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1er Foro de Arqueología, Antropología e Historia de Colima
Juan Carlos Reyes G. (ed.)
D.R. © 2005
Gobierno del Estado de Colima, Secretaría de Cultura
RESCATE ARQUEOLÓGICO EL ZALATE Análisis del contexto y propuestas de investigación
Arqlga. Laura Almendros López / Arqlga. Roxana Enríquez Farías
Centro INAH Colima
Introducción
Al suroeste de la ciudad de Colima se ubica parte del predio rústico conocido
como El Manchón, en concreto un área de aproximadamente dos hectáreas que
se encuentra delimitada al norte por el Boulevard Rodolfo Chávez Carrillo, entre la
Avenida Javier Mina al este y la Prolongación Fray Pedro de Gante al oeste (fig.
1).
Los trabajos arqueológicos se iniciaron cuando la empresa dueña de los
terrenos tuvo la intención de construir una plaza comercial en el predio. En ese
momento se llevó a cabo la inspección del área a fin de determinar la posible
existencia de vestigios arqueológicos en superficie o bien indicios de que éstos
existieran en el lugar.
Durante esta inspección se pudo observar la presencia de material
arqueológico, sobre todo tepalcates, así como la evidencia de saqueos. De esta
manera se determinó la necesidad de realizar un rescate arqueológico con el fin de
recuperar la información contenida en esta área de la ciudad, a partir de esto
dictaminar la naturaleza de la ocupación prehispánica y valorar la posibilidad de
llevar a cabo la construcción.
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Figura 1
Como dijimos, el predio de poco más de dos hectáreas se ubica en plena
zona urbanizada de la ciudad de Colima. En esta parte sur del valle de Colima la
acumulación de sedimentos es más alta, en función de la cercanía a los arroyos y
ríos, así como al continuo desborde de los mismos a lo largo de miles de años.
El terreno pertenecía a la conocida Hacienda de La Albarrada, de hecho
con este nombre se ubica una colonia al sur del terreno que nos ocupa. De esta
manera, el predio perteneció al área de huertas, por lo que se puede observar
gran cantidad de árboles que se ubican en él, entre los que destacan tamarindos,
mangos, huizilacates, parotas, higuerillas y un zalate de gran tamaño, que dio
nombre al rescate.
Es importante destacar que en un principio el rescate tomó el nombre del
predio, que como dijimos es conocido como El Manchón, sin embargo observamos
que la Dra. Isabel Kelly, entre sus múltiples trabajos realizados en Colima desde
los años cuarenta, efectuó excavaciones en un sitio que llamó El Manchón.
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Dicho sitio se ubica en el área de Los Ortices, que a pesar de distar algunos
kilómetros de este predio, pertenece también al municipio de Colima, por lo cual
se decidió cambiarle el nombre al rescate, que pasó a llamarse Rescate
Arqueológico El Zalate, con motivo del gran árbol que se alza en el predio.
I. Entorno físico y características del predio
El valle de Colima abarca un área de cerca de 900 Km2 que integra los
municipios de Colima, Villa de Álvarez y Comala, así como parte de Cuahutémoc,
Coquimatlán, iniciando al pie del volcán de Fuego, hacia los 1,700 m.s.n.m. Este
valle desciende hasta llegar a la cota de los 400 m.s.n.m. y combina áreas de
lomeríos de origen volcánico, al norte del valle, con planos ligeramente inclinados
y con gran cantidad de acumulación de sedimentos al sur.
Esta área fisiográfica se caracteriza por albergar gran cantidad de ríos y
arroyos que la han convertido, a lo largo de la historia, en una región con
características primordiales para el asentamiento de grupos humanos, que a las
orillas de estas fuentes de agua desarrollan su vida.
La variedad en la altitud genera una gran heterogeneidad de climas y
vegetación, lo que aumenta la factibilidad de explotación de ambientes distintos
con más riqueza de productos.
Dentro de esta gran área, en la parte sur, se encuentra el predio que nos
ocupa, mismo que se ubica en un plano ligeramente inclinado con orientación
norte-sur, entre el río Colima al este y el arroyo Pereyra al oeste. Esta parte del
valle se caracteriza, como mencionamos, por la gran acumulación de sedimentos
lo que hace que los vestigios arqueológicos se ubiquen a varios metros de
profundidad.
II. Antecedentes de investigación en el área
En esta parte sur del valle los antecedentes de trabajo son menores que en
la zona norte, hacia donde crecen en mayor medida las ciudades de Colima y Villa
de Álvarez, que junto con la parte occidental de esta última, componen las áreas
de desarrollo urbano más importante.
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Existen importantes antecedentes de investigación para el valle de Colima,
empezando por los trabajos de la Dra. Kelly quien definió a partir del Eje Armería
la secuencia cultural del valle. También otros arqueólogos que han trabajado la
región como la arqueóloga M.A. Olay, han realizado grandes aportaciones a la
comprensión de algunas de las fases culturales de esta región. Todos estos
antecedentes de investigación en esta área apoyan los trabajos que se vienen
realizando hasta la fecha en el centro INAH Colima. Sin embargo, hablando
concretamente de los trabajos en el área circundante a este predio, vemos como
varios han sido los rescates efectuados en los últimos años.
Sin duda el rescate arqueológico más destacable en el sector sur de las
ciudades de Colima y Villa de Álvarez, es el realizado en el año 2000 en el predio
conocido como Las Fuentes, ubicado hacia el suroeste del área que nos ocupa.
Durante estos trabajos se obtuvo información única en la región referente a la fase
Capacha, la primera dentro de la secuencia cultural del valle.
Fue hallado un gran panteón correspondiente a esta fase, con una
importante cantidad de entierros acompañados de ofrendas en muy buen estado
de conservación. Los datos recuperados por el P.A. Saúl Alcántara están siendo
trabajados dentro de la investigación para la tesis profesional que éste lleva a
cabo, la cual habrá de aportar grandes respuestas en torno a esta temprana fase
cultural.
Justo frente a este predio de Las Fuentes, el P.A. Rafael Platas realizó
trabajos de rescate en lo que se denominó El Cortijo II durante los últimos meses
de 2004. En un principio se pensó que podían continuar las evidencias del
asentamiento Capacha, sin embargo, la evidencia encontrada en este sector
corresponde a los cimientos de varias unidades habitacionales, al parecer de la
fase Armería del valle de Colima.
Junto con esta evidencia habitacional, se obtuvieron algunos ejemplos del
patrón funerario dentro del asentamiento prehispánico ya que fueron recuperados
un total de 37entierros (Platas, 2005).
Ambos casos componen los antecedentes más cercanos, sin embargo
como mencionamos, el área se integra a todos aquellos estudios realizados a lo
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largo de años de investigación en la región, mismos que se toman de referencia
para este trabajo y con base en los cuales se guió la investigación realizada en
este predio que, como veremos a continuación, compone un ejemplo más acerca
del asentamiento prehispánico en el valle de Colima.
III. Excavación y materiales recuperados
Después de sondear prácticamente la totalidad del predio observamos
como en la parte sur, la este y en el centro del mismo, donde obtuvimos gran
cantidad de material, la mayoría de los contextos se hallaron removidos. A pesar
de ser evidente la ocupación en casi todo el predio en época prehispánica,
seguramente los trabajos posteriores de nivelación y remoción del terreno
afectaron esta evidencia arqueológica.
Sin embargo, un sector fue el que aportó la mayor cantidad de evidencia
material y contextos arqueológicos que mostraron la ocupación prehispánica del
predio en cuestión. Ésta se ubicó en lo que llamamos Unidad de excavación 3
NW, precisamente por encontrarse en el sector noroeste del terreno (fig. 2).
Figura 2
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A través de los materiales arqueológicos recuperados determinamos dos
ocupaciones en la época prehispánica, en las fases Ortices y Chanal. A pesar de
haber obtenido evidencia material característica de otras de las fases culturales
del valle de Colima, es justo para las dos mencionadas en que la evidencia
sobrepasa algunos fragmentos cerámicos.
A continuación, se presenta la descripción y el análisis de los datos
obtenidos para estas dos fases, a partir de los cuales se infieren algunas primeras
interpretaciones acerca de la ocupación prehispánica en esta fracción del predio
rústico El Manchón.
Fase Ortices (400 a.C. – 100 d.C.)
Arquitectura
A lo largo de la exploración, encontramos indicios arquitectónicos de lo que
posiblemente fue el sistema constructivo de carácter habitacional durante la fase
Ortices.
Consiste en un cúmulo de piedras pequeñas, preferentemente angulares,
sin trabajar, que fueron unidas con una argamasa de tierra negra y arena, muy
compacta, mezcla que en conjunto con las piedras pequeñas forman una
superficie sólida. Están depositadas sobre una base de tierra muy fina y
ligeramente apisonada. Sin embargo, pese al trabajo que puede distinguirse, la
superficie no es plana, y aunque en algunos casos la disposición parece circular o
rectangular, los alineamientos no están bien definidos.
Uno de estos amontonamientos fue localizado al interior de la estructura
habitacional de la fase Chanal (que describiremos más adelante), que junto con
otro de los hallados en un pozo del sector sureste, presentan asociadas fosas
excavadas sobre una capa de tepetate compacto, cuyo diámetro oscila entre 50 y
70 cm, y no rebasan los 40 cm de profundidad. Aún no hemos podido determinar
sí están directamente relacionadas con lo que pensamos es parte de un sistema
constructivo, ni tampoco la función que pudieron desempeñar. Sin embargo, es un
dato que no podemos pasar por alto, puesto que con ayuda de diversos análisis y
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el hallazgo de un patrón similar en posteriores intervenciones, tendremos una
visión más amplia de su posible función.
Llaman nuestra atención los amontonamientos localizados al interior de la
unidad habitacional, ya que fueron identificados por debajo del apisonado que
suponemos corresponde al piso de ocupación de la fase Chanal, factor que nos
permite proponer su temporalidad (fig. 3)
Figura 3
Es posible que estemos ante un tipo de cimentación para construcciones no
muy grandes y ligeras, cuyas paredes y techumbre pudieron ser de materiales
perecederos, como madera y palma, según los recursos de los que disponían. Los
datos acerca de las unidades habitacionales en esta fase y en general, durante el
periodo Preclásico son escasos, puesto que existen pocas excavaciones de
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contextos de este periodo, o bien, resultan afectados por las ocupaciones
posteriores.
Algunos de los datos al respecto son los que nos ofrecen las maquetas
elaboradas en cerámica, donde podemos ver el tipo de viviendas, algunas se han
clasificado para la fase Ortices, se caracterizan por no ser de gran tamaño,
muchas de planta circular y de sencilla elaboración (Schávelzon, 1982: 105).
La distribución de estos elementos se extiende en toda la parte explorada
del predio, aunque no es muy regular, su conformación y similitud nos hacen
suponer que se trata de un conjunto de elementos de la misma fase.
Contextos funerarios
En un área de aproximadamente unos cuarenta metros cuadrados fueron
hallados veintinueve entierros humanos con características diferentes entre sí. Sin
embargo, a partir de la observación de esta gran muestra pudimos inferir de
manera preliminar, y a la espera de otro tipo de análisis que se tengan que
realizar, dos momentos de enterramiento (fig. 4)
Figura 4
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El primero corresponde precisamente a la fase Ortices-Comala, es decir
que pudiera oscilar entre el final de la fase Ortices y el inicio de la fase Comala, ya
que ante el conocimiento parcial de estas etapas y, sobre todo, de sus divisiones
internas, es muy difícil poder hablar de un momento más concreto, sino hasta la
obtención de algún fechamiento para este y otros contextos similares.
El otro momento de enterramiento corresponde a la fase Chanal que
trataremos más adelante.
Así pues encontramos que de estos veintinueve entierros los que
consideramos corresponden a la fase Ortices-Comala son los siguientes:
- Entierro 6: depositado con una orientación de este-oeste, con el cráneo al este,
mientras que las extremidades inferiores no se encontraron. Este entierro
descansa sobre una capa de arena, misma que se presenta mezclada con una
capa de tierra café claro. Probablemente se encontraba extendido, ya que la
parte superior del cuerpo se halló prácticamente completa. Encontramos el
cráneo, las costillas y los húmeros, además de algunos fragmentos de
vértebras, las clavículas y los omóplatos. Pareciera que en la deposición del
entierro 8, correspondiente a la fase Chanal, el entierro 6 se vio mutilado en
sus extremidades inferiores. Por encima de este entierro se observó una
acumulación de piedras, junto al mismo y por debajo de éste, algunos
tepalcates grandes correspondientes por lo menos a dos ollas, una con rasgos
claramente Ortices. De igual manera, hacia la parte norte del individuo se
apreciaron tres piedras de tamaño mediano acomodadas junto al cráneo y al
húmero, similares a los marcadores de piedra que se observan en la región
para fases posteriores.
- Entierro 7: el cual se componía de un infante en posición extendida en decúbito
dorsal, con una orientación de noreste-suroeste, con el cráneo hacia el
noreste. Hacia el oeste del individuo, mismo que se encontró por debajo de
una acumulación de piedras mezcladas con tierra amasada, se observó un
acomodo de piedras de tamaño mediano a lo largo del individuo. Junto a su
rostro fue colocada una figurilla antropomorfa pequeña sólida, la cual quedaba
apoyada en su cara. Mientras que a un lado de la mandíbula inferior, e incluso
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parcialmente debajo de ella, se halló otra de las mismas características. Ésta
era de menor tamaño que la anterior, a la altura de los brazos de la figurilla
presenta dos orificios, mismos que le permitieron una función de colgante. Por
su ubicación, no cabe duda que el individuo traía esta figurilla a modo de
pendiente. Ambas son identificadas como de la tradición Ortices-Comala de
figurillas sólidas (Baus Reed Czitrom, 1978).
- Entierro 17: en posición extendida en decúbito lateral izquierdo, con una
orientación de noreste-suroeste, con la cabeza hacia el noreste. Muestra
algunas piedras de tamaño mediano acomodadas a manera de marcador hacia
la parte occidental del individuo. Se encontró en muy buen estado de
conservación y el cráneo presenta deformación craneal tabular erecta. No está
acompañado de ofrenda (fig. 5).
Figura 5
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- Entierro 22: compuesto por un individuo en posición extendida y en decúbito
lateral derecho, mismo que fue depositado en una cista construida con lodo
amasado y muy compacto sobre el tepetate. La cista presenta una planta casi
rectangular con una pequeña bóveda formada con el lodo. Justo por debajo de
esta bóveda se deposita el individuo y junto a él dos vasijas de ofrenda, un
cajete trípode y una olla del tipo Ortices rojo sobre crema. El individuo presenta
una orientación noreste-suroeste con el cráneo al suroeste y hacia el lado
poniente de la tumba se observa un escalón a modo de banqueta (fig. 6 y 7).
Figura 6 Figura 7
- Entierro 26: es un individuo infantil en posición extendida en decúbito dorsal,
depositado sobre una capa de arena y cubierto con piedras, un fragmento
grande de cerámica y tierra a la altura de la pelvis. Una vez excavado se
aprecia la presencia de unas piedras de tamaño mediano del lado poniente a lo
largo del individuo (fig. 8 y 9).
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Figura 8 Figura 9
- Entierro 28: está compuesto por unos huesos dispersos asociados a una vasija
completa de tradición Ortices-Comala. Se trata de un vaso con representación
antropomorfa femenina. Seguramente los restos del individuo se vieron
afectados por el resto de deposiciones posteriores correspondientes a la fase
Chanal.
Materiales asociados
Durante la excavación se recuperó una importante muestra cerámica
correspondiente a la fase Ortices, concentrados en su mayoría en las capas más
profundas (III y IV).
En cuanto a su distribución horizontal, pudimos observar que los tipos
cerámicos correspondientes a esta fase, se encuentran mejor representados en la
parte externa de la unidad habitacional, es decir, donde fueron encontrados los
entierros. En las primeras capas, está revuelto con material de la fase Chanal,
pero en las más profundas, su frecuencia aumenta.
Los tipos representativos son Bandas sombreadas, Rojo guinda, Rojo
guinda y Negro sobre café, y una serie de formas domésticas como ollas de gran
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tamaño y cajetes, que a pesar de ser monócromos, podemos identificarlos como
cerámica de la fase Ortices por la pasta empleada en su elaboración.
Fase Chanal (1100 d.C. – 1460 d.C.)
Arquitectura
En el sector noroeste del predio, localizamos un elemento arquitectónico,
que por sus características, contextos y materiales asociados lo hemos
considerado una unidad habitacional.
Está delimitada al oeste por un muro de doble cara de casi 50 cm de ancho,
orientado a 35º con respecto el norte, construido con piedra de río de gran
tamaño (25-40 cm en su eje mayor), no están trabajadas, únicamente se utiliza la
parte más plana para formar el paramento. En el lado este y sur, se localizan otros
dos muros con las mismas características que cierran el área. El interior mide
cerca de 5 m en el eje este-oeste; puesto que el muro que limita la estructura al
norte no fue localizado, pensamos que el eje norte-sur mide aproximadamente
11m.
En la parte sur observamos la interrupción del muro, que dada la
regularidad del corte, interpretamos como el acceso de aproximadamente 70 cm.
Adosado a este muro encontramos una banqueta que se interrumpe en el mismo
punto que el muro, lo que refuerza la idea del acceso por este lado. Este mismo
elemento arquitectónico también se localiza en la parte externa de los muros que
limitan la estructura al este y oeste (fig. 10 y 11).
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Figura 10
Figura 11
Al interior encontramos un fogón de casi 40 cm de diámetro, directamente
sobre el piso de ocupación. El apisonado de esta unidad habitacional es muy
delgado, compuesto de tierra y probablemente mezclado con tepetate molido, de
textura muy fina, la superficie fue ligeramente pulida, lo que generó un espacio
poco accidentado (fig. 12 y 13).
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Figura 12
Figura 13
Sobre este mismo apisonado, se encontraron dos elementos
arquitectónicos, compuestos de piedras pequeñas unidas con argamasa de tierra
y arena, adosados al muro este, formando un recuadro -similares a los que ya
hemos descrito para la fase Ortices- que posiblemente corresponden a la
delimitación de espacios para distintos usos.
Por los materiales cerámicos hallados en el relleno de esta estructura
proponemos que su ocupación data de la fase Chanal; reocupando un espacio
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que se habitó durante la fase Ortices, y construyendo arriba de las posibles
estructuras de esa etapa.
Contextos funerarios
Durante esta fase y ubicado al exterior de la unidad habitacional, hacia la
parte poniente de la misma, se encontraron veintiún entierros que se han
identificado de manera preliminar como correspondientes a la fase Chanal y que a
continuación se describen:
- Entierro 2: está compuesto por tres individuos. El individuo 1 estaba en
posición sedente, la cual conservaba y fue acomodado con la vista hacia el
noreste. El estado de conservación de este entierro era admirable en
comparación a los otros dos que lo acompañaban. El individuo 2 se encontró a
los pies del primero y precisamente hacia el noreste del mismo. Primero se
halló el cráneo de este individuo que parece tratarse de un niño o tal vez un
adolescente, mientras que el individuo 1 sería un adulto. Cerca del cráneo del
individuo 2 se observó una orejera de cobre en su lado izquierdo.
Posteriormente, excavamos el resto de este individuo, encontrando únicamente
algunos restos de costillas y lo que serían los restos de las piernas. A la altura
de lo que parece la parte de los tobillos se encontraron un gran número de
cascabeles de cobre, todavía acomodados y ensartados con una especie de
hilo de cobre o con pátina de óxido que hacía que los cascabeles se
observaran como racimos. La posición de este individuo no se pudo determinar
debido a su mal estado de conservación. Por último, el individuo 3, del cual
sólo se halló el cráneo y se pudieron observar algunos restos de huesos
difícilmente identificables, se ubica hacia la parte noroeste del individuo 1. No
se pudo determinar ni la posición ni la orientación del mismo (fig. 14).
- Entierro 3: se compone de un solo individuo en posición flexionada, en
decúbito lateral izquierdo, en un eje noreste-suroeste, con los pies hacia el
noreste. Este individuo no presentaba ofrenda y se halló en mal estado de
conservación.
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- Entierro 4: se compone de un solo individuo adulto, en posición flexionada y
decúbito lateral izquierdo y con una orientación noreste-suroeste, con los pies
hacia el noreste. Este entierro no contenía ofrenda y se destaca por su buen
estado de conservación.
Figura 14
- Entierro 5: el cual se compone de tres individuos, el individuo 1, en la parte
superior, fue acomodado y sería un entierro secundario, ya que sus huesos
largos se encontraron en forma de haz. De este individuo únicamente se
hallaron restos de huesos largos y fragmentos del cráneo ubicado al noreste de
los huesos que están depositados en la misma orientación. Una vez levantado
este individuo, observamos el individuo 2, el cual se encontraba en posición
sedente y flexionada, con el cráneo al oeste y los pies hacia el este. No tenía
ninguna ofrenda asociada. Por debajo de estos individuos se halló otro
conjunto de huesos largos, al parecer también formando un haz, pero en este
caso acomodado de manera vertical, junto a algunos fragmentos de
mandíbula y otros huesos difíciles de identificar por su mal estado de
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conservación. Se registró como individuo 3 y no cabe duda de que se trata de
un entierro secundario.
- Entierro 8: consiste en un adulto en posición sedente que al parecer está
abrazando sus piernas. Está con el rostro viendo hacia el noreste y a los pies
parecía tener una ofrenda, posiblemente una olla, ubicada en la capa de arena
y cubierta en parte por el lodo que delimita y cubre el entierro. Este entierro 8
está muy bien conservado, a excepción del cráneo del que se conservó
únicamente parte de la mandíbula inferior.
- Entierro 9: al parecer se trata de tres individuos, uno de ellos, el individuo 1,
colocado en posición sedente con los brazos abrazando las piernas y con su
rostro orientado hacia el noreste. Hacia el este del individuo 1, se encuentran
los restos del individuo 3, en posición extendida y con una orientación de
noreste-suroeste con el cráneo hacia el suroeste. A la altura del inicio de las
extremidades inferiores, se observó otro fragmento de cráneo, al parecer de un
infante y algunos huesos que conformarían el individuo 2. Este entierro se
encuentra depositado sobre la capa de arena y está cubierto por una capa de
tierra amasada.
- Entierro 10: consta de tres individuos adultos en posición primaria, el individuo
1 fue depositado flexionado en decúbito lateral derecho viendo hacia el
noreste. El individuo 2 en posición sedente y con la mirada hacia el noreste. El
individuo 3 en la misma posición que el anterior abrazando sus piernas con los
brazos cruzados y con el rostro hacia el noreste (fig. 15).
Figura 15
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- Entierro 11: está compuesto por algunos huesos largos en muy mal estado de
conservación, no se puede apreciar a qué huesos corresponden y por lo tanto
no se puede determinar la posición del individuo. Destaca el hallazgo junto a
éste de lo que se identificó como un malacate de cerámica.
- Entierro 12: es un individuo adulto en mal estado de conservación y se
depositó flexionado en decúbito lateral izquierdo y orientado noreste-suroeste
con la cabeza al suroeste.
- Entierro 13: está compuesto por un individuo adulto en posición primaria
sedente y abrazando sus piernas, la cabeza la tenía a la altura de las rodillas y
entre las piernas. Junto a este individuo se hallaron dos conjuntos de huesos
humanos, que forman parte del entierro, denominados atado 1 y 2, el primero
consiste en varios huesos largos que no se pudieron identificar y el segundo
son los huesos de unas piernas en posición sedente.
- Entierro 14: se trata de un individuo en posición sedente con el cráneo entre
las piernas, la columna vertebral se encuentra separada del cráneo, algo que
seguramente ocurrió por cuestiones postdeposicionales. Se encuentra
orientado noreste-suroeste con el cráneo al suroeste. De la misma manera que
otros de los entierros, éste se ubica sobre la arena y en una matriz de tierra
amasada o lodo (fig. 16).
Figura 16
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- Entierro 15: es un individuo en posición primaria y flexionado en decúbito
lateral derecho ubicado en una cama de lodo o tierra amasada muy dura. No
presenta ofrenda.
- Entierro 16: se trata de un individuo sedente con los brazos cruzados rodeando
las piernas y con el rostro hacia el noreste. En la parte de la nuca le
acomodaron unos huesos largos de otro individuo, al parecer corresponden a
las extremidades inferiores. Probablemente a la hora de enterrar a este
individuo se encontraron un entierro anterior y lo convirtieron en secundario,
utilizando parte de sus huesos a manera de almohada del entierro 16 (fig. 17).
Figura 17
- Entierro 18: presenta un mal estado de conservación de los huesos, sin
embargo se alcanza a inferir su posición flexionada en decúbito lateral
izquierdo. Muestra una orientación noreste-suroeste con la cabeza hacia el
noreste.
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- Entierro 19: es un individuo adulto en posición sedente con el rostro viendo
hacia el noreste. El cráneo presenta deformación y tiene los brazos cruzados
por delante de las piernas.
- Entierro 20: está compuesto por un individuo en posición primaria flexionado y
en decúbito dorsal, junto a dos conjuntos de huesos difíciles de definir. Uno de
ellos parece corresponder a la parte de las extremidades inferiores, junto a
ellos encontramos un cascabel de cobre. El otro conjunto está formado por
diferentes huesos y ambos parecen pertenecer a un entierro secundario
originado al momento de la deposición del individuo primario (fig. 18).
Figura 18
- Entierro 23: es un individuo sedente con una orientación de noreste-suroeste,
con el cráneo al suroeste. Presentaba como ofrenda un navajón de obsidiana
completo. Se ubica sobre una capa de arena y cubierto con tierra.
- Entierro 24: se compone de un individuo al parecer secundario, ya que a pesar
de presentar algunos huesos largos, no se aprecia la posición anatómica.
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- Entierro 25: es un individuo sedente en posición primaria, con los brazos
cruzados alrededor de las piernas y tiene el rostro mirando hacia suroeste. Se
depositó sobre la arena y presenta buen estado de conservación (fig. 19).
Figura 19
- Entierro 27: está compuesto por huesos largos a modo de atado, al parecer
fémures y tibias, junto a los cuales se halló un anillo de cobre.
- Entierro 29: se trata de un individuo hallado junto al entierro 25, sin embargo
sólo se pudieron observar las extremidades inferiores del mismo, ya que éste
se metía en el corte y no fue posible excavarlo en su totalidad. Por la posición
de las piernas se puede inferir que se trata de un individuo adulto en posición
flexionada decúbito lateral izquierdo.
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Materiales asociados
Podemos decir que aproximadamente el 80% de los materiales cerámicos
corresponden a la fase Chanal. Tanto al interior como al exterior de la unidad
habitacional y en el resto del área explorada, los tipos cerámicos son
representativos de este periodo.
Nuestro análisis se basa en la tipología propuesta por Olay (2004: 208-230).
La muestra contiene formas principalmente domésticas predominantemente ollas,
cajetes, comales, cucharones y en menor cantidad tinajas, de los grupos
cerámicos Café, Chanal alisado, Chanal naranja y Naranja pulido. Aunque existen
tiestos de los demás grupos definidos según esta tipología, no son
representativos. En cuanto a la cerámica decorada, sólo encontramos pequeños
fragmentos de Chanal polícromo y Chanal polícromo sobre blanco fugitivo.
IV. Consideraciones finales y futuras líneas de investigación
A partir de toda la evidencia descrita consideramos que en el área
explorada existen dos importantes ocupaciones prehispánicas, una durante la fase
Ortices, en el periodo Formativo Tardío, y otra durante la fase Chanal, en el
periodo Posclásico.
En el valle de Colima son muchos los ejemplos de sitios con reocupaciones
durante las diferentes fases de su secuencia cultural, esto se observa cuando en
la mayoría de las excavaciones se encuentra evidencia de etapas muy distantes
en el tiempo. En el caso de El Zalate, tenemos la reocupación de un espacio
concreto con por lo menos mil años de diferencia, donde probablemente se
mantiene la misma distribución y función del espacio.
Lo que para la fase Chanal resulta muy claro es la existencia de una unidad
doméstica construida con base en un patrón arquitectónico del cual se tienen
varios antecedentes en el valle. Asociada a un área de enterramientos que
podemos definir como panteón debido a la gran cantidad y concentración de
individuos.
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En la fase Ortices la existencia de un área de panteón es evidente, no así la
de una unidad doméstica asociada. Consideramos que la presencia de
amontonamientos de piedra y lodo claramente de origen antrópico y asociado a
material de esta fase, puede ser indicador de un tipo de sistema constructivo, que
debido a su carácter burdo no es fácil de identificar, motivo por el que, tal vez, no
existen antecedentes.
Respecto al área de enterramientos, en ambas fases es utilizado un mismo
espacio, consideramos que esto provoca que en varios casos se afecten algunos
entierros de la fase Ortices, al depositar otros de la fase Chanal. Incluso que
algunos de los mismos entierros Chanal sean afectados por deposiciones
posteriores, dentro de esta misma etapa.
El hecho de utilizar un mismo espacio funerario en ambas fases resulta en
una superposición y cercanía de los individuos enterrados que dificulta la
diferenciación de áreas específicas para cada fase. Esto nos lleva a observar
dentro de la muestra, características que definan el patrón funerario de cada
etapa.
Así, en este caso el sistema de enterramiento Ortices se observa a partir las
siguientes características:
- posición extendida, preferentemente decúbito dorsal y lateral
- entierros individuales y primarios
- con orientación irregular
- con un espacio funerario construido, ya sea una tumba (entierro 22) o bien el
acomodo simple de piedras que delimitan el cuerpo (entierros 6, 7, 17 y 26)
- presentan ofrendas (vasijas y figurillas)
Por otro lado, el patrón de enterramiento Chanal en el área es el siguiente:
- posición sedente y/o flexionada
- múltiples primarios y/o primarios asociados a secundarios
- en su mayoría orientados en un eje suroeste-noreste, con el rostro hacia el
noreste
- sin espacio construido
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- en general no presentan ofrenda, sólo en algunos casos tienen objetos
ornamentales asociados (cascabeles, anillo y orejera de cobre, así como una
cuenta de barro)
Por el momento las características arriba definidas no pueden ser
consideradas como el patrón funerario general para las etapas culturales del valle,
es necesario realizar estudios comparativos con otros ejemplos en la región a fin
de poder determinar otros elementos que complementen este concepto.
Con respecto a la evidencia funeraria quedan algunas interrogantes por
resolver, como por ejemplo, el hecho de que varios entierros de la fase Chanal
sean múltiples, lo cual podría responder a un evento ( bélico, epidémico, etcétera)
que generaría muertes simultáneas.
Por otro lado, aunque la estratigrafía aportó datos importantes para poder
entender la secuencia deposicional de los entierros, no conocemos con precisión
los momentos en que fueron colocados cada uno de los individuos y si éstos
tenían alguna relación de parentesco.
Para poder solventar ésta y otras problemáticas, son necesarios análisis
osteológicos que incluyan estudios acerca de paleopatologías, extracción de ADN
y paleodietas, así como el fechamiento de cada uno de los contextos. Con ello se
obtendrán más datos acerca de la población del valle de Colima para ambas
fases.
Respecto al patrón de asentamiento de la fase Chanal, no podemos
especificar sus características ya que únicamente contamos con un ejemplo de
unidad habitacional. Sin embargo, a futuro esto se podría solucionar con el mapeo
de diferentes casos en el área y así determinar sus características y distribución
en el valle.
Por último, se contempla el análisis de las muestras de sedimentos
recuperadas, tanto de origen cultural como natural, con el objetivo de definir, por
un lado, áreas de actividad en la unidad habitacional y funeraria y, por otro,
aspectos relacionados con la paleoecología que pudieran influir en el desarrollo de
estos pueblos.
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Por el momento, estos son los resultados preliminares de una investigación
que a la fecha no ha concluido y que deberá orientarse a responder éstas y otras
preguntas, así como enfocarse en necesidades específicas de la investigación
arqueológica en la región.
BIBLIOGRAFÍA
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Colima y sus aldeas. Informes de excavación. Centro INAH Colima. Platas, Rafael. 2005. Informe técnico final del rescate arqueológico “El Cortijo II”. Centro INAH
Colima. Schávelzon, Daniel. 1982. Las maquetas cerámicas de Colima. En: Schávelzon, Daniel (coord.)
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