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    215El papel de las mujeres protagonistas en las parbolas...

    Baetica. Estudios de Arte, Geografa e Historia, 28, 2006, 215-240. ISSN: 0212-5099Facultad de Filosofa y Letras, Universidad de Mlaga. Campus de Teatinos, E-29071 Mlaga (Espaa)

    EL PAPEL DE LAS MUJERES PROTAGONISTAS ENLAS PARBOLAS SINPTICAS: UN ANLISIS DE

    GNERO DESDE EL JESS HISTRICO

    JOSRAMNESQUINASALGABA

    RESUMENDesde la perspectiva de los anlisis ideolgicos del gnero, se analizan en ste trabajo el

    papel de las mujeres que actan como protagonistas en las parbolas sinpticas y su posiblerelacin con el Jess histrico. Con ello se intentar ver si Jess de Nazaret comparta lasideas sobre gnero de su poca.

    ABSTRACTFrom the perspective of the ideological analyses of the genre, we analyze in this work the

    role of the women who act as protagonists in the synoptic parables and his possible relationwith the historical Jesus . With it will be tried to see if Jesus of Nazareth was sharing theideas on genre of his epoch.

    1. EL JESS HISTRICO

    Un anlisis gnoseolgico de lo que muchas veces se quiere decir con laexpresin Jess histrico se saldra del objetivo de nuestro artculo. Da-remos aqu por supuesto que con esta expresin nos referimos al Jess deNazaret que puede reconstruir la Historia entendida como disciplina cientca

    circularista (Bueno, 1978, 5). Esto es posible gracias a la contradiccin queencontramos entre el n kerigmticode los evangelistas y los materiales queutilizan provenientes de la tradicin, lo que nos abre las puertas para desbor-dar la inmanencia teolgica de los evangelios cannicos e intentar rehacer lagura del Nazareno.

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    1.1. Jess de Nazaret

    Jess el Nazareno (ho nazraios) o de Nazaret (ho nazarns) (aprox.7/6 a.C-30 d.C)1naci en Nazaret (baja Galilea), aunque parece que fue enCafarnaum donde tena su casa (okos)2. Mc 6,6 se reere a l como tktn,ocio que sugiere trabajo con materiales duros madera o metales y que Mt13,55 por motivos ideolgicos adjudica a su padre Jos.

    La fe de Jess es la de un judo rural galileo de su tiempo, y estuvo inuidopor su maestro Juan el Bautista. El Bautista, caracterizado de profeta Elas,anunciaba en el desierto el inminente juicio de Israel (Raza de vboras quinos advirti para huir de la clera que se acerca?)3. Para poder salir airoso

    de tal Juicio era menester una conversin interna, un comportamiento moralacorde a las exigencias de Yahvjunto a la aceptacin de su peculiar bautismoque perdonaba los pecados. Sabemos de discpulos de Juan el Bautista que loabandonaron para seguir a Jess durante su predicacin (Jn 1,35-37.40.43-44) y que los posteriores seguidores de ambos lderes tuvieron contactos ydiscrepancias. Tal es as que en fecha tan tarda como la dcada 80 90 d.C,el evangelio de Lc se vio en la necesidad de construir toda una justicacinteolgica para minusvalorar a Juan el Bautista y poner a Jess por encima.4

    El ncleo de la predicacin de Jess de Nazaret residi en la proclama-cin de la inminente llegada tanto que sus frutos ya podan experimentar-se delReino/Reinado de Dios(basilea to theou). Tal cosa no es ms queYahvactuando de forma denitiva en la Historia de su pueblo Israel parallevarle la salvacin. Su mensaje tiene pues, un fuerte componente escatolgi-co vinculado adems con la expulsin de demonios y acciones taumatrgicas(Q 11,20).

    1.2. Naturaleza del Reino/Reinado de Dios

    El mensaje soteriolgico de Jess de Nazaret es distinto del paulino: para

    Jess no salva la fe en el Mesas (en Cristo), sino la conversin por las obrassegn los parmetros de la Ley ante la pronta intervencin de Yahv. La ac-tuacin del dios judo generar una nueva realidad, una transformacin delmundo de marcado aspecto terrenal: Os aseguro que todo aquel que haya de-

    jado casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o hacienda (gros)

    1. Utilizo aqu la cronologa generalmente admitida por la investigacin actual(Meier, 2004, 379-416).

    2. Mc 2,1; 3,20; 9,333. Q 3,9b4. Vase el cuadro de Lc 1-2 en Fitzmyer, 1987, 57-59

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    por m y por la buena noticia, recibir en el tiempo presente (nn n to kair

    tot) cien veces ms en casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacien-das, y en el mundo futuro la vida eterna. Hay muchos primeros que sernltimos y muchos ltimos que sern primeros. (Mc 10,29-31)5. La eleccinde los Doce como discpulos destacados no es anecdtica: la actuacin deYahvreinstaurar y reagrupar al Israel disperso. En esta nueva realidad ha-bra distintos puestos por los que sus discpulos se peleaban (Cf. Mc 9,43;10,35-37.41) y desde cuyos puestos ms importantes se juzgara a Israel:Os aseguro que vosotros, los que me habis seguido, cuando todo se haganuevo (n tpalingenesi) y el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria,os sentaris tambin en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel

    (Q 22,29-30)Las implicaciones poltica de la proclamacin de tal Reino explica el nal

    del Nazareno. La moral que se desprende de su predicacin es, como ha indi-cado Puente Ojea, bifronte: La tica de Jess, en cuanto tica de crisis, es bi-fronte, pero perfectamente articulada en el contexto de la dinmica mesinicadel primer siglo de nuestra era. Jess predic una tica de amor incondiciona-do hacia dentro, para la conducta en el seno de la comunidad mesinica, y unatica de lucha slo hacia fuera para la conducta con los adversarios polticosdel Dios de Israel, los paganos de las naciones. Es decir, perdn y amor alinimicus,el enemigo privado; lucha y hostilidad frente al enemigo pblico,el hostis, categora en la que tambin entraban los cmplices judos del poderromano, especialmente muchos miembros del estamento sacerdotal (PuenteOjea, 2001,89-90)6. Esto no sorprende si comprendemos que el Reino queproclam el Galileo no fue un discipulado de iguales (Elliot, 2003, 206). Locual, por otra parte, encaja perfectamente con lo que sabemos de la Antige-dad en general y de la Palestina del siglo I donde no exista la percepcin detodos los seres humanos como personas iguales (Malina, 1995, 62).

    5. La promesa es un concentrado de lo que un campesino galileo y las personas de ambienterural podran desear: casa, familia y tierras. No hay, por ejemplo, alusiones loscas

    intelectualistas propias de ambientes urbanos helensticos en contacto con el neoplatonismo

    o el estoicismo. Para el judo no existe una distincin abstracta entre fe y obras de la Ley.

    Pues no se concibe una fe que no cumpla con las obras de la Ley.

    6. Lo mismo sostiene A. Piero: Este texto del Sermn de la Montaa, por consiguiente,no rompera la armacin que hacamos anteriormente: la tica de Jess es doble: amor

    incondicionado hacia dentro, hacia el seno de la comunidad mesinica, y una tica de lucha

    y oposicin slo hacia fuera, hacia los adversarios poltico-religiosos del Dios de Israel

    (Piero, 1993b, 192)

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    2. EL ANLISIS DE GNERO

    2.1. La investigacin de gnero

    Las investigaciones de gnero ya sean en la Antigedad o en cualquierotra poca histrica o sociedad, no se centran en la simple recoleccin defrases y comportamientos misginos sino en desentraar las relaciones je-rrquicas que se establecen entre el mundo masculino y femenino a partir delos roles que se conforman para cada gnero. El trmino gnero, al menos enespaol, tiene que ver con la clasicacin y en las ciencias sociales aludea losaspectos sociales e histricos adscritos a las diferencias sexuales biolgicas y

    vinculados a diferentes categoras de valores. El trmino rolse ha introducidoen las ciencias sobre todo proveniente del francs rle,7que remite al papelque juegan(galicismo) los actores. Sin embargo, en espaol la palabra rol8tiene un sentido igual de sugerente por tener una signicacin objetiva parael estudio social: un roles una lista, y en concreto una lista de embarque. Elroles la lista mediante la cual se clasican los que pueden y no pueden subiral barco. En nuestro caso, los roles de gnero, sirven para clasicar median-te jerarquas sociales, y marcar a su vez los espacios que estn permitidostransitar a cada gnero as como las actividades en las que les est autorizadoembarcarse (enrolarse).

    2.2. La jerarquizacin ideolgica bsica en la Palestina del siglo I

    Ya hemos dicho que los presupuestos ideolgicos de la sociedad palestinadel siglo I presuponan la desigualdad como hecho natural y necesario parael mantenimiento y subsistencia del mundo. En general, se pensaba que si unindividuo no se comportaba como deba comportarse segn su gnero, sta-tus,clase... generaba algn tipo de cataclismo o mal. Est tambin claro queuno poda dejar de comportarse segn las convenciones sociales habituales

    para comportarse segn un valor superior en un momento determinado. Queuna mujer dejara su casa para engalanarse y seducir a un extranjero estaba malvisto a no ser que lo hiciera por algn valor superior como el de defender a supueblo y cumplir los mandatos de Yahv.Relatos como ste, el de Judit, lejosde propugnar la igualdad de la mujer, conrma la distincin de roles porqueaanza los prejuicios: cuando una mujer, que debe ser pasiva se vuelve activa,genera algn mal, conicto o truculencia. De que las personas se comportaran

    7. En ingls role.8. Proveniente del cataln y ste a su vez del latn rotlus.(DRAE). La traduccin inglesa sera

    roll.

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    como deban comportarse dependa ideolgicamente la buena marcha del

    mundo.No es suciente por lo tanto con manejar una jerarqua unidimensionalque tenga en cuenta slo el gnero, sino que ste debe ser conjugado con otras

    jerarquizaciones que marquen precisamente hasta dnde pueden ser ejercidoslos roles de gnero. No se puede hablar del papel que juega una mujer en untexto sin conjugar su posicin no slo con la de otros hombres sino con losgrupos en los que se ubica cada personaje (v.gr. judo/gentil) o su posicindentro de la jerarqua religiosa (v.gr. piedad/impiedad). Esta conjugacin je-rrquica se explicita socialmente en la categora de honor, imprescindible paracomprender la sociedad palestina de este tiempo (Malina, 1995,45-81; Malina,

    1996, 404-406; Neyrey, 2005, 45-81; Torjesen, 1996, 159-166). El honor es lavaloracin socialdentro del grupo y que lleva consigo una reivindicacin delpropio valor ante los dems para que a su vez estos sigan otorgndolo. El ho-nor est vinculando al principio organizativo de pertenencia, principalmente auna familia, una posicin social (status, clase) y un pueblo (Malina, 1995, 48).No slo atae pues al individuo o su familia, sino que es tambin corporativo:el honor o deshonor de la corporacin a la que uno pertenece es a su vez elhonor o deshonor propio pero no a la inversa.

    El honor, en las sociedades mediterrneas de s. I est expuesto a un proce-so constante de validacin: toda interaccin social que tiene lugar fuera de lapropia familia o del crculo de amigos es percibida como un desafo al honor.El honor marca unas claras fronteras del puesto que ocupan los individuosdentro de la sociedad, por lo que es continuamente desaado.9Las socieda-des mediterrneas antiguas en general, y en especial la juda, eran sociedadesagonsticas(de gn, lugar de lucha, palestra) o competitivas, en la que so-bretodo el varn vea continuamente amenazado su honor en las interaccionessociales. La mujer tambin, pero en la medida en que se la consideraba pasiva,su honor se explicitaba en la vergenzay su defensa activa corresponda alvarn que la tutelara. Cabe pues denominar a los varones como una fortaleza

    asediada (Cf. Wulff, 1997)10

    , cuyo honor como ha puesto de maniesto losestudios de antropologa cultural del NT est siempre puesto en evidencia.Como se ha dicho, el honores la valoracin social, la buena reputacin, y estsimbolizada en la sangrey en el buen nombre.

    9. Es muy importante advertir que la interaccin sobre el honor, el juego desafo-respuesta,slo puede tener lugar entre individuos socialmente iguales (Malina, 1995, 53)

    10.Aunque la expresin la reera F. Wulff al mbito del mito griego, est claro que por lanaturaleza y pretensiones de su anlisis comparativo, puede utilizarse para otros mbitos

    (Cf. Wulff, 1995).

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    Un cuadro completo de los roles de gnero de Palestina puede verse en

    Malina, 1995, 72; Stegemann, 2001, 490; Neyrey, 2005, 55. Sin entrar en de-talles, y resumiendo mucho, puede armarse que el rol del hombre consistaen estar orientado hacia fuera, hacia el espacio pblico, mientras que el de lamujer consista en estar orientada hacia dentro, hacia el hogar. As mismo, sepensaba la naturaleza del hombre como denida por su actividad,frente ala de la mujer, caracterizada por supasividad.

    3. LAS PARBOLAS

    3.1. Jess y la predicacin en parbolas

    Las parbolas son sin duda la forma ms caracterstica de las enseanzas deJess. No obstante, en la mayor parte de los casos es difcil probar con exactitudla historicidad concreta de una parbola pues slo se cuenta con una fuente paracada narracin aunque bien es cierto que hay motivos genricos que se repiten.La situacin se complica si admitimos que sus discpulos debieron aprender latcnica parablica del maestro para despus aplicarla con intereses diversos o pa-recidos. Con todo, y sin entrar en ningn caso particular, es histricamente ciertoque Jess instruy con ellas: contamos con testimonios de diferentes fuentes ade-ms de ser una forma didctica discontina con parte de la tradicin postpascualpues ni Pablo,11ni los discpulos segn vemos en Hch las utilizan. Ahora bien,la tradicin rabnica12ha preservado un buen nmero de parbolas coetneas alGalileo y en las que se recurre a motivos e imgenes muy parecidas13.

    Por tanto, ciertamente Jess habl en parbolas. Cosa ms difcil es sabercuales de las conservadas pertenecen a l. Es relevante puntualizar algo quepor conocido no deja de ser sorprendente. Resulta que las fuentes ms antiguasde las que disponemos, o no cuentan con ninguna parbola de Jess (Pablo)o recogen menos de la mitad de todas las parbolas conservadas atribuidas a

    Jess (Mc y Q), porcentaje que disminuye an ms si incluimos las parbolaspropias del evangelio de Toms. Las parbolas pasaron por una amplia etapade transmisin oral y necesariamente hay que admitir que muchas de las quetenemos no proceden del Jess histrico.

    11.Por ejemplo, en Pablo, su alusin a los atletas (1 Cor 9,24-27) es ms una simple comparacinparentica que una parbola tal y como la us el Nazareno.

    12.Una seleccin de ellas, aunque sin aparato crtico, en Bleefeld, 2001.13.Estas tradiciones fueron recogidas tras la destruccin del Templo. Pero con toda seguridad

    recogen tradiciones parablicas presentes en el siglo I (Theissen, 2000) El uso de parbolas

    debi ser una forma expositiva relativamente frecuente, sobre todo entre los maestros que

    ms tarde conformaran el rabinato.

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    Este escepticismo inicial aumenta si tenemos en cuenta que no slo

    sufrieron modicaciones, sino un desarrollo mistrico. As nos dice Mc: Avosotros se os ha dado el misterio del Reino de Dios, pero para sos de fueratodo se les propone en parbolas, para que, mirando, miren y no vean, y,oyendo, oigan y no comprendan (Mc 4,11a-12). No slo el Reino de Diosha sufrido una reinterpretacin mistaggica en manos del cristianismo sinoque las parbolas pasan a tener un componente mistrico: no slo manies-tan verdades sino que las ocultan. O mejor dicho, su verdad ya no ser evi-dente, sino que necesita de una hermenutica especial para ser comprendida.Slo el grupo de elegidos, la Iglesia, tendr ya facultad para interpretar lasparbolas. Por lo tanto algo deba haber en ellas que no era cristiano y que

    deba ser correctamente interpretado dentro de los cauces ideolgicos de lanova religio.

    Por lo tanto, la mejor forma de aproximarnos al Jess histrico desdelas parbolas es deshaciendo esta readaptacin (Theissen, 2000, 360) a lasnecesidades de la comunidad cristiana, as como sus retoques cristolgicos.Se hace necesario rastrear su signicado en el marco de la predicacin judade Jess. Y como ya hemos visto, esta predicacin est centrada en elRei-no/Reinado de Dios.Jess intentar expresar el contenido de este Reinadomediante sus acciones y sobre todo, con las parbolas (Pelez, 1991, 260).Cuando los sinpticos presentan a Jess hablando en parbolas, no lo hacencomo algo novedoso, ni raro ni extrao. Jess ensea en parbolas peronadie se extraa por ello (Cf. Mt 13,34). No ocurre as, por ejemplo, conlos exorcismos, con los que Jess parece que tuvo ms problemas ante suscoetneos. Jess comparte la visin general que del Reino de Dios tenansus contemporneos, por ello sus parbolas son utilizadas para marcar elmatiz propio bajo el que el Nazareno presenta y anuncia la accin de Yahvcon poder en la historia. Si Jess hubiera tenido una visin radicalmentedistinta de la que posean sus contemporneos, jams se hubiera expresadoen parbolas, o mejor dicho, jams hubiera sido entendido. As que cuando

    Jess predica elReino/Reinado de Dios, la gran mayora de sus oyentes yasaben a qu se est reriendo. Jess aprovecha esto para reexponerlo concomparaciones. Comparaciones que, por supuesto, no son gratuitas sino quecuentan con una importante carga moral y suponen una llamada implcita ala conversin. Las historias parablicas exhortan al oyente a ponerse de par-te de Yahv. Si el Reino se compara con la levadura en la masa (Q 13,20-21)es para que el oyente caiga en la cuenta de que la accin del dios de Israel enla historia est ya fermentado y que por ello no pueden quedar impasibles.

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    Muchos exegetas las han considerado subversivas. Pero basta releerlas

    para darse cuenta de que no lo son14

    . La parbola del administrador corrupto(Lc 16,1-8), paradigma de lo que pudiera considerarse como relato subversi-vo, no lo es; y no lo es porque el administrado ante quien tiene que dar cuentaes ante su Seor, y este da su visto bueno debido a su sagaz actuacin.

    Sera ms correcto mantener que las parbolas introducen elementos ex-traos. Son imgenes cotidianas que cuentan con algn elemento discordanteque hace que la atencin del oyente se centre en l. As, por ejemplo, el sem-brador (Mc 4,3-8) imagen cotidiana que al sembrar lo hace tanto en terrenobueno como malo componente extrao. La atencin se centra entonces enlas semillas y el oyente se pregunta qu ocurre con ellas. Y cuando me reero

    a imgenes cotidianas, incluyo a los reyes, los propietarios de tierras y escla-vos, a los jueces injustos o a administradores corruptos. Estas realidades deseguro eran bien conocidas y vividas por sus coetneos. Esta utilizacin deelementos cotidianos permite abordar el estudio de gnero y penetrar en loscomponentes sexistas de las parbolas.

    El rol clave donde se evidencia el sexismo de las parbolas es el ejerciciode la autoridad.Por autoridad entenderemos no slo superioridad jerrquica,sino capacidad de coaccin y mando, es decir, elpoder.En la primera parboladel sembrador (Mc 4,3-8), por ejemplo, aunque podemos establecer una jerar-qua clara entre sembrador/semillas, el sembrador no ejerce ninguna coaccin,ningn poder, sobre ellas. No sucede lo mismo en la segunda parbola marca-na del sembrador (Mc 4,26-29), donde s que se ejercita supoderal segar. Enprincipio, en las parbolas de Jess, esta autoridad no es necesariamente bienejercida, a no ser que la persona conpodersea anlogo a Yahv.

    Veamos en el siguiente cuadro en el que hemos incluido tambin la refe-rencia a protagonistas masculinos o femeninos, cundo se ejercita la autori-dad (elpoder) y qu gnero la ejerce. Se ha incluido al nal las dos parbolasde EvTm que no cuentan con paralelos en los sinpticos:

    14.Al menos para los judos. Desde luego no para Roma a la que no le entusiasmaba demasiadola idea de una basileiaque no fuera la suya o la de sus dioses. En este sentido s puede

    hablarse de subversin, pero no tanto en el mbito propiamente judo.

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    PARBOLA

    PROTAGONISTA

    MASCULINO

    PROTAGONISTA

    FEMENINO

    AUTORIDAD

    MASCULINA

    AUTORIDAD

    FEMENINA

    OBJETOU

    ANIMAL

    CENTRAL

    PERSONAJES

    MASCULINO

    SECUNDARIOS

    PERSONAJ

    ES

    FEMENINOS

    SECUNDAR

    IOS

    DelSembrador

    (Mc4,3-8ypar)

    Sembrador

    Semillas

    DelSembradorpaciente

    (Mc4,26-29)

    Sembrador

    Usalahozpara

    segar(Juicio)

    Semillas

    D

    elGranodemostaza

    (Mc4,30-32ypar)

    Sembrador

    Granodemostaza

    DelosViadores

    malvados

    (Mc12,1-11ypar)

    Propietariodeuna

    fnca

    Eldueomanda

    sobresiervos

    Via

    Hijoamado

    Siervos

    Labradores

    malvados

    DelaHiguera

    (Mc13,28-29ypar.)

    Higuera

    D

    elPropietarioviajero

    (Mc13,33-37)

    HombreviajeroMc/

    Mt

    HombrenobleLc

    Eldueomanda

    sobresiervosy

    encargatareas

    Siervos

    Porteroencargado

    develar

    Siervasfemeninas?

    DelosNiosquejuegan

    (Q7,31-35)

    Nios

    Instrumentos

    musicales

    Otrosnios?

    Nias?

    D

    elEsprituinmundo

    (Q11,24-26

    Esprituinmundo?

    Hombres

    Mujeres?

    DelRoborepentino

    (Q12,39-40)

    Propietariodela

    casa

    Casa

    Ladrn

    DelSiervofely

    vigilante

    (Q12,42-46)

    Siervo

    (EcnomoLc)al

    quesuSeorle

    ponealfrentedela

    servidumbre

    Seorypropietario.

    Ejercesufacultad

    de

    castigarseveramente

    Servidumbre

    y

    propiedades

    Servidumbre

    masculina.

    Servidumb

    re

    femenina

    (criadas)L

    c

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    PARBOLA

    PROTAGONISTA

    MASCULINO

    PROTAGONISTA

    FEMENINO

    AUTORIDAD

    MASCULINA

    AUTORIDAD

    FEMENINA

    OBJETOU

    ANIMAL

    CENTRAL

    PERSONAJES

    MASCULINO

    SECUNDARIOS

    PERSONAJ

    ES

    FEMENINOS

    SECUNDAR

    IOS

    DelCaminanteyel

    adversario

    (Q12,58-59)

    Caminante.

    Contodaseguridad

    esunhombre,pues

    disponededineroy

    seleexigeal

    Juezyalguacilque

    condenan

    Cuadrante(Dinero)

    Adversario

    DelaLevadura

    (Q13,20-21)

    Mujer

    Levadura

    DelaPuertaestrecha

    (Q13,24-27)

    Losquequieren

    entrarenelreino

    Seor,Propietario

    delacasa

    Puerta

    DelGranBanquete

    (Q14,16-23)

    UnReyMt

    UnSeorcon

    siervosLc

    ReyoSeor

    propietario.Tien

    e

    siervosyamigo

    s

    ricos

    Banquete

    Invitados.Siervos.

    PobresLc,

    lisiadosLc,

    ciegosLc.

    Invitadas

    ?

    Pobres,L

    c

    ciegasLc,

    lisiadasLc

    ?

    Mujerconla

    que

    unosecasaLc

    DelaOvejaperdida

    (Q15,4-7)

    Hombres

    propietariosde

    ovejas

    Hombres

    Sobreovejas

    Cienovejas

    DelosSiervos

    administradores

    (Q19,12-26)

    Siervosalosque

    elpropietario

    lesadjudicasus

    bienesparaquelos

    administrenensu

    ausencia

    Propietariode

    servidumbre.

    Hombrerico.

    Bienesaadministra

    (TalentosMt

    MinasLc)

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    225El papel de las mujeres protagonistas en las parbolas...

    PARBOLA

    PROTAGONISTA

    MASCULINO

    PROTAGONISTA

    FEMENINO

    AUTORIDAD

    MASCULINA

    AUTORIDAD

    FEMENINA

    OBJETOU

    ANIMAL

    CENTRAL

    PERSONAJES

    MASCULINO

    SECUNDARIOS

    PERSONAJ

    ES

    FEMENINOS

    SECUNDAR

    IOS

    DelTesoro

    (Mt13,44)

    Hombrequecompra

    uncampo

    Propietariode

    campo?

    Tesoro

    DelaPerla

    (Mt13,45-46)

    Mercaderquebusca

    unaperla

    Perla

    DelaRed

    (Mt13,47-50)

    MalosyJustos

    ngelesjuzgador

    es

    Red

    DelSiervo

    Inmisericorde

    (Mt18,23-35)

    Siervodeudorcon

    familia

    Rey

    Deudas

    HijosdelSiervo

    MujerdelSiervo

    DelosJornaleros

    parados

    (Mt20,1-16)

    Jornalerosparados

    Propietariodela

    via

    Salario

    DelosDosHijos

    (Mt21,28-32

    Losdoshijos

    Padrepropietario

    de

    lavia

    Via

    DelInvitadosintraje

    deboda

    (Mt22,11-13)

    Invitadosintraje

    deboda

    Reyconsirvientes

    Trajedeboda

    Sirvientesejecutores

    Novia?

    DelasVrgenesneciasy

    lasvrgenesprudentes

    (Mt25,1-13)

    Vrgenesnecias

    Noviojusticiero

    Aceiteparala

    s

    lmparas

    Novia?

    DelosDosdeudores

    (Lc7,41-43)

    Dosdeudores

    Prestamista

    Deuda

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    12/26

    226 JOS RAMN ESQUINAS ALGABA

    PARBOLA

    PROTAGONISTA

    MASCULINO

    PROTAGONISTA

    FEMENINO

    AUTORIDAD

    MASCULINA

    AUTORIDAD

    FEMENINA

    OBJETOU

    ANIMAL

    CENTRAL

    PERSONAJES

    MASCULINO

    SECUNDARIOS

    PERSONAJ

    ES

    FEMENINOS

    SECUNDAR

    IOS

    DelBuensamaritano

    (Lc10,30-37)

    Vctima

    Ladrones,

    Sacerdote,levita;

    samaritano;

    posadero

    DelAmigoinsistente

    (Lc11,5-8)

    Amigoinsistente

    Trespanes

    Amigogenerosos

    Nios

    Esposa?

    DelRicoinsensato

    (Lc16,16-21)

    Ricopropietario

    Dios

    Bienesygran

    o

    DelaHigueraestril

    (Lc13,6-9)

    Propietariodela

    via

    Propietariodela

    via

    Higueraestril

    Viador

    Delosprimerospuestos

    enelbanquete

    (Lc14,7-11)

    Asistenteaunabod

    a

    Novio

    Boda

    Invitados

    Invitadas

    ?

    Novia?

    D

    elaconstruccinde

    torresyestrategiablica

    (Lc14,28-32)

    Constructordetorre

    yunrey

    Constructordetorre

    yunrey

    Torreyestrategia

    blica

    Enemigosdelrey

    D

    elaDracmaperdida

    (Lc15,8-10)

    Mujer

    Dracma

    Amigasyvec

    inas

    DelHijoprdigo

    (Lc15,11-12)

    Hijodscolo

    Padre,propietari

    o

    dehacienda.Tien

    e

    criados

    Hermanofel

    Prostitutas

    De

    lAdministradorsagaz

    (Lc16,1-8)

    Ecnomo

    Hombrerico

    Deudas

    Deudores

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    13/26

    227El papel de las mujeres protagonistas en las parbolas...

    PARBOLA

    PROTAGONISTA

    MASCULINO

    PROTAGONISTA

    FEMENINO

    AUTORIDAD

    MASCULINA

    AUTORIDAD

    FEMENINA

    OBJETOU

    ANIMAL

    CENTRAL

    PERSONAJES

    MASCULINO

    SECUNDARIOS

    PERSONAJ

    ES

    FEMENINOS

    SECUNDAR

    IOS

    D

    elRicoEpulnydel

    pobreLzaro

    (Lc16,19-31)

    Hombrerico

    Abrahn

    Lzaro

    Hermanosdelrico.

    D

    elossiervossumisos

    (Lc17,7-10)

    Losquetengan

    esclavosarandoo

    pastoreando

    Propietario

    Servicio

    Siervo,pastor.

    Deljuezinjusto

    (Lc18,2-8)

    Juezinjusto

    Viuda

    Juezinjusto

    Justicia

    DelFariseoydel

    Publicano

    (Lc18,9-14)

    Fariseoypublicano

    Dios?

    D

    elaMujerylajarra

    (EvTm97)

    Mujer

    Jarra

    DelAsesinodelhombre

    importante

    (EvTm98)

    Hombrequequiere

    mataraunhombre

    importante

    Hombre

    importante?

    Espada

    Fu

    ente:Elaboracinpropia.

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    14/26

    228 JOS RAMN ESQUINAS ALGABA

    En ninguna parbola aparecen mujeres que ejerzan autoridad sobre el va-

    rn, es ms, no existe parbola en la que la mujer ejerza autoridad sobre nadie.Las nicas en las que son las mujeres directamente protagonistas, o resultanser vrgenes que esperan al novio (pasivas); o se dedican a labores domsticaspropiamente femeninas (hacer el pan, barrer la casa, llevar jarra), o reejan lasvicisitudes de una viuda no tiene varn que la proteja por lo que su peti-cin ante el juez toma un cariz dramtico. Las parbolas en las que la mximaautoridad la representa una gura masculina son la mayora. La gura paternatampoco aparece perjudicada, sino todo lo contrario.

    La imagen que Jess tiene en las parbolas de la mujer es bastante con-servadora. Sorprende todava an ms cuando el gnero parablico se presta,

    en principio, a mostrar a la mujer rompiendo con sus roles como elementoextrao con el que llamar la atencin. Libros como el de Judit, Rut, la historiade Susana en el libro de Daniel, etc. demuestran que el judasmo poda admitirprotagonistas femeninas activas aunque fuera al modo ejemplarizante. Pasa-mos a continuacin a ver las parbolas concretas en las que aparecen mujeresy los roles que en ellas juegan.

    3.2. Parbolas con mujeres como protagonistas

    3.2.1. Parbola de la levadura.(Q 13,20-21)

    La parbola pone de maniesto la desproporcin aparente entre causa yefecto. Una pequea cantidad de levadura fermenta gran cantidad de masa. Laactuacin de Yahvse asemeja a la levadura: algo pequeo consigue transfor-mar algo grande. Qu es lo grande que se fermenta? En Q, esta parbola apa-rece ligada a la del grano de mostaza. Un pequeo grano de mostaza germinay se convierte en un gran arbusto al que van a anidar los pjaros. Segn J.Jeremas, el trmino anidar (kataskn) es el trmino tcnico escatolgicopara designar la incorporacin de los gentiles al pueblo de Dios. Me inclino

    a que la unin en Q de ambas parbolas no es slo por parecido formal, lin-gstico o retrico, sino por signicado: la accin de Yahven la historia, ensu pequeo pueblo, fermentar toda la masa, se extender por el mundo: elmundo gentil (v.gr. el Imperio Romano)15.

    15.La exgesis habitualmente habla de la incorporacin de los gentiles, pero he encontradopocas referencias a la incorporacin del Imperio Romano a Israel. Quiz se trate de un

    intento inconsciente de despolitizar el mensaje de Jess. Porque cuando se habla de la

    incorporacin de los gentiles de qu gentiles se trata si no son los del Imperio Romano,

    entre otros? Esos gentiles pertenecan a sociedades polticas concretas.

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    15/26

    229El papel de las mujeres protagonistas en las parbolas...

    En el evangelio de Mt la parbola guarda cierto recuerdo de su signica-

    do original: elReino de Dios penetra en el mundo16

    . En Lc ya ha cobrado uncolor ms antijudo y sin duda, eclesial: el Reino de Diosno podr detenerseni siquiera por la resistencia de Israel. En el EvTm se han separado ambasparbolas, pero no creo que pueda presentarse como una prueba de su desvin-culacin temtica. En primer lugar porque Q es una fuente ms antigua que elEvTm, cuyo Sitz im Lebense vincula a un ambiente campesino galileo; mscercano por lo tanto al Jess histrico que el gnstico EvTm, de ambiente ypreocupaciones urbanas. En segundo lugar, EvTm ha unido claramente dosparbolas temticas que tienen como protagonista a la mujer (la de la levaduraEvTm 96 y la de la jarra EvTm 97). Tanto es as, que con toda seguridad el

    EvTm modic la parbola para que la protagonista fuera de forma ms clarala mujer y no la levadura.

    El uso de la levadura es un motivo tradicional17, y es aqu empleada poruna gura femenina cumpliendo su rol tradicional hogareo y cotidiano. Loscnones del honor de la poca permanecen intactos Al ser comparada con el

    Reino, la parbola introduce el elemento extrao en el que hay que centrarse:algo pequeo alterar algo grande. Propiamente, se recurre a una gura feme-nina para marcar ms el contraste entre lo pequeo y lo grande, ya que comosus oyentes saban, y el propio Nazareno parece que comparte, la mujer estabasubordinada al varn. Al pensar en algo pequeo, se recurre a la mujer y ala levadura. La parbola no altera ningn rol de gnero porque no se piensaque la actuacin poderosa activa de una mujer transforma algo superior.Aqu, cuando se piensa en algo dbil o pequeo se piensa en la mujer; unamujer que adems es pasiva respecto a lo que ocurre, pues en la parbola elReino se compara con el efecto de la levadura, no con la accin de la mujer.La levadura fermenta sola.

    3.2.2. Parbola de la mujer y la dracma (Lc 15,8-10)

    La importancia de esta parbola radica en la correlacin que se estableceentre la accin de Yahvcon la de una mujer (Cf. Theissen, 2000, 256). Slo seencuentra en Lc aunque algunos exegetas piensan que quiz estuviera incluidaen Q (Cf. Guijarro, 2004, 47). Bultmann ve una amplicacin de la parbolainmediatamente anterior de la oveja perdida y el pastor (Lc 15,4-7) y con la

    16.Popkes,W. ZymDENTI, 1743.17.A menudo usado de forma negativa (Cf. Mc 8,15; 1 Cor 5,6; Gal 5,9). De todas formas no

    creo que Jess la utilizara por ser considerada impura (Cf. Mielgo, 1997, 201), sino ms

    bien en su sentido tradicional: algo pequeo que altera algo grande. Tambin usada por

    Plutarco (Quaest.Rom. 109; QuaestConvIII, 10,3)

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    230 JOS RAMN ESQUINAS ALGABA

    que forma una unidad coherente: Si los dos smiles formaron originalmente

    un conjunto, entonces cabra esperar que la aplicacin se encontrara al nal delos dos, como vemos que sucede en Lc 14,28-33 (Bultmann, 2000, 230-231).A favor de su inclusin en Q se citan comparaciones similares presenten enesta fuente que podran indicar que la unin entre ambas parbolas ya estabaen Q pero que Mt no la incluy en su evangelio18. Por nuestra parte pensamosque es un material especial de Lc (Theissen, 2000, 19) y que no se encuentraen Q entre otras cosas por coherencia metodolgica de lo que signica Q19,aunque es muy posible que Jess utilizara contraposiciones entre el mundolaboral masculino y femenino, como podra ser Mt 24,40-41 (hombres en elcampo / mujeres moliendo), Mc 2,21 (mujeres remendando paos / hombres

    produciendo vino), Mt 6,26.28 (mujeres tejiendo / hombre en trabajo agrcola)aunque hemos de ser cautos. De todas formas, no creo que pueda tratarse desimetra sexual como piensa Theissen (op.cit,251) sino en todo caso una si-metra con relacin a la accin delReinoque afecta a hombres y mujeres perocada uno dentro de su espacio y rol caracterstico. Es decir, no demuestran quehombres y mujeres deben compartir el mismo espacio, pues este espacio siguesiendo el que culturalmente se espera: un espacio asimtrico20.

    Se discute s un dracma es una posesin considerable (Cf. Stegemann,2001, 19-79), modesta o insignicante. J. Jeremas por ejemplo, arma que setrata de una posesin extremadamente modesta (Jeremas, 2003). F. Bovon,por su parte, deende que el valor de la dracma fue considerable21. Una dra-cma supona (Cf. Mt 20,2) un da de trabajo; por lo que me inclino a pensarque en un ambiente rural se trata de una suma que sin ser una gran riqueza sies de consideracin22. Ya que una oveja y una dracma no pueden considerarse

    18.Pero esto es problemtico porque de las comparaciones que se citan en Q para armar laexistencia del pasaje en dicha fuente (Guijarro, 2004, 47) slo Q 13, 18-21 podra ser un

    equivalente ya que Q 12,24-27 tiene la conclusin al nal y no cuenta con dos conclusiones

    independientes como Lc 15,4-10. Pero tambin habra dudas con Q 13,18-21 porque carece

    de toda conclusin.

    19.Meier, 2001, 230-237. Por denicin Q es el material presente en Mt y Lc no derivado deMc.

    20.Segn Malina, 1996, 280-281, los espacios masculinos y femeninos quedan bien delimitados,sobre todo por el vocabulario que se utiliza en la parbola de la oveja perdida (masculino)

    en contraposicin a parbola de la dracma (femenino).

    21.Bovon, 2001, 48. Remite al caso recogido por Apiano (Bell. Civ. III, 7,43.177), donde lossoldados de Marco Antonio haban considerado signo de avaricia un regalo de slo cien

    dracmas.

    22.No conocemos exactamente el contexto social del pblico al que dirigi la parbola. En otrasnos informa de la existencia de jornaleros parados que esperaban cada da ser contratados o

    no. Estamos hablando de sociedades que estn al lmite de la subsistencia. (Por ejemplo, Para

    calibrar la importancia de las comidas que mantena Jess esta apreciacin es importante,

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    231El papel de las mujeres protagonistas en las parbolas...

    cosas sin importancia aunque sea menor su valor que el conjunto de riqueza

    representado hemos de admitir que la riqueza inicial se deja por otra cosa devalor menor pero con valor, en denitiva que se ha perdido.Tanto el rebao, como el grupo de monedas representan a todo Israel

    disperso (Meier, 2003, 540) y la oveja y la dracma perdida, los pecadores delpropio Israel que la accin de Yahvcon poder quiere rescatar. Si esto es as,hay motivos sucientes para armar su historicidad: no hay presencia cristo-lgica y adems es particularista respecto a Israel.

    La asuncin por parte de Yahvde caractersticas femeninas tiene prece-dentes bblicos y aunque no frecuente, si es posible, sobre todo si cuando secaracteriza a Yahv con dichas caractersticas asume los roles propios del g-

    nero femenino. El hecho de que una divinidad asuma caractersticas femeninascomo las numerosas diosas que tenan culto en el Mediterrneo antiguo nola inmuniza de los componentes sexistas(Cf. Pomeroy, 1999, 15-29). Aqu losroles de gneros que se manejaban en la Palestina del siglo I quedan intactos,porque la mujer es presentada en su medio habitual: la casa y realizando lenella labores tpicamente femeninas segn la poca que mantienen su honortradicional intacto. La mujer se alegra junto a otras mujeres y no con varones,lo que hubiera despertado sospecha sobre el honor de la mujer. Se la presentaactiva, s, pero dentro de la casa y con las labores tpicas del hogar23.

    3.2.3. Parbola de las vrgenes necias.(Mt 25,1-13)

    Presente slo en Mt. Si se trata realmente de una parbola de Jess yno de una creacin eclesial, hay que despojarla de la evidente alusin a laparusa24. La alegora del esposo-Mesas es extraa en el AT, y slo apareceen el judasmo tardo, si bien es cierto que la concepcin tradicional de Israelcomo esposa de Yahvimagen comn en los profetas, y la idea escatolgicadel banquete mesinico, hace que no fuera del todo imposible, ni excepcio-nal, una parbola de este tipo. Como ocurre con casi todas las parbolas, es

    prcticamente imposible asegurar a priorisu historicidad. Podemos recurriral testimonio mltiple de motivos parecidos (Q 13,24-27; Mc 2,18s.); pero depor s, el testimonio mltiple es incapaz de precisar si una parbola procede

    Cf. Chenoll, 2002). Pienso que la confusin sobre el valor de los dracmas es debido al

    signicado que cobran en Lc dentro de su concepcin de la misericordia. Pero aqu no

    nos estamos reriendo a lo que signican en el evangelio, sino lo que pudo signicar en el

    ambiente y dentro del mensaje de Jess de Nazaret.

    23.En EvTm 97 la mujer est encuadrada a la perfeccin dentro de los roles tradicionalesadjudicados a la mujer.

    24.Las alusiones a la parusa en su conjunto, no pertenecen a la forma original de la parbola(Jeremas, 2003, 58)

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    232 JOS RAMN ESQUINAS ALGABA

    de Jess o de unos profetas cristianos que crearon a partir de las temticas y

    motivos del maestro nuevas parbolas. Lo que habr que hacer es rastrear susignicado y ver si resulta coherente con el Jess histrico o alguna tradicincercana a l.

    La narracin parablica no presenta ningn rasgo que no pudiera darseen una boda ordinaria de la poca (Luz, 2003, 603). El proceso matrimonialen la Palestina del siglo I estaba lejos de ser un momento puntual. Ms que unacto, se trataba de todo un proceso que poda durar aos y del que la esta dela boda nal era tan solo la culminacin. Dicho proceso se iniciaba mediantelos esponsales (Malina, 1996, 347), que se sellaban mediante un contrato, yque con el tiempo acababa en la celebracin pblica en la que el esposo se

    diriga a la casa de la novia, le era entregada su mujer y la conduca a su casa,celebrndose la esta. Aunque las relaciones sexuales con una prometida tenaconsideracin de adulterio25, el compromiso se consideraba ya como un mo-mento del proceso del matrimonio, pues una separacin o una ruptura delcontrato de los esponsales requera un proceso legal de divorcio, es decir, elrepudio por parte del marido.

    Al ser el matrimonio la fusin del honor de familias extensas e implicarun complejo mecanismo de relaciones de proteccin, ayuda mutua y patron-azgo, los esposos y sobre todo, las futuras esposas, raramente participaban endicho proceso. Eran las madres, las encargadas de determinar la mayor partede las cuestiones del matrimonio y de entablar las negociaciones que con-ducirn al compromiso aunque sern los varones los que ratiquen el proceso:Las madres tienen gran libertad de accin en determinar las perspectivas y enpensar en el tipo de matrimonio; los varones responsables se dedican a redac-tar la parte nal del contrato matrimonial, y al nal el padre de la novia debeentregar su hija al novio. Este la toma como esposa llevndola a su propiacasa (Malina, 1996, 346). Este es el momento en que acontecen los hechosnarrados en la parbola. Despus de un proceso matrimonial ms o menoslargo la historia de Israel, va a llegar el momento nal esperado, el traslado

    de la novia a casa del esposo con el consiguiente banquete. Las jovencitas(parthnois) esperan con sus lmparas encendidas la llegada del esposo consu mujer.

    Este tipo de matrimonio era para sus participantes algo objetivo, en contradel actual matrimonio que remarca la subjetividadde los contrayentes. El mat-rimonio palestino del siglo I se produce con independencia de lo que pensaran

    25.Cf. Gn 29,21; Dt 22,23-24. Jurdicamente se consideraba a la mujer desde el desposoriocomo una mujer casada. Puede verse esta consideracin en la narracin del nacimiento de

    Jess, en Mt 1-2 o Lc 2,5. Jos est prometido, y como es cumplidor de la Ley, no tiene

    relaciones con Mara. Por eso sabe que el hijo no es suyo.

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    233El papel de las mujeres protagonistas en las parbolas...

    tanto el novio como la novia y por tanto, era un asunto que concerna a Yahv.

    Por eso es l quien une y no los hombres: lo que Dios ha unido que no lo sep-are el hombre (Mt 19,6). Hay que interpretar esta frase en su sentido fuerte:es Yahvmismo el que interviene como causa directa en la eleccin de parejay el matrimonio. No se trata de un refrendo de Yahva una eleccin tomadalibremente por individuos dotados de libre albedro26sino la pareja con la queuno o una se casa forma parte del destino, es decir, de la voluntad de Yahv.As lo recoge grcamente el Talmud:

    En cierta ocasin, se le aproxim al rab Jos una mujer que le pregunt:Es cierto que a Dios le llev seis das crear el mundo?

    S, es cierto, le respondi.Entonces, rab, dgame qu ha estado haciendo Dios desde entonces.La pregunta de la mujer tom por sorpresa al gran rab. Reexion durante unos

    instantes y despus, con cierta euforia, respondi:Pues se ha estado ocupando de emparejar a la gente! Saba usted que antesde cada nuevo nacimiento, Dios tiene que decidir quin se casar con quin?(Pesikta Buber 11b)27.

    Esto cuadra a la perfeccin con modo en que se conceba el Reino deDios: la boda, la llegada delMesas o la accin de Yahv con poderno es algoque puedan elegir ni el novio, ni la novia, ni las vrgenes. Se dar necesaria-mente y su culminacin ser inminente pues ya estamos al nal del proceso.

    La parbola muestra a la perfeccin los roles sociales coetneos. Y noparece criticarlos sino utilizarlos como ejemplo: la nueva esposa ni aparece28en el relato, pues era la gura ms pasiva y la que menos inua en el proceso.Las muchachas esperan al novio, de modo pasivo. Las necias incumplen loque se espera de las buenas mujeres: previsin y precaucin, por eso, una -gura masculina y activa, el novio, las castiga. El foco de atencin se centra enestas vrgenes necias. No por casualidad la tradicin cristiana ha denominado

    generalmente a esta parbola como de las virgen necias y no como la de

    26.A diferencia, por ejemplo del sacramento catlico que inuido por el derecho romano deciudadanos libres muestra a los contrayentes como los protagonistas del acto. Segn la

    doctrina catlica tradicional, son los esposos los que se casan ante Dios, es decir, un

    supuesto representante suyo, el sacerdote. El sacerdote no es el que los casa, aunque

    popularmente as se considere. No obstante, en el catolicismo la concepcin objetiva

    todava se mantiene con el ex opere operator.

    27.Puede verse la parbola completa en Bleefeld, 2001,18-119.28.Su ausencia debi resultar tan extraa a lectores grecorromanos que en algunos manuscritos

    se ha introducido. Si no se conocan los ritos palestinos poda dar la sensacin de que las

    diez vrgenes esperaban para casarse con el novio.

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    234 JOS RAMN ESQUINAS ALGABA

    las vrgenes inteligentes, pues el oyente con quienes se tiene que identicar

    principalmente es con las necias: puede que no est preparado para el mo-mento inminente que se avecina. Se pueden identicar tanto hombres comomujeres con las jovencitas porque ante Yahv tanto varones como hembrashan de ser pasivos. Para eso es Yahv,una divinidad jerrquicamente superiora los hombres.

    Cuando, en un segundo momento, al haber comprendido el signicadode la historia, pasa el oyente a identicarse con las precavidas, se incluye unmensaje de alarma complementario: tened cuidado con los necios y no cola-boris con ellos, pues pueden llevaros a no participar en el banquete nupcialnal. Lo que las salva son sus buenas obras: es tener aceite lo que las salva y

    no tener fe en que el novio vendr. La fe en Yahves un presupuesto, digamosontolgico, evidente29. Esta discontinuidad con el mensaje de la comunidadcristiana, sobre todo con Pablo, y lo coherente con el mensaje del Reino pro-clamado por Jess, junto, y ahora a posteriori si que tiene sentido recurrir a l,al testimonio mltiple: la temtica parece afn a la que preocup al Nazareno.Por todo ello me inclino a pensar que lo sustancial de la parbola procede delJess histrico. Incluida, por supuesto, la utilizacin de los roles femeninos deforma tradicional que comparte con sus oyentes.

    3.2.4. Parbola del juez injusto. (Lc 18,1-8)

    Con la inclusin de esta parbola, exclusivamente lucana, Lc refuerza elsentido de toda la presentacin escatolgica anterior (Lc 17,22-37)30. En gene-ral se admite que el versculo 18,1 es una creacin del evangelista y que 18,8btampoco estaba originariamente en ella (Schmid, 1981, 410; Fitzmyer, 1987b,841; Bovon, 2001;234). J. Jeremas que en un principio defendi esta tesiscambi de parecer y mantuvo por criterios lolgicos la inclusin del versc-

    29.Las diatribas bblicas contra los que no creen en Dios, que no hay que confundir con lasdiatribas contra los que creen en otros dioses son relativamente escasas en la Biblia, slo

    aparecen en poca tarda y bsicamente en libros sapienciales, es decir, partir de la inclusin

    del judasmo en el mbito helenstico. Tradicionalmente, el pueblo judo desconaba de

    la actuacin de Yahv,no de su existencia. Para la mayora de los judos la existencia de

    Yahvera tan evidente como que la Tierra era plana y estaba soportada por columnas (Cf.

    Nouailht, 1997, 88), por eso el centro de atencin en el judasmo se centra en la Ley y las

    obras; es decir, en la respuesta a lo que Yahvhaba realizado con su pueblo (Alianza). Al n

    y al cabo, como dice el autor judeocristiano de la carta de Santiago, tambin los demonios

    creen en l (Sant 2,19). No por casualidad el intento doctrinal ms fuerte que Pablo realiza

    va encaminado a desplazar esas convicciones hacia la fe en Cristo y deshacer la Ley o

    minusvalorarla, segn interpretemos como elemento salvco.

    30.Fitzmyer, 1987b, 840.

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    235El papel de las mujeres protagonistas en las parbolas...

    ulo 8b en la parbola. Fitzmyer, aunque se decanta por la primera opcin, no

    deja de sealar que cabra preguntarse porqu est precisamente aqu y noms bien como conclusin del episodio de los das del Hijo del hombre, porejemplo, despus del versculo 35 (op.cit.841). Pero la necesidad de incluiruna conclusin clara debi surgir desde que se ense la parbola, ya que lacomparacin con un juez injusto poda llevar a malentendidos. Apelar a lossemitismos y criterios lolgicos slo nos lleva, como mucho, a armar quela parbola no es invencin de Lc; lo que tampoco quiere decir mucho sobresu historicidad. Lc ha recogido una parbola que ya incluira una alusin a laparusa, es decir, que ya estaba transformada cristianamente, y la introdujopor razones teolgicas aqu. Los motivos que se utilizan, y la conclusin de

    la parbola, son anes a la teologa cristiana urbana: el escenario es unaplis.No se compara elReino de Dioscon nada, sino que mediante un argumentotpico a minori ad maius, se compara la justicia humana con la de Yahv.

    La argumentacin a minori ad maiusfunciona con el siguiente esquemalgico: si algo o alguin inferior hace una cosa grande, cuanto ms grandehar algo o alguin superior.31Veamos en un cuadro como funciona la com-paracin:

    MENOR MAYORPROTAGONISTA CON

    PODER JUEZ INJUSTO JUEZ JUSTO (Yahv)TIEMPO TARDA EN ACTUAR ACTA APRISA

    MOTIVOS POR LOS QUEACTA

    ESPURIOS.(No quiere que una mujer lo

    avergence).ACTA POR JUSTICIA

    PROGAGONISTA SINPODER (Jerrquicamente

    inferiores al juez)

    VIUDA(personaje de menor jerarqua

    social)

    ELEGIDOS(Buena jerarqua social,son elegidos porque han

    seguido a Yahv)

    MODO EN QUE ACTAEL PROTAGONISTA SIN

    PODER

    INCUMPLE LO QUE SEESPERA DE UN SER PASIVO

    CUMPLEN LO QUE SE

    ESPERA DE UN SERPASIVO

    (Cumplen, esperan yhacen oracin)

    31.Otra variante del argumento:si algo superior se preocupa mucho ante un inferior; cuantoms se preocupar eso grande ante un superior.As, por ejemplo, si Yahvse preocupa de

    los pjaros y de los lirios (seres inferiores a los hombres), cuanto ms se preocupar de seres

    que se lo merecen ms. (seres jerrquicamente superiores frente a los animales y plantes:

    los hombres.).

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    Si un juez injusto e impo, que tarda en actuar, que lo hace por motivos

    espurios y acuciado por alguien que est muy por debajo de l, al nal le hacejusticia frente a sus adversarios, cunto ms no har un juez justo (Yahv) queacta a prisa, por justicia y a personajes jerrquicamente relevantes como sonsus elegidos (ekleptes). Esto no signica que el que ide la parbola despre-ciase a las viudas. Cuando decimos que la viuda representa un papel jerrqui-camente inferior, nos referimos al papel que cumple en la parbola y que erasocialmente reconocible: la desgracia de la viuda es proverbial en el mundoantiguo y sobre todo en el judasmo. El que ide la parbola, al pensar enalguien jerrquicamente superior para compararlo a Yahv,alguien que ejer-ciera poder, pens en un juez varn; y cuando pens en alguien inferior frente

    a los que se ejerciera el poder, pens en una viudaes decir, una mujer a la quele falta la proteccin del varn.En cuanto al modo en el que acta la viuda, parece estar bien cuidado

    por el que ide la comparacin: la presentacin de la viuda, activa, dota decierto patetismo y comicidad a la parbola: la viuda se est saliendo de surol, de lo que se espera de una mujer, aunque lo haga por necesidad, lo cualpuede aminorar su carga negativa y dotar de patetismo la composicin. Eltexto griego utiliza el verbo (hyppiz), que literalmente signica: golpearbajo el ojo, golpear en la cara, y en sentido gurado, fastidiar o atormentar.El texto de la Vulgata traduce por suggire, magullar, hacerle a uno carde-nales a base de darle golpes.32tambin en sentido gurado signica burlarse,insultar. La edicin castellana del padre Bover tradujo no vaya a ser que ven-ga y me abofetee (Bover, 1977). Tenga un signicado literal o gurado, laidea fundamental es que la viuda pondr en vergenza pblica posiblementeabofetendolo y como es una mujer, viuda, a la que socialmente habra quehaber protegido segn los cnones de misericordia de Israel, el juez no podraresponderle y se vera en un claro deshonor. Se har pblico lo que el juezverbaliza para s: que no teme a Dios ni tiene en cuenta a los hombres. Lapresentacin extraade la viuda, como activa y reclamando sus derechos hace

    que el oyente se centre en la actitud del juez al actuar: no lo hace por justicia,sino por vergenza, para no tener problemas.La comparacin parece estar dirigida a aquellos que cuestionan la justicia

    de Yahv. Comprendemos ahora las dos preguntas nales, que como arma J.Jeremas33, parecen presentar tal coherencia entre s, que invitan a considerarque ya estaban as desde el principio. Estn concebidas como un duelo de ho-nor, en el que la comunidad pregunta y el profeta cristiano responde:

    32.DLEEL: suggire33.Si bien por otros motivos.

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    1 pregunta (Objecin de la comunidad) : por qu Yahv no nos ha

    rehabilitado ya? (Cf. Lc 18,7) nos dar largas?. La parusa y los aconte-cimientos escatolgicos se retardan; una preocupacin bien presente, comorecogen las cartas paulinas en los inicios del cristianismo.

    2 pregunta (Respuesta del profeta cristiano): Encontrar fe en la tie-rra?: Ahora Lc o el profeta cristiano que forj la pregunta pasa a la ofensiva:al reproche de la comunidad responde con un reproche mayor que ya suenapropiamente cristiano: cuando el Hijo del hombre vuelta, habr fe? Es decir,no ser que no tenis fe? Acaso vuestros reproches no dejan entreverque no son propios de unos elegidos?34. La conclusin nal es clara: Noos preocupis, Yahvrehabilitar a sus elegidos porque para eso l es Dios

    y vosotros los Elegidos. Si queris serlo realmente, dejad de cuestionaros lajusticia de Dios..35Resumiendo, el mensaje vendra a ser el siguiente: Si un juez injusto

    hace justicia con una viuda por motivos de conveniencia social, cunto ms

    har Dios (que es ms importante que un juez)con sus elegidos (que son msimportantes que una viuda). Vuestras crticas ante la tardanza del momento

    nal no tienen fundamento y son consecuencia de vuestra propia fe. Por todoesto, me inclino a pensar que el pasaje es una creacin, parbola incluida, dela comunidad primitiva.

    La actitud activade la viuda es, desde luego, un rol extrao, pero no estutilizada para alabarla, sino para marcar un componente extrao. No est ha-ciendo lo que debe, aunque podemos llegar a comprender su desesperacin.Igual que les ocurra a los primeros cristianos que escucharan la parbola.

    4. CONCLUSIN

    De todas las parbolas conservadas, unas treinta y ocho,36tan slo cua-tro37tienen a mujeres comoprotagonistas,que son las que hemos estudiado en

    34.La intencin es crear el consiguiente sentimiento de culpa al ponerlos en evidencia ante Yahvy la comunidad. Para ver como funciona el sentimiento de culpa, cmo puede originarse y qu

    mecanismos hay que seguir para conseguirlo, vase Castilla del Pino, 1991.

    35.No podemos entrar aqu en los mecanismos ideolgicos que us el judasmo y elcristianismo, que por supuesto estn presentes no slo en ellos para cancelar las dudas

    de sus seguidores. El ms comn y desde una posicin aristocrtica clsica es la que se

    formula claramente en el libro deJob: no dar respuesta alguno sino que apelar a la grandeza

    de Yahv y a su autoridad.El grande jerrquicamente superior no tiene porqu dar respuesta

    de su actuacin al inferior, para eso l es el superior. Simple.

    36.Cuarenta si contamos las del Evangelio gnstico de Toms. (EvTm 97.98)37.Cinco si contamos el Evangelio gnstico de Toms. (EvTm 97).

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    ste artculo: Parbola de la levadura (Q 13,20-21); de la mujer y el dracma

    (Lc 15,8-10); de ls vgenes necias y las vrgenes prudentes (Mt 25,1-13) y ladel Juez injusto y la viuda (Lc 18,1-8). Ni siquiera en stas las mujeres ejercenautoridad sobre varn alguno, es ms, no se encuentran parbolas en la quela mujer ejerza autoridad sobre nadie. Las nicas en las que son las mujeresdirectamente protagonistas, o resultan ser vrgenes que esperan al novio (pasi-vas); o se dedican a labores domsticas consideradas propiamente femeninas(barrer la casa), o reejan las vicisitudes de una viuda que no tiene varn quela proteja por lo que su peticin ante el juez toma un cariz dramtico. En elresto de parbolas donde aparecen mujeres y no son protagonistas, la mximaautoridad la representa una gura masculina. La gura paterna tampoco apa-

    rece perjudicada, sino todo lo contrario.La imagen que Jess tiene en las parbolas de la mujer es bastante con-vencional y conservadora; sorprende todava an ms cuando el gnero para-blico se presta, en principio, a mostrar a la mujer rompiendo con sus rolescomo elemento extrao con el que llamar la atencin en unas historias queeran ccin. Pero puede decirse que Jess comparta la visin de la mujerque l mismo da en la parbolas o slo fue un uso pedaggico aunque no com-partido por l? Una respuesta armativa nos conducira a un terreno psicol-gico difcilmente transitable para el historiador: Jess no estara de acuerdocon los roles que las mujeres ejercen en sus parbolas pero los utiliza parallegar a su pblico. De tal cosa no existe prueba alguna. En contra podemosapelar al criterio de coherencia y de continuidad con el comportamiento delGalileo ante el resto de mujeres de las que tenemos noticias, para armar queefectivamenteJess de Nazaret comparti tales concepciones sexistas. Unaproclamacin de la igualdad entre hombres y mujeres en el terreno social hu-biera sido tan novedosa en su entorno que necesariamente hubiera tenido queser recogida claramente en los evangelios. Tngase en cuenta que los puntosen los que Jess polemiza con parte de la tradicin juda, como son la formade entender la Ley, el Sbado o la negativa al repudio, los evangelios se ven

    forzados a introducir explicaciones teolgicas y doctrinales con nes apolo-gticos para defender la postura del maestro. Mantener una postura igualitariaen cuestiones de gnero le hubiera supuesto al Galileo una arda tarea para

    justicar desde las Escrituras y la tradicin juda su postura. Tampoco se en-tiende que no utilizara su principal y ms genuina forma de predicacin lasparbolas para explicitarlo. Ni hay justicacin de la igualdad de gnero, nilas hubiera podido haber atenindonos a condicionamientos sociales. Sm-plemente Jess de Nazaret, a la hora de disear sus parbolas toma ejemploscotidianos aceptados por todo el mundo y hasta por l mismo.

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    DLEEL: Blnquez Fraile, A. (1985) Diccionario Latino-Espaol. Espaol-Latino..Barcelona.

    Q:Fuente Quellepasajes compartidos por Mt y Lc que no se encuentran en Mc,como es habitual se ha citado siguiendo a Lc, autor que guarda mejor el ordenoriginal de Q.

    Las abreviaciones bblicas son las tradicionales.

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