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LA EMIGRACION VIZCAINA HACIA AMERICA. LOS INDIANOS DE BALMASEDA:

SIGLOS XVI-XIX

Julia Gómez Prieto Universidad de Derrsto

Introducción

Esta comunicación tiene su origen en los numerosos datos dispersos que, bajo la base común de su referencia al continente americano, fueron aportando las fuentes documentales utilizadas en mi tesis doctoral'. Estos datos, que parecían inconexos en su momento, fueron conformando, tras progresivas indagaciones, una posible y necesaria investigación sobre el feiiómerio emigratorio hacia América en la villa vizcaína de Bal- maseda.

Este trabajo es por tanto el anticipo de un estudio de mayor entidad, por lo que aborda sólo equemá- ticamente algunas de las líneas de investigación utilizadas, a fin de poder llegar a conocer la vida de estos emigrantes, las actividades que desarrollaron en suelo americano y, además, no sólo las causas que motivaron su éxodo, sino también las repercusiones que tanto siis donaciones como su regreso tuvieron en su villa natal y, quizás, en el propio Señorío de Vizcaya.

Fuentes documentales

Bases fundamentales de documentación han sido los cxceleiites fondos de los archivos de Balmaseda, tanto el del Ayuntamiento como el de la única Parroquia de San Sevcrino. En este último las referencias a parientes que vivían en suelo americaiio, citados en las diversaspartidas demográficas, han sido abundantes y suma- mente interesantes2. Principalmente las incluidas eii Actas de Defunción, por el heclio de citarse a los hijos supervivientes y la residencia, en su caso, en suelo americano.

Determinados balmasedanos en Indias redactaron testamentos, enviaron legados e hicieron funda- ciones piadosas ,de carácter social o espiritual, en favor de su villa natal. Sobre todos estos puntos la mejor documentación la han proporcionado los Archivos Notariales, entre los cuales el Histórico de Protocolos de Bizkaia- de reciente reorganización- cuenta con el fondo completo del antiguo Archivo de Protocolos de Balmaseda.

' GOMEZ PRIETO, Julia: Bnlrnnsedn en el Anfigiro Réximeri: S . X V I - X I X . Bilbao, 1990, ed. Diputacióii Foral de Eizkaia. Los contenidos de esta tesis se refieren al análisis demográfico, social y econóinico de esta villa vizcaína. Fue dirigida por el Dr. Don Manuel Basas Femández.

Se han listado todos los hips residentes en América cuyos padres fallecieron en Balmaseda. Mucho más abundantes en el siglo XIX, se incluye una muestra de ellos como Ap6ndice. Fuente: Archivo Parroquia1 de Balmaseda (A.P.E.), Libros de Finados, regs. no 4 a1 10.

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Los archivos privados de diversas familias de Balmaseda han servido de complemento esencial a los fondos documentales públicos, y por otra parte las referencias a datos del Archivo General de Indias y la amplia bibliografía americanista han suscitado interrogantes de máximo interés. Son abundantes las referencias relativas a actividades comerciales y, en general, de tipo mercantil ejercidas por los balmasedanos en ambas orillas del Atlántico, tanto en diferentes lugares de América, como en las ciudades portuarias de Andalucia. A través precisamente de esta vertiente andaluza, sc perfila la hipótesis de un triángulo comer- cial Balmaseda- Sevilla/Cádiz- América, que hace aún más tentadora la investigación iniciada.

Balrnaseda: villa comercial y ferrera

La villa de Balmaseda está situada en la comarca más occidental de Vizcaya: las Encartaciones, de la que se considera su capital. Su ubicación en el camino real que unía Bilbao con Burgos, y desde allí con toda Castilla, fue esencial para su devenir histórico, y sobre todo para su desarrollo económico.

A través de este camino, por la villa, cruzaban a diario reatas de mulateros portando lanas, grano y las más diversas vituallas, tanto para el abastecimiento del Señorio de Vizcaya, como para ser exportadas desde el puerto bilbaino. Se celebraban en Balmaseda dos mercados semanales, y Iiasta el año 1841 fue, junto con la de Orduña, una de las Aduanas de Puerto Seco del Señorío; sede asímismo de una importante Judería que desapareció hacia 1486. Pero, además del comercio, era también una villa ferrera con una floreciente industria del cobre y del hierro, cuya producción se exportaba a toda Europa, e incluso a América, en forma de diversos artículos que iban desde la clavazón hasta la caldereria3.

Esta industria, que se quedó obsoleta en el siglo XIX perdiendo el tren de la revolución industrial, desapareció paulatinamente. El comercio, por su parte, quedó herido de muerte con la pérdida del Camino Real, que hacia 1770 fue trasladado a la nueva vereda por la Peña de Orduña.

A estas evidentes catástrofes económicas no fueron tampoco ajenas las cinco etapas bélicas -con sus difíciles postguerras- que entre 1794 (Guerra de la Convención) y 1874 (Tercera Guerra Carlista) asolaron la villa. En Balmaseda el final del ciclo demográfico antiguo se sitúa en torno al año 1890; el económico llega con la crisis industrial en el periodo 1835-1850 y el social se inicia con las guerras contra Francia y la primera conflagración carlista, para consolidarse entre 1860-1875, con la inminente prolctarización finise- cular, que habría de ser ya un proceso irreversible. De su estructura social destacaban dos grupos de poder muy fuertes: las Autoridades y el Clero. El Tercer Estado era muy abundante y activo, con gran desarrollo artesanal. Su población sometida a crisis, epidemias, migraciones y guerras, tuvo la siguiente evolución cuantitativa:

Siglo Año Habs. - - -

XVII 1695 580 XVIII 1745 1.180

1796 1.690 XIX 1857 2.310

1877 2.420 1900 3.226

Fuente: Fogueraciones del siglo XVIII y Censos Oficiales del siglo XIX.

HEROS, Martín de los: Historio de Bnlmnsrrin, Bilbao 1926, Junta de Cultura de Vizcaya. Dos tomos. Ver tambiéii la Intro- ducción de la obra dcRODRIGUEZ HERRERO, A. Balrnnscdziil prr pf S.XV y In Aljnrna delosfudios. Bilbao, 1947. Juiita de Cultura de Vizcaya.

LOS INDIANOS DE BALMASEDA

En el largo periodo que va de comienzos del siglo XVI hasta finales del XIX, fueron múltiples los motivos que indujeron a los balmasedanos a emigrar de su tierra. Sin duda, son las crisis económicas ya señaladas la causa máxima de la emigración decimonónica de.de Balmaseda. Una mayoría de familias de recursos precarios deciden marchar a América en busca de mejores condiciones de vida. Con la partida de los habi- tantes más pobres se mitiga, en buena medida, la depauperación de la villa; si bien, entre ellos, marcharon también elementos jóvenes que son los más dinámicos y emprendedores.

En todo el País Vasco se da una emigración selectiva, sin una aparente necesidad económica peren- toria, pero como coiisecuencia directa de la estructura troncal de la familia vasca. La prosperidad del caserio familiar comporta la conservación de casa y apellido durante siglos, mediante el hecho de quetoda la he- rencia familiar recaiga en el primer varón.

Así, mientras el primogénito permanece en la casa familiar y las hermanas esperan a casarse, un indeterminado número de varones habían de buscarse su propia vida4, llegando algunos, sin embargo, a alcanzar lugares relevantes de la escala social. Sc encuentran así balmasedanos importantes en la milicia -caso del Almirante Urrutia- o llegan a detentar altos cargos en la Administración -como los Ortes de Velasco-; otros se establecen como mercaderes en Sevilla -D. Juan de Trucios- o cruzan el océano hacia América -D. Juan de la Piedra-, dando origen así al prototipo social del "indiano".

El señuelo de América debió de prender bien en el ánimo de los balmasedanos. Tras el desencanto de los primeros años en que el continente americano parecía no producir nada importante, la llegada de buenas noticias, acompañadas de metales cada vez más numerosos y abundantes, incitaron sin duda los deseos de la gente, que en Balmaseda comenzó a emigrar, y siguió haciéndolo en siglos posteriores, cada vez en mayor escala5.

El Comercio, y por ende la riqueza, podría definirse como una cuarta causa migratoria. En el siglo XVII los vizcaínos acapararon buena parte del monopolio comercial americano, estableciéndose en Sevilla y en Cádiz, y abriendo desde allí sucursales en América, casi siempre bajo el control de parientes cercanos, lo cual dio origen a comunidades de comerciantes con poder, sobre todo en los núcleos mineros más importantes de México y I'erú6.

La cuantificación de estas causas permite observar una dicotomía de la emigración balmasedana, por el hecho de que marchan no solamente vecinos con poca preparación , sino también gente instruida y de buena familia. Hay emigrantes con pocos recursos durante los cuatro siglos estudiados; algunos parten prácticamente con lo puesto, mientras que a otros les espera un empleo u ocupación al llegar a ,4mérica7. Si en los siglos XVI y XVII se van con la intención de llegar a ricos, los que emigran en el S.XIX suelen hacer fortuna muy rápidamente y regresan, convertidos en indianos, al cabo de algunas décadas.

~ u c h o s íueron segundones de buenas familias que tenían un hermano en la vida religiosa, generalmente con cargo de beneficiado en una parroquia, y a veces ésta era precisamente la de San Ceveriiio de Balmaseda.

LHANDE, P.: L'Ei~iigrnfiort Bnsyue. San Sebactián, 1984. pigs. 91 y SS.

A veces se emigraba ante la posibilidad decontinuar el negocio familiar de algún pariente que ya estaba establecido como comerciante en Amfrica. Archivo Histórico de Protocolos de Vizcaya (A.H.P.V.). Notaría de Don Manuel de Llano. Reg.nQ 1.610, febrero de 1854.

En Archivo General de Indias (A.G.L). Cntólogo dts Pnsnjrios n Ilidins. Vol.VII por C. GALBI, años 1586 y 1599. Entre estos pasajeros había varios balmascdanos que emigraban encalidad de criados de personas importantes. Otros en cambio aparecen coirio emigrantes por cuenta propia.

A los emigrantes mejor preparados culturalmente, sus estudios y/o cargos en España les permiten llegar a América para el desempeño de una labor militar o funcionaria1 específica. Esta seguridad de ingresos no impide que intenten también acumular fortuna, por lo que, a sus puestos, añaden con rapidez el ejercicio, directo o indirecto, del comercio.

Lugares de emigración

Soii tres los puntos que gozaban de las preferencias emigratorias dc los balmasedanos, siendo en orden decreciente: México, Cuba y Perú.

De México los lugares de máxima atracción fiirron sin duda los centros mineros de Cliihuahua, Guanajuato y Zacatecas, todos ellos con extracci6n y exportación de plata hasta priiicipios del S.XVIII.

De la isla de Cuba fue La Habana el gran centro polarizador de emigrantes, sustituyendo a México, tras lograr esta colonia su indepeiideiicia.

Y, en tercer lugar, fueroii los cenhos mineros de Potosí (en el Alto Perú), otro núclco de suficiente atractivo, conjuntamente con la ciudad de Lima.

Minoritariamente los balmasedanos estuvieroii también presentes en diversos núcleos de Sudamérica, como Venezuela (La Guayra y Caracas), Cliile, Colombia (Cartagena de Indias); así como de Ceiihoam6rica, en Guatemala y Panamá.

Cargos y oficios

En una aproximación a las actividades de los emigrantes balmasedanos en tierras americanas, estas pueden desglosarse en cinco grupos: Mercaderes de plata, Comcrciantcs eii general, Funcionarios civiles, Cargos militares, y Oficios varios.

El término "Mercader de plata" señala obviamente Iiacia los centros mineros americanos más importantes. La excelente bibliografía sobre "Minería y Sociedad Americana" aporta datos de los balma- sedanos apoyando la hipótesis relativa a su poderío en aquellas tierras. El siguiente cuadro así lo expresa:

Mercaderes d e plata"

Lugar Persona Cargo Ano

ZAPATECAS (México) JosE de Retes Capitán 1659-69

PANAMA

Juan de Urrutia Capitán

Juan de la Piedra Capitán

GUANAHUATO (México) Juan de Sabugal Capitán 1634

BAKEWELL, P.J.: Mineria y Sociedad eri el México Coloninl. Zncnfccfls 1546- 1700. México, 1976. BakeweU cita a estos dos capitanes, presumiblemente balmasedanos, como mercaderes de plata que comerciaban con los Corregidores de Zacatecas en pág. 294, nota 58; con base en datos del Archivo General de Iiidias.

LOS INDiANOS DE BALMASEDA 161

Elite económica y política9

CHIHUAHUA (México) Domingo de Basoco Capitán 1727 (Canta Eulalia) Comerciante y rcfinador

Socio de las Minas de San José de Oruelas y San Miguel. Tiendas de Mercadurías en San Francisco Cuéllar. Alcalde de Primer Voto en 1732.

Los vascos en general y entre ellos los vizcaínos tenían una gran influencia política en América, controlando desde cargos d e responsabilidad una gran parte de la estructura administrativa española'0. Eso sin olvidar los cargos de gobernadores en Chile (loaquin de Asúiisolo y Azuela,1805), en Cuba y en otros lugares, que fueron desempeñados por balmasedanos.

El regreso

Los emigrantes tratan siempre d e volver a su tierra originaria, pero no todos lo consiguen. Sin embargo, aunque este sueño de su vida no puedan hacerlo realidad, jamás pierden del todo los lazos de unión con su villa natal. Es éste un sentimiento recíproco, constatado, entre Balmaseda y sus hijos instalados e n ~mérica".

Con el regreso definitivo a su tierra, aparece la figura peculiar del Indiano, persona generalmente enriquecida y con ganas de utilizar su fortuna.

En pleno siglo XIX, estos capitales americanos hubieran supuesto una aportación vital a la economía balmasedana, si se hubieran invertido o destinado a proyectos y empresas que modernizasen las decrépitas estructuras industriales de la villa. Pero, estos emigrantes, que en América fueron dinámicos comerciantes, empresarios o avispados funcionarios, al regresar no lo son en absoluto. No invierten en hechos productivos, sino que casi todos levantan palacetes, arreglan iglesias y hacen regalos a su Virgen, como símbolo de riqueza ante sus convecinos. Con ello inmovilizaii capitales en bienes suntuarios.

El capital que han amasado les va a permitir vivir como hidalgos rurales con buenas rentas. Y como, además, han dado brillo a su apellido con oro americano, aceptan gustosos títulos nobiliarios, que ratifiquen del todo su status social.

No obstante, la idea del regreso puede adquirir, según fuentes documeiitales, otras coiiiiotaciones más sentimentales que la mera presencia física. Algunos emigrantes "regresaban" de forma encubierta por

HADLEY, Ph.: Minería y Sociedad en el Ce~tfro Minero de Snntn Eirlnlin: Chihi~nhua 1709- 1750. México, 1979; ver las págs. 36 a 46, sobre la estructura social de Santa Eulalia. 'O DOUGLASS, W.S. Y BILBAO, J.: hnrrikn~ruak: Vascos eii el Nirmo Mrr~ido. Bilbao, 1955, pág. 114. Citan, apoyados en Madariaga, cómo los vizcaínos, ricos y con altos cargos en Potosi (Alto Perít), suscitaron envidias que derivaron en rencillas con otros emigrantes. " Archivo Municipal de Balmaseda (A.M.B.). Reg.21, f.97 con fecha 19 de marzo de 1797, se decreta pedir dinero a Los balmasedanos residentes en América para efectuar reparaciones en la iglesia de San Severino. Los primeros en contestar fueron la Marquesa de Legarda, D. José Antonio de Areche y D. J. Jo& de Arnaiz que donaron importantes cantidades cada uno. En el afio 1852 se pidió de nuevo ayuda para instalar Fuentes Públicas en la Villa y en 1879 para urbanizar calles y plazas.

medio d e las donaciones a la Villa, las fundaciones y hasta con sus cargos y honorabilidad. Era u n recuerdo

en la distancia mantenido con la materialidad de sus legados.

Fueron muchos los balmasedanos que ocuparon altos cargos en la Milicia y la Administración

española, dando con ello lustre a su tierra. El Regimiento d e Balmaseda en reconocimieiito a s u prestigio

les concedió el título d e Alcaldes Honorarios de la villa'2.

En el periodo que comienza a mediados del S.XVII y termina con las independencias nacionales

del X I X , un total d e 25 balmasedanos recibieron este honor. Aunque, entre ellos, abundan cargos militares,

muchos fueron los civiles que alcanzaron la élite social y / o económica d e su s respectivos lugares de resi-

dencia, bien en América o en España.

Año Alcalde ad honorem - 1669 D. Diego Machón de Ahcdo 1670 D. Bartolomé del Sabugal 1671 D. Sebastián de Allende Salazar 1742 D. Gregorio del Portillo 1788 D. José de Urrutia 1792 D. Agustín García 1794 D. José de Zumalahe 1796 D. Felipe de los Heros Asúnsolo 1797 D. Nicolás Fdz. del Campo 1798 D. Manuel de los Heros Asúnsolo 1799 D. Nicolás de Antuíiano 18W Marqués de los Llanos 1801 D. Manuel del Viliar y Gorosabcl 1802 D. Nicolás Fdz. y Mallo 1803 D. Celestino Ortiz de la Riba 1804 D. José R. de Antuíiano y Terreros 1805 D. Joaquín de Asunsolo y Azuela 1806 D. Juan Elguezabal y Machín 1807 D. Francisco de Santiago y S. Pelayo 1815 D. Francisco de Retes y Heros 1816 D. Ramón de Basualdo y Villa 1817 D.F. Javier Telechea y Allona 1818 D. Murtín M- de los Heros 1819 D. Domingo Regoyos y Achócarro 1820 D. Andrés de Villa y Miranda

Fuente: Archivo Municipal de Balmaseda - Libros de Decretos

Cargo --

Brigadier Capitán de Artillería

Tte.Coronel del Ejército

Real Aduana

Gobernador

Cargo en la Corte Cargo en la Corte Coronel Caballería

Lugar

Puebla Perú

Indias Caracas Indias

La Guayra Madrid Cádiz Jalapa Indias

Madrid Vélez-Rubio

Puebla Cádiz Puebla Chile

Chihuahua Mtjico D.F.

Lima Madrid Madrid Madrid

México

Por último, otros balmasedanos ilustres tuvieron u n "regreso" honorífico por medio d e sus

aportaciones económicas a la villa natal, habiéndose cuantificado estas ayudas en dos direcciones concretas.

-Para la atención y ayuda espiritual d e los vecinos: Fundando Capellanias, Obras Pías y el nuevo

Conveiito d e Religiosas Clarisas.

-Faliando las necesidades materiales d e los pobres, mediante la creación del Pósito d e trigo, d e dotes

y otras ayudas.

Invierten también en misas y nombran capellanes (que a menudo son familiares en diversos grados),

para que recen por su s almas bienhechoras.

l2 El nombramiento se efectuaba en la primera sesión municipal del mes de enero, aunque no se hacía anualmente sino de forma esporádica. Ver A.M.B. Libros de Decretos y Libros dc Actas Municipales.

LOS INDIANOS DE BALMASEDA 163

Aportaciótz de los emigrantes a su villa natal

Fueron muy numerosas y de índole diversa estas aportaciones, que ayudaron al vecindario de Balmaseda en la instrucción, la beneficiencia y la mejora espiritual.

Para la Instrucción Pública. D. Juan de la Piedra Verástegui, comerciante en Panamá, había fundado mediante un mandado de su testamento, dictado en Indias- por el cual creaba también el Convento de santa Clara-, una Preceptoría de Gramática, para que los niños de Balmaseda recibieran educación e ins- trucción por medio de un preceptor, al que podría ayudar un repasante.

Los Patronos del Convento y el Cabildo Eclesiástico de la Villa debían encargarse de adjudicar la plaza de preceptor con un sueldo asignado también para el ayudante13. Pomposamente se le llamaría Cátedra de Latinidad, hacibndose cada vez más exigentes las oposiciones para acceder a ella. Aun siendo de fundación privada, esta preceptoría llegó a gozar de gran prestigio y arraigo en Balmaseda; por eso, cuando a finales del siglo XVIII, las monjas clarisas dejaron de mantener al preceptor por falta de fondos, el Ayuntamiento no dudó en sostener la preceptoría, asignándole una renta de 3.300 reales al año14.

Para la Beneficencia. Siendo Balmaseda una zona deficitaria en grano, que se haía de Castilla, tuvo sin embargo un Pósito de Trigo. No lo creó la municipalidad siiio que fue una fuiidación particular.

En 1571 murió en Potosí (Alto Perú) un balmasedano allí afincado, Juan de la Puente, dueño de una gran fortuna, legando 500 ducados de oro al Ayuntamiento para comprar higo, que tras almacenarlo se repartina a los pobres de la Villa en épocas de escasez y Iiambre~'~. La pésima gestión de sus mayor- domos terminó con él hacia 1620 y ningún intento para recrearlo tuvo fruto .

Fundación del Convento de Claricac. El testamento de D. Juan de la P i ~ d r a ' ~ tenía como destino priiicipal la fundación de un Convento de Religiosas de Santa Clara en zonas exhamuros de Balmaseda. A este fin, con el remanente de sus bienes, tras su fallecimiento en septiembre de 1644, se comenzó a cons- truir la iglesia del Monasterio y la fábrica conventua~'~.

Con 15 religiosas comenzó la vida en el nuevo reciiito; seis, procedían del Convento de San Martin de Don como fundadoras y ohas tres novicias eran parientes del fundador y dotadas con su capital. Además, D. Juan de la Piedra había constituido un fondo de Iiidotadas que permitía entrar en religión a las jóvenes de Balmaseda que, deseando procesar,no dispusieran de caudales para la dote1'.

l3 Archivo del Convento de Clarisas de Balmaseda (A.C.C.B.). Tc-stsfnmento de D. Juan de In Piedra. Año 1643.

l4 A.M.B. Libro de Decretos. Reg.52, f.194 v; de 20 de Junio de 1790. Eii 1851,200 vecinos presentaron un memorial pidiendo que no se sup"miese, por el beneficio de Instnicci6n que suponía para la Villa.

A.M.B. Libro de D~crefos., reg.13, f.17 v; de 20 de cepticiiibre de 1573, Decreto de creación. En A.M.B. Libro del Arcn de Misericordin. Reg.12, f.66, Orden de Gobierno del Pósito.

l6 Era Don Juan un cargador y mercader de plata, natural dc Balmaseda y vecino de Sevilla que, por encoiitrarce enfermo en 1643 en la ciudad de Panamá, test6 "esperando flota o galeón para volver a Espaiia".

'' A.C.C.B. Libro de Fundnción del Coriunto s.f. y Libro de Visiins y Ekccii>>ies fo1.5. DE 26 de octubre de 1666. Los bienes del legado consistían en pesos de plata doble, marcos labrados dc plata, joyas, cajoiics de añil y varias escrituras de tributos que poseía en la ciudad de Sevilla.

El Convento h e vendido a un particular en 1984 aunque por ser moiiuiiiciito histórico- artístico no scrá demolido. Ver GOMEZ I'RIETO, J.: "Vida y Economía del Monasterio de Santa Clara de Balipaceda: 1666-198V. Deusto- Bilbao. Est~dios de Geogrnfín e Historin 11, 1988, págs. 481494.

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Capellanías y Obras Pías. Los indianos fuero11 generosos en este tipo de fundaciones, en las que el capellán debía de ser a lgún pariente suyo, hasta el 4" grado, q u e rezase misas por el a lma del fundador.

A comienzos del S.XVI hubo dos Capellanias d e indianos: una, c n 1627, la de Vicente de Trucios

que f u e albacea de la fundación q u e hiciera su hermano Juan, vecino de Sevilla (colación de San Salvador)

con el dinero que le enviara su otro hermano, Antonio de Trucios, q u e residía en Zacatecas ( ~ 6 x i c o ) ' ~ .

La segunda Capellanía de renta indiana, fue creada en 1634 por Juan de Sabugal y la Puente, vecino y mer-

cader de plata de las minas de Canta Fe e n Guanajuato (México). Con los 7.000 pesos q u e destinó, fundó Capilla y asimismo una Obra Pía para dotar a doncellas o viudas jóvenes que desearan contraer matrimonio

siendo huerfanas y pobres20.

Bnlmnsedanos importanfes en América

Por sus aportacioiies:

Nonibre Fecha

documental Lugar de residencia Fundación

Juan de la Puente 1555 Fraiicisco m e s de Velasco 1600 Juan de Sabugal de la Puente 1611 Antonio de Trucios 1620 Juan de la Piedra 1643 José de ~a r razaba l~ ' 1751 Hilario de Taramona 1802

Areq~iipa (Perú) Pósito d e Trigo Cartagena d e Indias Trigo de Pobres

Minas de Guanajuato Indotadas Zacatecas (México) Capellania

Panamá Convento d e Clarisas Lima ( P ~ N ) Terno d e Plata Lima (Perú) Hospital Nuevo

m Por sus altos cargos:

Francisco de Sopando Mollinedo 1598 Secretario del Consejo de Indias Joaquín de los L ~ a m o s ~ ~ 1767 Comisario Inquisición en Guatemala Joaquín de Asunsolo y Azuela 1805 Gobernador de Chile Juan N. De la Quintana y ~ n t u ñ a n o ' ~ 1822 Gobernador de Cuba

l9 Procedían de una barra de plata quintada de 556 pesos y varios tornines de oro; su valor se invirtió en censos de renta regular y segura, cuyos intereses permitieron mantener la fundacióii. A.P.B. Libro de la Capella~iía de Trucios, s.f. año 1627.

20 A.P.B. Papeles vnrios 11, leg. 3, año 1634 y A.P.B. Libro de la Obra P h de Calixto, año 1680.

21 Archivo Real Chancillería de Valladolid (A.R.Ch.V.). Snln Vizcnyn. (Caja 3558). k g . 1570-1, año 1764. DonJosé de Larrazabal, natural de Balmaseda, era vecino de la ciudad de Lima en Nueva España. Remitió cantidades vanas de reales y alhajas de plata para ornato y culto en la iglesia de San Severino, donde había sido bautizado. Con parte de ello se hizo un temo de plata y tisú.

22 A.C.C.B. "En 1767 entra como monja Mariana de Villarprego y los Llanios, de 30 años, con uiia dote de 1.000 pesos de a 20 rs., dados por su tío Don Joaquín de los Llamos, balmasedano, beneficiado en la ciudad de Guatemala donde era Comisario del Santo Oficio de la Inquisicióii".

'%on Juan Neponiuceno de la Quintana había nacido en Aiitcquera de Oaxaca (México) pero se casó con una balmasedana, Nicolasa de Anluñano, siendo ambos oficialmente vecinos dc la Villa. Su hijo, Jose MWe la Quintana, Coronel del Ejército en Logroño, también nació en Balmaseda.

LOC INDIANOS DE BALMASEDA

El eje Sevilla-Cddiz

La villa de Balmaseda, al igual que el Señorío de Vizcaya, realizaba gran parte de su intercambio comercial con América a través del eje Sevilla-Cádiz. Con el monopolio del comercio americano concedido a Cádiz en 1495, los vizcaínos asentaron sus casas comerciales en la ciudad y se prepararon para los mercados del Nuevo Mundoz4.

Como ejemplo más significativo está el de los hermanos Tmcíos, repartidos entre Zacatecas (Antonio), Sevilla (Juan) y Balmaseda (Vicente).

Fuentes documentales del S.XVII1 citan los siguientes balmasedaiios inscritos en el CoiisuladoZ5.

Naturales d e Balmaseda matriculados en el Consulado d e Cádiz

NQReg. Nombre Año mat.

Dionisio d e Asunsolo y la Azuela Pedro de Asunsolo y la Azuela Nicolás Manuel Fernández del Campo Jose Antonio d e los Heros Juan Bautista de los Hcros Juan Antonio de Llano y la Azucla Francisco Marure Diego d e la Mella y Mamre Jose Antonio de Villar

Según la misma fuente documental, en años anteriores estaban matriculados los siguientes balma- sedanos, en dicho Consulado de Cádiz:

Andrés de la Azuela en el aíio Juan de Urrutia en el año José de Urrutia en el año

En el siglo XIX este eje se extiende hasta Jercz donde al menos tres balmasedanos, Fraiicisco de Orrantía, Joaquín de Menoyo y Mariano de Lámbarri, comerciaban tanto en liierros como en vinosZ6.

En Sevilla radicaba -en la primera mitad del siglo XVII- una importante colonia de vascos dedicados al comercio con Indias, bien directamente o bien sirviendo como agentes de casas comerciales de las Vas- congadas. Estos vascos de Sevilla ejercieron un fuerte control del Consulado de Cargadores mediante cargos directivos al tiempo que formaban también parte de los Cabildos -tanto civil como eclesiástico- de la ciudad

24 LOS intereses marítimos vascos estaban bien asentados desde la época de Fernando DI, tanto para las mtas mediterráneas como para las africanas. Y Cádiz, ya a comienzos del siglo XV, era sede de una liga de navegantes llamada Colegio de Pilotos Vizcaínos. Ver DOUGLASS, W.S. y EILBAO, J. Op. cit. pág. 100 y notas 22 y 23. Ver tambiénel interesante artículo de CORTES ALONSO, V. "Una memoria de Los Mercaderes de Cádiz del siglo XVIIr, Kmistn de Archivos, Bibliotecns y Museos, tomo LXX, 1-2. año 1962, pág. 39. Voz Vizcaya.

RUIZ RIVERA, Julián B.: El Consulndo de Cádiz. Mafríciiln de Co>ncrcin>itec: 1730-1823. Cádiz 1988, pág. 133 y s.s.

26 Documentos de Archivo Privado. Fondos de la Correspondencia fan~iliar de los Antuñano de Balrnaseda. Cartas de vanas fechas del siglo XIX.

166 JULIA Gómz PRIETO

h i ~ ~ a l e n s e ~ ~ . Quizás los dos comerciantes más importantes hayan sido don Juan de Urmtia, que murió en 1560, dejando a la parroquia de San Severino la cantidad de 30.000 maravedíes sobre sus casas y residencia en la calle Paquería de %villa2'; y don Gabriel de la Bárcena, que tenía instituidas varias capellanías en la ciudad hispaiense y fundó, en 1619, oh'a en San Severino de Balmaseda, contra sus casas principales en la colación de San Pedro de Sevilla, calle del Monasterio de Santa ~ n é s ~ ~ .

Conclusión

Es obvio que la emigración de balmasedanos a tierras americanas fue importante, y en constante incremento entre los siglos XVI y XIX, aunque de signo migratorio y tipologia social diversos, como consecuencia de los avatares históricos y socio-económicos de la villa en cada momento.

Cuál era el poder auténtico de estos indianos, tanto eii sus actividades americanas como en su trastienda comercial de Sevilla y Cádiz, es el segundo punto esencial que plantea esta investigación; no menos importante ni sugestivo que el propio fenómeno migratorio. Sobre ambos apartados, sc ceiiti-ará toda la investigación futura.

APENDICE: BALMASEDANOS RESIDENTES EN AMERICA

Año 1723 1760 1776 1808 1818 1821 1832

Nombre Gaspar de Terreros y Francisca dc Antuñano José de Larrazabal, natural de la Villa José de Lanzagorta Manuel de los Heros y Asúnsolo (Lima) Julián Joaquín de Kiva y del Corte Juan de Yandiola y Olabarrida M-oncha d e Tordesillas, natural del Reino de Lima en la Nueva España, casada con Manu Fclipc d e Antuñano Doña Josefa de las Bárcenas, natural d e Lima, de 41 años, Vda. de Pedro de Llano Bernardo Femández Gauna (La Habana) Micaela Ruiz de Bustamantc, natural d e Chihuahua, muerta en 1855 José Fcrnández Yarte Francisco de la Tejera y Jangui La Habana Castor del Acebal Karritu Martín Mazón Pfrcz Pablo Sarriegui e Ibarra Claodio Rufrancos Duo Castor Acebal Iñarritu Miguel Tellechea Machín Celedonio e Ignacio Iglesias y Arteaga Mariano Orrieta barra Pablo Ibarra Ibarra

Fuente: Archivo Parroquia1 de Balmawda. Libros de FINADOS.

Lugar Indias Lima

Méjico

Rio d c la Plata Durango (Méjico)

Lima

Lima

Chihuahua La Habana

Méjico Buenos Aires

Méjico Buenos Aires La Habana La Habana La Habana La Habana

Méjico

27 GARCIA FUENTES, L.: El Comercio Español con A~nérica. 1650-1700. Sevilla. 1980. pág. 86. Es sabido que una buena parte de la burguesía comercial andaluza es de origen vasco.

28 ES muy interesante su Información de Nobleza y Vizcaína en Archivo del Corregimiento de Vizcaya (A.C.B.). Leg. 844, n" 11, aíio 1618. Aunquc natural de Balmaseda, D. Juan de Umtia, residía habitualmente en Sevilla.

29 A.P.B. Popeles Varios II. Leg.10, año 1619.