15 Años de Acuarela
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15 años de Acuarela: 15 discos (I)probertoj
Además de hablar con Jesús Llorente, responsable de esa
travesía de 15 años que lleva por nombre Acuarela, he querido
celebrar todo este tiempo que el sello lleva con nosotros
eligiendo los quince discos que más me han gustado del sello. En
principio, la idea era elegir uno por año, pero, como suele ocurrir
en las listas, al final las cosas salen muy distintas a como se
habían planeado.
En cualquier caso, cualquiera de los quince discos de lo que voy
a hablar aquí (a razón de siete ahora y ocho en la segunda parte)
se los recomendaría a cualquiera. Han sido parte fundamental de
mi vida musical y ayudan a desmitificar la idea de que Acuarela
sólo tenía una cara. Al contrario de lo que pudiera parecer, el
sello dirigido por Jesús Llorente ha sido poliédrico, aunque a
todos sus discos les ha unido un hilo invisible que no sabría
definir.
De Thalia Zedek a Paperhouse, de Sr. Chinarro a Boy Omega,
éstos son 15 discos para celebrar la música del sello.
Varios – Acuarela Songs
Su misión era la de ser un auto-
homenaje. El sello llamó a algunos de sus grupos preferidos
(fuera o no suyos) y les pidió que colaborasen mandándoles
canciones con una sola condición: que en ellas apareciese, en
algún lugar, la palabra acuarela (en castellano o bien traducida a
su idioma correspondiente). Y lo que salió de allí fueron 32
canciones sorprendentemente cohesionadas, casi un alegato
sobre la forma de editar música del sello de Jesús Llorente. Su
peculiar manera de entender el pop quedó plasmada a la
perfección y, para colmo, dejó un himno eterno y grandísimo:
The Waves, entonado por Greg Weeks.
Thalia Zedek – You´re A Big Girl Now
Ahora ya eres una niña grande.
Thalia Zedek, ya sin Come, no sólo se ponía a Dylan (y a la
Velvet) por montera sino que se aplicaba en hacer un rock tan
crudo o más que el de su banda anterior. Y eso, y cualquiera que
haya escuchado Near Life Experience o sus otros discos puede
dar fe, son palabras mayores. Mientras Chris Brokaw, la otra
mitad del grupo, parece haber sido abducido por un bucle de
instrumentales y blues, Thalia sigue sabiendo como hacer que la
música duela sin necesidad de sonar llorona.
Sr. Chinarro – El por qué de mis
peinados
El mejor disco de Antonio Luque,
aunque él lo niegue y el propio Jesús Llorente piense que la
etapa actual del Chinarro es más grande. Para un buen puñado
de fieles seguidores, Chinarro nunca ha sido tan mágico como en
estas canciones que hablaban de cajeras, de sexo en casa de tus
padres (o en casa de los míos), de veranos en la playa cuando
eres niños, de celos, del destino y de las obligaciones de la
madurez.
Migala – Así duele un verano
No ha envejecido todo lo bien que
nos hubiese gustado y, personalmente, suelo escuchar más su
disco de despedida, La Gran Aventura, pero es que con Así
duele un verano tengo una deuda emocional que nunca
acabaré de pagar.
Al disco le faltan hoy en día más canciones y le sobran cortes
que no son más que intermedios. Pero, cuando el grupo
madrileño iba al grano, iba de verdad: Low of Defenses,
Ancient Glaciar Tongues, The Whale o Regular Storm
Sounds aún mantienen intacta su capacidad de seducción.
También Gurb Song, con letra escrita por el propio Jesús
Llorente, jefe del sello.
Medication – 2
Lo de estos asturianos fue una pena. Sacaron dos singles y
desaparecieron sin dejar más poso que el de algunas canciones
muy adelantadas a lo que se hacía en España por esa época.
Mientras algunos todavía trataban de controlar el ruido,
Medication ya iban al ritmo.
Eran del norte de España, pero parecían tan alemanes como
Neu!. En la época en la que Acuarela sacaba singles horrorosos
(algunos hay para avergonzarse de ellos, sí), cosas como
Medication lo compensaban todo y te hacían seguir siendo fiel
a todo lo que editase el sello.
Beef – Tongues
Y, por si fuera poco, Acuarela
tuvo, en su momento, a Beef. Los catalanes son uno de los
mejores grupos que haya dado la independencia en este país,
pero de tan raros pocos les han querido hacer caso.
Parece como si después de haber sido con Tongues mejor disco
del año, en 1995, para la revista Rockdelux ya no tuviesen nada
que ofrecer y es al contrario: su carrera es más sólida que la de
cualquier grupo nacido en esos años, hasta llegar a un último
disco sensacional. Tongues, en cualquier caso, tiene algunas de
las mejores guitarras noise del indie español. Claroq ue ahora los
másters ya no pertenecen a Acuarela, sino a Elefant.
Hefner – The Hefner Heart
Jesús Llorente ya puso a Hefner
por las nubes cuando oyó su primer disco, así que era cuestión
de lógica que, siendo Darren Hayman un tipo tan prolífico,
acabara grabando canciones para Acuarela.
Y las de The Hefner Heart bien podrían ser, sin exagerar, las
mejores de toda su discografía. Más destartalados que nunca,
levantando himnos a las cosas que nunca hicieron (muy Acuarela
eso tambien), los cinco temas de ese disco deberían estar en
cualquier recopilatorio que el grupo se plantease hacer. Y, desde
luego, Karen es su mejor canción.
Y concluimos ya este miniespecial dedicado a Acuarela con el
que llevamos desde el sábado con la segunda parte de mis 15
discos favoritos del sello. Como una de las máxima era la de que
no valía repetir, se quedan fuera otros discos del Sr. Chinarro
(de ésos de los que ya no quiere ni oír hablar) o de Migala.
Además, al estar la lista reducida a 15 elecciones, hay varios
grupos que también se me quedan en el tintero.
Pero, más allá de lo que no está, lo que sí ha entrado en la lista
es un buen ejemplo de cuál ha sido el camino recorrido por un
sello que, desde hace tres lustros, ha suscitado más adhesiones
que odios.
Flow- Sensazione
A Acuarela siempre le ha fallado
la apuesta pop. Pero antes de que a Fernando Vacas le diera por
inundar todas sus canciones y producciones de arreglos y de
supuesta ‘genialidad’, aún tuvo tiempo de revitalizar el nombre
de un grupo que, hasta entonces, apenas había sido una nota a
pie de página del indie español. Sensazione no es perfecto, pero,
depende de como te pillara, en su momento lo pareció.
Jr – 127
Sólo ellos pudieron hacer algo
así. Todos les mimaban y llegó 127 y el mundo dejó de hacerles
caso. Hasta los medios que querían encumbrarlos. Normal: 127
es difícil de entender, cantado con trozos de palabras, musicado
a jirones. Folk experimental o pop desnudado hasta el esqueleto
y con el paso cambiado. Desde entonces, nadie se atreve a
hablar de Jr. con palabras dulces.
Lisabö – Egun Bat Nonahi
Tres canciones abrasivas. La
esencia de Lisabö. Tras publicar Ezarian, el grupo irundarra
entrega a Acuarela un ep repleto de desazón, miedo y dolor.
Nadie en España sabe sonar tan intenso sin empezar a entrar en
terreno resbaladizo. Y a Acuarela esa definición le ha pegado
durante mucho tiempo, aunque a veces haya tenido traspiés de
importancia. Tres canciones: el todo y la nada.
VVOO- Lujo y Miseria
Y, de repente, un extraño.
Acuarela se fija en el subsuelo barcelonés en donde había visto a
Astrud y alrededor de Manolo y Genís (sobre todo de éste último,
omnipresente aquí y allá) le salen grupos como setas. Pero nada
de grupos normales: Hidrogenesse, Les Biscuits Salés, Chico
y Chica, Stardu... A Acuarela siempre le ha fallado la apuesta
pop (II), pero lo que nos regaló con Lujo y Miseria sirvió para que
muchos abriéramos los ojos. Y, desde entonces, los
Austrohúngaros caminan por libre. Todo lounge, menos sus vidas
(más bien Lynch).
Aroah – El Día Después
Dicen que en sus discos desnudos
estaba bien, pero yo no acababa de pillarle el tranquillo. Puede
que no sonase mal, pero Cat Power te daba lo mismo amplificado
a la enésima potencia. Ahora, tras unirse con Refree para El día
después, ya no hay duda de que Aroah tiene un camino propio
muy apetecible, además de algunas de las letras menos obvias
del panorama folk español. Hace falta saber a dónde va, pero de
momento ya conozco a varios indecisos a los que El día
después les ha convencido.
Paperhouse – Adiós
Slowcore dulce. Y un salto de
gigante para un grupo que no era casi nada y, en su primer disco
largo, nada más sonar la sirena inicial, te rompen por dentro. A
Adiós, de los catalanes Paperhouse, sólo se le puede ver como
una rareza inmensa, un golpe de suerte y algo de esfuerzo. Un
disco debut que sirve de despedida y que contiene algunas de
las canciones más emocionantes que haya dado la primera
generación nacional del indie. Ritmos muertos y melancolía: esa
tristeza honda y profunda, pero suave, que uno no llega a
poderse quitar de encima.
Grupo Salvaje – Aquí hay dragones
Si In Black We Trust
funcionaba, Aquí hay dragones sube la apuesta: sus canciones
pinchan más y parecen menos ejercicios de estilo y sus historias
sobre llegar al fin del mundo y no encontrar nada, sobre
monstruos imaginados, sobre expediciones a la Antártida que
resultan fallidas o sobre los lugares desconocidos del mapa dan
mucho más empaque al conjunto. Polvorientos, desastrados y
fantásticos en directo, Grupo Salvaje ya tienen un disco que
superar.
Boy Omega – Hope On The Horizon
Porque Acuarela también tiene
presente y éste es un disco que lo ejemplifica bien. Parece
forzado, parece demasiado autoindulgente, parece demasiado
copión. Pero el trayecto circular de Martin Henrik Gustafsson en
medio de una ruptura remite a las mejores canciones de Bright
Eyes o de Elliot Smith y se mueve con soltura entre el pop
dramático y el épico. Porque no son lo mismo. ¿Hay esperanza
en el horizonte para el sello?