1231234Américo Ghioldi. La Vanguardia, los socialistas y el coronel Peron

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AMÉRICO GHIOLDI “La Vanguardia”, los socialistas y el coronel Perón […] “La Vanguardia” puede hablar por derecho propio que le acuerdan cincuenta años de permanencia en la vida pública argentina, duración semisecular que por sí habla de ideas orgánicas, conducta coherente y pasión de bien público. Pero “La Vanguardia” puede hablar también de los socialistas argentinos con el supremo derecho de ciudadanos que están dispuestos a no dejarse arrebatar de sus corazones un ideal por la simple disposición de un decreto arbitrario. Nuestro partido como las otras agrupaciones políticas, fue disuelto a fines de 1943, y no obstante que el coronel Perón predomina en el gobierno desde febrero de 1944, fecha del “putsch” contra Ramírez, los partidos continúan aún disueltos. Así y todo podemos hablar de los socialistas, que existen, piensan y siguen de cerca las cosas del país. Además de alabar su buen humor, en estimativa justa, reconocemos como condición positiva del señor vicepresidente la de ser un hombre que en público no se ha entregado a la Iglesia Católica ni a los manejos de la política del oficialismo fanático. En cuanto a su llamada obra de justicia social estamos también en condiciones espirituales de reconocer que el coronel Perón ha cumplido una obra no exenta de interés, no importan los motivos y circunstancias por las cuales la concibió. Cuando vio perdida la revolución se dio a preparar apresuradamente un plan a fin de allegar prestigio popular al 4 de junio. Realizó así una obra de aumentos de salarios, concesión de jubilaciones, etc., que si bien no salvó la revolución, porque ésta ha fracasado irremisiblemente, sirve al menos para reconocer algunos esfuerzos dignos de consideración en el juicio final que ha de producirse antes de que todos estemos en el valle de Josafat. El señor Perón abrió las carpetas parlamentarias, tomó las iniciativas socialistas, se apoderó de nuestros proyectos sobre aprendizaje del joven y sobre tantos otros temas de legislación de trabajo y cumplió así, sin originalidad pero con fervor de neófito, un aspecto parcial y limitado de lo que se llama justicia social. No nos desagrada que haga esto, ni que no tome aquello. Luchamos por imponer nuestras

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Américo Ghioldi. La Vanguardia, los socialistas y el coronel Peron

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AMRICO GHIOLDILa Vanguardia, los socialistas y el coronel Pern

[] La Vanguardia puede hablar por derecho propio que le acuerdan cincuenta aos de permanencia en la vida pblica argentina, duracin semisecular que por s habla de ideas orgnicas, conducta coherente y pasin de bien pblico. Pero La Vanguardia puede hablar tambin de los socialistas argentinos con el supremo derecho de ciudadanos que estn dispuestos a no dejarse arrebatar de sus corazones un ideal por la simple disposicin de un decreto arbitrario. Nuestro partido como las otras agrupaciones polticas, fue disuelto a fines de 1943, y no obstante que el coronel Pern predomina en el gobierno desde febrero de 1944, fecha del putsch contra Ramrez, los partidos continan an disueltos. As y todo podemos hablar de los socialistas, que existen, piensan y siguen de cerca las cosas del pas. Adems de alabar su buen humor, en estimativa justa, reconocemos como condicin positiva del seor vicepresidente la de ser un hombre que en pblico no se ha entregado a la Iglesia Catlica ni a los manejos de la poltica del oficialismo fantico. En cuanto a su llamada obra de justicia social estamos tambin en condiciones espirituales de reconocer que el coronel Pern ha cumplido una obra no exenta de inters, no importan los motivos y circunstancias por las cuales la concibi. Cuando vio perdida la revolucin se dio a preparar apresuradamente un plan a fin de allegar prestigio popular al 4 de junio. Realiz as una obra de aumentos de salarios, concesin de jubilaciones, etc., que si bien no salv la revolucin, porque sta ha fracasado irremisiblemente, sirve al menos para reconocer algunos esfuerzos dignos de consideracin en el juicio final que ha de producirse antes de que todos estemos en el valle de Josafat. El seor Pern abri las carpetas parlamentarias, tom las iniciativas socialistas, se apoder de nuestros proyectos sobre aprendizaje del joven y sobre tantos otros temas de legislacin de trabajo y cumpli as, sin originalidad pero con fervor de nefito, un aspecto parcial y limitado de lo que se llama justicia social. No nos desagrada que haga esto, ni que no tome aquello. Luchamos por imponer nuestras ideas y no queremos disputar a nadie, ni siquiera al coronel Pern, campeonato alguno para imponer la propia persona. Ms aun, las medidas que han podido beneficiar mensurablemente a los trabajadores, son definitivas; nadie dar un paso atrs, y mucho menos nosotros que promovimos antes que nadie y con constancia, estudio y responsabilidad superior, la cau- 78 BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) sa de la elevacin del nivel de vida del pueblo, expresin que incluso, hemos introducido, aclimatado y difundido. Pero en qu discrepamos fundamentalmente con el coronel Pern? No tenemos con l una cuestin personal; no tenamos conocimiento de su plan de justicia social, ni siquiera de su personal existencia antes del 4 de junio. Seguimos su obra como la de todos los dems ministros, con creciente inters, y exponiendo impersonalmente nuestras opiniones sobre la orientacin del gobierno. Si es verdad que nos ocupamos ms de sus opiniones que las del presidente y los otros ministros, ello se debe al propio se- or vicepresidente que procede como jefe supremo de la situacin. No tememos, por eso que el coronel Pern llama nuestra clientela. No sabamos que l estaba tan deseoso de tener nuestra clientela de su lado. Nuestra obra tiene un sentido histrico y de permanencia que puede resistir los mordiscos de la urgencia temporal y pasajera. Nunca hemos tomado a la clase trabajadora como clientela, concepto mercantil y materialista que el solo enunciarlo pone en descubierto el verdadero espritu con que algunos se acercan al pueblo. Busque el coronel Pern toda la clientela que encuentre, y que hallar en aquella masa lista para recibir prebendas, asado con cuero, brebaje de comit, mates vacos y pauelitos de algodn. Que en cuanto a nosotros nos entenderemos con el pueblo, e iremos a l con pensamientos e ideales en busca de comprensin afectiva y mental. Pero vayamos a lo central, ya que no desearamos que el seor vicepresidente de la Repblica interpretara que llevamos contra l un ataque de ndole personalsima. Debe quedar en claro, y una vez por todas, que discrepamos con la obra del seor vicepresidente por el sentido poltico de que est informada, y que trataremos de caracterizar en pocas palabras. No hay lucha de personas sino oposicin irreductible de principios realizada desde nuestra lnea democrtica, liberal y socialista. No entraremos a discutir si el coronel Pern es tambin un entendido en cuestiones de gobierno y poltica. Hace apenas un mes dijo que para l el gobierno era un hobby y que slo en el ejrcito era tcnico. Nosotros lo preferimos tcnico a hbbyco. Adems las cuestiones de gobierno no son para entretenimiento de nadie ni propias para improvisados. En primer lugar, insistimos en recordar que la justicia social no se otorga de una vez por todas mediante decretos. Las mejoras de salario o jornadas de trabajo son transitorias y superadas en el trmino de poco tiempo por los progresos del proceso productivo. Lo fundamental es la conciencia de la clase obrera, de sus derechos y de su propia fuerza. No hay justicia social all donde no hay gremialismo libre. Y la Secretara de Trabajo y Previsin se ha empeado en regimentar a los gremios tanto como en administrar los homenajes para sus jefes. El concepto sindical de la Secretara de Trabajo es tan parecido a la idea corporativa del fascismo mussoliniano como una gota de agua a otra. Consideramos que lo ms grave que ha podido realizar la Secretara de Trabajo es la anu- 79 BIBLIOTECA DEL PENSAMIENTO ARGENTINO / VI Carlos Altamirano Bajo el signo de las masas (1943-1973) lacin del gremialismo autntico y libre, y la utilizacin de los aparatos gremiales para fines polticos del oficialismo y para el endiosamiento e idolizacin de una persona. Discrepamos tambin con la orientacin social y poltica del seor vicepresidente porque orgnicamente no podemos apreciar esa aptitud para estar con todos, con todo y variar de continuo que es una de las caractersticas sobresalientes del coronel Pern. Diez das antes de la conspiracin que derroc al general Ramrez el coronel Pern firm una declaracin de fidelidad hacia el ex presidente de la Repblica. Durante ao y medio trabaj con todos los grupos de los nacionalismos fascistas existentes en el pas, y slo a partir aproximadamente del mes de noviembre del ao pasado, comenz a emplear en sus discursos las palabras democracia y libertad. Ahora no est con el general Peluffo, pero hace un ao se sirvi de sus buenos oficios para realizar una misin fundamental en distintas regiones del pas. Afirma que no quiere ser presidente, porque no tiene ninguna disposicin para ello; y esto lo ha dicho hace apenas un mes, pero la verdad es que est entregado a una campaa electoral Pro Pern, con recursos cuantiosos que suponemos que no proveer al Estado. A fines de junio afirma que no puede comprender por qu invariablemente, el aumento de los salarios de 200.000 trabajadores del riel estaban ligados a un aumento en las tarifas que deban pagar 14 millones de habitantes; y en noviembre del mismo ao aumenta las tarifas que deban pagar 14 millones de habitantes; y en noviembre del mismo ao aumenta las tarifas para 14 millones de habitantes a objeto de reconocer un pequeo beneficio a los obreros del riel. Proclama ahora su amor a la democracia con la misma sinceridad con que declar su simpata incontenible por el dictador Vargas, maestro, gua e inspiracin de los jefes de la revolucin argentina. Ama la libertad, pero tiene el recuerdo carioso por el enemigo de las libertades chilenas: Diego Portales. Tiene tendencia actual a ver en los Estados Unidos una de las grandes potencias con las cuales debemos estrechar vnculos, pero durante un ao y medio ha participado de la poltica de aislamiento y de hostigamiento contra la repblica del norte. En una palabra, por mucho que nos esforzamos no alcanzamos a penetrar dnde est la raz autntica del pensamiento continuo, del criterio estable y de la conducta poltica persistente; nosotros no alcanzamos a descubrir la ley secreta de tantas variaciones que nos dejan atnitos y suspenden la comprensin del pueblo. Puede ser que esta aptitud para el cambio, para la variacin diaria, para la oscilacin climtica est gobernada por un pensamiento superior que a nosotros se nos escapa Si ello es as, atribyase entonces a nuestra deficiencia para comprender las grandezas de tantas mutaciones sbitas, nuestra oposicin al coronel Pern. []