01-El Legado de Ahadi

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Libros que son como precuela del rey león

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Crnicas del Reino: El Legado de Ahadi

Crnicas del Reino: El Legado de Ahadi

(Chronicles of the Pride Lands: The Legacy of Ahadi)

Una Historia de

John Burkitt y David Morris

Versin en Espaol de

Erick Gmez Garca

Una Produccin de

The Gentle KingdomCrnicas del Reino: El Legado de Ahadi

(Chronicles of the Pride Lands: The Legacy of Ahadi)

Una Historia de

John Burkitt y David Morris

Versin en Espaol de

Erick Gmez Garca

Una Produccin de

The Gentle KingdomNota Legal: ste es un trabajo original, registrado por John Burkitt y David Morris, basado en la pelcula de Walt Disney El Rey Len. Los elementos tomados directamente de El Rey Len son propiedad de The Walt Disney Company. El Legado de Ahadi es distribuido sin costo alguno, exceptuando razonables tarifas de distribucin. Citar nuestro trabajo, escribir piezas originales basadas parcialmente (o completamente) en nuestro trabajo, o utilizar a los personajes que nosotros creamos est bien mientras se nos pida aprobacin. Puedes empezar por mandarnos una copia del trabajo a cualquiera de nosotros. Nuestras direcciones de correo electrnico son:

John H. Burkitt:

[email protected]

David A. Morris:[email protected]

Los comentarios sobre nuestro trabajo, en pro y en contra, son bienvenidos. Nos han pedido aclaraciones sobre nuestra nota legal. sta es nuestra respuesta: El registro se mantiene con el nico propsito de evitar usos vulgares u obscenos de nuestros personajes. Cualquier trabajo, incluyendo parodias, estar bien mientras mantenga lmites razonables de decencia. Como dueos del registro nos reservamos el derecho de definir y cambiar estos criterios. Ninguno de ellos es razn para forzar al aspirante a ser consistente en su estilo literario o en el argumento del trabajo original.

Los personajes Akase, Isha y Malaika son propiedad de Brian Tiemann. Fueron utilizados bajo autorizacin.

Finalmente, este relato es un trabajo de ficcin. Cualquier remembranza con alguna persona viva o muerta es mera coincidencia. Bueno, en realidad no. Con amor y respeto queremos homenajear a aquellos que nos ensearon a rer y llorar. Sin haber sido modelos para ningn personaje, muchas almas grandiosas, algunas no humanas, han dejado una marca indeleble en nuestras vidas.

Nota de Revisin: No tiene sentido comparar la consistencia de las nuevas Crnicas con respecto a sus precursoras. La consistencia en esta versin fue mucho ms importante que en las anteriores. Muchos lectores alertas sealaron ciertas fallas en las antiguas Crnicas del Reino, y sus intereses han sido atendidos. Ambos pedimos que todas las versiones preliminares de Crnicas del Reino sean reemplazadas por esta nueva versin.

PrefacioJohn H. Burkitt:

Con profunda emocin admir el colorido espectculo que fue El Rey Len. Secretamente guardaba el deseo de conocer a estos personajes, de colmarlos con el gran amor que senta en mi interior y compartir la dicha que me iluminaba.

Mi deseo se ha concedido con Crnicas. He vivido por un instante en compaa de vidas grandiosas, y he experimentado a travs de mi pluma sus triunfos y tragedias. Humildemente presento mi trabajo, sostenindolo en la cima de la Roca del Rey. Admirar a mi hijo, porque realmente es mi hijo, y haber concluido este trabajo es una forma de decir hasta pronto. Asante sana!

Julio 15, 1996, Nashville, Tennesse

David A. Morris:

Cuando vi El Rey Len por primera vez, all por 1994, tuvo un efecto asombroso en m. Nunca antes me haba sentido tan cautivado por una historia. Su magia, esplendor y grandeza me llevaron consigo.

Con este trabajo se me present la oportunidad de retribuir algo de ello, de expresar por la palabra escrita mi amor por una historia que me ha conmovido profundamente en diversos aspectos. La paternal gua de Mufasa, la sabidura de Rafiki y la desinteresada amistad de Simba han tenido un gran impacto en mi vida, as que me dispongo a devolver un poco de esa magia, y quiz aprender algo sobre m mismo en el trayecto.

Una vez ms, he recibido ms de lo que esperaba.

Julio 15, 1996, Wilmington, Carolina del Norte

Preludio:

El sol matutino se reflej en los ojos de la Reina Akase. El Rey Ahadi observ su brillo y susurr la palabra amada. Ella sonri y lo acarici, y despus bes a sus gemelos recin nacidos, como si los cuatro estuviesen solos en su propio reino de amor.

Pero no estaban solos. A su lado estaban Shakael hermano del Reysu esposa Avina y sus hijas gemelas Sarabi y Elanna, recibiendo al amanecer. Y a lo largo de la pradera, en sus propias familias, se encontraba en todo su esplendor la creacin de Aiheu el Hermosolos solemnes elefantes, las altas jirafas, las grciles cebras rayadas, mucho ms dichosas que el ave ms resplandeciente. Permanecieron lado a lado, de rango en rango, de fila en fila. Y jams mostraron los colmillos, ni extendieron las garras. Haban venido a celebrar el misterio de la vida a travs de la presentacin del nuevo Prncipe. Por aqul da, la muerte no estuvo entre ellos.

Zaz:

Que las buenas nuevas se propaguen por todo el lugar.

Desde la cima de la ladera se han de proclamar!

Griten Ai-heu a-ba-ba-mi, pues un nuevo Prncipe va a llegar!

Akase:

Nuestro amor, por fin, en ti ha logrado encarnar,

(A Taka)Nuestro amor, por fin, ser visible en lo que hayas de lograr;

Tu forma de sentir, sonrer y mirar,

La grandeza de nuestro amor a todos ha de revelar.

Cmo te amo! Haces que la maana de partida.

Mi corazn se llena de dicha al tu nombre proclamar.

Eres mi adoracin, a mi mundo te doy la bienvenida,

Sin importar el Destino, mi vida no tendr par.

Ahadi:

Sers un Rey, sers grandioso, tus sueos vers hacer realidad,

(A Mufasa)Pero por ahora se mi hijo y duerme con tranquilidad.

Amo a mis hijos por igual, les ofrezco todo con sinceridad;

Las riquezas y la salud no han de evadir la soledad.

Cmo te amo! Haces que la maana de partida.

Mi corazn se llena de dicha al tu nombre proclamar.

Eres mi adoracin, a mi mundo te doy la bienvenida,

Sin importar el Destino, mi vida no tendr par.

A travs de los invitados camin Makedde, el mandril. Aquellos que estaban cerca de l retrocedan y despejaban el camino. l los bendijo con las seales del amor de Aiheu, tocando a los ms jvenes con sus dedos extendidos, e incluso a los ms viejos.

Makedde franque los bordes que protegan la base de la Roca del Rey, un formidable monolito de piedra cuyos brazos protegan a los leones de las incertidumbres de la noche. Trep el sinuoso camino hasta alcanzar el promontorio de roca donde lo aguardaba su destino. Mientras todos mantenan la respiracin, Makedde se aproxim a los hijos de Akase. Ahadi seal al pequeo Mufasa y asinti solemnemente.

Toco tu melena, dijo Makedde con profundo respeto. Incosi aka Incosi, Gran Rey. Roci a Mufasa con Alba pulverizada y unt Chrisum en su frente. Despus tom al pequeo tesoro dorado y lo sostuvo. Un haz de luz atraves las nubes y toc al cachorro como si lo besara. Aquel pequeo nacido del amor, y que no haba conocido nada ms que amor en su corta vida, observ a la admirada multitud. Entre los gritos y el clamor de la muchedumbre, a travs de la luz del sol, se escuch una voz de infinita dulzura, Makedde, cuidars de l?

Con tu ayuda, Aiheu, s que no fallar.

Abajo, la multitud sinti, con respeto y admiracin, la presencia de Dios, y se postraron en la tierra con reverencia, clamando en sus propias lenguas las palabras de adoracin en las que cada uno crea. Pero Makedde no los escuch. Tom al pequeo en sus brazos y lo bes. Que la brisa sople en ti gentilmente. Que el sol te alumbre con esplendor. Que los dioses te guen a su corazn. Una lgrima de dicha rod por su faz.

Despus regres el cachorro a Akase. El pequeo Taka miraba expectante, con sus ojos llenos de inocente curiosidad. Sonriendo, pero con cierta pena, Makedde acurruc al cachorro bajo su barbilla y sinti su suave ronroneo. De los dos, l ser el sabio, susurr Makedde. Habra sido un gran rey.

Captulo I

Aprendiendo su Leccin

Ahadi amaba jugar con sus pequeos, pero tambin se tomaba algn tiempo para ver por su educacin. Algunas lecciones eran divertidascomo acechar y sorprender. Otras no eran tan agradables, pero eran igualmente importantes.

Mufasa siempre fue bueno para acechar y sorprender, y cuando luchaba con su hermano Taka casi siempre venca. Pero Taka poda pasar horas escuchando las Crnicas de los Reyes y la Ley de la Manada mientras Mufasa se distraa en observar los rebaos perdidos en la distancia.

Ahadi descubri que Taka era como una esponja sedienta de conocimiento, y adulado por toda la atencin que de l reciba le daba la sabidura acumulada a lo largo de toda su vida y le contaba cosas maravillosas y sorprendentes ante el inspirador paisaje del promontorio.

Algunas veces, las palabras de sabidura son difciles de escuchar, dijo Ahadi. Nga y Sufa, hijos de Ramallah, ignoraban las enseanzas de su padre, y el hacerlo les trajo desgracias. Un padre ensea por amor, y rehuir sus enseanzas es despreciar su amor. Lo mismo es para ustedes, hijos mos. No me gustara verlos sufrir Ahadi se detuvo y mir de reojo a Mufasa, quien estaba atrapado en su propia ensoacin, despus le guio el ojo a Taka y continu hablando en el mismo tono. Y as fue como cierto cachorro observaba las manadas de us, soando con el da en que no tendra ms lecciones que estudiar. Y al hacerlo llenaba su cabeza con pasto seco en vez de conocimiento. Despus agreg con cierto nfasis: No es verdad, Mufasa??

S, padre.

Taka ri hasta revolcarse, al mismo tiempo que cantaba, Pasto seco, pasto seco, a-a-aaa-a-aaa-a!

Qu es tan gracioso?? Mufasa mir a Taka con irritacin, pero su padre frunci el ceo y Mufasa baj la mirada apenado.

Taka, de qu estabamos hablando? Ahadi saba que poda confiar en l.

Haba dos hermanos llamados Nga y Sufa, y eran muy famosos. Un da, Nga comenz a pelear con Sufa por causa de una chica. No era cualquier chica: era blanca como las nubes, y posea magia, y si alguno de los dos la desposaba lograra tener un reino grandioso. Y como era fenomenal, ambos queran casarse con ella. As que vinieron a este lagosta es la mejor partey pelearon sin detenerse durante todo el da y toda la noche. Y continuaron peleando el segundo da.

Taka comenz a caminar alrededor de Mufasa mientras hablaba. Pelearon durante todo el tercer da. No se detuvieron ni para dormir. Pelearon durante cinco das con sus noches, por que ella era realmente hermosa, y eran tan testarudos que ninguno se renda. Pero en el quinto da ambos cayeron, exhaustos, al mismo tiempo. Y mientras dorman , la chica se escabull y se cas con un len mgico, tan poderoso como ella, y Nga y Sufa se sintieron como un par de idiotas!

Grandioso! Ahadi acarici a Taka. Y que interpretacin tan maravillosa.

Mufasa se sinti desanimado.

Ven ac, Muffy. Ahadi acerc a Mufasa con su pata y lo acarici. Deseara que pudieras jugar todo el tiempo si eso te hace feliz, pero necesitas aprender las habilidades del liderazgo. Adems, el aprender estas lecciones a travs de mi padre fue un momento especial que ambos compartimos. Disfruta de este tiempo mientras dure, y scale el mayor provecho.

Lo intento. De verdad.

Lo s. Pero recuerda que no los amo por su inteligencia o por su fuerza. Los amo por que son mis hijos. Cualesquiera que sean los dones que Aiheu les ha dado deben aprovecharlos al mximo, y eso requiere educacin. Lo entiendes?

S, pap.

Ahadi sonri con indulgencia. Vayan a jugar un rato.

Los cachorros se alejaron dando cabriolas, pero Ahadi les grit, Hey! No se olvidan de algo?

Muffy y Taka regresaron y besaron a su padre.

Captulo II

Todo lo que Toca la Luz

A la maana siguiente, Ahadi despert ms temprano de lo acostumbrado. Sigilosamente se acerc a donde descansaban sus hijos, y con mucho cuidado movi a Mufasa. El cachorro resping, pero no despert. Ahadi insisti con mayor firmeza, alejando a Mufasa de sus sueos. Muffy mir con sorpresa e irritacin, pero Ahadi lo detuvo antes de que pudiera hablar y movi ligeramente la cabeza como diciendo sgueme. Interesado, Muffy lo sigui silenciosamente hacia el exterior de la cueva.

Taka, que tena el sueo ligero, sinti fro donde antes haba habido calor. Gru e intent acercarse a un hermano que ya no estaba ah. An somnoliento palp los alrededores, y al echar un vistazo se dio cuenta de que se estaba perdiendo de algo muy importante.

Se escabull sigilosamente y se arrastr por la plataforma que serva como puerta principal. Ah, en la luz matutina, estaban sentados padre e hijo. Mufasa estaba recargado en su padre, iluminado por el esplendor de la luz matutina.

Por qu no me invitaron? se pregunt Taka. Deseaba sumergirse en la fragante suavidad de la melena de su padre y disfrutar del amanecer. Por un momento consider acercarse por el otro lado, pero entonces Muffy dijo, Qu sucede, Pap?

Shhh! Despertars a Taka.

A Taka le encantaban los secretos, as que permaneci agazapado en el prtico, donde nadie pudiera verlo.

Mira lo que toca la luz, susurr Ahadi. Ese es el lmite de mi reino. Algunas veces me siento aqu a contemplarlo con humildad. Muchas personas dependen de m, y debo sobreponer sus necesidades a las mas. Pero ha sido maravilloso. Es hermoso sentirte necesitado, especialmente cuando das lo mejor de ti para cubrir esas necesidades. Algn da, cuando ya no est aqu, conocers ese sentimiento, pues te he elegido como mi sucesor.

A m? Mufasa lo mir con genuina sorpresa. Hey, fantstico!

Taka se sobresalt. Sus labios formaron las palabras No! No es justo!, pero ningn sonido sali de ellos.

Muffy dijo, con un poco de dificultad, Pero Taka siempre ha sido el ms inteligente. Estaba seguro de que l sera el Rey. l lo sabe todo.

No todo, hijo, a pesar de que es muy brillante. T tambin eres brillante, aunque necesitas aplicarte en tus estudios. Te traje aqu con la esperanza de que pondras ms empeo al saber lo que hay en juego. Lo que ests aprendiendo es la sabidura de nuestra gente. Eres el futuro rey. Mientras sepas cmo ser un buen rey tendrs leonas que hagan la cacera. Ahadi suspir profundamente. La decisin no fue fcil. No se lo digas a Taka an. Por ahora, ste ser nuestro pequeo secreto.

Por qu debe ser un secreto, Pap?

Porque como dijiste, Taka es inteligente. Se esfuerza mucho. Si supiera que no ser Rey se desanimara y desperdiciara los talentos que Aiheu le ha dado, como t estuviste tentado a hacer. Mir profundamente, pero sin juicio alguno, en los ojos de Mufasa. Sabes que digo la verdad, no es as? Eres muy inteligente cuando te lo propones. Suspir profundamente. sta debera haber sido una ocasin feliz. En vez de ello, me est rompiendo el corazn. Deseara tener un reino para cada uno, pero no es as.

Por qu no lo dividimos? El tendra una mitad, y yo la otra.

Es muy lindo de tu parte, Muffy, pero no funcionara. La cacera sera pobre en un reino pequeo. Acepta el destinoel reino les pertenece a ambos, pero t sers Rey y l no. Es por eso que les ense la historia de Nga y Sufa. Si se la pasan peleando sin llegar a algn acuerdo, el premio ser para alguien ms. Si amas a Taka, y s que es as, no le dirs nada por ahora. Quiero decrselo yo mismo, cuando sea el momento adecuado. Intentar hacerle entender.

Entiendo. Mufasa dijo pensativo, Me gustara ser Rey algn da, pero me siento mal respecto a Taka. No se lo dir hasta que creas que es correcto.

Ahadi sonri. Tal vez tengas que esforzarte ms en tus lecciones, pero tienes un buen corazn. Esa era mi ms grande esperanza: dejar este mundo sin preocupaciones o arrepentimientos. Cuando pienso que sers el prximo Rey, me siento tranquilo.

Por un momento, Taka sinti un gran enojo, pero pronto su coraje se torn en dolor. Con la cabeza agachada y las orejas cadas, regres a la clida seguridad de su madre.

Captulo III

No Hay Tiempo para Siestas

Minshasa, blanca como las nubes, atravesaba el corazn de la sabana cual sueo de amor. Nadie que tuviese melena poda mirarla y permanecer tranquilo. Minshasa, voz de frgiles deseos. Minshasa, amada de los dioses. Cudense, hijos mos, de sus tremendos encantos!

Ramallah, De La Saga Lenida, Seccin D, Variacin 1

Akase estaba preocupada por Taka. Ella tena una gran sensibilidad respecto a lo que sentan sus hijos, y saba que Taka no se senta bien. l estaba abatido. Algunas veces ni siquiera poda sostenerle la mirada, y otras la observaba como si intentara descubrir algo oculto.

Incluso Ahadi se dio cuenta de que algo no marchaba bien. Lo empuj con la nariz juguetonamente. Hay algo que te preocupa, Taka?

No, seor.

Puedes decrselo a Pap. Qu te parecera una bonita historia? Ya sabes, sobre los Grandes Reyes del Pasado. Ya te he contado acerca de Moko Melenudo?

S, seor. Taka suspir profundamente. Ahadi comenz a decir algo, pero Akase movi ligeramente su cabeza y susurr, No.

Ahadi dio a su hijo un clido beso en la mejilla. Te amo, hijo. Sabes que puedes decirme todo lo que quieras cuando te sientas listo.

Taka lo mir lastimeramente. De verdad, Pap? En verdad me amas todava?

Ahadi se mordi el labio. Por los dioses, es que acaso no lo sabes? Mir al cachorro con una profunda afliccin y, tras algunos momentos, se alej unos pasos y se sent observando las distantes montaas.

Akase estaba un poco irritada. Pero qu es lo que te hizo decir eso? Por supuesto que te ama. Tan slo mralo! Suaviz su tono. Cario, qu es lo que te ha hecho pensar que no te ama?

Yo Taka pudo haber dicho la verdad, pero ella habra sabido que haba estado espiando a su padre. Luch contra su propia carga por un momento y despus dijo, Tan slo preguntaba, eso es todo. Lo siento.

En silencio, Taka hizo un recuento secreto de todas las cosas tontas que alguna vez haba hecho, preguntndose cul haba sido la que lo haba condenado a estar en segundo lugar por el resto de su vida. Fue acaso la vez que se escap sin decrselo a Mam? Fue aquella mala broma que tanto disgust a Uzuri? Quizs Uzuri se lo dijo a Pap, a pesar de que le rog que no lo hiciera. Debera atreverse a preguntarle? No, por supuesto que no. Supuestamente l no estaba enterado al respecto. Adems, la decisin ya estaba tomada, y era demasiado tarde para cambiar las cosas.

Era cerca de medio da y Taka tena que tomar su siesta, pero Mufasa se acerc brincando, tan lleno de entusiasmo infantil que estaba a punto de estallar. Su humor era contagioso Taka, tienes que ver esto!

Ver qu?

Qu cosa, hijo? pregunt Akase. Otro puercoespn? Quizs una suricata?

Bueno, es Su cola se crisp. S, una suricata.

Qu tiene de grandioso una suricata? Las vemos todo el tiempo, dijo Taka acurrucndose. Ya casi es medioda. Hace tanto calor que tu cerebro podra derretirse, si es que acaso tienes uno.

Pero esta suricata es Diferente, dijo Mufasa al tiempo que guiaba el ojo. Taka observ como se mova la cola de Mufasa, algo que siempre pasaba cuando deca una mentira. Le lanz una leve sonrisa de complicidad.

As que es diferente? Taka se sacudi su propia autocompasin. Bueno, est bien. Puedo ir, Mam?

Si no se tardan. Ya han estado afuera mucho tiempo.

Antes de que pudiera terminar, Mufasa y Taka ya haban emprendido la carrera, provocando la huida de una parvada de gallinas de Guinea. Se dirigieron hacia los pastizales, pero se detuvieron un momento entre el alto pasto.

Entre el forraje estaba la pequea Sarabi, y al observarlos supo que tramaban algo que bien vala la pena. Se apresur para alcanzarlos a travs de la verde marea. Despus de mucho logr dar con ellos, jadeando.

Qu es lo que sucede? les pregunt.

Oh, nada, dijo Mufasa. Estamos practicandocomo acechar. Su cola comenz a moverse.

Siempre que no estn haciendo nada, dijo Sarabi, es que algo estn tramando.

bamos a observar unasuricata, se atrevi a decir Taka.

Una suricata? pregunt Sarabi, no muy convencida. Vio como su nariz respingaba, una seal segura de que estaba mintiendo.

Bueno, sta es diferente, dijo Taka.

Entonces yo tambin quiero verla, dijo Sarabi.

Bien hecho, poco seso, dijo Mufasa entre dientes. Golpe a Taka en la mejilla. Taka gru y le regres el golpe. Ambos fueron con las garras retradas, pues estaban bien educados, pero despus comenzaron a pelear.

Muffy era ms fuerte, y peleaba limpiamente. Taka era un oponente determinado, y despus de algn tiempo comenz a jalarle las orejas y la cola. Despus la pelea comenz a ponerse en verdad fea, y Sarabi los rodeo en pequeos crculos, muy molesta.

Detnganse! Detnganse ahora mismo! Sarabi estaba muy indignada. Si siguen as jams veremos esa estpida suricatasi es que acaso existe.

No tuvo xito. Los gruidos comenzaron a hacerse ms graves. Taka estaba perdiendo, como sola pasar, pero no se daba por vencido. Rndete!

No hasta queouch!dejes de ponerme apodos! El que seas ms grande que yo no significa que seas ms listo!

Sarabi grit, Si no se detienen voy a decrselo a su Madre! Ustedes pueden ser tan tontos algunas veces.

Tan slo nos divertamos, dijo Mufasa, encima de su hermano.

S. No lo hacamos en serio, dijo Taka, sacudindose y dndole a Mufasa un ltimo golpe, esta vez con las garras extendidas.

Sarabi mir a Taka, y al observar una pequea gota de sangre escurriendo de su oreja derecha se sinti muy conmovida, y comenz a limpiarla con su lengua.

Taka siempre poda contar con su simpata, pero esta vez quera lucir como todo un len. No me duele.

Pero ests sangrando.

No es nada, en verdad.

S, claro, dijo Mufasa, limpindose una fea cortada que tena en su pata. Bueno, si an quieres venir, cerca del bosque hay un tejn mielero. Es blancomucho ms que las nubes. Recuerdas aquella leona blanca por la que pelearon Nga y Sufa? Aquella que era mgica y conceda deseos?

Te refieres a Minshasa? Taka pens por un momento. Por supuesto! Pero no puedes casarte con un tejn. O acaso piensas hacerlo?

No quiero casarme con l. Slo quiero pedirle un deseo.

Qu es lo que vas a pedir, Muffy?

Mufasa sonri tmidamente. Por eso es que te ped que vinieras. Quiero que ests a mi lado cuando me rena con los Grandes Reyes del Pasado. Pap quiere que yo sea Rey cuando l muera.

Lo escuch. Estaba escondido tras una roca cuando te lo dijo.

No deberas espiar a los dems, dijo Mufasa con severidad, pero despus aadi, Tal vez no seas un rey en esta vida, pero si ese tejn realmente concede deseos, lo sers cuando mueras.

En verdad? Taka estaba embelesado. Haras eso por m? Qu idea tan fantstica! l era muy afectuoso, y acarici a Mufasa. Eres el mejor! Dijiste que queras darme la mitad del Reino. Lo escuch.

S. No va a poder ser, as que no le digas a nadie que dije eso.

No lo har. Ya no importa ahora, pero fue muy tierno. Eres el mejor, Muffy! Ri y le dio un empujn a su hermano. Los dos comenzaron a pelear, riendo y retozando. Ambos dieron lo mejor de ellos, pero como siempre Mufasa gan rpidamente, inmovilizando a Taka.

Mufasa sonri ligeramente. Estaba feliz de no haber pedido algo para s mismo. Mientras sostena a Taka, dijo, Mira, cuando Pap te diga que yo voy a ser Rey, hazte el sorprendido. Ser lo mejor. Sabes que te reprender si descubre que estabas espindonos.

Yo quiero estar donde est Taka, dijo Sarabi. Taka, yo quiero sentarme a tu lado!

Ese va a ser mi deseo, dijo Taka. Se desliz por debajo de Mufasa, se acerc a ella y la acarici. Y qu es lo que vas a desear t?

Sarabi le dio a Taka una repentina lengetada en la mejilla. Ya lo sabrs.

Una vez pactado, los tres cachorros se dirigieron hacia la madriguera que estaba en el lmite del bosquecillo de acacias.

Captulo IV

La Madriguera

La entrada a la madriguera era un amenazante agujero negro. Mufasa comenz a entrar en l, pero la abertura apenas permita que un cachorro de tamao regular se deslizara, y no permita maniobrar libremente. Mufasa era un poco grande para su edad, y no tena oportunidad de poder entrar. Sugiri que tal vez podran llamar al tejn.

Hola!

No hubo respuesta.

Vamos, tejn. Puedo escucharte, s que ests ah.

Esperaron durante un momento, pero no sucedi nada.

Ya vmonos, dijo Sarabi. Parece que no est de humor.

Espera. Creo que nos est retando. Grit, Soy el Prncipe Mufasaalgn da ser Rey, y te estoy tomando como mi rehn. Si quieres que te libere, debes bendecirnos a m y a mis amigos!

Escucharon gruidos procedentes de las inmensidades del tnel. El eco, amplificado por las paredes de la madriguera, sonaba como las olas del mar que quedan atrapadas dentro de los caracoles; fue un ruido rpido, casi con urgencia y enfado.

Tal vez est sordo, Su Majestad, dijo Taka con irona. Me hiciste caminar hasta aqu slo para ver un agujero en la tierra? Apuesto que es un conejo. Tan slo un conejito asustado! Y T me llamaste a M poco seso!

Pero es un tejn blanco, lo juro! Mufasa mir a Taka, y despus a Sarabi. Verdad que me creen? Es decir, acaso les parece que huele como un conejo??

Taka olfate cuidadosamente la abertura. Nunca antes haba olido a un tejn mielero, pero saba que no era un conejo. Era un olor extrao y picante, lleno de posibilidades. Ya vine hasta aqu, dijo Taka. Si quiero mi deseo, supongo que voy a tener que entrar ah.

Jams te atreveras, dijo Mufasa, mirando aquel agujero con cierto temor. Parece ser que est muy enojado. Adems est muy obscuro, y t le tienes miedo a la obscuridad.

Quin lo dice?

Lo digo yo! Siempre piensas que las hienas van a atraparte. Algunas veces te duermes hasta muy tarde, y luego tienes pesadillas.

Taka estaba muy ofendido. Constantemente tena la misma pesadilla, en que era despedazado por las hienas. Akase tena un odo delicado, y siempre estaba ah para confortarlo con clidos y amorosos besos, permitindole recargar la cabeza en su abdomen hasta que caa dormido bajo el suave arrullo de su respiracin. Nunca estuvo seguro de si alguna vez haba despertado a Mufasa, pero ahora no haba duda alguna. Sinti un retortijn en el estmago. Mir hacia el agujero, y entonces supo lo que tena que hacer.

Sarabi pudo ver su temor, y se acerc a l. No lo hagas si no quieres. Yo no lo hara.

Pero t eres una nia, dijo Taka, mirndola con dulzura. Despus se dirigi al agujero. No le tengo miedo a la obscuridad. No le tengo miedo a ese tejn. Soy un len, y los leones no le tememos a nada Volte a ver a Mufasa. no importa qu piensen los dems.

Taka se desliz a travs del estrecho pasaje con los hombros encorvados y la cabeza agachada. Muy reaciamente se dirigi hacia el obscuro corazn de la caverna, pulgada tras pulgada, y repitiendo a cada instante, No vamos a hacerte dao. Tan slo queremos que nos concedas unos deseos, s? Somos tres, as que nicamente sern tres deseos. A travs de las profundidades se escuchaba una respiracin que cada vez se volva ms agitada, al igual que la de Taka. Tres deseos deben ser algo muy fcil para alguien como t. Quiero decir, qu son tres deseos para un verdadero Nisei? No hubo respuesta alguna. Por favor, di algo. Lo que sea.

Oye Taka, dijo Mufasa, No tienes que hacerlo. Meti su cabeza en el agujero y dijo, Lamento haber dicho que eras un mentecato.

Lo llamaste poco seso, dijo Sarabi.

Lo que sea! grit Mufasa. Oye Taka, regresa. Slo bromeaba cuando dije que le temas a la obscuridad. Se impacient. Taka, YA DIJE QUE LO SIENTO, de acuerdo?? Ahora sal de ah inmediatamente o se lo dir a Mam!

No bloquees la entrada, dijo Sarabi. Se acerc para escuchar cuidadosamente. Qu tanto estar haciendo?

Cmo puedo saberlo. Ya cllate.

Finalmente, desde las profundidades, lograron escuchar la voz de Taka Se oa distante, dbil y vacilante. No vamos a lastimarte. Vers, mi hermano Mufasa va a ser Rey cuando crezca, y yo tan slo soy su hermano. Se le ocurri que yo podra sentarme junto

Se escuch un ligero estrpito en las profundidades. Son como un gruido.

Ayuda, por favor. Tengo miedo. Est muy obscuro aqu. Era Taka. Mufasa y Sarabi no saban si estaba hablando con el tejn o con ellos. Mufasa trat de entrar en el agujero.

Era muy estrecho, y se dio cuenta de que no tena sentido intentarlo. Comenz a excavar.

Detente! Sarabi lo empuj. Hars que se derrumbe!

Pero est en problemas.

Si la cueva se derrumba, realmente tendr problemas. Se acerc a la abertura. Taka, ests bien?

Eres t, Sassie?

Por favor, sal de ah. Si me quieres, sal ahora.

En un minuto.

Ni un minuto! Sal ahora!

Los sonidos de respiracin se agitaron una vez ms. Se escuch algo movindose, y despus un profundo silencio. Despus de un momento, Mufasa volte a ver a Sarabi. Jams cre que lo intentara. Debe ser muy valiente, o muy estpido.

l no es estpido, dijo Sarabi con firmeza. Si no lo hubieras llamado as, jams se habra metido en ese lugar! El que sea ms pequeo que t no lo hace un estpido. Lo llam una vez ms, con mayor fuerza. Por favor sal! Ests asustndome!

En ese momento se escuch un gruido fuerte y amenazador. Ya me voy! Por los dioses! Djame ir! Djame, me lastimas! Escucharon como Taka trataba de retroceder.

Mufasa comenz a cavar con furia. Aguarda: puedo ver tu cola! Retrocede un poco ms. Tan slo unas pulgadas!

Mufasa alcanz su cola y la sostuvo con toda su fuerza. Sarabi agarr la cola de Mufasa y tir de ella, tratando de no lastimarlo. Taka sali a tropezones del agujero, con la cara cubierta de sangre y uno de sus ojos sobresaliendo de su cuenca. El tejn blanco estaba tras de l observando a los otros dos cachorros, que tenan los lomos erizados y lanzaban terribles gruidos. Reconsider sus opciones, y con enfado regres a su agujero. Taka yaca en la tierra. Por los dioses! Me duele tanto! Aydenme! Quiero a mi Mam!

Mufasa observ su ojo, baado en un charco de sangre. Le tom algunos momentos el poder alejarse de esa atrozadora imagen. Ir por Mamno, mejor traer a Makedde. Comenz a alejarse, pero se detuvo. No, tardara mucho en regresar. Puedes caminar, Taka?

Taka trat de levantarse, y comenz a moverse con gran dificultad. La sangre escurra por su cara y caa en el pasto. Lo intentar. Est muy lejos?

No. Slo sgueme.

Captulo V

La Profeca

Hay tres cosas que no pueden recuperarse. El vino derramado, la flecha disparada y la palabra pronunciada.

Menelao de Naxos

Fue un largo camino hacia el baobad en el que se encontraba el hogar de Makedde. A causa del sol, la sangre sobre el pelaje de Taka comenz a formar costras, y las moscas se abalanzaban sobre l sin piedad alguna. Su paso iba perdiendo firmeza y, a pesar de sus esfuerzos, su voluntad estaba cediendo.

Falta mucho?

Slo un poco ms, dijo Mufasa.

Eso dijiste la ltima vez. Taka comenz a jadear descontroladamente. Me duele. De verdad crees que podr ayudarme?

l puede curarlo todo, dijo Sarabi. No te preocupes, Taka. Todo va a estar bien.

Todava falta mucho?

Sarabi se le adelant y lo mir directamente a la cara. Su ojo sano no pareca estar enfocando. Se dio cuenta de que tan slo estaba siguiendo el sonido de las pisadas de Mufasa. No te des por vencido, dijo Sarabi. Hazlo por m.

La sangre perdida y el inmenso dolor estaban provocndole un colapso a Taka, y sus extremidades se debilitaban cada vez ms. Sassie, no creo poder lograrlo.

Puedes hacerlo, le dijo, y se acerc a su costado. Taka, te han contado el chiste de los dos us y la cebra?

No.

Bueno, pues resulta que haba dos us, y uno le dijo al otro, Te apuesto que puedo hacer que esa cebra se ra antes que t. As que se acerc a la cebra y le dijo, Mira! Entonces se par de cabeza y le ense la lengua. Pero la cebra no se ri. Y, sabes que hizo el otro u?

Cul u? No veo ninguno. Tropez y cay al suelo.

Taka, ponte de pie! Vamos, tienes que seguir!

Sarabi lo golpe ligeramente en el costado, trat de levantarlo con sus patas, e incluso tir de sus orejas. Ponte de pie!

No puedo.

Tienes que hacerlo! Le mordi la pierna.

Ouch! Volte a verla directamente.

Si no te paras te voy a morder otra vez.

Muffy puso su hocico debajo de Taka y lo empuj. Con la ayuda de su hermano, Taka logr ponerse en pie y comenzar a caminar. Ya puedo ver su rbol. Gracias a Dios!

Makedde, el Gran Sabio Mandril Babuino, le enseaba a su joven hermano Rafiki como adivinar el futuro a travs de un cuenco con agua. Esta tcnica, a la que llamaba hidromancia, era la mejor manera de ver el futuro. El agua, como sola decir, vuela mucho ms alto que las aves, y despus regresa a la Tierra colmada con energa divina. Y no puede ser de otra manera, pues cualquiera puede ver como la fuerza de la lluvia hace reverdecer los campos.

Makedde abandon inmediatamente su trabajo cuando divis al cachorro ensangrentado y a sus dos amigos. Rafiki, prepara un fomento inmediatamente! Observ cuidadosamente el ojo de Taka. Oh, pequeo Amo Taka, y ahora que hiciste!

Makedde sostuvo la cabeza de Taka con ambas manos. Este lado no responde. Esto es malo, muy malo. Pero tal vez pueda remediarlo.

Makedde tom un poco de Alba humedecida, que Rafiki le entreg, y comenz a aplastarla contra el suelo. La tierra comenz a formar lodo, y Makedde tom esa mezcla cuidadosamente en su mano.

Esto es obra de un tejn, dijo Makedde. An cuando no pudiera verlo, podra olerlo. Sacudi su cabeza. En qu estabas pensando cuando te pusiste a jugar con tejones? Sabes que son muy peligrosos.

Era un tejn blanco, dijo Taka. Quera pedirle un deseo, como Nga y Sufa.

Ya veo. Frunci el entrecejo. Es que no conoces las diferencias que hay entre una leona blanca y un tejn blanco! As que queras pedir un deseo, eh?

Fue idea ma, dijo Mufasa. Despus de que hayamos muerto quiero que mi hermano est a mi lado, junto con los Grandes Reyes del Pasado.

Makedde lanz un suspiro. En verdad es un noble sentimiento. Pero todas las criaturas son preciosas para Aiheu. l los recibe a todos y los mantiene muy cerca de l, no por su valenta o la fortaleza de sus cuerpos, sino por su Ka inmortal. Se lav las manos en una pileta. Si tu Ka esta lleno de amor y sabidura, no importa que seas ms pequeo que tu hermano. Acarici a Taka. Ten valor, pequeo. Los dientes de Taka rechinaron. Su ojo saludable se cerr suavemente, y sus orejas se agacharon.

Makedde era bondadoso con el pequeo cachorro. El lodo cubra por completo el ojo lastimado de Taka, pero no era tan molesto como pens que sera. Despus, con un ligero apretn de su mano, devolvi el ojo, an intacto, a su lugar. Con infinito cuidado tom un poco de agua y retir el lodo poco a poco. No parpadees. Haces que sea ms difcil.

Una vez que retir toda la sangre, y que el ojo qued perfectamente limpio, Makedde tom una ramita de Dwedwe y la parti a la mitad. Dej caer una gota de resina, y con gran habilidad la distribuy a travs de la cortada, al tiempo que presionaba los bordes de la herida con sumo cuidado. Despus sopl algunas veces sobre la herida para asegurar que se mantuviera cerrada.

Rafiki trajo un cuenco con agua. Makedde le agreg algunas hierbas que le ayudaran a recuperar sangre y aliviar el dolor, y una pizca de Raz Tiko para prevenir cualquier infeccin. Finalmente agreg un poco de miel. No sabe muy bien que digamos, pero te har sentir mejor.

Taka encontr que la bebida era soportable, y adems estaba terriblemente sediento despus de haber perdido tanta sangre. Adems, realmente se sinti mejor.

Para Sarabi haba sido una eternidad. Reuni el valor suficiente, y se atrevi a preguntar, Podr volver a utilizar su ojo?

Rafiki, inquiri Makedde, Ya escuchaste a la damisela. Qu va ser de Taka?

Rafiki estaba nervioso. Era la primera vez que iba a ver el futuro de alguien ms. Observ el agua profundamente, tratando de recordar todo lo que su hermano le haba enseado. Entonces sopl una tremenda rfaga de viento proveniente del oeste, formando ondas en el agua. Traa consigo el olor de la putrefaccin. Las ondas del agua se disiparon, y Rafiki emiti un quejido. Aguarden, veo algo. Creo que

Qu? pregunt Sarabi con impaciencia.

Rafiki mir fijamente el agua, como si estuviera posedo. Su voz se volvi profunda y forzada. El camino es largo y difcil. Aquellos que sonren en tu presencia te muestran los dientes cuando les das la espalda. Se alej del cuenco y se dirigi a Taka. Lo seal acusadoramente, y dijo. Encontrars amigos en lugares desolados, pero te abandonarn en tu hora de necesidad. Aquel que te toc por primera vez habr de causar tu perdicin, aquella que te entreg su amor habr de tornarlo en odio.

Rafiki! grit Makedde. Contrlalo! Es un espritu maligno!

La ira es tu nica salvacin, murmur Rafiki, y agarr la mejilla de Taka. rmate con el ms cruel de los odios. Toma lo que es tuyo por la fuerza, ya que no te ser entregado fcilmente.

Taka logr librarse y trat de esconderse detrs de Sarabi y Mufasa, agachndose y temblando. No! No puede ser! Dime que no es verdad!

Detente! Makedde lo sacudi con violencia. Detente en el nombre de los dioses!

Rafiki lo mir estupefacto, como si hubiera visto a un fantasma. Le tom algunos momentos volver en s. Hermano? Qu me pas? No pude controlarme. Estaba paralizado, y algo estaba controlndome!

Mufasa estaba horrorizado. De verdad va a pasar? No podemos evitarlo?

Rafiki se dirigi hacia el atemorizado Taka. No te asustes, hijo mo. Acarici al pequeo. Por los dioses! No era yo el que hablaba. No era yo. Yo jams habra dicho esas cosas. Debes amar a todos, siempre, como yo te amo a ti. Perdname, por favor perdname. Comenz a llorar.

Mi hermano no saba lo que deca, dijo Makedde con firmeza. No estaba controlando el aguael agua lo controlaba a l. Sienten el olor de muerte que hay en el aire? Los espritus malignos nos hablan con frecuencia, pero usan verdades a medias para causar dao a los dems. Cuando est a solas contigo, Taka, voy a decirte tu futuro. Y lo har correctamente.

Taka comenz a llorar. Es que ellos realmente me odian?

No, Taka, dijo Mufasa firmemente. Despus se sinti un poco apenado. Todos te amamos, an cuando ests metindote en problemas todo el tiempo.

Pero que tal si es verdad? inquiri Sarabi. Es decir, si es una verdad a medias no quiere eso decir que la mitad es verdad?

Nada de eso es verdad, dijo Mufasa. Se acerc a Taka y lo rodeo con su pata. Ah tienessoy el primero en tocarte. Yo soy tu mejor amigo en todo el mundo, as que no tienes de que preocuparte.

Y yo soy la que ms te ama, dijo Sarabi en voz alta, sin importarle que todos se enteraran. Cuando seamos grandes, quiero casarme contigo. Sin pensarlo dos veces, le dio a Taka un clido beso en la mejilla. El sabor de la sangre le record su error. Oh, Taka. Ests bien?

Taka la mir, y luego inclin la cabeza. Sonri. Puedo verte! Puedo verte con ambos ojos! La acarici con afecto. T jams me lastimaras, verdad Sassie?

Jams! Ni en un milln de aos.

Taka le dio una lengetada. Siempre vamos a estar juntos, te lo prometo. Hablabas en seriosobre casarte conmigoverdad?

S, Taka. Ese iba a ser mi deseo.

Taka sonri. Ahora ya no es necesario, pero vali la pena. En verdad. Caminars a mi lado de regreso a casa?

Por supuesto! dijo Sarabi.

Pap no te castigar esta vez, dijo Mufasa. No se puede castigar a alguien que est herido. Ya ves, DEBISTE haber salido cuando te lo dije. Tal vez la prxima vez me hars ms caso.

Aj. Mir a Mufasa de cerca. Se nota mucho? Crees que Mam se d cuenta?

Mufasa lo observ cuidadosamente, como si tratara de convencerse a s mismo, pero no haba duda alguna. S lo notar. Creo que te va a quedar una cicatriz.

Los tres cachorros se fueron tan rpido como le era posible a Taka. Despus de que se alejaron lo suficiente, Rafiki se recarg contra un muro del baobad, llorando descontroladamente. Pobre pequeo! No permitan que lo lastimen! Por favor no lo permitan! Sera capaz de darle la sangre de la misericordia! Sera capaz de morir por l!

Rafiki, Te encuentras bien? inquiri Makedde.

Qu importa cmo estoy yo! Taka se encontrar bien??

T que crees? le respondi Makedde. Hermano, estoy seguro de lo que vi, dijo Rafiki. No s por qu lo dije, pero s que era as.

Lo s, dijo Makedde. Pero algunas veces, la manera en la que decimos las cosas es la que hace que stas se realicen. Olvidaste la oracin de admoniciny quedaste desprotegido. Los espritus malignos aguardan por oportunidades como sta. Ellos dicen su parte, y llenan cabecitas inocentes con ideas tontas para causar problemas. Algunas veces, el silencio es la profeca ms sabia de todas.

Rafiki hundi su cabeza. Estoy tan avergonzado. No puedo remediarlo, hermano? Es que no hay algo que pueda hacer?

Makedde camin hacia el cuenco de hidromancia. Mir el agua profundamente. Durante mucho tiempo no dijo nada, pues su cabeza estaba llena de preocupaciones. Entonces comenz a soplar una apacible brisa procedente del este, impregnada con la dulce esencia de la miel silvestre. El viento form ondas en la superficie del agua y, despus de que se hubieron disipado, el poder de un espritu bendito hizo a un lado las sombras.

Makedde mir fijamente, como si estuviese en trance. Rafiki, si escuchas las palabras de Aiheu, pon atencin. Una verdad pequea es como una diminuta rama que no puede alcanzar el fruto anhelado.

El joven mandril hizo una reverencia. Te escucho, Seor.

Has liberado la maldad, y sers el responsable de detenerla. Lo que te resta de vida habrs de emplearlo para enmendar un momento de descuido. La leche y el lodo se mezclan con facilidad, pero es igual de fcil separarlos? Tus palabras han mancillado la leche, pero no te he abandonado. Ya que la leche y el lodo son mis creaciones, puedo encomendar a quien yo quiera el separarlos. Y as ha de ser.

Captulo VI

La Prueba

Es muy difcil, si no se que imposible, ocultarle un pelea a unos padres que poseen instintos de cazador y un magnfico sentido del olfato. Taka pudo ver el horror en los ojos de su Madre cuando le cont el incidente ocurrido en la madriguera del tejn, y sinti alegra y tristeza entremezcladas. Era una especie de alegra muy extraa, una que abrigaba su corazn con el dulce sentimiento de sentirse amado. Ella lo acurruc a su lado y comenz a acariciarlo y a besarlo.

Su Padre Ahadi se alej rpidamente, sin pronunciar palabra alguna. Taka deseaba, en secreto, que su Padre estuviese arrepentido de haber elegido a Muffy como su heredero, y reconsiderara quin de los dos era ms valiente. En vez de ello, todo lo que Ahadi dijo fue, Ahora regreso.

Akase mantuvo la herida limpia con la gentil caricia de su lengua, pero a pesar de ello se volva ms rgida y molesta a medida que lata el corazn de Taka.

Taka comenz a quejarse cada vez ms, a medida que el dolor le impeda moverse. Quera descansar, pero la mayor parte del tiempo no poda permanecer dormido y tena que conformarse con tomar algunas breves siestas.

Cunto tiempo ms va a dolerme?

No lo s, hijo. Akase comenz a limpiar la herida una vez ms. Debera ir a ver si Makedde tiene algo para reconfortarte.

Ya no puedo ms, dijo Taka. Por favor, treme algo. Me arde toda la cara. Me esta doliendo la cabeza.

No s donde estar Zaz. Tendr que pedirle a tu Padre que vaya en cuanto est de vuelta.

A dnde habr ido?

No lo s, pero tengo mis sospechas. Espero que regrese pronto, muy pronto.

Yo tambin. Taka cerr sus ojos y trat de dormir.

Sarabi se acerc. Cmo se encuentra?

Est durmiendo.

Todava le duele?

S, mi pobre pequeo. En cuanto regrese Ahadi lo enviar por Makedde.

Yo ir! dijo Sarabi. No se lo pregunt ni tampoco esper a recibir una respuesta, y se dirigi rumbo al distante baobad.

El frgil sueo de Taka estaba colmado de pesadillas. Sus piernas se movan violentamente, y su boca y orejas se fruncan. Est muy obscuro, murmur. Djame ir! Djame ir! Akase no saba si despertarlo o no, pero alguien ms tom la decisin por ella.

Hijo, despierta!

Taka volte y abri los ojos. Pudo ver los enormes ojos avellanos de su Padre mirndolo directamente. Estaba lleno de tierra. Haba rastros de sangre en sus labios, y su nariz estaba rasguada y ensangrentada. Taka se sobresalt.

Al bajar la mirada pudo observar al tejn; su blanco pelaje estaba teido con el carmn de su propia sangre.

Jams volver a hacerte dao.

Pap, ests sangrado.

En serio? En su cara se dibujo una leve sonrisa. Supongo que se asust un poco cuando encontr su entrada secreta. Es mi nariz?

S. Por las mejillas de Taka comenzaron a rodar algunas lgrimas. Te quiero.

Yo tambin te quiero. Verdad que me crees?

Taka corri y se sumergi en la melena de Ahadi, bes la herida de su nariz y lo acarici con inmensa ternura. Promteme que siempre seremos amigos. Lo hars?

No te lo prometo, te lo juro. Una gran sonrisa se traz en su rostro. Ya te sientes mejor, campen?

Puedes apostarlo?

Qu te parecera una historia?

Genial!

En ese momento se acerc Yolanda. Cuando observ el rostro de Taka no pudo contenerse a s misma, Dios mo! Pero qu es lo que te pas??

Taka se horroriz, y ocult la cabeza rpidamente.

Captulo VII

Corban!

Avina era un leona que haba nacido con un espritu indomable. Como a muchas otras leonas, le encantaba cazar en compaa de sus Hermanas de Manada, pero tambin le gustaba probarse a s misma cazando por su propia cuenta, a la manera de los leopardos. Esa era una cualidad muy peculiar en ella; su habilidad en la cacera solitaria poda igualarse con la maestra de Uzuri para guiar a la Cuadrilla de Caza. Como la esposa del hermano del Rey se supona que deba servir de ejemplo a sus Hermanas, pero no poda evitar salir a solas para llevar a cabo sus exploraciones en la sabana.

Siempre sala durante el da, con el propsito de no entorpecer con la cacera nocturna. Jams se perdonara echar a perder el trabajo de las dems leonas. Cazar durante el da presentaba un mayor reto, pero vala la pena cuando lograba obtener su trofeo y compartirlo con el resto de la Manada, lo cual la llenaba de orgullo. Lo hice yo sola, y a plena luz del da, sola decir. A las dems no les molestaba demasiado. A ellas les gustaba saborear un buen bocado tanto como a Avina, quien siempre llegaba canturreando alegremente, A comer! Era una invitacin abierta a cualquiera que quisiera compartir con ella los frutos de su labor.

Con Sarabi y Elanna al cuidado de la Ta Akase, Avina se senta libre para aventurarse en los pastizales, camuflajeando su dorado cuerpo con el resto de la sabana. Sarabi estara segura jugando con Taka, mientras que Muffy se conformara con platicar con Elanna. Nunca conversaban por largo tiempo pues, a pesar de que muchos pensaban que Mufasa se casara con Elanna, entre ellos no exista la magia que compartan Taka y Sarabi.

Avina avanzaba como una fantasmal aparicin entre la pradera, observando todo y siendo observada por nadie. El orgullo que senta por sus habilidades era evidente, y tena derecho a sentirse as.

Cerca de ah haba una manada de antlopes que ni siquiera se percataron de su presencia a pesar de que estaban muy inquietos, detenindose de tiempo en tiempo para olfatear los alrededores. Los antlopes conocan perfectamente las seales que los hacan una presa fcil.

Avina permaneci con las orejas y la cola agachadas, y sus piernas estaban perfectamente acompasadas al ritmo de la Madre Tierra. No apartaba su mirada de la manada; se acerc gradualmente, acortando la distancia. De tiempo en tiempo se detena y echaba un vistazo.

Avina saba que su xito era seguro, y sonri para ella misma. Cerca de ah haba un ciervo que se haba alejado de los dems, y Avina fij su atencin l. Era viejo, y los ms probable es que fuese ms lento que los dems. Se concentr profundamente, hecho un vistazo, y comenz a acercarse con sigilo, pero repentinamente se vio obligada a salir corriendo.

Una gacela la haba descubierto. Sin pensarlo dos veces, Avina salt de sus escondite y se abalanz sobre el viejo ciervo.

En efecto, era ms lento que los dems. La manada completa sali disparada, pero Avina no apart la mirada de su objetivo. Era un asunto privado en el medio de una gran manada. Su fuerza flua vivamente al tiempo que su determinacin se avivaba, y a cada momento el ciervo se acercaba ms y ms.

La gacela cambi su direccin repentinamente, pero Avina no perdi el rastro. Cada vez se acercaba ms a su objetivo. Eres mo!

Avina salt con toda su fuerza, como otras tantas veces. A cada instante se elevaba ms, hasta que pudo colocar su poderoso brazo alrededor del cuello de su vctima, y entonces la empuj hacia ella.

Pero calcul mal su movimiento. Maldicin!

Una pezua la golpe en la mejilla con una fuerza descomunal. Toda su energa la abandon en un breve instante. Perdi el control, se detuvo bruscamente y rod a un lado. Ah estaba, paralizada y sin fuerzas. Se retorci agonizante y se cubri la cara, pero sinti un inmenso dolor que la oblig a detenerse. Trat de pedir ayuda, pero su mandbula yaca colgada de su cara y lo nico que pudo hacer fue lanzar un chillido quedo e inentendible. La ira y la decepcin pronto dieron paso al terror que le causaba su predicamento. Necesitaba a un amigo desesperadamente. Alguien, quien fuera. Pero no haba nadie. Permaneci en la tierra, preguntndose si ste sera el lugar en que conocera la muerte.

No! se dijo a s misma. Acumul todas sus fuerzas para levantar su maltratado cuerpo y, luchando contra la gravedad, logr mantenerse en pie.

Una vez que estuvo en pie, sinti que algo goteaba de su quijada. Sangre y saliva entremezcladas caan profusamente de su lacerado rostro, escapando a travs de su boca. Sinti pnico.

Jadeante, luch contra las sombras que enturbiaban su pensamiento. Tengo que ir con Makedde, pens. No saba donde se encontraba con exactitud, y perdi valioso tiempo en tratar de divisar el baobad en la distancia. Aiheu abamamiSeor, dame fuerza.

Comenz a marchar bajo el ardiente sol. El dolor de su quijada se avivaba a cada paso, y luch por mantener sus ojos enfocados.

Trat de palparse con la pata para ver que tan graves eran las heridas. La mandbula rota estaba atravesndole la piel. Era como una daga cubierta con su propia sangre. Por los dioses! pens. Mi cara! Mi carase ha ido! Se ha ido! Se pregunt cual sera su aspecto, y lo que hara si el dolor no disminua.

Qu es lo que hara Shaka cuando la viera? Seguira amndola, ya que era un len noble y gentil, pero su radiante belleza se haba ido para siempre. Y con seguridad jams podra volver a cazar. Qu desperdicio! Qu estupidez! Y eso si es que viva para verlo nuevamente. Toda su astucia y orgullo ahora eran tan slo un reproche contra ella misma. Qu tonta fui! pens. La ms tonta de todas! Ahora todos la compadeceran, sera el ejemplo que los padres sealaran a las nias imprudentes.

Sigui avanzando, tratando de mantener su cabeza en alto. No era fcil. Su cuello estaba torcido, sus lamentos se ahogaban en su garganta, y uno de sus ojos comenzaba a salirse de la rbita. Vamos, muchacha, pens. No puedo detenerme. Tengo que encontrar a Rafiki. Por favor, dioses, permtanme dar con l!

El sol la atormentaba. Las moscas se abalanzaban sobre ella y no poda hacer nada para evitarlo. Con dificultad poda mantener el ritmo.

Su vista comenz a desvanecerse, y no poda remediarlo. Todo se obscureca a su alrededor, y lo poco que lograba divisar se desvaneca ante sus ojos. No, no puedo morir! Tengo dos hijas! Tengo que regresar a casa! Tengo que hacerlo!

Su pecho y sus piernas estaban baados en sangre. El olor de su propia sangre entr por el orificio nasal que an poda utilizar. Muy seguramente ya habra llegado a otros lugares.

Alcanz a percibir pisadas a su alrededor.

Quin est ah? Sus palabras fueron casi inentendibles, as que habl lenta y pausadamente. Quin est ah??

Slo somos nosotros.

Era la voz de una hiena. Aydame. Soy la esposa del Prncipe Segundo. Las palabras le quemaban como el mismsimo fuego. Si me llevas con Rafiki mi esposo te recompensar. Imagina tendrs todo lo que puedas comer!

Es lo que estaba imaginando en este preciso momento.

No! No lo hagas! En el nombre de Dios!

No lo tomes como algo personal, cario, dijo la voz. Como si hubiera lanzado una seal, toda una jaura sali de entre el pasto y se abalanz sobre ella.

Captulo VIII

Patrullando la Frontera

Era el turno de Shaka para patrullar la frontera del Reino. Era un trabajo que no le gustaba, aunque tampoco lo odiaba del todo: le quitaba tiempo precioso que poda aprovechar para convivir con su familia. Podra estar jugando con Sarabi y Elanna, pero en vez de ello tena que defender las Tierras del Reino de enemigos que muy de vez en cuando se atrevan a dar la cara.

Sin darse cuenta estaba recitando para s los viejos pasajes de la Saga Lenida que su padre le enseara cuando cachorro. Shaka era bueno recitando, y era una enciclopedia viviente de tradiciones y cantos ceremoniales. Comenz a cantar la cancin favorita de Sarabi.

Moko Melenudo en su talla exageraba,

Este gato en estatura nunca regateaba.

Un da por la montaa con valor trepaba

Para ver si a lo lejos algo divisaba.

El gato iba trepando y la lluvia lo golpeaba,

Y el viento con fuerza lo enfrentaba

Qu tal! le grit Zaz. Lamento interrumpirte, Majestad, pero hay hienas en las praderas del este! Han tomado una presa.

Gracias, dijo Shaka. Ir a echar un vistazo.

De cualquier forma necesitaba algo de emocin. Le diverta el pensar lo que haran las hienas cuando lo vieran, as que se apresur a atravesar la sabana, hundindose entre los caaverales. Con que cazando en las Tierras del Reino, eh? No mientras yo este patrullando. Su paso era ligero pero firme, y lleg con prontitud a su destino.

Por fin logr divisarlas; coman rpidamente, como si supieran que no tenan mucho tiempo.

Les lanz un tremendo rugido. Las hienas le grueron, pero se retiraron de los restos y se alejaron algunas yardas.

Por los dioses, es una leona! No la reconoci hasta que se acerc lo suficiente como para ver su cara. El terror que haba sentido en sus ltimos momentos haba quedado grabado en su maltrecho rostro.

Avina, susurr levemente. Su cuerpo yaca, despedazado, bajo el cielo solitario, mientras las moscas zumbaban alrededor. Avina! Shaka mir al cielo, suspir profundamente y grito, Avina!!! Dios, noooooo!!!

Su dolor y su furia competan como dos conejos tratando de entrar al mismo agujero a un tiempo. Su furia gan. Sus ojos se encendieron con odio, y a lo lejos divis su objetivo. Malditos asesinos!!! Voy a matarlos!!!

Comenz a seguir a las hienas a toda velocidad. Su agilidad era admirable, incluso para ser un len. Pero haba sido dotado con fuerza, no con velocidad; no poda competir con la ligereza de las hienas de la manera en que lo habra hecho una leona. Sin embargo, no perdi su rastro.

Los carroeros atravesaron la sabana con la velocidad de las golondrinas. Hicieron un ltimo esfuerzo, y con gran alivio atravesaron la frontera del Cementerio de Elefantes, donde comenzaba su territorio.

Se detuvieron un momento para echar un vistazoun terrible error. Shaka los segua de cerca. Atraves la invisible lnea donde terminaba su autoridad. La velocidad y firmeza de su paso disminuyeron al adentrarse en el obscuro reino de la muerte. Al fin, una de las hienas se tropez con una pila de huesos, frenando de golpe su carrera.

Shaka lo atrap rpidamente bajo el abrumador peso de su cuerpo. Mataste a mi esposa! Has destrozado mi corazn, as que yo destrozar el tuyo! Ser mejor que le reces a tu dios.

Sultalo! dijo Amarakh, la Rohmach en turno. Has invadido nuestro territorio. Has aprisionado a uno de los mos.

Es un asesino! Shaka la mir con furia. Asesin a mi esposa a sangre fra en mi propia tierra! Ella tena hijas, Amarakh. Dos hijas que no tendrn a su madre esta noche! La despedazaron viva! Viva!

Voy a investigarlo. Lo conozco. Es un busca pleitos; puedes estar seguro de que ser castigado, si es culpable.

Si es culpable?? Shaka observ a la inmovilizada hiena. Yo vi su cuerpo. Zaz presenci la matanza. Dselo! Dselo sabandija!

La hiena estaba temblando. Aydenme!

No logrars que confiese de esa manera. Amarakh lo mir con rabia. Esta es mi tierra, y te juro que investigar de acuerdo a nuestras leyes. Pero debes dejarlo ir. Djaloahora!

No te creo.

No ests en posicin de negociar, dijo Amarakh. Vete ya. Ver a tu hermano el Rey esta noche. Tendremos una charla.

Tienes razn, dijo. Tienes toda la razn. NO estoy en posicin de negociar. Shaka mir al cielo. Aiheu abamami! grit con profundo dolor. Despus bajo la cabeza y lanz una poderosa mordida. La hiena dio terribles espasmos antes de caer muerta, con los ojos completamente perdidos. Se escuch un profundo gruido entre la multitud. Despus, llenos de furia, se abalanzaron sobre Shaka.

Captulo IX

Reuniendo Evidencias

Sarabi y Elanna estaban jugando con Mufasa y Taka. Eventualmente comenzaron a preguntarse a que hora llegaran sus paps. Ahadi tambin comenz a inquietarse, pues empezaba a atardecer. No nos habrn dejado a las nias para tomarse unas vacaciones? Akase tan slo bromeaba, pero estaba realmente preocupada.

Zaz lleg para entregar su reporte. Mi Seor, Khemoki de los Cebraha est seguro de que

Aguarda Zaz. Necesito saber dnde estn Shaka y Avina. Los has visto?

Bueno, Mi Seor, Shaka fue a ahuyentar algunas hienas. Tomaron una presa en las praderas del este y le aconsej ir a averiguar.

Hace cunto de eso?

Oh, cerca de dos horas. Quiz tres.

Dos o tres horas??

Bueno, Mi Seor, podra equivocarme.

Dnde est Avina??

No lo s. Estaba de cacera en la pradera del este y Zaz se fren de golpe. Dios mo! Ah es donde vi a las hienas, y

Ensame el lugar. Orden Ahadi. Sarafina, Uzuri, Isha!! Acompenme. Rpido!!

Temiendo lo peor, Zaz condujo a los cuatro hacia las praderas del este, directamente al lugar en que vio la cacera. Incluso desde las alturas en que se encontraba pudo reconocer el dorado color de la piel del cadver. Aterriz estremecindose.

Ahadi se acerc al cuerpolo que quedaba de ly observ su cara. Dios mo!! Avina!! Se dio la vuelta y maldijo. Pasaron algunos terribles momentos en los que no se dijo una palabra. Despus, tratando de recuperar su compostura, Ahadi permiti que Uzuri viera el cuerpo. Uzuri estaba temblando, pero pudo hacer las observaciones necesarias. Su cara fue Se estremeci. Le dieron una coz. Fue un animal con pezuas, no hay duda. Pero hay un rastro de sangre tras ella. Deambul hasta llegar aqu.

Uzuri sigui el rastro de sangre por una corta distancia, notando con horror el rastro de las hienas. Las hienas la encontraron cuando todava estaba viva. Dios Divino, esas perversas escorias se la comieron viva!

Regreso al lugar donde estaba el cuerpo, y despus sigui el rastro en direccin al Cementerio de Elefantes. Es Shakapuedo olerlo. Las persigui hacia esa direccin.

El grupo de leones siguieron el rastro, dbil pero definitivo, hasta llegar a las fronteras del Cementerio de Elefantes. Los aguardaba un grupo de hienas, con Amarakh al frente.

Los leones llegaron en grupo, mostrando los colmillos amenazantemente. Ahadi reclam, Dnde est Shaka?

Lo que queda de l ya ha sido retirado del lugar donde muri. Amarakh frunci el entrecejo. Tom la ley en sus propios colmillos y mat a uno de los nuestros en nuestra propia tierra, sin haber llegado a un acuerdo. Ofrecimos llevar a cabo una investigacin, un juicio justo de acuerdo a nuestras leyes. Pero nos rechaz y mat a un macho cuya esposa est embarazada.

As que lo asesinaron!

Lo EJECUTAMOS. No podamos esperar a que matara a otros. Era muy peligroso para ponerlo bajo arresto.

No hay duda de que era peligroso despus de que su esposa fue despedazada viva. Hemos visto la evidencia.

Nosotros no, Mi Seor. No podamos estar seguros, y no podamos esperar a estarlo. Aqu est la esposa del macho muerto, dijo Amarakh, ordenando a Fabana pasar al frente. Uno de sus ojos estaba marcado con una brutal cicatriz. El temor corra por la sangre de Fabana cuando se encontr frente al poderoso Rey.

Si quieres tu venganza, dijo Amarakh, permite que todos vean que peleas con honor, cuerpo a cuerpo. Permite que vean que le has dado a esta hembra una oportunidad JUSTA para defender el honor de su familia.

La temblorosa hiena tartamudeaba, Piedad! Ten piedad! Estoy embarazada!

Ahadi la mir con lstima. Ahora sabes lo que se siente perder a alguien que amas. La Rohmach me ofrece una vctima para jugar con mi dolor, pero ella ha ganado este encuentro. No te daar.

Pero Ahadi mir severamente a Amarakh. Ya que tu gente mat a mi hermano y asesino cobardemente a su esposa, los marco con la seal de Corban. Jams volvern a buscar carroa en las Tierras del Reino. No hasta que el ltimo de los que mataron a Avina haya muerto.

Pero Mi Seor, pasaremos hambre!

Tal vez algunas noches sin comida te motivarn a mejorar tus leyes, Amarakh. Adems, ste no es un mal lugar para buscar carroa. Nunca se sabe cundo querr morir algn elefante.

Ella levant la cabeza y lo mir fijamente. Te burlas de m por que eres poderoso, y yo tan slo soy una hiena. Pero los dioses saben que debo ser justa con mi gente. La pena te ha cegado, ha daado tu juicio y te ha despojado de tu sabidura.

Ahadi y las leonas se retiraron. Alguien tena que darle la noticia a Sarabi y Elanna. Ahadi saba que las pequeas eran su responsabilidad, y era l quien deba comunicrselos. Aiheu abamami, tartamude. Por favor, Dios mo, dame fuerza.

Captulo X

Con Todas sus Fuerzas

Muffy y Taka tenan seis lunas de edad. Las motas que cubrieron su piel en la niez se haban ido, y su tamao y fuerza haban aumentado. Era tiempo de que aprendieran algunas lecciones importantes sobre la defensa del Reino.

Durante sus jugueteos infantiles desarrollaron un repertorio de reflejos y movimientos que les seran de gran ayuda como adultos. Pero haba movimientos reservados para el combate serio, movimientos que necesitaran para defender las Tierras del Reino de intrusos y rivales. A pesar de que Ahadi trataba de hacer las lecciones un poco divertidas, esto ya no era un juego.

Ahadi saba muy bien que un len debe conocer perfectamente tanto sus puntos fuertes como los dbiles. Ahadi observ en Mufasa fuerza y resistencia. Debido a esto, Mufasa domin rpidamente la arremetida frontal que su Padre le ense, la cual consista en pararse sobre sus piernas y ejercer presin con sus poderosas patas. Taka era pequeo pero rpido, y su Padre le ense en primer lugar el agarre de cadera, ensendole a escabullirse lo suficientemente bajo, morder la pierna y voltear al oponente. Por supuesto, haba defensas para estos ataques, y tambin deban aprenderlas. Un len con una sola estrategia no podr ser rey por mucho tiempo.

Yolanda, que era una leona muy poderosa, asista a Ahadi en las demostraciones. Las lecciones lucan mucho ms violentas en la demostracin que durante la enseanza. Mufasa y Taka permanecan hechizados mientras observaban, con horror, como Yolanda y Ahadi se enfrentaban haciendo acopio de todas sus fuerzas. No gruan ni rugan pero, incluso en su dignidad, el crudo poder de la agresiva pelea era suficientemente evidente. Por supuesto, Ahadi y Yolanda tenan cuidado de no infringirse daos serios. Tenan sus garras retradas y no ejercan presin en sus mordidas, pero utilizaban una gran cantidad de fuerza, y el olor del sudor impregnaba el ambiente.

Sarabi se acerc a Mufasa, tratando de no verse sospechosa. Ten cuidado con l, Muffy, le susurr. Sabes que t eres ms fuerte. No tienes que probar nada lastimndolo.

No te preocupes, Sassie. Es mi hermano.

Entonces no lo hars quedar tan mal?

l sonri. En verdad te agrada, verdad?

S. Sarabi le dio una rpida lengetada en la mejilla. Gracias, Muffy. En verdad eres adorable.

Eso sin mencionar que es muy atractivo, dijo Elanna, coqueteando.

Jadeando, Ahadi y Yolanda al fin se detuvieron. Ahadi se apart la melena de los ojos y dijo. Claro que (ahhh), si esto hubiera (ohhh) sido real (ufff), habra un (ahhh) ganador y (ohhh) un perdedor.

Yolanda lo acarici. Incosi (ahhh), toco tu melena.

Puedo (ohhh) sentirlo. Ahadi respir profundamente y exhalo con lentitud. Muy bien, hijos mos. Ahora intntenlo ustedes.

Los dos hermanos se pararon cara a cara. Taka respir profundamente y comenz a rodear a Mufasa muy lentamente. Su cabeza comenz a balancearse, trazando un patrn irregular al tiempo que aguardaba el momento pertinente para comenzar el ataque.

Mufasa se agazap sobre sus patas delanteras y comenz a dar la vuelta, cuidado siempre de estar frente a Taka. La velocidad con que Taka era capaz de saltar y agarrar la cadera era peligrosa, por lo que no se atreva a dejar expuestas sus vulnerables piernas.

Taka frunci el entrecejo. Muy bien, pens. Comenz a rodear a Mufasa nuevamente, apresurando su paso e inhalando al comps de sus movimientos. Despus dio una respiracin corta y rpida.

Muffy se dio cuenta de sus intenciones y esquiv el ataque justo a tiempo. Taka cay en un espacio vaco, mientras sus patas luchaban para no resbalar.

Ahadi asinti en silencio.

Al voltear a su alrededor, Taka observ a Muffy sonriendo burlonamente. Mostr los dientes amenazadoramente y comenz a atacar con furia a su hermano. Muffy se sobresalt, y comenz a bloquear cada ataque con sus patas. Taka emiti un quejido al darse cuenta, con terror, de que estaba a punto de perdernuevamente. Mir de reojo a Sarabi, tratando de percatar lo que senta.

Eso fue todo lo que Muffy necesit. Golpe a Taka con la fuerza suficiente para desbalancearlo. Taka se encontr aprisionado bajo el enorme peso de Muffy antes de haber podido responder al ataque. Rndete!

No! jade Taka, luchando por respirar mientras se esforzaba intilmente. Muffy era muy fuerte para l.

Taka dio lo mejor de s, pero Muffy tena demasiada fuerza.

Rndete!

No!

Taka no poda soportar que lo humillaran as, no en frente de Sarabi! Se dio cuenta de que la pierna de Muffy estaba al alcance de su boca.

Rndete!

DijequeNO! Hundi sus dientes en la pierna de Muffy. Mufasa se levant de un salto al tiempo que gema lastimeramente. Taka aprovech la oportunidad para comenzar a atacarlo con toda su fuerza. Golpe a Mufasa bajo la barbilla, provocando que sus dientes entrechocaran dolorosamente.

Ya basta, Taka! Mufasa comenz a retroceder, frunciendo la frente con enojo. No me obligues a ser rudo contigo.

Dame tu mejor golpe, respondi Taka arrogantemente. S que no ests peleando con toda tu fuerza. Despus de todo, eres un bonachn.

Y t eres un tonto. Apret sus ojos. Se acerc a Taka y comenz a enfrentarlo. Taka trataba de golpear sus piernas para hacerle perder el balance, pero Muffy bloqueaba todos sus ataques. Taka comenz a rodearlo e intent atacar desde otro ngulo, slo para obtener el mismo resultado. Comenz a sentir temor al darse cuenta de que su fuerza disminua. Desesperado, intent repetir su ataque, tratando de agarrar la pierna de Muffy con los dientes totalmente expuestos.

No! Mufasa le dio un fuerte golpe con las garras extendidas. Taka cay al suelo rodando. Intenta hacer eso de nuevo y te golpear en esa dura cabeza que tienes!

Los pies de Taka temblaban, dio algunos pasos en falso, y despus volvi a caer. Frot su cara con su pata.

Sarabi quera correr a su lado a consolarlo, pero saba que no deba hacerlo. Slo hara que la situacin empeorara.

Muffy observ la expresin de Sarabi y record su promesa. Volte a ver a Taka y vio su aturdido rostro. Taka, ests bien?

Sobrevivir. Trat de ponerse en pie y sacudi su cabeza.

Ahadi observ la herida en la pierna de Muffy. Volte a ver a Taka y frunci el entrecejo. Vaya pelea.

Hizo trampa, dijo Elanna. Y lo hizo dos veces.

Taka los ignor y se alej, respingando por las punzadas que senta en la mejilla, donde Mufasa lo haba golpeado con tanta fuerza. Apart con rabia las piedrecillas que se atravesaban en su camino, murmurando palabras que su Madre jams le haba enseado.

Se dirigi hacia el frente de la Roca del Rey y se recost en su lugar de descanso favorito, una repisa que descansaba bajo la confortable sombra de una saliente de granito. Con algo de aprensin levant una pata y se toc la cara cuidadosamente. Se sinti aliviado al no encontrar rastros de sangre.

Taka?

Volte y vio a Sarabi acercarse elegantemente a donde l se encontraba. Sonri apticamente. Hola, Sassie.

Ella se acerc, mirndolo con irritacin. No me hables as, estoy muy enojada. Qu crees que estabas haciendo?!

Su sonrisa se desvaneci. De qu ests hablando?

Acaso queras que te mataran? Djame ver tu cara. Comenz a examinar la hinchazn bajo la cicatriz de su ojo izquierdo, pero el se lo impidi.

No te preocupes. Habra ganado esa estpida pelea si l no hubiese hecho trampa.

Las cejas de Sarabi se levantaron. Qu el hizo trampa? Taka, le mordiste la pierna! Me sorprende que l no te haya dado un buen golpe en la cabeza!

Taka se enoj y la mir con disgusto. Vaya, aprecio tu apoyo, Sarabi. Agreg burlonamente, Oh, Muffy, no seas duro con l, no es tan fuerte como t. Escupi con rabia. No quiero que me DEJE ganar, quiero DERROTARLO por m mismo! Por una vez, me gustara ser mejor que l en algo!

Pero lo eres, dijo Sarabi. No quiero que te lastimen, eso es todo. Su voz comenzaba a temblar a la vez que luchaba por contener sus lgrimas. Lamento si mi amor est interviniendo en sus rias. Se dio la vuelta y comenz a alejarse.

Taka se qued paralizado. Sassie, espera! La observ alejndose por donde haba llegado. Dios mo, est comenzando! grit.

Corri tras ella, se le adelant y le cort el paso. Sarabi se detuvo, perpleja.

Lo siento! Por favor, perdname! Comenz a rogar con desesperacin. Rod sobre su espalda y comenz a lanzarle leves zarpazos. Te quiero! Por favor no me dejes, Sassie!

Sassie pudo ver el evidente terror que haba en sus ojos, y sinti que el pelo de su cuello se erizaba. Dej a un lado su ira.

Intent ganar limpiamente, tartamude. Si siempre estoy perdiendo, quizs dejes de quererme. Soy un perdedor, Sassie. No importa cunto me esfuerce.

Es que tienes la cabeza llena de pasto seco? Sarabi levant la barbilla de Taka con su pata hasta que pudo verlo directo a los ojos. Te quiero porque eres agradable e inteligente y muy simptico. Eso no va a cambiar por el simple hecho de que Mufasa te gane en las luchas. Sarabi le dio un beso con su clida lengua y comenz a acariciarlo. Sin embargo, estoy un poco decepcionada de que hayas hecho trampa. Siempre pens que estabas por encima de eso.

Oh. l no saba si estar de acuerdo con ese comentario, pero la quera mucho. La bes en la mejilla y dijo, Te querr hasta el da que me muera. Incluso ms. Algn da todos podrn ver dos estrellas, juntas, en el cielo, y sabrn que somos nosotros. Sus ojos se llenaron de lgrimas, sin sentirse apenado por ello. Mi amor ser ms fuerte que el destino, y sobrevivir. Mi cuerpo quiz sea dbil, pero Sassie, mi corazn es fuerte.

Taka, es esa profeca de nuevo. Lo s. Cundo aprenders a confiar en m? Le dio un golpe en la mejilla.

Creo que tu bondad es lo suficientemente fuerte como para vencer esto, pero ya lo has escuchado. Aquel que te toc por primera vez habr de causar tu perdicin. Baj la mirada. Muffy fue el primero en tocarme. l va a matarme, Sassie.

Eso es estpido. l te ama!

Sabes que es ms fuerte que yo. Un da vamos a tener una verdadera pelea, y entonces dejar a un lado su amabilidad y me matar. Volte a ver la basta sabana que se extenda ante ellos.

Sarabi estaba horrorizada. Deja de hablar as, me asustas! Se acerc a l y acarici su cabeza gentilmente. Taka, creo en verdad TIENES la cabeza llena de pasto seco. Muffy te ama. Te necesita. Es tu hermano. Rafiki se equivocincluso Makedde lo dijo.

Taka sonri ligeramente. S, es cierto! En verdad crees que saldremos victoriosos? Los tres juntos?

Sarabi bes su mejilla dulcemente. Por supuesto. Se levant moviendo la cola alegremente. Qudate aqu y descansa, Taka. Regresar en un minuto.

Est bien. Recarg la cabeza en sus patas lentamente y cerr los ojos.

Sarabi corri por el camino hacia la interseccin con el promontorio, al frente de la Roca del Rey. Pis suavemente por su lisa superficie y penetr en la frescura de la caverna principal. Sus ojos comenzaron a acostumbrarse a la obscuridad, y finalmente pudo ver a Mufasa sentado cerca de ella, lamiendo su herida cuidadosamente.

Muffy, tengo que hablar contigo.

Claro, dijo Mufasa sonriendo.

Es sobre Taka.

Comenz a irritarse. Hey, trat de no ser muy duro, pero cuando me mordi me volv loco.

Lo s, no estoy molesta contigo.

Sarabi suspir. Es esa profeca de nuevo.

Volvieron a pelearse ustedes dos?

No. Bueno, s, pero ese no es el punto. Suspir nuevamente. No quiero que te preocupes, Muffy, pero, recuerdas ese asunto acerca de que el primero en tocarlo causara su perdicin?

S. Pero Sus ojos se abrieron de par en par. Por los dioses, es que acaso piensa que intento lastimarlo??

Sarabi lo mir de cerca. Jams lo hars, verdad? Lo prometes?

Por el amor de los dioses! Parpade muy sorprendido. Por supuesto que lo prometo! Es mi hermano! Sacudi la cabeza. Qu es lo que VOY a hacer con l, Sassie?

Decrselo. l necesita orlo de ti ms que de cualquier otro.

Asinti en silencio y comenz a alejarse.

El pobre Mufasa quera pedirle consejo a sus padres, pero ese asunto lo haca sentirse profundamente avergonzado. Se resign y decidi tratar a Taka en la manera acostumbrada: seguirle la corriente, sin importar que tan ridculo fuera, y recordarle en todo momento cuanto lo queran.

Finalmente dio con Taka.

Taka estaba descansando en un extremo del promontorio. Era el mejor lugar que conoca para olvidar su mal humor cuando senta que todo el mundo estaba contra l. El paisaje le ayudaba a poner sus problemas en perspectiva ante el gran espectculo de la vida.

Taka?

Qu? Taka no se molest en voltear.

Acabo de ver a Sassie.

Taka volte esta vez. Qu te dijo??

No mucho. Muffy trat de mantener su cola quieta. Aparentemente lo logr. Estaba irritada. Se vea un poco deprimida, as que le pregunte si algo le molestaba.

Por los dioses, ya vamos a empezar. Taka se dej caer nuevamente.

Ella vi como nos peleamos, y record la profeca. Ya sabes, la parte que deca que el primero en tocarte causara tu perdicin.

Oh? Taka lo mir de reojo. Y qu le dijiste?

Mufasa sonri, pero una lgrima rod por su mejilla. Le dije que eres mi hermano. Lamento haberte lastimado. Me mordiste, y entonces me volv loco. Sabes que Sassie y yo te amamos. Ella se preocupa por ti. Siempre est hablando sobre el da en que se casarn cuando sean mayores. Mufasa senta un nudo en la garganta. No sabes lo afortunado que eres, Taka. Yo tengo el reino, pero t tienes a Sassie.

Taka le sonri, esta vez con sinceridad. S, creo que s. Ella es muy linda, verdad?

Mufasa asinti en silencio, incapaz de responder.

Taka lo mir de cerca. Pero Muffy, ests celoso

No me vengas con eso!

No, de verdad. Taka sonri muy sorprendido. Por los dioses! Ests celoso de m! Y todo este tiempo Se puso de pie, lleno de vigor, estir las piernas y corri hacia Muffy. Lo acarici y puso su pata alrededor del hombro de Mufasa. Debes pensar que estoy loco.

No. Bueno, no mucho.

Algunas veces siento como si lo estuviera. Papa siempre est en su juicio. El siempre sabe como salir de los problemas. Una lgrima rod por la mejilla de Taka. Aydame a lidiar con esto, Muffy. Si los tres nos esforzamos, podremos vencer esta profeca. Podemos hacerlo. En el fondo eres bueno; tambin Sassie lo es. Tenemos que ser muy buenos para salir victoriosos.

Mufasa luch contra el nudo que senta en la garganta y dijo, No te preocupes. Lo lograremos.

Captulo XI

La Fiebre Leonina

Y as fue como Aiheu el Hermoso cre el Mundo de Maat (tierra) y se lo entreg a sus pequeos espritus para que lo habitaran. Y ellos lo alabaron, pues la tierra que les ofreca era muy hermosa. Pero durante los primeros das, que fueron llamados los Das del Ka (espritu), hubo quienes no eran tan felices como Aiheu deseaba.

Qu es lo que puede ofrecernos est tierra? le preguntaron. El sol no nos calienta. El agua no nos purifica. El viento no nos refresca. Cmo es que ste puede ser nuestro hogar si no somos capaces de sentir el pasto movindose bajo nosotros?

As que Aiheu tom maat (tierra) y la mezcl con maja (agua) hasta que adquiri la consistencia necesaria para poder ser moldeada. Y a aquellos Ka que deseaban conocer el placer les entreg cuerpos que haba formado con el barro y, soplando en ellos el aliento de la vida, permiti que, mientras fuesen capaces de respirar, formaran parte del Mundo de Maat. Y el sol pudo calentarlos, y el agua purificarlos, y el viento refrescarlos. Ellos conocieron estos y muchos otros placeres que Aiheu les entreg como un derecho de nacimiento, pero tambin les hizo una advertencia. Ya que el dolor es hermano del placer, aquellos que estn hechos de maat deben aceptar el dolor junto con el placer.

El Gnesis Segn los Leones , Variacin D-4-A

Rafiki despert con su baja espalda agarrotada. A su edad, los dolores matutinos eran muy frecuentes, y tena que tomar una preparacin herbcea para poder iniciar sus labores. Debido a que la medicina deba estar fresca y hmeda para ofrecer resultados satisfactorios, Rafiki tena que preparar dosis individuales cada vez que era necesario. Eso significaba que tena que trabajar cansado y adolorido. Sin embargo, Rafiki no se quejaba. Es por ello que viva solo, sin nadie con quien discutir; adems l era un chamn, y aceptaba lo que la vida le daba con agradecimiento.

Un poco de bonewort remojado en un cuenco con agua aliviara la rigidez de su columna. Inmediatamente segua un poco de corteza de Senophalix y algunas races de Psamnophis gelleri para el dolor. Pero el ltimo ingrediente era polvo de Alba, una rara flor roja. sta no creca en las cercanas, y Rafiki tena que llegar a ciertos acuerdos para poder conseguirla. Sus reservas de este raro medicamento estaban casi agotadas, as que por esa vez us un poco menos de lo que acostumbraba. Rafiki ya haba solicitado un poco de Alba a los monos que vivan en bosque prximo a su baobad.

Los otros mandriles pensaban que Rafiki era extrao. No podan entender la necesidad que l tena por esa flor, pero con gusto aceptaban los comisiones que Rafiki les daba. Por esa razn, el valioso tiempo que podra utilizar para ayudar a los dems lo empleaba en recolectar hierbas y chucheras por montones que le sirviesen para efectuar trueques.

Rafiki mezclaba los ingredientes en un tazn utilizando un hueso de antlope, hasta darles una textura pastosa, y despus tomaba la amarga mezcla con cierto reproche; inmediatamente beba algo de agua y un poco de miel para disipar el sabor que la medicina le dejaba. El medicamento no actuaba de inmediato. Sin embargo, se senta mejor al saber que la ayuda ya estaba en camino.

Mientras el alivio llegaba se preparaba para rezar sus oraciones matutinas, comenzando siempre por dar las gracias, despus peda por el bienestar de cada len del Reino sin importar que estuviesen sanos o enfermos, y al final peda con humildad, Recuerda al viejo Rafiki, quien confa en ti.

Su desayuno era muy sencillo. El mango era su favorito, seguido de una Kannabia australoafricanus madura, a la cual l llamaba por su nombre en Mandrileo, que era igualmente impronunciable. La miel era difcil de obtener, y su edad no le ofreca gran ayuda; adems, incluso en la mejor de las colectas, haba que tener mucha suerte para conseguirla. Debido a ello, Rafiki tan slo puso algunas gotas de miel en la fruta, para sazonarla, y termin de tomar el desayuno. Tal vez en la otra vida habra suficiente miel para saciar su apetito, el cual aumentaba junto con su edad. l saba que pronto despejara sus dudas respecto al ms all; ste un hecho que siempre recordaba cuando vea sus plateados cabellos reflejarse en el cuenco de hidromancia.

Despus de que tomaba su desayuno y limpiaba sus dientes con una rama de acacia masticada comenzaba con sus labores diarias. La flor de Alba lo esperabalos monos dijeron que se la daran en tres das, y ya era tiempo. Esos monos eran unos sinvergenzas, pero eran muy puntuales. Ya haba juntado tres montones de ramas y hojas, los roci con agua y los envolvi en una hoja de Rattasia asegurada con espinas de acacia. El trueque se realizaba con todo el cuidado que mereca el modesto cmulo de rojas flores que aguardaban por Rafiki en el bosque.

Rafiki estaba a punto de irse cuando lleg Mufasa. Muffy tena un ao y medio de edad, y algunas matas de melena comenzaban a crecer alrededor de sus orejas y cuello, dejando ver que estaba convirtindose en todo un len.

Casi me haba olvidado de nuestra cita. Rafiki puso sus montones de hierba a un lado. Tienes problemas para dormir, supongo. Has perdido el apetito?

S.

Tienes dificultad para concentrarte?

Y no te olvides de la depresin. Me he sentido triste antes, pero ahora estoy realmente abatido.

Ya veo. Rafiki puso su odo sobre el pecho de Muffy. Inhala. Muy bien. Ahora exhala muy lentamente. Dio unos golpecillos sobre el pecho de Muffy con sus nudillos. Una vez ms. La respiracin de Muffy pareca estar de acuerdo con su diagnstico. Le toc el cuello para tomar su pulso y parpade. Dentro de muy poco voy a tener que tomarte el pulso en el brazo. Esta vieja melena est comenzando a estorbar. Mufasa sonri orgullosamente. Y dime, cmo est Taka?

Muy bien.

Supongo que la tos ya ces.

S, Rafiki. Me asegur de que se tomara toda su medicina. Esta vez no tuvo oportunidad de esconder las hierbas bajo su lengua y escupirlas cuando no lo viera.

Cmo lo lograste?

Frot su cuello hasta que tuvo que tragar saliva.

Rafiki se ri. Tan slo es un gran cachorro. Y Sarabi?

Oh, ella est bien.

Rafiki lo mir muy sorprendido. Pero qu tenemos aqu! Tu pulso est saltando como una liebre! El mandril mir a Muffy directamente a los ojos. Yo dira que tienes la fiebre.

La fiebre?

La fiebre leonina. Rafiki comenz a frotar su barba. Y Sassie es la razn de esa fiebre, puedo asegurarlo. Taka lo sabe?

No, ehquiero decir

Rafiki sacudi su dedo ante Mufasa. No trates de ocultarlo poniendo esa cara de inocente. Yo s que es lo que est pasando. Mir los ojos de Muffy y suspir profundamente. Te golpe muy fuerte, hijo mo.

Mufasa comenz a mirarlo muy nervioso. Debe haber una cura para esto. No voy a traicionar a mi propio hermano. Debes tener algo por ah que haga que las personas no se enamoren.

Ni siquiera tengo algo para hacer que las personas SE enamoren. Pero dime, Sarabi TE quiere?

Bueno, es mi amiga. Por supuesto que me quiere.

Sabes a lo que me refiero fiebre leonina. Nunca te ha dado alguna seal? Ya sabes, como sentir que est persiguindote y que en cualquier momento va a lanzarse sobre ti.

No. Yobueno, ellano. Ella es muy apegada a mi hermano. Oh Rafiki, algunas veces deseara ser tan slo un cachorro. Quiero a Taka, en verdad, pero Sassie est en mi mente todo el tiempo. No puedo ser dbil, no con la chica de mi hermano. Ests seguro de que no hay nada que pueda hacer?

Tal vez un buen chapuzn en agua fra te ayude. Le dio unos golpecitos a Muffy en el costado. No tienes nada que no se arregle con un poco de conciencia y algo de tiempo. Pero mantn los ojos abiertos. Se justo con Sarabi. Lo que ella desee tambin es importante. Y creo que te ests subestimando en ese aspecto. Le obsequi una gran sonrisa y le murmur al odo, Si no puedes complacer a ambos, entonces complace a la chica. No tienes que preocuparte por algo que ella no siente!

Captulo XII

Una Seal de Poder

Haban pasado seis lunas desde la pltica de Muffy y Rafiki. Mufasa y Taka haban aumentado en tamao y fuerza. Este milagro se hizo an ms evidente por la rapidez con que se dio. No se apreciaba gran diferencia entre un da y otro, pero no haba duda de ello cuando haba que caminar por debajo de alguna rama baja. Los hermanos, hijos del Rey, comenzaban a llamar la atencin de los dems con su poderosa y atractiva apariencia.

El orgullo de Mufasa estaba desproporcionado en comparacin con los dispersos cabellos que comenzaban a incursionar en su cabeza y cuello, haciendo que se vieran ms peludos que el resto de su cuerpo. Pero era igualado por el orgullo de sus padres Ahadi y Akase. Ahadi siempre insista en que estaba igualmente orgulloso de Taka, y Taka quera creerlo con desesperacin.

Taka tena la melena obscura, algo que muchas leonas consideraban muy atractivo. Continuamente su madre Akase le deca que la felicidad era ms importante que el poder, y que si tena que elegir alguno, eligiera la felicidad. Taka saba que tena razn. Con frecuencia era infeliz, pero crea en su madre y en su amor incondicional. Y en cierto grado crea en el amor de Sarabi, a pesar de que en los ltimos das haban tenido ms rias que plticas.

La Ceremonia de Cubrimiento pareca ser el nico tema de conversacin entre Ahadi y Akasey de hecho, de cualquier persona. Las primeras matas de melena son, para la mayora de los cachorros machos, la seal de que estn a punto de aventurarse en El Gran Mundo, y ello les trae lo mismo temor que esperanza. Comienzan a sentir un inters por las leonas que va ms all de simples juegos. Para Mufasa, ste era un paso que lo acercaba cada vez ms al tronoel Prncipe estaba creciendo. Nadie esperaba que el hermano de Mufasa se aventurara en El Gran Mundo. l, como Mufasa, recibira una ceremonia con todos los honores, y sera nombrado Prncipe Segundo.

No haba duda alguna de que todos los habitantes de las Tierras del Reino estaran ah para admirar al futuro Rey. El Cubrimiento de Taka era lo ltimo en lo que se interesaran, y Taka tena que soportar el verse obscurecido por la gran sombra de su hermano.

Taka estaba sentado en el promontorio de la Roca del Rey, inmerso en sus propios pensamientos. Observaba la basta sabana debajo de l, ahora ocupada por algunos us; pronto estara llena con la multitud aclamando a su futuro Rey. Y ese hermano suyoel de la cicatriz en el ojo. No fue sino hasta recientes das que los dems leones dejaron de hablar con l sin observar su ojo. Ya haba pasado la etapa en que todos se moran por preguntarle, Cmo te sientes? o Puedo ayudarte? Ahora ya estaba sano, y todos se haban hecho a la idea. Pero conforme se familiarizaban con la situacin, los rumores sobre cmo es que haba ocurrido aqul incidentela mayora ciertosempezaron a dispersarse, y muchos comenzaban a referirse a l por el apodo de Skar. No era de extraar que nadie culpara a Mufasa por lo que le haba pasado al ojo de Taka. En lugar de ello se preguntaban como es que haba sido tan estpido para meterse en la madriguera de un tejn. Todos saben cmo son los tejoneses decir, todos los que tienen sentido comn.

Hey Taka! dijo Mufasa, sentndose a su lado. Ests pensando en el gran da?

S, claro.

Bueno, pues no te ves muy contento que digamos.

Estoy bien, dijo Taka firmemente. No puedo hacer nada con mi apariencia.

Bueno, est bien. Mufasa salt gilmente y se sent al otro de su hermano para poder mirarlo a los ojos. Qu es lo que te pasa? Es decir, tambin es tu gran da. Todo el Reino estar presente para ver tu melena. Adems, a las chicas les encantar! Ya sabes, sin la melena tan slo eres un gatito.

Debes pensar que soy muy estpido, dijo Taka. Quin se va a preocupar por m? La mitad del Reino ni siquiera sabe que existo. Para ellos tan slo soy el chico del ojo chistoso.

T me ayudas a proteger las Tierras del Reino, dijo Mufasa. Eso es importante. Y oye, si algo llega a pasarme, t te convertirs en Rey. Seal la sabana con su pata. Todos lo saben. Y ser mejor que te traten con respeto, o tendrn que vrselas conmigo.

Taka mir a Mufasa directamente a los ojos, algo que incomodaba mucho a Muffy. Senta como si Taka pudiera ver a travs de l y analizara sus entraas. Estaba buscando un recuerdo lejano de su inocente infancia, cuando la amistad era un verdadero tesoro. Me extraaras si muriera?

Por supuesto que te extraara, dijo Mufasa, algo irritado. Por qu me preguntas algo tan estpido?

No me digas estpido! Odio que la gente me llame as!

No te llame estpido, dijo Mufasa, retrocediendo. Cul es tu problema? Ve a refunfuar a otro ladoes lo que siempre haces. Pero ms vale que te comportes bien maana. Eres el hijo del Rey, as que acta como tal. No quiero que estropees mi Cubrimiento, entendido?

Lo entiendo perfectamente. No voy a estropear TU Cubrimiento, hermano.

Tras haber hablado, Taka se alej del promontorio y lentamente se dirigi camino abajo.

Sarabi estaba descansando, semidormida, a la sombra de un rbol de acacia cuando Taka se aproxim. Sus agudos instintos le advirtieron de las suaves pisadas que