y otros/Cuaresma 08...

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VÍA CRUCIS OLEOS: Gómez Domingo TEXTO: Jerónimo Beltrán 1ª ESTACIÓN Jesús condenado a muerte “Pilato, queriendo satisfacer a la gente se lavó las manos y se lo entregó, después de azotarle, para que lo crucificaran” (Mc 15,12) L l a m a atención la toalla con la que el Procurador de Judea se limpia las manos. Es figura central del cuadro. Un Pilato juvenil, sin personalidad, muñeco de guiñol. Se puede tener limpias las manos y sucio el corazón. Aunque está convencido de la inocencia del preso, dicta la sentencia de muerte :”Irás a la cruz”.Los servidores ya pueden retirarse del pretorio. En el lado izquierdo del óleo -un tanto en penumbra y en segundo plano- aparece con claridad la silueta de Cristo. Túnica enrojecida, cetro de caña en sus manos, corona de espinas: “Ecce Homo”, acaba de decir Pilato. El Hombre con mayúscula, frente al “hombrecillo” que lo condena a morir crucificado. El “Juzgado”, juzgará. La condena de Jesús es a todas luces injusta. ¿Desde cuándo puede ensañarse la justicia en quien es inocente, como acaba de pronunciar Pilato ? Jesús, sin embargo, escucha paciente y en silencio. Ni una queja, ni un reproche se asoman a sus labios. El dramatismo de la escena se acentúa con el color rojo de la túnica del Divino condenado. Y nos recuerda que tal vez nosotros juzgamos y condenamos a los demás con nuestros severos juicios, con nuestras lenguas afiladas, con nuestras actitudes insolidarias para los que tenemos a nuestro lado. ¡Señor Jesús ! Perdona nuestras incoherencias y nuestros fallos. Sal a nuestro encuentro para que no nos convirtamos en “jueces” de los demás, sin tener en consideración las circunstancias de los otros. Haznos caminar junto a ti para que sepamos descubrirte en quienes pasan a nuestro lado, pobremente vestidos, maltratados o preteridos, enfermos y necesitados. Sólo de este modo daremos auténtico testimonio en medio de nuestro mundo.

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VÍA CRUCIS

OLEOS: Gómez DomingoTEXTO: Jerónimo Beltrán

1ª ESTACIÓN

Jesús condenado a muerte

“ P i l a t o ,queriendo satisfacer ala gente se lavó lasmanos y se lo entregó,después de azotarle,p a r a q u e l ocrucificaran” (Mc15,12)

L l a m aatención la toalla conla que el Procurador deJudea se limpia lasmanos. Es figuracentral del cuadro. UnPilato juvenil, sinpersonalidad, muñeco

de guiñol. Se puede tener limpias las manos y sucio el corazón. Aunque estáconvencido de la inocencia del preso, dicta la sentencia de muerte :”Irás a lacruz”.Los servidores ya pueden retirarse del pretorio.

En el lado izquierdo del óleo -un tanto en penumbra y en segundo plano-aparece con claridad la silueta de Cristo. Túnica enrojecida, cetro de caña en susmanos, corona de espinas: “Ecce Homo”, acaba de decir Pilato. El Hombre conmayúscula, frente al “hombrecillo” que lo condena a morir crucificado. El“Juzgado”, juzgará.

La condena de Jesús es a todas luces injusta. ¿Desde cuándo puede ensañarsela justicia en quien es inocente, como acaba de pronunciar Pilato ? Jesús, sinembargo, escucha paciente y en silencio. Ni una queja, ni un reproche se asoman asus labios. El dramatismo de la escena se acentúa con el color rojo de la túnica delDivino condenado. Y nos recuerda que tal vez nosotros juzgamos y condenamos alos demás con nuestros severos juicios, con nuestras lenguas afiladas, con nuestrasactitudes insolidarias para los que tenemos a nuestro lado.

¡Señor Jesús ! Perdona nuestras incoherencias y nuestros fallos. Sal anuestro encuentro para que no nos convirtamos en “jueces” de los demás, sin teneren consideración las circunstancias de los otros. Haznos caminar junto a ti para quesepamos descubrirte en quienes pasan a nuestro lado, pobremente vestidos,maltratados o preteridos, enfermos y necesitados. Sólo de este modo daremosauténtico testimonio en medio de nuestro mundo.

2ª ESTACIÓN

Jesús carga con la cruz

Jesús, llevandola cruz salió hacia elsitio llamado Calvario,en hebreo Gólgota,donde le crucificaron...”(Jn 19,17)

“El que quieravenir en pos de Mi, tomesu Cruz y me siga” (Lc9,23)

La cruz, enperpendicular, dividematerialmente la escena.Las manos del Señor

ciñen cálidamente el madero y el gesto de Jesús, con boca entreabierta, estáindicando su postura de aceptación. El leño potente oprimirá la espalda lacerada deCristo, caminando hacia el lugar de la Crucifixión. Soldados romanos y rabinossabios completan la escena.

Jesús va delante y nos invita a cada uno de nosotros a seguirle con fidelidad.“Venid a mi los que estáis fatigados y agobiados y yo os aliviaré” (Mt 11,28). Desdeque el Señor carga con la cruz a cuestas - en sentido vicario y redentor- todasnuestras cruces, aun siendo cruces, se hacen más llevaderas. Mirándole así nosfortalecemos para la lucha. Si Él va delante, si Él está a nuestro lado, nuestro caminose hará más suave, porque aceptaremos también nuestras cruces con paciencia y conamor. En esta estación del Viacrucis tenemos luminoso ejemplo.

¡ Señor Jesús ! ¡Enséñame a abrazar mi cruz, a familiarizarme con ella, aaceptarla de corazón ! Entonces seguiré caminando junto a ti sin temor. Me pesa,Señor, el ser tan inconstante, el abandonar mi cruz a cada instante , tumbándomeen la cuneta de la vida, mientras Tú prosigues sólo camino del Calvario donde nosofertarás la salvación. Yo debería estar allí para consolarte y sobre todo paraaprender de tu generosidad y entrega a no flaquear en el seguimiento, sabiendo queen tu cercanía todo se ilumina y transforma.

3ª ESTACIÓN

Jesús cae bajo el peso de la Cruz

“Fue Él, quientomó sobre sí nuestrasenfermedades y cargócon nuestros dolores ynosotros le tuvimos porcastigado, herido deDios y humillado” (Is53,4)

La Santa Cruzsigue dividiendo elespacio en la primera delas caídas. Bajo su peso,Jesús se ha desplomadoen el camino. Está

terriblemente cansado, debilitado por la pérdida de sangre en el pretorio tras lostormentos de la flagelación y la coronación de espinas. Y ascendiendo, se tambaleay cae. En las condiciones en que camina, son lógicas estas caídas que la tradicióncoloca por triplicado No faltan mirones - a ambos lados de la cruz- que son testigosdel suceso. El rostro de Jesús contrasta por color enrojecido, frente al gris anodinode los observadores del Camino.

Contemplamos a Cristo de bruces sobre el suelo. El misterio de laEncarnación ya fue una “kénosis”, un abajamiento. Abajamiento que tendrá suculmen en la muerte en Cruz, pero aquí lo encontramos indefenso, impotente, casiagotado. Ahora se entiende mejor la palabra del salmista, al decir :”Soy un gusano,no un hombre, vergüenza de la gente, desprecio del pueblo” (Sal 22,7). Pero Jesús,aunando sus fuerzas, se levanta y prosigue. Es la actitud que ha recogido el pintoren este paso. Todavía queda camino por recorrer hasta llegar a la cima.

¡Señor Jesús ! Te contemplo caído por el suelo y evoco las frecuentescaídas que afean mi vida. Experimento la debilidad y el cansancio y prefieroquedarme a la vera del camino. Dame valor para seguirte sin desfallecer. Cuandome doble bajo el madero de mni cruz, acude en mi ayuda, no tardes en auxiliarmepara imitar tu ejemplo

4ª ESTACIÓN

Jesús encuentra a su santísima Madre

“Oh vosotros losque pasáis por elcamino. Mirad y ved sihay dolor comparable almío” (Lam 1,12)

Madre e Hijo ,f r e n t e a f r e n t e .Mirándose. En silencio.Ensangrentado el rostrode Jesús, pálido el deSanta María. Encuentrodoloroso para los dos.No pronuncian ningunap a l a b r a , p e r o

mutuamente se sienten embargados por el dolor. Debió ser terrible esteencuentro en la Via Dolorosa en el primer viernes santo de la Historia. Seentrecruza el amor y el dolor, la pasión y la compasión. La espada de doloranunciada por Simeón en el Templo se ha clavado en María y repercutetambién ahora sobre el corazón del Hijo, ya mayor.

La Virgen no podía estar ausente del Hijo que sufre. Al revolver unaesquina en las calles de Jerusalén, hubo un cruce de miradas. No es fácil sermadre pero todos sabemos que la presencia de la madre en los misterios dedolor, es alivio y esperanza. Esta presencia de María, camino del Calvario,delata la dimensión femenina y maternal de Dios en la historia de laSalvación. Como Ella, hay también muchas madres, cerca de sus hijos quegimen bajo pesada cruz.

¡Señor Jesús ! Fueron nuestros pecados los que te hicieron caminarbajo el peso de la Cruz. Y los que de algún modo hirieron también el corazónde tu Madre Santísima. Danos la gracia de reparar con nuestra oración ycon nuestro amor las penas que ocasionamos a los dos. Y que tu madre vuelvahacia nosotros esos sus ojos misericordiosos, como rezamos en la Salve, paraque también nosotros sepamos aliviar el sufrimiento de quienes encontramos en nuestro entorno, cargados con la cruz.

5ª ESTACIÓN

El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz “...y requisaron a

un transeúnte, Simón deCirene que venía delc a m p o , p a dre d eAlejandro y Rufo, paraque llevase la Cruz “(Mc 15,20-21)

La cruz, aplanada,cae con pesadez sobre lasespaldas del Redentor yde Simón de Cirene. Losdos personajes seencuentran en el Caminode la Cruz. El Cirineo-

así le llamaremos nosotros- regresaba del campo y se obligado al principio aayudar a Cristo. Prestó eficaz ayuda y este hecho debió marcarle en losucesivo. Un agricultor desconocido entra en la Historia por la puerta grande.Sus hijos -Alejandro y Rufo- son conocidos en la primera comunidadcristiana. Lo bueno que hacemos por los demás nunca queda sin recompensa.

Simón de Cirene ignoraba que estaba prestando un servicio a Cristo.También lo ignoran otros muchos que, dispuestos a echar una mano,consuelan y sirven a quienes encuentran necesitados en el camino . Dios nosquiere cirineos unos de otros, siempre serviciales y solidarios. Ayudar a llevarla cruz de los que sufren física o moralmente es una tarea noble. Porque enellos tenemos que descubrir un signo privilegiado de la presencia de Jesús enel mundo

¡Señor Jesús ! Enséñame a ser cirineo hoy, en medio de los ambientesen que vivo. Tengo necesidad de descubrirte especialmente en los que sufreny están atormentados. Qué bien si supiera ser cirineo para el huérfano quebusca amor, para la viuda que llora su infortunio, para el enfermo que buscaconsuelo, para el mendigo que tirita de frío o para el encarcelado a quien laexistencia se le ha hecho seca, como el estío.

6ª ESTACIÓN

La Verónica limpia el rostro de Jesús“No hay en Él

hermosura que atraigalas miradas, no hay en Élbelleza que agrade.Despreciado...varón dedolores, conocedor detodos los quebrantos...”(Is 53, 2-3)

Deslumbra por sublancura el paño limpioque ofrece al Redentoruna mujer. Frente a lacobardía de muchos, esrelevante la sensibilidady el arrojo de la

Verónica. Rompiendo el respeto humano se acerca solícita para enjugar enrostro ensangrentado de Jesús. En su lienzo, según la tradición, se imprime elrostro del Salvador. La “Santa Faz”, el rostro doliente y desfigurado, laverdadera imagen de Jesús camino del Calvario. Jesús aceptó agradecido elgesto tan femenino de esta mujer valiente, dejándole grabada su “vera icone” -de ahí “Verónica”- la primera y única imagen que se conservaría de él.

Hoy se precisan Verónicas compasivas y eficaces. Aunque tengannombres masculinos porque para todos esta mujer del sexo débil es ejemploviviente para el sexo fuerte. Ella no se avergonzó de limpiar el rostro afeadodel Señor. A nosotros nos salen a cada paso personas que ni siquiera miramosa la cara, o tal vez por encima del hombro, incluso llegamos a despreciarlasporque no son de nuestro parecer...

¡Señor Jesús ! Dáme coraje suficiente para vencer el respeto humanoque me aherroja y salir de la vulgaridad en que me encuentro. Concédeme serVerónica compasiva con los que son deshonrados por otros, engañados odespreciados. Dáme gracia para enjugar las lágrimas de los que estáncansados, agobiados, marcados por la vida. O de quienes buscan trabajo sinencontrarlo. Hazme sensible para descubrir tu rosto -ahora atormentado yafeado en los que sufren-, pero ya anticipo de tu rostro transfigurado en elTabor.

7ª ESTACIÓN

Jesús cae por segunda vez“El ca s t igo

salvador pesó sobre Él yen sus llagas hemos sidocurados” (Is 53,5)

L a c r u z ,plásticamente concebidacomo una losa enorme,oprime y aplasta elcuerpo de J esú s .Tumbado en la Calle dela Amargura centra entotalidad la atención dela r t i s t a t u r o l e n s e .Realmente el camino se

hace largo y las fuerzas del Señor disminuyen sensiblemente hasta caerextenuado por segunda vez. Su mano levantada está indicando que quierelevantarse y proseguir. Así se convertirá en Salvador del mundo.

Al contemplar a Cristo, caído por segunda vez en el Camino de laCruz, fácilmente pensamos en nuestras frecuentes recaídas. Recaemos en elpecado porque nos falta amor. Pero lo peor de todo es tener sicología dederrotados y pensar que ya no es posible seguir adelante, que no merece lapena, que todo sigue igual. Jesús, a pesar de la nueva caída, se levanta y siguehasta la meta. Desgraciadamente son muchos los que, zarandeados pordesgracia, se quedan tumbados en el camino de la vida. Muchos los que sevuelves escépticos, amargados, desesperanzados. Todo ello pone a prueba laesperanza cristiana. Pero nos recuerda igualmente : Dios quiere que todos loshombres se salven y a todos se nos regalan los medios para conseguir lasalvación.

¡Señor Jesús ! Caído por tierra, confiaste plenamente en el Padre. Yen esa confianza abriste tus manos y pies para que fueran cosidos a la cruz.Es allí donde tu corazón traspasado por la lanza derramó la última gota detu sangre, sangre redentora.Concédenos la gracia de no perder la esperanza teologal aunque nos parezcainaguantable el cáliz del dolor. Y haz, Señor, que nuestros ojos se iluminencon la luz de tu salvación.

8ª ESTACIÓN

Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén

“Le seguía unagran muchedumbre delpueblo y unas mujeresque se herían y sel a m e n t a b a n p o rÉl...”(Lc 23,27-28)

F i g u r a sfemeninas predominanen la composición.Aparecen llorosas ycompasivas ante Jesúsque sube con la cruz. Los

toques blanquecinos de la paleta del pintor reflejan la cercanía del DivinoRedentor. Jesús hace un alto en el camino y les habla. Es la primera y únicapalabra que pronuncia en el Vía Dolorosa. Cristo no recrimina a las mujerespiadosas de Jerusalén pero sí endereza el motivo de su llanto. Agradece lacompasión, pero la orienta hacia la causa de tanto dolor: “No lloréis por mi,más bien por vosotras y vuestros hijos...”(Lc 23,38)

La respuesta de Jesús nos admira. Olvidándose de sus tormentos,consuela a las consoladoras, pero quiere que dirijan la mirada hacia ellas yhacia sus hijos. Porque la injusticia y la violencia van en aumento. Habrá queseguir clamando contras las injusticias, sin dar pie a que las conciencias seadormezcan; habrá que salir siempre en defensa de la vida. Y habrá que lucharpara que todo hombre o mujer pueda disfrutar de los derechos humanos , tancacareados en teoría, pero a veces preteridos en la práctica.

¡ Señor Jesús ! Llorar es algo propio del ser humano. Tú mismo -asílo consigna el evangelio- lloraste repetidas veces. Está bien que lloremos porla injusticia de tu muerte, pero nos invitas a llorar de otro modo. Es precisollorar por nosotros y por nuestros pecados, por la falta de solidaridad entrenosotros, o por el egoísmo que tantas veces nos esteriliza. Tenemos que llorares hacer obras dignas de penitencia.

9ª ESTACIÓN

Jesús cae por tercera vez

“Cristo padeciópor nosotros y os dejóejemplo para que sigáissus pasos” (I Pe 2,21)

En entonadasgamas de cromatismo senos ofrece la tercera delas caídas, camino delCalvario. El dramatismode la escena quedasubrayado por el rostrosanguinolento de Cristoy por sus manos

extendidas sobre la calzada. El Señor caído ocupa en totalidad el cuadro. Senos hace realidad visible lo que Pablo escribe a los filipenses :”...se despojóde su rango, y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos... Yasí, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse a lamuerte y una muerte de cruz” (Fil 2,5 ss).

Agotadas las fuerzas de su cuerpo, Jesús se desploma exánime bajo elpeso del madero. Da la sensación de que todo va a terminar aquí. Pero no. Seincorporará de nuevo para proseguir hasta la cima donde entregará su vida poramor a fin de redimir a la humanidad caída. Esta estación del Viacrucis essólo un compás de espera, un paréntesis breve en el camino que conduce a lameta.

´Señor Jesús ! Tu tercera caída me recuerda mis frecuentes caídas enel pecado. Soy reincidente y da la sensación de que el pecado se han insertadoen mi vida como si fuera una segunda naturaleza. Y también reprocha lascaídas de la sociedad en que vivo. Una sociedad en la que los lazos familiaresse desintegran y el egoísmo feroz se ceba en la vida de muchos, rivalizandoentre sí como si fueran enemigos y no dejando florecer la fraternidad a queTú constantemente nos invitas.

10ª ESTACIÓN

Jesús es despojado de sus vestiduras“Los soldados,

cuando crucificaron aJesús, cogieron su ropa,haciendo cuatro partes,una para cada soldado yapartaron la túnica. Erauna túnica sin costuras ,tejida toda de una piezade arriba a abajo” (Jn19,23-24)

Manos vigorosasdespojan a Jesús de susvestiduras. Ahora -antesde ocupar la cátedra

sagrada de la Cruz - quedara desnudo. Despojado de todo el que es Rey deluniverso. En la Historia de la Pasión esta estación es un paso bochornoso.“Jesús .- escribe san Agustín - nació pobre, vivió más pobremente y muriópaupérrimo”. Aquí es ejemplo de despojo total : le quitan lo único que lleva,sus vestidos.

Lo de menos es el dolor de las heridas abiertas, el desgarro que supusoel arrancar sus vestidos pegados a la carne. La afrenta de su cuerpo desnudodebió herir profundamente su pureza incontaminada y su sensibilidadexquisita. Desnudo y despojado de todo, hasta de su intimidad más profunda.Objeto de burla en medio de los enemigos que al parecer triunfan. Vergonzosaestación en el Camino de la Cruz que Jesús experimenta sin pronunciarpalabra.

¡ Señor Jesús ! Tu expolio es signo de pobreza y desprendimientoabsoluto. Te contemplamos en el despojo absoluto, pero nosotros vivimosapegados a muchas cosas que nos impiden remontar el vuelo. Enséñanos adesnudarnos del brillo y de la vanagloria, del oropel y de las bagatelas, de lasnaderías nacidas al calor de nuestras idolatrías. Y ,por supuesto, de nuestrapereza y avaricia, de las pequeñeces que no pueden llenar el corazón humanopara que, desnudos y pobres, nos revistamos de los dones que nos regalas.

11ª ESTACIÓN

Jesús es clavado en la Cruz“ C u a n d o

llegaron al lugarllamado Calvario, lecrucificaron allí junto ados malhechores, uno aderecha y otro aizquierda” (Lc 23,33)

Jesús desnudo, estendido sobre la cruz quese armaba siempre alllegar a la meta. Gruesosc l a v o s e n t r a n amartillazos por susmuñecas, hasta coserlas

al madero. El martillo torturador ya está levantado para caer con fuerza sobreel clavo punzante. Sus pies serán igualmente perforados. Manos y pies de unDios humanado que recorrió los caminos de Palestina haciendo el bien,repartiendo siempre paz y ternura. Ya no puede moverse, sólo aguantar elterrible dolor, esperando que llegue pronto la muerte amiga.

Clavado en la Cruz pronunciará pocas palabras. Y las dichas desde esepúlpito sangriento no están pronunciadas en tono de venganza odesesperación. Al contrario, reflejan comprensión y perdón incluso paraaquellos que lo crucifican. “Se hizo obediente hasta la muerte, y muerte decruz”, recuerda el Apóstol. ¿”Podéis beber el cáliz que yo he de beber ?,pregunta el Señor a los hijos del Zebedeo. Ahora apura el cáliz hasta las heces.En el Calvario -desde que Cristo es crucificado - se ha encendido una hoguerade fuego que ya nadie podrá apagar nunca.

¡Señor Jesús! No permitas que nuestras manos ejerciten la violenciani nuestros pies caminen lejos de tu presencia. Clavado en la cruz eres imánque nos atrae, estandarte desplegado para que -mirándote- quedemossanados de nuestras vulgares trapacerías. Concédenos que las enseñanzas detu Pasión nos sirvan de testimonio y haz que, siguiendo tu ejemplo, lleguemosun día a participar plenamente de tu resurrección gloriosa.

12ª ESTACIÓN

Jesús muere en la cruz“Cuando hubo

gustado el vinagre, dijo: ” T o d o e s t ác o n s u m a d o ” einclinando la cabeza,entregó el espíritu” (Jn19,30)

Sobre la densatiniebla destaca elcuerpo del divinoC r u c i f i c a d o .Escapularmente vistopor el artista turolense.Como ocurre en el

Cristo que pintara san Juan de la Cruz, que influyó en el famoso Cristo deDalí. Es curiosa la expresión evangélica para designar la muerte del Señor:”entregó su espíritu”. Toda su vida había sido generosa entrega. Pero lasuprema y definitiva se realiza ahora. Fueron horas de intenso dolor ,soportadas por un amor que se hace perdón y que todo lo soporta. Su muertees paso, tránsito al Padre :”Todo está cumplido”

En el Calvario, Jesús -con su muerte- se ha convertido en manantialperenne de vida. De su corazón traspasado brota una fuente viva que todo lopurifica y fecunda. Al pie de la Santa Cruz, podemos aplicar a cada uno denosotros lo que Pablo escribiera a los gálatas :” Me amó y se entregó a lamuerte por mi” (Gal 2,20)

¡Señor Jesús ! Desde la cruz, aun muerto, sigues hablándonos.Porque ella es testimonio elocuente de tu amor, el mejor libro deespiritualidad, donde tu amor resplandece de modo especial la gloria de Dios,que se manifiesta, no deslumbrando , sino amando hasta el final, hasta lasúltimas consecuencias. Morir entonces para el cristiano ya no es unaaventura incierta, porque tú , Señor, nos precedes y vences la muerte con tumuerte. Concede a quienes somos peregrinos de eternidad, pasar también deeste mundo al Padre, para ser exaltados en la gloria.

13ª ESTACIÓN

Jesús es bajado de la cruz“ J o s é d e

Arimatea, que eradiscípulo del Señor,aunque secreto portemor a los judíos rogóa Pilato que lepermitiera tomar elcuerpo de Jesús. Pilatose lo permitió “(Jn19,38)

Jesús es bajadode la Cruz y puesto enbrazos de su madre. Elartista ha reducido los

personajes en el entierro de Cristo. Un hombre y dos mujeres, una de ellas laMadre de Jesús. Esta , con ojos entornados por el dolor, acoge el cuerpomuerto del Señor. Y lo ofrece al Padre. Nadie como ella había estado tan unidaa su Pasión redentora. Y no sólo en cuanto a sufrimientos, compadeciendo,sino en cuanto a actitudes, obedeciendo en silencio y amando. En ella se dioesa “comunión con sus padecimientos, muriendo su misma muerte” (Fil 3,10)

María, como patena limpia, recibe el cadáver ensangrentado de su hijoJesús. Manos amigas lo pusieron en su regazo como un despojo, como unarosa violentamente arrancada del tallo. Cristo ya no sufre ahora, María sí.Siente en su corazón un dolor intenso, como si tuviera el alma amortajada. Lapiedad popular la llama “Virgen de las angustias” en este trance y no sinrazón. Le había arropado lleno de vida en Belén, le arroja ahora -dolorosa-antes de en enterrarlo al modo de la costumbre judía

¡Señor Jesús ! También nosotros - acompañando a tu Madre dolorosa- queremos

acogerte, besar con respeto tus llagas y llorar tus heridas, en señal de amor y gratitud. Nos

consuela, sin embargo, pensar que tu muerte, acaecida en el Calvario en el primer Viernes

Santo de la Historia, no es lo definitivo en tu vida. Está flechada hacia la Resurrección. Pero

mientras aún estamos de camino, tenderemos la mano al marginado, acogeremos a los

pobres y desheredados porque en ellos sigues viviendo especialmente Tú. Y que Santa María

-tu Madre y nuestra Madre- nos acoja a todos “en la hora de nuestra muerte”.

14ª ESTACIÓN

Jesús es sepultado

“Tomaron elcuerpo de Jesús, lofajaron con vendas yaromas, según escostumbre de sepultarentre los judíos” (Jn19,40). “En el lugardonde había sidocrucificado había unhuerto, y en el huerto uns e p u l c r onuevo...Pusieron allí aJesús”(Jn 19,41-42)

La tensión y dramatismo de las estaciones precedentes en el Caminode la Cruz, no aparecen aquí. La paz ha hecho su ingreso. Dentro de laoscuridad envolvente se divisa perfectamente envuelto en luz misteriosa elcuerpo sepultado del Señor. Todo es silencio, quietud, paz. El grano de trigoha caído en el surco fecundo. La sepultura es sólo tránsito breve para laresurrección.

Sabemos que el sepulcro no es punto final. Es urna de esperanza.Murió para resucitar. Su sepulcro quedó vacío, como quedarán igualmente losnuestros en el día de la resurrección final. Cristo no puede morir para siempre,porque es la “Resurrección y la Vida”. Al tercer día llegará la Pascua. Y consu resurrección todo será nuevo, todo será distinto. Y no extraña que el pintorde este “Camino de la Cruz” haya puesto cuidado especial en preanunciar -gracias al toque expresionista de la luz- la inmediata y próxima Resurrección.

¡Señor Jesús ! Con san Efrén - ante tu sepulcro - nos complacemos en recordar: "

( Cristo) ...llevo su cruz a las moradas de la muerte. que todo lo devoraban, y condujo así a

todo el género humano a la mansión de la vida...En el árbol, pues. en que había sido

injertado un esqueje de muerte amarga, se injertó luego otro de vida feliz, para que

confesemos que Cristo es Señor de toda la creación” Está claro : todos los Viacrucis, todos

los dolores se llenarán un día de sentido o de esperanza. San Pablo es contundente : "Si

hemos muerto con Cristo también resucitaremos con él " (Poni 6,4)

15ª ESTACIÓNLa gloriosa resurrección del Señor.

" ¿Por qué buscáis entre losmuertos al que vive ? Noestá aquí; ha resucitado" (Lc24, 5-6)

La luz ha estallado enel sepulcro. La túnicaenrojecida de Jesús -presente en todas lasestaciones del Viacrucis- hacambiado de signo. Se haroto la tiniebla y una estelaluminosa baña tota lacomposición. Jesús, que

había sido crucificado en la cruz y sepultado en una tumba, es el mismoResucitado. Tras el Domingo de Ramos y el Viernes Santo se llega a la fiestade la Resurrección, "metrópoli de todas las festividades" en expresión de sanJuan Crisóstomo. La muerte precedió y es paso obligado para la gloriosaResurrección.

Por eso hoy no puede ser contemplado el Viacrucis, si se pierde estadinámica vital. Es decir: No se puede desvincular la muerte de Cristo de estefinal reconfortante. Y por eso, ya es frecuente, añadir a las 14 estacionesclásicas, una quintodécima :"El sepulcro vacío". O mejor :"La gloriosaResurrección". De este hecho nace un nuevo modo de vivir. Y, con la eclosiónde Pentecostés , la Iglesia se pondrá en camino para anunciar que el misterio"pascual" comprende dos aspectos indisolubles, aunque distintos en el tiempo,la muerte y la resurrección del Señor.

¡Señor Jesús ! El final del Camino compensa tu Pasión y tu muerte. Tu cuerpo

enterrado no conoció la corrupción del sepulcro. Y a través de la Pascua vuelves a la vida

para no morir más, como primicia de los muertos. En un prefacio de la Misa se canta:

"Muriendo destruiste nuestra muerte y resucitando restauraste la vida ". Tu resurrección

gloriosa nos abre a la esperanza definitiva, a la gloria, al triunfo, a la alegría. Los cristianos

no somos un pueblo de llorones, sino el pueblo de los resucitados con Jesús. Nuestro destino

es similar al tuyo : por la cruz a la gloria de la resurrección. Que nuestros corazones se

alegren con la buena noticia de la Resurrección y haz que, los que hemos renacido a la vida

de la gracia por el bautismo, seamos revestidos un día de la gloriosa inmortalidad.

¡TE ADORAMOS, OH CRISTO, Y TE BENDECIMOS!