25 AÑOS SIN ERNESTO

Un día como hoy, 21 de octubre, de 1990, cuando te encontrabas en el distrito de Villa El Salvador, fuiste detenido abusivamente por el policía Juan Fernando Aragón Guibovich, tripulante del patrullero Edex 1033, cuya dotación la completaban los policías Carlos Manuel Depaz Briones y Manuel Santiago Arotuma Valdivia. Tu presencia en ese lugar obedecía a tu preocupación como estudiante de Sociología de la Universidad Católica de Lima (PUCP) sobre las consecuencias sociales que el shock económico lanzado por el recién elegido presidente Fujimori traería sobre los sectores populares de bajos ingresos. Desde aquella fecha fatídica seguimos esperándote aunque sabemos que ya nunca llegarás. Recién el 20 de marzo del 2006, tras una larga lucha judicial contra el Estado peruano, los policías que te detuvieron fueron sentenciados penalmente a 15 años de cárcel que vencerían el 19 de marzo de 2021 y el oficial PNP que dirigió ese operativo, Cmdte. PNP Juan Carlos Mejía León, a 16 años que vencerían el 19 de marzo de 2022. Penas, además, sumamente generosas para castigar un crimen de lesa humanidad como es el de “desaparición forzada” que se prolonga hasta hoy. Estos 4 policías negaron cínicamente durante todo el proceso judicial conocer siquiera la detención de Ernesto, pese a que los testigos, jóvenes como él que vieron su detención mantuvieron invariablemente siempre sus testimonios y cuando fueron mostrados ante ellas (2 muchachas frente a las cuales se produjo la detención) todos los policías acusados que participaron en ese operativo, no tuvieron duda alguna en reconocer físicamente al policía que lo detuvo: Aragón Guibovich. Pero sucede que a la fecha esos tres policías sentenciados se encuentran en situación de semilibertad desde febrero de 2012 (Arotuma), julio del 2012 (Aragón) y abril de 2013 (Depaz). Es decir, sin cumplir el total de su condena como ordena la sentencia y sin que los familiares fuéramos informados sobre estos procesos de semilibertad. Los artífices de este contrasentido de la justicia peruana han sido jueces de la misma Sala Penal Nacional (SPN) que los condenó, y que distribuidos indistintamente en diferentes Salas, son:

Marco Cerna Bazán,María Vidal La Rosa Sánchez,Teófilo Armando Salvador Neyra,Enma Rosaura Benavides Vargas,David Loli Bonilla yRómulo Carcausto Calla. Uno de estos, Loli Bonilla, suscribió la sentencia que los condenó. Lo que llama la atención es que uno de los argumentos por lo que estos jueces les otorgaron el beneficio penitenciario de semilibertad, es porque dentro de la prisión los sentenciados reconocieron ante el psicólogo que los trataba que “asumían la comisión del delito y que se sentían arrepentidos del mismo” y nada más. A nadie se le iluminó la idea de preguntar entonces dónde están los restos de Ernesto? Cuál fue su destino?, porque él continúa desaparecido. Caso aparte es el mismo pedido de semilibertad del sentenciado Crnl. PNP (r) Juan Carlos Mejía León, en el que oportunamente informados recurrimos ante los magistrados de la SPN encargados de resolver la solicitud, para oponernos, los familiares y su defensa legal del IDL, con el apoyo e intervención de la Defensoría del Pueblo y el informe de esta situación a la Corte IDH, lo que motivó finalmente su denegación. En este momento Mejía reintenta conseguir tal injusto beneficio y en la audiencia previa ante el juez penal, pidió perdón a los padres de Ernesto, un obvio acto de reconocimiento de su delito, pero silencia lo más importante de esta larga tortura qué hicieron con Ernesto y dónde se encuentran sus restos. Es importante destacar que el Estado peruano viene haciendo oídos sordos a las constantes demandas de la Corte IDH para que informe acerca de los esfuerzos o medidas tomadas para dar con los restos de Ernesto y entregarlos a sus familiares como ordena su Sentencia. Esta sería la oportunidad para que el caso de Ernesto se cierre como ordena este Tribunal y nosotros podamos darle su último adiós.

Hoy es un día especial, volvemos nuestra mirada y nuestros pensamientos hacia esos 22 años que nos diste de felicidad, regocijo, del dulce hogar, de participación en tus ideales, de tus pesares y profunda preocupación por la situación de pobreza económica de tantas familias que vivían en los distritos circundantes de Lima denominados asentamientos humanos.

Te tenemos presente desde que eras un niño y participabas en todas las tareas de los vecinos para limpiar el parque adjunto a nuestra nueva casa, tu pasión por el fútbol, la natación, la pintura, la música y tu aprendizaje del tañido de la guitarra y le dedicabas a tu madre las piezas aprendidas en la cocina o cuando salías a practicar las artes marciales de autodefensa. Y cuán feliz te sentiste cuando nació tu hermanita aunque tú pediste un hermanito y te convertiste en su mentor y consejero. Jugaban hasta el cansancio.

Te recordamos cuando empezaste a estudiar primaria en el colegio chino “10 de Octubre” y cantabas el himno del colegio en chino pero lo hacías debajo de la mesa del comedor porque nos hacía tanta gracia y nos sonreíamos.

Terminaste tus estudios secundarios dentro del grupo de los 5 mejores estudiantes e hiciste muchos amigos, no sólo tus compañeros del colegio, del barrio y de la legión de primos y primas, de tíos y tías y querido por tus abuelos y abuelas.

Ya dentro de la universidad supiste ganar la amistad de muchos compañeros y participar de los debates políticos y sociales entre las diversas tendencias convirtiéndote en un militante de Izquierda Unida. Eras completamente independiente, gozabas de nuestra total confianza. Estábamos y nos sentíamos muy orgullosos de ti.

Por todo esto y mucho más te recordamos con alegría porque nos diste y te dimos también todo el amor y cariño a un hijo que se realizaba en función de sus aspiraciones más íntimas de luchar por un mundo mejor. Por eso te decimos hoy aunque no estés presente: ¡FELIZ CUMPLEAÑOS QUERIDO ERNESTO!!

Ernesto querido jamás te olvidaremos y nunca dejaremos de amarte. Tu vivirás por siempre con nosotros!!!! Tus padres y hermana.