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308 Sobre sueños, casas y paisajes: Alejandro de la Sota y Alberto Campo Baeza Galván Desvaux, Noelia Universidad de Valladolid, Departamento de Urbanismo y Representación de la Arquitectura, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Valladolid, España, [email protected] Resumen El término sueño, como ensoñación, procede del latino somnium y se refiere al anhelo que nos lleva a representar sucesos imaginados. Y no hay mejor soñador que el arquitecto, aquel que como Louis Kahn afirmaba, sueña espacios llenos de maravilla que al tratar de trasladar al papel algunas veces se desvanecen. Muchos fueron los arquitectos españoles de la modernidad que inspiraron sus sueños en la casa, anhelando hallar el hábitat simbólico que a partir de los años cincuenta se extendía desde el extranjero a través de los postulados de Heidegger y de las reuniones de los CIAM entre otros. Alejandro de la Sota no fue una excepción, a pesar de su trayectoria atípica dentro del panorama español. Dedicó gran parte de su escasa pero intensa producción a la vivienda y experimentó en ella como lo hacían sus coetáneos europeos, como en las casa de Mies o en las de Jacobsen. Con muy poco, con la tradición de una mano y la modernidad de la otra. Las casas soñadas por de la Sota son casas que reinterpretaban los arquetipos del habitar humano -la tapia, la cabaña, el patio- y desde estas claves se convirtieron en un laboratorio experimental que le permitió al arquitecto obras mayores tan reconocidas como el Gimnasio Maravillas. Curiosamente, muchas de esas viviendas no fueron construidas. Desde la casa que en 1951 diseñase en Tánger, pasando por las viviendas prefabricadas de 1965 para la urbanización Bahía Bella, hasta llegar a las famosas casas en Alcudia de 1984. Todas fueron realizados por de la Sota con voluntad de ser construidas dentro de su anhelo por crear una arquitectura domestica comercial de calidad. En sus sueños, el arquitecto español se veía interpretando el paisaje del Mediterráneo, atrapando el mar tras los muros de vidrio y asentando sus tapias de piedra en el terreno. Pero por desgracia de estos proyectos tan sólo nos han llegado sus maravillosos dibujos. Trazos de la famosa casa soñada que de la Sota proponía como ejercicio a sus alumnos de la Escuela de Madrid. Entre sus discípulos otro gran arquitecto español, Alberto Campo Baeza, que en la actualidad sigue planteando en sus clases el difícil encargo de diseñar la casa más hermosa del mundo. Como las casa soñadas de Alejandro de la Sota en Alcudia, que nunca llegó a construir, Campo Baeza trata de aprender a construir los sueños a través de sus viviendas. Tipos de casas herederas de las de su maestro -la casa de Blas, la casa Olnick, la casa Rufo. Las casas de Campo Baeza que se asientan en la tierra bajo el cielo, sus casas baldaquino sobre la plataforma, que son también las casas en Alcudia. Casas soñadas por de la Sota, de las que tan sólo conservamos trazos e ideas, pero que han sido fuente de inspiración para las generaciones siguientes y nos enseñan una lección fundamental para el momento actual: en arquitectura los sueños que no se construyen no está realmente perdidos, tan sólo está esperando las circunstancias adecuadas. Palabras clave: De la Sota, casa, sueño, paisaje, Campo Baeza

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Sobre sueños, casas y paisajes: Alejandro de la Sota y Alberto Campo Baeza Galván Desvaux, Noelia Universidad de Valladolid, Departamento de Urbanismo y Representación de la Arquitectura, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Valladolid, España, [email protected] Resumen El término sueño, como ensoñación, procede del latino somnium y se refiere al anhelo que nos lleva a representar sucesos imaginados. Y no hay mejor soñador que el arquitecto, aquel que como Louis Kahn afirmaba, sueña espacios llenos de maravilla que al tratar de trasladar al papel algunas veces se desvanecen. Muchos fueron los arquitectos españoles de la modernidad que inspiraron sus sueños en la casa, anhelando hallar el hábitat simbólico que a partir de los años cincuenta se extendía desde el extranjero a través de los postulados de Heidegger y de las reuniones de los CIAM entre otros. Alejandro de la Sota no fue una excepción, a pesar de su trayectoria atípica dentro del panorama español. Dedicó gran parte de su escasa pero intensa producción a la vivienda y experimentó en ella como lo hacían sus coetáneos europeos, como en las casa de Mies o en las de Jacobsen. Con muy poco, con la tradición de una mano y la modernidad de la otra. Las casas soñadas por de la Sota son casas que reinterpretaban los arquetipos del habitar humano -la tapia, la cabaña, el patio- y desde estas claves se convirtieron en un laboratorio experimental que le permitió al arquitecto obras mayores tan reconocidas como el Gimnasio Maravillas. Curiosamente, muchas de esas viviendas no fueron construidas. Desde la casa que en 1951 diseñase en Tánger, pasando por las viviendas prefabricadas de 1965 para la urbanización Bahía Bella, hasta llegar a las famosas casas en Alcudia de 1984. Todas fueron realizados por de la Sota con voluntad de ser construidas dentro de su anhelo por crear una arquitectura domestica comercial de calidad. En sus sueños, el arquitecto español se veía interpretando el paisaje del Mediterráneo, atrapando el mar tras los muros de vidrio y asentando sus tapias de piedra en el terreno. Pero por desgracia de estos proyectos tan sólo nos han llegado sus maravillosos dibujos. Trazos de la famosa casa soñada que de la Sota proponía como ejercicio a sus alumnos de la Escuela de Madrid. Entre sus discípulos otro gran arquitecto español, Alberto Campo Baeza, que en la actualidad sigue planteando en sus clases el difícil encargo de diseñar la casa más hermosa del mundo. Como las casa soñadas de Alejandro de la Sota en Alcudia, que nunca llegó a construir, Campo Baeza trata de aprender a construir los sueños a través de sus viviendas. Tipos de casas herederas de las de su maestro -la casa de Blas, la casa Olnick, la casa Rufo. Las casas de Campo Baeza que se asientan en la tierra bajo el cielo, sus casas baldaquino sobre la plataforma, que son también las casas en Alcudia. Casas soñadas por de la Sota, de las que tan sólo conservamos trazos e ideas, pero que han sido fuente de inspiración para las generaciones siguientes y nos enseñan una lección fundamental para el momento actual: en arquitectura los sueños que no se construyen no está realmente perdidos, tan sólo está esperando las circunstancias adecuadas. Palabras clave: De la Sota, casa, sueño, paisaje, Campo Baeza

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Sobre sueños El término sueño, como ensoñación, procede del latino somnium y se refiere al anhelo que nos lleva a representar sucesos imaginados. Y no hay mejor soñador que el arquitecto, aquel que como Louis Kahn afirmaba, sueña espacios llenos de maravilla que al tratar de trasladar al papel algunas veces se desvanecen (Kahn 1969, 13). Alejandro de la Sota fue un experto en ensoñar espacios arquitectónicos, capaz de crear en su universo imaginario refugiado tras sus meditaciones, pero reacio a dibujar antes de que esos sueños difusos tomasen forma concreta. Abogo- decía- “por no dibujar ni una sola raya mientras nuestra obra no esté definida en el interior de nuestro cerebro” (de la Sota en Navarro, 2006, 118). Sin embargo, el proyecto de Alcudia1, al que aquí hacemos referencia, posee quizás algunos de los más bellos de dibujos que de la Sota trazó para sus arquitecturas. Y no son escasos, como sucede en algunos otros proyectos, sino que en sus trazos se muestra a un arquitecto gustoso por representar un proyecto que supondría un hito profesional fundamental en su trayectoria. De modo, que el sueño de las casas de Alcudia supuso, de algún modo, un cambio, no sólo en cuanto a su ideario arquitectónico sino también en lo que al dibujo se refiere. Mucho ha sido dicho ya sobre estas casas prefabricadas, no se trata aquí de analizar de nuevo el proyecto, sino de revisar, de volver a mirar con ojos nuevos, esos dibujos tan mimados por un arquitecto que medía con cuidado sus trazos. Y si esto era así y Alejandro de la Sota prefería pensar que dibujar, los dibujos de Alcudia deben de poseer algún motivo oculto2 que propició que ahora podamos deleitarnos con las fabulosas perspectivas (Fig.1) que el arquitecto gallego trazase sobre estas pequeñas viviendas a medio camino entre el monte y el mar.

(Fig. 1) Casas en Alcudia. Fundación Alejandro de la Sota Y es que los apuntes de Alcudia no son dibujos de proyecto, sino de vida. De un modo de vida en cambio que debía ser reflejado por la arquitectura, y de un habitante que de pronto tomaba las riendas del espacio que le era propio. Se trataba de la insatisfacción del hombre por la casa en la que vivía, que en muchos casos no sólo es culpa de quien habita, sino también del arquitecto (Campo Baeza, 2000, 55). Arquitectos que se habían olvidado de soñar, y que habían despojado así a la vivienda de sus espacios. Muchos fueron los arquitectos españoles de la época que inspiraron sus sueños en la casa, anhelando hallar el hábitat simbólico que se propugnaba desde el extranjero. Alejandro de la Sota no fue una excepción, a pesar de su trayectoria atípica dentro del panorama español. Dedicó gran parte de su escasa pero intensa producción a la vivienda y experimentó en ella como lo hacían sus coetáneos europeos, como en las casa de Mies o en las de Jacobsen. Con muy poco, con la tradición de una mano y la modernidad de la otra. Este intento por recuperar la casa del hombre comenzaría poco antes de los años cincuenta, cuando la cultura arquitectónica del momento comenzaba a darse cuenta de que la vivienda ya no era una “máquina de habitar” sino “la concha, el cascarón, del hombre” como propondría Elien Grey. A partir de esta época, los cincuenta, se investigaría en torno al habitar humano, no sólo desde la arquitectura, sino también desde la filosofía y el arte, iniciativas todas encaminadas a la necesidad de retomar la habitación para construir la casa y para devolver al hombre al origen del habitar. “La casa es el abrigo”, dice Álvaro Siza (2006, 149); “la habitación es el comienzo de la arquitectura, un mundo dentro de otro mundo; es nuestro y nos ofrece una medida de nosotros mismos” dice Louis Kahn (1972, 124).

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Las casas de Alcudia son ejercicios de aprendizaje: de aprender a habitar. Están construidas y pensadas desde el habitar, son la casa soñada que el hombre añora, el lugar donde puede ser feliz. Sobre casas “Un arquitecto hace casas. Un arquitecto es una casa” dice Campo Baeza. Palladio la Villa Rotonda, Mies es la casa Farnsworth, Le Corbusier la Villa Savoya, Utzon es Can de Lis y probablemente de la Sota sea las casas de Alcudia. Pues un arquitecto debe intentar hacer las casas más hermosas, que reflejen los cambios del modo de vida y que integren la tecnología. Eso es Alcudia y esas son las claves del habitar humano. Para Walter Benjamín habitar significa dejar huellas, y en estas trazas de la existencia el hombre demuestra sus hábitos. La etimología griega del término hábito, habitus3, se refiere a lo habido o tenido, es decir, a la posesión de nuestras capacidades o potencias a través de nuestros actos. La huella de la vida, el reflejo de nuestras acciones y costumbres, se concreta en rastros, señales, vestigios del que vive. Luego la habitación, como huella de la vida, es la traslación de nuestros hábitos, y es en ellos en los que podremos encontrar la verdadera esencia del habitar. Los dibujos de las casas de Alcudia nos hablan de un modo de vida distinto, de un tiempo de verano, de vacaciones y gafas de sol como de la Sota traza en sus vistas. La arquitectura casi no se deja ver (Fig.2), se oculta entre toldos y enredaderas.

(Fig. 2) Casas en Alcudia. Fundación Alejandro de la Sota Son visiones poéticas de la vida lúdica y los personajes que las habitan también asumen esta nueva condición. Escenas contemplativas, quizás un poco místicas, en las que los personas experimentan un espacio (Fig.3) y nos transmitían sus sensaciones a través de los objetos –la piscina, un coche deportivo o una tumbona. De esta forma de la Sota nos hace partícipes de sus espacios, nos sentimos protagonistas de sus perspectivas, ya que cualquiera podría vivir esa experiencia. No son dibujos medidos, todo lo contrario, son expresivos y a veces coloristas, pero su efectividad es más que evidente. Nos atraen porque cuentan historias que pertenecían al mundo imaginario del arquitecto. La atmósfera que trasmiten, con su carácter extrasensorial, es difícil de aprehender en una imagen, pero de la Sota poseía una extraordinaria habilidad para dotar de intimidad sus dibujos, sobre todo los que trazó para estas casas.

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(Fig. 3) Casas en Alcudia. Fundación Alejandro de la Sota Pero esta visión de la casa de vacaciones no era nueva, y en cierto modo y casi cuarenta años después, de la Sota la compartía de nuevo con los precursores españoles de la modernidad arquitectónica de los años treinta. Las casas de vacaciones españolas de esa época apostaron por la introducción de un concepto que no era tanto físico como ideológico, por el week-end como anunciaba la revista AC. Los arquitectos dieron forma a los sueños vacacionales de aquellos que tenía el dinero para construirse una casa en el borde del mar. Pero también quisieron cambiar la sociedad para dotar a la clase obrera de las merecidas vacaciones. El tiempo de ocio resultaba imprescindible, en una sociedad imbuida en la vorágine de la masificación de las ciudades, pero las formas del racionalismo puro no servían para expresar estas ideas. Así que nuestros los arquitectos recurrieron a aquello que se encontraba al alcance de sus manos, a la arquitectura que desde hacía siglos se venía desarrollando en la orillas del mar Mediterraneo. Y ese arquetipo de muros encalados y piedras del lugar, con cubiertas aterrazadas y vistas al horizonte, se encontraba ahora al alcance de cualquiera. O así quisieron que fuese los arquitectos del GATEPAC. Desde Canarias con el arquitecto Martín-Fernandez de la Torre, constructor incansable de casas para la clase acomodada, hasta las pequeñas casas del Garraf de Sert y Torres Clavé. Una arquitectura comercial profunda lo llamaba Alejandro de la Sota, y que como afirma Navarro Baldewerg (1998) de la Sota llevaba tiempo intentando desarrollar. Basada en lo tecnológico pero también en el lugar y en el modo de vida. Sobre paisajes Al hablar del estilo de vida y de los hábitos no podemos olvidar la referencia directa al concepto de límite, raum, de Heidegger4. Entendiendo que la arquitectura no es donde algo termina sino a partir de donde comienza, la delimitación y sublimación de un espacio natural. Los hábitos, por lo tanto, crean la región del espacio que se va a adaptar a nuestras acciones o pensamientos. El límite y su forma se trazan desde el interior del ámbito y describe todas nuestras posibles trayectorias5. Si la cubierta de las casas de Alcudia refugia la vida del hombre moderno, el baldaquino que se apoya sobre ella libera sus costumbres y hábitos, proponiendo un espacio flexible y abierto a su entorno donde poder reencontrar el contacto con el paisaje. No por casualidad, cuando de la Sota dibuja sus casas (Fig.4), representa los elementos básicos de cubierta, carpintería y muro, al que añade un cuarto, el paisaje.

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(Fig. 4) Casas en Alcudia. Fundación Alejandro de la Sota De la Sota lo tenía claro cuando tras la visita al emplazamiento afirmaba que “la única forma de tener a un grupo de gente a gusto, codo con codo, es debajo de una sombrilla en la playa”. Y así, como simbolizan sus dibujos, la casa se posa sobre el paisaje, y al hacerlo lo convierte en lugar. Un lugar que trata de disolver la geometría de la casa y de ponerla en relación con la tierra, como propugnaba Wright, a pesar de la ligereza de su estructura. De modo que, en su búsqueda del orden, de la Sota convierte parte de la casa en un umbral, haciendo evidente la separación entre lo público y lo privado, y que esta sea una celebración de la vida doméstica. Las casas de Alcudia se sitúan en el lugar de un modo casi casual. De la Sota coloca la casa sobre el terreno como si tan sólo crease la cubierta, un plano que divide el cielo la tierra, con vistas al mar y que cobija al hombre, apoyada sobre unos pocos puntos. Bajo esta cubierta se encuentra la casa, referencia constante a la horizontalidad del cielo y de la línea de horizonte. Al igual que las casas usonianas de Wright, las casas de Alcudia se coloca directamente sobre la tierra, sobre una “alfombra” y bajo esta, que le otorgan una de sus características más novedosas: su continuidad. La transición entre el terreno y el interior resulta de la caracterización del pavimento, y lo que ocurre en esta transición demuestra la condición horizontal de las casas. La disolución del umbral se realiza a través pocos elementos (Fig.5); unos muros, el suelo y la cubierta, pero sobre todo se lleva a cabo en los espacios intermedios. De la Sota gustará de estos espacios, tan típicos de la tradición de la casa mediterranea; espacios cubiertos a medio camino entre interior y exterior. “Desde Pompeya, hasta Mies, en España no se diga, aparece el patio: interior si la casa da para tanto y adyacente, contiguo, hecho con tapias, si no llegamos a tanto. Es un hecho tan notorio el de poseer notoriamente naturaleza que no existe nada tan ligado al paisaje como la tapia campesina (�) Dentro de ellas la vida íntima, cubriendo el espacio por ellas determinado con parras, enredaderas, toldos. Viviremos en toda la pequeña parcela que así hemos convertido en la más grande de las casas” (de la Sota, 1984).

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(Fig. 5) Casas en Alcudia. Fundación Alejandro de la Sota Las casas de Alcudia no son tan sólo el espacio contenido por sus muros, sino que sobre todo son porque existen esos espacios intermedios entre ellas. Zonas de paso que conectan la calle y el espacio trasero, patios y aparcamiento, porches, lucernarios y zonas delimitadas por muros bajos que escapan de la cubierta. De la Sota nos muestra todo esto en sus perspectivas, los espacios y la vida que los habitantes desarrollan en ellos, como si se tratase de una descripción gráfica de las palabras de Pierre Koenig, uno de los arquitectos de las Case Study Houses: “Como la vida en el exterior pasó a ser más importante, sentimos que las casas debían reflejarlo. El espacio exterior se convirtió en una continuación del espacio interior; los edificios bajaron a nivel del suelo para que el exterior pudiese continuar en el interior. El vidrio se usó para extender el espacio interior visualmente. El garaje se desplazó a la fachada de la vivienda y se introdujeron los garajes abiertos. La planta libre permitía la interacción de la familia a un mayor nivel, especialmente durante las comidas. Comer, jugar, y las labores domésticas se realizaban en un mismo espacio en vez de en habitaciones individuales. La arquitectura consistía en un estudio social” (Koenig en Esguevillas, 2009, 36). Resulta sorprendente estudiar la implantación de las casas que de la Sota muestra en algunos dibujos del conjunto. La agrupación responde a la búsqueda de un entorno idealizado adaptándose a la topografía; de modo que, el esbozo de calles que acceden a las viviendas queda integrado en el entorno natural, donde se busca el equilibrio y la permeabilidad entre la casa y el lugar. Las casas en Alcudia que de la Sota presentara a la multinacional que las había encargado eran el resultado de tres ámbitos distintos; el programa doméstico, que tenía que ver con la vida de los usuarios; la relación con el lugar y su implantación geográfica; y la tecnificación de la construcción, resuelta en este caso a través de los paneles prefabricados metálicos. Los dibujos del proyecto nos muestran un de la Sota en estado de contradicción interna, luchando contra una propiedad que no creía que sólo mediante la sistematización constructiva y la prefabricación6 se pudiera lograr el tipo de arquitectura óptima7. Sobre casas soñadas Las casas soñadas por de la Sota son casas que reinterpretan, como hemos visto, los arquetipos del habitar humano. Curiosamente, muchas de esas viviendas no fueron construidas. Desde la casa que en 1951 diseñase en Tánger, pasando por las viviendas prefabricadas de 1965 para la urbanización Bahía Bella, hasta llegar a las famosas casas en Alcudia de 1984. Todas fueron realizados por de la Sota con voluntad de ser construidas dentro de su anhelo por crear una arquitectura domestica de calidad. En sus sueños, el arquitecto español se veía interpretando el paisaje del Mediterráneo, atrapando el mar tras los muros de vidrio y asentando sus tapias de piedra en el terreno como en Alcudia. Pero por desgracia de estos proyectos tan sólo nos han llegado sus maravillosos dibujos. Trazos de la famosa casa soñada que de la Sota proponía como ejercicio a sus alumnos de la Escuela de Madrid. Entre sus discípulos otro gran arquitecto español, Alberto Campo Baeza, que en la actualidad sigue planteando en sus clases el difícil encargo de diseñar la casa más hermosa del mundo. Como las casa soñadas de Alejandro de la Sota en Alcudia, que nunca llegó a construir, Campo Baeza trata de aprender a construir los sueños a través de sus viviendas.

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Tipos de casas herederas de las de su maestro -la casa de Blas, la casa Olnick, la casa Rufo. Las casas de Campo Baeza que se asientan en la tierra bajo el cielo, sus casas baldaquino sobre la plataforma, que son también las casas en Alcudia. Como dice Heidegger (1994) “el cielo es el camino arqueado del sol, el curso de la luna, el resplandor de las estrellas, las estaciones del año y el paso de una a otra, la luz y el crepúsculo del día, oscuridad y claridad de la noche.” Habitar bajo el cielo significa permitir que la luz inunde la arquitectura y nos permita entender el paso de los días y de las estaciones. También significa cobijarnos y protegernos del exterior y de sus inclemencias. Las casas de Campo Baeza que se asientan en la tierra bajo el cielo, como las casas de Alcudia, son las casas baldaquino sobre la plataforma (Fig.6). La fusión de dos arquetipos del habitar del hombre, la cabaña sobre la cueva (Campo Baeza, 2009b, 73).

(Fig.6) Casa Olnick Spanu, Garrison, Nueva York, 2007. Archivo Alberto Campo Baeza. Semper y por extensión Kenneth Frampton8, entienden esta dualidad en cuanto a su naturaleza estructural, lo tectónico y lo estereotómico. Así el edificio pertenecerá a la tierra en cuanto a la plataforma, mientras que se vincula al cielo desde el baldaquino (Fig.7).

(Fig.7) Casa Olnick Spanu, plantas de la casa de vidrio y de la casa cueva. Archivo Alberto Campo Baeza.

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En la casa Olnick, una de las viviendas de Campo Baeza que ha explorado el concepto de las casas de Alcudia, el basamento, pertenece al mundo estereotómico (Fig.8). Sus muros de hormigón transmiten la fuerza de gravedad por compresión pura de modo constante. Es la arquitectura de la masa, densa y pétrea. Su podio perfora sus muros en busca de la luz para los espacios interiores y contiene el acceso a la casa de modo que nos obliga a subir para encontrarnos con el paisaje. En ese ascenso, el hombre descubre la parte tectónica de la casa, que es aquella que transmite sus esfuerzos de modo puntual sobre el terreno.

(Fig.8) Casa Olnick Spanu. Archivo Alberto Campo Baeza. En el baldaquino de la casa Olnick la luz lo inunda todo, pero también el paisaje (Fig.9). Desde su gran espacio acristalado, sobre su terraza de travertino podemos observar el bosque y a lo lejos el río. Allí, a través de la luz y del paisaje podemos como dice Campo Baeza (2009b) “construir el tiempo”. “Un lugar donde los atardeceres son de mil colores cuando el agua se rompe en mil reflejos. Un lugar donde el aire es limpio y calmo y templado. Un lugar que se diría que está muy cerca del cielo” (Campo Baeza, 2009a, 46).

(Fig.9) Casa Olnick Spanu. Archivo Alberto Campo Baeza.

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Sobre arquitectos que sueñan Las casas de Alejandro de la Sota y Alberto Campo Baeza nos enseñan que en arquitectura se trata de aprender a construir los sueños; de crear casas que respondan al modo de vida y a la tecnología pero sobre todo que tengan al hombre y su habitar como tema central. Olvidarnos de las arquitecturas ensimismadas, que se miran el ombligo. Como dice Campo Baeza “dejar las arquitecturas que se miran al espejo en vez de atravesarlo como Alicia. Si lo traspasáramos estaríamos en el país de los sueños, de las maravillas arquitectónicas”. Nos encontraríamos allí al hombre, la belleza, la luz y la gravedad; lo temas recurrentes de su obra. Construir “sin reinventar lo inventado”, buscando la belleza como esplendor de la verdad, de lo esencializado, del “más con menos”. "Está uno cansado de ver cómo se persigue la belleza y la bondad de las cosas (tal vez sean lo mismo) con añadidos embellecedores, sabiendo que no está ahí el secreto. Decía mi inolvidable amigo J. A. Coderch que si se supone que la última belleza es como una preciosa cabeza calva (por ejemplo, Nefertiti) es necesario haberle arrancado cabello a cabello, pelo a pelo, con el dolor del arranque de cada uno, uno a uno, de ellos. Con dolor tenemos que arrancar de nuestras obras los cabellos que nos impiden llegar a su final sencillo, sencillo. Ese deseo podría ser, acompañado tal vez de alguno por el estilo, un principio de la presentación del libro. La sencillez sencilla." Con estas palabras de la Sota concluía el libro sobre su obra y como afirma Campo Baeza (2000) “definen con precisión la postura ante la arquitectura, y ante la vida, de este verdadero maestro”. “Y Alejandro de la Sota, ¡sencilla sencillez!, por encima de unos y de otros, lejos de exhibicionismos y de protagonismos personales, utiliza los materiales más avanzados con una inusitada naturalidad” (Campo Baeza, 2000) en sus casas soñadas de Alcudia, casi le faltaba decir a su discípulo. Casas de las que tan sólo conservamos trazos e ideas (Fig.10), pero que han sido fuente de inspiración para las generaciones siguientes y nos enseñan una lección fundamental para el momento actual: en arquitectura los sueños que no se construyen no está realmente perdidos, las ideas nunca mueren, tan sólo está esperando las circunstancias adecuadas.

(Fig. 10) Casas en Alcudia. Fundación Alejandro de la Sota

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Notas 1. Alejandro de la Sota recibe el encargo de realizar una urbanización en Alcudia (Mallorca) entre 1983 y 1984 en colaboración con Mauricio Sánchez-Bella. El proyecto le llega de la mano de una gran multinacional interesada en construir alojamientos turísticos en la costa, unas cincuenta viviendas. Por aquel entonces Alejandro de la Sota tenía setenta años y había atravesado una época de retiro voluntario que se iniciaría tras su fallida oposición en la Escuela de Madrid. De modo que el proyecto de Alcudia, desde sus condicionantes previos supuso una obra de gran complejidad y calado como veremos. 2. Parece que algo tuvieron que ver lo promotores del proyecto en la elaboración de estas perspectivas, ya que poco antes de que el proyecto fuera abandonado de la Sota parece que fue instado a realizarlas en un intento por convencer a una propiedad reacia a las ideas del arquitecto (Gallego, 2004, 40). 3. El concepto de habitus es una de las contribuciones fundamentales de Pierre Bourdieu (1930-2002) a la sociología y uno de los términos clave de su construcción teórica. Este concepto, no obstante, no fue inventado por él, ya que se remonta a Aristóteles. Habitus es la traducción latina que Aquino y Boecio dan al concepto aristotélico de hexis. En estos autores, el habitus juega un papel clave como término intermedio, por un lado, entre el acto y la potencia -mediante el habitus se transforma la potencialidad inscrita genéricamente en los seres en una capacidad concreta de realizar actos-, y por otro, entre lo exterior y lo interior -explicaría la interiorización de lo externo, ligando así la historia pasada a las actualizaciones presentes-. Bourdieu entiende por habitus las formas de obrar, pensar y sentir que están originadas por la posición que una persona ocupa en la estructura social. 4. Para comprender las casas de Alcudia como modelos del habitar será fundamental el texto del filósofo alemán Martin Heidegger “Construir, habitar, pensar” de 1951, al que hace referencia el arquitecto. Heidegger afirma que “habitar es cuidar de la Cuaternidad” y ésta se concreta en cuatro elementos: “la tierra, el cielo, lo divino y los mortales”. Ahora bien, para habitar el hombre debe respetar la cuaternidad ya que en ella se encuentra la esencia misma del habitar. 5. Resulta muy interesante el paralelismo que establece Pere (2009,6) entre esta idea y la teoría del orbital: “Cuando la física cuántica pretende describir la posición de un electrón entrono la núcleo atómico, recurre a un modelo –el orbital- que permite establecer ciertos paralelismos con el habitar. El orbital no determina la posición del electrón, incierta por su naturaleza ondulatoria, sino que se define geométricamente como la región del espacio que, muy probablemente, contiene al electrón en su órbita. (..) Para entender su comportamiento, se ha imaginado una suerte de habitación entono al electrón cuyos límites han sido trazados desde el interior.” 6. “El trasladar una gran masa de personas a un punto determinado hace pensar en prefabricación. Prefabricando se elimina al albañil, ahora elemento extraño. Las viviendas se hacen iguales, las matiza el propietario” (de la Sota, 1989, 100) 7. El cliente, la multinacional que encargó el proyecto, comenzó a dudar en cuanto a la viabilidad de la prefabricación de las viviendas, prefiriendo el sistema de construcción tradicional. Hasta tal punto que construirían un modelo de la vivienda con materiales tradicionales del que de la Sota terminaría desvinculándose. Finalmente la relación entre cliente y arquitecto se rompería y el proyecto no llegaría a ser construido. 8. En torno a estas cuestiones, será Gottfried Semper, arquitecto alemán, quien establezca los elementos básicos de la arquitectura partiendo de la cabaña. Tal es el calado de las ideas de Semper, que Kenneth Frampton (1996) las recuperará en su libro Estudios sobre cultura tectónica para fundamentar aspectos de su crítica arquitectónica de finales del siglo XX. Más tarde Campo Baeza utilizará la misma dualidad que Frampton (tectónico-estereotómico) para explicar su propia obra. Bibliografía Ábalos, I. La buena vida, Barcelona: Gustavo Gili, 2014 (1a edición, 9a tirada) ISBN: 9788425218293 Ábalos, I., Llinás, J., Puente, M. Alejandro de la Sota, Barcelona: Fundación Caja de Arquitectos, 2009. Campo Baeza, A. Campo Baeza 2, Madrid: Editorial Munilla-Lería, 2009. Campo Baeza, A. La idea construida, Buenos Aires: Universidad de Palermo, 2000. Campo Baeza, A. Pensar con las manos, Buenos Aires: Nobuko, 2009. Frampton, K. Studies in Tectonic Culture, The Poetics of Construction in Nineteenth and Twentieth Century Architecture, Cambridge: MIT Press, 1996. Gallego, J.M. Alejandro de la Sota: viviendas en Alcudia, Mallorca, Madrid: Editorial Rueda, 2004. ISBN 84-7207-165-0 Heidegger, M. Conferencias y artículos, Barcelona: Ediciones del Serbal, 1994. Kahn, L. An Architect Speaks His Mind, En: House and Garden, 1972, vol. 142, no. 4. Kahn, L. Space and Inspirations. En: L´Arquitecture d´Aujourd´hui, 1969, no. 142, pp. 13-16. Martínez Arroyo, C. Alejandro de la Sota: cuatro agrupaciones de vivienda: Mar Menor, Santander, Calle Velázquez, Alcudia, Toledo : Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-la Mancha, Demarcación de Toledo, 2007 Mostafavi, M. Alejandro de la Sota. 1913-1996. The Architecture of imperfection, London: Architectural Association London, 1997.

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Navarro, J. Construir, habitar: los dibujos de Alejandro de la Sota para la urbanización de Alcudia. En: AV Monografías Alejandro de la Sota, 1998, no.68. Pere, M. M. Las formas de habitar. En: Revista AI: Arquitectura Ibérica, 2009, no.32, pp. 6-19. Siza, A. La casa es el abrigo, En: AV Monografías, 2006, no.120, pp. 148-149. Sota, A. Alejandro de la Sota, Arquitecto, Madrid: Editorial Pronaos, 1989 Sota, A. Urbanizaçao Alcudia (Mallorca): projecto (1984). En: Architécti, 1990, nº 4 abril, p. 23 Biografía Noelia Galván Desvaux. Doctor Arquitecto por la E.T.S.A. Valladolid desde 2012 con la tesis doctoral “Voluntad por existir: las viviendas no construidas de Louis I. Kahn”. Profesora Asociada de Expresión Gráfica en la ETS de Arquitectura de Valladolid desde 2004. Así mismo, ha realizado estancias en la University of Pennsylvania (otoño 2008, invierno 2014), Università degli studi di Salerno (2009) y Universidade Lusíada Porto (2012). Su campo de investigación preferente es el desarrollo de la vivienda unifamiliar del siglo XX, en particular en lo referente a la vivienda americana y la arquitectura no construida. Ha intervenido como conferenciante y jurado en varios foros especializados e imparte clase en el Master de Investigación en Arquitectura de la ETSA. Actualmente participa en proyectos de investigación financiados por el Ministerio de Ciencia e Innovación y la Junta de Castilla y León y en el GIR Documentación, Análisis y Representación del Patrimonio Arquitectónico.