40 años de Fernando Ubiergo

2
07 AL 13 DE OCTUBRE DE 2015 22 TENDENCIAS 40 años de Ubiergo “Cuando agosto era 21, la encontraron boca arriba, con la mirada perdida y su viejo delantal, y en el bolso de colegio dibujado un corazón que decía tú y yo, que decía tú y yo”. Así decía la canción compuesta por el cantautor hace más de 30 años, donde describía un tema tan actual como el aborto. Por MARÍA CRISTINA PRUDANT S u pequeña figura, todo vestido de blanco, su guitarra y los acordes de sus canciones me- lancólicas, tristes y muy tristes, es la imagen del cantautor chileno Fernando Ubiergo que se instaló en la memoria colectiva de cientos de admiradores que, como él, son sensibles, román- ticos, melancólicos, llenos de asombro y que este año celebran sus 40 años de vida artística. “Yo de chiquillo, empinado sobre los 10 o 12 años, sentía un profundo asombro de la vida. No eran pocas las noches en que estaba parado en el patio mirando el cielo. Intentando descifrar. Entender. Y en los años que vinieron en mi vida conversé con mucha gente que tenía que ver con todo. Era la búsqueda. Pero el asombro por la vida permaneció siempre. De lo más maravilloso a lo más terrible. Entonces, decía: no tiene sentido que estemos aquí, que después no haya nada, qué sen- tido tiene. Y miraba lugares lejanos como estrellas y pensaba que había un planeta girándole y a lo mejor otro como yo, con o sin antenas, pero pre- guntándose lo mismo”, confiesa el artista en una abierta y sincera conversación con Cambio21. Reconoce que esa pregunta no tiene mucho de original, porque se la han hecho millones de per- sonas de miles de generaciones a través de toda la historia, pero dice que él la traduce “finalmente, como un asombro, una explosión de asombro que empieza a brotar a través de escritos y palabras. Entonces, empecé a necesitar plasmar lo que veía y eso parte con una canción a un amigo imaginario, otra a mi madre”. En ese tiempo también escribe “El Tiempo del Botón”, una de las primeras canciones que a su jui- cio revelan que vivíamos “en un mundo bipolar (la guerra fría). En aquellos años uno pensaba que el mundo se podía acabar cualquier día, simplemente porque alguien apretaba un botón de ese lado o del otro. Probablemente es muy difícil para un joven comprender a los que vivimos en los 60, 70 y 80, porque el mundo cambió demasiado”. La necesidad del alma En ese contexto “vienen la guitarra y las can- ciones, y el camino que elijo tiene que ver con las canciones que empiezo a escribir. Que tienen la in- tención de comunicar, de decir algo. No como una pretensión intelectual, sino como una necesidad del alma, del corazón, y con una cierta dosis de me- lancolía”. Confiesa que, con el paso de la vida, se dio cuenta que ese es un rasgo de su personalidad - la melancolía -, como la palabra portuguesa saudade. “Esa melancolía buena. Ese sentimiento que me es muy familiar y cuando tomo la guitarra, más que hacer canciones muy alegres, tengo una tendencia a irme a esa melancolía”. Una decisión: Los festivales Convencido de que en ese tiempo era muy di- fícil que las compañías disqueras se interesaran 40 años de trayectoria N o es fácil para Ubiergo resumir lo que han significado en su vida estos 40 años de carrera artística, porque son muchos los sentimientos que se agolpan y que su memoria trae al presente. “Si me metiera a una maquinita del tiempo y me fuera a 40 años y un poquito más atrás, hubiera sido insospechado para mí a los 19 o 20 años pensar qué me iba a pasar de ahí para adelante detrás de mi guita- rra. Yo añoraba, y tenía una ilusión enorme, de poder plasmar senti- miento en canciones. Entre los 18 y 19 años empezaba a escribir ya con una cierta intención profesional, aunque suena muy pretencioso; ya había visto a referentes, había escu- chado a Serrat y había descubierto que mi canción podía tener una di- mensión poética, lo que me parecía muy atractivo”, reflexiona. “Antes de eso, creo que la chis- pa y el impulso tiene que ver con un sentimiento que no lo puedo dejar de mencionar, porque es la base. Porque finalmente la guitarra, el texto y el formato de canción es un instrumento. Es como el pintor que pinta un cuadro o el hombre que es- culpe una piedra. Yo elijo un forma- to llamado canción popular. Lo que está antes de eso y lo que provoca todo esto tiene que ver con un sen- timiento que es el asombro”, reitera el cantautor. La vida me regaló una oportunidad “Pasaron esos 40 años y me emociona profundamente – casi me da vergüenza la palabra celebración o conmemoración, ni tampoco me gusta hablar de carrera artística- porque esto tiene que ver con una experiencia de la vida que me rega- ló una oportunidad, mi máquina del tiempo, finalmente fue una guitarra que me permitió atrapar instantes, momentos y luego fue la gente”, re- flexiona. “Yo me fui haciendo viejo a través de mi guitarra, pero a 40 años me doy cuenta que por la actividad que desarrollo –hago unos 50 conciertos al año en Chile y en el extranjero – hubo una estela de canciones que fueron quedando que, de una u otra forma, marcaron también mi propio crecimiento como persona en distin- tos roles y circunstancias de la vida. Fui mucho más compositor que in- térprete todos los primeros años y hoy aprendí a ser un mejor intérpre- te de mis propias canciones y a lo mejor me hice un poco más músico”. Para el cantautor porteño estos 40 años es “como darse un abra- zo con la vida y con los que hemos compartido esta experiencia de cre- cer con estas canciones”. El único problema que reconoce tener Ubiergo, en estos momentos es elegir cuántas canciones cantará en el concierto de octubre en el Tea- tro de la Universidad de Chile. “Es imposible cantarlas todas, pero es un bello acertijo”. Sin embargo, una canción no faltará en su repertorio: “Tina”, que es un homenaje a su ma- dre que cumplió 88 años. Además, dice que seguirá con esa ambición propia del que escribe que siempre está buscando la can- ción que aún no llega y “la seguiré buscando mientras aparecen otras”. El cantautor nacional convierte su asombro en canciones.

Transcript of 40 años de Fernando Ubiergo

Page 1: 40 años de Fernando Ubiergo

07 AL 13 DE OCTUBRE DE 201522 TENDENCIAS

40 años de Ubiergo“Cuando agosto era 21, la encontraron boca

arriba, con la mirada perdida y su viejo delantal, y en el bolso de colegio dibujado un corazón que decía tú y yo, que decía tú y yo”.

Así decía la canción compuesta por el cantautor hace más de 30 años, donde

describía un tema tan actual como el aborto.

Por MARÍA CRISTINA PRUDANT

Su pequeña figura, todo vestido de blanco, su guitarra y los acordes de sus canciones me-lancólicas, tristes y muy tristes, es la imagen del cantautor chileno Fernando Ubiergo que

se instaló en la memoria colectiva de cientos de admiradores que, como él, son sensibles, román-ticos, melancólicos, llenos de asombro y que este

año celebran sus 40 años de vida artística.“Yo de chiquillo, empinado sobre los 10 o 12

años, sentía un profundo asombro de la vida. No eran pocas las noches en que estaba parado en el patio mirando el cielo. Intentando descifrar. Entender. Y en los años que vinieron en mi vida conversé con mucha gente que tenía que ver con todo. Era la búsqueda. Pero el asombro por la vida permaneció siempre. De lo más maravilloso a lo más terrible. Entonces, decía: no tiene sentido que estemos aquí, que después no haya nada, qué sen-tido tiene. Y miraba lugares lejanos como estrellas y pensaba que había un planeta girándole y a lo mejor otro como yo, con o sin antenas, pero pre-guntándose lo mismo”, confiesa el artista en una abierta y sincera conversación con Cambio21.

Reconoce que esa pregunta no tiene mucho de original, porque se la han hecho millones de per-sonas de miles de generaciones a través de toda la historia, pero dice que él la traduce “finalmente, como un asombro, una explosión de asombro que empieza a brotar a través de escritos y palabras. Entonces, empecé a necesitar plasmar lo que veía y eso parte con una canción a un amigo imaginario, otra a mi madre”.

En ese tiempo también escribe “El Tiempo del Botón”, una de las primeras canciones que a su jui-

cio revelan que vivíamos “en un mundo bipolar (la guerra fría). En aquellos años uno pensaba que el mundo se podía acabar cualquier día, simplemente porque alguien apretaba un botón de ese lado o del otro. Probablemente es muy difícil para un joven comprender a los que vivimos en los 60, 70 y 80, porque el mundo cambió demasiado”.

La necesidad del almaEn ese contexto “vienen la guitarra y las can-

ciones, y el camino que elijo tiene que ver con las canciones que empiezo a escribir. Que tienen la in-tención de comunicar, de decir algo. No como una pretensión intelectual, sino como una necesidad del alma, del corazón, y con una cierta dosis de me-lancolía”.

Confiesa que, con el paso de la vida, se dio cuenta que ese es un rasgo de su personalidad - la melancolía -, como la palabra portuguesa saudade. “Esa melancolía buena. Ese sentimiento que me es muy familiar y cuando tomo la guitarra, más que hacer canciones muy alegres, tengo una tendencia a irme a esa melancolía”.

Una decisión: Los festivalesConvencido de que en ese tiempo era muy di-

fícil que las compañías disqueras se interesaran

40 años de trayectoria No es fácil para Ubiergo resumir

lo que han significado en su vida estos 40 años de carrera artística, porque son muchos los sentimientos que se agolpan y que su memoria trae al presente.

“Si me metiera a una maquinita del tiempo y me fuera a 40 años y un poquito más atrás, hubiera sido insospechado para mí a los 19 o 20 años pensar qué me iba a pasar de ahí para adelante detrás de mi guita-rra. Yo añoraba, y tenía una ilusión enorme, de poder plasmar senti-miento en canciones. Entre los 18 y 19 años empezaba a escribir ya con una cierta intención profesional, aunque suena muy pretencioso; ya había visto a referentes, había escu-chado a Serrat y había descubierto que mi canción podía tener una di-mensión poética, lo que me parecía

muy atractivo”, reflexiona.“Antes de eso, creo que la chis-

pa y el impulso tiene que ver con un sentimiento que no lo puedo dejar de mencionar, porque es la base. Porque finalmente la guitarra, el texto y el formato de canción es un instrumento. Es como el pintor que pinta un cuadro o el hombre que es-culpe una piedra. Yo elijo un forma-to llamado canción popular. Lo que está antes de eso y lo que provoca todo esto tiene que ver con un sen-timiento que es el asombro”, reitera el cantautor.

La vida me regaló una oportunidad

“Pasaron esos 40 años y me emociona profundamente – casi me da vergüenza la palabra celebración o conmemoración, ni tampoco me

gusta hablar de carrera artística- porque esto tiene que ver con una experiencia de la vida que me rega-ló una oportunidad, mi máquina del tiempo, finalmente fue una guitarra que me permitió atrapar instantes, momentos y luego fue la gente”, re-flexiona.

“Yo me fui haciendo viejo a través de mi guitarra, pero a 40 años me doy cuenta que por la actividad que desarrollo –hago unos 50 conciertos al año en Chile y en el extranjero – hubo una estela de canciones que fueron quedando que, de una u otra forma, marcaron también mi propio crecimiento como persona en distin-tos roles y circunstancias de la vida. Fui mucho más compositor que in-térprete todos los primeros años y hoy aprendí a ser un mejor intérpre-te de mis propias canciones y a lo

mejor me hice un poco más músico”.Para el cantautor porteño estos

40 años es “como darse un abra-zo con la vida y con los que hemos compartido esta experiencia de cre-cer con estas canciones”.

El único problema que reconoce tener Ubiergo, en estos momentos es elegir cuántas canciones cantará en el concierto de octubre en el Tea-tro de la Universidad de Chile. “Es imposible cantarlas todas, pero es un bello acertijo”. Sin embargo, una canción no faltará en su repertorio: “Tina”, que es un homenaje a su ma-dre que cumplió 88 años.

Además, dice que seguirá con esa ambición propia del que escribe que siempre está buscando la can-ción que aún no llega y “la seguiré buscando mientras aparecen otras”.

El cantautor nacional convierte su asombro en canciones.

Page 2: 40 años de Fernando Ubiergo

07 AL 13 DE OCTUBRE DE 2015 TENDENCIAS 23

Ella es la expresión máxima de la creación poética musical chilena. Es como un sol iluminando todo. Es un privilegio de re-pente entender que uno mismo es capaz, en una dimensión infinitamente más pe-queña, de tomar una canción y convertir-la en eso que ella ya nos advirtió, que es que el canto de uno es el canto de todos”.

Para el cantautor quizás “lo mejor de una canción es cuando es la mitad y la otra mitad la pone el que escucha y arma y construye con propios referentes; con sus rostros, nombres, recuerdos constru-ye su historia y la hace suya. Eso quizá es el fenómeno más hermoso que puede provocar la música popular. A mi enten-der, hablo de todos mis compañeros artis-tas, lo más hermoso es que es un arte que vive con nosotros desde que nacemos. Todo es música. Te transporta a lugares y momentos increíbles”.

“La vida es un instante. Somos instan-tes. Y tener la bendición de poder plas-marlo eso en una melodía y que hable tu corazón y que puedas decir te amo o los amo o lo que quieras decir, es maravillo-so”, asegura.

Al artis-ta también le preocupa que Chile de-dique tiempo a las artes y apela a las a u to r i d a d e s para que no supriman las clases de músi-ca en las escue-las, sino que se promueva ese tipo de valores. Si a este país lo tomaran de los tobillos y lo pu-sieran al revés y lo sacudieran, de los 200 años de existencia, qué nos va a quedar,

que queda en la conciencia universal: Neruda, Violeta, Gabriela, Huidobro, Bo-laño, Arrau. O sea, este pequeño país lo que le entregó a la humanidad durante 200 años fue arte y eso no se reconoce. Debía importarnos más la felicidad que el crecimiento”.

Sus hijos son todos artistas. Y habla con mucho orgullo de ellos. El menor, Pa-blo (23 años), es pianista y lo acompaña-rá en una parte importante del concierto que realizará el 17 de octubre en el teatro de la Universidad de Chile para celebrar sus 40 años como músico. Tiene una ban-da que se llama Pelusa.

Otro es músico y audiovisual. Él pre-paró el video que se está difundiendo en las redes sociales y canales del cable con un homenaje a la trayectoria artística de su padre.

Su hija Candela es diseñadora. Vive en España. La madre pinta. “No tenían al-ternativa, porque aquí hay un hemisferio que destella más que el otro” dice.

La carrera de Fernando Ubier-go se desarrolló en el marco

de la dictadura que asolaba el país.

“En lo personal, siento pudor poder mencionar algún incidente o situación incómoda o ingrata que haya vivido respecto del do-lor infinito que aún viven familias y miles de personas que sufrie-ron de modo gigante. Yo a tra-vés de canciones y de forma hu-milde logré testimoniar distintos momentos y lo que suelo hacer es expresarlo a través de mis canciones. Y soy un poco reacio a poner una explicación al lado, pero hay varias canciones que dan cuenta de una época que no fue nada sencilla en términos creativos. Hubo gente muy va-liosa, muy valiente y uno siente una profunda admiración por el valor y no hablo solamente de la música. Los artistas en los momentos claves y críticos de una sociedad son la expresión del pueblo y es por eso el pro-fundo y respeto que se tiene por hombres como Víctor Jara, por su consecuencia, su coherencia más allá de toda la belleza de lo que hizo”, precisa.

“Con mis canciones di testimonio”

en composiciones como “Un velero en la botella”, “El tiempo del Botón” o “Un café para Platón”, porque tenían otro espíritu y además no se bailaban, tomó una deci-sión acertada.

“Elijo el camino de los festivales de la canción para encontrar un espacio. En esa época tenían una cierta relevancia y, a diferencia de hoy, el que no ganaba uno no tenía cómo llegar a una compañía de discos. La televisión también estaba veta-da, porque era para cantantes jóvenes que hacían covers”.

Como su objetivo era escribir cancio-nes y no ser estrella de TV, llega la gran oportunidad a través del Festival de la Canción de Viña del Mar. Recuerda el día que ganó con “El tiempo en las bastillas”.

“Tengo grabada la imagen del cerro lleno de antorchas, el fuego casi como un rito. Es muy emocionante eso, porque estaba cantando la canción, pero tenía conciencia como que estaba mi cuerpo sujetando la guitarra, pero como que ha-bía un yo que al mismo tiempo me tenía en el patio de mi casa, entre los ciruelos, mirando el cielo y preguntándome cosas. Estaba esa noche viendo a miles de per-sonas con antorchas y más arriba estaban ahí las estrellas de siempre”, relata.

“Entendía que algo profundo estaba cambiando. Hoy lo sé. A partir de ese mo-mento cambió algo para siempre en mi vida: me hice un músico cantautor y no venía de la Academia. Simplemente venía del barrio, de la marginalidad, con la gui-tarra, como un chico cualquiera que toca en una peña folclórica o para sus compa-ñeros de universidad”, continúa.

Después volvió a Viña con el tema “Pasajero de la luz” y ocupó el segundo lugar, pero el público lo eligió como el ar-tista más popular. También ganó premios a nivel internacional, como el Festival de Benidorm en España y el Festival de la OTI, que se realizó en México, donde derrotó en su propia casa a la conocida cantante Yuri. En 2009 volvió a cantar y ganó todos los premios de Viña. “Tengo solo gratitud hacia el Festival, no podría decir otra cosa”, apunta Ubiergo.

Su admiración por Violeta Parra

Reconoce que siempre tuvo una incli-nación y cariño por la poesía, lo que le ve-nía de su padre, “al que vi como le robaba horas al tiempo y a la noche escribiendo en sus cuadernos y había una cierta fami-liaridad con una cuestión métrica o con el

movimiento de los acentos”.La segunda canción que escribe a los

20 años decía: En un hilo de corcheas se bajó del tintero / caminó por la aventura / de esta historia sin razón. “Ya había un lenguaje distinto y una intención de des-cripción del mundo o de las cosas desde las más pequeñas”, dice.

El artista asegura que siempre vio la canción “como una expresión del alma, que probablemente en algunas de esas fui más asertivo y estuve más cerca. De alguna forma lo dice Violeta en alguna de sus canciones. Estoy pensando en algo muy personal. Por ejemplo. “Los ojos de Rodrigo” es una canción que nace de un corazón y, finalmente, es de todos los corazones. Eso Violeta lo intuyó, lo dijo.

Con los años el cantante sigue componiendo canciones y actuando por todo el país y el extranjero.