12 - Dos Soles

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Autor: RodiaDibujos: Rodia

Impreso en México / Printed in MexicoPor Vettoretti impresores S.A. de C.V.Calle Zacatecas No. 30 Col. Ricardo Flores MagónCuernavaca, Morelos.

Prohibida la reproducción sin permiso por escrito del autor.

Tiraje: 5,000 ejemplares

Los tres amigos quedaron impresionados del rugido del dragón para defenderlos. Los pájaros venían a buscar a Amandina por ser un Guil.

Los rodearon por el cielo y la tierra. Los que venían corriendo se quedaron atrapados en la red que había elaborado el cangrejo con destreza. Fue un logro la idea de tejerla con los lazos. Entre más se movían los pájaros, intentando huir, más se enredaban; sacudían sus patas desesperados; con el pico intentaban desprenderse de la red, hasta que al final sus alas quedaban enredadas e inmóviles sin poder escapar.

―Mira Amandina, fue un éxito tu invento ―dijo Qì, orgulloso de su amiga―. ¡Pero mira los otros pájaros!, están rodeando en círculo la cueva.

DOS SOLES

DOS SOLES

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Un pájaro bajó para atacar a Gua, pero antes de que pudiera tocarlo, el dragón volvió a rugir y el pájaro se espantó, aunque no por mucho tiempo, pues volvió a bajar acompañado de los demás.

―¡Son muchos! ―dijo Qì volando al hombro de Amandina.

El dragón observó sin parpadear cómo descendían. Uno tras otro bajaba, lo picoteaban con su pico largo y negro, después, volvían a subir. Gua rugía y los esquivaba, pero no volaba, para no quitarse de la entrada y dejar sola a Qì y Amandina.

De pronto, un pájaro intentó entrar por una esquina, y casi toca a Amandina para llevársela. Qì gritó y le dijo al dragón.

―¡Tenemos que hacer algo!, ¡viene de regreso!

Entonces, Gua estiró sus alas para que ninguno pudiera pasar. El mismo pájaro regresó para quitarle una pluma, después otra y otra…

Amandina no soportó más y exclamó:

―¡Es el momento de hablarle a la bruja blanca!

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―¿La bruja blanca? ―preguntó el cangrejo.

Mientras Qì le explicaba precipitadamente quién era, Amandina buscó el brazalete. De pronto, se escuchó un pequeño grito desde la gran cueva:

―¡Qì, perdí mi brazalete!―dijo Amandina desesperada.

―¡¿Qué dices?! ―Preguntó Qì.

―El miedo se te quitará en el momento en que ¡tú creas que eres un Guil! ―dijo Qì volando e iluminándose en la cueva como nunca lo había hecho antes.

―¡Son muchos pájaros!, pero…

Qì voló de un lado a otro.

―Tenemos toda la energía en nuestras manos ―argumentó con calma.

―Sí… lo perdí ―repitió Amandina con lágrimas.

Mientras tanto, Gua, con movimientos hábiles, levantaba sus garras para proteger a los de la cueva, sin cerrar sus alas para que no se llevaran a Amandina.

―¡Eres un Guil! ―aseguró Qì.

―Tengo miedo ―confesó Amandina―. Acuérdate, soy muy pequeña ―dijo agarrando su pelo rojo para hacerse una trenza.

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El dragón seguía rugiendo para protegerlos con sus alas abiertas.

―¿Cómo le haces para estar tranquilo cuando nos están atacando? ―preguntó Amandina asustada.

―¡Porque estoy con un Guil! ―respondió Qì volando hacía su hombro.

Los dos voltearon a ver las alas del dragón y en ese momento vieron cómo otros pájaros intentaron quitarle una pluma.

Amandina volteó a ver a Qì, sus ojos color turquesa brillaron como dos enormes soles y dijo:

―¡Soy un Guil, y nadie lastima a mis amigos!

―Así es, eres un Guil, como el niño que lee esta historia: tienen el poder de hablar con lo que los rodea, una memoria maravillosa y además… tienen dos soles en sus manos.

―¡Es el momento de salir! ―dijo Amandina secándose sus lágrimas―. Perdí mi sombrero, pero no lo que me enseñó la bruja blanca.

Mientras Gua los protegía, Amandina, Qì y el cangrejo, salieron de la cueva por debajo de sus alas. Cuando el dragón vio a los tres amigos caminando hacia los pájaros les rugió:

―¡Métanse!

Los tres siguieron caminando con una sonrisa.

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―¡No!, estás con un Guil ―dijo Amandina poniendo las palmas de sus manos hacia el sol, y repitió tres veces:

―Sí puedo, si puedo, ¡si puedo concentrar mi energía en mis manos!

Los pájaros se acercaron para atrapar a Amandina y de pronto, la isla se oscureció. Desconcertados, comenzaron a graznar cada vez más fuete. Los que la rodeaban vieron dos pequeños soles en sus manos, minúsculos, como los dos frijoles de los que nació.

La isla se volvió a iluminar inmediatamente y los pájaros volaron hacia ella. Lo que sucedió fue maravilloso, y el día más feliz del dragón.

Amandina aventó los dos soles para convertirlos en una enorme estrella fugaz que tocaba a cada pájaro volviéndolo dorado. El primero que había atacado, bajó con el dragón para abrazarlo. El dragón, feliz, abrió sus alas con pocas plumas; pero aprendió que en un mundo nuevo, siempre hay manera de encontrar la felicidad.

Tantos pájaros dorados parecían rayos de sol.

―¡Muy bien, Amandina! ―gritó el cangrejo― ¡No sé cómo lo hiciste pero es maravilloso!

Querido niño que lees este cuento, tu también tienes dos soles con ellos puedes hacer proezas con tu imaginación en la vida.

Glosario

Destreza: Jugar con un papel para hacer un dragón que platiqué con tus amigos.

Invento: Agarrar la arena convertirla en piedra para construirle una alberca al cangrejo.

Logro: Nadar para ayudar a tu hermano que está buscando a la tortuga.

8 Fin

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-Acuérdate que para divertirte hay que dormir bien, comer , bañarte todos los días, lavarte las manos antes de desayunar comer y cenar. No comer comida chatarra, ni refrescos y cosas que pueden perjudicar tu salud. - Cúbrete cuando hacer frío, para que no te de tos y catarro. - Haz deporte, ten mucho cuidado de no jugar con fuego, objetos filosos como cuhillos y Tijeras.

DERECHOS DE LOS NIÑOS

DERECHO A LA PROTECCIÓN CONTRA TODACLASE DE EXPLOTACIÓN Y/O ABUSO SEXUAL