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  • GNEAUPPCoordinadores: J. Javier Soldevilla greda / Jos Verd Soriano / Pablo Lpez CasanovaI.S.B.N.: 13-978-84-691-5624-1Depsito Legal: LR-344-2008Produccin Grfica: Reproestudio, S.A.

  • NDICE

    Presentacin........................................................................................................................................................................................................................................ 7

    Resumen de Ponencias....................................................................................................................................................................................................... 9

    ndice de Comunicaciones Cientficas Orales...................................................................................................................................... 97

    Comunicaciones Cientficas Orales..................................................................................................................................................................... 113

    ndice de Comunicaciones Cientficas Poster...................................................................................................................................... 277

    Comunicaciones Cientficas Poster .................................................................................................................................................................... 293

    NDICE5

  • PRESENTACIN

    Desde esta tribuna y recuperando un formato histrico que engrosar de nuevo su estantera deconsulta profesional, queremos darles la bienvenida e invitarles a saborear el frentico devenir sobrenumerosos aspectos relacionados con la investigacin, desarrollo y formacin en el mbito de las heri-das crnicas acontecido desde nuestro anterior Simposio en Zaragoza y que recoge en esencia estelibro resumen de ponencias y comunicaciones.

    Hemos tratado de dar cabida en el programa cientfico a controversias, dudas, candencia sobremuchos temas que estn siendo de actualidad y cuyo armazn descubrirn en estas pginas y podrnseguir en las distintas salas que nos acogern durante estas jornadas.

    Como podr comprobar han sido ms de seiscientos trabajos de investigacin de distinto caladolos que se presentan como comunicaciones cientficas, orales o psteres, en este foro y que ahora que-dan impresas, dando una idea del dinamismo de este movimiento en los ltimos aos.

    La ciudad de Tarragona y su Palacio Ferial y de Congresos servirn de sede para el VII SimposioNacional sobre lceras por Presin y Heridas Crnicas que en esta edicin suma un elevado honor alconvertirse al tiempo en el 1er Congreso Latinoamericano sobre lceras y Heridas, con el que se iniciaun nuevo recorrido de esta actividad cientfica hermanando una y otra parte del ocano, acercando lasfronteras con el fin ltimo de elevar el conocimiento y la sensibilidad sobre este campo de la atencinsanitaria.

    El lema elegido para este Simposio y Congreso no puede ser otro que el de Heridas y globaliza-cin, entendiendo este moderno fenmeno como tendencia a extenderse no solo de los mercados sinotambin de las inquietudes, la investigacin y el desarrollo en relacin con las heridas, sobrepasandolas fronteras de cada pas, alcanzando otra dimensin hasta ahora no vivenciada.

    El comit organizador y cientfico ha trabajado intensamente para que estas jornadas posibiliten yalienten la aludida mejora del conocimiento sobre muchos aspectos relacionados con la atencin deestas lesiones, una convivencia fraterna extraordinaria y el disfrute de este bello enclave mediterrneo.

    Gracias a la extraordinaria colaboracin de la Excma. Diputacin de Tarragona y de nuestra nacien-te Fundacin Sergio Juan Jordn para la Investigacin y el Estudio de las Heridas Crnicas, este librorecopilatorio ha podido ver la luz.

    Disfruten del Simposio y srvanse con su lectura.

    COMIT ORGANIZADOR Y CIENTFICOVII Simposio Nacional sobre UPP y HC

    1er Congreso Latinoamericano sobre lceras y Heridas

    PRESENTACIN7

  • VII SIMPOSIO NACIONALSOBRE LCERAS POR PRESIN

    Y HERIDAS CRNICAS

    HERIDAS Y GLOBALIZACIN

    RESUMEN DE PONENCIAS

  • GESTIN CLNICA Y ADMINISTRATIVA EN LA IMPLEMENTACIN DE LACURACIN AVANZADA DE HERIDAS EN CHILE

    Lic. D Isabel Aburto TorresEnfermera. Directora Instituto Nacional de Heridas. Santiago de Chile. Chile

    D Patricia MorgadoMinisterio de Salud

    ANTECEDENTES

    En Chile, previo al ao 2000, el cuidado de heridas y lceras en los hospitales y la atencin primaria de salud,pblico como privado, se realizaban principalmente utilizando curacin en medio seco o tradicional y sin conside-rar intervenciones basadas en la evidencia.

    OBJETIVO

    Implementar la curacin avanzada de las heridas (CAH) en Chile mediante una estrategia clnico-administrati-va integral.

    METODOLOGA

    A partir del ao 2000 se realizan una serie de intervenciones para implementar la CAH. Entre ellas destacan:Encuesta Epidemiolgica Nacional sobre el Cuidado de Heridas y lceras (ao 2000); Encuesta Epidemiolgica enlcera Venosa (ao 2008); estudio de Costo Efectividad Comparando la Curacin Tradicional vs. Curacin Avanza-da (ao 2001); estudio de Costo Efectividad Tratamiento Tradicional V/S Tratamiento Avanzado en el Manejo de laslceras Venosas (aos 2006-2008); estudio de Costo Efectividad en Curacin Avanzada V/S Terapias Complemen-tarias con Oxigeno Localizado, Tensin Negativa, Factor de Crecimiento Autlogo (aos 2007- 2008), Diplomados,Post-Ttulos y Cursos de especializacin en Monitor en el Cuidado de Heridas y lceras(aos 2000-2008); publi-cacin de 6 guas clnicas con intervenciones basadas en evidencia, en al ao 2000, 5 de ellas, la gua nmero unodesarrolla el captulo de Valoracin y Clasificacin de las Heridas y lceras, la gua dos, Toma de Cultivo y Arras-tre Mecnico, la nmero tres, Desbridamiento y Manejo de las Heridas y lceras Infectadas, la cuatro Apsitoso Coberturas y finalmente la nmero cinco de Cintas Adhesivas y Vendajes. En al ao 2005, se edita la sexta guaque desarrolla el captulo de Manejo de la Curacin Avanzada en las lceras del Pie Diabtico. En el ao 2005, portodas las actividades realizadas a esa fecha, se produce la autorizacin del Gobierno de Chile para rembolsar unacanasta de prestacin para la curacin avanzada de las lceras de pie diabtico. Como una necesidad de tener unaInstitucin que se oriente como centro de referencia Nacional en materia de heridas y lceras, en el ao 2005 secrea la Fundacin Instituto Nacional de Heridas (INH).

    RESULTADOS

    La encuesta general (3100) permiti valorar la situacin del pas sobre las prcticas clnicas y conocimiento enel cuidado de heridas. La encuesta de lcera venosa (3400), permite conocer cuntas y qu tratamiento se efecta enel pas en el manejo de las lceras venosas, para obtener una canasta de prestacin en curacin avanzada y sistemascompresivos por parte del gobierno Chileno. El estudio de costo efectividad demostr que la CAH permite ahorros(econmico y social) de US$ 375.000.000. El estudio de lcera venosa y de terapias complementarias estn en anli-sis, hasta el momento los resultados avalan que es necesario cambiar el tratamiento actual de las lceras venosas, porencontrarse pacientes de hasta 50 aos con su lcera, sin obtener un cierre de sta con los tratamientos actuales, loque implica grandes costos sociales y clnicos para el Pas. En relacin a los trabajos de terapias complementarias,todo indica que en pacientes con heridas crnicas con mltiples factores de riesgos, es necesario ayudar al procesode cicatrizacin con estas tecnologas, acompaadas siempre con curacin avanzada. Las guas clnicas son el docu-mento oficial para el manejo de las heridas y lceras y complementan los cursos de capacitacin, donde se han acre-ditado ms de 4.100 profesionales de Chile y Latinoamrica. La CAH en las lceras de pie diabtico ha logrado reducirlas amputaciones mayores en un 30%. El INH se ha convertido en el referente nacional para la prevencin y tratamientode las heridas y lleva adelante mltiples estudios de investigacin, as como actividades docentes.

    CONCLUSIONES

    La implementacin de la CAH ha sido un desafo multidisciplinario que ha contribuido a mejorar la calidad devida de los pacientes con heridas crnicas y complejas, permitiendo incorporar tecnologa avanzada al pas y desa-rrollar profesionales competentes en sta rea de la medicina.

    PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS11

  • ASPECTOS CONCRETOS RELACIONADOS CON EL CUIDADO DE LASHERIDAS CRNICAS EN BRASIL

    D Mara BlanckEnfermera. Presidenta Sobenfee. Brasil

    As doenas crnicas, a partir do envelhecimento da populao brasileira, passaram a evidenciar a crescentedemanda aos servios de sade, a focar o des/preparo dos profissionais de sade em relao aos seusconhecimento terico/pratico, bem como, expor a necessidade de conhecermos a prevalncia dessa problemticano nosso pas.

    Estudar o processo do envelhecimento humano buscar compreender os aspectos individuais e sociais davida; aliado aos fatores genticos, biolgicos, aos aspectos psicossociais, comportamentais e ambientais; pois, apele que a principal barreira de proteo do organismo; e tem como funes bsicas impedir a perda excessivade lquidos, proteger o organismo da ao de agentes externos, sintetizar vitamina D, manter a temperaturacorprea, participar da termoregulao, entre outros; com o envelhecimento tende a ficar mais suscetvel aosrompimentos e quando isso ocorre temos o que chamamos de feridas.

    O manejo dessas feridas exige uma abordagem multidisciplinar, j que aspectos relacionados nutrio,atividade fsica e hbitos de vida, condies scias e psicolgicas interferem diretamente na recuperao dessecliente, uma vez que exige a interao de mltiplos saberes para que o processo de cicatrizao seja mais efetivo.

    Essas feridas acabam muitas vezes arrastando-se por um longo perodo, podendo apresentar melhoras oumomento de piora no quadro clnico do usurio.

    Diante desta evidncia, a prevalncia um dado importante pois nos permite conhecer o quanto comum ourara uma determinada doena em uma determinada populao num determinado momento.

    Obter indicadores epidemiolgicos que permitam dimensionar o problema das feridas crnicas no Brasil bemcomo mensurar os aspectos relacionados preveno nos diversos nveis de ateno: bsica, mdia e altacomplexidade e atendimento domiciliar uma das nossas atuais metas.

    O conceito de prevalncia muito til na elaborao de planos para polticas e programas de sade, uma vezque permite organizar os recursos existentes para os problemas de sade mais importantes alem de orientar oprofissional a conhecer a probabilidade ou o risco de um indivduo sofrer ou no de uma determinada doena.

    Embora saibamos a importncia desses dados, as informaes disponveis nas estatsticas brasileiras soinadequadas para o estudo da prevalncia das doenas crnicas; isto ocorre devido a limitao da demandaatendida nos servios primrios secundrios e tercirios conveniados ao Sistema nico de Sade SUS e pela faltada contabilizao dos atendimentos efetuados na rede privada que bastante ampla. (Barros et al., 2006, p. 912).

    Atualmente estamos estudando a possibilidade de implantarmos uma pesquisa a nvel regional podendo serampliada a nvel nacional para conseguirmos mensurar a prevalncia das feridas crnicas na nossa populao:poderemos atravs desta pesquisa conhecer o perfil da clientela atendida, a formao e os cuidados empregadospelos profissionais de sade e de que forma podemos orientar e/ou contribuir para a fomentao de polticaspblicas que respaldem essa problemtica.

    BIBLIOGRAFIA

    Barros, Marilisa Berti de Azevedo; Csar, Chester Luiz Glavo; Carandina, Luana et al. Desigualdades sociais naprevalncia de doenas crnicas no Brasil, PNAD-2003. In: Revista Cincia e Sade Coletiva, 11(4): 911-926,2006

    Millo, Luzia Fernandes; Ellensohn, Lisara; Paczkoski Rossana Farina et al. Perfil dos portadores de feridas no territriode abrangncia da Unidade Bsica de Sade Unio. In: Logos:revista de divulgao cientfica / UniversidadeLuterana do Brasil. Vol. 1, n. 1 (out. 1989)- . Canoas: Ed. ULBRA, p. 5-10, 1989.

    VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS12

  • CUIDADOS DE HERIDAS CRNICAS EN EL SISTEMA SANITARIO ARGENTINO

    Prof. Lic. D Gladis R. Camargo de GuarazPresidenta del Grupo Argentino de Estudio de lceras y Heridas Crnicas. Tucumn. Argentina

    Mi pas, Argentina, con cerca de cuarenta millones de habitantes, y donde se debate fuertemente sobre la dis-tribucin de los ingresos externos por alimentos, a pesar de las cosechas y exportaciones rcord de granos, carnesy alimentos, la pobreza golpea a casi la gran parte de la poblacin.

    Esta triste paradoja, se repite a la hora de analizar su sistema de salud. Posee una gran cantidad de universi-dades pblicas y privadas formadoras de recursos humanos especializados en las ms variadas reas de la salud,en el rea de investigacin, del ejercicio mismo de la profesin, como en el de administrar recursos, sin embargo,padece variadas dificultades a la hora de abordar determinados problemas de salud, entre muchos de ellos, las UPPy las HC.

    Aunque no viene al caso analizar las razones de ello, me permito sealar un criterio personal: nos falta unacontinuidad, sostenida y evolutiva de programas de salud, con integracin armnica inter y trans-disciplinaria, detodas las profesiones vinculadas a la salud, con respeto a las respectivas incumbencias y con la humildad necesa-ria para escuchar y enmendar errores.

    Despus vendrn sobradas causas, de las ms variadas formas y maneras para justificarnos pero, a mi modes-to entender, la ms importante y trascendente, est en nuestros espritus y modelos jerrquicos de organizarnos,tanto en el sector pblico como privado.

    Los problemas de abordaje de estas afecciones tampoco distinguen ni las profesiones (mdicos y enferme-ros), ni el nivel de formacin de estos ltimos (auxiliares, enfermeros o licenciados), ya que se trata de un proble-ma radical.

    Tenemos ausencia de un protocolo actual y moderno, de abordaje, de valoracin y de seguimiento de UPP yHC. A su vez faltan polticas generales, investigaciones, estudios y estadsticas que orienten y dirijan las accionesde cuidados del UPP y H.C, o en su caso no han sido dados a conocer con efectividad.

    Nuestra asociacin (GEHUPP) encar un relevamiento bsico y de aproximacin. Sus resultados han confir-mado la presuncin personal y de experiencia profesional con que lo encaramos, pero procurbamos obtener datosempricos, aunque a conciencia de su carcter meramente indiciario, que nos permitieran sostener nuestras preo-cupaciones con cierta certeza.

    Nuestro muestreo, basado en un cuestionario bsico, alcanz a 102 profesionales del pas y fundamentalmentede nuestra regin.

    Ms el 57% son titulados universitarios (17% Licenciados y 43% Enfermeros), el resto son auxiliares.El 51% reflejan experiencias en el sector pblico, (Hospitales y Centros Asistenciales) y el 49% a privados

    (Sanatorios y Obras Sociales).De ellos, en el sector pblico, el 100% no posee protocolo, seguimiento informatizado, ni escalas de valora-

    cin, y fundamentalmente, no participan de programa alguno referido a esta afeccin a la salud.Comparado estos parmetros con el sector privado, el exiguo nmero de respuestas positivas a las preguntas

    referidas a protocolos, valoracin y seguimiento, es demostrativa de que se trata de respuestas personales, no ins-titucionales.

    Es la inquietud personal del profesional, la que hace que est presente alguna de estas variables, no una res-puesta corporativa, como prctica de estilo y general en el tratamiento de las lceras.

    En el anlisis de las prcticas de prevencin, se observa que an las ms aconsejables y de necesario empleo,como ser la rotacin, no poseen una continuidad sistemtica y metdica, no posee monitoreo de su cumplimiento,y fundamentalmente, no se desarrolla en complemento con todos los dems recursos disponibles.

    En consonancia con ello, y con la falta de un tratamiento sistemtico de la patologa, al momento de analizarlos costos del tratamiento, slo se analiza en su caso el costo del material de curaciones, sin contemplar el costoque las lceras provocan en todos los dems rubros.

    As queda fuera de la consideracin la asistencia de enfermera prolongada, la internacin, los tratamientos far-macolgicos a los que se termina recurriendo, entre otras. Obviamente el costo humano por prdida de calidadde vida no ingresa en la ecuacin.

    Las novedades en la curacin de UPP, como en las lceras crnicas, tardan en llegar, y los sistemas de saludtanto pblicos, privados o de mutuales (obras sociales) los ignoran en general por los costos que representan.

    PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS13

  • VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS14

    Esto ha sido extrado tambin de nuestro estudio preliminar, frente a un alto porcentaje que describe a la movi-lidad como el primer recurso de prevencin, emergen nfimos porcentajes en los dems recursos complementarios,y el empleo de prcticas curativas no recomendadas para el tratamiento de lceras, pero de bajo costo.

    Un rengln especial merece un ltimo dato de inters. Ms del 51% de los encuestados considera que su for-macin profesional sobre este tema es muy buena o buena, y un 39% la considera regular, solo un 6% valora comodeficiente su formacin. Pero los sistemas de control, atencin, curacin, monitoreo y seguimiento que emplean engran medida, segn nos revela la encuesta efectuada, evidencia mtodos y prcticas anacrnicas y algunas de ellas,personalmente, las considero nocivas o contraproducentes y contravienen las modernas indicaciones de abordajey tratamiento de las UPP y las HC.

    Frente a la magnitud del problema, por las vidas afectadas, se suma un sistema complejo y con muchas varia-bles que atender. Desde la diversidad de instituciones presentes (pblicas, privadas, mutuales, obras sociales y uni-versidades), diversas profesiones (mdicos y enfermeros) que no han logrado inter-actuar respetuosamente en susincumbencias, y la ausencia de una poltica de estado.

    Por otra parte, los profesionales de salud que hemos tenido acceso a evidencias cientficas y nuevas y mejo-res prcticas, no estamos comunicados entre nosotros y nos encontramos lejos de los niveles de decisin tanto enlos servicios pblicos, privados o la docencia universitaria.

    Nuestra participacin en este evento espera por un lado tener un diagnstico aproximado de la situacin lati-noamericana sobre esta problemtica y por otro, lograr un intercambio con otras asociaciones del mundo y unaprendizaje que nos permita avanzar en el diseo de un protocolo para el tratamiento y la prevencin de UPP y HC,que se adapte a las realidades socio-econmica-culturales de cada regin del pas.

    Por eso hemos aceptado con entusiasmo la generosa y fraternal invitacin del GNEAUPP que nos acerca a estaenriquecedora experiencia, que con seguridad, ser de utilidad al desarrollo de nuestra asociacin y a las personasque padecen las UPP y las HC, por quienes en definitiva, nos esforzamos.

    GLADIS CAMARGO DE GUARAZ

  • CLNICA DE OSTOMIAS Y HERIDAS DEL HOSPITAL REGIONAL GENERALIGNACIO ZARAGOZA. I.S.S.S.T.E. MXICO

    Lic. D Otilia Cruz CastaedaVicepresidenta de la Asociacin Mexicana para el Cuidado Integral

    y Cicatrizacin de Heridas A.C. Tlalpan. D.F. Mxico

    Los Estados Unidos Mexicanos es una repblica representativa y democrtica, compuesta por 32 entidadesfederativas: 31 estados y un Distrito Federal (la Ciudad de Mxico, capital del pas). El Gobierno Federal y los esta-tales tienen igual jerarqua y sostienen principios de autonoma y de asociacin. En 2006, la poblacin de Mxicose estim en 107.525.207 habitantes, el 24% de los cuales viven en zonas rurales.

    El sistema de salud mexicano se caracteriza por su segmentacin, tanto en el financiamiento como en el acce-so a los servicios. Esta falta de integracin institucional es fuente de desigualdades en los beneficios que recibe lapoblacin, ya que los distintos prestadores reciben diferentes presupuestos y tienen capacidades de atencin y cali-dad desiguales. El sector pblico se caracteriza por la presencia de varios aseguradores y prestadores de serviciosintegrados de manera vertical, que atienden a distintos tipos de poblacin, mantienen poco contacto entre s y quedifieren en el tipo de financiamiento y en la organizacin de la prestacin de los servicios; esto ltimo es causa deineficiencias en el ejercicio del gasto pblico. Tambin se cuenta con un amplio sector privado lucrativo de servi-cios de salud; las personas con capacidad de pago pueden hacer uso de estos servicios, pagando al recibirlos (1).

    En 2005 las instituciones de seguridad social cubran a 55 millones de trabajadores asalariados del sector for-mal. El IMSS es el mayor asegurador con 44,5 millones de asegurados, seguido del Instituto de Seguridad y Servi-cios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) con 10,6 millones. Le siguen Petrleos Mexicanos (PEMEX)con 700.000 personas aseguradas y las Fuerzas Armadas, la Secretara de Marina y varios seguros para trabajado-res estatales 600.000. Los trabajadores informales, la poblacin rural no asegurada y los desempleados sumaron45 millones en 2005. stos son atendidos por la Secretaria de Salud (SS) Tambin existen instituciones privadas nolucrativas, como la Cruz Roja Mexicana y numerosas organizaciones no gubernamentales que brindan atencinmdica con poco peso en los servicios integrales de salud.

    Actualmente el Sistema Nacional de Salud cuenta con tres niveles de servicios personales de salud. El primernivel lleva a cabo acciones principalmente encaminadas a la promocin de la salud, prevencin de enfermedades yatencin ambulatoria a la morbilidad ms frecuente brindada por mdicos generales y personal de enfermera, conel apoyo de la comunidad. La caracterstica principal del segundo nivel de atencin es el rea de atencin ambula-toria y hospitalizacin, as como de urgencias. Brinda atencin de las especialidades bsicas en hospitales genera-les o de especialidad y cuenta con servicios de apoyo diagnstico de imaginologa y laboratorio. La atencin que sebrinda en el tercer nivel es especializada, de mayor complejidad y aunada a actividades de investigacin clnica ybsica y en este grupo se encuentran los 12 Institutos Nacionales de Salud. Con esta diversidad de institucionesque brindan asistencia el ltimo censo reporta que existen ms de 4.000 hospitales en Mxico (o un hospital cada100.000 habitantes) (2,3) y 1.047 pertenecen al sector pblico (86,8% son generales y 13,2% de especialidad). Dis-tribuidos en forma mayoritaria en las zonas industriales del pas. Datos significativos son los siguientes:

    En 2004 se otorgaron 37,7 millones de consultas de especialidad y se registraron 3 millones de intervencio-nes quirrgicas en las instituciones del Sistema Nacional de salud. El personal de enfermera sobrepasa los 190.000efectivos: el IMSS contrata la mayor cantidad (79.715), seguido por la SSA (74.475), el ISSSTE (19.899) y el IMSS-Oportunidades (6.847) (3). La enfermera se encuentra casi totalmente dominada por las mujeres (95%). El 64% delas enfermeras son de nivel tcnico, 34% de nivel licenciatura y 2% tienen nivel de postgrado (4).

    La informacin anterior permite analizar el porqu de la situacin actual en el manejo de heridas en Mxico yaque de todos es sabido que el avance tecnolgico en el cuidado de heridas tiene su despegue a nivel internacional enlos aos sesenta, setenta, sin embargo en Mxico no es si no hasta el final de los ochenta y principios de los noventaque en forma incipiente y aislada se inicia en algunas unidades hospitalarias la incorporacin de la terapia hmeda enel cuidado de las heridas, existiendo en el mercado mexicano nicamente hidrocoloides y alginatos, despus y paula-tinamente en un medio profesional sin inters en el tema se van incorporando nuevos productos para el cuidado deheridas dentro de los que destacan en la actualidad los hidrocelulares, las hidrofibras, hidrogeles, colagenasas, aposi-tos de plata, apositos con yodo hidrociruga y cierre asistido al vacio que sitan a Mxico como un pas que cuen-ta con la suficiente tecnologa en apsitos y equipo electromdico para brindar un cuidado avanzado en heridascrnicas, sin embargo es un mnimo de profesionales de la salud que cuentan con la preparacin terico-prctica parallevar a cabo este cuidado por lo que la educacin constituye el factor principal como promotor del cambio de proto-

    PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS15

  • colos obsoletos hacia la transicin del cuidado especfico en la herida crnica en Mxico surgen a partir de 1993 cl-nicas de heridas que conforme a su origen de institucin y normatividad crecen de forma emprica y anrquica sin uni-ficacin de criterios ni protocolos para el manejo de heridas crnicas ante esta situacin en el ao de 2001 surge laAsociacin Mexicana de Enfermeras para el Cuidado de Heridas, Ostomias e Incontinencia AC (A.M.E.C.H.O.I.A.C)quien funcion con altibajos durante cuatro ao sin embargo por el poco apoyo encontrado tanto en las institucionescomo por la industria y por sus pocos afiliados desapareci irremediablemente en el ao de 2003 sin embargo el avan-ce en cuidado de heridas contino desarrollndose y difundindose a nivel internacional y es as que ms profesiona-les mexicanos tienden a tomar en cuenta la importancia de la preparacin en esta rea surgiendo profesionalesdestacados e interesados en diferentes estados de la provincia mexicana. En el ao 2004, se reunieron 30 de los msprominentes lderes de opinin en cuidado de heridas del pas para evaluar la necesidad de formar una asociacin dedi-cada a la investigacin, educacin e integracin de la cicatrizacin y cuidado de heridas y estomas en el pas. Desdeentonces se realizaron varias reuniones que culminaron con la fundacin de la Asociacin Mexicana para el CuidadoIntegral y Cicatrizacin de Heridas, A.C. (AMCICHAC) el 9 de Noviembre de 2006 la cual est dedicada al avance en laatencin integral de heridas en la Repblica Mexicana, a travs de la coordinacin de un esfuerzo interdisciplinario ycolaborativo entre individuos y agrupaciones involucradas en el cuidado de las heridas. Los esfuerzos de la asociacinse enfocan en 5 reas clave: Polticas pblicas, prctica clnica, educacin (capacitacin), investigacin e interrelacincon la comunidad internacional dedicada al cuidado de las heridas. La Asociacin trabaja para mejorar de forma sig-nificativa el cuidado del paciente, los desenlaces (resultados) clnicos, y la satisfaccin profesional de los proveedoresdedicados al cuidado de las heridas. Sin embargo como es de suponerse en un pas con una diversidad de institucio-nes para seguridad social y en el contexto de una nacin pluricultural, multitnica y multilinge nos encontramos anteun terreno listo para trabajar, promover y fortalecer el cuidado de heridas en todos los niveles de atencin pero conhbitos y rutinas de tradicin medica que derrumbar lo cual hace arduo el trabajo destinado a mejorar la prctica delcuidado de heridas. En este momento histrico la Secretaria de salud, la Universidad Nacional Autnoma de Mxico ylos diferentes profesionales interesados en el rea se encuentran trabajando sobre proyectos educativos que contri-buyan a mejorar la practica del profesional de la salud en torno al cuidado de heridas, sin embargo tambin estamosconcientes de la labor titnica que esto implica pero estamos dispuestos a aceptar el reto y contribuir a mejorar la prc-tica del cuidado de heridas crnicas en nuestro pas.

    REFERENCIAS

    1. Mxico, Secretara de Salud. Programa Nacional de Salud 2001-2006.2. Mxico, Secretara de Salud. Programa Nacional de Salud; 2004.3. Mxico, Instituto Nacional de Estadstica Geogrfica e Informtica; Secretara de Salud. Encuesta de unidades

    mdicas privadas con servicios de hospitalizacin; 2002.4. Mxico, Secretara de Salud. Observatorio del Desempeo Hospitalario; 2004.5. Ramrez MA, Mndez O, Nigenda G, Vargas MM. Recursos humanos en los servicios de salud: una perspectiva

    de gnero. Fundacin Mexicana para la Salud; 2002.6. Mxico, Instituto Nacional de Estadstica Geogrfica e Informtica. Producto nacional bruto per cpita, pases

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    7. Mxico, Consejo Nacional de Poblacin. En base a la informacin del Banco de Mxico. Disponible en:http://www.banxico.org.mx.

    8. Mxico, Instituto Nacional de Estadstica Geogrfica e Informtica. Encuesta Nacional de Ocupacin y Empleo.Disponible en: www.inegi.gob.mx.

    9. Mxico, Comisin para Asuntos de la Frontera Norte. Programa de Desarrollo Regional 2001-2006. Disponibleen: http://fronteranorte.presidencia.gob.mx.

    10. Mxico, Instituto Nacional de Estadstica Geogrfica e Informtica. Sistema de Cuentas Nacionales de Mxico.Disponible en: www.inegi.gob.mx.

    11. Mxico, Secretara de Desarrollo Social; agosto 2002. Disponible en: http://www.sedesol.gob.mx/ofsec/pren-sa/index.htm.

    12. Mxico, Secretara de Desarrollo Social. Disponible en: www.oportunidades.gob.mx.13. Szkely M. Veinte aos de desigualdad en Mxico. En: Cuadernos de Desarrollo Humano. Secretara de Desa-

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    http://hdr.undp.org/reports/global/2005/espanol/.15. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Informe sobre el desarrollo humano. Mxico; 2004.16. Mxico, Consejo Nacional de Poblacin. ndice de marginacin; 2000. Disponible en: http://www.cona-po.gob.mx.

    VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS16

    OTILIA CRUZ CASTAEDA

  • CLNICA DE OSTOMIAS Y HERIDAS DEL HOSPITAL REGIONAL GENERAL IGNACIO ZARAGOZA

    PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS17

    17. Naciones Unidas, Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos en Mxico. Diagnstico de la situa-cin de los derechos humanos en Mxico; 2003.

    18. Cervallos D. El narcotrfico se ensaa y acalla. Tierra Viva Amrica Latina; 10 de febrero de 2006. Disponibleen: http://www.ipsterraviva.net/LA/viewstory.asp?idnews=413.

    19. Mxico, Instituto Nacional de Estadstica Geogrfica e Informtica. XII Censo General de Poblacin y Vivienda,Mxico,DF; 2000.

    20. Mxico, Instituto Nacional de Estadstica Geogrfica e Informtica.Cartografa de usos de suelo y vegetacin.Serie II y III. Disponible en: www.inegi.gob.mx.

  • EL CUIDADO DE LAS HERIDAS CRNICAS EN LOS DISTINTOS SISTEMASSANITARIOS EN IBEROAMRICA Y PORTUGAL

    D Katia Furtado Enfermera. Vicepresidenta Grupo Asociativo de Investigaao em Feridas

    En Portugal, la ausencia de un enfoque global sobre el cuidado de las heridas puede considerarse un problemaimportante que tiene sus implicaciones tanto en el coste como en la calidad de la atencin. Basndose en el principiode que la ejecucin de un plan de accin concertada resulta indispensable para desarrollar habilidades en este campo,un grupo de profesionales sanitarios con diferentes estudios (mdicos, enfermeros, farmacuticos) crearon en marzode 2002 el Grupo Associativo de Investigaao em Feridas (Grupo asociativo de investigacin sobre heridas). En laactualidad contamos con 850 miembros individuales que pagan sus cuotas y 12 miembros corporativos.

    El G@IF es una de las dos asociaciones de Portugal que se dedican al tema del cuidado de las heridas. Noso-tros nos fijamos como objetivos principales los siguientes:

    Llevar a cabo investigaciones y divulgar conocimientos referentes al manejo y prevencin de las heridas conel fin de mejorar los cuidados prestados a los individuos y sus familias, as como aumentar la satisfaccinde los profesionales que se dedican al cuidado de las heridas.

    Empezamos identificando los principales aspectos que deben plantearse para poder avanzar en este campo.En primer lugar, existe la necesidad de crear una cultura de evaluacin de los conocimientos cientficos ms recien-tes y fomentar el ejercicio de una prctica basada en la evidencia. En segundo lugar, debe elaborarse un sistema quepermita asignar los recursos adecuados mediante la formacin oportuna sobre el uso idneo de los mismos. Porltimo, debe desarrollarse un sistema de documentacin que permita evaluar los resultados de forma objetiva. Ycreemos que todo ello slo puede conseguirse a travs de una accin concertada que incluya tanto a los hospita-les como a los centros de salud extrahospitalarios.

    Uno de los principales problemas detectados es el de que los profesionales siguen tropezando con dificulta-des a la hora de recopilar evidencia emprica y contextual y, por otra parte, integrar en la prctica habitual los cam-bios basados en la evidencia. Para ayudar a definir los problemas concretos, las posibles intervenciones y losresultados deseados, hemos establecido diversas actividades en distintos mbitos de intervencin:

    El G@IF ha creado una pgina web www.gaif.net donde publicamos los resultados de nuestros proyectosde investigacin, artculos, sesiones de debate, vnculos con otras asociaciones dedicadas al cuidado de heri-das, y tambin con boletines de noticias nacionales e internacionales, entre otros temas. Con todo ello, espe-ramos poder ayudar a los profesionales a establecer un sistema de referencia para sus respectivas prcticas.

    Dado que las principales barreras a la educacin continuada son la falta de tiempo, de recursos econmi-cos, la escasez de personal que no permiten ausentarse del puesto de trabajo, y la falta de recursos de for-macin, el G@IF ha intentado programar algunas actividades para hacer frente a esta situacin. Hasta ahora,los principales actos educativos han sido los siguientes: Una Escuela de Verano Anual sobre Cuidado de Heridas que se celebra cada mes de septiembre y en la que

    30 participantes, previamente seleccionados y procedentes de distintos entornos profesionales, se renendurante 3 das y medio para recibir formacin impartida por expertos nacionales e internacionales;

    Un Congreso Anual de 2 das de duracin que suele celebrarse en mayo. A la ltima reunin que se cele-br en mayo de 2007, acudieron 1.180 participantes incluyendo mdicos, enfermeros, farmacuticos,podlogos, etc.

    Actos de un da de duracin sobre temas concretos, p. ej.: infeccin de heridas, lceras por presin, etc.Creemos que este tipo de actividades ofrece una manera fcil y accesible de obtener informacin actualizada. La

    mayora de los dictantes son portugueses, lo cual es una forma de reconocer y motivar a los profesionales nacionales.En la zona dedicada a las pausas/caf, los asistentes tienen ocasin de echar un vistazo a los productos expuestos yhablar con los comerciales de las distintas empresas. El G@IF considera que las empresas dedicadas a la viabilidad tisu-lar forman parte del equipo multi-profesional, aunque se hallen ligeramente en la periferia del mismo. Nuestros miem-bros corporativos han contribuido a elevar nuestro nivel de conocimientos a travs de su experiencia y apoyo.

    El G@IF organiza tambin algunas actividades en el mbito de la investigacin: La validacin de la herramienta Push, la escala de Bates, la escala Baby Braden y la escala de Cardiff. Un proyecto de implantacin de la escala de Braden en diez hospitales de todo Portugal (contando con fon-

    dos europeos). Las lceras por presin son un problema corriente en los hospitales y este estudio, con una

    VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS18

  • PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS19

    duracin de tres aos, pretende analizar el problema en ms profundidad para poder ofrecer unos cuidadosde calidad en entornos con recursos limitados, y ello gracias a la implantacin de la escala de Braden (vali-dada en Portugal), la elaboracin y ejecucin de guas y programas de formacin. Cada tres meses se cele-bra una auditora que abarca la prctica clnica, tal como documentacin sobre datos de prevalencia,evaluacin del riesgo y provisin de equipo especializado. Con ello se pretende averiguar si la estrategia deimplantacin y divulgacin de las guas ha contribuido a mejorar la calidad de los cuidados.

    Todos estos estudios se han llevado a cabo en colaboracin con el Centro de Estudios e Investigacin de laSalud (CEIS) y el Instituto de Calidad en la Salud (IQS).

    Por otra parte, el G@IF ha empezado a publicar documentos breves sobre diversos aspectos de la gestin delcuidado de las heridas ya que Portugal carece de publicaciones nacionales sobre el tema. El primer documento sepublic en mayo de 2007 y se refiere a la prevencin y tratamiento de las lceras de las piernas a nivel de atencinambulatoria.

    A nivel europeo, el G@IF ha asistido a varias reuniones europeas tales como las organizadas por la EPUAP y laEWMA.

    Somos conscientes de que cambiar el comportamiento profesional no resulta fcil, dado que la prctica profe-sional de cada persona se halla bajo la influencia de muchos factores. El xito requiere tiempo, pero con la ayuda detodos, dedicaremos el tiempo que haga falta para elaborar e implantar estrategias que nos permitan entender loscomplejos temas multi-factoriales que pueden tener un impacto en los cuidados prestados a los pacientes y en laevolucin positiva de los mismos, desarrollando as, da a da, nuestra prctica.

    Futuros proyectos: En 2007 nos pidieron que organizramos un grupo multi-disciplinar para trabajar en la ela-boracin de unas guas nacionales para la prevencin y tratamiento de heridas crnicas concretas: lceras por pre-sin, lceras en las piernas, etc. Esperamos, asimismo, emprender un estudio sobre el tema del reembolso de losproductos que se utilizan para cuidar heridas.

    CUIDADO DE HERIDAS CRNICAS EN LOS SISTEMAS SANITARIOS EN IBEROAMRICA Y PORTUGAL

  • EL CUIDADO DE LAS HERIDAS CRNICAS EN DISTINTOS SISTEMASSANITARIOS IBERO-LATINOAMERICANOS

    SITUACIN EN ESPAA

    D Elena Santamara Andrs Supervisora Servicio de Ciruga Plstica. Servicio de Dermatologa.

    Hospital Universitario de Bellvitge. Miembro del Comit Director de GNEAUPP

    En Espaa corresponde al Ministerio de Sanidad y Consumo proponer y ejecutar la poltica del Gobierno enmateria de salud, de planificacin, y de asistencia sanitaria y de consumo, para asegurar a los ciudadanos el dere-cho a la proteccin de la salud.

    La asistencia sanitaria es un derecho bsico y universal, para toda la poblacin, que est protegida al 100%por el Sistema Nacional de Salud.

    La sanidad est transferida a las Comunidades Autnomas.El sistema, garantiza la cobertura y las prestaciones sanitarias a la ciudadana, a la que se ofrecen servicios

    integrales de salud, prevencin, promocin de la salud, diagnstico y tratamiento de la enfermedad. Potencia laseguridad y la calidad de la asistencia.

    El acceso a los servicios de salud se hace, en general, a travs de los equipos de atencin comunitaria de Asis-tencia Primaria, referente de los ciudadanos. Estos equipos atienden y priorizan las necesidades y, si es necesario,derivan a los diferentes equipos de atencin especializada y/o niveles hospitalarios.

    La Tarjeta Sanitaria Individual, expedida por cada Servicio de Salud, identifica a cada ciudadano como usuarioy le da acceso a todo el Sistema Nacional de Salud.

    La financiacin del sistema pblico de salud se hace a travs de las cotizaciones obligatorias a la SeguridadSocial, y por la va de impuestos estatales.

    Segn datos del Ministerio de Sanidad y Consumo, Instituto de Informacin Sanitaria INCLASNS-BD, al 31-12-2007 la poblacin era de de 44.668.244 personas.

    Las camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes son 3,36, de las que el 70,87 % pertenecen al SNS.La esperanza de vida al nacer 80,23 aos de media.El porcentaje de personas satisfechas con la atencin recibida en consulta de Medicina de Familia es del 84%.El porcentaje de personas satisfechas con la atencin recibida en el ingreso hospitalario el 83,44%.La tasa de lceras por presin por cada 1.000 altas hospitalarias es del 9,85%.El nmero de enfermeras en Espaa es de 240.000.Al igual que otros problemas de salud, el tratamiento y cuidado de las heridas crnicas es, por tanto, una pres-

    tacin del SNS. En general, es asumido por el equipo de Atencin Primaria, que deriva a la atencin hospitalaria, silo cree necesario.

    Como en el resto de pases, la evolucin del cuidado de las heridas en los ltimos aos ha sido muy importante.

    LA INVESTIGACIN EN ESTE CAMPO

    Ha permitido ampliar los conocimientos sobre la cicatrizacin de las heridas, y los cuidados especficospara cada tipo de herida.

    Ha facilitado la creacin de gran cantidad de productos cada vez ms adecuados a las caractersticas de lasheridas.

    Cooperando con la Industria consigue productos cada vez ms adecuados y proactivos para disminuir eltiempo de cicatrizacin: regeneradores drmicos, factores de crecimiento, clulas madre, etc. Un mundo deesperanza en la solucin a los problemas de los pacientes con heridas. Algunas heridas precisan de injer-tos, o de colgajos de proximidad, o de colgajos libres microquirrgicos; tcnicas de la Ciruga PlsticaReparadora cada vez ms perfeccionadas.

    LOS PROFESIONALES

    Se especializan cada vez ms en el cuidado de las heridas, a travs de la experiencia, la evidencia cientfi-ca, y por la formacin en Masters, cursos, etc.

    VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS20

  • Crean grupos de mbito local, nacional e internacional expertos en el cuidado de las heridas. En Espaanace el GNEAUP en 1994.

    Organizan las primeras unidades multidisciplinarias de heridas crnicas. La primera el ao 2002 enMadrid en el Hospital Puerta de Hierro, coordinada por nuestra compaera de GNEAUP la enfermera super-visora Teresa Segovia. Posteriormente en diferentes lugares se continan creando ms unidades de heridascrnicas con caractersticas similares o especficas a las necesidades y posibilidades de cada rea de salud.Destaco entre las unidades integrales de heridas crnicas la de la Agencia Valenciana de Salud en Elche,cuyo coordinador, Pablo Lpez Casanova desde 2005, adems de la gestin integral de los procesos, ana-liza y evala los diferentes materiales utilizados para el tratamiento y cuidado de las heridas en pro de unuso racional y ptimo.

    ltimamente ofrecen tambin la teleconsulta para atender a los profesionales que necesiten consultartemas relacionados con los problemas de los pacientes.

    Crean las enfermeras/os de enlace, que tienen como objetivo coordinar la atencin hospitalaria y la Aten-cin Primaria. Es muy importante el impulso que Andaluca da a este recurso que tan buenos resultadosproporciona: optimiza la estancia hospitalaria, coordina a los profesionales entre niveles, racionaliza el usode materiales, e incluso unifica las guas de prctica clnica, protocolos y procedimientos para una ptimaatencin al paciente.

    Organizan la hospitalizacin a domicilio, que proporciona comodidad e intimidad al paciente, y reduce loscostos hospitalarios.

    Todas las comunidades autnomas estn haciendo un importante esfuerzo en recursos humanos y materialespara conseguir una atencin integral de calidad a todos los ciudadanos.

    Desafortunadamente an no se ha encontrado la panacea para conseguir que las heridas crnicas cicatricenen un tiempo razonable. Algunas de estas heridas crnicas, en pleno siglo XXI, tienen grandes dificultadas para cica-trizar, a pesar de los cuidados y medidas adecuados. Los pacientes, a veces, permanecen das y meses con dolor ycon importante deterioro de su calidad de vida. Y, por qu no decirlo, no pocas veces produce frustracin en losprofesionales que le cuidan.

    LOS SISTEMAS Y TECNOLOGAS DE LA INFORMACIN

    Los sistemas de informacin y nuevas tecnologas suponen una importante ayuda para la optimizacin de losrecursos, el control de calidad, y la formacin continuada, a la vez que facilitan el trabajo de cada da.

    La informatizacin progresiva aplicada a las Ciencias de la salud, incorpora un lenguaje comn, utiliza lasnomenclaturas enfermeras NIC y NOC, y diagnsticos enfermeros, y, a la vez que pueden proporcionan seguridadal paciente, son una herramienta valiosa para la investigacin

    Los profesionales, con las garantas definidas de acceso y confidencialidad, pueden disponer simultnea-mente de la informacin de los historiales clnicos de los diferentes centros donde el paciente ha sido atendido.

    En Catalua, recientemente, se estableci un debate con la participacin de los profesionales de la salud a pro-psito del Marco Funcional de Abril de 2008. El objetivo era definir cmo utilizar la informacin relevante, el trata-miento homogneo necesario en los diversos historiales clnicos de los Centros, y la incorporacin de lainformacin no homognea en la Historia Clnica Compartida en Catalua (HCCC).

    Todos los Centros de la red pblica participarn progresivamente de esta nueva opcin de HCCC posibilitadapor los medios actuales de tratamiento de la informacin.

    Los equipos multidisciplinarios especializados y coordinados en beneficio del paciente, la optimizacin de losrecursos, el control de calidad de los servicios prestados, la formacin continuada de los profesionales, y el usoadecuado de los sistemas y tecnologas de la informacin, ayudan a evitar el dolor y la prdida de calidad de vidade los pacientes con heridas crnicas.

    No quiero olvidar decirles que cuidar y curar las heridas es un arte que se aprende, pero para el que se requie-ren conocimientos, tcnica, habilidad, y tambin sensibilidad para escuchar y ver lo que transmite la herida y elpaciente que la sufre. Observar la herida, y el lenguaje corporal del paciente nos permitir programar los cambiosnecesarios para la pronta recuperacin del paciente. La formacin y la investigacin nos seguirn aportando lasherramientas necesarias para una atencin de calidad.

    PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS21

    EL CUIDADO DE LAS HERIDAS CRNICAS EN DISTINTOS SISTEMAS SANITARIOS IBERO-LATINOAMERICANOS. SITUACIN EN ESPAA

  • CONFERENCIA INAUGURALHERIDAS Y GLOBALIZACIN: NUEVOS Y ANTIGUOS RETOS

    Prof. D. Josep Bernabeu-Mestre Catedrtico de Historia de la Ciencia. Director del Programa de Doctorado de Salud Pblica. Departamento

    de Enfermera Comunitaria, Medicina Preventiva y Salud Pblica e Historia de la Ciencia. Universidad de Alicante

    Desde el punto de vista demogrfico y sanitario, la llamada globalizacin ha estado marcada, entre otros fac-tores, por las conocidas como transicin demogrfica, transicin sanitaria y epidemiolgica, y por la transicinnutricional y alimentaria.

    La conferencia, a partir del recorrido histrico que explica la evolucin de aquellos procesos transicionales,pretende abordar la condicin de factores de riesgo, que en relacin con las heridas crnicas y las lceras por pre-sin, cabe otorgar a muchos de los cambios que las acompaaron, para finalizar con un eplogo sobre la condicinde nuevos y antiguos retos que han adquirido muchos de estos factores y en particular aquellos que se sitan enel marco de la emergencia y reemergencia de nuevos y antiguos problemas de salud.

    Entre las consecuencias de las transiciones demogrficas y epidemiolgicas podemos destacar un progresivoenvejecimiento de la poblacin, como consecuencia del incremento de la esperanza de vida y un cambio importan-te en el patrn epidemiolgico, al adquirir un creciente protagonismo las enfermedades de naturaleza crnica ydegenerativa. Se trata, sin duda, de dos importantes factores de riesgo que ayudan a entender la prevalencia queestn alcanzando los problemas de salud relacionados con las heridas crnicas y las lceras por presin.

    Dentro del conjunto de determinantes que explican el protagonismo epidemiolgico de las enfermedades denaturaleza crnica y degenerativa, aparecen los cambios que se han producido en los sistemas o regmenes alimen-ticios y los factores que los han condicionado: aquello que se conoce como transicin alimentaria y nutricional.

    De los regmenes alimentarios de sociedades preindustriales donde la media de la ingesta calrica no sobre-pasaba las 2.500 caloras y los problemas de desnutricin resultaban la norma, se ha pasado a unos sistemas ali-mentarios propios de sociedades desarrolladas, donde la ingesta calrica supera las 3.000 caloras y donde sonprevalentes los problemas de salud ligados a la sobrealimentacin.

    La etapa postransicional se ha caracterizado sobre todo por la aparicin de enfermedades crnicas asociadas ala alimentacin. Los sistemas alimentarios propios de esta etapa, y los cambios en los estilos de vida (menor activi-dad fsica, con lo que ingerimos ms cantidad de energa que la que necesitamos) han comportado la aparicin de fac-tores de riesgo que explican el incremento de patologas relacionadas con la sobrealimentacin: obesidad, diabetes,hipertensin, afecciones cardiovasculares y cerebrovasculares, etc. Problemas, todos ellos, que aparecen relacionadoscon la incidencia y prevalencia, como ya hemos indicado, de las heridas crnicas y las lceras por presin.

    En el contexto de esta ltima transicin, hay que destacar que el crecimiento econmico, la misma globaliza-cin, est permitiendo ampliar el acceso de muchos sectores de la poblacin a una mayor cantidad y variedad deregmenes alimentarios. El problema reside en que se estn imponiendo los sistemas alimentarios de tipo occiden-tal que son los que contribuyen al incremento de problemas crnicos de salud ligados a la alimentacin. La obesi-dad se est mundializando, pero su incremento se acompaa de una persistencia de la desnutricin, ocasionandolos fenmenos de la doble carga sanitaria y la superposicin epidemiolgica nutricional. Los pases en desarrollose encuentran ante el doble reto de afrontar los efectos negativos de la transicin nutricional (obesidad, diabetes,afecciones cardiovasculares, etc.) y continuar la lucha contra el hambre y la desnutricin, dos estados que tambinresultan determinantes, desde su condicin de nuevos y antiguos retos, en la prevalencia de la lceras por presiny las heridas crnicas.

    Conviene destacar esta ltima circunstancia en el marco de ste Primer Congreso Latinoamericano sobre lce-ras y Heridas, ya que muchos pases iberoamericanos estn viviendo con especial intensidad la doble carga sanita-ria y la superposicin epidemiolgica nutricional. Se trata de dos fenmenos que vienen a complicar un modelo detransicin demogrfica y sanitaria, el iberoamericano, caracterizado por una superposicin de etapas (con un incre-mento simultneo de patologas infecciosas y crnicas), por fenmenos de contratransicin (es decir, con reapari-cin de enfermedades infecciosas que se consideraban controladas) y por mostrar una transicin prolongada, al noresolver de forma clara el proceso de cambio. Y a todo ello, cabe aadir, la polarizacin epidemiolgica resultadode la diversificacin socioeconmica y espacial de los fenmenos que acabamos de describir.

    VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS22

  • El panorama sobre heridas y globalizacin que intenta mostrar la ponencia, se vera completado con el anlisisdel nuevo tiempo epidemiolgico que ha acompaado la llegada del siglo XXI, lo que se ha venido en denominar latercera transicin epidemiolgica y la problemtica de la emergencia y la reemergencia.

    Los cambios implicados en las transiciones epidemiolgicas y sanitarias no fueron, en todos los casos, nece-sariamente de progreso. Muchas de las circunstancias derivadas de los mismos, lejos de representar una mejoraen trminos de salud, fueron la consecuencia de modelos deficientes de desarrollo e implicaron nuevos y variadosriesgos para la salud y, en ocasiones, modos menos saludables de vivir.

    El panorama epidemiolgico que ha acompaado la llegada del siglo XXI, adems de suponer el regreso de lasepidemias, se ha caracterizado, de una parte, por acentuar los problemas asociados a desarrollos poco sosteniblescomo los que acontecieron en la segunda mitad del siglo XX y, de otra, por la emergencia de problemas de saludasociados tanto al fenmeno de la globalizacin como a la explosin demogrfica, a la extensin de la pobreza y alos conflictos entre desarrollo y medio ambiente que conlleva la degradacin antropognica a la que estamos some-tiendo a la naturaleza. Nos encontramos ante una revolucin epidemiolgica ligada a una nueva transicin de ries-gos, donde los factores y las transformaciones de naturaleza ambiental juegan un papel clave en el desarrollo de lasenfermedades crnicas y degenerativas y en la emergencia y la reemergencia de las enfermedades transmisibles.

    El modelo epidemiolgico que surgi de la revolucin industrial y que se vio completado con las transicionesdemogrficas y sanitarias que tuvieron lugar en los siglos XIX y XX, fue alterado por la reaparicin de antiguas enfer-medades de carcter transmisible, como la tuberculosis, y por la irrupcin de nuevas patologas infecciosas, comoocurri con el Sndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).

    Para explicar la actualidad que siguen mostrando las enfermedades infecciosas, otro de los factores determi-nantes en la prevalencia de las lceras por presin y las heridas crnicas, se han destacado factores relacionadoscon los cambios en los mecanismos de transmisin de dichas enfermedades y una mayor complejidad en lo relati-vo a los determinantes que condicionan los patrones de riesgo y los modelos epidemiolgicos. La aparicin deresistencias farmacolgicas que amenazan con convertir en incurables enfermedades infecciosas que tenan la con-dicin de curables por la proliferacin en el uso de los antibiticos, resulta un buen ejemplo.

    En el siglo XXI, al mismo tiempo que seguimos hablando de epidemias por enfermedades infecciosas trans-misibles, nos hemos acostumbrado a hablar de las pandemias de la obesidad, y empezamos a valorar la importan-cia de las denominadas por la OMS como epidemias desatendidas, tal como ocurre con los accidentes de trfico ysus secuelas. Detrs de estas tres realidades encontramos, de hecho, muchos de los factores de riesgo que acom-paan a las heridas y las lceras por presin.

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    HERIDAS Y GLOBALIZACIN: NUEVOS Y ANTIGUOS RETOS

    PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS23

  • VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS24

    FERIDAS TEM ALMA (LAS HERIDAS TIENEN ALMA)

    D Mara Blanck Enfermera. Presidenta Sociedad Brasilea de Enfermagem em Feridas e Esttica (Sobenfee)

    De um conjunto de carbonos adornado por oxignio, hidrognio, nitrognio e outros gnios formou-se ocorpo humano que recebeu para sua proteo uma camada sedosa e forte - a PELE.

    O carbono com suas quatro valncias simbolizando os quatros C da vida metablica (1C = COMER as fontesnutritivas; 2C = CONVERT-LAS em caloria; 3C = CONSUMI-LAS na forma de calor e 4C = CONSERV-LAS comoenergia) proporciona a PELE sua fora e beleza protetora.

    A PELE uma barreira biolgica perfeita, quando ntegra, exteriorizando tudo que ocorre no mundo interno docarbono, tanto orgnico, metablico, imunolgico, quanto emocional.

    Sim, a PELE tem razo e emoo e, como um todo que vive, deve ser assim analisada na sade e na doena.Passa por remodelao diria com pice na infncia e adolescncia declinando com a senilidade, assim dever

    ser tambm protegida, nutrida e amparada para que continue na sua nobre funo de fortaleza do esqueleto decarbonos.

    H momentos em que sua firme estrutura comea a se romper ocasionando solues de continuidadetransformadas em FERIDAS, jocosamente perebas, que podero ser simples, superficiais, no complicadas,profundas, feias, ftidas, infectadas, malignas, desvitalizadas e DOLOROSAS.

    A DOR apresentada por uma FERIDA externa todo o sofrimento fsico e emocional daquele corpo. Seja peloaspecto e odor uma FERIDA sempre ser uma DOR que excede os limites fsicos de suas margens alcanando oinfinito do sofrimento.

    Olhe uma FERIDA no como uma leso num corpo, mas como um corpo em FERIDA.Ao se aproximar na tentativa de auxiliar seu restabelecimento, pense bem antes de manuse-la, pois o

    sentimento aposto por suas mos ser respondido em igual intensidade pela leso.Se a tratares apenas com as mais modernas tcnicas, poders ser eficaz nas condutas cientificamente

    baseadas em evidncias, mas com certeza no sers EFICIENTE na completa cicatrizao.A FERIDA sente, sofre e vive e necessita tambm de quatro C, assim como o carbono, mas com o seguinte

    significado:1C = CONSCINCIA do que vai tratar;2C = COMPETNCIA de quem vai tratar;3C = CERTEZA de que no s uma leso a mais a tratar e4C = CARINHO total, fsico e emocional a quem vai ser tratado, pois na verdade.

    TODA FERIDA TEM ALMA

  • ANECDOTARIO HISTRICO DE LAS HERIDAS CRNICAS:PERSONAJES ILUSTRES QUE LAS HAN PADECIDO

    D. Francisco Pedro Garca Fernndez Enfermero. Mster en el Cuidado de Heridas Crnicas.

    Supervisor de la Unidad de Formacin, Investigacin y Calidad.Complejo Hospitalario de Jan. Miembro del Comit Director del GNEAUPP

    A lo largo de la historia de la humanidad muchas personas se han visto afectadas por la presencia de heridascrnicas. lceras por presin, lesiones vasculares, neuropticas o isqumicas han afectado a millones de personasannimas. Pero las heridas crnicas no entienden de posiciones, ni de situaciones personales por lo que nadie seha librado de padecerlas. La primera fuente documental que tenemos de las mismas viene de la propia Biblia, en laque Moiss tras su vuelta a Egipto para liberar a Israel, propici la sexta plaga: las lceras (xodo 9:8-12), que pade-cieron todos los egipcios. Segn nos relata dicho libro Ni los magos pudieron permanecer delante de Moiss acausa de las erupciones; pues tenan las mismas erupciones que todos los egipcios (9:11).

    Como pueden observar un mal que viene de antiguo, pero que ha llegado a nuestros das. As, si realizamosun pequeo anlisis de la historia reciente descubriremos como algunos personajes famosos coetneos nuestroshan desarrollado esta epidemia bajo las sabanas, lo que ha provocado que las mismas aparezcan de vez en cuan-do en los medios de comunicacin cuando han afectado a personajes como Superman (Christopher Reeve) que trassu lucha intentando superar su tetraplejia y la gran cantidad de millones que invirti en el desarrollo de nuevas tera-pias con clulas madre, sucumbi al triste final de una lcera por presin.

    Tambin veremos como escritores contemporneos de renombre ha desarrollado estas minusvaloradas lesio-nes, como por ejemplo Javier Tusell. Repasaremos la definicin que el mismo da a sus lesiones como pudrirse pordentro y como afectan a la vida de los que la desarrollan, sintetizado en unas pocas lneas por l mismo.

    Una vez analizado que el proceso llega hasta nosotros, haremos un repaso de la historia para encontrar perso-najes histricos que tambin han muerto por las temidas llagas. As Reyes o Santos, se han visto afectados por esteproblema. Concretamente y por el tiempo disponible nos centraremos en 5 personajes histricos: 3 reyes y 2 santos.

    En la conferencia se presentar de manera documentada como la muerte de los hombres que quizs han ate-sorado ms poder en la historia de la humanidad: Carlos I y su hijo Felipe II murieron por infecciones derivadas delas lceras por presin, al igual que su madre y abuela D Juana I, la primera reina que unific los distintos reinosde Espaa y que ostent este titulo de Reina de Espaa.

    Aunque pueda parecer curioso que tres reyes y reinas consecutivos de Espaa murieran del mismo proceso,veremos como los factores condicionantes y sus hbitos unido a lo precario de los cuidados de la poca propicia-ron dichas muertes, documentado por personajes histricos que vivieron y contaron en primera persona lo quepadecieron antes de morir.

    Tambin realizaremos un repaso por la biografa del insigne escritor y mstico espaol, Juan de Yepes y lvarez,ms conocido como San Juan de la Cruz que muri de una infeccin secundaria a unas heridas vasculares, con algncomponente neuroptico, en la ciudad de beda, tras sufrir un empeoramiento progresivo que le llev a abandonar suconvento de La Peuela (actual ciudad de La Carolina en la provincia de Jan) para que le miraran dichas lesiones.

    Y como no, repasaremos tambin lo que fue la vida de San Roque y sus misteriosas llagas y de la relacinque guarda con el perro junto al que se representa, para finalmente descubrir la sorpresa de su origen, que se des-cubri tras su muerte.

    Para finalizar con este anecdotario de las heridas crnicas haremos algn repaso por cuestiones curiosas acae-cidas en los hospitales del renacimiento y de los centros dedicados al cuidado de las llagas y como se las ingenia-ban para disminuir los pacientes ingresados en los mismos y otras curiosas historias cortas.

    PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS25

  • VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS26

    PERSPECTIVA HISTRICA DE LAS HERIDAS

    D. Pablo Lpez Casanova Enfermero. Responsable Unidad Interdisciplinar de Heridas Crnicas.

    Departamento de Salud 20. Agencia Valenciana de Salud.Miembro del Comit Director del GNEAUPP

    Las heridas han formado parte del ser humano desde que tenemos conocimiento de la existencia del mismo.Igualmente desde tiempos remotos tambin conocemos mtodos curativos que han evolucionado desde el carc-ter puramente divino y mgico hasta el estricto conocimiento cientfico pasando por la sabidura popular y los ritua-les tnicos.

    Las heridas producidas por armas y las derivadas de conflictos forman parte del primer cuerpo de conoci-mientos sobre el tratamiento de las mismas. El abordaje de las heridas estaba limitado por el escaso conocimientosobre su evolucin y complicaciones asociadas, encontrando como primera actuacin y preocupacin, el control dela hemorragia y el restablecimiento de las fracturas producidas.

    La llegada del conocimiento de las bacterias y su existencia en las heridas marca un punto de inflexin en elmanejo de las mismas producindose un movimiento mdico dedicado al uso de la antisepsia en detrimento de laasepsia, que hasta la fecha, haba sido lo promulgado por la comunidad cientfica. Pero esto slo es un pequeoejemplo del devenir de la historia de las heridas.

    Los hitos que ahora conocemos y que han producido, incluso, convulsiones en el mbito de la curacin deheridas han sido mltiples y variados. El papiro de Smith y Ebers marc una nueva era en la toma de decisiones;Homero e Hipcrates impulsaron la limpieza efectiva de las heridas como base principal en la curacin, siendo esteltimo el que ya describi la relacin entre varices y luceras varicosas implantando la teora de los humores. Gale-no casi 200 aos despus defendi su teora del Laudable pus desarrollada entre los gladiadores romanos y quecrea imprescindible su presencia para una buena evolucin de la herida. Aunque hoy en da nos parezca desca-bellado estas antiguas teoras han perdurado hasta el siglo XIX.

    No demos olvidar a cirujanos como Ambroise Pare, Paracelso, Lister, Guy de Chauliac y otros muchos que consus tcnicas y escritos han revolucionado el mundo de las heridas traumticas y agudas, pero las heridas crnicastambin tienen su historia.

    Las lceras venosas son las que ms ampliamente han estado estudiadas siendo Wiseman el primero que utili-z un vendaje con piel de perro y franela para conseguir una elasticidad adecuada para su curacin. Bell y su escue-la Escocesa fue pionero en el tratamiento de estas lceras as como su publicacin en el libro tratado terico-prcticode las lceras o llagas. Pero no solo en occidente se dispona de figuras relevantes y tratados sobre heridas sino quetanto en Asia como en Amrica y frica los legados para el tratamiento de las heridas disponen de un amplio abanicode personajes clebres y libros que han marcado, en muchas ocasiones, el conocimiento de occidente.

  • PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS27

    LCERAS POR PRESIN EN PEDIATRA

    D Cristina Quesada Ramos Enfermera. Unidad de Cuidados Intensivos de Pedriatra. Hospital Universitario de Cruces. Bizkaia

    D Gemma Prez Acevedo Enfermera. Unidad de Cuidados Intensivos de Pedriatra. Hospital Sant Joan de Du. Barcelona

    D. Pablo Garca Molina Enfermero. Unidad de Cuidados Intensivos de Pedriatra. Hospital Clnico Universitario de Valencia

    Las lceras por presin (UPP) constituyen un indicador indirecto de la calidad relacionado con la seguridadclnica del paciente. Se trata de un importante problema de salud ntimamente ligado a los cuidados de enfermera,y su desarrollo incrementa el tiempo de hospitalizacin y los costes del cuidado.

    Aunque el tema de las UPP en pediatra es desconocido por muchos, hoy en da tenemos datos para poderafirmar que los nios hospitalizados tienen riesgo de desarrollar y desarrollan UPP, y que estas, adems de ser dolo-rosas y exponer al nio a una potencial infeccin, pueden dejar secuelas irreversibles.

    En comparacin con la literatura publicada sobre UPP en adultos, hay pocos estudios sobre UPP en nios,encontrando en ellos una gran variacin en las estimaciones del nmero de nios que las padecen. A pesar de nohaber acuerdo acerca del tamao del problema hay pruebas de que los nios que padecen problemas neurolgicosy aquellos ingresados en Unidades de Cuidados Intensivos Peditricos (UCIP) y/o Neonatales (UCIN) tienen mayorriesgo de desarrollar UPP que la poblacin peditrica en general:

    Incidencia en poblacin peditrica no crtica hospitalizada: 0,29-6%. Incidencia en nios con mielomeningocele: 20-43%. Prevalencia en poblacin peditrica no crtica hospitalizada: 0,47-13%. Prevalencia en UCIP: 27%. Prevalencia en UCIN: 20%.En Espaa, el 1er Estudio Nacional de Prevalencia de lceras por Presin (2001) encontr una prevalencia del

    18,1% en UCIP, y el 2 Estudio (2005) del 17,77%. Los estudios epidemiolgicos que hemos llevado a cabo ennuestras respectivas unidades muestran los siguientes datos:

    UCIP-Hospital Sant Joan de Du: incidencia de 4,7% (2001) y 2,8% (2004). UCIP-Hospital de Cruces: incidencia de 4,56% (2003). UCIP-Hospital Clnico de Valencia: incidencia de 19,35% (2008).Como en los adultos, las UPP en nios se desarrollan en zonas del cuerpo que soportan mayor presin, pero

    estas zonas difieren de las de los adultos: En nios menores de 3 aos la regin occipital y las orejas son las zonas de mayor riesgo de lesiones. En nios mayores de 3 aos la zona sacra y los talones se convierten en las principales zonas de presin.Muchos son los factores de riesgo de desarrollar UPP en nios, algunos similares a los que presentan los adul-

    tos y algunos sensiblemente distintos; sin embargo, la creencia de muchos profesionales sanitarios de que las UPPno suponen un problema al que se haga frente en la poblacin peditrica y neonatal es en s el factor de riesgo msimportante.

    Algunas cosas tienen que ser credas para ser vistas.

    Ralph Hodgson

  • PROTOCOLO DE ACTUACIN Y COMISIN DE LCERAS EN PEDIATRA

    D Gemma Prez Acevedo Enfermera. Unidad de Cuidados Intensivos de Pedriatra. Hospital Sant Joan de Du. Barcelona

    La fisiopatologa cutnea ofrece en el nio y sobre todo en el lactante conocidas diferencias en relacin con eladulto:

    Desde el punto de vista fsico, la piel del nio es ms delgada, lo que confiere una mayor permeabilidad amuchas sustancias, sobre todo a fluidos. La actividad sebcea interviene en la formacin del vrnix caseo-so entre el sexto y noveno mes de gestacin, y est aumentada por la accin de los andrgenos maternos;despus desde el nacimiento hasta la pubertad est en fase de reposo por lo que la piel del nio tiene ten-dencia fisiolgica a la sequedad.

    Qumicamente debe destacarse su ph local neutro, cuya escasa acidez debida al cido lctico y al bajo con-tenido en cidos grasos disminuye la resistencia a los agentes infecciosos y parasitarios.

    Anatmicamente la piel del nio no slo es ms delgada que la del adulto, sino que se halla menos quera-tinizada y su contenido en vello es inferior. Hay una disminucin de la cohesin entre la dermis y la epider-mis y las uniones intercelulares epidrmicas son ms dbiles.

    En cuanto a la fisiologa, destaca el insuficiente desarrollo de sus mecanismos defensivos: las glndulassebceas son escasas y el desarrollo del sistema inmunitario es insuficiente, lo que condiciona una mayormorbilidad cutnea en relacin con la edad adulta.

    En la teraputica tambin hay que tener presente que la piel del nio es tanto ms sensible a las aplicacio-nes tpicas cuanto ms se acerquen al recin nacido y su capacidad de absorcin es mayor.

    Generalmente se cree que el paciente peditrico es un paciente sano que cicatriza con mayor facilidad y queno tiene riesgo de padecer UPP, aunque la realidad en los centros hospitalarios e incluso en domicilios es otra. Exis-ten numerosas patologas que slo se ven en edades tempranas debido a que por su gravedad no llegan a alcanzarla mayora de edad: parlisis cerebral, enfermedades metablicas, enfermedades neuromusculares degenerativas,enfermedades congnitas, etc. Estas enfermedades predisponen al paciente a tener un riesgo muy elevado desufrir UPP y a que stas sean de difcil curacin.

    Las nuevas tecnologas hacen posible que aumente la esperanza de vida de nuestros pequeos pacientes, peroa su vez (y si tenemos en cuenta las diferencias estructurales de la piel del nio) nos encontramos con el aumento dela incidencia de UPP en zonas antes desconocidas, como las del tabique nasal por ventilacin mecnica no invasiva.

    Conociendo las diferencias anatmicas y fisiolgicas entre adultos y nios, se hace necesario elaborar un planestratgico para hacer conscientes a nuestros profesionales del mbito peditrico de las medidas de prevencin ydel cuidado de estas heridas.

    Ante la inquietud por el tema en nuestra UCIP, enfermeras de la unidad solicitaron a la Direccin de Enferme-ra permiso para formar, como ya existe en hospitales de adultos, una Comisin de lceras en Pediatra, como equi-po de soporte para el resto del personal.

    Se form al personal de UCIP y despus al del resto de nuestro centro (hospital peditrico en su totalidad), seunificaron criterios, y se inform a los distintos estamentos del hospital, tanto de enfermera como mdico, sobrelas nuevas maneras de prevenir y curar solicitando parte de este material.

    En cuanto a la formacin del resto del hospital, entre 2005 y 2006 se realiz un Plan de Cuidados de lceraspor presin, se confeccion un pster como gua sobre el tipo de lcera y el tratamiento a seguir y se hicieronvarias sesiones de difusin para enfermeras, cirujanos y traumatlogos sobre los riesgos de aparicin de las UPP,las medidas de prevencin, las curas, el registro especfico de lceras y el equipo de apoyo que forma la Comisin.

    Actualmente el grado de sensibilizacin del personal del hospital sobre el tema ha aumentado mucho, aunquea nivel general todava existen temas por resolver.

    Hoy en da, despus de unificar criterios de prevencin y de curas de las UPP, todava quedan lagunas comolas curas de los pacientes que se van a casa con este tipo de heridas, la elaboracin de una historia de enfermerasobre la herida y la incorporacin de estas heridas en la historia mdica.

    Cuando un paciente ingresa con alguna lcera o se ulcera durante su estancia en el hospital, el equipo de lacomisin lo cura en la unidad que est ingresado, hasta que slo es preciso dar soporte (si lo precisan las enfer-meras de la unidad); con cada cura se van supervisando los resultados, hasta el momento en el que este pacientese va de alta.

    VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS28

  • PROTOCOLO DE ACTUACIN Y COMISIN DE LCERAS EN PEDIATRA

    PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS29

    Lo que nos preocupa es el paciente que es dado de alta y que todava no tiene la herida completamente cura-da. Estos pacientes, as como otros que nos derivan algunos profesionales mdicos desde consultorios, se curande manera improvisada en la UCIP, con el material de la unidad y en horario laboral de la enfermera de la Comisin.En otras ocasiones, si la familia est conforme, se redacta un informe para que sean curados en el rea bsica desalud que les corresponde. Pero como la gran mayora de pacientes que sufren alguna lcera piden que sea el hos-pital quien solucione esa herida que se ha formado durante su estancia hospitalaria, creemos que como otras con-sultas que se programan en admisin en el momento del alta, se podra programar la cura de estas.

    Para ello, la Comisin ha solicitado disponer de una consulta de enfermera, si bien no todos los das dado queno tenemos una gran estadstica que lo justifique, s un par de das a la semana de maana o de tarde, pudiendodeclarar el material utilizado, el tiempo de enfermera empleado, y los pacientes consultados, dando as las presta-ciones que el hospital y como no, estos pacientes se merecen.

    El xito de una organizacin depende de la capacidad de los gestorespara detectar lo que est sucediendo en la misma y entonces,basndose en la informacin obtenida,emprender las actuaciones estratgicas adecuadas.

    A.P. De Geus, Harvard Business School Press

  • ESCALAS DE VALORACIN DEL RIESGO DE UPP EN NIOS:TRADUCCIN Y VALIDACIN AL CASTELLANO DE

    LA ESCALA DE BRADEN Q

    D Cristina Quesada Ramos Enfermera. Unidad de Cuidados Intensivos de Pedriatra. Hospital Universitario de Cruces. Bizkaia

    Se ha estimado que el 95% de las UPP son evitables. La mejor estrategia es, por tanto, prevenir su aparicin.Sin embargo, la prevencin tiene un coste elevado (tanto en recursos materiales como humanos), lo cual obliga autilizar, adems del juicio clnico, instrumentos de medida que permitan identificar los pacientes en riesgo de desa-rrollar UPP, de entre los muchos que no lo estn. Estos instrumentos de medida reciben el nombre de escalas devaloracin del riesgo de desarrollar UPP.

    Las escalas ms conocidas por todos (Norton, Braden, Waterlow, EMINA, etc.) han sido diseadas para adul-tos y no se consideran apropiadas para pacientes peditricos por varias razones:

    La piel del nio no presenta los mismos problemas asociados al proceso de envejecimiento como en el casode muchos adultos.

    La incontinencia y la movilidad limitada pueden ser normales para los neonatos y los nios lactantes. La friccin y el deslizamiento del nio pueden estar aumentadas, por su propia agitacin o movimientos nor-

    males dentro de la incubadora o cama. Las escalas ideadas para adultos no son vlidas y fiables para su uso en nios de todas las edades y nive-

    les de desarrollo.En la bibliografa cientfica podemos encontrar hasta 11 escalas peditricas de valoracin del riesgo de desa-

    rrollar UPP: Bedi, Braden Q, Derbyshire, Garvin, Neonatal Skin Risk Assessment Scale (NSRAS), Cockett, PattoldPressure Scoring System, Pediatric Waterlow, Barnes, Starkid Skin Scale y Glamorgan, cada una de ellas con dife-rentes propiedades y limitaciones.

    Teniendo en cuenta que la escala peditrica ideal debera ser aplicable en distintos contextos y para diferentesedades, tener unas adecuadas propiedades clinimtricas, ser fcil de usar y, si es posible, estar disponible en variosidiomas, la escala Braden Q parece en principio las ms adecuada. Esta fue construida a partir de la escala Braden(para adultos) y desarrollada inicialmente para la identificacin del riesgo de desarrollar UPP en nios crticos entre21 das y 8 aos, aunque posteriormente las autoras recomendaron su uso en nios menores de 5 aos. Con sietesubescalas (Mobility, Activity, Sensory perception, Moisture, Friction & shear, Nutrition, Tissue perfusion & oxige-nation) mutuamente excluyentes que puntan de 1 a 4, una puntuacin baja indica un alto riesgo y viceversa. Suvalidez y fiabilidad ha sido verificada en EEUU, mostrando adecuadas tasas de sensibilidad y especificidad en niosingresados en UCIP.

    Con el fin de disponer de una escala peditrica en castellano llevamos a cabo un proyecto de investigacincomisionada titulado: Traduccin y validacin al castellano de la escala Braden Q para valorar el riesgo de desa-rrollar UPP en poblacin peditrica, financiado por el Departamento de Sanidad del Gobierno Vasco.

    Partiendo de la hiptesis de que la escala Braden Q en su versin en castellano es un instrumento vlido y fia-ble para valorar el riesgo de desarrollar UPP en poblacin peditrica hospitalizada, nos planteamos los siguientesobjetivos:

    Determinar la validez de contenido de la escala Braden Q en su versin en castellano. Establecer la consistencia interna de esta versin de la escala. Determinar la concordancia intraobservador e interobservador de la misma.Se trata de un estudio observacional de mbito multicntrico (13 unidades de hospitalizacin exclusivamente

    peditricas de 4 hospitales pblicos de la red de Osakidetza-Servicio Vasco de Salud), llevado a cabo durante unao (Noviembre 2007-Noviembre 2008).

    La muestra qued constituida por todos aquellos nios menores de 15 aos ingresados desde 1-2-08 a 30-6-08 en las unidades de hospitalizacin incluidas en el estudio.

    Tras solicitar permiso a las autoras de la escala Braden Q original, la traduccin de la misma se llev a cabomediante el mtodo de traduccin-retrotraduccin.

    Para la recogida de datos se elabor un formulario que inclua la versin en castellano de la escala Braden Qy las variables descriptoras. Antes de comenzar el estudio se realizaron sesiones de adiestramiento en la utilizacin

    VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS30

  • de la escala para las enfermeras de las unidades peditricas de cada hospital participante y se llev a cabo una prue-ba piloto para comprobar su funcionamiento y elaborar un estudio preliminar de concordancia.

    El mtodo de recogida de datos consisti en que cada nio que permaneca ingresado ms de 24 horas en launidad era valorado por dos personas (la supervisora de la unidad y una enfermera asistencial). En primer lugar, lasupervisora entregaba a los padres la hoja de informacin y consentimiento informado y les explicaba en qu con-sista el estudio. Si el consentimiento le era devuelto, cumplimentaba al inicio del turno de maana el formulario derecogida de datos. Simultneamente y de forma ciega, la enfermera asistencial responsable del nio cumplimenta-ba a su vez un segundo formulario de recogida de datos. Al final del turno de maana, la supervisora cumplimen-taba nuevamente de forma ciega un tercer formulario. Los tres formularios conformaban un solo caso.

    En el anlisis de los datos se evaluaron la validez y la fiabilidad de la escala: Validez de contenido: Para averiguar si, al igual que la escala original americana, la versin adaptada al cas-

    tellano muestra una estructura factorial similar, se realiz un anlisis factorial utilizando como mtodo deextraccin el anlisis de los componentes principales. Los factores con valores superiores a 1 se rotaronutilizando una Rotacin varimax.

    Fiabilidad: Consistencia interna. Se valor por medio del coeficiente alfa de Cronbach para cada una de las subes-

    calas y para el total de la escala. Concordancia intraobservador e interobservador. Se utilizaron diferentes pruebas segn la distribucin de

    las variables: para las variables ordinales (criterios de las subescalas) el ndice kappa ponderado, y paralas variables cuantitativas (puntuacin total de la escala Braden Q) el coeficiente de correlacin intraclases.

    En todos los contrastes de hiptesis se consider un nivel de significacin estadstica del 0,05. Adems, serealiz un anlisis estratificado por grupos etarios para valorar si existan diferencias significativas en la validacinde la escala.

    La aplicabilidad y utilidad de los resultados es evidente e indiscutible: disponer de una herramienta en caste-llano para valorar el riesgo de desarrollar UPP en poblacin peditrica que permita implementar estrategias pre-ventivas en aquellos nios que lo requieran y reducir as costos de cuidado preventivo innecesarios en los grupossin riesgo.

    Este proceso de validacin es un paso ineludible para poder utilizar la versin en castellano de la escala Bra-den Q, pero an resta conocer algunas propiedades de la misma, razn por la cual nuestro prximo proyecto deinvestigacin tendr como objetivo determinar la sensibilidad y especificidad de esta versin de la escala. De estaforma, dispondremos de un instrumento correctamente adaptado a nuestro idioma, lo que nos permitir comparardatos epidemiolgicos con los de otros pases y participar en estudios de mbito internacional.

    AGRADECIMIENTOS AL EQUIPO INVESTIGADOR

    Organizacin Central Osakidetza: Rosa M Gonzlez Llinares, M Jess Ruiz de Ocenda Garca, M Luisa Iruretago-yena Snchez.

    Hospital de Txagorritxu: Begoa Garitano Tellera, Rosa Snchez Martn, Carmen Olalde Arana.Hospital Donostia: Cristina Nuo Echenique, Teresa Zurutuza Zurutuza, M Antonia Prez Arguello, Eukene Saiz

    Inchaurrondo.Hospital de Cruces: Jose M Hernndez Hernndez, Jos Antonio San Sebastin Domnguez, Begoa Arteche

    Mikelajauregui, Begoa Abad Echegoyen, Begoa Salazar Llano, M Jos Lpez de la Serna, Arantza LpezFernndez.

    Hospital de Basurto: Raquel Cantalapiedra Surez, Dolores Herce Fras.

    Las profesiones, como las naciones, solo pueden avanzarcon un sentido individual de la responsabilidad colectiva.

    Florence Nightingale

    ESCALAS DE VALORACIN DEL RIESGO DE UPP EN NIOS: TRADUCCIN Y VALIDACIN AL CASTELLANO DE LA ESCALA DE BRADEN Q

    PRIMER CONGRESO LATINOAMERICANO SOBRE LCERAS Y HERIDAS31

  • SUPERFICIES ESPECIALES PARA EL MANEJO DE LA PRESIN ENPEDIATRA

    D. Pablo Garca Molina Enfermero. Unidad de Cuidados Intensivos de Pedriatra. Hospital Clnico Universitario de Valencia

    En general, la piel de los nios sanos tiene unas diferencias anatmicas y fisiolgicas que varan dependien-do de la edad, del gnero, del peso, de la longitud y de otras caractersticas genticas. En los estudios realizadoshasta la fecha, se han adoptado diferentes rangos de edad para poder confirmar hiptesis sobre la capacidad de lapiel de los nios para soportar la presin. Cuando hablamos de prevencin de UPP no podemos referirnos a losnios como si fueran todos iguales. Cada rango de edad tiene una piel con sus propias caractersticas.

    Es importante conocer cules son las caractersticas -de la piel- ms importantes de cada rango de edad: En el recin nacido (RN) existen dos caractersticas fundamentales para poder entender la fisiologa particu-

    lar de la piel:1. Al nacimiento existen diferencias entre la piel de un RN a trmino y entre la de un RN pretrmino: la per-

    meabilidad de la piel es inversamente proporcional a la edad gestacional.2. La actividad sebcea es una caracterstica importante, que evoluciona con la edad y que despus del naci-

    miento hasta la pubertad est en fase de reposo, por lo que la piel del nio pequeo tambin tiene ten-dencia a la sequedad -potenciada ante estados patolgicos-.

    Estas dos caractersticas son dos factores fundamentales en la capacidad de respuesta de la piel para sopor-tar la presin sin perder el nivel de irrigacin sangunea y con ello su integridad.

    Lactante: desde un mes hasta los doce meses. La piel de los nios sigue manteniendo las caractersticas desequedad, falta de pelo y menor produccin de las glndulas sebceas. Adems, las proporciones de sucuerpo siguen siendo principalmente ceflicas.

    Nio pequeo: desde los doce meses hasta los seis aos. En este rango, el nio crece segn las proporcio-nes que va a adoptar en la etapa adulta, aunque el tamao de la cabeza sigue siendo proporcionalmentemayor que el resto del cuerpo.

    Nio mayor: de los seis a los diez aos. Las proporciones corporales ya son ms similares a las del adulto.Aunque la longitud y el peso son menores, tambin se encuentran repartidos en un menor volumen, por loque la densidad corporal alcanza unos valores similares a los del adulto.

    Pubertad-adolescencia: de los diez a los quince aos. En esta etapa el cuerpo del nio sufre un cambioimportante, tanto en tamao como en peso, adoptando la piel la fisiologa y aspecto que va a tener en la faseadulta: aparicin de pelo en diferentes zonas segn el gnero, aumento de la produccin sebcea (aumentala hidratacin) y aumento del grosor de la piel en consonancia con el aumento de la longitud del cuerpo.

    Es importante reconocer estas caractersticas segn la edad, porque son las que nos van a permitir repartir ladotacin de superficies especiales del manejo de la presin (SEMP) en cada uno de nuestros servicios.

    Debemos tener en cuenta, adems, que cuando el nio (en cualquiera de sus etapas) se encuentra enfermo,las caractersticas de la piel cambian, observndose una peor irrigacin en favor de los rganos diana. Teniendo encuenta que en ciertas patologas se hace necesario la utilizacin de; drogas vasoactivas (que cambian la perfusintisular); tcnicas teraputicas especiales (que potencian la inmovilidad; el aumento de presin en ciertas zonas, oincluso la friccin-deslizamiento si el nio no se encuentra sedado); sedacin y analgesia (que potencian la inmo-vilidad) y nutricin parenteral y enteral insuficiente para las necesidades de crecimiento del nio, es necesario dotara las UCIPs e UCINs de SEMPS adecuadas al riesgo de desarrollar una UPP.

    La poblacin peditrica ms afectada por las UPP es aquella que se encuentra en servicios de cuidados cr-ticos, aunque tambin existe una poblacin de riesgo, que se ha de tener en cuenta, gracias al aumento de la super-vivencia en los colectivos con problemas neurolgicos (espina bfida, lesionados medulares, parlisis cerebralinfantil) y que requieren SEMPs adecuadas a sus necesidades.

    Sabemos que la dotacin de SEMPS vara dependiendo de la cartera de servicios del hospital. Sin embargo,la invisibilidad de las UPP otorgada a pediatra, ha hecho que, incluso en hospitales con una gran dotacin deSEMPS para adultos, la poblacin peditrica de riesgo no disponga de los recursos ms adecuados. ste sera unode los grandes problemas existentes que se debera solucionar.

    Pero no slo encontramos este problema como patrn comn. A lo largo de los aos se han hecho mltiplesestudios sobre la adaptabilidad de las SEMPS en adultos, pero en pediatra se han usado estos estudios para fabri-

    VII SIMPOSIO NACIONAL SOBRE LCERAS POR PRESIN Y HERIDAS CRNICAS32

  • car SEMPS a escala ms pequea. Es decir, se ha obviado las caractersticas de los nios -en cada uno de los ran-gos de edad- y se han fabricado camas, colchones, sobrecolchones, dispositivos locales de alivio de la presin auna escala menor. De esta forma, encontramos colchones estticos ms pequeos, pero que no responden a lasverdaderas proporciones de los nios.

    Por otro lado, existen diferencias entre las presiones de adulto y las de los pacientes peditricos. La zona occi-pital es la que mayor presin soporta entre los neonatos, lactantes, nios pequeos y nios mayores, de la siguien-te forma (segn Solis y colegas):

    Neonato y lactante (0 a 2 aos): 41.7 4 mmHg. Nio pequeo (2 a 10 aos): 54.3 5 mmHg. Nio mayor (de 10 a 15 aos): 78 4.5 mmHg.Estos valores no nos dicen nada (nos faltan