1.- MERCADOS EN JUNIO: UNA VISION POLÍTICA + ECONÓMICAconfirmando que el primer heredero de Trump...

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MAIL: [email protected] TEL.: (598) 2628 6055 DIRECCION: Av. Luis A. de Herrera 1248,Torre A, Of. 1902 - Montevideo, Uruguay INFORME MENSUAL JULIO 2017 1.- MERCADOS EN JUNIO: UNA VISION POLÍTICA + ECONÓMICA Concluyó junio, y en consecuencia, se cerró el primer semestre del año. El balance fue excelente para los principales mercados externos, prácticamente, de forma generalizada. En lo puntual, si comenzamos por Europa, el FTSE100, DAX, CAC40, MIB e IBEX acumularon subas en dólares del orden del 7.9%, 16.2%, 14%, 15.8% y 20.9%, en ese mismo orden. Por el lado de los mercados asiáticos, el Nikkei japonés y el Shanghai Composite treparon 8.8% y 5.5%, respectivamente durante la primera mitad del 2017. Pasando a Wall Street, la tendencia se repitió. El rally de los índices americanos atravesó todas las pruebas y anotó verdes de 8.2%, 8.2% y 15.2% para el Dow Jones, S&P500 y Nasdaq, respectivamente. Ahora bien, con respecto al comportamiento específicamente de los mercados en junio, la foto difiere –aunque está claro que la corrección lejos estuvo de opacar el semestre-. Los principales mercados europeos anotaron rojos de entre 0.8%-2.5%. La única excepción, fue el MIB italiano, que logró sostener un avance de 0.8% en el mes. En cambio, en USA, la tendencia fue mixta. El Nasdaq –cuando se habló mucho de las FAANG- cayó poco más de 0.9%, mientras que el Dow Jones y S&P500 anotaron subas de 1.6% y 0.5%, respectivamente. Por último, yendo a Asia, el Nikkei japonés avanzó 0.4% en el mes, y en la misma sintonía, el Shanghai Composite –con el dato finalmente de haber ingresado al índice MSCI emergentes- avanzó un 3.2%. Ya, en las primeras dos semanas de julio, el comportamiento de los mercados vuelve a ser positiva. En el viejo continente, las principales bolsas avanzan hasta el momento entre 1.5%-4.8%. Dentro de las bolsas asiáticas, el Nikkei japonés y el Shanghai Composite avanzaron 0.2% y 1%. Por último, el Dow Jones, S&P500 y Nasdaq treparon 1.3%, 1.5% y 2.8%, respectivamente. Incluso estos índices marcaron en las últimas ruedas nuevos máximos.

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    INFORME MENSUAL JULIO 2017

    1.- MERCADOS EN JUNIO: UNA VISION POLÍTICA + ECONÓMICA

    Concluyó junio, y en consecuencia, se cerró el primer semestre del año. El balance fue excelente para los principales mercados externos, prácticamente, de forma generalizada. En lo puntual, si comenzamos por Europa, el FTSE100, DAX, CAC40, MIB e IBEX acumularon subas en dólares del orden del 7.9%, 16.2%, 14%, 15.8% y 20.9%, en ese mismo orden. Por el lado de los mercados asiáticos, el Nikkei japonés y el Shanghai Composite treparon 8.8% y 5.5%, respectivamente durante la primera mitad del 2017. Pasando a Wall Street, la tendencia se repitió. El rally de los índices americanos atravesó todas las pruebas y anotó verdes de 8.2%, 8.2% y 15.2% para el Dow Jones, S&P500 y Nasdaq, respectivamente.

    Ahora bien, con respecto al comportamiento específicamente de los mercados en junio, la foto difiere –aunque está claro que la corrección lejos estuvo de opacar el semestre-. Los principales mercados europeos anotaron rojos de entre 0.8%-2.5%. La única excepción, fue el MIB italiano, que logró sostener un avance de 0.8% en el mes. En cambio, en USA, la tendencia fue mixta. El Nasdaq –cuando se habló mucho de las FAANG- cayó poco más de 0.9%, mientras que el Dow Jones y S&P500 anotaron subas de 1.6% y0.5%, respectivamente. Por último, yendo a Asia, el Nikkei japonés avanzó 0.4% en el mes, y en la misma sintonía, el Shanghai Composite –con el dato finalmente de haber ingresado al índice MSCI emergentes- avanzó un 3.2%.

    Ya, en las primeras dos semanas de julio, el comportamiento de los mercados vuelve a ser positiva. En el viejo continente, las principales bolsas avanzan hasta el momento entre 1.5%-4.8%. Dentro de las bolsas asiáticas, el Nikkei japonés y el Shanghai Composite avanzaron 0.2% y 1%. Por último, el Dow Jones, S&P500 y Nasdaq treparon 1.3%, 1.5% y 2.8%, respectivamente. Incluso estos índices marcaron en las últimas ruedas nuevos máximos.

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    Respecto a los drivers del mercado, y entendiendo que la política monetaria fue uno de los condicionantes en parte de los movimientos de los precios (ver abajo), debemos mencionar algunos temas políticos. Con eje en EEUU, la novela del Russia Gate acaparó las miradas de junio y las primeras dos semanas de julio. Por un lado, la declaración sobre la investigación sobre los supuestos vínculos entre Rusia y miembros de la administración Trump –frente al Comité de Inteligencia del Senado-, de Comey, ex Director del FBI, que ofreció una detallada y explosiva cronología de sus conversaciones con Trump, e hizo hincapié en la cuasi presión que impulsó el mandatario para interferir en la investigación. Por otro lado, otro punto de inflexión sobre la investigación, tuvo lugar tras un artículo publicado originalmente por The New York Times. En el mismo, se hacen públicos los contactos de Donald Trump Jr., hijo mayor del magnate, y contactos rusos, confirmando que el primer heredero de Trump sabía de la participación del Kremlin a favor de su padre en la elección presidencial de 2016. La investigación continúa su curso, y más allá de las pruebas actuales, el riesgo a un impeachment permanece lejano.

    En cuanto a los denominados Trump economics, en tanto, no hubo grandes avances. El presidente americano sigue complicado internamente, y si bien logró que la Corte Suprema avale su resolución de negar la entrada al país a cualquier individuo de alguna de esas nacionalidades musulmanas que no pueda probar que tiene familiares en territorio estadounidense o planes ya establecidos para trabajar o estudiar en el país, no logra –con mayor impacto lógicamente económico- avanzar en proyectos claves como la reforma de salud, y la fiscal.

    En consecuencia, en este escenario la agenda económica comienza a ser seguida más de cerca. El crecimiento final del I trimestre dejó un ritmo de expansión interanual de 1.4%, revisado al alza desde el 1.2%. Los últimos PMI Manufacturero y de Servicios se ubicaron en 52 y 54.2, por arriba de la zona que separa expansión de contracción, pero mostrando algún debilitamiento respecto al mes previo.Por su parte, y algo que sigue dando aire justamente a la FED para apuntalar un ajuste gradual de su política monetaria, son los datos de inflación. La suba de precios proveniente del gasto del consumidor -medición favorita de la FED para fijar su política de tasas- fue de 1.4% en junio, lejana aun al 2% de meta. Además, otra lectura obligatoria fue el informe de empleo americano de junio –publicado la primera semana de julio-. Las nóminas no agrícolas anotaron un incremento de 222 mil nuevos empleos frente a las 178 mil esperadas y un número anterior de 152 mil (cifra revisada al alza desde 138 mil). La tasa de desempleo fue de 4.4%, por encima del 4.3% del mes pasado, pero explicado básicamente por el aumento de la participación laboral que saltó de 62.7% a 62.8%. El informe también centró parte de su análisis en la falta de presiones inflacionarias desde los salarios. En tanto, el aumento de los salarios estuvo por debajo de lo esperado, disminuyendo la expectativa de inflación. En concreto, se ubicó el crecimiento interanual de los salarios se ubicó en 2.5%, contra el 2,6% que estimaba el mercado.

    Otra dato para destacar fue el índice de confianza del consumidor que volvió a sorprender finalizando junio en 118.9, muy por encima del 116 esperado por el mercado.

    Cambiando a Europa, la economía se cruzó con la política, con por ejemplo la sorpresa las elecciones de Inglaterra a comienzos de mes. Recordemos que el paradójico adelanto de las elecciones se había llevado a cabo para fortalecer la figura de la primera ministra de cara al inicio oficial de lo que parecía ser un “Hard Brexit”. No obstante, el resultado terminó no siendo el esperado (al menos, por May). El partido Conservador logró 318 escaños, por debajo de los que actualmente tiene (330), y ocho por debajo de la mayoría absoluta (326). Este resultado lo obligó a pactar y formar un gobierno con apoyo de otros partidos. Igualmente, y aunque en una versión quizás más “Soft” de lo pensada al inicio, las negociaciones sobre una desvinculación de la Unión Europea ya comenzaron. Incluso el Gobierno inglés reconoció que hará un pago a la UE por sus compromisos asumidos –valuados en primera instancia en 100.000 millones de euros-, mientras que se presentó en el Parlamento el llamado proyecto de ley de la Gran Derogación, que convertirá en británicas las leyes comunitarias una vez que el Reino Unido salga de la Unión Europea (UE).

    En cuanto a la economía, la zona del euro a nivel general, sigue mostrando un buen ritmo de recuperación. El dato de crecimiento del I trimestre (1.9%), mientras que se espera el del II por arriba del 2%. Por su parte, las cifras del PMI Servicios y Compuesto vuelven a señalar una expansión en 55.4 y 56.3, frente a las estimaciones de 54.7 y 55.7, respectivamente. Por último, sin alejarnos del viejo continente, la inflación se moderó nuevamente al 1.3% en junio, su mínimo del año, y con las implicancias que esto tiene sobre la decisión del BCE.

    En Asia, la atención la seguimos concentrando en Japón y China. El primero mostró cierta debilidad en algunos datos económicos, lo que llevó al BOJ a ratificar su política de estímulos, en particular en un escenario en donde algunos Bancos del mundo parecen ir ya camino a un ajuste.

    Comenzando por Japón, el PBI para el primer trimestre del año anotó una expansión del 1%, muy por debajo del 2.4% que se estimaba. Además, resaltamos los números industriales (6.5% vs 6.8% esperado), mientras que los datos de inflación continúan sin mostrar un avance alrededor de 0.4% en su ritmo interanual.

    Si vamos a China, lo más relevante, quizás sucedió en el plano financiero con la finalmente entrada de las acciones chinas –Clase A- al MSCI emergentes. Desde lo económico, por su parte, sobrevinieron varios indicadores que mostraron fortaleza. El más relevante, que resume en parte los datos mensuales que se fueron conociendo, apunta al crecimiento del PBI en el II trimestre. Mostró una expansión de 6.9%, por arriba de lo esperado y en línea al primer trimestre, luego de que la producción industrial y el consumo recuperaron, y la inversión se mantuviera fuerte. Sobre una base trimestral, el crecimiento se fortaleció a un 1,7% frente al 1,3% del primer trimestre, en línea con las expectativas.

    MONEDAS Y TASAS DE INTERES DE LOS PAISES DESARROLLADOS

    Los movimientos del mercado de bonos y del dólar estuvieron durante el semestre –y más particularmente, en las últimas semanas- determinados por las políticas monetarias y las señales que llegaron desde la FED, pero también desde otros Bancos Centrales como el BCE.

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    Las apariciones de Yellen, enfocadas en la salud y confianza del sistema financiero, como en la solidez de la economía, fueron tema de análisis en un junio donde hubo una nueva reunión del organismo en la que se ajustó otra vez la tasa –el segundo incremento en el año- a niveles de 1.25% y cuando parece comenzar a ganar espacio la posibilidad de que antes de que finalice el 2017 la FED también empiece a reducir su hoja de balance.

    Pero como dijimos esta visión si se quiere más hawkish fue, de hecho, seguida también por otros bancos centrales importantes del mundo. En particular, desde el BCE, Draghi brindó en las últimas semanas un discurso en el que se reflejó un sugestivo cambio de visión sobre la evolución de los precios en Europa y la posibilidad que comience el retiro de los estímulos antes de lo esperado (al menos, por el mercado). También se resaltaron las palabras del gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, quien afirmó que el estímulo monetario podría necesitar ser retirado hasta cierto punto en el futuro. Mientras que Canadá, que por primera vez desde el 2010, subió su tasa de referencia en un cuarto de punto. En una lista que debemos agregar también a los bancos centrales de Suecia, Noruega, Australia y Nueva Zelanda que, a pesar de no haber realizado en concreto un ajuste sobre sus política de tasas, cambiaron su lenguaje a un tono más agresivo. Distinto es el caso de los bancos centrales de Japón y Suiza, cuyos estímulos monetarios ultra laxos siguen vigentes, y no encontramos evidencias de su finalización, al menos, en el corto plazo.

    Una coyuntura que leída por el mercado llevó a ajustar y acercar en el tiempo, las probabilidades de suba de tasas, para estas regiones. En la FED, a pesar de cierta tranquilidad derivada del testimonio de su presidenta en los primeros días de julio, las expectativas siguen dando cierta posibilidad de una suba entre septiembre y diciembre. La atención acá no sólo se centra en la tasa, sino en la reducción de la hoja de balance que también se espera comience antes de finalizar el año. En Europa, el cambio de visión llevó a que la probabilidad de una suba en las tasas en marzo próximo se incremente del 19% al 32%. No es muy diferente el comportamiento de las probabilidades para el resto de los Bancos mencionados.

    En este escenario, el rendimiento del bono americano a diez años se posiciona en torno al 2.32% anual, habiendo cedido 27 puntos básicos desde el inicio del 2017, pero subiendo en las últimas semanas desde mínimos de 2.12% dentro de la coyuntura mencionada. Un movimiento que la llevo a finalizar por encima de su promedio mensual y semestral. El resto de las tasas de referencia europeas de misma duración se ubican alrededor de 0.59%, 2.24%, 1.60% y 1.27%, todas ellas por encima de su promedio mensual, y en coincidencia con la media semestral.

    Si lo que analizamos son las monedas, el super-dólar que se esperaba en los últimos meses del año pasado y principios del actual, no aparece en este escenario en donde se entrecruzan expectativas sobre políticas monetarias y también políticas.

    El Dollar Index –DXY- se ubica hoy en 95.15, cayendo del promedio en 97 que mostró en junio, y en realidad siguiendo la tendencia de fondo que presenta en el año -en el primer semestre, la canasta de monedas cedió un 6.4% y poco más si se toman los niveles actuales-.

    En sentido contrario, el euro avanzó en junio a niveles por encima de 1.14 –valores que no tocaba desde el 24 de junio del año pasado en plena votación por el Brexit- y se acerca a 1.15 ya en la primera mitad de julio. Sumando una apreciación del orden del 10% en lo que va del año. Igual escenario para la libra. Esta moneda, tras operar entre 1.26-1.30 durante junio, finalmente rompió esta barrera al alza; acumulando una suba de cerca del 6% en el año. Un poco diferente, en cambio, es el comportamiento del yen japonés. Cerró junio en 112.4, debilitándose respecto al dólar en 1.4%, e incluso poco más si se considera los movimientos de julio. No obstante, en el año, se fortalece cerca de 4%.

  • UNA MIRADA SOBRE LA REGIÓN

    Dentro de la región, lo más relevante llegó desde Brasil. Para empezar, una noticia judicial/política, y con impacto en el mercado, fue la decisión de condenar al ex mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a nueve años y medio de cárcel por cargos de corrupción, en el primero de cinco procesos que enfrenta vinculados a una gigantesca trama de sobornos. Lula lógicamente apelará, pero estaría en suspenso su candidatura a la presidencia el próximo año. La decisión se conoció, puntualmente, en la segunda semana de julio. Mientras que otra noticia apuntó a la finalmente aprobación de la reforma laboral –la mayor en 70 años-, que fue vista como un triunfo para el Gobierno de Temer. La nueva ley laboral, entre otros puntos, reduce el margen para acciones legales en disputas laborales otorgando preeminencia a los acuerdos negociados por sector o empresas sobre la legislación vigente y disminuye el poder de los sindicatos; prevé la posibilidad de dividir las vacaciones hasta en tres periodos y autoriza la "jornada intermitente" con el pago de salarios sobre una base horaria o por jornada, y no mensual, entre otras acciones.

    Por su parte, la actividad económica no logra mostrar una clara recuperación en un marco, en donde la crisis política, sigue siendo dato. Las denuncias de corrupción sobre Temer siguen apareciendo, aunque parece por ahora evitar ser desplazado del ejecutivo. Las estimaciones de crecimiento así que a principios de año apuntaban a una tasa del 2.5-3%, se han ido revisando a la baja y se ubican hoy en un promedio de 0.3-0%. Puntualmente, en cuanto a los últimos datos, se conoció que en mayo la actividad económica cedió 0,51% y acumula una caída interanual de 2,22%.

    Un efecto de la recesión se observa en la inflación. El dato de junio marcó el 3% interanual, vs al 3.05% esperado.; un dato que permite al Banco Central de Brasil seguir bajando la tasa de referencia Selic actualmente en 10.25%. Recordemos que el próximo 26 de julio se llevará a cabo la próxima reunión del Banco Central de Brasil y se espera que baje la tasa –sería la cuarta vez en el año- en un punto porcentual hasta 9.25%.

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  • El mercado accionario no estuvo exento a esta coyuntura. El Bovespa cayó en junio 1.4%, pero ante la noticia de la condena del ex presidente el índice reaccionó acumulando una suba cercana al 8% en lo que va de junio. Un comportamiento que explica, prácticamente, la ganancia acumulada en el año de poco menos del 11%.

    No es diferente la perfomance de las bolsas de Chile y México, que subieron 6.3% y 5.7% en la mitad de julio, tras haber finalizado el semestre con alzas de 24.3% y 24.7%, respectivamente. La foto del mes de junio fue mixta con el IPSA chileno cediendo 1%, y el MEXBOL mexicano avanzando 5.4%. Siempre medidas en dólares.

    En contraposición, al menos en junio y lo que va de julio, se muestra el balance Merval argentino. Golpeado en parte por la decisión de no incluir a la Argentina dentro del MSCI Emergentes, pero también por la cercanía de las elecciones legislativas –que tendrá el primer test el 13 de agosto con las PASO- el índice registró en junio una caída de 4.6% en dólares, y mantiene su corrección en julio con una baja adicional de 1.6%. En lo que va del año, igualmente, el balance es de los mejores de la región con una suba del orden del 25%.

    Si analizamos los MSCI de la región, estos terminaron junio con mayoría de bajas. En concreto, los MSCI de Argentina, Brasil y Chile finalizaron con rojos de 3.6%, 1.8% y 1.4%, en ese mismo orden. En sentido opuesto, el MSCI de México trepó alrededor de 5.5% durante junio. No obstante, sin sorpresas, el balance en el semestre es excepcional. Los retornos en dólares fueron del orden del 41.2%, 22.9%, 17.4% y 11.8% para los fondos de Argentina, México, Brasil y Chile, respectivamente. Para tener un parámetro de comparación, el MXEF (emergentes) avanzó un 0.5% en junio, para concluir una suba de 17.2% en los primeros seis meses del año.

    En tanto, el riesgo país también se vio envuelto en un marco de mayor volatilidad de corto influenciado por noticias puntuales de cada país, pero en particular por la sensibilidad al movimiento de las tasas americanas largas (consideradas libre de riesgo). Durante el mes de junio, y como veremos en el cuadro inferior, el riesgo aumento 5 y 25 puntos básicos en Brasil y Argentina, mientras que Uruguay y Colombia anotaron una reducción de 12 y 2 puntos base. Por su parte, Venezuela, por obvias razones, mostró un aumento de 249 puntos básicos.

    En lo que va del año, la tendencia es positiva para el riego en la región. Argentina, Brasil, Uruguay y Colombia redujeron su spread frente a la tasa libre de riesgo por 23, 39, 51 y 23, respectivamente. El riesgo venezolano, en cambio, trepó 309 en este 2017.

    En cuanto a las monedas, el real brasileño y el peso mexicano se apreciaron 1.45 y 2.7% frente a la divisa americana en junio, y llevan un fortalecimiento de 2.3% y 15% en lo que va del año. Tendencia que incluso se profundizó en la primera quincena de julio. El peso mexicano se ubica hoy en niveles debajo de $ 18 por dólar (17.6); niveles de mayo de 2016. En tanto, el real luego de operar en una zona de entre 3.2-3.4 reales por dólar, logro quebrar puntualmente en las últimas ruedas ese piso.

    Por su parte, el peso argentino –inmerso en una volatilidad típica del escenario preelectoral, e influenciado por cuestiones principalmente de oferta- se depreció 2.9% el mes pasado, y alcanza un debilitamiento de 6.4% en 2017. En la primera quincena de julio, la tendencia se mantiene aun cuando parece en las últimas ruedas ganar cierta estabilidad.

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  • 2.- INFORME ESPECIAL: "EE.UU HACIA EL AUTOABASTECIMIENTO ENERGÉTICO" Por Dr. Jorge Castro

    Durante meses (o realmente, años) los análisis focalizados en la demanda y oferta del mercado de crudo han sido una constante, justificando no sólo los movimientos del precio del barril, sino gran parte de la volatilidad observada. Desde prácticamente mayo del 2016, la cotización se movió en un rango de USD 40 y USD 55; cayendo así desde los niveles de USD 80 y USD 115 (máximos) observados entre 2011 y 2014. Este último año fue de inflexión para la cotización del barril, con un descenso de poco más de 60% entre fines de junio (en USD 107) a la zona de USD 41-42, niveles que incluso fueron perforados meses después hasta mínimos de USD 26 en enero-febrero de 2016. Desde ahí, la recuperación ha sido parcial volviendo a la zona mencionada que respeta en los últimos seis meses.

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    Boom del Shale en EE.UU

    Si nos centramos principalmente del lado de la oferta, la atención se ha puesto en el boom del shale americano -que explica mas de las 4/5 partes de la extraordinaria suba en la producción estadounidense en los últimos años, sobre todo el proveniente de los yacimientos de Bakken (Dakota del Norte) y Eagle Ford (Texas)-. Tiene una razón.

    La productividad del shale en EE.UU aumentó 6 veces en los últimos 5 años, y como resultado, cada plataforma de perforación (fracking) producía 101 barriles por día en 2011 y ahora ha trepado a 660 barriles, mientras que los costos de producción han caído 30% anual.

    La fase de mayor intensidad productiva se alcanzó después de julio de 2014, cuando el precio del crudo se derrumbó 75%, para luego recuperarse a la zona actual.

    En este marco, en una de las tres grandes cuencas del shale, que es Permian (Oeste de Texas, Nueva México), la industria del shale ha reducido sus costos más de 50% en los últimos dos años, y la consecuencia es que ya es competitiva a USD 39 por barril. Sólo Arabia Saudita tiene costos de extracción más competitivos en alguno de sus campos petroleros. Permian para tener en cuenta tiene 420 kilómetros de extensión y 300 kilómetros de ancho.

    El significado estratégico que tiene el incremento de la productividad del shale estadounidense lo revela esta secuencia: 30% de los pozos cerraron en los últimos tres años debido a la caída del precio del petróleo, mientras que la producción aumentó 35%.

    British Petroleum (BP) estima que la producción de shale norteamericana se duplicaría en 5 años si el precio del petróleo alcanza a USD 55 por barril (lo que ocurriría en 2018). En ese caso, alcanzaría a 8 millones de barriles por día en 2021, que equivale a 45% de la capacidad petrolera estadounidense. Incluso de más corto plazo, el cálculo de la Agencia Internacional de Energía (AIE) es que alcanzado ese nivel de precios, la producción de shale aumentaría 30% en los siguientes 6 meses.

    La política de Trump a favor del shale

    Donald Trump, dispuso tras haber asumido la presidencia de EE.UU el 15 de enero de 2017, la construcción del oleoducto Keystone XL, que transportara la producción de shale canadiense desde la provincia de Alberta hasta el puerto de Galveston en Texas (800.000 barriles diarios). También autorizó el oleoducto que llevaría el shale desde Dakota del Norte hasta Chicago, principal centro de distribución estadounidense.

    La prioridad para el gobierno es recuperar una alta tasa de crecimiento (4%/5% por año) para salir de la situación depresiva de la economía norteamericana, que se ha expandido 2,2% anual promedio desde julio de 2009 y cayó a 1,1% por año en los primeros 6 meses de 2016. Para eso necesita desatar todo el potencial estadounidense, ante todo en materia energética, y es así como otorga un carácter prioritario a la explotación del shale gas/oil.

    De ahí, incluso que el objetivo de Trump sea lograr la plena independencia energética de EE.UU en los próximos 4 años, eliminando todas las restricciones administrativas y regulatorias que frenan la producción de shale gas/ shale oil

  • Norteamérica ya se autoabastece

    La integración entre EE.UU. y Canadá es casi completa. Por eso, la explotación del shale es un fenómeno “norteamericano”, no sólo estadounidense. De ahí que el autoabastecimiento energético de “Norteamérica” (EE.UU + Canadá) se alcanzaría en los próximos 4 años. Incluso estimaciones apuntan a que la mitad del incremento global de petróleo surgiría de EE.UU. y Canadá en los próximos 10 años, por encima de Arabia Saudita.

    EE.UU. importa todavía 7 millones de barriles diarios, que representa 22% de la demanda doméstica (era 65% en 2003), ante todo de Venezuela, Nigeria, Angola, y Canadá - EE.UU no depende de las importaciones de crudo de Medio Oriente-.

    En este sentido, hay que advertir que autoabastecimiento energético no significa que EE.UU deje de comprar petróleo en el exterior. Es una categoría de seguridad nacional, no económica.

    En este marco, esto implica que EE.UU. ha comenzado a exportar desde el año pasado su producción energética; y ahora lo previsible es que se convierta –shale mediante- en uno de los tres principales exportadores mundiales en los próximos 10 años.

    La relación comercial con China –basada en el petróleo-

    En 2016, EE.UU. experimentó con China un déficit comercial de USD 319.000 millones (más de 60% del intercambio bilateral de USD 527.000 millones), el mayor del mundo. Equilibrar el comercio entre los dos países es un objetivo prioritario de Trump. Para eso, China debe aumentar más de 30% anual sus compras en EE.UU., y esto implicaría triplicar el volumen de bienes importados el año pasado, que alcanzaron a USD 104.000 millones.

    El equipo económico de Donald Trump (Wilbur Ross, secretario de Comercio) prevé que el rubro esencial en este aumento de las importaciones chinas en EE.UU. consistiría primordialmente en la adquisición de petróleo y gas, por una cifra que podría alcanzar a USD 50.000 millones por año en la próxima década.

    Esto teniendo en cuenta, que la demanda energética de la República Popular crecería 4,8% anual entre 2010 y 2020, con una elasticidad PBI/ consumo de 0,74 (30 puntos más que EE.UU) –y en total aumentaría 65% al 2035 (AIE)-, y el consumo de combustibles crecería 20% anual, arrastrado por un parque automotor de 220 millones de unidades en 2025 (se vendieron 19,4 millones en 2016).

    Las importaciones de petróleo en China ascenderían en 2020 a 12 millones de b/d (20% de las importaciones mundiales) y treparían a 30% del total global en 2030.

    En sí, reequilibrar el intercambio bilateral exige duplicarlo, y llevarlo a USD 1 billón en 6 años. Hay que aumentar no sólo las compras chinas en EE.UU., sino ante todo multiplicar las exportaciones estadounidenses a la República Popular.

    El primer comprador del mundo

    El déficit global de EE.UU. llegó a USD 410.000 millones en 2015 (2,5% del PBI), y esta situación, que se mantiene desde 2001, implica una reducción permanente de 3 puntos en el tamaño del PBI. Estas cifras indican que EE.UU. es el primer comprador del mundo, y el resto de los países son sus proveedores.

    Desde el 2008, el PBI estadounidense ha caído a los niveles más bajos de los últimos 70 años; y se entiende que la razón es el derrumbe en el nivel de productividad (0,2% anual en 2016).

    El déficit de cuenta corriente de EE.UU. se redujo a 2,5% del producto (USD 510.000 millones), tras haber alcanzado un récord de 6% del PBI en 2007 (USD 800.000 millones). El flujo de capitales del exterior se ha reducido proporcionalmente, y ha disminuido en USD 300.000 millones en ese período.

    Por eso, la tasa de inversión se redujo casi 3 puntos entre 2007 y 2015, y ascendió a 13% del PBI en 2015, el nivel más bajo desde 1945. Esta reducción hay que colocarla en un contexto histórico determinado, que es la disminución secular experimentada por la tasa de ahorro doméstico, que era 25% del PBI en 1965 y cayó a 18% en 2016.

    El factor decisivo por el que EE.UU. logró atraer 75% del flujo global de capitales entre 2001 y 2010 fue su superior productividad (crecía entonces 1,9% por año). Esto otorgaba a las inversiones trasnacionales que se realizaran allí una tasa de retorno mayor a las del resto del mundo, descontado el riesgo por hacerlo en los países emergentes. Esa ventaja esencial – que era el sustento de la primacía de EE.UU en el capitalismo del siglo XXI – ha desaparecido.

    En este escenario es que debe encuadrarse el desafío chino mencionado más arriba –en La relación comercial con China-, y es de doble dimensión: lograr un aumento sustancial de las compras chinas en el mercado norteamericano, en especial productos energéticos (shale gas/gas líquido/LNG), con el objetivo de convertir a EE.UU. en el mayor proveedor de petróleo y gas de la Republica Popular, por encima de los países del Golfo y Arabia Saudita. En segundo lugar, se trata de abrir la totalidad de la estructura industrial y de servicios de China a la inversión de las transnacionales estadounidenses.

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  • China es la principal acreedora externa de EE.UU. y la segunda interna después de la Reserva Federal (US$1,6 billones en títulos del Tesoro, además de US$1,2 billones que ha adquirido a través de paraísos fiscales). No hay país del mundo más interesado en que EE.UU. vuelva a crecer a tasas altas que la República Popular.

    Comenzó una era de abundancia energética

    La Agencia Internacional de Energía (AIE) previó que el consumo mundial de petróleo pasaría de 13.400 millones de toneladas en 2012 a 15.300 millones en 2020, y aumentaría a 20.000 millones diez años después. También advirtió que 62% del incremento correspondería a Asia-Pacífico, y China sería responsable de 40% del total.

    La demanda global energética crecería 35% entre 2012 y 2030, y pasaría de 94 millones de barriles diarios (b/d) en 2015 a 120 millones b/d en 2030. Señala AIE que la demanda gasífera se multiplicaría por 2,5 en 2035 y crecería de 1,8 billones de m3 a 5,1 billones.Es el resultado directo de la explosión del shale gas/oil en EE.UU., que ha desencadenado una era de abundancia energética mundial, y ha modificado en el camino la ecuación de seguridad internacional.

    Una mirada al liderazgo del gas natural

    La demanda gasífera mundial alcanzaría a 5,1 billones de metros cúbicos (bmc) en 2035 (hoy es 1,8 bmc), y pasaría de 21% a 25% la proporción del gas en la matriz energética, para trepar a 40% hacia mediados de siglo. En esta transición energética, Medio Oriente deja de ser la región estratégica central y su importancia geopolítica se reduce cualitativamente.

    Norteamérica (EE.UU /Canadá) adelanta la tendencia mundial. Los precios del gas estadounidense son hoy 1/3 de los europeos y 25% de los asiáticos; y en Canadá el precio del crudo cayó a US$ 50 / barril en 2012, la mitad del Brent (U$S 104 / US$ 110), en el mismo período.

    Esto hace que los costos de producción de la manufactura norteamericana (petroquímica y acero ante todo) sean hoy 30% menores que los de sus competidores alemanes, chinos o surcoreanos. La nueva revolución industrial tiene su fuente energética en la explosión de shale gas.

    El resultado es que la producción se intensifica en todas las actividades y sectores, con la industria manufacturera a la cabeza de este proceso de innovación generalizada que implica la nueva revolución industrial.

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