2014 lección-3-el sufrimiento

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L E C C I Ó N 3

EL SUFRIMIENTO

“Más el Dios de toda gracia que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después de que hayáis padecido un poco de tiempo, el mismo os perfeccione, afirme, fortalezca, y establezca.”

1 Pedro 5:10

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Lección 3, Página 1 Aplicaciones Bíblicas para la Consejería Evelyn R. Stone

PROPÓSITOS Y BOSQUEJO DE LA LECCIÓN: EL SUFRIMIENTO

El sufrimiento experimentado en la vida cristiana no responde a un despropósito o al abandono por parte de Dios, sino todo lo contrario. Dios tiene un propósito divino de hacerte más fuerte, paciente y maduro ante la dificultad, y por ende conformarte a la imagen de su Hijo (Romanos 8:28, 29). Además, te pone en una posición de confraternidad con los sufrimientos que Cristo experimentó por ti.

Dios permite y a veces diseña el sufrimiento en tu vida por varias razones: para alertarte, dirigirte, moldearte, madurarte, corregirte, librarte del pecado y del yo, unirte a otros, y finalmente para traer gloria a Dios.

Nadie es inmune al sufrimiento y a la adversidad. En Job 5:7, Elifaz declara que el hombre nace para la aflicción. A veces, resultado de un enfoque en el yo, se sienten las presiones de los deseos, la necesidad, la tristeza, la persecución, la falta de popularidad o la soledad. Algunos sufren innecesariamente porque no ven las circunstancias desde la perspectiva de Dios. Algunos sufren por lo que han hecho, otros por lo que la gente les hace a ellos (Salmo 37:1, 12-17; I Pedro 2:18-21).

I. Los propósitos de esta lección son:

A. Comprender el sufrimiento dentro del marco de la soberanía, los propósitos y los recursos de Dios;

B. Demostrar cómo el sufrimiento puede afectar tu vida y cómo debes responder de una manera bíblica;

C. Recordarte que todo ser humano experimenta sufrimiento y que tiene que ser tratado desde una perspectiva divina y no desde una perspectiva humana - personal o la filosofía de otros;

D. Aprender del ejemplo del Señor Jesucristo frente al sufrimiento, y

E. Presentar un plan bíblico para afrontar el sufrimiento.

II. El bosquejo de esta lección:

A. Autoconfrontación

1. PRINCIPIOS BÍBLICOS: EL SUFRIMIENTO (Lección 3, Páginas 2-3)

2. COMPRENDIENDO EL SUFRIMIENTO (Lección 3, Páginas 4-5)

3. LOS RECURSOS DE DIOS PARA ENFRENTAR EL SUFRIMIENTO (Lección 3, Páginas 6)

B. Pasos para el crecimiento espiritual

1. SIGUIENDO EL EJEMPLO DE JESUS (Lección 3, Páginas 7-8)

2. AYUDANDO A OTRO QUE SUFRE (Lección 3, Página 9)

3. TAREAS DE LA LECCIÓN (Lección 3, Página 10)

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PRINCIPIOS BÍBLICOS: EL SUFRIMIENTO

La forma en que manejas el sufrimiento parece reducirse a una cuestión de actitud. En vez de preguntar, “¿Cuándo voy a salir de este sufrimiento?” pregúntate, “¿Qué debo hacer frente al sufrimiento para aprender de él y utilizarlo en provecho mío y para la gloria de Dios, de acuerdo a Sus propósitos eternos?”

Puedes observar que la razón de que Dios no haya evitado el sufrimiento y la angustia humana sobre la tierra no es por causa de falta de control sobre el acontecer del hombre (2 Crónicas 20:6). Dios tiene un plan, un gran propósito que está trabajando (Romanos 8:28, 29). El sufrimiento es simplemente parte de Su gran diseño (Colosenses 1:9-23).

I. La perspectiva de Dios

(Principio 1) Cada persona en el mundo enfrenta pruebas y dificultades, de esta manera Dios cumple Su propósito, prueba la fe de Su hijo, y se glorifica a sí mismo (Deuteronomio 8:2,3; 1 Pedro 1:6-7). A veces la aflicción tiene como razón el obrar en tu vida para conformarte más a la imagen de Cristo (Romanos 8:28-29). A veces es fruto de los problemas que tu mismo te acarreas. Puede ser respuesta a la tentación o al ataque de Satanás, quien busca derrotarte (I Pedro 5:8). Como todos los seres humanos, de manera indefectible necesitas la ayuda de Dios en cada caso de sufrimiento (1 Pedro 2:19-21).

II. Tu esperanza

(Principio 2) El tener una clara perspectiva sobre el futuro, y un amplio conocimiento del propósito que Dios tiene para ti, y plena confianza en Su soberanía es primordial para encarar las dificultades que se presentan durante la vida. (Romanos 8:18; 2 Corintios 12:7-9). Sólo cuando enfocas tu vida hacia las glorias del Reino de Dios puedes ver las aflicciones desde una adecuada perspectiva (Romanos 5:2-4; Colosenses 3:1, 2; Filipenses 3:8, 11-14; Hebreos 12:1-3).

(Principio 3) En tiempos de dolor y sufrimiento, el conocimiento profundo de la Palabra de Dios provee paciencia, consolación y esperanza (Romanos 15:4), paz (Salmo 119:165), poder para resistir y soportar (I Corintios 10:13) y muchas virtudes (I Pedro 1:3-6).

III. Tu cambio

(Principio 4) Dios simplemente no revela la razón de todo lo que te sucede. Por tanto, ningún ser humano siempre puede proporcionar una explicación correcta, lógica o completa para cada circunstancia infortunada. Pero cualquiera que sean tus circunstancias, siempre debes responder en obediencia a Dios, deseando siempre actuar en armonía con Su plan y propósito (Deuteronomio 29:29; Romanos 8:28, 29). El sufrimiento te da la oportunidad de practicar el ser semejante a Cristo, obedeciendo la Palabra de Dios y dando así honor a Cristo (Job 23:10; I Pedro 1:6-7).

(Principio 5) La Biblia explica una razón más del porqué deben los cristianos sufren durante este siglo malo. Mucha de la miseria es producto de la penetrante influencia de Satanás sobre la gente, sus ideas y actitudes. Justo antes de su crucifixión, Jesucristo explicó a sus discípulos: “Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes Yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece… si a

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mi me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado Mi palabra, también guardarán la vuestra” (Juan 19:20; 2 Timoteo 3:12; 1 Pedro 3:14; Mateo 5: 11-12).

(Principio 6) Cualquier enseñanza que sea contraria a la verdad bíblica es totalmente falsa, por más coherente que nos pueda parecer. Necesitas tener precaución para no permitir que los sufrimientos inexplicables que te llenen de amargura. Cuando la vida está llena de dificultades, las personas en ocasiones transfieren hacia Dios su descontento por la acumulación de sus deficiencias e incertidumbres.. Por ello, falsa e ideológicamente concluyen que Dios es injusto. Pero Dios es perfectamente justo, fiel a su carácter y nunca puede ser injusto ni tentar a nadie (Lamentaciones 3:22-23; Santiago 1:13).

IV. Tu práctica

(Principio 7) En medio de la adversidad, no te ahogues en un mar de autocompasión y amargura (Salmo 38), no te dejes llevar por la auto conmiseración u agrado que puedas obtener de culpar a Dios por tus problemas. Job es ejemplar en su actitud: “He aquí aunque él me matare, en él esperare” (Job 13:15). En medio de la más tremenda agonía y desesperación puedes elevar tu rostro al Padre celestial y sentirte agradecido por Su amor eterno y Su presencia constante. La voluntad de Dios para ti es que seas más que un vencedor en todas estas pruebas, para Su honor y gloria (Romanos 8:35-39).

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COMPRENDIENDO EL SUFRIMIENTO

La Biblia coloca tu sufrimiento en la perspectiva adecuada, dentro del marco de Su soberanía. Dios sabe que vas a experimentar tiempos de tristeza en tu vida. A menudo, el corazón está dolido por la pérdida de algo o de alguien. Los tiempos de lamento, aflicción o duelo en situaciones dolorosas son partes normales de la vida y no deben sorprender al creyente (Job 5:7; Juan 16:33). A veces el sufrimiento es un resultado de la disciplina que mereces por tu pecado (Salmo 119:67, 71; Hebreos 12:5-11). En otras ocasiones se sufre por ser discípulo fiel de Jesucristo, es un resultado de no pecar (Mateo 5:11; Juan 15:20; Romanos 8:17; II Timoteo 3:12; Santiago 1:2, 3; I Pedro 2:21).

Tu esperanza como creyente está en el Señor. Dios hace que todas las cosas en tu vida, incluyendo el sufrimiento, te ayuden a bien al responder bíblicamente en amor y obediencia. Entender y responder bíblicamente glorifica a Dios mientras Él te conforma más a la imagen de Jesucristo (Romanos 8:28, 29). Dios permite y a veces diseña pruebas en tu vida por varias otras razones.

I. El sufrimiento debe ser entendido dentro del marco de Su soberanía.

A. ¿Qué es la soberanía de Dios?

“La soberanía significa que nuestro omnisciente y omnisapiente Dios reina en esferas más allá de nuestra comprensión, para originar un plan más allá de nuestra capacidad de alterarlo, impedirlo o detenerlo.” – Swindoll1 (Romanos 8:28; 11:33-36).

B. ¿Cómo afecta la soberanía de Dios a tu vida? (Daniel 4:25, 26, 32).

1. La soberanía de Dios te quita toda ansiedad (I Pedro 5:7).

2. La soberanía de Dios te libra de buscar toda explicación (Romanos 11:33-36).

3. La soberanía de Dios te libra del orgullo (Salmo 115:1-3).

II. El sufrimiento debe ser entendido dentro del marco de los propósitos de Dios.

A. Para alertarte: Por más que aborrezcas el dolor, tienes que admitir que muchas veces tiene un propósito bueno. Te advierte cuando algo no anda bien. El verdadero problema es la causa de la desgracia, no la agonía en sí. El dolor es simplemente una sirena o campana de alerta que suena cuando una parte del cuerpo está en peligro o se halla bajo ataque (Salmo 119:67, 71; Hebreos 12: 5,6).

B. Para dirigirte: A veces, el sufrimiento te da una nueva dirección, te ayuda a ver la vida más claramente, y hace que tu relación con Dios sea más estrecha (II Corintios 12:9; II Timoteo 2:10).

C. Para hacerte crecer y moldearte: El sufrimiento te obliga dramáticamente a lidiar con los asuntos más profundos de la vida. Si respondes a la manera de Dios, desarrollarás fuerza y madurez, paciencia (Romanos 5:3-4; Santiago 1:2-4), gozo (Juan 16:20-22; I Pedro 1:6-7), y estar conforme a la imagen de Cristo (Romanos 8:29).

1 Swindoll, Charles, (2001) El Misterio de la Voluntad de Dios, (EEUU: Caribe), p. 106.

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D. Para librarte del pecado y del YO: “Estas angustias del cuerpo y del alma diseño yo: para liberarte del pecado y del YO; para quebrantar tus propios diseños para alcanzar el gozo terrenal; y para que encuentres todo sólo en mí” – por Juan Newton (Romanos 8:2, 18).

1. Cuando pecas siembras, y como consecuencia natural cosecharás sufrimiento (Proverbios 22:8).

2. Dios corrige al hijo que persiste continuamente en el pecado con una disciplina firme y amorosa (Salmo 119:67, 71; Jonás 1:4, 17; 2:7-3:3; Hebreos 12:5-11).

3. Responder a la disciplina del Señor resulta en paz (Isaías 48:17, 18); seguir en el pecado tiene como resultado más sufrimiento (Jeremías 7:23, 24).

4. Morir al yo implica la cruz; siempre involucra sufrimiento (Lucas 9:23; Juan 12:24-26; Gálatas 2:20).

E. Para unirte a otros: El dolor y sufrimiento parecen tener la habilidad especial de mostrarte cuánto necesitas a otras personas. Te acercas más a ellas y te fortaleces al enfrentar las luchas de la vida en conjunto.

1. El sufrimiento te ayuda a ver que necesitas a otros creyentes. Al describir la unidad de todos los creyentes en Cristo, el apóstol Pablo usó la analogía del cuerpo humano en 1 Corintios 12:26-27. Dijo que se necesitan los unos a los otros para funcionar adecuadamente. Cuando los problemas parecen agotar tus fuerzas, otros creyentes te ayudarán a renovar esa fortaleza en el poder del Señor (Romanos 12:4, 5, 10, 15).

2. El sufrimiento te ayuda a satisfacer las necesidades de los demás a medida que dejas que Cristo viva a través de ti. Se necesitan mutuamente porque pueden ser de gran consuelo y ánimo los unos a los otros. Tienes el entendimiento y la sabiduría espiritual que has adquirido en las diferentes pruebas por las que has pasado. Conoces el valor de la presencia personal de alguien amoroso y su comprensión. Cuando experimentas el consuelo de Dios en una situación angustiosa, tienes entonces la capacidad de identificarte con las personas que pasan por situaciones similares (II Corintios 1:3-5; Gálatas 6:2).

3. Puedes llevar a tu amigo a encontrar consuelo en Dios (Salmo 46:1-3, 10; Isaías 66:13; Juan 14:16-18; Efesios 3:16; II Tesalonicenses 2:16, 17; Hebreos 4:15).

F. Para traer gloria a Dios: Dios desea que Su gloria se manifieste en tu vida. Es tan importante para Dios que Él puede alterar tu salud y felicidad para que se cumpla su propósito.

1. Dios permite que haya personas que nazcan con una incapacidad, que sufren un impedimento debido a un accidente, o se enfermen de algo serio, todo ello para que Su obra y Su gloria se manifiesten (Juan 9:1-3; Éxodo 4:11; Isaías 45:9-11;).

2. Dios se glorifica y muestra Su poder a los ángeles, a los hombres y a los demonios, cuando infunde fuerza en hombres débiles (Job 1:1-22; 42:2; Isaías 40:31; II Corintios 12:9).

3. Si tú te sometes al sufrimiento que Dios ha diseñado para tu bien con una actitud de gozo, resultará en bien para tu vida y será para la alabanza y gloria de Dios (Santiago 1:2-4; I Pedro 1:6,7).

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LOS RECURSOS DE DIOS PARA ENFRENTAR EL SUFRIMIENTO

Aunque puede que no entendamos por qué enfrentamos un problema en particular, sí podemos saber cómo lidiar con la situación y responder de forma que agrade al Señor. No hay ninguna parte de la Biblia que enseñe que los cristianos están exentos de las enfermedades, las tribulaciones y los desastres naturales que asedian al mundo. Lo que sí enseñan las Sagradas Escrituras es que el cristiano puede enfrentarse a las tribulaciones, las crisis, las calamidades y los sufrimientos personales, con un poder sobre natural que no está a disposición de las personas que no tienen a Cristo (Salmo 23:4-5; 34:15, 17-19; Juan: 16:33; Efesios 6:13; Romanos 8:28, 29; II Pedro 2:9).

En Su sabiduría, Dios te provee los recursos de la oración, las Escrituras, el Espíritu Santo y la iglesia para fortalecerte, alentarte y consolarte durante estos tiempos (Salmo 119:28, 49-52, 92, 116, II Pedro 1:19).

I. El sufrimiento debe ser entendido dentro del marco de los recursos de Dios.

A. Los límites para el sufrimiento en tu vida están establecidos por Dios. (De AC Lección 6, página 3) Él no permitirá que los creyentes sean probados o tentados más allá de sus fuerzas. Él te da Su gracia y fortaleza para soportar cada prueba y resistir cada tentación, así nunca “tengas que” pecar (Romanos 8:35-39; I Corintios 10:13; II Corintios 4:7-10; 12:9-10; Filipenses 4:13; Hebreos 4:15-16).

B. Los recursos de Dios traen coraje y valor. Ser consolado por el Espíritu Santo y por otras personas te dará el valor para seguir adelante (Salmo 46:1-3, 10; Isaías 66:13; Juan 14:16-18; Efesios 3:16; II Tesalonicenses 2:16, 17; Hebreos 4:15). Meditar en las promesas de Dios también da valor y trae tranquilidad y calma a tu vida (Josué 1:8,9; Salmo 119:165; Isaías 48:18).

C. La habilidad de controlar los pensamientos y preocupaciones que Cristo da disminuyen el dolor emocional.

1. Comprométete a una completa obediencia de la Palabra de Dios y a una sumisión a Su Santo Espíritu. (Juan 14:15, 16; 15:10; Efesios 5:18; I Juan 4:18).

2. Confiando en Su soberanía y fijando los pensamientos en Él, las emociones de angustia y temor no podrán controlar tu vida (Salmo 25:15; Isaías 26:3-4; II Corintios 10:5; Efesios 5:18; Filipenses 4:6-8; Colosenses 3:1,2; I Juan 4:18).

II. El sufrimiento debe ser entendido dentro del marco de las promesas de Dios.

A. Dios sana (Salmo 103:3).

B. Dios reconoce, y seca tus lágrimas (Salmo 56:8-11; 42:3-5).

C. Dios es tu protector, refugio, roca, fortaleza, ayudador y mucho más en medio del sufrimiento (Salmo 31; 62:1,2,5-8).

D. Dios ha prometido nunca dejarte (Hebreos 13:5).

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SIGUIENDO EL EJEMPLO DE JESUCRISTO

La Biblia dice que Jesucristo sufrió mucho durante el tiempo que estuvo aquí, y ese un ejemplo insuperable. La experiencia de Jesús en Getsemaní te permite analizar cómo se puede enfrentar el sufrimiento (Mateo 26:36-46; 51-54; Marcos 14:32-42; Lucas 22:39-46).

En el sufrimiento de Jesús en Getsemaní, se puede observar cinco elementos importantes:

A. Jesús reconoció Su dolor y sufrimiento.

En las tres narraciones hay varias frases que te orientan a conocer la clase de angustia que el Señor sufrió en aquella ocasión: “… comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera”; “mi alma está muy triste, hasta la muerte.” Él muestra que está sufriendo y lo acepta.

B. Jesús buscó acompañamiento.

“Tomando a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera” (Mateo 26:37). Jesús no ocultó Sus sentimientos de Sus amigos más íntimos. No es saludable para quien está lleno de ansiedad o angustia permanecer solo.

C. Jesús dependió de Su Padre Dios.

“Yendo un poco adelante, se postró sobre su rostro, orando y diciendo…” (Mateo 26:39). Nota tres acciones importantes de Jesús en esta situación de angustia: 1) Buscó estar a solas con Dios, 2) depositó su carga sobre su Padre, y 3) oró específicamente por su necesidad buscando la voluntad del Padre, “No sea como yo quiero, sino como tú,” (Mateo 26:39; Isaías 53:4,5; Hebreos 4:15, 16).

D. Jesús recibió fortaleza divina.

“Se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle” (Lucas 22:43). Después de esta frase, Lucas afirma que el Señor estaba “en agonía, oraba más intensamente; y era Su sudor como grandes gotas de sangre.” Con esta secuencia se nota fácilmente que hay una relación entre fortaleza y agonía.

La palabra agonía significa “conflicto”, “tensión”, “concentración de facultades”, es la lucha que se libra por alcanzar una meta. Es decir, la fortaleza en tiempo de angustia se vuelve fundamental para concentrar todas las fuerzas a fin de discernir lo que hay de pedir y cómo hay de actuar. La angustia puede propiciar un sinfín de tentaciones, pero si tienes la fortaleza del Señor, podrás pelear contra ellas y mantener la lucidez para pensar y actuar correctamente. Es una lucha entre voluntades, la tuya y la del Padre (y a veces la de Satanás). Por supuesto que este esfuerzo deja un gran agotamiento mental, emocional y físico.

E. Jesús ejerció dominio propio.

La dependencia de Jesús se hace evidente en Su arresto. En Mateo 26:52-54, cuando Jesús confronta a Pedro por Su reacción, pueden observarse tres principios esenciales para tener dominio propio, el cual es vital para enfrentar el sufrimiento. Primero le pide que “vuelva su espada a su sitio”. Las situaciones no se controlan empleando la violencia ni otros métodos que dañen la integridad física o psicológica de los demás. Muchas personas en dolor presentan serios descontroles, se vuelven agresivas de palabra y

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físicamente, lo cual agrava su situación y las aleja de la posibilidad de un respiro. Luego, teniendo en cuenta su condición de hijo, le pregunta “¿Piensas que no puedo rogar a mi Padre ... pondría a mi disposición ahora mismo...?” No debes tomar ventaja deshonestamente de ningún privilegio que tengas para salir librado de una situación de sufrimiento y dolor. Es deshonesto que no te importen las consecuencias eternas de tus acciones.

Por último, lo cuestiona de tal forma que lo obliga a prestar atención al resultado eterno de sus acciones: “¿Cómo se cumplirán entonces las Escrituras?” Es menester preocuparte porque los planes de Dios avancen y por dar testimonio de la fidelidad de Su Palabra. Solo así, podrás concentrar tu atención en cumplir la voluntad de Dios.

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AYUDANDO A OTRO QUE SUFRE

A. ¿Cómo puedes ayudar a otro que sufre?

A medida que recibas el consuelo de Dios estarás preparado para consolar (II Corintio 1:4). De hecho, acercarte a otros para ayudarlos puede ser una parte importante del proceso de tu propia crecimiento espiritual por quitar el enfoque de ti mismo (Mateo 22:37-40).

Ayuda a otros es arriesgado. Tu ayuda puede no siempre ser bienvenida. Es posible que a veces digas cosas erradas, pero debes tratar de ayudar. La parábola de Jesús del buen samaritano (Lucas 1:25-37) te recuerda que eres responsable de ayudar a las personas que sufren que encuentras en tu camino. He aquí algunas sugerencias:

B. Sugerencias para la consejería

• No esperes a que la otra persona actúe primero.

• Está presente físicamente con el que sufre, si es posible, y tócale la mano o abrázalo propiamente.

• Comunícale esperanza y plena confianza en Dios aún cuándo no pueden entender.

• Concéntrate en las necesidades de el que sufre y no en tu propia incomodidad por no tener las respuestas adecuadas (II Corintios 3:5,6).

• Permítele expresar sus sentimientos. No censures sus emociones.

• Entérate del problema. Ayúdale verlo desde la perspectiva de Dios.

• No finges que tú nunca sufres.

• Seas breve.

• Evita decir cosas como: “No deberías sentirte así” o “Ya sabes lo que tienes que hacer”.

• Asegúrale que vas a orar por él.

• ¡Ore! Pídele a Dios que te ayude a ti y a él que sufre.

• Mantente en contacto.

• Ayúdale a deshacerse de una falsa culpa asegurándole que el sufrimiento y el pecado no son gemelos inseparables.

• Ayúdale a encontrar perdón en Cristo si sufre a causa de un pecado.

• Exhórtalo a que recuerde la fidelidad de Dios en el pasado.

• Concéntrate en el ejemplo de Cristo y en Su ayuda.

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TAREAS DE LA LECCIÓN

Las tareas de esta lección te ayudarán a que te des cuenta de la actitud adecuada para enfrentar el dolor y sufrimiento está en vivir para agradar al Señor en lugar de a uno mismo. (Job 13:15)

ü tarea concluida q A. Con tus propias palabras, escribe el significado de 1 Pedro 5:10. q B. Lee los PRINCIPIOS BÍBLICOS: EL SUFRIMIENTO.

(Lección 3, Página 2, 3)

q C. Estudia COMPRENDIENDO EL SUFRIMIENTO. (Lección 3, Páginas 4, 5)

q D. Lee LOS RECURSOS DE DIOS PARA ENFRENTAR EL SUFRIMIENTO. Busca los versículos en tu Biblia y subráyalos. (Lección 3, Página 6)

q E. Repasa los cinco puntos acerca de SIGUIENDO EL EJEMPLO DE

JESUCRISTO. (Lección 3, Páginas 7, 8)

q F. Estudia AYUDANDO A OTRO QUE SUFRE.

(Lección 3, Página 9)