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Atenea Universidad de Concepción [email protected] ISSN (Versión impresa): 0716-1840 ISSN (Versión en línea): 0718-0462 CHILE 2007 Luis Alegría / Gloria Paz Núñez PATRIMONIO Y MODERNIZACIÓN EN CHILE (1910): LA EXPOSICIÓN HISTÓRICA DEL CENTENARIO Atenea, primer semestre, número 495 Universidad de Concepción Concepción, Chile pp. 69-81 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx

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Luis Alegría

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  • AteneaUniversidad de [email protected] ISSN (Versin impresa): 0716-1840ISSN (Versin en lnea): 0718-0462CHILE

    2007 Luis Alegra / Gloria Paz Nez

    PATRIMONIO Y MODERNIZACIN EN CHILE (1910): LA EXPOSICIN HISTRICA DEL CENTENARIO

    Atenea, primer semestre, nmero 495 Universidad de Concepcin

    Concepcin, Chile pp. 69-81

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    http://redalyc.uaemex.mx

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    ISSN 0716-1840

    LUIS ALEGRA** Y GLORIA PAZ NEZ***

    PATRIMONIO Y MODERNIZACINEN CHILE (1910): LA EXPOSICINHISTRICA DEL CENTENARIO*

    * Proyecto financiado, el ao 2004, por el Fondo de Apoyo a la Investigacin Patrimonial delCentro de Investigacin Diego Barros Arana de la Direccin de Bibliotecas, Archivos y Museos,Chile.

    ** Profesor de Historia (UMCE), profesor Departamento Educativo y Curador ColeccinArqueolgica y Etnogrfica Museo Histrico Nacional, acadmico Escuela de Historia Universi-dad Diego Portales. Santiago de Chile. E-mail: [email protected]

    *** Historiadora del Arte (USEK). Encargada Oficina de Documentacin y Registro Patrimo-nial Museo Histrico Nacional. Santiago de Chile. E-mail: [email protected]

    RESUMEN

    El presente artculo es resultado de una investigacin sobre los festejos del Centenario.Especficamente, en el mbito patrimonial, lo que signific la organizacin de la Expo-sicin Histrica del Centenario, identificando las posiciones tradicionalistas o moder-nizadores en su discurso. Adems de reflexionar acerca de la prctica patrimonial en elcontexto de Chile de principios del siglo XX, como una forma de construccin simbli-ca del pas.

    Palabras claves: Centenario, tradicin, modernizacin, patrimonio, museo.

    ABSTRACT

    This article is the result of research on the Centennial festivities. It specifically describeswhat the organization of the Historical Exhibition of the Centennial meant tothe patrimonial field, making a distinction between the traditional and modernpositions in its discourse. Besides, it is a reflection on the patrimonial practice withinthe context of Chile at the beginning of the 20th Century as a kind of symbolic construc-tion of the country.

    Keywords: Centennial, tradition, modernization, patrimony or heritage, museum.

    Recibido: 13.11.2006. Aprobado: 17.03.2007.

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    INTRODUCCION

    EL SIGNIFICADO de la celebracin del Centenario (1910) de la Inde- pendencia del pas adquiere mucha importancia frente a la prepara- cin de lo que ser la conmemoracin del Bicentenario en el Chileactual, donde la reflexin se hace prioritaria. Es en este escenario que desea-mos insertar el tema de lo patrimonial como una problemtica cultural, atravs del reconocimiento de un campo patrimonial, definindolo como unespacio cultural especfico dentro del campo cultural, donde operan proce-sos de produccin, circulacin, consumo y recepcin, centrados en el resca-te y valoracin de los testimonios del pasado, producto de una concienciahistrica e ideolgica que les asigna un valor especial.

    En el presente artculo nos centraremos fundamentalmente en el aspec-to de la produccin; es decir, los discursos y acciones que estn detrs de laorganizacin de la Exposicin Histrica del Centenario; como una coyun-tura fundante de redefinicin de ciertos bienes culturales, que se consti-tuirn en la coleccin de patrimonio histrico ms importante y antigua delpas.

    PROBLEMA DE ESTUDIO

    Los inicios del siglo XX en Chile fueron tiempos de gran complejidad. Sonaos en que la prensa y mltiples libros y folletos abordan asuntos como elalcoholismo, la mortalidad infantil, la prostitucin, la miseria en las vivien-das y las condiciones insalubres de sectores mayoritarios de la poblacin.Hasta el propio El Mercurio de Santiago afirma en 1909 que un cuarto de lapoblacin de la capital (ms de 100.000 personas) vive en habitaciones in-salubres e impropias para una persona humana (...) Chile lleg al ao delCentenario con una poblacin recesiva moran ms personas de las quenacan, con una mortalidad infantil de 306 por mil y una tasa de prostitu-cin que alcanzaba al 15% de las mujeres adultas de la capital (Subercaseaux,2004: 49).

    Estas caractersticas tendrn una repercusin importante en la esferacultural.

    Esta etapa de crisis y cambio en Chile va acompaada culturalmente porla declinacin de la influencia positivista y la aparicin de un pensa-miento nacionalista, de una conciencia anti-imperialista y antioligrquicay de una nueva valorizacin del mestizaje (Larran, 2001: 99).

    Es decir, a principios del siglo XX podemos ver que se comenzaba a ma-nifestar una nueva mirada sobre el pas, que tendr como mrito importan-

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    te su condicin polifnica, para algunos es una crisis de decadencia (MacIver, Edwards) para otros es una crisis social y de desarrollo (Recabarren,Venegas). Algunos piensan que el centro del problema radica en algn ele-mento de la sociedad o cultura chilena, por ejemplo, la raza (Palacios, Enci-na). Otros enfatizan la esterilidad del estilo y la problemtica poltica(Subercaseux); las tendencias en la educacin (Pinochet, Encina) o los pro-blemas econmicos monetarios (Ross, Subercaseux, etctera) (Gazmuri,2001:18).

    Es en sta complejidad, social y poltica, que se organizarn los festejospara el Centenario, donde la Exposicin Histrica corresponde a una ini-ciativa patrimonial que tendr como objetivo exhibir testimonios que per-mitan representar nuestra historia,

    no slo reunir i clasificar los objetos fabricados en el pas o fuera de lque hayan prestado algn servicio desde la poca prehistrica, sino tam-bin coleccionar todo aquello que signifique un recuerdo de los tiempospasados; como ser obras de arte, cuadros, esculturas, impresos, manus-critos, tiles de caza, armas, muebles instrumentos de msica, etc. Quesirvieron a nuestros antepasados durante la poca prehistrica, descu-brimiento i conquista de Chile; i los que se usaron durante la colonia,independencia, etc. (Circular de la Esposicin Histrica del Centenarioa sus delegados, 1910: 3).

    Como objetivos nos hemos planteado identificar la Exposicin Histri-ca del Centenario como el espacio patrimonial de des/encuentro entre tra-dicin y modernidad, ya que en esta exposicin confluyen, expresan y seenfrentan las visiones de tradicionalistas y modernizadores. Al mismo tiem-po, consideramos que la Exposicin Histrica del Centenario representa unmomento crucial de reordenamiento del campo patrimonial a principiosdel siglo XX.

    METODOLOGIA

    La propuesta metodolgica consisti en un enfoque inductivo, teniendocomo punto de partida los objetos que conformaron la Exposicin Histri-ca del Centenario, para identificar los discursos y acciones que estuvierondetrs de su eleccin, de tal forma de develar las nociones y supuestos sobreidentidad y patrimonio en el marco de un proceso de discusin entre tradi-cin y modernizacin en el Chile de principios del siglo XX. Todo ello en elentendido que los objetos que constituyen una exhibicin museolgica sontestimonios, documentos, que pueden ser motivo de distintas lecturas(Alvarado y Azcar, 1991).

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    1 Historiadora del Arte, profesor de Historia y diplomado en Museologa, profesora de Histo-ria y diplomada en Gnero y Educacin, junto a una fotgrafa y estudiante de Historia del Arte.

    Adems, la metodologa empleada consider un enfoque transdiscipli-nario, a partir de un equipo de trabajo diverso en trminos de las reas deformacin1. Esto tiene que ver principalmente con una opcin terica cen-trada en el objeto de estudio y no en la disciplina. Por su parte, el plan detrabajo consisti en la revisin y el anlisis de los documentos relativos a laExposicin Histrica disponibles en: Archivo Administrativo y Documen-tal del Museo Histrico Nacional, constituido por cartas, telegramas, reci-bos, libros de registro, fichas de documentacin, etc.; Archivo Siglo XX yBiblioteca Nacional. Al mismo tiempo se realiz la revisin bibliogrficaque permitiera la contextualizacin histrica de la exposicin, junto a todala informacin proveniente de revistas y peridicos de poca revistas Suce-sos y Zig-Zag, septiembre de 1910; diarios El Mercurio, Las Ultimas Noticiasy El Diario Ilustrado, julio a diciembre de 1910.

    RESULTADOS

    Organizacin de la Coleccin de la Exposicin Histrica del Centenario. Laconcrecin de un evento patrimonial como una Exposicin Histrica quediera cuenta del desarrollo histrico del pas, signific un gran esfuerzo deorganizacin y coordinacin, por ello se aprovech la experiencia existente.Es as como Luis Montt, director de la Biblioteca Nacional y principal im-pulsor de la iniciativa, utilizando la misma va empleada aos atrs porVicua, al organizar una multidisciplinaria exposicin de objetos del pasa-do chileno, logr reunir, un selecto grupo de intelectuales e historiadores,con los que ide organizar para el Centenario de 1910, una gran exposicinhistrica que diera lugar, con posterioridad, a la creacin de un Museo His-trico Nacional (Rodrguez, 1983: 24).

    Pero, una exposicin de estas caractersticas no slo equivale a un eventoms dentro de los festejos del Centenario, sino que se constituye especial-mente en una experiencia de profundo significado identitario, una reapro-piacin de la memoria histrica nacional a travs de una coleccin de obje-tos seleccionados y clasificados como genuinos representantes de la esencianacional, en definitiva monumentos de grandeza de nuestros hroes o pa-dres fundadores.

    Para hacerse cargo de la Exposicin Histrica del Centenario, se designarentonces una comisin, que tendr como presidente a Joaqun Figueroa y comosecretario a Nicanor Molinare. Luego se procedi al nombramiento de los 85delegados de secciones y por ltimo a los delegados regionales. Esta comisinse organiz en torno a 15 secciones segn la circular antes mencionada,

    L. Montt

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    para que sea ms fcil comprender cules son los objetos que puedenexhibirse i que caben en esta Exposicin, he aqu la forma y modo en queella ha sido dividida, i cuales, ms o menos, los objetos que pueden re-unirse para ser enviados a esta Direccin Jeneral.

    Dichas secciones fueron: Objetos Indgenas; Tejidos, Trajes y Joyas; Mue-bles y Vajilla; Instrumentos de Msica; Cuadros y Retratos; Culto; Manus-critos e Impresos; Monedas y Medallas; Filatlica; Armas e Insignias Milita-res; Medicina y Ciencias Aliadas; Uniformes Militares; Instruccin Pblica;Utiles de Artes Manuales; Mapas y Planos.

    Este punto ya nos parece un dato muy relevante al constituir una aproxi-macin muy diversa sobre la vida del pas, pues frente a un contexto depoca caracterizado por una lgica estatal oligrquica.

    Mientras los grupos oligrquicos, gracias a una serie de situaciones deprivilegio econmico y significados compartidos respecto a distintos as-pectos de la realidad chilena de la poca, haban logrado desarrollar unsentido de conjunto, auto identificndose como la sociedad, el resto dela poblacin, dispersa en los campos y en los suburbios de la ciudades,era difuminada en categoras como pueblo, turbamulta, multitudes,muchedumbre, masas y otros (Fernndez, 2003: 30).

    Aparecer, de alguna forma representada en la Exposicin Histrica unpas que excede a esta clase, o por lo menos que en su propuesta de organi-zacin da cuenta de una sociedad diversa culturalmente al incorporar a lasmujeres, grupos tnicos indgenas y extranjeros.

    Se puede mencionar la seccin de Utiles de Artes Manuales, donde sedice que la recoleccin de cuanta herramienta se relacione con la arquitec-tura cabe aqu, deben tenerse presente: los carpinteros, albailes, empalado-res, pintores, gsfiter, estucadores, electricistas, marmolistas, barnizadorestapiceros y vidrieros. Ahora bien, esta diversidad tendr una lgica dentrodel campo patrimonial, que se diferencia de otros campos, pues las colec-ciones patrimoniales son necesarias, las conmemoraciones renuevan la so-lidaridad afectiva (Garca Canclini, 1989: 178).

    Es decir, se integran simblicamente en un proceso de exclusin econ-mica, social y poltica que impone una compleja estructura de dominacin,... se desarrolla un dispositivo complejo, en palabras de Martn Barbero, deinclusin abstracta y exclusin concreta (citado en Garca Canclini, 1989:194).

    Por ello, la Exposicin Histrica del Coloniaje ser organizada como unagran muestra museal que tena como objetivo representar la continuidad ycambio de la historia de Chile, pero bajo un modelo decimonnico de evo-cacin nostlgica del pasado (Len, 1995).

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    El carcter nacional, se daba al hacer un llamado pblico a todos loschilenos, a los servicios estatales e instituciones como municipios, universi-dades, escuelas, etc. Este aspecto nacional y pblico de la exposicin se ex-presa, adems, por ser organizada y financiada desde el Estado, quien poseela iniciativa y los recursos financieros (no muchos por cierto), pero que alcarecer de las piezas convoca a los ciudadanos; de ah la convocatoria a losparticulares a travs de avisos en los diarios, como por ejemplo el anunciodel lunes 1 de agosto de 1910, en el diario El Mercurio:

    En Catedral 1956 se reciben los objetos para la exposicin histrica y seatiende al pblico en todo cuanto se relacione con dicha exposicin de10 a 12 y de 2 a 7. Nicanor Molinare. Secretario.

    Este aspecto es interesante, porque la falta de espacio fue una constanteen su organizacin, estaba destinada al palacio Urmeneta, a condicin deun arriendo, pero por lo elevado de ello, se opt por el primer piso del nue-vo edificio del Palacio de Bellas Artes, de hecho una parte de la recoleccinde objetos se realiz en ese sitio, el cual rpidamente se mostr pequeopara tal empresa por los preparativos del otro gran evento patrimonial, laExposicin Internacional de Bellas Artes una realidad opuesta en muchosaspectos a la histrica.

    Luego, definitivamente se resolvi, recin a principios de septiembre,ocupar efectivamente el Palacio Urmeneta, que, como queda claro en el avi-so del diario El Mercurio (Fig. 1), estaba ubicado en calle de Las Monjitas, yno como lo menciona la historiadora Soledad Reyes en su libro Chile 1910,una mirada cultural en su Centenario, situndolo en calle Dieciocho, en laactual sede del Colegio de Contadores de Chile.

    An sin resolver el tema del espacio, se invitaba a participar en la consti-tucin de la coleccin de la Exposicin, que de hecho se conformara prefe-rentemente a partir de prstamos de los particulares. Incluso se siguieronrecolectando objetos en el mismo palacio Urmeneta una vez ya inauguradala Exposicin.

    Ello signific acopiar un material diverso desde el punto de vista de sumaterialidad, cronologa y disciplina, pero de una innegable originalidad yautenticidad, dos criterios fundamentales para la poca. Por tanto, la expo-sicin obedece a la nocin de museos generales, donde todo se exhibe, esdecir, la seleccin y clasificacin opera para la constitucin de la coleccin,pero luego de ser reunida, carece de criterios selectivos para su exhibicin.Es una exposicin donde prevalece el objeto por sobre el mensaje, la orien-tacin histrica la dan los objetos que poseen un valor en s mismos, predo-minando, los principios de exposicin esttica al presentar las obras com-pletas y series totales ordenadas conforme a unos patrones cronolgicos oestilsticos (Len, 1995: 156).

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    Figura 1. El Mercurio, 21 de Septiembre, 1910.

    Figura 2. Sello oficial de la Comisin.

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    EL AYER Y EL HOY DE LA EXPOSICION HISTORICADEL CENTENARIO

    Dado lo sucinto de los datos encontrados en las distintas fuentes de infor-macin consultadas, en muchos casos no exista la certeza de que se tratarade los mismos objetos mencionados en los documentos. En este sentido, elmayor obstculo tuvo relacin con la ausencia de un catlogo que permitie-ra conocer la cantidad exacta de piezas expuestas v/s las propuestas inicial-mente por la Comisin. Bajo este contexto, podemos deducir que esto sedebi a la falta de presupuesto, la ausencia de un espacio definitivo, la grancantidad de objetos; segn la informacin recogida la Exposicin pudo ha-ber recolectado ms de mil objetos. Sin embargo, se trata de una cantidadestimativa ya que en muchos casos se hace referencia a piezas sin cantidad:muebles, retratos, restos arqueolgicos, etc.; y los plazos poco claros para laExposicin. Recordemos que hasta pasada la inauguracin, todava hay re-gistro de que se reciben colecciones para ser expuestas.

    La falta de un sistema de documentacin aplicado en la Exposicin, nocontar con catlogo de las piezas exhibidas por ejemplo, es algo que a travsdel tiempo se profundizo por la falta de un programa sistemtico de docu-mentacin de colecciones en el Museo Histrico Nacional. Por ello, encon-tramos numeraciones que ya no corresponden o la informacin no es losuficientemente especfica. Por esta razn nos remitimos a incluir en losresultados las piezas de las cuales poseemos mayor evidencia, lo que no quieredecir, en ningn caso, que se trate de una lista definitiva.

    En este proceso se pudo identificar la cantidad de 112 objetos que an semantienen entre las colecciones del museo. La tipologa que present me-nos complejidad para su identificacin fue la de Pinturas y Estampas, prin-cipalmente porque un nmero importante de objetos corresponda a retra-tos de personajes o acontecimientos histricos que fueron citados en la cir-cular, en documentos y/o en la prensa de la poca (diarios o revistas). Entreellos, y a modo de ejemplo, podemos mencionar: Los ltimos momentos deCarrera, Las guerras de Flandes (7 pinturas), retratos de gobernadores de laColonia, retrato al leo del general Luis de la Cruz y Goyeneche, o el retratode Manuel Bulnes Prieto de Monvoisin.

    Asimismo, se pudo identificar con mayor certeza objetos pertenecientesa otras tipologas asociados a personajes, tales como: los grillos que tenaJos Miguel Carrera antes de su fusilamiento, las casacas de Ambrosio y Ber-nardo OHiggins, la faja de seda y otros objetos de Bernardo OHiggins (verFig. 3), la manta de Jos Miguel Carrera y el sable del general Ramn Freire.M. Bulnes

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    Figura 3. Objetos de OHiggins en las colecciones actuales del MHN: relojes, espada, fajn,cantimplora, charretera y pistolas.

    Hay otro grupo de objetos publicados que se repiten en los nmerosespeciales de conmemoracin del Centenario de las revistas Sucesos (ver Fig.4) y Zig-Zag (ver Fig. 5), donde no se menciona la Exposicin Histrica,pero que suponemos formaron parte de la muestra. Ambas publicacionesaparecen das antes (15 y 17 de septiembre, respectivamente) de la inaugu-racin de la Exposicin.

    Como consta en parte de la documentacin revisada, la mayora de laspiezas fueron devueltas a sus propietarios al concluir la Exposicin, y slouna vez inaugurado el Museo Histrico Nacional se realizar la donacindefinitiva, proceso que en algunos casos llev varios aos. Un aspecto degran relevancia para la historia de las colecciones del Museo Histrico, serelaciona con los resultados obtenidos que han permitido complementar ladocumentacin existente, contextualizar las piezas y aportar con datos bi-bliogrficos de los cuales no se tena referencia escrita.

    Cabe, destacar que los objetos presentes en dicha Exposicin y de loscuales se pudo encontrar registro en la actualidad, poseeran al menos 100aos el carcter de objetos patrimoniales dentro de una perspectiva museal.

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    Figura 4. Reliquias de OHiggins. Revista Sucesos, 15 sept. 1910.

    Figura 5. Recuerdos de OHiggins. Revista Zig-Zag, 17 sept. 1910.

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    DEL DISCURSO A LA PRACTICA PATRIMONIAL

    Si bien suponemos que todo se exhiba, sabemos que existi una jerarquaespacial en la ubicacin de algunos objetos por sobre otros, determinandocul era en definitiva la importancia que reciban como representativos deun discurso subyacente en dicha exposicin. De ah los reclamos que desve-la la crnica de Las Ultimas Noticias de Antofagasta del 21 de octubre de1910, recogiendo la opinin de Anbal Echeverra y Reyes, es sensible, senos dice que sus directores no hayan dado la debida importancia a esta ramade las ciencias arqueolgicas que sin disputa mereca haber ocupado un lu-gar preferente. Entonces, podemos deducir que algo pas entre el plantea-miento de diversidad e inclusin que aparece en la Circular y lo que fue laexposicin en definitiva.

    Al mismo tiempo en el citado documento, a pesar de que aparecen variassecciones, algunas poseen una importancia bastante mayor, como sucedecon la de Pinturas y Retratos y la de Uniformes e Insignias Militares, que enconjunto ocupan algo ms de dos tercios de la circular. Como lo mencionael historiador Alberto Edwards, integrante de la Comisin, al hablar sobre lasociedad en el proceso de Independencia en la revista Sucesos (N 419), del15 de septiembre de 1910, una aristocracia respetable y unida por la nacio-nalidad y el parentesco, ... y un pueblo del todo incapaz de comprender ypracticar los derechos y deberes de los ciudadanos de un pas libre.

    TRADICION Y MODERNIDAD EN LA EXPOSICIONHISTORICA DEL CENTENARIO

    En el contexto del Centenario nos pareci relevante la discusin entre tradi-cionalistas y modernizadores, donde a simple vista lo patrimonial era uncampo fructfero y casi incuestionable de los primeros, sin embargo poco apoco fuimos dndonos cuenta de la falta de una respuesta satisfactoria, estoporque en las comisiones que organizan la Exposicin figuran personajesde ambas vertientes, como los historiadores Jos Toribio Medina y AlbertoEdwards, representantes de una tendencia tradicionalista, pero tambin en-contramos personajes de ideas avanzadas como es el caso de RicardoLatcham.

    Por ello es que no hay una dicotoma que divide a los agentes culturales,como se nos presenta en otra crnica de la misma revista Sucesos, el adveni-miento del centenario ha provocado, una vez ms, la discusin entre tradi-cionalistas y progresistas rabiosos: unos sosteniendo el mantenimiento y laconservacin de cuanta antigedad histrica hay por ah, aunque est todarota y comida por el orn; y los otros pidiendo a gritos el reemplazo de lo

    J.T. Medina

    R. Latcham

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    que llaman antiguallas indigna de coexistir con la dems manifestacionesde la civilizacin contempornea. Muchos modernistas consideraban quelos bienes patrimoniales, particularmente de aquellos grupos excluidosculturalmente, son elementos importantes en la reafirmacin de una basenacionalista desde la perspectiva de algunos de estos nacionalistas, los or-genes de Chile deban encontrarse en el carcter de su pasado autctono(Rinke, 2002: 124). Esto significaba incluir como sujetos histricos a lospueblos indgenas, a los sectores populares y las mujeres, quienes de algunaforma tuvieron un espacio aunque limitado en la Exposicin Histricadel Centenario.

    Finalmente, hemos considerado desde un comienzo que la coyunturadel Centenario y de la Exposicin Histrica representaron un momentocrucial en la constitucin posterior del campo patrimonial de Chile. Es en elmarco del Centenario desde donde se comenzar a instalar un polo culturalmoderno, con la autonomizacin de lo patrimonial, al constituirse en uncampo especfico dentro del campo cultural, pues, de ella surgir la idea deconformar el Museo Histrico Nacional (2 de mayo de 1911), lo cual haciael futuro significar la revisin de las funciones y atribuciones del MuseoNacional, en la actualidad Museo Nacional de Historia Natural, nombre queya no se justificaba tanto por la formacin del Museo Histrico Nacional,como por la instalacin definitiva en un nuevo edificio del Museo Nacionalde Bellas Artes.

    REFERENCIAS

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