04-La Confesión Verbal

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LA CONFESIÓN VERBAL Lectura bíblica: Ro. 10:10; Pr. 29:25; Mt. 10:32-33 I. LA IMPORTANCIA DE LA CONFESIÓN VERBAL Cuando una persona ha creído en el Señor, no debe mantener este hecho en secreto, sino que tiene que confesar con su boca al Señor. Confesar al Señor con nuestra boca es de suma importancia. A. Confesar con la boca inmediatamente después de creer Tan pronto como una persona cree en el Señor, debe confesar al Señor delante de los hombres. Supongamos que una mujer da a luz a un hijo. ¿Qué pensaríamos si el niño todavía no habla a la edad de uno, dos o tres años? ¿Diríamos que quizás es tardo en su desarrollo lingüístico? ¿Le sería posible a esa persona comenzar a contar, “uno, dos, tres, cuatro”, a los treinta años de edad y aprender a decir “papá” y “mamá” a los cincuenta años? Por supuesto que no. Si una persona es muda desde su infancia, probablemente lo seguirá siendo por el resto de su vida, y si no ha podido decir “papá” o “mamá” cuando era joven, probablemente tampoco podrá hacerlo por el resto de su vida. De la misma manera, si un recién convertido no confiesa al Señor ante los demás inmediatamente después de haber creído en Él, me temo que no lo hará por el resto de su vida. Si no pudo hablar de Él cuando era joven, probablemente tampoco lo hará cuando sea mayor. Muchos han sido cristianos por diez o veinte años y todavía siguen mudos. Esto se debe a que no abrieron sus bocas en la primera o segunda semana de su vida cristiana. Ellos continuarán siendo mudos hasta que mueran. Confesar a nuestro Señor es una práctica que debe iniciarse en el momento en que uno cree. Si usted abre su boca el día en que creyó en el Señor, el camino a la confesión estará abierto para usted. Si una persona no confiesa al Señor en las primeras semanas, los primeros meses, o los primeros años de su vida cristiana, lo más probable es que no lo hará el resto de su vida. Por lo tanto, tan pronto como una persona cree en el Señor, debe esforzarse por hablar de Él a otros, aunque le sea difícil y no le agrade hacerlo. Debe hablar a sus familiares y amigos. Si no aprende a hablar del Señor a los demás, me temo que a los ojos de Dios, será considerado un mudo por el resto de su vida. No queremos que los creyentes sean mudos. Por esta razón desde el primer momento debemos aprender a abrir nuestra boca. Si una persona no lo hace al principio, mucho menos lo hará más

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LA CONFESIN VERBALLectura bblica: Ro. 10:10; Pr. 29:25; Mt. 10:32-33I. LA IMPORTANCIA DE LA CONFESIN VERBALCuando una persona ha credo en el Seor, no debe mantener este hecho en secreto, sino que tiene que confesar con su boca al Seor. Confesar al Seor con nuestra boca es de suma importancia.A. Confesar con la bocainmediatamente despus de creerTan pronto como una persona cree en el Seor, debe confesar al Seor delante de los hombres. Supongamos que una mujer da a luz a un hijo. Qu pensaramos si el nio todava no habla a la edad de uno, dos o tres aos? Diramos que quizs es tardo en su desarrollo lingstico? Le sera posible a esa persona comenzar a contar, uno, dos, tres, cuatro, a los treinta aos de edad y aprender a decir pap y mam a los cincuenta aos? Por supuesto que no. Si una persona es muda desde su infancia, probablemente lo seguir siendo por el resto de su vida, y si no ha podido decir pap o mam cuando era joven, probablemente tampoco podr hacerlo por el resto de su vida. De la misma manera, si un recin convertido no confiesa al Seor ante los dems inmediatamente despus de haber credo en l, me temo que no lo har por el resto de su vida. Si no pudo hablar de l cuando era joven, probablemente tampoco lo har cuando sea mayor.Muchos han sido cristianos por diez o veinte aos y todava siguen mudos. Esto se debe a que no abrieron sus bocas en la primera o segunda semana de su vida cristiana. Ellos continuarn siendo mudos hasta que mueran. Confesar a nuestro Seor es una prctica que debe iniciarse en el momento en que uno cree. Si usted abre su boca el da en que crey en el Seor, el camino a la confesin estar abierto para usted. Si una persona no confiesa al Seor en las primeras semanas, los primeros meses, o los primeros aos de su vida cristiana, lo ms probable es que no lo har el resto de su vida. Por lo tanto, tan pronto como una persona cree en el Seor, debe esforzarse por hablar de l a otros, aunque le sea difcil y no le agrade hacerlo. Debe hablar a sus familiares y amigos. Si no aprende a hablar del Seor a los dems, me temo que a los ojos de Dios, ser considerado un mudo por el resto de su vida. No queremos que los creyentes sean mudos. Por esta razn desde el primer momento debemos aprender a abrir nuestra boca. Si una persona no lo hace al principio, mucho menos lo har ms tarde. A menos que Dios les conceda especial misericordia, o haya algn avivamiento, estas personas jams abrirn sus bocas. Si no confiesan desde un principio, les ser muy difcil hacerlo ms tarde. El recin converso debe buscar la oportunidad de confesar al Seor ante los hombres, porque tal confesin es muy importante y de mucho provecho.B. Con la boca se confiesa para salvacinEn Romanos 10:10 dice: Porque con el corazn se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvacin. Con el corazn uno cree para justicia ante Dios, y con la boca uno confiesa para salvacin ante los hombres. Si usted ha credo en su corazn, lo ha hecho ante Dios, nadie ms lo puede ver. Si usted ha credo sinceramente, usted ha sido justificado ante Dios, pero si slo cree en su corazn y no lo confiesa con su boca, nadie sabr que usted ha sido salvo, y la gente seguir considerndole un incrdulo, pues no ven ninguna diferencia entre usted y ellos. Por esta razn, la Biblia recalca que, adems de creer con el corazn, es menester tambin confesar con la boca. Debemos confesar con nuestra boca.Todo nuevo creyente debe buscar oportunidades para confesar al Seor a sus compaeros de clase y de trabajo, a sus amigos, a sus familiares y a todos aquellos con quienes tenga contacto. Tan pronto se presente la oportunidad, les debe decir: He credo en el Seor Jess!. Cuanto ms pronto ellos abran la boca para declarar esto, mejor, porque una vez que lo hagan, los dems reconocern que han credo en el Seor Jess. De esta manera, se librarn de la compaa de los incrdulos.He visto que muchas personas estn indecisas con respecto a aceptar al Seor, pero una vez que se levantan y proclaman: Creo en el Seor Jess!, se sienten ms seguros. Lo peor que le puede suceder a un cristiano es quedarse con la boca cerrada. Si habla, habr dado un paso hacia adelante y se sentir ms seguro. Muchos creyentes dudan al principio, pero tan pronto proclaman: Yo creo, adquieren seguridad.C. La confesin nos evita problemasEs de gran beneficio confesar con la boca despus de creer con el corazn en el Seor, porque esto nos evitar muchos problemas en el futuro.Supongamos que usted no abre su boca, y no dice: He decidido seguir al Seor Jess y ya le pertenezco a l. Los dems lo seguirn considerando igual que ellos. As que cuando ellos pecan o se involucran en concupiscencias, siguen pensando que usted es como ellos. Usted sabe en su corazn que es cristiano y que no est bien andar con ellos, pero usted no les rechaza por complacerles. Al principio inventa pretextos para no aceptar sus invitaciones, pero ellos continan presionndole y usted tiene que pensar en una nueva excusa o quizs dos para no ir con ellos. Por qu no decirles desde un principio que usted es creyente? Todo lo que tiene que hacer es confesar una o dos veces para que dejen de molestarlo.Si usted no confiesa con su boca, es decir, si sigue siendo un cristiano en secreto, tendr ms dificultades que los que son cristianos abiertamente, ya que las tentaciones que experimentar sern mucho ms fuertes que las que experimentan los otros cristianos que confiesan al Seor. Estar atado por los afectos humanos, y las relaciones antiguas le afectarn mucho ms, ya que no siempre podr excusarse diciendo que tiene dolor de cabeza, o que est ocupado. Como no puede usar las mismas excusas una y otra vez, es mejor declarar desde el primer da: He credo en el Seor Jess y lo he recibido en mi corazn. Una vez que usted haga saber esto a sus compaeros de clase y de trabajo, a sus amigos y familiares, ellos sabrn que usted no es como ellos, y eso le ahorrar muchos problemas; de lo contrario, usted se encontrar con muchos obstculos. Confesar al Seor evita muchas contrariedades.D. No confesar al Seorhar que su conciencia lo acuseExiste un problema muy serio para la persona que no confiesa al Seor con su boca. Muchos creyentes del Seor tuvieron esta experiencia cuando l estuvo en la tierra.Los judos rechazaron al Seor Jess y se le opusieron con vehemencia. En Juan 9, vemos el acuerdo al cual ellos haban llegado: Si alguno confesaba que Jess era el Cristo, sera expulsado de la sinagoga (v. 22). En el captulo 12 de este mismo libro, la Biblia dice que muchos gobernantes judos creyeron en el Seor Jess secretamente, pues no se atrevan a confesarlo por temor a ser expulsados de la sinagoga (v. 42). Cree usted que estas personas tenan paz en sus corazones? Quizs se habran sentido incmodos si hubiesen confesado al Seor Jess, pero ciertamente sufran una incomodidad an mayor al no confesarlo. Qu clase de lugar era la sinagoga? Era un lugar donde la gente se opona al Seor Jess. All se tramaban y discutan planes en contra del Seor conspirando contra l y procurando sorprenderlo en alguna falta. Estas eran las actividades tenebrosas que tomaban lugar en la sinagoga. Qu podra hacer un creyente genuino en medio de tales personas? Cunta fuerza de voluntad se necesitara para mantener la boca cerrada? En tal ambiente es muy difcil que alguien confiese al Seor con su boca, pero no confesarlo pblicamente resulta mucho ms difcil.La sinagoga juda es un cuadro del mundo que se opone al Seor. El mundo siempre critica al Seor Jess y siempre considera a Jess de Nazaret un verdadero problema. El mundo siempre habla en contra del Seor. Al estar en tal lugar, podra usted escuchar a esta gente y, aun as, pretender ser como uno de ellos? Fingir no slo es doloroso, sino que tambin es muy difcil, ya que se requiere mucho ms esfuerzo para controlarse y refrenarse. En tales circunstancias, acaso no habra algo dentro de usted que anhelara poder gritar: Este hombre es el Hijo de Dios y yo creo en l!. Acaso no hay algo en usted que desea proclamar: Este hombre es mi Salvador y yo creo en l!, o Este hombre me puede librar de mis pecados y aunque usted no crea en l, yo s creo en l!. No hay acaso algo dentro de usted que desea proclamar esto a los cuatro vientos?Va usted a obligarse a estar callado simplemente porque desea el respeto y la posicin que los hombres le dan? Segn mi parecer, creo que habra sido mejor para el grupo de gobernantes judos mencionados en el captulo 12 ser expulsados de la sinagoga. Si hubieran confesado al Seor se habran sentido mucho mejor. Si usted no fuera un creyente verdadero, seguramente le dara igual confesar al Seor o no. Pero, debido a que usted es un creyente genuino, su conciencia lo acusara si pretendiese simpatizar con quienes se oponen al Seor. Cuando hay alguien que se opone al Seor, usted no siente paz en su corazn; pero aun as, dice forzosamente: Eso que usted dice es muy interesante!. No es esto lo ms terrible y doloroso que le pueda suceder a hombre alguno?No hay nada ms doloroso que no confesar al Seor ante los hombres. Este es el mayor de los sufrimientos. A m no me gustara estar en el lugar de aquellos gobernantes judos, porque el sufrimiento que ellos experimentaron fue muy grande. Si usted no es creyente, no tiene nada que decir, pero si usted ha credo, lo mejor que puede hacer y lo que es ms fcil y gozoso es salirse de la sinagoga. Quizs a usted le parezca que hay demasiados obstculos para ello, pero las experiencias pasadas nos indican que estos obstculos sern cada vez mayores, y que su corazn sufrir ms si no opta por este camino.Supongamos que usted oye una calumnia contra sus padres y escucha callado sin hacer nada, o peor an, pretende estar de acuerdo con ello. Si usted hace tal cosa, qu clase de persona es usted? Nuestro Seor dio Su vida para salvarnos. Si no decimos nada del Seor a quien nosotros adoramos y servimos a qu grado de cobarda hemos llegado? Debemos ser osados y proclamar: Yo pertenezco al Seor!.II. ALGUNOS ERRORES COMUNESA. Intentar reemplazar la confesincon un buen comportamientoMuchos creyentes nuevos son influenciados por las enseanzas tradicionales y piensan que portarse bien es ms importante para un cristiano que confesar con sus labios. Piensan que un cambio en lo que uno dice no es tan importante como un cambio en lo que uno hace. Debemos desechar este concepto, el cual es totalmente errneo. Con esto no estamos diciendo que no sea necesario cambiar nuestra conducta, porque si nuestra conducta no cambia, nuestra confesin es en balde. Pero cambiar nuestra manera de obrar sin confesar con nuestra boca es igualmente vano. Un cambio de conducta jams podra reemplazar la confesin, porque aun cuando nuestra conducta haya cambiado, an sigue siendo necesario confesar pblicamente al Seor.El nuevo creyente debe aprovechar la primera oportunidad que se le presente de hablar a los dems sobre su fe en el Seor Jess. Si usted no confiesa con la boca, har que se formen conjeturas sobre usted y se especule sobre su comportamiento. Se dirn muchas cosas acerca de usted, pero no mencionarn al Seor Jess; as que es mejor que les diga por qu ha habido tal cambio en su conducta, ya que una buena conducta jams reemplazar la confesin verbal. Es importante tener una buena conducta, pero tambin lo es confesar con nuestra boca. Por lo tanto, usted debe confesar: Jess es mi Seor y deseo servirle. Estas palabras deben salir de su boca, aunque su conducta sea muy buena.Hemos odo a mucha gente decir que no hay necesidad de decir nada si se tiene una buena conducta. Recuerden que nadie se molestar en criticar a aquellos que dicen esto, aun cuando su conducta no haya sido tan buena, pero si dice que es cristiano, inmediatamente los dems lo criticarn y lo censurarn cuando cometa la menor falta. As que aquellos que dicen que es suficiente con manifestar una buena conducta y que no es necesario confesar con la boca, en realidad estn dndose una excusa para portarse mal. Dejan una puerta abierta para escapar de las crticas. No crean que es suficiente tener un cambio de conducta; es absolutamente indispensable confesar con la boca.B. El temor de no perseverar hasta el finalAlgunas personas piensan de esta manera: Si confieso verbalmente y luego no persevero en mi conviccin cristiana, no ser esto motivo de burla? Supongamos que despus de tres o cinco aos he fracasado como cristiano, qu debo hacer entonces? Es mejor no decir nada ahora y esperar que pasen algunos aos hasta que est seguro. Podemos decirles a estas personas que si no confiesan su fe por temor de caer o fracasar, sin duda alguna fracasarn. Estas personas han abierto una puerta trasera procurando evitar la puerta principal. Es decir, ya han hecho los preparativos necesarios para poder desdecirse de su propia confesin de fe. Estas personas quieren esperar a sentirse seguras antes de confesar. Podemos estar seguros que tales personas fracasarn. Es mejor declarar resueltamente: Yo soy del Seor!. Si usted cierra la puerta trasera, le ser mucho ms difcil retroceder o desviarse y tendr ms posibilidades de avanzar que de retroceder. De hecho, esta es la nica manera en la que usted podr avanzar.Si usted espera mejorar su comportamiento antes de decidirse a confesar al Seor delante de los dems, su boca jams se abrir; estar mudo para siempre aunque llegue a manifestar una buena conducta. Si usted no abre su boca desde un principio, ms tarde le ser mucho ms difcil. Si usted confiesa verbalmente su fe, la posibilidad de tener una buena conducta se incrementar, pero si espera confesar hasta que su conducta mejore, perder no slo la oportunidad de abrir su boca, sino tambin la de tener una buena conducta.Es reconfortante saber que Dios no slo nos redime, sino que tambin nos guarda. Con qu podemos comparar la redencin? La redencin es la adquisicin de algo. Pero, qu significa entonces guardar? Guardar es retener lo adquirido. Quin en este mundo compra cierto artculo pensando que luego lo va a tirar? Cuando compramos un reloj, esperamos usarlo por lo menos cinco o diez aos; no lo compramos para luego tirarlo. Dios salva a personas por todo el mundo, pero no las salva para tirarlas. l quiere resguardar lo que ha salvado. Puesto que Dios nos salv, l nos guardar. Puesto que Dios nos redimi, l nos guardar hasta aquel da. Dios nos ama tanto que envi a Su Hijo para redimirnos. Si l no hubiera tenido la intencin de guardarnos, no habra pagado tan alto precio. El plan y propsito de Dios es salvaguardarnos. As que no tengan temor de levantarse y declarar: Creo en el Seor!. Posiblemente se pregunte: Qu pasar si cometo una falta a los pocos das?. No se preocupe. Dios ser responsable de eso, as que mejor levntese y diga: Yo pertenezco a Dios!. Entrguese a l. Dios sabe que usted necesita apoyo, cuidado y proteccin. Podemos afirmar con certeza que Dios resguarda la salvacin del hombre. Esto har que la redencin est llena de significado para nosotros.C. El temor del hombreAlgunas personas no se atreven a confesar al Seor pblicamente porque tienen temor de los hombres. Son muchos los que honestamente pueden decir que verdaderamente estn dispuestos a ponerse de pie y confesar al Seor pblicamente y sin ninguna reserva, pero en cuanto ven el rostro de los dems, sienten temor. Al ver el rostro de sus padres o de sus amigos, los sobrecoge la timidez que les impide hablar. Es aqu donde muchas personas tropiezan, porque sienten temor de los hombres y no se atreven a abrir su boca. Algunas personas son tmidas por naturaleza, no slo en cuanto a confesar al Seor, sino tambin en otras cosas. Pedirles que hablen sobre su fe equivale a pedirles que sacrifiquen su vida. Ellos sencillamente no se atreven a abrir sus bocas.No obstante, esta clase de persona debe prestar odo a lo que Dios dice al respecto. Proverbios 29:25 dice: El temor del hombre pondr lazo. Si usted siente temor de ver a los dems, caer en un lazo, porque su temor se convertir en una trampa para usted. Es decir, su temor se convierte en su propio lazo. Cada vez que su corazn siente temor de los hombres, usted se est enredando en su propio lazo, en el cual caer porque ste ha sido creado por su propio temor. Posiblemente la persona a la que usted teme, est dispuesta a escucharle, y aun si no quisiera orle, posiblemente ella no sea tan terrible como usted se imagina.Hay una historia de dos personas que eran colegas. Uno de ellos era creyente, y el otro no. Pero el creyente era muy tmido y no se atreva a decirle a su colega incrdulo que haba sido salvo. El incrdulo estaba muy intrigado por el gran cambio que se haba operado en su compaero, porque ste antes era muy iracundo, pero ahora haba cambiado; sin embargo, no se atreva a preguntarle cul era la razn del cambio. Todos los das trabajaban juntos, compartan la misma mesa y se sentaban frente a frente; uno no se atreva a hablar, y el otro no se atreva preguntar. Da tras da se miraban el uno al otro. A uno le daba miedo hablar, y al otro le daba miedo preguntar. Un da el creyente no pudo aguantarse ms, y despus de orar, aproximndose a su colega, le estrech la mano fuertemente y le dijo: Soy muy tmido, pero desde hace tres meses he querido decirle algo, y ahora se lo voy a decir: He credo en Jess. Al decir esto, su rostro palideci. El otro respondi: Yo tambin desde hace tres meses he querido preguntarle a qu se debe el cambio suyo pero no me atreva a hacerlo. Al or esto, el creyente se sinti motivado a seguir hablando y pudo llevar a su amigo a recibir al Seor.Los creyentes que tengan temor de los hombres fracasarn. Recuerde que si teme a alguien, posiblemente l tambin le tema a usted. Si seguimos a Dios, no hay razn para temer. Aquel que tema a los hombres, no podr ser un buen cristiano ni podr servir al Seor. El cristiano debe confesar al Seor ante sus familiares y amigos, en privado y en pblico. Debemos hacer esto desde un principio.D. La timidezAlgunas personas son tmidas y se avergenzan de ser cristianas. Es verdad que esta clase de vergenza puede presentarse cuando uno se enfrenta a incrdulos. Si usted les dice que trabaja haciendo investigaciones en el campo de la tcnica, le felicitarn por tener un futuro brillante, y si les dice que est estudiando filosofa, dirn que usted es una persona muy inteligente. A usted no le avergenza hablar de muchas cosas. Sin embargo, si dice que es cristiano, muchos dirn que usted es demasiado ingenuo o que no es lo suficientemente inteligente, y tendrn poca estima de usted. Hablar sobre otros temas no le da vergenza, pero hablar de su fe cristiana s le da vergenza. Es inevitable que un nuevo creyente sienta vergenza cuando confiesa pblicamente su fe; pero debe vencer tal sentimiento. Es cierto que el mundo se avergenza de alguien que se ha hecho cristiano, pero nosotros tenemos que superar tal sentimiento.Cmo podemos superar esta sensacin de vergenza? Tenemos que enfrentarnos a tal sentimiento desde dos ngulos diferentes:Por un lado, tenemos que darnos cuenta que cuando el Seor Jess fue crucificado, l llev nuestros pecados y tambin nuestra vergenza. Cuando el Seor llev nuestros pecados, l sufri una gran humillacin. As pues, a los ojos de Dios, nosotros tambin debemos estar dispuestos a sufrir semejante humillacin de parte de los hombres. La humillacin que hemos de sufrir delante de los hombres, jams podr compararse con la humillacin que nuestro Seor sufri por nosotros en la cruz. Por lo tanto, no nos debe sorprender si somos humillados; debemos entender que pertenecemos al Seor.Por otra parte, hay un buen himno que dice as: Nuestra timidez es como si el cielo de la maana repudiase al sol! Pero el Seor irradia la divina luz que ilumina nuestra conciencia, que es tan oscura como la noche. Ya que el Seor, ha tenido tanta gracia para con nosotros y nos ha redimido, sentir vergenza de confesarlo es como si el cielo de la maana se avergonzara de la iluminacin del sol. Hemos hallado gracia en el Seor; l nos ha redimido, nos ha guardado y nos llevar a los cielos. Sin embargo, consideramos una vergenza confesar nuestra fe en l! Si esto es una vergenza, entonces toda la gracia que hemos recibido debe ser una vergenza y debemos negarla! El Seor ha hecho mucho por nosotros, cmo entonces, es posible que nos avergoncemos de confesarlo?Debemos avergonzarnos por cosas como: juergas, borracheras, libertinajes, pecados, obras de las tinieblas y obras del maligno. El Seor nos ha librado de todo esto, y debemos sentirnos gloriosos. Cmo, entonces, podemos sentirnos avergonzados? No nos debe dar vergenza confesar al Seor, porque es glorioso y es motivo de gozo confesar Su nombre! Nosotros somos los que nunca pereceremos, y jams seremos condenados ni juzgados por Dios; nunca nos apartaremos de Su glorioso rostro. Somos aquellos que siguen al Cordero por dondequiera que va y siempre estaremos con l! (Ap. 14:4) No debemos permitir que la gente siembre la semilla de vergenza en nosotros. Debemos levantarnos osadamente y decir que pertenecemos a Dios. Glorimonos y regocijmonos en l!Pedro era una persona de voluntad frrea por naturaleza y se esforzaba por destacar entre los discpulos y ser el primero en todo. Pero un da neg al Seor y se convirti en un msero ratn. Cuando fue interrogado, tuvo temor. En trminos humanos, Pedro era un hroe y un lder nato entre los discpulos, pero sinti temor incluso antes de que otros intentarn quitarle la vida. Tuvo temor y maldijo cuando slo le dijeron: ste estaba con Jess el nazareno. Esto realmente dejaba mucho que desear. Todos aquellos que se rehsan a confesar al Seor pblicamente son dignos de lstima. Lo que Pedro hizo fue muy bajo; fue una verdadera vileza que negara al Seor (Mt. 26:69-75).Aquellos que son tan tmidos que no abren sus bocas, estn llenos de vergenza. Los que son verdaderamente nobles confiesan su fidelidad a Jess de Nazaret aun cuando estn a punto de ser quemados en la hoguera o ser arrojados al mar. Pueden ser azotados, quemados vivos o echados en un foso de leones; sin embargo, todava proclaman: Yo pertenezco a Jess el nazareno!. En todo el mundo, no hay nada ms glorioso que esto! La persona que debiera sentirse ms avergonzada es aquella que tiene vergenza de confesar al Seor. Tales personas resultan intiles. Ellas incluso se detestan a s mismas y se avergenzan de s mismas! Es una verdadera vergenza que uno se menosprecie a s mismo y que tenga vergenza de lo que ha recibido.Por lo tanto, no debemos tener temor ni vergenza. Todos aquellos que desean aprender a seguir al Seor deben aprender a confesarle delante de los hombres con toda confianza. Si la luz, la santidad, la espiritualidad y seguir al Seor es una deshonra; y la oscuridad, el pecado, la carnalidad y seguir al hombre traen gloria, entonces debemos escoger la deshonra. Preferimos sufrir el vituperio de Cristo, tal como lo hizo Moiss, ya que tal humillacin es mucho ms gloriosa que la gloria de los hombres (He. 11:26).E. Amar la gloria de los hombresPor qu los gobernantes mencionados en Juan 12 no confesaron al Seor? Porque amaban ms la gloria de los hombres que la gloria de Dios. Muchas personas no se atreven a confesar abiertamente su fe porque no solamente desean a Cristo, sino tambin desean la sinagoga. Esas personas desean a Cristo y es por eso que creen en l; pero ellas no lo confiesan porque tambin desean permanecer en la sinagoga. Si una persona desea ambas cosas, no ser fiel a ninguna de las dos.Si usted desea servir al Seor, debe elegir entre el Seor o la sinagoga; de lo contrario jams ser un buen cristiano. Debe tomar la decisin de escoger al Seor o a los hombres. Los gobernantes tenan temor de perder el favor de los hombres. Teman que si confesaban al Seor, seran expulsados de la sinagoga. El que escoge al Seor, de una manera incondicional, no tendr temor de ser expulsado de la sinagoga.Si la gente no le persigue despus de que usted ha credo en el Seor, debe decir: Seor, gracias!, pero si le persiguen despus de confesar al Seor, tambin debe decir Seor, gracias!. Qu hay de raro en esto? Nosotros no podemos ser como aquellos gobernantes que, por su amor a la sinagoga, no quisieron confesar su fe en el Seor Jess. Si todos los creyentes fueran como ellos, la iglesia no existira hoy. Si Pedro hubiera regresado a su casa y se hubiera quedado callado despus de haber credo en el Seor, si Pablo, Lucas, Darby y todos los dems hubieran guardado silencio despus de creer, y si todos los que estn en la iglesia se hubieran quedado callados y no se hubieran atrevido a confesar al Seor, ciertamente habran tenido menos problemas, pero la iglesia no existira hoy!Una de las caractersticas de la iglesia es que se atreve a creer en el Seor, y otra es que se atreve a confesar su fe en l. Ser salvo no significa simplemente creer en el Seor Jess, sino creer y confesar que uno es creyente. La confesin es muy importante. La fe cristiana no slo se manifiesta en la conducta, sino tambin en aquello que proclamamos con nuestros labios. Debemos confesar con nuestra boca: Yo soy cristiano!. No es suficiente que un cristiano manifieste una buena conducta; l debe tambin confesar con su boca. Si no tenemos labios que confiesan al Seor pblicamente, tampoco existir el cristianismo. La Escritura es muy clara: Con el corazn se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvacin. Ser cristiano es creer con el corazn, y confesar con la boca.III. NUESTRA CONFESINY LA CONFESIN DEL SEOREl Seor dijo: Pues a todo el que en M confiese delante de los hombres, Yo en l tambin confesar delante de Mi Padre que est en los cielos (Mt. 10:32). Agradecemos al Seor porque si lo confesamos a l hoy, en aquel da l tambin nos confesar a nosotros. El Seor tambin dijo: Pero a cualquiera que me niegue delante de los hombres, Yo tambin le negar delante de Mi Padre que est en los cielos (v. 33). Mas el que me niegue delante de los hombres, ser negado delante de los ngeles de Dios (Lc. 12:9). Qu contraste! Todo lo que tenemos que hacer es confesar que el Seor excelente, el distinguido entre millares, es el Hijo de Dios, y entonces l nos confesar delante del Padre celestial y de los ngeles de Dios. Si usted piensa que es difcil confesar a tan glorioso Seor delante de los hombres, el Seor tambin tendr dificultad en confesar delante de Su Padre a una persona como usted cuando l retorne en la gloria del Padre. No debemos evitar confesar al Seor por temor a los hombres (Is. 51:12) Si hoy es difcil para nosotros confesar a Jesucristo, el Hijo del Dios viviente; en aquel da, cuando l regrese, le ser difcil a l confesarnos ante Su Padre y ante todos los ngeles gloriosos. ste es un asunto muy serio!En realidad, no es difcil confesar al Seor, especialmente si comparamos nuestra confesin con la Suya. Es muy difcil que l nos confiese a nosotros porque somos los hijos prdigos que recin regresamos a casa, y no hay nada bueno en nosotros, pero l nos confesar delante de Su Padre en el futuro. Confesmoslo ante los hombres hoy!Quiera Dios que desde el principio los recin convertidos no se avergencen de confesar al Seor. Jams seamos cristianos secretos.