110219 VIVALINARES Los Costaleros Antiguos (Andrés Padilla)

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Linares | Tradiciones 8 SÁBADO, 19 DEFEBRERO DE 2011 viva linares lizaría algunas décadas más tarde. Y fi- nalmente, no cabe duda de que durante dichos relevos, se producirían bastantes altercados. Las referidas disputas co- menzarían a convertirse en un problema de orden público a partir del año ante- rior, puesto que 1857 es el primer año en el que se introduce esta indicación en el Bando. La advertencia sobre posibles disputas en las mudas se mantuvo en to- dos los Bandos hasta 1881. A partir de ese año ya no se harían mención a las mismas. ¿Qué quiere decir esto? Pues que partir de ese momento, casi todas las cofradías, comenzarían a usar tronos más sólidos y robustos. Este cambio mo- tivó que fuera necesario contratar a car- gadores profesionales para portarlos. Portadores de Tronos En la segunda mitad del siglo XIX, se produce una recuperación general de las fiestas de Semana Santa y es en ese tiem- po cuando se populariza el denominado «trono decimonónico» o neoclásico. Es- te tipo de trono consistía en una estruc- tura rígida de madera y dotada de cuatro robustas patas de no más de 1,50 metros de altura cada una. La misión de estas patas era sostener el trono durante las paradas, haciendo de esta manera inútil el uso de las clásicas horquillas. Estaban construidos a base de madera esmaltada y generalmente contaban con un solo pi- so. Lo que se podría denominar como ca- C ualquier persona que haya nacido más allá de la década de los años cincuenta del pasado siglo, solo conocerá dos modos de portar los tronos de la Semana Santa de Linares: El antiguo sistema de chasis de ruedas y el «novedoso» a costaleros. No obstante, a poco que investiguemos descubrimos que los costaleros no tiene tanto de no- vedoso en Linares y que las ruedas, no han sido sino un corto paréntesis dentro de la tradición linarense de portar tronos por medios humanos. Desde inicio de las procesiones de Se- mana Santa (primera mitad del siglo XVI) las imágenes se sacaban en unas sencillas andas con cuatro brazos, que los anderos apoyaban sobre sus hom- bros. Hasta mediados del XVII, estos an- deros solían ser clérigo que, en número de cuatro o seis, portaban las pequeñas imágenes que componían las procesio- nes. Durante las paradas, sostenían el paso mediante unas horquillas y de ahí el nombre de horquilleros con el que también se les conoce. Con el trascurso del tiempo, serían los propios hermanos de la cofradía los encargados de portar las andas, generalmente se trataba de los cofrades más jóvenes o de los que as- piraban a serlo. Ya en la segunda parte del siglo XVII se impone el estilo barroco, con lo que las imágenes procesionales se hacen más pesadas y a las andas se les dota de algunos adornos. Dicho de otro modo, aumenta el peso del paso, considerado como tal al conjunto de efigies, andas, flores y candelería. Por este motivo, se generaliza en Andalucía el uso de los cargadores a sueldo, es decir, personas a las que se les pagaba una cantidad por ejercer dicha labor. Sin embargo, en Li- nares esta especie de mercantilismo co- frade tardaría más tiempo en manifes- tarse, quizás porque los tronos y andas seguían siendo muy pequeños. La prueba de que en nuestra ciudad se retrasó el uso de anderos pagados la te- nemos en un párrafo que se agregó, en el año 1857, al Bando que el Ayuntamiento publicaba todas las Semanas de Pasión: Los cofrades que tengan muda en las diferentes procesiones, se presentaran en los puntos determinados a recibir a las imágenes que conducirán con el ma- yor respeto y reverencia, bajo el concep- to de que el que falte a ella, será lanzado en el momento de la procesión y releva- do por otro cofrade... La palabra «muda» (con acento en la «u» y no en la «a», la terminología sevi- llanista aun no tenían cabida en Linares) se refiere a los relevos que los diferentes hermanos de las cofradías establecían para portar las imágenes. Nos encontra- mos, por tanto, ante una valiosísima in- formación que nos indica que las imáge- nes no eran conducidas por hombres pa- gados, sino por hermanos de la propia cofradía («cofrades»). Asimismo, dedu- cimos que las tallas irían sobre sencillas andas ya que el uso de tronos se genera- LOS COSTALEROS ANTIGUOS Hasta el siglo XIX las imágenes iban conducidas por hermanos de la propia cofradía La Virgen de la Esperanza, estuvo saliendo a hombros de costaleros hasta el año 1957 ‘‘ REGRESO AL PASADO por Andrés Padilla Cerón, consejero del Centro de Estudios Linarenses (CEL) nastilla y que formaba el cuerpo del tro- no, tenía forma de «pecho de paloma», es decir perfil en S. Sobre esta canastilla se añadían algunas molduras y apli- ques. Las luminarias solían ser escasas, aunque había excepciones que rompían por completo esta tendencia, como la profusión de faroles del trono de la Sole- dad. Estos tronos solían ser llevados por seis u ocho portadores que, ya en esas fe- chas, recibían el nombre genérico de costaleros. Este nombre hace referencia a los arreos o sacos que estos hombres se ponían en los hombros para ayudarles a soportar el peso. Para poder portar los tronos, se les proveía de unas trabajade- ras, situadas bajo la propia mesa del tro- no, es decir que al contrario de las andas, no sobresalían al exterior. Estas trabaja- deras estaban dispuestas en sentido lon- gitudinal a la dirección de la marcha, con lo que se apoyaban sobre uno de los hombros del costalero y a veces sobre los dos. Al mismo tiempo, se dotaba al trono de una faldilla o faldón, que ocultaba las piernas y el cuerpo de estos primitivos costaleros. Esta medida de esconder a los porteadores en el interior del paso, se tomó para evitar las irreverencias, tanto de los de dentro como de la gente que presenciaba la procesión, así como para esconder la desigual y paupérrima vesti- menta que solían llevar estos hombres a sueldo. La costumbre de ocultar a los costaleros, trajo aparejada la revaloriza- ción de una nueva figura, la del capataz, es decir aquella persona que iba guiando el caminar del paso (imagen más trono). La función del capataz o de Jefe de Trono (denominación más generalizada en Li- nares) la solía ejercer un hermano de la cofradía. Esta persona iba revestida con el hábito de la hermandad, incluido el capirote, aunque con el rostro al descu- bierto para facilitar la visión. Desde finales del siglo XIX hasta prin- cipios del XX, se produce la consolida- ción en Linares de esta tendencia del tro- no decimonónico, adoptándose por casi todas las cofradías. No obstante, existen algunas excepciones a esta norma, como es el caso de la Expiración, que en las primeras décadas del siglo XX, seguía conservando el sistema de anderos exte- riores para su trono del Cristo. En esta misma onda, es decir en la de utilizar unas sencillas andas exteriores, estarían las imágenes secundarias de San Juan y la Magdalena, que también procesiona- ban algunas cofradías de la ciudad, co- mo el Nazareno, Expiración o Rescate. Al mismo tiempo que va arraigando el sistema de costaleros de pago, aparece otra figura primordial, el santero, es de- cir la persona que se encarga de reclutar a los costaleros. Generalmente era el santero el que organizaba a sus cuadri- llas y también el que ajustaba un precio con la cofradía. Normalmente no ejercía de costalero, sino que se situaba en el ex- terior del trono coordinando los relevos e incluso ejerciendo de auxiliar del Jefe de Trono, al ubicarse en uno de los late- rales del mismo. Con la aparición de nuevas cofradías y procesiones, en la década de los años veinte del pasado siglo, se aumentan las dimensiones de los tronos y por lo tanto el número de costaleros. No obstante, permanecen invariables las figuras del jefe de trono y del santero, como elemen- tos esenciales de nuestra Semana Santa. Se cuenta que por esa época era muy fre- cuente que los costaleros o portadores se quejasen en plena procesión y a grandes voces, de los baches e irregularidades del pavimento. Por todo ello, un señor de Linares al que todos llamaban D. Emilia- no, decidió hacerse costalero. De esta manera y desde el interior del trono, iba contándole historias piadosas a los cos- taleros con el objeto de mantenerles dis- traídos y que no blasfemasen cuando se encontrasen con algún bache. Las quin- ce pesetas (tres céntimos de euro) que re- cibía por cada procesión, las dedicaba a limosnas. El Costalero en la posguerra Tras el amargo periodo de Guerra fratici- da, vuelven las procesiones a Linares a partir del año 1940 y por muy extraño que le pueda parecer al lector o lectora de mediana edad, en nuestra ciudad se siguió con la costumbre de portar los pa- sos a hombros. Estos portadores o carga- dores no recibían ningún nombre espe- cial por parte del público, no obstante se ha podido encontrar, en la documenta- ción de las cofradías, algunos textos de 1956 y 1957 en los que ya se les denomina como costaleros. En el año 1940, la cofradía del Santo Entierro es la primera que realiza una es- tación de penitencia tras la Guerra Civil. Y en dicha procesión, la imagen de Ntra. Señora de la Soledad salió en unas senci- llas andas. En los sucesivos años, es po- sible que se siguiese con el mismo siste- ma, tanto en la Virgen como en el Cristo Yacente, hasta que en 1958 se adquiere un nuevo trono para el Cristo, este sí, empujado por ruedas. Hasta 1943 no vol- verían a reorganizarse otras nuevas co- fradías, como la Oración en Huerto, Na- zareno y Expiración. En estos tres casos se continuó con la costumbre de portar el trono mediante costaleros. En el caso de la Oración en el Huerto, se estuvo uti- lizando este sistema hasta 1956, ya que al siguiente año se le añadió un chasis con ruedas, puesto que según el herma- no mayor «debido a su excesivo peso y dimensiones, se echaba mucho de me- nos». Tanto el Cristo de la Expiración, como la Virgen de la Esperanza, utiliza- rían en sus primeros tiempos estos tro- nos con costaleros. Aunque en el caso del Cristo, se sustituye en el año 1953, por otro de mayores dimensiones y con- ducido mediante ruedas. Por su parte, la Virgen de la Esperanza estrenaría un nuevo trono en el año 1956, que al igual que el anterior, también era llevado a hombros de costaleros de pago. Pero de- El Santero (a la derecha) imparte instrucciones a los de dentro. Años cincuenta. ARCHIVO COFRADIA DEL RESCATE.

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Linares | Tradiciones8 SÁBADO, 19 DEFEBRERO DE 2011 viva linares

lizaría algunas décadas más tarde. Y fi-nalmente, no cabe duda de que durantedichos relevos, se producirían bastantesaltercados. Las referidas disputas co-menzarían a convertirse en un problemade orden público a partir del año ante-rior, puesto que 1857 es el primer año enel que se introduce esta indicación en elBando. La advertencia sobre posiblesdisputas en las mudas se mantuvo en to-dos los Bandos hasta 1881. A partir deese año ya no se harían mención a lasmismas. ¿Qué quiere decir esto? Puesque partir de ese momento, casi todas lascofradías, comenzarían a usar tronosmás sólidos y robustos. Este cambio mo-tivó que fuera necesario contratar a car-gadores profesionales para portarlos.

Portadores de TronosEn la segunda mitad del siglo XIX, seproduce una recuperación general de lasfiestas de Semana Santa y es en ese tiem-po cuando se populariza el denominado«trono decimonónico» o neoclásico. Es-te tipo de trono consistía en una estruc-tura rígida de madera y dotada de cuatrorobustas patas de no más de 1,50 metrosde altura cada una. La misión de estaspatas era sostener el trono durante lasparadas, haciendo de esta manera inútilel uso de las clásicas horquillas. Estabanconstruidos a base de madera esmaltaday generalmente contaban con un solo pi-so. Lo que se podría denominar como ca-

Cualquier persona que haya nacidomás allá de la década de los añoscincuenta del pasado siglo, soloconocerá dos modos de portar los

tronos de la Semana Santa de Linares: Elantiguo sistema de chasis de ruedas y el«novedoso» a costaleros. No obstante, apoco que investiguemos descubrimosque los costaleros no tiene tanto de no-vedoso en Linares y que las ruedas, nohan sido sino un corto paréntesis dentrode la tradición linarense de portar tronospor medios humanos.

Desde inicio de las procesiones de Se-mana Santa (primera mitad del sigloXVI) las imágenes se sacaban en unassencillas andas con cuatro brazos, quelos anderos apoyaban sobre sus hom-bros. Hasta mediados del XVII, estos an-deros solían ser clérigo que, en númerode cuatro o seis, portaban las pequeñasimágenes que componían las procesio-nes. Durante las paradas, sostenían elpaso mediante unas horquillas y de ahíel nombre de horquilleros con el quetambién se les conoce. Con el trascursodel tiempo, serían los propios hermanosde la cofradía los encargados de portarlas andas, generalmente se trataba delos cofrades más jóvenes o de los que as-piraban a serlo.

Ya en la segunda parte del siglo XVIIse impone el estilo barroco, con lo quelas imágenes procesionales se hacenmás pesadas y a las andas se les dota dealgunos adornos. Dicho de otro modo,aumenta el peso del paso, consideradocomo tal al conjunto de efigies, andas,flores y candelería. Por este motivo, segeneraliza en Andalucía el uso de loscargadores a sueldo, es decir, personas alas que se les pagaba una cantidad porejercer dicha labor. Sin embargo, en Li-nares esta especie de mercantilismo co-frade tardaría más tiempo en manifes-tarse, quizás porque los tronos y andasseguían siendo muy pequeños.

La prueba de que en nuestra ciudad seretrasó el uso de anderos pagados la te-nemos en un párrafo que se agregó, en elaño 1857, al Bando que el Ayuntamientopublicaba todas las Semanas de Pasión:

Los cofrades que tengan muda en lasdiferentes procesiones, se presentaranen los puntos determinados a recibir alas imágenes que conducirán con el ma-yor respeto y reverencia, bajo el concep-to de que el que falte a ella, será lanzadoen el momento de la procesión y releva-do por otro cofrade...

La palabra «muda» (con acento en la«u» y no en la «a», la terminología sevi-llanista aun no tenían cabida en Linares)se refiere a los relevos que los diferenteshermanos de las cofradías establecíanpara portar las imágenes. Nos encontra-mos, por tanto, ante una valiosísima in-formación que nos indica que las imáge-nes no eran conducidas por hombres pa-gados, sino por hermanos de la propiacofradía («cofrades»). Asimismo, dedu-cimos que las tallas irían sobre sencillasandas ya que el uso de tronos se genera-

LOS COSTALEROS ANTIGUOS

Hasta el sigloXIX lasimágenes ibanconducidaspor hermanosde la propiacofradía

La Virgen de laEsperanza,estuvosaliendo ahombros decostaleroshasta el año1957

‘‘

REGRESO AL PASADO por Andrés Padilla Cerón, consejero del Centro de Estudios Linarenses (CEL)

nastilla y que formaba el cuerpo del tro-no, tenía forma de «pecho de paloma»,es decir perfil en S. Sobre esta canastillase añadían algunas molduras y apli-ques. Las luminarias solían ser escasas,aunque había excepciones que rompíanpor completo esta tendencia, como laprofusión de faroles del trono de la Sole-dad.

Estos tronos solían ser llevados porseis u ocho portadores que, ya en esas fe-chas, recibían el nombre genérico decostaleros. Este nombre hace referenciaa los arreos o sacos que estos hombres seponían en los hombros para ayudarles asoportar el peso. Para poder portar lostronos, se les proveía de unas trabajade-ras, situadas bajo la propia mesa del tro-no, es decir que al contrario de las andas,no sobresalían al exterior. Estas trabaja-deras estaban dispuestas en sentido lon-gitudinal a la dirección de la marcha,con lo que se apoyaban sobre uno de loshombros del costalero y a veces sobre losdos. Al mismo tiempo, se dotaba al tronode una faldilla o faldón, que ocultaba laspiernas y el cuerpo de estos primitivoscostaleros. Esta medida de esconder alos porteadores en el interior del paso, setomó para evitar las irreverencias, tantode los de dentro como de la gente quepresenciaba la procesión, así como paraesconder la desigual y paupérrima vesti-menta que solían llevar estos hombres asueldo. La costumbre de ocultar a loscostaleros, trajo aparejada la revaloriza-ción de una nueva figura, la del capataz,es decir aquella persona que iba guiandoel caminar del paso (imagen más trono).La función del capataz o de Jefe de Trono(denominación más generalizada en Li-nares) la solía ejercer un hermano de lacofradía. Esta persona iba revestida conel hábito de la hermandad, incluido elcapirote, aunque con el rostro al descu-bierto para facilitar la visión.

Desde finales del siglo XIX hasta prin-cipios del XX, se produce la consolida-ción en Linares de esta tendencia del tro-no decimonónico, adoptándose por casitodas las cofradías. No obstante, existenalgunas excepciones a esta norma, comoes el caso de la Expiración, que en lasprimeras décadas del siglo XX, seguíaconservando el sistema de anderos exte-riores para su trono del Cristo. En estamisma onda, es decir en la de utilizarunas sencillas andas exteriores, estaríanlas imágenes secundarias de San Juan yla Magdalena, que también procesiona-ban algunas cofradías de la ciudad, co-mo el Nazareno, Expiración o Rescate.

Al mismo tiempo que va arraigando elsistema de costaleros de pago, apareceotra figura primordial, el santero, es de-cir la persona que se encarga de reclutara los costaleros. Generalmente era elsantero el que organizaba a sus cuadri-llas y también el que ajustaba un preciocon la cofradía. Normalmente no ejercíade costalero, sino que se situaba en el ex-terior del trono coordinando los relevose incluso ejerciendo de auxiliar del Jefe

de Trono, al ubicarse en uno de los late-rales del mismo.

Con la aparición de nuevas cofradías yprocesiones, en la década de los añosveinte del pasado siglo, se aumentan lasdimensiones de los tronos y por lo tantoel número de costaleros. No obstante,permanecen invariables las figuras deljefe de trono y del santero, como elemen-tos esenciales de nuestra Semana Santa.Se cuenta que por esa época era muy fre-cuente que los costaleros o portadores sequejasen en plena procesión y a grandesvoces, de los baches e irregularidadesdel pavimento. Por todo ello, un señor deLinares al que todos llamaban D. Emilia-no, decidió hacerse costalero. De estamanera y desde el interior del trono, ibacontándole historias piadosas a los cos-taleros con el objeto de mantenerles dis-traídos y que no blasfemasen cuando seencontrasen con algún bache. Las quin-ce pesetas (tres céntimos de euro) que re-cibía por cada procesión, las dedicaba alimosnas.

El Costalero en la posguerraTras el amargo periodo de Guerra fratici-da, vuelven las procesiones a Linares apartir del año 1940 y por muy extrañoque le pueda parecer al lector o lectorade mediana edad, en nuestra ciudad sesiguió con la costumbre de portar los pa-sos a hombros. Estos portadores o carga-dores no recibían ningún nombre espe-cial por parte del público, no obstante seha podido encontrar, en la documenta-ción de las cofradías, algunos textos de1956 y 1957 en los que ya se les denominacomo costaleros.

En el año 1940, la cofradía del SantoEntierro es la primera que realiza una es-tación de penitencia tras la Guerra Civil.Y en dicha procesión, la imagen de Ntra.Señora de la Soledad salió en unas senci-llas andas. En los sucesivos años, es po-sible que se siguiese con el mismo siste-ma, tanto en la Virgen como en el CristoYacente, hasta que en 1958 se adquiereun nuevo trono para el Cristo, este sí,empujado por ruedas. Hasta 1943 no vol-verían a reorganizarse otras nuevas co-fradías, como la Oración en Huerto, Na-zareno y Expiración. En estos tres casosse continuó con la costumbre de portarel trono mediante costaleros. En el casode la Oración en el Huerto, se estuvo uti-lizando este sistema hasta 1956, ya queal siguiente año se le añadió un chasiscon ruedas, puesto que según el herma-no mayor «debido a su excesivo peso ydimensiones, se echaba mucho de me-nos». Tanto el Cristo de la Expiración,como la Virgen de la Esperanza, utiliza-rían en sus primeros tiempos estos tro-nos con costaleros. Aunque en el casodel Cristo, se sustituye en el año 1953,por otro de mayores dimensiones y con-ducido mediante ruedas. Por su parte, laVirgen de la Esperanza estrenaría unnuevo trono en el año 1956, que al igualque el anterior, también era llevado ahombros de costaleros de pago. Pero de-

El Santero (a la derecha) imparte instrucciones a los de dentro. Añoscincuenta. ARCHIVO COFRADIA DEL RESCATE.

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viva linares SÁBADO, 19 DE FEBRERO DE 2011 9

En el año 1945, tres cofradías (Prendi-miento, Siete Palabras y Resucitado) seunen a la nómina de hermandades re-constituidas. No se tiene noticia ciertadel sistema por el se portaban sus tro-nos, pero todo parece indicar que, en elcaso del Prendimiento, se usaría el tradi-cional sistema de costaleros en el vetus-to trono que estrenó dicho año, el cualera también usado por la Entrada en Je-rusalén. En el año 1952 estrenó un mag-nífico trono sobredorado, que ya utiliza-ba el sistema de chasis con ruedas, pa-sando el antiguo a ser usado en exclusi-va por la Entrada en Jerusalén, que se-guiría empleando el sistema de costale-ros algunos años más. En el caso del Re-sucitado, es muy posible que los prime-ros tronos de sus dos imágenes titularesutilizasen ya el sistema de ruedas. Y en elcaso del Cristo de las Siete Palabras yVirgen de las Angustias, solo cabe espe-cular con que a partir de 1952 ( año en elcual estrenaron nuevos tronos) el siste-ma utilizado sería ya el de ruedas y quelos tronos antiguos se llevasen a costale-ros.

La primera fase de refundaciones secierra con el Rescate, cofradía que desdesu primera salida del año 1950, utiliza unprecioso trono de madera tallada para elCristo. Este elemento estaba dotado dedos pisos y en el mismo, se pueden apre-ciar los respiraderos. Este trono se estu-vo utilizando hasta 1958 y sería uno delos últimos en ser portados a costaleros,antes de que se generalizase el uso delas ruedas. En un artículo de la revistaGuión que se editó con motivo de la Se-mana Santa del año 1961 se decía entre

bido a sus enormes dimensiones se deci-dió acoplarle un chasis con ruedas neu-máticas, con las que salió en la SemanaSanta de 1958. De este cambio se dacuenta en el acta de una Junta Generalde la cofradía de la Expiración celebradael mayo de 1957:

Indica también la necesidad de poderadaptar ruedas al trono de la Virgen yaque con lo que se paga por los costalerosse podrían amortizar en dos o tres años.Se podrá decir más alto, pero no más cla-ro: la Virgen de la Esperanza, estuvo sa-liendo a hombros de costaleros hasta elmismo año 1957.

En el caso del Nazareno, está claro quela imagen más venerada y popular de laSemana Santa de Linares, no podía ha-cer sus primeras salidas sobre ruedas,por lo que los tres pasos que salían en suprocesión del viernes Santo, lo hacían ahombros de nuestros queridos y anti-guos costaleros. La imagen de NuestroPadre Jesús era portada en un sencillotrono, en donde se distinguían con todaclaridad los respiradores y unas asas,para dirigir la marcha del paso. Este tro-no se estuvo usando hasta el año 1959,constituyendo el último trono de Cristo,que fue portado a costaleros en Linares.Al año siguiente, se estrenó el majestuo-so trono de Guillermo Francoso que utili-zaba este sistema de ruedas. La antiguaimagen de San Juan Evangelista tam-bién era portada en un pequeño trono ahombros, pero es posible que también lanueva talla de Víctor de los Ríos, proce-sionase por este medio en los años 1960-61, según algunas reseñas de los librosde actas.

Arriba a la izquierda,Hermanos anderosdel Nazareno en elaño 1880. ArchivoCofradía Nazareno.ARCHIVO COFRAFÍA

NAZARENO.

Procesión delRescate en 1950.Bajo las faldillas seven los pies de loscargadores. ARCHIVO

COFRADÍA DEL RESCATE

Sobre estas líneas,Virgen del MayorDolor portada porcostaleros en 1956. ARCHIVO COFRADÍA

NAZARENO

otras cosas: A los datos apuntados hayque añadir la sustitución total de porta-dores en los tronos por chasis de ruedas,en la razón primordialísima de facilidadde desplazamiento. Esta era la única co-fradía que actualmente utilizaba costa-leros en los tronos, pasando ya como to-das las linarenses a sistemas rodantes decarácter mecánico.

Aun cuando, con los datos en la mano,la última cofradías en utilizar costalerosfue el Nazareno, el artículo certifica deforma oficial el fin de los costaleros de laposguerra en Linares. Tendrían que pa-sar algo más de veinte años para volver aver un trono a costaleros por Linares

Los antiguos costaleros¿Cómo eran esos entrañables costalerosde la posguerra? Por lo general gente ru-da y acostumbrada al acarreo de mer-cancías, es decir mozos de cuerda, car-gadores del mercado y hasta mineros.

No llevaban ninguna prenda o comple-mento especial para ayudarles a mitigarel peso de las andas o trabajaderas sobresus hombros, aunque algunos utiliza-ban arreos de arriero o los mismos costa-les que usaban para descargar sacos deharina. Tampoco eran muy disciplina-dos y hasta llegaron a protagonizar al-gún altercado o plante con los miembrosde las juntas de Gobierno de las distintashermandades en las que prestaban susservicios, abandonando en alguna oca-sión al paso en mitad de la calle. En elotro extremo, justo es también decir quelos hermanos mayores y los fiscales,tampoco tenían en mucha estima a estosindividuos, a pesar de que gracias aellos, podían sacarse los pasos un añotras otro.

Entre todos los costaleros destacaba lafigura del santero, que era la personaque se encargaba de reclutar al personal,formando cuadrillas de 15 ó 20 personas.Estos santeros se ocupan también de or-ganizar los turnos y ajustar el precio conlas hermandades, aunque para evitarmalos entendidos, eran éstas las encar-gadas de pagar directamente a los porta-dores. A estos peculiares personajes seles puede contemplar en algunos fotos,enfundados en sus arrugados trajes y si-tuados junto al trono para vigilar el ca-minar de sus pupilos , ayudarles a soste-ner el paso e incluso impartiendo algu-nas instrucciones a los de dentro.

xLos tronos se dotaban de unas asas omangos en su parte frontal con los que eljefe de trono dirigía el caminar del paso.Estos jefes de trono eran los equivalen-tes a los actuales capataces de los mo-

dernos tronos a costaleros, mientras quelos santeros efectuarían labores de con-traguía o capataz de cola, en ciertos mo-mentos de la procesión.

¿Cómo era la marcha del paso (tronomás imagen) en estas primitivas proce-siones a costaleros?, desde luego bas-tante menos variada que la actual. Si yaera difícil coordinar a veinte hombres si-tuados bajo el trono, más difícil hubiesesido ejecutar algún paso singular. Por lotanto, su discurrir se limitaba a «marcarel paso», es decir a ejecutar un ligero mo-vimiento de vaivén o zig-zag conformeiban avanzando, nada más... y nada me-nos. La sencillez en estado puro, aunqueen algunos casos, como el del Nazareno,se esmeraban algo más y a decir de algu-nos testigos de aquellas época, la ima-gen parecía que andaba, sensación quea la que ayudaba el suave balanceo de supelo (que era natural) y el de los cordo-nes de su túnico. ■