho sector en elPlan Nacional de Desarrollo
1983-1988; el impulso dudo al
sistema bursátil; y la aperturacomercial que consolidaría alsector exportador; entre otras.La injerencia empresarial al
canzó también el ámbito de la
lucha electoral, básicamente anivel regional. Su participaciónse caracterizó por su críticasistemática al "monopartidis-mo", su vinculación al PAN, y a
la Iglesia y, eventualmente, laincorporación a las filas del PRJde algunos de sus miembros destacados.
A manera de conclusión, laautora hace un esbozo de la ideo
logía empresarial que bien podría clasificarse como un caso
de conservadurismo liberal. Den
tro de este esquema, el empresa-
riado mexicano —y en particular su facción radical— pretendefrenar el avance del Estado queha afectado a la sociedad civil yha obstaculizado la "democra
cia liberal" y para tal efecto seproponen ellos mismos comoprotagonistas de una nueva ins-titucionalidad.
Leal, Juan Felipe y
Mengos Bomemann, Margarita."La violencia armada y suimpacto en la economía agrícola delestado deTla:tcala, 1915-1920",Historía mexicana, 144, vol. XXXVI,abril-junio, 1987, núm. 4,El Colegio de México.
Pablo Trejo Romo
Más allá de las interpretaciones generales y de las historiasnarrativas acerca de la Revolu
ción Mexicana, que nos proporcionan una visión global y elementos de análisis para comprender y estudiar ese magnofenómeno social, político y económico, los estudios locales yregionales enmarcados en el periodo revolucionario nos ofre
cen, por una parle, la riquezade la explicación de cómo elproceso fue transformando concretamente las estructuras de
determinadas partes de ta nación y, por otra parte, nos proponen una alternativa de estudio y marcan nuevos derroterospara los analistas e investigadores del conflicto armado de
1910-1920.
Precisamente, el artículo deque nos ocupamos es un estudioque nos brinda un panorama dela situación que privaba en lashaciendas pulqueras del nortedel estado de Tlaxcala, entre1915 y 1920. Con rigor analítico y meticulosidad en la investigación y uso de las fuentes quecaracterizan a los estudios del
autor fLa burguesía y el Estadoen México, 1975; México.* Esta
do, burocracia y sindicatos,1975; Economía y sistema dehaciendas en Aféxtco, 1982,entre otros) en este escrito. Lealy Mcnegus tratan la situaciónpolítico-militar; las estructurasagrarias locales, las haciendas ylas modalidades de su explotación; la escasez, el abastecimiento forzoso y el racionamiento; el papel moneda, elcomercio y la especulación, y elgobierno constitucionalista antelas cuestínes agrícola y agraria,todos estos temas ubicados en
la Tlaxcala del cuarto lustro del
presente siglo.Leal y Mcnegus analizan la
correlación de fuerzas existente
en Tlaxcala al triunfo del mo
vimiento constitucionalista. Esto
es, en agosto de 1917, cuandose firman los tratados de Teolo-
yucan. Los autores señalan quea la renuncia de Huerta los re
volucionarios tlaxcaltecas, agrupados en la brigada Xicontén-catl, al pactar con el EjércitoConstitucionalista quedaron encuadrados en la División de
Oriente. Este pacto permitióa Máximo Rojas, jefe de la brigada, acceder a la gubematuraprovisional y la jefatura militar
del estado.
El gobierno de Rojas inmediatamente se propuso confiscarlas propiedades rústicas —aunquealgunas partidas armadas independientes tomaron y realizaron repartos de tierras en algunos puntos del estado— pretendiendo con ello, desde luego,dar respuesta a una de las demandas centrales de los revolu
cionarios. Sin embargo, lasmedidas agraristas se interrumpieron cuando se dio la escisiónentre los revolucionarios, lo quemodificó la correlación de fuer
zas en el Estado, afectando posteriormente las actividades eco
nómicas de la región. La escisión dividió a los revoluciona
rios tlaxcaltecas en dos bandos:
la mayoría de los oficiales de lubrigada al mando de DomingoArenas se sumaron a las fuerzas
del Ejercito Libertador del Sury una minoría apoyó a Rojas ensu alianza con el Ejército Constitucionalista. Los autores nos
señalan que la violencia cundiópor el estado y con un mapapreciso nos muestran las zonasocupadas y el tránsito de losgrupos antagónicos.
Asimismo, indican que a fina-
les de 1916 se reuniñcaron las
fuerzas y que las pugnas entrearenistas y rojistas por el poderlocal se dieron en adelante den
tro del campo constitucionalis-ta. No obstante, aunque se firmó un Acta de Unificación,los conflictos entre los bandos
no terminaron. En un cuadro se
muestra que entre el 15 de agosto de 1914 y el 31 de mayo de1918 hubo nueve gobernadores,en el que hgura Máximo Rojasen tres ocasiones. Señalan tam
bién, que además de accionesmilitares, el gobierno constitu-cionalista emprendió una seriede medidas agrarias para contrarrestar el dominio arcnista.
En otro punto, los escritores distinguen tres tipos de estructuras agrarias que prevalecían en Tlaxcala. La primeraestaba fundada en las grandeshaciendas de 1000 a 2000 hec
táreas y se extendían por el oeste, norte y oriente del estado; lasegunda que se basada en unarelación equilibrada entre lashaciendas —de 500 a 1000hectáreas- y los pueblos, queabarcaba el centro sur del estado y la tercera, fundada en haciendas con una extensión de
250 y 500 hectáreas, situadasen el sureste del estado. Así des
criben las características de los
pueblos, la propiedad, la extensión territorial, el tipo de explotación de la tierra, la actividadfabril, los oficios más socorridos,todo esto, por zonas geográficas,lo que les permite estableceruna diferenciación de las zonasdel estado. Al respecto se incluyen cinco cuadros en los que seproporcionan los datos pormenorizados.
En cuanto a las haciendas ylas modalidades de su explotación, indican que "...solían dividirse en tres sectores bien di
ferenciados pero complementarios: a) un sector de explotacióndirecta que producía, a la vez,para el mercado y para el auto-abasto, b) un sector de explo
tación indirecta, cedido a arrendatarios, aparceros, etc., y c) unsector improductivo que se conservaba en calidad de reserva"
(p. 611). De la misma manera,se tratan las modificaciones quesufrió la explotación de las haciendas como consecuencia de
las transformaciones políticas yla alternancia en el dominio de
las zonas, por ios diferentesbandos revolucionarios, entrelos años de 1914 y 1918; se resalta, así, que una de las consecuencias fue que hacia mediadosde 1918 disminuyó absolutamente la producción agropecuaria.
Los escritores plantean que elproblema de la escasez de granos y ganados se manifestó desde1914. La situación inestable yviolenta —asaltos, saqueos, incendios de haciendas— creó caos
en la producción, distribución yconsumo de granos, en particular del maíz. Ante lo cual el gobierno constitucionalista trató
de establecer una política deabasto. En este apartado se proporcionan las cifras referentes ala cantidad de cereales que entregaban las haciendas ál gobierno constitucionalista. Asimismo, se hace alusión de la creación de juntas prebostalcs encargadas de regular el abasto yel precio de los granos, en elaño de 1915. "La inflación provocada por la caída de la producción agropecuaria, el abastecimiento forzoso y la especulación fueron reiroalimentadus
por el desquiciamiento del sistema monetario" (p. 626). Losautores apuntan que el desquiciamiento se debió en gran parte, a las emisiones de papelmoneda que las diversas fuerzasrevolucionarias colocaron en el
mercado, ante lo cual, tambiénel gobierno de Carranza decretómedidas para regular la circulación de billetes. Pese a ello, 1916fue un años crítico para los trabajadores del campo y la ciudad y su condición fue verdade
ramente miserable, señalan losautores.
Leal y Mcnegus destacan otrasmedidas del gobierno constitucionalista ante cuestiones agrícolas y agrarias. Tales como tascontribuciones que se fijaron enlas haciendas y los impuestos ala producción y consumo delpulque. Además "los hacendados de Tlaxcala se enfrentaron
también a las medidas de carác
ter social y laboral que el constitucionalismo comenzó a dictar
desde septiembre de 1914 conel propósito de contender conel zapatismo-villismo, tanto en elterreno político militar comoen el campo de las reformas sociales y económicas" (p. 364).Una de estas medidas, de granrepercusión, fue la abolición delas deudas contraídas por lospeones, artesanos, mozos y empleados del campo y la ciudad.Aunque, marcan los autores, losgrandes hacendados, industriales y comerciantes se opusieroncon bastante éxito y durantevarios años al nuevo sistema de
relaciones laborales que el constitucionalismo trató de implantar. No obstante, la producciónagropecuaria tuvo una tendencia decreciente, pese a que también "el constitucionalismo se
propuso siempre respetar y rodear de todo tipo de garantías ala propiedad privada, tratandode armonizarla con el interés general" (p. 636).En el artículo .se destacan las
medidas tendientes a estipularlas condiciones de explotaciónde la tierra, la ley de aparcería,ley de tierras ociosas, ley de colonización, todas ellas expedidas en 1917 y la aplicación dela ley del 6 de enero de 1915, obien, el artículo 27 constitucional. Los escritores concluyencon el señalamiento de que "lareforma agraria fue un asuntocandente en Tlaxcala". los diferentes bandos —arenistas, rojistas y constitucionalistas— realizaron repartos y restitución de
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tierras y para 1918 se habíallegado ya a cierta uniformidaddel proceso de la reforma agraria. La lucha armada y la reforma agraria profundizaron las
diferencias que existían entre el"norte" y "sur" de Tlaxcala, Elestablecimiento de "nuevas re
glas de juego" y las accionesgubernamentales repercutieron
en el repunte paulatino de laproducción agropecuaria del estado.
El Colegio de México, EstudiosSociológicos, vo!. V, núm. 15,sep.-dic., 1987.
María Amparo Casas
La revista Estudios Sociológicosde El Colegio de México dedicasu número de septiembre-diciembre de 1987 a explorar la acti-vidíid reciente de un sector de
la sociedad que cada vez conmayor celeridad se revela comoun actor político de primera importancia: el cmpresariado mexicano.
Los artículos que en estaocasión se agregan en Empresarios y Política en México pertenecen a un conjunto de investigadores que desde hace algunos años forman parte de ungrupo de estudio e investigación cuya función principal haestado dirigida al avance del conocimiento sobre la formación,estructura, desempeño y comportamiento de la comunidadempresarial en México.
Este gmpo, al que perteneceninvestigadores de distintas disciplinas e instituciones, inició susactividades de manera informal
en 1984 y fue creciendo hastaconstituirse, por iniciativa propia, en un giTJpo de investigación sobre empresarios y empresas del Consejo Mexicano deCiencias Sociales (COMECSO).Corresponde también a ellosel mérito de haber promovido en julio de 1986 la creacióndel grupo de trabajo "Empresarios y Estado en América Latina" en el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO) que, a poco de másde dos años de estar funcionando, ha sostenido dos seminarios inlcrnacionides (México,
1987 y Buenos Aires, 1988)sobre la situación del empresa-liado en América Latina.
Resulta pues interesante que,de manera conjunta, se presentena los lectores algunos de los resultados a los que, individual ocolectivamente, han llegado losautores que hoy nos corresponde reseñar.
La lectura de Empresarios yPolítica en México nos proporciona una colección de trabajosque presenta la particularidadde partir de una serie de supuestos comunes cuya manifestación, sin embargo, es expuestadesde distintas perspectivas yatendiendo a diferentes ámbitos
de la actividad empresarial.El primer supuesto común a
todos los trabajos es que, a partir de los años setenta, pero demanera más acusada a raíz de la
nacionalización baiicaria, ha venido operándose una serie detransformaciones en el comportamiento del empresariado queapuntan hacia lo que podría llamarse un ntievo protagonismoempresarial. Este, estaría asociado a una nueva voluntad "orien
tada al fortídccimiento de su
presencia en la sociead y ... auna mayor, mejor y más explícita representación de los empre-.sarios en el sistema político parala defensa de sus intereses..."
(Luna, Tirado, Valdés, p. 430).En segundo término, pode
mos identificar otro supuestoque subyace a todos los trabajos. Aquel que señala que progresivamente ha venido resque
brajándose el acuerdo táticoque por largas décadas fue unade las bases del pacto social quedio lugar a la notoria estabilidadpolítica mexicttna. Este acuerdotácito, que hoy parece estar tocando fin, estaría referido a ladivisión de tarcas pactada entrelas élites que constituyen el bloque en el poder y que se tradujoen la autoexclusión empresarialde las actividades partidarias yelectorales. Üe aquí que se afirme que los empresarios ya noestán dispuestos a dejar los problemas de la representación ycontrol políticos a la élite gobernante, esto es, que para los empresarios el modo en que estánrepresentados sus intereses y or-gímizaciones en el sistema político es deficiente y debe serremplazado (Valdés, p. 452).
Este segundo punto en común nos lleva a la identificación
de un tercer supuesto compartido: el de adoptar el conceptode bloque en el poder comouno que permite abordar adecuadamente el desarrollo de los
actores principales de dicho bloque (las diversas fracciones de laburguesía y la élite política) yexplicar la dinámica de las relaciones al interior del pacto dedominación (Gaspar y Valdés,p. 522). De esta forma, 4o queparecen buscar todos y cadauno de los autores, aunque cada uno desde el análisis de problemáticas particulares, es laforma en que el pacto políticose ha roto y las nuevas modalidades que el empresariado bus-
ca dar a la constitución de un
nuevo pacto.
FinaJniente puede decirseque el conjunto de los trabajosjuzga indispensable interpretarlas (ransfoimaciones del cmprc-sariado en el marco de una crisis
que, en el caso de México, sepresenta como inédita en tantoque conjuga profundos desajustes en los ámbitos económico,político y social. Esto es, losautores conciben que tanto elpatrón de acumulación comoel pacto político en México hanentrado en crisis y que las transformaciones en el comportamiento y composición de cualquier sujeto ha de ser analizadodesde una perspectiva que considera las realidades económicas
y políticas puestas en su intcrre-lación (Garrido, Jacobo y Quintana, p. 526).
I.OS tres primeros artículosde Empresarios y Política enMéxico constituyen análisis concretos de la forma en que hanvenido gestándose y manifestándose las transformaciones en el
comportamiento del empresa-riado nacional. A partir de unanota introductoria en la que nosaclaran que el nuevo discursoempresarial se vincula a tresestrategias que definen su comportamiento, cada uno de losautores se da a la tarea de ana
lizar una de ellas.
De esta manera, FranciscoValdés nos proporciona un interesante trabajo sobre la estrategia cívica o social del cmpre-sariado cuyo objetivo es obtener un verdadero liderazgosocial que facilite aún más laprivatización de las relacionessociales. Esta estrategia cívica,idcnlificable tanto en el discur
so empresarial como en los movimientos sociales impulsadospor los sectores empresariales,estaría encaminada a la formación de un nuevo consenso parala participación política y supone tres operaciones ideolópcasbásicas:
a)La extensión de la noción yel ámbito de la "política válida" que supone hacer unasoñsticada distinción entre la
política y lo político ampliando, de esa manera, elcampo legítimo para la acciónpolítica del sector privado.
b) La construcción en el discurso de la oposición gobierno-sociedad para difundir laidea de que el Estado ha idoabarcando de manera omní
moda el espacio social en todos sus ámbitos y convocara la sociedad civil a recon
quistar su lugar y:c)La postulación de una iden
tidad radical entre los con
ceptos de iniciativa privada ysociedad civil con el fin de
inculcar la idea de que todoaquel que no vive del servicioal Estado pertenece a la iniciativa privada.
Esta estrategia cívica se conjunta con otra que Matilde Lunallama estrategia corporativa yque, al igual que la anterior,busca colocar al empresaríadonacional en una posición de liderazgo. Para Matilde Luna, loque parece estar gestándose eneste terreno es la redefinición
del corporativismo en un sentido "privatista", esto es, lo quelos empresarios estarían promoviendo sería redefinir el corporativismo de forma tal que lossindicatos se despolitizaran, lasfunciones estatales de regulación social se privalizaran y losorganismos empresariales se politizaran. Todos estos elementos
afectan las bases de los equilibrios precedentes y suponen,entre otras cosas, la inoperan-cia de la históricamente efectiva
desarticulación formal entre eípoder económico y el poderpolítico que, como se dijo anteriormente, constituyó una delas bases de legitimidad y estabilidad del México contemporáneo.
Finalmente, a las anteriores
estrategias se aunaría la estrategia partidaria que hace referencia a una de las más novedosas
vertientes de politización en loque se refiere al comportamiento empresarial.A diferencia de la mayoría
de otros trabajos referidos a estetema, Ricardo Tirado comienza
por reconocer (y proporcionarlos dalos) el hecho de que, en lahistoria de México, la conjugación de la política con los negocios no es un fenómeno nuevo.
Sin embargo y después de exponer las restricciones a la "acción política válida de los empresarios" dictadas por el pactosocial de los años 30 y 40 Ricardo Tirado se da a la tarca de do
cumentar lo que el llama unanueva voluntad empresarial depoder en una de sus vertientes:la que atañe a la política comolucha directa y explícita por elpoder y uno de cuyos objetivoses incrementar su representación en el sistema político mexicano.
Este novedoso rasgo del comportamiento puede detectarse yrastrearse empíricamente —y asílo hace Ricardo Tirado— tanto
en el discurso cotrio en la acción
política empresarial. Ésta, hadado como resultado la quizámás notoria presencia públicade los "empresarios radicales"en las filas del neopanismo, sobre todo a nivel regional y lareaparición —de manera másvelada y ocultando incluso sucondición de miembros del sec
tor privado— de la facción moderada del empresaríado en elescenario electoral a través del
fenómeno del "neopriismo".A diferencia de los anteriores,
los artículos de Gabriel Gaspary Leonardo Valdés y do CelsoGarrido, Edmundo Jacobo yEnrique Quintana, asumen unaperspectiva más general. Llevando a cabo un mayor esfuerzoteórico, ambos profundizan enel marco conceptual que, desdesu perspectiva, podría llevamos
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a una mejor comprensión de lasrelaciones entre las partes integrantes del bloque en el podery de la formación de ese nuevosujeto empresarial que pareceestar trastocando los fundamen
tos del pacto político.De esta manera, Gabriel Gas
par y Leonardo Valdés, ademásde brindamos un breve perorico esquema teórico para acercarse al objeto de estudio, nosproporcionan un análisis sobreios puntos de acuerdo y los elementos de tensión al interior de
y entre las diversas fraccionesde la clase dominante y de laélite de la burocracia políticagubernamental. Es precisamentea partir de la exposición y análisis de éstos que los autores concluyen que lo que hoy presenciamos en México es algo másque la búsqueda de liderazgosocial por parte del empresaria-do. Para ellos, la radicalización
de una fracción política del em-presariado, la llevará a "plantearse abiertamente la lucha porla hegemonía frente a la élitegubernamental" o, al menos, a"buscar una situación en la quese comparta la función gubernativa como primer paso para cambiar los términos de la rela
ción..." (p.523).Por su parte, Celso Garrido,
Edmundo Jacobo y EnriqueQuintana, en un análisis novedoso, también ahondan en laelaboración de un esquema conceptual pero esta vez partiendode una perspectiva que considera "las realidades económica
y política puestas en su interre-lación y en la óptica de las vinculaciones entre actores...".
Para ello, proponen la utilización de las categorías de patrónde acumulación —entendido co
mo el modo de control del
excedente entre las diversas
fracciones de capital— y depacto político —que se refiereal modo en que cada uno de losactores que constituyen el bloque de poder, participan delexcedente económico y en elsistema de representación y detoma de decisiones políticas.A partir de estas dos defini
ciones, los autores analizan, demanera dinámica, las relacionesde las fracciones del capital privado entre sí y con el gobierno.
Destacan en este último ar
tículo intitulado "Crisis y Poderen México" el análisis económi
co de la crisis y su impacto enla conformación y comportamiento del empresariado, y unesfuerzo prospectivo inusual entomo al perfil y la futura participación de las fuerzas que conforman el bloque en el poder.Queda para el futuro juzgar silas proyecciones propuestas soportan el paso del tiempo.
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Fotogi-afía del Archivo General de la Nación.