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4/1/2021 Grupos yihadistas matan a cien personas en dos aldeas de Níger https://lectura.kioskoymas.com/abc/20210104 1/1

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  • EL MUNDO. LUNES 4 DE ENERO DE 2021

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    FRANCISCO CARRIÓN EL CAIRO En la llanura de Nínive, en las inme-diaciones de la ciudad iraquí de Mo-sul, el padre Daniel alterna los ritua-les de la Navidad con la reconstruc-ción de la tierra que, según el Antiguo Testamento, holló el profe-ta Jonás. «Estamos trabajando en la reconstrucción y el regreso de quie-nes emigraron. Hemos completado ya una importante fase en la rehabi-litación de las viviendas y las igle-sias», relata a EL MUNDO el joven sacerdote, empeñado en curar las profundas heridas que abrió la ocu-pación del autodenominado Estado Islámico en su confines.

    En Mosul, otrora capital del cali-fato en suelo iraquí, los templos –se-riamente dañados por los yihadis-tas– resurgen lentamente bajo las manos de una legión de voluntarios. La incógnita es el número de feligre-ses que volverán a rezar entre sus muros. Hace cuatro décadas los cris-tianos representaban el 4% de la po-blación iraquí. Hoy a duras penas llegan al 0,9%.

    «En 2003 había alrededor de 1,3 millones de cristianos en Irak. La ci-fra actual ha caído por debajo de los 250.000. Para sobrevivir necesita-mos la ayuda internacional. Hay que abordar la seguridad, el trabajo y la reconciliación», predica Bashir Warda, arzobispo de la Iglesia Cató-lica Caldea, la principal rama que profesa la castigada comunidad cristiana local.

    Irak, que el Papa Francisco visita-rá el próximo marzo en un periplo histórico para proporcionar espe-ranza a una minoría en retirada, es el escenario más avanzado de un declive general en Oriente Próximo, una tierra de evidentes resonancias cristianas. «Tras la invasión esta-dounidense, los cristianos sufrimos actos de persecución y violencia. Al principio fue parte del caos y la au-sencia de ley y orden general pero pronto se volvió sistemático con la quema de iglesias, el secuestro y asesinato de clérigos y el ataque contra cristianos. ‘Convertíos al is-lam o marchaos’, decían. Sucedió a gran escala en el barrio cristiano de Bagdad en 2006 y condujo a la hui-da de unos 30.000 cristianos. Una vez que alguien tomaba un vuelo, el resto le seguía», recuerda Warda.

    El seísmo, provocado por una combinación de factores diferentes, ha conocido réplicas en toda la re-gión, desde El Cairo hasta Damas-co. Hace más de un siglo los cristia-nos representaban el 14% de la po-blación total. Hoy se hallan por debajo del 5%.

    Egipto alberga aún la más nu-

    merosa de las minorías cristianas de Oriente. Los coptos son unos seis millones de almas en un país de 100 millones de habitantes. Su convivencia con el restante 94% de musulmanes suníes está repleta de desafíos.

    «Hay tres actores que contribu-yen a la situación actual de los cop-tos: el gobierno, los islamistas y la sociedad en general», señala a este diario Samuel Tadros, investigador del centro para la libertad religiosa del estadounidense Instituto Hud-son. «La ley actual para la cons-trucción y renovación de templos sólo ha aceptado un tercio de las solicitudes presentadas. El régimen ve a los coptos como sujetos de los que no puede fiarse. No hay ni un cristiano en el aparato de Inteligen-

    cia y su presencia en la policía y el ejército no supera el 1%. El porcen-taje en la judicatura y la diploma-cia es del 1,9%. Los coptos están excluidos de toda la estructura del Estado y también están ausentes de los manuales de Historia. Se ense-ña que primero fueron los farao-nes, luego Alejandro Magno y los romanos y, antes de que llegaran los árabes, existe un vacío de tres siglos en el que nada ocurrió. Se obvia incluso que, incluso bajo do-minio árabe, se necesitaron otros tres siglos para que la mayoría de la población fuera musulmana. Es-ta ausencia no sólo se produce en el sistema educativo sino también en el mediático», arguye.

    A la extendida discriminación gu-bernamental se suma desde la déca-

    da de 1990 el fuego de los grupos is-lamistas. «Los hay violentos y no violentos que también contribuyen a una cultura de incitación general contra los coptos», desliza Tadros. Atrapados entre la pared de las au-toridades y la espada de los extre-mistas, los cristianos egipcios de-ben lidiar con una sociedad que les mira con recelo.

    En los últimos años se han multi-plicado los brotes de violencia sec-taria, alimentados en las zonas ru-rales por los rumores de la cons-trucción de una iglesia, un acto de blasfemia o una relación de amor entre un cristiano y una musulma-na. Esporádicamente –la última vez hace tan solo unas semanas– turbas de vecinos han atacado propiedades y templos cristianos.

    «Los ataques son anunciados pre-viamente pero el Estado no intervie-ne. Tras la agresión, siempre se ac-túa del mismo modo: se arresta al mismo número de cristianos y mu-sulmanes y se fuerza una sesión de reconciliación que no solo crea una cultura de impunidad hacia los ata-cantes, que no resultan castigados, sino que se terminan alentando los ataques porque se les concede lo que piden. El acuerdo estipula, por ejemplo, que el lugar de culto carez-ca de cúpula, torre, cruz o campa-nas o dicta la expulsión del pueblo de la familia cristiana que supuesta-mente originó el altercado».

    A punto de cumplirse una década del inicio de la guerra civil, los cris-tianos sirios han pagado también un alto precio en un país cuyo tejido social y mapa sectario ha quedado completamente devastado. «Mu-chos han optado por abandonar sus hogares y trasladarse a otras ciuda-des dentro de Siria o dejar el país», admite Georges Fahmi, investigador del Middle East Directions, un pro-grama del Robert Schuman Centre.

    «La migración de los cristianos si-rios no es un fenómeno nuevo. Ha tenido lugar durante las últimas cin-co décadas pero se ha acelerado significativamente en los últimos años por el conflicto armado, espe-cialmente entre los jóvenes que no ven futuro bajo la coyuntura actual. Aunque no existen estadísticas ofi-ciales, el número de cristianos sirios cayó del 15% a principios de la dé-cada de 1980 al 4,8% en 2008. En la actualidad, se estima que no que-dan más del 2%», esboza Fahmi.

    La presencia cristiana se ha des-vanecido por completo en Deir al Zour y Raqa, la que fuera bastión del IS (Estado Islámico, por sus si-glas en inglés). «Alepo, Hama y Homs han sido testigo de una fuer-

    te caída en el número de cristianos. Las comunidades de Damasco, La-takia y Wadi al Nasara [un área cris-tiana fronteriza con el Líbano] han permanecido estables y han recibi-

    Cristianos: el éxodo que desangra Oriente Próximo L Las minorías cristianas del mundo árabe se enfrentan a un declive alimentado por la discriminación gubernamental, la persecución islamista y sociedades cada vez más sectarias

    Una nueva serie de negociaciones entre los talibán y el Gobierno afgano se reanuda mañana en Qatar, en un contexto marcado por la creciente violencia en Afganistán, que se ha ido agravando en las últimas semanas por una ola de asesinatos. Estas conversaciones de paz, que comenzaron el 12 de septiembre en un hotel de lujo de Doha, se habían suspendido hasta el 5 de enero. En esta etapa no se ha llegado a ningún avance notable, sólo a un progreso relativo a la hora de acordar próximos encuentros. Los negociadores del Gobierno afgano abogan por un alto el fuego permanente y por el mantenimiento del actual sistema de gobierno, que se estableció cuando los talibán fueron expulsados del poder por la invasión liderada por Estados Unidos en el año 2001. «Las conversaciones van a ser muy complicadas y tomarán tiempo», declara a France Presse Ghulam Farooq Majroh, uno de los negociadores del Gobierno. «Pero esperamos lograr un resultado lo antes posible porque la gente está cansada de esta guerra sangrienta». Los talibán se han abstenido

    de hacer comentarios hasta que se reanuden las conversaciones. A principios de diciembre, los negociadores de ambas partes decidieron tomarse un descanso después de meses de reuniones empantanadas en desacuerdos sobre la organización de las conversaciones y sobre interpretaciones religiosas. El diálogo es la continuación del acuerdo entre los talibán y Estados Unidos, firmado en febrero de 2020, por el que Washington se comprometió a retirar sus tropas del país en mayo. A pesar de las negociaciones, Afganistán vive un recrudecimiento de la violencia, pues los talibán han llevado a cabo ataques casi diarios contra las fuerzas gubernamentales en las últimas semanas. Afganistán ha sido escenario de una serie de asesinatos selectivos de personalidades, principalmente de periodistas, políticos, religiosos y defensores de los derechos humanos. Un vicegobernador de la provincia de Kabul y cinco reporteros han sido asesinados desde noviembre. Las autoridades han atribuido a los talibán de estos ataques, pero el grupo Estado Islámico se ha atribuido la responsabilidad de algunos.

    LOS TALIBÁN Y EL GOBIERNO VUELVEN AL DIÁLOGO

    La minoría, que representaba un 14% de la población regional, cae al 5%

    La presencia cristiana se ha desvanecido en el bastión sirio del IS

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    do a menudo a los cristianos despla-zados de otras ciudades», agrega.

    En Siria y Egipto, al calor de la Primavera Árabe, la jerarquía cris-tiana optó por respaldar pública-mente el statu quo representado por los regímenes autocráticos.

    «Es un apoyo que ha aumentado la desconfianza entre los cristia-nos, percibidos como partidarios del régimen por la posición de sus iglesias, y el resto de comunidades étnicas y religiosas», alerta Fahmi. «En Siria la guerra civil ha dejado muchas heridas entre comunida-des, entre cristianos, kurdos o su-níes. En paralelo al proceso políti-co se necesita trabajar a nivel de la sociedad para reconstruir la con-fianza y superar la experiencia del conflicto», opina el académico. «En el caso de ambos países, la deci-

    sión del liderazgo cristiano está ba-sada en la falta de alternativas y la idea de que esos regímenes son la única y mejor opción disponible. No está en el ADN de las minorías religiosas sentirse atraídas por los sueños de liberación revoluciona-ria. Saben que las cosas van mal y a veces solo pueden empeorar», in-dica Tadros.

    Ni siquiera la apuesta por los cau-dillos y la represión ha logrado de-tener la sangría de la diáspora. «En Egipto hay ya alrededor un millón de cristianos que residen en el ex-tranjero y se han establecido unas 600 iglesias coptas en Occidente», estima Tadros. «La emigración se-guirá produciéndose pero su pre-sencia continuará. Ningún país pue-de acoger a seis millones de cop-tos», aventura.

    El éxodo, no obstante, se nutrirá de un ansia de igualdad no satisfe-cha. «Habrá olas de éxodo porque los coptos tienen más éxito fuera. En EEUU Rami Malek puede ga-

    nar un Oscar y Dina Powell puede ser consejera adjunta de Seguri-dad Nacional. En Egipto, en cam-bio, ni siquiera se permite a un cris-tiano acceder a la seguridad nacio-nal», admite.

    Al declive general –con la excep-ción del Líbano, donde los cristianos representan aún alrededor del 40%, y el Golfo Pérsico, donde los expa-triados impulsan una iglesia plaga-da de restricciones– le acompañará la inexorable extinción de la mino-ría en Irak. «Al final manda la de-mografía. Llega un punto en el que los números no salen y no tiene sentido continuar. Es el ejemplo de los cristianos palestinos. La comu-nidad cristiana iraquí está llegando a ese punto cuando sus miembros no pueden encontrar cónyuges y las oportunidades laborales resultan

    muy limitadas», de-talla Tadros.

    Su lenta desapa-rición restará diá-logo en una región del mundo necesi-tada de puentes. «Los cristianos han sido un actor muy activo en la Historia regional. Las sociedades menos diversas no enterrarán las tensiones sectarias, como algunos creen, sino que las incrementarán. Ya lo vimos con la salida de los ju-díos. La diversidad nos enseña la lección de la necesidad de aceptar las diferencias y de administrarlas de un modo pacífico. Las socieda-des menos diversas aumentan el poder de quienes llaman a cons-truir más homogeneidad con todo el odio y la violencia asociados», concluye Fahmi.

    Ni siquiera la apuesta por la represión ha detenido la diáspora

    Los coptos, unos seis millones, están excluidos de la estructura del Estado

    Funeral por un copto víctima del IS en New Mynia (Egipto). GETTY IMAGES

  • EL MUNDO. LUNES 4 DE ENERO DE 2021

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    LLUÍS MIQUEL HURTADO ESTAMBUL De poco o nada está sirviendo la lla-mada del Papa Francisco durante la Navidad. «Que el Hijo de Dios renue-ve, en los líderes gubernamentales y políticos, un espíritu de cooperación internacional, comenzando por el cuidado de la salud, de forma de que todos tengan asegurado el acceso a vacunas y tratamiento», pidió el Su-mo Pontífice durante el Urbi et Orbi. Está ocurriendo justo lo contrario. Mientras el primer mundo acapara el grueso de las dosis, la mayoría de la humanidad deberá esperar.

    «Más del 50% de las vacunas que se fabricarán durante 2021 ya están comprometidas para al menos el 25% de la población. ¿Qué pasa con el 75% restante?», se pregunta Mi-riam Alía, responsable de vacunas de Médicos Sin Fronteras. El dilema tie-ne su respuesta frente a las cámaras. Desde el mes pasado hemos visto ac-tos de primera vacunación en el Rei-no Unido, en Estados Unidos y en numerosos países europeos, entre ellos España. Ninguno en Brasil, la India (hasta hoy) o Nigeria.

    Tampoco en Líbano, Yemen, Siria o Irán, cuatro países próximos a Is-rael, la nación que copa, con el 12% de su población inyectada, la carrera global por la inmunización frente al coronavirus. Las diferencias sociales, políticas y, sobre todo, económicas

    condenan a los habitantes de los paí-ses de la periferia occidental o en ví-as de desarrollo que, pese a todo, han sido tanto o más golpeados por la pandemia que los más avanzados.

    «Tener vacunas seguras y efecti-vas contra un virus completamente desconocido hace sólo un año es un éxito científico asombroso», ha reco-nocido el jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros

    Ghebreyesus. «Pero un logro todavía mayor sería asegurar que todos los países disfrutan de los beneficios de la ciencia de forma equitativa», ma-tizó. Un mensaje que acompañó de una llamada a recolectar donaciones para financiar el acceso a vacunas para los más desfavorecidos.

    Para la experta de MSF, sin em-bargo, «no se trata de una cuestión

    económica». El mayor problema, in-siste, va más allá de las dificultades que algunos países podrían tener pa-ra pagar vacunas para todos sus ciu-dadanos. «Ninguna compañía puede abastecer a todos los países del mun-do y además ya se ha comprometido gran parte de la producción con los países ricos. Así que hay países con ingresos medios y bajos que no es que no las puedan pagar. Es que no

    van a tener dosis», subraya Alía. Para explicarse, la trabajadora sa-

    nitaria recurre a la repostería: «No se trata de repartir la tarta, sino de te-ner más hornos». Es decir, que ante la necesidad imperiosa de vacunar rápidamente a millones de personas en todo el globo, los centros de pro-ducción se multipliquen y, sobre to-do, algunos de ellos se abran en

    aquellos países que no están pudien-do tener acceso a vacunas para el Covid. Para lograrlo, MSF propone suspender temporalmente las paten-tes de la vacuna apelando a la situa-ción de emergencia.

    «Quitando la propiedad intelec-tual, otros laboratorios podrán pro-ducirlas y abastecer así de vacunas a países que, incluso pagando, no pue-den tener acceso a ella», incide Mi-

    riam Alía. Algo que no es nuevo, pre-cisa. Tras descubrirse la insulina, en 1921, se estableció un precio simbó-lico para facilitar su producción. En 2017, un Tribunal Federal Alemán ratificó la emisión de una licencia obligatoria, del Tribunal de Patentes, para fabricar un tratamiento para el sida al margen de sus inventores.

    «Una vez compartida la propiedad

    intelectual, casi todas ellas pueden producirse en cualquier sitio», enfa-tiza la encargada de vacunas de Mé-dicos Sin Fronteras. Incluso las que emplean la innovadora tecnología mRNA, desarrollada por Pfi-zer/BioNTech y Moderna, «aunque se tarde un poco más en poner en marcha». India, por ejemplo, es uno de los países encargados de producir la vacuna de Moderna. Sin embargo, si las licencias actuales persisten, só-lo países seleccionados podrán bene-ficiarse de sus vacunas.

    El único esfuerzo para conseguir un acceso universal equitativo a la vacuna del Covid lo está impulsan-do Covax. Al menos 190 países se han sumado a este proyecto para obtener vacunas para los menos ri-cos mediante un sistema de copago,

    que cuenta con apoyo de la OMS y de la alianza Gavi, auspiciada por los filántropos Bill y Melinda Gates. Sin embargo, a pesar de los 2.000 millones de dosis comprometidas, la producción y los fondos recabados son magros, en comparación con las necesidades.

    Las dificultades para acceder a las vacunas pioneras han abierto una veda para obtenerlas por otras vías. Turquía ha comenzado a recibir va-cunas de la china Sinovac mientras, según medios críticos con el Gobier-no, Ankara se plantea ratificar un acuerdo para extraditar a ciudada-nos chinos, entre ellos uigures, bus-cados por Pekín; Irán, duramente golpeada por la pandemia y víctima de las sanciones de EEUU, se ha to-

    pado con obstáculos para comprar vacunas. Ahora, asociada con Cuba, prueba una propia, en Fase 1. Las fuertes desigualdades en las socieda-des en vías de desarrollo, sin embar-go, hacen temer que las vacunas se conviertan en un lujo que condenen a parte de la población a seguir su-friendo la pandemia, frente a unos pocos privilegiados.

    Cuando vacunarse es un lujo Mientras los países ricos se aseguran el abastecimiento del remedio anti Covid, la periferia corre riesgo de quedarse sin dosis a menos que se suspendan temporalmente las patentes

    India aprobó ayer de forma urgente el uso de dos vacunas contra el Covid-19, abriendo la vía a una de las mayores campañas de vacunación del planeta, informa Afp, mientras la Unión Europea se declaró dispuesta a «ayudar» para aumentar la capacidad de producción de

    vacunas para combatir la enfermedad. India autorizó el uso «para situaciones de urgencia» de la vacuna desarrollada por la alianza británica de la Universidad de Oxford y AstraZeneca, así como la de la firma india Bharat Biotech, según anunció la autoridad local de regulación de medicamentos. El Serum Institute de India, el mayor fabricante de vacunas del mundo, está produciendo entre 50 y 60 millones de dosis al mes de la vacuna de

    AstraZeneca/Oxford, más barata que la de Pfizer/BioNTech y más fácil de almacenar y transportar. Esta luz verde permitirá lanzar una gigantesca campaña de vacunación en este país de 1.300 millones de habitantes, el segundo más afectado en el mundo en número de casos (más de 10,3 millones) y el tercero más enlutado con cerca de 150.000 muertos. India desea inmunizar hasta a 300 millones de personas de aquí a mediados de 2021.

    LUZ VERDE EN INDIA PARA INMUNIZAR A 300 MILLONES

    Una trabajadora sanitaria india simula junto a una candidata electoral el proceso de vacunación contra el Covid en Nueva Delhi. RAJAT GUPTA / EFE

    El único esfuerzo para un acceso universal a la vacuna lo lidera el Covax

    El problema no es sólo económico, sino de producción para garantizar el acceso

  • 4/1/2021 La Razón

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    ABC NígerEl País. Etorkinak1El País. Etorkinak2ABC PapaEl pais cofradíaEl Correo. AbandoEl Mundo-Madrid-04_01_2021-18El Mundo-Madrid-04_01_2021-19El Mundo-Madrid-04_01_2021-23La Razón. Inqui1La Razón.Inqui2