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Tras los pasos de SodomaLa marea provocada por Holanda amenaza coninundar al mundo. (p.3)

Excusas que suelen darse para noseguir a Cristo

“Es demasiado tarde para buscar a Dios”“La religión es para gente débil ...”¿Es la suya alguna de éstas? (p.5)

El asombro de Jesús¿Había algo que maravillara a Aquel quemaravillaba a los hombres? (p.6)

Los juicios que vienenSi examinamos los juicios de Dios del pasado,podemos inferir cómo serán los que se avecinan.(p.8)

El pecado de AcánAcán entre nosotros (y en nosotros) debe serdescubierto y juzgado. (p.10)

Un problema de conciencia¿Cuál es la senda que siguieron los cristianosque llegaron a ser apóstatas? (p.12)

Retratos en negro y grisDiez personajes de parábolas de Jesús nosofrecen rasgos altamente aleccionadores. (p.14)

La verdad en lo íntimoSuele haber un doble estándar en la vida de loscreyentes: el de la conducta privada y el de laconducta pública. (p.17)

Escapando del lazo¿Cómo escapar “del lazo de los cazadores” envia-dos por Satanás? (p.20)

Los dos espejosDos espejos hay en la Palabra: uno para reflejarla gloria de Dios y otro para reflejar al creyente.¿Mirémonos en este último? (p.22)

Confesión y restitución¿Qué lugar ocupa la confesión en la vida espiritualdel cristiano? (p.25)

Oraciones sin estorboLa importancia de la oración en el matrimonio.(p.27)

¿Cómo zafarme de la influencia demis compañeros?

Lo que un joven cristiano debe hacer cuando losamigos le inducen a participar de sus obras.(p.29)

El príncipe KabooUn humilde muchacho africano elevado a un sitialde leyenda por la elección y la gracia de Dios.(p.32)

ADEMÁS

Bocadillos de la Mesa del Rey 07Citas Escogidas 21Para Meditar 24Escudriñad las Escrituras 30Cosas viejas y cosas nuevas 31Recortes de la Web 34Cartas de nuestros lectores 35

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Equipo RedactorEliseo Apablaza F.Roberto Sáez F.Gonzalo Sepúlveda H.Claudio Ramírez L.

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IlustracionesRocío Soto V. - Dámaris Apablaza A.

Finanzas y distribuciónVirginia Cáceres - Alicia Cuevas P.

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AGUAS VIVAS

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Nuestra meta es servir a Dios y a todos los hombres; nuestro único mensaje esJesucristo, el don inefable de Dios.

Escríbanos o llámenos; háganos llegar sus sugerencias, colaboraciones y consultas.

Fotografía de portada: «Lago y Volcán Villarrica»Araucanía, CHILE. (Autor: César Fernández R.)

iguiendo el desarrollo que hemos venido haciendo de la historia del pueblo deIsrael como alegoría del caminar del creyente, en este número tratamos el pro-blema de Acán.

En la toma de posesión de la Tierra Prometida, el pecado de Acán no pasóinadvertido para Dios, ni para el pueblo, porque fue un serio revés que detuvo abruptamentesu avance triunfal. La derrota ante Hai fue inesperada y desconcertante. ¿Qué habíapasado? La explicación es simple: cuando se transgreden los principios establecidos porDios, el pueblo de Dios no puede vencer. No hay nada de valor espiritual que él puedaconquistar. Por el contrario, se cosecha la derrota vergonzosa, aun ante enemigosdespreciables.

¿Qué nos habla hoy el pecado de Acán? ¿Tiene algún mensaje para nosotros? Al miraraun someramente nuestro estado y el de la cristiandad vemos que no estamos libres de laplaga de Acán. Más aún, pareciera que es un mal que está asentado en nuestras zonas másneurálgicas y que, desde allí, está vastamente ramificado.

Hay en Acán un problema de rebeldía, de apego al mundo; hay desobediencia a laPalabra, hay insensibilidad a la voz del Espíritu e incapacidad de arrepentimiento. Aunantes de que el pecado se hubiera manifestado, había una incubación de concupiscencia,una alianza tenebrosa y secreta con los apetitos engañosos del corazón. (Santiago 1:14-15).

También en nuestros días hay una manifiesta rebeldía a la Palabra de Dios, porque nose le sigue con fidelidad, antes bien, se la reemplaza por la opinión de los sabios de estesiglo; hay un relativismo moral generalizado, una relajación de la ética cristiana, que lle-va a los cristianos a vivir con un doble estándar entre la conducta pública y la privada;hay adulterio con el mundo, porque se ama y se imita su opulencia y fastuosidad. Todoséstos son asuntos estrechamente relacionados, que están provocando severos remezonesen medio del pueblo de Dios.

¿Qué decir de la conciencia? Ella se ha embotado. Sus límites son difusos, si es que lequedan límites. Ya no es capaz de encender una luz de advertencia que pueda detener lacarrera loca hacia “las tinieblas de afuera”.

En medio de todo esto, ¿qué piensa, qué siente nuestro bendito Dios? ¿Hemos entradoen su secreto para saberlo? (Jeremías 23:18). Permitámosle que nos hable por su Palabra,roguémosle que nos hable al corazón y que nos persuada por su Espíritu. Pidámosle quequebrante nuestra alma.

Sólo así seremos salvos de esta plaga.

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olanda hizo noticia en el pasadomes de junio al convertirse en elprimer país del mundo en otor-gar a las uniones entre dos per-

sonas del mismo sexo la misma categoría delos matrimonios heterosexuales. Su iniciati-va, lejos de escandalizar al resto de los paísesdesarrollados, está siendo estudiada atenta-mente por ellos. ¿Será éste el comienzo de unaonda de liberalización expansiva?

Para muchos puede ser una sorpresa queHolanda haya tomado la iniciativa, pero noes así para los que conocen más de cerca aeste pequeño país europeo.

En Holanda se habían legalizado con an-terioridad la marihuana (en los ‘70), la pros-titución, y recientemente, la eutanasia. Mu-chos holandeses se sienten orgullosos de for-mar parte de un país así, donde la toleranciay la permisividad (la‘gedogen’ holandesa)tiene rango de ley.

Ron Gerring, unholandés típico, re-presenta a muchos desus compatriotas,cuando exclama conuna mezcla de sorna ycomplacencia, mientras bebe su cerveza:“Esto es el verdadero hedonismo. Creo quees casi libertinaje.” 1

Holanda cuenta entre sus legisladores areconocidos homosexuales, como Jan-WolterWabeke, considerado “uno de los arquitectosde esta legislación” y Henk Krol (editor de larevista “Gay Krant”, “Noticias Gay”).

¿Qué ocurre en el resto del mundo?Si bien es cierto, Holanda es el país que

ha ido más lejos en este respecto, en muchosotros hay claros signos que muestran un avan-ce en el mismo sentido. En España, Alema-nia, Francia, Suecia, Dinamarca y Noruega,las parejas homosexuales tienen los mismosderechos que el matrimonio tradicional, in-cluyendo la educación y la adopción de me-nores. Desde 1996, en Dinamarca y Noruegase han estado legalizando parejas de homo-sexuales, al igual que en Vermont (EstadosUnidos). En Estados Unidos son cada vez máslas parejas de homosexuales que crían hijosconcebidos en laboratorios.

Hace poco fue aprobada en Inglaterra unaley que rebajó a 16 años la edad para dar elconsentimiento a relaciones tanto heterocomo homosexuales. En países como Argen-tina y Brasil se ha legislado para prohibir ladiscriminación hacia los homosexuales en los

colegios. En Israel seacepta la presencia dehomosexuales dentrodel escalafón militar.En Canadá, la Arma-da de ese país finan-ció hace poco el cam-bio de sexo de un sar-gento. Líneas aéreas

como American Airlines han reglamentado lano discriminación en materia de sexo, y otrascomo KLM destinan fondos al apoyo de orga-nizaciones homosexuales. 2

Para el 28 de junio de cada año –“Día delorgullo gay”– los desfiles de homosexualesson un espectáculo público admirado y aplau-dido por millares de espectadores en ciuda-des como París, Madrid, Colonia, Sidney,Nueva York, San Francisco y Sao Paulo.

A la luz de los últimos acontecimientos de

Holanda, el periodista norteamericanoRussell Watson, de la revista Newsweek, es-cribió: “Los estadounidenses nos estamos pa-reciendo cada vez más a los holandeses, so-mos una sociedad de cambio rápido, que rom-pe viejas estructuras y prueba nuevas formasde vida”, y a continuación cita algunos resul-tados arrojados por el último censo realizadoen su país el año 2000, en que se muestra quemenos del 25 % de todos los hogares norte-americanos consisten en parejas casadas quecrían hijos; es decir, en hogares normales.

Como se ve, no se trata sólo de Holanda.

¿Un gen gay? La ciencia hablaEl homosexualismo ha recibido un apoyo

decidido en los últimos tiempos, desde la pu-blicación del estudio Kinsey, en 1947, en quese dijo por primera vez, con presunción deverdad científica, que la sexualidad humanano es homogénea, sino que presenta una va-riedad de conductas que van de la hetero-sexualidad a la homosexualidad. Desde en-tonces mucho se ha escrito y dicho para legi-timar tal axioma.

En la actualidad, dos son las teorías cien-tíficas que pretenden dar cuenta de las cau-sas de la homosexualidad. La más aceptadapor el mundo gay es la llamada organicista,que afirma que la homosexualidad tiene unacausa hereditaria. Según investigaciones rea-lizadas, habría varios genes asociados alcromosoma X del homosexual varón, que con-tribuirían a tal comportamiento. 3

Sin embargo, otras investigaciones de-muestran lo contrario. Recientemente un gru-po de genetistas canadienses de la Universi-dad Western Ontario han declarado a la re-vista Science (Ciencia) que, después de estu-

ENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDADADADADADAGUASVIVAS 3

En el pasado mes de junio, los ‘gays’ de todo el mundoestuvieron de fiesta. ¿La causa? En Holanda se acaba delegalizar el matrimonio homosexual. Este es el más im-portante avance de la causa de reivindicación ‘gay’ que

se inició hace treinta años atrás en los llamados países desarrollados, y cuya marea amenazacon inundar al mundo. Los holandeses se sienten orgullosos de su tolerancia. El mundo hablade un nuevo “liberalismo social holandés”. Pero, ¿no será más bien el comienzo de una Sodomarevivida y generalizada?

Si bien es cierto, Holanda es elpaís que ha ido más lejos en esterespecto, en muchos otros hayclaros signos que muestran unavance en el mismo sentido.

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diar a 52 parejas de hermanos homosexua-les, han llegado a la conclusión de que la ho-mosexualidad masculina no obedece a cau-sas genéticas y que, por tanto, el gen gay noexiste.4

Según la otra teoría –la psicosocial–, lahomosexualidad depende fundamentalmen-te de la educación y del medio ambiente y sedefine como una alteración del desarrollo psí-quico sexual ocurrida a causa de los modelosde conducta observa-dos.

Diversos autorescoinciden en señalarque el influjo de ma-dres dominantes yprotectoras junto apadres sumisos, tímidos, pero hostiles, pue-den desencadenar tendencias homosexualesen los hijos varones.

Las Sagradas Escrituras hablanLas Sagradas Escrituras ofrecen una ex-

plicación muy distinta a este problema.El testimonio de Dios en la epístola de Pa-

blo a los Romanos responsabiliza enteramen-te al hombre de todas sus conductas depra-vadas. En el pasaje de 1:18-32 se enuncian trescausas:

a) Que los hombres, habiendo conocido aDios, no le glorificaron como a Dios ni le die-ron gracias.

b) Cambiaron la verdad de Dios por lamentira, honrando a las criaturas antes queal Creador, y

c) No aprobaron tener en cuenta a Dios.¿Qué es esto sino volverle las espaldas a

Dios, ignorarle y menospreciarle? La huma-nidad actual es una humanidad que se ha ol-vidado de Dios, por tanto, está cosechandotodo el fruto de su extravío.

Por otro lado, ¿cómo podría Dios, siendola justicia suma, condenar a un hombre sinque éste sea culpable?

Por eso el juicio de Dios a Sodoma yGomorra fue tan severo. En Génesis 18:20-21 Dios dice, refiriéndose a estas dos ciuda-des: “El pecado de ellos se ha agravado enextremo, descenderé ahora, y veré si hanconsumado su obra según el clamor que havenido hasta mí; y si no lo sabré ...”. Cuandomás tarde los sodomitas quisieron violar a losángeles que Dios había enviado para resca-tar a Lot, quedó demostrado suficientemen-te la gravedad del asunto: “Entonces Jehováhizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufrey fuego de parte de Jehová desde los cielos,y destruyó las ciudades, y toda aquella lla-nura, con todos los moradores de aquellasciudades ...” (Génesis 19:24-25). 5

Más adelante, en el contexto de la ley deMoisés, se reafirma este juicio: “Si alguno seayuntare con varón como con mujer, abo-

minación hicieron; ambos han de ser muer-tos; sobre ellos será su sangre” (Levítico20:13). La santidad de Dios demandaba a Is-rael un juicio lapidario, para extirpar de raízun mal que aquejaba severamente a las na-ciones vecinas.

Las compuertas se están abriendoUn conocido siervo de Dios ha dicho:

“Hay solamente dos fuerzas que contienen alos homosexuales deentregarse completa-mente a su pecado.Estos dos frenos son:el rechazo de que sonobjeto por parte de lasociedad, y el repudio

de las enseñanzas de la iglesia. Cuando la so-ciedad ya no rechace su pecado como algoanormal y los acepte plenamente y los esti-mule en su anormalidad, y cuando la iglesiaya no predique contra él como pecado y losconforte en sus actividades sexuales, ya noexistirá ninguna fuerza de impedimento paraellos. Las compuertas estarán abiertas, y seestimulará a los homosexuales a que conti-núen en su pecado ... Cuando se llegue a eli-minar aquello que se opone, seguirá el caos.”6

Actualmente, estas dos fuerzas están ce-diendo. La sociedad los está aceptando, y laiglesia institucionalizada está dejando de juz-gar la homosexualidad como un pecado. Al-gunos sectores (entre ellos, tres de las más an-tiguas denominaciones protestantes) estánconsiderando seriamente la posibilidad deadmitir ministros homosexuales y lesbianas,y de hecho hay quienes ya están bendiciendola unión de parejas de un mismo sexo.

No hace mucho se nombró Presidenta delConcilio de Iglesias de California (EstadosUnidos) a una mujer declaradamente lesbia-na. 7 Según informó el “Chicago Tribune”(Estados Unidos), el 7 de diciembre pasado,un ministro fue suspendido de su cargo porsus ceremonias de unión de parejas ‘gay’. Sudenominación le prohibió hacerlas, pero él selas ha arreglado para seguir en ello bajo otrafigura.8

Recientemente, el más importante líderde una denominación evangélica de Austra-lia ha generado una gran polémica al apoyarla proposición de uno de sus obispos en or-den a bendecir las “uniones homosexualesestables .... mirando la calidad espiritual dela amistad, sin entrar en cuestiones de rela-ciones sexuales.” 9

El fin de un díaLa otra compuerta ya se abrió en Holan-

da, legitimando una relación bajo un nom-bre sagrado: matrimonio. El modelo del ma-trimonio bíblico, tan santo y noble, símbolo

de la unión pura de Cristo y la iglesia, estásiendo pisoteado. Las fuerzas del mal pare-cen estar señoreando en el mundo. Verdade-ramente, “el mundo entero está bajo el ma-ligno.” (1ª Juan 5:19). Si hasta ahora estapalabra parecía una exageración, o una ver-dad controvertible, ahora está quedando muyclaro que no es así. No hay falsedad en lasEscrituras. Este es el tiempo de las tinieblas;pero no durará mucho más.

Ya clarea el albor de un nuevo día. El díacuando Cristo descenderá del Cielo con po-der y gran gloria y los obradores de maldadrecibirán el pago que merecen sus obras.

¿Hay esperanza para ellos en Dios?Pero estos son todavía días de misericor-

dia.En los días del apóstol Pablo existía una

fuerte actividad homosexual. La culturagrecorromana fue absolutamente con-sentidora de las prácticas sodomitas. Entrelos cristianos de la iglesia primitiva había,seguramente, muchos que habían sido homo-sexuales en otro tiempo, por eso, Pablo decíaa los cristianos de Corinto: “¿No sabéis quelos injustos no heredarán el reino de Dios?No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras,ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los quese echan con varones ... heredarán el reinode Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéissido lavados, ya habéis sido santificados, yahabéis sido justificados en el nombre del Se-ñor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.”(1ª Corintios 6:9-11).

Dios les había libertado de ese yugo deesclavitud. ¿Qué diremos nosotros hoy? ¿Noes acaso el Dios de Pablo el mismo Dios nues-tro?

Dios es misericordioso para perdonar atodo aquel que reconoce su pecado, y pode-roso para libertarlo. ¿Podrá hacerlo con ungay? ¡Dios es todopoderoso!

***

1 Revista Newsweek en español (6/6/2001), p.21.2 Revista del Sábado de “El Mercurio”, Stgo. De Chile, 29/

04/2000, p. 69.3 R. Pool en: “Dean Hamer: del gen gay al gen de la ale-

gría” en la revista Mundo Científico N° 194, de 1998.4 Tomado de Bioética cristiana, de Antonio Cruz, CLIE,

p.112.5 Es absurda la interpretación de algunos “ministros” gays,

según la cual, el juicio sobre Sodoma vino por la falta dehospitalidad de los sodomitas hacia los extranjeros (xe-

nofobia).6 David Wilkerson: La visión, Vida, 1975, p.57.7 Fuente: www.eni.ch.8 Fuente:www.zenit.org9 Fuente: ICPRESS, 28/05/2001, tomado de la Web Cris-

tiana.

AGUASVIVAS4 ENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDENFOQUE DE ACTUALIDADADADADAD

El testimonio de Dios respon-sabiliza enteramente al hombrede todas sus conductas depra-vadas.

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“Es demasiado tarde para buscar a Dios ...”

Muchos que han llegado a la vejez piensan que nada vale la pena.

Que tampoco vale la pena creer.No quieren tener que reconocer que han fracasado en su vida,y que necesitan un Salvador.Ellos hubieran querido venir a Dios con algo qué ofrecer.Al no tener nada, prefieren no hacerlo.Piensan que han cometido demasiados pecadosy que, tal vez, Dios ya no los perdonará.Sus deudas se han amontonado delante de Dios;sus conciencias se sienten cargadas,pero aun así no quieren buscar alivio.Ellos dicen:

“He perdido toda mi vida en deleites.Oh, ya es muy tarde para mí”.

Sacan cuentas de sus obras, de sus muchos esfuerzos para ser felices,

y ven sólo una seguidilla de fracasos.Se dan cuenta de que aquello por lo cual lucharon,

¡no valía la pena!Pero, ¿sabe Ud.?Esta actitud no le sirve de mucho.Dios no pierde mucho con la porfía suya de no

arrepentirse,¡pero usted lo pierde todo!Es su vida, por la eternidad.(Por supuesto, aunque Dios no pierde nada, Él le ama,

y quiere salvarle).Pese a que usted ha perdido gran parte de su vida,debe saber que en Dios hay esperanza;usted todavía puede encontrar alivio a sus penas,hallar la dicha que le fue tan esquiva, si se entrega del todo en las manos de Dios.Todavía puede ser útil,Todavía puede sacar provecho de sus últimos días.Usted debe saber lo que dice la Escritura:

“¡He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día desalvación!” (2 Cor.6:2).

Si usted ya peina canas,diga como el profeta:

“El Señor da esfuerzo al cansado,y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.Los muchachos se fatigan, y se cansan, los jóvenes flaquean y caen,pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas;levantarán alas como las águilas;correrán, y no se cansarán;caminarán, y no se fatigarán” (Is.40:29-31).

El Señor le ayude para verque estamos en el tiempo preciso para buscar a Dios, y servirle.¡No dilate esta decisión!¡Aún tiene la oportunidad de añadir sabiduría a sus días!

EVEVEVEVEVANGELIOANGELIOANGELIOANGELIOANGELIOAGUASVIVAS 5

¿Es ésta la suya?

Excusas

CRISTOque suelen darse para no seguir a

“La religión es para gente débil”

Usted tiene toda la razón. La religión es para gente débil.Pablo de Tarso, el gran apóstol Pablo dijo:“Lo débil del mundo escogió Dios”.Ningún cristiano podría presumir de otra cosa.Sin embargo, es preciso que usted vea qué cosas son capaces de hacer estas gentes débiles.¿Usted ha leído algo sobre los mártires cristianos?¡Usted no hallará allí historias de debilidad! Ancianos frágiles, mujeres embarazadas, jóvenes imberbes,enfrentando el momento más crucial, con arrojo y valor.¿Es eso debilidad?Dios transforma la debilidad de hombre en una gran fortaleza.Pablo completó así el pensamiento anterior:“Lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte.”Muchos hombres se consideran fuertes, pero en realidad son débiles.Basta verlos enfrentar situaciones límites, (la bancarrota, la muerte de un ser querido)y ¡toda su fortaleza se viene abajo! (Una gran tragedia, una desgracia).Muchas veces no pueden resistirlo ...

Pascal dijo que el hombre es una débil caña pensante. Eso es bastante cuerdo.Es sensato reconocer que los hombres no somos tan fuertes.Es sabio reconocer que aunque somos inteligentes, somos frágiles en muchos aspectos.Y es muy cuerdo buscar la verdadera fortaleza en Dios.

Entonces así, cuando venga el día malo, estaremos preparados.Entonces así, no quedaremos humillados cuando nuestra debilidad se descubra.Los seres humanos llevamos muchas caretas. Diversas ... variadas ... ¡hermosas!Una de ellas es la de la fortaleza.Le invito a que se saque esta careta.Y para que no se sienta avergonzado, ¡sáquesela a solas delante de Dios!No importa lo que quede debajo. Él lo conoce de verdad. ¡Él lo conoce tal como usted es!Entonces, pídale que le dé una naturaleza nueva. Una naturaleza celestial.Dios responderá su petición, y le dará la vida de Su Hijo.Entonces, cuando esto sea así, no le importará quedar desnudo, y ser tal como Dios lo hizo.Porque entonces tendrá a Cristo. ¡Y Él será su nuevo rostro!Usted no temerá ser débil. Al contrario,sabrá que cuando usted es débil, entonces es fuerte.

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a Biblia dice que Jesús “no teníanecesidad de que nadie le diesetestimonio del hombre, pues élsabía lo que había en el hombre”

(Juan 2:25). Nada, por tanto, le podía sor-prender. La sabiduría de los sabios con todossus sutiles vericuetos no era para Él motivode sorpresa. Él mismo los había sorprendidocon preguntas y respuestas que desafiaban suinteligencia (Luc.2:46-47). La riqueza contodo su lujo tampoco era para él motivo demaravilla, porque aunque no tuvo dónde re-costar su cabeza, nunca envidióa nadie, y se conformó con re-costarse bajo un árbol en elmonte de los Olivos o comer ala mesa de la gente sencilla.

Sin embargo, la Biblia nosmuestra dos situaciones huma-nas que solían asombrarle, másaún, que le maravillaban. Unaera la fe y la otra la increduli-dad. La una venía en la compa-ñía del gozo; la otra, con el gra-vamen de la tristeza.

La feCierta vez se acercó a Jesús

un soldado romano de ciertorango –un centurión– y le tra-jo una preocupación que tenía:su criado estaba postrado encama, gravemente enfermo. ElSeñor lo tranquilizó en segui-da, diciéndole: “Yo iré y le sanaré” . Enton-ces el centurión respondió: “Señor, no soydigno de que entres bajo mi techo; solamen-te di la palabra, y mi criado sanará.”

Y luego agregó una explicación, que fuelo que más sorprendió a Jesús: “Porque tam-

bién yo soy hombre bajo autoridad, y tengobajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve,y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo:Haz esto, y lo hace.” Jesús entonces dijo a losque le seguían: “De cierto os digo, que ni aunen Israel he hallado tanta fe.” (Mateo 8:5-10).

El centurión era un hombre de autoridadque estaba, a su vez, bajo autoridad. Él sabíalo que era mandar y lo que era obedecer. Enel ejército romano, la orden de un superiorno podía desatenderse: era una ley.

En el plano espiritual, elcenturión atribuyó a Jesús lamáxima autoridad, porquebastaría una orden suya paraque la enfermedad retrocedie-se. No importaba de qué en-fermedad se tratase, ni quécircunstancias la agravaban.Cuando se está en la cima delmando, una orden es irrevo-cable, y todos deben obedecer.Jesús es el Señor (el ‘Kirios’).Por eso, aunque la casa de estesoldado podía abrirse pararecibir a un grande hombre(tal vez al mismo emperador),no era digna de recibir al‘Kirios’ en ella, al Señor detoda la tierra.

Así que, lo que el cen-turión había aprendido en elejercicio de su profesión lo

aplica ahora sabiamente en el plano espiri-tual. El centurión pudo discernir mejor quelos religiosos de su época quién era ese Hom-bre que estaba ante él. De ahí la maravilla delSeñor.

Por supuesto, el criado fue sanado en

aquella misma hora. ¡El ‘Kirios’ había dadouna orden!

En otra ocasión, una mujer extranjera co-rrió detrás del Señor pidiendo por su hija en-ferma. Jesús no le respondió palabra. Apa-rentemente, no quería atenderla porque Élhabía venido a las ovejas perdidas de la casade Israel. Sin embargo, ella insistió con des-esperación. El Señor todavía rehúsa a conce-derle lo que ella pide. Le dice: “No está bientomar el pan de los hijos, y echarlo a los pe-rrillos.”

Entonces la mujer exclama: “Sí, Señor;pero aun los perrillos comen de las migajasque caen de la mesa de sus amos.” Ante eso,Jesús exclama con asombro: “Oh, mujer,grande es tu fe; hágase contigo como quie-res.” Por supuesto, la muchacha fue sanadaen el acto.

La fe de la mujer le llevó a insistir hasta laimportunidad. Y Jesús, que no se maravillapor la grandeza de los hombres (Lucas 16:15b), se maravilla por la fe de esta mujer ex-tranjera.

¡Bienaventurados los que creen! (He-breos 11:6).

La incredulidadVeamos ahora el otro motivo de asombro

que tuvo el Señor.En su soberanía insondable, Dios escogió

a la ciudad de Nazaret para que Jesús pasaraallí su infancia y juventud. Nazaret fue, en estesentido, una ciudad altamente favorecida. Sinembargo, la actitud que tuvo para con Él fuedesdichada. No diremos que fue ingrata, fuemás que eso: fue desdichada. Teniéndolo aÉl allí le menospreciaron, y aun más, quisie-ron matarle.

Ellos se escandalizaron del hombre que

AGUASVIVAS6 EVEVEVEVEVANGELIOANGELIOANGELIOANGELIOANGELIO

Siendo aún un niño, Jesús maravillaba a los doctores de la ley en Jerusalén. Más tarde, yahombre, maravilló a los hombres por sus palabras de sabiduría, por sus milagros, por sus pre-guntas y respuestas. Maravilló a los sabios y también a la gente sencilla; a los reyes y a losplebeyos. Sin embargo, ¿había algo que le maravillara a Él? Él, que lo tenía todo como paraasombrar a los hombres, ¿era susceptible de asombro?

Elde

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habían visto crecer corriendo por sus calles,jugando con los demás niños. Ellos decían:“De dónde tiene éste estas cosas? ¿Y qué sa-biduría es esta que le es dada, y estos mila-gros que por sus manos son hechos? ¿No eséste el carpintero, hijo de María, hermanode Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿Noestán aquí con nosotros sus hermanas? Y seescandalizaban de Él” (Marcos 6:2-3).

Reconocían que era un hombre extraor-dinario, porque su sabiduría y sus hechosportentosos eran irrefutables; sin embargo,tropezaban en que era demasiado familiarpara ellos, ya que conocían su origen y su fa-milia.

Al respecto, Jesús decía: “No hay profetasin honra sino en su propia tierra, y entresus parientes, y en su casa.” Y por causa dela incredulidad de ellos, no pudo hacer allíningún milagro, salvo que sanó a unos pocosenfermos, poniendo sobre ellos las manos.¡Jesús estaba asombrado de la incredulidadde ellos! (Marcos 6:6).

Ellos asociaban erróneamente la grande-za de Dios con la opulencia y elegancia de losfariseos y los escribas. Ellos pensaron queDios habría de mostrarse con la gloria que por

derecho propio le pertenecía. No vieron aDios en la sencillez del Vecino de Nazaret. Sucorazón estaba cerrado para Dios. Sus ojosestaban cegados

¿Qué es la incredulidad? La incredulidades el muro que impide ver a Dios, es la cegue-ra del racionalista, esla lepra que carcomeel corazón, es la nece-dad del fatuo y pre-suntuoso. La incredu-lidad es vivir por loque los ojos ven y porlo que la mano palpa.La incredulidad no vela Mano que dirige laescena tras el escena-rio del mundo; es la vanidad de pensar quedespués de esta vida no hay otra. (1ªCor.15:32).

La incredulidad no es imputable a Dios,sino al hombre. Aunque la fe es un don deDios, la incredulidad es de factura humana,alimentada por el desvarío de la mente, lasoberbia de la carne y la vanidad de la vida.¡Oh, que Dios nos permita huir de tamañadesgracia!

Dos suertes distintasLa fe y la incredulidad: dos actitudes ex-

tremas; dos formas de vida opuestas; dossuertes con distinto destino. Las dos causa-ron el asombro de Jesús, pero una para bieny otra para mal. ¿En cuál de los extremos se

ubica usted? No hay,como usted ve, posi-ciones intermedias.

Si usted decidedespojarse del estre-cho racionalismo, desu mente calculadora,si renuncia a tratar deexplicarlo todo consus cortos alcances, yse abre al Espíritu de

Dios, tal vez reciba usted el don de la fe. Talvez Dios quiera tener de usted misericordia yenriquecerlo de veras. Entonces usted se ali-neará con aquél centurión romano, con aque-lla mujer extranjera, y con los otros muchosque han asombrado gozosamente a Jesucris-to, el Señor.

***

MIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROAGUASVIVAS 7

Jesús está enseñando a las multitudes. Todos le escuchan,extasiados. ¡Nunca habían oído hablar a un hombre así! De suboca sale un río de palabras de sabiduría que responde a lasnecesidades de todos los hombres.

De pronto, una mujer alza su voz, entre las demás voces deadmiración y asombro:

—¡Bienaventurado el vientre que te trajo, y los senos quemamaste!

Todos guardan silencio. Lo que dijo la mujer ha estado antesen el corazón de todas las mujeres ahí reunidas; ella las interpre-ta a todas. ¿Quién no hubiera querido tener un hijo así?

Todos esperan una respuesta. ¿Cuál será la que correspon-da a una expresión de alabanza tan legítima e indiscutible? En-tonces, Su voz se oye clara y firme:

—Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, yla guardan.

Desconcierto. Asombro. ¡Qué respuesta extraña!Es que la mirada de los hombres se posa sobre cosas con-

cretas y externas. El asombro que este Hombre produce se tra-duce en alabanza hacia la madre que le trajo y los senos quemamó. Sin embargo, el Señor hace que toda mirada se alce paramirar a Dios. La tendencia del hombre es deificar lo externo aso-ciado a Dios. En cambio el interés de Dios es alcanzar el corazóndel hombre.

Esta mujer consideraba dichosa a la madre de Jesús. Otrosdespués considerarían dichosos a quienes tocaron a Jesús; másadelante lo serían quienes tuvieran un pedazo de la madera desu cruz, o un puñado de la tierra que Él pisó. Cosas externasasociadas a Dios, pero que no tienen un valor trascendente, espi-ritual, transformador. Deificar el objeto, transformarlo en dios espropio de la religión vana e inútil que no salva, que no llena elvacío del alma.

Los que sí son bienaventurados son los que oyen la palabrade Dios y la guardan. Ellos han encontrado la dicha de conocer aDios, creerle y amarle. Ellos han dado importancia a lo que real-mente la tiene.

Bocadillos de la Mesa del Rey

¿QUIÉNES SON LOS BIENAVENTURADOS?

¡Puentes cortados!

Cierta vez un conductor se desplazaba a una velocidad excesivamente alta. De repente, justo después de una curva, aparece un hombreparado en medio de la carretera haciendo señales desesperadas con sus brazos.

El conductor, sorprendido, tocó insistentemente su bocina para que el individuo se apartara. Pero fue inútil, así que tuvo que frenar brusca-mente, justo a tiempo para no atropellarlo.

Muy enojado se bajó el auto y le gritó:—¿Acaso no tiene ojos? ¿No ve lo peligrosa que es esta carretera y usted se atraviesa como si nada? ¿Es usted un loco?—No soy un loco –le contestó el individuo– lo que pasa es que el puente de la próxima curva acaba de desplomarse, y yo sabía que, si no hacía

algo desesperado, usted ahora estaría muerto. Tuve que arriesgar mi vida para salvar la suya.¿Va usted, estimado lector, tan apurado por la vida, que no puede oír a Dios advirtiéndole acerca de los peligros que se avecinan? ¡Cuidado,

más adelante hay puentes cortados!Jeffrey Gilfillary, en “Gethsemaní” Nº 21 (adaptado)

La incredulidad no es imputa-ble a Dios, sino al hombre. Aun-que la fe es un don de Dios, laincredulidad es de factura hu-mana, alimentada por el desva-río de la mente, la soberbia dela carne y la vanidad de la vida.

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AGUASVIVAS8 MIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTURO

e todos los juicios de Dios sobreel mundo en el pasado, los tresmás terribles y devastadores hansido el diluvio, la destrucción de

Sodoma y Gomorra y la destrucción de loscananeos, en tiempos de la toma de posesiónde Canaán.

Si miramos atentamente en las Escritu-ras veremos que todos ellos tienen un comúndenominador, que las causas que los motiva-ron son las mismas. Y no sólo eso: compro-baremos que hay una extraordinaria seme-janza entre aquellas causas y nuestros tiem-pos.

El Señor Jesucristo fue explícito en decirque los días de su Venida serían semejantes alos días Noé, y a los de Lot en Sodoma, lo cualles confiere un especial valor para nuestro es-tudio.

Los días de NoéPara ver cómo eran los días de Noé ire-

mos a Génesis capítulo 6.Allí dice que “la maldad de los hombres

era mucha” ... “todo designio de los pensa-mientos del corazón de ellos era de continuosolamente el mal” ... “y se corrompió la tie-rra delante de Dios” ... “y estaba la tierrallena de violencia” ... “la tierra estaba co-rrompida” ... “Toda carne había corrompi-do su camino sobre la tierra” (1-12).

Estas frases hablan principalmente de lamaldad, la violencia y la corrupción.

La maldadLa maldad era en aquel tiempo, como lo

es hoy día, consecuencia de un corazón incli-

nado al mal. Todo designio de su corazón erasolamente el mal. Hoy en día la maldad estásiendo alentada por los grandes cerebros dela industria bélica, al crear más y más letalesarmamentos; y de la industria de laentretención, al ofrecer en películas yvideojuegos malignos modelos de acción.

Estos modelos han traído funestas conse-cuencias en el último tiempo.

El año 1999 espantó al mundo con tresasesinatos escolares masivos. En el primerode ellos, ocurrido el 20 de abril, dos adoles-centes asesinaron brutalmente a 12 compa-ñeros y un profesor en Littleton, EE.UU, paraluego suicidarse con sendos disparos en lacabeza. Eric Harris y Dylan Klebold pertene-cían a una mafia escolar pro-nazi adicta a lamúsica satánica, y a los juegos violentos deInternet. Ellos habían dicho que querían pa-sar a la historia como los adolescentes másmalévolos de Estados Unidos. Ocho días des-pués, en Alberta, Canadá, un adolescente ini-ció un tiroteo similar en una escuela. Al díasiguiente, en Gloucester, Inglaterra, lo mis-mo. Hace pocos días, en el 2001, la historiase volvió a repetir.

Aunque la maldad de los adultos está dan-do hoy su fruto en guerras y delitos en todo elmundo, es en los jóvenes donde la maldadestá aun potenciándose para dar su fruto demuerte mañana.

Esto dará mucho más que hablar todavía.Las semillas de la maldad se están sembran-do por doquier. Ya se están comercializandovideojuegos que representan torturas, matan-zas, asesinatos y ejecuciones. Uno de ellos, ti-tulado “Unidad de Tortura”, incluye una caja

con funciones de cámara de tortura. Un estudio de la organización “Paz Ciu-

dadana”, en Chile, reveló que un 79% de losadolescentes que delinquen señalan comoprograma favorito de TV los dibujos anima-dos “de acción”, como “Los caballeros delZodíaco”, “Dragon Ball-Z” y otros, que con-tienen altos índices de violencia.

La violenciaLa violencia es el segundo signo de los días

de Noé. En todo el mundo hay alarma por laviolencia, que ya no es un brote aislado poraquí y por allá, sino que es toda una epide-mia. Los gobiernos e instituciones creadas ‘adhoc’ no han logrado detenerla. La mayor pre-ocupación de la gente sigue siendo ésta, y lapropuesta de los futuros gobernantes apuntaa paliar este flagelo.

La corrupciónEn Génesis 6 se cuenta de una extraña re-

lación que se estableció entre los “hijos deDios” y las “hijas de los hombres”. A la luz deJob 1:6; 2:1 y 38:7, estos “hijos de Dios” deGénesis 6 son ángeles (caídos, espíritus ma-lignos) que se unieron a mujeres, y de esaunión nacieron gigantes, llamados “nefilim”(el significado original de “nefilim” es, preci-samente, “caídos”).

Este pecado es repetido después enSodoma y en Canaán. Judas 6-7 señala clara-mente que los ángeles (caídos) no guardaronsu dignidad, y pecaron mezclándose con “car-ne diferente”.1

Esto hace alusión a las relaciones sexua-les entre demonios y seres humanos. Esto,

¿Cuándo y por qué se desencadenan los juicios de Dios sobre la tierra? ¿Cuáles fueron losmás severos juicios de Dios en el pasado, esos que podrían denominarse de “tierra arrasa-da”? Si examinamos en la Escritura atentamente sus causas, podremos extraer conclusionesacerca de los que vienen.

LOS que

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que puede causar sorpresa y horror a muchos,no debe extrañar. El diablo, al unirse a unacriatura inferior, se aparece a Eva en Génesis3 en forma de serpiente. Luego, en Génesis 6tenemos a los ángeles caídos uniéndose conmujeres.

En nuestros días el demonismo está ad-quiriendo ribetes espantosos. La corrupciónsexual no sólo se está dando en relacionescontra naturaleza (hombres con hombres ymujeres con mujeres), sino también en aque-lla grotesca forma de sexualidad de Génesis6 y de Sodoma.

David Wilkerson, en 1973, publicó un li-bro en que profetiza, tocante a este asunto:“Junto con la explotación de todo temasexual, se hará énfasis en la sangre, la violen-cia y las prácticas de ocultismo. Se glorifica-rá a los demonios, los diablos y la hechicería.El más reciente tipo de desviación sexual seráel concúbito entre demonios y seres huma-nos. En estas exhibiciones dramáticas se pre-sentará al demonio como el padre de la sexua-lidad.” 2

Tal vez los líderes del mañana, que cons-truirán un mundo eficiente, pero impersonal,desarrollado técnicamente, pero malévolo,sean algo más que hombres: una mezcla decarne humana con “carne diferente”, como los“semidioses” de la mitología pagana, super-dotados, invencibles y brutales.

Este parece ser uno de los principales sig-nos del tiempo del fin.

Cuando esto ocurrió en el pasado, Diosdecidió enviar sus juicios sobre la tierra.Cuando esto llegue a su colmo en el futuro,Dios enviará de nuevo su juicio.

Sodoma y GomorraEl pecado mayor de Sodoma y Gomorra

tiene que ver con el relajamiento moral, yespecíficamente, con la generalización delproblema homosexual. Si miramos el relatode Génesis 19, encontramos que, a la llegadade los ángeles a Sodoma, todos los varonesde la ciudad se agolparon en la casa de Lotcon la intención de violarles. Lot, que habíalogrado preservar a sus hijas vírgenes, nohabría podido defender a esos varones, hués-pedes suyos, de no mediar una intervenciónsobrenatural por parte de ellos.

Hoy en día, el problema homosexual haperdido su carácter pecaminoso en nuestrasociedad, y se está aceptando como una con-ducta normal. Los grandes diarios, otroraconservadores, están abriendo lentamentesus páginas para ellos.

La escritora española Rosa Montero re-presenta muy bien esta postura en un artícu-lo publicado en “El Mercurio” (Revista “El Sá-bado”, 27-11-99, p. 20) en el que aplaude elavance que ha tenido en Europa la causa“gay”, en áreas tan distintas como el ejército,

la educación y la publicidad. Montero consi-dera la aceptación de la homosexualidad y dela transexualidad como una señal de “toleran-cia y apertura”. “Los géneros sexuales –afir-ma– están dejando de ser ese encierro este-reotipado y atosigante, ese marco estrechísi-mo del ser que mutila a hombres y a mujeres,amputando a unos su emocionalidad, a otrassu autonomía intelectual, a todos, nuestra li-bertad y nuestros deseos.”

Es de todos sabido que en los últimos 30años el movimiento‘gay’ ha registrado unavance notable, sobretodo en los países de-sarrollados, dondehay cada vez más ho-mosexualidad asumi-da y militante.

El Parlamento Eu-ropeo, desde 1994, ha estado abogandosistemáticamente ante los países miembrosde la Unión para que se otorgue a las parejashomosexuales los mismos derechos que tie-ne el matrimonio tradicional.

Varios países, como Alemania, Canadá,España, Francia, Hungría, Islandia, Norue-ga, Suecia, Dinamarca, Groenlandia y Holan-da acogieron esta recomendación, y millaresde parejas homosexuales han seguido los trá-mites para el reconocimiento, e incluso estánsiendo autorizados para adoptar niños huér-fanos. Aun más, recientemente en Holandase acaba de legalizar el matrimonio homo-sexual. (Ver página 3).

Según datos de la ILGA –una federaciónque agrupa a más de 400 organizaciones delesbianas, gays, bisexuales y transexuales delos cinco continentes– hay 88 países dondeel homosexualismo entre varones es ilegal y44 donde no es permitido el lesbianismo.Mientras que en otros 88 países es legal parahombres y en 79 para mujeres.3

Actualmente, la actitud de los homo-sexuales es casi tan desenfadada como lo eraen tiempos de Sodoma. El 28 de junio reciénpasado, como todos los años, los gays de lasprincipales ciudades del mundo salieron a lascalles a realizar actos y marchas reivin-dicatorias, con discursos, pancartas, y el apo-yo de grupos de poder político y económico.

En Chile, un país tradicionalmente cató-lico, varias figuras públicas que gozan de granpopularidad, han reconocido que son homo-sexuales y ni siquiera se esfuerzan por escon-derlo. ¡El mundo se acerca peligrosamentea Sodoma!

Canaán en días de la conquistaDios, hablando con Abraham, le profeti-

za que sus descendientes iban a estar en Egip-to 400 años, y que en la cuarta generaciónirían a Canaán –no antes– “porque –le dice–

aún no ha llegado a su colmo la maldad delamorreo hasta aquí” (Gén.15:16). Dios noenvía sus juicios antes de tiempo, pero cuan-do el tiempo y las condiciones se cumplen,¡entonces sí! Fue así en los días de Noé, enlos de Lot, y también en los de la toma de po-sesión de la Tierra Prometida.

En los días de Josué, Dios ordenó a Israelque destruyera todo vestigio de la civilizacióncananea. Sin embargo, el pueblo no obedeciócabalmente; al contrario, se unieron a ellos.

Y cada vez que el pue-blo se unió con loscananeos, hubo pro-blemas, y éstos se re-lacionaban con dosasuntos: la idolatría yla fornicación.

En Números 25:1-2 dice: “El pueblo co-

menzó a fornicar con las hijas de Moab, lascuales invitaban al pueblo a los sacrificiosde sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinóa sus dioses.” Estos dos pecados –la idolatríay la fornicación– van de la mano. Este pasajees casi una réplica de la adoración del bece-rro de oro en el Sinaí, en que los israelitas ado-raron al ídolo y fornicaron. Era lo que habíanvisto hacer a los egipcios, y lo mismo que ha-cían los cananeos y todos los pueblos paga-nos en sus días. La fornicación era parte de laadoración a los ídolos. Las sacerdotisas deesas falsas deidades eran, en verdad, prosti-tutas.

Aquí en Canaán habitaban en ese tiempo,además, otro tipo de gigantes, los anaceos o“anaquim” (Núm.13:33 y numerosos otrospasajes). Ellos tenían la misma procedenciaque los “nefilim”. El pecado sexual con “car-ne diferente” se había implantado también eneste lugar. Y, tal como las veces anteriores,los juicios de Dios se desencadenaron, inevi-tablemente.

Los juicios de Dios se apresuran sobre latierra cuando confluyen los factores anterior-mente nombrados, pero en especial, uno: eldesorden moral, con la explosión de la ho-mosexualidad, la perversión y, lo que es másgrave aún, la intervención demoníaca en lavida sexual de los hombres.

Que el Señor tenga misericordia de estageneración y salve a muchos de los juicios quevendrán. La ira de Dios está a punto de de-rramarse, porque la maldad ya está llegandoa su colmo.

***

1 La expresión “contra naturaleza” de Judas 7 (VersiónReina-Valera, 1960) debiera traducirse mejor como “con

carne diferente”. (Biblia de Jerusalén).2 La visión , Edit. Vida, p. 50.3 Revista “El Sábado” de “El Mercurio” de Stgo. de Chile,29/04/2000, p.64).

MIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROMIRANDO AL FUTUROAGUASVIVAS 9

Los juicios de Dios se apresuransobre la tierra cuando conflu-yen los factores anteriormentenombrados, pero en especial,uno: el desorden moral.

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AGUASVIVAS10 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

La palabra y su demandaios habla a su pueblo dándole aconocer un deseo de su corazón.Dios quiere que éste adhiera a ese

deseo espontáneamente, en un acto de obe-diencia gozosa. Él quiere que los bienes deJericó –la primera ciudad tomada– le seandedicados enteramente. Ellos tal vez no en-tiendan (no todos, al menos) los principiosespirituales implicados, pero Dios exige obe-diencia.

Dios suele hacerlo así. Demanda obedien-cia al hombre para probar su corazón, sin darmuchas explicaciones acerca de por qué debeobedecer. Dios dijo a Adán que moriría si co-mía del árbol del conocimiento del bien y delmal; pero como Adán no conocía la muerte,su obediencia debía ser un acto de fe. Dios ledijo a Noé que preparara un arca porque en-viaría un diluvio para destruir todo ser vivien-te sobre la tierra. Como Noé no sabía lo queera un diluvio (y tal vez ni siquiera sabía loque era la lluvia), debería obedecer por fe.

La palabra de Dios era tan enigmáticapara Adán como para Noé, porque las conse-cuencias de la posible infracción no tenían unreferente en la experiencia de ellos. Noé obe-deció, pero Adán no, y sus efectos nos son co-nocidos, lo cual nos muestra que la palabrade Dios es imperativa para los hijos de Dios,y que no admite argumentos.

Dios demanda de Israel que le consagrela plata, el oro, y los utensilios de bronce y dehierro que sean tomados de Jericó. ¿Era éstauna demanda inusual? No; no lo era. Dios ha-bía exigido para sí el hijo que abría la matriz,el primogénito de sus animales y las primi-cias de sus cosechas. ¿Qué podría extrañar-les que Dios quisiera el botín de la primeraciudad capturada en Canaán? Después ven-drían otras muchas, cuyos tesoros podríantomar libremente, pero esta era para Dios.

Había otro hecho más, que facilitaba el

cumplimiento de la exigencia: ésta vino en unmomento adecuado, el momento ideal parala obediencia. Hacía poco habían sido circun-cidados y habían celebrado la Pascua. La ari-dez del desierto había quedado atrás. Ellosse habían despojado del castigo de cuarentaaños errabundos. Por su parte, la Pascua eraun canto de victoria por la liberación de Egip-to y por la salvación de sus primogénitos.Atrás había quedado la esclavitud. El pode-roso enemigo que otrora les había esquilma-do era sólo un triste recuerdo.

Habían comenzado a disfrutar de la Bue-na Tierra, comiendo los primeros frutos deaquello que no habían plantado ni sembra-do. Como para olvidarse del maná, ese ali-mento de sabor suave pero rutinario, que tan-to les fastidiaba.

Tenían, además, a su haber, las victoriasde Moisés más allá del Jordán, contra Sehón,rey amorreo, y Og, rey de Basán. Ahora todala tierra estaba por delante, para ser tomada,todos los enemigos temblaban. La promesade Dios para con ellos era firme.

Así que Israel estaba en el mejor pie paraobedecer la demanda de Dios. Ellos debíanobedecer.

¿Qué ocurre con el pueblo de Dios hoy?Dios habla todavía y sus demandas expresanel deseo de su corazón. Porque Él quiere ocu-par el primer lugar en la vida de sus hijos.Pero cuando las demandas vienen ¿qué ha-cemos con ellas? Tal vez las recibamos per-manentemente, pero tal vez permanentemen-te las desechemos. El corazón está ocupadocon infinidad de pensamientos extraños. Losafectos del alma se han disparado en pos devanidades.

Dios habla hoy, y su pueblo está todavíaen un mejor pie para obedecer. La luz de larevelación ha aumentado, los principios es-pirituales para una vida victoriosa han sidosembrados suficientemente en el corazón de

casi cada cristiano, los recursos del cielo es-tán a su disposición, los medios de graciaabundan, la literatura cristiana está al alcan-ce, los medios audiovisuales llevan la Pala-bra por doquier. Sin embargo, ¿está siendoDios oído? ¿Está siendo atendido?

La transgresiónComo escondido entre las muchedumbres

de Israel hay un hombre distinto a los demás.Su corazón no late al mismo paso que losotros. Su imaginación no se conforma a lospensamientos de Dios. Él sueña con grande-zas que parecen imposibles de alcanzar enbuena lid. Es un Judas anticipado, un ante-cedente de Ananías, el que habría de man-char los ágapes de la primera iglesia. Su nom-bre es Acán: es una tierra espinosa en quienla palabra de Dios ha sido ahogada por “elafán de este siglo y el engaño de las rique-zas” (Mateo 13:22); es un apóstata en mediodel pueblo santo.

¿Su pecado? La codicia. La misma quederrotó a Eva en el huerto (Génesis 3:6), alpueblo de Israel en el desierto (1ª Cor.10:6),y que rebrotó más tarde en la iglesia en Jeru-salén (Hechos 5).

Tres cosas atraparon el corazón de Acány lo derribaron en tierra: la fastuosidad deun manto babilónico “muy bueno”, el atrac-tivo de doscientos siclos de plata, y el deslum-bramiento producido por un macizo lingotede oro. El corazón de Acán (el mismo viejocorazón de Adán) fue seducido también, lomismo que aquél, por “los deseos de la car-ne, los deseos de los ojos, y la vanagloria dela vida” (1ª Juan 2:16). La falta de Acán seagravó porque tomó lo que no era suyo, sinodel Señor.

En medio del pueblo de Dios todavía hayAcanes. Sus figuras se disimulan entre los jus-tos, se camuflan entre los santos. Sus corazo-nes laten por los deleites y se enloquecen por

El pecado de Acán sigue el mismo curso de muchos otros pecados en las Escrituras. Acánmismo es fácilmente reconocible. Su malévola persona; las circunstancias de su pecado y susterribles consecuencias son ejemplarizadoras. Para él la sentencia es irrevocable: Acán entrenosotros (y en nosotros) también debe ser descubierto y juzgado. Para la gloria de Dios.

deEl pecado

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TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 11

las vanidades de la vida. Su mayor arte con-siste en infiltrarse sin ser notados. Muchasveces lo consiguen. Cuando lo logran causanestragos, porque acarrean derrota tras derro-ta para el pueblo de Dios. La más veces sonhermanos comunes, pero a veces se ocultantras los púlpitos. Su palabra suele ser conmo-vedora, su aspecto parece perfectamente pia-doso, pero hay un pecado escondido a los ojosde los hermanos. En los grandes eventos lu-cen orgullosos sus mantos babilónicos; la pla-ta y el oro enjoyan su mano. La fastuosidadles rodea. ¿No se ven imponentes? Ellos ame-nazan con entrar en las bodas del Cordero sinestar vestidos de bodas. Su astucia es tal, quea lo mejor lo logran.

La ira de Dios y la turbación del pue-blo

Por el pecado de Acán “la ira de Jehováse encendió contra los hijos de Israel”(Jos.7:1). Pero Israel, ignorante de todo, subeconfiadamente en guerra contra Hai. Ellospiensan que no necesitarán más de tres milhombres para vencerlos. “Ellos –dicen– sonpocos”. Pero contrariamente a lo que presu-men, son derrotados vergonzosamente. En-tonces Josué y el pueblo se desconciertan. Sucorazón desfalleció “y vino a ser como agua.”

Su primera reacción es culpar a Dios(“¿Por qué hiciste pasar a este pueblo elJordán para entregarnos en las manos delos amorreos para que nos destruyan?”),luego lamentan su suerte (“borrarán nues-tro nombre de sobre la tierra”). Pero el Se-ñor pone las cosas en su lugar (“Levántate;¿por qué te postras así sobre tu rostro? Is-rael ha pecado ...”). La falta no está en Dios,sino en su pueblo.

Ellos han cometido una falta múltiple:“Han quebrantado mi pacto que yo les man-dé; y también han tomado del anatema, yhasta han hurtado, han mentido, y aun lohan guardado entre sus enseres.” El castigono es sólo la derrota pasada ante Hai: las de-rrotas podrían seguir: “Por esto los hijos deIsrael no podrán hacer frente a sus enemi-gos, sino que delante de sus enemigos volve-rán la espalda, por cuanto han venido a seranatema; ni estaré más con vosotros, si nodestruyereis el anatema.”

El pecado de Acán, a diferencia del peca-do de Coré (Números 16), no es consideradoel pecado de un solo hombre, sino el de todoel pueblo. Así que Dios exige que todo el pue-blo se santifique, y que sea quitado el anate-ma de en medio de ellos, si es que han de se-guir avanzando en la voluntad de Dios.

El pecado del pueblo siempre acarrea irade parte de Dios, y también turbación. “Es-condiste tu rostro, fui turbado” – exclama elsalmista (30:7). ¿Cómo podría haber sido deotra manera, si Dios es Santo, si halló nece-

Amalec, ellos dicen alegremente: “Ciertamen-te ya pasó la amargura de la muerte” (1Samuel 15:32); sin embargo, aunque demoreun poco, la espada de Samuel caerá sobreellos inexorablemente. Otros se esconden enel aparataje administrativo de las grandes or-ganizaciones religiosas. Allí el pecado pasa in-advertido, las tinieblas se esconden tras lospapeles y el ‘show business’.

Pero Acán está también dentro de cadauno de nosotros. Suele agazaparse entre las

motivaciones puras yesconderse entre lasacciones nobles de loshijos de Dios. Su mi-rada furtiva tiende ala opulencia y al lujo.Su propósito es la glo-ria humana y la gran-deza. Sin embargo, lasentencia para él esuna sola, y definitiva:la muerte. La cruz essu lugar, la muerte es

su destino. Su engañoso corazón debe ser des-nudado y su pecado exhibido. Acán no tienesalvación.

Si no aceptamos la sentencia, llevaremosal pueblo de Dios a la derrota. Aceptemos eljuicio de Dios sobre nuestro Acán, levante-mos un túmulo sobre sus despojos.¡Gocémonos en su muerte!

Recuperación del favor de DiosEl juicio ha sido rápido; y el castigo, ejem-

plar. Entonces “Jehová se volvió del ardorde su ira.” (7:26). La justicia de Dios ha sidosatisfecha y Su Nombre ha sido santificado.El valle de Acor luce solemne y terrible, perode allí mismo se abrirá una puerta de espe-ranza para el pueblo de Dios. (Oseas 3:15).Tras la turbación viene la esperanza. Tras eljuicio vindicador, viene otra vez la gracia araudales. Hai caerá delante de Israel en elpróximo enfrentamiento. Las cosas vuelvena la normalidad. Israel arrasa con sus enemi-gos. ¿Quién podrá resistirse el caminar delpueblo santo?

¡Qué complacido luce el rostro de Diosmirando a su pueblo! Sus hijos han obedeci-do con premura, la afrenta a Su nombre hasido limpiada. Ahora siente que ellos le aman,que tiemblan a su palabra y que corren parala obediencia. El enemigo no podrá atemori-zarles. Delante de ellos, todos serán turbados,empequeñecidos, devastados.

Las obras de Acán, el turbulento, han sidojuzgadas, y Acán mismo ha muerto. ¡Dios hasido santificado! El pueblo de Dios, como uncuerpo sano, vigoroso y fuerte, podrá avan-zar y nadie le detendrá.

***

dad en los ángeles, y ni aun las estrellas sonlimpias delante de sus ojos?

El favor de Dios se detiene, su mano yano se extiende para salvar, el enemigo delalma se levanta con furia para destruir. En-tonces nos derrota y nos avergüenza; trans-forma nuestro gozo en llanto, y nuestro ves-tido de salvación en cilicio de luto. Atravesa-mos los valles de la sombra y de la muerte sinel aliento de la “vara y el cayado” del Pastor.Dios se nos ha escondido, no vemos nada alfinal del túnel; sólooscuridad y silencio.

Ante esto, hay doscaminos: sacudirnossuperficialmente delpecado y seguir avan-zando a contrapelo,echando mano a losrecursos de la carne,“adornando nuestrocamino para hallaramor” (Jer. 2:33),como si Dios nuncahubiese mostrado su desagrado; o bien dete-nernos, humillarnos, arrepentirnos y santifi-carle.

Lo primero es propio de la genteavasalladora, acostumbrada a solucionarlotodo astutamente, o por la fuerza, de modoque nada impida el avance de su obra, quenadie empañe su gloria.

Lo segundo es propio de los que le aman,y que están dispuestos a arrostrar la vergüen-za pública, el escarnio y la maledicencia, enun ‘mea culpa’ profundo, paralizante ydesestabilizador. Aceptan el juicio a su carney a su engañoso corazón; en definitiva, justi-fican a Dios. Esto no se puede sufrir sin estardispuesto a morir, sin aceptar la propia co-rrupción, para que Dios sea santificado.

El juicio al transgresorEl pecado de Acán, terrible ya de por sí,

se agrava, porque no ha confesado su peca-do. Al no haber confesión espontánea, se hacepreciso descubrirle. Recién entonces, Acánconfiesa. Pero ya es tarde. El reconocimientono lo libra del castigo: debe morir él y toda sucasa. La turbación que ha traído sobre Israeldebe caer sobre quien la ha causado. Su pe-cado llega a ser célebre –tristemente célebre–porque da nombre a un valle: el valle de Acor,de la turbación.

Israel tuvo su Acán. Su castigo habría deservir de escarmiento para la posteridad. Elpecado no puede quedar impune. Unas ve-ces se descubre en seguida, otras se descubredespués (1ª Tim.5:24), pero sea cual sea elcaso, Dios lo juzgará.

En el pueblo de Dios andan muchosAcanes sueltos, con una amplia sonrisa en elrostro. Al igual que aquél Agag, rey de

Israel tuvo su Acán. Su castigohabría de servir de escarmien-to para la posteridad. El peca-do no puede quedar impune.Unas veces se descubre en se-guida, otras se descubre des-pués, pero sea cual sea el caso,Dios lo juzgará.

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treros tiempos, y se dice de ellos que tendráncauterizada la conciencia (v.2).

Un problema de concienciaParece ser, entonces, que el problema de

estos ex-colaboradores de Pablo tuvo que verprincipalmente con la conciencia. Ante estosurgen varias preguntas: ¿Qué es la concien-cia? ¿Cuáles son sus resortes? ¿Cómo funcio-na? ¿Cuál es su importancia en el caminar deun creyente?

¿Cómo descuidaron estos colaboradoresde Pablo un aspecto tan importante de su co-razón y de su conducta? ¿Acaso no tenían asu lado al príncipe de los apóstoles? ¿O es elcuidado de la conciencia un asunto tan ínti-mo, que ni siquiera un gran hombre de Dios anuestro lado nos eximirá de sus peligros?

La conciencia habla a favor de DiosLa conciencia es una facultad de nuestro

espíritu que hace oír su voz en el hombre afavor de Dios. En los incrédulos, la concien-

cia está acallada, peroapenas el EspírituSanto toca el corazón,la conciencia es aviva-da y conduce al hom-bre a Cristo. Enton-ces, la preciosa sangredel Hijo de Dios lalimpia y la aquieta,

llenándola de paz.Habiendo sido avivada, la conciencia se-

guirá despierta en el cristiano, efectuando unaimportante obra, en acuerdo –por decirlo así–

12 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

imeneo y Alejandro ... Figelo yHermógenes ... Himeneo y Fileto... Estas son tres parejas de nom-bres mencionados en las epísto-

las de Pablo a Timoteo, y asociados con con-ductas turbias, con blasfemias y apostasías.Dos de esos nombres, Himeneo y Alejandro,se mencionan en dos ocasiones.

En algún momento ellos fueron lealescompañeros de milicia del apóstol, pero aho-ra, él debe mencionarlos con dolor, para ad-vertir a los hermanos acerca de su descarrío,para que no se dejen seducir por sus engaño-sas palabras. El apóstol parece haber perdi-do las esperanzas de que ellos pudieran vol-ver a servir con él (1ª Timoteo 1:20); sólo deOnesíforo –otro que también integra esta tris-te lista– parece tener todavía alguna esperan-za (2ª Timoteo 1:16-18; 4:19).

¿Qué pudo haber obrado en el corazón deestos hombres, en otro tiempo fieles creyen-tes, colaboradores diligentes, para que llega-sen a ser apóstatas y blasfemos?

Pablo lo sugiereen 1ª Timoteo 1:5-6:dejaron de velar so-bre su corazón, sobresu conciencia; su fe sefosilizó; más clara-mente lo afirma en elversículo 19 del mis-mo capítulo: ellosdesecharon la buena conciencia, y, por tan-to, naufragaron en cuanto a la fe. En el capí-tulo 4 se refuerza este mismo diagnósticocuando se menciona a los apóstatas de los pos-

con el Espíritu Santo. Su voz se hará oír siem-pre que el cristiano piense, hable u obre endisconformidad con su alto llamamiento.

A medida que el cristiano progresa espi-ritualmente, la voz de la conciencia y la vozdel Espíritu Santo irán coincidiendo hasta seruna sola voz. (Romanos 9:1). Más exactamen-te, el Espíritu Santo se valdrá de la concien-cia para hablar al creyente. Así, podemos de-cir que, en condiciones normales, cuando laconciencia está sana y sensible, la voz de laconciencia es la voz de Dios.

Así que, atender a la conciencia es de sumaimportancia para el cristiano, porque ella tes-tifica de si las cosas entre él y Dios son claras.

Un siervo de Dios ha dicho: “El ser fiel ala conciencia es el primer paso hacia la santi-ficación.” ¿Por qué es esto así? Porque si laconciencia nos dice que algo va mal, es quede verdad va mal. Si ella nos condena, tene-mos que pararnos y atender a su advertencia,porque la santidad de Dios es aun más altaque ella. (1ª Juan 3:20).

Dos reacciones¿Cuáles pueden ser las reacciones del cre-

yente ante la voz de la conciencia, cuando nosdice que hemos obrado mal?

Hay fundamentalmente dos reacciones:a) El arrepentimiento, la confesión y la in-

vocación a la sangre de Jesucristo para el per-dón.

b) La resistencia, tratando de apagar suvoz, bien por la vía de la argumentación, (paraconvencerla de que no ha habido tal falta), obien tratando de aliviarla por medio de las

Los Acanes de Israel, los Himeneos y Filetos en días dePablo son los antecedentes de los profanos y apóstatasde hoy. ¿Cómo y cuándo nace un apóstata? ¿Cuálesson los resortes que gatillan su aparición? ¿Cuál es lapeligrosa senda descendente que siguen los que ayerparecían piadosos cristianos y que hoy han venido a en-grosar la funesta lista de los réprobos del pasado?

AGUASVIVAS

Atender a la conciencia es desuma importancia para el cris-tiano, porque ella testifica de silas cosas entre él y Dios son cla-ras.

de

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buenas obras. Evidentemente, la concienciano cederá ante los argumentos, porque sus re-querimientos no son mentales, sino espiritua-les. El estándar del cristiano es la voluntadde Dios, la cruz de Cristo, y no meramente lajusticia externa según el criterio del bien y elmal. Por otro lado, si recurre a las buenasobras caerá en la presunción de Saúl (1Samuel 15:22). Dios no mirará esas ofrendas–las buenas obras– , sino sólo las cosas en quese le ha desobedecido.

ConsecuenciasSi un creyente toma el primer camino, su

conciencia encontrará descanso, y recupera-rá inmediatamente su comunión con Dios. Side ahí en adelante el creyente continúa oyen-do su voz y juzgando en particular cada unade sus faltas, la conciencia se irá haciendo mássensible y la comunión con Dios se irá hacien-do más estrecha cada vez. Al mismo tiempo,tendrá en su espíritu un claro testimonio deestar agradando a Dios (Hebreos 11:5 b). An-dará con confianza delante de Dios, y su fe serobustecerá, porque no habrá nada en su in-terior que socave su confianza. (1ª Juan 3:21-22).

Pero si el creyente opta por lo segundo,en lo inmediato, pierde la comunión con Dios,y su conducta se volverá poco a poco liviana ycínica. Si la conciencia continúa siendosistemáticamente desoída, su voz se hará cadavez más débil, hasta silenciarse del todo. Siantes el creyente era espiritual, ya no lo serámás; su deterioro es franco y decidido, demodo que las obras de la carne harán presade él. De continuar por este camino, su con-ciencia se bloqueará (“cauterizará” , 1ªTimoteo 4:2) hasta llegar al extremo suma-mente peligroso de que él podrá pecar, sinsentir reprensión alguna. Quien llega a estalamentable condición, está a un paso de laapostasía. Sus pecados no confesados, sus ti-nieblas consentidas serán en el barco de suconciencia grandes forados que harán naufra-gar su vida espiritual (1ª Tim.1:19).

En este estado, el ex piadoso creyente estáexpuesto a las máximas aberraciones, a lasblasfemias y herejías mayores. Un alma sen-sual, por ejemplo, podría perfectamente le-vantar una doctrina perversa sólo por favo-recer su sensualidad. Para tal efecto, hará usode las Sagradas Escrituras, torciendo sus san-tas palabras para justificar su pecado y con-vencer a otros para que lo sigan. Un alma conuna mente fuerte, puede levantar un edificiodoctrinal sólido y coherente (pero carnal), quedé expresión a sus ansias intelectuales, y lle-var a muchos detrás de sí.

Ahora bien, si este desliz es grave en uncreyente normal ¿cuánto no lo será en uno quetiene mayor responsabilidad en medio delpueblo de Dios? Si se trata de un predicador,

un líder, su gravedad aumenta en directa pro-porción con la cantidad de cristianos que losiguen. Su comunión con Dios se ha roto, Diosya no da testimonio a favor de él, pero igualusará su conocimiento, su prestigio y su “mi-nisterio” en una obra que ya no glorifica aDios. Tal vez esté viviendo en pecados grose-ros, pero el pueblo de Dios aun lo oye y lo si-gue.

¿Qué hacer?Ahora bien, ¿qué debemos hacer para evi-

tar tan grande extravío y tan grandes males?Lo primero, es llevar las cuentas muy cor-

tas con nuestra conciencia. Tenemos queaceptar el permanente escrutinio y examen deella. No hay ningún cristiano, por espiritualque sea, que no necesite atender a su concien-cia, escuchar su voz y confesar sus pecados.Cuando ella nos reprenda, hemos de traer ala luz de Dios todo mal pensamiento concebi-do, toda intención torcida, toda palabra di-cha, y toda acción cometida, de las cuales ha-yamos sido notificados por ella. Para que nohaya nada que interfiera entre nosotros yDios.

En seguida, tene-mos que echar mano ala provisión que Diosha hecho para noso-tros en la sangre deJesucristo. “Si anda-mos en luz, como élestá en luz, tenemoscomunión unos con otros, y la sangre de Je-sucristo su Hijo nos limpia de todo pecado ...Si confesamos nuestros pecados, él es fiel yjusto para perdonar nuestros pecados, y lim-piarnos de toda maldad” (1ª Juan 1:7,9).

Hemos de cuidarnos de tratar de acallarla voz de la conciencia con nuestras buenasobras, como se ha dicho, o con un activismoexterno que es un mero servicio de labios, convanas obras de justicia, que serán delantalesinútiles para justificarnos delante de Dios(Génesis 3:7). Muchas de las buenas obrasque se realizan tienen esta sola intención.

Por otra parte, cuando se cae en este esta-do, se suele echar mano también a una formade evasión de las demandas de la conciencia,que se manifiesta en una atención exageradaa asuntos menores de doctrina.

En días de Pablo había la tendencia deocuparse de “fábulas”, “discusiones acerca depalabras” o “genealogías”, las cuales Pabloconsideraba “vana palabrería”, porque noaprovechaban a los que se ocupaban en ellas,sino que les sumían en la impiedad. Esto, quefue una tendencia que se comenzó a notarhacia finales del ministerio del apóstol –díasde deterioro– es también observable hoy en-tre los hijos de Dios.

Hay una inclinación por las disputas

teológicas, por enfrascarse en la dilucidaciónde los misterios o dificultades bíblicas (“¿Lasalvación se pierde?”), que no traen mayorprovecho espiritual. Al contrario, suelen su-mir a quienes las practican en la confusión, eldesánimo y hasta, en algunos casos, en el ex-travío de la fe. Porque la dilucidación de es-tos misterios o dificultades efectuados pormera curiosidad no conduce a una verdaderapiedad, sino a la vanagloria de la carne.

Ahora bien, ¿y en el caso de los moder-nos Acanes, con influencia en medio del pue-blo de Dios? ¿Qué hacer respecto de ellos? Eneste asunto, el ejemplo de Josué ante el peca-do de Acán nos sirve de modelo. ¿Qué puedeel pueblo de Dios hacer, sino clamar a Diospara que Él mismo descubra su pecado, y elpueblo sea sanado de tal contaminación?

Pureza y piedadPor eso, el apóstol Pablo instaba a Timoteo

a mantener una buena conciencia (1ª Timoteo1:19), a mantener una actitud de juicio anteel pecado (1ª Timoteo 5:20), y a atenerse a laenseñanza pura, que es conforme a la piedad

(1ª Timoteo 6:3). Estaenseñanza está con-formada por las “sa-nas palabras” denuestro Señor Jesu-cristo (1ª Tim.6:3), ylas “sanas palabras”del apóstol (2ªTim.1:13).

Siete veces aparece en las epístolas aTimoteo la palabra piedad referida a la for-ma de vida del cristiano. Un Diccionario Bí-blico define la piedad como “aquella disposi-ción del ánimo que da a Dios el supremo lu-gar en el corazón y en la vida.” La piedad noes una postura religiosa, sino que es una for-ma de vida, un ejercicio permanente (1ªTim.4:7), un “vivir piadosamente en CristoJesús” (2ª Tim.3:2).

A menos que un cristiano atienda a la ex-hortación de su conciencia, y viva en un ejer-cicio permanente de verdadera piedad, noescapará al lazo del diablo en esta generaciónmaligna y perversa. Hay demasiados tenta-ciones al acecho, demasiados demonios suel-tos como para que podamos escapar si no ve-lamos sobre nuestro corazón.

Que Dios, en su gracia, nos permita viviren paz con Él y con nuestra conciencia. Aunmás, que podamos decir con el salmista: “Aunen las noches me enseña mi conciencia.”(16:7), y con el apóstol: “Pues confiamos enque tenemos buena conciencia, deseandoconducirnos bien en todo” (Hebreos 13:18).

***

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 13

No hay ningún cristiano, por es-piritual que sea, que no necesi-te atender a su conciencia, es-cuchar su voz y confesar sus pe-cados.

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haber pagado ni siquiera vendiéndose a símismo y a toda su familia. Sin embargo, pesea eso, cuando se vio enfrentado a un consiervoque le debía una deuda pequeña, no pudo per-donar. Exigió con urgencia, y aun con violen-cia, el pago.

El rey entonces le halla y le dice:—Siervo malvado, toda aquella deuda te

perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tútambién tener misericordia de tu consiervo,como yo tuve misericordia de ti?

Este siervo es juzgado como “malvado”.Genéricamente, su rasgo es la maldad, peroespecíficamente es la falta de consecuencia encuanto a la misericordia. Él fue tratado conpiedad, pero no hizo así con su consiervo.

Para ser un siervo malvado no se precisallegar a ser un asesino o un apóstata; bastacon ser uno que no perdona a su hermano.

¿Cuál fue el castigo para él? El perdón quese le había otorgado le fue quitado, y fue en-tregado a los verdugos hasta pagar todo lo quedebía.

El siervo envidioso (Mateo 20:1-15)(El problema de mirar hacia el lado)

Un hombre sale a contratarobreros para que trabajenen su viña. Los contrata enhorarios diferentes, pero a

todos les promete el mismo pago, correspon-diente al día completo. Como era de esperar,los que trabajaron más, reclamaron.

—Estos postreros han trabajado una solahora, y los has hecho iguales a nosotros, quehemos soportado la carga y el calor del día –le dicen al Dueño.

Éste le contesta a uno de ellos:—Amigo, no te he hecho agravio; ¿no con-

viniste conmigo en un denario? Toma lo quees tuyo, y vete; pero quiero dar a este postre-ro, como a ti. ¿No me es lícito hacer lo quequiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, por-

uisiéramos tomar aquí un aspec-to de las enseñanzas del SeñorJesús, como son sus parábolas ehistorias. En ellas hay una mul-

titud de personajes; curiosos, unos, gravesotros, interesantes todos. Cada uno de ellospresenta una carga valórica y didáctica tal quesu estudio resulta de alto provecho, en espe-cial el de aquellos con un énfasis negativo. Sinafán de caricaturizarlos, cada uno de ellos re-presentan un defecto o debilidad claramenteidentificable.

Para el creyente resulta fácil y gratificantecompararse (consciente o inconscientemen-te) con un personaje bueno, diligente, ejem-plar. Tal vez no muy a menudo se vea refleja-do en aquel que desobedece, el rebelde o ne-gligente. Sin embargo, su confianza podríaresultarle peligrosa.

Uno puede desear ser ese siervo pruden-te, abnegado y fiel, pero su deseo tal vez nosea su realidad. Uno suele verse a sí mismono como realmente es, sino como quisiera ser;otros nos ven, sin embargo, más objetivamen-te, y por supuesto, Dios nos ve como realmen-te somos.

De manera que un estudio de estos per-sonajes, reprobados a la hora del juicio, nosserá de gran utilidad. En ellos nos iremosviendo reflejados, un poco aquí, otro pocoallá.

Confiamos en que la visión de estos retra-tos –algunos sólo bocetos– nos ayudará a vernuestra condición, y nos impulsará a apar-tarnos de sus defectos, para ser halladosirreprensibles en el día de Jesucristo.

El siervo inmisericorde (Mateo 18:23-35)(La desgracia de no perdonar)

Este siervo fue perdonadograndemente. Diez mil ta-lentos es una cantidad im-portante, que jamás podría

que yo soy bueno?¿Cuál es el problema aquí? Mientras el

siervo miró lo que había en su mano, estuvoconforme, porque correspondía a lo estipu-lado. Su problema comenzó cuando miró loque había en la mano de su consiervo.

Él había recibido lo acordado, y suconsiervo también. Sólo que la cantidad dadaal consiervo no obedecía al criterio de la jus-ticia, sino al de la bondad del Dueño.

Los cristianos están muy bien cuando mi-ran lo que tienen en sus manos, pero suelentener problemas cuando miran hacia el lado .Si les parece que alguien recibió más de lo queél considera justo, se le acaba la dicha y surgela envidia. Si alguno recién llegado disfrutade un perdón mayor que el suyo, entonces haydisconformidad.

La paga aquí representa la salvación, queno se recibe por mérito, sino por la bondadde Quien la da. Todos reciben lo mismo, por-que Dios es bueno. Tanto el que llegó hacecincuenta años como el que está llegando aho-ra.

El hijo incumplidor (Mateo 21:28-32)(La inconsecuencia entre las palabras y loshechos)

Un padre tenía dos hijos. Aambos les pidió que fuerana trabajar en su viña. Unode ellos dijo que no quería

ir, pero después, arrepentido, fue. El otro dijoque iría, pero no fue.

He aquí dos situaciones contrapuestas.Nosotros nos ocuparemos del segundo hijo,el que no hizo la voluntad de su padre.

Curiosamente, este hijo tenía la doctrinacorrecta y habló también correctamente.Cuando su padre lo manda, él dice:

—Sí, señor, voy.Él es respetuoso, porque trata a su padre

de “señor”. El no es rebelde, porque accede

AGUASVIVAS14 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

En las parábolas e historias que contóel Señor Jesús hay una multitud de per-sonajes: curiosos, unos, graves otros, in-teresantes todos. Cada uno presentauna carga valórica tal, que su estudioresulta de alto provecho. ¿Habrá en es-tos retratos algo que nos identifique?

NEGRO Y GRIS

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de inmediato. Todo está bien en su actitud yen sus palabras. Pero está muy mal en sus he-chos.

Su actitud y sus palabras son sumisas,pero sus hechos son rebeldes. Sus palabrasson correctas, pero sus hechos son incorrec-tos.

Dios no quiere hijos sumisos que sean re-beldes. Tampoco quiere hijos ‘bien hablados’que hagan mal. Dios no quiere hijos con sóloactitudes y palabras correctas, sino hijos quele obedezcan.

En este hijo hay una dulzura en los labiosque no se compadece con la dureza del cora-zón. Para desobedecer al padre hay que te-ner una inflexibilidad adentro que a Dios leresulta muy desagradable.

El Señor Jesús asoció a este hijo con “losprincipales sacerdotes y los ancianos”(Mateo 21:23). Ellos estaban cada día en eltemplo y tenían actitudes y palabras correc-tas. Allí se prosternaban delante de Dios y ha-cían largas oraciones; y luego enseñaban alpueblo acerca de cómo agradar a Dios. Cier-tamente, el Señor podía respaldar lo que ellosenseñaban, pero no así lo que ellos hacían.Al igual que los fariseos, ellos debían ser obe-decidos en lo que enseñaban, pero no debíanser imitados en lo que hacían (Mateo 23:2-3).

Los labradores homicidas (Mateo 21:33-44; Marcos 12:1-12; Lucas 20:9-18).(La obra, por el Señor de la obra)

La Biblia Reina-Valera ti-tula esta parábola “Los la-bradores malvados”, perosiendo la expresión “mal-

vado” muy genérica, encontramos que “ho-micidas” es más específica de estos labrado-res. Ellos no sólo golpearon, apedrearon ymataron a los siervos que el Dueño de la viñales había enviado, sino que cometieron la in-creíble falta de matar a su propio hijo.

Por supuesto, estos labradores represen-taban al pueblo judío. Pero la frase: “Arren-dará su viña a otros labradores” alude a losobreros de esta dispensación. ¿Asumirán és-tos la misma actitud que aquéllos? ¿Será suconducta igual que la de aquéllos?

Los delitos de estos labradores son varia-dos y cada uno de ellos sobrepasa en grave-dad al anterior. Estos labradores se negarona rendir cuentas de los frutos, luego se apro-piaron de la viña y finalmente excluyeron almismo Dueño.

Ellos desconocieron los derechos que Éltenía sobre su viña. Se apropiaron de una he-redad ajena. La obra de Dios es de Dios; sinembargo, estos siervos la tomaron para sí.

¡Cuán similar es el panorama hoy! Enmuchos lugares la obra de Dios es despeda-zada por manos ambiciosas, interesadas, que

sólo quieren medrar a costa de ella. Para lo-grarlo, no trepidan en dejar al mismo Hijo deDios fuera de ella. Siendo el Heredero, no letoman en cuenta. Más aún, por el mismo he-cho de serlo, le exclu-yen, para que nadiepueda interferir en elcamino que se hanpropuesto.

En la viña del Se-ñor hoy, el Señor mis-mo está siendo exclui-do. Está la viña, perono el Señor de la viña.Están los obreros,pero ellos no están enpaz con el Dueño, ni trabajan según los pro-pósitos de Él. Ellos han tomado en sus ma-nos lo que no diseñaron, y cuyos planos noconocen.

Aquellos labradores fueron malvados, yhomicidas. ¿Lo estamos siendo nosotros tam-bién, nosotros que podemos decir, lo mismoque ellos: “¡Dios nos libre!”? (Lucas 20:16)¿De qué nos valdría decirlo de labios? ¡A ellosno les sirvió de nada!

El infiltrado (Mateo 22:1-14)(La impostura del no ser)

Las bodas están en su apo-geo. Los convidados disfru-tan de la fastuosidad y ri-queza del evento. Todos

ríen, todos gozan. Es una fiesta principesca.De pronto viene el rey para ver a los con-

vidados. Su mirada muestra la complacenciapor la fiesta espléndida.

Pero de pronto, algo llama su atención.Algo no está bien. ¿Cómo es posible? ¡Hay unhombre con vestiduras comunes! ¡El no estávestido de boda! Entonces se acerca y le dicecon voz firme:

—Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estarvestido de boda?

El hombre enmudece. La ira del rey sedesborda. Se dirige a los criados:

—Atadle de pies y manos, y echadle en lastinieblas de afuera.

Los siervos que habían hecho las invita-ciones no habían puesto cuidado en qué cla-se de gente invitaban. Así fue como entrarona la fiesta “juntamente malos y buenos”(22:10). Los malos podían entrar camuflados,podrían comer y danzar, como los demás,pero no podrían hacerlo por mucho tiempo.

La mirada del rey es escrutadora y nadapuede escapar a ella. Nadie puede engañar-le. Lo ocurrido con este hombre es represen-tativo de lo que seguramente ocurrió conotros más.

En los ambientes cristianos hay muchosinfiltrados. Ellos comen y ríen. Ellos juegany danzan. Pero llegará el día en que Dios exa-

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 15

minará atentamente a los invitados, y no po-drán permanecer.

¿Quiénes tendrán derecho a participar dela fiesta de bodas? ¡Los que estaban vestidos

de bodas! Este vesti-do, en un sentido es-piritual, es la justiciade Cristo que nos cu-bre. (Efesios 4:24).Cualquier otro vesti-do que el hombre seponga será un vanodelantal que no logra-rá cubrir su desnu-dez. (Génesis 3:7).

Fuera de Cristo,no hay Dios, ni cielo, ni fiesta alguna en losdivinos aposentos. Muchos hoy tienen una re-ligión cristiana sin Cristo, están en los reba-ños sin haber entrado por al Puerta, y le di-cen a Dios “Señor” sin haberle conocido.

Ellos nunca han estado al pie de la cruzconfesando sus pecados y apropiándose de labendita Sangre. No conocen la obra del Cru-cificado, sino por alguna referencia doctrinal,por alguna clase bíblica. Su corazón de pie-dra no ha sido reemplazado por uno de car-ne, su espíritu está tan dormido como el delmás pecador de los hombres. De todo puntode vista, él parece que es, pero no es.

Siendo cizaña, hoy puede estar confundi-do entre el trigo, pero llegará el día de la sie-ga y no podrá esconderse más. Hoy no puedeser tocado, pero mañana será quemado.(Mateo 13:36-42).

El siervo impaciente (Mateo 24:48-51;Lucas 12:45-48).(La pérdida del temor y la esperanza)

En el mismo discurso en elcual el Señor habla de su se-gunda venida, menciona a dossiervos, uno que es “fiel y pru-

dente”, y otro que es “malo”. La maldad deeste segundo siervo tiene que ver con la im-paciencia. Toda su conducta desviada partede una premisa aparentemente inocua. Eldice: “Mi señor tarda en venir”. Pero de ellase derivan una serie de consecuencias lamen-tables.

El piensa que ha esperado demasiado, yse ha cansado. Entonces realiza dos clases decosas. Por un lado, golpea a sus consiervos, ypor otra, se entrega a una vida licenciosa.

Al perder la expectación de la venida delSeñor, su corazón pierde el temor. Y esto traeconsigo la violencia contra sus hermanos, aquienes maltrata. Como ha perdido de vistaal Pastor, hiere a sus ovejas. La paciencia desus consiervos, y la aceptación resignada delos padecimientos que él les inflige, le danoportunidad de proceder impunemente. Ladisipación de su vida es la otra consecuencia

Fuera de Cristo, no hay Dios, nicielo, ni fiesta alguna en los di-vinos aposentos. Muchos hoytienen una religión cristiana sinCristo, están en los rebaños sinhaber entrado por al Puerta, yle dicen a Dios “Señor” sin ha-berle conocido.

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de la pérdida del temor. Los placeres le lla-man; la puerta amplia y el camino espaciosose abren delante de él con toda su voluptuo-sidad.

Por eso, la esperanza es tan necesaria enel carácter del cristiano. Es una de las tres vir-tudes cardinales que adornan su carácter. (1ªCorintios 13:13). Y por eso la paciencia es sucomplemento perfecto (Hebreos 6:11-15).

El siervo holgazán (Mateo 25:14-30)(El problema de la indolencia)

El siervo a quien se le dioun solo talento era un sier-vo malo y negligente. Eramalo, porque sólo un hom-

bre así puede decirle a Dios: “Conocía queeres hombre duro.” Era negligente, porqueno hizo producir lo que le encomendó suAmo; se cruzó de brazos y escondió lo quetenía.

La expresión: “Aquí tienes lo que es tuyo”denota un total desinterés por los dones reci-bidos. No eran ellos parte de su bagaje; noeran su responsabilidad personal: eran sólouna carga molesta de la cual se deshizo ape-nas pudo.

Tal vez miró al de cinco talentos o al dedos, y vio que el amo había sido injusto con élal darle sólo uno. Entonces se llenó de res-quemor, y dejó que este resquemor se tradu-jera en una absoluta indolencia. Y la indolen-cia enterró el talento.

A la hora de la rendición de cuentas, lefue quitado el talento, y recibió un nuevo epí-teto, que se agregó a los dos anteriores: in-útil. Su lugar estará en las tinieblas de afue-ra, donde hay el lloro y el crujir de dientes.

El siervo insensato (Mateo 25:1-13)(El descuido del Espíritu)

La parábola titulada delas diez vírgenes tieneuna sola enseñanza clave:la necesidad de ser per-

manentemente llenos del Espíritu Santo. Lainsensatez de las cinco vírgenes insensatas fueesta: tener aceite en sus lámparas, pero no ensus vasijas. En la hora previa a la venida delSeñor Jesús escaseará no sólo la fe (Lucas18:8), sino también el Espíritu en muchos co-razones cristianos. El sueño volverá pesadoslos párpados. A esa hora, la salvación paralos cristianos prudentes vendrá por la provi-sión del Espíritu que tengan.

Se puede vivir una vida exteriormentenormal (con la lámpara encendida), pero conuna provisión interior insuficiente (sin acei-te en la vasija). Será una vida volcada haciael exterior, pero sin un respaldo interior. Untestimonio de justicia hacia los hombres, perodesconocido para Dios.

En nuestros días se tiende a vivir un cris-

tianismo más como de exhibición que comouna expresión de vida interior. Los progra-mas y los ‘shows’ ocupan todo el tiempo. Lasagendas están repletas, pero no para estar enla cámara secreta con el Señor. El Señor dijoque separados de él nada podríamos hacer,sin embargo, vivimos cada vez más y más in-dependientes de Él.

Si atendemos hoy a la cuádruple exhor-tación de la Palabra respecto del Espíritu, nocaeremos en esta grave insensatez: No resis-tir al Espíritu (Hechos 7:51), no contristarlo(Efesios 4:30), no apagarlo (1ª Tesalonicenses5:19), y ser llenos de Él (Efesios 5:18).

Los invitados remisos (Lucas 14:15-24)(El problema de los intereses)

Un hombre importante hizouna gran cena. Invitó a gen-te noble, pero ellos comenza-ron a excusarse. Hubo tres

excusas, una de ellas tiene que ver con los bie-nes, otra con el trabajo, y la tercera con el ma-trimonio.

Estos tres siervos desdeñan la invitaciónpor tener compromisos más importantes queatender.

El hombre que hizo la cena representa aDios. Los invitados remisos originalmente re-presentan a los judíos. Pero tratándose de queesta parábola se refiere al reino de Dios(14:15), podemos y aun debemos aplicarla anuestra situación como creyentes.

La invitación a la gran cena es la invitacióna participar en el reino,pero para que eso sea po-sible es preciso dejar atrásaun aquello que legítima-mente nos afana. ¿No eslegítimo acaso el adminis-trar nuestros bienes y ne-gocios? ¿No es legítimoatender nuestro trabajo?¿No es legítimo casarse?El punto aquí es si esas co-sas son prioritarias a los negocios de Dios. Si ala hora de poner ambas cosas en la balanza,ésta se inclina por lo nuestro, no somos aptospara participar del reino.

Los mejores hombres desdeñaron la invi-tación, por lo que Dios la extendió a gente co-mún. Éstos no tenían nada que perder, así queacudieron de inmediato. Éstos –la gente vil–son los que finalmente hacen la obra de Dios,porque los que mejor podrían realizarla es-tán ocupados.

La conclusión del Hombre de la cena es:“Porque os digo que ninguno de aquelloshombres que fueron convidados, gustará micena.” (v.24).

¡Esto tiene una solemne importancia! Laexclusión de los negocios de Dios no se deter-mina por el lado de Dios, sino por el nuestro.

Los causantes de nuestra desgracia seremos no-sotros mismos, y de ninguna manera Dios. A to-dos se nos ha invitado graciosamente, pero notodos estamos aceptando la invitación. La ha-cienda nos atrapa, los bueyes nos esperan, y lanovia hace guiños desde lejos. Ellos han acapa-rado nuestro corazón. ¿Qué dirá Dios a todo esto?En realidad, Él no tiene nada nuevo que decir-nos, porque lo que tenía que decir ¡ya lo dijo através de esta parábola!

El síndrome del hijo mayor (Luc. 15:25-32)(El viejo problema de la justicia propia)

El hijo mayor en la histo-ria del hijo pródigo es uncaso digno de la mayorconsideración. El presen-

ta dos características: primero, posee toda laherencia del padre pero nunca ha hecho usode ella, y segundo, tienen un corazón estre-cho para perdonar.

El hijo menor, el derrochador, ha llega-do. El corazón del padre se ha regocijado, ytoda la casa se llena de fiesta. El bullicio seoye de lejos. Entonces aparece el mayor, ycuando se entera del motivo de la fiesta, seenoja, y no quiere ni siquiera entrar. Y en-tonces sale el padre a rogarle.

El diálogo que sigue es de lo más increí-ble. El padre rogándole al hijo desamorado;el hijo argumentando en su contra.

El hijo mayor es heredero de todo, perosólo vive para trabajar. Su norte son las obras,él no conoce la gracia. No disfruta de su posi-

ción de hijo. Él viveen un severo régi-men en que tiene quecumplir deberes,pero no puede gozar.Hecho a esa medida,no puede aceptar elderroche de amorhacia su hermanomenor, así que le ex-cluye de su corazón.

Entre los cristianos de hoy esta historiase repite con cierta frecuencia. El hijo menorllega de vuelta de su recorrido por el mundo.Dios se alegra, los misericordiosos también,pero el hermano mayor frunce el cejo, endu-rece la mirada y demuda el rostro. El tiene laseveridad del justo sin amor, por eso se enojahasta con Dios mismo. Él no se alegra en loque posee como hijo de Dios, ni deja que otrosse gocen. Es el mayor entre sus hermanos,pero su mayoría de edad no habla de unamayor madurez. Es un caso lamentable.

Permanentemente están llegando los pró-digos a la Casa. (Nosotros mismos hemos lle-gado más de alguna vez). Más vale aprendera alegrarse con el que estaba muerto, pero harevivido, con el que estaba perdido, pero queha sido hallado.

AGUASVIVAS16 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

Los mejores hombres desdeña-ron la invitación, por lo que Diosla extendió a gente común. És-tos –la gente vil– son los que fi-nalmente hacen la obra de Dios,porque los que mejor podríanrealizarla están ocupados.

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TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 17

ara describir lo que es la iglesia ypara enseñarnos acerca de ella,el Espíritu Santo utiliza en la Es-critura diversas figuras y tipos.

La figura más acertada para expresar el fun-cionamiento de la iglesia es el cuerpo huma-no, según se puede ver en 1ª Corintios 12.

Al leer especialmente los versículos 26 y27 de este capítulo, nos damos cuenta de quehay una íntima dependencia entre los miem-bros del cuerpo. A cada miembro le afecta loque pasa con el otro miembro. Y lo que pasacon uno, le afecta a todos.

Al decir que “si un miembro padece, to-dos los miembros se duelen con él”, eso nosestá sugiriendo una cosa íntima; (el dolor nor-malmente es algo que se lleva en lo interior yque se sufre en la intimidad.) En cambio,cuando habla de la honra que un miembrorecibe y que produce gozo en todos los demás,eso nos sugiere algo público, porque si unmiembro es honrado, el gozo de esa honra re-cibida alcanza a todos los miembros. De ma-nera que tanto en lo privado como en lo pú-blico, hay una interde-pendencia y una in-fluencia recíproca en-tre cada miembro ylos demás miembrosdel cuerpo.

Así que, parte deldolor y del gozo queusted siente comomiembro, no dependede usted ni de su rela-ción con el Señor, sinoque es producto de lo que ocurre con los otrosmiembros del cuerpo. Asimismo, muchas delas cosas que le suceden a usted en lo privadoo en lo público, no solamente le afectan a us-ted, sino que también afecta a otros.

Y esto no es algo necesariamente cons-ciente. No es algo que usted deba ir publican-

do: «Hermanos, estoy adolorido por esto».Es algo espiritual, porque la iglesia es espiri-tual. De tal manera que lo diga o no, lo quepasa en su corazón, seadoloroso o feliz, va aafectar al resto del cuer-po. Esto es una cosamuy profunda, porquela iglesia es un cuerpomuy sensible a los he-chos y a los estímulosespirituales.

¿Qué pasa con noso-tros, con nuestras pala-bras y con nuestra con-ducta? Ellas traerán ne-cesariamente, o biendolor, o bien gozo. Haydos alternativas: edifi-cación (vida) o destruc-ción (muerte). Sea queocurra en público, o sea que ocurra en lo ínti-mo. La iglesia es un cuerpo «bien concerta-do y unido entre sí» (Efesios 4:16). La unión

o interdependenciade los miembros esabsoluta para bien opara mal, para comu-nicar vida o para co-municar muerte.

Lo público y loprivado

Así pues, lo públi-co y lo privado son losdos ambientes en los

cuales nos estamos moviendo permanente-mente. De estas dos esferas, la que más nosinteresa ver ahora es la de lo privado.

Normalmente, uno tiende a guardar laspalabras y la conducta públicas para no heriru ofender al hermano. Pero ¿qué pasa en losecreto? Tenemos que ver que tanto las ac-

ciones piadosas realizadas en secreto, comolos pecados cometidos en secreto, afectan atodos los miembros del cuerpo, las unas para

bien y los otros paramal. Nadie puede pe-car impunemente en laiglesia, aunque sea elpecado más secreto, yaunque sea un pecadomenor. Así también,ninguna acción justadeja de bendecir alcuerpo aunque se hagaen la cámara más se-creta, donde nadie ve ynadie sabe, ni siquierala esposa o el esposo.

¿Cuánto pecado se-creto ha aplastado in-numerables reunionesde la iglesia? ¿Cuántos

pecados y faltas cometidas en estos días in-fluirán para que la próxima reunión no tengala gloria que debiera tener?

No importa la magnitud de los pecados.No es necesario llegar a cometer un pecadovergonzoso para impartir muerte al cuerpo.Puede ser simplemente un comentario, unamurmuración, una crítica amarga, una ma-ledicencia, un juicio que no procede del amor,o bien pueden ser palabras deshonestas denuestra boca. Todas estas cosas producenefectos de muerte en el cuerpo, aunque nadielas escuche. También toda palabra de bendi-ción y toda acción de gracias, desatarán sa-lud, poder, libertad y gozo en el cuerpo, aun-que se digan en secreto. Esa oración en sucámara íntima, en que usted bendice al her-mano aquél que tiene un problema, en queusted lo guarda y lo cubre en la sangre de Je-sús, traerá bendición al hermano, y vida al

Suele haber un doble estándar en nuestra vidacomo creyentes: una conducta pública y una con-ducta privada. Aunque los demás no oigan ni se-pan las malas palabras proferidas en secreto, elSeñor las oye. Aunque los demás no vean ni sepanlas malas acciones cometidas en secreto, el Se-ñor las ve. Dios ama la verdad en lo íntimo. Esteprincipio constituye el secreto de la bendición deDios en medio de la iglesia.

Nadie es demasiado pequeñocomo para no poder aportarvida al cuerpo. Asimismo, na-die es demasiado grande que noesté expuesto a introducirmuerte en el cuerpo, si es quesus palabras o sus obras son pe-caminosas.

La verdaden Lo íntimo

(Continúa en la página 18)

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AGUASVIVAS18 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

cuerpo.Tenemos que entrar en una corriente de

palabras de bendición, de perdón, de mane-ra que sea como un tejido, un tramado de ben-diciones que van y vienen de uno a otro miem-bro, para liberación de vida en el cuerpo. En-tonces, de cada miembro irá saliendo haciaotros –con nombres, si es que sabemos de lanecesidad que hay entre los hermanos, o sinellos, para bendecir a todos– , la vida abun-dante. Así, el diablo no podrá penetrar, y lamuerte chocará con el poder glorioso de lavida de resurrección que fluirá de las palabrasde su boca. Toda acción piadosa hecha delan-te de Dios genera una corriente de vida en elcuerpo.

En Mateo 6 tenemos tres acciones que sonrealizadas en secreto delante de Dios, y queproducen vida al cuerpo: la limosna, la ora-ción y el ayuno. Aquí, es cierto, se habla de larecompensa pública que se recibe por estasacciones. Este es un aspecto importante queel Señor enseñó aquí. Pero si somos un cuer-po –como lo somos– , y todos los miembrosestán unidos entre sí por coyunturas que seayudan mutuamente; si somos miembros losunos de los otros –como somos– , entonces,inevitablemente, toda acción piadosa hechaen secreto, no sólo redundará en que el Pa-dre nos va a honrar públicamente, sino en queesa honra va a traer edificación y vida a todoel cuerpo.

Sea de hecho, sea de palabra, podemossuministrar vida al cuerpo. Y para esto no haynadie que esté descalificado. Nadie es dema-siado pequeño como para no poder aportarvida al cuerpo. Asimismo, nadie es demasia-do grande que no esté expuesto a introducirmuerte en el cuerpo, si es que sus palabras osus obras son pecaminosas.

Uno de los actos de mayor bendición yvida para el cuerpo es aquel en que un miem-bro, en lo íntimo de su corazón, en lo secretode su aposento, hace un acto de renunciaciónde sí mismo o de algo suyo por causa del Se-ñor. También puede ser un acto de obedien-cia que trae consigo el quebrantamiento delalma. Tales cosas implican una aceptación dela cruz de Cristo sobre el yo, y son actos delos más nobles y vivificantes que puede reali-zar un miembro. No sólo para su propio be-neficio espiritual, o para la gloria de Dios, sinoque además redundará en la edificación de laiglesia, y en bendición para todos los miem-bros.

Todas las cosas que llegan a ser públicasen un momento, han tenido su comienzo enel corazón. De tal manera que, por ejemplo,un pecado, primero fue concebido como undeseo concupiscente y luego, cuando se dio aluz y se llevó a cabo, produjo el pecado, y suconsecuencia es la muerte. De manera que la

vida exterior de la iglesia, la gloria de la igle-sia, es una consecuencia de la vida íntimade cada uno de los miembros del cuerpo. Loque pasa con las reuniones es una consecuen-cia de lo vivido por cada miembro, principal-mente en lo privado. Si una reunión no estátodo lo gloriosa que debiera estar, nosotrosno tenemos que buscar soluciones a la re-unión, («faltó alabanza», «faltó oración»),porque cualquier explicación que usted sugie-ra no es lo suficientemente profunda comopara descubrir el problema de fondo, que esla vida íntima de cada miembro del cuerpo.

Suele haber un doble estándar en nuestravida: una conducta pública y una conductaprivada. Aunque los hermanos no oigan ni se-pan las malas palabras proferidas en secreto,el Señor las oye. Aunque los hermanos novean ni sepan las malas acciones cometidasen secreto, el Señor las ve.

Las abominaciones de IsraelEn Ezequiel capítulo 8 aparecen por lo

menos tres tipos de abominaciones que elpueblo de Israel cometía en secreto. Aquí apa-recen tres tipos de personas de Israel: Losancianos, las mujeres y los varones. Cada unoestaba cometiendo un tipo distinto de abo-minación. Los ancianos, que eran los encar-gados de administrar las cosas espirituales,estaban ofreciendo incienso a ídolos abomi-nables; las mujeres, lloraban a Tamuz, un ído-lo babilónico; y los varones estaban postra-dos ante el sol. Todos ellos pensaban que Diosno los veía: «No nos ve Jehová; Jehová haabandonado la tierra» – decían (vers.12).Eran pecados secretos.

Así también hoy día hay abominacionesque alejan muchas veces al Señor de su san-tuario. Hay pecados ocultos que traen muerteal cuerpo.

Las abominaciones del siglo XXILa Escritura dice

que tenemos que redi-mir el tiempo, porquelos días son malos.¿Qué hacemos connuestro tiempo libre?Hay tiempo que legíti-mamente podemos de-dicar a descansar. Pero¿cuánto tiempo vacíohay, en que, por decir-lo así, ofrecemos incienso a los ídolos de hoy?¿Podremos decir: “el Señor no nos ve”, o “Lospastores no nos ven”, o “Nadie me ve”, o “Diosno me ve»?

Veamos algunas de las abominaciones denuestro siglo.

Hay muchas imágenes que entran pornuestros ojos y que están afectando tremen-damente no sólo nuestra alma y nuestro espí-

ritu –que tienen que ser santificados– sinotambién, y lo que es más grave, la vida de laiglesia. Me refiero a las películas, y a la tele-visión, principalmente la televisión por cable.

Hace años atrás, por ahí por el 1975, unsiervo de Dios predecía que en años venide-ros cualquier persona iba a poder tener unaparato de cine, instalarlo en su casa y verpelículas para mayores. En su propia casa ycomo si estuviera en el cine. En ese tiempono imaginábamos que una cosa así podía lle-gar a suceder tan pronto, ni cómo sería esteinvento tan prodigioso. Sin embargo, no hanpasado muchos años y ya es una realidad.

Muchas veces se han producido contro-versias públicas, por lo subido de tono queson esas películas. Y eso es algo que está alalcance de todos hoy en día. Para el mundoes normal y legítimo, y ya forma parte de sushábitos de vida. El problema es si para noso-tros resulta normal.

Los estudiosos de la comunicación iden-tifican un cierto tipo de experiencias produci-das por los medios, que son las «experien-cias vicarias» . Estas experiencias son las queuno vive, no directamente de la realidad, sinoa través de los medios, pero con el realismode la vida misma *. Viéndolas, participamos ysentimos lo que ahí sienten, sea alegría u ho-rror. De tal manera que el adulterio que apa-rece en un film, de alguna manera, tambiénlo vivimos, y el asesinato que, dentro de la tra-ma de la película aparece como justo, tambiénlo aprobamos. Hay películas, cuyos directo-res son tan hábiles, que pueden llevarnos atomar partido a favor del asesino, del adúlte-ro, del corrupto, y del degenerado. Este asun-to no es tan banal como uno pudiera pensaren una primera instancia, porque en ello estáinvolucrada el alma, y trae un caudal de muer-te para nuestro espíritu y para la vida de laiglesia. Es tan letal que afecta el gozo, la viday el crecimiento de la iglesia.

A través de esaspelículas nos intro-ducimos en burdeles,y en antros de co-rrupción. ¿No son laspelículas sobre temashomosexuales las queestán hoy más enboga? Es como entrara Sodoma, ver lo quehay allí y consentir en

ello. ¿No se vindica la homosexualidad enellas? Por otro lado, el hombre que ve cómose le hace violencia a una mujer, ¿no se iden-tifica, de alguna manera, con el violador?¡Qué terrible es dar lugar a la carne! Perma-nentemente estamos expuestos a las propa-gandas que anuncian las nuevas teleseries:hay ahí escenas cada vez más atrevidas. Todoen aras del ‘rating’. Nosotros, los hijos de Dios,

(Viene de la página 17)

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¿nos sumaremos a los miles y millones de te-lespectadores seducidos por las concupiscen-cias de la carne? ¡No; no apoyaremos ni par-ticiparemos en estas abominaciones!

Ahora bien, ¿llegaremos a prohibirlas?¿Llegaremos a establecer leyes como: «Nohagas, no toques, no veas»? Creemos queninguna prohibición de este tipo da fruto per-manente. Esas son cosas que se destruyen conel uso. (Col.2:20-23). Si pusiéramos un de-cálogo: «No hagas esto, no hagas esto otro»,lo único que haríamos es avivar el deseo decometer ese tipo de cosas. La solución paraesto es más bien que nosotros tengamos luzpara ver delante del Señor –por amor al Se-ñor y por amor a los hermanos– qué convie-ne y qué no conviene. No porque haya unaley externa que se me impone, sino porqueaquí adentro hay un Espíritu que es santo, yque no puede participar en espectáculos enque se hiere la santidad del Señor y mi digni-dad como hijo de Dios. No es un asunto derestricción externa, sino de aceptar la amo-nestación del Espíritu por amor al Señor y alos hermanos.

Todas estas abominaciones están rodea-das de un manto de legitimidad: todos lo ha-cen, por tanto, son normales. Se ha cauteri-zado la conciencia. Se ha borrado el límite –oal menos está muy difuso– entre lo que essanto y lo que es profano, entre lo que edificay lo que no edifica, entre lo que conviene y loque no conviene.

Pidámosle al Espíritu Santo que nos acla-re esos límites. Que nos muestre lo que sí po-demos y lo que no; lo que conviene y lo queno conviene. No creemos que haya que tomarlos televisores y venderlos. Pero tiene que ha-ber una administración responsable de esteasunto y de todos aquellos que tienen que vercon nuestra vida.

Hasta las lecturas. Lasrevistas, incluso los diarios.En el día de hoy usted tieneque seleccionar qué diariova a leer; no en función deuna corriente de opinión,sino para escapar de toda la inmundicia queahí suele aparecer. Asimismo, hay revistasque no pueden caer en manos de nuestros hi-jos. Nosotros no podemos proveer en nues-tro propio hogar alimento para ese tipo desexualidad, de consejos corruptos, de mode-los y hábitos, de formas de ser y de actuar depersonas que con toda seguridad están llenosde demonios de lascivia y de perversidad. Nonos haremos partícipes con los demonios.

Al tocar estos asuntos podemos caer en ellegalismo, por eso lo hacemos con temor. Noes bueno que el esposo le prohíba a la esposa,y le diga qué puede ver y qué no. No es buenoque la esposa le diga al esposo qué puede very qué no. Cada uno tiene que saber. Sobre los

hijos sí –sobre todo si no son convertidos–tenemos que velar nosotros, y poner una res-tricción. En lo posible, no como una ley ex-terna, sino más bien como encauzando sus in-quietudes y energías hacia otro lado. «En vezde ver esta película, hijo, te propongo estootro». Y tal vez convenga, en ese caso, parti-cipar con ellos de otra actividad, de modo que,con sabiduría, losapartemos de las cosasque no convienen. Esbueno proveerles deotras actividades queellos puedan hacer yque les traigan edifica-ción o que, al menos,no les contaminen.

¡Cuántas horas enuna semana desperdi-ciamos! Sumemos losminutos, las medias horas, en una semana,en un mes, en un año. ¿Cuánto hace que noleemos un libro de la Biblia completo? No haytiempo. Si nos programáramos un poco, talvez en un año, o en dos, aprovechando esosretazos de tiempo inútiles, podríamos leer laBiblia entera.

Todo esto se refiere, principalmente, a loque hacemos en secreto, privadamente.

La vida que fluye de la muerteVeamos ahora 2ª Cor. 4:12: «De manera

que la muerte actúa en nosotros y en voso-tros la vida».

La 2ª epístola a los Corintios tiene la par-ticularidad de que, gracias a ella, nosotros co-nocemos la vida interior de Pablo. Aquí élabre su corazón y nos muestra sus experien-cias como hombre de Dios. Muchas de ellasse refieren a lo íntimo. Es como el trasfondo,

el lado oculto de un hombre. Ynos muestra también cómo es queun hombre como él llegó a tenerun ministerio tan fecundo. Aquíencontramos la clave de esa fruc-tificación.

Encontramos que él perma-nentemente tuvo que experimentar la muer-te sobre sí mismo para que hacia otros fluye-ra la vida. Ese es un principio aplicable a Pa-blo y a todos los creyentes que desean serviral Señor. En esta carta se habla de las tribu-laciones de Pablo, de sus necesidades, de susangustias secretas, de su paciencia, etc. Enesta epístola se habla de no vivir para sí, sinovivir para Aquel que murió y resucitó por no-sotros. Aquí se habla de las debilidades, delas humillaciones que un hombre de Diospuede vivir, todas las cuales, aceptadas, vivi-das por amor al Señor y a los hermanos, poramor a las iglesias a las que él sirve, produ-cen un grato olor de Cristo.

Este grato olor es de lo cual hemos veni-

do hablando. Es esa bendición, esa liberación,ese gozo que fluye en la iglesia; es Cristo ma-nifestado en el corazón de cada uno de losmiembros del cuerpo, y que suministra vida.En la iglesia, a veces, es posible percibir estegrato olor de Cristo en forma muy potente,tanto que nos parece que casi podemos tocaral Señor. Es real, es envolvente. Su presencia

nos inunda, y los ríosde Dios fluyen confuerza irresistible .¡Qué gloriosos sonesos momentos, ellosalientan nuestra fe!Pero, ¿qué es eso sinola vida que fluye de lamuerte? Hay miem-bros del cuerpo queestán aceptando laacción de la cruz so-

bre su “yo”, y que están aceptando morir a símismos para que otros puedan ser vivifica-dos.

Veamos, pues, que nuestra conducta ínti-ma, que nuestra renunciación, que nuestraconsagración privada es determinante, y quepuede liberar un caudal de vida en el cuerpo.¿Cómo podemos servir los que somos débi-les, los que somos pequeños? Aquí hay un ca-mino para suministrar vida al cuerpo.

Tal vez usted nunca se ha atrevido a po-nerse en pie y hacer una confesión pública delSeñor, o dar un testimonio. No importa; estaforma de suministrar vida usted la puedeejercitar en cada momento, en lo íntimo desu corazón, en lo secreto de su morada. Y nole quepa la menor duda de que encontraráallí una forma de servicio que traerá vida alcuerpo y que será aprobada por el Señor. ElSeñor le hará sentir el gozo de saber que porsu corazón está fluyendo un “río” que no seestanca ahí, sino que bendice a otros. ¿Cómohemos de colaborar para que la iglesia sea res-taurada? ¿Cómo hemos de aportar vida alcuerpo? He aquí el camino. Cuidar nuestraconducta, nuestras palabras, de modo que elSeñor se agrade de nuestra intimidad y Élpueda expresar su santidad y su gloria a todala iglesia.

Nuestra mayor deficiencia puede estar enlo que hacemos en secreto. Cuando esto seamejorado habrá mucha vida fluyendo en elcuerpo. Que el Señor nos ayude.

***

(Capítulo 3 del libro Consagración y Servicio, deEliseo Apablaza. (resumido). Disponible en su

versión íntegra en nuestro sitio Web)

* A esto se ha sumado en el último tiempo lo que se ha

dado en llamar “realidad virtual”, que lleva a un extremoestas “experiencias vicarias”.

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 19

En la iglesia, a veces, es posiblepercibir este grato olor de Cris-to en forma muy potente, tantoque nos parece que casi pode-mos tocar al Señor. Su presen-cia nos inunda, y los ríos de Diosfluyen con fuerza irresistible.

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l poderoso llamado del cielo quedespertó nuestros corazones alconocimiento de Dios en la per-sona de Nuestro Señor Jesucristo

nos constituyó automáticamente en extran-jeros y peregrinos sobre la tierra.

Como extranjeros estamos en un territo-rio ajeno y, a la vez, hostil para la fe y para lavida nueva que poseemos; estamos en el mun-do, pero no somos del mundo, estamos depaso, con la conciencia de peregrinos. Comoperegrinos no nos acomodamos al lugar don-de estamos, porque siempre estamos pensan-do en nuestra verdadera patria, o en la casa ala que pertenecemos.

Los creyentes tenemos nuestra ciudada-nía en los cielos; nuestro destino último es laciudad cuyo arquitecto y constructor es Dios,la Nueva Jerusalén. Nuestras esperanzas ynuestros más caros afectos no están en estatierra; desde el día que comenzamos a tenercomunión “con el Padre y con Su Hijo Jesu-cristo” (1ª Juan 1:3), el mundo y su sistemaquedaron atrás, en la vida vieja

La batalla contra el almaSin embargo, esta preciosa comunión se

ve muchas veces amenazada por todo el am-biente del mundo que nos rodea, el cual nun-ca renuncia a las almas que alguna vez le per-tenecieron. Entonces se libra una batalla con-tra el alma. Por doquier aparecerán los “la-zos de los cazadores” (Sal.124:7). Mientrasvivamos en este mundo estaremos expuestosa los distintos sistemas que imperan en él, loscuales necesitan “esclavizar” las almas de loshombres para mantener viva su empresa(Apoc. 18:13).

Necesitamos afirmar que Cristo habitapor la fe en el corazón del creyente. CuandoÉl llamó a la puerta de nuestro corazón, oí-

mos Su voz, le abrimos, y Él se quedó paracenar; entonces se produjo una gloriosa re-surrección en nuestro espíritu, de manera queahora podemos proclamar libremente: ¡Cris-to vive en mí!.

Ahora bien, es necesario aclarar que enlas Escrituras, el corazón está relacionadoalgunas veces con el espíritu humano (verGálatas 4:6; Ef.3:17), y otras con el alma hu-mana (ver Jeremías 17:9; Heb.3:12). Con elespíritu no tenemos ningún problema, por-que allí está el Espíritu Santo que nos fuedado (Rom.5:5). La razón porque el EspírituSanto se encuentra muchas veces contristadoen el creyente (Ef.4:30), es justamente por-que el alma de alguna manera se está desvian-do de la voluntad del Señor.

El alma es el asiento de la voluntad y dela personalidad del hombre, es una especiede territorio libre, un terreno en constantedisputa. En Proverbios 6:26 se advierte alhombre acerca de la seducción de la ramera,diciendo: “Y la mujer caza la preciosa almadel varón”. Una aplicación más amplia deesta cita nos hace pensar en aquella preciosaalma del ser humano, sea del varón como dela mujer.

La debilidad e inconstancia del almaPensando en la salvación eterna del alma,

Dios envió a su Precioso Hijo a morir por no-sotros, pagando el más alto precio y redimién-donos con Su preciosa Sangre. Es imposibleimaginarnos cuán grande es el precio con quenos valora el Señor.

Ahora bien, el tema que estamos abordan-do nos lleva a pensar en la libertad de la cualdisfruta el creyente (ya que el haber recibidoal Señor no le convirtió en autómata). Pabloescribe a los Corintios: “Todas las cosas meson lícitas, mas no todas convienen; todas

AGUASVIVAS20 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

las cosas me son lícitas, mas yo no me deja-ré dominar por ninguna” (6:12), y “Todo mees lícito, pero no todo conviene; todo me eslícito, pero no todo edifica” (10:23). El após-tol declara estas cosas por cuanto él se en-cuentra firmemente persuadido de la debili-dad inherente al alma humana. Salvado ytodo, él mismo tiene que confesar con angus-tia: ”Y yo sé que en mí, esto es en mi carne,no mora el bien; porque el querer el bien estáen mi, pero no el hacerlo” (Romanos 7:18).

Tanto en Romanos 7 como en Romanos 8y Gálatas 5, la expresión “la carne”, se refie-re claramente al alma. Vivimos en un mundoabsolutamente desenfrenado en cuanto a lamalicia, y el pecado nos asedia por todos la-dos, esto, más las atracciones de la cultura yde la ciencia, constituyen una corriente muyatractiva para nuestra defectuosa alma.¡Cuántas cosas compiten cada día por ocu-par el lugar que le corresponde sólo al Señoren nuestros corazones!

Los deseos carnales que menciona el após-tol Pedro (2:11) representan la debilidad quearrastramos de nuestra naturaleza caída yque, desgraciadamente, son un aliado a fa-vor de las tinieblas que nos rodean. Los caza-dores están al acecho; sus redes están des-plegadas por doquier. No falta el amigo inte-resante o la persona del sexo opuesto que –hábilmente ocupada por el enemigo– nospuede causar un grave daño, un lamentabletropiezo en nuestra gloriosa carrera.

El mundo necesita esclavizar las almaspara mantener vivo su sistema, para finan-ciar su negocio, para llenar sus estadios o parasubir el ‘rating’ de un programa televisivo.¿Podemos ver la cantidad de lazos que se cier-nen cada día sobre nosotros? La inconstan-cia de nuestra alma (2 Pedro 2:14) es otra desus nefastas cualidades, y la hace aún más

Satanás nunca renuncia a las almas que alguna vez le perte-necieron. Por doquier aparecen los “lazos de los cazadores”,que pretenden esclavizarlas de nuevo para mantenerlas bajoel sistema del mundo. La inconstancia y la debilidad del almason sus involuntarios aliados ... ¿Qué hará el creyente en talencrucijada?

del

“Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1ª Pedro 2:11).

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vulnerable a la abundante seducción que nosrodea. El alma sin Cristo no dispone de re-curso alguno para escapar; aun más, a me-nudo se presta voluntariamente para el mal,para el pecado. Por esto, muy pronto se en-contrará en el abismo más profundo si no seconvierte al Señor.

Los recursos del CieloPero, ¿qué de los creyentes? ¿qué se es-

pera de ellos? Nosotros que tenemos todoslos recursos del cielo a nuestro favor, hare-mos bien en recibir esta palabra de exhorta-ción. Es necesario que la palabra de Cristomore en abundancia (Col.3:16), es necesariollenar los estanques – como dice el Salmo84:6. En general, este Salmo está lleno de re-cursos, oraciones y exhortaciones que nos in-vitan a vivir en el Señor siempre, en la her-mosura y abundancia de su casa, que a su vezrepresenta para nosotros la comunión delcuerpo de Cristo, la iglesia.

Siempre habrá otros creyentes más ma-duros que nosotros. Compartir con ellos lasriquezas de Cristo, de su gracia, de su pala-bra, nos mantendrá en un vivo ejercicio denuestra fe; el alma se irá fortaleciendo más ymás en la fe del Hijo de Dios, y toda tiniebla

será desplazada; todo apetito carnal irá sien-do barrido por el poder de Dios y por la vidade Jesucristo. Así el alma escapa del lazo delmundo y de Satanás;así podremos agradaral Señor y encontrartodo nuestro deleiteen Él.

Consideremos,además, la multitudde santos que nos pre-cedieron. Partiendode Abraham hastanuestros días tenemos un ejemplo abundan-te, una galería de vencedores que fueron fie-les en su época. Ellos también enfrentaron losmismos problemas con su alma, todos estu-vieron expuestos a fracasar, pero vencieron.

Hay una característica común en la expe-riencia de todos los siervos de Dios mencio-nados en Hebreos 11: ellos tuvieron la graciade ver al Señor en medio de las circunstan-cias que les rodeaban. De Moisés se escribeque “se sostuvo como viendo al Invisible”(Hebreos 11:27); en realidad, todos le vieronasí. Allí estuvo, sin duda, la razón de su vic-toria, ya que por sí mismos jamás lo hubie-ran logrado.

“Nosotros también ...”, nos dice el Espíri-tu Santo (Hebreos 12:1), hemos de ver, enmedio de las tinieblas que nos rodean, al Se-

ñor, preocupado, ve-lando por su rebaño:el Espíritu que Él hahecho morar en noso-tros nos anhela celo-samente (Santiago4:5). ¡Aquí apareceOtro competidor!¡Aleluya! Para Él síque nuestra alma es

preciosa; Él está presente hoy, velando pa-ciente e insistentemente, en cada circunstan-cia, en cada reunión de los santos, para lle-narnos, para fortalecernos, hablándonos alcorazón.

Que el Señor lo llene todo en nuestras vi-das; que Él domine en nuestros pensamien-tos (Isaías 26:3) y que todo nuestro ser: espí-ritu, alma y cuerpo, sea guardado irre-prensible para la venida de nuestro SeñorJesucristo, y que podamos cantar siempre conel salmista ese precioso cántico de victoria:“Nuestra alma escapó cual ave del lazo delos cazadores; se rompió el lazo, y escapa-mos nosotros” (Salmos 124:7).

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 21

Para la mayoría de la gente Dios es una inferencia, no unarealidad. A. W. Tozer

Cuando a un alma le falta la gracia de Dios, viene a sercomo una planta que ya no tiene ni flores, ni frutos, nihojas. H. Rossier

Si Jesús hubiese nacido mil veces en Belén, y ninguna enmi corazón, yo sería la persona más desolada del mundo.

Corrie Ten Boom

Para la necesidad diaria, hay gracia diaria; para la necesi-dad repentina, hay gracia repentina; para la necesidadabrumadora, hay la gracia abrumadora.

John Blanchard

Desconfía de los pecados pequeños.Juan Bunyan

No le digas a Dios que tienes un gran problema ... ¡dile alproblema que tienes un gran Dios!

(Enviada por María Teresa Menéndez)

Ser cristiano es una tarea de tiempo completo.Derek Prince

Todos los días podemos tener la paz de Dios si dejamos deagitarnos por lo que podría ser, o lo que pudo haber sido,y nos concentramos en lo que es.

Jean-Pierre de Caussade

Es un hecho que un caballo no puede tirar del carro mien-tras cocea, y tampoco puede cocear mientras tira.

José Luis Martínez

La esperanza de impunidad es el gran soporte de todainiquidad.

Matthew Henry

El corazón del cristiano camina sobre rosas si está porcompleto bajo la cruz. Martín Lutero

El hablar en público puede resumirse en tres cosas: pri-mera, tener algo que decir; segunda, decirlo; y tercera yúltima, callarse.

Juan A. Broadus, en Historia de la Predicación

No te enamores de tus éxitos, ni permitas que tus fraca-sos te derroten.

Howard Hendricks

Siempre habrá otros creyentesmás maduros que nosotros.Compartir con ellos las riquezasde Cristo, de su gracia, de su pa-labra, nos mantendrá en unvivo ejercicio de nuestra fe.

Citasescogidas

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AGUASVIVAS22 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

n el Nuevo Testamento hallamostres espejos. De ellos, dos resul-tan especialmente significativos.Uno está en 2ª Corintios 3:18:

“Por tanto, nosotros todos, mirando a caradescubierta como en un espejo la gloria delSeñor, somos transformados de gloria engloria en la misma imagen, como por el Es-píritu del Señor.” El otro está en Santiago1:23: “Porque si alguno es oidor de la pala-bra pero no hacedor de ella, éste es seme-jante al hombre que considera en un espejosu rostro natural. Porque él se considera así mismo, y se va, y luego olvida cómo era.”

En el primer espejo miramos al Señor, ysomos transformados en Su misma imagen.En el otro nos vemos a nosotros mismos conlas defecciones que el Espíritu nos muestra ala luz de la Palabra santa.

En un espejo vemos al Señor, en el otronos vemos nosotros. En ambos tenemos quemirarnos a menudo para gloria de Dios y parahumillación nuestra (porque uno nos trans-forma y el otro nos descubre). No en el deCorintios solamente, porque podríamos en-vanecernos, ni sólo en el de Santiago, porquepodríamos abatirnos. Es en ambos, para quelo que nos desanima en uno nos aliente en elotro.

Sin embargo, esta vez pondremos nues-tra atención en el segundo. Nos ubicaremosante él y nos veremos. Por la Palabra, el Espí-ritu hará desfilar a algunos de los personajesque nos precedieron en la carrera de la fe. Su-perpondremos a esas siluetas la nuestra y ve-remos qué descompagina.

Luego, obedeciendo la amonestación dela misma Palabra, nos esforzaremos en la gra-cia de Dios para ser hacedores de la palabra,y no oidores olvidadizos. Es decir, para co-rregir lo defectuoso. Si después de mirarnosen este espejo y ver cómo somos, nos fuése-mos y olvidásemos nuestro estado, entonces

habremos perdido la oportunidad deencarnarla. ¡Dios no permita que sea así!Abraham, el peregrino

Miremos primeramente el retrato deAbraham. Allí va él, morando en tiendas –esperaba una ciudad– e instalando sus al-tares por donde iba. Era un adorador y unperegrino. ¿Lo vemos habitando en la tie-rra prometida como si no fuera suya? Te-nía riquezas, oro y mucho ganado, peronada de eso le retenía en un solo lugar,nada le ataba al mundo. El miraba de lejoslo prometido y lo saludaba, confesando queera “extranjero y peregrino sobre la tie-rra” (Heb.11:13).

A la luz de esta figura, ¿no queda al des-cubierto nuestro arraigo a la tierra, nuestrosedentarismo espiritual, afanados por obte-ner los beneficios de la patria celestial, perotambién –y sobre todo– de ésta? ¿No nos ve-mos en el espejo como una caricatura deAbraham, con rasgos desperfilados, que acu-san nuestra profanidad? Pero, mire ... ¿No esLot el que ha reemplazado la figura deAbraham en el espejo? ¡No está delante denosotros a quien quisiéramos ver, sino a quienno amamos!

Jacob, el usurpadorAhora vemos a Jacob. Él va, campante,

por el camino que se ha trazado, engañandoa medio mundo. Primero engaña a su herma-no, luego a su padre, y después a su tío. Acada uno le da un golpe; en cada uno deja unaherida. Incluso a Dios intenta comprar conuna negociación de “dame que yo te daré”.(Génesis 28:30). El piensa que lo va hacien-do bien. Es el primogénito (sin serlo), el fa-vorito de su madre y aun de Dios. ¿Quiénpuede tocarle?

Sin embargo, Jacob comienza a tropezaren lo que él mismo ha edificado. La siembraestá dando abundante cosecha. Por cada en-

gaño cometido se convierte en engañado. Porcada herida causada recibe una. ¡Ay, Jacob!Tan favorecido y, sin embargo, tan entero to-davía.

Pero ese que está ahí no es Jacob ahora ...¡somos nosotros! Somos nosotros mismos queinsistimos en engañar, en herir y en usar tri-quiñuelas, como si nuestro pecado no nos fue-ra a alcanzar nunca. Somos nosotros mismos,que lanzamos la saeta y escondemos la mano,como si Dios no nos viera y como si nunca esasaeta hubiera de volverse sobre nuestro pro-pio corazón.

Jacob está más libre de culpa que noso-tros, porque él no tenía un antecedente. Pero¡ay! de nosotros, porque lo tenemos. Y estáaquí, ante nuestros ojos, en el espejo de laPalabra.

José, el castoJosé es el favorito de su padre y el envi-

diado de sus hermanos. Es el soñador que –pese a sus ruegos y lágrimas– es vendido comoesclavo para Egipto. Allí, en Egipto, sirve encasa de Potifar. ¡Un príncipe de Dios sirvien-do a la mesa de un incircunciso!

Pero, ¿por qué él no se queja?La mujer de Potifar lo mira y lo remira.

Lo mira una vez más, e intenta atraparlo consu mirada, con sus palabras, con sus manos... Pero en ellas sólo se queda el vestido inertede José. (“¿Cómo haría yo este grande mal,y pecaría contra Dios?” – dice el hombre deDios en la encrucijada). José no rechaza elpecado por temor a Potifar, ni por evitar lasrepresalias de la mujer. ¿Cómo pecaría con-tra Dios? ¡Su referente es Dios mismo! En-tonces, la desgracia se le abalanza. Ahora Joséestá en la cárcel ... no un día, ni dos, no unmes ni dos ...

Pero, ¿por qué él no se queja?Al mirar a José en la Palabra vemos nues-

tra pesadumbre, vemos la amargura de nues-

Dos espejos hay en la Palabra; uno para reflejar a Dios y otro para reflejar al creyente. Ambosarrojan luz, uno para transformarlo, otro para denunciarlo. Siete personajes bíblicos nos permi-ten realizar un ejercicio necesario para el conocimiento y examen del corazón humano.

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tro espíritu que tantas veces ha rebosado enpalabras descomedidas a causa de las circuns-tancias adversas. Su carácter bondadoso,transparente, hace aparecer nuestro rostrooscuro y tenebroso. ¿Y qué diremos de la pu-reza de su mirada? ¿De la santidad de susmanos? José no sólo no buscó la ocasión parapecar, sino que presentándosele, huyó de ella.¡Ay, en cambio, cuántas veces nosotros la he-mos buscado!

Moisés, el príncipe de EgiptoMoisés, el príncipe de Egipto, pasa ante

nosotros. Nunca el mundo ha ofrecido másdones a un hombre que a Moisés. A la exce-lencia de su familia, educación, sitial y honorno ha llegado nadie de manera más naturalque él. Sus modales delicados, su pronuncia-ción exquisita, su alimentación escogida, susamistades mejores, sus sabios maestros, lagrandeza de sus empresas, todo debió de ha-ber sido lo de un hombre excepcional. Todosse le inclinan; todo se le ofrece; todo se le da.

Sin embargo, en la hora suprema, la delas decisiones radicales, en que debía renun-ciar a familia, educación, sitial y honor, ¡re-nuncia!, “escogiendo antes ser maltratadocon el pueblo de Dios, que gozar de los delei-tes temporales del pecado, teniendo por ma-yores riquezas el vituperio de Cristo que lostesoros de los egipcios ...” (Hebreos 11:25-26).¡Ah!, es que hay en su alma una espina clava-da, un llamado divino, un fuego ardiente queno le deja disfrutar en paz de los deleites tem-porales del pecado.

Cuando él era niño, su madre –que tam-bién fue su nodriza– le había dicho quién eraél, quién era su pueblo, y quién era su Dios.

¡Oh, contempladlo! ¿Veis el cambio de susvestidos bordados en el palacio por el sayaltosco de Madián? ¿Veis el porte distinguidodel palacio transformarse en el caminar hu-milde del pastor de ovejas? ¡Vedlo andar conel bordón en la mano, por esos riscos perdi-dos, tras la pequeña perniquebrada! ¿Quéqueda del Moisés del palacio de Faraón? ¡Ay,no queda nada, salvo, tal vez, algún recuerdoapenas reconstruido en su memoria!

Lo tuvo todo, y lo perdió todo. Pero cuan-do lo perdió todo, lo ganó todo.

Ahora vemos también que nuestro cora-zón –extremadamente necio– ama aquelloque Moisés despreció. No lo ama porque lotenga (inalcanzables son sus glorias), sinoporque lo desea, y porque en ese deseo se re-vuelca días tras día, sin otro premio que ladesdicha de no alcanzarlo.

Pero eso no es todo. Pasa el tiempo, y Moi-sés llega a viejo.

Dice la Escritura que él es el hombre másmanso que pisa la tierra. (Números 12:3). Undía Dios le da una orden y, a diferencia deotras veces, Moisés no la cumple. En vez de

hablarle a la roca, la golpea dos veces. EsMeriba. Son las aguas de la rencilla. (Núme-ros 20:1-13).

Moisés representa mal al Señor, quien seenoja con él, y le dice: “Tú no entrarás en latierra”. Moisés ruega, clama, gime, llora. Diosdice: “No”.

¡Ay, Moisés!Cuando nos vemos en el espejo de Moi-

sés, y específicamente en este episodio, vemosque el hombre es sólocarne; que por muyconsagrado que sea,por muy manso, no esperfecto. Tiene den-tro de sí un germenque se puede manifestar en cualquier mo-mento en un pecado, una desobediencia, unarebelión.

Meriba nos dice: “¡Cuidado, tu carne espeligrosa!; no es de fiar, no te enaltezcas, do-bla tu rodilla, inclina tu corazón! ¡cuidado!Eres peligroso.”

Aunque seas todo lo manso; aunque seastodo lo espiritual. ¡Cuidado!

Esto también nos muestra Moisés.

Samuel, el profetaHe ahí Samuel. Desde niño estuvo cerca

de Dios, aprendió a caminar en la intimidadde Su Casa. El Señor lo miró y le habló muytempranamente, cuando aún no sabía reco-nocer Su voz. Pronto, “todo Israel conoció queSamuel era fiel profeta de Jehová” (1ªSam.3:20). Su victoria sobre los filisteos fuetemible. Su larga y fructífera vida fue ejem-plar; todos consultaban al vidente, todos hon-raban al juez de Israel.

Sin embargo, en su vejez tuvo una triste-za. Con la mejor intención imaginable, pusoa sus hijos por jueces en Israel, pero el pue-blo los resistió. ¿La razón? “No anduvieronlos hijos por los caminos de su padre, antesse volvieron tras la avaricia, dejándose so-bornar y pervirtiendo el derecho” (1Sam.8:3). ¡Ay, Samuel, qué dolor!

Samuel había visto el fin de Elí y de sushijos. Tempranamente tuvo un motivo de es-carmiento, pero cuando le llegó su hora, noescapó de la misma suerte.

Samuel, el profeta y juez, el hombre quecaminó con Dios, no pudo plasmar en sus hi-jos la huella que Dios había dejado en Él enlos largos años de su vida. ¿No es un fracaso?

La figura de Samuel arroja luz sobre nues-tro corazón, para examinar nuestro propio ca-mino. ¡Tanto servicio espiritual es posiblerealizar sin ver los frutos en el hogar! ¿Se-rán las palabras de Jesús aplicables aquí: “Nohay profeta sin honra sino en su propia tie-rra, y entre sus parientes, y en su casa.”? ¿Ofue, Samuel, el descuido de una vida vivida aespaldas de la realidad cotidiana?

Sea lo que fuere, ¿qué nos dice todo estosino que temamos y que busquemos en Diosel socorro para escapar de esa vergüenza?

David, el amadoLe toca su turno a David.No hay, tal vez, otra figura bíblica que re-

úna tantas perfecciones como David. A la be-lleza y atractivo de su figura se une la de sualma humilde y quebrantada. Sus lágrimas,

más que su fortaleza;sus sufrimientos másque sus triunfos, es loque más nos atrae enel resumen de su pro-vechosa vida. Es el

poeta-vidente que anticipa los sufrimientosde Cristo; es el amado de Dios que encarnaun anticipo del reinado del Mesías; es el dul-ce cantor de Israel, que canta con donaire lasmisericordias de Dios. Todo eso y mucho másreúne David en su notable figura.

Sin embargo, una nota de su arpa todavíahiere los tímpanos.

David descansa a la hora de la tarde. Selevanta –perezoso– y mira desde el terrado auna mujer que seduce su corazón. Los instin-tos se desatan, la locura le invade. El profeta,cantor y rey es cautivado por una sola mira-da de sus ojos. Las tinieblas se ciernen sobresu alma y sobre su reino. El otrora fugitivode un rey apóstata es ahora victimario de sumás fiel guerrero. El otrora soldado austeroy sufrido es ahora un sensual amador de losdeleites. El pecado sella contra él una segui-dilla de muertes y de lágrimas.

La luz que arroja este episodio de su vidaes triste, pero está escrito allí para nuestraexhortación, para que no caigamos en las mis-mas redes que él cayó. Un soldado ocioso, unguerrero acostumbrado a la batalla es presafácil en un día de asueto.

No más contemplaciones con nosotrosmismos; no más relajo. La vida fluye desdelos intersticios de nuestro vaso roto, no des-de el vaso bruñido para el brindis. ¡Cuidado,los soldados de Dios no caen en la batalla,sino en el descanso!

Salomón, el apóstata tardíoVeamos a Salomón sentado en su magní-

fico trono de marfil recubierto de oro, reci-biendo a los que, de todo el mundo, vienen aconocerle. A ellos les bastará con oír de suslabios la sabiduría celeste que en ellos ha sidoderramada, pero lo que ven con sus ojos re-dobla esa admiración. Salomón ha llevado elreino de Israel a límites jamás alcanzados porsus predecesores. Su grandeza es inaudita.

Además, es un rey sabio. Todo lo investi-ga y lo conoce; sus disertaciones sobre lo di-vino y lo humano asombran a todos. Es la

¡Cuidado: los soldados de Diosno caen en la batalla, sino en eldescanso!

(Continúa en la página 24)

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“Si el contentamiento y la acción de gracias se pierden, noestamos amando a Dios como debiéramos, y el deseo co-rrecto se ha convertido en codicia contra Dios. Nuestra vidainterna es el lugar principal para perder la verdadera espiri-tualidad. Lo externo es siempre el resultado de lo interior.La manera de comprobar cuándo un deseo correcto se vuel-ve codicia está en que debemos amar a los hombres lo sufi-ciente como para no envidiarlos, y esto se refiere no sólo asu dinero, sino a cualquier cosa. Pudiera ser, por ejemplo,estar envidiosos de sus dones espirituales.”

Francis Schaeffer, en La verdadera espiritualidad

“Mientras que los cristianos en general imaginan que todolo que no está positivamente prohibido y es pecaminoso,les es lícito, y procuran retener tanto como les es posiblede este mundo, con su propiedad, su literatura, sus goces,el alma verdaderamente consagrada es como el soldadoque lleva consigo solamente aquello que necesita para lapelea.”

Andrew Murray, en Con Cristo en la Escuela de la Oración

“Una de las mayores desgracias de este siglo es la existen-cia de gente que quiere tener dos altares los domingos, unopara Jehová por la mañana y otro para Baal, por la tarde.”

D.L. Moody

“La mitad de la batalla en la vida cristiana se gana cuandoencontramos pecado en nosotros y lo enfrentamos nosotrosmismos. La otra mitad la ganamos con la ayuda de otroscristianos que nos amen lo suficiente como para reprochar-nos con el hecho de nuestro pecado; mas están dispuestos aorar por nosotros y aceptar ayudarnos a encarar ese pecadoy a conquistarlo.”

Frank Barker, en Filipenses

“Nosotros nos amonestamos unos a otros a tomar el caminoque Cristo nos señala; nos advertimos unos a otros contra ladesobediencia que es nuestra destrucción común; unos aotros somos amables y severos porque conocemos tanto labondad de Dios como su severidad. Reprobar es inevitable.La Palabra de Dios lo demanda. Cuando un hermano cae enpecado, nada puede ser más compasivo que la severa re-prensión que llama al hermano a volverse de la senda delpecado.”

Dietrich Bonhoeffer (mártir alemán)

“Nada hay más mortífero para la vida del creyente que que-rer aparentar. No hay mayor bendición que cuando cesannuestros esfuerzos por aparentar y nuestras actitudes semanifiestan con libre naturalidad: cuando nuestras palabrasy oraciones, nuestra vida misma, son la expresión, no forza-da, sino espontánea, de nuestra vida interior.”

Watchman Nee, en Sentaos, andad, estad firmes

“Si lo que gastamos en comodidades, lujos y diversiones eslo mismo que gastan los que tienen ingresos semejantes alos nuestros, eso significa que probablemente estamos dan-do muy poco. Si lo que damos no limita en absoluto nues-tros gastos ni nos impide hacer ciertas cosas, yo diría que esmuy poco. Debe haber cosas que nos gustaría hacer, pero nopodemos hacerlas porque lo que damos no nos lo permite.”

C.S. Lewis, en Cristianismo y nada más

“Es imposible que un cristiano que pase la mayor parte de lanoche, mes tras mes, semana tras semana, y día tras día,mirando los programas de televisión de las principales re-des del país, o viendo los programas de video de la actuali-dad, tenga una mente cristiana.”

R. Kent Hughes, en Disciplinas de un hombre piadoso

PARA MEDITAR

cumbre misma de la grandeza, es el pináculode la gloria.

Sin embargo, siendo ya viejo, la sabidu-ría de Salomón se rompe como un palo seco.Su figura nos muestra una pequeña (en rea-lidad, no tan pequeña) locura que es comoaquella mosca muerta que hace heder el per-fume del perfumista (Eclesiastés 10:1). Susmujeres –sus muchas mujeres– dejan a Je-rusalén sembrada de imágenes ¡incluso en eltemplo santo!

Salomón, el Sabio, se entontece co-mo losnecios. Su debilidad, que ya se insinuaba tem-pranamente, y que amenazaba con darle másde un disgusto, se lo da, ¡y vaya de qué ma-nera!

¡Ay! qué cosas muestra este espejo. No espara nada recatado a la hora de denunciar elpecado. ¡Ay, y qué cosas de nuestra alma va

dejando al descubierto!

Un ejercicio agotadorEl ejercicio de mirarnos en este espejo nos

ha destrozado. Estamos rendidos. Dejaremosde mirarlo ahora para postrarnos delante deDios y llorar nuestras cuitas. ¿Hay todavía es-peranza para nosotros? Las virtudes y los de-fectos de aquellos, nuestros antepasados enla fe, nos rompen el corazón. Y parece que susvoces llaman a gritos a nuestra conciencia.¿Qué haremos?

¡Ay, volvernos al espejo de Corintios!¡Veamos al Señor allí, abracémonos a Sus piesy abrámosle el corazón!

El espejo de Corintios“Señor, gracias por poder mirarte,

por haber aceptado Túque te vean nuestros ojos cansados.

Te miramos a Ti, y revivimos.Al mirar los caminos de la tierra,decimos: ¿Qué es el hombrepara que tenga tu nombre en sus labios,y tu Espíritu en su corazón?Oh, sálvanos y haznos habitar siempreal abrigo de tu costado.Refugio y Castillo nuestro,no iremos, si tú nos socorres,por la senda de los que se pierden,porque en ti hemos confiado.No correremos por los desgastadoscaminos de nuestra alma necia,porque nuestros ojos han visto tu salvación.Límpianos y sálvanos hoy por tu vida,para que no se descarríe el alma,ni se entontezca el corazón.Para que no mancillemos tu Santo Nombre.Somos tuyos, Señor, para Ti solo.Guárdanos y llévanos de tu mano, siempre.”

AGUASVIVAS24 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

(Viene de la página 23)

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esde que creímos en el Señor, de-bemos desarrollar el hábito deconfesar nuestros pecados y fal-tas. Y no sólo esto: debemos

aprender a restituir o a compensar por eldaño causado cuando corresponda.

Por una parte, debemos confesar las ofen-sas a Dios, y por otra, debemos confesarla alos hombres y reparar el daño. Si un cristia-no no se confiesa ante el Señor, y no pide per-dón ni hace restitución al hombre, su concien-cia fácilmente se endurecerá. Una vez que laconciencia se endurece, se crea un problemaserio y fundamental: se hace difícil que la luzde Dios brille en el corazón del creyente. Laconfesión y la restitución nos permite teneruna conciencia sensible delante del Señor.

Con frecuencia ofendemos a otros. Si pesea esto, no tenemos ningún remordimiento ennuestra conciencia, entonces ella debe estarenferma, o padece de una seria anormalidad.¿Cómo podemos comprobar si es este nues-tro caso? Si ha transcurrido un largo tiempodesde nuestra última confesión, entonces te-nemos problemas. El tiempo transcurridodesde nuestra últimaconfesión indica siexiste un problemaentre nosotros y Dios.Si ha pasado un largoperíodo, falta luz ennuestro espíritu; si eltiempo es corto, nues-tra conciencia siguesiendo sensible. A finde vivir bajo la luz de Dios, necesitamos deuna conciencia sensible, y para que ésta per-manezca sensible, necesitamos condenar alpecado continuamente. Necesitamos confe-sarnos ante Dios, y también necesitamos con-

fesar al hombre la ofensa y reparar el daño.Ahora bien, si hemos ofendido a Dios, y

la ofensa no tiene nada que ver con el hom-bre, no necesitamos confesar nada al hom-bre. En esto no debemos errar. Si confesamosuna ofensa al hombre cuando sólo Dios tieneconocimiento, podemos afectar al hombre.

Hay un principio fundamental que ha deregir nuestra conducta cuando ofendemos alhombre: No basta con hacer confesión a Dios;también tenemos que confesar al hombre yhacer restitución, si es el caso.

Este principio se encuentra tanto en elAntiguo como en el Nuevo Testamento.

La enseñanza en LevíticoLevítico 6:1-7 nos enseña que una perso-

na que haya ofendido a alguien o transgredidocontra alguien en cosas materiales debe arre-glar el asunto con los hombres antes de serperdonado. Resolver el asunto delante deDios no es suficiente. Este arreglo implicaconfesión y restitución.

En este pasaje aparecen seis clases detransgresiones contra el hombre: mentir al

prójimo con respectoa un depósito enco-mendado, mentir alprójimo con respectoa lo dejado en sumano, robar al próji-mo, explotarlo (es de-cir, tomar ventajailícita sobre élvaliéndonos de la po-

sición o el poder que tengamos), encontraralgo perdido y mentir al respecto, y jurar enfalso. En resumen, si hay algo deshonesto encualquier cosa que hagamos, si hemos adqui-rido algo a expensas de otros, o si hemos ob-

tenido algo por uno de estos seis medios, he-mos pecado, y debemos solucionar el asuntodelante de los hombres.

¿Cómo restituir? Levítico 4:6 dice: “En-tonces, habiendo pecado y ofendido, restitui-rá aquello que robó” (v.4). Restituir signifi-ca devolver al hombre por lo que se le quitó.¿Cómo debe hacerlo? “Lo restituirá por en-tero a aquel a quien pertenece, y añadirá aello la quinta parte, en el día de su expia-ción” (v.5).

Debemos hacer restitución completa (nouna mera disculpa), y, además, añadir laquinta parte ... ¡lo más pronto posible! ¿Quésignifica esto de la quinta parte? ¿Significaque literalmente hemos de añadir una quin-ta parte? El principio es que debemos resti-tuir abundantemente. No debemos ser mez-quinos al disculparnos con las personas ni aldevolverles lo que les hayamos hurtado. De-bemos ser amplios y generosos.

Algunos se disculpan diciendo: “Reconoz-co que en esta ocasión yo lo ofendí, pero nosiempre ha sido así; al contrario, usted meha ofendido a mí.” Esto no es una confesión,sino un ajuste de cuentas. Al confesar, sea-mos generosos. No nos disculpemos menosde lo que debemos. Al confesar no debemosser renuentes ni calculadores. Si cuando con-fesamos nuestra falta nos preocupa la canti-dad de dinero que debemos devolver, nues-tro comportamiento no es el de un verdaderocristiano. No retengamos nada en nuestraconfesión y procuremos ser amplios.

Añadir una quinta parte a nuestra resti-tución debe recordarnos que ofender a otroses un problema y que no debemos hacerlo denuevo. Cuando un cristiano ofende a alguien,debe darse cuenta que aunque por el momen-to haya obtenido ganancia, al final sufrirá

TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAAAGUASVIVAS 25

¿Qué lugar ocupa la confesión en la vida espiritual de un hijo de Dios? ¿Es innecesaria luegoque ha sido limpiado por la sangre de Cristo? Si debe realizarla, ¿cómo hacerlo? ¿ante quié-nes? ¿basta la confesión sola, o debe acompañarse de restitución?

y

Con frecuencia ofendemos aotros. Si pese a esto, no tenemosningún remordimiento en nues-tra conciencia, entonces elladebe estar enferma, o padece deuna seria anormalidad.

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pérdida.Después de la disculpa y la restitución,

todavía es preciso algo más. Levítico 6:6-7dice que hemos de acudir a Dios y buscar superdón por medio de la sangre del Señor. Estees un asunto muy serio. Si nos descuidamos,tomaremos ventaja de los demás y pecaremoscontra ellos. Los hijos de Dios deben devol-ver lo que pertenece a otros, y pedirle perdóna Dios.

La enseñanza en MateoHemos revisado lo que enseña Levítico.

Pero, ¿qué dice el Nuevo Testamento al res-pecto? ¿Hay una en-señanza diferente?Mateo capítulo 5 tocaeste asunto, y, por su-puesto, no contradiceel Levítico. Más bienlo complementa, por-que mientras Levíticotrata de las transgre-siones contra el hom-bre con respecto a posesiones materiales,Mateo 5 va más allá de lo material.

En los versículos 23 al 26 se refiereespecíficamente a las contiendas que hay en-tre los hijos de Dios. Si usted le está ofrecien-do algo a Dios, y se acuerda de que su herma-no tiene algo contra usted, esta memoria esla voz de Dios. El Espíritu Santo con frecuen-cia nos recuerda cosas que han pasado. Cuan-do esto suceda, no haga este recuerdo a unlado, creyendo que no tiene importancia.

Si recuerda que su hermano tiene algocontra usted, esto quiere decir que usted hapecado contra él, tal vez siendo injusto conél. El énfasis aquí no está en asuntos mate-riales, sino en lo que ha hecho que otros es-tén en su contra. Un cristiano debe compren-der que si ofende a alguien y no le pide per-dón, se verá en problemas tan pronto comola parte ofendida mencione su nombre y cla-me delante de Dios. Dios no aceptará su ofren-da ni su oración. Si hacemos que otros cla-

men ante Dios por causa nuestra, nuestra es-piritualidad y nuestras ofrendas a Dios seránanuladas.

Si deseamos ofrecer algo a Dios, hemosde reconciliarnos primero con nuestro her-mano, entonces podremos presentar nuestraofrenda. Dios desea muestra ofrenda, peroprimero debemos reconciliarnos con los quehemos ofendido. Reconciliarse con el herma-no significa disipar el enojo del hermano. Po-siblemente necesitaremos disculparnos o de-volver algo, pero lo más importante es satis-facer al hermano. No es un asunto de añadirla quinta o la décima parte, sino de reconci-

liarse. Reconciliarsees satisfacer las exi-gencias del ofendido.

Si usted ha peca-do contra su herma-no, y él está molesto ypiensa que usted ac-tuó injustamente, y siusted ha hecho queclame a Dios, la co-

munión espiritual entre usted y Dios se inte-rrumpe. Posiblemente no piense que está entinieblas, y crea que tiene la razón, pero laofrenda que presenta ante el altar carece designificado. No podrá pedirle ni darle nada aDios. Puede haber ofrecido absolutamentetodo en el altar, pero Dios no se complaceráen ello. Aprenda a satisfacer tanto los justosrequisitos de Dios como los de su hermano.Sólo entonces podrá presentar su ofrenda aDios. Esto es un asunto muy serio.

Debemos cuidarnos de ofender a los de-más, particularmente a los hermanos, porquesi lo hacemos, caeremos de inmediato bajo eljuicio de Dios, y no será fácil ser restaurados.

Todavía estamos en el caminoEn el versículo 25, el Señor nos habla en

términos humanos y nos muestra que nues-tro hermano es como el demandante en untribunal. La expresión “mientras estás con élen el camino” es maravillosa. Hoy todavía es-

tamos en el camino. Nuestro hermano no hamuerto y nosotros tampoco. Ambos estamosen el camino. Un día nosotros no estaremosen el camino o nuestro hermano no estará.Mientras estemos, tenemos la oportunidad dehablar y de pedir perdón. La puerta de la con-fesión no estará abierta para siempre. Muchoshermanos lamentan haber perdido la opor-tunidad de confesar sus ofensas unos a otros.Tenemos que ponernos a bien con nuestrohermano mientras aún estemos en el cami-no. Una vez que una de los partes no esté,nada se podrá arreglar. ¡Tenemos que vercuán serio es este asunto!

Luego, en 25 b y 26, el Señor no habla deun juicio futuro, ni de ser echado en una pri-sión física. Lo que Él quiere es que nos recon-ciliemos hoy, que paguemos todos los cua-drantes hoy. No debemos posponer el asuntoesperando que después se resuelva. No debe-mos permitir que un hermano tenga ningunaqueja contra nosotros. No debe haber ningúnreproche en nuestra conducta ni pensar quelos demás están equivocados y que nosotrostenemos la razón. No se deben pasar por altolas quejas de los demás ni tratar de justificarlas acciones de uno.

Si nuestra confesión es amplia, y restitui-mos hasta satisfacer al agraviado, entoncespodemos descansar, porque la sangre de Je-sucristo nos limpia de todo pecado. En algu-nos casos, hay enfermedades que serán sana-das cuando hacemos confesión de nuestrospecados. (Santiago 5:16). Después de confe-sar nuestros pecados y restituir cuandocorrespondiere debemos tener paz, no debe-mos sentirnos condenados por nuestra con-ciencia. Tampoco debemos permitirle a Sa-tanás que nos acuse.

El Señor nos ayude para mantener nues-tra conciencia limpia. Si tenemos la concien-cia limpia, podremos experimentar un pro-greso considerable en nuestra búsqueda es-piritual.

***

W. Nee (condensado)

AGUASVIVAS26 TEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTTEMA DE PORTADADADADADAAAAA

Autoengaño“En cierta ocasión un predicador hablaba con alguien que afirmaba ser cristiano, pero que mentía habitualmente. Cuando el ministro le

mostró el texto de 1 Jn. 3:9, que dice que el que es nacido de Dios no practica el pecado, le preguntó: “Tú mismo me has dicho que practicasla mentira, ¿de quién eres nacido?”. El hombre contestó: “De Dios”. Le puso otro ejemplo el predicador, y le dijo: “Tu vecino que vive al ladoy que practica la idolatría, pero afirma creer en Jesús, ¿de quién es nacido según el texto?”. El autonombrado creyente contestó: “Del diablo”.

Pensando que entendía, el predicador añadió: “Tu vecino de enfrente que practica la avaricia, ¿de quién es nacido?”. De nuevo el hombrecontestó: “Del diablo”. Como para concluir, dijo el ministro: “Bien, ahora, tú que practicas la mentira, ¿de quién eres hijo?. El hombre, muyseguro, respondió: “Soy hijo de Dios.”

Jorge Treviño, en revista “Avivamiento” Nº 22

Debemos cuidarnos de ofendera los demás, particularmente alos hermanos, porque si lo ha-cemos, caeremos de inmediatobajo el juicio de Dios, y no seráfácil ser restaurados.

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as palabras del apóstol aquí es-tán dirigidas a los maridos. Se lesexhorta a vivir con su esposa sa-biamente. Según el consejo de

Dios, es sabio dar honor a la esposa. (Darhonor es “atribuir valor e importancia”). Cabepreguntarnos: En las decisiones que toma-mos, especialmente en aquellos asuntos quecomprometen la vida familiar, ¿cuánto im-porta el consejo de nuestra ayuda idónea?¿La valoramos, la honramos? Aun en nues-tro vivir diario, la Palabra nos enseña que elcasado ha de tener cuidado de cómo agradara su mujer ( 1 Cor. 7:33).

Simple pero importanteLa enseñanza respecto de la oración aquí

parece extremadamente simple; sin embar-go, las contingencias propias del diario vivir,más el defecto propio del carácter de los es-posos (porque Cristono está aun suficien-temente formado enellos), suelen ocasio-nar muchas situacio-nes tensas al interiordel hogar, que debili-tan la fe y entorpecenla oración.

Una vez más he-mos de echar mano ala vida eterna que lle-vamos dentro (1Timoteo 6:12), paraque podamos hacer lavoluntad del Señor.Uno de los gozos másgrandes de un creyente son las oraciones con-testadas, porque tenemos un testimonio ob-jetivo de que Dios nos está atendiendo, y en-

tonces la paz que sentimos no tiene paran-gón.

En cambio, cuando las oraciones estánsiendo estorbadas y no hay respuesta a ellas,parece que nos vamos secando por dentro, yen vez de ir avanzando, sólo tendremos unsentimiento de continuo fracaso. Es como sila vida misma fuera perdiendo para nosotrossu razón de ser.

El Espíritu Santoatribuye aquí el estor-bo a la falta de consi-deración del esposohacia la esposa. Sibien esto puede serrecíproco, lo cierto es que recae sobre el va-rón –como representante de Cristo en el ma-trimonio, como cabeza de su hogar– el velarporque en su casa se viva sabiamente. Si estacondición no se cumple, a poco andar se no-

tará la falta de respaldo delSeñor en la vida cristiana.A causa de la inconsecuen-cia en la intimidad, se su-frirá una gran pérdida: lasoraciones no encuentranrespuesta, y la vida cristia-na comienza a resentirse.

Pensemos por un mo-mento que al enemigo denuestras almas le convienemucho que abunde el caosen el interior de la familia.Para él es una efectiva tác-tica de debilitamiento pro-gresivo de los creyentes quetermina anulándolos por

completo. Él sabe muy bien que si los espo-sos aprovecharan bien su tiempo y comuniónpara orar a su Señor continuamente, sus ma-

lignos intereses se verían seriamente daña-dos.

Una promesa también para el matri-monio

Una de las enseñanzas más claras de nues-tro Señor tocante a la oración es la de Mateo18:19-20, donde se nos dice que “si dos de vo-

sotros se pusieren deacuerdo en la tierraacerca de cualquiercosa que pidieren, lesserá hecho por mi Pa-dre que está en loscielos. Porque donde

están dos o tres congregados en mi Nombre,allí estoy Yo en medio de ellos”. La promesaes tremenda; sus alcances son ilimitados.Siempre hemos aplicado esta palabra a la igle-sia en general, a la necesidad de estar unáni-mes a la hora de pedir por un avance en laobra del Señor, pero ¿cuánto más se podráaplicar esta preciosa palabra al matrimoniocreyente, en que dos siervos de Dios están allícompartiéndolo todo, con todos los interesesen común, viendo siempre las mismas nece-sidades en la familia, en la obra del Señor, yen el mundo que los rodea?

No podemos esperar la próxima reuniónde oración de la iglesia para llevar nuestraspeticiones ante el trono de la gracia; no tene-mos que esperar a salir por la ciudad en bus-ca de otro hermano de confianza para poderorar, si a nuestro lado tenemos una hermanaen Cristo, una consierva. Ella también es co-heredera de la misma gracia. Si esto hacemos,experimentaremos el gozo de enfrentar lavida y sus innumerables conflictos junto a lacompañera de nuestra vida.

En el hogar suelen producirse muchas situaciones tensas que difi-cultan la oración. El no poder orar con la esposa, o con el esposo,es una inmensa pérdida para el matrimonio y para la familia. Sa-tanás lo sabe, y por eso ha desplegado todo su arsenal de maqui-naciones mentirosas para impedir esta oración, que, de realizar-se, será una inmensa pérdida para sus planes.

¡Amados hermanos: es posibleque los esposos oren juntos!Dios nos llama a ejercer juntosnuestro sacerdocio

“Para quevuestras oracio-nes no tengan

estorbo”(1ª Pedro 3:7)

sin

(Continúa en la página 28)

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Valoramos mucho las reuniones de ora-ción de la iglesia, ciertamente allí se vive unambiente casi celestial, con gran desplieguede poder y autoridad para atar al enemigo ydesatar la voluntad de Dios en la tierra; tam-bién valoramos mucho la oración íntima, in-dividual, a puertas cerradas en el secreto delPadre, indispensable para cualquiera quedesea servir al Señor. Pero hay una personacon quien estamos siempre juntos.

La reunión de la iglesia pudo haber esta-do muy gloriosa, pero luego cada cual vuelvea su casa ... ¡Bienaventurados los matrimo-nios creyentes, que andan delante del Señor!En ellos la comunión espiritual durará siem-pre, y la posibilidad de orar juntos, en todaocasión posible, puede constituirse en un to-rrente de grandes bendiciones.

Juntos podemos cobrar también la pro-mesa de Deuteronomio 32:30, donde se diceque uno persiguió a mil y dos persiguieron adiez mil. Dios siempre bendice más a dos quea uno. “No es bueno que el hombre esté solo” ,dijo al principio de la creación. Hoy, en lanueva creación, orar dos juntos es orar res-petando el principio del cuerpo. Así derriba-mos, por un lado, el individualismo; y porotro, multiplicamos las posibilidades de nues-tra oración.

Quiten este estorboAmados hijos de Dios: el no poder orar

con la esposa, o con el esposo, es una inmen-sa pérdida. Satanás ha desplegado todo suarsenal de maquinaciones mentirosas paraanular esta oración, que, de realizarse, seráuna inmensa pérdida para sus nefastos pla-nes. Lo más probable es que ahora mismo,mientras usted lee este artículo, esté susu-rrando a su corazón que esto no es posible,que al menos en su realidad matrimonial re-sultará imposible, que muchos siervos carga-ron esta cruz y que usted no será la excep-ción, y así se multiplicarán las justificacionespara tan lamentable fracaso.

Sin embargo, amados, esto no está lejosde nosotros, porque hemos creído en un Diosque todo lo puede. El cielo está a nuestro fa-vor, ¿por qué rendirse como si Dios no estu-viera dispuesto a socorrernos en este punto?Si tenemos fe para creer que el Señor es po-deroso para hacer cuanto le pidamos confor-me a su voluntad, ¿vamos a desconfiar enesto?

Nosotros que tenemos el Espíritu Santomorando en nuestros corazones, soñemos conesto, con una oración poderosa, sin estorbo,constante, que se levante como un muro fir-me contra las asechanzas del diablo. Reciba-

mos esta palabra como si Dios mismo noshablara: ¡Quiten este estorbo y Yo los bende-ciré!

¡Amados hermanos, es posible que los es-posos oren juntos! Dios nos llama a ejercerjuntos nuestro sacerdocio: oremos al desper-tar, anticipándonos a los impredecibles con-flictos del día; oremos antes de dormirnos,descargando a los pies de nuestro Señor todoel peso de un día y alabándole con gratitudpor sus bendiciones; oremos juntos en cuan-ta ocasión sea posible; desatemos continua-mente bendiciones para nuestros hijos, parala iglesia entera, para el avance de su obra, y–finalmente– para que Su reino venga.

Que el Señor nos conceda toda su graciapara vivir sabiamente con nuestra esposadándole el honor que le corresponde comovaso más frágil y como coheredera de la gra-cia, para que nuestras oraciones sean sin es-torbo alguno, y vayamos adelante a la perfec-ción, creciendo en la obra del Señor siempre.

Que el enemigo tenga en este punto unagran pérdida, y que a nosotros se nos conce-da la mayor de las victorias ¡Que así sea!

***

El “El “El “El “El “TTTTTitanic”: la otra historiaitanic”: la otra historiaitanic”: la otra historiaitanic”: la otra historiaitanic”: la otra historia

El 14 de Abril de 1912, el “Titanic”, un navío que «ni Dios mismopodría hundirlo», naufragó. De las 1528 personas que cayeron al agua,apenas 6 fueron rescatadas.

Pero, ¿sabia usted que una de esas seis personas fue salvada dosveces en aquella noche?. Su historia es un aviso inspirador de que lavida vale más de que apenas sobrevivir.

Pero comencemos la historia por otro lado.John Harper, un ministro escocés del evangelio, embarcó en el

“Titanic” acompañado de su hija Nana, de seis años. Planeaba viajarhasta la Iglesia Moody, en Chicago, donde había sido invitado parapredicar durante tres meses. Cuando el navío chocó en el fatídicoiceberg y comenzó a sumergirse, Harper se preocupó de la seguridadde su hija colocándola en uno de los botes salvavidas.

Entonces, hizo la última evangelización de su joven existencia. Amedida que las aguas heladas comenzaron a invadir al navío, oyerona Harper gritar:

— Dejen que las mujeres, los niños y los que no son salvos toda-vía embarquen en los botes salvavidas.

Los sobrevivientes relataron que Harper se quitó su propio chale-co salvavidas y lo dio a otro hombre.

— No se preocupe por mí – dijo –, yo no estoy yendo para abajo,estoy yendo para arriba.

Cuando el navío comenzó a hundirse, más de 1500 pasajeros sal-taban o caían en las aguas heladas. Mientras ellos se sumergían gra-dualmente o se congelaban hasta la muerte, Harper nadaba entre lospasajeros, instándoles a aceptar Cristo.

Apenas seis de las 1500 personas que luchaban dentro de lasaguas fueron rescatadas, incluyendo a un hombre que más tarde seidentificó como el último convertido de Harper.

Este joven había subido sobre un montón de destrozos. Harper,

que luchaba en las aguas muy cerca de él, gritó:— ¿Usted es salvo?— No – respondió el hombre.Harper entonces gritó las palabras de las Escrituras:— Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo.El hombre no respondió, y momentos después, fue llevado lejos

por las olas. Algunos minutos más tarde, la corriente colocó a los doshombres próximos uno del otro. Nuevamente Harper preguntó:

— ¿Usted es salvo?— No.Con el último soplo de su respiración, Harper gritó:— Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo.Entonces se sumergió debajo de las olas por última vez. Allí, en

aquel momento, el hombre a quien Harper hablara de Cristo, decidióentregar su vida a Él.

Cuatro años más tarde, cuando los sobrevivientes del “Titanic” seencontraron en Ontario, Canadá, este hombre, con lágrimas, dio sutestimonio, contando cómo John Harper lo condujo al Señor Jesús.

Por supuesto, de esta dramática historia jamás se hizo una pelícu-la. Vivimos en una cultura que parece más interesada en historias deficción, romance, sexo ilícito y joyas costosas, que en el verdaderoromance entre Dios y Su pueblo.

Pero, cuando el asunto del Titanic salga a colación, cuente a susamigos el «resto de la historia». Dígales acerca del joven escocés quedio testimonio de Cristo con su último suspiro. Certifíquese tambiénde que sus hijos conozcan la historia. John Harper nos recuerda unagran lección, el secreto de los siglos: La vida vale mucho más de quesimplemente sobrevivir.”

(“La Biblia dice ...”, Ecuador,enviado por Vartán Mamigonián, adaptado)

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JÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENESJÓVENESAGUASVIVAS 29

e qué tipo de compañeros quisie-ra zafarse un joven creyente? Ob-viamente, no se trata de todos loscompañeros, sino de aquellos

que son contrarios a su caminar cristiano,esos que le hostigan, que le oprimen, que leinducen a participar de sus risas, de sus jue-gos, de sus bromas, y de sus tinieblas; en fin,de aquellos que le inducen a apartarse del Se-ñor.

Confesando al Señor¿Cómo zafarse de ellos? La respuesta es unay muy simple: Confesando el nombre del Se-ñor cuando se presente la oportunidad dehacerlo.

Cuando ellos vean que tú no dices grose-rías, que no cuentas chistes obscenos, que novas a sus fiestas, ellos van a preguntar. En-tonces, cuando alguien te pregunte, le dirás:“Mira, yo no te condeno a ti porque hagas eso;tú eres libre de hacerlo. Pero, ¿sabes?, yo ten-go en mi corazón algo: no es una prohibiciónde hacerlo, sino que, sencillamente, no tengodeseos de hacerlo, porque tengo al Señor Je-sús en mi corazón y su vida en mí me hacefeliz. Yo no necesito de aquello de lo cual túparticipas.”

Esto es hacer lo que Pedro enseña, que de-bemos presentar defensa con mansedumbrey reverencia ante todo el que nos demanderazón de la esperanza que hay en nosotros.(1ª Pedro 3:15). No con soberbia, ni tampococon temor. ¿Cómo entonces? Con mansedum-bre y reverencia.

Si tú haces así, por un lado, te libras deellos, pero no alejándolos, no condenándo-los, sino permitiendo que ellos mismos sealejen, que ellos se den cuenta de que hayuna diferencia. Y ellos van a respetar esadiferencia. Luego, tampoco te pongas gra-ve con ellos, si es necesario, en algún mo-mento, reírse, ríete. Hay cosas acerca delas cuales tú podrás reírte con ellos, y hay

otras en que no sentirás deseos de hacer-lo. Tienes que tener un criterio, porque haycosas de las cuales sencillamente no te vasa poder reír. Si te preguntan algo, no losmires en menos, sino háblales con humil-dad y mansedumbre.

Tú no tienes que hablarles con una acti-tud de: “Aléjense de mí, porque ustedes sonpecadores y yo soy santo”. No; no es esa laforma. Si tú haces eso, sea tan explícito o mássuave, lo único que vas a ganar va a ser unepíteto de “santulón” y vas a levantar unabarrera entre tú y ellos. No te van a quererescuchar, ni te van a considerar, más bien tevan a tener por un fanático.

¿Como se tiene que producir, entonces,esta necesaria separación entre tú y ellos? Laseparación se va a producir espontáneamen-te cuando tú confieses el nombre del Señorcon sencillez, pero con firmeza.

Si tú no confiesas el nombre del Señor ydecides ser un creyente secreto, no podrás es-tablecer los límites en tu relación con ellos.Ellos te considerarán como uno de ellos, demodo que cuando pequen o mientan, pensa-rán que tú estás del lado de ellos. Tú sabes entu corazón que eres de Cristo y que no debesparticipar de sus tinieblas, pero lo haces, conlo cual disgustas al Señor y tienes problemascon tu conciencia. No agradas al Señor y tie-nes problemas contigo mismo.

Al principio podrás inventar excusas parano ir con ellos, pero como la presión conti-núa, tendrás que mentir una y otra vez parano ir con ellos. En cambio, si tú confiesas unao dos veces en el principio, dejarán demolestarte.

Por otro lado, si no confiesas al Señor,¿cómo te sentirás cuando ellos hablen mal deÉl y tú no puedas defenderlo? Parecerá comotú confirmas sus palabras, y te sentirás comoun traidor. Confesar al Señor en un ambientehostil puede ser difícil, pero más difícil es te-ner que callar cuando tú debieras hablar.

Sirviendo en amorJunto con confesar tu fe, tú les demostra-

rás afecto, y tendrás un verdadero interés porellos.

Tú tienes que estimar a tus compañeros ybendecirlos. Mateo 6:44 dice: “Bendecid a losque os maldicen, haced bien a los que os abo-rrecen, y orad por los que os ultrajan y ospersiguen.” Si esto dice el Señor acerca de loque debe ser nuestra actitud hacia los enemi-gos, ¿cuánto no será con nuestros compañe-ros de estudio? Tu actitud hacia ellos, tieneque ser de amor, de misericordia, y tienes queestar dispuesto a tenderles la mano cuandosea necesario.

Tú sabes, en el mundo hay amistades, mu-chas amistades. Para todas las correrías queellos hacen tienen muchos amigos; pero, enel fondo, ellos están profundamente solos,amargados y tristes. Ellos no tienen al Señor.

En sus hogares tampoco está el Señor. Losproblemas en sus hogares suelen ser terribles.Muchas veces ellos ríen, pero en el fondoarrastran tremendos dramas. Así que cuan-do veas un compañero solo y triste, tú debesacercarte y preguntarle: “¿Qué te pasa? ¿tepuedo ayudar?”. Debes buscar oportunida-des para ayudar, no para condenar; para ten-der una mano, no para juzgar.

Cuando ellos vean que ser cristiano no esasumir una postura de santulonería, de gra-vedad afectada, de prepotencia o presunción,sino que es estar disponible en caso de nece-sidad, ellos no sólo van a dejar de molestarte,sino que van a ser ganados para Cristo.

De tal manera que a la pregunta de ¿cómopuedo zafarme de la influencia de mis com-pañeros?, la respuesta es bien clara: Confe-sando al Señor, pero no con una actitud dejuicio, sino mostrando una calidad de vida talque ellos se den cuenta que lo que tú tienes esmuy superior a lo que tienen ellos; y, al mis-mo tiempo, estando dispuesto cuando ellosnecesiten de ti.

Cuando los amigos se oponen al caminar del joven creyente yle inducen a participar de sus tinieblas, se hace necesario con-fesar la preciosa fe y, al mismo tiempo, estar dispuesto a servir-les en amor.

de mis

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AGUASVIVAS30 BIBLIABIBLIABIBLIABIBLIABIBLIA

“El estudio meramente intelectual de la Palabra de Dios no es suficiente; debe haber medi-tación en ella. La Palabra de Dios debe ser meditada con mucha frecuencia y con constan-te expectación a que Dios por su Espíritu haga de ella una potencia viviente en el corazón.”

R.A. Torrey en Cómo orar

“La Biblia mira hacia adelante, hacia un día resplandeciente. Tiene sus raíces en el pasado,indudablemente. Se ocupa con firmeza en el presente, pero siempre fija la mira hacia elfuturo. Y esto no ha de extrañarnos, porque si ella se funda en la ruina del primer hombre,mira hacia delante a la gloria del Segundo. Éste es el gran objeto y carácter de todas lasEscrituras.”

William Kelly, en Meditaciones sobre el Cantar de los Cantares

Apuntes a la lectura del Nuevo TestamentoPerdonar es soltar (Lucas 13:10-13)La mujer tenía espíritu de enfermedad y andaba encorvada desde hacía 18 años. El Señor, enun acto de misericordia, le llama y le dice: “Mujer, eres libre de tu enfermedad.” Una traducciónmás literal diría: “Has quedado suelta de tu enfermedad”. La palabra “suelta” es preferible a“libre”, porque más abajo el Señor dice que Satanás había atado a esta mujer. Lo que hizo elSeñor, entonces, fue desatarla. Satanás la ató; el Señor Jesús la desató. Así de claro. En Lucas6:37 b debiera también decir: “Soltad y seréis soltados”. El perdón suelta, libera. Muchas vecesel Señor perdonó los pecados y la gente quedó sana. (Marcos 2:5-12).

Gracia injustaLa gracia conlleva un elemento de injusticia. No es, obviamente, una injusticia que perjudiqueal hombre. Al contrario , es una injusticia que favorece más allá de los méritos de quien larecibe. Así, por ejemplo, en la parábola de los obreros de la viña (Mateo 20:1-15), la bondady generosidad del padre de familia es la base de su relación con los obreros, no el esfuerzorealizado por ellos. Así también es en la parábola del hijo pródigo, en que la acción final esproducto de la gracia del padre hacia su hijo necio. (Lucas 15:11-32).

Obras vs. CaminosIsrael vio las obras de Dios, pero no conoció sus caminos (Heb.3:9-10). De ahí sus claudicacio-nes y su apostasía. Un pueblo (o un creyente) que sólo ha visto el obrar externo de Dios nopodrá estar firme, porque carece de un testimonio interior. Moisés, en cambio, conoció suscaminos (Salmo 103:7), tuvo un conocimiento íntimo de Dios y de su voluntad. Por eso, pudotambién caminar con Dios. Cuando caminamos mucho con alguien nos hacemos su amigo.(Ver otros casos; Enoc, Gén.5:24; y Noé, Gén.6:9).

Sirviente y esclavoMarcos 10:43-44: “Pero no será así entre vosotros, sino que el que quiera hacerse grandeentre vosotros será vuestro servidor (diákonos) , y el que de vosotros quiera ser el primero,será siervo (doulos) de todos.” El que quiera ser grande deberá llegar a humillarse y ser unservidor (mejor, “sirviente”), y el que quiera ser el primero deberá humillarse aun más: deberáser esclavo. Ser el primero es la ambición mayor, por tanto, se castiga con la humillaciónmayor.

Errar al blancoEn las cartas de Pablo a Timoteo se usa tres veces la expresión “errar al blanco”, que estraducida como “desviarse”. (1ª Tim.1:6; 6:21, y 2ª Tim. 2:18). Pablo escribió estas epístolasen tiempos de deterioro, cuando se introducían herejías en la casa de Dios. “Desviarse” es“errar al blanco”, una expresión muy atinada para afirmar que si no permanecemos en laverdad, caemos en la mentira. No hay posiciones intermedias.

VEINTITRÉS PREGUNTAS SOBRE LA

VIDA DE

JOSUÉ1. ¿Cuál es el nombre original de Josué?(Núm.13:16)

2. ¿Quién le cambió el nombre?

3. ¿Qué significa “Josué”?

4. ¿A qué tribu pertenecía? (1 Cr.7:27)

5. ¿A qué clase pertenecía? (Núm. 13:3)

6. ¿En qué época de su vida comenzó a ser-vir al Señor? ¿Cómo? (Ex.33:11)

7. ¿En qué gran batalla participó Josué?¿Cuál fue el fin de ella? (Ex.17:8-13)

8. Josué fue escogido para una misión muyimportante antes de entrar a Canaán. ¿Cuálfue? (Núm.13)

9. ¿Qué informe dio Josué? (Núm.14:6-9)

10. ¿Cuál fue el cargo más importante quetuvo Josué en Israel? (Núm.27:19-23)

11. ¿Qué importante requisito tuvo en cuen-ta Dios al nombrarlo? (Núm. 27:18)

12. ¿Cuál fue la capacitación especial queDios le dio por medio de Moisés? (Deut.34:9)

13. En Josué cap. 1 el Señor comisiona aJosué, pero al mismo tiempo lo respalda.¿En qué consiste ese respaldo?

14. ¿Cuál es la demanda para Josué y paratodo siervo de Dios? (Jos.1:8)

15. ¿Quién se le aparece a Josué antes dela toma de Jericó? (Jos.5:13)

16. ¿Qué gran error de discernimiento tuvoJosué en esta ocasión? (Jos.9)

17. El nombre de Josué llegó a ser muy co-nocido y temido. ¿Dónde? (Jos.4:14; 6:27)

18. ¿Qué milagro portentoso hizo Dios pormano de Josué? (Jos.10:11-14)

19. ¿Cuál fue la herencia que Josué recibióen Canaán? (Jos.19:49-50)

20. ¿Qué exhortación hace Josué a Israelpoco antes de su muerte? (Jos.24:15)

21. ¿A quién tipifica Josué? ¿En qué? (VerCol.2:14-15; Heb.4:8-10)

22. ¿Cuál es la clave de la lucha espiritual,según Josué 23:11-13?

23. Desde el éxodo hasta Josué hay unaalegoría de la vida cristiana. ¿Cuáles sonsus hitos más importantes?

“Escudriñad las Escrituras,porque ellas dan testimonio de mí”

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Cosas Viejas Cosas Nuevas

ESTABLECERSE O SALIR

En el libro de Génesis encontramos al primer hombre –el prototi-po– de los que Dios ha llamado a salir: Abraham. Él debía salir de Urde los caldeos, de la casa de su padre al lugar que Dios le habría deindicar. Su obediencia y fidelidad han sido ejemplo de todos los hom-bres y mujeres de fe que han vivido hasta hoy.

Pero en Génesis, muy cerca de este hombre de fe, aparece la deotro hombre: Nimrod, que hace lo contrario que Abraham, porque él seestablece en la tierra. Este también es modelo y ejemplo de los gran-des de este mundo.

Nimrod llegó a ser el primero poderoso –“prepotente” (Biblia deJerusalén)– en la tierra. Fue un vigoroso cazador delante de Jehová.Fue fundador de ciudades en el valle de Sinar y en Asiria, siendo lasprincipales de ellas Babel y Resén.

Estos dos hombres son los polos opuestos del gran dilema del hom-bre en su actitud frente al mundo. ¿Establecerse o salir?

Si seguimos a Nimrod, entonces, establezcámonos, levantemos ciu-dades, grandes empresas, seamos emprendedores, medremos, que elmundo, en toda su amplitud y pompa, nos espera. El mundo ha de serconquistado, sus secretos descubiertos, sus riquezas tomadas, todo éles un desafío a nuestra creatividad, empuje y fuerza.

Si seguimos el camino de Abraham, en cambio, juzgaremos que elmundo está bajo maldición, que su sistema es corrupto, que sus rique-zas están contaminadas, que su pompa y vanidad se oponen a Dios.

Si seguimos a Abraham viviremos sin esperar nada del mundo, sintomar nada de él, como proscritos, extranjeros y peregrinos. Vivire-mos como no poseyendo nada, aunque lo poseamos todo. Caminare-mos mirando más allá de su horizonte, correremos despreciando sushonores, batallaremos en nuestro corazón contra sus grandezas va-nas.

Si seguimos a Nimrod ganaremos poco; si seguimos a Abraham,ganaremos mucho. Si no seguimos a ninguno de los dos; si nos que-damos en medio de ambos caminos .. indecisos ... titubeantes ... ¡loperderemos todo!

ESPERANDO EL TIEMPO OPORTUNO

En la tentación en el desierto, el Señor Jesús venció a Satanás.Fue la primera victoria que el Señor le propinó en este escenarioterrenal, como hombre. No sucumbió a sus astutas insinuaciones,sino que se levantó sobre la plataforma de la Palabra que él mismohabía inspirado a Moisés, y con ella le venció.

Sin embargo, ¿se quedaría tranquilo el engañador y homicida?¿Se conformaría con quedar humillado, frustrado y vencido? No. Nose conformaría. Una vez acabada la batalla, Satanás “se alejó de élhasta un tiempo oportuno.” (BJ).

Durante muchos años, miles de años, Satanás había deseadouna venganza contra Dios, un gran golpe que hiciera temblar el uni-verso entero. Ahora tenía al Hijo de Dios en la condición de hombre.¿No era la ocasión propicia? ¿No era la debilidad del Hijo de Hombreel blanco ideal para provocarle una caída? Sin embargo, el ofreci-miento de pan, de gloria humana y de reconocimiento no habíanbastado. ¡Jesús le venció!

Ahora el enemigo de Dios se aleja enfurecido, rumiando una nue-va venganza, esperando “un tiempo oportuno”.

La ocasión se le había de presentar de nuevo. Pedro habría de serusado por Satanás para insinuarle que no debía ir a la cruz. Pero elSeñor le derrotó de nuevo. Así, Satanás debió de volver sobre Élmuchas veces, y de muchas maneras, seguramente, pero siempre leencontró preparado.

La espera de “un tiempo oportuno” debió de mantener a Satanásen una constante inquietud. El apóstol inspirado dice de él que anda“como león rugiente buscando a quien devorar”.

¿No es así también hoy con los hijos de Dios? Antes de que Jesúsvenciera al diablo , teníamos un solo antecedente, un triste antece-dente: la derrota en la tentación de Adán.Pero desde aquél día en el desierto de Palestina otra historia co-menzó a escribirse: la de los muchos hijos de Dios que, aferrados ala Palabra de verdad, también le vencen por la palabra de su testi-monio. Para que Satanás nunca encuentre “el tiempo oportuno.”

Todo escriba docto en el reino de los cielos saca de su tesoro ...

y...

Tres sencillas preguntas“A un hombre le asignaron un asiento del medio en un avión. Cansa-

do y queriendo dormir, se irritó cuando una niña del asiento de al lado,la cual padecía del síndrome de Down, le preguntó:

—Señor, ¿usted se cepilla los dientes?—Sí – contestó él.—¡Qué bueno! La gente que no se cepilla pierde los dientes.Un poco después, preguntó:—Señor, ¿usted fuma?—No – contestó él.—¡Qué bueno! La gente que fuma se muere.Después de un largo silencio , ella se volvió hacia él otra vez, y dijo:—Señor, ¿usted ama a Jesús?—Sí – respondió él.—¡Qué bueno! – añadió ella —. La gente que ama a Jesús va al cielo.Aunque profundamente conmovido, él se echó para atrás, esperando

que no hubiera más preguntas. Justo entonces la niña dijo:—Señor, pregúntele al señor que está a su lado si se cepilla los dien-

tes.Bueno, ya se puede usted imaginar lo que vino después. Cuando llegó

a la pregunta sobre Jesús, el segundo hombre se puso pensativo.—Me temo que no entiendo – dijo.Durante la hora siguiente, los dos hombres hablaron sobre asuntos

eternos.”DJD, en Nuestro Pan Diario, Tomo V

Una respuesta de fe“Mientras el pediatra revisaba los oídos de una niña de 4 años con el

otoscopio, le preguntaba:— ¿Crees que encontraré al pájaro Abelardo ahí dentro?La niña permaneció en silencio. En seguida el doctor tomó el

abatelenguas y revisó su garganta.—¿Crees que me encontraré al monstruo galletero ahí dentro?De nuevo la niña no contestó nada.El doctor puso el estetoscopio en el pecho de la niña. Mientras escu-

chaba su corazón, le preguntó:—¿Crees que escucharé al dinosaurio Barney dentro?—¡Oh, no! – contestó la niña – Jesús está en mi corazón, pero Barney

está pintado en mis calzones.” Enviada por Nelly Cordero

LOS NIÑOS PREGUNTAN Y ... RESPONDEN

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i Padre me ha dicho que usted mellevará a Nueva York a ver a Es-teban Merritt – dijo el joven ne-gro al capitán, mientras éste des-

embarcaba desde un bote con varios tripu-lantes de su barco.

El capitán pareció no escucharle. Su inte-rés era negociar con los nativos, para luegoemprender la navegación otra vez. Sin em-bargo, al oír (porque había oído) esa extrañaafirmación, se fijó en el muchacho, y vio queiba desharrapado y descalzo. ¿Quién era élpara hablar así? Además, estaban en Liberia,Africa Occidental, a miles de millas de Esta-dos Unidos.

—¿Quién es tu padre y dónde está? – lepreguntó.

—Mi Padre está en el cielo – le contestó elmuchacho.

El capitán era un hombre rudo. Así quedejó escapar unas cuantas blasfemias, y lue-go masculló:

—Mi buque no lleva pasajeros. Debes es-tar loco – y se fue.

El muchacho no se desani-mó. Estuvo haciendo guardiados días, mientras el capitániba y venía en sus negocios.Dormía en la arena, y orabagran parte de la noche.

Al tercer día, cuando pisa-ron tierra otra vez, el mucha-cho corrió hacia ellos:

—Mi Padre me ha dichoanoche que esta vez ustedesme llevarán.

El capitán lo miró asom-brado. Dos tripulantes le ha-bían abandonado la noche an-terior, de manera que le faltaba gente. Reco-noció que el muchacho era de la tribu Kru ysupuso que era un marinero con experiencia,como lo eran sus paisanos.

—¿Cuánto quieres ganar? – le preguntó.—Sólo lléveme hasta Nueva York a ver a

Esteban Merritt – respondió el muchacho.El capitán, entonces, dio la orden y fue

embarcado. Corría el año 1889.

El desdichado rehén¿Quién era el joven y por qué quería ver a

Esteban Merritt, de Nueva York?La respuesta a esta doble pregunta es muy

extraña. Su nombre era Kaboo, tenía dieci-siete años, y esperaba que Esteban Merrit leenseñara todo lo que sabía sobre el EspírituSanto.

Kaboo, en realidad, no era liberiano, sinoque pertenecía a una tribu descendiente delos Kru que habitaba al oeste de Costa deMarfil. Su padre era jefe de la tribu. En aque-llas regiones, a fines del siglo XIX, era cos-tumbre que un jefe derrotado en la guerradebía entregar a su hijo mayor como rehénpara asegurar el pago al vencedor. Si éste seretrasaba, el hijo frecuentemente era someti-

do a torturas. Esta fue la suertede Kaboo.

A los 15 años de edad, ya ha-bía sido tomado como rehén entres ocasiones. Para la primeravez era sólo un bebito; en la se-gunda, estuvo varios años so-metido a sufrimientos inena-rrables. Para la tercera, Kabootenía 15 años. Su padre reuniótodos los bienes que pudo en suasolada tribu para satisfacer lasdemandas del jefe vencedor,pero fueron insuficientes. Asíque Kaboo comenzó a ser tor-turado cruelmente. Las heridas

no tenían tiempo de curarse antes del próxi-mo tormento. La piel de su espalda colgaba ajirones. Pronto estuvo tan agotado que ya nopodía mantenerse en pie.

AGUASVIVAS32 TESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIO

Entonces prepararon dos vigas en formade cruz, adonde lo arrastraban para continuarel castigo.

Sin embargo, de seguir así las cosas, lamuerte que le esperaba sería aun más atroz.Cavarían una fosa y lo enterrarían vivo hastael cuello. Luego, lo untarían con melaza paraatraer a las hormigas carnívoras. En pocosminutos quedarían los puros huesos.

Ante esa perspectiva, Kaboo sólo deseabamorir.

Una extraña luzSin embargo, su suerte habría de ser muy

diferente a partir de entonces. Una gran luz,como un rayo, irrumpió sobre él. Una vozaudible que parecía venir de lo alto le ordenólevantarse y huir. Los que le rodeaban oye-ron la voz y vieron la luz pero no entendieronde qué se trataba.

En un abrir y cerrar de ojos, Kaboo reco-bró sus fuerzas y, saltando, huyó hacia la sel-va con la velocidad de un ciervo. ¿A dóndeir? No podía huir hacia su tribu, porque atrae-ría sobre ella la peor de las venganzas.

Algo sobrenatural volvió a ocurrir. Lamisma extraña luz que le había salvado lecomenzó a guiar por los intrincadosvericuetos de la selva. Kaboo se limitó a se-guirla. Durante el día se ocultaba en el huecode los árboles, y durante la noche continuabasu marcha. La noche era para él lo suficiente-mente clara como para juntar frutas y raícesy alimentarse. Cruzó lagos y ríos. A su alre-dedor, toda la fauna salvaje enmudeció, y dejóel paso libre al muchacho que huía.

Después de días llegó a una plantación enlas afueras de Monrovia (Liberia). Grande fuesu sorpresa cuando supo que había llegado aotro país. La primera persona que vio fue unhombre de su propia tribu, quien le contó queese no era un lugar de esclavizadores, sino deliberadores de esclavos. ¡Dios le había guia-

Proezas de la Fe

El príncipeUna historia asombrosa, tierna, emocionante. Un humilde muchacho africano elevado a unsitial de leyenda por la elección y la gracia de Dios. Un creyente sencillo que asombró a lossabios y les hizo inclinarse ante la gloria que irradiaba. El príncipe Kaboo, de la tribu Kru, deCostal de Marfil, más conocido como Samuel Morris, murió hace 108 años, pero su ejem-plo sigue bendiciendo a muchos.

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TESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOTESTIMONIOAGUASVIVAS 33

do al único lugar donde estaría a salvo!Allí encontró empleo y fue invitado a una

reunión cristiana. Al oír la historia de la con-versión de Saulo, pudo ver que Dios le habíasalvado de la misma forma. Una misionera locondujo al Señor y le enseñó los rudimentosde la fe. También le enseñó a leer y escribiren inglés.

Muy luego, Kaboo fue cautivado por elSeñor y sintió deseos de prepararse para ir adar testimonio a su tribu. Sin embargo, sen-tía que tal vez nunca estaría en condiciones.Para él fue un gran descubrimiento el saberque el Espíritu había sido enviado para ca-pacitar al cristiano. Comenzó a buscarle congran insistencia, a tal punto que sus compa-ñeros se cansaban de oírlo orar por las no-ches.

Un día tuvo la experiencia de la llenuradel Espíritu. El no sabía nada de la doctrinasobre el Espíritu Santo, pero ese día fue llenode Él.

Poco después fue bautizado en las aguasy su nombre fue cambiado por el de SamuelMorris.

Samuel estaba tan cautivado por su rela-ción con Dios, que pronto llegó a ser conoci-do como el nativo más consagrado y fervoro-so de esa región de Liberia.

Un día, con la ayuda de un misionero,descubrió Juan 14. Al saber que el EspírituSanto obra aquí en la tierra, que es una Per-sona Viviente, no tuvo palabras para expre-sar su asombro y felicidad. Supo que Él fuequien lo liberó y lo condujo hasta allí. Desdeese día, Samuel hizo largos viajes para con-versar con los misioneros acerca del EspírituSanto. Les hacía tantas preguntas difícilesque, por fin, una misionera se vio obligada aconfesar:

—Samuel, ya te he dicho todo lo que séacerca del Espíritu Santo.

Samuel insistió:—¿Y quién le dijo a usted todo lo que sabe

acerca del Espíritu Santo?Ella respondió que todo su conocimiento

acerca de este tema lo debía a EstebanMerritt.

—¿Dónde está Esteban Merritt?—En Nueva York.—Pues iré a verlo – fue la respuesta de

Samuel.

Peripecias a bordoCuando subió a bordo, Samuel se encon-

tró con un muchacho tirado en la cubierta.Era el camarero del capitán. Se hallaba tanmalherido que ni siquiera podía incorporar-se. Samuel se arrodilló junto a él y oró. Elmuchacho se levantó de inmediato, totalmen-te restablecido.

Poco más tarde, cuando el capitán quisodeshacerse de Samuel, al comprobar que no

sabía trabajar, el camarero intercedió por él.—Por favor, capitán, llévelo. ¡Mire lo que

hizo por mí!La vida a bordo era cruel. Casi cada pala-

bra era acompañada por una blasfemia, unpuntapié o un bofetón. La tripulación se ha-llaba compuesta por hombres de distinta pro-cedencia. Samuel era el único negro a bordo,y todos le rechazaban. Los golpes y los insul-tos llovían sobre su cabeza.

Al tercer día se desató una tormenta. ASamuel lo amarraron a uno de los mástilespara que ayudara a recoger las velas. Allí en-fermó gravemente, debido al feroz azote delas olas. Entonces Samuel oró:

— Padre, tú sabes que he prometido a estehombre trabajar todos los días hasta llegar aAmérica. Yo no puedo trabajar si estoy en-fermo. Por favor, quita esta enfermedad.

Luego se levantó y retomó sus tareas.Nunca más estuvo enfermo en el barco.

Al día siguiente, el camarero lo relevó desu trabajo, así que Samuel se dirigió a la ca-bina del capitán. Éste, que estaba ebrio, gol-peó a Samuel hasta dejarlo inconsciente en elsuelo. Al recuperar el conocimiento, Samuelse levantó y siguió con sus tareas, tan anima-damente, como si nada hubiera pasado. Lepreguntó al capitán si conocía a Jesús. Lue-go, se arrodilló y oró con tanta sinceridad yfervor por él, que éste inclinó la cabeza, con-movido.

Un día, azuzados los hombres por el al-cohol, comenzó una pelea sobre cubierta. Erauna disputa sin sentido por prejuicios racia-les. Un malayo muy corpulento, que pocosdías antes había amenazado con matar al “ne-gro”, se sintió insultado, tomó un machete yse abalanzó sobre los demás, con ansias dematar. De pronto, Samuel se interpuso en sucamino y comenzó a decirle, con su modo cal-mo:

—No mates, no mates.El hombre levantó el arma contra él y le

miró con ojos centelleantes. Samuel, a su vez,le miró a los ojos, sin hacer movimiento algu-no para defenderse. El malayo se detuvo y,lentamente, bajó su arma y se volvió a su lite-ra.

Cuando el capitán supo esto pensó queSamuel tenía un poder misterioso. Bajó alcamarote con Samuel y éste oró por él y portoda la tripulación. Por primera vez el capi-tán se unió a la oración. En aquel momentoel capitán entregó su vida al Señor. Fue elprimero de muchos convertidos a Cristo allíen el buque.

A partir de entonces, Samuel se ganó porcompleto el corazón del capitán, quien ya nopagó más a su gente con ron. Las peleas seacabaron. Ahora el capitán llamaba a sushombres al puente de popa para orar. Samueldirigía esas oraciones y cantaba los himnos

que había aprendido en Liberia. En sus mo-mentos libres pasaron horas escuchándolecantar. Así, ellos comenzaban a sentir la obrade la gracia de Dios en sus corazones.

Poco después del incidente, el malayocayó gravemente enfermo. Samuel oró por ély recibió inmediata sanidad. Esto produjouna nueva impresión en el corazón de esosduros hombres de mar. Desde entonces to-dos comenzaron a orar y cantar con SamuelMorris.

Todos a bordo se convirtieron en sus ami-gos. Más de la mitad de ellos habían recibidoal Señor. Las discriminaciones raciales habíansido olvidadas. Un embajador de Dios habíanavegado con ellos por un tiempo y les habíaenseñado con su ejemplo que hay un Diospersonal, que contesta la oración y que nohace acepción de razas o color.

Una breve estadíaTras cinco meses a bordo, el barco llegó a

Nueva York. La tripulación hizo una colectade ropa para cambiar las ajadas prendas deSamuel. Al darle la mano por última vez,muchos de esos hombres endurecidos llora-ron como niños.

Nueva York estaba allí. Esteban Merritsería ubicado milagrosamente, y en los próxi-mos dos años, Samuel habría de ser conoci-do por muchos. Todos quedaban sobrecogi-dos por la presencia del Espíritu Santo queirradiaba de él. Samuel no predicaba, perocuando oraba, todos eran tocados. Muchoscaían de rodillas pidiendo perdón a Dios porsus pecados, o bien alabándole por su salva-ción.

Aunque murió tempranamente, a los 21años de edad, su influencia perduró en el co-razón de quienes le conocieron. Antes demorir, él dijo:

—La luz que mi Padre del cielo envió parasalvarme en Africa tuvo un propósito. Fuisalvado con un propósito. Ahora ya lo he cum-plido. Mi obra aquí en la tierra se ha termi-nado.

Hasta el día de hoy, la Universidad deTaylor, en Estados Unidos, donde fue aten-dido, exhibe un monumento con una inscrip-ción que dice:

SAMUEL MORRIS, 1872-1893PRÍNCIPE KABOO

NATIVO DEL AFRICA OCCIDENTALMISTICO CRISTIANO

APOSTOL DE LA FE SENCILLAEXPONENTE CABAL DE UNA VIDA

LLENA DEL ESPÍRITU SANTO

Fuentes: Samuel Morris, por Lindley Baldwin,

y La investidura del poder,

por O.J. Smith

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HISTORIAS ANÉCDOTASPARÁBOLAS MORALEJAS HISTO-

RIAS ANÉCDOTAS PARÁBOLAS MORA-LEJAS HISTORIAS ANÉCDOTAS PA-

RÁBOLAS MORALEJAS

da y vive; el otro mar no da nada. Le llaman “elMar Muerto”.

Angeles Luna, de la lista VALORES.

Más que una moscaTres científicos subieron a un montemuy helado a realizar sus investiga-ciones sobre la fauna de la cúspidedel monte. Cuando se encontrabanya a mucha altura, uno de ellos en-contró una mosca, algo imposible

para semejante altura, pues debido al frío nin-guna mosca conocida podría vivir en aquel lu-gar. Al analizarla atentamente, uno de ellos sol-tó el llanto. Los otros dos le preguntaron elmotivo de aquel llanto, a lo que El respondió:

— ¡Esta mosca tiene el cuerpo cubierto devellos que protegen su cuerpo!

Los otros dijeron:— Sí, es sorprendente pero, ¿por qué lloras?A lo que el científico contestó:

— Siempre he dicho que con todas las gue-rras, hambres, terremotos y cosasque pasan en el mundo Dios no tenía tiempopara mí. Sin embargo, ahora, viendo como nose olvidó de proteger el cuerpo de este pequeñoinsecto, me doy cuenta de que si cuida así aesta pequeña criatura ... ¡Cuánto más valgo yopara Él! He sido muy injusto.»

Arturo Quirós Lépiz

El ecoUn hijo y su padre estaban caminan-do en las montañas. De pronto, el hijose cae, se lastima, y grita:

— ¡Ahhhh!Para su sorpresa, oye una voz re-

pitiendo en algún lugar de la montaña:— ¡Ahhhh!Con curiosidad, el niño grita:— ¿Quién está ahí?Y escucha:— ¿Quién está ahí?Enojado con la respuesta, el niño vuelve a

gritar:— ¡Cobarde!Y recibe de respuesta:— ¡Cobarde!El niño mira a su padre y le pregunta:— ¿Qué sucede?El padre le contesta:— Presta atención hijo. — Y grita:— ¡Te admiro!.Y la voz responde:—¡Te admiro!—¡Eres un campeón!—¡Eres un campeón!Y el padre le explica:— La gente lo llama “eco”, pero en realidad

es la vida... que te devuelve todo lo que ha-ces...

Janette Suárez Garza, Grupo «Valores»

El bizcochoUn niño le contaba a su abuelitaque todo iba mal: la escuela, pro-blemas con la familia, enfermeda-des.

Entretanto, su abuela confeccio-naba un bizcocho. Después de escucharlo, laabuelita le dice:

— ¿Quieres una merienda?El niño le contesta:— Claro que sí— Toma, aquí tienes un poco de aceite de

cocinar.— Yuck – dice el niño.— ¿Que te parecen un par de huevos cru-

dos?»— ¡Arrr, abuela!— ¿Entonces, prefieres un poco de harina de

trigo, o tal vez un poco de levadura?— Abuela, te has vuelto loca, todo eso sabe

horrible!A lo que la abuela le responde:— Sí, todas esas cosas parecen horribles si

las ves cada una aparte. Pero si las pones jun-tas en la forma adecuada hacen un maravillosoy delicioso bizcocho.

Dios trabaja de la misma forma. Muchas ve-ces nos preguntamos por qué nos permite an-dar caminos y afrontar situaciones tan difíciles.Pero Dios sabe que cuando Él pone esas cosasen Su orden, todo obra para bien. Solamentetenemos que confiar en Él y a la larga todosjuntos serán algo maravilloso.

Si Dios tuviera una nevera, pondría tu retratoen la puerta. Si tuviera una billetera, tu fotoestaría allí. Te envía flores cada primavera y elsol sale para ti cada mañana. Cuando quiereshablar, Él te está escuchando. Puede vivir encualquier parte del universo, sin embargo, haescogido vivir en tu corazón. ¿Y qué te parecentodos los mensajeros y maestros que te ha en-viado de regalo a través de los siglos y mileniospara que te guíen? Y ni hablar del arcoiris pararecordarte que nunca te dejará solo. Créelo, teama de verdad. Llora todo lo que necesites llo-rar... Él secará tus lágrimas, Él te dará otro díapara reír de lo que un día te hizo llorar. Sóloespera y ten fe.

Enviada por Nelly Cordero

La lección del plateroHace algún tiempo, algunas seño-ras se reunieron en cierta ciudadpara estudiar la Biblia. Mientrasleían el tercer capítulo deMalaquías, encontraron una expre-sión notable en el tercer versículo:

«Y Él se sentará como un refinador y purifica-dor de la plata” (Mal.3:3). Una de las señoraspropuso visitar un platero e informar a las de-más lo que él dijera sobre el tema. Ella fue, y

sin decir cuál era el objeto de su diligencia, pi-dió al platero que le hablara sobre el proceso derefinar la plata.

Después de que se lo hubiera descrito com-pletamente, ella le preguntó:

—Señor, ¿usted se sienta mientras está en elproceso de la refinación?

— Oh, sí, señora – contestó el platero–,debo sentarme con mi ojo fijo en el horno, por-que si el tiempo se excede en lo más mínimo, laplata será dañada.

Inmediatamente la señora vio la belleza, ytambién el consuelo de la expresión:»Él se sentará como un refinador y purificadorde la plata.»

Dios ve necesario poner a sus hijos en unhorno; Su ojo está constantemente atento altrabajo de la purificación, y su sabiduría y amorobran juntos de la mejor manera para noso-tros. Nuestras pruebas no vienen al azar, y Élno nos dejara ser probados más allá de lo quepodemos sobrellevar.

Antes de irse, la señora hizo la pregunta fi-nal:

— ¿Cuándo sabe que el proceso está comple-to?

— Pues, eso es muy sencillo – contestó elplatero –. Cuando puedo ver mi propia imagenen la plata, se acaba el proceso de refinación.»

Lisette Sierra de Arrocha

Dos mares en PalestinaHay dos mares en Palestina. Uno esfresco y lleno de peces; hermosasplantas adornan sus orillas; los ár-boles extienden sus ramas sobre ély alargan sus sedientas raíces para

beber sus saludables aguas. En sus playas, losniños juegan.

El río Jordán hace este mar con burbujeantesaguas de las colinas, que ríen en el atardecer.Los hombres construyen sus casas en la cerca-nía, y los pájaros, sus nidos, y toda clase devida es feliz por estar allí.

El río Jordán corre hacia el sur hacia otro mar.Aquí no hay trazas de vida, ni murmullos dehojas, ni cantos de pájaros ni risas de niños.Los viajeros escogen otra ruta; solamente porurgencia lo cruzan. El aire es espeso sobre susaguas y ningún hombre ni bestias, ni aves, labeben.

¿Que hace esta gran diferencia entre maresvecinos? No es el río Jordán. Él lleva la mismaagua a los dos. No es el suelo sobre el que es-tán, ni el campo que los rodea. La diferencia esesta: el mar de Galilea recibe el río, pero no loretiene. Por cada gota que a él llega, otra sale.El dar y recibir son en igual manera.

El otro mar es un avaro... guarda celosamen-te lo que recibe. No tiene un generoso impulso.Cada gota que llega, allí queda. El mar de Galilea

AGUASVIVAS34 MISCELÁNEAMISCELÁNEAMISCELÁNEAMISCELÁNEAMISCELÁNEA

Recortesde la

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CCCCCARTARTARTARTARTASASASASASAGUASVIVAS 35

CARTASDE NUESTROS LECTORES

No casualidad, sino causalidadLa revista “Aguas vivas” ha sido de bendi-

ción y edificación para mí y para muchos her-manos.

Una amiga mía, muy estimada, fue la res-ponsable indirecta de que yo recibiese esta ben-dición (ya que el responsable directo fue Dios).No fue casualidad, sino que tuvo una‘causalidad’: nuestro Señor y Salvador Jesucris-to.

Así como esta amiga fue instrumento debendición, yo quiero hacer lo mismo con cuatroamados míos, cuyas direcciones adjunto.

Darío GasparLima, Perú

A la sombra del VaticanoDeseo agradecerles mucho por la revista.

Pido a Dios, nuestro Padre, que siga bendicién-dolos en toda área de sus vidas y ministerios.La revista me gusta mucho. Es muy interesantey también actual, con especial interés para losministros. Los números postreros han mejora-do en la gráfica que, en verdad, necesita toda-vía mayor cuidado.

Nuestra situación en Italia es particular. Vi-vimos a la sombra del Vaticano. Nuestro puebloha llenado el mundo y cree, equivocándose, deser cristiano por haber el Papa. Necesitamosmucha oración para la unidad de las iglesias,que desperdician fuerzas y recursos peleándoseentre ellas antes de inquietarse para evangeli-zar la nación.

Cuento con vosotros para pedir un aviva-miento en la Italia. Muchas Gracias.

Pastor Franco GrilloL’ Eco della “Valle del Sele”

Quadrivio, Italia

Necesitamos oraciónQuiero expresarles mis agradecimiento por

la revista que Uds. me envían.El Señor se esta manifestando en estos lu-

gares, pero necesitamos oración para que loscorazones se ablanden. Esperamos vuestra ayu-da.

Un fuerte abrazo y que el Señor les sigabendiciendo.

Manuel MarshallJärfälla, Suecia

La manipulación genéticaEl Señor me ha hablado constantemente a

través de la revista, ya que la Palabra de Dioses muy bien abordada en los diversos temasque ustedes tocan.

Entre otros, me ha permitido entender as-pectos interesantes que en la actualidad se abor-dan, como por ejemplo “la manipulacióngenética”, puesto que, a pesar de tener mi pro-pia visión sobre aquello, no tenía muy claro lo

que la Biblia señala al respecto. Eso ha signifi-cado que me interese más en algunos temas ylos profundice en mi grupo de estudio bíblico ocon hermanos de la Iglesia.

Me despido en el amor de nuestro SeñorJesucristo.

Fabiola FloresTemuco, Chile

Dios está obrando en CubaHace un par de días recibí la revista Nº 8.

Estuve en una caravana de evangelismo la se-mana pasada en la provincia de Pinar del Río,donde Dios se movió de una forma poderosa, yal llegar a mi casa encontré a mi hermanoleyéndola.

Dios está haciendo cosas maravillosas enCuba; su poder se está manifestando de unaforma poderosa y muchas personas están co-nociendo el evangelio de Dios. Aunque es unpaís donde, en cierta forma, el evangelio no estápermitido diseminarlo por las calles, los jóve-nes predicamos y las personas conocen a Dios.Oren para que Dios continúe abriendo puertaspara la entrada de materiales cristianos. Es unade las cosas más difíciles de conseguir, aunqueDios siempre suple a su pueblo. (Por ejemplo,ustedes con su revista que es de gran bendi-ción). Gracias por servir de canal de bendición.

En el amor de Cristo , vuestro hermanoRicardo Meneses

Ciudad Habana, Cuba

“El Sentido del Dolor”Reciba un saludo con especial admiración a

su labor, esperando que Dios les siga bendicien-do.

Quiero compartirles que el pasado mes dediciembre me quedé sin trabajo. Me sentí muytriste y decaído por ese motivo, aunque mi es-posa me apoyaba mucho y me daba confianza,y hacíamos mucha oración. En esos días recibíla revista Nº 6, cuya portada se titula “El Senti-do del Dolor”. La empecé a leer y empecé a sen-tir una tranquilidad enorme en mi corazón. Nun-ca se me va a olvidar lo que decía. Luego, yacon esa tranquilidad en mi corazón empecé abuscar trabajo y Dios me guió hasta donde es-toy ahora.

Bendito sea nuestro Dios en las alturas.Mauricio Salinas Moreno

Guadalupe, Nuevo León, México

La membresía es edificadaLe doy gracias a Dios por haber conocido el

ministerio “Aguas Vivas”, ya que sus escritos tie-nen revelación del Espíritu Santo. Ellos han con-tribuido al desarrollo de mi vida espiritual comopastor, y por lo tanto, toda la membresía esedificada.

El conocer esta revista es una gran expe-riencia. Cualquier otra publicación que ustedestengan les rogaría que me la hagan llegar.

Pastor Lusi Plourde,Santiago de los Caballeros, Rep. Dominicana

Por la radioDesde el litoral argentino les saludo con las

más ricas bendiciones de nuestro Señor Jesu-cristo.

Escribo para contarles que recibí las revis-tas que mandaron y en verdad me gustan por-que tienen temas de interés y es de mucha edi-ficación. La semana pasada leí en el programade radio sobre la genética y a más de uno legustó. Quiero felicitar a todos los que compo-nen AGUAS VIVAS.

Muchas gracias por todo, y que Dios sigabendiciendo ese ministerio. Sigan adelante.

Cristina ToledoCorrientes, Argentina

Alimento EspiritualQué grato es enriquecer nuestro corazón y

la mente, leyendo y aprendiendo de la Palabray el mensaje que nos envía el Señor por inter-medio de sus obreros servidores de la revista“Aguas Vivas”. Es el alimento para el espíritu demuchos creyentes que a veces no pueden asis-tir a las reuniones a escuchar y aprender másde la Palabra.

En el Nombre de nuestro Dios viviente, ben-digo a los hermanos de otros países que se in-teresan por esta maravillosa revista que nosmuestra una luz para seguir en los caminos denuestro Señor Jesucristo. Gracias, Padre ama-do.

Ada Marín CarvajalCoquimbo, Chile

Herramienta para los ministrosLes envío un caluroso saludo desde Puerto

Rico y les doy las gracias por la revista. “AguasVivas” es de bendición no tan solamente a mí ymi hogar sino que los hermanos de la iglesiatambién participan de ella.

Esta herramienta pasa a través de las ma-nos de otros ministros, los cuales le sacan co-pia a los reportajes. Acá en la Isla oramos porla prosperidad y puertas abiertas a su ministe-rio. Dios les bendiga y adelante con esta bendi-ción que es “Aguas Vivas”.

Su hermano y consiervo en el Señor,Luis A. Nazario, Ministerio Evangelístico

“Caminando en Victoria”Bayamon, Puerto Rico

Cumpliendo su objetivoLe doy gracias a Dios por inspirarlos a reali-

zar esta revista, porque enseñan diferentes te-mas que son de importancia para todo cristia-no. Por ejemplo, el artículo “El Síndrome deLaodicea” abrió mi entendimiento en ese temay me ayudó a entender algunas circunstanciasque estaba pasando en ese tiempo y no encon-traba respuesta. Realmente se cumple el obje-tivo para la cual fue creada.

Que Dios les bendiga a todosTeresita Alvarez

Montevideo - Uruguay

Por razones de espacio, las cartas han sido resumidas. Su publicación ha sido autorizada por sus autores.Toda bendición procede de Dios; por tanto, toda la gloria es para Dios.

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A LA LA LA LA LOS OJOS DE DIOSOS OJOS DE DIOSOS OJOS DE DIOSOS OJOS DE DIOSOS OJOS DE DIOS(Josué 7:13, 20-23)

la vista de Dios transitamos,bajo el sol, con el pueblo elegido,

nada oculto nos es permitido:¡Santidad!, es camino acordado.Si ambicioso un “Acán” ha tomadola fracción anatema de muerte,a los ojos de Dios ha pecado:todo el cuerpo ha sufrido la peste.

Si el espejo divino está en Cristoy los juicios de Dios son perfectos,nada turbe el andar del cristianoni el engaño del ojo se acepte.¡Que la cruz esté siempre presente,para el alma es mejor que deleite!¡Despertad a la vida del cielo:apartarse del mal es prudente!

Contener la pureza de Cristoes aroma de suave aliciente,sustancial al espíritu nuevoque en el hombre interior se difunde.¡Si a los ojos de Dios caminamos,en su firme Palabra fundados,del pecado es justicia apartarse:la gracia de Cristo ha triunfado!

Claudio Ramírez Lancién