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The Zarrapas, rock & roll a toda pastilla MÚSICA Los vallisoletanos hacen de teloneros a los Dorban, mañana, en la sala Porta Caeli [P10] Viernes 14.09.12 Funchal es un balcón frente al mar, adornado de jardines y toboganes [P2] Funchal se recuesta sobre la ladera de una montaña frente al Atlántico. :: JAVIER PRIETO GPS GUÍA PARA SALIR ‘Desafío total’, veinte años después CINE Len Wiseman firma el ‘remake’ de la mítica cinta de acción con Collin Farrell y Jessica Biel [P7] Una mirada a la capital de Madeira

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The Zarrapas,rock & roll atoda pastilla

MÚSICA

Los vallisoletanos hacende teloneros a los Dorban,mañana, en la salaPorta Caeli [P10]

Viernes14.09.12

Funchal es un balcón frenteal mar, adornado de jardinesy toboganes [P2]

Funchal se recuesta sobre la ladera de una montaña frente al Atlántico. :: JAVIER PRIETO

GPSGUÍA PARA SALIR

‘Desafío total’,veinte añosdespués

CINE

Len Wiseman firmael ‘remake’ de la míticacinta de acción con CollinFarrell y Jessica Biel [P7]

Una mirada a lacapital de Madeira

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PLANES Viernes 14.09.12EL NORTE DE CASTILLAGPS2

Cuenta la leyenda que el ar-chipiélago de Madeira fue des-cubierto por un tropezón. Másbien por un encontronazo. Elque tuvo contra las costas delarchipiélago el bergantín enel que viajaban el joven inglés

Robert Machim y su enamo-rada, la francesa Anne d’Ar-fet. Hartos de la incompren-sión del padre de ella se ha-bían embarcado en secretopara poner agua de por mediohasta que su barco se estrellócontra el por entonces aúndesconocido archipiélago. Unavez repuestos del batacazo,que hizo añicos la embarca-ción, lo que descubrieron fueun lugar paradisiaco, repletode abruptas montañas, bos-ques interminables, acantila-dos de vértigo y flores tan olo-rosas que hacían perder el sen-tido: el jardín del Edén en mi-tad del Atlántico. Tanto les en-ganchó que decidieron que-

darse a vivir allí para siempre.Pero no todos los náufra-

gos de aquel viaje iban tan en-tregados al amor y las delicias.Un numeroso grupo decidióconstruir una embarcacióncon los restos de la anterior yalcanzar un lugar civilizado.Y lo alcanzaron, pero comoesclavos tras ser capturadospor piratas berberiscos y ven-didos en Portugal. Es así comoel relato de aquel archipiéla-go de naturaleza feraz y exó-tica llegó a oídos del rey por-tugués don Henrique El Na-vegante, que rápidamente en-vió a dos de sus capitanes ahacer pesquisas. Madeira,aquel paraíso de cielos lim-

pios, olores penetrantes, ár-boles enormes, aves nuncavistas y peces exóticos se con-virtió en portuguesa en el in-vierno de 1418.

Tras las primeras inspeccio-nes circunnavegando la islade Madeira –la más grande delas cuatro que conforman elarchipiélago– quedó claro queel único lugar posible en elque poder trazar un asenta-miento mínimamente orde-nado era una pequeña exten-sión horizontal de la costa surpoblada, por entonces, de hi-nojos, funchos en portugués.Aquel campo de hinojos, unpequeño y soleado balcón ro-deado de imponentes mon-

tañas, dio lugar a la actual ca-pital de la isla, un animadonúcleo de población en el queviven, más o menos, la mitadde todos sus habitantes.

De entonces acá la historiade la isla ha estado marcadapor su condición de archipié-lago de paso, un alto en el ca-mino para las embarcacionesque transitaban por el Atlán-tico camino del Nuevo Mun-do, especialmente de los na-vegantes portugueses en susviajes hacia Brasil. Tambiénpor sus condiciones climáti-cas y orográficas. El origen vol-cánico de las islas, semejanteal del archipiélago canario, delque dista 550 kilómetros, esel responsable de un relieveendiabladamente montaño-so, con carencia de rellanosnaturales en los que practicarla agricultura o extender asen-tamientos. Por eso Madeiraes una isla de ‘sube y baja’, deempinadas rampas y puertosde montaña vertiginosos enlos que fue necesario tallarcada parcela horizontal dedi-cada a los cultivos. Muchaspanorámicas de la isla recuer-dan los bancales balineses ovietnamitas que modelan lasladeras de las montañas en in-terminables escalones culti-vados. La evidencia más con-tundente de que una horizon-tal en Madeira es todo un lujo

la tiene el viajero que llega ala isla por avión: la pista de suaeropuerto es una de las máscortas del mundo. Y eso des-pués de que los 1.400 metrosde longitud que medía la an-terior tuvieran que ser am-pliados en el año 2003. Parahacerlo fue necesario inven-tarse una plataforma elevadasobre 180 pilares de 70 me-tros de alto que corre justojunto a la orilla del mar.

Un recorrido por esta ciu-dad, que aparece ante el via-jero como una blanca sábanaextendida sobre la ladera dela montaña puesta a secarfrente al mar, acostumbra acomenzar en la praça do Mu-nicípio, el lugar en torno alque empezó a formarse comourbe –la primera que funda-ron los portugueses fuera deEuropa– y cuyo cuadriláteroreúne varios puntos de inte-rés. Ahí se levanta la CâmaraMunicipal, un hermoso case-rón del siglo XVIII cuya es-tampa pertenece a la tradi-ción constructiva portugue-sa que emanan los principa-les edificios del casco histó-rico. En su patio interior des-taca la blancura de una fuentemitológica con Leda y el Cis-ne. A la plaza también se aso-man el imponente conventode la Compañía de Jesús,construido también en el si-

Funchal, un balcónfrente al marJardines, toboganes y vino en la capital de Madeira

Desde la derecha, un carreiro a la puerta del antiguo Hotel Belmonte, en Monte; Puestos de fruta en el Mercado dos Lavradores de Funchal. La terraza del Museo de Arte Sacro, en el

JAVIERPRIETO

RUTAS CON ENCANTOFUNCHAL

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glo XVIII, y, en el costado me-ridional, el Museo de Arte Sa-cro, que alberga en su inte-rior una importante colecciónde pintura flamenca de los si-glos XV y XVI. El resto de suscolecciones también revisteninterés. Muchas de ellas pro-ceden del pago que se hacíapor los cargamentos de azú-car que salían de la isla. Casidesde la fundación de la ciu-dad, el cultivo de azúcar fueuna de las principales activi-dades económicas y muchosde aquellos comerciantes lle-vaban los cargamentos hastaAmberes y Brujas.

El otro puntal económicode la isla fue durante siglos elcomercio del vino. A media-dos del siglo XV se importa-ron las cepas de malvasía que

dieron origen al típico vinode madeira, aromático, dul-ce y de color caoba. Pero esteno sería lo que es si por el ca-mino no se hubiera cruzadola colonización americana. La‘culpa’ la tuvieron los barcos

ingleses que cargaban aquí lasbarricas de vino en su viajehacia América pero con la in-tención de desembarcarlo asu vuelta en Londres. La ra-zón es que habían descubier-to que el viaje –el calor del

ecuador, el balanceo del bar-co y las diferencias de tempe-ratura y humedad– transfor-maban maravillosamenteaquel vino en algo muy supe-rior. De todo esto y muchomás –degustación incluida–

se trata en la visita al Museode Madeira Wine, ubicado enun conjunto de edificios en-tre los que están las bodegasmás antiguas de vino de Ma-deira y en cuyo recorrido sedescubren también cartas de

Viernes 14.09.12EL NORTE DE CASTILLA PLANES 3GPS

Cafe do Museu y pasajeros a bordo de un catamarán que realiza paseos por la costa de Madeira. :: FOTOGRAFÍAS DE JAVIER PRIETO

Bodegas de San Francisco, de la Madeira Wine Company.

personalidades famosas, do-cumentos de las firmas ingle-sas que dieron origen a Ma-deira Wine Co., libros, uten-silios, un lagar del siglo XVIIy antiguas máquinas utiliza-das en la elaboración.

Otro lugar imprescindibledel recorrido por Funchal essu Mercado de los Lavrado-res. En origen, era el lugar alque acudían los labradores detoda la isla a vender sus mer-cancías. Y aunque sigue cum-pliendo esta función, es ver-dad que cada vez se encuen-tra más tomado por los turis-tas en busca de fotos coloris-tas. No es de extrañar. En pri-mer lugar, porque sigueconstituyendo un fabulosomuestrario de las variedadeshortofrutícolas que se culti-van en Madeira, pródiga enespecies tropicales de llama-tivos colores, olores y sabo-res. Y todo ello adobado porlas vestimentas tradiciona-les que portan las vendedo-ras de flores que se instalanalrededor del mercado. Esosí, como en todos los merca-dos, las primeras horas de lamañana suelen ser las de ma-yor intensidad y ajetreo.

Colgados de un cableLa última sugerencia de estavisita a Funchal exige volarpor los aires. En este caso, col-gado de un cable. Muy cercadel mercado se encuentranel jardín del Almirante Reisy el lugar del que parte el te-leférico que conduce hastaMonte, una pequeña locali-dad varios kilómetros másarriba en la ladera cuya visi-ta brinda varias oportunida-des. La más promocionadapor los folletos turísticos esel regreso hasta Funchal abordo de un ‘carro de cesto’,una especie de trineo guiadopor dos hombres que se des-liza a una endiablada veloci-dad por entre las empinadascalles contando como únicofreno con las gruesas suelasde las botas de los carreiros(y su probada habilidad paraesquivar los imprevistos). Untobogán urbano no apto paracardiacos.

La otra es –tras prolongarel viaje en teleférico– acer-carse hasta el Jardín Botáni-co. En una isla que presumetoda ella de ser un jardín enmitad del Atlántico pasearpor entre sus más de 2.000especies botánicas es una ex-periencia igual de delirantey llena de sorpresas, pero in-dicada para espíritus muchomás sosegados. Además,cuenta con el aliciente de lasgenerosas vistas que se go-zan de la bahía sobre la quese extiende Funchal. Aromas,sonidos, colores y panorámi-cas que pueden hacer entraren éxtasis a las almas mássensibles.� [email protected]

Un hotel ubicado en una mansión señorial de 1844.

INFORMACIÓN�Web oficialwww.visitmadeira.pt

Videorreportaje enelnortedecastilla.es

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