2-J-29(6) - Murcia-deza : Ah ! Dichoso el tiempo , decía, ,en que el hombre vivía con las cabra^l...

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    © Ayuntamiento de Murcia

  • NOVELA MORAL, E L

    FILOSOFO, S E G Ú N É L .

    ESCRITA EN FRANCÉS

    POR Mr. MARMONT-EL, di la Academia Francesa ^y tra-

    ducida por un Apa-sionado,

    CON LICENCIA:

    ñ̂ Murcia , Por Francisco Beheditó'̂ vive en la Plaferia,

    año 1789̂ * © Ayuntamiento de Murcia

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  • fiíeríto atendido , y por otra el víd'̂ j castigado : ésta Ciencia , finalmentf|¡ sola capaz de hacer felices á los hori'j bres, es de ellos la menos poseída , í paso que de muchos la mas apare^f tada. j ' Una de las cosas raras que pereí"''. jsámente y de siglo en siglo suele prodi. tir la naturaleza es un Filosofo r y uH-i de las cosas mas comunes, y que á c¿\ paso se encuentran son unos hombfV que haciendo siempre la mas vana Í]!' tentación de dirigir sus pensamíeotl por unos rumbos solitarios , se erígli por Si mismos en Maestros de todaL Humanidad , solo porque sediferend^jj de ella en presumir de unos scntimî ĵ jl tos nada civiles , é incapaces dcpn ĵ̂ pensión acia algún bien deleitable. M^. casta de hipócritas, peste contagiosa ÍI'J ĴJ infesta la república literaria , se di^^ "feo-tamas Seílas quantas ha teñid''

    yeí'

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  • '¿(Verdadera Filosofía •, y asi unos sé din ' Á nombre de Estoicos , otros el de J^picuros, &c. mas todos estos Farsantes jflespucs de haber representado por al-,j,igun tiempo un papel de doctrina muy 'Contraria á los deseos y pasiones que jse sucedían y alternaban en el oculto í/eatro de su corazón , han concluido Pu Escena arrojándose impetuosamente 1̂ goce de aquellos mismos placeres

    {̂Contra los que tan altamente predica-jjuan. No lo hicieron asi los Confusios, (I los Sócrates, los Platones , los Aristo-,̂ teles, los Epicuros, los Copernicos, y I los Descartes; pero sí , lo han hecho ¡ y hacen otros muy pequeiíos origina-Jles, que con atrebiraiento loco se dan (̂ 1 nombre de Filósofos , aparentan-;i ^0 seguir en sus extravagancias, ideas, Jy caprichos la doílrina y moralidad l^e alguno de los referidos Principes '*le la Filosofía,

    Bste © Ayuntamiento de Murcia

  • -" ̂ ^ Este es , a mi parecer , el erroíj que ha qucridg hacer patente a lô ' ojos de todos el Célebre Marmontelj. lidiculizandolo como se verá en £' sazonado argumento de la, NoveW jquc sigue.

    NQ-

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  • ¡NOVELA MORAL. i EL F I L O S O F O ,

    S E G U N E L.

    YA hablan pasado algunos años sin que Anarda oyese hablar de otra Cosa , que de Filosoíos, Que especie de hombres , es esa, díxo ella ? Yo bien quisiera ver alguno. Advirtiéronle, que los verdaderos Filósofos eran raros, que se comunicaban poco; pero que en lo demás eran los mas simples de todos los liombres , y que nada tenían de singu-lar.Pues debs haberlos de dos especiesi-, dixo ella i porque en todas las narra-ciones oygo , que un Filosofo es un ser bizarro que hace profesión de no pa-"̂ ecerse á nada. De esos, la dÍJíeron,hay

    en © Ayuntamiento de Murcia

  • «s en todas.^p^rtcs j ,y el que tengáis uno «;s:íaci!. •'f M'̂ '̂Í ' .A ' " '•..̂ . , '̂ r '/j.

    Hallándose Anarda en el campo con lina de 3.C[]Hielhs Sociedfides qtie^se lia' nian frivolas, y que no quieren mas que divertirse.,"ie pre^e.fttfiron;;&lgunos dias después al sentencioso Aristo, Ese Caballero es Filosofo , preguntó al ai' verlo rf' SI •,• Señora , ' respondió eí. ^e Bella cosa es U Filosofía , no es asi? íi=: Ella es ia ciencia del bien y del mat> ií» si queréis la sabiduría, No es tpaS (̂fiie. eso , dixo Doril^i ? Y el fruto de es^ sabiduría , prosiguió Anarda , sin

  • ArlstOjConlá sonrisa del despre-cio , le hizo entender ,que la felicidad filosófica no era la que podía gustar , y hacer gustar á una liiugcr bonita! =:No lo dudaba yo , dixo Anarda; pues creo que nada se parece menos que una :muger, y un Filosofo ; pero veamos ahora como se porta: el Sabio Áristo .para ser él mismo feliz. — Todo ello es «imple ,Señora ? yo no tengo preocu-paciones , no dependo de nadie , vivó con poco , no amo nada , y digo todo aquello que pienso. No amar nada, dixo Cleon, me parece una disposición poco favorable para hacer felices. Pues qué , Señor , replicó el Filosofo , no se 'hace el bien sino á lo que se ama ? Mos-tráis afeiíto al miserable a quien conso-láis de paso ? Pues a ese modo distribui-hios a la humanidad el socorro de nues-tras luces. Y con esas, dixo Dorila , e$ coa io que hacéis dichosos? = Sj, Se-

    ñora, © Ayuntamiento de Murcia

  • 4 nova,, y que nosotros lo somos. Un Fí-iQspfo., preguntó Lucinda , tiene muchos gustos ! zz Uno tiene solo , que es lel de despreciarlos todos. Y si nada amáis , dixo la Presidenta de Ponval, qué hacéis pues de vuestra alma^ zz Qué hago? Emplearla en el único uso que es digno de ella j pues contemplo y ob-^rvo las maravillas de la naturaleza. -Y qué puede tener de interesante para (VOS la naturaleza , si los hombres, si vuestros semejantes , replicó Anarda, nada tienen que os pueda aficionar ? = Mis semejantes, Madama ! No disputo sobre los términos; pero ese es un poco fuerte. Sea como fuere, h naturaleza que yo estudio tiene para mi el atractivo de la curiosidad , que es el resorte de la inteligencia , así como el deseo es el movii del sentimiento. Ya concibo, dixo Dorila, que la curiosidad O alguna cosa i mas el, deseo , "o lo

    con-© Ayuntamiento de Murcia

  • íróntais por nada ? .= El deseo yaosl>c íjicho que es un atractivo de otra esp¿ ,cie, = Pups para qué os entregáis a uí)p

    . 43e esos atractivos ^ en fanto qu(£ os rcr ^istiis al otro ? = Ah ! Eso e? porque los jgózos del espirlíu no tjenen mezcla de ^amargura , y todos los del sentimiento ijcncierran un veneno oculto, Pero á lo únenos, le preguntó Cleon , tenéis sen» tidps ? = 3 í , pero clips no fienen sobre pii ningún imperio , porque rní alma Vecibe Tas impresiones comp un cristal, y unicafnente los obgetos de pura in-teligencia mepvied?n vivamente mover :fifpcto. Ved aqui un personage bien jrio , dixo Porila al pido de Anardal •-Quien te ha traído este hombre? Poco ,,á ppco j le respondió ella , que esto e$ bueno para el campo j y gl ha de sep

    ; motivo de nuestra diversión, Cleon que aun quería descubrir el

    ;.iparacter 4?.ArlsíP> ^g.aí^stjgup su spr-presa

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  • "presa de verlo resuelto á no amar nada; ton que en fin , le dixo , nada conocéis amable i r= Conozco las superficies^ pero se desconfiarme del fondo. Resta sa-hev , dixo Cleon , si está fundada esa desconfianza. =Oh ! muy fundada, biea «podéis creerme : ya he visto bastante ^ara convencerme deque este globo nó esta poblado sino de tontos, de pica-•Tos , y de ingratos. Si lo mirarais bien, le dixo Anarda , fuerais menos injusto, y puede ser mas feliz.

    El Sabio , cortado un momento, hizo como que no la entendió. Anun-cióse la comida , y dando la mano a 'Anarda, se puso a su lado en la mesa. lYo quiero , le dixo ella , reconciliaros con la humanidad. = No hay medio, «Señora , no hay medio : el hombre es el tnas vicioso de los seres. Qué de más cruel, por exemplo, que el espectáculo de vuestra comida I (^uantos inocentes

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  • % ánímálílTos s'e vén aejiú saírifícáttos á lac voracidad del hombre ! Esa ternera, qué mal os hacía ? Qué derecho teníais sobre la vida de ese carnero, símbolo del candor , ni en la de este pichon¿ adorno de nuestroá techos, que se le acaba de quitar á la tierna paloma í Q Cíelos! Sí hubiera un Bufón entre los anímales, en que clase coloiára al hom:* bre I El Tigre , y el Milano » le cede-rían el primer lugar entre las especies devoradoras. Como todos concluyeron que el Filosofo solo se mantendría coi^ legumbres, ninguno se atrebía á ofre-cerle de aquellas viandas que recorría con piedad. Dadme, dadme, díxo: pues

  • tíatínieí de Beber.- Quarito iha degenerado la riatviraleza! En fin j eí Filosofo stf embriagó, háGÍendo la pintura del cla-ío arroyuelo donde süs padres se desal" íerabartí - > -

    Cleon sê váííc» deí rrloriienfo eri qué él vino lo hace decir todo ^ para cfcs-f Cubrir el principio de aquel pesar Filosófico, que se difundia sobre eí genero' humano. Pues bien^ le preguntó a Aris-t o , veos aqui con los nombres , os parecen tan odiosos ? Confesad,- que los condenáis sobre vuestra palabra: ^ y que ellos no merecen todo eí mal que se dice. = Sobre mi palabra , Seííor ! Sabed, que; un Filosofo no juzga sino por la experiencia : porque he visto , y he descubierto bien á los hombres f los creo vanos , orgullosos, é injustos. Por gracia , interrumpió Cleon , dispensadnos algo : nuestra admiración por vos mcr rece a lo menos sus modificaciones^

    ' i u pues © Ayuntamiento de Murcia

  • pues en fíii ,Hó pbdreíiS''ctílpáfnós et no hacer honor al mérito.::: Y como lo honráis ? Olvidándolo^ y abandonando* lo se le honra i Ah ! Los Filósofos de la Grecia cfart los OfaculoS de su slglo^ loa Legisladores de su patria : mas el diá de hoy se enervan olvidadas la sabii-duría y la virtud ; y ló obtienen todo la baxezá y la servidumbre. Si es asî dixo Cleon , la culpa es de los hombresé gfandes que se desdeñan de presentar-se. = Y queréis que ellos se arrojen a la frente ^ 6 pof decir mejor , a los pies át los dispensadores de las recompensas ? Verdad es , dixo Cleon , que se les pu-diera excusaí esa pena , y que un hom-bre tal cómo vos j (perdonadme que oS nombre.] No le hace , replicó humilde-mente el Filosofo. =:Ün hombre tal CO' íuo vos debiera estar dispensado de ha-cer la Corte. - Yo ! hacer la Corte? AW

  • 10 •guUo tenga .jarñas,de que ,ala1)arse ry;o[' ^é apréciafme j gracias al Cielo , y me iría;4 vivir.tn.los desiertos antes qu¿ degradar mí sérl Mucha lastima fuera/ dixo Cleon ^ que la Sociedad os pérdic-i se ) pues nacido para iluminar á la hu-?. rnanidgd y debéis yivir en medio de elLl̂ No pudierais creer,, Señoras j el bieti que hace un Filosofo en la tierra :• yd apuesto á que este Caballero ha descii* J3Íerto una multitud de verdades mora^ Jes/,,y ,que íiay: quizás el dia de hoy cii» quenta virtudes de sü rtiodo. = V irtur-des , replicó Aristd baxahdo. los ojos? .Yo no he imaginado muchas ; pero sít he descubierto bastantes vicios.Y bien* Jle dixo Lucinda^ por qué no los dcxaii Gon su velo, y tendrían dé ftienós la fealdad ? A fé mía , díxo lá Presidenta» que mas- quiero yo un vicio decidido^ quG una virtud cqüivota ••, pues a lo m& .BQS se sabe de lo que se hade huir. ^ ?

    ... ' \ Ao © Ayuntamiento de Murcia

  • tí Ha oBstaftte , ved como se nos recom* pcnsa, exclamó Aristo con despecho í Asi he torriado el partido de no exis-tir mas que para mi mismo , vaya el mundo como fuere. No , le dv^^|[M camente Áriarda , levanta^^^^e de fé^ ftiesa j yoquiero quecxistjK^aráPp^p-tros : tenéis en ía Corte alnun fíjegoció preciso ?= Ninguno j Señora ; ^ n Filo'̂ sofo no tiene pretensiones\\:ifPiíes bieéív yo os retengo aqüi;que el\;;ampo debe" agradar á la Filosofía j y en 'it os prt); iieto la soledad j el reposo , y la Tiber-âd. La libertad , dixoel Filosofo á me-îa voz! Yo temo que faltéis a esa pa-

    labra. i' El paseo' dispersó la compañía ;• y Cristo , con ayre discursivo , fingió ir i '^editar á ufia Alameda j donde dirigió '^ pensar en nada.- Pero ñie engaño, |Ue pensaba en Anarda y y decia consi'-

    ' mismo : una dama bonita, una bue* i-̂ B ña

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  • rx íia casa , y todas las comoĉ ídíacles de ía vida ; esto se anuncia bieu iVcjmoí hasta el fin. Es preciso confesar, prosi-ga ió , que la Sociedad es una Escena agradable : sí yo fuera galante , expre' sivo, am'a-ble, apenas se hiciera atencioit en mi', pues no se vé mas que esto ert el mundo , y la vanidad de las mugeres está saciada de esos rendimientos prc digados : pero domesticar un Oso , ci-vilizar un Filosofo , doblar su orgullo» ablandar su espíritu , es un triunfo taO difícil como raro, de que se lisongeael amor propio. Anarda viene por si mlŝ ma á caer en mis lazos; esperémoslas0 comprometernos.

    La comitiva por su parte se divertid á expensas de Arlsto. El es un agrada- ¡ ble original , decía Dorlla : lué fiarĈ i mos? Una Comedía , respe io Cleofl» y si Anarda quierecreerme , mi plan ŷ esta trazado. Comunicó su idea , la qüC j

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  • ÉodoS aplaudieron ; y Añafáa ^ después dé alguna difÍGultadj consintió en hacer Sil papeL Ella era mucho mas joven y bonita y que era menester para ün Filo-sofo-, y algunas palabras y miradas esca-padas a éste, parecían responderle del deseníazeí. Presentándose pues , como Jjor casualidad i cala Alameda donde se pascaba Aristo : yo ós interrumpo, le dixo y perdonad y qué no hago mas que íjásár* t: No estáis demás y Señora , v oíen puedo meditar coii vos. Me daríais gusto, dixo Ánarda •, pues discurro que Un Filosofo no piensa como otro hom-tiré ^ y yo quedara muy contenta dé es" tas cosas para vuestros ojos. =: Verdad Éé y Madama , que la Filosofía parece Érear üii nuevo universo : el vulgo fió vé sino las niaras ; pero el por aie-ISof de la naturaleza es un espectáculo íéservado para nosotros y que es pari 3|uiénes pafeGé hahcr dispuesto cpo,af3

    B i te © Ayuntamiento de Murcia

  • te tan maravilloso , fas fíSfas cíe' ¿sá# hojillas, la tela de estas flores, el texi-» do de esa corteza : un Kormiguero es •para m'i una república •, y cada uno de los átomos que componen este mundoj me parece un mundo nuevo. Eso es admirable , dixo Anarda y pero qué os ocupaba este momento ? Esas Avecillas» respondió el Sabio. =: Ellas son dicho-sas, no es verdad ? = Ah '• muy felices sin duda •, y cómo no lo han de ser ? La independencia •, la igualdad , pocas nci cesidades, fáciles placeres , el olvidq de lo pasado , ninguna inquietud pof lo futuro , y por todo cuidado el de vî vir , y perpetuar su especie ; qué leccio-' nes, Madama , que lecciones para la humanidad ! =: Confesad pues, que el campo es una morada deliciosa; porquC en fin , él nos refiere á la condición de los animales , y nos parece, como ^ d ios , no tener por leyeŝ sino el dul0

    -, , íns-© Ayuntamiento de Murcia

  • instinto de la natufaleia. = Ah 1 quantá verdad es! Mas ese carácter se ha borrado del corazón de los hombres ; todo lo ha perdido la Sociedad. = Tenéis razón, que esta Sociedad es una cosa bien incomoda '•, y no teniéndose necesidad de nadie será simple vivir para sk c- Eso es lo que yo he dicho cien veces, y lo que no he cesado íie escribir ; pero nadie quiere escucharme. Vos, Mada-jma , por exemplo , que parece reconocéis la verdad de este principio, tendréis la fuerza de practicarla*^? Yo no puedo mas que apetecer que la Filosofía se haga moda ', que no seré la ultima ea seguirla , como no debo ser la primera en disputarla. •=. Ese es el lenguuge, que cada uno tiene : nadie quiere arriesgarse a dar el exemplo , y en tanto gime la humanidad agovlada baxo el yugo de la opinión , y en las cadenas del ^so, ~ Qué queréis.! nuestro reposo^

    núes-© Ayuntamiento de Murcia

  • té fiuestro honor , todo lo qüc teneimpí mas amado depende dg los niirapiienf tos, = Pues bien , observad esos mirar jnlentps tiránicos ', tened las virtudes^ icopio los tr^iges j cortados al gusto de| piglo ; pero esa alma es vuestra', la |Sp* (Ciedad no tipne derecho sino en las exr terioridades, y no le debejs mas que lai i^paríencías. Los miramientos con qug ge hace tanto rukip , no son en si ml^' ílips otra cosa que las apariencias h'icn jnanejadas; ipas el interior , Señora, el interior es eisantuarip de la vpluntadj y esta es independíente. Bien cpncibp^ qjxo Anarda , que yp puedo querer Ip queme parezca bueno , con tal ,que r>p paj$e adelante , sin duda que si, re-r plicp el Filosofo ', mejor es detenerse ai, que arriesgar imprudencias', porque pabeis lo que es una muger vicipsa fEs aquella que no se observa, ni se respeta en nada, = jPHes qué d vicíp no esta

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  • Sino en la Imprudencia ? Antes de resi ponderes permitidme preguntaros, qué es el vicio á vuestros ojos? No es lo que turba el orden , lo que agravia , ó lo que puede agraviar í = Eso mismo es, = Pues bien todo eso pasa en el exterior ; con que, por qué habéis de someter a la preocupación vuestros sentimientos? Mirad en esas Avecillas la dulce y fiera libertad que la naturaleza os había dado , y que habéis perdido.Ahl dixo Anarda con un suspiro, la muerte de mi esposo me habia restituido ese bien apreciable*, mas ya toco el momento de renunciarlo otra vez. — Qué escucho, exclamó él! vais a formar un nuevo enlace ? =; Yo no se , ellos lo quieren. = Quienes son los enemigos que se atre-ben á proponerlo ? No , crcedme , el himeneo es un yugo , y la libertad es el bien supremo, Mas quién es el esposa tjue os dan J= Cleon, =; Cleon es ? Ya

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  • ^1 no me espanto del ayre libre qüc él tiér pe aquí: asi pregunta, decide , se digna estar afable alguna vez, y tiene aquella ipplitjca ventajosa , que parece abatirse hasta nosotros, de modo, que se ecli^ d̂e ver , que hace Ips honpres de su car sa , y cotiozco todo lo que le debo d? respeto y diferencia. = Os debéis una benevolencia mutiia , y yo pretendoj que en mi casa todo el mundo sea igual* tz Lo pretendéis Anarda ? Ah! Vuestra elección destruye la igualdad entre Ips hombres-, y el que dt'bc ppseerps... -i Mas no hablemos mas, que ya he di? chp demasiado : cs]ta habitacipn no 5̂ para un Filospfo •, con que permitidme álexarme. No , le dixo ella , yo tengo necesidad , vos , pues me dexais sumergida en irresoluciones de que vos SPIQ íppdeis sacarme. Es preciso cpníesar, que la Filpsoíia es de muchp cpnsueloj jilas §i un FilpsQÍo fuera wn embustero»

    ,..;" " ' " " ' ' ' " seria © Ayuntamiento de Murcia

  • jeria un peligroso amigo. A Dios, que no quiero que nos vean juntos : voy á juníaf me con ia compañía, venid pron-i to a. encontrarnos. He , ya esta visto, iba diciendo ella , lo que se llama un Filosofo. Animo , decía él por su parte, Cleon no pende mas que de un hilo, Anarda, avergonzándose dio cuenta de la primera Escena , y su éxito recibió elogios j pero la Presidenta , estregan-dose las cejas, díxo : Habéis pretendi-do , que yo sea una simple cxpectadora? Pues no , yo quiero hacer mí papel, y respondo de que ha de ser agradable. Creejs subyugar a este hombre sabio ?• Pues nada habéis de conseguir , que yo: Soy ]a que ha de tener ese honor, por-»' qug mis cincuenta años, mis tres capo-' pilos, y mj bigote de tabaco de Espa» ^a se burlan de todas vuestras gracias,' -Todos aplaudieron este desafio , redo-blando sias cafcaívftdas de risa. Nada es-

    mas © Ayuntamiento de Murcia

  • •2,0

    mas serio, prosiguió ella *, y sino basta una , reuniros las tres para disputarme su conquista. Id divina Dorila , graciosa Lucinda, maravillosa Anarda , id a poner delante de sus ojos todo lo que la presunción y la hermosura tienen de seductor , que de todo eso me burlo. Ella dixo estas palabras de tono tan resuelto , como capaz de hacer temblar a sus rivales.

    Cleon se hizo reparar triste, y discursivo a la llegada de Aristo ', y Anat* da tuvo con el Filosofo el ayr? reser» vado del misterio. Hablóse poco, pero bostezóse mucho *, y Aristo retirándose á su aposento , lo encontró lleno dc quantos muebles ostentan el luxo, O Cielos 1 dixo á los que por divertirse le habían conducido, ó Cielos! No es ridiculo , que todo este aparato se haya hecho para él sueiio de un hombre • t-̂ asi como se dormia en Lacedemonia.

    O © Ayuntamiento de Murcia

  • o Licurgo ! qué dirías íu ? Un tocador para mi ! Esto es burlarse. Me tiene» por un Sibarita ? Yo me retiro , pues no pudiera sostenerme aqui. Queréis, le dixo Anarda, que se desmucble expre-samente para vos ? Gozad quando Se presenten de las dulzuras de la vida: íjue un Filosofo ha de saber pasar sin ?nadre , y acomodarse con todo, Nora-'̂ Mena , dixo él apaciguándose , es pre-ciso complaceros; mas nunca podré dor^ ^ir sobre tanto terciopelo. A fé mia^ ^̂ xo al acostarse , que la blandura es ^osa preciosa' Así el Sabio se durmió.

    Como le recordaron sus sueños su J^onversacíon con Anarda, dispertó con ^ dulce idea que aquella virtud de con-^niencia que se nombra cordura en las

    ^^igeres, débilmente se le resistiría. \ Aun no se había levantado , quan-' I ^ Vino un Lacayo a proponerle el -*ílo ^ y î ste era para él un buen presa-

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  • gló. Bien esta , dixo , yo me bañar^J que el baño es de institución natural. En quanto á los períumenes nos los da la tierra •> con que no desdeñemos sus presentes. Bien hubiera querido ha-cer uso de aquel Tocador que miraba dispuesto; mas lo contuvo el pudor, contentándose con dar á su negligencia' Filosófica el ayre mas decente que le fue posible , consultando veinte veces con el espejo. Cómo es eso , le dixo Anar-da , quando lo vio presentarse? Por qn^ no os habéis puesto como todo el mun-do ? Ese vestido , y ese peynado os dart un ayre común que no tenéis natural' mente. - Pues qué, Madama , se deben juzgar los hombres por el ayre ? Que-réis que me someta á los caprichos de la moda, y que me ponga como CAconi y los demás ? •= Y por qué no ' SabeiS que e¡los sacan ventaja de vuestra sitn* plicidad , y que esta es ,sobre todo > 1*

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  • t̂ ué (Jcbilita en íes espíritus lá consides-tacion que os es debida? Yo misma,pa-» ta hacetos justicia tengo necesidad de ini reflexión el primei' golpe de vista es Contra vos ̂ y ¿í es él qué suele decidir» Por qué ño iiabeis de dkr a la virtud todos los hechizos que ella puede te>-ticr í üz No , Madama , no se ha hecho pafa ella el artificio : quanto mas des-̂ nuda j está mas bella ^ pues la disfrazan quando la quieren adornar. =Pues bien, Conterópiése ella Sola a su gusto ; pero en quanto á mi ^ os declaro que esc aŷ •fe rustico y baxó- me disgusta. No es cosa rara , que habiendo merecido a la *iaturaleza una figura distinguida j tei> ^ais por gloria el degradarla ? =:Pero, Señora, qué digerais si un Filosofo tU'-"iera esmero en su adorno , y se com-pusiera como vuestros Marqueses ? :± t^ixera , que el solicitaba agradar j y ÍJue hacia muy bien l porque no os lít

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  • »4 _ . songeis f Arista, que iió se' agfádá síricí con mucho cuidado^ - Ah ! Que nada deseo tanto cómo logtaf ser agradable! á vuestros ojds.. Pues si ese intento te" neis, replicó Anarda con una tierna, mi-rada , dedicad á él siquiera un quarto» de hora. Jazmin ,, jazmin ^ vén x pty nar á este Caballefo. Arista avergon^ zandose, se rindió en fin a instanciaí tan dulces j y véase ya el Sabio: en sií Tocador. í. Como la mano ligera de Jazmírfy dispuso con arte sus cabellos', se deá̂ plegó su fisonomía , admirando él I* transformación , que apenas podía cori'' ceblr. Qué dirán quando me vean , s€ preguntaba a si propio ? Dirán ío qu¿ quieran ; pero lo cierto es, que el Filo'' sofo tiene bella disposición. Presento' se inflado de orgullo, aunque con ayr¿ tímido. Oh r dlxo Anarda , ved aquí uii hombre precioso. No tiene mas que estf

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  • Véstííío, cuya Cólói* aflige mis ojos. Ah> -Madama! Éñ eí nombre de mi gloria^ dexadme siquiera este carácter de la gravedad de mí estado, = Y qual es ese estado quimérico que tanto tenéis en el corazón ? Yo apruebo mucho que seáis Sabio ; pero me parece , que todos los colores son Iguales para la sabi-duría. Ese Color opaCo del Capoton de Guillermo ^ es mas natural que el azul celeste, y que el gris ? Pues por qué ca-pricho habéis de ímítar antes en vues-tros vestidos la corteza de un tronco, que la hojílla de la rosa , ó del lírío Con que se corona la primavera JAh í jPor lo que a mi toca , yo os confieso, ^ue eí gris me hechiza la vista : esté color tiene un no sé qué de tierno^ que penetra hasta el alma, y yo os hallara el mas bonito del mundo con Un vesti-do de esa Color. =: Yo , gris , A-íadama! O Cíelos! Un Filosofo vestido de gris!

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  • '%6 IÉ'SÍ i Señor, 3e gris cíaró: qué quereísf psa es mi pasión. En escribiendo á Pa^ rís ahora mismo, podréis tenerlo mafia-na al niedio dia. - Qué he de tener , Se-ñora I — Un trage de campo de la éo-» lor de mis cintas. =: No j Madama , no es posible* = Perdonad ,• que nada es mas fácil; no tienen iflas que hacer to¿ obreros que velar esta noche. Con que ya se trata del tiempo que ellos harf de emplear en hacerme'ridiculo 1 Goin-" siderad , os suplico ^ que será una ¿ktra-' vagancia,- hacerme perder rni reputa^ cion. = bien , quándo huvíercis perdido' esa reputación, grangeaíeis Otra, y sal-» jdreis muy ga:ñanciosO en ei cambio.- =: tYoos juro,'Madama! quí! me es asom-' broso disgustaros •, pero . .•.. t= pero me impacieAtais,que yo íio quiero que se me contradiga. Es cosa rara, prosiguió coií despecho, que me neguéis una vagátelav La importanGÍa que adheriis á ella, m¿

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  • scirvifá de exemplo para otra cosa mas seria." A estas palabras salió, y dcxo al Filosofo Gonfundido de que un acci-dente tari ligero acabiise de destruir sus esperanzas; Gris! decía él, yo gris! qué ridiculez! qué contraste ! Pero si ella io quiere j es preciso resolverse* En efecto j el Filosofo escribió.

    Obedecida estáis, Madama , dixo á Anar da quandó la vio. Os ha costado ttiucho , le preguntó ella , con desde-ñosa sonrisa ? Mucho j y muCho maS de ío que puedo decir •, mas en fin, vos io habéis querido. Toda la Tertu-lia admiro el peynadodel Filosofoimas la Presidenta sobre todos, juraba que jamás habia visto un hombre tan alta-mente peynáddf. Dándole las gracias! Aristo de cumplimiento tan lisongeroj bueno •, replicó ella ^ cumplimientos! Nunca los gasto : esa es la rhonedá

    jíiilsa del mundo* Asi es , exclantó el;

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  • íi8í Sabio : eso increce ser escrito. Cono* cióse entonces j que la Presidenta empeñaba el ataque > y los dexaron eil libertad. Con que creéis, le díxó elía^ que solo vos deciis sentencias ? Yo soy Filosofa también , aquí donde me veis* ~ Vos, Madama ? Y de qué Seéla ? Es-toyca ? Epicura ? = Oh ! a fe mia j qufi' el nombre importa nada. Yo teiigo diez mil escudos de renta , los que expenda alegremente •, tengo buen vino di Champaña que bebo con mis amigos; me trato bien •, hago lo que me parece; y dexo vivir a cada uno á su modoí ved aqui mi Secta. = Hacéis muy bien; y eso es precisamente lo que enseria. Epicuro. =: Yo os declaro que nadie me ha enseñado. Veinte años hace que no he leído otra cosa que la lista de mis vinos y la de los platos de mí cena. = Pues sobre ese pie , debéis ser la mugeí mas feliz del mundo. =: No tanto co-

    mo © Ayuntamiento de Murcia

  • mó eso j pues mé falta üri marido á mí modoi Mi Presidente tta. uña bestia, bueno solo para él Palacio,porqüe sabia las Leyés:mas yo quiero un hombre que Sepa amarme,' y que' uniGaméntc se ocu-pe dé mí sola;:= Pues éncontr'areís mil, Señora.- = Yo no quiefo mas qué uno; pero ha de ser buénoi Él nacimiento,-íá riqueza j todo me es igual ^ pues no me inclino sino a la peísonaí =:Eri ver-dad j que rhe espantáis ^ y que sois íá primera miiger en quien he eftcontfado principios; Mas es precisamente un ma-rido lo qué queréis ? =: Sí ^ Seílor y un #íarido que mé pertenezca de todos :íftodos , porque los Amantes Soft unos picaros que nos engañan , y nos dexaii^ -áin qué nos sea permitido qucxarnos: en lugar que un marido es nuestro por toda la faz del Universo, y quando osár ía el mió faltarme y tengo f;cuítad, cOní ftii tituio en ía mano , para; ir i dar e^

    Ci toda © Ayuntamiento de Murcia

  • 50 toda razón , y cfl todo honor , cíeif bofetones á la insolente que me lo hu-biera quitado. =rMuy bien,Seriora,muy bien , el derecho de propiedad es un de-recho inviolable. Pero sabéis que hay pocas almas como la vuestra i Qué ani-mo,qué vigor! = Oh! lo tengo como una Leona. Sé que no soy bonita; mas diez mil escudos de renta , por presente de boda , bien valen las gentilezas de una Lucinda, y de una Anarda', y aunque el amor sea raro en este siglo , se debe te-ner por diez mil escudos. Esta conversa-ción duró hasta que se anunció la cena^

    Aristo se hizo reparar sumergido en serias reflexiones : él balanzeaba las ventajas y los inconvenientes que ten-dría casarse con la Presidenta , y cal-culaba ya quanto podía vivir una mu-ger de cincuenta años, bebiéndose to-das ias noches su botella de vino de Champaña. La disputa que hiza

    nacei © Ayuntamiento de Murcia

  • íiacer Dofíla entre Anarda y la Presidenta lo sacó de su letargo. Es posible, dixo la primera , que la Presidenta haya podido sostener el espacio de una hora , la conversación de un Filosofo, quando ella biyla , luego que se le ha^ bia en razón! A fe mia , que la vuestra, replicó la Presidenta j carece de sentido común , preguntad a este Sabio si la mia no es buena. Hablábamos del estado que conviene a una mugcr de bien \ y esta de acuerdo conmigo en que un marido es lo mejor. Ah '. exclamo Anarda , somos hechas para exclavas? y qué sera de esta libertad , que es el primero de todos los bienes ? Cleon se opuso al sistema de la libertad , sosteniendo , que el vinculo de los corazones era igualmente esclavitud. La Presidenta vino á la defensa , y declaró que ella no distinguía entre el amor de la libertad , y el amor del Ubcrtínagc.Yo

    auic-© Ayuntamiento de Murcia

  • 5^" quiero , decía, que este vasp de víng» ?ea el ultiipo de mi vida , si jamas cueji-f tQ con un hombre que po haya firman (do el juramento de ser mío, Pues ved a i , dixo Anarda , lo que el matrimonÍQ pene de humiliativp •, el amof con su libertad pierde toda su delicadeza : ng es verdad , preguntó al Fiiosotp í = Yo, Madama , ppnsaba corno vos j sin eni* h^Xgo es preciso confesar qye si la lir t>ertad tiene sus jiechizps , tambiep ÍÍCT pg sys riesgos, y sus cscoílos: la? incli-papipncs dichosas son un bien tan gran^ dp , y la inconstancia es tan natural a ej hombre , que quando experimenta un apetito loable, debe prudentemente quitarse a si {iiismo el funesto poder de catnbiar, = ].o entendéis , 3 '̂ripritas J Este ps pl de los mips j esto pp lisonjea ; pero es lo que sellania uP Filoso^ fp. 3p)icit*'d seducirlo , si podéis, que yp {pe fpíirp encantada. A pios Filo-̂

    spfo, © Ayuntamiento de Murcia

  • 1̂ 5 sofo , que tengo necesidad de sosiego,

    Jpor no haber cerrado los o)os la noche ultima , y ya se me hace rarde^ el dor-mir , para tener el gusto de soñar. Ella. acompañó este a Dios con un golpe de ojos tan apasionado que centelleaba Cti ellos el vino de Champaña. Madamas, dixo Lucinda , habéis reparado aquella mirada ? Si , dix.o Dorlla , ella esta loca con Aristo, = Conmigo , Señora ! No penséis en ello, que nuestros gustos, y nuestros caracteres no se han hecho pa-ra vivir juntos, Yo bebo poco , juro aun menos, y no quiera que se me encade-ne. ;= Ah ! Que diez mil escudos de renta ! - Diez mil escudos de renta, pa-ra mis semejantes son un insulto.

    De todo se dio traslado el siguien-te diaá la Presidenta, Ah , insolente! decía ella: yo estoy picada ', lo veréis a, mis pies de rodillas. Mas pasemos sin transición á las reflexiones nocturnas

    dd © Ayuntamiento de Murcia

  • 34 clel Sabio Arísto. Un buen Coche ,

  • '31 f anqueza y de virtud. De que se trata, Je preguntó el Sabio, algo cortado con d preámbulo? Yo amaba áAnarda, con-tinuó Cleon , y ella me correspondía

  • •̂6 pío es un medio injusto la violencia, va a ponernos de acuerdo la generosi-dad. Yo idolatro en Anarda , fuera fe-liz sin vos, y puedo serlo todavía,por-que mis extremos , el tiempo ,y vuestra, ausencia pueden restituírmela. Si al contrario , es forzoso que yo renuncie, ved un hombre desesperado que no tie^ ne otro recurso que la muerte. Juzgad Aristo, si vuestra situación es la misma. Consultaos , y respondedme. Si vá la felicidad de vuestra vida en eederme vuestra conquista, nada exijo , y me retiro, Id, Caballero , le respondió el Filosofo con serenidad , no seréis mas que Aristo generoso ; j aunque me cueste lo que me costare , yo os pro-baré que merecía esa señal de esti-mación,

    En fin , dixo él 5 luego que Cleon salió, bella ocasíqn he tenido de mos-trar una virtud heroyca ! Ha, Señoresi

    ha © Ayuntamiento de Murcia

  • 37 ha- gentes del mundo , aprended áad?-pirrarnos,.. Ellos no lo sabrán qui-zas. . . perp sí , que Anarda lo con-fiara á sus afnigas ••, estas lo dirán á otras, que la aventura gs bien rara para hacer ruido ', y lo peor que puede suce-der sera publicarla yo mismo, Es íbí-, jzp?© , que el \)kn sea conocido por qualquíera medio , porqv^e nuestro sir jglo tiene necesidad de estos exemplos, que son lecciones papa la humani-dad , , . Sin embargo , no vaya yo á ser, virtuoso copio un simple j desaciendo-, me de Anarda, antes de estar seguro iJe la Presidenta', veamos lo que el vi-, no , y el sueño han producido.

    Reflexionando de esta n^anera so-, brc su conducta , se vistió el Filosofo: el industrioso Jazmin se excedió en su peynado ; puspse el vestido de gris delante del espejo con una secreta .complacencia, y el Sabio §alió rozagan-

    te © Ayuntamiento de Murcia

  • . 3S te para ir á casa- de la Presidenta, quicrt lo recibió con un grito de sorpresa. •Pasando dé golpe del júbilo a la con-fusión , le dixo : ya reconozco la color favorita de Anarda ; y pues tan aten* to estáis a estudiar sus gustos, id Ans-io , id á hacer valer los esmeros que te-néis en complacerla , que sin duda tendrán sú precio. Mi natural ingenui-dad , respondió el Filosofo , no me per-mite disimularos, que en la elección de

    • esta color , solo he seguido su capri-cho. Aun haré mas, confesaré ,que mi primer deseo fue ser agradable á sus ojos , que el mas Sabio no carece de flaquezas ; y quando una mugcr nos •previene con atenciones lisongcras ? c* difícil no ser movido ; mas quan de-bilitado está mi reconocimiento '• ^ me lo culpo, y vos debéis también cul-pároslo. Ah Filosofo , que ese gris con-funde mis ideas, = Pues bien , Señoraj

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  • 39 y6 fríe 10 puse con pesar ,y voy á qui-tármelo Gon alegría 5 y si mi primera simplicidad, t . , — No déxarlo , que os encuentro precioso. Mas qué digo? Ah! qué feliz sois en estar tan bello ! Qué no lo sea yo! = Y qué , Madama , no sabéis que la fealdad y la hermosura no existen , sino en la opinión j Nada es hermoso , ni horrible en si mismo. La belleza de un País', nada menos es ,que la de otro ', pues hay tantos gustos co? iKo hombres. Me lisongeais ^ dixo la. Presidenta con pudor aniñado y fin»-giendo avergonzarse) pero yo sé dema-siado que nada tengo bello sino el al-ma. = Pues bien ^ no es esa la hermosa por excelencia > y la sola digna de mo-ver un corazón ! ::= Ah, Filosofoj creed, ^ue esa hermosura sola tiene pocas gra-cias. = Eso será para el vulgo •, pero todavía no estáis en ese caso : hay nada Como un ayre noble , un jmirar impe-

    rioso, © Ayuntamiento de Murcia

  • rioso, üííá fisónomiat der carácter ? Y ác quariílá acá fio es la rriagestací la feyna de las gfacías ? Y cíe' n̂ í gordura qué diréis? = Ah, Madarhá! La gofdurá que! es un exceso entre nOsotros,-es una belic" za en Asia. Creéis, por exempío j qué los Turcos no tíenín voto en asuntoi de mugeres i Pues bien , todos estos ayrosos cuerpos que se admiran en Pa-rís , no fueran recibidas en el Serraíltf del Gran Señor , y eŝ te no es tonto. Eri lina palabra ^ k saíud brillante es U madre de los placeres y y su simboío' es la gordura. =: Lografeis hacerme creer, que no ífíé sienta mal •, pero, y esta nariz infinita qtie vá siempre de-íante de mi rostro ?=: Ahy Buciní Diosí | I>e qué os' lamentáis ? Pues qué no er'arí asi las de las Daitias Ftorñanas ? Ved todos los gustos antiguos. = Pero a lo menos, ellas no ténian ésta boca tatí grande , y estos labios tan gruesos. ^

    Los © Ayuntamiento de Murcia

  • 4^t. Los labios gfücsoá ^ Matlatna , son el hechizo de lais hermosuras Africanas; y por lo que toca á üná boca bien hen-íáiaa ^ yo nada Conozco qücdc la riso-homía tanta alegría y abertura» - És Verdad > pero eso es qüando los dícti-tes sojti buenos •, nías por desgracia»».. ti Pues id á Siam ^ que alU los dientes bellos es cosa del Vulgo , y da Ver-güenza tenerlos t asi , todo lo que Sé llama hermosura j depende del Capri-cho de los hombres ', y la ünica belle-za real es aquel obgeto que nos ha enamorado. :=: Seté yo el vuestro ^ mi aniado Filosofo ^ = Perdonadme > Se-ñora -y si titubeo , que mi delicadeza íne hace timido > y hago profesión de Un desinterés ^ qvte aun r\o conocéis bastante pata estar libre de sospecha. Como me hablasteis de diez mil es-cudos de rertta j me hace temblar este articulo» = Andad,-Sehüí, que sois muy

    )usto © Ayuntamiento de Murcia

  • )üsto para atribuirme sospcGÍias tari ta-; xas : Anarda es quien os detiene',y pues veo vuestros rodeos j dcXadmCi = Si, ya os dexo ^ por ir á cumplir la palabra que di á Cleon- Hallóse despedido j se lamento conmigo , y yo le prometí obligar a Anarda á (|ue le concediera su mano. Ved ahora si la amo, = Es posible ? Ah , que me encantáis/ y ya no puedo resistirme á tal sacrificio. Id á verla , que ós espeto , no me hagáis impacientar! Esta noche dejarnos eí Campo.

    Yo me admiro ^ iba diciendo quan-do se retiraba , yo me admiro de tener el atrebimíento de casarme, porgue elíá es asombrosa; pero es rica. En efecto ^ llegó á casa de Anarda j a la que encontró en su Tocador, y a Cleorí allí, que tomó la dispowcion de un hombre apesarado. Ah y qué bonito vestido , exclamo ella •' Acer-:

    caos © Ayuntamiento de Murcia

  • caos j qtrtí yo- os Vê ¿.Esta deliciosoj ho es veidácl Glcoij,? Ye» soy quien lo éscóg'i. Ya lo Veo ^ Madítiíia j fcspon-dió CleOn coií f rlsté aceñtOí Dexemos feíiíks y interrüiTipip.ei filosofo : yó -vc'ngo á jttstificariíié ^dé.iin delito dé que sé me íiGiisâ y 4i£Íiíjiiplí̂ -C0írl;ünl debeí serio. Clcon Oftrárrt.a ^ vos ío ha-béis amado i él dice f^ué pierde viiesr ¡tro corazoil j y que ya soy ía causas x= Si i Señor , pafa que- tatito mrsterio ? Ahora acaba de declarárselo; p Pues yo os deckf'o también / que nunca ocasionaré la desgracia de ürí harti-¿re cstimiábie, que ios merece^ y 4̂ iP ííiüefé sino, os consigue. Yo OS a.mo tanto como éí pued< 4niafoS j csfi CGñfesiori ós ha:go sin ¡Vergüenza y pc-ío su inclinación tiene de más que íi aniai la< fuerza invencible de la costum-•bre, y puede ser también ^ q^^ t^ ^^'^ .'Cuentrc fecutsoleií: íftí iritsmó,, qtie tí

    :̂.. IJf no © Ayuntamiento de Murcia

  • no tiene. Ahjliombre, espantoso i ex--tlamó Cleon abrazando al Filosofo !• Me confundiís. 'No hay deque , re-jjlicó humildemente Afisto , que vues^ tra generosidad, me dio eí exemplo , y yo no hago mas que imitarlo. ^ Ve-nid , Señoras , dixo Anarda á Lucinda^ y Dorila , á cjuienes vio entrar, ve-nid a ser testigos del triunfo de la Filosofía. Afisto me cede i sü rival, y sacrifica el amor que me tiene á la felicidad de un hombre á quien ape-nas conoce. Mientras que el espanto, y la admiración alternaba en todasy tomando Afisto la mano de Anarda^ y poniéndola en la de su Amante , se saboreaba y bebía trago a trago con of guUosa modestia las dulzuras de la ado-ración. Seáis felices, les dixo ,y dexaá de asombraros de üü esfuerzo , que aunque tan penoso , tiene en si mis-mo la recompensa. Qué sería pues uií

    © Ayuntamiento de Murcia

  • í'ílosofo , -sino le importase mas quct toda la virtud ? A estas palabras se re-; tiró como para escusarse i tanta gloría.

    Esperando estaba la Presidenta al Filosofo , el que llegó y le pregunto aquella : conseguisteis el fin ? =: Si, Se* ñora , ya quedan unidos , ya soy mió, y ya soy vuestro. =: Ah, qué ya triunfo! Pues sois mío, venid para que os en-_ lace. Ah , Madama, dixo cayendo á sus pies , que imperio habéis tomado sobre mi'. O Sócrates , ó Platón , que se ha hecho vuestro discípulo ? Lo reconocierais aun en este estado de envilecimiento ? Ínterin que hablaba asi, había tornado la Presidenta una cinta de color de rosa que ató al cuello del Sabio , é imitando a Lu-cinda con acento aniñado , y el mas agradable del mundo , lo llamaba cpn el nombre de gracioso. Justo Cié"

    Di lo, © Ayuntamiento de Murcia

  • Jo , qué ñicra ác pdi y sfalguno sUÍ picra. , . . ^ Ah j Scñpra ! Alexemonos,-Jiuyamos de una Spciedacl que nps ohf gerya ; ahorradme la hujriillacipn, s Que llamáis huniillacioa!]-,;iíp quiero que tengáis por gloria ^í >̂ er ínjo. I vista de todos , y el lleyar mi yugo; 'A estas palabras ábrese la puerta j'Je-Vanjase la Presidenta teniendo al F|-Jpsofp por la cinta , y dice 3. U comi-tiva que entro de tropel ; ved k este lipmbre .tan fiero á mis r.cdillíis, sus-pirando per los, bellos iíps de mi E?-frirorío ;ahi-ps lo entrego^ pues acabe ípi papel. A este espectáculo resonp toda la casa , y la llanura con mil ^arcasadc3s dp-risa j y Arista arrancan-^pse Ips eabellps , y desgarrando de •yabia sus vpstidos,, sis deshacía en ior jufja^ splífe la perfidia de la? m-ugeres, y fye , por ultlirso consuelo , i compo-pey \iii libro fputra sii siglp en qii^

    de^ WM © Ayuntamiento de Murcia

  • , , 47 íJeclarq altamente, que no había otro 3ab}o sino él.

    F I N .

    Jniprímajc,

    Montalvo.

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  • AOTSUS TU

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    A R C H I V O

    EST- ¿=

    TAB' 3 :

    N.° r?r?l

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