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  • La certeza es un tono, pero del tono no se sigue la certeza.

    Wittgenstein, Sobre la certeza

    La aparicin de Von einem neuerdings erhobenen vornehmen Ton in derPhilosophie, en el nmero de mayo de 1796 de la Berlinische Monatsschrift, se pro-duce como consecuencia de la publicacin, un ao antes, de una traduccin de lascartas de Platn realizada por un tal Johan Georg Schlosser, jurista retirado que sededicaba a asuntos de filosofa y que llev a cabo varias traducciones de Platn yde Aristteles. Schlosser, casualmente cuado de Goethe, y el conde FriedrichLeopold zu Stoltberg haban aglutinado en torno a s a un grupo de cristianos reac-cionarios y elitistas que se declaraban platnicos1 y msticos. Se ha especuladomuchas veces sobre el hecho de que Kant se tomara la molestia de desplegar lafuerza de su pensamiento contra un filsofo menor como Schlosser y se ha dicho

    LOGOS. Anales del Seminario de MetafsicaVol. 38 (2005): 7-12

    ISSN: 1575-68667

    Introduccin de la traductora

    Cristina GMEZ BAGGETHUN

    1 Kant procur en todo momento mantener separados a este Platn que escribe cartas, del quese proclamaban herederos los msticos, del Platn acadmico que conocemos a travs de los dilo-gos. Quiz no est de ms recordar en este contexto que las cartas que supuestamente escribi Platnal tirano de Siracusa han sido tradicionalmente consideradas de especial importancia ya que se trata-ra de los nicos textos que Platn habra escrito en primera persona, es decir, sin la toma de distanciaque siempre supone escribir filosofa en forma de dilogo. Sin embargo en nuestro siglo los fillogoshan puesto seriamente en duda que Platn sea realmente el autor de estas cartas, a excepcin quiz dela carta VII en cuya atribucin a Platn s parece reinar un cierto acuerdo.

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  • que el verdadero blanco de la crtica kantiana era el irracionalismo de Jacobi queempezaba a hacer furor en Alemania. Fuera cual fuera la intencin kantiana, el art-culo sobre el tono provoc la redaccin y publicacin por parte de Schlosser de unsegundo texto, Schreiben an einem jungen Mann, der die kantische Philosophie stu-dieren wollte, que a su vez empuj a Kant a publicar el breve escrito tituladoVerkndigung des nahen Abschlusses eines Traktats zum ewigen Frieden, en el queSchlosser ya es citado por su nombre2. ste escribi entonces una segunda carta ala que Kant ya no respondi, pero que hizo, en cambio, que intervinieran en la pol-mica, en defensa de Kant, el crtico Friedrich Schlegel, el poeta Schiller, e inclusoSchelling, que en aquel momento apenas contaba con veintids aos. Algo aparen-temente tan intrascendente como un tono haba desatado toda una polmica.

    Kant sostena ya en la Crtica de la razn pura que si bien las cuestiones quems pueden interesar a la razn, esas ante las que nadie puede mantenerse indife-rente, no son susceptibles de ser tratadas en el lenguaje del saber, quedan, sinembargo, an recursos suficientes para hablar sobre ellas en el tono humilde de unafirme conviccin3. En ese mbito de cosas en el que no cabe la certeza del saber te-rico, se podra, en cambio, entrar en discusiones y, aunque nunca se pudierandemostrar las tesis propias, siempre quedara el consuelo de que tampoco el contra-rio podra demostrar las suyas. En todo caso, lo que resulta inadmisible es que sefinja certeza cuando sta no es posible, cosa que lleva a Kant a defender que haypolmicas en las que lo est en juego, ms que la cosa, es el tono: ciertos tonos desuficiencia son inaceptables y contra ellos hay cierta obligacin de beligerancia.Quiz bajo el tono en que se ejerce la filosofa se esconda la postura fundamentalel modo de pensar subyacente, el carcter mismo, dira Kant de esa filosofa; yes que apreciar la importancia de la cuestin del tono pasara por relacionarla conla nocin heideggeriana de Stimmung, ese temple, ese estado de nimo de base enel que se encuentra el Dasein en cada caso y que tiene no poca influencia sobre elmodo de abrirse de ste. Baste por ahora con indicar que si en el tono de moda enel momento de la publicacin de la Crtica de la razn pura ?un hastiado indiferen-tismo, un sano escepticismo, hacia una filosofa dogmtica que se ha convertido enun campo de batalla? encuentra Kant el juicio maduro de una poca que puede pre-ludiar el renacimiento de esta ciencia4, en el tono de distincin de la novsima filo-

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    2 Es digno de mencin que Schlosser sea citado en la segunda de las dos partes en que se divideel texto. Mientras que en la primera defiende Kant el derecho al optimismo a la hora de creer en laposibilidad de que los filsofos puedan dejar de disputar para dedicarse a cooperar en lo que verdade-ramente importa, en la segunda parte, en la que se analiza el caso Schlosser, es pesimista respecto a laposibilidad de firmar un acuerdo de paz duradero en filosofa mientras no se cambien ciertas actitudesde fondo. Y es que quiz hay ciertos tonos que bloqueen de por s la posibilidad de la concordia.

    3 Crtica de la razn pura A 745 / B 773.4 Crtica de la razn pura A VII-IX

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  • sofa alemana, que se dice de linaje platnico, intuye la muerte de toda filosofa(VIII, 398 y 405).

    Para valorar la importancia de este texto algo desatendido por los crticos habraque hacerse cargo de la cantidad y magnitud de temas centrales, no slo para el estu-dio de la obra kantiana, sino para la filosofa en general, que se condensan en estaspocas pginas en las que el ya viejo Kant entabla una polmica en torno a la defi-nicin misma de filosofa y emplea en ella gran parte de sus tesis ms fundamenta-les. Puesto que sealar el calado de todas estas cuestiones exigira un tratamientoque sobrepasa las posibilidades de esta introduccin, me conformar con enumeraralgunos de los temas ms fundamentales que subyacen en este artculo. Como tareaqueda entonces pendiente encontrar la unidad y conexiones de estas cuestiones, sies que asumimos que su concentracin en un slo texto no responde meramente auna operacin retrica por parte de Kant, esto es, que no se trata de una mera yux-taposicin con las que dejar fuera de juego al contrincante mediante un desplieguede potencia, sino de problemticas estrictamente relacionadas y que en algunoscasos no son ms que diferentes maneras de manifestarse una misma cuestin.

    En primer lugar, y bajo el problema de qu actividad es la que tiene derecho allamarse filosofa, nos encontramos con la defensa por parte de Kant de que el tonode distincin, que esconde en parte una proclamada certeza en cuestiones que no laadmiten, caracteriza en gran medida a quienes quieren hacer filosofa de un mododogmtico y pretendidamente imitado del proceder matemtico, esto es, a quienesno distinguen entre el modo de proceder de una ciencia como la matemtica ?en laque el disponer de intuiciones (Anschauungen), y precisamente de intuicionespuras, nos asegura la posibilidad del proceder racionalmente por construccin deconceptos? y el proceder propio de la filosofa, que a falta de agarraderos de la sen-sibilidad, est obligada a avanzar meramente por conceptos. No est de ms, sinembargo, que recordemos eso que tantas veces se olvida pero que est ya presenteen la Crtica de la razn pura, a saber, que el avance de toda ciencia es, segn Kant,siempre dogmtico (es decir, por principios, comprometido con la necesidad de pro-bar a priori cada afirmacin), y que la diferencia entre el dogmatismo y el sano pro-greso de la filosofa reside slo en que previamente se haya evaluado la posibilidad,alcance y lmites de nuestras facultades en este mbito de cosas, esto es, en que sehaya llevado a cabo la crtica.

    En segundo lugar, aunque en estrecha relacin con lo anterior, encontramos eneste texto la siempre presente en la obra de Kant crtica a la nocin de intuicin inte-lectual, es decir, la defensa de la tesis de la finitud de la razn, como se la llamaotras veces. Me refiero a la afirmacin de que nosotros los hombres slo tenemosintuiciones sensibles (ya sean puras o empricas), y que la distancia entre sensibili-dad y entendimiento (entre la facultad que recibe las intuiciones y la facultad quepor medio de conceptos piensa estas intuiciones) es irreductible. Expresado de otro

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  • modo, que entender slo entendemos lo que somos capaces de expresar dando elrodeo por el concepto, y por ende, por la palabra, esto es, que entender slo enten-demos lo que podemos expresar claramente, a la vez que conocer slo conocemosaquello que al mismo tiempo que nos es dado por la sensibilidad, somos capaces depensar con el concepto y de expresar con la palabra. En suma, que la verdad no sepuede intuir, si entendemos por intuir lo que esta palabra significa en el lenguajecotidiano (significado frontalmente opuesto a lo que intuicin significa en el len-guaje tcnico kantiano), a saber, eso a lo que nos referimos cuando decimos cosascomo tengo la intuicin de que va a pasar tal o cual cosa5. Como consecuencia deesto, de pretender filosofar por medio de sentimientos (lo que en el lenguaje coti-diano llamamos intuiciones), actividad sta mucho menos laboriosa que el lento tra-bajo del concepto, se produce, a juicio de Kant, cierto entusiasmo en filosofa, cier-to avanzar sin conciencia de los lmites, una forma de exaltacin (Schwrmerei) quetiene como consecuencia la prdida de rigor e incluso el delirio.

    En tercer lugar, se pone en juego en el texto la eterna discusin entre poetas yfilsofos ?tan antigua como la filosofa misma y que se percibe ya en el seno delplatonismo: Platn fue, al fin y al cabo, el primero en expulsar de la ciudad a lospoetas?, a saber, la cuestin de si hacer filosofa es algo especficamente diferentede hacer poesa, es decir, la cuestin de si la filosofa tiene un espesor propio queconsistira precisamente en ser un conocimiento racional o discursivo (especificidadde la filosofa que en el lenguaje del prrafo anterior expresaramos diciendo quetiene la obligacin dar el rodeo por el concepto) y si, por tanto, no es filosfico elmodo de expresar la verdad por medio de imgenes o de metforas, modo este quesera el propio de la poesa (en sentido amplio, las artes en general). ste asunto hade ser puesto en relacin con los dos temas, presentes a su vez en el texto que nos

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    5 Cosa que nos enfrenta inmediatamente a uno de los problemas de la recepcin del pensamientokantiano en los mbitos lingsticos derivados del latn y que es especialmente relevante para el art-culo de Kant que nos ocupa. Me refiero al hecho de que si gran parte de la obra de Kant est dedica-da a criticar la nocin de intuicin intelectual, es decir, la idea de que la verdad se puede intuir(donde intuir significa lo que significa en el lenguaje cotidiano: un barruntar, un presentir), y si preci-samente por eso Kant traduce la palabra intuicin al alemn con una palabra como Anschauung (queal derivarse del verbo anschauen, que significa en primera instancia ver o fijar la vista, conserva en lamaterialidad misma de la palabra la vinculacin con lo sensible), de manera que Aschauung se llamaa aquello que le es dado inmediatamente a la sensibilidad y que slo es conocido mediante el rodeopor el concepto, si esto es as, digo, al verter de nuevo la palabra a las lenguas latinas como intuicinse pierde inmediatamente la referencia a lo sensible y se instaura esa ambigedad que tienen los tex-tos kantianos en las lenguas latinas, a saber, que se usa la palabra intuicin para aquello que precisa-mente no tiene nada ver con eso de tener intuiciones sobre las cosas (en el sentido de Ahnungen,barruntos, presentimientos). Ambigedad sta que nosotros no hemos pretendido suplir en esta traduc-cin, ya que generara una enorme confusin dentro de la escuela, y que nos ha llevado a mantenerintuicin como traduccin de Anschauung y nos ha obligado entonces a traducir Ahnung por presen-timiento.

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  • ocupa, que son consecuencia inmediata de la postura de Kant ante esta discusin.Me refiero en primer lugar a la diatriba contra el esnobismo en filosofa, ese tonodel filosofar que pretende darse aires de distincin con la filosofa, como si el fil-sofo se distinguiera del pueblo llano con un saber que tiene en exclusiva y que noes comunicable a otros, como si pudiera fundarse una lite filosfica. Postura staque no reconoce que lo nico que diferencia al que sabe filosofa del que no la sabees que ha pasado por la escuela pblica y que no reconoce, por tanto, que el filso-fo no sabe nada que no pueda saber cualquiera que se tome el trabajo (y dispongadel tiempo) necesario para aprender a pensar por s mismo. Tras este elitismo enfilosofa detecta Kant lo que quiz pudiramos llamar un inters emprico en lafilosofa, por analoga con eso a lo que en otro sitio llama el inters emprico en lobello6, que no es sino el indudable inters que tiene en sociedad el hecho de tenerbuen gusto a causa del prestigio que da. Del mismo modo podra haber un interspor llamarse filsofo a causa del prestigio que pudiera dar (prestigio ste que sinembargo la filosofa pierde con mucha frecuencia), y darse el ttulo de filosofa serauna manera de engalanarse. En segundo lugar, me refiero la apologa del formalis-mo, o como quiz lo llamaramos hoy en da, al peculiar estructuralismo, presenteen los ltimos prrafos del texto. Afirmar que la esencia de la cosa reside en laforma, como lo formulaban los escolsticos, no significara, al fin y al cabo, msque lo que ya venimos diciendo hasta aqu, a saber, que conocemos un objeto cuan-do conocemos su forma, esto es, su concepto o su estructura, que es precisamentelo que puede ser comunicado universalmente (en la medida en que los conceptostienen una definicin dada por una serie de notas), a diferencia de una imagen o unametfora que est expuesta a todo tipo de interpretaciones.

    Por ltimo, el artculo de Kant pone sobre la mesa uno de los ms profundosproblemas del pensamiento kantiano, por lo dems heredado de Hume, a saber, lacuestin del sentimiento moral. Eso que Kant caracteriza como el nico sentimien-to producido por ideas, un sentimiento de malestar que parece surgir en nosotroscuando transgredimos la ley moral y que se producira a juicio de Kant como con-secuencia del contraste de nuestra accin con la accin que nos representamos noslo como posible, sino incluso como debida, y que en su versin positiva se tradu-ce en el respeto que no podemos sino sentir hacia aquellos en los que creemos per-cibir buen corazn y firmeza de carcter. Kant quiere, sin embargo, distinguir estesentimiento de origen intelectual, y que slo en el trabajo discursivo del conceptopuede llegar a sentirse, de aquel al que apelan quienes filosofan por sentimientos(Gefhle), o presentimientos (Ahnungen).

    Creo que la enumeracin precedente bastar, al menos, para insinuar la relevan-cia de este texto breve, pero de ningn modo menor y justificar, en cierto modo, quese quiera ofrecer una nueva traduccin del mismo. La postura fundamental que

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    6 Crtica del Juicio 41.

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  • defiende Kant a lo largo de todo el texto no es otra que la de que en todo litigio filo-sfico no ha de reconocerse sino la autoridad de los argumentos, es decir, la autori-dad de la razn (de cualquiera), y que una tesis nunca est legitimada por el presti-gio o el status de quien la defiende, que slo tiene derecho a reclamar para s la ver-dad de sus afirmaciones quien est dispuesto a defenderlas en el espacio pblico,que es precisamente donde estas afirmaciones sern sometidas a prueba mediante elminucioso examen de las razones que la sustentan. Mi nica pretensin ha sido lade intentar contribuir a acercarnos al pensamiento de un filsofo lejano que seexpresa en una lengua extraa ofreciendo una nueva traduccin que aunque riguro-samente literal, se esfuerza acercarnos a Kant al espaol. Para llevarla a cabo se hatomado base en la edicin de la Academia7, cuya numeracin de pgina se ha indi-cado en el texto, y en la de Weischedel8. La traduccin se ha cotejado adems, conlas otras dos traducciones existentes en espaol9, de las que de todos modos se tomadistancia, y con una traduccin al ingls10 y otra al italiano11.

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    7 Von einem neurdings erhobenen vornehmenTon in der Philosophie, Hrsg. von der KniglichPreuischen Akademie der Wissenschaften, Berlin, Walter de Gruyter, Bd. VIII, 1923, pp. 389-406.

    8 Werkausgabe, Schriften zur Metaphysik und Logik, Hrsg. Wilhelm Weischedel, Bd. VI,Frankfurt, Suhrkamp, 1977, pp. 375-397.

    9 De un tono distinguido, recientemente ensalzado en la filosofa, En defensa de la Ilustracin,Barcelona, Alba Editorial, 1999, pp. 361-380.

    Acerca del tono aristocrtico que viene utilizndose ltimamente en filosofa, ed. Jrgen Mischy Luis Martnez de Velasco, Revista gora, Papeles de Filosofa n 9, Universidad de Santiago deCompostela, 1990. pp. 137-151.

    10 On a recently prominent tone of superiority in philosophy, Theoretical Philosophy after1781, Ed. Henry Allison, Cambridge University Press, 2002, pp. 429-445.

    11 Dun tono da signori assunto di recente in filosofia, Scritti sull criticismo, a cura di G. deFlaviis, Roma/Bari, Laterza, 1991, pp. 255-273.

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