9 de Julio Felipe Pigna

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  • 7/27/2019 9 de Julio Felipe Pigna

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    En el da en que conmemoramos el inicio del largo camino hacia la independencia, aquva este texto. Un clido abrazo patriota

    Lo que nos cost llegar a TucumnPor Felipe Pigna

    El debate sobre la oportunidad de proclamar nuestra independencia comenz elmismo da 25 de mayo y fue uno de los motivos de agrias discusiones entre losmorenistas y los saavedristas. Para los primeros haba que apurar el paso y para lossegundos haba que obrar en permanente consulta con el Reino Unido, que por entonesera un slido aliado de la resistencia espaola contra la invasin napolenica. Losmorenistas, tras la misteriosa muerte de su lder, conformaron la Sociedad Patriticaliderada por el tucumano Monteagudo que no disimulaba su afn independentistacuando escriba en Mrtir o Libre: Sera un insulto a la dignidad del puebloamericano, el probar que debemos ser independientes: este es un principio sancionadopor la naturaleza. Esta lgica revolucionaria, compartida por el recin llegado Jos deSan Martn entre muchos, chocaba contra el realismo poltico del secretario del Primer

    Triunvirato, Bernardino Rivadavia, que acababa de retar a Manuel Belgrano porquehaba tenido la osada de crear una bandera y construir en la misma ciudad de Rosariodos bateras a las que llam nada menos que Libertad e Independencia. El futuro

    padre de la deuda externa le deca a Belgrano: El gobierno deja a la prudencia deVuestra Seora mismo la reparacin de tamao desorden (la jura de la bandera), perodebe prevenirle que sta ser la ltima vez que sacrificar hasta tan alto punto losrespetos de su autoridad y los intereses de la nacin que preside y forma, los que jamspodrn estar en oposicin a la uniformidad y orden.

    Tanto la Sociedad Patritica como la Logia de Caballeros Racionales, que luego sellamar Lautaro, decidieron enfrentar a aquel Triunvirato que estaba poniendo un seriofreno a la guerra de liberacin y postergando sin fecha la reunin del CongresoConstituyente y la declaracin de nuestra Independencia. La primera accin militar deSan Martn en nuestras tierra fue participar activamente en el derrocamiento de aquelgobierno tripartito impulsando la asuncin de un Segundo Triunvirato acorde a los ideasde la Sociedad Patritica y la Logia que convocar inmediatamente al Congreso quepasar a la historia como la Asamblea del Ao XIII. Si bien se abolieron los ttulos

    nobiliarios, los inhumanos mtodos de trabajo aplicados a los habitantes originarios, ylos instrumentos de tortura, se aprobaron los smbolos patrios y se declar la libertad delos hijos de los esclavos nacidos a partir entonces, la Asamblea no concret los objetivospara los que haba sido convocado: la redaccin de una Constitucin republicana y ladeclaracin de nuestra independencia. Esto tuvo mucho que ver con la mueca polticadel presidente de la misma, Carlos Mara de Alvear, digno representante de los sectoreseconmicamente ms poderosos de Buenos Aires, que retomando la lnea rivadaviana,buscaban por todos los medios no enemistarse con Gran Bretaa y concentrar el poderen la ciudad-puerto de Buenos Aires. En ese contexto se inscribe el rechazo de losdiputados artiguistas que traan entre sus instrucciones un plan de gobierno federal yrepublicano que implicaba un justo reparto de la riqueza entre las regiones y sectoressociales, el traslado de la capital y la nacionalizacin de las rentas aduaneras yportuarias de Buenos Aires. Tambin en ese rumbo hay que leer el impulso por parte deAlvear de la creacin de un poder ejecutivo unipersonal y centralizador, el Directorio,

    cargo en el que logr designar a su to: Gervasio de Posadas, aprovechando como lmismo lo reconoce en sus memorias, la ausencia de San Martn: El coronel San Martnhaba sido enviado a relevar al general Belgrano y la salida de este jefe de la capital quehabase manifestado opuesto a la concentracin del poder, me dejaba ms expeditopara intentar esta grande obra.Mientras tanto, en Europa, la definitiva derrota de Napolen en Waterloo, el 18 de Juniode 1815, implicaba una vuelta al pasado, la restauracin de un viejo orden decadentee injusto.Entre los reyes que volvan a sus tronos Fernando VII, apareca como uno de los msreaccionarios. Reinstaur la Inquisicin abolida por Jos Bonaparte, anul la Constitucinliberal de 1812 y se dedic rpidamente a recuperar las colonias americanas a sangre yfuego, sobre todo despus de leer un informe de las Cortes que deca que la Metrpolirecaudaba al ao: en Mxico 2.500.000 pesos; en Nueva Granada, 4.000.000; en

    Venezuela, 1.000.000; en el Per 15.000.000 y en Buenos Aires, el foco rebelde invicto yperdurable, 12.500.000 pesos.En Amrica las cosas iban de mal en peor. En Mxico, a fines de 1815, el fusilamiento

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    del sacerdote revolucionario Jos Mara Morelos pareca poner punto final allevantamiento antiespaol.En Venezuela y Nueva Granada (Colombia) una poderosa expedicin al mando delgeneral Morillo derrotaba a los patriotas y Bolvar debi exiliarse en 1815 en la isla de

    Jamaica.En Chile, desde la derrota de Rancagua en 1814, los patriotas estaban dispersos y losrealistas haban recuperado el poder amenazando seriamente con invadir las ltimasprovincias rebeldes, las del Ro de la Plata, cruzando la cordillera.Frente a este sombro panorama se abri una alternativa de hierro: entregarse o lucharhasta las ltimas consecuencias. Alvear eligi la primera opcin y envi una misindiplomtica a cargo de Manuel Jos Garca con el fin de entrevistarse con el embajadorbritnico en Ro de Janeiro, Lord Strangford, a quien deba ofrecerle la entrega enprotectorado de las Provincias Unidas al Reino Unido.La carta de Alvear deca textualmente Estas provincias desean pertenecer a la GranBretaa, recibir sus leyes, obedecer a su gobierno y vivir bajo su influjo poderoso. Ellasse abandonan sin condicin alguna a la generosidad y buena fe del pueblo ingls yoestoy resuelto a sostener tan justa solicitud para librarlas de los males que las afligen.Es necesario que se aprovechen los buenos momentos, que vengan tropas queimpongan a los genios dscolos y un jefe plenamente autorizado que empiece a dar alpas las forman que fueren del beneplcito del Rey.

    Del otro lado, muchos hombres y mujeres del pueblo, y junto a ellos, San Martn yGemes, decididos a lanzarse a la guerra a muerte, o todo o nada, sabiendo que para1816 a Fernando VII slo le faltaba recuperar el territorio del ex virreinato del Ro de laPlata, la nica zona americana que resista el avance de los espaoles. Caa sobre losrevolucionarios de estas tierras la enorme responsabilidad de resistir y extender larevolucin hasta expulsar definitivamente a los espaoles. En aquel contexto Alvear fueobligado a renunciar por la presin de ambos ejrcitos el de los Andes liderado por SanMartn y al del Norte por lvarez Thomas que terminar asumiendo el Directorio yconvocando finalmente el Congreso General Constituyente de Tucumn.El 24 de marzo -por aquel entonces fecha sin connotaciones nefastas- de 1816comenzaron las sesiones del congreso bajo la presidencia de del doctor Pedro Medrano.Fue elegido presidente el diputado porteo Pedro Medrano Se resolvi que lapresidencia sera rotativa y mensual, se designaron dos secretarios, Juan Jos Paso y

    Jos Mariano Serrano , diputado altoperuano.El primer tema que tuvo que tratar el congreso fue el reemplazo del renuncianteDirector Supremo Ignacio lvarez Thomas que haba renunciado. Fue elegido para elcargo el diputado por San Luis, coronel mayor Juan Martn de Pueyrredn. El nuevodirector debi viajar de inmediato a Salta para confirmar a Gemes como comandantede la frontera Norte tras la derrota de Rondeau en Sipe Sipe.El tema siguiente fue el debate sobre la forma de gobierno. La mayora de loscongresales estaban de acuerdo con establecer una monarqua constitucional que era laforma ms aceptada en la Europa de la restauracin. La una de las pocas repblicas quequedaba en pie en el mundo eran los Estados Unidos de Norteamrica.En la sesin secreta del 6 de Julio de 1816 Belgrano que acababa de llegar de Europatras su fallida misin, propuso ante los congresales de Tucumn, que en vez de buscarun prncipe europeo o volver a estar bajo la autoridad espaola, se estableciera unamonarqua moderada encabezada por un prncipe Inca como una forma de reparar las

    injusticias cometidas por los conquistadores espaoles contra las culturas americanas.Belgrano recibi el clido apoyo de San Martn y Gemes. La idea tambin entusiasm alos diputados altoperuanos que propusieron un reino con capital en Cuzco y se dio porseguro que esto permitira la adhesin de los indgenas a la causa revolucionaria.Es curioso observar como califican muchos historiadores la idea belgraniana del Inca.Casi sin excepcin se burlan de ella tildndola de extica. No usan el mismo calificativopara los zares, el prncipe de Luca o los integrantes de la realeza europea, ellos sexticos, que trataron de coronar los directoriales. Resulta que el nico extico es elInca y no deja de ser interesante leer la definicin de la palabra segn el diccionario dela Real Academia Espaola: Extico: extranjero, especialmente si procede de paslejano. Claro que para muchos escribas vernculos siempre ser ms extico un Inca,un gaucho, un criollo, un cabecita negra que cualquier parsito de las monarquastrasatlnticas.

    Para los porteos, la coronacin del Inca era inadmisible y ridcula.El diputado por Buenos Aires, Toms de Anchorena propuso la federacin de provincias

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    debido a las notables diferencias que haba entre las distintas regiones.

    Fray Justo Santa Mara de Oro, hizo gala de su mueca poltica y propuso que antes detomar cualquier resolucin sobre la forma de gobierno haba que consultar a los pueblosde todo el territorio y amenaz con retirarse del congreso si no se tomaba esaresolucin.Las discusiones entre monrquicos y republicanos siguieron cada vez msacaloradamente sin llegar a ningn acuerdo.

    Pueyrredn regres a Tucumn y apur a los diputados para que declarasen de una vezpor todas la independencia y viaj a Buenos Aires.

    Una comisin compuesta por los diputados Gascn, Snchez de Bustamante y Serranoredact una especie de plan de trabajo para el congreso en el que se inclua el tandeseado y demorado tema de la independencia que pona muy nervioso al gobernadorintendente de Cuyo, Jos de San Martn quien le escriba al diputado por Mendoza,Godoy Cruz: Hasta cuando esperamos declarar nuestra independencia! No le parecea usted una cosa bien ridcula, acuar moneda, tener el pabelln y cucarda nacional ypor ltimo hacer la guerra al soberano de quien en el da se cree dependemos? Qunos falta ms que decirlo? Por otra parte Qu relaciones podremos emprender, cuando

    estamos a pupilo? nimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas.En aquel contexto desfavorable, en aquel julio de 1816 en Tucumn, aquellos hombresde coraje, comenzaron a transitar el largo camino hacia la independencia.

    El martes 9 de Julio de 1816 no llova como en aquel 25 de mayo de haca seis aos. Elda estaba muy soleado y a eso de las dos de la tarde los diputados del congresocomenzaron a sesionar. A pedido del diputado por Jujuy, Snchez de Bustamente, setrat el proyecto de deliberacin sobre la libertad e independencia del pas. Bajo lapresidencia del sanjuanino Narciso Laprida, el secretario, Juan Jos Paso pregunt a loscongresales si queran que las Provincias de la Unin fuesen una nacin libre de losreyes de Espaa y su metrpoli. Todos los diputados aprobaron por aclamacin primerola propuesta de Paso. En medio de los gritos de la gente que miraba desde afuera porlas ventanas y de algunos colados que haban logrado entrar a la sala, fueron firmando

    el Acta de la Independencia que declaraba solemnemente a la faz de la tierra, que esvoluntad unnime e indubitable de estas provincias romper los vnculos que las ligabana los Reyes de Espaa, recuperar los derechos de que fueran despojadas e investirse delalto carcter de nacin independiente del Rey Fernando VII, sus sucesores y metrpoli.En la sesin del 19 de Julio uno de los diputados por Buenos Aires, Pedro Medrano,previniendo la reaccin furibunda de San Martn que estaba al tanto de las gestionessecretas en las que estaban involucraban a algunos congresales y al propio DirectorSupremo encaminadas a entregar estas provincias, independientes de Espaa, aldominio de Portugal o Inglaterra, seal que antes de pasar al ejrcito el acta deindependencia y la frmula del juramento, se agregase, despus de sus sucesores ymetrpoli; esto ms: de toda dominacin extranjera, para sofocar el rumor de queexista la idea de entregar el pas a los portugueses.

    La declaracin iba acompaada de un sugerente documento que deca fin de la

    Revolucin, principio del Orden en la que los congresales dejaban en claro que lespreocupaba dar una imagen de moderacin frente a los poderosos de Europa que, trasla derrota de Napolen no toleraban la irritante palabra revolucin.