1980 La Decada Sandinista en Nicaragua
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IV CONGRESO CENTROAMERICANO DE HISTORIA. 14, 15, 16 Y 17 DE JULIO DE 1998
INTERPRETACIÓN HISTÓRICA DE LA DÉCADA DE
1980 EN NICARAGUA
PONENCIA DE
JOSÉ LUIS VELÁZQUEZ PEREIRA. Ph.D.
Universidad Thomas More
Contenido
REFLEXIÓN HISTÓRICA........................................................................................................................
EL RÉGIMEN SANDINISTA.................................................................................................................
LA TRANSICIÓN AL SOCIALISMO.................................................................................................................
LA ESTATIZACIÓN......................................................................................................................................
INTENTO DE PLANIFICACIÓN CENTRALIZADA..............................................................................................
LA ECONOMÍA DEL SUBSIDIO.....................................................................................................................
EL EJE ESTADO-PARTIDO-EJÉRCITO-ORGANISMOS DE MASA Y SUS IMPLICACIONES POLÍTICAS...................
PROLETARIZACIÓN Y HOMOGENEIZACIÓN IDEOLÓGICA................................................................................
LA ALIANZA ESTRATÉGICA CON EL BLOQUE SOVIÉTICO Y LOS MOVIMIENTOS DE LIBERACIÓN....................
REVERSIÓN DE LA COYUNTURA..................................................................................................................
UNA APERTURA TÁCTICA...........................................................................................................................
PEONES EN EL AJEDREZ DE LAS SUPERPOTENCIAS......................................................................................
REFLUJO DE LOS MOVIMIENTOS DE LIBERACIÓN.........................................................................................
LOS EFECTOS DE LA TRANSICIÓN...............................................................................................................
CONCLUSIONES....................................................................................................................................
NOTAS.....................................................................................................................................................
1
Reflexión Histórica
Desde la colonia española hasta nuestros días, el modelo político de la
sociedad nicaragüense se ha caracterizado por ser oligárquico-patriarcal,
con períodos de autoritarismo más pronunciados que otros y con diversas
justificaciones ideológicas que comprenden el conservadurismo, el
liberalismo y el sandinismo. Sin excepción alguna, el destino político del
país ha dependido en forma contínua de la buena o mala voluntad de un
puñado de individuos y de un equilibrio inter-oligárquico (obtenido ya sea
por el uso de la fuerza o por pactos políticos) que ha producido, en el curso
de la historia, períodos de ausencia de guerra y de acumulación, seguidos
por períodos de conflicto y devastación económica. La estructura
oligárquica ha sido tan persistente, que ni siquiera dos revoluciones, la
liberal de 1893 y la sandinista de 1979, fueron capaces de transformarla.
Cuando mas, dichos movimientos sociales violentos significaron en su
época, ampliaciones, reacomodos y recomposiciones en el compacto núcleo
oligárquico que tradicionalmente ha gobernado al país.
Fue precisamente, despues de la postguerra, en uno de estos períodos
de ausencia de conflicto abierto bajo el autoritarismo paternalista de
Anastacio Somoza García que Nicaragua comenzó la transformación hacia
una sociedad caracterizada por un desbalance entre su dinámica
económica, complejidad social y estancamiento político. En el período
1940-1980, el PIB de Nicaragua se multiplicó por ocho, ver gráfico #40.
2
1940 1945 1950 1955 1960 1965 1970 19770.0
200.0
400.0
600.0
800.0
1000.0
1200.0
1400.0
15
3.2
16
17
6.0
25
23
8.6 35
6.1
39
8.3
64
3.9 7
76
.5
11
34
.73
NICARAGUA: PIB A PRECIOS DE 1970
ANOS
MIL
LON
ES
DE
DO
LA
RE
S D
E 1
970
FUENTE: VICTOR BULMER-THOMAS
La economía nacional se diversificó, la sociedad diferenció su
estructura de clases, mientras el proceso político se concentraba cada vez
más en la familia del gobernante y sus allegados. A esto cabe agregar el
profundo sentimiento de deprivación política que prevalecía entre los
sectores prominentes del país, debido a las cicatrices de pasadas
intervenciones militares extranjeras y a la prolongada permanencia en el
poder de la familia Somoza, la cual se había convertido ya en una
verdadera dinastía.
La prolongada concentración de poder en la familia gobernante que
databa de 1936, inhibió el desarrollo político de la clase dirigente y
provocó la profundización de las desigualdades y la concentración de la
riqueza.
En las postrimerías de la década de 1970, el sistema político de
Nicaragua, se había convertido en una olla de presión tensionada al
máximo de su resistencia, puesto que a los factores estructurales ya
mencionados, se unieron elementos coyunturales que a la postre servirían
de detonante a la ya explosiva situación que se vivía en el país, entre ellos
podemos mencionar: las secuelas del terremoto de Managua de 1972 que
puso en evidencia las profundas debilidades del Gobierno para hacer
3
frente al desastre; el rompimiento de las reglas del juego por parte de
Somoza y sus allegados que trajo consigo la competencia desleal y la
invasión por parte de la familia gobernante de los campos económicos
reservados al sector privado (i.e la banca y el comercio); la crisis del
petróleo que encareció las importaciones y aceleró la inflación; la recesión
mundial que afectó desfavorablemente los términos del intercambio
comercial; los cambios en la política exterior de los Estados Unidos,
específicamente la instauración de la política de los derechos humanos del
Presidente J. Carter; la crisis del Mercado Común Centroamericano que
redujo el flujo de inversiones y el nivel del comercio regional: la rigidez
del Status-quo que no permitía la liberación de las tensiones internas
mediante la aplicación de soluciones políticas; y el planteamiento de la
sucesión presidencial del último miembro de la dinastía que abrió la lucha
por el poder.
El Régimen Sandinista
El 19 de Julio de 1979, el régimen de la familia Somoza sucumbió
víctima de las tensiones liberadas por el proyecto de modernización que se
había gestado durante su gobierno y bajo los embates de una coalición
multiclasista y multipartidista, apoyada activamente por la comunidad
internacional. Este fenómeno, lejos de significar, el clásico desenlace de
una lucha de clases que tiene lugar al interior de una sociedad semifeudal
o "primaria", representa el producto final de las grandes distorsiones que
es capaz de inducir, en una sociedad tradicional, un proceso acelerado de
modernización, caracterizado por un profundo desbalance entre los
procesos de crecimiento económico, movilización social e
institucionalización política.
La sociedad Nicaragüense en la década de 1970, distaba mucho de
ser la caricatura que se pretende hacer de ella, cuando se la presenta
4
como "latifundiaria y señorial" basada en la "plusexplotación" (Sic) de la
fuerza de trabajo servil y dominada por la economía del enclave. Aquellos
que argumentan lo anterior, se olvidan a propósito de que para esa época,
la economía monetaria se había extendido a todo el territorio nacional,
que Nicaragua contaba con el sector financiero más dinámico de
Centroamérica y que la agricultura de agroexportación que incluía al
sector algodonero y azucarero en especial, funcionaba de acuerdo a los
niveles tecnológicos y administrativos más avanzados de la época.
En lo que respecta a los niveles de desigualdad imperante en el país,
si bien es innegable la existencia de altas tasas de concentración del
ingreso en pocas manos, estas no habían llegado todavía a los niveles de El
Salvador, Guatemala y Honduras. Por ejemplo, en el sector cafetalero de
Nicaragua existían cuarenta y dos mil productores de café y en El Salvador
habían sólo trescientos; el sector algodonero Nicaragua contaba con seis
mil productores, mientras que en Guatemala sólo existían ochenta.
Ademas, la producción de granos básicos de Nicaragua que comprendía
una extensión aproximada de doscientas cincuenta mil hectáreas se
encontraba en manos de pequeños productores y campesinos.
Así mismo, se debe recordar que el Mercado Común
Centroamericano, mal que bien, auspició el inicio de un proceso de
industrialización que añadió cierto dinamismo y complejidad a la
estructura económica y social del país, en paralelo con la expansión y
modernización del aparato del estado. Fue precisamente el crecimiento
económico y la diversificación del aparato productivo los que alimentaron
el proceso de diferenciación social, caracterizado por el surgimiento de
nuevos grupos sociales como la clase media y la burguesía. Estos últimos,
alcanzaron altos grados de radicalización y movilización, al momento de
demandar a la dictadura de la Familia Somoza, participación y la apertura
del proceso político. En resumen la Dictadura de los Somoza se convirtió
en el cuello de botella del proceso de modernización del país.
5
Para mediados de 1979, la intransigencia de Somoza, la radicalización
de la clase media y de la burguesía, el desborde del movimiento popular,
estimulado por la represión indiscriminada del Gobierno, y la capacidad de
maniobra de la Facción Tercerista del Frente Sandinista, permitió a esta
última aislar al Frente Amplio Opositor (FAO) 2 y a la Facción de la Guerra
Popular Prolongada (GPP) 3 y asumir el liderazgo de una amplia alianza de
fuerzas políticas que eventualmente derrocarían a la dictadura de Somoza.
Dicha alianza cristalizó precisamente en torno a un estatuto fundamental
que sustituiría de facto a la constitución vigente y un programa de
gobierno que se ajustaba a los principios del pluralismo político, economía
mixta y noalineamiento.
El 19 de Julio de 1979, la Dictadura de Somoza se desplomó y el
ejército que era su principal apoyo se desbandó. Este desenlace inesperado
aún por el propio Frente Sandinista, abrió el camino para la toma
inmediata del poder por parte de las fuerzas insurgentes. El cambio radical
de la situación política, provocado por la súbita toma del poder, trastornó
las perspectivas y expectativas de los dirigentes del Frente Sandinista.
Efectivamente, la mayoría de las diferencias y conflictos que habían
afectado a la organización en el pasado, hasta el punto de dividirla en tres
tendencias o facciones (Tercerista, Proletaria, y Guerra Popular
Prolongada) se habían debido a diferencias en la estrategia para llegar al
poder, por la que cada facción propugnaba. Sin embargo, una vez resuelto
ese problema con el derrocamiento de Somoza, las únicas diferencias que
subsistieron fueron las relacionadas con el proyecto político que se debía
llevar a la práctica.
Dada la hegemonía que ejercían, al interior de la dirigencia
sandinista, los miembros de la Facción Tercerista, el asunto de la
definición del programa político del nuevo Gobierno parecía haberse
definido en favor de un proyecto socialdemócrata, llamado también de,
"Tercera Vía". No obstante, realineamientos de última hora entre las
6
tendencias o facciones Sandinistas y la temprana exclusión de los sectores
democráticos del proceso de toma de decisiones, provocaron su abandono
y la definición de otro proyecto que consistía en instaurar en Nicaragua un
régimen al estilo del Este Europeo y Cuba. Lo anterior se debió a que
confrontada con las realidades inesperadas del poder, la dirigencia
Tercerista cambió su percepción de la coyuntura política en que se había
producido la toma del poder, y juzgó que el recien abierto espacio político
permitía ir más allá de un simple experimento socialdemócrata o de
"Tercera Vía". A partir de entonces, las únicas discrepancias que
subsistieron en el seno de la Dirección Nacional4 fueron las relacionadas
con los detalles del proceso, es decir con cuestiones de ritmo,
procedimientos y oportunidad: los radicales pretendían avanzar
rápidamente en la colectivización del país, mientras los "moderados"
propugnaban por un avance más lento, en concordancia con el cálculo
político y las "condiciones objetivas del momento". Fue de ese modo que se
inició la "Transición al Socialismo" en Nicaragua.
Como se deduce de lo anterior, esta decisión fue tomada
unilateralmente por la dirigencia sandinista, sin tomar en cuenta las
preferencias del pueblo nicaragüense sobre el proyecto político que
debería de moldear su destino. Adicionalmente la decisión de iniciar una
transición al socialismo contradecía el Programa Original de Gobierno que
había contado con el consenso y apoyo de la mayoría de los sectores
sociales claves del país, entre ellos los sindicatos, La Iglesia, las
organizaciones empresariales, los partidos políticos, las minorías étnicas y
los sectores de la opinión pública.
La Transición al Socialismo
Durante la primera mitad de la década de 1980, el Frente Sandinista
intentó realizar en Nicaragua una "transición al socialismo", la cual
7
implicó: un proceso de estatización de la propiedad privada; la sustitución
de las fuerzas del mercado por la planificación centralizada y la
intervención directa del estado en la producción; la creación de un
mecanismo de poder centralizador y concentrador basado en la conjunción
del Estado, el Partido Sandinista, el Ejército y los "Organismos de Masa"5
un intento de proletarización y de homogeneización ideológica de la
población, sustentado en el marxismo leninismo; y el establecimiento de
una alianza estratégica con el bloque soviético, paralela al apoyo activo a
los movimientos de izquierda radical en el Tercer Mundo.
Este proceso que se inició con un fuerte empuje en 1979, estaría
destinado a tropezar con una serie de obstáculos concretos, que
menospreciados por la dirigencia sandinista, terminaron provocando, a la
postre, el fracaso de la "Transición" y su degeneramiento en un proceso
plagado de indefiniciones, incoherencias y contradicciones.
La Estatización
Los primeros cinco años de gobierno sandinista fueron testigos de un
acelerado proceso de estatización de la propiedad y de la producción. La
evolución del Producto Interno Bruto sectorial (ver gráfico siguiente)
muestra un aumento contínuo en la participación de sector público en la
generación del PIB, durante el período 1980- 1986, mientras que la del
sector privado exhibe una tendencia declinante sostenida, hasta el punto
de que en 1985 el sector público asumió el liderazgo absoluto en la
actividad productiva nacional. El gráfico siguiente es elocuente en
demostrar el impacto económico de la estatización de la banca, el comercio
exterior, los recursos naturales, el transporte, y todas aquellas
propiedades y empresas que el régimen sandinista consideró de carácter
estratégico para la implementación de su proyecto .
8
Los indicadores presentados sugieren que el modelo económico de la
Transición, estaba basado en el supuesto de que el eje de acumulación de
capital necesario para el desarrollo del país debía desplazarse del sector
privado al sector público. En la práctica este último asumió grandes
porciones de las actividades productivas, sin tener la capacidad para
administrarlas con eficiencia. Esto provoco la contracción de la producción
nacional.
Durante este período inicial, la administración Sandinista puso en
manos del Estado una porción aproximada al 60% de los recursos
económicos del país, mientras que ejerció un control férreo por medio de la
legislación y las políticas gubernamentales, sobre el otro 40% que
permaneció en manos privadas. A pesar de eso, el sector público se reveló
incapaz de convertirse en un eje de acumulación de capital.
El incremento del peso específico del Estado en la producción tuvo un
impacto devastador en la actividad privada. Las confiscaciones y
expropiaciones que se extendieron más allá de los bienes de Somoza y sus
allegados, acompañadas por el consabido rompimiento de las reglas del
juego, afectaron profundamente las relaciones entre ambos sectores,
provocando el rompimiento de la amplia alianza que se había forjado en la
lucha contra la dictadura. Esta alianza fue sustituída por otra de caracter
9
táctico destinada a ganar el tiempo necesario para crear en el sector
público la capacidad administrativa y técnica suficiente para prescindir de
los empresarios.
Los empresarios que sobrevivieron al proceso confiscatorio, pasaron
a ser, meros funcionarios del Estado y administradores de sus propias
empresas y propiedades, ya que la mayoría de las decisiones concernientes
a la generación de bienes y servicios, residían en las dependencias
estatales.
La estatización de la economía se proyectó en forma directa en lo
político, contribuyendo en gran medida al proceso acelerado de
concentración y centralización del poder en manos del Frente Sandinista.
Este último, al hacer crecer su influencia y su patrimonio a costa de los
bienes privados, adquirió un peso abrumador, que utilizó para debilitar y
excluir de las decisiones concernientes a las transformaciones sociales
económicas y políticas del país, a los demás sectores de la vida nacional.
El monopolio económico estatal, fue un instrumento clave (combinado
con los controles políticos e ideológicos) para obtener la subordinación y el
sometimiento de los ciudadanos y de las organizaciones intermedias, ya
que los puso en una posición vulnerable de cara al régimen.
Intento de Planificación Centralizada
El intento de establecer una economía centralmente planificada
fracasó al estrellarse contra los constreñimientos propios de la economía
nicaragüense. En primer lugar, fue imposible establecer dicho modelo en
una economía que no es capaz de planificar sus ingresos, debido a: las
fluctuaciones del mercado internacional (precios, tasa de interese,
disponibilidad de crédito, etc.). a factores climáticos (sequías e
inundaciones) y sociopolíticos (cultura e idiosincrasia). En consecuencia, si
resultaba imposible planificar los ingresos nacionales, también resultaba
10
imposible planificar los egresos, especialmente cuando estos últimos
estaban fuertemente condicionados por un gigantesco y creciente gasto
militar, que absorbía el 62% de los ingresos totales del Estado.
El intento posterior de armonizar la planificación y el mercado falló
debido a la conjunción de la imposibilidad real de planificar (según lo
hemos expuesto) y la aversión ideológica que una parte de los dirigentes
Sandinistas, manifestaban hacia la economía de mercado. Esta
contradicción fue potenciada además, por la existencia en los sectores
productivos (medianos y pequeños) de una ideología consistente con los
principios del sistema de libre empresa, que adversaba a la ideología
oficial estatizante.
Las consecuencias del intento de sustitución de las fuerzas del
mercado por las fuerzas del Estado, fueron el surgimiento de grandes
distorsiones económicas, tanto a nivel de la producción como de la
circulación de los bienes. El crecimiento desmedido del Estado a expensas
de la producción privada y su incapacidad para hacer frente a las
necesidades económicas de la población y al desempleo, provocó
paradójicamente el aparecimiento de fenómenos que se escaparon de su
control, tales como la explosión del sector informal o de economía
sumergida; el surgimiento del "bisneo" o especulación enraizado en la
hiperinflación, la devaluación y el racionamiento; y la distorsión total del
mercado. Los subsidios y condonaciones crediticias y las políticas laborales
displicentes, redujeron la eficiencia económica, incapacitando al sistema
para responder a los retos de la reconstrucción. El recrudecimiento de la
guerra y los desplazamientos masivos de la población campesina de las
áreas afectadas, a fin de negarle la base social a la "contrarrevolución",
destruyeron la base productiva del país que proporcionaba los granos
básicos, reduciendo enormemente la oferta de los mismos, encareciendo
precios y haciendo más dependiente al país de las "donaciones"
extranjeras.
11
Ante el hecho de un Estado que crecía en forma más acelerada que su
capacidad administrativa, y la introducción de criterios políticos en la
asignación de los recursos, el mercado negro se transformó en el elemento
esencial de la economía nacional, fuera del control del Estado pero en
beneficio de aquellos que lo controlaban.
En suma, al iniciarse la segunda mitad de la década de 1980, el
proyecto económico sandinista desembocó en un limbo donde no llegó a
cristalizar la economía centralmente planificada, ni la llamada "economía
mixta". Lo que resultó realmente fue una economía burocratizada que
funcionaba en base a la arbitrariedad de los gobernantes; y que tuvo como
objetivo primordial no la satisfacción de las necesidades del la población,
sino servir a los objetivos políticos del Régimen.
La Economía del Subsidio
La incapacidad del Régimen para transformar al Estado en un nuevo
eje de acumulación de capital, capaz de financiar las políticas distributivas
y expansivas de la administración sandinista, determinó que estas últimas
fueran financiadas, en un primer momento, con las donaciones
provenientes de la comunidad internacional y los ingresos fiscales del
estado. Posteriormente, al reducirse el flujo de las primeras y empeñarse
los segundos en el gasto militar, se recurrió al endeudamiento externo
para financiar el gasto público, lo cual elevó la deuda externa de mil
seiscientos millones de dólares en 1979 a once mil millones en 1990.
Los ingresos provenientes tanto de los créditos , donaciones,
impuestos y utilidades de las empresas estatales lejos de invertirse con
12
criterios de eficiencia y productividad se destinaron a subsidiar a la
clientela política del Sandinismo, la expansión del gasto público y la
producción.
El subsidio a la clientela política del régimen, estaba orientada a
sostener las actividades de los "organismos de masa", la ubicación de los
cuadros y simpatizantes del partido en las empresas estatales y la
burocracia estatal que se aumentó de treinticinco mil empleados (incluído
el ejército) en 1979 a ciento ochenta y siete mil novecientos veintinueve
en 1989.
La expansión del gasto público se destinó al gasto social del Estado, a
subsidiar el consumo, a cubrir el creciente gasto militar que exigía el
escalamiento de la guerra y al financiamiento de inversiones públicas
improductivas.
La política más nociva, por las consecuencias de largo plazo que tuvo,
fue la política de subsidio a la producción. Desde un inicio, la dirigencia
sandinista adoptó una actitud incoherente frente a los empresarios
nacionales, así , mientras por un lado extendía las confiscaciones y
regulaciones, proclamaba el fin cercano de la empresa privada y perseguía
a las organizaciones empresariales como el COSEP6, por el otro, hacía
concesiones y arreglos con individuos y grupos empresariales a fin de
mantener la producción de divisas extranjeras provenientes de la actividad
agroexportadora. El clima de inseguridad e inestabilidad de la propiedad
productiva, amenazada en todo momento por la expropiación arbitraria y la
necesidad del Gobierno de mantener el flujo de divisas y las fuentes de
trabajo, dió pie al surgimiento de un chantaje doble entre los empresarios
y la dirigencia sandinista. Este chantaje recíproco estaba basado por un
lado, en la amenaza del Gobierno al empresario de que si no producía sería
confiscado, y por el otro en la amenaza del empresario al Gobierno de que
si no le daba crédito no producía.
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Este Modus Operandi degeneró el crédito convirtiéndolo en un
mecanismo de subsidio a la producción. Bajo esta lógica, el negocio del
empresario no era ya el de ganar para pagar su crédito, sino el de perder
para pedir al Gobierno la condonación de la deuda y de allí deducir sus
utilidades. Esta situación creó un círculo vicioso ya que cada año, al final
de las cosechas, los productores desencadenaban presiones políticas para
obligar al Estado a condonar sus deudas y abrir nuevos créditos para el
ciclo entrante. En este ámbito, los bancos del sistema financiero nacional
se convirtieron en meras instancias de distribución de prebendas y
subsidios, con el agravante de que al momento de escasearse los recursos
provenientes de las donaciones, cerrarse el acceso al crédito internacional
y elevarse el gasto militar, el Gobierno tuvo que recurrir a grandes
emisiones inorgánicas para mantener los citados privilegios crediticios.
Fue así que las emisiones inorgánicas destinadas a financiar el déficit
fiscal, el gasto público superexpandido y el subsidio a la producción, se
convirtieron en el combustible que alimentaba la hoguera de la
hiperinflación, la cual llegaría a la cifra récord de 23.833% mensual a
mediados de 1990.
Los subsidios tuvieron especial relevancia para las empresas del
sector estatal agrupadas en lo que se llamó el "Área Propiedad del Pueblo"
(APP) las que los obtenían en forma directa vía el presupuesto nacional, la
compra de insumos a precios muy por debajo del mercado, o la fijación de
precios arbitrarios para venta de sus productos, dentro de esquemas
monopólicos.
Adicionalmente, esta política de subsidio a las empresas públicas y
privadas provocó el surgimiento de un aparato productivo altamente
ineficiente y dependiente de las prebendas otorgadas por el Estado. Los
procedimientos ante citados, cambiaron las expectativas, valores y
comportamiento de empresarios y trabajadores que terminaron creyendo
que sí existía "un almuerzo gratis". Entre otras cosas, esta política del
14
subsidio reforzó las actitudes rentistas en los sectores productivos que se
acostumbraron a la evasión del riesgo y a la búsqueda de la protección y
los privilegios estatales (el gráfico siguiente describe el proceso al que nos
hemos referido).
El eje Estado-Partido-Ejército-Organismos de Masa y sus Implicaciones
Políticas.
El modelo político de la "Transición" que acompañó a la concentración
de los recursos económicos en el Estado, se estructuró en torno a una
columna vertebral conformada por cuatro elementos unidos
indisolublemente: (a) el Partido "Frente Sandinista", organización de
cuadros que funcionaba en base al llamado "centralismo democrático"; (b)
el Ejército Popular Sandinista (EPS) órgano militar del partido, integrado
por sus líderes y militantes; (c) el aparato administrativo del Estado
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conformado por los organismos del gobierno central y municipal, los entes
autónomos y las Empresas del Área Propiedad del Pueblo; (d) los
organismos de masa creados por el partido gobernante y adscritos a él
como una extensión de su propia estructura. Estos cuatro elementos, eran
concertados por la Dirección Nacional.
Tanto el intento de fabricar una base social que soportara este
esquema de dominación como los efectos prácticos de la acumulación de
poder en un centro capaz de concertar los cuatro elementos citados,
implicó, un proceso sostenido de destrucción de la sociedad civil y la
exclusión de importantes sectores de la población de los procesos
decisorios. Este desarrollo se ajustó a la pauta siguiente: En un primer
momento, el partido gobernante procedió a debilitar deliberadamente a los
grupos y organizaciones intermedias que manifestaban una mayor
independencia frente al Estado, mediante acciones tendientes a socavarles
sus bases de apoyo político, sus fuentes de legitimidad y en especial sus
recursos económicos7. Simultáneamente, el sandinismo creaba nuevas
organizaciones paralelas que en algunos casos eran desmembraciones de
las primeras, a fin de dar la apariencia de que surgían nuevos grupos y
organizaciones, impulsados por la dinámica del mismo proceso
revolucionario, cuando en realidad eran meras extensiones de la estructura
del partido gobernante, disfrazadas de organizaciones intermedias que
servían como correa de transmisión de las decisiones adoptadas por la
dirigencia partidaria, sin arraigo concreto en la sociedad.
En la medida en que el Sandinismo reducía la participación de las
organizaciones intermedias, en todos los niveles de la estructura social,
procedía fundar un conjunto de organizaciones militares y paramilitares
(i.e. el ejército, las milicias, el servicio militar obligatorio, la policía
voluntaria, los Comités de Defensa y las fuerzas de choque llamadas
turbas) con el fin de "defender la Revolución". Casi siempre se estableció
la filiación obligatoria de los ciudadanos a este tipo de organizaciones, con
16
lo cual la sociedad fue militarizada. A esto debemos de añadir la
administración de la escasez con fines políticos y el mantenimiento de un
estado de movilización permanente en la población para la "defensa de la
Revolución”. Los procedimientos en referencia, siguieron un ritmo
progresivo, ajustándose a los criterios selectivos de la dirigencia
sandinista y al aparecimiento de condiciones coyunturales favorables.
La destrucción y sustitución de la sociedad civil en paralelo con la
militarización y el establecimiento de severos controles sociales, dejaron
abierto el camino para el ejercicio del poder sin contrabalances legales. Al
ser neutralizados los frenos y contrapeso del sistema, el poder político,
económico y social se concentró y se centralizó en la élite gobernante, que
aduciendo la defensa del "proceso revolucionario" suprimió la vigencia de
las libertades fundamentales (en especial la de expresión) y cerró el
espacio político vital para el juego democrático de las organizaciones
intermedias que tienen a su cargo la defensa de los intereses de sus
respectivos grupos sociales. El Estado, controlado por el partido
gobernante, avanzó destruyendo a la sociedad civil y militarizando casi
todos los aspectos de la vida social. El eje conformado por el Estado-
Partido-Ejército-Organismos de Masa, complementado por la gigantesca
maquinaria económica del Estado, ahogaron las libertades individuales y
sociales básicas y dejaron al pluralismo político como un mero recurso
retórico del partido gobernante.
Proletarización y homogeneización ideológica.
EL proyecto de la "Transición al Socialismo" implicó un esfuerzo
sostenido del Régimen por convertir en "proletarios " o asalariados a la
mayoría de la población. Precisamente, la estatización de los bienes
productivos y de la propiedad privada transformaba a los antiguos
17
propietarios que optaban por permanecer en el país, en asalariados o
empleados del Estado y sus empresas.
La reforma agraria que durante los primeros años de la "Transición"
se ajustó al proceso de estatización de las unidades productivas agrícolas y
a la consecuente proletarización del campesino, asumió a partir de 1985,
un carácter contrainsurgente, cuando el Régimen empezó a sentir los
efectos de la rebelión campesina en el norte y centro del país. En todo
caso, la distribución de la tierra, no tuvo la intención de transformar al
campesino en granjero, sino incorporarlo en un esquema de cooperativas
militares parecido al de la llamadas "Aldeas Estratégicas" aplicado durante
la Guerra de Vietnam. En la región agroexportadora del occidente del país,
el proceso de recampesinización de las tierras dedicadas al cultivo del
algodón y de la caña de azúcar, tuvo un impacto severo en la reducción de
las exportaciones, las cuales se desplomaron de 700 millones en 1977 a
250 millones en 1989. Consecuentemente, estas tierras pasaron de
producir valores de cambio a producir valores de uso. En el período que
siguió a las elecciones de Febrero de 1990, la reforma agraria asumió un
nuevo giro orientándose a favorecer a los miembros del partido
gobernante y su clientela política.
El intento de proletarización fue acompañado de un esfuerzo por
homogenizar ideológicamente a la población en base a la imposición del
marxismo leninismo como ideología oficial del Estado. Con esa finalidad, se
lanzó una campaña de alfabetización a nivel nacional destinada a inculcar
entre alfabetizados y alfabetizandos el nuevo credo. Así mismo, el aparato
ideológico del Estado conformado por el sistema educativo, la cultura, la
propaganda y los medios de comunicación, fue rediseñado y puesto al
servicio del objetivo citado. Este intento generó la intolerancia y la
persecución de las otras expresiones ideológicas. y reforzó el sesgo
antidemocrático del Régimen.
18
La alianza estratégica con el Bloque Soviético y los movimientos de liberación
nacional.
El proyecto de la "Transición al Socialismo" se apoyó en un conjunto
de alianzas internacionales tanto de carácter estratégico como táctico.
Teniendo en cuenta que el mencionado proyecto se realizaría en contra de
los intereses y preferencias del poder hegemónico regional los Estados
Unidos de América, puesto que tenía un carácter "antiimperialista", el
partido gobernante optó desde un inicio por la concertación de una alianza
estratégica con la Unión Soviética y sus aliados, que le proporcionara el
apoyo político internacional y los recursos económicos necesarios para
llevar adelante el proyecto y hacer frente a las presiones provenientes de
los Estados Unidos. Del mismo modo, los gobiernos y movimientos de
izquierda radical llamados de "liberación nacional" que eran por su
naturaleza "antiimperialista", constituían los aliados naturales del proceso,
en especial aquellos que existían en los países centroamericanos limítrofes,
como el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional de El
Salvador (FMLN). El interés de Régimen en apoyar con especial énfasis a
este grupo estaba motivado por la necesidad urgente de contar con un
gobierno aliado en la región centroamericana y expandir el ámbito de su
influencia dentro del esquema de la "revolución sin fronteras". La afinidad
ideológica existente entre el Régimen sandinista, el Bloque Soviético y los
movimientos de liberación nacional, basada en el marxismo leninismo y el
"Antiimperialismo", fue el marco de referencia donde se inscribieron las
citadas alianzas.
Las alianzas estratégicas de la "Transición", eran también
complementadas por una alianza táctica, con los gobiernos y partidos
políticos de inspiración socialdemócrata pertenecientes a la Internacional
Socialista (IS), los cuales eran cautivados por el discurso ambivalente que
19
el régimen sandinista manejaba en los foros internacionales, en donde
vendía la idea de que el experimento nicaragüense se ajustaba a los
principios de noalineamiento, economía mixta y pluralismo político.
La alianza estratégica establecida por el Frente Sandinista con el
Bloque Soviético y los "movimientos de liberación nacional", trasladó la
problemática nacional al contexto del conflicto Este-Oeste, en el episodio
final de la Guerra Fría. Esta desacertada decisión del partido gobernante,
trajo consigo consecuencias graves para Nicaragua. En primer lugar,
significó el tiro de gracia para las posibilidades de mantener una política
de noalineamiento, pues como lo muestra el gráfico siguiente que
representa la pauta de coincidencias entre Nicaragua y la Unión Soviética
en las votaciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, el
porcentaje de alineamiento entre ambos países saltó de un 30% en 1979 al
85% en 1983 y al 92% en 1988.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
65 66 67 68 69 70 71 72 73 74 75 76 77 78 79 80 81 82 83 84 85 86 87 88
NICARAGUA-URSS INDICE DE ACUERDOS EN LA ASAMBLEA GENERAL DE NACIONES UNIDAS 1965-1989
FUENTE: UN. Dep of Public Information. Años
POR
CE
NTA
JES
En segundo lugar, provocó la injerencia directa de ambos
superpoderes (la URSS y los Estados Unidos) en los asuntos internos de
Nicaragua, que desembocó en la guerra civil y complicó al máximo la
búsqueda de una solución negociada a la crisis nacional. En tercer lugar,
trajo consigo: el aislamiento paulatino de Nicaragua con referencia a las
naciones del Hemisferio, el bloqueo comercial de los Estados Unidos y la
acentuación de los niveles de dependencia económica y militar de la Unión
Soviética. El gráfico siguiente muestra el comportamiento de los niveles de
20
la ayuda procedente del Bloque Soviético a Nicaragua durante el período
1980-1986.
ECONOMIC MILITARY TOTAL
1982 1983 1984 1985 19860
200
400
600
800
1000
12001
80
27
5 32
5
45
0
58
5
16
0
26
0 32
0
30
0
59
0
34
0
53
5
64
5
75
0
11
75
FUENTE: U.S. DEP.OF STATE.
NICARAGUA: AYUDA ECONOMICA Y MILITAR DEL BLOQUE SOVIETICO
AYUDA ECONOMICA
AYUDA MILITAR
AYUDA TOTAL
Años
Mil
lon
es
de
US
$ D
ola
res
El agotamiento del modelo de "Transición al Socialismo".
Reversión de la Coyuntura
En 1979, la dirigencia sandinista asumió el poder bajo condiciones
coyunturales óptimas, entre las cuales pueden señalarse: la caducidad de
la dictadura de Somoza, el surgimiento y vigor de las fuerzas sociales que
aparecieron en el proceso de modernización, la concertación de la gran
alianza antisomocista, el reflujo de la influencia de los Estados Unidos en el
Hemisferio, el rechazo generalizado del régimen somocista en América
Latina y el ascenso de los partidos socialdemócratas a nivel mundial. Estas
condiciones favorables se mantuvieron hasta a mediados de 1983, año en
que empezaron a revertirse debido a errores de conducción cometidos por
la dirigencia sandinista y drásticos cambios de coyuntura, caracterizados
21
por: el surgimiento de la oposición civil y armada al interior de Nicaragua,
la severa caída de los niveles de productividad nacional, la victoria del
partido Republicano en los Estados Unidos, la persistencia de tendencias
recesivas en la economía internacional, el apoyo limitado del Bloque
Soviético al proyecto de la "Transición", el reflujo de la Socialdemocracia
en los países europeos y el estancamiento de la llamada "lucha de
liberación" a nivel mundial. Estos factores magnificaron los errores de la
dirigencia e influyeron en el desenlace desafortunado de la "Transición".
Una Apertura Táctica
En 1984 el Régimen empezó a sentir tanto los efectos del aislamiento
internacional como los cambios adversos que se habían operado en la
situación política interna, y consideró necesaria la realización de una
"apertura táctica" que incluyó elecciones generales con el objeto de
obtener: una disminución de las presiones internas y externas; restablecer
el apoyo erosionado de los antiguos aliados de Europa Occidental y
América Latina; y neutralizar la política exterior Norteamericana. Esta
maniobra fracasó debido a que el gesto de la dirigencia sandinista fue poco
convincente tanto a nivel nacional como internacional. Incidentalmente,
esta "apertura táctica", no logró bloquear la ayuda militar a los rebeldes
nicaragüenses en el Congreso de Estados Unidos ni restablecer los niveles
históricos de la ayuda procedente de Europa Occidental.
Peones en el Ajedrez de las Superpotencias
Ante el fracaso del proceso electoral para provocar un cambio
favorable en la correlación de fuerzas, la dirigencia sandinista se volcó
nuevamente hacia la Unión Soviética a fin de salvar el poder y el proyecto
22
de "Transición al Socialismo", sin embargo, la URSS no estaba interesada
más que en utilizar el conflicto nicaragüense para lograr el retiro de sus
tropas de Afganistán y concentrarse en las transformaciones internas de
su sistema (Glasnot y Perestroika) que le permitieran superar su difícil
situación interna, en un ambiente de distensión con los Estados Unidos.
Consecuentemente, lo único que obtuvo la dirigencia sandinista de la URSS
fue armas, pero no la ayuda económica necesaria para sacar el país
adelante.
Reflujo de los Movimientos de Liberación
Simultáneamente se produjo el reflujo de los movimientos "liberación
nacional" en la región debido a los factores siguientes: el estancamiento de
la "Transición" en Nicaragua; la actitud de la Administración Republicana
de los Estados Unidos de oponerse activamente a los citados movimientos,
especialmente en El Salvador; el surgimiento de gobiernos electos
popularmente en Guatemala, Honduras y El Salvador; y una mayor
beligerancia de los presidentes centroamericanos en la búsqueda de
soluciones negociadas a los conflictos . Esta situación echó por tierra la
posibilidad de propagación de la revolución y de nuevos aliados en el área.
Los Efectos de la Transición
Para mediados de 1987, la dirigencia sandinista se encontraba ya
frente a la disyuntiva de tener que escoger entre abandonar el proyecto
de la "Transición al Socialismo" para preservar el poder o enfrentar la
posibilidad de abandonar el poder por la preservación del proyecto.
A estas alturas los efectos negativos de las políticas y de la guerra
habían llevado al país al mayor desastre de su historia. Los desaciertos en
política económica y la opción por la confrontación con los Estados Unidos
23
degeneró en la guerra de desgaste, que impidieron la recuperación de la
producción nacional a los niveles anteriores a la caída de Somoza. El
gráfico siguiente muestra el desplome de las tasas de crecimiento del
producto interno bruto durante el período de 1979 a 1989.
1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 1989-30
-20
-10
0
10
-26
4.6 5.4
-0.8
4.6
-1.6
-4.1
-1
-0.7
-10
.9
-2.9
AñosFUENTES: FMI e INIESEP
NICARAGUA: TASA DE CRECIMIENTO PIB 1979-1989
TA
SA
DE
CR
EC
IMIE
NTO
Asimismo el gráfico siguiente muestra la evolución del salario real
promedio el cual llegó a ser en 1988 un quinto de lo que solía ser diez
años antes.
24
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
1978 1980 1982 1984 1986 1988AÑOS
FUENTES: FMI Y COSEP
NICARAGUA: EVOLUCION DEL SALARIO REAL PROMEDIO
PO
RC
EN
TAJE
S
El consumo per capita de los nicaragüenses se cayó de U$1.401 en
1980 a U$504 en 1989 (ver gráfico siguiente).
1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 19890
1000
2000
14
01
11
64
98
0
89
5
82
2
73
0
64
8
60
9
45
2 54
0
FUENTE:INCAE NICARAGUA
NICARAGUA: CONSUMO PER CAPITA
DO
LAR
ES
DE
19
89
Años
La tasa de inflación se disparó a niveles inauditos llegando a la cifra
de 23.833 % en 1988 (ver gráfico siguiente).
25
1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 19890
2
4
6
8
10
12
Ln(X
)
23.833%
27%
365%
1.347% 1.433691%
23% 22%33%
50%
FUENTE:INCAE MANAGUA
NICARAGUA: TASA DE INFLACION 1980-1989
Años
La caída de la capacidad exportadora del país en paralelo con el
incremento de las importaciones que pretendía suplir la falta de
producción interna de bienes de consumo básico, provoco la ampliación de
la brecha externa a un promedio de 400 millones de dólares anuales, la
cual tuvo que ser llenada con recursos externos provenientes del crédito y
las donaciones. El gráfico siguiente muestra la evolución de este fenómeno.
0
100
200
300
400
500
600
700
800
900
1000
1977 1978 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987
EXPORTS FOB.
IMPORTACIONES FOB
BRECHA EXTERNA
.
FUENTES: FMI. INIESEP.A–os
NICARAGUA: BRECHA EXTERNA
MIL
LO
NE
S D
E D
OL
AR
ES
Conclusiones
Para cerrar el panorama de Nicaragua en 1987 es preciso añadir que
el saldo de ocho años de "Transición al Socialismo" arrojaba quinientos mil
26
Nicaragüenses (el 16% de la población) exilados, refugiados o emigrados,
trescientos mil desplazados de guerra, diez mil prisioneros políticos,
treinta mil muertos, la gran mayoría de la población viviendo en la miseria
o padeciendo secases y persecución política y veinte mil campesinos
sublevados integrados en las filas de la Resistencia Nicaraguense
(Contra)8 .
En resumen, el modelo económico sandinista conformó una estructura
económica basada no en la productividad de país sino en los recursos
externos, cuya obtención era legitimada por la geopolítica mundial que
emergía de la confrontación Este-Oeste y del discurso ideológico que
presentaba al país como víctima de la "agresión imperialista". Estos
recursos externos eran distribuidos entre : (a) la dirigencia sandinista y la
burocracia estatal; (b) un sector económico rentista que se beneficiaba del
subsidio a la producción; (c) la élite obrera asociada a las empresas
estatales y a los sindicatos y (d) el aparato militar. En este contexto, la
obtención de los recursos externos se transformó en una variable crítica
para el sostenimiento del modelo. Adicionalmente, el aislamiento del
sistema de las reglas del mercado, y la corrupción e ineficiencia del
Régimen aceleraron el desplome de la producción interna, haciendo a los
recursos externos cada vez más insuficientes para compensar su caída.
Dada esta situación, aun en el caso de que se hubiera podido contar con
recursos externos masivos, la crisis del sistema habría sido inevitable
debido a la ineficiencia, la corrupción, la guerra y la incertidumbre que
minaron el apoyo político interno del régimen.
El golpe de gracia para el modelo sandinista provino de la política de
reformas inaugurada por Mijail Gorvachov en la Unión Soviética
(Perestroica) y la secuela de cambios que ésta tuvo en el enfoque a los
"conflictos regionales", las relaciones con los Estados Unidos y las
prioridades en la asignación de recursos en la misma Unión Soviética.
Estas últimas, determinaron una reducción sustancial en la transferencia
27
de recursos al régimen sandinista, el cual se vio forzado a efectuar un
viraje profundo en sus políticas.
Esto demuestra una vez más que los factores económicos y políticos
externos condicionan de manera decisiva la situación interna y establecen
límites definidos al voluntarismo político de los grupos dirigentes
periféricos. Desde las posiciones pristinas avanzadas por Hanna Aredent,
se asumió que los regímenes políticos totalitarios y sus similares, solo
podían ser derrocados por medio de la intervención de fuerzas externas,
tal fue el caso del Fascismo y del Nacional Socialismo sin embargo los
recientes casos de Nicaragua y los países de Europa del Este han puesto
en evidencia que tales regímenes en su versión reciente, solo se
mantienen debido a la intervención de fuerzas externas (la voluntad del
aparato militar soviético) que creaba para ellos un campo de fuerzas y de
contención que les hacia invulnerables al desarrollo de las contradicciones
internas. La evidencia histórica reciente, muestra que una vez que ese
campo de fuerzas es levantado, dichos regímenes se desploman como un
castillo de naipes.
Es dentro de este marco de deterioro general de la situación interna
del país que socava las bases de su poder, y bajo los auspicios de la
distensión entre las grandes potencias que la dirigencia sandinista se ve
obligada a abandonar su proyecto político y a aceptar la búsqueda de una
solución negociada a través del proceso de Esquipulas, no sin antes
acelerar la promulgación de una nueva constitución que le permitiera
detentar un fuerte poder de negociación, de cara a la oposición interna y a
los actores internacionales.
Posteriormente, la búsqueda de la solución negociada al conflicto
nacional avanzó impulsada por los rápidos cambios que acontecieron en los
países del este europeo a partir de 1988. El derrumbe del bloque socialista
y el cambio profundo que se operó en las relaciones de Estados Unidos y la
28
Unión Soviética, con todas sus implicaciones ideológicas, económicas y
políticas provocó la reversión total de la coyuntura que nutría al modelo
sandinista y la bancarrota de su concepción del mundo (Weltanschauung).
De allí en adelante la dirigencia sandinista fue obligada a pasar de la
ofensiva a la defensiva. Es también en este contexto en que se produce el
triunfo electoral de las fuerzas democráticas nicaragüenses aglutinadas en
la Unión Nacional Opositora( UNO), el 25 de Febrero de 1990.
Notas
1 Huntington, Samuel 1968. "Political Order in Changing Societies". New Haven: Yale University Press.
2 El Frente Amplio Opositor (FAO) era una organización que agrupaba a la mayoría de las fuerzas democráticas de la oposición nicaragüense en 1978. Antes de la caída de Somoza el Frente Sandinista dividió al FAO mediante la creación del Frente Patriótico Nacional (FPN).
3 A comienzos de 1979, antes de la caída de Somoza, el Frente Sandinista se encontraba dividido en tres facciones o tendencias, de acuerdo al tipo de estrategia para llegar al poder: la Tercerista o insurreccional, la Proletaria o de lucha de masas, y la Guerra Popular Prolongada o GPP. Esta última era la más radical de todas.
4 La Dirección Nacional es el órgano supremo de conducción del Frente Sandinista y se encontraba integrado por nueve comandantes, representativos de las tres tendencias.
5 Los "Organismos de Masa eran organizaciones creadas por el partido gobernante y adscritos a él como una extensión de su propia estructura. Entre ellos sobresalen organizaciones de todo tipo, sindicales (Central Sandinista de Trabajadores, Asociación de Trabajadores del Campo), gremiales (Confederación Nacional de Profesionales Héroes y Mártires), empresariales (Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos), vecinales (Comités de Defensa Sandinista), de mujeres (Asociación de Mujeres Luisa Amanda Espinoza), de niños (Asociación de Niños Sandinistas), militares (Milicias Populares Sandinistas), etc.
6 El COSEP es el Consejo Superior de la Empresa Privada, organismo corporativo que integra a la mayoría de las camaras y organizaciones
29
gremiales del sector privado de Nicaragua
7 La relaciones entre el Regimen sandinista y organizaciónes como el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), la Iglesia Catolica, los sindicatos, el Diario La Prensa, la Confederación Nacional de Prefesionales (CONAPRO) y los partidos politicos son ejemplos de este procedimiento. Para una mayor ampliación de este punto puede consultarse:Velazquez Jose Luis. Nicaragua: Sociedad Civil y Dictadura. Editorial Libro Libre. San Jose. Costa Rica.1986.
8 Datos tomados de las Informes Sobre la Situación de los Derechos Humanos en Nicaragua. Años 1990, 1991 y 1992. Asociación Nicaraguense Pro Derechos Humanos (ANPDH).Managua. Nicaragua.
30