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  • 7/22/2019 13 Mundo Tigre Guerra

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    Este Pas 82 Enero 1998

    Los "tigres" de Asia, del milagro al colapso

    GABRIEL GUERRA CASTELLANOS

    La persistente crisis econmica y financiera que ha sacudido a los pases asiticos en los

    ltimos meses nos lleva a una serie de consideraciones acerca de esa cuenca del Pacfico,que apenas hace unos meses era promesa y modelo de lo que pueden hacer los mercados

    libres y las exportaciones, la apertura comercial y los as llamados valores asiticos delahorro, la educacin y la disciplina. Los "tigres asiticos" se haban convertido con el

    tiempo en el smbolo del xito econmico, de la superioridad del capitalismo ms ortodoxoy del triunfo del progreso por encima de cualquier otra consideracin.

    Para los estadunidenses, en los largos aos de la guerra fra, el sudeste asitico pasode ser la preocupacin y la obsesin por Vietnam a ser motivo de orgullo ante el rpido

    aprendizaje de sus pupilos en esa zona. Tras el despegue de Japn, cuyo modeloeconmico y poltico estaba fuertemente influido por EUA, las dems economas asiticas

    siguieron por el mismo camino, si bien con menor apego a la democracia y los derechosciudadanos. Estas dictaduras o semidictaduras fueron ms que bien toleradas por

    Washington, pues eran aliados doblemente tiles: por un lado representaban un dique antela amenaza, real o imaginaria, de la expansin comunista y, por otra parte, eran un

    escaparate para mostrar las virtudes del capitalismo.As las cosas, EUA prest bien poca atencin a temas como las libertades polticas

    o los derechos humanos, y poco se preocup por la corrupcin aparentemente endmica demuchos de sus aliados. Ni Marcos en Filipinas, ni Lee Kuan Yew en Singapur, ni los

    escndalos recurrentes en Japn y ni siquiera los ms recientes en Corea del Sur, que

    hicieron tambalearse al gobierno y al sistema poltico, provocaron dudas a los gobiernos nia los analistas financieros occidentales acerca de la solidez y viabilidad de los pases de laregin.

    Estos, por su parte, se volvieron el smbolo de la confianza y la certidumbre, casidiramos arrogante, de que el sureste asitico seria el nuevo centro de poder econmico y el

    motor del desarrollo mundial en el siglo xxi, adems, claro, del ejemplo a seguir. Ao trasao, las economas de la regin crecan ms y ms, ao tras ao aumentaban sus

    exportaciones, se enriquecan sus clases medias y altas, se volvan consumidores vidos deproductos occidentales. Y, de paso, casi para aadir la ofensa a la herida, ahorraban

    ms que nadie, invertan en educacin y se dedicaban a sermonear indirectamenteal resto del mundo en desarrollo acerca de nuestra indisciplina fiscal, falta de visin de

    largo plazo e incapacidad para crecer.Mientras tanto, hasta los ms recalcitrantes comunistas de la regin parecan haber

    tomado nota de los ingredientes de la receta del milagro econmico asitico. Chinaprimero, y Vietnam despus, abrieron sus fronteras para recibir frmulas e ideas que unos

    aos atrs hubieran conducido al paredn. En distintas escalas ambos pases optaron por lafrmula de la rigidez ideolgica y la flexibilidad econmica. En China los resultados saltana la vista: de continuar a este ritmo pronto ser una de las economas ms grandes del

    mundo

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    De repente, casi de un da para el otro, el sueo del desarrollo sin lmites se esfum.Primero en Tailandia y Malasia, despus en Singapur y Filipinas, ms tarde en Hong Kong,

    y finalmente en Corea del Sur y tambin en Japn, los mercados de capitales se volvierontan irracionales como lo eran apenas hace unos aos en Amrica Latina. De bien poco

    sirvieron todas aquellas teoras segn las cuales los pases asiticos podan ser inmunes a

    las neurosis burstiles. De poco valieron las reservas de divisas, el frreo controlgubernamental en algunos pases, las denuncias contra los "especuladores" en otros, lasdcadas de crecimiento con baja inflacin. Todo quedo atrs. Ahora, bajo la sombra de una

    serie de paquetes de rescate del FMI y de otras instancias, entre ellas el gobierno de EUA,el de Japn y el de Australia, que hacen palidecer al "rescate" de Mxico en 1995, los

    "tigres" se debern preguntar acerca del nuevo rumbo a seguir.Los jefes de Estado o de gobierno de Australia, Brunei, Canad, Corea del Sur,

    Chile, China, EUA, Filipinas, Indonesia, Japn, Malasia, Mxico, Nueva Zelandia, PapuaNueva Guinea, Singapur, Taiwn y Tailandia acudieron poco despus del colapso coreano

    a una inoportuna Cumbre de la APEC. Peculiar porque en ella coinciden representantes deChina y Taiwn, porque agrupa a naciones que slo tienen en comn ser ribereas del

    mismo ocano, y porque en ella confluyen todos los protagonistas del milagro asitico, queya no lo es. Peculiar porque las expresiones esta vez fueron de preocupacin y humildad,

    mientras que el hermano mayor de la regin, el presidente Clinton, advirti a sushomlogos acerca de las responsabilidades que ahora tendran que enfrentar.

    Estas solan ser las cumbres del optimismo, de las lecciones, de la arrogancia quedaban los altsimos ndices de crecimiento del PIB. Los pases asiticos, y Chile ms

    recientemente, se presentaban como modelos a seguir. Para EUA las reuniones servan paracomprobar y difundir las virtudes de la apertura comercial, de las exportaciones como

    motor del crecimiento, del libre comercio como alternativa de fin de siglo. Ya no ms. Apartir de ahora, la historia ser diferente.

    Las reuniones de APEC parecan, en efecto, ser la muestra palpable de los mritosde la economa de mercado. El tan pregonado fin de la historia se haca realidad aqu, en el

    seno de la agrupacin que reuna a los pases de ms rpido y prolongado crecimientoeconmico en la historia recientedel mundo. Para muchos observadores y analistas la gran

    pregunta ya no tena que ver con los lmites del desarrollo, sino mucho ms con el supuestofin de los ciclos econmicos. Cualquier lector ms o menos interesado en temas eco-

    nmicos se topaba con apologas de este nuevo orden econmico que permita pensar en unciclo de progreso y crecimiento sin fin.

    A lo largo de tres dcadas, los "valores asiticos" parecan haber superado todas laspruebas. Las virtudes combinadas del ahorro, la educacin, el compromiso casi siempre

    vitalicio de empresa y trabajadores y la estrecha colaboracin entre gobierno e iniciativaprivada presentaban una receta dificil de igualar, ya no digamos de superar. Para muchos

    pases, sobre todo en Amrica Latina, el modelo provocaba envidia y admiracin. Lasdcadas perdidas de los latinoamericanos eran precisamente las del despegue asitico, sus

    tasas de crecimiento inalcanzables para pases que slo podan ofrecer tasas altas deinflacin, recesiones sin parar, inestabilidad cambiaria, proteccionismo e ineficiencia. Los

    tigres asiticos se volvieron paradigma para muchos que se lanzaron a intentar copiarmodelos de desarrollo que lejos estaban de su manera de ser y de hacer las cosas.

    Posiblemente el ejemplo ms dramtico y a la vez simplista sea el de Per, dondeun poltico casi desconocido, de origen oriental y por todos llamado, sin nimo irnico ni

    despectivo, el Chino, gan la eleccin presidencial basando buena parte de su xito,

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    entonces y despus, en la percepcin de que algo de bueno habra de traer su pasadojapons. Ya fueran crditos de Tokio, ya fuera una nueva tica poltica o una manera

    distinta de hacer las cosas. Si bien el de Fujimori es el caso ms extremo, la verdad es queno pocos polticos latinoamericanos se preguntaban cmo emular a los tigres, cmo crecer

    tan rpido y con tan pocos problemas.

    Temas como el de la falta de democracia o el excesivo intervencionismogubernamental y la correspondiente corrupcin no preocupaban demasiado. Ni siquiera laausencia de reglas claras de informacin financiera, ni los prstamos otorgados a

    megaproyectos que ms tenan que ver con el ego de gobernantes o de empresarios que connegocios viables, nada de eso era motivo de atencin para los supuestamente siempre

    alertas guardianes de la economa mundialCuando los corredores de inversiones sacudieron a los mercados de Malasia y

    Tailandia, pocos pensaron que ese pequeo susto podra convertirse en el terror del suresteasitico. Si bien haban cado las bolsas de valores y se haban devaluado las monedas, el

    resto de la regin estaba bien protegida, o eso se crea. Las tronantes y antisemitasdeclaraciones del primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, contra los

    especuladores y contra George Soros hicieron pensar a muchos que sta era una crisis enque el mismo gobierno de Malasia se haba metido con Sansn a las patadas, pelendose

    con e insultando a los mercados de los que su crecimiento y desarrollo dependen. De pocole sirvi a Mohamad su retrica nacionalista, de menos aun sus insinuaciones de que todo

    esto no era ms que un complot urdido por "financieros judos" para evitar que un pasmusulmn prosperara.

    Tal vez lo nico que se logr con esa guerra de declaraciones, en la que Sorosdenunci a Mohamad como "una amenaza para su propio pas", fue en retrasar el

    reconocimiento de que la crisis era mucho ms profunda y de un alcance mucho mayor delo que se haba pensado en un principio. Pronto se extendi a otros pases, opacada por la

    recuperacin de Wall Street, y de pronto alcanz de lleno a Corea del Sur, la onceavaeconoma ms grande del mundo, el tigre mayor, obligando a una operacin de rescate por

    parte del Fondo Monetario Internacional que ha tenido que aportar veinte mil millones dedlares, ms lo que se acumule con la muy probable aportacin de EUA, Japn y Australia,

    entre otros. Segn analistas, el total de la suma para rescatar a Corea del Sur de lainsolvencia podra llegar a superar los sesenta mil millones de dlares, rompiendo as el

    poco envidiable rcord mexicano de cincuenta mil millones despus de la crisis de finalesdel 94.

    El vendaval alcanz ya a Japn, en donde la amenaza de la insolvencia se ciernesobre algunos de los principales bancos, generando temor entre funcionarios y analistas de

    que el contagio pudiera extenderse a la que supuestamente era la madre del milagroeconmico asitico, la economa ms slida y a prueba de crisis en la regin. Ms all de lo

    que suceda en Japn, el hecho es que la poca solidez de las economas asiticas ha quedadoen evidencia, mientras que los "valores asiticos" y la creencia en los mercados libres se

    han visto salpicadas por la duda y la suspicacia.Las implicaciones de esta crisis irn mucho ms all de la regin. Para Estados

    Unidos y Europa, las devaluaciones de las monedas asiticas harn menos competitivas susexportaciones, afectando as el crecimiento econmico y agravando el dficit comercial

    que muchos pases europeos y particularmente EUA tienen con la regin. Para AmricaLatina, la falta de liquidez de los mercados financieros se traducir en escasez de capital y,

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    ms grave an, en una mayor desconfianza hacia los as llamados mercados emergentes,que han pasado del crecimiento a la emergencia con tanta rapidez.

    Pero ms significativo que los costos altsimos, es cierto, de esta crisis es el fondoque la provoc. Podremos culpar a los mercados, a los especuladores, a toda suerte de

    factores de corto plazo, pero el hecho es que la crisis que ha azotado a Asia va mucho ms

    all de los temas macroeconmicos, financieros, de los dficit de cuenta corriente o de lainfluencia (o falta de) de los grandes corredores de inversiones.En el fondo, buena parte de los problemas que hoy enfrenta la regin tienen que ver

    con la falta de transparencia y de controles administrativos, as como de la cerraznpoltica que ha hecho de muchos de ellos pases virtualmente unipartidistas. Los mismos

    valores asiticos que propiciaron el despegue econmico de la regin fueron los que la hanllevado hoy al desplome. La corrupcin, el padrinazgo, el nepotismo, la falta de

    informacin, la falta de un sistema democrtico que permitiera controlar esos excesos, larigidez de un sistema educativo que nunca ense a cuestionar sino slo a obedecer, ah

    estn las verdaderas razones de esta crisis.Durante mucho tiempo quienes osaban cuestionar al milagro asitico con ese tipo

    de preocupaciones pequeo-burguesas eran casi motivo de risa. Los lderes de China, deSingapur, de Malasia se cansaron de decirnos que las libertades polticas no eran algo que

    interesara a sus ciudadanos, que estaban segn esto demasiado ocupados disfrutando detasas de crecimiento de dos dgitos como para querer leer peridicos sin censura o votar en

    elecciones libres. Al final del da vemos que la falta de libertades y la falta de informacinpermitieron niveles de corrupcin e ineficiencia que estn arrastrando ahora a justos y

    pecadores por igual.Quedan varias lecciones: la primera es que no puede haber crecimiento y

    prosperidad sin libertades; la segunda es que no hay modelos econmicos absolutos, y quetan malos son los dogmatismos estatistas como los friedmanianos; por ltimo, que la

    combinacin indiscriminada de valores ticos, polticos, econmicos, puede ser la mejorreceta para el desarrollo, pero tambin para el colapso.

    Para quienes en Mxico han visto a Asia como el modelo a seguir, para quienesquisieran, o hubieran querido, que avanzramos por el camino de la cerrazn poltica y del

    monopolio de las teoras econmicas, debe haber numerosas enseanzas.Ojal que algo se aprenda de esto.

    El autor es politlogo. Es comentarista sobre temas internacionales en el peridicoReforma y en el programa Para empezar.