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Domingo 10 de febrero 2019 NUESTRO GETSEMANÍ PASTOR JOSÉ OLIVARES RESUMEN DEL SERMÓN El capítulo 26 del evangelio de Mateo muestra, entre otras cosas, la traición y arresto de Jesús; pero también el momento en que Jesús a solas ora en el huerto de Getsemaní. Así, en Mateo 26:36-46 nos muestra el getsemaní de Jesús y el nuestro. EL GETSEMANÍ DE JESÚS Este pasaje empieza con la palabra «entonces…», este entonces indica el fin a algo, el fin del ministerio terrenal de Jesús. Aquí ya ha terminado sus predicaciones, sus milagros, su comunión con los suyos. Getsemaní era un lugar donde Jesús frecuentemente tenía reuniones con sus discípulos (Juan 18:2), era un lugar de intimidad para estar con los suyos. Allí sucedió una batalla. En ningún otro lugar, en ningún otro momento ha existido la batalla que sucedió allí. La batalla de las batallas, la más dura, la batalla de la humanidad puesta en el Hijo de Dios. Jesús ya les había anticipado a los suyos lo que sucederá allí esa noche (Mateo 26:2,31). Ellos sabían que era su último momento juntos, sabían que algo difícil se aproximaba… ellos sabían que algo sucedería en ese huerto. En ese momento Jesús da una gran lección a sus acompañantes que lo esperan mientras él ora: él, quien tenía intimidad perfecta con el Padre va y ora, se pone de rodillas para tener comunión con el Padre. Es entonces el momento de la gran batalla, cuando Jesús estaba a punto de perder el gozo de su vida, su identidad, en la que él sufriría la separación con el Padre. Jesús estaba experimentando tristeza y angustia (v. 37). ¿Por qué esta angustia y tristeza? ¿Por la traición, por el abandono, porque Pedro lo iba a negar? No, sino porque en unas horas él exclamaría «Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado». Recordemos que en el inicio de su ministerio, Jesús fue tentado, ahora al final es nuevamente tentado. En Mateo 4 Jesús respondió con la Escritura, ahora responde con la oración. Desde el principio el objetivo de Satanás era evitar la cruz. Ya había usado a los discípulos para esto, en Mateo 16:21-23 vemos que Pedro mirando la tierra quería la paz y no el sufrimiento para Jesús. Pero ahora en Getsemaní Jesús ve hacia Dios y sabe que tiene que abrazar el sufrimiento porque esa es la voluntad del Padre. En el versículo 39 vemos la copa. Esta copa es el motivo de la angustia y la tristeza. En las Escrituras hebreas la copa era una metáfora de la ira de Dios, en Apocalipsis la copa es una imagen de la justicia divina derramada sobre la injusticia de aquellos que rechazan a Dios. Jesús en Getsemaní está viendo lo que viene, la ira de Dios será derramada sobre él, Jesús se desconectará de la fuente de todo, será separado del Padre. Jesús estaba experimentando como esta cósmica e infinita separación se daría. Pero Jesús era consciente de que si Dios no aplacaba su ira sobre el pecado no habría salvación, perdón, redención, justificación, santificación… Jesús sabía que alguien debía aplacar esa ira, los animales no eran suficientes, se necesitaba del Cordero santo, perfecto, el Cordero provisto por Dios: Jesucristo. En lo versículos 39 y 42 vemos la batalla en el corazón de la petición de Jesús. Lo podemos ver en tres áreas: a) Jesús sabe que todo está bajo el control de su Padre, por eso le pide: «si es posible…». Su petición hacia al Padre es una muestra del poder del Dios todopoderoso. b) Jesús sabe que le Padre escucha y le dice «pasa de mi esta copa». ¿Podría haber salvación sin que él bebiera de esa copa? No. En esta oración, Jesús lleva este deseo al Padre, para que el Padre sea glorificado. c) Luego vemos en el v. 42 que Jesús conoce y se somete a la voluntad del Padre. Aquí vemos la rendición de la voluntad de Jesús al Padre (Hebreos 5:7). - Jesús en Getsemaní está rindiendo su voluntad en la petición mientras está orando. Él está aceptando la voluntad del Padre orando, dándonos ejemplo. - Es antes de ir a la cruz cuando le entrega su voluntad y deseo. Allí en Getsemaní es donde acepta tomar la copa y soportar la cruz por el gozo puesto delante de él. NUESTRO GETSEMANÍ Aquí hay tres personas que nos están representando a nosotros. Ellos saben de la angustia y tristeza de Jesús. Jesús les invita a hacer lo que él va a hacer (v. 38), les dice que oren con él, que tomen su propio getsemaní. © 2019 Iglesia Gracia sobre Gracia. Todos los Derechos Reservados

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Domingo 10 de febrero 2019

NUESTROGETSEMANÍ

PASTOR JOSÉ OLIVARES

RESUMEN DEL SERMÓNEl capítulo 26 del evangelio de Mateo muestra, entre otras cosas, la traición y arresto de Jesús; pero también el momento en que Jesús a solas ora en el huerto de Getsemaní. Así, en Mateo 26:36-46 nos muestra el getsemaní de Jesús y el nuestro.

EL GETSEMANÍ DE JESÚSEste pasaje empieza con la palabra «entonces…», este entonces indica el fin a algo, el fin del ministerio terrenal de Jesús. Aquí ya ha terminado sus predicaciones, sus milagros, su comunión con los suyos.

Getsemaní era un lugar donde Jesús frecuentemente tenía reuniones con sus discípulos (Juan 18:2), era un lugar de intimidad para estar con los suyos. Allí sucedió una batalla. En ningún otro lugar, en ningún otro momento ha existido la batalla que sucedió allí. La batalla de las batallas, la más dura, la batalla de la humanidad puesta en el Hijo de Dios.

Jesús ya les había anticipado a los suyos lo que sucederá allí esa noche (Mateo 26:2,31). Ellos sabían que era su último momento juntos, sabían que algo difícil se aproximaba… ellos sabían que algo sucedería en ese huerto.

En ese momento Jesús da una gran lección a sus acompañantes que lo esperan mientras él ora: él, quien tenía intimidad perfecta con el Padre va y ora, se pone de rodillas para tener comunión con el Padre. Es entonces el momento de la gran batalla, cuando Jesús estaba a punto de perder el gozo de su vida, su identidad, en la que él sufriría la separación con el Padre.

Jesús estaba experimentando tristeza y angustia (v. 37). ¿Por qué esta angustia y tristeza? ¿Por la traición, por el abandono, porque Pedro lo iba a negar? No, sino porque en unas horas él exclamaría «Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado».

Recordemos que en el inicio de su ministerio, Jesús fue tentado, ahora al final es nuevamente tentado. En Mateo 4 Jesús respondió con la Escritura, ahora responde con la oración.

Desde el principio el objetivo de Satanás era evitar la cruz. Ya había usado a los discípulos para esto, en Mateo 16:21-23 vemos que Pedro mirando la tierra quería la paz y no el sufrimiento para Jesús. Pero ahora en Getsemaní

Jesús ve hacia Dios y sabe que tiene que abrazar el sufrimiento porque esa es la voluntad del Padre.

En el versículo 39 vemos la copa. Esta copa es el motivo de la angustia y la tristeza. En las Escrituras hebreas la copa era una metáfora de la ira de Dios, en Apocalipsis la copa es una imagen de la justicia divina derramada sobre la injusticia de aquellos que rechazan a Dios.

Jesús en Getsemaní está viendo lo que viene, la ira de Dios será derramada sobre él, Jesús se desconectará de la fuente de todo, será separado del Padre. Jesús estaba experimentando como esta cósmica e infinita separación se daría.

Pero Jesús era consciente de que si Dios no aplacaba su ira sobre el pecado no habría salvación, perdón, redención, justificación, santificación… Jesús sabía que alguien debía aplacar esa ira, los animales no eran suficientes, se necesitaba del Cordero santo, perfecto, el Cordero provisto por Dios: Jesucristo.

En lo versículos 39 y 42 vemos la batalla en el corazón de la petición de Jesús. Lo podemos ver en tres áreas:a) Jesús sabe que todo está bajo el control de su Padre,

por eso le pide: «si es posible…». Su petición hacia al Padre es una muestra del poder del Dios todopoderoso.

b) Jesús sabe que le Padre escucha y le dice «pasa de mi esta copa». ¿Podría haber salvación sin que él bebiera de esa copa? No. En esta oración, Jesús lleva este deseo al Padre, para que el Padre sea glorificado.

c) Luego vemos en el v. 42 que Jesús conoce y se somete a la voluntad del Padre. Aquí vemos la rendición de la voluntad de Jesús al Padre (Hebreos 5:7). - Jesús en Getsemaní está rindiendo su voluntad en la

petición mientras está orando. Él está aceptando la voluntad del Padre orando, dándonos ejemplo.

- Es antes de ir a la cruz cuando le entrega su voluntad y deseo. Allí en Getsemaní es donde acepta tomar la copa y soportar la cruz por el gozo puesto delante de él.

NUESTRO GETSEMANÍAquí hay tres personas que nos están representando a nosotros. Ellos saben de la angustia y tristeza de Jesús. Jesús les invita a hacer lo que él va a hacer (v. 38), les dice que oren con él, que tomen su propio getsemaní.

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En el getsemaní de Jesús la batalla es con la ira de Dios, en el de los discipulos es apoyar a Jesús en oración. En el getsemaní de ellos deben ver el ejemplo de Jesús, quien estaba rindiendo su voluntad; pero, ¿cómo responden? En el v. 40 vemos Jesús los halló durmiendo, en vez de orar se pusieron a dormir. Pero, luego Jesús los vuelve a animar con misericordia: «Velad y orad…»

Lucas dice que ellos estaban durmiendo a causa de la tristeza (Lucas 22:45). Pero con esto vemos un interesante contraste: Jesús estaba triste y oró; ellos estaban tristes y durmieron. Jesús tuvo una victoria en el Getsemaní; ellos fueron derrotados porque durmieron y luego huyeron. Jesús oró y luego hizo la voluntad del Padre; ellos la ignoraron. Ellos durmieron porque prefirieron ignorar la tristeza para huir de ella; Jesús, en su tristeza, no durmió, sino que oró, porque sabía que las batallas se ganan rindiendo la voluntad delante de Dios.En el Getsemaní Jesús ora para tomar la copa; en nuestro gestsemaní debemos orar para contemplar la soberanía de Dios y rendirnos a él. - Cuando contemplas la soberanía de Dios, orar es una

reacción poderosa porque sabes que nuestro Dios soberano lo puede hacer todo.

Después, en el v. 43 vemos que Jesús otra vez los halló durmiendo, los dejó y siguió orando por tercera vez. ¿Cómo nos encontrará Jesús en nuestra tristeza? Durmiendo para huir de ella, dominados por nuestras emociones; o haciendo la voluntad de Dios, luchando en oración.

IDEA CENTRAL DEL SERMÓNEn los momentos en que luchamos para hacer nuestra voluntad, nuestro amor por Dios es medido y examinado. Para que nuestro arrepentimiento sea genuino, Dios nos da nuestro getsemaní…pero no es igual al de Jesús, porque el nuestro es por nuestros deseos egoístas. Sin getsemaní no hay cruz, y sin cruz no podemos seguir a Jesús.

EL EVANGELIOEn la Biblia podemos ver dos huertos: Edén y Getsemaní. - En Edén, Adán y Eva tenían todo. En Getsemaní, Jesús no

tenía nada, ni el apoyo de los suyos.- En Edén, Adán y Eva vivían rodeados de plenitud. En

Getsemaní todo era oscuro y rodeado de pecado.- En Edén, Adán y Eva comieron del fruto prohibido. En

Getsemaní, Jesús tomó la copa.- En Edén, Adán y Eva quisieron hacer su propia voluntad,

desobedecieron y fracasaron. En Getsemaní, Jesús rindió su voluntad a la del Padre, obedeció y triunfó.

Es por la decisión que Jesús tomó en Getsemaní de hacer la voluntad del Padre y tomar de la copa, que fue a la cruz y triunfó sobre el pecado y la muerte… Es por el Getsemaní que Jesús abraza la cruz, y así nosotros podemos abrazar a Jesús para poder ser salvos en él.

IMPLICACIONES1. En muchas ocasiones nos quejamos diciendo o

pensando frases como: «¿Por qué Dios permita que me pase esto? ¿Por qué debo sufrir así?» La respuesta es: porque Dios está preparando un huerto para ti. No el Edén como tu quisieras, el cual te llevará a tu destrucción. Sino que Dios ha preparado un getsemaní para ti, el cual te llevará a rendirte a su voluntad.

2. Allí en nuestro getsemaní podremos ver tres verdades:a) Nuestro Dios todo lo puede. Él cambiara de tristeza

a gozo, de angustia a alegría. Nuestro Dios todopoderoso no cambiará todo a nuestro alrededor, sino que nos transformará a nosotros para que miremos y exaltemos la gloria de Dios.

b) Aunque pidamos que pase de nosotros la copa, en nuestro getsemaní Dios cambia nuestra voluntad para que sea conforme a la suya. Y nos hace ver que la oración no es para que Dios nos dé lo que pidamos, sino para que la voluntad de Dios se haga en nuestra vida- El cambio de voluntad es un cambio de confianza.

Es dejar de confiar en nuestras emociones y confiar en la voluntad de Dios.

- Nuestro getsemaní se trata de nuestras emociones según nosotros mismos, para cambiarlas según Dios.

- Dios quiere que aceptes su voluntad para que lo contemples, para que llegues al punto de ver que fuera de él no hay nada.

c) Decirle a Dios «que se haga tu voluntad» es aceptar con gozo la obra de Jesús a favor nuestro. - Es porque Cristo rindió su voluntad y triunfó en

Getsemaní que fue a la cruz. Por lo tanto, entendiendo esto, debemos rendir nuestra voluntad a Dios y tomar nuestra cruz para vivir para la gloria de Dios.

- En Getsemaní Dios nos prepara para tomar nuestra cruz cada día, para morir para que Cristo viva en nosotros. Es allí donde aceptamos nuestro fin, para que así inicie la vida de Cristo en nosotros y podamos decir: «Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén» (Romanos 11:36).

PASAJES CITADOS EN EL SERMÓNMateo 26:36-46; Juan 18:2; Mateo 26:2, 31; 16: 21-23; Hebreos 5:7; Lucas 22:43, 45; Job 42:2; Eclesiastés 7:13-4; Hebreos 13:5; Romanos 11:33-36; Lucas 9: 23-27; 1 Pedro 2:21.

RESUMEN DEL SERMÓNEl capítulo 26 del evangelio de Mateo muestra, entre otras cosas, la traición y arresto de Jesús; pero también el momento en que Jesús a solas ora en el huerto de Getsemaní. Así, en Mateo 26:36-46 nos muestra el getsemaní de Jesús y el nuestro.

EL GETSEMANÍ DE JESÚSEste pasaje empieza con la palabra «entonces…», este entonces indica el fin a algo, el fin del ministerio terrenal de Jesús. Aquí ya ha terminado sus predicaciones, sus milagros, su comunión con los suyos.

Getsemaní era un lugar donde Jesús frecuentemente tenía reuniones con sus discípulos (Juan 18:2), era un lugar de intimidad para estar con los suyos. Allí sucedió una batalla. En ningún otro lugar, en ningún otro momento ha existido la batalla que sucedió allí. La batalla de las batallas, la más dura, la batalla de la humanidad puesta en el Hijo de Dios.

Jesús ya les había anticipado a los suyos lo que sucederá allí esa noche (Mateo 26:2,31). Ellos sabían que era su último momento juntos, sabían que algo difícil se aproximaba… ellos sabían que algo sucedería en ese huerto.

En ese momento Jesús da una gran lección a sus acompañantes que lo esperan mientras él ora: él, quien tenía intimidad perfecta con el Padre va y ora, se pone de rodillas para tener comunión con el Padre. Es entonces el momento de la gran batalla, cuando Jesús estaba a punto de perder el gozo de su vida, su identidad, en la que él sufriría la separación con el Padre.

Jesús estaba experimentando tristeza y angustia (v. 37). ¿Por qué esta angustia y tristeza? ¿Por la traición, por el abandono, porque Pedro lo iba a negar? No, sino porque en unas horas él exclamaría «Dios mío, Dios mío por qué me has abandonado».

Recordemos que en el inicio de su ministerio, Jesús fue tentado, ahora al final es nuevamente tentado. En Mateo 4 Jesús respondió con la Escritura, ahora responde con la oración.

Desde el principio el objetivo de Satanás era evitar la cruz. Ya había usado a los discípulos para esto, en Mateo 16:21-23 vemos que Pedro mirando la tierra quería la paz y no el sufrimiento para Jesús. Pero ahora en Getsemaní

Jesús ve hacia Dios y sabe que tiene que abrazar el sufrimiento porque esa es la voluntad del Padre.

En el versículo 39 vemos la copa. Esta copa es el motivo de la angustia y la tristeza. En las Escrituras hebreas la copa era una metáfora de la ira de Dios, en Apocalipsis la copa es una imagen de la justicia divina derramada sobre la injusticia de aquellos que rechazan a Dios.

Jesús en Getsemaní está viendo lo que viene, la ira de Dios será derramada sobre él, Jesús se desconectará de la fuente de todo, será separado del Padre. Jesús estaba experimentando como esta cósmica e infinita separación se daría.

Pero Jesús era consciente de que si Dios no aplacaba su ira sobre el pecado no habría salvación, perdón, redención, justificación, santificación… Jesús sabía que alguien debía aplacar esa ira, los animales no eran suficientes, se necesitaba del Cordero santo, perfecto, el Cordero provisto por Dios: Jesucristo.

En lo versículos 39 y 42 vemos la batalla en el corazón de la petición de Jesús. Lo podemos ver en tres áreas:a) Jesús sabe que todo está bajo el control de su Padre,

por eso le pide: «si es posible…». Su petición hacia al Padre es una muestra del poder del Dios todopoderoso.

b) Jesús sabe que le Padre escucha y le dice «pasa de mi esta copa». ¿Podría haber salvación sin que él bebiera de esa copa? No. En esta oración, Jesús lleva este deseo al Padre, para que el Padre sea glorificado.

c) Luego vemos en el v. 42 que Jesús conoce y se somete a la voluntad del Padre. Aquí vemos la rendición de la voluntad de Jesús al Padre (Hebreos 5:7). - Jesús en Getsemaní está rindiendo su voluntad en la

petición mientras está orando. Él está aceptando la voluntad del Padre orando, dándonos ejemplo.

- Es antes de ir a la cruz cuando le entrega su voluntad y deseo. Allí en Getsemaní es donde acepta tomar la copa y soportar la cruz por el gozo puesto delante de él.

NUESTRO GETSEMANÍAquí hay tres personas que nos están representando a nosotros. Ellos saben de la angustia y tristeza de Jesús. Jesús les invita a hacer lo que él va a hacer (v. 38), les dice que oren con él, que tomen su propio getsemaní.

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NUESTRO GETSEMANÍ

En el getsemaní de Jesús la batalla es con la ira de Dios, en el de los discipulos es apoyar a Jesús en oración. En el getsemaní de ellos deben ver el ejemplo de Jesús, quien estaba rindiendo su voluntad; pero, ¿cómo responden? En el v. 40 vemos Jesús los halló durmiendo, en vez de orar se pusieron a dormir. Pero, luego Jesús los vuelve a animar con misericordia: «Velad y orad…»

Lucas dice que ellos estaban durmiendo a causa de la tristeza (Lucas 22:45). Pero con esto vemos un interesante contraste: Jesús estaba triste y oró; ellos estaban tristes y durmieron. Jesús tuvo una victoria en el Getsemaní; ellos fueron derrotados porque durmieron y luego huyeron. Jesús oró y luego hizo la voluntad del Padre; ellos la ignoraron. Ellos durmieron porque prefirieron ignorar la tristeza para huir de ella; Jesús, en su tristeza, no durmió, sino que oró, porque sabía que las batallas se ganan rindiendo la voluntad delante de Dios.En el Getsemaní Jesús ora para tomar la copa; en nuestro gestsemaní debemos orar para contemplar la soberanía de Dios y rendirnos a él. - Cuando contemplas la soberanía de Dios, orar es una

reacción poderosa porque sabes que nuestro Dios soberano lo puede hacer todo.

Después, en el v. 43 vemos que Jesús otra vez los halló durmiendo, los dejó y siguió orando por tercera vez. ¿Cómo nos encontrará Jesús en nuestra tristeza? Durmiendo para huir de ella, dominados por nuestras emociones; o haciendo la voluntad de Dios, luchando en oración.

IDEA CENTRAL DEL SERMÓNEn los momentos en que luchamos para hacer nuestra voluntad, nuestro amor por Dios es medido y examinado. Para que nuestro arrepentimiento sea genuino, Dios nos da nuestro getsemaní…pero no es igual al de Jesús, porque el nuestro es por nuestros deseos egoístas. Sin getsemaní no hay cruz, y sin cruz no podemos seguir a Jesús.

EL EVANGELIOEn la Biblia podemos ver dos huertos: Edén y Getsemaní. - En Edén, Adán y Eva tenían todo. En Getsemaní, Jesús no

tenía nada, ni el apoyo de los suyos.- En Edén, Adán y Eva vivían rodeados de plenitud. En

Getsemaní todo era oscuro y rodeado de pecado.- En Edén, Adán y Eva comieron del fruto prohibido. En

Getsemaní, Jesús tomó la copa.- En Edén, Adán y Eva quisieron hacer su propia voluntad,

desobedecieron y fracasaron. En Getsemaní, Jesús rindió su voluntad a la del Padre, obedeció y triunfó.

Es por la decisión que Jesús tomó en Getsemaní de hacer la voluntad del Padre y tomar de la copa, que fue a la cruz y triunfó sobre el pecado y la muerte… Es por el Getsemaní que Jesús abraza la cruz, y así nosotros podemos abrazar a Jesús para poder ser salvos en él.

IMPLICACIONES1. En muchas ocasiones nos quejamos diciendo o

pensando frases como: «¿Por qué Dios permita que me pase esto? ¿Por qué debo sufrir así?» La respuesta es: porque Dios está preparando un huerto para ti. No el Edén como tu quisieras, el cual te llevará a tu destrucción. Sino que Dios ha preparado un getsemaní para ti, el cual te llevará a rendirte a su voluntad.

2. Allí en nuestro getsemaní podremos ver tres verdades:a) Nuestro Dios todo lo puede. Él cambiara de tristeza

a gozo, de angustia a alegría. Nuestro Dios todopoderoso no cambiará todo a nuestro alrededor, sino que nos transformará a nosotros para que miremos y exaltemos la gloria de Dios.

b) Aunque pidamos que pase de nosotros la copa, en nuestro getsemaní Dios cambia nuestra voluntad para que sea conforme a la suya. Y nos hace ver que la oración no es para que Dios nos dé lo que pidamos, sino para que la voluntad de Dios se haga en nuestra vida- El cambio de voluntad es un cambio de confianza.

Es dejar de confiar en nuestras emociones y confiar en la voluntad de Dios.

- Nuestro getsemaní se trata de nuestras emociones según nosotros mismos, para cambiarlas según Dios.

- Dios quiere que aceptes su voluntad para que lo contemples, para que llegues al punto de ver que fuera de él no hay nada.

c) Decirle a Dios «que se haga tu voluntad» es aceptar con gozo la obra de Jesús a favor nuestro. - Es porque Cristo rindió su voluntad y triunfó en

Getsemaní que fue a la cruz. Por lo tanto, entendiendo esto, debemos rendir nuestra voluntad a Dios y tomar nuestra cruz para vivir para la gloria de Dios.

- En Getsemaní Dios nos prepara para tomar nuestra cruz cada día, para morir para que Cristo viva en nosotros. Es allí donde aceptamos nuestro fin, para que así inicie la vida de Cristo en nosotros y podamos decir: «Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén» (Romanos 11:36).

PASAJES CITADOS EN EL SERMÓNMateo 26:36-46; Juan 18:2; Mateo 26:2, 31; 16: 21-23; Hebreos 5:7; Lucas 22:43, 45; Job 42:2; Eclesiastés 7:13-4; Hebreos 13:5; Romanos 11:33-36; Lucas 9: 23-27; 1 Pedro 2:21.