26 La Comonicacion Social en Bolivia

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La comunicación social en Bolivia

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    "LA COMUNICACIONSOCIAL EN BOLIVIA"

    La Paz - Bolivia1996

    Primera edicin, diciembre 1996

    FUNDEMOSCalle Hermanos Manchego No. 2441Telfonos: 360346 - 392642Telefax: 433539Casilla: 2302Nmero: 26

    Impresin: Editorial "Garza Azul'Telfono 232414 Casilla 11828

    La Paz - Bolivia

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    EXISTE LA NECESIDAD DE UNALEY DE COMUNICACION SOCIAL?Carlos F. Toranzo Roca ----------------------------------------------------53

    ANEXO I : COMENTARIOS ------------------------------------------69

    ANEXO II : LEY DE IMPRENTA -----------------------------------91C O N T E N I D O

    Mario Maldonado ViscarraASOCIACION DE PERIODISTAS DE LA PAZ ------------------ 7

    DERECHO DEL CIUDADANO A SERCORRECTAMENTE INFORMADOJuan Cristobal Soruco QuirogaDIRECTOR DE PRESENCIA --------------------------------------- 11

    DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOS PERIODISTASOscar Pea FrancoDIRECTOR DE A.T.B. ---------------------------------------------------25

    ETICA PERIODISTICAJos Gramunt de MoragasDIRECTOR DE LA AGENCIA DE NOTICIAS FIDES -------33

    SOCIEDAD, PRENSA Y ACCION POLITICASalvador Romero Pittari ---------------------------------------------------- 41

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    Los tiempos modernos demuestran que es creciente el rol de losmedios de comunicacin en la vida de la sociedad y, por supuesto, en elfuncionamiento de la poltica y del Estado; en efecto, ellos se hanconvertido en un intermediador directo entre el Estado y la sociedad,compitiendo con los partidos en el cumplimiento de esa funcin. Elpoder de los medios es creciente, la conversin de comunicadores enpolticos es incesante. Ms an, se asevera que para arribar al poder espreciso llegar, primero, a los medios de comunicacin, pues sin stossera imposible tener viabilidad poltica.

    Es crucial el rol de los medios escritos, tambin de la radio, peroes tendencialmente ms importante llegar a dirigir los mensajes pormedio de la imagen, el papel de la televisin y del conjunto de losmedios electrnicos es decisivo para cualquier definicin poltica. Esms, es ya una costumbre el uso de los medios como trampoln parallegar a la poltica.

    Visto ese incremento de poder de los medios, lo que llama laatencin es que paralelamente no existen marcos regulatorios legalesdefinidos por el Estado para realizar la accountability de las actividadesde los medios. Es obvio que ante el crecimiento de cualquier poder es

    necesario dotarle de mecanismos de regulacin para que ese poderposea lmites y se eviten sus excesos.

    Pensando en esos temas FUNDEMOS, la Asociacin de Perio-distas de La Paz y el Instituto Latinoamericano de InvestigacionesSociales (ILDIS), adems con la mente puesta en que un derechoinalienable de la sociedad es la libertad de prensa, han decidido aunaresfuerzos para convocar a periodistas, polticos, analistas y otros sectoresde la sociedad civil para reflexionar si en el tiempo presente se requiereo no de un marco legal que modernice la Ley de Imprenta y que puedafijar un marco regulatorio para que los medios de comunicacin puedandesarrollar sus funciones dentro de un contexto en el cual ellos debenrendir cuentas sobre su actuacin.

    Dado lo difcil del tratamiento de esta problemtica, se parti el11 de octubre de 1996, realizando un Taller en el cual, con la ayuda devarios comunicadores, se pudo obtener las primeras pistas sobre elproblema. Es intencin de los organizadores del Taller seguir trabajandoel problema, pero, por de pronto creemos que es importante entregar allector los resultados del primer Taller.

    Esperamos que los propios lectores se involucren en este temaque tiene demasiada importancia para la sociedad.

    Por los organizadores

    Enrique Toro Thomas ManzDIRECTOR DE FUNDEMOS DIRECTOR DEL ILDIS

    P R E S E N T A C I O N

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    I N T R O D U C C I O N

    Mario Maldonado ViscarraASOCIACION DE PERIODISTAS DE LA PAZ

    Para la Asociacin de Periodistas de La Paz es una gransatisfaccin copatrocinar, junto al Instituto Latinoamericano deInvestigacin Social (ILDIS) y a la Fundacin Boliviana para laCapacitacin Democrtica y la Investigacin FUNDEMOS, larealizacin de este Foro cerrado sobre La Comunicacin Social enBolivia, en el que participarn distinguidos colegas e investigadoresligados a la actividad periodstica.

    Los temas que se expondrn a continuacin sern sin duda unaimportante contribucin para realizar un anlisis actual de lacomunicacin social en el pas, de la labor que cumplen loscomunicadores y del entorno en que se desenvuelven.

    El ser humano de estos tiempos ha levantado una complicadamaquinaria multifactica con el objeto de transmitir mensajes quetienen que ver directamente con el desarrollo de la estructura poltica,social y econmica del mundo actual. Por eso la trascendencia de losmedios de comunicacin y la responsabilidad del periodista enparticular, para situarse a la altura de esas exigencias.

    Es el periodismo una profesin digna y responsable que respondea los desafos de la sociedad?. Este ha sido un cuestionamiento quela opinin pblica se ha hecho con frecuencia, en todo tiempo.

    Ya en 1904, el famoso periodista Joseph Pulitzer, responda alrespecto, en una apreciacin que tiene igual valor en nuestros das:Una repblica y una prensa se elevarn juntas, o juntas perecern.Una prensa capaz, desinteresada, poseda de espritu cvico, que cuentecon miembros inteligentes y adiestrados, conocedores de la verdad ycon valor para apegarse a ella, podr preservar esa virtud cvica sinla cual el gobierno popular es un engao y una burla. Una prensa cnica,mercenaria, demaggica, producir con el tiempo un pblico tan bajocomo ella misma. En manos de los periodistas de las futurasgeneraciones descansar el poder de moldear la sociedad que quieren....

    Este foro, como se dijo, procurar dar respuestas o definicionesjustamente para mostrar la realidad de nuestra comunicacin social yde sus comunicadores, considerando aspectos tan importantes comoel derecho a la informacin, los derechos y obligaciones de losperiodistas, la tica periodstica, la sociedad, la prensa y la accinpoltica, la empresa de comunicacin social en el pas y elcuestionamiento de si existe la necesidad de una Ley de Comunicacin,que norme toda esta actividad en nuestra nacin.

    Es una lstima que no est presente el Lic. Nazario Tirado quedeba referirse al delicado tema de la actual Ley de Imprenta que, deuna manera general, regula la actividad periodstica en Bolivia.Consideramos que esa norma, preservando sus aspectos bsicos yprincipistas, debera ser reformada y complementada, para que respondaa las actuales exigencias tanto del periodismo escrito como del televisivoy radial, en nuestra sociedad.

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    Al dar por inaugurado este foro, quiero agradecer a todos ustedespor su participacin y presencia en este importantsimo debate.

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    DERECHO DEL CIUDADANO A SERCORRECTAMENTE INFORMADO

    Juan Cristobal Soruco QuirogaDIRECTOR DE PRESENCIA

    1.- PREAMBULO

    Quiero empezar agradeciendo a los organizadores de este eventopor la invitacin que me han cursado para participar en l.

    La realizacin de este foro no poda ser ms oportuna. Se tratade una excelente iniciativa -a la que ojal sigan otras- en un tiempoen el que los medios de difusin masiva, especialmente losaudiovisuales, concentran la atencin privilegiada de la ciudadana.

    Esta realidad debe hacernos reflexionar profundamente sobre elpapel que estamos cumpliendo quienes hemos dedicado nuestra vidaa este oficio. Este nos sita en un status muy particular, pues sin unmandato explcito de quienes nos leen, escuchan o ven, nos convertimosen sus mediadores con los hechos noticiosos que suceden. Adems,poco menos que tambin somos algo as como guas para que ellosadopten decisiones sobre su diario vivir.

    No es poca, pues esa responsabilidad. Pero, nuestra prcticacotidiana hace que en algunas ocasiones la conciencia que tenemosde ella pase a segundo plano y, en el momento menos oportuno, surjantendencias al sensacionalismo, temores a las represalias -polticas,econmicas o sociales-, afectos o desafectos subjetivos, investigar sin

    mayor rigor, seleccionar arbitrariamente las informaciones u otros, quedistorsionan nuestro deber informativo.

    Las consecuencias de ello no slo nos afectan en lo personal -sera, finalmente, lo de menos-; lo grave es que desvirtan el papelde mediadores que motu propio hemos asumido y podemos conducira la adopcin de decisiones errneas a quienes han confiado en nosotros.Aqu ingresa el tema que me han asignado: el derecho del ciudadanoa ser correctamente informado.

    2.- DERECHO A LA INFORMACION

    Catalogado como derecho de tercera generacin (los de laprimera son los civiles y polticos, y los de la segunda los derechoseconmicos y sociales), el de la informacin es aquel por el cual elser humano tiene derecho a recibir informacin plural, verdadera y til,pero tambin a ser fuente activa de los contenidos de la comunicacin(MacBride et al:1981).

    La base conceptual de donde procede esa definicin se encuentraen el artculo 19 de la Declaracin Universal de los Derechos Humanos,aprobada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 dediciembre de 1948, que dice: Todos tienen derecho a la libertad deopinin y expresin; este derecho incluye la libertad de tener opinionessin interferencias y de buscar, recibir e impartir informacin e ideasa travs de cualquier medio y haciendo caso omiso de las fronteras(Ruiz: 1979).

    En el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polticos suscritoen 1966, se precisa que el derecho a la libertad de expresin comprendela libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda

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    ndole, sin consideracin de fronteras, ya sea oralmente, por escritoo en forma impresa o artstica, o por cualquier otro procedimiento asu eleccin (MacBride:1980).

    Bajo esa lnea, en el informe MacBride se afirma que el derechodel pblico a saber es lo que constituye la esencia misma de la libertadde informacin, y que el periodista no es sino el guardin de la misma.

    Por su parte, el especialista espaol Jos Mara Desantes sostieneque uno de los fines existenciales del ser humano es su participacinen la cosa pblica, para lo cual requiere, como condicin sine qua non,informacin. Por ello, escribe, informar es ayudar a participar a losdems, a promover la participacin (Desantes: 1974).

    3.- DE LA FORMULACION A LA PRACTICA

    Los conceptos citados son complejos y difciles de aplicar eneste mundo en que la tecnologa ha consolidado una relacin unilateralentre centros emisores y los receptores, cuyo acceso a ellos, paradifundir sus ideas, opiniones, etc., se hace cada vez ms difcil, pesea los artilugios que utilizamos como las cartas de los lectores o lasllamadas telefnicas.

    As, el derecho a recibir e impartir informacin e ideas, se reducea los propietarios de los medios y los periodistas. Ah nace,precisamente, la posibilidad de convertirnos en mediadores. Con dospeculiaridades dignas de tomar en cuenta. Una, nadie nos ha elegidopara cumplir esa misin, nos hemos apropiado de ella y hemos logradoque los receptores acepten esa mediacin como algo natural.

    La otra, que pese a esa evidencia, normalmente nosotros mismoscreemos que se trata de una cuestin natural y, por ello, nos atrevemos,

    en muchas ocasiones, a creer, adems, que los representamos y somossu voz y su conciencia.

    Ms all de la legitimidad o no de esta situacin, la realidadmuestra que as sucede. Y, obviamente, tenemos el deber de actuaren forma condigna, esforzndonos porque, as sea a travs de nosotros,la gente reciba una informacin imparcial, verdadera y documentada.

    4.- LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

    En ese proceso de obtener, seleccionar y difundir la informacin,son muchas las crticas que recibimos. Sin ir ms lejos, citemos algunostitulares de prensa que han sido publicados desde el pasado mes deseptiembre y seleccionados al azar:

    - "Embajador norteamericano.- La prensa es la que narcotiza lasrelaciones entre Bolivia y EE.UU.

    - Goni preocupado por el poder de la prensa

    - Goni critic a la prensa por manejar su terrible poder sinresponsabilidad

    - Goni lanz un sorpresivo ataque a la prensa

    - La prensa de cara a su responsabilidad

    - Las cosas estn cada vez ms difciles para el periodismo

    Ni qu decir de las crticas que se hacen a la programacin detelevisin o de radio: apologa del delito, violencia y sexo excesivos,etc.

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    Sin embargo, en las encuestas de opinin los medios masivosse encuentran slo debajo de la Iglesia cuando se consulta por lasinstituciones que gozan de mayor confianza y credibilidad, situacinque nos obliga a actuar an con ms responsabilidad.

    Frente a ese panorama, cmo podemos responder para cumplircon la misin que tenemos y posibilitar que el ciudadano estcorrectamente informado?.

    Para respondernos, cabe hacer una especie de balance, sin serexhaustivo, de lo que est pasando actualmente:

    - Hay una creciente concentracin de medios en manos de gruposde poder, lo que atenta contra la libre informacin y expresin,tanto a nivel nacional como internacional. Esto nos obliga aredoblar esfuerzos para difundir una informacin imparcial,respaldada fehacientemente, precisa, y a emitir una opininpropia valiente pero mesurada, convocando siempre al dilogoy no a la confrontacin.

    - El sistema democrtico y el juego de poder de los distintossectores sociales, obligan a estar siempre atentos para evitar elmanipuleo de la informacin buscando la mayor imparcialidaden el tratamiento de las diferentes corrientes polticas, econmicasy sociales que coexisten en la realidad, trascendiendo inclusonuestros propios intereses.

    Conviene citar en esta parte una de las conclusiones queemergieron del Seminario Internacional sobre: Estilos de hacerpoltica, grupos de poder y gobernabilidad en Amrica Latina,organizado por la Comisin Sudamericana de Paz, Seguridad y

    Democracia en San Pablo/Brasil en agosto de 1995: Los medios decomunicacin (...) muchas veces obedecen a la defensa o promocinde sus propios intereses, con una incidencia decisiva en los valoresculturales y una importante influencia en las conductas sociales ypolticas de los pueblos. En este marco, los medios de comunicacin,en tanto formadores de opinin, han pasado a tener caractersticasplebiscitarias, al definir en segundos por si o por no determinadassituaciones (...). Asimismo, los medios de comunicacin han permitidoel acceso rpido y generalizado democrtico a diversas materias, conlo cual la poblacin se siente con el derecho o el inters permanentea intervenir en ellas. Cmo encontrar un equilibrio entre el liberarsedel control de la minora ejercido a partir del control de los mediosde comunicacin, sin afectar la libertad de prensa? (Dilogos: 1996).

    Habr que escuchar estas crticas que provienen, es verdad, desectores interesados, pero que no por ello dejan de tener razn. Sinembargo, hay que tener en cuenta que nuestras relaciones con losfactores de poder siempre sern potencialmente conflictivas si de veraspodemos difundir la verdad.

    - Estamos asistiendo a la emergencia de nuevos actores sociales,los que, si bien siempre han estado presentes, comienzan, contoda justicia, a abrirse espacios de accin. Se tratafundamentalmente de los movimientos tnicos, mujeres yjvenes, y los llamados informales, que van constituyendo unafuerza de expresin importante que no hay que minimizar. Sia ello aadimos que el modelo hegemnico es excluyente, hayque abrir espacio informativo a esos sectores que no pueden hacerconocer sus problemas y sus propuestas. No se trata slo dedar voz a los sin voz, sino de apoyar procesos que les posibilitenaduearse de su destino y que el resto de la poblacin est altanto de ello.

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    - Por ese camino, debemos tomar en cuenta la mayor importanciaque adquiere para el ciudadano la informacin sobre lo msprximo a l. Por ello, adems de cubrir los hechos producidosen los centros urbanos ms importantes hay que regionalizar lainformacin hasta llegar a la circunscripcin ms cercana alciudadano.

    - Asistimos a un proceso de globalizacin de la economa y estotrae obligaciones muy importantes. Esta realidad puede serenfocada desde dos perspectivas. Una, que la gran mayora delos medios de comunicacin dependen de las agenciasinternacionales de informacin por las debilidades econmicas.Sin desmerecer su trabajo, es urgente crear mecanismosinformales para acceder a otras fuentes de noticias que nospermitan tener -y por nuestro intermedio los ciudadanos- unavisin ms precisa de lo que sucede allende las fronteras.

    La otra, que la economa tiene un lugar privilegiado. Pero,recordando lo que dijo SS Juan Pablo II en la ex-Yugoslavia:El capitalismo salvaje es tanto o peor que el totalitarismo,deberamos encarar una serie de temas bajo este rubro comoinsistir en que el objetivo ltimo de la accin es el bienestar dela persona; denunciar los peculados y actos de abuso ysuperexplotacin laboral; informar la influencia de los gruposde poder econmico sobre la poltica y viceversa, etc. Asimismo,debemos pensar que uno de nuestros problemas es eldesconocimiento que tenemos del mercado mundial; en muchasocasiones nuestros productores no pueden crecer porque lodesconocen y pierden oportunidades que hay para la colocacinde productos. Ah podemos prestar un servicio de incalculablevalor.

    No est dems reflexionar sobre algunas consecuencias de estaglobalizacin en palabras de uno de sus representantes ms lcidos:Michael Camdesus, Director General del Fondo MonetarioInternacional (FMI), quien en su ltima gira por Amrica Latinareconoci el problema de la extrema pobreza, agravada por la tambinextrema dependencia que sufren nuestros pases, y la urgencia decombatirlas si se quiere alcanzar un punto de equilibrio. Asimismo,explicit la necesidad de encontrar caminos que permitan aliviar ladeuda externa que mantenemos con los organismos multilaterales, yla inquietud en todos los sectores sociales porque despus de ms deuna dcada de la aplicacin del modelo de ajuste estructural en nuestraregin, los resultados an son exiguos.

    Frente a ese escenario propuso algunas tareas para mejorarlo,pero dentro del modelo de ajuste: Fortalecer al Estado para que asumacon decisin su papel de rbitro y vele por la equidad social y la justicia.Impulsar el concepto de solidaridad interna e internacional (cabedestacar su insistencia en que se paguen impuestos y se combatala corrupcin, que es un flagelo universal). Adems, ha prometidoque el FMI no permitir que la deuda externa del pas obstaculice sudesarrollo econmico.

    Debemos reflexionar sobre estas seales que son novedosas yseguir con toda atencin su evolucin.

    - Un tema que adquiere cada vez ms importancia es el de lapreservacin del medio ambiente. Debemos ser defensoresinclaudicables de esa posicin, sin caer en el manipuleo al quenos quieren someter desde otras latitudes. Es fundamentalpreservar el medio ambiente, pero tambin es importante utilizarlos bienes que nos ofrece la naturaleza para alcanzar mejoresniveles de vida de nuestras poblaciones.

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    - Frente al pragmatismo y el olvido de los sentimientos desolidaridad que tratan de dominar la vida social, debemos ayudara recuperar la cultura de la unin, el dilogo, el encuentro.

    5.- EL DEBE SER

    Nuevamente se puede afirmar que nuestras responsabilidadespara que el ciudadano est correctamente informado son grandes, ypara encararlas correctamente hay que cumplir una serie de requisitos.Veamos algunos:

    a) Formacin

    En la medida en que nos encontramos frente a hechos cada vezms complejos, se requiere la cada vez mayor especializacin de losperiodistas.

    Esta tarea es de doble va. Por un lado, quienes nos dedicamosa este oficio debemos tomar conciencia de la importancia de nuestrapropia formacin. Por diversas causas, en algunos casos hemos limitadoese proceso formativo a las aulas universitarias o la sala de redaccin.Sin embargo, el mundo nos depara cotidianas novedades sobre lascuales, si no encaramos con seriedad nuestra formacin, slo conocemoslo superficial.

    En otros casos, una excesiva ideologizacin nos hace buscarsiempre lo malo de lo que sucede, desconfiar de lo novedoso y de lootro, caer en prejuicios que nos impiden analizar con mayor rigorla realidad. Debemos pues buscar los mecanismos que nos abran laposibilidad de estar siempre al da.

    No estn ausentes cierta rutina de trabajo y negligencia, que nosimpiden esforzarnos por conocer ms y mejor los acontecimientos ylas realidades.

    Por otro lado, las empresas deben velar por proporcionar a losperiodistas posibilidades de acceso a fuentes de formacin, y hacerlocon desprendimiento y visin de largo plazo.

    b) Compromiso con la verdad y los principios

    El compromiso con la verdad exige, como escribi el fundadorde PRESENCIA, Dr. Huscar Cajas, que ... cualquier cobertura debeestar al margen de consideraciones personales, animadversiones,antipatas, consideraciones de tipo ideolgico u otras que denoten unsesgo. Es muy comn que personas o grupos que tienen interesesparticulares traten de utilizar un medio. Es preciso ejercer un mayorprofesionalismo para evitar caer en estos casos. La bsqueda de laverdad y la transparencia deben normar la tarea.

    En palabras de Jos Gramunt (como seguramente nos detallaren su exposicin), estamos obligados a tener como objetivos centralesde nuestra prctica cotidiana, la bsqueda de la verdad y la promocinde la justicia. Esto se traduce en:

    - No subordinar al poder poltico ni econmico, esferas desde lasque se busca manipular la actividad informativa.

    - Contribuir a elevar la cultura de la solidaridad en nuestrospblicos: rescatar y defender la dignidad humana, rechazar laviolencia, la injusticia, la frivolidad, el consumismo.

    - Recordar que mientras informemos mejor, ayudaremos ms a quela gente se forme mejor.

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    - No caer en la fcil tentacin del sensacionalismo, la invasina la vida privada, en las medias verdades, en los silencioscmplices.

    c) Respeto y tolerancia

    Debemos abrirnos a una cultura del respeto a lo diferente y sertolerantes (no permisivos) con valores diferentes a los nuestros.

    No es fcil. Somos tributarios de una cultura autoritaria,cimentada en forma sostenida. Adems, tenemos miedo a lo diferente.Nuestro deber es, a partir de un conocimiento desprejuiciado, procederal anlisis riguroso y dar en nuestra informacin esos elementos deapertura.

    6.- COMENTARIOS FINALES

    Quisiera reiterar que el tema es complejo y que amerita mayordiscusin y anlisis. En descargo, puedo decir que si bien nuestro oficioy las obligaciones que implica, nos obligan a seguir los fenmenosque estn ocurriendo en el pas y en el mundo y buscar algunasrespuestas generales, nuestra metodologa no tiene el rigor con la quelos estudiosos y tericos analizan estos temas. As, ms quepreguntarnos sobre lo que est sucediendo, debemos encontrarrespuestas a la diaria labor de mantener bien informados a nuestrosrespectivos pblicos.

    En esa ruta, eventos como ste son de gran utilidad. Pero, sientendemos nuestra labor de informar como un servicio pblico -porlos argumentos sealados anteriormente- es preciso que sea la sociedadla que debata sobre estos temas, evitando cualquier intento de

    aprovechar el mismo para coartar la libertad de informacin comolamentablemente ha sucedido en algunas oportunidades, superando-en los lmites que nos impone la realidad- las mutuas desconfianzasque hay especialmente entre los sectores poltico y econmico respectoa quienes estamos en el campo de la informacin. Esta ocasin, creoque es una va encaminada a ello.

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    BIBLIOGRAFIA

    CELAM. La evangelizacin en el presente y en el futuro de Amrica Latina.- Puebla.-III Conferencia General de Episcopado Latinoamericano. Ediciones Paulinas,Editorial Don Bosco. Bolivia, 1979.

    CELAM. Nueva evangelizacin. Promocin Humana, Cultura Cristiana.- SantoDomingo.- Conclusiones.- IV Conferencia General de Episcopado Latinoamericano.Ediciones Paulinas, Editorial Lux. Bolivia, 1992

    CEDOIN. Ley de Imprenta contra Ley Mordaza.- Materiales del Seminario sobreLegislacin en Comunicacin. Teddy Libros Ediciones S.R.L., La Paz, 1988.

    DESANTES, Jos Mara. La informacin como derecho. Editora Nacional, Espaa,1974.

    DIALOGOS. Comisin Sudamericana Paz-Seguridad-Democracia. Enero-Abril,Santiago de Chile, 1996.

    FERNANDEZ Areal, Manuel, Introduccin al derecho de la informacin A.T.E.editores, Mxico, 1977.

    MACBRIDE, Sean, et. al. Un solo mundo, voces mltiples.- Comunicacin einformacin en nuestro tiempo.- Informe de la Comisin Internacional sobreproblemas de la Comunicacin. FCE-UNESCO, 1980.

    PONTIFICIA. Comisin para los Medios de Comunicacin Social. Los medios decomunicacin social. Ediciones Paulinas, Argentina, 1971.

    RUIZ Eldredge, Alberto (compilador). El desafo jurdico de la comunicacininternacional. ILET. Editorial Nueva Imagen, Mxico, 1979.

    DERECHOS Y OBLIGACIONES DE LOSPERIODISTAS

    Oscar Pea FrancoDIRECTOR DE A.T.B.

    Quisiera empezar acogindome a aquella eficaz recomendacinque nos dice que es mejor curarnos en salud, para sealarles que admitoque tampoco tengo demasiado talento en la tarea de la improvisacin,pero que a veces se debe correr el riesgo y ahora sobre todo, que senos otorga la oportunidad de corregirnos a nosotros mismos. Aunque,claro, dentro de un marco tico, de manera que las eventualescorrecciones que hagamos de nuestra propia exposicin no incurranen la injusticia de mellar a otros y respetando rigurosamente aquellode que nuestros derechos terminan donde comienzan los derechos delos dems.

    El tema que me ha sido asignado es de gran amplitud y me haparecido pertinente y apropiado tomar dos de esos varios aspectos; eluno, es el que se refiere al tema de la legislacin, en el cual no harconsideraciones ni exposiciones profundas, y el otro tema es el quehace especficamente al rol del periodista dentro de la sociedad.

    Los derechos y responsabilidades de los medios, comunicadoresy periodistas, estn ntimamente relacionados con el tema de la libertadde expresin. Ambos se aluden constantemente entre si, andan juntos,a veces dira un poco revueltos y este es un fenmeno que se marca,se profundiza cada vez ms en el marco del tremendo poder que hanacumulado y continan acumulando los medios de comunicacin social.

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    Todava solemos escuchar la ya antigua definicin de la prensa,como cuarto poder del Estado, discutible, por momentos creo queinsensata. Me parece que en realidad de lo que se debe hablar es dela prensa o de los medios como una suerte de conciencia de la sociedad,un rol que creo no ha sido buscado por los medios sino que han tenidoque asumirlo debido a la confluencia de una diversidad de factores,entre los cuales acaso haya que subrayar con mayor nfasis, el quese refiere al descrdito en el que han cado otros factores de podery de modo particular, el poltico.

    El anterior expositor haca referencia al mensaje que nos entreganinsistentemente las encuestas que se realizan en nuestro medio, acercade los grados de confiabilidad de los diversos factores de poder enla opinin pblica y, ciertamente, los medios de comunicacin socialsistemticamente figuran en un segundo lugar slo detrs de la Iglesia.Otros, como los partidos polticos, en el listado de las encuestas seencuentran cada vez ms rezagados.

    Se dice que la misin del periodista consiste en informarobjetivamente, y esta es una palabra que hay que tratarla con muchocuidado, porque suele suceder que nada se presenta o nada es mssubjetivo que la objetividad en el periodismo. Pero, de cualquiermanera, es un dilema, es una alternativa que se plantea entre informarobjetivamente o renunciar a esa objetividad en aras de un compromisosocial o poltico, que al ser asumido obliga a la prctica del anlisisy el comentario.

    El director de un diario romano La Repblica dijo, en unaocasin, que Periodista es gente que le cuenta a la gente lo que pasaa la gente. Implcitamente, es una definicin que se alinea en lainformacin llamada objetiva, y en la vereda de enfrente est el estilo

    de informar, de alguna manera vistiendo los hechos con el color delropaje del respectivo compromiso.

    En ese punto, mi criterio personal est trasuntado en lo que hagocotidianamente y que me parece que es correcto; es decir, proporcionaral pblico televidente, un caudal de informacin lo ms completoposible, con eventuales comentarios que no son la marca del estilo sinoms bien un accesorio de alguna manera importante. Pero al mismotiempo que sostengo que esta es la forma que me parece correcta dehacer periodismo, no me atrevo a decir que sea incorrecta cualquierotra forma de hacerlo, y no es esta una comodidad elusiva, sino msbien dira yo un respeto por lo que hacen los dems, en el marco deauge de poder e influencia a que han accedido los medios decomunicacin frente a la desvalorizacin de otros factores de poder.

    El ejercicio de la fiscalizacin es uno de los temas sustantivosy que se hace particularmente significativo en el mbito del sistemademocrtico. Pero esto ha conducido a algunas deformaciones, creoque ocurren casos con ms frecuencia de los que debieran, en los cualeslos comunicadores sociales, los periodistas, actan algo as como unaespecie de rbitros de los sentimientos y de las aspiraciones de lasociedad. Pero resulta que son rbitros que no tienen a su vez un rbitro,hay una especie de impunidad para hacer lo que se hace.

    En este punto es donde entramos a considerar un poco al pasoel tema de la legislacin, que se circunscribe bsicamente a la Leyde Imprenta que data de 1925; o sea, que es una ley que trasunta elespritu liberal de la poca, un cuerpo jurdico que sustrae a losperiodistas y a los medios del mbito del Cdigo Penal, que losprivilegia con el fuero de unos jurados especiales constituidos porciudadanos notables, que casi nunca se han reunido y definitivamente

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    nunca han dictado una sentencia. Adems, consagra el derecho a lainviolabilidad de las fuentes informativas.

    Personalmente, creo que ha llegado el momento de llenar el vacoque significa un legislacin incompleta, obsoleta y que de algunamanera lo que intenta es garantizar inmunidades y a veces hastaimpunidades. El problema se plantea cuando pensamos en el sistemao en el procedimiento a emplear para reemplazar esa legislacinobsoleta.

    En varias oportunidades se han hecho intentos que nuncaprogresaron, nunca prosperaron, y esto se debi bsicamente a unasuerte de susceptibilidad en los medios y en los periodistas, unasusceptibilidad que ha alcanzado un grado ms profundo en los ltimostiempos, en forma paralela o acaso como consecuencia o resultado delauge de poder de influencia de los medios. Esta es una consideracinque se ha hecho en varias oportunidades en el seno de las organizacionesde periodistas y de trabajadores de la prensa, resulta que quieneslegislan son los componentes de un otro factor de poder en cuyodesmedro ha crecido la influencia de los medios de comunicacinsocial.

    De ah que exista un categrico rechazo a la imposicin de leyes,en este campo, que no sean el resultado de amplios consensosconstruidos en el territorio de la confluencia de todos los sectoresinvolucrados en esta cuestin. Hay el riesgo o al menos el temor deque al legislarse en este tema se incluyan sutiles mecanismos represivosque en vez de normar adecuadamente esta actividad limiten el ejerciciode la libre expresin en este campo; la conclusin, al menos inicial,es que es preferible una ausencia de legislacin a una legislacinlimitativa.

    Para llegar eventualmente a una nueva legislacin, pongo, insisto,el nfasis en la necesidad de un amplio y real consenso, no ese llamadoconsenso a la boliviana del que nos ha hablado el Presidente de laRepblica y que consiste en darnos leyes que a nadie satisfacen perotodos deben tolerar. Casi escandaliza el slo pensar en una ley aprobadapor un rodillo de cualquier color que fuera. En un ensayo de resumende sta parte, creo que admitiendo que la ley vigente tiene inmensosvacos y que esos vacos deben ser llenados, es una absoluta necesidaddotar al pas de una ley que garantice los derechos de los actores, losderechos del pblico, pero que tambin consagre la vigencia de lalibertad de expresin.

    Esas carencias de alguna manera han tratado de ser subsanadaspor algunas de las organizaciones de periodistas y de trabajadores dela prensa, a travs de sus cdigos internos de tica, que no han sidosencillos saludos a la bandera, porque han habido unos cuantos casos,en los que los tribunales de honor de las organizaciones han impuestosanciones a periodistas por la comisin de actos irregulares o anormales.

    Consecuentemente, creemos que se debe cometer la tarea de dotaral pas de una legislacin moderna y adecuada en el campo de lacomunicacin social, pero como fruto de un consenso en el queparticipen de manera activa todos los sectores sociales involucrados,sin excluir por supuesto a los periodistas y a sus organizacionesnaturales.

    El otro campo es el del ejercicio del poder y la influencia delos periodistas y de los medios en este territorio abonado por lasfalencias de otros grupos de poder. Ese poder y esa influencia queson capaces, perdn por la reiteracin, de influenciar y de hacerlo malo bien sobre las conductas individuales y sociales, sobre las decisiones

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    del Estado y sobre las conductas y actitudes de los organismosrepresentativos de la sociedad, es un hecho de nuestra realidad, es undato que de esa realidad se extrae y un marco dentro del cual se manejanlos medios y periodistas de diversas maneras. Y entre esa diversidadde estilos, ciertamente hay algunos que tienen que ser calificados comoexcesos en el uso de ese poder.

    Con notable frecuencia, y esto es lamentable pero real, losperiodistas parece que estamos olvidando el ejercicio de la humildaden nuestra tarea de todos los das. Jos Gramunt que tengo aqu frentemo y a quien saludo muy cordialmente, dijo en la ocasin en que tanmerecidamente se le otorgaba el premio nacional de periodismo, algoque yo me he permitido copiar para repetirlo: ... los periodistas sehan convertido en una especie de semidioses que estn por encima delbien y del mal.... Y este, realmente, es un gravsimo error que puedeconducirnos, y de hecho nos conduce, a resultados lamentables.

    A mi tambin me toc estar en la misma circunstancia que elpadre Jos Gramunt, con menos merecimiento sin duda alguna, en larecepcin de ese galardn y me permit recordar una pregunta que hacealgn tiempo haba circulado en Madrid y que recogi un columnistadel diario El Pas de Madrid. La pregunta era: en qu se diferenciaDios y el periodista?, y la respuesta era que Dios sabe que no esperiodista.

    Como un hecho de una cierta banalidad pero no carente designificacin, quisiera tambin recordar ac una ancdota sucedidaigualmente en Madrid, que refleja una cierta soberbia o abuso deconfianza en que solemos incurrir los periodistas. Cuando Javier Solanafue nombrado Ministro de Informaciones del gobierno del PSDE,concedi su primera entrevista y el periodista que se la hizo, le dijo:

    ... Javier, y ahora cmo te trato, de t o de usted? y Javier Solanale respondi: Trteme como usted quiera.

    El recuerdo de la ancdota viene a cuento, porque todos losperiodistas prcticamente estamos enterados de que hay personajescentrales del quehacer pblico, que se sienten molestos y dirajustificadamente molestos, por el trato de excesiva confianza con elque proceden frente a ellos algunos periodistas; repito, un hecho banalprobablemente, pero lo suficientemente significativo para dejarloanotado.

    He tenido la suerte de estar durante ms de treinta aos dentrode la historia del pas, me cupo por ejemplo la suerte de asistir a lacreacin de la fundacin de la Federacin de Trabajadores de la Prensa,habiendo salido de un sindicato naturalmente. Me toc igualmenteasistir a un curioso proceso que se plante dentro de las organizacionesde los periodistas, all por los aos 60, y que culmin con una especiede acto de renunciamiento por los periodistas que no ms que hoy erantitulares de unas raras inmunidades.

    Pero de pronto bajo la influencia de una serie de hechos que sesuscitaron por aquella poca, aqu y en el mundo, las organizacionesde periodistas, por supuesto con el beneplcito o con la aquiescenciade sus propios miembros, hicieron una especie de compromiso en loinstitucional y en lo personal, un compromiso que los llev a militardecididamente en la llamada causa popular siendo parte efectiva dela Central Obrera Boliviana, participando incluso en errores histricoscomo la asamblea popular.

    Ese compromiso tuvo como resultado inevitable el ser despojadosde los derechos y las inmunidades que hasta ese momento haban

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    disfrutado, lleg la contracara de los hechos y los periodistas llegarona algo que hasta poco antes haba sido impensable: pagaron el preciodel compromiso, vinieron persecuciones, prisin, exilio, etc. Consideropertinente recordar todo eso en este momento, porque esa experienciame permite asegurar que en las buenas y en las malas la concienciacolectiva de los periodistas, y con esto quiero decir la que representaa su amplia mayora, est absolutamente consciente de la necesidadde frenar los excesos, los abusos en los que se estn incurriendo enel uso de esta tremenda maquinaria de poder en que se han convertidolos medios de comunicacin social.

    Pero, al mismo tiempo, son justas sus susceptibilidades, comoaquella que citaba antes en el sentido de que quizs algunos de lossectores desplazados del territorio de la influencia que han copadoahora los medios, traten de cobrarse la factura pendiente. Acaso seaun exceso de susceptibilidad, pero creo que de todas maneras espermitido acunar algunas dudas o por lo menos tratar de asegurarnosde que cuando haya una nueva legislacin en esta materia, sea, insisto,el resultado o la consecuencia de un amplio consenso que involucrea todos los sectores sociales comprometidos en esta tarea. Y cuandohablo de todos estos sectores sociales no hablo solamente del PoderLegislativo, de la clase poltica, ni siquiera solamente de los periodistasy los medios, hablo de instituciones, de los ciudadanos, globalizandoel concepto y sentido de sociedad.

    Como deca al comienzo, creo que habra mucho ms que tratarsobre el tema de los derechos y responsabilidades de los periodistas.Pero si mi capacidad de modesta improvisacin todava no se haagotado, si me parece que se ha agotado el tiempo que se me haasignado, de manera que doy por terminada mi breve exposicin,insistiendo solamente en la expresin de lo ms caro de mi compromiso

    personal porque creo que el periodista debe reunir bsicamente dosrequisitos: uno, humildad en el ejercicio del poder que tiene sin haberlobuscado; y dos, honestidad frente al pblico. Creo que si esos dosrequisitos fueran cumplidos meticulosamente, el rol de la prensa y delos periodistas en el proceso democrtico, sera mejor de lo que hasido hasta el momento.

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    ETICA PERIODISTICA

    Rvdo. Jos Gramunt De MoragasDIRECTOR DE LA AGENCIA DE NOTICIAS FIDES

    En general, cuando se habla de la tica periodstica solemosreducir el tema a la casustica: si es inmoral cobrar propinas por unainformacin, si es lcito que por la competencia del raiting los mediosde comunicacin hagan tabla rasa de los valores morales comunmenteadmitidos por la sociedad. Este es el mtodo de aprendizaje por elerror.

    No es pues el caso de enumerar casos, sino de sentar principiosobjetivos en los que sustentar la tica de la comunicacin. De esosgrandes principios se deducen las normas ticas para cada casoconcreto.

    1. El ser humano est siempre a la bsqueda:

    a) En su dimensin individual, el ser racional busca laVERDAD absoluta: saber quin soy, de dnde vengo, adnde voy; desvelar el misterio de la trascendencia; Diosexiste? La trascendencia impone ciertas reglas decomportamiento personal?. Ah est el origen de laVERDAD como elemento fundamental de la tica de lacomunicacin social.

    b) El ser humano no se cansa de entender la naturaleza enla que vive. La ciencia nos da elementos para descubrircules han de ser las normas ticas de comportamiento.

    c) En su dimensin social, el hombre busca la racionalidadcolectiva: cmo vivir en una sociedad ordenada en la quecada uno se comporte segn sus derechos y deberes. O,dicho de otra manera, busca afanosamente la JUSTICIA.La tica comunicacional debe encuadrarse en un marco dejusticia.

    2. Como ser dotado de un alma racional, el ser humano:

    a) Posee conciencia moral innata, capacidad deDISCERNIMIENTO natural para distinguir lo bueno delo malo. El nio que pega a su hermanita sabe que esthaciendo mal y el adulto que comete un delito sabe queest haciendo mal. Es pues legtimo deducir ciertas reglasde comportamiento objetivas, basndonos en la capacidadnatural de discernimiento entre el bien y el mal.

    La conciencia moral innata se ilustra por medio delconocimiento por el conocimiento del propio ser y de suentorno.

    Pero esa conciencia moral puede ser obnubilada o desiadapor factores internos o externos a la persona.

    V.g. Si el periodista ignora lo que trata, tiene el debermoral de informarse o, en caso contrario, mejor es que secalle. De ah que el periodista tiene obligacin moral deformarse una conciencia recta y de obtener losconocimientos necesarios sobre aquello sobre lo queinforma u opina.

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    b) La conciencia moral natural puede debilitarse o torcersepor las pasiones internas que se sobreponen a la recta razn.

    V.g. Por la codicia de poder, de dinero o de notoriedada costa de esa conciencia moral; muchos medios decomunicacin sacrifican los valores ticos de la sociedadpor obtener poder sobre los dems, por ganar mayoraudiencia y, consiguientemente aumentar sus ingresos. Losexcesos de pansexualismo, permisividad, violencia, quetanto abundan, sobre todo en la televisin, son un ejemplode lo dicho.

    3. Adems de estos fundamentos antropolgicos, el cristiano aportaotros elementos para reforzar su conciencia moral natural: laRevelacin que contiene preceptos de conducta en el Declogo.

    - El primer Mandamiento ordena: amars a Dios sobre todalas cosas; implica una racional obsecuencia a laVERDAD trascendente.

    - ...y al prjimo como a t mismo: h aqu el fundamentode la JUSTICIA; no desear ni hacer al otro lo que no quieresque te hagan a t. El dar a cada uno lo suyo, definicinclsica de la justicia.

    - El Declogo manda: No tendrn a otro dios ms que aM: condena la idolara.

    El mundo est sembrado de idolatras V.g., la idolatra del poder.Los comunicadores han adquirido un creciente poder. Si no loutiliza en forma tica, sea el periodista creyente o no, l creyenteo no, puede cometer graves injusticias. Puede llevar al

    comunicador a escamotear o falsear le VERDAD y, con ello,a cometer graves INJUSTICIAS, v.g mancillar honras ajenas,denunciar falsamente, desorientar a la opinin pblica por mediode la desinformacin, etc.- El Declogo prohibe mentir. El principio capital de la tica

    periodstica es decir la VERDAD.

    - El Evangelio de Jess promulga el mandato del amor. Laexpresin ms elemental del amor es la JUSTICIA.

    Lo dicho hasta aqu es suficiente como para entender cmo losprincipios antropolgicos de la tica - VERDAD Y JUSTICIA- se refuerzan con los teolgicos.

    4. Adems de lo ya indicado, el ser racional est dotado deLIBERTAD:

    a) Puede hacer o no hacer, optar por hacer el bien o hacerel mal. El hombre se realiza plenamente en la libertad. Lalibertad de pensamiento, de expresin, de informacin sonesenciales para la persona humana as como para lasociedad.

    b) La libertad tiene sus limitaciones: la libertad del otro, elbien comn, el derecho a la intimidad, el secreto de Estado.... Estas son limitaciones legtimas y necesarias.

    c) Hay otras limitaciones a la libertad que son injustas:

    V.g., la intimidacin que ejercen los poderes polticos o

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    las presiones econmicas, para instrumentalizar o falsearla verdad o para que se obre contra justicia, contradicenel derecho a buscar la verdad, as como violan el derechoa vivir en justicia y a expresarse con libertad.

    CONTRAVALORES DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIONSOCIAL

    No voy a ocuparme del importante papel que cumplen los mediosde comunicacin social en el mundo actual. El cambio, voy a mencionarlos principales contravalores.

    - La subordinacin de los medios y/o de los periodistas alpoder poltico o a las presiones econmicas que suelepretender instrumentalizarlos en detrimento de la verdady de la justicia.

    Sabemos que los medios de comunicacin necesitan dinero. Lasmaravillas de la tecnologa al servicio de la comunicacin socialrequieren fuertes sumas.

    Estos recursos deben ponerese al servicio de los valores msnobles de la condicin humana y no al de los instintos ms bajos comoocurre con demasiada frecuencia por la ley del raiting.

    Los comunicadores estamos llamados a promover la formacinde los valores superiores. Esto no significa desconocer que una parteimportante de la comunicacin se destina al entretenimiento, a ladiversin. Pero deben cuidar de los valores sociales, familiares,culturales...

    DERECHO DE INFORMACION

    Vengamos ahora al derecho de informacin. Sabemos que elderecho de informacin es uno de tantos derechos queproclamamosdesde que la democracia empezara a implantarse en el mundo.

    La Declaracin de Derechos del Buen Pueblo de Virginia del12 de Junio de 1873, deca: la libertad de prensa es uno de los grandesbaluartes de la libertad y no puede estar restringida jams, a no serpor gobiernos despticos.

    En Francia, la libertad de expresin fue calificada en el artculo11 de la Declaracin de los derechos del hombre y del ciudadanode 1789", como uno de los derechos ms preciados del hombre. Unfamoso autor deca: la libertad de expresin slo puede incomodaral hombre criminal, al juez arbitrario, al gobierno desptico, cuyasoperaciones son siempre obscuras y aborrecen la luz. La verdad y lajusticia jams temen descubrir la cara.

    John Stuard Mill escriba: si toda la humanidad menos unapersona, fuera de la misma opinin y esta persona fuera de opinincontraria, la humanidad seria tan injusta impidiendo que hablase comoella misma lo seria, si teniendo poder bastante impidiera que hablasela humanidad.

    En cuanto al derecho de la informacin que implica la obligacinde informar, un Ombudsman sueco afirmaba: cuando el Gobiernoobra con publicidad, los funcionarios estn ansiosos de cumplir consus obligaciones y los ciudadanos como compensacin, mejorpreparados para depositarles la confianza. La mera existencia de laregla de la publicidad (no se refiere a la publicidad comercial) purificael ambiente.

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    Es lo que hoy da llamamos transparencia de los actos pblicos.

    Pero el principio de publicidad tiene sus lmites pues debentutelarse dos categoras de intereses: los pblicos y los privados.

    En relacin a los interese pblicos la publicidad encuentra unabarrera en el llamado secreto de Estado. Los regmenes autoritariosamplian indebidamente el margen del secreto oficial, el secretismo paraencubrir sus injusticias o sus arbitrariedades. Los sistemas democrticosdeben garantizar el mximo de publicidad de los actos pblicos yreducir al mnimo la informacin reservada.

    Hay otra limitacin que esta relacionada con los interesesparticulares: el derecho a la privacidad, el respeto a la vida privada,tanto ms vulnerable cuanto el desarrollo de los medios tcnicos hacenque se puedan meter hasta en la alcoba.

    El conflicto entre la mxima publicidad y las limitacio- nes delamisma tiene que ser regulada por ley. El hombre no es tan perfectoque pueda vivirsinregulacinalguna. Tericamente, la conciencia moraldebera hacernos conducir en forma correcta. Pero esto es una utopa.De ah que el hombre ha inventado un instrumento que se llama laley que rige la convivencia social. Porque siempre hay interesescontrapuestos, cuya confrontacin slo encuentra un orden por mediode la ley.

    Locual no quiere significar luz verde para un reglamentismoabrumador que termina coartando las libertades y las legtimasiniciativas.

    Cuando hablamos de la libertad de informacin, es la libertadpara la verdad. No hay libertad para la mentira. Habr que reconocerle

    libertad a la difamacin, a la denuncia falsa, a la violencia verbal, escritao por medio de la imagen?

    De ah entonces la necesidad de una regulacin. Una vez o queen una reunin de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa) se habasostenido que la mejor ley de prensa es que no haya ley. Esto meparece una utopa tan irreal que, no merece comentario.

    Sabemos que la independencia que debemos tener los periodistasfrente a las presiones externas es uno de los grandes orgullos de loscuales nos preciamos. La idependencia de la prensa debe ser aseguradafrente al poder poltico y tambin con respecto a los poderes financierosy otros.

    En resumidas cuentas, tenemos suficientes fundamentos,antropolgicos y para los creyentes tambin teolgicos, para podercimentar y afirmarnos en unos grandes principios que debe regir lacomunicacin social.

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    SOCIEDAD, PRENSA Y ACCION POLITICA

    Salvador Romero Pittari

    Muchsimas gracias por la invitacin a participar en este Forocerrado. Estoy encantado con la reunin porque me permite discutircon hombres de prensa temas de inters y porque, adems, es la primeravez que veo a los comunicadores modestos, haciendo un acto dehumildad, debatiendo acerca de su profesin. Ser el ltimo expositorda ventajas, pues se tiene una idea clara de todo lo dicho, pero, porotro lado, tiene algunos bemoles, ya que varias de las cosas que pensabapresentar, de alguna manera, han sido tratadas en las exposicionesanteriores.

    A mi tambin, como a los dems, me ha tocado un temasumamente amplio, difcil, le he ido dando vueltas para entrar al temay he pensado que la mejor manera de tratar el problema, que vinculala comunicacin, la sociedad y la poltica, es a travs del viejo teoremade Thomas, Qu dice este seor?. Recuerda un principio muyelemental de las ciencias sociales y terriblemente olvidado o quizdescuidado, al punto que pocos toman en cuenta sus efectos. Thomasdijo: Si los hombres definen una situacin como real sta se transformaen la prctica en realidad. Vale decir que ella ha sido creada porlos mismos hombres, al pensarla de una cierta manera.

    Enunciado as parece un poco complicado pero es sumamentesencillo, ya que enuncia un mecanismo muy conocido. Todo el mundosabe que a travs de l se hacen genios o se hacen tontos, se produceno se frenan inflaciones, se ensalzan o se derrumban personajes,reputaciones. Sencillamente cuando la gente dice que algo es as, puede

    ser que en la realidad no sea cierto, mas para todos los fines prcticosse convierte en una verdad social. En otras oportunidades, algo queiba ha ocurrir, deja de ocurrir porque la gente ha dicho, que iba asuceder.

    En otras palabras, se trata de la profeca que se puede autorealizaro de la profeca que se puede autodestruir; por ejemplo, para citar uncaso el de K. Marx: La prediccin sobre el futuro del capitalismono se cumpli porque su teora estaba errada o porque los hombresal conocerla cambiaron sus comportamientos?. No era tambin eseel caso de algunos profetas del Antiguo Testamento que alertaban asu pueblo sobre males por venir, debido al abandono de la Ley y cuandoste asustado volva a la observancia de los mandamientos, recibiendoel perdn de Dios en su infinita misericordia, inconsciente de losucedido y malagradecido se burlaba de sus profetas, porque los castigosanunciados no llegaron?.

    El mismo mecanismo explica cmo en los pueblos pequeos sepueden fabricar genios o tontos, el opa del pueblo. Si cuando naceun nio todos afirman la inteligencia de sus mnimos gestos, la sabidurade sus palabras, la prudencia de sus acciones, al final ese muchachoadquiere todas las cualidades socialmente reconocidas al hombreinteligente, incluso genial. Cul es la realidad?. Nadie lo sabe, perotodo en l expresa los atributos de la inteligencia. Tambin elmecanismo puede producir el efecto contrario. En ese caso lo mejorque puede hacer ese muchacho es irse del pueblo.

    La prensa hace esto. Genera muchas veces comportamientospolticos, a veces actitudes, opiniones respecto a la poltica que no sehubiesen producido si los periodistas, los comunicadores no intervenan.Vale decir que el hecho se produce por el slo acto de haberlo anunciadoy, en otras ocasiones, no se realiza por haberlo manifestado.

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    Los medios de comunicacin, hoy ms que ayer, por su enormepenetracin en la sociedad pueden contribuir, consciente oinconscientemente a producir profecas de uno u otro tipo. Sin exagerartampoco, porque, desde luego, quien puede producir esas reaccionessociales tiene que tener una posicin relativamente privilegiada en lasociedad: debe ser creble, no cualquiera puede jugar el papel deprofeta. En otras palabras, la sociedad tiene que darle esa facultad.Y hay, por supuesto, periodistas que la tienen. Otros, aunque no selos ha reconocido, a fuerza de machacar las cosas, tambin terminanproduciendo el mismo resultado.

    En oportunidades la profeca acta a travs de la introduccinde novedades. La bsqueda de novedades hace novedades y cosas queno iban a pasar terminan pasando. Aqu radica una enormeresponsabilidad. Tanto repetir, tanto machacar cierto tipo deafirmaciones, lleva a convertirlas en verdad, en sentido que la genteconcluye por ver las cosas de esa manera. Uno, por ejemplo, se preguntacuando escuchaba las exposiciones respecto al poder poltico y sesealaba que diversas encuestas colocaban como muy creble a laprensa y muy poco confiable a los polticos, cunto han jugado lospropios comunicadores en esta opinin pblica que da muy pocacredibilidad no solamente a los polticos, sino a las institucionesrepresentativas?. Hay aqu, sin duda, un caso, de la profeca que seautorealiza. A fuerza de mostrar el comportamiento poltico de maneranegativa se lo vuelve tal, y no digo que los polticos sean inocentesen esto, han hecho mucho para merecer esos juicios en la prensa. Lainsistencia los va convirtiendo en un hecho cierto y en general, sinotro tipo de prueba, en una verdad que todo el mundo admite.

    Mas, cun real es esto?. Quisiera dar un ejemplo. Ayer vinoun joven periodista a hacerme una entrevista. De principio pens queyo comparta las mismas coordenadas que l sobre la poltica y me

    dice, qu opina usted de la crisis de la democracia, de su incapacidadpara resolver la pobreza crtica, para solucionar esto y lo de ms all?.Yo le respondo vamos con calma, si le doy de inmediato respuestaa su pregunta estoy aceptando su punto de vista. Se sorprendi cuandole dije que tratemos de deslindar lo qu es la democracia, lo quebuenamente se le puede pedir y lo que no es privativo de ella o notiene nada que ver con ella. Mnimamente separe usted lo que sonpolticas y lo que es el sistema democrtico. Hay polticas que sepueden ejecutar en cualquier rgimen, aunque tal vez la democraciatenga ventajas para llevarlas adelante. Las preguntas daban por sentadoel fracaso de sta. As el pblico se convence de la verdad de lasafirmaciones por verlas o escucharlas constantemente. Esto es unamanera de hacer una realidad a fuerza de repetirla.

    El tema nos lleva a considerar las obligaciones del comunicadorque son mucho ms exigentes por la existencia de ese mecanismo social.Los intelectuales tambin se dieron cuenta del problema y le buscaronsoluciones con mayor o menor xito. Por eso criticaron o cuestionaronel papel de gua o de conciencia de la sociedad, que recibieron o seasignaron, tema sobre el que volver enseguida. Pero antes quisieraterminar de redondear este problema de la profeca que se autorealizao se autodestruye.

    Algunos autores interesantes, relativamente poco discutidos enel pas, buscaron enfrentar el problema. Por ejemplo, Leo Strauss,a quien considero uno de los filsofos contemporneos msestimulantes, llama la atencin sobre las propiedades de la escritura,pero que tambin se puede aplicar al tema discutido. Sostiene que losms grandes pensadores de la humanidad han tenido dos tipos deescritura, una esotrica y otra exotrica. Es decir que hay ciertas cosasque el escritor guarda para s, por el tremendo impacto que puedentener en la sociedad, en la opinin pblica, en el bien comn. No

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    pretendo absolutamente sugerir al periodista ocultar la noticia, menosan decirla a medias. Slo hago la pregunta hasta dnde llegar, quinfija el lmite entre lo que se puede decir y lo que conviene no decir?.Ustedes han sealado con mucha razn que hay un deber de informar,transmitir la noticia. Y es cierto, nadie puede dudar de ello. Perosucede con l como con el juez. No hay un valor por encima del dela justicia?. Quiz no. Pero, es justo el obrar del magistrado romanoque pronunci la sentencia: hgase justicia y perezca la ciudad?. Puedeel comunicador alcanzar ese lmite: conozcase la noticia y perezcala ciudad.

    Cierto, nadie puede prescribir desde fuera la conducta apropiadadel hombre de prensa. Tampoco, el mundo de hoy parece ofrecer unafundamentacin metafsica, tica para resolver el dilema. Slo quedael juicio propio, el entendimiento personal de la conducta apropiada,respetuosa del inters colectivo. La sensibilidad moderna desconfiadade los garantes externos de la verdad, nos deja desarmados frente alproblema, sin ms escudo que la conviccin propia. Cada cual debedecidir el balance entre la tica de la responsabilidad y la de laconviccin, en los trminos de M. Weber. Nadie ms que el periodistatiene que zanjar entre esos dos tipos de tica. Su compromiso, comobien lo han sealado ustedes, es con la verdad, pero tambin tieneresponsabilidades sociales. De all que su prctica deba reflejar elequilibrio de deberes. La primaca de uno slo de ellos no permiteun buen desempeo en ese tipo de funciones. Jos Gramunt ya hatratado el tema que est muy vinculado con el problema de latransparencia, del secreto.

    El secreto fue parte del poder poltico. Los gobiernos autoritariosabusaron de l. Parte de la majestad del prncipe radicaba en el usoque haca del secreto en la toma de decisiones. La democracia tiene

    muchos defectos, pero una de sus virtudes es su inclinacin por latransparencia en los actos del gobierno. Aqu tambin se plantea elproblema de los lmites, pues como toda virtud empujada al extremopuede producir un dao mayor que el derivado de su inobservancia.El principio general no ofrece dificultad: la transparencia, por respetoal ciudadano, se la debe pedir de toda accin de los poderes pblicos.El periodista tiene que revelarla cada vez que los intereses intentenesconderla. El dilema se presenta cuando su conocimiento puede poneren peligro la convivencia social. Otra vez la decisin no puede sinoser personal.

    Y qu decir de la nuevas formas de secreto que impone el sistemacientfico-tecnolgico, donde la falta de formacin especializada delcomunicador unida al carcter inapelable que parece residir en lasdecisiones fundadas en la ciencia o la tcnica, velan los intereses enjuego. A esta modalidad de secreto se le rinde culto en el mundomoderno, y es mucho ms peligrosa que la del poder puro, pues provienede una manipulacin de la ciencia, de la tecnologa. As las decisionesaparecen encubiertas por esa ganga de los cientficos, de lo tcnico,que parece tornar innecesaria la accin de descubrir que es lo que hubopor detrs y que, en ocasiones, es imperativo hacerlo.

    A ttulo de ejemplo, sin entrar en la casustica, deseo recordarun tratamiento dado, en algunos peridicos, a una noticia originadaen Chuquisaca, donde unas comunidades pedan alfabetizacin enespaol y no en lengua verncula. La noticia sali acompaada dealgunas reacciones en la prensa. Una de ellas justamente nos muestralos lmites que suele poner la ciencia a la informacin. El periodistapoco adentrado en el problema y partidario de la educacin intercultural,bilinge, criticaba a los campesinos por no estar bien informados ydesconocer las ventajas pedaggicas de esa modalidad de enseanza.

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    Aqu hay una toma de posicin respecto a un hecho con relacin alcual el periodista no estaba informado ni tena la capacidad, aunquerenda culto a la ciencia. Si bien el campo es sumamente polmicoy hay, por supuesto, investigaciones que niegan las ventajas de laalfabetizacin bilinge y otras que la afirman, la falta de formacindel autor conduce a atribuir el carcter de necesidad a lo que es unacto de poltica, pasando incluso por alto las aspiraciones y deseosde los interesados. Sacralizacin de las decisiones de la tcnica unidaal secreto de sus orgenes.

    Quisiera desarrollar, finalmente, dos aspectos que han sidotocados en las exposiciones precedentes, sin ningn nimo polmico.El primero es el papel atribuido a los medios de comunicacin deconciencia y de gua de la sociedad o, ms modestamente, de gua dela opinin pblica. Visin casi paradigmtica del compromiso delintelectual, tpica del siglo pasado, representante del inters comn,cruzado de los derechos y libertades universales, ajeno a unaconcepcin, ms de ahora que de ayer, de la responsabilidad y capacidadde nuestros contemporneos para formar criterio, aunque para ejerceresas potencialidades requiere de informacin antes que deadoctrinamiento.

    Lo curioso es que este tipo de planteamientos se hacen en unasociedad donde han comenzado a penetrar lo que se suelen llamar lassensibilidades posmodernas, y la verdad es que yo comparto los puntosde vista de J. Gramunt, porque no soy un hombre posmoderno, peroindudablemente la sociedad se ha ido volviendo posmoderna. Unasociedad que comienza a dudar que exista una sola verdad, una solaforma de tica. Personalmente no comparto la opinin, pero tampocopuedo negar que en el mundo moderno se estn manifestando otraspercepciones que son justamente las que respaldan el multiculturalismo,

    lo pluri-multi, etc. Este es otro tipo de sensibilidades escpticas frentea la verdad nica y a la tica universal. Ellas chocan con la definicindel periodista como conciencia de la sociedad.

    A mi realmente me asaltan profundas dudas acerca de esacaracterizacin soberbia y despreciativa de los dems, equivalente adecirles: seores ustedes son incapaces de tomar conciencia de lo quesucede, yo les tengo que decir por donde va la cosa, les voy a revelarel significado de los hechos, de sus intereses. Nadie ha autorizadoa los hombres de prensa para jugar ese papel. Tampoco se sabe enqu se basa la pretensin, en qu visin privilegiada de la sociedadse fundamenta. Ni siquiera el de gua que, por su parte, supone valorescompartidos entre el gua y el guiado. Queda siempre la pregunta:qu procedimiento particular les permite acceder a una interpretacinms cabal de los valores en consideracin?.

    Voy al fondo del problema, al segundo aspecto que tocar: elpoder poltico y la prensa. Cierto, el periodista no debe subordinarseal poder poltico ni al econmico y todos quisiramos que as sea.Concedamos que en la prctica no se somete al poder poltico, perointenta transformarse en poder poltico, sin los riesgos que conllevaejercerlo. En un mundo democrtico el que desempea un papel polticoalgn riesgo tiene, aunque slo fuera el de someterse a elecciones, deser votado, por la poblacin a favor o en contra por las decisiones quetom. En cambio, el periodista sustituye al poltico en muchas ocasiones,pero sin ninguna responsabilidad social. Al lmite puede ser objetode crtica o tener algn problema, cuando no es el propietario del medio,con su empleador, pero no tiene la responsabilidad del poltico en lasociedad. De ah que reemplazarlo, y muchas veces lo hace, o concebirsu tarea en antagonismo, en competencia con aquel, desarrollando unplan poltico alternativo porque est convencido que es el gua, que

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    es la conciencia de la sociedad desde una posicin resguardada, noes correcto ni apropiado. Slo arriesga alguna crtica de alguien querecord el error de su propuesta, pero desde luego no va a pagar ningunafactura por la equivocacin.

    A propsito del tema conviene decir una palabra acerca de laconformacin de la opinin pblica y del desmedido papel concedidoa la encuesta. Desde luego la opinin no slo se forma por medio dela prensa, si bien es un mecanismo fundamental en el mundo moderno,sin duda no nico. La encuesta a la que ahora se recurre tanto es unatcnica totalmente atomizada, opera a travs de preguntas a individuos,que despus se las sacan de contexto y se pretende presentarlas comola opinin, cuando sta no es una sumatoria de posiciones individuales,sino el resultado de interacciones en espacios especficos. Desconocersu inters no tiene sentido, tampoco abusar de ella, reduciendo el papelde la poltica, dira a un oficio totalmente triste y ceremonial. Lainsistencia en sealar un carcter de mandato a la opinin recogidaen las encuestas, ha subordinado al poltico, lo ha transformado en unlector de encuestas en base a las cuales modifica sus proposiciones.Ha comenzado a desaparecer el verdadero poltico, capaz de asumirresponsabilidades, de decir a la sociedad, les propongo estos fines, estosvalores, que significan tal organizacin de la sociedad, frente a esteotro tipo de valores que conllevan a otra sociedad. Y con razn se quejael elector por la falta de diferencias entre los partidos, entre lospolticos, por la pobreza de las convicciones. Cmo lamentarse deque esto suceda si por otra parte se est forzando al poltico a mostrarsede la manera ms plida posible, menos personalizada?. Todos sonvictimas de lo que se llama opinin pblica, quiz complacientes. As,el poltico que debera ser el hombre que propone, que debera tenerla fuerza y la audacia de afirmar lo que quiere, y someterlo al voto,porque all se halla el ltimo arbitrio de la accin poltica. En eso

    por supuesto, todos lo sabemos, puede entrar la demagogia, perotambin hay los mecanismos para exigir el cumplimiento de lapropuesta. Los medios, no en exclusividad, han favorecido elpredominio del poltico dbil. El ideal sera aqul que equilibre laconviccin con la responsabilidad. Y no es distinto al comunicador,en cuanto exigencias. No se trata en los dos casos de figuras que semueven en la esfera pblica?. Un poltico sin conviccin no puede serun buen poltico, pero tambin tiene que tener responsabilidad, si nose convierte en un individuo de equilibrios, de combinaciones, de purosmedios, indiferente al fin, sencillamente en un poltico maniobrero.Lo uno sin lo otro da lo que a veces se llama despreciativamente lapoltica del pacto, que tambin ha sido sumamente atacada. En partela imagen negativa de la democracia proviene de los pactos. Si bienla gobernabilidad ha reposado en buena medida en ellos. Reducirlosal rodillo es tambin una caricatura. Obviamente, y todos estamos deacuerdo, somos ciudadanos conscientes, queremos la mayor discusin,el mayor debate que no siempre hay, ni en la prensa ni en el Parlamento.Sin embargo, si no hay decisiones tambin la opinin pblica reaccionanegativamente. Cmo no volver a los medios para recordar su funcinen la preservacin del orden democrtico sometido a exigencias tandispares?.

    La imagen de la poltica, de los polticos, de las institucionesrepresentativas no es positiva. Hay en ella elementos objetivos ydefiniciones subjetivas. Los polticos han hecho su parte en este estadode cosas, la prensa tambin ha contribuido. Ya lo dijo O. Pea lanoticia no es objetiva, no es una copia de la realidad, ella implica unproceso de seleccin, la adopcin de puntos de vista. El periodista tieneque saber qu ha seleccionado, que no nos est mostrando el hechotal cual es. La realidad es infinitamente rica e infinitamente inagotable,todo lo que de ella mostramos es producto de una eleccin. Y en esto

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    no conviene esconder los hilos de la trama. Una cosa, sin duda, esla opinin y otra la noticia, incluso si ella obedece a ese proceso dereconstruccin de los hechos. En el ltimo caso el deber de orientarla seleccin por las necesidades de informar debera ser un imperativo.Todo lleva una coloracin, pero cuando se informa, los colores notendran que exhibir nuestras pasiones, sino una vocacin de servicio,a menudo proclada, no siempre observada. La conciencia propia dela situacin nos llevara a todos a ser mucho ms humildes, muchoms modestos y sobre todo a reconocer que ese papel de concienciade la sociedad o de gua no se lo puede desempear con tal tranquilidad,en especial si, por el otro lado, se proclama que la tarea fundamentales la de observar y la de transmitir las noticias, porque como acabamosde ver, a travs del famoso teorema de Thomas, muchas de las cosasque ocurren en la sociedad son resultado de la manera como se laspresentaron. En oportunidades lo que no iba a suceder se produjo yaquello que iba a ocurrir finalmente no se dio, por la manera comointeracta la noticia con el pblico. Por eso, la charla se ha centradosobre la tica. Creo que una redefinicin de las tareas del hombrede prensa, de la forma como concibe el oficio sera saludable parala democracia, la sociedad y los medios de comunicacin en un mundode cambios permanentes.

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    "EXISTE LA NECESIDAD DE UNA LEY DECOMUNICACION SOCIAL?

    Carlos F. Toranzo Roca

    Luego del conjunto de exposiciones realizadas, la tarea que mecompete, ms que fijar si hay o no la necesidad de una ley decomunicacin social, es tratar de hacer una suerte de resumen de ladiscusin, destacando los elementos salientes. Sern los expositoreso los lectores quienes deban concluir si existe la necesidad de eseinstrumento jurdico.

    La sntesis ser desarrollada haciendo el seguimiento a estospuntos:

    1.- Aspectos globales o de marco de la discusin

    2.- Sobre objetivos y tica

    3.- Acerca de las modalidades de la informacin o del informar

    4.- Aspectos relativos a la ley

    1.- Aspectos globales o marco de la discusin

    Primero que nada, hay un elemento de marco o de punto de partidaque se refiere a la situacin contempornea que muestra la conversinde los medios de comunicacin en una nueva o, quiz, en la ms

    poderosa mediacin poltica entre el Estado y la sociedad, fenmenoa partir del cual los medios vienen a sustituir o, intentar reemplazara los partidos en la funcin de mediacin poltica.

    Pero, inmediatamente despus de haberse constituido en esemediador poltico surge la pregunta de quin les otorga autoridad queposeen para hacer esa mediacin y cmo se administra ese poder, pueshasta ahora parecera que no existe ningn mecanismo jurdico o deotra naturaleza, a partir del cual realizar un control o seguimiento dela forma en que realizan la mencionada mediacin.

    Vivimos en un marco en el cual aumenta la informalidad poltica,por tanto, eso explica los fenmenos de expropiacin de los espaciosde la poltica a los partidos polticos, en efecto, lo que en el pasadoera manejado de manera monoplica por los partidos, ahora pasa a seradministrado por otras instituciones u organismos, justamente por esocrecen los espacios de acceso a la poltica que son manejados odominados por los medios de comunicacin, ese proceso ha conducidoa un incremento de la influencia de los medios de comunicacin paradefinir los resultados de la poltica. Empero, paralelamente no hancrecido las responsabilidades que deberan poseer esos medios paramoverse con cautela en el espacio que se les abri. Los fenmenosmencionados conducen a la sociedad a exigir a los medios comunicaciny a los comunicadores la toma de conciencia de la ampliacin de supoder que, seguramente, es paralela al incremento de la cobertura queposeen, no se olvide el aumento del espacio de cobertura que poseenlos medios electrnicos en el presente. La norma de convivencia detoda sociedad expresa que el poder de cualquier institucin debe sercontrolada o, cuando menos, regulado, cuestin que no sucede an eneste campo.

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    El incremento del poder de los medios de comunicacin va dela mano con la deslegitimacin de las instituciones tradicionales dela democracia, se ilustra por medio de la deslegitimacin de los partidos,del parlamento, lo cual, por ejemplo, conduce a que se acreciente elrol de fiscalizacin de los medios de comunicacin. Pero lo curiosoes que aumentando el rol fiscalizador que poseen los medios decomunicacin, existe la paradoja de que es poco posible fiscalizar alos medios de comunicacin, cuando menos es un hecho que no existenmecanismos para efectuar el accountability de sus actos.

    Hay quienes sugieren que no se debe creer a pie juntillas el gradoelevado de legitimidad que podran poseer los medios de comunicacin,en especial respecto de otras instituciones, pues se expresa que en unanlisis ms fino sera posible advertir que muchos medios no poseenlegitimidad y no son vistos con consideracin por la poblacin. Mstodava, se cree que se debera des-sacralizar la opinin de los medios,pues ella, como cualquiera otra est sujeta al error; se postula, adems,que una buena opcin es la de entenderlos no como una institucinsagrada sino, ms bien, nicamente como un institucin que realizauna funcin de utilidad pblica.

    Una pregunta que no deja de tener importancia es la que expresala necesidad de realizar investigaciones para conocer en qu medidalos propios medios influyen en la deslegitimacin de algunasinstituciones de la democracia, pues se expresa que normalmente losmedios aumentan el volumen respecto de las carencias, por ejemplo,de los partidos o del parlamento, sin reconocer las virtudes que puedantener, razn por la cual aumentaran la visin negativa que sobre esasinstituciones pueda tener la poblacin. Ms todava, hay quienes insistenque debe haber un control social respecto de la relacin de competenciaque se podra dar entre los partidos y los medios de comunicacin,en su intento de ser los mediadores de la sociedad con el Estado.

    Un elemento que se sugiere tenerlo siempre como premisa enel anlisis de este tema, es la posibilidad de una subordinacin de losmedios y de los comunicadores al poder poltico y la tensin que surgeentre ambos para evitar que ese influjo se materialice. La verificacinemprica de lo que sucede en varios pases expresa que es crecientela influencia del poder poltico en los medios, sin que todava estnmuy claras las formas para evitarlo.

    Otro tema que surge en la discusin es que algunos medios decomunicacin o muchos comunicadores insisten en el hecho de queellos han devenido, por la fuerza de las circunstancias, en la concienciade la sociedad, pero, paralelamente se insiste en que quizs, de maneraequivalente, no han tomado conciencia del poder que han alcanzado,para as administrarlo con plena pulcritud.

    De todas maneras, respecto de este tema se insiste en saber siesa consideracin de conciencia de la sociedad, o de modo ms tenue,guas de la opinin pblica, parte de los comunicadores como unaautodefinicin o es, evidente y realmente, una forma de comprensinde la sociedad respecto de los medios. En cambio, en lo que habramenos conflicto, es en la comprensin de los medios y de loscomunicadores, no necesariamente como conciencia de la sociedad,sino como formadores de opinin pblica.

    De todas formas, se insiste en que aunque los medios decomunicacin no se crean a s mismos como la conciencia de lasociedad, esto es, que an sin creerlo, de modo fctico asumen esepapel sin que nadie les haya delegado el cumplimiento de esa funcin.

    El incremento del grado de participacin de los medios en lapoltica, o su conversin en el mediador por excelencia entre el Estadoy sociedad, est generando otro problema, la conversin de los

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    comunicadores en polticos o la transicin del comunicador a poltico;ese hecho, de alguna manera, estara elitizando la poltica o, cuandomenos, le estara quitando su carcter democrtico, puesto que lacompetencia entre quienes poseen medios o el acceso a stos, frentea los que no poseen esa facilidad, se resolvera en favor de los primeros,debido a esa asimetra que los premia. Se seala que el ptimo seraubicar a los contendientes en igualdad de condiciones en cuanto tocaal acceso a los medios.

    Analizando esta temtica hay quienes insisten en que se deberalimitar o, por lo menos regular, la accin de los comunicadores comopolticos, pues los primeros estaran asumiendo las tareas de los polticossin cargar el peso de los costos o de las responsabilidades que eso implica.

    Otro hecho que merece anlisis es el correspondiente al influjoque tienen en definicin de la titularidad del poder, pues es conocidoque muchos medios de comunicacin actan con desmesura en lascampaas polticas, influyendo de manera determinante en losresultados electorales. Se cree que las distorsiones del voto popularcausadas por esa actuacin de los medios deberan ser reguladaslegalmente mediante disposiciones jurdicas cuyo objetivo se dirija aobtener un uso adecuado de los medios.

    2.- Sobre objetivos y tica

    En este mbito se insiste en que los comunicadores y los mediosde comunicacin debiesen estar apuntalando la bsqueda de la verdady la justicia o, por lo menos, no deberan promover la injusticia, paraser consecuentes con esto, su trabajo debera consistir en generaractitudes racionales de la audiencia, de los lectores. Hay quienesinsisten que a esa actitud racional se le debera agregar la necesidadde formar una opinin pblica sensible al tema social.

    Sin embargo, se discute cul puede ser la verdad, esto es, laverdad nica en un mundo postmoderno, en una realidad multiculturaly de una diversidad social tan extensa como la existente en Bolivia;es ms, se plantea la posibilidad de que en realidades tan diversascomo la boliviana, bien se podra hablar de verdades relativas,correspondientes a cada actor social, a cada forma cultural de mirarla realidad.

    En cambio, hay quienes ubican objetivos ms modestos comolos referidos a la bsqueda de una conducta honesta y humilde en laactividad de la informacin. Esto se asocia a una necesidad cotidianade respeto por los distintos actores respecto de los cuales se dainformacin, de demostracin de tolerancia por las opiniones de esosactores diversos que conforman la sociedad.

    Se sostiene que un elemento importante de la tica es aquel queconduce a que la conducta est normada no por el rating, comotendencialmente suele ocurrir, sino por la necesidad de brindarinformacin; en los casos en que la accin de los medios decomunicacin slo se estara guiando por el rating, se estaradespreciando una actitud tica.

    Se anota que los medios de comunicacin estn constantementefrente a presiones dirigidas a cortar la plena libertad que se deberatener para entregar informacin, estaran frente al poder pblico quees creciente y, claro est, tambin frente a mltiples poderes privadosque tienden a comprimir la libertad de informacin. Es ms, se expresaque el poder de estos ltimos es creciente, razn por la cual la compresinde la libertad al informar podra venir ms de estos ltimos.

    Justamente, se apunta el hecho de que tendencialmente loscontenidos de la informacin se dirigen a asociarse a la propiedad de

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    los medios de comunicacin. Hay muchas ilustraciones prcticas deesto, pues muchos comunicadores han perdido o pueden perder sufuente de empleo, en los casos en que no han sido concordantes conla emisin de los contenidos propuesta por los propietarios de losmedios de comunicacin. Esta va a ser una tensin constante de loscomunicadores en la cual vivirn, inclinados a informar de maneraimparcial, frente a una necesidad de los propietarios que prefierencierto tipo de sesgos. En un mundo en que se privatiza cada vez ms,en que se monopoliza cada vez ms la propiedad, incluso de los mediosde comunicacin, es posible que se vayan perdiendo las libertades queposean en el pasado los comunicadores para informar, por tanto, elfuturo abrir un terreno de disputa ms fuerte entre comunicadores ylos propietarios.

    Se sugiere que una comprensin del trabajo de los medios esaquella que se inclina por darles un rol pedaggico de la sociedad,que los inclina a informar sobre aquello que es relevante y poseeimportancia para el pas, eludiendo o disminuyendo la jerarqua deaquello que da rating, pero no es formativo. En esta medida la laborinformativa sera de acompaamiento y de refuerzo a la labor educativa.

    Asimismo, se cree que una labor de los medios consistira entransparentar la informacin para que los agentes sociales puedanactuar mejor o puedan tomar decisiones, pero esa accin de transparentarchocara con el secretismo pblico de la informacin, este ltimo, porejemplo habra sido clave en el ocultamiento de la corrupcin. Quizsel tratamiento poco serio de esta ltima, su manejo, muchas vecesamarillista, haya incidido en el reforzamiento del secretismo pblico.Por ello, se cree que se debe avanzar paralelamente en dos direcciones,por un lado, generar seriedad en la informacin y, por el otro, lograrque la informacin sea un bien pblico, rompiendo el secreto de lainformacin.

    Otro elemento que se apunta como una necesidad es el de limitarlos grados de autoritarismo con los cuales actuaran diversos mediosde comunicacin, pues se seala que su actitud dura, a veces autoritaria,genera fuertes grados de inhibicin en muchos actores polticos, ociudadanos que no pueden discutir de igual a igual con quienes tienenacceso a los medios. Una noticia mal dada, sin fuente de informacin,no siempre genera disculpa del medio, sino que puede perjudicar alciudadano, pero ste posee temor de discutir con los medios o de pediraclaraciones sobre la incorreccin de las informaciones vertidas.

    El caso que explot en Condepa, habra mostrado un ejemploen el cual muchos polticos y ciudadanos habran logrado romper,quizs por un instante, inhibiciones frente a un medio de comunicacinque normalmente penalizaba de modo excesivo a quienes discrepabancon l. En efecto, en ese episodio, muchos polticos y ciudadanosdevolvieron las adjetivaciones que haban recibido por mucho tiempo,pero a las cuales no podan responder por el temor que pueden generaralgunos medios.

    Al analizar este tema se plantea un problema mucho ms general,se refiere a la discordancia que existe entre la aceptacin discursivade la democracia y la subsistencia de actitudes cotidianas anti-democrticas. Esto abarcara a los medios, a los partidos, a la casitotalidad de nuestras instituciones y estara expresando un dficit decultura democrtica.

    Algunos insisten en que uno de los objetivos de los mediosdebera ser el de crear voz para los actores que no tengan voz, buscandoun destino hacia adelante para ellos, si bien esa idea plantea la existenciade una alta sensibilidad social, sin embargo, conduce a preguntarsesi un objetivo de esa naturaleza no estara politizando demasiado lalabor de los medios de comunicacin.

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    Paralelamente se plantea que es una evidencia que en todas lassociedades crecen demasiado algunos poderes, incluidos los de loscomunicadores y de los medios, por tanto, se cree que la labor deinformar debera dirigirse a morigerar esos poderes excesivos, incluidoslos de los comunicadores. Por ello, conociendo que no hay una verdadobjetiva, sin embargo, sera preciso no hacer la apologa de esos poderesque creen tener la propiedad de la verdad objetiva, ni tampoco daracceso nicamente a las verdades subjetivas del comunicador o de laposicin de los propietarios de los medios. En suma, esto implicarainformar sobre la realidad, sin absolutizar la opinin o la verdad delcomunicador. Esto implicara rescatar la tica de la responsabilidady de la conviccin.

    3.- Acerca de las modalidades de la informacin o del informar

    Un tema crucial que sale en la mesa de discusin y que tieneque ver con todas la esferas profesionales, es el hecho de ausencia deformacin con plena calificacin para desarrollar cualquier tarea, y lograve es que en la esfera de los comunicadores esas carencias tienenimpactos demasiado ntidos sobre la poblacin. La ausencia deformacin profesional en los comunicadores lamentablementedevendra en faltas a la tica, en efecto, se puede violar fcilmentela tica cuando se tiene ausencia de profesionalismo y falta decalificacin para informar. Curiosamente la reivindicacin de loscomunicadores de mejorar sus condiciones profesionales no slodevendra en la generacin de una mejora en la informacin, sino quepodra traducirse tambin en resultados positivos en el plano tico.

    La mejora de la calificacin profesional de los comunicadorespuede acercarse a la entrega de informacin objetiva, ms concordantecon lo que sucede en la realidad, alejando as las visiones subjetivaso los prejuicios con los cuales operan los comunicadores.

    En la medida en que se masifican los medios de comunicacinsera una necesidad generar una informacin para los ms y no unainformacin cifrada para sectores minoritarios de la poblacin, esoexige un esfuerzo adicional de los comunicadores desplegando unalabor didctica de entrega de la noticia. Es ms, inclusive el reto noconsistira solamente en dar una informacin global y general, que malque mal es elaborada por muchas cadenas informativas, sino que eldesafo consistira tambin en entregar una informacin regionalizada.

    En muchos pases del extranjero una de las malas costumbresde los medios de comunicacin ha sido penetrar en la vida de lospolticos o, en general, de los ciudadanos, para el caso boliviano seexpresa que una norma de oro debera consistir en el respeto de la vidaprivada de los sujetos.

    Asimismo, se postula que es necesario generar mecanismos enlos medios de comunicacin dirigidos a romper la inermidad que poseenlos polticos o todos los ciudadanos ante la entrega de noticiasequivocadas o mal intencionadas. Hasta hoy esa inermidad ha conducidoa que los ciudadanos opten por asumir una actitud sagaz, no discutir,no disentir contra los medios, para no verse ms perjudicados, lo cualobviamente avala la actitud autoritaria que tuvieron muchos medios.

    Aunque es evidente que la privatizacin y la presencia delmonopolio toca tambin a los medios, se cree que es conveniente, parauna buena entrega de informacin, diversificar las fuentes deinformacin con las cuales se trabaja, para as garantizar el acceso adiferentes puntos de vista.

    Un plano de la discusin se ubica en la necesidad de eludir elsecretismo pblico, incrementando la transparencia de la informacin.Pero, paralelamente se conoce que las formas ms sofisticadas del

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    secretismo usadas por el Estado consiste en la entrega cifrada o tcnicade la informacin, para lo cual el antdoto consistira en la mejora dela calificacin profesional de los comunicadores y el trabajo didcticoque deben realizar stos para entregar la informacin al pblico. Peroparalelamente se insiste en que el comunicador debe conocer muy biencules son los lmites ticos de la transparencia, pues en muchos casosel mal uso de los derechos de la transparencia habran conducido aperjudicar a la propia poblacin.

    Un elemento en el cual se insiste mucho es el referido a nomezclar juicios de valor con informacin, la prctica normal consistiraen confundirlos, con resultados ntidos de desinformacin y, muchasveces, de manipulacin de la informacin.

    Otra recomendacin clave es la que seala no considerar al rumorcomo informacin, costumbre demasiado arraigada en la conducta delos comunicadores.

    De otra parte,