09 a - La Revolucion Francesa (GINER) - 42

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§ 1. LA REVOLUCIÓN FRANCESA § 1. LA REVOLUCIÓN FRANCESA La Revolución francesa es la revolución liberal por excelencia. Fue dirigida y llevada al triunfo por la burguesía. Su espectacular destrucción del estado borbónico parece como la culminación del proceso de crecimiento y ascendencia de esa clase social, iniciado en el seno de la Edad Media. Pero es precisamente la espectacularidad de los hechos del año de 1789 lo que no debe engañarnos. La importancia de la Revolución francesa estriba en ser la que representa con mayor plenitud la consolidación de las instituciones políticas, los valores sociales y las relaciones económicas que caracterizan a la burguesía. Éstas se habían ido abriendo paso en siglos anteriores, algunas veces en forma violenta. En realidad, desde fines de la Edad Media, la burguesía surge determinadamente como clase revolucionaria. Esta característica culminará con la Revolución francesa, pero no terminará con ella. Algunas de las primeras revoluciones burguesas modernas fracasaron. La más descollante de ellas fue la de las Comunidades de Castilla. Fue una revolución típicamente moderna. Ante todo, responden las Comunidades castellanas a un movimiento urbano y al sentimiento protonacionalista. Durante el curso de la rebelión se fue poniendo en tela de juicio el poder absoluto del rey, se acudió a los principios de la representatividad política, y se transformó la idea de libertad —que en un principio se limitaba al fisco— en el sentido de una incipiente tolerancia. Los comuneros castellanos intentaron convertir las Cortes en el verdadero gobierno, acudiendo con ello a un claro parlamentarismo. No encontramos nada semejante a la revuelta de los comuneros castellanos hasta la Revolución inglesa, durante la cual no en vano se oyeron voces que mencionaban la rebelión española del siglo xvi, para justificar la inglesa puritana. La Revolución inglesa marca también el momento en que el énfasis de la reforma protestante comienza a ser más intenso al nivel político que al religioso. Esto se ve bien claro en la Revolución americana; sus textos son casi totalmente laicos, aunque hay en ellos algunos elementos religiosos. Así, la Declaración de Independencia (4 de julio de 1776) aún dice que «todos los hombres han sido creados iguales» y que están «dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables». La francesa da un paso definitivo en este sentido. Así, la Revolución francesa no es sólo la más grave, por sus consecuencias internacionales, de cuantas se producen desde fines de la Edad Media, sino que significa también la maduración de ciertos procesos,

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La Revolución Francesa según GINER

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1. LA REVOLUCIN FRANCESALa Revolucin francesa es la revolucin liberal por excelencia. Fue dirigida y llevada al triunfo por la burguesa. Su espectacular destruccin del estado borbnico parece como la culminacin del proceso de crecimiento y ascendencia de esa clase social, iniciado en el seno de la Edad Media. Pero es precisamente la espectacularidad de los hechos del ao de 1789 lo que no debe engaarnos. La importancia de la Revolucin francesa estriba en ser la que representa con mayor plenitud la consolidacin de las instituciones polticas, los valores sociales y las relaciones econmicas que caracterizan a la burguesa. stas se haban ido abriendo paso en siglos anteriores, algunas veces en forma violenta. En realidad, desde fines de la Edad Media, la burguesa surge determinadamente como clase revolucionaria. Esta caracterstica culminar con la Revolucin francesa, pero no terminar con ella.Algunas de las primeras revoluciones burguesas modernas fracasaron. La ms descollante de ellas fue la de las Comunidades de Castilla. Fue una revolucin tpicamente moderna. Ante todo, responden las Comunidades castellanas a un movimiento urbano y al sentimiento protonacionalista. Durante el curso de la rebelin se fue poniendo en tela de juicio el poder absoluto del rey, se acudi a los principios de la representatividad poltica, y se transform la idea de libertad que en un principio se limitaba al fisco en el sentido de una incipiente tolerancia. Los comuneros castellanos intentaron convertir las Cortes en el verdadero gobierno, acudiendo con ello a un claro parlamentarismo.No encontramos nada semejante a la revuelta de los comuneros castellanos hasta la Revolucin inglesa, durante la cual no en vano se oyeron voces que mencionaban la rebelin espaola del siglo xvi, para justificar la inglesa puritana. La Revolucin inglesa marca tambin el momento en que el nfasis de la reforma protestante comienza a ser ms intenso al nivel poltico que al religioso. Esto se ve bien claro en la Revolucin americana; sus textos son casi totalmente laicos, aunque hay en ellos algunos elementos religiosos. As, la Declaracin de Independencia (4 de julio de 1776) an dice que todos los hombres han sido creados iguales y que estn dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables. La francesa da un paso definitivo en este sentido. As, la Revolucin francesa no es slo la ms grave, por sus consecuencias internacionales, de cuantas se producen desde fines de la Edad Media, sino que significa tambin la maduracin de ciertos procesos, como el de secularizacin, cuya expansin no siempre presenta una faz violenta, sino que a menudo se la ve crecer con segura lentitud, para irrumpir luego bruscamente en medio de los acontecimientos revolucionarios.Junto a la tradicin revolucionaria incubada por estas y otras revoluciones, la francesa no aparece tampoco como un hecho aislado, sino como sobresaliendo entre una serie de revueltas que se producen en diversos puntos de Europa en la misma poca. Dejando aparte el caso de las colonias inglesas en Norteamrica por haber tratado de l in extenso hay que mencionar las revueltas que tienen lugar en Inglaterra, desde 1780, en conexin con el levantamiento irlands de la misma poca. De un asunto poltico y religioso se pas con celeridad a la lucha de los desposedos contra los poseedores; pero Gran Bretaa gozaba ya instituciones parlamentarias que consiguieron amortiguar las tensiones. Los Pases Bajos holandeses presenciaron en 1783 un levantamiento ms serio. Los textos de Van der Capellen tot den Poli (1741-1784) pertenecen ya a la literatura panfletaria contempornea, e invitan a la insurgencia contra la dictadura de Guillermo V de Orange en trminos que proceden directamente de los escritos de Rousseau. Como quiera que prusianos y britnicos acabaran con la insurreccin, no encontramos un desarrollo considerable del pensamiento revolucionario holands. Lo mismo puede decirse de las luchas de los ginebrinos por instaurar una democracia ms popular que sustituyera el dominio de los patricios (1782), as como de la revuelta de los Pases Bajos belgas, pertenecientes a la casa de Austria, cuyos textos revolucionarios constitucionales reproducen los norteamericanos al pie de la letra. Los ms originales e importantes son siempre los franceses, porque en Francia las contradicciones entre rgimen feudal y rgimen burgus, visin mgica y visin secular del mundo eran las ms agudas.Desde nuestro punto de vista no nos interesa explicar las causas de la Revolucin francesa arcasmo y caos fiscal, crisis econmica despus de un perodo de prosperidad, actitud intransigente de la nobleza, sino presentar las ideas fundamentales que entraron en juego. Con respecto a este punto hay que hacer dos advertencias. La primera es que la mayor parte de las ideas que ayudaron a impulsar y a estructurar la actividad revolucionaria han sido ya expuestas: son las fundamentales del liberalismo y del parlamentarismo que surge durante el siglo XVIII, tanto en Francia como fuera de ella, as como las racionalistas, filantrpicas y progresistas que son tambin parte integrante del pensamiento ilustrado. La segunda se refiere a las limitaciones mismas de la produccin de nuevas ideas durante los aos revolucionarios. La actividad intensa y la agitacin constante hacen poco menos que imposible el escrito largo, meditado y grave sobre la vida poltica o econmica. ste volver a ser posible en cuanto se sedimente la revolucin. As, la Revolucin francesa es tan rica en logros sociales como pobre en la produccin de ideas verdaderamente nuevas. Ello no obstante, la Revolucin francesa es uno de los eventos histricos que han suscitado mayor grado de controversia y que han incitado constantemente, hasta nuestros das, la imaginacin de todos los tericos de la sociedad, sobre todo la de quienes han deseado comprenderla histricamente.

2. LOS TRES ESTADOS.

Formalmente, la sociedad francesa anterior a la Revolucin estaba dividida en tres estamentos, llamados estados, segn el esquema feudal; el primero estaba compuesto por los eclesisticos, el segundo por la nobleza y el tercero, el estado llano, por el resto de la poblacin. En realidad, la divisin no responda a la situacin social objetiva, aunque operase al nivel poltico. As, de hecho, slo la parte alta del clero puede decirse que perteneca al primer estado. El clero popular, sin posibilidades de alcanzar los altos puestos jerrquicos, viva en el marco del estado llano. Por otra parte, slo la nobleza tena acceso a los puestos altos de la Iglesia. A su vez, la pequea nobleza a veces extremadamente reaccionaria llevaba una vida marginal y precaria, enajenada tanto de la nobleza cortesana como de la burguesa provinciana. La burguesa y el proletariado, clases con intereses diametralmente opuestos en aquellos momentos, estaban ambas englobadas en el tercer estado. Tambin lo estaba el campesinado, inmerso a su vez en un mundo prcticamente medieval. A las contradicciones entre clase y clase se aadan las existentes en el sistema poltico oficial de divisin social, incapaz de reflejar mnimamente la realidad." En Francia, adems, cada clase real estaba profundamente dividida; cuantos grupos gozaban de algn privilegio lo defendan con ahnco, y slo solicitaban la abolicin y reforma de los que no les ataan. La nica clase que presentara un plan que en principio pareca ser vlido para la mayora fue la burguesa.Aparte de los grupos cortesanos de la nobleza que participaban de las ideas filantrpicas y progresistas caractersticas de la Ilustracin, los dos estados superiores tenan una ideologa feudal. Esta ideologa ya no se haba plasmado en obras filosficas desde el fin de la Edad Media. Los nicos escritos que intentaban expresar la ideologa de los privilegiados eran aquellos que, al estilo de los de Bossuet, defendan un absolutismo que la nobleza y el alto clero aceptaban slo a regaadientes. El centralismo borbnico y el despotismo de Versalles iban contra el enmaraado sistema de privilegios sobre el cual se basaba la sociedad que ellos pretendan perpetuar. Por eso, durante la primera crisis que anunciaba la Revolucin, la llamada revolucin de los nobles, stos se alzaron en defensa de sus libertades. Para ellos libertad o libertades consista en el respeto por parte del poder del privilegio de cada cual. La libertad feudal que quera mantener la nobleza y la Iglesia de Francia consista en una mirada de privilegios particulares que no slo les afectaba a ellos, sino que se extendan a gremios, parroquias, parlamentos provinciales, y cuantas instituciones existan en el pas. Sus argumentos eran totalmente emocionales y carentes de trabazn racional. Eran exhortos al poder real para que mantuviera y reforzara el estado de cosas: Ya se ha propuesto la supresin de los derechos feudales... Podra Vuestra Majestad determinarse a sacrificar, a humillar su valiente, antigua y respetable nobleza?, rezaba una splica presentada por los prncipes de la sangre al rey, en 1788.Naturalmente, el tercer estado, impulsado por las necesidades y aspiraciones econmicas de la burguesa, as como por la ideologa universalista e individualista del liberalismo naciente, era tan ajeno a este tipo de lenguaje como enemigo del privilegio feudal en todas sus formas. Para el tercer estado, las aduanas interiores no eran sino trabas a la prosperidad comercial, y los derechos de los gremios, simples monopolios. Esto era especialmente sentido por aquella seccin del estado llano que se atribua su representacin, o sea, la burguesa. Adems, la burguesa posea una mejor cultura y mayor poder econmico. Al hablar en nombre de todo el tercer estado, identificndose con l e identificndolo a su vez con la nacin, la burguesa alcanzaba una mayor eficacia en el logro de sus aspiraciones.Los ltimos Estados Generales se haban reunido en 1614. Los Estados Generales eran como unas cortes de todo el reino, en las que estaban representados los tres estamentos. Ante la gravedad de la situacin fiscal y las tensiones que dividan al pas, Luis XVI volvi a convocarlos en 1788 para el ao siguiente. El debate pblico que sigui a la convocacin fue inmenso. Su forma de expresin escrita fue la de los Cuadernos de Agravios (Cahiers de dolances) que municipios, gobiernos provinciales, parroquias, comenzaron a elevar al rey. Los Cuadernos llovieron a millares sobre la corte. En principio estos escritos tenan que servir para confeccionar una lista de agravios y, con ello, formar una agenda de trabajo para los Estados Generales. De los cuadernos no surge una ideologa clara: los del clero son a menudo tan radicales como los del tercer estado. La Revolucin no haba estallado an y cada faccin desconoca el verdadero alcance de sus peticiones. Lo que s est claro es que el tercer estado ataca frontalmente el sistema feudal econmico y poltico. En lo primero, pide la suspensin del privilegio; en lo segundo, mayor representatividad; as, la idea corriente era la del doublement du Tiers, o sea, que el estado llano tuviera ms peso en los Estados Generales que se aproximaban. De otro modo, los votos de la poderosa minora desarticularan los propsitos de la burguesa.Junto a los Cuadernos de Agravios, el perodo prerrevolucionario es testigo del nacimiento y expansin de la literatura panfletaria. En la historia de las ideas polticas es ste un evento que no es posible exagerar: su importancia es capital. Por primera vez, el pblico en general entra en la gran discusin poltica; o mejor dicho, se crea una opinin pblica y aparece la prensa como una nueva fuerza social. De entre todos los panfletos del breve e intenso perodo anterior a la reunin de los Estados Generales, el ms descollante es el del abate Sieys, Qu es el tercer estado? En l se da ya una definicin revolucionaria de los grupos sociales no privilegiados; al mismo tiempo, se trata, sin duda, del documento ms original producido por escritor alguno durante la Revolucin francesa.

3. EL TERCER ESTADO.

Entre los escritos aparecidos en los meses que precedieron a la reunin de los Estados Generales, el pblico otorg un xito prodigioso al Ensayo sobre los privilegios y a Qu es el tercer estado? del abate Emmanuel Joseph Sieys (1748-1836). Hijo de un funcionario de Correos, educado en los jesuitas y vicario del obispo de Chartres, Sieys fue una fuerza muy poderosa en la Revolucin, aunque a menudo en la sombra. Grande fue su influjo como constitucionalista, y es el autor, junto con Napolen Bonaparte (1769-1821), del golpe del 18 de brumario del ao VIII (9 de noviembre de 1799); despus del mismo intervino en la labor constitucional de aquel ao, como cnsul.La tesis de la concepcin sieyesiana sobre el estado llano es bien simple: consiste en identificarlo con la totalidad de la nacin y con ello, explcitamente, negar todo derecho a los privilegios; dice:...Tres cosas tenemos que preguntarnos:

1 Qu es el tercer estado? Todo.

2 Qu ha sido hasta ahora en el orden poltico? Nada.

3 Qu pide? Llegar a ser algo.

El tercer estado, segn Sieys, posee todos los elementos necesarios para formar una nacin completa. No es una seccin de la nacin francesa, para cuya vida es indispensable la existencia de las otras clases, sino que con la supresin de nobleza y clero no ocurrira absolutamente nada:Si se suprimiera el orden de los privilegiados, la nacin no sera algo menos, sino algo ms. Qu es, pues, el tercer [estado]? Todo, pero un todo atado y oprimido. Qu sera sin el orden privilegiado? Todo, pero un todo libre y floreciente. Nada puede funcionar sin l, todo ira infinitamente mejor sin los otros. No basta haber mostrado que los privilegiados, lejos de ser tiles a la nacin, no pueden sino debilitarla y daarla, hay que probar que el orden de la nobleza no es parte de la organizacin social; que puede ser una carga para la nacin, pero que no podra ser parte de ella.El rechazo que Sieys hace de los privilegios se basa en su idea de nacin. sta se haba ido incubando desde el Renacimiento, fomentada por la aparicin de los estados. Desvanecida la estructura feudal que escondan en su seno, quedaba slo la comunidad nacional, con un aparato poltico para todos. Segn Sieys, una nacin es un cuerpo de asociados que vive bajo una ley comn y representado por la misma legislatura. Hay en esta forma de presentar el concepto un elemento de igualdad ante la ley, as como otro contractual, de asociacin libre, con ecos rousseaunianos.De todas formas, y a pesar de su fogoso principio, Qu es el tercer estado? no propone una abolicin de los dos rdenes superiores, sino una participacin del pueblo que sea por lo menos igual a la de los privilegiados dentro de los convocados Estados Generales. Tambin pide que el sistema de votacin sea por cabeza, y no por orden. Con ello Sieys expresaba el deseo del tercer estado de poder extender su influjo a la pequea nobleza y al bajo clero. En efecto, cuando se reunieron los Estados Generales, y cuando se convirtieron en Asamblea Nacional, las progresivas victorias de la burguesa se debieron a la atraccin a su causa de los grupos descontentos de los otros dos rdenes, as como de la nobleza progresista, entre la que se encontraban hombres como el marqus de Lafayette, profundamente influido por su experiencia como general en la guerra de Independencia yanqui.Sieys ataca tambin al tipo feudal de propiedad; sin embargo pone cuidadosamente de relieve que no debe proscribirse la propiedad como tal. Al contrario, fue el mismo Sieys quien, destruidos los baluartes principales del sistema econmico feudal, inspir la legalizacin poltica del sistema econmico capitalista, al inspirar a la Asamblea la distincin entre ciudadanos activos (segn l los verdaderos accionistas de la gran empresa social), que eran los que pagaban una contribucin mnima, y ciudadanos pasivos, excluidos de todo derecho electoral por no pagar impuestos." Esta distincin de espritu empresarial burgus pona la Revolucin en manos de la burguesa, pero los principios que la inspiraban son histricamente revolucionarios en cuanto que hunden el orden feudal de cosas. Todo esto muestra que existe una contradiccin entre la apelacin que Sieys hace a la nacin, como todo unitario, y su manera de entender la composicin poltica del nuevo estado francs. El abate Sieys habla de voluntad comn y de comunidad cuando se enfrenta con los privilegiados, pero la comunidad se esfuma en cuanto se trata de establecer las instituciones del gobierno y la legalidad republicanos. Ello no obstante, su nfasis sobre la soberana popular y sobre la necesidad de mejorar las condiciones de vida del pueblo en general cooperaron en la puesta en marcha del movimiento revolucionario. Otros intentaran llevar a sus consecuencias ltimas muchas de las ideas propuestas por el abate, y en virtud del mismo sistema, ms deductivo que pragmtico, que l preconizaba.A pesar de las salvedades que se han hecho en cuanto a la coexistencia en los escritos de Sieys de unas ideas comunitarias nacionales frente a unas ideas exclusivistas en materias poltico-econmicas, debe quedar claro que, como tantos hombres de su generacin, su obra fue anti-totalitaria; se ha dicho de l que es precisamente el fundador del liberalismo anti-totalitario. Es del todo probable que su cooperacin con Napolen fuera para salvar la versin que l tena de la repblica. Su proscripcin ulterior y su vuelta a Francia desde el exilio despus de la nueva revolucin burguesa de 1830 aclaran la fidelidad de sus ideas a los principios del liberalismo republicano y democrtico.

4. LA DECLARACIN DE DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO.

Poco ms de un mes despus que el pueblo parisino demostrara, con la toma de la Bastilla, que los representantes electos del tercer estado gozaban de gran popularidad, la Asamblea adopt la Declaracin de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (26 de agosto de 1789). La Declaracin representa la consolidacin de la primera gran victoria burguesa contra el antiguo rgimen, as como la materializacin legal de los principios tericos elaborados por los filsofos del derecho natural y por los fundadores del liberalismo.Segn los miembros de la Asamblea constituyente, el desprecio de los derechos del hombre es la nica causa de las desdichas pblicas y de la corrupcin de los gobiernos. Herederos directos de la ingenuidad caracterstica de la Ilustracin, los constituyentes creen que la proclamacin de unos principios simples e incontestables ser decisiva en la fundacin de un orden nuevo. En su honor hay que decir que aunque hoy ha disminuido considerablemente la fe en la eficacia de la declaracin escueta de derechos, existe una serie de estados y de organizaciones internacionales que las aceptan, como gua y contraste de la vida poltica y jurdica. Las declaraciones contemporneas de derechos han tenido que refinar considerablemente las antiguas, y en especial la francesa. Segn sta Los hombres nacen y permanecen libres e iguales," pero las asociaciones polticas existen para conservar los derechos naturales e imprescriptibles de todo hombre, a saber: la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresin.12 Esta lista excluye la igualdad nada menos, pero incluye la propiedad. En cuanto al derecho a la resistencia a la opresin se menciona para dar legalidad a los sucesos de julio de 1789, con los que empez la revolucin de hecho.Es interesante la definicin de libertad: consiste en poder hacer todo aquello que no perjudica a los dems. Esta definicin se entronca con la de la propiedad que es un derecho inviolable y sagrado y, por ende, nadie puede ser privado de ella como no sea a causa de necesidad pblica, constatada legalmente, que as lo exija. Adems, en tales casos se impone la indemnizacin. Aunque todo esto refuerza la institucin de la propiedad privada, impone tambin un sistema de legalidad y excluye la expropiacin caprichosa o la expoliacin, que eran posibles bajo el feudalismo. Al mismo tiempo, todo ello responde a un alto grado de individualismo. La propiedad no se considera ya unida a las comunidades, rurales o urbanas, a los estamentos, o a los linajes, sino a individuos aislados. El gran debate de los aos posteriores a esta Declaracin de derechos se centra, naturalmente, en torno a los puntos que hacen referencia a la propiedad, y que son los ms dbiles de la misma. Los ms slidos son los que versan sobre las garantas de la libertad individual y su expresin pblica. As, sendos artculos proclaman el derecho de toda persona a no ser acusada o detenida excepto cuando lo determine la ley y que, tambin salvo en los casos sealados explcitamente por la ley, todo ciudadano podr hablar, escribir e imprimir libremente. Es el espritu de estos artculos el que ha perdurado en muchas declaraciones de derechos occidentales, y en las de carcter internacional. Por otra parte, cabe distinguir tambin un cierto nmero de afirmaciones que reflejan doctrinas sociales abstractas, pero que influyeron poderosamente en la ideologa predominante de la Asamblea nacional de 1789. As, se dice que la ley es la expresin de la voluntad general, idea literalmente incorporada a la Declaracin a partir de Rousseau. Las restricciones prcticas que la burguesa francesa impuso a principios como ste no impidieron que su proclamacin solemne agudizara el conflicto entre las clases poseedoras y el pueblo en general, artfice tambin de los logros revolucionarios. Pero, de momento, y como consecuencia casi inmediata de la Declaracin de Derechos del Hombre y del Ciudadano, se suprimi la esclavitud en la metrpoli francesa (mas no en las colonias), y se admiti a judos y protestantes dentro de la comunidad poltica.Las declaraciones norteamericanas de derechos preceden cronolgicamente a la francesa, pero el contenido de esta ltima es ms universalista; en ella se habla del hombre en general, ms que de los derechos y deberes de unos ciudadanos particulares. Por otra parte, su xito internacional respondi a que exista, por parte de sus autores, una clara voluntad de internacionalizar los principios que inspiraban la Declaracin. La reaccin de las monarquas europeas de combatir la joven Repblica fue una de las causas que aviv la conciencia universalista de los revolucionarios. As, la Convencin adapt en 1792 el renombrado decreto que reza:La Convencin nacional declara en nombre de la nacin francesa que prestar fraternidad y ayuda a cuantos pueblos quieran recobrar su libertad, y encarga al poder ejecutivo dar a los generales las rdenes necesarias para socorrer a esos pueblos y defender a los ciudadanos que hayan sido vejados o que puedan serlo por la causa de la libertad.

5. LOS GIRONDINOS.El sector moderado de los republicanos revolucionarios es el compuesto por los girondinos, un conjunto de diputados de la Asamblea de 1791 y de la Convencin de 1792. Sus ms destacados miembros provenan de la Gironda; de ah su nombre. Su ideologa puede clasificarse dentro de un idealismo burgus, preado de racionalismo. Se esforzaban ms por crear un cdigo legal racional, por ejemplo, que en luchar contra las traiciones constantes de Luis XVI a su propia palabra. Su anhelo era crear un estado republicano gobernado por la alta clase media y por la gran burguesa. Para ello abandonaron sistemticamente al pueblo en sus aspiraciones, y se encontraron solos frente a la presin de las revueltas pro-feudales y al movimiento internacional contra Francia. Recurrieron entonces al pueblo (la sans-culotteri) para efectuar grandes levas y formar un ejrcito nacional de defensa. Este ejrcito respondi muy bien al principio, pero no as a medida que avanzaban las campaas, cuando se vio que la Gironda quera crear una repblica de privilegiados.

Atacados implacablemente por el grupo parlamentario de los jacobinos, los girondinos se hundieron definitivamente a medida que aumentaban los reveses de una guerra que ellos mismos haban deseado al principio. En la historia de las ideas polticas los girondinos no tienen otro lugar que el de ser los primeros representantes de un republicanismo dispuesto al compromiso con la reaccin y al mantenimiento de las diferencias de clase. Su afecto por el pueblo era puramente retrico, distante. Sin embargo su papel en las primeras fases de la Revolucin fue decisivo porque aunque eran poco hbiles en la comprensin de los hombres eran diestros en la exposicin de los principios abstractos del republicanismo revolucionario.

6. LOS JACOBINOS.

Los miembros de la Sociedad de los amigos de la Constitucin se reunan en un monasterio dominicano de la calle de Saint-Honor, en Pars. Este monasterio era llamado de los Jacobinos. A partir de 1793 aparecieron asociaciones en todas las grandes ciudades a semejanza de la primera, que haba recibido el nombre de Club Jacobino. La ideologa de los jacobinos no es fcil de precisar, pero si hay que caracterizarla de alguna manera ello puede hacerse por su conciencia aguda de la situacin de emergencia en que se encontraba la repblica. As, la doctrina jacobina obedece al convencimiento de que la patria est en peligro, y que es necesaria la llamada al pueblo en armas. Este tipo de doctrina se ha vuelto a reproducir numerosas veces en diversos pases en situaciones de extrema gravedad, cuando la incompetencia del gobierno se combina con la agresin extranjera. Su conexin con el nacionalismo y el romanticismo modernos es evidente.Una de las aportaciones histricas ms no conscientes del movimiento jacobino a la vida contempornea es la de la existencia de unas izquierdas y de unas derechas. En la Asamblea constituyente de 1790, Maximilien de Robespierre (1758-1794) y otros futuros jacobinos destacados ocupaban la extrema izquierda de la sala, mientras que a la extrema derecha se instalaban los aristcratas; en el centro se encontraban los seguidores de Lafayette, que intentaban cooperar con el rey. Durante la Asamblea siguiente, la legislativa, de 1791, se volvi a restablecer un orden semejante, aunque, en conjunto, mucho ms revolucionario, con un ala ms conservadora a la derecha y otra ms radical en sus demandas de sufragio universal y poder para el pueblo, a la izquierda. En las dcadas subsiguientes se va plasmando en Europa la dicotoma izquierdas-derechas, para designar las tendencias igualitarias, por una parte, y las conservadoras, por otra.Otra aportacin es la del culto a la revolucin. ste surgi entre los miembros de la Montaa (montagnards), la faccin ms destacada del grupo jacobino. Sin llegar en ningn caso al colectivismo, la Montaa y sobre todo Georges Danton (1759-1794), Camille Desmoulins (1760-1794), y Robespierre preconizaba la continuacin de la revolucin desde el poder, para ayudar a los menesterosos e instaurar la justicia en el reparto de los bienes. Para la Gironda la revolucin termina con la creacin de las instituciones parlamentarias y con la fundacin de una nueva administracin ms racional de todo el estado. Para los jacobinos se trata de una fuerza viva, continua, que no debe quedar encerrada dentro del marco de las instituciones polticas formales. As, la revolucin es para ellos una moral o, como deca Robespierre, una virtud. Para la mente jacobina, la revolucin se inspira en un conjunto prctico de principios morales. Por eso la nueva Declaracin de derechos del hombre que precede a la Constitucin de 1793 concibe el estado como agente eficaz contra los males sociales: el fin de la sociedad es la felicidad comn, afirma su artculo primero, repitiendo la idea de la Montaa, expresada por Louis Antoine de Saint-Just (1767-1794) de que la felicidad comn es el fin del gobierno." La nueva Declaracin especifica que todos los ciudadanos, poderosos o no, son igualmente elegibles para regentar la cosa pblica. Aclara tambin el deber del estado de impartir la educacin, con lo cual se va perfilando la imagen de un estado ms activo que el deseado por los fundadores del liberalismo y por la Gironda en particular, partidaria del mximo laissez-faire. Este principio, no obstante, permanece intocado en las mentes de los jacobinos. Procedentes en su mayora de la pequea burguesa, deseaban mantener su alianza con los sans-culottes, y acabar con las ltimas instituciones feudales y con el gran capital, pero queran una Francia de virtuosos pequeos propietarios, que excluyera la socializacin de la propiedad. Esta ltima idea fue abrazada por un grupo poltico, pero el relato de su evolucin pertenece a la historia del pensamiento socialista.La poca del Terror, es decir de la eliminacin sistemtica de aristcratas, acaparadores de bienes, y miembros de la Gironda considerados como traidores, no constituye parte integrante de la ideologa jacobina. Sin embargo el Terror, con sus ejecuciones en masa, ocurri cuando el gobierno de Francia estaba en las manos jacobinas de la Montaa (1793). Algunas facciones polticas (tales los Enrags) hicieron de la represin parte de su ideologa; contra ellos luch con denuedo Robespierre. Sin embargo, los montagnards no podan impedir la oleada revolucionaria violenta que arrastraba al pueblo; la crisis de subsistencias era agudsima, los ejrcitos extranjeros seguan cosechando victorias, y la revuelta aristocrtica de la regin de la Vande era muy seria. Si la Montaa se opona al Terror, el poder se le escapara de las manos. Al no oponerse a l, los jacobinos acabaron mezclados en l. La cuestin del terror polticamente impuesto constituye, a partir de la Revolucin francesa, uno de los grandes temas del pensamiento social occidental. Primero sera discutido por los pensadores conservadores que lo presenciaron, y relativamente ignorado por los revolucionarios. Sin embargo, en nuestro siglo, la izquierda intelectual se ha enfrentado abiertamente con la cuestin del terror y la violencia revolucionaria, sobre todo ante la aparicin del totalitarismo y del terrorismo poltico.Parte ms integrante de la ideologa jacobina era la de la descristianizacin. Al principio de la Revolucin esta cuestin no se planteaba. Ni siquiera se poda imaginar la separacin de Iglesia y estado. Protestantes y judos eran considerados como grupos minoritarios, y la religin catlica pareca inherente a la nacin francesa. Los problemas comenzaron a surgir cuando una parte del clero, la de los llamados refractarios, comenz a cooperar abiertamente con los contrarrevolucionarios. La Asamblea haba decretado la formacin de un clero renovado, que dependera econmicamente del estado, pues ste se aprestaba a vender los inmensos bienes de la Iglesia. En 1790 se adopt la constitucin civil del clero, lo cual provoc las iras de Roma, y la imposibilidad de negociar con Po VI. Fue esta imposibilidad la que llev las cosas al extremo y precipit la ruptura. En un principio, tanto los inspiradores ilustrados de la Revolucin francesa, como quienes la hicieron, nunca creyeron que el pas pudiera vivir sin religin: eran ellos quienes insistan en que el catolicismo conservara el privilegio del culto pblico. Pero queran que sus clrigos fueran mantenidos por el estado, y no por sus dominios feudales.Puesto en marcha el movimiento contra los refractarios, se inici una tendencia hacia la descristianizacin. As, se reform el calendario, el 5 de octubre de 1793; la nueva era arrancaba del 22 de septiembre de 1792, primer da de la Repblica Francesa. Los meses recibieron nombres poticos. Se cre un culto a los mrtires de la revolucin, que ya se haba estado incubando desde el asesinato de Jean-Paul Marat (1743-1793), el Amigo del Pueblo. En general, se fue a la sustitucin de una religin por otra, y no hacia una verdadera laicidad. Contra esa corriente se oponan los jacobinos. En especial, Robespierre vea que la descristianizacin impuesta a la Convencin desde fuera laboraba en pro de la contrarrevolucin al enajenar la pequea burguesa catlica y las masas rurales, profundamente unidas a sus creencias tradicionales. Robespierre propona la libertad de cultos, e insista en que tan fantico es quien dice misa como quien quiere impedir que la diga otro. Por fin, el 16 de frimario del ao II (6 de diciembre de 1793) la Convencin promulg un decreto a favor de la libertad de cultos. La separacin de la Iglesia y el estado era un hecho por primera vez en la historia. Ello era la inevitable consecuencia del camino iniciado por la decisin de la Asamblea de promulgar la ley de constitucin civil del clero. A su vez, esta ley significaba una nacionalizacin de la Iglesia llevada a cabo con espritu verdaderamente jansenista, y que se inserta en la tradicin nacionalista (galicista, en este caso) comn a casi todas las iglesias europeas a partir de la Reforma. Inconscientemente, los revolucionarios franceses cerraban as un largo proceso de independizacin frente a la Sede romana y acababan con otro de los vestigios del universalismo cristiano medieval.

7. LA TEORA DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO.

La teora del gobierno revolucionario es tan nueva como el gobierno que la ha trado, afirmaba Robespierre. Es la teora elaborada por los jacobinos de la Montaa durante la poca del Terror. Se trata de ordenar los mpetus revolucionarios del pueblo en armas y crear un gobierno centralizado y altamente eficaz que pueda enfrentarse contra los enemigos que atacan la nueva repblica por todas partes. Esta teora consiste en una justificacin por parte de Saint-Just y Robespierre y sus seguidores de las facultades y fines del Comit de Salud Pblica que regentaba el gobierno. Segn Robespierre: La funcin del gobierno es dirigir las fuerzas morales y fsicas de la nacin hacia el objetivo de su institucin.

La revolucin es la guerra de la libertad contra sus enemigos; la constitucin es el rgimen de la libertad victoriosa y pacfica.

El gobierno revolucionario necesita una actividad extraordinaria, precisamente porque est en guerra. Est sometido a reglas menos uniformes y rigurosas porque las circunstancias en las que se encuentra son tempestuosas y mviles, y sobre todo porque se encuentra forzado a desplegar sin cesar nuevos y rpidos recursos frente a peligros nuevos y urgentes.

El gobierno revolucionario debe a los buenos ciudadanos toda la proteccin nacional; a los enemigos del pueblo slo les debe la muerte.Robespierre afirma que estas razones explican la naturaleza de las leyes revolucionarias, las cuales no son tirnicas ni arbitrarias, sino medidas necesarias para hacer triunfar la libertad final, contra aquellos que buscan refugio en la Constitucin para conjurarse contra ella. El gobierno revolucionario no tiene nada en comn con la anarqua y el desorden, ni est arrastrado por los intereses particulares, sino por el inters pblico. sta es la forma en que se presentaba el gobierno ms revolucionario de cuantos estuvieron en el poder antes del golpe de estado napolenico. Su ideologa responda a la reaccin defensiva republicana frente a la coalicin internacional, al miedo general a una conjura aristocrtica y tambin a la voluntad punitiva de las masas populares. Ello sin embargo, el gobierno que impuso la dictadura jacobina en el seno de la Repblica Francesa llev su centralizacin y regimentacin al extremo de ir eliminando las organizaciones democrticas espontneas, y sustituyndolas por su propia organizacin en todo el pas. Poco a poco se ira acentuando una separacin entre el pueblo republicano y la minora jacobina en el poder.Esa separacin fruto del espiritualismo vago de un Robespierre, y de su incapacidad por comprender el verdadero sentido de las reivindicaciones econmicas de la mayora reduce la teora jacobina del gobierno revolucionario a lmites polticos, y la deja hurfana de un programa econmico tambin revolucionario. Ello no obstante, no deja de ser la primera elaboracin de una doctrina asaz coherente del poder pblico insurgente bajo condiciones revolucionarias.

8. LA RELEVANCIA DE LA REVOLUCIN FRANCESA PARA EL PENSAMIENTO SOCIAL POSTERIOR.

Slo el resto de este libro podr darnos una idea aproximada del alcance que tuvo, para la conciencia europea, el conjunto de sucesos de la Revolucin francesa. Esos sucesos no han sido aqu relatados. nicamente han sido puestas de relieve algunas de las ideas innovadoras que surgieron con ocasin de las grandes transformaciones sociales del perodo revolucionario. De modo harto somero, podemos resumir los resultados de la revolucin en lo que tienen de relevante para el desarrollo ulterior de la filosofa y la ciencia sociales de la siguiente manera:I. Primero en Francia, y luego en los dems pases de Europa, se inicia una desintegracin cada vez ms completa de las relaciones feudales de vida. La libertad es entendida como capacidad inherente a todo individuo, no slo en la teora, sino tambin en la prctica.

II. Se extiende el republicanismo como nica forma aceptable para el regimiento de la cosa pblica. Se tiende hacia el constitucionalismo, y hacia la ley explcita y racionalmente codificada. La ltima fase de la Revolucin, representada por la dictadura napolenica, hace ms nfasis en lo segundo que en lo primero, pero, en su conjunto, la herencia de la Revolucin se extiende al nivel del derecho pblico constitucin escrita y al del derecho privado codificacin.

III. Se consolidan las formas capitalistas de produccin. La Revolucin tiene lugar en un marco econmico preindustrial, pero da el poder a las clases que van a fundar el industrialismo moderno, las clases burguesas.

IV. El proceso de secularizacin y el racionalismo que se perciben desde el Renacimiento temprano, se intensifican considerablemente, y a todos los niveles. Aumenta la eficiencia de la administracin pblica, se populariza la enseanza, y se deslinda en la prctica (aunque no en forma absoluta al principio) la educacin dogmtica y teolgica de la educacin cientfica.

V. El bienestar social se convierte en un objetivo prctico y explcito de los gobiernos. Ello no quiere decir que los gobiernos burgueses posrevolucionarios actuaran exclusivamente segn este principio, sino que su existencia acta como una fuerza moral y, a menudo, como mvil para las demandas populares de las dcadas subsiguientes.

VI. La libertad de pensamiento y opinin expresadas antao en los escritos de pensadores como Baruch de Spinoza y Milton consigue plasmarse en los textos legales liberales. La llamada libertad de pensamiento tampoco triunfar en forma absoluta, pero se tornar, como el deseo de bienestar social, en uno de los anhelos fundamentales de la mayora de los escritores y cientficos, amn de grandes sectores de la poblacin. Ello va ligado a la enorme expansin de la prensa peridica que se experimenta a partir de la Revolucin francesa.