032. Aqu ests presente, Seor! Pablo sobre la EucaristaDos protestantes norteamericanos se hallaban en una iglesia catlica del norte de Italia. La seora, muy cristiana, acababa de perder a su esposo en el viaje, y, al no tener iglesia episcopaliana en la ciudad, iba al culto catlico con la familia que la hospedaba cariosamente.

Aquel da en la Misa, al alzarse la Sagrada Hostia en la consagracin, le dice con sorna el amigo que le acompa slo por caballerosidad:

-Te das cuenta? A eso llaman los catlicos el Cuerpo de Cristo. Un simple recuerdo lo han convertido en el mismo Seor Jesucristo, y eso es lo que adoran.

La joven seora call. Pero empez a discurrir, y contest seriamente a su amigo:

-No est aqu Jesucristo? Es la Eucarista slo un recuerdo? Entonces, cmo dice San Pablo que el que comulga indignamente se hace reo del Cuerpo y de la Sangre del Seor?...

El amigo se call como un muerto y no supo qu responder.

Aqu estuvo todo. La seora protestante, bellsima mujer y ahora viuda, se hizo catlica con sus cinco hijitos; en la Iglesia Catlica comulg muchas veces, y hoy la veneramos en los altares como la primera norteamericana canonizada: Santa Elizabeth Seton.

Mujer tan querida, nos pone hoy ante una pgina verdaderamente excepcional de San Pablo: los captulos diez y once de la primera carta a los de Corinto.

Por qu es tan excepcional esta pgina? Porque nos narra, con una fidelidad asombrosa, la institucin de la Eucarista bastantes aos antes de que lo hagan los Evangelios.

Y lo hace Pablo con las mismas palabras que Marcos, Mateo y Lucas, sin ponerse para nada de acuerdo con ninguno de los evangelistas, y con esta monicin previa:

-Les transmito la tradicin que recib del Seor.

Es decir: la verdad que Pablo nos narra la ha bebido inmediatamente en la fuente ms pura, como eran los apstoles testigos de la ltima Cena, y los primersimos cristianos de las Iglesias de Damasco y de Antioqua y de Jerusaln, en las que recibi al Seor al celebrarse la Fraccin del Pan.

Por eso dice: Les transmit la tradicin que yo mismo recib del Seor!.

Benditas palabras de Pablo, que borran en la Iglesia, independientemente de los Evangelios, cualquier duda acerca de la realidad de la Eucarista!

Dios est aqu, canta desde entonces la Iglesia, y lo seguimos cantando nosotros con la misma fe de Pablo, de los dems apstoles, de nuestros primeros hermanos en la fe.

Como los racionalistas no pueden negar las palabras de Pablo ni las pudo borrar Lutero, todos los que estn fuera de la Iglesia, por ms explicaciones que se les quieran dar, siempre chocan con la tremenda realidad que dice Pablo: Esto ES ni cuerpo, esta ES mi sangre.

Si ES, nada vale el cambiar la palabra por otras que se inventan a montones:

-Celebren esto; figura de mi Cuerpo; hagan esto como memoria de mi cuerpo; conserven esto como recuerdo mo

Es intil hablar as: Pablo el primero, y los Evangelios despus, escribieron ntidamente:

Esto ES mi cuerpo, esta Es mi sangre. Y Juan, ya ancianito, transmite las palabras del mismo Jess: Porque mi carne ES verdadera comida, y mi sangre ES verdadera bebida.

Pero, vaya, hoy no vamos a salirnos del relato de Pablo.

Los sacrificios ofrecidos a los dolos le sirven como de introduccin:

-No se dan cuenta de que nosotros ofrecemos el Cuerpo y la Sangre del Seor? Cmo pueden entonces ustedes comer el Cuerpo y Sangre del Seor, verdadero sacrificio cristiano, a la vez que comen el sacrificio ofrecido a Satans?... (10,14-21)

As, claro. El pan y el vino consagrados SON realmente el Cuerpo y la Sangre del Seor.

Pablo pasa despus a la institucin de la Eucarista, cargada de historia apostlica y de doctrina sublime (11,23-27). Sus palabras no tienen desperdicio alguno:

Yo he recibido del Seor lo que les he transmitido a ustedes: que el Seor Jess, la noche en que era entregado tom pan, y, despus de dar gracias, lo parti, diciendo: Esto es mi cuerpo, el que se entrega por ustedes; hagan esto en memoria ma.

Igualmente, despus de la cena, tom el cliz, diciendo: Este cliz es la Nueva Alianza por la sangre ma; cuantas veces lo beban, hganlo en memoria ma.

Por lo mismo, cada vez que comen este pan y beben este cliz, proclaman la muerte del Seor, hasta que venga. Por lo cual, quien coma el pan y beba el cliz del Seor indignamente, ser reo del cuerpo y de la sangre del Seor.

Hay para caer de rodillas solamente con escucharlo!... Dios est aqu!.

Si sabemos analizar este prrafo grandioso, nos asombramos con cada palabra.

Yo lo he recibido del Seor, dice. Y quin se atreve a contradecir a Pablo?...

Despus de dar gracias, aade.

Era el rito de los judos sobre el pan que iban a comer. Gracias se traduca al griego por eucarista. Y por Eucarista conocemos en la Iglesia el mximo regalo de Dios.

Hagan esto, dijo el Seor, y lo repite Pablo. Es decir: Hagan lo que Jess ha hecho.

Y lo que ha hecho Jess es convertir el pan en su Cuerpo y el vino en su Sangre.

En memoria ma, dijo tambin Jess.

Por poco hebreo que se sepa, memoria no es recuerdo, sino memorial. O sea: es la misma accin que hizo el Seor, repetida por los apstoles y sus sucesores, a los que entonces consagraba Jess sacerdotes en sucesin ininterrumpida a travs de los siglos.

Hasta que el Seor vuelva, aade Pablo.

Hasta el fin del mundo seguir la Iglesia repitiendo el gesto del Seor, mientras proclama su muerte y su resurreccin.

Reo del cuerpo y de la sangre del Seor, concluye Pablo con severidad.

Lo entendi bien Elizabeth Seton, la protestante, que se dio cuenta del error en que estaba y crey despus con toda su alma?...

Su magnfico esposo, al enfermar gravemente, le pidi:

-No me puedes traer el recuerdo del cuerpo y la sangre del Seor?...

La esposa querida le trajo un trocito de pan y una copita de vino:

-Tmalo! Vete al cielo! Jess te espera!

Elizabeth hizo lo que entonces saba.

Despus, catlica, hubiera hecho ms con el Pan consagrado.

A nuestra fe en la Eucarista se ha unido siempre la poesa ms inspirada y ms bella.

Una espiga dorada por el sol, el racimo que corta el viador, cantamos.

La naturaleza y el hombre se han unido para poner en manos del Seor lo ms rico que produce la tierra y que saben fabricar nuestras manos:

-Toma, Jess, este pan y este vino! Qu vas a hacer con ellos?..., le decimos nosotros.

Y nos contesta l:

-Qu quieren que haga? Los amo mucho. Tengan, coman, beban! Es el ms rico manjar y la bebida ms deliciosa que les puedo ofrecer en mi mesa. Cmanme, que soy yo!...