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UNIVERSIDAD DE MEXICO
L 1 B R O S
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ACGUSTO MONTERROSO, Obras completasy otros cuentos. Imprenta Pniversitaria. México, 1959, 129 pp.
Por Ramón XIRAU
CLASICISMO DE MANUEL DURÁN
S I LA ALEGRÍA sensible definía bs primeros poemas de Manuel Durán,si su primer asedio a la ciudad se
convertía, desde su segundo libro, en temaconstante y favorito, en La paloma a::ltlel "tema" latente es siempre la ciudad deMéxico. Nocturnos iluminados por lasluces de la ciudad, nubes presencias delpleno día, balcón contemplador de verdes arboledas, lluvia pertinaz en las aceras, fábricas, puentes, pantallas, calzadas de poetas y filósofos, son fuentes deimágenes poéticas en este libro de treinta y tres poemas. Miro su ciudad. Pasodespués a la tendencia general de estapoesía.
La ciudad ha sido, muchas veces, temade la poesía moderna, imagen de las diversas emociones que el poeta proyectaen ella. El París de Huidobro, el Nuevay or!< de García Larca, las ciudades aisladas y solitarias de Paz, la ciudad-pecado de López Velarde, la fervorosa vidadel Buenos Aires borgiano, son suficientes ejemplos de varias visiones de la ciudad moderna en la poesía de lengua española. Ninguna de ellas conduce a unapoesía cívica ni tan sólo ciudadana. Huidobro contempla el cielo, García Larcasu Andalucía deformada por el prismaneoyorquino, López Velarde su desazónque es al mismo tiempo atractivo, Borgeslas situaciones límites de la concienciasimbolizadas por el arrabal. Poetas de laciudad se satisfacen con contemplar susrincones amorosos o terribles para desrealizar la vida ciudadana y hacerla palabra poética, expresión de la vida interior. No me gusta mucho la palabra ysm embargo, puede decirse que todosellos, usan la ciudad como símbolo.
Esta afirmación general es tambiénciert... en la poesíú de Durán.
Desde la primera línea hasta la últimade estos versos, hieren nuestra vista losobjetos. Hasta tal punto que a veces parecen discurrir por sí solos, plenamenteautónomos independientes de su circunstancid. No qmero decir, con esto, que lapoesía de Durán sea una poesía de cosas.No puede serlo esta espaciosa poesía escrita en las "salas del aire". Pienso, másbIen, que e! objeto -natural o artifiCIal- surge alluí bajo la especie de uncolor (blanco, rosa, azul, predominan),bajo la especie de un guiño eléctrico ("deneón rosa y verde, cubriendo desnudeces"), bajo la especie de una máquinavivaz que se pasea por las calles despobladas, abstraídas por la mirada del poeta: "pájaros perdidos", "taxis" que despIertan a la aurora", "autobuses raudos".Modificados por un adjetivo, una imagen, un signo de luz nocturna, los objetos artificiales -auto, avión, fábrica,puente-- llegan a penetrar en el paisajenatural de la ciudaú. Parece predominarla alegría, la alegría de "amigos que unoencuentra en cada esquina", la ciudadque ren;:¡ce "dentro de una sonrisa". Pre-
( 1) Manuel Durá!1 h.a public.ado hasta aho:a,en castellano. los SigUientes libros de poesla:Puente (1946); Ciudad asediada (1954); LaMioma azul (1959).
domina también cierta magia que Duránlogra mediante la sencilla fórmula de encuadrar el poema en imágenes que sonal mismo tiempo realizantes y desrealizadoras: los árboles, "globos verdes";los perros (¿ recuerdos de Larca, de Tamayo?) que "atacan a mordiscos las estrellas más bajas", los "albañiles oliendoa muro recién nacido".
Pero la ciudad no es solamente alegriay color, gozo y paleta transparente. Laciudad es dramática porque en ella secontraponen vida y mecanismo, amor ydesamor, animación y piedra. A vecesllega Durán a creer que "es el tecnicolorla única idea platónica", que es la fábrica de "feroces perspectivas", la únicavisión, desolada, de muros y piedras; queson "las monstruosas hileras de cajas dezapatos", el modelo ruinoso de una ciudad iluminada y mordida por la muerte.y es que en la ciudad conviven sueño ypesadilla; "dulce durazno rosa", "jardínen delirio" de las calzadas y relojes tendidos a nivel de agonía: "el reloj, pezinquieto de espaldas a la vida", amor quees vida y amor que se derrota "comouna piedra que cae por un lago sin fon-d "o.
Dialéctica de lo vivo y lo mecanizado,magia y milagro, palabra repetida. Lossurrealistas no descubrieron ni la dialéctica ni el milagro ni la magia. Si bienvolvieron a hacerlas presentes a un sigloque quería los mitos extintos. Durán hapasado por el surrealismo. Tenue a veces, eficaz en una imagen certera, elmundo del sueño nace aquí como la "espontaneidad mágica" de las olas de Michaux. Pero Durán no olvida, como nopudieron olvidarlo muchos poetas de infancia marina: Alberti, Gorostiz, Huidobro, su visión inteligente del mundo. Durán es esencialmente clásico, si clasicismo es medida, y es clásico si clasicismoes claridad. La mejor manera de definirsu intención poética hay que encontrarlaen sus versos. El paisaje es transparente:
Una nube callada, pensativa, discretaen el líquido espacio. La calle se proyectahacia adelante, recta, como una clara idea,problema bien resuelto.
Pocos poetas jóvenes de México dedican a su ciudad una vocación clásica como la de Manuel Durán. A la mecanización del mundo -"los hombres enarbolan blancos computadores"- Duráncontrapone siempre la inteligencia sensible de la vida:
Azul, una palO1'na sigue volando intacta.
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1KCLL"YEKDO al que le da su título,este volumen reúne trece cuentos devarias dimensiones en los que el ri
gor verbal, la pericia técnica y la ironíacomo lado amargo del hUlllor, aparecenuna y otra vez como elementos característicos del estilo de Monterroso.
En el aspecto formal, los cuentos oscilan casi siempre entre dos soluciones clásicas de! género: presentar una serie dehechos cuya función real es caracterizara un personaje que es el que verdaderamente motiva el relato (Primera dama,Leopoldo (SI/S trabajos), El concierto,El centenario, N o quiero enYO'Iiarlos) opartir de un suceso cualquiera y deformar sus consecnencias lógicas para terminar con un final sorprendente y -enel caso de Monterroso- casi siempreirónico (Uno de cada tres, Sinfonía concluida, Mister Taylor, El cclipse, El dinosaur·io). En ambos casos, la intenciónfundamental del autor parece ser la defijar un comentario un tanto marginal yesencialmente literario, pero no exentode crítica, de la sociedad contemporánea,a la que Monterroso juzga con un criterio en el que se advierte la desilusióny aun la amargura.
Los tres relatos que restan (Diógenestambién, Vaca y Obras completas) notienen diferente propósito, pero están realizados dentro de una forma distinta.
Vaca más que un cuento es un poemaen prosa puramente irónico.
Diógenes también, narrado en primerapersona por distintos personajes que toman la palabra para culparse unos a otrosde sus desgracias sin identificarse previamente, es una alegoría cuyo sentidoaclara el título. Todos resultan víctimasy verdugos; la verdad absoluta no existe;triunfan sobre ella la crueldad y la mentira. La intención del relato es evidente:todos son --somos- culpables. Monterroso abre un ciclo infinito, cruel y amargo, pero muy real y muy expresivo. Elhecho de que el perro, víctima para unos,verdugo para otros, se llame -tambiénDiógenes, acentúa la intención irónicadel texto.
En Obras completas, Monterroso logra a través de una historia partic~lar,
señalar una verdad general del ambienteliterario: la esterilidad a la que lleva latentación de suplantar por una erudicióninútil la auténtica actividad creaclora. Eltema abarca una de las principales preocupaciones del autor -tocacla tambiéndesde otro punto de vista en Leopoldo(sus trabajos)-: el del sentido de lavocación literaria. El acierto con queMonterroso ha sabido elegir los personajes, caracterizarlos, analizarlos y recrearel ambiente le otorga al relato un valorejemplar.
Del libro en general pueden señalarsevarias características comunes a todoslos cuentos, como ya hemos indicado; pero aparte de las que corresponden al merooficio literario, creemos que la más importante es la que se refiere al tono irónico con que éstos han sido realizados.Basándonos en él, podemos decir que ellibro es un libro amargo; pero positivo.El autor no está con sus personajes, sinocontra ellos; no acepta los sucesos, losjuzga; el tratar personajes y situacionesnegativas no quiere decir forzosamenteque el autor sea negativo, sobre todo
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cuando como en el caso de Monterroso,no se ~naltece a estos personajes y estassituaciones, sino que se les trata desdeun punto de vista crítico, señalando sunegatividad.
En particular, ninguno de los cuentoses superfluo. Personalmente preferimosObras completas, por su justo desarrolloy el sentido del tema; Diógenes también,por su esplendida realización; Leopoldo(sus trabajos), por la agudeza del análisis y el tono humorís.tico con que M~nterroso supo caractenzar al personaje;y El eclipse, por el exacto equilibrio conque el autor desarrolla la narración dentro de un tono que el desenlace anula, para dotarla de un nuevo sentido; pero tO"dos tienen una función justa dentro dellibro como totalidad, y todos contribuyenen una u otra medida a hacer de Obrascompletas (y otros cuentos) una esplendida muestra del talento literario de suautor.
]. G. P.
FERNANDO BENÍTEZ, El rey viejo. LetrasMexicanas, 52. Colección Popular, 6.Fondo de Cultura Económica. México, 1959, 203 pp.
EN sus LIBROS ANTERIORES (La rutade Hernán Cortés; La vida criollaen el siglo XVI)' China a la vista;
Ki, el drama de un pueblo y una planta)Fernando Benítez supo llevar la cr6nica,el reportaje, la evocación histórica al plano de la buena literatura. Años atrás, en1945, había publicado Caballo y Dios,siete relatos unidos por el tema de lamuerte. Allí podía verse al novelista quehoy ha escrito El rey viejo.
Compuesto a modo de anotaciones en undiario, el libro narra los últimos días deVenustiano Carranza, su anábasis a través de la sierra poblana y su ominosofin en Tlaxcalantongo. El autor se sirvede una página de Frazer en La ramadorada para simbolizar la occisión delPrimer Jefe. El tema tiene precedentesen la bibliografía nacional, pero los quehan escrito sobre este capítulo de oprobiolo hicieron para justificar su colaboración en el desastre o inculpar a las facciones divergentes. Martín Luis Guzmán,narrando el episodio, logró páginas deverdadero aliento clásico. Mas el prolijoacopio de antecesores no pesa por encíma de El rey viejo: es la primera ocasión en que la tragedia se juzga con uncriterio novelístico.
Típico intelectual mexicano, Enrique-el personaje que cuenta esta novelaincorpora la historia de su miedo a lagran ruina del honor que fue el cuartelazo de Agua Prieta y el aniquilamientode Carranza.
(En mayo de 1920 el Presidente salióde la capital con todos sus instrumentosde gobierno. Los antiguos generales delConstitucionalismo -Alvaro Obregón yPablo González- avanzaban hacia México para adueñarse del poder que Carranza no quiso heredarles, aspirando aterminar con los regímenes militares. Cada hora significaba la deserción de unnuevo regimiento. El convoy avanzó hostilizado por la caballería de los rebeldeshasta que Carranza -rehusando los salvoconductos que le ofrecía el enemigodecidió internarse en la sierra para librar a los civiles de la muerte en combate. El ejército se sirvió de un minúsculo traidor. Rodolfo Herrero, para que
el Presidente muriera acribillado sin levantarse de su lecho. Los acompañantessalvaron la vída firmando un documentoque alegaba e~ suic~di.o de Carran~a).Enrique volvera a Mexlco con el cadaverde el rey viejo, y luchará p~r recobr~r. elamor de Cecilia, por destrUir su espmtuegoísta al conocer su cobardía.
La trama cobra interés de asunto inédito y se prolonga sin tr?piezos. Be~ítezescribe con palabras precisas; sus parrafas son un modelo de eficacia. Entreverahábilmente los trozos reales con los imaginarios y logra. una imagen ce!tera. delmilitarismo mexicano en los anos fmales de su hegemonía.
Particularmente actual y necesario esla descripción de las ceremonias que celebraron el ascenso de Obregón a la Presidencia. Esos hombres que se atropellan por abrazar al vencedor, que. se d!census compañeros de banca, que mscnbensu nombre en cada árbol, en cada murode nuestro territorio, que consideraríandeshonrada a su hija si el Presidente nofuera testigo de su matrimonio, son losmismos que en noviembre de 1957 desvastaron la Secretaría que hospedaba alcandidato electo, en su afán de rendirlepleitesía.
El sentido moral de la novela no descansa sólo en esa observación: todo sufondo es un llamado a la honradez, alvalor que se alce contra la gran mentiraque sostiene nuestra vida política.
J. E. P.
MANUEL MEJÍA VALERA, Lienzos desue'ño. Libros del Unicornio, 3. México, 1959, 48 pp.
Este volumen reafirma las buenas cualidades que su joven autor había mostrado en producciones. ~nteriores: pr~
cisión de estilo, y habilidad para urdirlas tramas de sus cuentos. A pesar delo breve del tomo, el lector encuentra ensus páginas ficciones históricas al e~t.ilo
de Marcel Schwob, ensayos de cntlcaapócrifa apegados a la línea de JorgeLuis Borges, algunos buenos relatos ~e
science-fiction, y poemas en prosa, n~~s
personales pero menos valiosos. ~eJ1aValera practica rigurosamente la literatura imaginativa, y en ningún momentocae en el realismo prosaico; pero susvirtudes al mismo tiempo constituyen suslimitaciones. Si bien ensaya por diversoscaminos la expresión, se ape~~ dem~~iado a la pureza de una intenclOn estehca,y su obra depurada apunta al callejónsin salida del "arte para artistas". Esteautor ha ganado la mitad del terre.~o:
es dueño de un instrumento de expreslOn.Ahora sólo le falta olvidar los modelos,echar mano de su experiencia personal:No dudamos que en un próximo libroobtendrá magníficos resultados.
c. V.
ALBERTO BONIFAZ NuÑo, Juego de espejos. Imprenta Universitaria. México, 1959, 146 pp.
Un libro de cuentos en el que se equilibra la realidad y la imaginación.. Lamayoría de la~ historias p.ose.en en ciertomodo un ambiente expreslO11lsta. Sus temas objetivos: el amor, la muerte,. eldinero, las enfermedades, por su peculiarenfoque subjetivo resulta~ .eleme~to~ demisterio. El aspecto anecdotlcd esta slem-
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pre encaminado a resolver los valor~en forma paradójica; los valores. negatlvos resultan positiv~s, y a la I~versapero al final predom~na lo ,negatr~o. Lmayoría de las histonas estan realizada~cuidadosamente; pero de .entre ,;llas des·tace. "La imagen y el tiempo , por léfinura de su intención. y la acertada de~.cripción de un ambiente fantasmal. Smembargo "La cachucha de armiño" m~
parece ei mejor relat<;>: espontá~eo y rea·lista en el buen sentido, ademas es muyconvincente por su agudez~ p~icoló~icapara observar a los personaJ~s 1I1~ant¡\es.Este cuento como la mayona, tiene unfinal paradójico; 10 que en ~n principioparecía una emulación de D~ano de unniño se transforma en una burla de lafalsedad de los buenos sentimientos infantiles.
c. V.
AGUSTÍ BARTRA selección, ve,rsión y prólogo a: Antoldgía de la tqesía norteamericana. Nuestros Claslcos. UNAM.México, 1959, 329 pp.
EL PRIMER TESTIMONIO poético en Nor. teamérica lo constituyen can~~s rituales e incipientes compOSICIOnes
líricas que años antes de la colonizaciónhicieron algunas tribus abórígenes. Enrealidad esta poesía comenzó hasta 1817con el Thanatopsis ·de William CullenBriant. R. W. Emerson aunó, poco después, la gravedad de la filosofía con lossímbolos éticos. Longfellow gozó durantesu existencia un prestigio que el tiempoha decrecido. Su obra no se compara ala de Edgar Allan Poe, quien, sin embargo, no logra igualar la grandez.a desus extraordinarias narraciones. FIgurasemibíblica Walt Whitman es el primerpoeta mod~rno de los E. U. y su tra~ajoha llegado casi intacto hasta nuestro tiempo. Emily Dickinson cierra el c!do del g~
nio puritano y es una ~e las fIguras ~as
originales de las l~tras I~glc:s,:s. La m~Jorépoca sobrevendra a pnnClplOS del Sigloxx con Robert Frost y Carl Sandburgqu~ hereda la riqueza poética de Whitman° su denuncia tumultuosa lo hace unode I~s mayores poetas norteamericanos.Al reunirse, el grupo imaginista provocauna de las transformaciones más radicalesde la poesía moderna. Ezra Pound escribegrandes poemas y guía la carrera de T.S. Eliot quien después dará The wasteland, Ash wednesday y F our Quartets.Cierran la etapa de los maestros actualesEdna S1. Vicent Millay, Hart Crane yE. E. Cumings. No menos dignos de mención vienen a ser William Carlos Williams, Archibald Mc Leish, LangstonHugues, Karl Shapiro y Paul Blackbur~,
principal traductor de los poetas mexIcanos.
Estos datos se encuentran en el prólogoque Agustí Bartra -el autor de Odisea yQuetzalcóatl- ha escrito para la reedición de su Antología, felizmente incluidadentro de Nuestros Clásicos. La ediciónes bilingüe y permite apreciar la fidelidadde las transcripciones, muchas de ellas animadas por un espíritu que las convierteen recreación auténtica. Algunas apreciaciones críticas son muy discutibles, puesBartra enjuicia a autores muertos hacevn siglo empleando las normas de la vigente estética, pero en conjunto su libroes la mejor invitación al mundo vasto ycomplejo de la poesía norteamericana.
J. E. P.