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A tenea · Número 40 18 L a Reina Regente María Cristina firmó en San Sebastián el 23 de septiembre de 1892, el Real decreto declarando día de fiesta nacional el 12 de octubre, aniversario del descubrimiento de América. Diversos eventos que se suce- dieron durante las dos décadas posteriores en España e His- panoamérica, crearon el caldo de cultivo para el deseado estrechamiento mutuo de los lazos. En 1909 se lanza la idea de la exposición Iberoamericana de Sevilla (que tendría lu- gar en 1929). Igualmente, la celebración del centenario de las Cortes de Cádiz en 1912 ob- tuvo como principal fruto, afirma Moreno Lu- zón, el impulso hispanoamericanista. Al otro lado del Atlántico (especialmente en Argentina y México), la necesidad de la búsqueda de la identidad y el origen cultural se habían intensificado, por un lado, en virtud de la creciente influen- cia anglosajona a través de la nueva potencia norteamericana y, por otro, por el colonialismo cultural francés -sancionado por la política expansionista del Segundo Imperio-, que suponía la pertenencia a lo “latino”, no sólo por oposición al mundo anglosajón, sino como afirma Quinziano, “también con el declarado propósito de diluir la herencia española en el continente Americano.” La misma guerra hispanoamericana de 1898 es interpretada como una lucha de civilizaciones. Así, el intelectual mexicano Agustín Aragón llega a decir: “El acto de aceptar España una lucha tan desigual por defender únicamente su honor, consuela y alienta en estos tiempos de triste mercantilismo en que los pueblos no se mueven sino impulsados por el interés y atraídos por la codicia. Es inconcebible para el yankee que haya defendido su honra el español porque el egoísmo caracteriza al primero y el al- truismo al segundo, porque el primero es frío y calculador y no se mete en cuestiones, a no ser que todas las ventajas estén de su parte”. El hecho de que en Estados Unidos se celebrara el “Día de Colón” (oficialmente desde 1934) fue visto como un intento de «desespañolizar» la fiesta del 12 de octubre. La revista argentina “El Hogar”, en su número del 15 de octubre de 1929, reacciona de esta forma ante la que describe como mala recepción en Estados Unidos de la institución de la Fiesta de la Raza: “Ninguna señal mejor de que es buena.” Por el lado francés, los Congresos de Prensa latina eran una de las fórmulas para poner la pica en Hispanoamérica. Ante el III Congreso celebrado en 1925 en Florencia (al que asisten “delegados de todos los periódicos de Italia y represen- tantes de setenta periódicos de París, Madrid, Lisboa, Bucarest, Bruselas y de todas por José Luis Bazán HISTORIA DE UNA 12 DE OCTUBRE Arriba, el monumento a la Constitución de 1812 ubicado en la Plaza de España, en Cádiz. A la derecha, la Reina Regente María Cristina. Artista: L. Prang & Co., Boston. Abajo, idealización romántica de la llegada de Colón a América. FOTO: CHRISTIAN FRANZEN FOTO: FPRANG EDUCATIONAL CO. FOTO: ARCHIVO

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por José Luis Bazán Examen de las razones y circunstancias históricas que llevaron a conmemorar una de las más grandes gestas de la Historia de la Humanidad y cómo las injerencias ideológicas han llevado a buscar su capitidisminución.

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La Reina Regente María Cristina firmó en San Sebastián el 23 de septiembre de 1892, el Real decreto declarando día de fiesta nacional el 12 de octubre, aniversario del

descubrimiento de América. Diversos eventos que se suce-dieron durante las dos décadas posteriores en España e His-panoamérica, crearon el caldo de cultivo para el deseado estrechamiento mutuo de los lazos. En 1909 se lanza la idea de la exposición Iberoamericana de Sevilla (que tendría lu-

gar en 1929). Igualmente, la celebración del centenario de las Cortes de Cádiz en 1912 ob-tuvo como principal fruto, afirma Moreno Lu-zón, el impulso hispanoamericanista. Al otro lado del Atlántico (especialmente en Argentina y México), la necesidad de la búsqueda de la identidad y el origen cultural se habían intensificado, por un lado, en virtud de la creciente influen-cia anglosajona a través de la nueva potencia norteamericana y, por otro, por el colonialismo cultural francés -sancionado por la política expansionista del Segundo Imperio-, que suponía la pertenencia a lo “latino”, no sólo por oposición al mundo anglosajón, sino como afirma Quinziano, “también con el declarado propósito de diluir la herencia española en el continente Americano.”

La misma guerra hispanoamericana de 1898 es interpretada como una lucha de civilizaciones. Así, el intelectual mexicano Agustín Aragón llega a decir: “El acto de aceptar España una lucha tan desigual por defender únicamente su honor, consuela y alienta en estos tiempos de triste mercantilismo en que los pueblos no se mueven sino impulsados por el interés y atraídos por la codicia. Es inconcebible para el yankee que haya defendido su honra el español porque el egoísmo caracteriza al primero y el al-truismo al segundo, porque el primero es frío y calculador y no se mete en cuestiones, a no ser que todas las ventajas estén de su parte”. El hecho de que en Estados Unidos se celebrara el “Día de Colón” (oficialmente desde 1934) fue visto como un intento de «desespañolizar» la fiesta del 12 de octubre. La revista argentina “El Hogar”, en su número del 15 de octubre de 1929, reacciona de esta forma ante la que describe como mala recepción en Estados Unidos de la institución de la Fiesta de la Raza: “Ninguna señal mejor de que es buena.”

Por el lado francés, los Congresos de Prensa latina eran una de las fórmulas para poner la pica en Hispanoamérica. Ante el III Congreso celebrado en 1925 en Florencia (al que asisten “delegados de todos los periódicos de Italia y represen-tantes de setenta periódicos de París, Madrid, Lisboa, Bucarest, Bruselas y de todas

por José Luis Bazán

HISTORIA DE UNA CELEBRACIÓN12 DE OCTUBRE

Arriba, el monumento a la Constitución de 1812 ubicado en

la Plaza de España, en Cádiz.

A la derecha, la Reina Regente María Cristina.

Artista: L. Prang & Co., Boston. Abajo, idealización romántica de

la llegada de Colón a América.

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las ciudades ‘latinas’ de América, desde Québec y la Habana hasta Río y Buenos Aires”), el periodista español Dionisio Pérez afirma que tras esa retórica gala “hay una acción política persistente, una labor financiera y diplomática, universita-ria y literaria que va cada día a repetir en aquellos lugares donde quedan restos del esfuerzo titánico de la colonización americana –que nos debilitó aquí y nos redujo al mediatizamiento presente– que no hay raza hispánica ni pensamiento español... Y se quiere, y comienza a lograrse, que España coopere en esa obra...”.

DE LA RAZA A LA HISPANIDADLa conciencia en ambos lados del Atlántico de la necesidad de hermanamiento se hizo cada vez más intensa, a lo cual contribuyeron de modo eminente intelectua-les, literatos y pensadores, además de señalados políticos de los dos continentes. Juan Manuel Sáinz, diputado boliviano, defiende en 1908 la idea de que el 2 de Mayo sea “la fiesta de la raza; es el punto de partida hacia la independencia, en el pasado; hacia la confederación, en el porvenir.” Por su parte, el escritor argentino Manuel Gálvez publica en 1913 su obra “El Solar de la raza”, y junto a su amigo Ri-cardo Rojas, promueven el rescate del legado cultural español y el sentimiento de orgullo de pertenecer a una misma raza y comunidad hispánicas. El viaje a tierras ibéricas años atrás, fue para él una “búsqueda, hallazgo, verifica-ción y confirmación de una identidad”. En España, Faustino Rodríguez San Pedro promovió desde 1913 que las celebraciones del 12 de octubre se denominasen “Fiesta de la Raza” (en el contexto de la Unión Iberoame-ricana, que él mismo presidía). En 1916, el Ayuntamiento de Barcelona se suma al homenaje cívico a Colón y a la Fiesta de la Raza y, a partir de 1917, lo hace el Ayuntamiento de Madrid.

En ocasiones, el vivo sentimiento de “raza” se manifestaba antes en América que en España. No es fruto del azar que, por ejemplo Argentina, por entusiasta iniciativa del entonces presidente Hipólito Yrigoyen, declarase feriado en 1917 el día 12 de octubre como “Fiesta de la Raza”, “en homenaje a España, progeni-tora de naciones, a las cuales ha dado, con la levadura de su sangre y la armonía de su lengua, una herencia inmortal”. Meses más tarde, Maura adoptaría tal denominación de la Fiesta Nacional en España mediante Ley de 15 de junio de 1918. A esta decisión hispano-argentina de conmemorar la “Fiesta de la Raza” se sumaron otros países –Venezuela, Colombia y Chile (1921); México (1928)-.

El “Día de la Raza” se celebró durante la II República, y en menor medida durante la guerra civil. En 1939, con Franco en Zaragoza, se vuelve a la entusiasta conmemo-ración de la fecha, aunque en ambientes culturales y periodísticos se intensifican las voces (surgidas en la década anterior) partidarias de sustituir el término “raza” por el

HISTORIA DE UNA CELEBRACIÓN

Con motivo del IV Centenario del Descubrimiento de América, se realizó en 1896 la Exposición Histórico Americana en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Celebraciones indígenas en el Día de la Raza en Chile.

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de “Hispanidad”. El sacerdote vizcaíno radicado en la Argentina, Zacarías de Vizcarra, lo propone en 1929, en la revista bonaerense “Criterio”, con el doble significado de “conjunto de todos los pueblos de cultura y origen hispánico, diseminados por Eu-ropa, América, África y Oceanía” y “conjunto de cualidades que distinguen del resto de las naciones del mundo a los pueblos de estirpe y cultura hispánica.” Tres años atrás, ya el médico hispano-argentino Avelino Gutiérrez y dos periodistas españoles (el socialista Luis Araquistáin de Quevedo y el liberal Dionisio Pérez) se convirtieron en sus grandes propagadores a través de la prensa. En 1931, Ramiro de Maeztu, publi-ca en la revista Acción Española un influyente artículo titulado “La Hispanidad”, en el que defiende este nombre para la conmemoración del 12 de octubre, incluyendo a Portugal y Brasil. Esta acción periodística y cultural llevó a la difusión y populari-dad del término, lo que condujo al régimen de Franco, primero a prohibir en 1941 el libre uso del vocablo “Hispanidad” –sobre todo para evitar su utilización mercantil-, y posteriormente, en 1958, a sustituir el “Día de la Raza” por el de “Día de la Hispa-nidad”, entendida ésta como “un sistema de principios y de normas destinado a la mejor defensa de la civilización cristiana y al ordenamiento de la vida internacional en servicio de la paz.”

LA RAZA COMO ESTIRPE ESPIRITUAL Y CULTURALLa primera acepción del término “raza”, según la última edición del Diccionario de la Real Academia, es la de “casta o calidad del origen o linaje”, significado que ha per-manecido invariable desde su diccionario de 1737. Solamente su segunda acepción

(que aparece en la edición de 1869) se refiere a la raza en sentido biológico. Por tanto, glorificar la raza hispánica es ensalzar la calidad del linaje, del origen español de la comunidad hispanoamericana, pero dista mucho de divinizar una concreta raza biológica, por otro lado, inexistente. Si bien es cierto que después de Auschwitz, el significado “ambiental” predominan-te (más que el lingüístico) de raza ha sido radicalmente transmutado -pa-sando a primer término su acepción biológica-, no era en absoluto ese el sentido que intencionalmente le dieron sus promotores y mantenedores. El diputado costarricense Pacheco Fernández, en el debate del proyecto de “Ley que determina el día 12 de octubre de cada año como día de las cultu-ras” en 1994, ilustra esta idea: “no creamos que nuestros antepasados y los antepasados de nuestro núcleo cultural… eran racistas por celebrar el 12 de

octubre; creo más bien que tenían una intención similar a la que tenemos nosotros con este proyecto (…): celebrar la cultura común (…)”.

¿QUÉ SE CELEBRA EL DÍA DE LA FIESTA NACIONAL?En nuestra Historia reciente han sido declaradas fiestas nacionales conmemoracio-nes de diversa naturaleza: actos políticos (centenario de las Cortes de Cádiz, 1910), cumpleaños reales (Victoria Eugenia, 1906), así como aniversarios de santos (Santa Teresa, 1915) y literatos (Calderón, 1881), además de hechos históricos (descubri-miento de América, 1892; Dos de Mayo, 1937). Desde 1987, la conmemoración de la fiesta nacional el 12 de octubre tiene como finalidad “recordar solemnemente mo-mentos de la historia colectiva que forman parte del patrimonio histórico, cultural y social común, asumido como tal por la gran mayoría de los ciudadanos”. La fecha elegida simboliza, continúa dicha Ley de 1987, la efemérides histórica en la que Es-

Arriba, ofrenda popular a la Virgen del Pilar en Zaragoza, en el

mismo día de las celebraciones de la Hispanidad, del descubrimiento

de América y del Día de la Fiesta Nacional de España.

Abajo, el desfile de las Fuerzas Armadas, uno de los más

significativos componentes del 12 de octubre.

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paña, a punto de concluir un proceso de construcción del Estado a partir de nuestra pluralidad cultural y política, y la integración de los reinos de España en una misma monarquía, inicia un período de proyección lingüística y cultural más allá de los límites europeos. Del final de la Reconquista y la Hispanidad no queda ni rastro: se encargó de ello, la derogación el Real Decreto de 1981 que aún celebraba la Fiesta Nacional de España y el Día de la Hispanidad el 12 de Octubre. Por otro lado, el día de la Fiesta Nacional de España, si bien tiene lugar una parada militar y “un solemne homenaje de respeto y exaltación a la Bandera de España”, no se celebra el día de las Fuerzas Armadas, que se conmemora en mayo.

HISPANOAMERICANA: MARXISMO Y CORRECCIÓN POLÍTICAHispanoamérica ha estado sometida a fuertes tensiones sociales (cuando no a vio-lencia, guerra y terrorismo) derivadas de la infiltración del marxismo a lo largo del siglo XX. La influyente “Liga Antiimperialista de las Américas” (México, 1924), fue un ambicioso proyecto del comunismo internacional para impulsar la revolución en el Nuevo Continente. El afianzamiento de la URSS tras la II Guerra Mundial impulsó su pretensión de colonizar Hispanoamérica mediante la revolución, aprovechando el óptimo caldo de cultivo. La pobreza, las desigualdades e injusticias sociales y el ca-

ciquismo (además de un común rechazo al intervencionismo norte-americano derivado de la doctrina Monroe y el corolario Roosevelt) hacían atractivo el canto de sirena de la revolución. Ésta llegó, des-truyó y triunfó, con algunas excepciones. Desde entonces, el socia-lismo y la socialdemocracia están presentes en la política iberoame-ricana, y han precisado de nuevos mitos fundadores, creados a la luz de la revisión marxista de su historia o a partir de su subproducto, la corrección política. La conmemoración del 12 de octubre ha sido víctima del sectarismo ideológico de aquéllos: así, el castrismo sim-plemente no lo celebra; el sandinismo y el chavismo lo rebautizaron como el “Día de la Resistencia Indígena”, en línea similar al bolivia-no Morales que optó por la fórmula “Día de la Descolonización”. Por

otro lado, los presidentes socialdemócratas (y populistas) hispanoamericanos tam-bién decidieron seguir la omnipresente corrección política rebautizando la fecha: el chileno Lagos lo llamó “Día del Descubrimiento de Dos Mundos”; el costarricense Figueres, el “Día de las Culturas”; el peruano Alan García, “Día de los Pueblos Origina-rios y del Diálogo Intercultural”; el ecuatoriano Correa se inventó el “Día de la Inter-culturalidad y la Plurinacionalidad”, para “reconocer y rectificar el verdadero signifi-cado del acontecimiento del 12 de octubre” (sic). En cuanto a la populista argentina Cristina Fernández de Kirchner lo sustituyó por el “Día del Respeto a la Diversidad Cultural”. En esta cuestión conmemorativa, como en tantas otras, el socialismo ul-tramarino siguió el mal camino marcado por el doméstico (supresión del Día de la Hispanidad en 1987, y capitidisminución del sentido genuino de la expresión “des-cubrimiento de América” en la celebración del V Centenario, acompañándola de la políticamente más correcta “encuentro de dos mundos”). Un ejemplo más de un re-visionismo histórico más preocupado por la ideología y el poder que por la verdad histórica -transmutada en “memoria histórica”-. Aún así, el ejemplo de México -que sigue llamando al 12 de octubre “Día de la Raza” y Aniversario del Descubrimiento de América- muestra que es posible resistir a la insoportable corrección política.

La Constitución asigna a las Fuerzas Armadas la misión

de garantizar la soberanía e independencia de España,

defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

Su lema es Todo por la Patria.

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