44348713 Grian Mas Alla Del Arco Iris

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  • "Sentiste t tambin la decepcin de aquel que esperaba encontrar perlas en la vida y no hall ms que ostras vacas y algas muertas? Pensaste t tambin que la injusticia caa sobre tu cabeza , ausente tu voz entre las voces de las multitudes que la haban llamado de la oscuridad de sus dominios?

    Y sin embargo el marinero no se siente decepcionado cuando el mar levanta sus olas contra l.Ni cree que su barco le trata injustamente cuando al fin desiste en su batalla contra eltemporal.

    Un buen navegante simplemente lucha por mantener su barco a flote, por cabalgar sobre lasolas en un arrebato furioso de pavor y exaltacin, en un intento desesperado por seguir elrumbo y alcanzar el puerto con el que haba soado al zarpar.

    Un destino... un rumbo... Acaso alguna vez te marcaste un rumbo? Acaso alguna vez te entregaste a las mareas de tu corazn para preguntarte qu queras hacer con tu vida?

    No tiene sentido afrontar un temporal si no existe un destino por el cual luchar. En tal caso es mejor no salir del puerto, y guardar las velas para vientos mejores que no las hagan gemir ni las desgarren.

    Pero si decides empuar el timn con un rumbo marcado, con la firme intencin de tu corazn de llegar a la legendaria isla de las manzanas, entonces tu nave se hallar dispuesta a afrontar galernas y temporales, sin importar el crujido de las cuadernas, y con la confianza de que el restallido de las velas soportar la violencia del viento..... Has pensado qu quieres hacer con tu vida? No... no me digas que es tarde para eso... Nunca es tarde para darle un rumbo a tu navo. Qu quieres hacer con tu vida?" Dicen que la felicidad, o lo que queremos, se encuentra al final del arco iris...pero cmo podemos hacer para llegar al arco iris, si cuando intentamos acercarnos a l, ste siempre mantiene su distancia ?En este cuento veremos cmo se puede hacer para alcanzar tu arcoiris:

    CAPITULO I" Qu quieres hacer con tu vida? A qu vas dedicar los aos que la Vida tenga a bien ofrecerte? -susurr el Viento en los odos de Amadn.- No s...-le respondi una voz alta-. No entiendo a qu te refieres.-Eres joven- le respondi con una tenue brisa-, y tienes una vida entera para adornar de sueos y esperanzas....- Si, eso ya lo s. Amadn baj la cabeza, mirndose las puntas de los pies mientras recorra el sendero. Si, tena toda una vida por delante, toda una vida para llenar de ilusiones y sensaciones, toda una vida que descubrir... El Viento guard silencio por un momento sobre las aguas tranquilas del

  • lago, como meditando sus palabras. Luego, con un gracioso remolino, continu:- La vida es como una inmensa bolsa de energa, una gigantesca esfera de luz de donde irs sacando fuerza a lo largo de tus das para volcarla en tus proyectos, en tus ilusiones y aspiraciones. Y sera bueno que supieras desde un principio en qu vas a emplear toda esa energa, no sea que dilapides tu riqueza en ilusiones vanas y cambiantes, y te encuentres con la bolsa casi vaca cuando al fin te decidas a hacer algo por lo que valga la pena vivir. Amadn frunci el entrecejo. No se le haba ocurrido pensar en eso. Y sin embargo lo que le deca su amigo el Viento tena sentido. Levant la mirada, como buscando una respuesta entre las hojas afiladas de los pinos. El Viento refresc su frente con un soplo suave y prolongado.-No s -dijo al fn Amadn-, En qu emplearas t toda esa enega, toda esa luz que dices que es la vida?. El Viento se balance divertido en la rama de un enebro. - Desde luego la empleara en algo que valiera la pena, en algo de lo que no me arrepintieracon el paso de los aos... -Algo como qu....? interrumpi el joven. - Eso lo tiene que decir tu propio corazn, no yo- le dijo el Viento en el rumor de lashojas-. Pero podra darte alguna sugerencia, aunque siento que ira en contra de lo que la Vida desea de ti y de m. Ms bien creo que debe de ser tu propio corazn quien decida cul es el sendero que quiere recorrer. Si. Tambin eso tena sentido. No caba duda de que su amigo el Viento saba lo que deca. Amadn se sumergi en sus pensamientos.. Durante varias horas medit en ello, deambulando por las orillas del lago, sentndose a contemplar las verdes aguas del otroo, haciendo danzar piedras sobre su superficie de cuando en cuando. Y mientras tanto, su amigo el Viento guardaba silencio a su lado. Un rumor lejano delat la simultnea presencia de su amigo en las gargantas rocosas, llamando su atencin sobre las laderas escarpadas por entre las cuales el ro alcanzaba las anchuras del lago. Record entonces la inmensa columna de humo que haba visto elevarse por encima de las montaas, y las llamas de aquel pavoroso incendio que haba asolado los bosques de la comarca pocos meses atrs. Revivi el dolor que haba sentido al pensar en la agona de tantos miles de rboles y de animales, sacrificados slo para beneficio econmico de quienes haban decidido enriquecerse a costa de la muerte. En su mente se agolparon tambin las imgenes que haba visto en las noticias pocos das antes, nios de vientres hinchados que moran de hambre en uno de aquellos pases de nombres tan extraos, con los rostros llenos de moscas y unas voluminosas cabezas que casi no podan ni sostener. Ellos tambin eran vctimas inocentes de los seores y los comerciantes de la guerra de todo el planeta. No resultaba agradable recordar todo esto en medio de la paz del lago. Con cierto nerviosismo se levant de un salto y ech a caminar hacia la gran roca, una voluminosa pea que desde un promontorio cercano dominaba el paisaje. A Amadn se le humedecieron los ojos. -Qu te sucede? -le pregunt el Viento mientras acariciaba su piel.

  • -No...nada... estaba recordando algunas cosas... -Cosas tristes por lo que veo. Amadn trep a la gran roca, y con un profundo suspiro intent llevar a su pecho la quietud del paisaje que le rodeaba. El sol coronaba las montaas de la orilla opuesta, anunciando con tonos dorados la inminente llegaba del ocaso. -Ya s a que voy a dedicar los aos de mi vida -le dijo de pronto en un susurro a su amigo el Viento.-Ya has decidido lo que vas a hacer? -sopl ste dulcemente. - S.Silencio. -Sabes? -continu Amadn mientras una lgrima surcaba su mejilla-. No me gusta este mundo. No me gusta lo que veo a mi alrededor..... -Acaso has dejado de percibir la belleza que te rodea?. -No, Viento. Todo este mundo... la naturaleza... es algo maravilloso. Nunca he dejado de percibir su belleza, su armona y su perfeccin. A lo que me refiero es al mundo de los hombres. A la avaricia que les hace devastar cuanto les rodea. A la estupidez que les lleva a destruir sin reparos lo que con tanto esfuerzo se construy. Al odio que les hace matar, o a la falta de misericordia que les hace dejar que mueran inocentes. -Ciertamente, en vuestro mundo hay cosas que no resultan agradables -coincidi el Viento. - Y tampoco parecen haber suficientes personas dispuestas a hacer algo para que las cosas cambien. Muchos dicen que las cosas siempre fueron as y que no cambiarn. Otros, aseguran que tambin ellos querran que las cosas fueran diferentes pero que nada pueden hacer... - Si. Los seres humanos sois sumamente hbiles a la hora de buscaros excusas para no comprometerlos- reflexion el Viento con un tono amargo. El joven dej ir de nuevo su mirada hacia las montaas distantes. El otoo salpicaba las laderas de tonos rojos, amarillos, ocres y marrones, que con el latido perpetuo del verde de los pinos anunciaba en la distancia que la vida segua su camino. Sbitamente, el Viento rode la pea sobre la que se encontraba Amadn, levantando a su paso hojas secas de todos los colores. -Y entonces, qu vas a hacer?- pregunt por fin. El muchacho mir al cielo. - Creo que...-vacil- Creo que voy a dedicar mi vida a intentar cambiar este mundo. Siento que de eso no me llegara a arrepentir, por muchos aos que pasaran. Me parece que es algo en lo que verdaderamente vale la pena emplear toda la energa de una vida. No lo crees tu as, amigo? -No esperaba menos de t -le dijo el Viento elevndose por encima de su cabeza. -Creo que es lo mejor que puedo hacer -se reafirm a s mismo el muchacho- emplear toda esa maravillosa energa para el bien de todos los seres que habitamos este planeta... Sinembargo -se detuvo a pensar unos instantes-, lo que no s es cmo una sola persona puedecambiar todo el mundo. Y despus de una pausa continu: -Por muy grande que sea la bolsa de energa de una vida entera, por muy grande que sea la esfera de luz de una persona, no deja de ser algo demasiado pequeo para que un mundo tan grande y fuerte llegue a moverse siquiera un pice. -Pero lo importante es que ya sabes qu quieres hacer con tu vida -dijo con alegra el

  • Viento haciendo remolinos a su alrededor-. Ya tienes un rumbo! Ya tienes un destino!. Y sopl con insistencia sobre la cabeza de Amadn, concluy con rotundidad: -Ahora tienes que aprender como se hace. -Pero, realmente se puede hacer? Es posible que una sola persona pueda hacer un mundo nuevo? La sonrisa del Viento riz las aguas del lago de un extremo a otro. - No hay nada imposible para un corazn lleno de amor... No lo olvides NADA! Y como si contuviera la respiracin, la brisa se detuvo de golpe por unos instantes. - Aunque...-dijo el Viento tras reflexionar-,... quizs te vendra bien pedir consejo a algunos de los grandes seres que habitan en el lago. -A que te refieres? - A otros amigos que despus de milenios de existencia han alcanzado una profunda sabidura. Y como hablando para s, agreg: -Si puedes hablar conmigo, tambin podrs hablar con ellos. Por lo pronto, podras ir a pedirle consejo al guila. Estoy seguro de que te dar algunas sugerencias valiosas. Y con una brisa clida y tenue enjug las lgrimas de Amadn. " Cuando ya sabes qu quieres hacer con tu vida, ya tienes un rumbo, ya tienes un destino !No hay nada imposible para un corazn lleno de amor.

    CAPITULO II"El alba se haba detenido en sus primeras luces para contemplar los giles movimientos de Amadn por las gargantas del ro. Bordeando cascadas y pozas, saltando por entre las rocas, descolgndose por entre las ramas de pinos, chopos, arces y robles, fue ascendiendo corriente arriba hasta llegar a los imponentes farallones rocosos de piel naranja que elevaban su orgullo al oriente por encima de las aguas profundas del ro. Por entre los huecos de aquella enorme pared de fantsticas y fabulosas formas estuvo oteando desde un saliente elevado, al amparo de la claridad del inminente amanecer. En alguno de aquellos huecos deba de encontrarse el nido que, segn le haba dicho el Viento, haba construdo el guila para afirmar su soberana entre las aves. Sbitamente, un rumor intenso de aire le eriz la piel de la nuca y, con el sobresalto, a punto estuvo de caer desde su lugar de vigilancia. - Siento haberte asustado -oy que una voz le deca desde atrs. Aferrndose a unas matas de romero recuper el equilibrio, y ya seguro en su posicin se volvi con la intencin de descubrir quin haba sido el que le haba dado tan inesperado sobresalto. Una mirada penetrante, las ms sobrecogedora que hubiera contemplado jams, se encontr con sus ojos. - Supongo que me estabas buscando...-le dijo una enorme guila mientras acomodaba sus grandes alas en los flancos de su cuerpo. -Oh, si... s! -titube Amadn, sin reponerse an del sobresalto y la posterior sorpresa. - Siento haberte asustado -insisti el guila-, Estoy tan acostumbrado a ser

  • sigiloso cuando de cazar se trata, que olvido hacer un poco ms de ruido cuando me acerco con fines amistosos. - Bueno... no te preocupes... -acert a hablar por fin el muchacho-, Quizs.. quizs yo debera de haber estado... un poco ms atento. La profundidad de la mirada del guila cautiv a Amadn. Estaba fascinado con la magnfica visin que tena ante l, petrificado entre las ptreas murallas rocosas de la garganta. Nunca haba visto tan de cerca a un guila, y menos an a un guila de semejante tamao. - Y bien...? -carraspe esta mientras afinaba sus patas en la roca. - Oh... perdona! -xclam el joven saliendo de su fascinacin-. Me llamo Amadn... - Se bien quien eres - le interrumpi el guila-. Te he visto muchas veces recorriendo las orillas del lago y los bosques rumorosos de las riberas. Qu deseas de mi?. - He venido en busca de consejo -respondi el muchacho-. Mi amigo el Viento me dijo que quizs t me podras ayudar. -! amigo comn el Viento -le rectific el guila-. sin l yo no sera ms que un pjaro pesado que perdera la mitad de su vida en el esfuerzo de aletear hasta las alturas desde donde domino los horizontes. A Amadn le result sorprendente la declaracin del guila. A lo largo de los aos haba visto a las guilas cazar en multitud de ocasiones, y las haba visto elevarse silenciosamente en el cielo, pero no se le haba ocurrido pensar qu sera de ellas sin la ayuda del Viento. -Al fin y al cabo, todo colabora con todo en la vida -se dijo para s en voz muy baja. - Perdona -intervino el guila. He dicho algo que te haya ofendido... - No... no... slo es que no me haba planteado nunca hasta qu punto... -Amadn dud-; en fin... no es nada. El guila le invit con su silencio a que expusiera las razones que le haban llevado all. - guila, he venido en busca de tu consejo por que ayer nuestro amigo el Viento me hizo ver que sera bueno darle un objetivo a mi vida. Despus de meditarlo durante gran parte de la tarde -prosigui ms tranquilo-, llegu a la conclusin de que el dedicar mi vida a intentar hacer un mundo mejor sera algo por lo que valdra la pena emplear todas mis fuerzas, toda mi energa durante los aos que la Vida tenga a bien darme. - T conclusin no slo me parece razonable sino que adems es digna de todo elogio -le dijo el ave. Amadn esboz una ligera sonrisa que, inmediatemente, borr mientras bajaba la mirada. -Pero me asaltaron las dudas cuando me di cuenta de que una sola persona bien poco poda hacer, y que el mundo de los hombres es demasiado complicado, fuerte y pesado para que uno solo pueda hacerlo cambiar siquiera un poco. El guila volter la cabeza con atencin mientras el muchacho, mirndose las manos, se detena unos instantes antes de proseguir con sus explicaciones. - El Viento me dijo que no hay nada imposible para un corazn lleno de amor. Pero cuando le insist con mis preguntas sobre la manera en que una sola persona puede hacer un mundo nuevo, me dijo que podra ser conveniente que hablara contigo. sta es la razn por la que he venido a verte.

  • Espero que t me puedas dar alguna sugerencia, alguna idea que arroje un poco de luz en mi mente confusa. Amadn call a la espera de las palabras del guila y, durante unos instantes que al muchacho le parecieron eternos, tan slo hablaron las miradas cruzndose raudas entre las especies, de vida a vida, de alma a alma, extraas entre s y, a la vez, hermanas en el Aliento de la Vida. -Para qu quieres hacer un mundo nuevo? La pregunta del guila le result totalmente inesperada. - Cmo que.... esto... bueno... yo... - Supongo que lo primero que se tiene que preguntar uno es para qu va a hacer algo, no? -volvi a intervenir el guila-; si es que... lo va a hacer. - Esto... s, claro - convino Amadn un tanto confuso. - Entonces, para qu quieres cambiar el mundo de los hombres? Amadn se qued mudo. Aquella pregunta era verdaderamente difcil de contestar. De alguna manera resultaba evidente que los hombres deban cambiar y el guila tena que ser perfectamente consciente de ello por cuanto los hombres estaban acabando poco a poco con su especie. Pero al mismo tiempo, el muchacho senta que no haba una respuesta posible y sensata para aquella pregunta. -Para qu quieres cambiar el mundo de los hombres? -insisti el guila apuntndole con el pico. El joven baj la cabeza. - No lo s. Slo s que algo en mi corazn me dice que debera intentarlo -dijo por fin en voz baja. El guila ech hacia atrs la cabeza y le mir de soslayo. - Entonces est bien -dijo con suavidad-. Las razones no te las dicta la cabeza, sino el corazn. Est bien. Est bien - repiti para s. Amadn levant de nuevo la mirada mostrando una ligera sonrisa. - Es cierto que no existe nada imposible para un corazn lleno de amor - le dijo el guila retomando lo que el muchacho le haba contado sobre las palabras del Viento y, con una mirada tan profunda que a Amadn se le eriz la nuca, agreg- y no es menos cierto que sin amor jams podras hacer un nuevo mundo. Amadn movi la cabeza con extraeza, y el guila pareci sonrer con una extraa contraccin de su cara. - Dispones de la energa de toda una vida para situarla en el objetivo que te propongas -prosigu el guila con lentitud-, pero en la mezcla tiene que haber una importante dosis de amor para que la energa cristalice y se endurezca. De lo contrario, con el tiempo, sean meses o aos, lo que hagas terminar por disolverse. -Disolverse? - Si - No comprendo. -La nica cosa en el Universo que la guadaa del tiempo respeta es el amor. El amor mantiene la cohesin de todo cuanto existe. Y cuando no hay amor todo se disgrega y se divide, se dispersa y se disuelve... Amadn afirm con la cabeza. Era sorprendente lo que poda llegar a saber el guila. - Cuando piensas en las guilas, cual es la imagen que ms te viene a la cabeza? -pregunt con un sbito inters aquel magnfico pjaro. - La de su vuelo majestuoso por el cielo -respondi Amadan sin vacilar. - Te das cuenta? Mi vuelo es lo que permanece. Amadn hizo un gesto de incomprensin. - Es mi vuelo lo que permanece -le repiti el guila-, no el instante de la

  • caza o aquel otro en el que despedazo a mi presa para mi sustento y el de mis cras. sto lo hago por necesidad y no por amor. Sin embargo, el vuelo, lo que de mi ser permanece en ti por encima de todo, es aquello que amo por encima de todo. > - Ese es mi amor. Y es mi amor lo que permanece en el mundo que me rodea -concluy por ltimo el guila. Durante unos instantes Amadn qued pensativo, intentando enlazar lo que le acababa de decir el guila con aquello que le haba trado hasta all. - Entonces, slo si hago las cosas con amor podr cambiar este mundo? -concluy reflexivo El guila pareci sonrer de nuevo. - No s si podrs cambiar este mundo o no, si tendrs el suficiente amor o se te dar la ocasin de pulsar los resortes de la Vida. Slo s que sin amor jams lo conseguirs. El muchacho baj la cabeza mientras reflexionaba. - Entonces el amor es la clave de todo! -se repiti en voz baja para s-, Y tu crees que tendr amor suficiente como para dedicar mi vida a lo que deseo? -continu sbitamente encarndose a la gran ave. - Qu es lo que llev a tu corazn a tomar esa decisin? -pregunt a su vez el guila. El semblante de Amadn se ensombreci. - Bueno... fue el recuerdo de algunas cosas que he visto. - Qu cosas? - Las cosas... las cosas que suceden a causa de la avaricia, el odio, la estupidez y la insensibilidad del hombre...El dolor, la destruccin... el hambre... la muerte de inocentes... - Veo que te impuls la compasin -le interrumpi suavemente el guila-, y la compasin es hija del amor. Y afirmando con la cabeza, agreg: - Posiblemente dispondrs de suficiente amor para dedicar tu vida a cambiar el mundo. En el rostro de Amadn apareci una sonrisa de esperanza, y la claridad del sol se reflej de pronto en sus ojos negros cuando levant la cabeza. Los sonidos de la maana comenzaban a cubrirles con la animacin del nuevo da. Todo un mundo se despabilaba restregndose los ojos ante la nueva luz. El guila abri sus enormes alas, como desperezndose, estir el cuello y mir detenidamente hacia las nubes que, solitarias y aburridas, se esparcan aqu y all por el cielo. - Yo slo puedo hablarte de lo que s -dijo de improviso sin dejar de mirar las nubes-. Y por lo que puedo saber, si quieres crear un nuevo mundo tendrs que hacerlo da a da, en tu vida cotidiana. De la misma manera que yo tengo que buscar la perfeccin en mi vuelo da a da, sin descanso, sin permitirme un slo momento para volar como un ganso. El guila se contrajo varias veces rtmicamente, como si estuviera riendo, luego baj la cabeza y volvi a fijar sus ojos en Amadn con aquella mirada que le erizaba la piel. - Tendrs que aprender a ser impecable en tu vida, pulindote poco a poco hasta hacer de ti mismo una persona de ese nuevo mundo.

  • El muchacho sinti que lo que acababa de decirle el Aguila era muy importante. Tendra que aprender a ser impecable da a da..., aunque no terminaba de entender qu era eso de ser impecable. - Un mundo nuevo se tiene que componer de personas nuevas, con otra manera de ser, de estar, de pensar, de sentir, deactuar...-continu el guila-. Y eso hay que hacerlo da a da, momento a momento. Hay que ser impecable -y ms lentamente-.Hay que ser impecable. -Perdona, guila -interrumpi su discurso Amadn-, pero...cmo sabr cundo soy ? -No hay nada que saber. En la misma palabra est el misterio, y es el corazn el que te ir diciendo cundo eres impecable y cundo no. - Si pero como distinguir que es el corazn el que me dice cundo soy impecable y cundo no? Yo necesito algo ms... Amadn se detuvo en seco. El guila haba acercado su cabeza hasta la de l observndole con una mirada que helaba la sangre. Y con una voz ronca le dijo al fin: -Los humanos pensis demasiado. Y recuperando su posicin prosigui: - Las cosas del corazn se saben o no se saben. No hay formas, ni sistemas, ni tcnicas, ni modos...Est la certeza o no est. No hay nada mas. Los seres humanos pretendes controlarlo todo con vuestra cabeza y no os dais cuenta de cunta eficacia perdis al hacerlo as. Si yo tuviera que controlar conscientemente los movimientos de plumas tan precisos que tengo que hacer para dirigir mi vuelo acabara estrellndome contra esos farallones da si, da no, o convertido en un revoltijo de plumas entre aliagas y los romeros cada tres horas. No me pregunto cmo tengo que volar, simplemente siento lo que tengo que hacer con mi cuerpo y con mis plumas y lo hago. Nada ms. El guila call y, al contemplar la expresin que su discurso haba dejado en el rostro de Amadn, no pudo contener la risa. - Simplemente, qudate con esto -le dijo en medio de un graznido-: s impecable da a da. Y luego, alargando una de sus alas para tocar con el extremo de sus plumas el hombro del muchacho, agreg: - De todas formas, si necesitas que alguien te d algunas explicaciones ms para que todo esto te resulte ms comprensible, te sugiero que vayas a hablar con el Gran Roble de la umbra. l es un estupendo filsofo y un buen conversador. Y sin siquiera decir adis se lanz al vaco por encima de la cabeza de Amadn, dicindole mientras se alejaba: - Pero date prisa en hablar con el Roble, porque dentro de pocos das el sueo del invierno inundar su alma y ya no podrs conversar con l hasta la prxima primavera. Y sin batir las alas busc una corriente de aire clido que la elevara hasta los confines del cielo."

    Una vez que descubrimos qu es lo que queremos hacer, tenemos que preguntarnos "para qu" queremos hacerlo. Y tenemos que tener en cuenta

  • que lo nico que supera todas las barreras es el Amor, que es lo nico que permanece.Vive tu vida llena de amor.

    CAPITULO III"Era inmenso. Como un coloso adormecido por el perfume del espliego, el enorme tronco pareca surgir del suelo como la columna de una inmensa catedral natural desaparecida en algn remoto pasado; inabarcable, su mole rugosa se abra a varios metros del suelo en cinco grandes troncos, cada uno tan grueso como un rbol adulto, y sus ramas ms altas se perdan en la lejana de su impresionante altura. Por all debera de andar la atalaya desde la cual el guila vea la puesta del sol cada tarde. Amadn no haba perdido el tiempo. A poco de regresar de su recorrido por las agrestes gargantas del ro se haba dirigido hasta la umbra para buscar el consejo del gran rbol. Una vez all, y despus de pedirle permiso para entrar en las inmediaciones de su aura vital, el muchacho le expuso los motivos que le llevaban en busca de su ayuda, as como los detalles de las conversaciones mantenidas con el Viento y con el guila. - De modo que quieres cambiar el mundo...-dijo el Roble como hablando para s mismo. -S, eso es -corrobor Amadn. -Pero no sabes cmo llevar a trmino una empresa tan grande y difcil, no? - Asi es. -Mmmmmm El gran rbol pareci reflexionar desde la quietud de las pocas hojas que an le quedaban tras el avance del otoo. A sus pies, un grueso manto jaspeado de amarillos, ocres y marrones invitaba al joven a tenderse con toda la longitud de su cuerpo. - Y que clase de cambios te gustara que se dieran? -le dijo por fin con una voz tremendamente grave pero cargada de bondad. A Amadn no se le haba ocurrido pensar en eso. - Bueno... pues... supongo que... los cambios lgicos... tal como estan las cosas... -Y que es lo lgico para ti? -insisti el Roble. - Pues... me gustara... me gustara que los hombres no asolaran el planeta por la avidez que tienen de riqueza... - Es comprensible -convino el Roble. -... que los inocentes y los dbiles no se vieran sometidos a las injusticias con que los fuertes los sojuzgan... - Correcto. -... que no muriera la gente de hambre debido a la estupidez y a la avaricia de muchos... - Mmmm -... que no hubiera ms guerras... Amadn detuvo su enumeracin como si de pronto hubiera tomado consciencia de algo. - S -dijo-, posiblemente esto sera lo primero y ms importante: que los hombres dejaran de matarse unos a otros. - Es decir, que te gustara antes de nada hacer un mundo en paz -afirm el Roble buscando la confirmacin del muchacho. - Si. Creo que eso sera lo primero.

  • - Y cmo crees que se puede instaurar la paz en el planeta? - Pues... no s... sta es una de las razones por las que estoy buscando tu ayuda, Roble. Aquello pareci provocar en el rbol un estremecimiento de simpata por el muchacho, que vio cmo de una rama cercana se desprenda una hoja amarilla para luego descender hasta l entre piruetas y remolinos. - Para que haya paz en el mundo primero tiene que hacerse la paz en los corazones de los hombres- Oy Amadn la voz profunda y sosegada del Roble. -En los corazones de los hombres?! -xclam el joven-. No sera mejor que primero dejen las armas?. - No servira de nada -respondi el rbol-. Las volveran a tomar al da siguiente. - Entonces... - Primero tiene que hacerse la paz en los corazones de los hombres -repiti-. Porque la causa de la guerra y de la violencia entre vosotros los seres humanos est en la guerra y la violencia desatadas dentro de vuestro pecho. -No entiendo lo que intentas decirme, Roble. - Es sencillo -prosigui el Roble con una inmensa calma-. Slo se puede encender fuego con algo que lleve en s la semilla del fuego. Si en el corazn humano hubiera paz, habra paz tambin en el mundo de los hombres, porque no habra nada capaz de encender la guerra. Pareci que Amadn comenzaba a comprender. -Las cosas no van de fuera a dentro, sino de dentro a fuera -recalc el Roble. El muchacho guard silencio durante unos instantes anudando ideas y conceptos. Al cabo de un rato, que al Roble se le antoj muy breve, el joven pregunt: - Si esto es as, Roble. En qu consiste la guerra que afirmas existe en los corazones de los hombres? - Es la guerra que se desata a causa de los deseos desmedidos. -Como es eso? -insisti Amadn. Y el rbol respondi con mayor lentitud de lo que hubiera deseado el impaciente muchacho. - Los hombres os pasis la vida deseando cosas. Nada os deja nunca satisfechos. Todo os parece poco. Y eso hace que os pasis el tiempo persiguiendo todo lo que no tenis y pensis que deberais de tener. Es esa insatisfaccin bsica la que les amarga la existencia; la que os hace ser grandes, porque os lleva a la conquista y al esfuerzo, pero tambin la que los hacetremendamente desgraciados, ya que nunca conseguirs hallar la paz. - Pero si no tuvieramos deseos no habramos podido evolucionar, posiblemente incluso la especie humana se habra extinguido -protest Amadn. - No he dicho que el problema est en los deseos, muchacho, sino en los deseos desmedidos. Amadn abri los ojos con evidentes muestras de perplejidad, y el Roble relentiz sus pensamientos an ms si cabe. El profundo letargo del ya cercano invierno se iba transmitiendo por su savia desde haca algo ms de un mes. - Lo que necesitis desarrollar -continu el rbol con lentitud -es el equilibrio y la armona internos, en definitiva, la paz interior. Se puede desear algo, pero sin convertirlo en una cuestin crucial para la felicidad de uno. Hay que aprender a desear las cosas como si no se desearan.

  • -Cmo? -exclam Amadn con un gesto que dejaba bien a las claras que comenzaba a dudar de la sabidura que el Aguila le atribua al Roble. El rbol guard silencio unos instantes, y por la profunda quietud de la atmosfera que le rodeaba el joven pudo intuir que aquel gran ser estaba meditando sus palabras. -Veamos cmo te lo puedo explicar -le oy decir al fin-. Los seres humanos tenis que aprender a desear las cosas desde una profunda serenidad; una serenidad nacida de la inconmovible conviccin de que en realidad vais a seguir siendo felices sean como sean las cosas, ocurra lo que ocurra. Slo as vuestros deseos no sern destructivos y no os llevarn a desatar la guerra dentro de vuestros corazones. El muchacho comenzaba a vislumbrar algo de lo que pareca intentar explicar el Roble. - Por lo que ests diciendo , incluso mi deseo de construir un mundo mejor... puede ser un motivo para la guerra?! -Mmmm... -murmur el Roble como afirmando. Por paradjico que te parezca, as es. No sera la primera vez en la historia de los hombres que los buenos deseos de unos pocos han terminado en un bao de sangre. -Y para que no ocurra eso, yo tengo que desear ese nuevo mundo como si no lo deseara?! - Si. Sin dejarse desbordar por la pasin. Desde una actitud serena, desde el convencimiento de que tu felicidad no depende de ello. - Y cmo se puede conseguir esa serenidad de la que hablas y esa certeza de que vamos a seguir siendo felices sean como sean las cosas? -le pregunt con la sincera intencin de comprender sus ideas. El Roble tard un buen rato en responder, como intentando asegurarse de que Amadn iba a escuchar con atencin sus palabras. - Eso lo conseguirs cuando cruces el Arco Iris -dijo sbitamente al fin. -Cuando qu?! - exclam Amadn, que necesitaba escuchar de nuevo lo que haba odo a la perfeccin. - Cuando cruces el Arco Iris -respondi paciente el Roble. - Qu quieres decir con eso de cruzar el Arco Iris?. - Es ver las cosas desde el otro lado, desde ms all del Arco Iris. -Te refieres al Arco Iris ese de los colores, el que se puede ver en el cielo despus de la tormenta?. - S me refiero a ese. - Pero... pero cmo se puede ir ms all del Arco Iris? Por mucho que uno intente acercarse a l jams conseguir acortar ni un slo paso la distancia que le separa de sus colores. Una fina lluvia de hojas amarillas cay sobre Amadn, cosa que intuitivamente interpret como un gesto cordial del gigantesco rbol. - Hay una manera de ir ms all del Arco Iris -oy decir a ste con una voz que pareca desvelar una profunda simpata. -Cual? - No existe forma de explicarlo. La tienes que descubrir t mismo, dentro de ti. Un gesto de decepcin cruz el rostro de Amadn. Toda esta historia pareca un enorme acertijo y por momentos dudaba si no se estara metiendo en terreno resbaladizo. Confuso con tantas ideas y pensamientos imposibles, opt por abandonarse durante unas horas a la contemplacin del paisaje que, desde los pies del Gran Roble, se extenda por una de las zonas ms hermosas del lago. Pens que, quizs dejando a un lado todo este tema durante un buen rato, conseguira despejar su mente lo suficiente como para entender algo de

  • lo que estaba pasando. La luz de la tarde se filtraba por entre las laderas de las montaas recortndolas contra el cielo y dndoles la apariencia de descomunales dragones. Los rayos del sol se miraban en el espejo del lago, adoptando la forma de deslumbrantes gusanos de luz que ahora danzaban al comps del rtmico movimiento de la superficie del agua. - Mmmm... mmmm... mmmm... Amadn abri los ojos estupefacto. -Mmmm... mmmm... mmmm... El viejo Roble estaba tarareando una antigua meloda que alguna vez l haba escuchado a sus mayores. - No saba que los robles cantaban -dijo Amadn volvindose de nuevo hacia el rbol. -Oh s! -respondi ste con una voz profunda despus de interrumpir su canto. Los robles cantamos para dormirnos cuando el invierno est muy cerca. Y continu con su meloda. -Mmmm... mmmm... mmmm... - El caso es que tu cancin me suena... -volvi a interrumpirle el muchacho. - Si, claro -le respondi el Roble-. Es una vieja cancin de los robles, la que cantamos cuando llegan estos momentos del ao. Problablemente, algn antepasado tuyo fue capaz de entender el lenguaje de los rboles y de los animales. Y retom los sones de su meloda. Amadn no supo qu le ocurri. Aquella cancin... la serenidad y la sencillez del gigantesco y antiqusimo rbol... la luz del sol en el atardecer... Se levant y se aproxim hasta el inabarcable tronco del Roble y, sin mediar palabras, abri los brazos y abraz hasta donde la longitud de sus extremedidades se lo permita. Luego, peg su mejilla al tronco y cerr los ojos. El Roble dej de cantar. Se hizo un silencio denso y cerrado en el bosque. Una profunda paz invadi el corazn de Amadn, y algo dentro de l le dijo que jams haba sentido una paz as. Perdi la sensacin de su cuerpo. El viejo Roble y l eran uno... Uno... en la paz... en una paz inenarrable... en una... - Mmmm...mmmm... mmmm... Fue como si despertara de un profundo sueo. Amadn supuso que deban de haber pasado muchas horas. Posiblemente sera noche cerrada. Abri los ojos y se sorprendi al ver que la luz de la tarde segua siendo la misma que cuando se abraz al Roble. Se separ lentamente del tronco, dio unos pasos hacia atras y, muy suavemente, dijo: - Roble, Cuanto tiempo he estado abrazado a tu tronco?. El Roble detuvo de nuevo su meloda. - Slo unos instantes- fu la respuesta. - Me ha parecido una eternidad -murmur Amadn mientras se pasaba la mano por la frente. Se escuch algo parecido a una risa ligera. - En el reino de la paz no existe el tiempo -dijo en un murmullo el rbol. -, repiti una voz en el interior del muchacho. - Roble, De donde viene tu paz? -pregunt esta vez el joven con un nudo en la garganta.

  • Silencio. - Mi paz viene de la ausencia absoluta de deseos - oy por fin su voz en el bosque. - Jams pens... Amadn no encontraba palabras que pudieran expresar lo que haba sentido. - Los rboles, por no desear, ni siquiera deseamos movernos - continu el Roble-. Nos basta con la vida que sentimos dentro y fuera de nosotros, con el rumor del bosque, con el murmullo de los pjaros a los que damos cobijo, con las cosquillas de las ardillas sobre nuestra piel de madera, con la caricia del viento y del sol, con el bao plcido de la lluvia...La vida nos lo da todo, todo lo que podemos desear y necesitar. Para qu perder la paz con necesidades ficticias, con quimeras y espejismos...
  • no contestaba como lo haban hecho el Viento, el Aguila y el Roble. Le habl tambin de su decisin, de su dedicacin de pocas semanas atrs- qu lejano le pareca ahora aquel da! -y de sus conversaciones con sus amigos de la Naturaleza. Pero el lago segua sin contestar. Al final opt por volver al silencio y dejarse ser de nuevo, sin ms, hacindole compaa al lago en las maanas brumosas del invierno. Por fn una tarde, despus de una maana tormentosa que haba perfumado la atmsfera con los aromas del ozono y de la tierra hmeda, Amadn recibi la respuesta del inmenso ser acuoso. Fue mientras miraba la superficie tersa del agua desde una roca plana en la orilla. Repentinamente, las ondas desaparecieron y el lago se convirti en un espejo perfecto que le devolva su propia imagen con una nitidez nunca antes contemplada. Se vio a s mismo mirndose en aquel milagroso espejo hasta que lleg un momento en que su propio reflejo comenz a resultarle extrao. Fu entonces cuando el lago comenz a hablar a travs de su propia imagen reflejada. Al principio, aquello le result divertido a Amadn. Era como hablar con uno mismo, aunque ciertamente era un en el que no se acababa de reconocer. Pero, poco a poco se habitu a la peculiar forma de comunicarse que tena el lago. El muchacho iba a referirle lo conversado con el Viento, el guila y el Roble en los ltimos das cuando el Lago le interrumpi. - No, no hace falta que me lo relates de nuevo -le dijo con su mismo timbre de voz. Te recuerdo que he estado escuchando tus palabras a lo largo de todos estos das. -Y por qu no me contestaste entonces y has tenido que esperar hasta este momento? -le pregunt Amadn con un ligero matiz de descontento. - Porque hasta hoy no te habas mirado con suficiente atencin- respondi el Lago. - Eso no es cierto -protest el muchacho-. En muchas ocasiones me miro en tu espejo... - S, pero una cosa es mirar la propia imagen y reconocerse, y otra muy distinta es mirar en verdad al ser que late dentro de esa imagen. Es entonces cuando uno ve su propio cuerpo como el de un extrao, cuando uno ve al verdadero morador de esa imagen y de ese cuerpo. Amadn entendi sin entender. Resultaba curioso cmo ahora, despus de su conversacin y su experiencia con el Roble, era capaz de comprender sin haber entendido nada de todo lo que suceda. Era algo parecido a aquello de que le haba dicho el viejo rbol, pero aplicado a las cosas de la cabeza. - Creo que te entiendo -le dijo el muchacho. - Estoy seguro de que lo has comprendido -le contest el Lago. Amadn respir profundamente antes de continuar con el hilo de la conversacin que intentaba mantener. - As pues, recordars que te relat lo que el Roble me hab de ti no?. - Asi es. - Bien, pues esa es la razn por la que estoy intentando hablar contigo desde hace varios das-concluy Amadn. -Entonces... -le dijo su propia imagen desde el Lago-, ests buscando consejo entre los seres que habitamos estasmontaas,no?. - Si, claro -contest el muchacho que, con un tono mordaz, agreg-. Crea que me habas estado escuchando durante todos estos das. Su imagen en el Lago adopt una actitud seria.

  • -Con quin ests molesto, conmigo o contigo? -le pregunt desde el agua. Aquello son como un aldabonazo dentro de Amadn. No contest. Mir su imagen en el agua, que segua esperando una respuesta; y luego, baj los ojos. S. Tena razn el Lago. En los primeros momentos haba resultado divertido estar hablando con su propia imagen, pero luego las sensaciones haban empezado a cambiar. Haba algo que le intranquilizaba en el hecho de estar hablando de alguna manera consigo mismo, aunque saba que era el Lago quien le hablaba. No llegaba a razonar por qu, pero no le gustabaaquella sensacin de estar hablando consigo mismo. -Me parece que no te caes bien- le dijo el Lago con un tono irnico. Amadn iba a protestar pero sus palabras murieron incluso antes de salir desu boca. No poda negar lo que en el fondo saba que era verdad. - Es evidente que no te gustas a ti mismo, muchacho -insisti el Lago, pero esta vez sin ningn nimo jocoso. Amadn no se atreva a levantar la mirada. Senta que le resultara insoportable encontrarse consigo mismo en una actitud acusadora. - Por favor, mrame -le pidi el Lago. - Prefiero no seguir jugando a esto -respondi Amadn derrotado. - Esto no es un juego, Amadn -le dijo, y volvi a insistir-. Por favor, mrame. Haciendo un esfuerzo el joven consigui elevar los ojos hasta encontrarse de nuevo con su propia imagen en las aguas del Lago, pero no se vio a s mismo como esperaba verse, con un semblante severo y acusador. Al contrario, se encontr con una imagen que le sorprendi, con una mirada llena de amor que le invitaba a seguir adelante con lo que estaba ocurriendo y a escuchar lo que el Lago le tena que decir. -No creas que lo que ests viendo ahora es mo -le dijo el Lago con una voz dulce-. Esta mirada que te observa con amor desde el agua es tambin tuya. Las imgenes que ofrezco son siempre reflejos, slo reflejos del alma del que se contempla.Cuando siento ternura o amor, reflejo la ternura o el amor de aquel que habla conmigo. Cuando acto irnicamente o incluso con malicia, lo hago a travs de los reflejos del alma de la misma persona que me mira. Amadn continuaba sin poder articular palabra, pero al menos ahora estaba viendo una parte de s que le resultaba agradable de ver y que no hubiera imaginado que pudiera ser tan hermosa. El lago cre un profundo silencio en sus orillas, que dejaron de golpear rtmicamente al comps de sus ondas. Pareci como si todo el entorno, los bosques, las montaas, el ro, los animales y las plantas, hubieran hecho el silencio a su vez para escuchar mejor las palabras del Lago. -Como vas a hacer t, Amadn, un mundo nuevo, si no haces en ti primero un corazn nuevo? El joven retuvo el aliento para percibir mejor las palabras que surgan del agua con una voz idntica a la suya. -Y cmo vas a hacer un corazn nuevo si rechazas una parte de ti y no conoces todava tu parte ms luminosa y bella? El muchacho no quiso decir nada. Tema romper el silencio mgico que flotaba sobre la superficie cristalina del agua, y que con ello el Lago dejara de hablar. Senta que todo lo que le estaba diciendo iba a desembocar en algo importante para l, y no quera desviar el discurso de las aguas a travs de su imagen.

  • - Todo en el Universo, todo lo que se manifiesta ante tus ojos, tiene dos partes: una sombra y desagradable; otra, luminosa y gozosa. Son el da y la noche de todo lo creado, el blanco y el negro, el fro y el calor de las almas que pueblan el cosmos.
  • -Pero al menos podras darme una pista -lanz su ltima tentativa Amadn. Su imagen en el Lago pareci recapacitar. Quizs se iba a salir con la suya al fin y al cabo; quizs podra por fin ir ms all del Arco Iris y encontrar las claves de todo este embrollo. - No te voy a dar una pista -dijo de pronto el Lago con una sonrisa-, pero lo que s voy a hacer es darte algo mejor. Amadn sonri satisfecho. - Te voy a dar la formulacin exacta de la pregunta que tienes que hacerte - continu el Lago mientras a Amadn se le borraba la sonrisa del rostro- y la forma correcta es esta: El Amadn que se vea en el Lago se ech a reir. - Eso no ha tenido ninguna gracia -protest el de carne y hueso. -Te enfadas conmigo o te ests enfadando contigo mismo? -respondi el Lago, para acto seguido reflejar un Amadn muerto de risa. Al final, el muchacho comprendi que era absurdo molestarse con el Lago, porque en definitiva era casi como pelear con el fantasma de uno mismo. - De acuerdo, de acuerdo -dijo al fin Amadn echndose a reir tambin. - Progresas rpido, amigo mo -le dijo el Lago-. Acabas de empezar a reirte de ti mismo. Y esa es la clave para conseguir un corazn nuevo... y para alcanzar la sabidura. -Quizas es que no hay nada mejor que mirarse en un espejo para que uno deje de darse importancia y pierda el sentido dramtico de la vida - respondi en voz baja Amadn, y a continuacin cay en la cuenta de que haba dicho algo que tena todo el aspecto de una pesada sentencia, y aquello an le dio ms risa. Cuando cesaron las bromas, los dos jvenes se quedaron mirndose con mutua simpata. - Entonces... -rompi el silencio el que estaba encima de la roca- va en serio eso de la forma correcta de hacer la pregunta sobre el Arco Iris? - Si totalmente en serio, Amadn -contest el del agua-. Memoriza la pregunta y reptela en tu interior todos los das, constantemente. Y al final encontrars la respuesta. - Como se puede ir ms all del Arco Iris cuando al arco Iris le gusta mantener las distancias -se dijo con media sonrisa. -Eso es. - La verdad es que suena a broma, Lago. - S, ya lo s -replic-. pero por qu las cosas transcendentes de la vida hay que decirlas poniendo una cara muy seria? Volvieron a reir. La noche cay. Los reflejos del Lago fueron difuminndose ms y ms hasta desaparecer en una superficie gris mate durante el ocaso, y convertirse luego en un agujero negro entre las montaas cuando el cielo extendi su capa nocturna sobre el horizonte. Habra muchos das para hablar con el Lago, muchos das para mirarse en l,... y tambin para rerse con l."

    Normalmente lo que hay a nuestro alrededor es un reflejo de lo que hay en nuestro interior...Si en nuestro corazn hay cosas feas, vamos a reflejar cosas feas; pero si logramos poner cosas lindas en nuestro corazn, eso es lo que habr a nuestro alrededor.Podremos hacer un cambio de adentro hacia afuera ?

  • Quizs s... cuando aprendamos a rernos de nosotros mismos.

    CAPITULO V"La fascinacin que ejercan sobre Amadn las danzas y cabriolas de las llamas era hipntica. En las tardes desapacibles del invierno sola entregarse durante horas al cobijo clido del fuego del hogar, escuchando silbar a su amigo el Viento en las ventanas de cielo gris plomizo.De cuando en cuando se le cerraban los ojos bajo el peso plcido del aire templado del cuarto, y los sueos venan a visitarle entre momento y momento en que una chispa de lucidez le recordaba dnde estaba. Entonces, abra una rendija en sus ojos y volva a contemplar la danza apasionada de las llamas sobre los incandescentes tocones de pino, para seguidamente volver a abandonarse al seductor abrazo del sueo.Entre estados de sueo y fascinacin pasaban las tardes, acompaados en algn momento por la lectura de un buen libro o el dulce deleite de una taza de chocolate caliente.En ms de una ocasin, durante esas horas de contemplacin serena de las llamas, Amadn haba intentado hablar con el Fuego. Varias veces incluso lo haba alimentado con ms lea, pensando que quizs necesitase de un volumen elevado de calor para poder manifestarse. Pero nada de lo que haba probado haba tenido xito y, pese a la intimidad que mantena con el Fuego y a las prolongadas veladas a su lado, no haba podido establecer ni el ms mnimo dilogo con l. Una tarde en que Amadn se entretena deambulando entre el mundo de los sueos y el de apariencia ms real fue cuando se estableci la comunicacin. En uno de esos instantes en que abra una rendija en sus ojos para mirar las llamas, tuvo la sensacin que stas haban adoptado por momentos la forma de un rostro.Sin darle ms importancia volvi a cerrar la rendija con el fin de abandonarse de nuevo a la cada libre del sueo. De pronto, escuch inequvocamente una voz dentro de su cabeza.-No te duermas otra vez. Haces que se agote mi paciencia.Amadn abri los ojos sbitamente, confuso; y en ese momento volvi a tener la sensacin de que haba visto un rostro entre las llamas. - Ser posible que por fin me hayas odo...-volvi a escuchar la voz dentro de su cabeza -.. o es que alguien te ha dado una patada en el trasero desde el mundo de los sueos?.Amadn no saba dnde mirar. Lo que escuchaba vena de dentro de su cabeza... y no poda volver los ojos hacia adentro para ver quin era el que le deca aquello.

  • - Llevo mucho tiempo intentando hablar contigo -dijo por fin Amadn-. Pero no esperaba que thablaras dentro de m. - Ms tiempo llevo yo intentando hacerte entender que a m no se me puede escuchar con el odo - respondi la voz del fuego en tono burln-. Pero la espera siempre vale la pena si al final la dicha es buena- agreg conciliador.Ya repuesto de la sorpresa inicial Amadn se recost nuevamente en su silln dispuesto a disfrutar de las peculiaridades de aquel nuevo amigo... o quizs habra que decir de aquel viejo amigo que hasta ahora haba sido mudo...- No! Ms bien eres t el sordo -protest la voz del Fuego en su interior.-Pero cmo...? S...claro...-razon Amadn rpidamente para s-. Puede captarmis pensamientos porque forma parte de mi>>.- Exacto!Amadn se ech a rer. aquella situacin no slo resultaba sorprendente sino tambin graciosa.- Nunca se me hubiera ocurrido pensar que el Fuego pudiera tener sentido del humor -dijo el muchacho en voz alta.-Que pensabas, que sera serio y sentencioso? -Le dijo el Fuego.- Si, respondi Amadn riendo ms todava.- Por qu pensis los seres humanos que todo lo que tiene algo de trascendente tiene que resultar ? Las cosas ms serias e importantes de la vida se pueden decir con una sonrisa, e incluso se pueden decir medio en broma. De esta manera es ms fcil que se recuerden No te parece?- Si claro.Amadn estaba feliz. No slo haba conseguido al fin comunicarse con alguien tan especial como el Fuego, sino que adems ste estaba resultando un ser delo ms entretenido y entraable. No dudaba de que toda la amistad que le haba unido a l en el silencio de sus diferentes mundos se profundizara hasta extremos insospechados ahora que adems podan hablar como dos viejos amigos. Tras una larga conversacin sobre ancdotas de momentos vividos juntos ( y ), el Fuego entr directamente en el tema que ms le haba impulsado a intentar contactar de conciencia a conciencia con Amadn. -En muchos momentos, en los ltimos das, te he visto triste y pensativo, Amadn - le dijo despus de un pequeo silencio- . Hay algo que no va bien, verdad ?La sonrisa se borr del rostro de Amadn.-S, Fuego - respondi-. Durante la ltima luna, mirando mi imagen en el Lago, he estado descubriendo aspectos de m que no conoca. Unos son muy hermosos; tan hermosos que jams podra haber imaginado que se encontraban en m. Pero otros son sombros y densos, y me resulta difcil convivir con ellos. El Lago me ha dicho varias veces que tengo que alcanzar la serenidad en mi mente, para que a travs de ella el espritu se pueda reflejar en el mundo que me rodea como las montaas se reflejan en un lago en calma.Pero me resulta imposible conseguir esa serenidad viendo todo lo que hay dentro de mi naturaleza ms oscura. Me gustara arrancarlo de m y arrojarlo lejos, pero el Lago dice que para hacer un corazn nuevo tengo que utilizar mis dos naturalezas, la sombra y la luminosa.-Y as debe ser- convino el Fuego-. No debes luchar contra tu parte sombra.-Pero si no lucho contra mi parte sombra, cmo puede prevalecer el bien que

  • hay dentro de m? -protest Amadn-. Cmo puede prevalecer mi parte luminosa ? -El bien no prevalece a travs de la lucha, la confrontacin y la separacin, Amadn -le dijo en tono grave el Fuego-. Sino a travs de la unificacin y la transformacin.-Y cmo se hace eso, Fuego ?-No oponiendo resistencia a tu parte sombra.El joven hizo un gesto de absoluta incomprensin.-Si opones resistencia a algo lo alimentas con tu fuerza -continu la voz en su interior-. Y cuanta ms fuerza le opongas, ms fuerza desarrollar para equilibrar tu empuje.Y como el que comparte un secreto, la voz agreg :-Has de luchar, pero sin luchar.Por vez primera, Amadn encontraba algo a lo que aferrarse en aquel complicado proceso por el que estaba pasando.-Y dices que a travs de la unificacin ?-S, a travs de la unificacin y la transformacin es como puedes integrar tu parte sombra con tu parte luminosa -le interrumpi el Fuego en su interior.El Fuego call. Pareca estar buscando las palabras adecuadas porque incluso el fuego en el hogar pareca haberse recogido sobre s mismo.-No puedes rechazar una parte de ti -dijo al fin en un tono suave-, porque por mucho que no te guste sigues siendo t mismo, y porque el rechazo es hijo del desamor y por tanto est en contra de las leyes del universo, leyes que llevan al crecimiento y a la evolucin.

    Aquello ya lo haba escuchado Amadn. Lo haba odo de...-...de boca del guila, verdad ? -se adelant el Fuego.El muchacho sonri mientras afirmaba con un gesto.-Unirte a tu parte sombra -continu el Fuego- significa aceptar tu parte sombra. No se trata de luchar con ella. Tampoco se trata de fomentarla ni de deleitarse en ella. Se trata simplemente de aceptarte a ti mismo ntegramente, como ser humano que eres.Y despus de una pequea pausa, agreg :-El lado oscuro de la Luna tambin es Luna...Aquella frase entr como una saeta hasta el corazn de Amadn. repiti para s. y esboz una leve sonrisa.El fuego del hogar crepit alborozado. El Fuego haba sentido que algo comenzaba a transformarse en el muchacho.-Y cuando se acepta la parte sombra -continu diciendo -, entonces llega la transformacin.-Qu quieres decir con eso de la transformacin, Fuego ? -dijo en voz alta Amadn con visiblesmuestras de inters.El Fuego emiti un suspiro, que se tradujo inmediatamente en el hogar como una activacin repentina de las llamas.-La transformacin es algo mgico y misterioso -respondi-. Sucede por s misma. Sin que nadie la invoque. Sin que nadie la ocasione. Vendra a ser algo as como la consecuencia del amor : cuando se deja de rechazar algo dentro o fuera de uno y aparece la aceptacin amorosa, entonces todo se transforma.Un halo de esperanza comenz a aflorar en el alma de Amadn.

    Algo le deca en el pecho que esa iba a ser la manera de crear un corazn

  • nuevo, que esa sera la forma de crear un mundo nuevo.-Lo entiendes ahora ? - le dijo el Fuego a Amadn -. Si quieres crear un mundo nuevo no puedes hacerlo luchando contra el viejo mundo, porque de esa manera le das tu fuerza para que se perpete, y con ello lo fortaleces al tiempo que t pierdes las fuerzas que necesitas para crear lo nuevo.

    Amadn medit en profundidad durante un buen rato las ltimas palabras del Fuego. Ciertamente, eran palabras difciles de entender e incluso difciles de aceptar por parte de la cabeza. O quizs habra que decir que eran difciles de aceptar para la visin del mundo que se le haba dado; una visin del mundo, sencillamente, una entre tantas y no .-Todo lo que me ests diciendo, Fuego, resulta demasiado paradjico, algo as como un rompecabezas sin sentido...-T lo has dicho : un ! -interrumpi el Fuego-. Lo que te estoy diciendo no puede entenderlo la cabeza porque no es una solucin que tenga que ver con la cabeza. A lo largo de milenios, se ha demostrado incapaz de resolver el problema, de crear un mundo mejor. Por eso la cabeza no puede entenderlo... debes dejar que sea el corazn el que lo sienta, el que lo perciba, el que lo palpe. El corazn s que puede entender las paradojas.-No estoy seguro de que el corazn pueda llegar a entender eso -repuso Amadn con aire escptico.-Cmo que no ? -respondi con fuerza el Fuego-. Quin es el nico que se puede aproximar al misterio del Universo ante la contemplacin de las estrellas en una noche de verano ? Quin sino el corazn es el que comprende en el silencio de la razn el espectculo sobrecogedor de un firmamento rebosante de estrellas ?

    Amadn sumergi la cabeza entre los hombros.-A pesar de todo... -dijo desesperanzado- lo de aceptarme a m mismo y lo de aceptar al mundo tal cual somos es muy bonito en el papel pero.. quin puede hacerlo real dentro de su corazn?Una gran llamarada ascendi sbitamente por la chimenea.-Todo aquel que va ms all del Arco Iris -oy con intensidad Amadn dentro de su cabeza.Confusin. Nuevamente apareca el Arco Iris como la clave, como el enigma a descubrir, como el detalle sin el cual nada en todo aquel lo llegaba a adquirir sentido.-Cmo se puede ir ms all del Arco Iris cuando al Arco Iris le gusta mantener las distancias ? le pregunt el Fuego.

  • La frmula correcta, segn el Lago, pero ahora en boca del Fuego.Quizs simplemente lo haba ledo en sus recuerdos. se repiti una vez ms para sus adentros. Quizs es que aquella llevaba en s una clave para descubrir la clave. Quizs simplemente sus amigos no humanos le estaban gastando una broma. Quizs...-No es una broma, Amadn -le dijo el Fuego con ternura.El muchacho levant los ojos y mir el hogar, y all volvi a encontrarse con la visin fugaz del rostro entre las llamas.-No es una broma -repiti -. Y tienes que descubrir el secreto por ti mismo.-S -dijo Amadn afirmando con la cabeza-. . Me lo vengo repitiendo desde hace varias semanas, tal como me dijo el Lago. Pero he sido incapaz de encontrarle el sentido.El joven se incorpor repentinamente sobre su silln.-Quizs t...-Quizs yo... pueda ayudarte, no ? -se le adelant una vez ms el Fuego.-S.El Fuego guard silencio. Las llamas menguaron en la chimenea, y el horno gneo de las brasas refulgi como nunca antes haba visto Amadn. Un soplo ardiente le lleg al rostro y, con l, llegaron una vez ms las palabras que resonaban en su interior.-En realidad no has de encontrarle ningn sentido, porque es el sentido ms pleno y el sin sentido ms absoluto. El Fuego se detuvo como dudando.-Es absurdo- dijo al fin desde una profunda serenidad-. Todas mis palabras jams servirn para que puedas entender lo que es ir ms all del Arco Iris. Esa es la razn por la que tienes que descubrirlo t mismo.Se sumergieron los dos en sus reflexiones, con una nube de tristeza flotando sobre ellos. Las llamas en el hogar haban menguado en gran medida, y ahora se movan lentamente, sin vida.Amadn no tena fro, pero pens que quizs a su amigo le gustara que echar ms lea a la chimenea, que quizs eso le animara un poco.-No. Djalo -le dijo el Fuego cuando se dispona a echar un pequeo tronco de pino-. Estoy bien as.Gracias.El muchacho se sent nuevamente en silencio.-Fuego -le dijo al cabo de un rato-. Aparte de resolver el misterio del Arco Iris, crees que s ya lo suficiente como para poner manos a la obra para la construccin de un mundo mejor ?-Oh, bueno... - vacil el Fuego-. Nunca se sabe lo suficiente, Amadn. Cuanto ms sabe uno, ms se da cuenta de lo poco que sabe. Aqu tambin funciona eso de las paradojas -agreg con humor.Guard silencio un momento y despus continu:-En realidad, ya has comenzado a construir un mundo mejor, puesto que t has cambiado mucho en los das que llevas buscando respuestas y consejos. De hecho, el mundo cambi para mejor a partir del momento en que decidiste dedicar tu vida a ello. De todas formas...

  • El Fuego volvi a vacilar.-... Puede ser interesante que tengas alguna conversacin con otros amigos que no pertenecen a tu especie, pero que son inmensamente sabios.-Con quin me aconsejas que hable, Fuego ? -pregunt Amadn, interesado-. T conoces mejor que yo...-S. A eso iba -le interrumpi el Fuego dentro de su cabeza-. Te sugerira que hablaras con la Luna.-Con la Luna ? -exclam el muchacho sorprendido.-S, con la Luna -se reafirm el Fuego.-Pero cmo voy a hablar con ella ? -e inmediatamente le lleg una idea-. Quizs ... quizs a travs de su reflejo en el Lago ?El Fuego sonri nuevamente en el hogar. Las llamas volvieron a adquirir fuerza e intensidad.-S. Esa podra ser una manera -le dijo en un tono carioso-. Pero hay otra manera mejor.Y con aire enigmtico aadi:-Pero por ahora no te preocupes por eso, Amadn."

    "Las cosas ms serias e importantes de la vida se pueden decir con una sonrisa, e incluso se pueden decir medio en broma. De esta manera es ms fcil que se recuerden .Todo lo que es amor unifica y congrega, y por tanto lleva al crecimiento. Todo lo que va en contra del amor divide, separa y disuelve."

    CAPITULO VI"Amadn haba odo hablar de las sensaciones de los astronautas cuando vean la Tierra desde el espacio, pero ahora se daba cuenta de que aquello era mucho ms de lo que las palabras podan transmitir.Ante sus ojos se extenda aquella inmensa esfera azul, resplandeciente, maravillosa en susimplicidad, ingrvida en medio de la nada. Grandes manchas blancas salpicaban el azul aqu y all, dejando ver por entre sus huecos los colores de los continentes : ocres, amarillos, marrones, granates, verdes oscuros, verde esmeralda... Aquello era el mayor espectculo que un ser humano pudiera jams imaginar.Y el silencio...Un silencio total... absoluto... Ahora comprenda que nunca en toda su vida haba llegado a percibir el silencio de verdad. Todos haban sido silencios relativos, salpicados de sonidos apagados, distantes, de ronroneos corporales, de pensamientos despistados que cruzaban perdidos por el paisaje de su mente...Silencio...Un silencio vivo...Silencio... fuera y dentro...Los pensamientos... se apagan... recuerdos de aquel da... el Roble...Silencio...Existencia...La Tierra...Gozo infinito...-Qu haces aqu ? Te has perdido ?

  • Una voz... Quin...-Eh ! Estoy aqu ! A tu espalada !Aquella voz sonaba dentro de l. Era algo parecido a la voz del Fuego, pero haba algo diferente, algo que...- Eh ! Oye ! Mrame !En medio de una profunda paz, Amadn consigui razonar que aquella voz no sonaba en su cabeza sino en su pecho. Y adems...- Mrame !Adems pareca una voz femenina...Un fuerte impacto le sacudi cuando, sin saber de qu manera, contempl lo que haba detrs de l. - La Luna !- S, claro - le respondi con la mayor naturalidad. - Te has perdido ?- Esto... bueno... yo...- Ests un poco confuso, no ?- S. Creo que s.La Luna guard silencio, a la espera de que Amadn pusiera en orden su cabeza. Por desgracia, sin la cabeza no poda hablar.- No, creo que no me he perdido - consigui enlazar varias palabras por fin-. Aunque no scmo... cmo he venido a parar aqu... Yo... realmente... yo... yo quera venir a hablar contigo...- Ah ! Entonces no te has perdido - le dijo la Luna alegremente.- No... supongo que no.Amadn comenz poco a poco a tomar conciencia de la inmensa belleza de la Luna. Tan diferente de la Tierra, pero tambin tan hermosa en su refulgente blancura.- Eres muy hermosa.Las palabras surgieron de su interior sin darse cuenta, y fue luego cuando se pregunt si aquello sera lo correcto al tratar con una dama tan magnfica.- Gracias, Amadn - oy su voz en el pecho.- Conoces mi nombre ? -surgieron nuevamente las palabras un instante antes de que decidierapronunciarlas.- S, claro - respondi la Luna. - Conozco los nombres de todos los seres que suean en la Tierra.- Y cmo es eso ? -oy su voz nuevamente Amadn, cuando slo haba intentado hacer un gesto de no comprender.- Cuando sois vens todos flotando hasta m, y es aqu donde permanecis hasta que volvis a despertar. Lo nico es que la inmensa mayora no estis plenamente concientes cuando vens a visitarme, y por eso luego no lo recordis.Y despus de una pausa agreg :- Pero, por lo que veo, t has venido esta vez muy conciente...- S, - respondi Amadn adelantndose a s mismo. - Pero lo cierto es que no s cmo lo he hecho.- En las cosas importantes de la vida no existe el cmo - dijo la Luna-. Este tipo de cosas simplemente suceden.- Este tipo de cosas simplemente suceden - repiti Amadn en su pensamiento, aunque incomprensiblemente algo en l lo dijo en voz alta.Amadn, confuso, intent guardar silencio. Pero no pudo.- Estoy confuso - se oy a s mismo - Qu me pasa ?La Luna se ri dentro de l.- Lo que ocurre es que en el mundo de los sueos no hay nada que pueda

  • permanecer oculto le dijo divertida.- Estupendo ! - se oy el muchacho de tono irnico - Esto es como quedarme desnudo delante de esta dama.La Luna no dejaba de rerse.- Qu vergenza ! - continu Amadn sin poder detener su pensamiento - Podra dejar de rerse.Yo no le veo la gracia.Y as continuaron las cosas durante un buen rato, con un Amadn que no poda ocultar ninguno de sus pensamientos, y una Luna sumamente divertida con las dificultades del muchacho.Al final, Amadn no tuvo ms remedio que aceptar su desnudez ante la Luna, y fue a partir de entonces cuando empez a sentir una libertad y un gozo difciles de describir.- Es importante tomar conciencia de todo lo que piensas - le dijo la Luna cuando la conversacin volvi a su cauce -, porque as te das cuenta hasta qu punto utilizas pensamientos preconcebidos que te hacen dao, pensamientos automticos que aprendiste de nio y que ya no te has vuelto a replantear cuando has tenido uso de razn.- S. Creo entender algo de eso - le dijo Amadn-. De nios nos ensearon una verdad, pero no es la Verdad.- Algo as. De nios os ensean una verdad para poder funcionar en la vida hasta que uno puede pensar por s mismo. Es una verdad prestada, la verdad social, la que se transmite a todos los miembros de una sociedad. Lo que pasa es que luego a una gran mayora se le olvida buscar su propia verdad, que no olvides que seguir siendo tan slo otra verdad y no la Verdad. Creo que los seres humanos sois un poco perezosos con todo esto.- Y de qu nos sirve buscar otra verdad diferente si tampoco es la Verdad ? - se oy Amadn.La Luna sonri en su corazn.- Si slo tienes una verdad no podrs ir ms all. Es como tener un muro delante, sin fisuras, sin resquicios. Si desarrollas otra verdad tendrs dos muros, uno al lado del otro.- Y bien ? - pregunt Amadn - Me parece que te ests haciendo la lista conmigo.Amadn pens que si la Luna hubiera tenido piel y sangre habra enrojecido de vergenza. Pero a la Luna el comentario no le haba afectado como l supona, porque la oa rerse en su pecho.Al final, Amadn tambin ri.- Lo siento -le dijo -. Me resulta sumamente difcil controlar mis pensamientos.- No tienes que controlarlos - le respondi la Luna entre risas -. Sencillamente debes dejarlos pasar. No les opongas resistencia. Slo djalos pasar.- S. Eso me resulta familiar - y haciendo un alto volvi al tema que intentaban llevar-. Bien.Me decas que entonces tendramos dos muros, no ?- Dos muros - repiti la Luna-. Los muros vendran a ser las palabras. Las pequeas verdadesestn hechas de palabras. Palabras que no nos dejan ver la Verdad. La Verdad no se puede expresar con palabras. Entiendes ?- Pues no demasiado bien.La Luna respir.- Si slo tienes un muro pensars que las cosas son as, y han sido siempre as. No te plantears nada ms, y te morirs sin saber qu haba detrs del muro, sin siquiera haberte planteado que detrs de l poda haber algo ms. Por el contrario, si tienes dos muros llegar un momento en que dudars del

  • primero, y con el tiempo esas dudas se extendern hasta el segundo. Llegars a dudar de los dos.- Y cuando dude de los dos qu ocurrir ? - pregunt el joven.- Que te atrevers a mirar por el resquicio que queda entre los dos muros - afirm la Luna contoda naturalidad.- Quieres decir que me meter por entre las dos verdades, la que me dieron de nio y la que mecre de adulto ?- S.- Y entonces podr conocer la Verdad ?- S. Aunque ms bien habra que decir que podrs ver la Verdad, puesto que aqu ya no sirven las palabras, ya no hay muros, sino un espacio abierto infinito... y una libertad total, absoluta; una libertad que nada tiene que ver con declaraciones de independencia, ni con leyes humanas de papel. La libertad de verdad, la Libertad de la Verdad, la libertad infinita que se siente dentro de uno, y que le permite seguir siendo libre en cualquier condicin en la que viva.

    - Uau !... - se oy exclamar Amadn - Eso suena muy bien !- Lo mejor no es cmo suena, sino cmo se siente - rectific la Luna.- Luna, todo esto tiene que ver con lo de ir ms all del Arco Iris ? - pregunt con inocencia.- S, Amadn. En realidad, todo tiene que ver con lo que ocurre al otro lado del Arco Iris.- Entonces podr crear un mundo nuevo ! - se volvi a or pensar en voz alta el ahora esperanzado Amadn.- S. Podrs crear un mundo nuevo - coincidi la Luna.- Pero para eso tendrs que soar primero.- Soar ?- S. Soar. Para que un nuevo mundo se haga realidad hay que soar con l.- Quieres decir que hay que imaginarlo ?- Hay una pequea diferencia entre imaginar algo y soar con algo - matiz la Luna. Cuando uno suea con algo, no slo lo est imaginando, sino que lo est animando con su propio espritu para que algn da tome vida. Todo lo que existe, antes de nacer en el mundo fsico y sensible, ha tenido que nacer en el mundo del Espritu. Por eso debes de soar con ese nuevo mundo que deseas. Por eso tenis que soar todos los seres humanos con ese nuevo mundo que anhelis; porque de lo contrario jams se manifestar en la Tierra.- Pero, Luna... -intervino Amadn confuso-, no siempre los sueos se convierten en realidad.- Claro que no ! -exclam ella en su interior.- Por qu ?- Porque en los mundos del Espritu siempre se ponen obstculos a los sueos que van contra la Vida o a aquellos otros que os van a hacer retroceder en vuestro crecimiento.Y en un tono ms apagado aadi:- A pesar de todo, hay sueos que van contra la Vida y que se hacen realidad gracias a lainsistencia de aquellos que los suean, aunque ms tarde se vean obligados a pagar lasconsecuencias. De todas formas, todo est tan bien pensado que, hasta esas cosas, a la larga y de una manera inconcebible a primera vista, acaban

  • trabajando tambin para el bien... Pero todo eso lo comprenders cuando cruces el Arco Iris.- Eso si algn da consigo cruzar el Arco Iris - le dijo Amadn con un tono pesimista mientras laoscuridad le rodeaba.- Nunca pierdas la esperanza, Amadn - sinti su voz muy lejana, con una dulzura infinita -. Nolo olvides: nunca pierdas la esperanza.

    Ecos perdidos en el silencio del Cosmos...Silencio...Silencio...Amadn abri una rendija minscula en los prpados.Dnde est la Luna ? - pens.- Cualquiera dira que te resulto soporfero, muchacho - oy en su cabeza la voz familiar del Fuego -. O es que ests en la Luna ?Amadn abri los ojos con dificultad. La chimenea... El Fuego... Haba sido todo un sueo !- Ests seguro ? - le pregunt su amigo. pens, - No, muchacho. No lo ha sido - le dijo el Fuego.- Por favor, puedes dejarme en paz - estall Amadn -. Me gustara recuperar algo de miintimidad... Con la Luna me he sentido... yo... y ahora contigo... tampoco puedo... Me gustara poder pensar sin que todo el mundo se entere de lo que estoy pensando ! - atin a decir por fin.- Me temo que eres de los que tienen un mal despertar - le dijo el Fuego sin perder la compostura.Amadn se cubri el rostro con las dos manos, y pocos instantes despus su enfado se transform en una risa tranquila y silenciosa. Qu poda esperar cuando su locura le haba llevado a hablar con los animales y los rboles, con el agua y el viento, con el fuego y hasta con la Luna ?- De acuerdo - dijo despus de rer de buena gana -. Me tendr que ir acostumbrando a todo esto, no es as ?- S, me parece que s - respondi el Fuego -. Cuando se forma parte de todo el mundo que terodea, a veces hay que renunciar a una parte de tu intimidad.Y sin mediar ms conversacin le pregunt :- Recordars todo lo que te ha dicho la Luna ?- No ha sido un sueo, verdad ? - pregunt a su vez Amadn. No , no ha sido un sueo. No al menos tal como vosotros los hombres concebs los sueos - ycon rotundidad afirm : has estado hablando realmente con la Luna, Amadn.El joven respir profundamente y pas revista de lo sucedido durante el .- S, lo recuerdo todo.- Estupendo - murmur el Fuego -. Pronto acabar el invierno. Y la Luna ya se prepara parademostrar su soberana en el cielo... y para convertir algunos sueos en realidad.- Qu quieres decir con eso ?- Nada, nada... es slo un presentimiento, muchacho."

  • En las cosas importantes de la vida no existe el cmo. Este tipo de cosas simplemente suceden. Si slo tienes una verdad pensars que las cosas son as, y han sido siempre as. No te plantears nada ms, y te quedars sin saber qu haba detrs de esa verdad, sin siquiera haberte planteado que detrs de ella poda haber algo ms. Por el contrario, si tienes dos verdades llegar un momento en que dudars dela primera, y con el tiempo esas dudas se extendern hasta la segunda. Llegars a dudar de los dos.Y entonces es cuando podrs llegar a descubrir LA VERDAD.

    CAPITULO VII"Los ltimos das del invierno fueron tristes y grises. Y no slo fueron tristes y grises en el lago, sino tambin para el alma de Amadn. En apenas tres meses haba aprendido tanto como hubiera podido aprender en tres aos, pero ahora se encontraba en la situacin de un nufrago en una isla desierta de oro puro. S, ahora saba mucho ms acerca de s mismo, de los hombres y del mundo, pero, realmente aquello le iba a servir para algo ? Nadie puede cambiar las voluntades del resto de los mortales. Uno puede cambiarse a s mismo, s, pero con uno slo que cambie no cambia el mundo, y por otra parte, realmentedeba de cambiar el mundo ? No sera l demasiado pretencioso ? Quin era l para decir cmo tena que ser el mundo ? Al fin y al cabo, para qu serva calentarse tanto la cabeza ?Como si hubiera presentido su situacin, el Viento acudi en su ayuda. Todo el lago se estremeci con su llegada. Traa aromas de las tierras del sur, clidas y llenas de color, perfumadas de especias y frutas exticas.- Qu le ocurre a mi buen amigo Amadn que ha perdido su mirada soadora ? -oy decir al Viento a su espalda.El muchacho se volvi a tiempo para recibir en el rostro el toque tibio y perfumado que portaba su amigo en las alforjas. - Como una cigea que hubiera perdido el norte te veo dudar - le dijo ya frente a l, colgndose de una rama -. Dime, Amadn, qu te ocurre ?- T mismo lo has dicho, Viento - contest el muchacho con una sonrisa triste - Tengo dudas,demasiadas dudas sobre lo acertado de mi decisin... sobre aquello a lo que iba a dedicar mi vida.- Acaso los consejos que te han ido dando los amigos del lago no eran sabios ?- Oh, s ! Quizs demasiado sabios -respondi no sin cierta irona-. Cuanto ms aprendo, ms dudas me sobrevienen acerca de mi papel en este mundo, en la vida, en mi vida. Y segn me han dicho hay una clave que puede resolver toda esta confusin de un plumazo; una clave que debo descubrir, pero he sido incapaz de desentraar. S que para hacer un mundo nuevo debo de hacerlo primero en mi interior, que si quiero que haya paz debo de conseguirla primero en mi corazn; s que el nuevo mundo hay que soarlo, y poner mucho amor en l, y s muchas cosas ms. Pero sigo preguntndome de qu sirve todo eso cuando un solo hombre no puede cambiar el mundo.El Viento agit su cabello con unos dedos delgados y largos pero invisibles.

  • - Bien. Me parece que ha llegado el momento de que hables con alguien que te puede ayudar bastante en este momento.- Quin ? - pregunt Amadn sin mostrar un excesivo inters.- La Gran Montaa - respondi el Viento.- Aquella que se ve en la lejana por el valle ?- S. A poco de comenzar su ascenso hay una crcava muy tranquila en donde la Montaa suele recrearse en sus meditaciones. Te espero all maana, poco despus del amanecer. ***

    - Me temo que vas a tener que aprender algunas cosas sobre la paciencia.La voz de la Gran Montaa resultaba profunda y cavernosa, a pesar de que en las inmediaciones de aquella crcava no haba ninguna cueva ni gruta que pudiera darle esa sonoridad tan especial.- Los grandes bosques de encinas, las laderas pobladas de arces, tejos, robles y pinos, el gran Roble del lago, te crees que crecieron de la noche a la maana ? - dijo pausadamente la Montaa -. Las cosas que tienen que durar milenios crecen lentamente. Lo que crece rpido muere rpido. Cmo prefieres que crezca tu nuevo mundo ?Amadn guard silencio. Saba que la Montaa tena razn, que no haba nada que objetar a suspalabras. - Has de aprender a ser paciente, muchacho - continu la Montaa.- Y junto con la paciencia has deaprender a insistir sin descanso, a no rendirte jams, a no dejar nunca de luchar... - Luchar ... como si no luchara ? - pregunt tmidamente Amadn. - Eso es -respondi la Montaa -. A veces basta con mantener la esperanza de que nuestros sueos an se pueden alcanzar. S, aquello tambin le sonaba. Pareca como si todos se hubieran puesto de acuerdo para decir las mismas cosas. Pero Amadn senta en su corazn que no era as, que lo que suceda era que todos decan lo mismo porque todos aquellos con los que haba hablado, en sus milenios de existencia, haban aprendido las mismas cosas. Y algo dentro de l, quizs su parte ms ancestral, la memoria de la especie humana, le deca que tenan razn.- Pero a pesar de todo -intervino Amadn-, a veces pienso que terminar por perder la esperanza. En estos tres meses no he podido resolver mi principal pregunta : cmo puede un solo hombre hacer un mundo nuevo ?- Nooooo .... -exclam la Montaa-, uno solo no puede...- Entonces, para qu seguir hablando ? - interrumpi el muchacho desesperanzado.- Pero djame que te cuente una historia.Una historia ? Aquello era nuevo entre todos los amigos del lago con los que haba hablado.La Montaa pareci aclararse su profundsima voz antes de continuar.- Hace bastantes milenios, cuando todava era joven y de crestas afiladas, sent que deba derribar una parte de mi ladera norte con el fin de crear el suelo adecuado para que pudiera crecer un bosque de tejos y de pinos negros a mis pies. As pues puse manos a la obra, y durante siglos estuve lanzando las mayores peas de las que dispona en mi cima con el objetivo de hacer ceder el terreno. Pero a pesar de las toneladas con las que embesta los salientes, no consegua hacer caer aquella ladera.

  • no llegaba a ver el resultado de su dedicacin en esta vida ? Qu importaba si nunca nadie llegaba a saber que quizs fue su aportacin la que provoc el cambio de rumbo en la historia ? Qu importaba si la Historia de los hombres ignoraba su aportacin a la Historia Natural de la Humanidad ? Lo importante era que los hombres dejaran de sufrir injusta e innecesariamente, que los rboles y los animales pudieran vivir en el planeta sin estar sojuzgados por el pie del hombre, que las guerras terminaran para siempre, que los hombres vivieran de verdad, de una vez por todas, como hermanos. La esperanza debi reflejarse en los ojos de Amadn para que su amigo el Viento le dijera bajito al odo:- Te das cuenta ? Saba que la Gran Montaa te ayudara a salir de tus dudas.Amadn sonri y aquella sonrisa no pas desapercibida para la Montaa.- Veo que renace en ti la esperanza, muchacho - le dijo - Eso es bueno, porque constituye la esencia que alimentar tu corazn. Pero no olvides que la chispa para que esa esencia entre en combustin slo puede drtela la fe.- Qu entiendes t por fe, Montaa ? - intervino de improviso Amadn. La Montaa pareci carraspear y aclararse la garganta de nuevo antes de continuar.- La fe es la conviccin interna de que puedes hacer algo. Pero tiene que ser una conviccin sinreservas, sin el ms mnimo resquicio para la duda, o de lo contrario no funcionar.
  • - Cmo ? - insisti con fuerza el joven.- Alcanzndolo por dentro - continu el otro divertido.- No te entiendo, Viento ! - grit Amadn.- No hay nada que entender ! -sopl con fuerza-. Lo que hay que hacer es no intentar ir. Si lo intentas se alejar. Siempre sucede.- Viento, cmo se puede ir ms all del Arco Iris cuando al Arco Iris le gusta mantener las distancias ? - pregunt el muchacho a voz en grito contra las rachas de aire que le acometan.Y el Viento, con un rugido en las copas de los rboles, respondi :- A quin es al que le gusta realmente mantener las distancias ?Sbitamente todo enmudeci.Amadn se detuvo en el sendero, reflexionando sobre lo que le haba dicho el Viento. Ah haban claves importantes que tena que descifrar, pero el Viento an quiso jugar un poco ms.- Amadn - dijo esta vez con una brisa silenciosa - Quin fue el primero que te habl de lo que haba ms all del Arco Iris ?- El Gran Roble - dijo el muchacho sin tener que hacer demasiados esfuerzos de memoria.- Y cmo pudo el Roble cruzar el Arco Iris, Amadn ?Y sonriendo por entre las ramas de los pinos se alej a gran velocidad en direccin al lago."

    Si queremos hacer un gran cambio en nuestras vidas, no pretendamos hacerlo de golpe. Debemos ir haciendo muchos pequeos cambios, que nos acerquen a nuestra meta.Y esos pequeos cambios pueden venir de la mano de algo tan simple como un poema, una cancin, un mail, o una palabra dicha en el momento justo.De la misma forma que podemos ayudar a otras personas, tambin nos podemos ayudar a nosotros mismos, sobre todo teniendo FE.

    CAPITULO VIII"Haba perdido la cuenta. Realmente eran muchos los das que llevaba en la cima de la Gran Montaa. Slo haba que pronto llegara la Luna Llena y que la primavera ya tendra que haber despuntado en brotes y hierbas. All se haba retirado, decidido a resolver el enigma del Arco Iris a cualquier precio, y despus de todo aquel tiempo se poda ver en su aspecto fsico el precio que ya le estaba costando. Delgado y demacrado, con la piel agrietada de tantos das a la intemperie, se pasaba la mayor parte de las horas sentado en el suelo, de espaldas al sol, esperando la lluvia que pudiera crear un arco iris de la nada. La determinacin de los primeros das haba dejado paso a una intencin serena, sosegada, producto quizs del descenso de los ritmos corporales, pero tambin debida a cierta forma de colapso mental que le haba sumido en un laberinto de ideas contrapuestas, y de ah a cierto grado de abandono que, en muchos momentos, le recordaba los das posteriores a su conversacin con el Gran Roble. Gracias a las pistas que le haba dado el Viento, haba conseguido averiguar por dnde se resolva el problema. Ahora saba que haba que cruzar el Arco Iris por dentro.

  • - Hay una manera de ir ms all del Arco Iris - le haba dicho el Roble en aquella ocasin -. La tienes que descubrir t mismo dentro de ti. Dentro de ti ! El Roble se lo haba dicho muy claro, pero l no lo haba entendido en aquel momento. Y, como bien haba dicho el Viento, cmo el Roble hubiera podido cruzar el Arco Iris y hablar de ello si no lo hubiera hecho desde dentro de s mismo ? De todas formas, para Amadn segua existiendo el problema. S, el Arco Iris se poda cruzar desde dentro... pero, de qu manera ? Durante todos aquellos das, Amadn lo haba intentado todo; haba intentado imaginar que cruzaba un arco iris dentro de l, con los ojos cerrados; haba probado a imaginarse el arco iris en el paisaje, con los ojos abiertos; haba intentado hablar con un arco iris que de pronto apareci en sus sueos, pero aquel arco iris deca muchas tonteras, y lleg a la conclusin de que no poda tratarse del Arco Iris; haba estado esperando arco iris reales en el paisaje con la intencin de probar de nuevo todas sus ocurrencias... pero nada. Saba que tena que cruzar el Arco Iris dentro de s mismo, pero no saba cmo. Y de ah vena su colapso mental. A base de plantearse hiptesis y contrahiptesis haba llenado su cabeza de paradojas y contrasentidos irresolubles, hasta el punto de que una parte de l, concretamente la "cabeza", estaba a un paso de rendirse. Sin embargo, al mismo tiempo pensaba que no deba de permitirse esa rendicin, que sera como perder la esperanza, y por tanto, perder la batalla. Pero algo en su corazn le deca que la "cabeza" nada tena que ver con la esperanza, que ese era un regalo del corazn y que, por el contrario, si se renda la "cabeza", entonces sera cuando comenzara lo bueno. Pero, qu era lo "bueno" ? Preguntas y ms preguntas. Respuestas en un sentido y en otro, paradojas y ms paradojas... - Los humanos pensis demasiado - le vino a la memoria la voz ronca del guila-. Las cosas del corazn se saben o no se saben. No hay formas, ni sistemas, ni tcnicas ni modos... Los seres humanos pretendis controlarlo todo con vuestra cabeza y no os dais cuenta de cunta eficacia perdis al hacerlo as. Yo no me pregunto cmo tengo que volar, simplemente siento lo que tengo que hacer con mi cuerpo y con mis plumas, y lo hago. Nada ms. Nada ms... Nada ms... Pero, qu es lo que tena que sentir para cruzar el Arco Iris ?... - Todo tiene dos partes, dos mitades que danzan aferradas desde los confines del tiempo. Y en medio de esa danza nos encontramos todos los seres, gravitando de un lado a otro; desconcertados y confusos... Cul es el reflejo ?... Cul es la realidad ?... - Lago... Lago... Me escuchas ? Cul es la realidad ? Dmelo t, Lago... Paradojas... Paradojas... - Lo que te estoy diciendo no puede entenderlo la cabeza - le pareca escuchar todava la voz del Fuego en su cerebro - porque no es una solucin que tenga que ver con la cabeza... Debes dejar que sea el corazn el que lo sienta, el que lo perciba, el que lo palpe. El corazn s que puede entender las paradojas. - El corazn s que puede, pero, cmo se renuncia al pensamiento ? Cmo voy a renunciar alpensamiento ? Soy un ser humano ! No puedo renunciar al pensamiento ! Debo mantener el sol a mi espalda... debo mantenerlo a mi espalda... Quizs

  • hoy aparezca el Arco Iris... - El Universo es una inmensa y maravillosa paradoja - volva la voz del Fuego - Incomprensible para la razn humana. Pero perfectamente accesible al sentimiento, al corazn de los hombres. Pero cmo... cmo se cruza el Arco Iris desde dentro ? - En las cosas importantes de la vida no existe el cmo - llegaba de pronto en su memoria la voz de la Luna - Este tipo de cosas simplemente suceden. - La transformacin es algo mgico y misterioso. Sucede por s misma. Sin que nadie la invoque. Sin que nadie la active. Vendra a ser algo as como la consecuencia del amor : cuando se deja de rechazar algo dentro o fuera de uno y aparece la aceptacin amorosa, entonces todo se transforma. - Pero qu es lo que estoy rechazando, Fuego ? Qu es lo que no acepto ? - Los humanos pensis demasiado... Los humanos pensis demasiado... Debo mantener el sol a mi espalda... - El Universo es mgico y misterioso, y por mucho que os esforcis vosotros en medirlo, pesarlo y predecirlo, seguir siendo mgico y misterioso. - Los humanos pensis demasiado... -... nunca sabremos en qu momento con qu pequea circunstancia, dar un vuelvo a vuestra historia o a la nuestra. Tan slo podemos saber que todo est bien hecho, y que de una manera o de otra, todo se encamina hacia la culminacin de su perfeccin... la culminacin de su perfeccin... Nunca pierdas la esperanza... nunca pierdas la esperanza... Y se hizo el silencio dentro de l... Fue como un salto al vaco, una cada interminable, eterna... Y en el instante siguiente vio. Dej de pensar y simplemente vio. Quedaron a un lado los esquemas, las ideas, las interpretaciones de la realidad... y vio directamente la Realidad. Desnuda. Pura. Tal como la haba visto cuando era un beb recin nacido. Ya no pensaba en la realidad. Simplemente la contemplaba, sin enjuiciarla, sin aadirle valores de ningn tipo, sin compararla con nada, sin encasillarla, sin limitarla con conceptos, sin plantearse otras posibilidades. Todas, absolutamente todas las posibilidades se encontraban ya all. No sobraba nada. Todo estaba en su sitio. Todo era perfecto de una manera que jams hubiera podido comprender su mente racional. No existan razones que justificasen nada. Todo era perfecto, ms all del espacio, ms all del tiempo...Ciertamente... qu era eso del espacio y del tiempo ? Todo en un Ahora... Todo en un Aqu... Todo era Conciencia. Todo era perfectamente absurdo, paradjico, ridculo, sin sentido... Todo era perfectamente innecesario... y al mismo tiempo Todo era Perfecto ya. No haba nada que cambiar. De una forma que nunca hubiera podido comprender anteriormente con la cabeza, se daba cuenta ahora de que no haba nada que cambiar. Mediante una pirueta de la percepcin, inconcebible para la razn, la Realidad haba cobrado un sentido pleno a la vez que el sin sentido ms absoluto. No poda pensarlo, pero lo vea : Todo estaba bien. Y en su pecho sinti algo de lo que haba odo hablar mucho a los hombres pero que, ahora se daba cuenta, nunca haba sentido hasta ese momento. S, aquello era lo nico a lo que se le poda aplicar el nombre de Libertad; y saba que los hombres hablaban de odas sobre la Libertad, o que ms bien hablaban de la libertad, as, con letra pequea, con la boca pequea, con el corazn encogido por el miedo.

  • Era Libre, total y absolutamente libre. Libre de todo tipo de temor y miedo. Libre de todo tipo de carga o exigencia impuesta, de todo tipo de culpa, de todo tipo de necesidad. Poda hacer lo que quisiera con su vida. Desde aquel nivel de la percepcin vea que era tan importante o tan innecesario dedicar la vida a plantar patatas como gobernar la nacin ms poderosa del planeta. La vida no era un drama. Era ms bien una inmensa representacin teatral en donde cada uno asuma un papel y acababa perdiendo la nocin de que era un actor. Ahora comprenda que, ms all del papel que tocara interpretar en aquella inmensa obra de teatro, lo importante era hacer bien el papel, pero sin perder de vista que por detrs del personaje estaba el actor, el testigo silencioso de aquel drama, aquel que se vesta de sta o de aquella manera, aquel que jugaba a ser bueno o malo. Algo comenz a rer en su pecho... Senta algo... algo a su espalda... Con una tranquilidad y una parsimonia inimaginables en otro tiempo comenz a volverse sabiendo lo que iba a encontrar. Y all estaba... el Arco Iris... Entre el Sol y l. No poda estar en el paisaje que se extenda delante de l. Saba que lo haba cruzado. Su corazn le deca que lo haba cruzado. All estaba, inmenso, elevndose por encima de su cabeza como un puente gigantesco entre el Cielo y la Tierra, brillante, intenso, sobrecogedor en su infinita sencillez. Y la risa de su pecho subi hasta su garganta, y despus a su boca, y por ltimo a sus labios. Y ri como nunca haba redo, con una risa gozosa y estpida al mismo tiempo. Y sinti que era el Espritu, su Espritu, el que rea en l y que lo haca como si no hubiera podido rer hasta entonces, despus de una vida amordazado y en silencio. Era el Universo, era la Vida la que rea, a travs de su diafragma y de su garganta, con sus dientes y sus labios. Y vio que el Arco Iris tambin rea, y que de una forma indefinible le saludaba, sin palabras, porque algo en su corazn le deca que el Arco Iris nunca hablara, porque la vivencia que traa no se poda describir con palabras; que siempre haba sido mudo, porque su ciencia estuvo siempre ms all de todo concepto, de toda idea, de todo pensamiento. Amadn le salud. Le salud con la sonrisa de su corazn, le salud con el gozo de su Libertad, de igual a igual. Y con l convers, sin palabras, sin i