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HACER DE LA VIDA UN HIMNO, SEMBLANZA BIOGRFICA E ITINERARIO ESPIRITUAL DE MADRE MARA INS TERESA
(JUAN ESQUERDA BIFET)
NDICE
Segunda edicin de Hacer de la vid un himno 5
Presentacin. . . . . . . . . . . . . 7
Gratitud . . . . . . . . . . . . . . . 11
Introduccin . . . . . . . . . . . . . 13
Itinerario biogrfico . . . . . . . . . . 19
I. Infiancia y juventud (1904-1929) . . . . . . 21
II. Vida oculta de clarisa contemplativa (1929-1945) . 29
1. Postulante y novicia: los primeros pasos . . 29
2. Pasos definitivos . . . . . . . . . . 31
3. Noche oscura . . . . . . . . . . . 38
III. Vida misionera (1945-1981) . . . . . . . . 45
1. Maduracin del carisma misionero . . . . 45
2. Aos decisivos . . . . . . . . . . . 50
3. Accin misionera directa . . . . . . . 54
4. Trazos de un carisma misionero especfico . 57
IV. Conclusin. Resumen y anticipo de su semblanza . 67
. . . . . 73
La voz de la madre: seleccin de textos . . . 73
Itinerario espiritual . . . . . . . . . . . 107
1. Respuesta generosa a la llamada de Dios: infancia
y juventud antes de ingresar en el convento 107
2. Vida contemplativa y sacrificial al estilo de
santa Teresa de Lisieux: en la vida claustral durante
16 aos . . . . . . . . . . . . 112
3. Actitud permanente de reaccionar amando
en las dificultades, fiel a la voluntad de Dios
manifestada por medio de los superiores: preparativos
e inicio de la fundacin misionera . 117
4. Contemplativa en la misin: entregada evanglicamente
a la obra misionera garantizada
por la Iglesia . . . . . . . . . . . . 123
5. Vida de intimidad con Mara, la Madre de
Dios: impulso constante en cada una de las etapas
del itinerario espiritual de la Sierva de Dios 129
Cronologa . . . . . . . . . . . . . . 137__
SEGUNDA EDICIN DE HACER DE LA VIDA UN HIMNO
La beatificacin de la Madre Mara Ins Teresa del Santsimo
Sacramento es una ocasin muy propicia para compartir
con muchas personas su rica espiritualidad, por ello nos hemos
empeado en hacer una segunda edicin de Hacer de la vida
un himno. Perfil biogrfico de la Madre Mara Ins, ahora
enriquecido con un Itinerario espiritual que el mismo autor:
Monseor Juan Esquerda Bifet, ha realizado para la Positio
del proceso de beatificacin.
Nuestro ms profundo agradecimiento al Padre Esquerda
por estas luces que tanto nos ayudan a entender y tratar de
imitar a la Madre Ins en su gran amor hacia Dios, en su pasin
por Jesucristo que ha transformado su vida en un himno
de amor y gratitud para que todos conozcan y amen al Seor y
a su Madre Santsima, la Virgen de Guadalupe.
Que la meditacin y profundizacin de este libro, reflejo de
una espiritualidad misionera vivida en la Iglesia de hoy, ayuden
al lector a descubrir los prodigios de la gracia de Dios en
un alma que se deja guiar por el Espritu Santo, de la mano de
Mara Santsima, por el camino evanglico de la sencillez, la
confianza y la alegra.
Roma, 21 april 2012, da de la beatificacin
Julia Meijueiro Morosini, Superiora general
7
PRESENTACIN
No es cosa difcil para m colocarme en la longitud de onda
del Padre Juan Esquerda Bifet al referirme a su Semblanza
biogrfica de Madre Mara Ins-Teresa Arias, pues l mismo
declara haber emprendido su primorosa tarea partiendo del
conocimiento personal de la Madre. En efecto a m tambin
me cupo la misma suerte, es decir la de captar de lo vivo la
transparencia evanglica de su alma y de secundar, por ms
modestamente que fuese, aquel cntico de gozo que se desprenda
de cada uno de sus gestos y cada una de sus palabras y que
reluca en el brillo sin ocaso de su dulcsima sonrisa. Los destellos
de esta luminosa alegra interior llegaba a percibirse hasta
en su ausencia como bien lo sabe sus Has y los huspedes de
sus casas. Era una aleluya perenne, que tena su manantial en
la esperanza que no engaa (Rom 5, 5).
No me hallaba yo sin saber que su vida y su misin estaban
por la cruz y no poda ser de otra manera para un alma que haba
dicho a Jess: Maestro, te seguir a donde quiera que fueres
(Mt 8, 19). De alguna de sus mayores penas ella misma
me haba enterado y eran los mismos sufrimientos de la Iglesia
que Madre Ins-Teresa amaba entraablemente, identificada
como se senta no solamente con su misterio, sino tambin con
su terrena realidad existencial. Era tambin ste un motivo
para sentirse, como el Apstol, rebosante de gozo en medio de
todas sus tribulaciones (2 Cor 7, 4).
8
He aqu pues sus secretos y su carisma. He aqu cmo pudo
hacer un himno de alabanza y de jbilo, de accin de gracias
es decir, eucarstico de una vida entera e intensa contemplacin,
de adoracin, de entrega, de servicio y de sacrificio.
Himno espontneo y sencillo en el seno de la ejemplar familia
en que naciera, generoso y puro en la exuberancia de su juventud,
apacible y profundo en la intimidad de las Clarisas del
Ave Mara, majestuoso y coral en la grande familia espiritual
engendrada en sus entraas de madre, a la que supo imprimir
el sello de una familia autntica. Tal vez no conociese la Madre
uno de los postreros pensamientos de Pascal, tan caro del Papa
Pablo VI: Felicidad, alegra, gozo, llantos de gozo!. Pero fue
ste el sentimiento que transform en un canto ininterrumpido
su incansable afn de misionera, su pasin por la Iglesia,
hecha de obras concretas y duraderas, de heroicos sacrificios y
no pocas veces de agudo silencioso dolor, su amor sin tasa ni
medida al Esposo Divino, su tierna piedad hacia la Santsima
Virgen, mexicanamente centrada en la querida Morenita de
Guadalupe. Y todo esto sin alarde ni afectacin, llana y sencillamente,
con modestia y sinceridad, obedeciendo como por
instinto y talante natural a la advertencia del Seor a sus discpulos:
Despus que hubireis hecho todas las cosas que se os
ha mandado, habis de decir: somos siervos intiles; no hemos
hecho ms de lo que debamos hacer (Lc 17, 10).
Debo decir que en las breves pginas de esta Semblanza el
autor ha hecho vibrar todas las cuerdas de La Lira de Corazn
de la Madre Ins-Teresa, arrancando del bien templado
instrumento armonas maravillosas. Pero quiero aadir que
su tarea no le debe haber sido tan difcil por cuanto toda la partitura
del himno de su vida fue escrita personalmente por la
Madre. Lejos de quitar mrito a la diligente e inteligente labor
del Padre Esquerda, esta circunstancia hace subir de punto su
valor. De tal manera que el autor se podra comparar a un hbil maestro orquestador, que con su feliz interpretacin revela
a cualquiera que tenga buena disposicin y preste atencin al
concierto aquella riqueza de melodas, ritmos y acordes que
para las herederas espirituales de la Fundadora nunca fueron
un secreto.
Pido al Seor que el eco vivo de este canto a lo divino acompae
a la Congregacin de Misioneras Clarisas del Santsimo
Sacramento en su itinerario de santificacin, de apostolado y
de caridad y que lo puedan irradiar a todos los ambientes de
su accin eclesial con la misma simpata y la misma fuerza
de persuasin con las que lo hizo su venerada y amadsima
Madre.
Roma, 21 de octubre de 1984.
+ Cardenal SEBASTIN BAGGIO
11
GRATITUD
La lectura de Hacer de la vida un Himno sobre la fi gura
de Madre Mara Ins-Teresa Arias, nuestra amada fundadora,
llena mi alma de gratitud hacia el autor, Monseor Juan Esquerda
Bifet, que tan exquisitamente ha sabido adentrarse en
esta alma, como la de l misionera.
Hacer de la vida un Himno nos permitir a la familia
Inesiana: Vanclaristas, Misioneros de Cristo para la Iglesia
Universal y Misioneras Clarisas del Santsimo Sacramento,
descubrir nuevas facetas en la rica, sencilla y a la vez profunda
espiritualidad de nuestra Fundadora, como es posible descubrirlas
en un precioso diamante debidamente trabajado.
A su Eminencia Reverendsima, el Seor Cardenal Sebastin
Baggio, quiero expresarle mi devota y cordial gratitud, no
solo por el precioso tiempo que dedic a la memoria de nuestra
amada Madre, sino ms bien, y sobre todo por el afecto y comprensin
paternales que demostr siempre a nuestra Fundadora
y que quedan corroborados en la exquisitez de conceptos
con que presenta esta obra. Gracias Eminentsimo Seor. Dios
pague su bondad que solo puede comprenderse conociendo el
insuperable amor y fidelidad a la Iglesia y a la Ctedra de San
Pedro, a quienes su Eminencia ha dedicado su vida entera.
Quiera Dios acoger su ferviente plegaria, que hago ma con
todo el corazn, de que el eco vivo de este canto a lo divino,
nos acompae en nuestro itinerario de santificacin, de
apostolado y de caridad y que lo podamos irradiar en todos los
ambientes de nuestra accin eclesial con la misma simpata
12
y la misma fuerza de persuasin con las que lo hizo nuestra
venerada y amadsima Madre (cfr. Presentacin).
La segunda parte de este librito, est formada por prrafos
de algunos escritos privados y de las primeras cartas que
nuestra Fundadora escribi, solicitando de las autoridades
eclesisticas, el permiso para la fundacin de nuestra Congregacin.
Hemos querido darles el nombre de Destellos de un itinerario
Misionero porque lo hemos comparado a esas primeras
chispas que salen al exterior del fuego misionero que como
volcn en erupcin, incendi siempre el corazn de nuestra
Fundadora.
Que el ejemplo de su entrega amorosa y confianza a la voluntad
del Padre, en alegra, sencillez y silencioso herosmo,
nos hagan sentir el disgusto de una vida mediocre y nos impulse
a vivir nuestra consagracin en plenitud.
Roma, 16 de noviembre de 1984.
+ Mara Teresa Botello, Misionera Clarisa
Superiora General
13
INTRODUCCIN
(J. Esquerda Bifet)
A la Madre Mara Ins Teresa Arias la conoc por primera
vez en 1974, cuando la Sagrada Congregacin para
la Evangelizacin de los Pueblos instituy en Roma el
Centro Internacional de Animacin Misionera. Como
primer director de este Centro, envi una nota de saludo
y ofrecimiento a todas las instituciones misioneras ubicadas
en Roma. La primera respuesta que recib fue la
de Madre Ins.
Desde entonces hasta 1981, ao de su partida a la casa
del Padre, las relaciones fueron siempre muy sencillas
y muy espordicas, si se quieren medir con baremos
humanos: retiros, ejercicios, alguna consulta espiritual,
alguna conversacin familiar en la casa generalicia junto
con las otras hermanas y poco ms. No faltaba nunca la
felicitacin navidea y alguna nota de agradecimiento
por los libros recibidos.
A la Madre la conoc tambin por medio de su obra
misionera ya implantada en Japn, Indonesia, Sierra
Leona, Nigeria, California, adems de Roma y Cuernavaca.
Respecto a otros pases (Espaa, Costa Roca, Irlanda),
solo ha sido por medio de las misioneras venidas a
Roma para encuentros y retiros. A travs de sus has, me
fui reafirmando en los trazos ms salientes del espritu
de la Madre.
Durante su ltima enfermedad, dos o tres veces pude
conectar con ella por telfono, para pedirle y ofrecerle
14
oraciones, que ella agradeca siempre con extrema sencillez
y alegra.
Siete aos no son muchos para conocer a una persona.
Pero Madre Ins era sencilla y transparente. Bastaba un
solo encuentro, en que se hablara de Dios o de evangelizar,
para recibir inmediatamente la sintona de un corazn
misionero que no saba otra cosa que amar y hacer
amar al Seor. Desde esta profundidad y sencillez, sin
complejos ni cumplimientos, ella dejaba entrever todo lo
que era, es decir, todo lo que haba recibido de Dios. No
se necesitaban muchas palabras ni muchos encuentros.
A m me qued siempre la impresin de que era un
alma que viva instalada en el corazn de Dios misericordioso,
y que, desde all, miraba a todas las personas
y a todas las cosas y acontecimientos, con respeto, gratitud,
admiracin y sin quedarse nunca en la superficie.
De ah su serenidad, su sencillez de trato, su paz y alegra
comunitaria. Pero eso s, con exigencias de que todo
y todos se abrieran a una caridad sin fronteras. As se
explica su entusiasmo por todas las obras misioneras de
la Iglesia.
Despus de la muerte de la Madre (1981), sus h as me
pidieron una tanda de Ejercicios especiales para preparar
el Captulo general que debera salvar la continuidad
del carisma (1982). Fue entonces cuando pude disponer,
por primera vez, de algunos documentos escritos por la
Madre o tambin sobre ella.
Estos documentos no son muchos. En realidad, yo no
hice ms que ir afirmndome en todos los detalles que
haba intuido. Un alma sencilla se hace transparente en
cualquiera de sus escritos. Madre Ins queda reflejada
por completo en La Lira del Corazn. Los dems escritos
ratifi can, aplican, detallan, adaptan Pero ah est todo.
15
Sobre las personas que han llevado una vida santa
o ejemplar, se escriben semblanzas, biografas, sntesis
doctrinales, etc. Hay que recoger todos los datos, como
es lgico. Pero no creo que sera muy difcil tratndose
de una vida tan sencilla como la Madre Ins. Se necesita
cierto tiempo, es verdad. Sugerira que la recopilacin
de cartas personales fuera acompaada de los detalles
sencillos que cada uno recuerda, especialmente durante
la construccin del convento de Cuernavaca, los coloquios
personales y las visitas a las nuevas fundaciones
en tierra de misin.
Para poner un caso, del que fui testigo presencial.
Cuando se inaugur el Colegio Mater Ecclesiae de
Castelgandolfo (1978), confiado a la direccin de las Misioneras
Clarisas, ella estaba entre los asistentes como una
de tantas personas, alegre, sencilla, olvidada de s misma,
viviendo con naturalidad el horizonte misionero de la
Iglesia, como si no se tratara de una obra confiada a su
Congregacin, sin hacerse sentir como necesaria. Yo mismo,
que habl con ella varias veces durante aquella jornada,
no me di cuenta de ello, sino al reflexionar despus de
terminar las ceremonias de inauguracin. Detalles como
ste los habr a millares, casi siempre en el escenario ntimo
de los conventos y de las obras apostlicas.
Me han pedido que escriba algo as como una semblanza,
un itinerario espiritual, unas reflexiones valorativas.
No dispongo de todos los datos. Tampoco estoy
habituado a escribir biografas . Pero tratndose de
Madre Mara Ins Teresa, lo har a su mismo aire: el de
la sencillez. Sus has y sus discpulos juzgarn si estas
mis notas pueden servir de punto de partida o simplemente
de esbozo provisional.
16
No pretendo escribir una gran obra, ni menos mitificar. La Madre Ins no necesita eso. Mis reflexiones las empec en 1982 (Ejercicios antes del Captulo general),
pero recordando mis impresiones desde 1974. He ido
escribiendo, a mano, en las largas horas de mis viajes
misioneros durante los aos 1982-1983. Por esto mis reflexiones son muy breves y sintticas, como fruto de largas
meditaciones sobre el mensaje de Madre Ins. Quien
sabe de largos viajes misioneros, entender mejor lo que
quiero decir. El Seor me ha hecho la gracia de orientar,
durante este tiempo, mis trabajos y sudores misioneros
con estas luces que transparentan de los escritos de la
Madre. La oratoria sobra. La Madre tampoco tena tiempo
para ella.
17
DOCUMENTOS EN QUE BASO MIS REFLEXIONES:
Algunas notas ntimas de conciencia en su toma de
hbito: 8 de diciembre 1929.
Libro de crnicas del monasterio del Ave Mara :
aos 1929-1945.
Memorias escritas por la Madre Abadesa (Mara de
la Inmaculada Ochoa): abarcan desde 1927 a 1944.
Notas ntimas de la Madre Ins sobre sus Ejercicios
Espirituales de 1944.
Homenaje de fi lial amor a la Virgen de Guadalupe:
12 de agosto 1945 (notas que se encontraron entre sus
papeles despus de su muerte).
Circulares.
Testamento espiritual: Roma, 27 de diciembre 1980.
La Lira del Corazn: escrito cuando era Maestra de
Novicias en clausura, Mxico, entre los aos 1943-1945;
impreso (pro manuscrito) en 1964 (reservado para sus
religiosas por entonces).
Otras notas o escritos privados.
19
ITINERARIO BIOGRFICO
Necesitamos encuadrar los datos
biogrficos en un contexto histrico
evolutivo, para poder valorar el itinerario
espiritual de Madre Ins. El
proceso de santificacin es proceso de
maduracin lenta bajo la accin de la
gracia. Para ver mejor este proceso,
distingo tres momentos principales
en la vida de la madre: Infancia y juventud
(1904-1929), vida oculta de
clarisa contemplativa (1929-1945),
vida misionera (1945-1981). Mi resumen
no es slo cronolgico, sino
principalmente valorativo y evolutivo.
Aprovechar al mximo su propio
testimonio.
21
I
INFIANCIA Y JUVENTUD
(1904-1929)
Nace en Ixtln del Ro, Nayarit (Mxico), el 7 de
julio de 1904. Sus padres eran originarios de Guadalajara,
Jalisco, y se encontraban en Ixtln temporalmente:
Eustaquio Arias (abogado) y Mara Espinoza
de Arias. A la nia, bautizada dos das despus, le pusieron
el nombre de Manuelita de Jess. Era la quinta
entre ocho hos.
Su infancia la pas en Guadalajara y en esta misma
cuidad hace sus primeros estudios, en el colegio de
las Siervas de Jess Sacramentado. Sus estudios Superiores
los hace en Tepic Nayarit, y es aqu y en Mazatln,
Sinaloa, que pasa parte de su juventud.
De sus notas ntimas o notas de conciencia, escritas
en 1929 y entregadas a la Madre Abadesa, antes de
su toma hbito (8 de diciembre), entresacamos algunos
detalles llenos de autenticidad y transparencia. Me
parece ver en ellos un resumen anticipado de su vida.
Tienen la caracterstica de la humildad: expone a la
Madre Abadesa las gracias recibidas antes de entrar
al convento, mientras que, segn ella, ahora, antes de
la toma de hbito, se encuentra pobre y casi con las
manos vacas.
Hasta sus 20 aos, su vida haba sido semejante a
la de cualquier joven buena de su poca, en un hogar
cristiano, con una nostalgia de algo ms: iba a fi estas
familiares, paseos y otras diversiones inocentes; me
gustaba lucir y ser atendida. Sin embargo, esto no me
22
llenaba. Mi corazn ya presenta la nada y la vanidad
de todo lo del mundo; siempre sala hastiada .
El ao 1924 marca un hito definitivo. Tena 20
aos. En mayo de 1924 salimos de Tepic a Colima;
senta en mi alma que algo me esperaba all, si bien
dada mi ligereza no pensaba en las cosas divinas,
pero estaba plenamente convencida que se operara
en mi alma algo que no acertaba a comprender. En la
ciudad de las Palmas segu mi misma vida; tampoco
faltaron los pretendientes, e igual que los anteriores,
no lograron conmoverme .
Entonces comienza el tiempo de la gracia . Un
ataque de apendicitis (del que se empea en no operarse),
lectura de la vida de Santa Teresita, Congreso
Eucarstico (octubre): por fi n son el momento
designado por la infinita Misericordia para transformarme
y no lo pude resistir. Me ser imposible decirle
lo que entonces pas por mi alma. Cun arrepentida
estaba! Dios, el amor me atraa con fuerza irresistible.
Solo quera amar y darme toda a Dios. Hice confesin
general con gran dolor de mis pecados y resolv
que me operaran para ofrecerle mis sufrimientos a
Dios .
Aos ms tarde, en unas notas del 12 de agosto de
1945, recordara ella misma este momento de gracia:
Quien esto escribe, recibi las primeras grandes gracias
de Dios Nuestro Seor en los das de la celebracin
del Congreso Eucarstico Nacional, celebrado
en Mxico, en aquel inolvidable octubre de 1924. Su
vida desde entonces fue eucarstica; Jess Eucarista,
al pasar cerca de ella, dej caer sobre su alma una de
esas sus inefables miradas que tienen el poder de conmover,
de transformar, dejndola toda infl amada en
23
su amor, con ansias inmensas de pertenecerle a l por
entero, dando de mano a todas las vanidades, para
que slo tuviese cabida en su corazn el Amor divino
y las almas (Homenaje filial).
Esta nota eucarstica de su conversin, que es la
primera y esencial, se hace tambin nota mariana.
Ambas notas sern fundamentales para comprender
su lnea misionera: Y despus, en los das 8 al 12 de
diciembre del mismo ao inolvidable, las gracias de
la Madre de Dios, sus caricias y ternuras llovieron a
profusin sobre su pobre corazn, que se senta incapaz
de poder resistir a tanta dicha. Lo que pas por
su alma, sobre todo el da 12, slo la dulce Madre, la
tierna Morenita lo podra decir, pues son cosas que
no se pueden explicar con lenguaje humano, y a las
que slo responda toda anegada en llanto de contricin
y de inefable placer: Madre, no merezco que me
llames h a, pero recbeme al menos por una de tus esclavas
dejando que la amable Madre le diese aquel
dulce beso que un da diera su Padre al Ho Prdigo,
y escuchando de sus maternales labios aquel: Ha
ma, a quien amo tiernamente como a pequeita y delicada
que deshaca su corazn y lo enamoraba de
Mara hasta el delirio (Homenaje filial).
El fruto comenz a notarse rpidamente. La Madre
Ins prosigue en sus notas ntimas antes de la
toma hbito: Todo mi anhelo era la Eucarista, cmo
se estrechaba mi corazn con el de Jess al recibirlo!
cun infinita es su Misericordia con los pecadores!
Estaba verdaderamente endiosada, nada me turbaba,
las ansias de manifestar a Dios mi amor me consuman.
Siguieron todava los das de gracias, desde el
primero al 12 de diciembre. Regresamos a Colima y
24
ya mis amigas no me conocan. Todas decan que me
haba convertido con la operacin. Yo las dejaba que
creyeran lo que quisieran .
Su vida comenzaba a ser un encuentro esponsal
con Cristo. Su cristianismo pasaba a ser relacin
personal con el Seor: Verdaderamente Jess era
mi Maestro no perda un momento su presencia, y
platicando con l me pasaba todo el da, y el arrepentimiento
de mis pecados sin cuento vena a unirme
ms a l. Lo vea tan dulce, tan amante, que no poda
menos de arrojarme en su Corazn. Todas estas dulzuras,
todas estas sensaciones y consuelos, todos mis
ardientes deseos de amor hasta morir, no salan de mi
alma, no los poda manifestar .
Y, como siempre, su cristocentrismo se manifiesta
eminentemente mariano. En Mara fue descubriendo
cada vez ms la Madrecita del Cielo : No era ya
mi casa donde viva, sino la casita de Nazaret; en mi
mam vea e la Santsima Virgen, en mi pap a Nuestro
Seor, y en mis hermanos al Nio Jess. Todo lo
que me mandaban lo oa como salido de los labios
divinos. Con qu grande gusto haca todo! Y cuando
haca algo que nadie me lo hubiera mandado, para
darle el mrito de la obediencia deca, hincada a los
pies de la Virgencita y con mis ojos en sus ojos, s,
Madrecita ma, voy a hacer esto que quieres. No
daba un paso, una puntada, trabajo u ocupacin cualquiera
sin que los ofreciera a Jess y Mara; viva en el
cielo o en Nazaret .
La vida externa de paseos y diversiones, fue
cambiando paulatinamente. Tentaciones y luchas no
faltaron. tena qu domar mi carcter y me haba
propuesto no cejar aunque fueran innumerables los
25
sacrificios; haba das que durante todo el (tiempo)
haba luchado tanto, que para la noche acababa rendida,
senta el cuerpo cansado pero no el alma, sino sta
inundada de paz. No escaseaban tampoco las tentaciones
del diablo. Ya de esto algo le he dicho. Semanas
enteras me pasaba en continua batalla con l. Y
lo senta, en verdad, cuando se acercaba. Me pareca
que Jess me deca: estte prevenida, que se acerca
el enemigo. Entonces me esconda en los brazos de
Mara y Ella luchaba por m .
En esta sencilla devocin mariana, vivida da a
da, fue aprendiendo a abrir su corazn a los intereses
de Dios por la salvacin de todos: despus de estas
batallas me senta aniquilada, pero llena de gozo.
Todo lo ofreca por los sacerdotes, por Mxico, por los
pecadores, por todo lo que deseaba conseguir, y cosa
por cosita se la iba entregando a Ella .
En abril de 1926 va a Mxico en busca de una solucin
para sus deseos de consagrarse a Dios. Pero no
encontr a nadie que le orientara. Volvi a Mazatln
con el corazn despedazado . Cada sufrimiento
viene a convertirse en una nueva gracia. Efectivamente,
en la fi esta de Cristo Rey del mismo ao, se consagr
por primera vez al Amor Misericordioso, como
vctima de holocausto .
Los acontecimientos polticos de ese mismo ao
(1926), con la prohibicin del culto pblico, ponen una
nota de dolor y de esperanza en su vida, como aprendiendo
a transformar el sufrimiento en una nueva posibilidad
de amar: Al da siguiente de la clausura de
los cultos, que fui a la Iglesia como de ordinario, qu
desolacin sent, cuando ya no encontr a mi Amado
y ni saba dnde estaba. Entonces comprend el dolor
26
de Mara Magdalena al no encontrar en el sepulcro
al Maestro. Mi nico cielo era la Eucarista y durante
esos aos de angustia, cuntas veces me vi privada de
ese Pan Celestial .
Es entonces (diciembre de 1926) cuando escribe a
las Clarisas Sacramentarias de Mxico para pedir ser
admitida en el convento del Ave Mara. La aceptacin
fue inmediata, pero no pudo realizarse tan rpidamente
como ella quera. Sus padres retrasaron el
permiso por causa de la persecucin religiosa. Mientras
tanto, la comunidad de clarisas tuvo que emigrar
a Los ngeles, California, y Manuelita de Jess tuvo
que quedarse en Mxico aquilatando su vocacin
religiosa.
La larga y dolorosa espera (entre 1926 y 1929) se
convirti en una vida espiritual ms profunda, siempre
en la lnea de Nazaret, tanto en su casa como en
el trabajo del Banco. Se vala de la intimidad confiada
y fi lial con la Santsima Virgen para corregir sus
defectos: Solo Mara pudo hacer cambiar tan completamente
mi carcter el Banco era tambin para
m la casita de Nazaret. All pude comprarle muchos,
muchsimos regalos a Jess, todos los das, cuntas
humillaciones recib! No s cmo se ingeniaba Nuestro
Seor; de mil maneras lo hacan, y estoy segura de
no haber sentido disgusto ni una sola vez; enseguida
ofreca a mi Bien esas violetitas. Me acuerdo de haber
llorado dos veces, pero esto fue solamente para que
viera mi debilidad, porque no tuve el menor resentimiento,
y luego que reciba y ofreca las humillaciones,
peda ms a Mara para regalar a Jess .
La fuerza para mantenerse firme en la espera, la
encontraba sobre todo en la Eucarista: En estos lti27
mos meses siento que ya se haba resfriado mi fervor.
Cun cierto es que slo el Pan Eucarstico da fuerza
para las luchas de la vida. Estoy segura, si ms hubiera
durado en el mundo, me hubiera hecho mala otra
vez, tal vez me hubiera perdido para siempre
Sus notas ntimas, en que resume, para la Madre
Abadesa, este periodo de su vida, prcticamente terminan
aqu, con un tono de humildad, como deseando
tomar el hbito religioso para comenzar de nuevo
a ser fi el a las gracias recibidas. Es una caracterstica
que se ir repitiendo a travs de toda la vida: volver
a empezar. Hasta ahora, segn ella, no ha sido santa;
pero lo puede y lo quiere llegar a ser.
29
II
VIDA OCULTA
DE CLARISA CONTEMPLATIVA
(1929-1945)
1.POSTULANTE Y NOVICIA: LOS PRIMERO SPASOS
El 5 de junio de 1929 Manuelita de Jess Arias ingresaba,
como postulante, en la comunidad de Clarisas
Sacramentarias de Los ngeles, California. Era la
misma comunidad del Ave Mara exilada de Mxico.
Manuelita haba llegado acompaada del Seor
Obispo de Tepic y una hermana del mismo.
La Madre Abadesa, en el libro de crnicas, hace un
resumen del comportamiento de la postulante dejando
constancia de su vocacin misionera ya desde
el principio: La Postulante Manuelita desde luego
se manifest muy fervorosa, aunque tena an con
la gran pena de la reciente muerte del nico hermano
que tena; estaba dispuesta a trabajar en su santificacin; en una maana, al salir de nuestra celda, nos encontramos, cay de rodillas y me do: aydeme,
quiero ser santa como Santa Teresita salvando
muchas almas . El deseo de santidad, ya desde los
comienzos, quedaba indisolublemente unido al deseo
de apostolado. A la postulante, nos dicen las mismas
crnicas, le impresionaban las meditaciones de la
pasin.
La misma Madre Abadesa, Mara de la Inmaculada
Ochoa, aos ms tarde, hara este resumen de la
postulante Manuelita: Desde su ingreso, la nueva
postulante me pareci de un carcter abierto, sencillo,
30
entusiasta, muy activa, fervorosa y con muchos deseos
de trabajar en su santificacin para salvar almas.
Todas estas cualidades de su carcter se manifestaron
cuando nos salud, pues nos pareci a todas que ya
la conocamos de tiempo, ya que ella lo hizo as, como
si ya nos conociera. Sus grandes deseo de trabajar por
su santificacin para salvar almas, se manifestaron
inmediatamente por la forma en que acept de inmediato
la vida austera de la comunidad, as como las incomodidades
y sacrificios que implicaba el destierro
y las circunstancias especiales por las que atravesaba
la comunidad: pobreza, incomprensiones, el no poder
tener la Adoracin Perpetua del Santsimo Sacramento
siendo Clarisas Sacramentarias, el dedicarnos
a obras de apostolado siendo Clarisas de Clausura,
aunque esto ltimo mucho entusiasmaba a la nueva
postulante, pues quienes salamos a misionar llegbamos
a platicar con sencillez y espritu de familia los
triunfos y derrotas, as como las maravillas que Dios
operaba en las almas (Memorias de la Madre Abadesa).
En estas Memorias, se repite la escena del libro
de crnicas sobre el deseo de ser santa y misionera:
Madrecita, aydeme, quiero ser santa como Santa
Teresita para salvar almas .
El 8 de diciembre de 1929 tiene lugar la toma de hbito,
comenzando luego el ao de noviciado (1929-1930).
Su nombre cambi, primero en el de Mara Francisca
del Santsimo Sacramento, y ms tarde, en el de Mara
Ins Teresa del Santsimo Sacramento.
Veamos ahora la impresin personal de la misma
postulante, segn se desprende de sus notas ntimas de
conciencia, escritas con ocasin de su toma de hbito.
Esas notas las escribi para la Madre Abadesa, como
31
sintindose humillada ante tantas gracias de Dios y
tan escasa correspondencia por parte suya. Me parece
ver en esas lneas la base y la garanta de la espiritualidad
de la futura Madre Ins: Pero ahora de todas las
gracias recibidas anteriormente no veo ninguna, casi
ninguna. El, como dueo de todo, se las ha llevado;
quiere que me cueste otra vez recuperarlas, as, para
verme ms pequea, ms insignificante; solo tengo
grande, muy grande mi confianza en su Misericordia;
ella har una santa de basura; estoy segura, no ha
habido ni habr religiosa ms llena de defectos, ms
miserable que yo. Por eso, Madre ma, le ruego el da
de mi toma de hbito, despus de haberme ofrecido,
le diga a Nuestro Seor: No tardes en incendiar este
montoncito de basura. Como si fuera el primer da de
mi conversin, quiero empezar con todas mis fuerzas,
con todo el ardor de mi alma, quiero darme toda a l,
sin decirle basta, que haga de m lo que quiera; me entrego
en sus manos, Madre ma, como un pedacito de
cera, quiero hacer siempre a ojos cerrados lo que me
diga. No se me oculta ni mi grande debilidad, pero
la Madrecita me ensear a sacar provecho de mis
faltas. Madre ma, me siento dichosa de que sepa todas
mis miserias, que le causarn horror; ya no podr
verme sin que le cause repulsin; pero cuando sienta
asco por m, arrjeme en el Corazn de Jess; all se
purif ca todo lo manchado .
2. PASOS DEFINITIVOS
Su profesin temporal tuvo lugar al terminar el ao
de noviciado, el da de 12 de diciembre de 1930, fi esta
de la Virgen de Guadalupe. No le pudo acompaar
32
ninguno de sus familiares. Mara Santsima, su Madrecita
del cielo , colm con creces este vaco doloroso,
dejando sentir, nos lo cuenta ella aos ms tarde,
su presencia y su palabra amorosa: Le pareci que la
Reina de los mexicanos deca a su alma estas palabras
que jams olvidar: Si entra en los designios de Dios
servirse de ti para las obras de apostolado, me comprometo
a acompaarte en todos tus pasos, poniendo en tus labios la
palabra persuasiva que ablande los corazones, y en stos la
gracia que necesiten; me comprometo adems, por los mritos
de mi H o, a dar a todos aquellos con los que tuvieres
alguna relacin, y aunque sea tan slo en espritu, la gracia
santifi cante y la perseverancia final (Homenaje filial). Ya
veremos luego que ella, en La Lira del Corazn, hace
extensiva esta gracia a todas sus h as misioneras (segunda
parte, captulo X).
Este da dej una huella imborrable en su corazn.
Era en realidad el da de su desposorio definitivo con
Cristo, aunque slo fueran votos temporales. El aspecto
mariano y guadalupano de su consagracin lo
expresara as aos ms tarde: Por eso la Madre de
Dios, en su advocacin de Guadalupe es ms tiernamente
amada de su corazn. Lo que Ella ha sido para
su alma no hay palabras para explicarlo. Desde ese
da se enamor de su hermosura, de su pureza, de sus
sublimes prerrogativas, no pensando en otra cosa que
en amarla y en hacerla amar, a lo que se comprometi
con voto (Homenaje filial).
Unas pinceladas de la Madre Abadesa sobre la hermana
Mara Ins Teresa, en esos momentos iniciales
de su vida religiosa, son ya los trazos defi nitivos de
lo que seran sus 16 aos de la clausura: Su fervor
se manifestaba no slo siendo la primera en llegar a
33
la capilla a su oracin, adoracin y dems actos de
comunidad, sino tambin en su espritu de servicio,
su obediencia, su espritu de pobreza, su orden, su
disponibilidad, su espritu de sacrificio y abnegacin,
as como la forma tan natural de aceptar las humillaciones
y toda clase de contratiempos que a veces su
mismo carcter franco, abierto y entusiasta le proporcionaba.
Fue siempre muy trabajadora y generosa, incansable.
Se dio cuenta inmediatamente la situacin
precaria en que vivamos y no slo acept, sino que
an se ofreca con gusto a trabajos pesados como el
jardn, lavar la ropa ajena y todo aquello que era necesario,
pues aunque nunca pasamos hambre, la comunidad
estaba verdaderamente pobre (Memorias).
Las mismas memorias indican que esta actitud fue
una nota constante durante todos los aos de su clausura:
Siempre se la vio alegre y optimista, generosa,
disponible, caritativa con su superiora y hermanas,
especialmente con las enfermas. Su fidelidad y culto
a la Regla siempre me admir, y pasando los aos,
ya Maestra de Novicias, les infundi este mismo
espritu, y escribi un Comentario a la Regla
(Memorias).
Las duras pruebas del exilio no cesaron ni al regreso
de la comunidad a Mxico en 1931. Eran tiempos
de persecucin ms o menos solapada. Manuelita
pona nota alegre se mostraba siempre entusiasta,
fervorosa y alegre, confi ando siempre en el Seor
(Memorias). Sobre estos aos de persecucin se podra
escribir muy largo. Para la hermana Mara Ins Teresa
no haba tragedias, sino sencillamente problemas que
solucionar con un servicio caritativo y humilde.
34
En 14 de diciembre de 1933 (ao de la Redencin)
tiene lugar la profesin perpetua. Sus sentimientos internos
quedarn reflejados aos ms tarde en La Lira
del Corazn.
Es muy interesante notar la actitud con que vive
su desposorio con Cristo. Lo quiere compartir, sin
restricciones, con todas las almas consagradas. Las
gracias particulares que ella recibi (ya desde la profesin
temporal), quiere que sean para todas. As, por
ejemplo, la gracia de confidencia mariana de que hemos
hablado anteriormente (cfr. Lira del Corazn, segunda
parte, cap. X y Homenaje filial). Toda misionera
podr participar de esta gracia de asistencia especial
de Mara en la vida espiritual y en la vida apostlica.
De estos 16 aos de vida claustral tenemos principalmente
dos testimonios. Uno es el de las crnicas
del convento, donde el nombre de hermana Mara Ins
Teresa aparece con frecuencia y sin premeditaciones
sobre el futuro. Otro testimonio son las memorias o
resumen escrito por la Madre Abadesa, ya despus
de la muerte de Madre Ins. En realidad es la misma
mano, aunque a distancia de muchos aos, la que escribe
estos dos testimonios: Madre Mara de la Inmaculada
Ochoa. En el segundo testimonio se sintetizan
los rasgos ms salientes de la fisonoma espiritual de
la Madre Ins. Los testimonios se complementan.
En las crnicas del convento del Ave Mara se
anotaban diariamente los detalles de las religiosas
componentes de la comunidad, as como los acontecimientos
ms salientes. Cuando aparece el nombre de
Mara Ins Teresa (sin prever acontecimientos futuros)
es siempre para dejar constancia de una religiosa
humilde, servicial, sencilla, alegre, cumplidora de la
35
regla, ejemplar y organizadora, que no se amilanaba
ni se inhiba ante las dificultades, sino que las asuma
responsablemente con espritu sobrenatural, espritu
de sacrificio y sentido comn.
Incondicionalmente servicial, sac de muchos apuros
a la comunidad: encargarse de una pequea panadera
(para la subsistencia de la misma comunidad),
arreglar y pintar la casa, buscar un nuevo edificio,
mecanografa, confeccin de ornamentos, etc. En las
mismas crnicas se van anotando los cargos que desempe:
capitular (1935, 1940 y 1943) miembro del
discretorio (1940 cuarta discreta, 1943 tercera discreta),
Maestra de novicias (1943) y Secretaria (1940 y 1943).
Las memorias o testimonio escrito por la Madre Abadesa
sobre los 16 aos que la hermana Ins pas en la
clausura, son un resumen lleno de sencillez, espontaneidad
y autenticidad.
La vida de la hermana Mara Ins Teresa iba transcurriendo
por caminos normales. La voluntad de Dios
iba guiando sus pasos a travs de los acontecimientos
de cada da, vividos sencillamente. Hubo momentos
de falta de fervor sensible que super con oracin
y abandono en la voluntad de Dios (Memorias). En
los primeros aos de retorno a Mxico, se dej sentir
la escasez econmica. Pues bien, en todo este tiempo
se palp claramente la disponibilidad y obediencia
de la Madre Mara Ins-Teresa, su espritu de fe y
abandono en la Providencia, su espritu de oracin y
sacrificio, su pobreza y desprendimiento. Nunca la vi
perder la paz (Memorias).
Sus relaciones con la propia familia eran cariosas.
Sus familiares fueron grandes bienhechores de la comunidad.
Pero las pruebas dolorosas tampoco falta36
ron. El amor sincero iba acompaado de desprendimiento
religioso. Ello se manifest principalmente en
la muerte de su sobrino Jos Manuel y de su hermana
Mara. Fueron grandes sacrificios que ofreci para la
realizacin de la obra misionera a la que siempre se
sinti llamada.
Vamos a entresacar algunos datos ms salientes de
las Memorias de la Madre Abadesa:
Durante los 16 aos que vivi en nuestro Monasterio,
pudimos observar en ella la religiosa fi el que vivi
y vener la Regla y la hizo amar y observar por las
novicias cuando fue su Maestra .
Fue tan amante de la Eucarista que cuando terminaba
su trabajo iba a la capilla pasando largas horas
ante el Santsimo Sacramento. Ms an, los domingos
y das festivos los dedicaba casi por entero a la meditacin
de la Sagrada Escritura ante el Santsimo Sacramento.
El amor a la Santsima Virgen demostraba
que la tena por compaera en todas sus acciones, con
mucha naturalidad se le oa decir: Vamos Mara ,
como oracin jaculatoria. Manifest ese amor a la
Santsima Virgen de Guadalupe proclamndola, declarndola
Patrona de su Congregacin para hacerla
conocer y amar en todo el mundo .
La gloria de Dios y el amor a las almas fue el gran
mvil de sus acciones y la razn de ser de su fidelidad
y responsabilidad en todo cuanto se le encomendaba
por pesado que fuera. Ese amor a Dios y a las almas se
traduca en una delicada caridad universal hacia todas
sus hermanas, especialmente hacia las enfermas,
fue una de las religiosas que atendi a NM Fundadora,
en su penosa enfermedad, con amor y abnegacin.
37
Ya de antes que fue el deseo de salvar almas como
Santa Teresita, el que la trajo a la clausura .
Las virtudes de fe y confianza las practic admirablemente.
Creo que estas virtudes y el abandono
absoluto en la bondad de Dios, as como su amor ardiente
a l, fueron los que la lanzaron a la realizacin
de la Gran Obra que el Seor le encomend y que
haba nacido de su profunda oracin e ntima unin
con Dios. De otra manera no hubiera tenido el valor
suficiente humanamente hablando para lanzarse a
tal empresa .
Como Abadesa que era yo en aquel entonces, este
hecho, de que la Madre Mara Ins Teresa fuera alma
de oracin e ntima unin con Dios, me dieron la certeza
de que la Obra que ella deseaba emprender era
Obra querida por Dios. Otra cosa que me dio seguridad
fue su rectitud y el hecho de que los cimientos
de la obra fueran el sufrimiento personal ella haba
estado enferma por varios meses y el sacrificio de la
muerte de sus seres queridos, que ella supo aceptar y
ofrecer como vctimas por la salvacin de las almas,
fi n de su obra fue alma que am y practic la pobreza
con sencillez y alegra. Esto lo demostr en las
diversas circunstancias que ya he mencionado al hablar
de ella desde su ingreso a la comunidad.
Su aceptacin alegre de la voluntad de Dios se
manifest siempre, sobre todo cuando Nuestro Seor
le pidi la Fundacin, ya que sin duda su SI a esa divina
voluntad le cost, pero ella se manifest siempre
serena y alegre, solamente peda oraciones a la comunidad
hacia quien siempre manifest amor, as como
a cada una de nosotras. La separacin fsica debi
costarle mucho, pues qued demostrado por sus vi38
sitas siempre que le fue posible. Espiritualmente nos
mantuvimos siempre unidas, y no solamente con ella,
sino con todas las Misioneras Clarisas que a travs de
los aos han ido ingresando a la Congregacin .
Su madurez se demostr en los cargos de Discreta,
Secretaria y Maestra de Novicias, especialmente en
la formacin que stas recibieron cuando ella las tuvo
a su cargo .
Su carcter franco, abierto, le ocasionaba humillaciones,
mismas que aceptaba siempre con sencillez,
sinceridad y tranquila, para su santificacin .
Comprendo que fue una gracia especial que recibi
de Nuestro Seor la decisin, la fortaleza inaudita
con que comenz la fundacin; porque cuando ya
la realiz sinti horas de mortal angustia que venca
con el abandono a la Divina Providencia, segn me
deca .
Dios quiso que viviera cerca de esta alma que considero
privilegiada en su sencillez, los diecisis aos
que permaneci en la clausura y que la viera practicar
las virtudes religiosas con amor y generosidad. Cuando
ella sali a la Fundacin, l quiso que la siguiera
de cerca por los lazos espirituales y de amistad que
siempre existieron. Que todo sea para mayor gloria
de Dios .
3.NOCHE OSCURA
Tenemos tambin un testimonio autobiogrfico de
la misma Madre Ins. Son unas notas personales, muy
breves, sobre su estado de nimo durante los Ejercicios
de 1944 (hacia fi nales de junio y principio de julio). No
son propiamente un resumen de los Ejercicios, sino
39
como dice ella misma, solamente alguna que otra
reflexin, alguna decisin, algn propsito . Estas
notas estn en contraste material con el cuadernillo
de 190 pginas que ella misma haba elaborado durante
los Ejercicios de 1936, como resumen de todas
y cada una de las meditaciones. Ahora (1944), un ao
antes de terminar su vida de clausura para salir a la
fundacin misionera, su alma, en medio de grandes
pruebas espirituales, simplemente refleja su actitud
humilde, de pobreza radical y al mismo tiempo de
confianza plena en Dios.
Este breve documento no podra entenderse sin el
contexto de la fundacin misionera que ya estaba en
trmites legales. De ella hablaremos en el apartado siguiente.
Lo importante es constatar la coherencia de
la hermana Mara Ins Teresa. Es ella, la misma de los
16 aos de clausura, an en circunstancias tan difciles
y nuevas.
Desde el comienzo de estos ejercicios espirituales,
en una gran sequedad , previendo que haba
de sufrir mucho , exclama: Qu se haga en m
la Santsima Voluntad de mi Dios! Yo no quiero otra
cosa que agradarlo; anhelo estos das de retiro, no
para mi consuelo, sino para mi reforma interior, no
para estar contenta, sino para que l est contento; no
para gozar con sus consolaciones divinas, sino para
comprarle almas (Ejercicios 1944).
El tercer da de Ejercicios escribe: Los dos primeros
(das) me han parecido muy penosos, tanto para el
alma, como para el cuerpo; me invadi un malestar
general, dolores por todas partes. Ahora slo me ha
quedado un decaimiento y falta de fuerzas grande sobre
todo en la maana. Bendito sea Dios! Todo por
40
las almas. / A mi Madre Santsima de Guadalupe le
he pedido me ayude a sacar un verdadero fruto; algo
que me empee en mi santificacin, para que pueda
as comprar verdaderamente almas para Dios. / Ellas,
las almas, como en muchas otras ocasiones, me han
dado el fervor; no el fervor sensible, pero s el fervor
del deber amado (ibdem).
En estos ejercicios cuando siente ms fuertemente
el deseo de obligarse con voto a hacer siempre lo ms
perfecto. Anota, no obstante, que aos atrs tuvo ya
un deseo semejante y que su director espiritual de entonces
no le permiti realizarlo.
De la experiencia de la propia debilidad saca un
mayor deseo misionero: Mi alma es un erial; nada
de esto le conmueve (se refi ere al tema de algunas
plticas). Siento una pena inmensa de ver que ningn
fruto sacar de estos Santos Ejercicios. He estado muy
puntual a las distribuciones; vengo a ellas con la certidumbre
de ofrecer a Jess un grande sufrimiento,
tanto de alma como de cuerpo. / El decaimiento fsico
coopera quiz al decaimiento moral S que a nadie
puedo decir mis penas, mi desolacin interior ni mi
malestar fsico. Quin me creer? Me basta que Dios
lo sepa se lo entrego a mi Madre Santsima, por las
almas, por las Misiones (ibdem). Al final de estos
das de prueba, todava aade: Estn por terminar
los Ejercicios y mi alma contina en una inmensa aridez.
Lo que ms me duele es: que estos Ejercicios sern
para m infructuosos. Y la cuenta que Dios me
pedir de ellos! He ido a todas las plticas sin gusto;
pero no he faltado a ninguna. Ofrezco a Nuestro Seor
esta sequedad, este sufrimiento, por las intencio41
nes de su Sagrado Corazn, por las Misiones, por el
Proyecto Misional. Fiat voluntas tua! (ibdem).
En medio de este sufrimiento se le agrandan los deseos
de santificacin y de salvacin de las almas; ora
por el Santo Padre y pide perdn por sus faltas:
He pedido mucho por el Santo Padre que se
haga pronto, Jess Eucarista, un solo rebao y un
solo Pastor! Y que yo coopere, por tu misericordia, a
la extensin de tu reino. T, Jess mo, que te gozas en
consentir que tus hos se sientan necesarios a tu Corazn,
para la difusin del Evangelio, sacia los deseos
de mi alma, colma los anhelos de mi corazn, que todos
ellos no tienden sino a hacerte amar de todas las
Naciones. Y esto te lo pido por amor de mi dulce Madre
Santa Mara de Guadalupe (ibdem).
La nota final de los Ejercicios refleja autenticidad,
humildad y confianza: Qu bueno que he podido
ofrecerte en estos das pura amargura. Ni la ms mnima
consolacin. Ni el ms ligero fervor sensible.
No importa! Si fueron sensibles para ti, Jess mo, si
t te consolaste en ellos, mejor para m; yo slo quiero
tu consolacin. / Pero si acaso no fue as, si no te agrad
en ellos, perdname, Seor; ten misericordia de m
que soy una miserable. Da a las alas de mi fe y mi
esperanza acrecentamiento de vigor, para glorificarte.
/ Hoy 3 de julio, por la tarde, se terminaron estos Santos
Ejercicios, que me produjeron tanta pena. Bendito
sea Dios! (ibdem).
Espontneamente nos preguntamos por las causas
de este sufrimiento. Parece ser una noche oscura que
haba comenzado unos aos antes. Ella misma lo deja
entrever: En febrero del ao pasado, cuando tuvimos
los anteriores Ejercicios, ped mucho a Nuestro
42
Seor que me pusiera en el ltimo rincn, lejos de las
criaturas, en las ofi cios ms humildes, para vivir slo
para l, sin que nadie se ocupara de m (ibdem).
El Seor le concedi esta misma gracia que peda,
sobre todo desde que, en 1943, se comenz a tramitar
la fundacin de la comunidad misionera. El granito
de trigo deba hundirse en el surco. Pronto, en 1945,
la fundacin sera una realidad. Era necesario sufrir
amando para preparar el gran acontecimiento misionero.
Veamos cmo ella misma hace un resumen de este
ao transcurrido en el dolor: Va a hacer un ao, el
29 del mes entrante (julio), da de Santa Martha, que
se empez a tramitar esto y an nada se ha resuelto.
Han surgido grandes dificultades, he tenido que sufrir
muchas humillaciones, muchos sinsabores, pero
todo gracias a Dios, con grande paz de mi alma, con
inmensa alegra de mi corazn. Las almas se compran
con sacrificios. / Aqu no hablar de esto, que lo he
hecho en otra parte. Slo dir que estoy por entero
abandonada en manos de Dios y que, puesto que l,
por medio de mis Superioras, me propuso la obra, tal
cual se tramita, la llevar a cabo, a pesar de todas las
dificultades, a pesar de las muchas oposiciones de
sacerdotes santos, que me han hecho una verdadera
guerra (ibdem).
Su reaccin es de fe, esperanza y caridad e incluso
de deseos de martirio: A cada asalto, a cada oposicin
de las criaturas, siento en el interior de mi corazn
que me dicen estas palabras: No temas, yo he
vencido el mundo. Y as, escudada en este Corazn
dulcsimo, qu puedo temer? qu no puedo esperar?
En ese Corazn Sagrado me escudo; l es mi baluar43
te, mi coraza, mi yelmo, mi todo. Con qu inmensa
confianza le digo a cada momento: Sagrado Corazn
de Jess en Ti confo cuando la repiten mis labios y
mi corazn, mi alma se deleita en esa confianza plena,
absoluta, total; y crece tanto esta pobre alma ma,
se dilata tanto que, abarca en su amor, cubre con sus
alas, a los habitantes del mundo entero / Qu delicioso
es vivir de fe, alimentarse de esperanza, nutrirse
de caridad. Nada ni nadie me puede hacer vacilar; s
que me expondr a llevar sobre mis hombros una cadena
no interrumpida de sufrimientos. Qu importa!
Al contrario, tanto mejor, entre ms sufrimientos, ms
almas para Dios. / Si l es quien ha inspirado a mi
alma este anhelo; si l lo sostiene en mi corazn, l lo
llevar a su feliz realizacin. Y si slo quiere recrearse
con mis ardientes deseos de salvarle almas, y prefi ere
drmelas por medios ocultos de la Comunin de los
Santos, yo tambin lo quiero. Lo nico que quiero, lo
nico que amo es: su santsima voluntad, cualquiera
que ella sea. Fuera de esta voluntad santsima, todo
es prdida de tiempo, y quiz del alma tambin (ibdem).
Cuando Nuestro Seor me conceda llevar a
cabo esta obra, ms bien dicho, cuando l la lleve a
cabo, si me concediera luego la gracia del martirio!
El martirio! Me cautiva; mucho se lo he pedido, con
verdadera fe, con cierta esperanza, con gran seguridad
de que algn da me lo conceder (ibdem).
En medio de la tempestad, se vislumbra un rayo
de luz. Madre Ins se olvida de s misma para cuidar
de las novicias. Ser un trabajo providencial antes
de partir para la obra misionera. En cierto sentido
me concedi Nuestro Seor estar apartada de todo.
Pero me cost mucho! Yo quera el ltimo rincn, y
44
me lo dio ciertamente. Pero, como nuestros caminos
no son sus caminos, quiso que en este rincn olvidado
me acompaaran las novicias. / Pobrecitas! A m me
cost mucho aceptarlas; tuvo que imponerse la obediencia.
Tema yo mucho la mala formacin que les
dara; vea mis innumerables defectos, lo mal que he
correspondido a las gracias de Nuestro Seor, mis infracciones;
cmo formar de esas almitas deseosas de
perfeccin unas santas, cuando yo estoy tan alejada
de la perfeccin? / Pero no hubo remedio. Y en esta
manifestacin de la voluntad de Dios, vi la primera
manifestacin de esa misma voluntad respecto al
proyecto misional. Me d o mi Superiora: S, yo quiero
que vaya al noviciado, que se haga cargo de las
novicias, para que se vaya entrenando para cuando
Nuestro Seor le conceda lo que quiere. As, puede
ir formando esas almitas en su ideal (ibdem). Dios
preparaba las cosas a su modo, fuera de toda previsin
humana.
Fruto de este ltimo perodo intenso de vida claustral
es el librito La Lira del Corazn. Fue escrito, segn
dice ella misma, cuando Dios Nuestro Seor me tena
encerrada en la clausura dichosa de mi Convento
del Ave Mara, siendo Maestra de Novicias, pero
vislumbrando ya en el porvenir una plyade de almas
misioneras que llevaran por el mundo entero el amor
a Dios y a su Santsima Madre, en su dulce advocacin
de Guadalupe (Introduccin a La Lira del Corazn).
Este precioso librito es, en realidad, un espejo
de s misma, pero redactado pensando en los otros,
es decir, en sus h as misioneras. Merece un estudio
aparte, pues en l es posible adivinar todo el itinerario
espiritual de la Madre.
45
III
VIDA MISIONERA (1945-1981)
1.MADURACIN DEL CARISMA MISIONERO
La vocacin misionera se haba despertado en Madre
Ins simultneamente con la vocacin religiosa,
antes de ingresar en el convento de las Clarisas Sacramentarias,
y nunca dej de sentir fuertemente esta vocacin.
Su vida claustral transcurri con normalidad
y con dedicacin plena y alegre, como si fuera sta su
nica vocacin misionera.
Cinco aos antes de entrar en el convento, en septiembre
de 1924, haba quedado impresionada por la
lectura de la autobiografa de Santa Teresa de Lisieux.
Aquel ao haba sido ao de grandes gracias , recibidas
principalmente durante el Congreso Eucarstico
(mes de octubre) y durante los das marianos del 8 al
12 de diciembre del mismo ao.
En cuanto a sus ansias misioneras y de martirio
(refl ejadas tambin en la autobiografa de Santa Teresita)
ella misma reconoce que las sinti profundamente
antes de entrar en el claustro. Se atuvo siempre
al consejo espiritual que por entonces le haban
dado: El Excelentsimo Seor Camacho, aun cuando
todava no ingresaba yo en el claustro, al consultarle
sobre este anhelo, me alentaba a que lo pidiera con
humildad, dicindome que ahondara el caos, la profundidad
de mi nada, para que se precipitara el Seor
con sus gracias (Ejercicios 1944). Esto es lo que ella
se propuso hacer de modo permanente: Yo quera el
ltimo rincn (ibdem).
46
Ya antes de su toma de hbito (diciembre de 1929)
manifest a la Madre Abadesa su intencin misionera:
aydeme a ser santa como Santa Teresita, salvando
muchas almas . De ello da testimonio la misma
Madre Abadesa en sus crnicas (junio de 1929) y en
las memorias o resumen que escribi posteriormente
sobre Madre Ins.
En la profesin temporal (12 de diciembre 1930),
Madre Ins sinti en su interior una gracia, a manera
de locucin interna de parte de la Santsima Virgen, y
que jams olvidara. Nos lo cuenta ella misma en las
notas de homenaje filial y en La Lira del Corazn (que
ya hemos citado al hablar de la profesin temporal).
Es interesante notar el tono condicional que equivale
a una unin plena con la voluntad de Dios, la cual
se manifestara en las circunstancias histricas: Si
est en los designios de Dios servirse de ti para las obras
de apostolado, me comprometo a acompaarte en todos tus
pasos Es interesante notar que Madre Ins quera
compartir esta promesa mariana con todas sus misioneras
(cfr. La Lira del Corazn, 2 parte, cap. X).
La Madre Abadesa, que durante los 16 aos de
clausura de Madre Ins recibi sus confidencias, estaba
convencida de la vocacin misionera de su sbdita.
La nota de autenticidad era la plena disponibilidad
de Madre Ins para seguir fielmente la voluntad
de Dios sin forzar los acontecimientos. Por esto la realizacin
misionera no fue una ruptura, sino un fruto
que fue madurando lentamente, gracias al mutuo
entendimiento: Tuve siempre la impresin, y la sigo
teniendo, de que la Madre Mara Ins Teresa Arias,
desde su ingreso se propuso un programa y un ritmo
de vida religiosa que mantuvo siempre sin desfalle47
cer, an en circunstancias adversas. Esta impresin la
he visto corroborada a travs de los aos, tanto mientras
permaneci con nosotras en la vida de Clausura,
como despus, cuando el Seor la llam a fundar la
Congregacin de Misioneras Clarisas del Santsimo
Sacramento, ya que no hubo la ms mnima ruptura
ni siquiera por la distancia, pues ella permaneci unida
a nosotras y siempre que le fue posible nos visit
y ense a sus religiosas a querernos y a visitarnos.
Esto me dio ocasin de seguir conociendo sus problemas,
o por lo menos algunos, ya que me tuvo siempre
confianza (Memorias).
Los pasos definitivos se daran en 1943 y 1944, como
veremos enseguida. Pero los sentimientos y planes
fueron madurando a travs de los aos de clausura
y en perfecta armona con la obediencia: La Madre
Mara Ins demostr su rectitud y obediencia, haciendo
del conocimiento de su superiora lo que el Seor
le peda, y yo, como Abadesa del Monasterio en aquel
entonces, doy testimonio de que la autoric a que hiciera
todos los trmites necesarios y yo misma, autorizada
por el Discretorio, hice la peticin oficial al Excelentsimo
Seor Arzobispo, en marzo de 1944. Por
lo tanto, la Madre Mara Ins Teresa actu con todos
los permisos, tanto eclesisticos como conventuales.
Todo eso consta por escrito en este Monasterio y debe
constar en el archivo de la Congregacin de Misioneras
del Santsimo Sacramento (Memorias).
Es difcil precisar fechas sobre el itinerario ntimo
de esta vocacin y obra misionera durante su gestacin.
De hecho, la Madre Ins relaciona la intencin
de fundar la comunidad misionera con la gracia recibida
el da 12 de diciembre de 1930 (profesin temporal
48
y que hemos citado ms arriba. Y aade: Por eso
la Madre de Dios, en su advocacin de Guadalupe, es
ms tiernamente amada de su corazn. Lo que Ella
ha sido para su alma no hay palabras para explicarlo.
Desde ese da (12 de diciembre de 1930) se enamor
de su hermosura, de su pureza, de sus sublimes
prerrogativas, no pensando ya en otra cosa que en
amarla y en hacerla amar, a lo que se comprometi
con voto; voto que, en adelante, con el auxilio de Dios,
podr cumplir con ms eficacia, ya que Ella misma ha
intervenido en esta Obra de exclusiva gloria de Dios
y alabanza suya (Homenaje filial). Se va perfilando
en lontananza la obra ya en sus grandes lneas: Una
comunidad de Misioneras Clarisas del Santsimo Sacramento,
que, sin abandonar sus prcticas de vida
contemplativa, se da de lleno al apostolado, sobre
todo entre infieles, para llevar a sus hogares, con el
conocimiento y amor de Dios, el amor a Santa Mara
de Guadalupe (ibdem).
La misma vida claustral, vivida intensamente y
amada sinceramente, fue el campo en que madur la
semilla misionera. Por qu no hacer lo mismo que
en la vida del claustro, es decir, dedicar un tiempo
especial para orar y otros momentos de trabajo o actividad,
que, en este caso, sera actividad misionera?:
Ni en los conventos de vida contemplativa, se puede
llevar esa vida de plena contemplacin, como yo
la tena cuando viva con mis padres. / Es que en el
convento hay muchas ocupaciones indispensables,
muchos deberes materiales que cumplir, y los cuales
hay que llenar religiosamente. / De esto y del deseo
de comprar muchas almas para Dios, me vino el
anhelo de consagrarme a las misiones entre infieles,
49
dando a stos, en las mismas prcticas de devocin y
horas de oracin que aqu tenemos lo que mi alma les
puede dar; y en las horas libres del da, un apostolado
laborioso, sin escatimar penas, privaciones, incomodidades
ni trabajos; en esto les dar mi corazn
(Ejercicios 1944).
Las tribulaciones que se fueron presentando durante
aquellos aos de vida oculta, hacan madurar
el ideal misionero, especialmente cuando ocurri la
muerte de su sobrino y de su hermana: acept la
muerte de sus seres tan amados con cristiana resignacin,
ofreciendo sus vidas y su dolor como cimientos
para la Obra Magna que pensaba fundar (Memorias).
De este ardor misionero contagi a su misma hermana
ya moribunda: Su hermana Mara acept el sacrifi
cio de no verla y adems ofreci todos sus dolores
y el sacrificio de su vida por la Obra de su hermana
Mara Ins Teresa (ibdem).
Lo ms importante para la Madre Ins era el acertar
en la voluntad de Dios: Si l es Quien ha inspirado
en mi alma este anhelo; si l lo mantiene en mi
corazn, l lo llevar a su feliz realizacin. Y si slo
quiere recrearse con mis ardientes deseos de salvarle
almas, y prefi ere drmelas por los medios ocultos de
la Comunin de los Santos, yo tambin lo quiero. Lo
nico que quiero, lo nico que amo es: su santsima
voluntad, cualquiera que ella sea. Fuera de esta voluntad
santsima todo es prdida de tiempo, y quiz
del alma tambin (Ejercicios 1944).
50
2.AOS DECISIVOS
El ao 1943 fue decisivo. En las crnicas de la comunidad
se deja constancia del entusiasmo con que
la hermana Ins ley la vida de Margarita Mara de
Maturana, que transform su comunidad de Mercedarias
contemplativas en Instituto misionero. El mismo
ao, la hermana Mara Ins era nombrada por
segunda vez miembro del Discretorio, Maestra de
novicias y Secretaria (tambin por segunda vez). La
Madre Abadesa dice de las novicias y de su Maestra:
Dndome cuenta de la buena formacin que reciban
las novicias, supliqu a la Santsima Virgen docilidad
para que estas almas deseosas de su santificacin sean
fi eles a su vocacin de vida contemplativa o al espritu
externo de misiones como el de la Madre Maestra,
puesto que este fue mi fi n al proponerla Maestra de
Novicias (Crnicas).
Estos cargos le dieron entrada en las reuniones en
que se tomaban las decisiones sobre la comunidad.
As fue que el 18 de julio de 1943, en reunin del Discretorio,
Madre Mara Ins record el proyecto que
tiene desde hace algn tiempo de una fundacin en
pases de infieles (Crnicas). Se deja constancia de
la insistencia de Madre Mara Ins: Mi fi n es que
en dicha fundacin se preparen algunas religiosas al
apostolado entre fi eles las que voluntariamente quieran
cambiar la vida contemplativa por la activa de
apostolado (ibdem).
Se present una ocasin o circunstancia providencial
para Madre Mara Ins. La fundadora del convento
del Ave Mara (Madre Teresa) haba dejado
escrita su voluntad de que la comunidad no sobrepasara
51
los 28 miembros. Ante el aumento de vocaciones,
se deba tomar la decisin de fundar otra comunidad.
Precisamente esto podra ser el principio de la comunidad
misionera. As pues, se acord (18 de julio
de 1943) pedir permiso al Seor Arzobispo para esta
nueva fundacin. Se dej tambin constancia de una
nota de prudencia: el Discretorio se comprometi a
recibir (nuevamente) a las que, habiendo salido, no
estn contentas (ibdem).
Los trmites comenzaron el da de Santa Martha
(29 de julio de 1943). Al cabo de un ao, dice ella misma,
an nada se haba resuelto (Ejercicios 1944). En
realidad, la peticin of cial al Seor Arzobispo se haba
cursado en marzo de 1944.
Las crnicas conservan tambin una oracin de la
Madre Mara Ins (del 18 de mayo de 1944), fi esta de
la Ascensin. El ltimo fragmento refleja su alma de
fuego: que podamos volar a las apartadas regiones
donde no eres conocido, y logremos con tu gracia y
nuestra humilde cooperacin, que te conozcan y te
amen millones de infieles . Y se aade casi todas la
firmamos y la coloc en el altar para que el Rey vencedor
la llevara a su Eterno Padre (Crnicas).
Las cosas se fueron arreglando paulatinamente,
aunque con grandes sufrimientos por parte de Madre
Mara Ins. La fundacin sera en Cuernavaca. Las
preces del Seor Obispo de Cuernavaca se enviaron
a Roma el 3 de diciembre de 1944, fi esta de San Francisco
Javier. El 17 de diciembre, la Madre Mara Ins
renunciaba al cargo de Maestra de Novicias, para poder
preparar la fundacin.
Es interesante observar cmo era toda la comunidad
del convento del Ave Mara la que viva arm52
nicamente toda esta epopeya del desmembramiento.
Las crnicas dan muchos detalles que sera prolo
recordar. Se asume la empresa como un fruto del espritu
misionero de la misma comunidad. Se hacen
oraciones fervorosas. Se dan consejos espirituales
llenos de cario. Hay una conviccin comn y constante:
Estamos convencidas que esta fundacin es
voluntad de Dios (Crnicas).
La Madre Abadesa, en esas circunstancias, en que
se va acelerando la despedida, hace un resumen de
Madre Mara Ins y de su obra: haca muchos aos
tena un proyecto y ahora se le arregl de una manera
admirable, por lo tanto me imagino es voluntad de
Dios; tiene sus defectos, pero es alma de oracin, de
unin con Dios y es de mucha iniciativa (Crnicas).
En cuanto a los defectos , se refiere probablemente
a lo que dice la misma Madre Abadesa: su carcter
franco, abierto, le ocasionaba humillaciones (Memorias).
La santidad es una conversin constante.
El 12 de mayo 1945, en Roma se haba concedido
el rescripto con que se permita la fundacin. El 18
de agosto se elabora el Acta oficial, en la que el Vicario
de religiosas, en nombre del Seor Arzobispo de
Mxico Don Luis Mara Martnez, autoriza la fundacin.
El Acta tiene tambin la firma y consentimiento
de la Madre Abadesa y de las dems hermanas del
Discretorio.
Con Madre Mara Ins (Abadesa de la nueva fundacin)
iran a Cuernavaca cinco hermanas ms. El
21 de agosto fue la despedida, como la de una h a
mayor que va a fundar otro hogar. El da 23 Madre
Mara Ins sali de convento del Ave Mara para
pasar al convento de Cuernavaca. Los dos conventos
53
quedaran en relaciones ptimas, con la conviccin de
responder conjuntamente a una gracia del Seor.
La aventura misionera haba comenzado como continuidad
y maduracin de un carisma recibido desde
el comienzo de la vida religiosa de Madre Mara Ins.
Incluso se puede decir que era continuacin del carisma
misionero del mismo convento del Ave Mara ,
en el que se respiraba el espritu misionero franciscano
de Santa Clara.
La labor misionera estrictamente dicha comienza,
pues, en agosto de 1945, en Cuernavaca, y continuar
sin interrupcin hasta julio de 1981. Son 36 aos
de labor lenta y callada: oracin, estudio, formacin
de las nuevas misioneras, construccin de edificios,
fundaciones en los cinco continentes No hay que
ir a buscar la noticia fcil y curiosa. Es una inmolacin
alegre, serena y decidida, que todos pudieron
constatar en Madre Ins, lo mismo al principio de la
fundacin que al final de su vida. El Seor la ira modelando
ms en su interior a travs de innumerables
sacrificios y de una vida oculta y honda, en medio de
tanto trajn.
Recojamos unas fechas y unos acontecimientos
clave, a modo de sntesis, para encuadrar esos largos
aos de vida misionera.
La fundacin en Cuernavaca (23 de agosto de 1945)
comenz en una casa prestada por los familiares de
Madre Mara Ins, es decir por su cuado Jos Mara
Surez y su hermana Guadalupe Arias. Este matrimonio
ejemplar fue el gran bienhechor de la fundacin
durante todo el tiempo de vida de la Madre y an
despus.
54
En seis aos llegaron a ser dos las casas o monasterios
autnomos (en Cuernavaca y Puebla). Los
seis miembros del principio se haban convertido en
noventa y dos. As, pues, el 31 de mayo de 1951, la
Madre Mara Ins solicit de la Santa Sede la transformacin
de los dos monasterios en una Congregacin
Misionera. Ella slo confiaba en Dios y en Mara
Medianera. La solicitud fue avalada por las preces de
los respectivos obispos de Cuernavaca y Puebla. La
peticin fue aceptada en Roma inmediatamente. El
22 de junio del mismo ao de 1951, los dos monasterios
se transformaron, por aprobacin pontificia, en
la Congregacin de Misioneras Clarisas del Santsimo
Sacramento. La Madre Mara Ins sera la primera Superiora
General. De hecho conserv este cargo toda
la vida, puesto que los captulos generales de 1961 y
1973 la reconfirmaron por voluntad unnime de todas
sus h as. Las Constituciones fueron aprobadas por la
Santa Sede en 1953.
3.ACCIN MISIONERNA DIRECTA
La atencin personal a cada nueva misionera, sobre
todo en los comienzos, as como las obras materiales y
las nuevas fundaciones, centraban toda la atencin de
la Madre. La casa madre y el noviciado de Cuernavaca,
donde Madre Mara Ins tena su habitacin ms
permanente, es testigo de sus largas horas de oracin,
estudio, dilogo, convivencia. Su habitacin privada
es un smbolo de su vida: sencillez, dedicacin,
alegra, pobreza. Hasta la ventanita que da al jardn
se converta en el lugar de encuentro o de consultas
breves. La capilla, el refectorio, el jardn, la residencia
55
para retiros, etc., todo habla, todava ahora, del cuidado
meticuloso y hasta artstico de la fundadora. Se
viva de la Providencia, da a da, con un espritu de
confianza y de audacia, que constituyen la esencia de
la esperanza.
Las fundaciones se fueron presentando sin forzar
la marcha, a travs de peticiones de Prelados o de
signos normales de la Providencia: Japn, Indonesia,
Sierra Leona, Nigeria, California, Costa Rica, Irlanda,
Espaa, Italia (Roma). La Madre divida su tiempo
entre su habitacin de Cuernavaca y la de las nuevas
fundaciones, sin escatimar sacrifi cios y riesgos, aun
en momentos de conflictos armados (como en Indonesia).
Estaba dispuesta y preparada tanto para estar
sin prisas en su convento, como para viajar, para fundar
y para solidificar las nuevas fundaciones. Su corazn
viva continuamente en la Iglesia Universal.
Sobre estos largos aos (1945-1981) ya no podemos
disponer de las crnicas o de las sntesis hechas por la
Madre Abadesa del convento del Ave Mara . El trabajo
misionero no permita esta posibilidad. Los papeles
personales de la Madre dejan entrever que ella
ya no pensaba en s misma. Sera necesario recoger las
numerosas cartas personales. Tambin algunos datos
interesantes, las circulares a todas las hermanas; pero
en esos documentos se cea casi siempre a recordar
lo fundamental: las bases doctrinales y prcticas de
la vida misionera. Su persona desaparece para dejar
paso al espritu de la Congregacin misionera.
La Madre era as. Viva y ayudaba a vivir en el corazn
de Dios. Desde all se vivan las circunstancias
humanas con serenidad y responsabilidad alegre. Por
esto los problemas se afrontaban con realismo y au56
dacia; nunca al margen del sentido comn. Sus h as
saban muy bien este estilo de la Madre ante problemas
que parecan insuperables. Con serenidad y con
profunda confianza en Dios, muchos obstculos dejaban
de serlo desde el momento de afrontarlos con
realismo cristiano y sin tragedias.
Ya desde 1953 (en las Constituciones aprobadas por
la Santa Sede) se habla tambin de formar Vanguardias
Misioneras (VAN-CLAR). Era el movimiento
laical misionero paralelo a las misioneras religiosas
y en colaboracin con ellas. As se fomentaba la vocacin
misionera que deriva del bautismo y que se
concreta en el compromiso de santidad y apostolado
a travs del propio trabajo y en el propio ambiente. A
estos laicos, cuyo lema es vivir para Cristo , se les
ofrece la oportunidad de un compromiso misionero
estrictamente en campos-misin o en casas-misin
junto a las Misioneras Clarisas.
La Madre Mara Ins segua ampliando el horizonte.
Antes de morir pudo ya comenzar a preparar las
primeras vocaciones sacerdotales para la vida religiosa
misionera. Son los Misioneros de Cristo para la Iglesia
Universal que practicaran en la vida sacerdotal
y religiosa, el ideal misionero Ad Gentes , segn el
mismo carisma de las Misioneras Clarisas. Su amor
a los sacerdotes (por los que siempre oraba y haca
orar) se plasm as en suscitar tambin el ideal misionero
sacerdotal. Todo lo puso en las manos de la Providencia,
sin prisas ni improvisaciones, pero tambin
sin regateos.
57
4. TRAZOS DE UN CARISMA MISIONERO ESPECFICO
El espritu misionero de la Madre Mara Ins se
concreta y se encuentra claramente en su vida, ms
que en sus explicaciones tericas. Ella no tena tiempo
para teorizar. Hay que leerlo en su misma vida, contemplativa
y misionera a la vez. No tuvo intencin de
dejar escritos sobre su propia vida. Se dio totalmente
a la Iglesia misionera por medio de la obra que el Seor
le concedi fundar.
No obstante, hay tres documentos que, a mi entender,
resumen principalmente su carisma misionero,
adems de las Constituciones. Es interesante notar
que esos documentos fueron escritos antes de iniciar
su vida misionera o ya en los ltimos momentos de su
vida. Me refiero a La Lira del Corazn (escrito cuando
era Maestra de Novicias, 1943-1945), un pequeo
documento titulado En homenaje de fi lial amor a
la Virgen Morena del Tepeyac (escrito el 12 de agosto,
Santa Clara, de 1945) y el breve Testamento Espiritual
dictado en Roma, 27 de diciembre de 1980 a
modo de despedida cariosa y materna.
Es claro que en La Lira se refleja toda la vida de
la Madre. Es una visin sinttica y sapiencial, que
abarca toda la vida religiosa segn el carisma peculiar
de la misionera clarisa. Ah est todo: su persona y su
obra. Por esto no necesitaba escribir otras cosas. Adems,
todo se presenta como si no fuera ella, sino la
misionera clarisa personificada en cada una de sus hijas.
Ella desaparece, al menos a sus ojos. Pero a nadie
se le escapa que sin intentarlo se retrata a s misma.
Este precioso librito (La Lira) fue escrito, segn dice
la misma Madre, cuando Dios Nuestro Seor me te58
na encerrada en la clausura dichosa de mi Convento
querido del Ave Mara, siendo Maestra de Novicias,
pero vislumbrando ya en el porvenir, una plyade de
almas misioneras que llevaran por el mundo entero
el amor a Dios y a su Santsima Madre, en su dulce
advocacin de Guadalupe (introduccin a la primera
edicin). Como si intuyera que se podra ver ah su
persona, no quiso darle publicidad y, slo a ruego de
sus h as, permiti la impresin privada en 1964. Creo
que es ste el verdadero testamento de Madre Mara
Ins. Anclada en esas luces recibidas, ya desde antes
de entrar en la clausura, y meditadas continuamente
en la paz del claustro durante 16 aos, se dedic simplemente
a hacerlas realidad durante 36 aos de vida
activa misionera. Como he dicho anteriormente, no
necesitaba escribir ms. De todos modos, las primeras
Constituciones, que redact ella misma, son tambin
una aplicacin y un comentario prctico.
En un estudio posterior, quisiera presentar la interioridad
de Madre Mara Ins, principalmente a la luz
de La Lira . Por esto aqu no me extiendo ms.
El Homenaje del filial amor es un breve documento
desconocido hasta despus de la muerte de la Madre.
Se encontr entre sus papeles. Lleva fecha 12 de
agosto de 1945, fi esta de santa Clara. Consultando las
crnicas del convento del Ave Mara , vemos all
que ese da toda la comunidad (todava claustral) festej
a santa Clara, como una especie de preparacin
para la despedida de las seis religiosas que iran a formar
la comunidad misionera.
Es un escrito lleno de fuego, del que ya anteriormente
hemos citado algn prrafo. Presenta la obra
misionera como una gracia especial de la Virgen de
59
Guadalupe, que muchas otras almas pueden tambin
recibir. Es una especie de proclama misionera, como
si la hubiera preparado para suscitar vocaciones de
misioneras clarisas. De hecho, al final del escrito invita
a los lectores a pedir informes a ella misma (anota
una direccin postal de Mxico). Ella se presenta
como convertida y llamada a la misin universal. Con
esta confi dencia, quiere contagiar a otras almas sobre
esta obra misionera, acentuando que Dios lo quiso y
lo hizo, y Mara, como Medianera Universal, interviene
en esta obra de una manera admirable .
Presenta, en este documento, dos puntos de suma
importancia, que necesitaran un estudio profundo.
Los dos estn estrechamente relacionados. Se presenta
a Amrica como continente de Mara y, por tanto, con
perspectivas y destino misionero. Para ello, se describe
la Virgen de Guadalupe con todos sus detalles, para
hacer ver la dimensin misionera de la devocin mariana.
Es como un grito proftico, que intuye el futuro misionero
de Amrica Latina. Recurdese el documento
de Puebla (1979) y los Congresos misioneros Latinoamericanos
de Torren (1977) y Tlaxcala (1983).
Para Madre Mara Ins, era entonces (1945, despus
de la guerra mundial) el momento crucial para
las misiones.
En esta perspectiva mariana, presenta la vocacin
misionera: Con esta esperanza, la Misionera Clarisa
no cuenta los sacrifi cios que va a imponerse, no calcula,
no hace reservas: LO DA TODO, y para siempre .
Invita pues, a hacer que Mara, tan dulce y amante
Madre sea conocida y amada de todas las naciones
. Cules son las cualidades para esta vocacin?:
solamente BUENA VOLUNTAD y un corazn grande
60
y generoso que piensa darse por entero, en aras de
tu amor y por manos de Mara . Naturalmente esta
caridad inicial reclamar formacin incluso tcnica;
pero lo importante es querer ofrecerse del todo y para
siempre.
El documento concluye con el tema del Apocalipsis:
han llegado las bodas del Cordero y la Iglesia, su
esposa, se ha engalanado.
La Madre resida habitualmente en Roma despus
del traslado de la casa generalicia en 1969. All pudo
vivir uno de sus lemas ms queridos: el amor al Papa,
como dulce Cristo de la tierra. Madre Mara Ins viva
en su centro, en el corazn de la Iglesia, sin hacerse
notar, visitando o escribiendo a sus h as de los cinco
continentes y, con la misma naturalidad, adentrndose
en la vida ordinaria de trabajo callado. Acuda
a los retiros del Centro Internacional de Animacin
Misionera con sus h as; all se encontraba a su aire, es
decir, en el oxgeno de una caridad universal. Con el
paso de los aos y el aumento del trabajo, la salud se
fue resintiendo, especialmente a fi nes de 1980 y concretamente
en el mes de noviembre en que empez
su gravedad.
Las circulares, que enviaba anualmente la Madre,
respiran espritu misionero. Traan siempre noticias
de las diversas casas, as como breves reflexiones sobre
los acontecimientos eclesiales generales. Oigamos
slo un pequeo fragmento de la circular de 10 de
marzo de 1977. Despus de presentar el gran documento
de Pablo VI sobre la evangelizacin (Evangelii
Nuntiandi) y de invitar a su estudio y meditacin,
dice: Ser misioneras es nuestro ms caro derecho,
nuestra ms dulce obligacin y nuestro ms sagrado
61
deber. Deber y derecho que no debemos olvidar en
ningn momento de nuestra vida. SER MISIONERA
Cmo? hasta dar la vida si es necesario!... dnde?
En todas partes!... Cundo? Siempre!...
medida? LA OBEDIENCIA. Como l, que fue obediente
hasta la muerte y muerte de Cruz y heme aqu
que vengo para hacer tu santsima voluntad. S has,
Misioneras con l, por l y en l. Pero como l, con l
y en l en toda la extensin de la palabra: en el sacrificio, en el dolor, en el sufrimiento, en el apostolado
mientras se consume nuestra vida minuto a minuto
y en cada latido de nuestro corazn! SIEMPRE, HIJAS, SIEMPRE; nuestro espritu misionero debe ser universal,
debe abarcar todos los pueblos, razas y naciones,
debe abarcar el mundo, no deben existir fronteras de
ninguna especie El saber que hasta ahora es slo
una pequea porcin de la humanidad que conoce el
verdadero Dios, debera ser para nosotras Misioneras
algo insufrible, algo torturante, algo que no nos debera
dejar reposo y que nos espolea a hacerlo todo, TODO, porque El sea conocido y amado por todos los
habitantes de este mundo
El ltimo aniversario de la profesin religiosa lo
pas en Roma. Eran sus bodas de oro (12 de diciembre
1930-1980). Con un grupo de misioneras, el 9 de
diciembre fue recibida por el Santo Padre en su capilla
privada; all renov sus votos. La Madre ofreci
al Santo Padre la Congregacin con todos sus miembros,
presentes y futuros. El Papa Juan Pablo II coment
espontneamente dirigindose a las misioneras:
Cmo es fi el, cmo es fi el! .
La enfermedad, que se haba dejado sentir otras
veces, ahora pareca acelerar su curso. El 27 de di62
ciembre 1980 la Madre dicta unas breves palabras, a
modo de mensaje o testamento espiritual . Presenta
que era la ltima etapa de su vida, aunque sin prever
la duracin. Le bastaba vivir sencillamente da a
da, en las manos de Dios, como haba vivido siempre.
Y como siempre, sigui viviendo intensamente
para Dios, para la Iglesia, para los dems, para sus
Misioneras. Sus deseos son los de siempre, es decir,
ser santa y misionera:
Quisiera decirles que ya es esta la ltima etapa
de mi vida y no siento cunto va a durar; slo Dios
lo sabe y estoy en sus manos, pero que les dejo una
comunidad por la Misericordia de Dios y el esfuerzo
de las h as, toda unida en el mismo espritu, en los
mismos anhelos de santificacin, de comprar almas
para el cielo, de glorificar a Dios, as salvndole almas,
aprovechando todo lo que Nuestro Seor hace
en cada una de dolor, de alegra, de sufrimiento; llenas
de fe siempre, llenas de amor por l. Pensando
que la Santsima Virgen de Guadalupe ha sido de verdad
nuestra Protectora, nos ha cubierto con su manto,
ha hecho descender del cielo tantas gracias sobre la
Congregacin Lo principal es el espritu, la vida de
amor que se viva en Nuestro Seor haciendo siempre
su voluntad No les dejo problemas, sino mucha
caridad en cada casa como yo encontr en mi ltima
visita antes de esta enfermedad Que nunca, nunca
nos salgamos, ni se salgan -aunque yo no viva- del espritu
del evangelio que no nos salgamos del espritu
y espiritualidad que le hemos prometido. Pero que
de verdad cada una vivamos ese mismo ideal para
poder as salvarle muchas almas a Nuestro Seor.
Porque si l por una sola alma hubiera padecido lo
63
que padeci, entonces, nos quiere ensear con esto,
el valor que tiene cada alma Este espritu de fe nos
har ver, llegar fcilmente a la santidad, porque es hacer
en todo momento su santsima Voluntad
Siguen algunas confidencias en plan de dilogo
espontneo, reconociendo humildemente sus tantos
errores (como dice ella misma) y, sobre todo, la
misericordia de Dios: No