Amandina se sentó frente al inmenso mar; sus ojos color turquesa brillaban de alegría.

Gua, el dragón, se acostó con las patas extendidas; su cola se movía de un lado a otro mientras su cuerpo se enterraba suavemente.

―¡Yo también quiero hacer lo mismo!―gritó Qì.

Gua, emocionado, respondió:

―¡Inténtalo!, es muy divertido.

Gua estaba totalmente cubierto de arena. Qì voló hacia su panza, pero al acercarse, la arena se comenzó a derretir.

Los niños que leyeron los cuentos anteriores, descubrieron, en el momento en el que Qì volaba, que su cuerpo se iluminaba gracias a su energía.

―¡Gua!, ¡no puedo acercarme a la arena! ―gritó Qì desesperado―. ¡Cuando me acerco volando, la arena se derrite!

Autor: RodiaDibujos: Rodia

Impreso en México / Printed in MexicoPor Vettoretti impresores S.A. de C.V.Calle Zacatecas No. 30 Col. Ricardo Flores MagónCuernavaca, Morelos.

Prohibida la reproducción sin permiso por escrito del autor.

Tiraje: 5,000 ejemplares

ARENA

ARENA

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―¡No te preocupes! ―exclamó Gua―. Encontraremos una solución.

―Es que… ¡Yo quiero sentir la arena y jugar contigo!

El dragón se sentó, sacudió su cuerpo esparciendo la arena en el aire. Pequeños granos de ésta tocaron a Qí y se derritieron, cayendo como pequeños soles.

―¡Ven Qì! ―gritó el dragón.

Qì se fue volando hacía la panza de Gua, y con sus garras, le dejó caer arena en sus manos. Estaba tan contento por conocerla, que Amandina escuchó sus risas. Ella corrió hacia ellos, pero una ola llegó a sus pies. Gua, el dragón, le puso una pata como escalera para llegar a su panza. Parecía un barco rodeado de agua, o una isla maravillosa. En cualquiera de los dos casos, Qì y Amandina estaban a salvo.

―¿¡Qué era!? ―preguntó Gua.

―¡Un cangrejo intentando salir de la arena!

―¿Un cangrejo?

―Sí, un animal gigante ―respondió Amandina abriendo los brazos.

―¿Y qué hiciste? ―preguntó Gua, angustiado. ―La arena se movía tanto que me reí. Primero salió una pata después otra y otra. De pronto, dejó de moverse, ya no salieron más patas y le pregunté:

―¿Te ayudo? No me contestó y con mis manos rasqué la arena para ayudarlo a salir.

―¿Y salió?―preguntó Qì.

―¡Sí!, ¡era enorme! En cuanto estuvo afuera, se fue corriendo muy rápido. Lo vi alejarse y en ese momento escuché sus risas y me acerqué a ustedes. Amandina subió a la oreja del dragón, Qì la siguió, y

les contó:

―Estaba sentada observando el mar y, de pronto, sentí mi cuerpo saltar, como si fuera un terremoto.

―¿Un terremoto? ―preguntó Qì intrigado.

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El dragón y Qì escuchaban muy atentos. La arena comenzó a temblar, y el animal gigante se acercó, pero no era más grande que el dragón.

―¡Es él!―gritó Amandina asustada, agarró fuerte la oreja del dragón y Qì voló a su lado.

El cangrejo caminó hacía ellos.

―¡Les dije que era enorme!

Gua se paró enfrente del cangrejo.

―¡Éste es el mar! ―dijo el cangrejo caminando hacia el dragón.

―Sí…lo acabamos de conocer; es la primera vez que venimos ―respondió Gua, azotando su cola para demostrar su fuerza.

―¿Qué haces? ―preguntó el cangrejo.

―Cuidando a Qì y a Amandina. Nadie los puede tocar, ¡son mi familia! ―dijo el dragón en voz alta.

Amandina abrió los ojos y volteo a ver al dragón, ya que sus palabras le sorprendieron.

―¿Cómo van a ser familia?, si son tan distintos ―preguntó el cangrejo.

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―Porque estoy con ellos hace mucho tiempo. Nos divertimos, reímos y, lo más importante, compartimos lo que nos gusta.

El cangrejo se acercó al dragón y le dijo:

―Aquí en el mar, oí el canto de las palmeras, de las aves, de las olas, pero nunca escuché nada igual.

El dragón volteó a ver a Amandina.

―El amor nos mantiene unidos ―dijo Amandina.

―Mmm…

― ¿Qué pasa? ―preguntó Amandina.

―Yo nunca he tenido una familia ― respondió el cangrejo.

―¡Yo tampoco! Vivía sola, ya que mis papás perdieron la vida por esconderme de los monstruos.

―¿Por qué te escondieron de los monstruos? ―preguntó el cangrejo agachando la cabeza.

―Porque era un Guil: una pequeña niña, como el niño que lee este cuento; los dos tenemos el poder de hablar con las piedras, las flores y los animales.

Qì voló y le dijo:

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Niñ@ hermos@ que estas leyendo este cuento. Te invito a colorear los dibujos de mis aventuras.Att. Amandina

―Amandina es un Guil y construyó una familia. Tienes razón, somos muy distintos, pero siempre nos protegemos. Nosotros viajamos todo el tiempo para descubrir los talentos de Amandina porque es un Guil. En su búsqueda nos encontró y formamos una familia.

―Entonces… ¿Yo también puedo tener una familia?

―Sí. Sólo se necesita tener paciencia y, cuando menos lo imagines, la encontrarás.

El dragón extendió sus alas y le dijo al cangrejo:

―Bajo el agua tienes un mundo de amigos con formas diferentes, y como tú dijiste, cangrejo, nosotros somos muy distintos, pero, aun así, somos una familia.

8 Fin

Glosario.

Cuidar: Dar la mano para subirse a un delfín.

Escuchar: Abrazar un árbol e intentar subir a una rama cuando sus hojas bailan.

Familia: El lugar en donde te conviertes en un sol.

Reír: Dejar salir de la boca estrellas para iluminar el lugar.

¿Sabes por qué Amandina tiene la sonrisa más bonita del mundo? Porque se lava todos los días los dientes.

DERECHOS DE LOS NIÑOS

DERECHO A LA PROTECCIÓN DURANTE LOSCONFLICTOS ARMADOS.