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1PEDRO 1:22 – 23
“HABIENDO PURIFICADO VUESTRAS ALMAS POR LA OBEDIENCIA A LA VERDAD, MEDIANTE EL ESPÍRITU, PARA EL AMOR FRATERNAL NO
FINGIDO, AMAOS UNOS A OTROS ENTRAÑABLEMENTE, DE CORAZÓN PURO;
SIENDO RENACIDOS, NO DE SIMIENTE CORRUPTIBLE, SINO DE INCORRUPTIBLE, POR LA PALABRA DE DIOS QUE VIVE Y PERMANECE
PARA SIEMPRE.”
¿Cuál es nuestra participación en el nuevo
nacimiento?
OBEDICENCIA A LA VERDAD
1Pe 1:22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; Primero, lo que ocurre es para el amor: “en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos” (para, o «hacia» un amor sincero de hermanos. Así que la purificación de las almas no representa en sí misma la existencia del amor fraternal, aun no. La purificación del alma es “para un amor [...] de hermanos”. Existe con el objetivo de producir un amor fraternal. El amor es un fruto básico del Espíritu. Así que el versículo 22 significa que algo más básico que el amor fraternal está ocurriendo cuando dice: “en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas”.
OBEDICENCIA A LA VERDAD
Esta “obediencia” no es la obediencia de amor, nos lleva hacia la obediencia de amor ¿Qué es entonces? Es la respuesta correcta a “la verdad”. Es llamada la “obediencia a la verdad” (versículo 22). Y, ¿qué es esta verdad? En el contexto, la verdad es muy probablemente la Palabra de Dios, y es llamada en el versículo 25 “la palabra”: “Y esta es la palabra que os fue predicada”. De modo que obedecer la verdad en el versículo 22 significa obedecer el evangelio.
OBEDEZCA EL EVANGELIO: CREA EN JESÚS
¿Y qué significa obedecer el evangelio? Significa creer en Jesús, porque la oferta gratuita del evangelio es “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa” (Hechos 16:31; 1ra a los Corintios 15:1-2). Y primer mandamiento del evangelio, y el más básico, no es ama a tu hermano. El primer mandamiento del evangelio es fe. De modo que obedecer el evangelio, en este nivel básico, es tener fe.
OBEDEZCA EL EVANGELIO: CREA EN JESÚS
Usted podrá ver que así se expresa Pedro en el capítulo 3, donde los esposos sin fe en Cristo son descritos como “desobedientes a la palabra”: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra” (1ra de Pedro 3:1). La desobediencia a la Palabra significa que no son creyentes. Lo mismo ocurre en 1ra de Pedro 2:8: “son desobedientes a la palabra”, y en 4:17: “[quienes] no obedecen al evangelio de Dios”. En fin, la desobediencia a la Palabra, es la desobediencia al evangelio, es la incredulidad.
OBEDEZCA EL EVANGELIO: CREA EN JESÚS
De la misma forma habló Pablo en 2da a los Tesalonicenses 1:8, donde dice que Dios estará “dando retribución a los que no conocen a Dios, y a los que no obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesús”. En otras palabras, el evangelio del Señor Jesús demanda fe, y estas personas no obedecieron. No creyeron. Rechazaron “el mensaje de la verdad, el evangelio” (Efesios 1:13; Colosenses 1:5).
OBEDEZCA EL EVANGELIO: CREA EN JESÚS
Así que cuando 1ra de Pedro 1:22 dice que ustedes “en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos”, quiso expresar que «ustedes han purificado sus almas por fe en el evangelio de Jesucristo y esta fe nos lleva hacia el amor fraternal”. La fe obra por el amor (Gálatas 5:6). El amor proviene de la fe sincera (1ra a Timoteo 1:5).
CREER: PARTICIPAR EN EL NUEVO NACIMIENTO
Ahora, recuerde que en Juan 3:5 y en Tito 3:5 el nuevo nacimiento involucra a la purificación -el simbolismo del agua y el lavamiento. Jesús dijo: “En verdad, en verdad te digo que el que no nace de agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios”. Y Pablo dijo que Dios “nos salvó [...] por medio del lavamiento de la regeneración”. De modo que cuando Pedro dice que nuestras almas han sido purificadas por la obediencia a la verdad -es decir por la fe en el evangelio- y dice que esta purificación nos guía hacia el amor, y no es lo mismo que el amor, asumo que él quiere decir que esta purificación es la purificación del nuevo nacimiento. Es la purificación mencionada en el agua de Juan 3:5 y el lavamiento de Tito 3:5. Este es el nuevo nacimiento.
CREER: PARTICIPAR EN EL NUEVO NACIMIENTO
Lo que significa que el nuevo nacimiento es por la “obediencia a la verdad”. Es decir, el nuevo nacimiento ocurre por la fe en el evangelio de Jesucristo. Es por esto que digo que nuestro rol en el nuevo nacimiento es: creer. Al creer participamos en el nuevo nacimiento.
La Acción de Dios al Regenerar Causa Nuestra Fe
Ahora, en el versículo 23, Pedro explica la misma idea utilizando las palabras: nacido de nuevo. Leamos los dos versículos (22-23) para que pueda ver la relación: “Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas para un amor sincero de hermanos, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro. 23 Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece”. La relación entre nuestra acción en el nuevo nacimiento (versículo 22) y la acción de Dios en el nuevo nacimiento (versículo 23) esta dada por la ley de causa y efecto. La acción de Dios sustenta nuestra acción. Nosotros purificamos nuestros corazones en obediencia al evangelio, es decir, participamos en la regeneración; y podemos participar activamente en esta regeneración, porque Dios nos regenera.
1) El Orden de Mención: Nuevo Nacimiento, Fe, Amor
La primera pista es simplemente el orden en son hechas las declaraciones: el versículo 22 contiene un mandamiento: “amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro”. Y el versículo 22 contiene un prerrequisito para ese amor, a saber, que hayamos purificados nuestros corazones por fe en el evangelio. Entonces, por último, el versículo 23 parece ser un prerrequisito para estas dos obras. Por la obra de Dios al regenerar, ustedes pueden creer al evangelio, que purifica sus corazones y les permite amarse unos a otros. De modo que la regeneración de Dios es quien provoca nuestra fe y nuestro amor. Hace que sea posible creer y amar.
2) El Instrumento: El Evangelio
La segunda pista de que la regeneración de Dios es la causa de nuestra fe, es que Dios hace que su Palabra sea el instrumento del nuevo nacimiento en el versículo 23: “Pues habéis nacido de nuevo, no de una simiente corruptible, sino de una que es incorruptible, es decir, mediante la palabra de Dios que vive y permanece”. Algunos asumen que la simiente incorruptible en el versículo 23 es el Espíritu Santo, y bien pudiera ser (vea 1ra de Juan 3:9). Sin embargo, me siento inclinado a pensar que la simiente incorruptible es “la palabra de Dios”. La simiente es descrita como “incorruptible”, y la palabra es descrita como “que vive y permanece”; es prácticamente lo mismo. Por tanto, creo que “nacidos [...] de una simiente [...] incorruptible” es lo mismo que “[nacer] mediante la palabra de Dios que vive y permanece”. Mi interpretación se confirma por el hecho de que en los versículos 24-25, todo el enfoque está en la Palabra de Dios, no en el Espíritu.
2) El Instrumento: El Evangelio
Así que la idea es que Dios hace que la Palabra sea su instrumento en el nuevo nacimiento, y que la Palabra obra en el nuevo nacimiento despertando nuestra fe. Es lo mismo que Pablo dice en Romanos 10:17: “Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo”. Por tanto, si nuestro rol en el nuevo nacimiento es creer, y si la palabra es quien causa la fe (y el versículo 23 dice que Dios obra el nuevo nacimiento “mediante la palabra”), entonces detrás de la Palabra y detrás de nuestra fe está obrando, decisivamente, la mano de Dios. Esto es lo que dice Santiago en Santiago 1:18: “En el ejercicio de su voluntad, El nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas”
3) El Actor Supremo: Dios
Creo que la paternidad de Dios es la causa de nuestra fe es que Pedro dice, en el concilio de Jerusalén, en Hechos, que tanto gentiles como judíos están siendo salvados, no solo judíos. Y lo dice así: “[Dios] ninguna distinción hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones” (Hechos 15:9). Aquí dijo lo mismo que expresó en 1ra de Pedro 1:22: “Puesto que en obediencia a la verdad habéis purificado vuestras almas…”. Es decir, «ustedes han purificado sus almas por la fe…». En Hechos 15:9 Pedro dice algo muy significativo: dice que Dios es quien obra decisivamente esta salvación por medio de nuestra fe: “[Dios] y ninguna distinción hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones”. Dios limpió aquellos corazones por medio de la fe que tenían. Lo que nos demuestra que nuestra fe es esencial e instrumental en la obra del nuevo nacimiento. Pero no es quien decide si somos salvos o no, Dios es quien decide.
¿Qué Implica esta Afirmación?
1) Implica que debemos creer a fin de ser salvos: “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa” (Hechos 16:31). El nuevo nacimiento no toma el lugar de la fe; el nuevo nacimiento incluye la fe. El nuevo nacimiento es el nacimiento de la fe.
2) Implica que si dependiera de nosotros, no creeríamos. No hay esperanzas de que los muertos respiren por sí mismos.
3) Que Dios, quien es rico en misericordia y en gran amor y en su gracia soberana, es la causa decisiva de nuestra fe.
¿Qué Implica esta Afirmación?
4) Según el versículo 22, el fruto de los nacidos de nuevo es el amor. Lo que implica que todo en la vida tiene relación directa con el nuevo nacimiento: el racismo, el calentamiento global, el aborto, la limitada atención médica a los niños, las personas sin hogar, la pobreza, la guerra en Iraq, los delitos de los que están en el poder, el tráfico humano, la crisis mundial del SIDA, el abandono paterno, la codicia detrás de la crisis del impuesto hipotecario, el tratamiento a los inmigrantes ilegales, o la difícil situación de los cristianos que acaban de salir de la prisión. Todo se relaciona con el nuevo nacimiento. Y lo más importante, por el nuevo nacimiento usted entrará al reino de Dios y verá el reino de Dios, para toda la eternidad.
¿CÓMO PARTICIPAMOS EN ESTE EVENTO?
Nuestro rol en el acto del nuevo nacimiento es la fe -la fe en el Hijo de Dios crucificado y resucitado, en Jesucristo como Salvador y Señor, y como Tesoro de nuestras vidas. En el acto del nuevo nacimiento nosotros creemos en Cristo. Participamos en el evento del nuevo nacimiento al recibir a Cristo como quien realmente es, el Salvador supremo y valioso, Señor y Tesoro del universo.
LA SIMULTANEIDAD DEL NUEVO NACIMIENTO Y LA FE
La respuesta sería así: Nuestra acción de creer y la acción de Dios al regenerarnos son simultáneas.Nosotros hacemos lo primero, y él hace lo segundo al mismo tiempo. Y -esto es muy importante- la acción de Dios es la causa decisiva de nuestra acción. La regeneración de Dios es la causa decisiva de nuestra fe.
LA SIMULTANEIDAD DEL NUEVO NACIMIENTO Y LA FE
Si le resulta difícil pensar en un evento que provoca a otro, cuando los dos son simultáneos, piense en el fuego y el calor, o el fuego y la luz. En el momento en que hay fuego, hay calor. En el instante en que hay fuego, hay luz. Pero no podríamos decir que el calor causó el fuego, o que la luz causó el fuego. Decimos que el fuego causó el calor y la luz.