Un viaje en el tiempo

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UN VIAJE EN EL TIEMPO

AUTORA: PAULA ABALDECOLABORAN: 3º ESO - A

Era el primer día de curso, llevábamos soñando con subir a la planta alta casi toda nuestra vida.

Ya todos esperábamos que sonara la sirena y estábamos muy impacientes por ver gente nueva, dónde nos sentaríamos y cómo sería aquella planta de la que todos hablaban.

¡¡¡RING-RING!!! Sonó la sirena. Todos empezaron a subir las escaleras. Aida, Paula, Andrés y Fran llegaran ya al aula.

No se lo podían creer. Los cuatro decidieron pasar, siempre entrando con el pie derecho para comenzar con suerte el nuevo curso.

La clase no era muy grande. Lo que más les llamó la atención fue una pequeña caja de madera que había al fondo cerrada con un candado.

Se sentaron en sus sitios y entró una profesora, la que iba a ser su tutora.

Como todos los años les dio una charla de como sería el curso y lo que debían hacer para llevarlo bien.

Cuando acabó pasó al apartado de ruegos y preguntas. Andrés, uno de los cuatro amigos, el más directo y el que solía hacer las bromas, preguntó qué había en aquella caja.

La profesora muy nerviosa comenzó a mover los papeles que había encima de la mesa y enseguida cambió de tema sin contestarle.

Al cabo de un mes, cuando los alumnos ya se habían adaptado a los nuevos profes y a la nueva materia, los cuatro amigos: Aida, Paula, Andrés y Fran seguían sin saber qué había en aquella misteriosa caja, que parecía tener más años de los que debía tener el colegio.

Era martes y acababan de salir al recreo después de haber tenido una hora de plástica y otra de tecnología. Fue entonces cuando Aida comentó a sus amigos:

No tengo ni idea pero tiene que ser importante para que la profe se ponga así cada vez que alguien saca ese tema.

¿Qué creéis que habrá en esa caja?

Los dos niños asintieron. Andrés propuso la idea de abrir la caja. No era posible, pues las clases permanecían cerradas durante el recreo. Sin embargo, la curiosidad era mayor, así que a Fran se le ocurrió una idea :

Mañana en el recreo iremos a clase y abriremos la caja.

Consiguieron llegar a clase y como habían acordado el día anterior, repartieron las tareas.

Aida y Paula vigilarían la puerta del pabellón, Fran la de su clase y Andrés abriría la caja.

Cuando Andrés estaba abriendo el candado, una ráfaga de aire lo absorbió.

Fran llamó a las niñas y, de pronto sonó la sirena. Se podían escuchar las voces de los niños por el pasillo, y, sin pensárselo dos veces, los tres amigos se adentraron en la caja.

Cuando abrieron los ojos se encontraban en el lejano oeste. Allí preguntaron por su amigo. No lo habían visto.

Sin saber cómo se encontraron en medio de una batalla entre indios y vaqueros, no teniendo más remedio que correr para salvarse.

Decidieron volver a la caja y en cuestión de segundos aparecieron en la Edad Media.

Una princesa reposaba en unos aposentos, mientras su doncella la peinaba.

Iria, Paula y Fran preguntaron a la princesa por su amigo Andrés.

La princesa muy amable les dijo que su amigo no había pasado por allí porque de ser así se habría enterado.

Dándole las gracias se despidieron y de nuevo desaparecieron en esa vieja caja.

Esta vez la caja los llevó a China. Una mujer que pasaba por allí les ofreció ir a su casa a descansar y tomar un plato de arroz.

Una vez contada su aventura, aquella mujer tan amable les dijo que su amigo había estado allí y que se fuera con la esperanza de llegar a su casa.

Los amigos ya desesperados cogieron la caja y al volver a levantar la tapa aparecieron en el futuro.

La gente volaba con mochilas propulsoras. El problema era que no solo había avanzado la tecnología, sino también la lengua. No entendían nada así que decidieron volver.

En este viaje su destino fue Egipto. Tan pronto llegaron, unos hombres los detuvieron y los llevaron ante el faraón.

Fueron juzgados y encerrados, y para su alegría, allí también se encontraba Andrés.

Una vez contadas sus aventuras se abrió la puerta de aquel sucio y viejo sitio. Lanzaron algo hecho añicos, se acercaron y pudieron ver que era la caja, pero, ¿qué podrían hacer ahora? ¡La caja estaba rota! Sin perder la esperanza intentaron entrar en ella.

Se escucharon unos ruidos muy raros. Ya no sabían qué hacer, estaban asustados y querían volver al colegio. De repente Paula tuvo una idea, pegarían cada trozo de esa misteriosa caja.

Los cuatro amigos se pusieron en marcha.

¡Lo consiguieron, la caja ya estaba acabada!

Uno a uno fueron entrando en ella.

Ya estaban de nuevo en el colegio. Sus compañeros no habían entrado en clase. Era como si el tiempo se hubiese detenido. Recogieron rápido, se sentaron y decidieron no volver a abrir esa caja y a olvidar todo lo que habían vivido ese extraño día.

FIN