03 La Consagración

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La Consagración

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Leccin 3 LA CONSAGRACINLectura bblica: x. 28:1-2, 40-41; 29:1-25; Lv. 8:14-28; Ro. 6:13, 16, 19; 12:1; 1 Co. 6:19-20; 2 Co. 5:14-15El Seor nos ha concedido Su gracia y Su misericordia, l nos ama y nos ha salvado. Esta es la nica razn por la cual nos consagramos totalmente a l. La consagracin es la primera experiencia de nuestro servicio a Dios.LA BASE DE LA CONSAGRACIN2 Co.5:14-15 el amor de Cristo nos constrie, constreir significa presionar por todos los lados, sentirse limitado, restringido y fuertemente atado. El amor del Seor nos ha cautivado y no podemos escapar. Cuando una persona est enamorada, se siente atada. Nosotros hemos sido atados por l y no hay escape; l muri por nosotros, y nosotros debemos vivir para l. As que su amor es la base de nuestra consagracin. Cuando sentimos el amor del Seor, espontneamente nos consagramos a l. Adems 1 Co.6:19-20: Y que no sois vuestros... Porque habis sido comprados por precio. Nuestro Seor dio Su vida por nosotros, l se dio como rescate a fin de adquirirnos de nuevo para S mismo. El Seor nos compr por un alto precio, y ese precio es la sangre que l derram en la cruz. As que le pertenecemos al l. Debido a que el Seor nos constrie con Su amor y basndonos en que l nos ha comprado, nos separamos de todo lo dems y vivimos, a partir de ese momento, por l y para l. Consagracin significa recibir el servicio santo recibir el ministerio de servir a Dios, Recibir el ministerio de servir a Dios es declararle al Seor: Hoy me separo de todo para servirte, porque T me has amado y me has comprado para T.UNA PERSONA CONSAGRADAAl leer xodo 28:1-2 y 29:1, 4, 9-10, vemos que la consagracin es algo muy especial. Israel fue la nacin escogida por Dios (19:5-6), pero no lleg a ser una nacin consagrada. Israel estaba compuesto por doce tribus, pero slo la tribu de Lev recibi el servicio santo (Nm. 3:11-13); sin embargo, no toda la tribu estaba consagrada, slo la casa de Aarn se le asign el servicio santo. Damos gracias a Dios que hoy nosotros somos los miembros de esta casa. Todo aquel que ha credo en el Seor y ha sido salvo es miembro de esta familia. (Ap. 1:5-6) Hoy, Dios en Cristo nos ha hecho reyes y sacerdotes; y somos aptos para consagrarnos. El hombre no se consagra porque l haya escogido a Dios, sino porque Dios lo ha escogido a l y lo ha llamado. Dios nos ha concedido Su gracia, dndonos una porcin en Su obra y as, concedindonos tal honra y hermosura (x. 28:2). Que el Seor nos tenga a nosotros por siervos, no constituye ninguna maravilla; pero que nosotros tengamos un Seor como l, esto s que es maravilloso! Debemos ver que la consagracin es el resultado de haber sido escogidos, y que servir a Dios es un honor. La consagracin equivale a que Dios nos glorifica. Debemos postrarnos ante l y exclamar: Gracias Seor porque tengo parte en Tu servicio! Gracias porque entre tantas personas que hay en este mundo, me has escogido a m para participar en Tu servicio!EL CAMINO HACIA LA CONSAGRACINEn Levtico 8:14-28 vemos un novillo, dos carneros y un canastillo con panes sin levadura. El novillo se inmolaba como ofrenda por el pecado; el primer carnero se ofreca como holocausto; y el segundo carnero junto con el canastillo de los panes sin levadura, eran para la ofrenda de la consagracin.A. La ofrenda por el pecadoPara recibir el servicio santo ante Dios, es decir, para consagrarse a Dios, primero tiene que hacerse propiciacin por el pecado. Slo una persona que es salva y que pertenece al Seor puede consagrarse. As pues, la base de la consagracin es la ofrenda por el pecado.B. El holocaustoDebemos examinar detenidamente Levtico 8:18-28. Aqu tenemos dos carneros: un carnero se ofreca como holocausto, y el otro, como ofrenda de la consagracin. Esto hizo que Aarn fuera apto para servir a Dios.Qu es el holocausto? Es una ofrenda que debe ser consumida completamente por el fuego. El sacerdote no poda comer la carne del animal as sacrificado porque era completamente consumida por el fuego. El problema que nuestro pecado representa es solucionado mediante la ofrenda por el pecado, mientras que el holocausto hace que seamos aceptos a Dios. El Seor Jess llev nuestros pecados en la cruz. Esto atae a Su obra como la ofrenda por el pecado. Al mismo tiempo, mientras el Seor Jess estaba en la cruz, el velo del templo fue rasgado de arriba a abajo, y se nos abri as el camino al Lugar Santsimo. Esta es Su obra como el holocausto. La ofrenda por el pecado y el holocausto se inician en el mismo lugar, pero conducen a dos lugares distintos. Ambos empiezan donde se encuentra el pecador. La ofrenda por el pecado termina en la propiciacin por el pecado, mientras que el holocausto va ms all, pues hace que el pecador llegue a ser aceptable a Dios. Por lo tanto, el holocausto, el cual es la ofrenda que hace que el pecador sea acepto en el Amado, va ms all que la ofrenda por el pecado. El holocausto es el agradable aroma del Seor Jess ante Dios, que asegura que Dios lo acepte a l. Cuando lo ofrecemos a l ante Dios, nosotros tambin somos aceptados por l. No slo somos perdonados mediante la ofrenda por el pecado, sino que tambin somos aceptos mediante el Seor Jess.C. La ofrenda de la consagracin1. La aspersin de la sangreDespus que era inmolado el primer carnero, se sacrificaba el segundo. Qu se haca con el segundo carnero despus de sacrificarlo? Primero, se untaba la sangre sobre el lbulo de la oreja derecha, sobre el dedo pulgar de la mano derecha y sobre el dedo pulgar del pie derecho de Aarn y sus hijos. Esto significa que puesto que en Cristo fuimos aceptados por Dios, debemos reconocer que la sangre aplicada a nuestra oreja, nuestras manos y nuestros pies nos separa completamente para Dios. Debemos declarar que nuestras orejas, nuestras manos y nuestros pies pertenecen por entero a Dios. Debido a la redencin, nuestras orejas, cuya funcin es or, deben prestar odo a Dios; nuestras manos, hechas para trabajar, deben ahora laborar para Dios; y nuestros pies para caminar, ahora deben andar para Dios. Aplicamos la sangre en el lbulo de nuestra oreja derecha, sobre el dedo pulgar de la mano derecha y sobre el dedo pulgar del pie derecho, porque nuestros miembros fueron comprados por el Seor. Debemos decirle al Seor: Por tu redencin Seor, desde este momento, no considerar mis orejas, mis manos ni mis pies como mos, porque T me redimiste, Seor. Todo mi ser te pertenece a Ti, ya no es mo.La sangre es la seal de posesin y el smbolo del amor. El precio que se menciona en 1 Corintios 6, y el amor mencionado en 2 Corintios 5 ambos se refieren a esta sangre. Debido a la sangre, el amor y el derecho de propiedad, nuestro ser ya no nos pertenece. El Seor derram Su sangre, y nosotros debemos reconocer el derecho legtimo que esta sangre tiene sobre nosotros. El Seor nos ama; por eso confesamos que todo nuestro ser le pertenece exclusivamente a l.2. La ofrenda mecidaUna vez que se rociaba la sangre, se presentaba la ofrenda mecida. Debemos recordar que el segundo carnero haba sido sacrificado y su sangre haba sido untada en la oreja, en el dedo pulgar de la mano y el del pie. Esto todava no es consagracin, sino la base de la misma. La aspersin de la sangre es simplemente una confesin de amor y una proclamacin de los derechos adquiridos sobre uno, lo cual nos hace aptos para consagrarnos; sin embargo, la verdadera consagracin viene despus de todo eso.Despus que el segundo carnero era sacrificado y su sangre era rociada, se sacaban la grosura, y la espaldilla derecha, y del canastillo de los panes sin levadura se tomaba una torta sin levadura, una torta de pan de aceite y una de hojaldre. Todo esto tipifica los dos aspectos del Seor Jess. La espaldilla es la parte ms fuerte del carnero y nos muestra el aspecto divino del Seor Jess; la grosura es rica y tipifica la gloria de Dios; y el pan, el cual procede de la vida vegetal, muestra Su humanidad altsima. l es el hombre perfecto, sin levadura y sin mancha y est lleno del aceite de la uncin, del Espritu Santo; y, como una torta de hojaldre, Su naturaleza, los sentimientos de Su corazn y Su vista espiritual son finos, tiernos y frgiles pues estn llenos de ternura y compasin. Todo esto era puesto en las manos de Aarn, quien tomaba la ofrenda y la meca delante del Seor, despus de lo cual, haca arder todo esto junto con el holocausto. En esto consiste la consagracin.Quisiera explicar que la palabra hebrea traducida consagracin significa tener las manos llenas. Tanto la traduccin de Darby como la concordancia de Young, le dan este significado. Inicialmente, Aarn tena sus manos vacas, pero ahora las tena llenas. Al tener las manos llenas de tantas cosas, Aarn fue lleno del Seor y se produjo as, la consagracin. Cuando Aarn no tena nada en sus manos, no haba consagracin. Pero cuando Aarn tena las manos llenas, y stas no podan estar ocupadas por otra cosa que no fuera el propio Seor, entonces, s haba consagracin.Entonces, qu es la consagracin? Dios escogi a los hijos de Aarn para que le sirvieran como sacerdotes; aun as, Aarn no poda acercarse presuntuosamente; primero tena que eliminar sus pecados y despus ser aceptado en Cristo. Sus manos (las cuales denotan su labor) tenan que estar plenamente llenas de Cristo; as que, l no deba tener nada ms que a Cristo; slo entonces se produca la consagracin. Qu es la consagracin? En palabras sencillas, la consagracin consiste en lo que dijo Pablo: As que, hermanos, os exhorto por las compasiones de Dios, que presentis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro servicio racional (Ro. 12:1).Necesitamos ver ante el Seor que en esta vida slo podemos seguir un camino: servir a Dios. No tenemos otra alternativa. Servir a Dios es nuestro nico camino. Para poder servir a Dios, tenemos que presentar todo nuestro ser a l. Desde el momento en que hacemos esto, nuestro odo escuchar al Seor, nuestras manos trabajarn para l y nuestros pies corrern por l. Nuestros dos odos solamente escucharn Su palabra, nuestras dos manos slo trabajarn para l, y nuestros dos pies slo andarn en Su camino. Nuestra nica meta es servir a Dios. Nos hemos consagrado totalmente a l como una ofrenda, un sacrificio; por consiguiente, le hemos consagrado todo a l. No slo esto, sino que nuestras dos manos, llenas de Cristo, lo exaltarn y lo expresarn. Esto es lo que significa la consagracin. Cuando hayamos hecho esto, Dios dir: Esta es una verdadera consagracin. Esta saturacin de Cristo es lo que Dios llama consagracin.La consagracin significa que hemos percibido el amor de Dios y hemos reconocido Su derecho sobre nosotros. Debido a esto, podemos acercarnos a Dios para implorarle el privilegio de servirle. No es simplemente que Dios nos llame, sino que nosotros nos damos como ofrenda para servirle a l. Debemos decir: Oh, Dios, soy Tuyo; T me has comprado. Antes yo estaba debajo de Tu mesa esperando comer de las migajas que caan, pero desde este momento quiero servirte; hoy, tomo la decisin de servirte a Ti. Me has aceptado en el Seor, puedes concederme tambin una pequea porcin en esta gran tarea de servirte? Ten misericordia de m y permteme tomar parte en Tu servicio. Al conceder la salvacin a muchos, T no me has ignorado ni me has rechazado. T me salvaste; concdeme, por tanto, ser uno de los muchos que te sirven, no me rechaces.Es as como usted debe presentarse ante el Seor. Todo es para Cristo, y nicamente para l. Cuando usted se presente a l de esta forma, se habr consagrado. A esto se refiere Romanos 12 cuando dice que presentemos nuestros cuerpos. En Romanos 6 se menciona la consagracin de los miembros. Esto es semejante a la aspersin de la sangre en las orejas, las manos y los pies. Romanos 12 menciona la consagracin de todo el cuerpo, lo cual significa que ambas manos son llenas de Cristo. Esto vincula perfectamente el Antiguo Testamento y el Nuevo.V. EL OBJETIVO DE LA CONSAGRACINEl objetivo de la consagracin no es convertirnos en predicadores de Dios ni en trabajar para Dios. El objetivo de la consagracin es servir a Dios. El resultado de la consagracin es el servicio. En el idioma original, la palabra servicio significa atender, tal como lo hara un mesero. Esto significa que la persona se presta a servir. Debemos recordar que el objetivo de la consagracin es atender a Dios. Atender a alguien como lo hara un mesero quizs no parezca un trabajo muy arduo; pero, en este caso, atender a Dios implica ponerse de pie cuando l as lo requiera. Si l quiere que usted se haga a un lado, usted se hace a un lado; y si l quiere que usted corra, usted corre de inmediato. Esto es lo que significa atender a Dios.Dios requiere que todos los cristianos presenten sus cuerpos para servirle a l. Esto no significa necesariamente que l quiera que usted use un plpito o vaya a evangelizar a un lugar remoto. Lo que esto significa es que usted lo atienda a l. Si Dios enva a alguien al plpito, esa persona no tiene otra alternativa que obedecer y hablar. Si Dios enva a alguien a tierras remotas, esta persona no tiene otra opcin sino ir. Todo nuestro tiempo es para Dios, pero la labor que llevamos a cabo se caracteriza por su flexibilidad. Todos debemos atender a Dios, pero la labor especfica que debemos realizar es flexible. Debemos aprender a atender a Dios, al presentar nuestros cuerpos para servirle a l.Si somos cristianos, tenemos que servir a Dios por el resto de nuestras vidas. En el momento en que una persona se consagra, debe comprender que desde ese instante, lo primordial es lo que el Seor requiera de ella. Servir a Dios es una misin para el resto de nuestra vida. Quiera el Seor tener misericordia de nosotros y nos muestre que nuestro servicio a l es nuestra obligacin. Debemos hacer ver a todos los creyentes que de ahora en adelante somos personas al servicio del Seor. Tenemos que comprender que, por ser cristianos, ya no podemos actuar irresponsablemente. No estoy diciendo que ya no debamos ejercer nuestros correspondientes oficios con lealtad y seriedad, ni tampoco que podamos estar ociosos. Ciertamente esto no es lo que quiero decir. Todava es necesario que seamos leales y responsables en cuanto a nuestras respectivas carreras. Pero en la presencia de Dios, tenemos que darnos cuenta de que toda nuestra vida est encaminada a servirle a l. Todo lo que hacemos tiene el propsito de obedecer la voluntad de Dios y complacerle a l. Esta es la realidad de la consagracin.La consagracin no estriba en lo mucho que uno puede darle a Dios, sino en ser aceptados por Dios y tener el honor de servirle. La consagracin no est reservada para todos, sino exclusivamente para los cristianos. Slo quienes han sido salvos, los que pertenecen al Seor, pueden consagrarse. La consagracin significa poder decir: Seor, me has dado la oportunidad y el derecho de acercarme a Ti para servirte. Seor, te pertenezco. Mis odos, mis manos y mis pies fueron comprados con Tu sangre y te pertenecen a Ti. Desde ahora en adelante, ya no son para mi uso personal.No debemos rogarle a los dems a que se consagren; en lugar de ello, debemos decirles que el camino est abierto para que lo hagan. As pues, se ha abierto el camino para servir a nuestro Dios, el Seor de los ejrcitos. Debemos entender que nuestra meta es servir al Seor de los ejrcitos. Es un gran error pensar que la consagracin es un favor que le hacemos a Dios.El Antiguo Testamento revela claramente que un hombre no se puede consagrar sin la aprobacin de Dios. Tambin el Nuevo Testamento nos exhorta a consagrarnos por las compasiones de Dios. l nos ama mucho, por lo tanto, debemos consagrarnos. Este es nuestro servicio racional. No es pedir un favor; sino que es lo ms razonable, lo ms natural. La consagracin no depende de nuestra voluntad, pues proviene de la abundancia de la gracia de Dios. Debemos ver que tener el derecho de servir a Dios es el mayor honor de nuestra vida. Ciertamente es un gran gozo para el hombre ser salvo, pero es an mayor gozo el participar en el servicio de Dios. Quin creen que es nuestro Dios? Tenemos que ver Su grandeza y Su gloria para poder entender la enorme importancia y el gran honor de este servicio! Qu maravilloso es recibir Su gracia y ser tenidos por dignos de servirle a l!