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El origen y la evolucin del lenguaje es un tema controvertido dentro de la biologa evolutiva. Para Darwin la capacidad lingüstica experiment un proceso de evolucin por seleccin natural que condujo desde los primates capaces de emitir gritos inarticulados hasta los seres humanos provistos de lenguajes articulados y con un buen nœmero de reglas sintÆcticas. Un destacado lingüista de su Øpo- ca, Max Muller, defendi una posicin contraria, inspirada en la tra- dicin cartesiana, segœn la cual el lenguaje carece de cualquier ante- cedente animal y constituye el autØntico Rubicn que separa nuestra especie de las demÆs. Esta ntida separacin entre animales y huma- nos que propugnaba Muller era sin duda mayoritaria entre los lingüistas, hasta el punto de que la Sociedad Lingüstica de Pars La evolucin del lenguaje Laureano Castro Nogueira Miguel A. Toro IbÆæez DiÆlogo Filosfico 53 (2002) 275-290 En este artculo se propone la hiptesis de que la capacidad lingüstica evolucion bajo la accin de la seleccin natural co- mo un instrumento que increment la eficacia del sistema de transmisin cultural que posean los primeros homnidos. Nues- tra tesis es que los homnidos desarrollaron la capacidad con- ceptual de categorizar la conducta propia en tØrminos de valor ¿positiva o negativa, buena o mala? y que esta capacidad les per- miti aprobar o desaprobar las conductas que aprenden sus hi- jos. Los homnidos con esta capacidad fueron favorecidos por- que podan transmitir a la prole toda su experiencia conductual sobre lo que se puede o no hacer. La ventaja adaptativa que su- puso la transmisin de informacin sobre el valor de la conduc- ta gener una presin de seleccin en favor del desarrollo de un sistema de comunicacin mÆs eficaz: el lenguaje.

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  • El origen y la evolucin del lenguaje es un tema controvertidodentro de la biologa evolutiva. Para Darwin la capacidad lingsticaexperiment un proceso de evolucin por seleccin natural quecondujo desde los primates capaces de emitir gritos inarticuladoshasta los seres humanos provistos de lenguajes articulados y con unbuen nmero de reglas sintcticas. Un destacado lingista de su po-ca, Max Muller, defendi una posicin contraria, inspirada en la tra-dicin cartesiana, segn la cual el lenguaje carece de cualquier ante-cedente animal y constituye el autntico Rubicn que separa nuestraespecie de las dems. Esta ntida separacin entre animales y huma-nos que propugnaba Muller era sin duda mayoritaria entre loslingistas, hasta el punto de que la Sociedad Lingstica de Pars

    La evolucindel lenguaje

    Laureano Castro NogueiraMiguel A. Toro Ibez

    Dilogo Filosfico 53 (2002) 275-290

    En este artculo se propone la hiptesis de que la capacidadlingstica evolucion bajo la accin de la seleccin natural co-mo un instrumento que increment la eficacia del sistema detransmisin cultural que posean los primeros homnidos. Nues-tra tesis es que los homnidos desarrollaron la capacidad con-ceptual de categorizar la conducta propia en trminos de valorpositiva o negativa, buena o mala? y que esta capacidad les per-miti aprobar o desaprobar las conductas que aprenden sus hi-jos. Los homnidos con esta capacidad fueron favorecidos por-que podan transmitir a la prole toda su experiencia conductualsobre lo que se puede o no hacer. La ventaja adaptativa que su-puso la transmisin de informacin sobre el valor de la conduc-ta gener una presin de seleccin en favor del desarrollo de unsistema de comunicacin ms eficaz: el lenguaje.

  • prohibi hacer en 1886 cualquier referencia al tema de la evolucindel lenguaje en sus conferencias y publicaciones.

    El desarrollo de la psicologa como ciencia durante el siglo XX nomodific esta relacin distante entre lenguaje y evolucin. As, elconductismo, paradigma dominante durante buena parte del siglopasado, aproxim la psicologa a la biologa, pero la mantuvo aleja-da de las ideas evolucionistas, debido a su concepcin de la mentecomo una pizarra en blanco que se va llenando con lo aprendido.Desde esta perspectiva el lenguaje se consider un carcter aprendi-do ms y su evolucin como tal no fue objeto de estudio.

    Frente a esta tesis conductista, Noam Chomsky (vase, por ejem-plo, 1965; 1972; 1988) propuso la existencia de una capacidad men-tal innata para el lenguaje, es decir, un mecanismo especfico para laadquisicin del lenguaje que explica la facilidad con la que un nionormal es capaz de aprender cualquier lengua. Cada lenguaje natu-ral se genera aplicando un conjunto finito de normas que constituyesu gramtica generativa. Chomsky defendi la presencia de una es-tructura lgica profunda idntica en los distintos lenguajes, de unagramtica universal comn a todas las gramticas generativas, reflejoa su vez de esa capacidad innata que tenemos para el lenguaje, sen-tando las bases de un nuevo paradigma en la lingstica que ha lle-gado hasta nuestros das.

    La defensa de una capacidad innata para el lenguaje podra haberfavorecido una aproximacin entre la lingstica y la teora neodar-winista de la evolucin. Sin embargo, esto no sucedi. La crtica quehace Chomsky al conductismo fue percibida por muchos bilogosevolucionistas no tanto como una crtica a la concepcin generalistadel aprendizaje, crtica que ha triunfado plenamente en las cienciasde la conducta, sino como la reafirmacin cartesiana de un muro in-franqueable entre nuestra especie, dotada de una mente racional yde capacidad lingstica, y las dems especies animales que carecende estas capacidades. Este rechazo ha sido alimentado, sin duda, porel propio Chomsky que ha sostenido repetidas veces que el origen yla presencia de la capacidad innata universal para el lenguaje ennuestra especie no puede ser explicada por seleccin natural(Chomsky, 1972 y 1988).

    Los argumentos principales utilizados para defender esta idea sepueden resumir en tres: en primer lugar, la capacidad para el len-guaje no existe en forma rudimentaria e intermedia en otras especiesde manera que se pudiese pensar en un desarrollo paulatino bajo laaccin de la seleccin natural; en segundo, su evolucin hubiese re-

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  • querido ms tiempo evolutivo y espacio genmico del que ha estadodisponible y, por ltimo, la capacidad lingstica no muestra una va-riabilidad gentica suficiente para pensar que haya podido ser objetode un proceso de seleccin.

    A principios de los aos noventa, Pinker y Bloom (1990) y Pinker(1994) criticaron con habilidad estos argumentos y defendieron lahiptesis de que la seleccin natural tuvo un papel central en el ori-gen de la capacidad lingstica. La base de su razonamiento se cen-tra en el hecho de que el lenguaje es una estructura demasiado com-pleja para aceptar que haya podido surgir sin una finalidad funcionalespecfica. Estos autores afirman que el lenguaje muestra signos dela presencia de un diseo complejo para alguna funcin, signos queno pueden explicarse de una manera convincente por ninguna otrateora, por lo que es obligado aceptar que la seleccin natural estimplicada en la evolucin del lenguaje. En los ltimos aos, los bi-logos evolutivos han apostado fuerte por esta hiptesis seleccionistay, como consecuencia, se han realizado diversas investigaciones tan-to paleontolgicas, para determinar la evolucin del aparato fonadoren los homnidos, como genmicas para detectar posibles genes im-plicados en la capacidad lingstica. Por ejemplo, recientemente Ce-cilia S.L. Lai et. al. (2001) han descubierto un gen concreto en el cro-mosoma 7 presente en los miembros de una familia con unaincapacidad seria para elaborar construcciones sintcticas sin queello suponga que tengan afectada su capacidad intelectual. Aunquelos resultados no son todava concluyentes, sta y otras evidenciascomo, por ejemplo, las encontradas por los investigadores IgnacioMartnez y Juan Luis Arsuaga en un crneo de un individuo pre-ne-andertal de hace 300 mil aos en el yacimiento de Atapuerca, quemuestra rasgos en su estructura que permiten pensar que poda ha-blar, avalan la hiptesis de una evolucin gradual de la capacidadpara el lenguaje durante el proceso de hominizacin.

    El auge de las tesis darwinistas ha originado una proliferacin dehiptesis tratando de discernir cul pudo ser la ventaja adaptativaque hizo posible la evolucin del lenguaje por seleccin natural. As,por ejemplo, Deacon (1997) sostiene que el punto clave en la evolu-cin de los homnidos se produjo cuando nuestros antepasados fue-ron capaces de atravesar el umbral que permiti el desarrollo delpensamiento simblico. Para Deacon, la especie humana es la espe-cie simblica. El lenguaje es solamente la expresin externa de estacapacidad simblica, la cual es responsable de nuestro modo depensar y de nuestra forma de ser, incluyendo la necesidad de encon-

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  • trar el significado de las cosas. La comunicacin simblica fue unarespuesta adaptativa a un problema reproductivo: la necesidad derepresentar un contrato social. El lenguaje hace posible la comunica-cin madre-hijo mediante la que se transmite informacin relevantesobre la experiencia vivida, incluyendo trucos y maas para compe-tir con otros individuos, obtener alimento, lograr el bienestar colecti-vo o elaborar herramientas.

    Especial relevancia han tenido las teoras que ligan el desarrollode la mente humana y del lenguaje a la vida social. Por ejemplo,Dunbar (1996) sugiere que la funcin del lenguaje es la transmisinde informacin sobre lo que hacen los otros miembros del grupo, esdecir, el cotilleo y la funcin del cotilleo es mantener la cohesin so-cial del grupo. Muchos primates viven en grupos y una buena partede su tiempo lo dedican a mantener la unidad del mismo. El acicala-miento recproco es la forma habitual de conseguir la unin del gru-po. Sin embargo, cuanto mayor es un grupo ms difcil es mantenerla cohesin del mismo mediante estas interacciones binarias de aci-calamiento. Para Dunbar, el lenguaje acta como una forma alterna-tiva al acicalamiento de mantener la cohesin social del grupo, peromucho ms eficaz cuando ste es grande. Dunbar sostiene que hubouna presin selectiva a favor de grupos cada vez ms grandes cuan-do nuestros antepasados homnidos se instalaron en la sabana. La vi-da en la sabana oblig a que nuestros antepasados tuvieran que de-fenderse de predadores poderosos en condiciones ciertamentedifciles y esta necesidad favoreci la existencia de grupos cada vezms grandes en busca de autoproteccin. La vida en grupos grandesejerci a su vez una presin sobre el desarrollo cerebral, ya que losindividuos del grupo tienen que recordar las numerosas interaccio-nes que establecen con los otros componentes del grupo.

    Tambin ha tenido un fuerte impacto la aportacin de Bickerton(1990) y Calvin y Bickerton (2000). Estos autores sostienen la hipte-sis de que la evolucin del lenguaje se produjo en dos etapas: alprincipio habra surgido un protolenguaje en el que las palabras notienen una organizacin sintctica y se comportan como etiquetascon las que designar conceptos no verbales existentes en la mentedel organismo y, posteriormente, se habra desarrollado un lenguajeautntico con reglas sintcticas definidas. La emergencia del proto-lenguaje tuvo como presin de seleccin la necesidad de transmitirinformacin sobre la presencia de fuentes de alimentacin y de aler-tar a las cras sobre peligros potenciales a los que hay que hacerfrente. Se trata de poner nombre a conceptos como un tipo de ali-

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  • mento miel o un determinado predador leopardo que estn re-presentados en la mente del individuo. La idea de que existen proto-conceptos no verbales en los primates, avalada por varios neurobi-logos de prestigio (Edelman, 1992; Damasio, 1999; Edelman yTononi, 2000), permite trazar una continuidad evolutiva en la gne-sis de la capacidad lingstica a travs del desarrollo paulatino de lacapacidad de abstraccin, responsable de la formacin de conceptosno verbales. En otras palabras, el antepasado evolutivo de lenguajehumano no son los sistemas previos de comunicacin animal sinolos sistemas previos de representacin conceptual tales como losque parecen poseer algunos primates.

    Bickerton defiende que el desarrollo de la sintaxis se produjo enuna etapa posterior como consecuencia de la potenciacin del al-truismo recproco en los grupos de homnidos dotados ya de unprotolenguaje. El altruismo recproco exige para evitar a los indivi-duos que engaan y para mantener las alianzas el desarrollo de unaforma de inteligencia social que permita identificar quin hizo qua quin. Para Bickerton la memoria episdica que se necesita pararecordar estas acciones sirve para poner etiquetas a los elementosimplicados en una accin con las categoras de agente, tema y pa-ciente u objetivo que son precisamente el ncleo de las categorassintcticas bsicas.

    Esta transicin filogentica del protolenguaje al lenguaje gramati-cal que propone Bickerton tiene un correlato ontognico durante eldesarrollo del lenguaje en los nios que son capaces de transformar,en tan slo unos aos, el protolenguaje sin reglas sintcticas que uti-lizan entre los 18 y los 24 meses en un lenguaje sintctico maduro.La rapidez con la que tiene lugar este proceso sugiere la existenciade una base gentica implicada en la capacidad sintctica. La pre-sencia de esta base gentica se ve refrendada tambin por la transi-cin que se produce, en tan slo una generacin, entre los denomi-nados lenguajes pidgin y los criollos, que ha sido puesta demanifiesto por el propio Bickerton. Los pidgin son idiomas casi singramtica que surgen cuando individuos adultos de distintas lenguasentran en contacto por motivos, normalmente, de emigracin enbusca de trabajo, como ha ocurrido a menudo en el establecimientode algunas colonias. Los hijos de esta primera generacin emigrantedesarrollan este idioma transformndolo en un idioma criollo dotadode una gramtica perfectamente desarrollada.

    Todas estas hiptesis sobre la evolucin del lenguaje tienen quehacer frente al mismo problema: explicar cul fue el factor desenca-

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  • denante del proceso de hominizacin. Durante un tiempo se le atri-buy este rol a la adopcin de la locomocin bpeda por parte denuestros antepasados. La postura erguida y el hecho de tener las ma-nos libres para fabricar herramientas ha sido considerado por muchoautores como el principal factor responsable de la evolucin homni-da. Sin embargo, esta teora ha perdido parte de su poder explicati-vo porque, entre otras cosas, no podemos olvidar que los australopi-tecos fueron bpedos durante ms de 2 millones de aos sin que esohaya supuesto cambios detectables en su capacidad craneana, en sucapacidad instrumental o en sus hbitos de vida.

    Es por ello que, en este trabajo, tratamos de exponer una tesis al-ternativa que pueda aportar algo de luz a la resolucin del proble-ma. La hiptesis que defendemos es que el lenguaje fue selecciona-do como un instrumento que increment la eficacia del sistema detransmisin cultural que posean los primeros homnidos. Nuestra te-sis de partida es que los homnidos desarrollaron la capacidad con-ceptual de categorizar la conducta propia en trminos de valor po-sitiva o negativa, buena o mala y que esta capacidad les permitiaprobar o desaprobar las conductas que aprenden sus hijos (Castro,1992; Castro y Toro, 1995). Segn nuestra propuesta la seleccin na-tural favoreci a los homnidos dotados de la capacidad de aprobary de reprobar la conducta de su prole debido a que, de esta manera,podan transmitir toda su experiencia conductual: la positiva, quenos indica lo que se debe hacer y que es susceptible de ser imitada,y la negativa, que recoge lo que no se debe hacer y que, por tanto,difcilmente puede ser observada. En nuestra opinin, la ventajaadaptativa que supuso la transmisin de informacin sobre el valorde la conducta, aprobndola o reprobndola, gener una presin deseleccin en favor del desarrollo de un sistema de comunicacinms eficaz que permiti a los hijos comprender mejor la informacinque reciban. En otras palabras, gener una presin de seleccin enfavor del desarrollo de la capacidad lingstica. En lo que sigue seanaliza con ms detalle el alcance de esta propuesta.

    La ventaja adaptativa de la cultura

    Aunque la conducta no aprendida es un instrumento suficientepara la vida de un gran nmero de especies animales, hay otras mu-chas que han desarrollado, adems, la capacidad de aprender. Elaprendizaje individual evoluciona para permitir que el organismo ad-

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  • quiera un mejor ajuste con los valores de ciertos elementos imprede-cibles del ambiente o, en otras palabras, para alcanzar un cierto gra-do de plasticidad fenotpica. El desarrollo de un sistema de transmi-sin cultural, basado en la imitacin, puede ser adaptativo enespecies con un cierto grado de aprendizaje individual, ya que losindividuos pueden descubrir la conducta aprendida por otros me-diante la observacin de la misma sin tener que inventarla. En estesentido, Boyd y Richerson (1985) han sugerido que la imitacin pue-de ser adaptativa si proporciona un atajo de tiempo y de costescomparado con el aprendizaje individual. A pesar de esa posibleventaja, en mamferos no hay formas de transmisin cultural signifi-cativas o, si las hay, son muy elementales, como sucede en el casode los primates (Whiten y Ham, 1992). En realidad, la transmisincultural ha alcanzado slo un importante nivel de desarrollo, dandolugar a un proceso de evolucin cultural acumulativo, en Homo sa-piens (Tomasello, 1999).

    La causa de este fenmeno puede estar en que la imitacin de laconducta no es el nico medio de aprovechar lo aprendido porotros. El aprendizaje social de una conducta se puede producir noslo mediante imitacin directa o enseanza activa de la misma, pro-cesos caractersticos de la transmisin cultural humana y que exigen,sin duda, una gran capacidad cognitiva, sino tambin mediante otrotipo de procesos de aprendizaje social indirecto cuyo requerimientocognitivo es mucho menor (Galef, 1988; Whiten y Ham, 1992; Byrney Russon,1998). Hablamos de procesos tales como el condiciona-miento clsico por observacin, la emulacin y, sobre todo, la facili-tacin social mediante focalizacin de la atencin sobre un objeto osujeto implicado en la accin a desarrollar.

    La imitacin y la enseanza son modalidades de aprendizaje so-cial directo predominantes en la cultura humana. La existencia deambas modalidades en primates es bastante ms confusa, sobre todoen lo que se refiere a la enseanza. Con respecto a la imitacin, hayun cierto consenso entre los investigadores en torno a la conclusinde que no existe o es muy escasa la presencia de verdadera imita-cin entre los primates en su medio natural (Galef, 1988; Visalberghiy Fragaszy, 1990; Tomasello, 1996). Los procesos de transmisin cul-tural en los chimpancs y en otros primates pueden explicarse mejorcomo el resultado de la facilitacin social unida al aprendizaje indivi-dual (Galef, 1992; Tomasello, 1996), aunque la cuestin permaneceabierta (Whiten, 1998; Byrne y Russon, 1998; Whiten et al., 1999).Una situacin distinta es la que se produce con chimpancs criados

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  • en cautividad con en amplio contacto con humanos que, en muchoscasos, incluyen procesos de aprendizaje basados en estructuras in-tencionales que implican un refuerzo directo, una recompensa de lasconductas imitativas que llevan a cabo los chimpancs. En este con-texto hay una clara evidencia de que los chimpancs son capaces deimitar y de desarrollar algunas habilidades y destrezas que no soncapaces de alcanzar sin este grado de adiestramiento cultural.

    Con respecto a la enseanza no existe prcticamente ningunaprueba de su presencia en primates. Tomasello et al. (1993) sostie-nen que puede afirmarse sin temor a exagerar que los chimpancsen su hbitat natural no instruyen activamente a sus jvenes. El estu-dio ms serio sobre estas cuestiones es el que realiz Boesch (1991)en chimpancs. Boesch descubri que las madres llevan a cabo unaserie de acciones con el fin de facilitar que las cras aprendan a par-tir nueces usando herramientas. Por ejemplo, pueden dejar las he-rramientas a disposicin de las cras mientras ellas van a recoger msnueces, lo que no haran si hubiese otro adulto presente. Boesch ob-serv tan solo dos posibles casos de instruccin activa a lo largo demuchos aos de observacin. Como seala Tomasello (1999), esdifcil considerar estas observaciones como una prueba a favor de laenseanza debido a que la interpretacin intencional de la conductamaterna dista mucho de estar clara.

    Chimpancs, bonobos (chimpancs pigmeos) y quiz otros pri-mates utilizan a veces mecanismos de imitacin para desarrollar suconducta, pero los mecanismos de aprendizaje social indirectos,mencionados antes, son probablemente suficientes para originar lasdiferentes tradiciones culturales rudimentarias presentes en estos ani-males. En el corazn de esta controversia sobre si hay imitacin oaprendizaje social indirecto radica un interesante problema: el cam-bio cultural acumulativo slo es posible con imitacin, pero no conla facilitacin social o las otras formas de aprendizaje indirecto, yaque en estas no se imita realmente la conducta sino que hay quevolver a inventarla (Boyd y Richerson, 1995).

    La herencia cultural humana se caracteriza por ser un proceso detransmisin acumulativo. No parece que exista ninguna otra especieque muestre evolucin cultural acumulativa (Tomasello, 1999). To-masello et al. (1993) sugieren que el aprendizaje cultural humano semanifiesta de tres formas a lo largo de la ontogenia: aprendizaje imi-tativo, aprendizaje por instruccin y aprendizaje en colaboracin,que surgen por este orden a medida que aumenta la capacidad cog-nitiva. Para estos autores, la evolucin cultural acumulativa humana

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  • requiere como mnimo aprendizaje imitativo y, quiz, instruccionesactivas por parte de los adultos. No obstante, los estudios etnogrfi-cos indican que la enseanza, definida como el aprendizaje de con-ductas, habilidades o destrezas mediante instrucciones, es raro entrelos pueblos cazadores-recolectores y, en general, en las sociedadesms simples. En muchas culturas la instruccin consiste en mostrar,siguiendo un modelo intencional y basndose en la imitacin, perosin explicar verbalmente (Rogoff, 1990; Tomasello, 1999).

    La cultura homnida

    Parece razonable asumir que los primeros homnidos tenan unacapacidad cognitiva similar a los actuales chimpancs y que carecande capacidad lingstica. Adquiran la mayor parte de su conductamediante aprendizaje por ensayo y error, aunque algunos de elloseran capaces tambin de aprender por imitacin. En definitiva, lacultura de los primeros homnidos no deba ser muy diferente de laque poseen los chimpancs en la actualidad.

    Este nivel de desarrollo probablemente es el que tendra la cultu-ra presente en los australopitecos y los parntropos. Sin embargo, laaparicin de Homo habilis y, sobre todo, de Homo ergaster supusoun notable incremento de la capacidad craneana y del ndice de en-cefalizacin, incremento que parece corresponderse con un aumentosignificativo de la capacidad intelectual. La hiptesis que propone-mos es que en algn momento temprano de la evolucin homnida,posiblemente en un antepasado de Homo ergaster, se produjo el de-sarrollo de una nueva capacidad: la capacidad conceptual de catego-rizar la conducta como buena o mala. Nosotros hemos definido estacapacidad como la capacidad de categorizar la conducta aprendidapor un individuo mediante un cdigo conceptual valorativo esencial-mente dicotmico positivo-negativo, bueno-malo (Castro, 1992; Cas-tro y Toro, 1995; Castro y Toro, 1998). La capacidad de categorizarutiliza las mismas estructuras cerebrales valorativas que controlan elaprendizaje individual y surgi cuando uno de nuestros antepasadoshomnidos fue capaz de procesar la informacin sobre el valor de laconducta aprendida, proporcionada por las estructuras cerebrales va-lorativas, mediante un simple par de proto-conceptos no verbales:positivo-negativo o bueno-malo. Esto representa la transformacinde un mecanismo automtico e inconsciente de categorizacin de la

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  • conducta utilizado para el aprendizaje individual en un mecanismode categorizacin conceptual.

    La capacidad conceptual de categorizar implica el desarrollo denuevas conexiones neuronales. Especficamente, es necesario el de-sarrollo de alguna forma de memoria simblica conectada con el sis-tema de memoria que almacena categoras valorativas y las estructu-ras que son responsables de la categorizacin perceptual.Probablemente, esto requiere el desarrollo de circuitos neuronalesentre regiones del neocortex y de ste con el tlamo. Esta memoriapara smbolos y sus significados valorativos asociados permite la co-dificacin conceptual de la conducta como positiva o negativa. Laconducta reforzada favorablemente durante los procesos de aprendi-zaje recibira, al menos inicialmente, una categorizacin conceptualpositiva, mientras que por el contrario la conducta que genera recha-zo obtendra una categorizacin negativa.

    Nosotros sugerimos que los homnidos dotados con esta capaci-dad de categorizar la conducta, a los que llamamos assessor, podanaprobar o desaprobar la conducta que aprenden sus hijos. De estamanera, los homnidos assessor podan transmitir a sus hijos el valorque le han atribuido a las conductas que ellos han aprendido y cate-gorizado previamente. La idea que defendemos es que este procesode transmisin de informacin sobre la evaluacin que se le otorga ala conducta aprendida es un proceso de transmisin cultural nuevo,ausente en primates no humanos, que debe ser considerado como lamodalidad primaria de enseanza. Nuestra tesis sostiene que la pre-sencia simultnea en nuestros antepasados homnidos de ambas ca-pacidades, la de imitar y la de aprobar o desaprobar la conducta deotros, supuso un cambio radical en la transmisin cultural rudimen-taria de los primeros homnidos. Los individuos con ambas capacida-des assessor generaron un sistema de herencia cultural ms efi-ciente, ya que podan transmitir informacin sobre la conducta queestaban aprendiendo sus hijos condicionando la aceptacin o el re-chazo final de la misma.

    La imitacin y la aprobacin o el rechazo de la conducta aprendi-da crearon un sistema de herencia cultural que permiti la acumula-cin de los hallazgos conductuales de una generacin a la siguiente.En otro trabajo hemos mostrado, con la ayuda de un modelo ma-temtico sencillo, que la capacidad de aprobar o reprobar la conduc-ta puede ser adaptativa en una amplia gama de situaciones gracias aque puede hacer el aprendizaje individual ms preciso y menos cos-toso (Castro y Toro, 2002). La ventaja adaptativa de aprobar o repro-

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  • bar la conducta proviene de que: a) se incrementa el parecido fe-notpico entre padres e hijos para aquellas conductas que los padresconocen, b) la reprobacin permite que las cras conozcan informa-cin sobre conductas que estn descubriendo por s mismas de ma-nera que pueden rechazar conductas peligrosas sin tener que experi-mentar todas sus consecuencias negativas, c) se dificulta el que lascras imiten tareas para las que no est capacitada por su edad, d) laaprobacin favorece la implantacin de conductas cuyo evaluacinpositiva no es inmediata para el individuo que las experimenta, y e)se incrementa la fiabilidad en la imitacin, ya que la reprobacinayuda a modificar las conductas mal imitadas lo que hace posible latransmisin cultural acumulativa que obviamente precisa un bajo n-dice de error en la copia.

    Transmisin cultural, seleccin natural y lenguaje

    La emergencia de este sistema de transmisin cultural exclusivode los homnidos facilit el camino para el desarrollo de la capaci-dad lingstica. Nuestra hiptesis es que la ventaja adaptativa queproporciona la posibilidad de transmitir informacin sobre la con-ducta aprendida, aprobndola o desaprobndola, pudo ejercer unapresin selectiva en favor del desarrollo de un sistema de comunica-cin ms eficaz entre padres e hijos. Siguiendo el razonamiento, unamayor eficacia en la comunicacin pudo hacer ms rentable la inver-sin que suponan los costes del aprendizaje individual y pudo favo-recer el desarrollo intelectual y la capacidad de innovacin. Esto ge-ner a su vez una mayor experiencia individual un volumen mayorde informacin sobre el valor adaptativo de la conducta y convirtien ms ventajosa la capacidad de transmitir la informacin aprendi-da. Surgi as un proceso auto-cataltico que favoreci tanto el desa-rrollo intelectual como el desarrollo de un sistema de comunicacincapaz de transmitir la informacin aprendida.

    El conjunto de informaciones que poda adquirir cualquier hom-nido era muy amplio comprendiendo informacin sobre lugares, ob-jetos, animales, individuos y acciones a las que ha tenido que hacerfrente el individuo a lo largo de su vida. La relevancia adaptativa dealgunos de estos conocimientos est fuera de duda y la dificultad detransmitir esta informacin de manera adecuada sin utilizar un len-guaje verbal tambin. La gnesis paulatina de un sistema arbitrariode signos lingsticos organizados de una manera proposicional fue

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  • posiblemente la respuesta adaptativa que exploraron los homnidosa partir de Homo ergaster. La estructura proposicional permiti la fle-xibilidad creativa necesaria para transmitir un rango de informacio-nes tan amplio. Su origen puede encontrarse en la transmisin de in-formacin del tipo: Esto si / esto no Esto es bueno / esto es maloTu haz esto / tu no hagas esto, en donde se puede rastrear la razde las categoras sintcticas bsicas.

    No parece existir un antecedente animal de transmisin de infor-macin sobre el valor de la conducta aprendida. El cuidado parentalincluye en algunas especies conductas innatas que restringen losmovimientos de la prole con el fin de evitarles determinados riesgos,pero no son prohibiciones acerca de conductas que los padres hanaprendido a evitar y que han categorizado como malas. Es decir,segn nuestra hiptesis, un chimpanc puede catalogar la conductade otros individuos como favorable o desfavorable respecto a s mis-mo y puede actuar en consecuencia, pero no es capaz de atribuir unproto-concepto de bueno o malo a su propia conducta y esto le im-pide categorizar la conducta de otro individuo como buena o malapara dicho individuo.

    Waddington (1960) ha sugerido que la funcin de nuestra capaci-dad para hacer juicios ticos es hacer posible el aprendizaje social.Los nios necesitan tener la capacidad de ser enseados y, para es-to, necesitan desarrollar en la mente sistemas de autoridad, Losnios son, en palabras de Waddington, aceptadores de autoridad.Un nio que aprende culturalmente es, por tanto, un nio que creeo, en nuestras palabras, un nio assessor. Nosotros defendemos quela clasificacin conceptual de la conducta como buena o mala impli-ca, por la naturaleza de su origen, un sentimiento de obligacin ha-cia las conductas que reciben una valoracin positiva. y que esta ca-tegorizacin conductual y este sentimiento de obligacin son la razevolutiva de la capacidad tica (Castro y Toro, 1998; Castro et al.,1998). En realidad, la capacidad tica tambin requiere el desarrollode la capacidad intelectual sobre la base de una estructura cerebralvalorativa que nos hace percibir la conducta de una manera asimtri-ca positiva vs. negativa. Bueno y malo son, en su origen, conceptosno verbales que surgen cuando se categoriza racionalmente la asi-metra valorativa que muestra la conducta.

    Lawrence Kohlberg (1981) distingui una secuencia de seis esta-dios, agrupados en tres niveles, en el proceso de maduracin del jui-cio moral, categoras que han sido posteriormente confirmadas ensus rasgos bsicos por otros muchos estudios. El primer nivel, pre-

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  • dominante en los nios de hasta 10 aos, se refiere a dos clases derazonamiento moral basadas en la negativa a hacer determinadas ac-ciones, bien para evitar ser castigados (estadio1), o bien para conse-guir una recompensa (estadio 2). Bueno y malo se evalan en clavede lo que se puede o no hacer y ligado a la recepcin de un castigoo de un premio. Esto puede ser interpretado desde nuestra perspec-tiva como una prueba inequvoca de la importancia que tiene laaprobacin y la desaprobacin de la conducta como orientadora delcomportamiento infantil en nuestra especie.

    George C. Williams en la introduccin de su ya clsico libroAdaptation and Natural Selection (1966) sugiere que las cualidadesmentales avanzadas pueden originarse como un efecto accidental dela seleccin para la capacidad de comprender y recordar instruccio-nes verbales simples en los primeros aos de vida. Williams argu-menta que incluso hoy en da la muerte accidental es una importan-te causa de mortalidad infantil y que muchas de estas muertesaccidentales se podran haber evitado si las vctimas hubiesen com-prendido y recordado las instrucciones verbales y hubiesen sido ca-paces de sustituir efectivamente los smbolos verbales por la expe-riencia real. Esto pudo haber sido as tambin en condiciones devida ms primitivas. Nosotros coincidimos con este planteamiento deWilliams que conlleva, como l mismo sugiere, una presin selectivapara adquirir competencia verbal tan pronto como sea posible. Pin-ker (1994) tambin recoge y defiende este argumento cuando sugie-re que tal vez no sea una mera coincidencia que la explosin delvocabulario y los inicios de la gramtica estn ligados al desarrollolocomotor del nio, ya que la capacidad de locomocin aparece entorno a los quince meses de vida.

    Finalmente, nos gustara destacar que, aunque la hiptesis quedefendemos en este artculo est basada en anlisis de modelos te-ricos y tiene un carcter altamente especulativo debido a la ausen-cia de datos sobre las condiciones de vida de los primeros homni-dos, algunos aspectos importantes de la misma son susceptibles deverificacin emprica. Nos referimos, por ejemplo, a la ausencia enlos primates de una autntica capacidad para reprobar o aprobar laconducta de los hijos siempre y cuando sta no les afecte directa-mente o al anlisis especfico de la importancia de lareprobacin-desaprobacin de la conducta en las culturas cazadorasrecolectoras actuales.

    La evolucin del lenguaje

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  • Agradecimientos

    La realizacin de este trabajo ha sido posible, en buena medida,gracias a la concesin a L. Castro de una licencia por estudios porparte de la Consejera de Educacin de la Comunidad de Madrid.

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    Febrero 2002

    Laureano Castro Nogueira y Miguel A. Toro Ibez

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    La Filosofa ante la encrucijada de la nueva Europa

    Actas de las I Jornadas de Dilogo Filosfico

    La identidad europea a examen: la razn de Europa y la razn en Euro-pa; filosofa, poltica, ciencia y religin en la configuracin del futuro eu-ropeo.

    Las contribuciones (ponencias y comunicaciones) de filsofos espaoles,europeos y americanos sobre esta decisiva cuestin en las I Jornadas or-ganizadas por Dilogo Filosfico contenidas en este volumen.

    Mariano Alvarez Gmez, Leopoldo Zea, Juan Massi, Andrs Torres Quei-ruga, Vittorio Possenti, Gerard Fourez, Javier Echeverra, Adela Cortina,Dalmacio Negro y otros ofrecen, desde diversas perspectivas, una refle-xin filosfica de plena actualidad.

    Edita: Dilogo Filosfico / Nossa y J. Editores, Colmenar Viejo / Mstoles(Madrid). 1995. 640 pp. 23,44 euros. Edicin limitada.

    25 % de descuento para los suscriptores de Dilogo Filosfico.

    Pedidos: Dilogo Filosfico. Apdo 121. 28770 Colmenar Viejo. Tfno. y Fax:(91) 846 29 73 Ed. Nossa y J. Editores. Parque Vosa 12 Bajo. 28933 Msto-les. Tfno. 614 38 08. Fax 682 24 43