Vivir conscientemente

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Fragmentos de pensamiento de Osho, acompañados de fotografías de Julia López Martínez y de música zen.

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Texto: Adaptación de Pensamientos de OshoFotos: Julia López MartínezMúsica: Zen gardenPowerPoint: Anamaría Aguilar Posada y Julia López MartínezColección: Caricias para el Alma

La vida consiste en explorar, en ir hacia lo desconocido, en alcanzar las estrellas.

Uno tiene que vivir su propia vida tan totalmente como sea posible; entonces,

la alegría llega. Solamente entonces, es posible una desbordante dicha.

Nos hemos creado una existencia cerrada para nosotros mismos, en la que podemos sentirnos seguros, en la que

podemos sentirnos cómodos.

Esa existencia cerrada es práctica pero, cuanto más nos cerramos,

menos vivos estamos.

Cuanto más nos abrimos, más vivos estamos.

La meditación es una apertura a todas las dimensiones,

una apertura a todas las cosas.

Pero estar abierto a todas las cosas es peligroso, estar abierto a todas las cosas incondicionalmente nos hace

sentir inseguros. Todo puede suceder…

Sólo una mente que esté abierta a lo que sea que la vida ofrezca, aunque sea

la muerte, puede crear una situación en la que ocurre la meditación.

La multitud te da certidumbre, seguridad, a costa de tu espíritu. Te esclaviza.

Te da unas directrices de cómo vivir: qué hacer, qué no hacer.

No importa que te amen o te critiquen, te respeten, te honren o te difamen,

porque la mayor bendición que hay en la existencia es ser tú mismo.

Hazle caso a tu corazón. Escucha atentamente, muy conscientemente, y nunca te equivocarás. Sí, a veces te llevará a algún peligro, pero recuerda que esos peligros

son necesarios para que madures.

Caerás muchas veces; vuelve a levantarte, porque cayéndote y levantándote,

es como vuelves a recobrar fuerzas. Así es como uno se equilibra.

La vida no es estática. Una cosa podría estar bien en este momento y podría ser un error el momento próximo. No

intentes ser consistente; de otra forma, estarás muerto. Intenta estar vivo con todas sus

inconsistencias.

El silencio es el espacio donde uno se despierta, y la mente ruidosa es el espacio donde uno se mantiene

dormido.

La constante tensión entre el pasado y el futuro,

esta constante ausencia del presente, es el ruido interno de la mente.

Una mente meditativa vive momento a momento. Nunca va más allá del

aquí y ahora, siempre está en el ahora, receptiva a cada momento tal como venga.

El pasado es parte de la memoria y el futuro es parte de los deseos.

Ambos son mentales; no tienen existencia en sí mismos, son creaciones humanas.

Para ser decisivo hay que moverse fuera de la mente y observar sus juegos mentales. Observa la mente y te

darás cuenta de que no eres la mente.

Cuando la mente desaparece, cuando el ser está en silencio, el cuerpo toma la postura más relajada posible. A

medida que te relajas, te sorprenderás de una cierta consciencia que surge de ti.

Sólo puedes hacerte consciente de tu ignorancia cuando tus conocimientos acumulados, prestados, no se confundan con la sabiduría. No es sabiduría, es simplemente información y la información no es

sabiduría, aunque parezca lo contrario.

La sabiduría llega cuando el ego no está. El ego solamente puede recoger información; puede acumular

muchos hechos, puede citar las escrituras.

Entrar en meditación es transcender tus conocimientos acumulados.

El aprendizaje comienza en el momento en que transciendes estos conocimientos.

Un aprendiz nunca afirma que sabe, él siempre es consciente de su ignorancia.

Y cuanto más consciente de ello es, más receptivo a lo nuevo se vuelve.

El hombre vive en la oscuridad, en la inconsciencia, pero es capaz de llenarse de Luz. La llama está ahí, tiene que

ser provocada. La consciencia está ahí, pero tiene que ser despertada.