A BANDA MUNICIPAL MÚSICA DE LA CAROLINA A DEL SIGLO XX

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Núm. 19 95 1. INTRODUCCIÓN LA BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA DE LA CAROLINA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX Francisco José PÉREZ FERNÁNDEZ chivo Municipal de La Carolina es escasa. La docu- mentación encontrada sobre los temas musicales es mínima, estando en su mayoría perdida o destruida por los diversos avatares que han sufrido los archivos durante el siglo XIX y XX. De todas formas, tenemos la esperanza de encontrar nueva documentación refe- rida a la actividad musical conforme vayamos buscan- do en el Archivo. La otra limitación que nos surge, es que el tema elegido ha sido poco estudiado por los historiadores. Sobre la actividad de las bandas de mú- sica municipales y su función en el pasado existe poca bibliografía actualmente. Desde nuestro mundo pretendemos conocer cómo fue el desarrollo de la banda de música en los veinte primeros años del siglo XX, trazando un para- lelismo entre la subida de la minería, el aumento de la población que acompañó a esa subida y la necesidad de esa población de tener una banda de música capaz de acompañarles en el transcurso de sus vidas. La Ca- rolina se convierte en una ciudad, y como tal tiene que on este pequeño trabajo, pretendemos empezar una nueva línea de investi- gación dentro de la historia de La Carolina. Hasta ahora, la mayoría de los estudios habían tratado sobre la Batalla de las Navas de Tolosa, San Juan de la Cruz y la Peñuela, las Nuevas Poblaciones o la Guerra de Independencia. El pasado histórico re- ciente de nuestra comarca y, en concreto, la música ha sido uno de los temas poco tratados por los investiga- dores. Actualmente, en el nuevo milenio, mirando al siglo XX como un siglo ya vivido, podemos empezar a plantearnos su estudio de forma más abierta para saber las razones de por qué somos quienes somos. A la hora de realizar nuestra labor, hemos teni- do diversas limitaciones. La primera y más importan- te es que a pesar de referirnos a un periodo relativa- mente cercano, la documentación existente en el Ar-

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1. INTRODUCCIÓN

LA BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA DE LA CAROLINA

A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

Francisco José PÉREZ FERNÁNDEZ

chivo Municipal de La Carolina es escasa. La docu-mentación encontrada sobre los temas musicales esmínima, estando en su mayoría perdida o destruidapor los diversos avatares que han sufrido los archivosdurante el siglo XIX y XX. De todas formas, tenemosla esperanza de encontrar nueva documentación refe-rida a la actividad musical conforme vayamos buscan-do en el Archivo. La otra limitación que nos surge, esque el tema elegido ha sido poco estudiado por loshistoriadores. Sobre la actividad de las bandas de mú-sica municipales y su función en el pasado existe pocabibliografía actualmente.

Desde nuestro mundo pretendemos conocercómo fue el desarrollo de la banda de música en losveinte primeros años del siglo XX, trazando un para-lelismo entre la subida de la minería, el aumento de lapoblación que acompañó a esa subida y la necesidadde esa población de tener una banda de música capazde acompañarles en el transcurso de sus vidas. La Ca-rolina se convierte en una ciudad, y como tal tiene que

on este pequeño trabajo, pretendemosempezar una nueva línea de investi-gación dentro de la historia de LaCarolina. Hasta ahora, la mayoría delos estudios habían tratado sobre laBatalla de las Navas de Tolosa, San

Juan de la Cruz y la Peñuela, las Nuevas Poblacioneso la Guerra de Independencia. El pasado histórico re-ciente de nuestra comarca y, en concreto, la música hasido uno de los temas poco tratados por los investiga-dores. Actualmente, en el nuevo milenio, mirando alsiglo XX como un siglo ya vivido, podemos empezara plantearnos su estudio de forma más abierta parasaber las razones de por qué somos quienes somos.

A la hora de realizar nuestra labor, hemos teni-do diversas limitaciones. La primera y más importan-te es que a pesar de referirnos a un periodo relativa-mente cercano, la documentación existente en el Ar-

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mantener sus necesidades de ocio cubiertas. En estaépoca existían cuatro teatros, multitud de casinos, ba-res e innumerables lugares para entretener a una po-blación que en su mayoría pertenecía a la rama de laminería. La banda de música, compuesta por ciudada-nos de clase obrera va a tratar de hacer más llevaderoslos sufrimientos de la vida en la mina, tanto para losmúsicos, como para los espectadores que en masa,acudían a escuchar y bailar los últimos éxitos de lamúsica en esa época.

2. LA CAROLINA A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX

Sin duda alguna, la palabra que caracteriza a LaCarolina desde el final del siglo XIX, a los primerosaños del siglo XX, es la minería. La Carolina, ciudadnacida en 1767 de la mano de los experimentos ilus-trados sufre en estos años una nueva colonización, peroesta vez gracias a numerosos mineros que vinieron delas principales zonas mineras de España.

Después de la Guerra de Independencia y la su-presión del Fuero, La Carolina comienza un tímido cre-cimiento de población durante el siglo XIX que seincrementará el doble en los primeros años del siglo XX.Este crecimiento es debido a una fuerte inmigración querecibe La Carolina de diversas cuencas mineras como lasde Linares, Almería y, en menor medida, Murcia. En elsiguiente cuadro1 podemos observar el crecimiento de lapoblación en los primeros años del siglo XX:

AÑOS POBLACIÓN1897 97431900 97561905 98511910 110431917 195601920 18647

Al observar la tabla, llama la atención ese gransalto poblacional de los 9743 habitantes de 1897 a los19560 de 1917, produciéndose a partir de ese año eldeclive de la población en unión con las actividadesmineras en la comarca.

La Carolina, toma la cabeza en la producciónde plomo del distrito Minero Linares-La Carolina en

los primeros años del siglo XX, con una progresiónascendente desde 1903 hasta 1920, fecha donde al-canza la máxima producción del periodo. A partir deese año, empezará una lenta bajada de la producciónen relación con la población, como ya observábamosantes.

En estos primeros años del siglo, La Carolina ysu comarca se llena de actividad y de vida. Loscarolinenses, trabajando dentro de grandes empresas,como por ejemplo The New Centenillo Silver LeadCompany Limited, Sociedad Minera El Guindo oCastilla la Vieja y Jaén, entre otras, crean vínculos desolidaridad y se unen para exigir sus reivindicaciones.Además, la llegada masiva de población a una urberelativamente pequeña (recordemos los 9.743 habitan-tes de 1897) hace que el casco urbano de La Carolinasufra un crecimiento desmesurado, surgiendo así nue-vos barrios como el del Ejido, poblados mineros comoel del Guindo o multitud de casas de vecinos habita-das en su mayoría por obreros de las minas. Estos fac-tores crean unión entre los ciudadanos y facilitan suasociación.

Así, por ejemplo, surge la banda de música enesta época que estará formada por hombres de la claseobrera y que tienen el trabajo de músicos como uncomplemento a los sueldos que le pagan en las minas.Es importante ver cómo dentro de la banda, se vanasentando diversas familias que introducen a sus hijosdesde pequeños para que aprendan el oficio del padre,del tío o del abuelo. En 1918, tenemos a Pedro JoséCattoni dentro de la banda; al año siguiente, ademásde seguir él en la banda, introduce dos familiares:Manuel Cattoni como avisador y a Luis Cattoni comoeducando. Si seguimos el rastro del apellido en 1921,sigue dentro de la banda Pedro José Cattoni, ManuelCattoni y aparece Antonio Cattoni. Como vemos, laprofesión de músico se hereda dentro de muchas fa-milias de La Carolina.

3. LAS BANDAS DE MÚSICA MUNICIPALES

En la provincia de Jaén, como en el resto delterritorio andaluz y español, se desarrolló un impor-tante cambio a finales del siglo XIX a nivel musical.Pasamos de la sucesiva extinción de las capillas de

1 VV.AA., 1993, 250.

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música2 al nacimiento de las bandas de música civi-les. Los cambios en las formas de vida posibilitaronque estas bandas fueran acaparando las funciones queantes eran competencia de las capillas catedralicias yde los organistas de iglesia.

Los ayuntamientos y las sociedades de músicatoman el relevo a las catedrales e iglesias y empiezana crear agrupaciones instrumentales basadas en lasbandas militares. Como ejemplo, podemos citar el viajeque realizo a Jaén Isabel II en 1862, donde las bandasde música de Martos, Linares, Úbeda y Baeza acudie-ron a Despeñaperros para recibir la comitiva real3 .

La continuidad entre las capillas y las bandasde música queda de manifiesto al observar cómo mu-chos de los directores de las bandas fueron en un prin-cipio o de forma paralela miembros de las capillas demúsica u organistas de iglesia. Es más, es lógico pen-sar que algunas de la pequeñas agrupaciones de lasiglesias fueran el germen de las primeras bandas demúsica de los pueblos.

Las bandas de música se establecen con dos fun-ciones claras y complementarias. De un lado, la deconmemorar fiestas y divertir a los habitantes, no fal-tando sus conciertos en el calendario festivo de la po-blación; y de otro, la enseñanza de la música, nutrién-dose estas bandas no solo de músicos profesionales,sino también de aprendices que provienen en su ma-yoría de la clase baja. Esta función social de las ban-das será muy importante, ya que democratiza el fenó-meno musical acercándolo a todos los habitantes de lapoblación. En muchas de las bandas de música, alofertar en concurso la plaza de director, se imponíacomo uno de los requisitos que este realizara clases desolfeo e instrumentación a los aprendices de música.Sin duda, las comisiones encargadas de las bandas demúsica eran sabedoras de la importancia de una buenacantera para el mantenimiento futuro de sus bandas.

Además, dentro de estas bandas de música sur-girá una nueva figura, el «músico a tiempo parcial»,que no es más que un obrero de cualquier industriaque tiene en sus actuaciones con la banda un comple-mento a su salario principal.

4. LA BANDA DE MÚSICA MUNICIPAL DE LA CAROLINA

De lo que hemos desarrollado hasta ahora, seextrae que La Carolina fue una importante ciudad a prin-cipios del siglo XX, tanto por el volumen de pobla-ción, como por la actividad industrial desarrollada enella. Como todas las grandes ciudades de la época, nues-tra población quiso tener una banda de música que hi-ciera las delicias de jóvenes y mayores. Para ello, ycomo veremos más adelante, creó la plaza de direc-tor de música y la dotó de material adecuado, alter-nándose periodos de gran importancia musical, conotros llenos de difíciles complicaciones.

La banda de música tocaba para Carnaval, Se-mana Santa, para las fiestas de nuestro patrón, SanJuan de la Cruz, en novilladas y corridas de toros, enverbenas y bailes de verano, en las fiestas de otras po-blaciones cercanas como El Centenillo o el anejo Na-vas de Tolosa, en la procesión de las Hijas de María(para el día de la Inmaculada), etc. A nivel más perso-nal, también tocaban en entierros o en banquetes(banquete en honor de Niceto Alcalá Zamora o inaugu-ración de la Central Eléctrica en Mayo de 1913).

Como ejemplo, podemos citar la participaciónen las fiestas de San Juan de la Cruz para noviembrede 1909. Se iniciaron las fiestas el día 23 con la recep-ción de la Banda Municipal de Jaén por la BandaMunicipal de La Carolina en la novedosa Estación deFerrocarril (línea Linares-La Carolina). A continuación,un recorrido por las principales calles de la ciudad;por la noche, verbena en las calles Jardines y Graciaamenizada por las dos bandas. El día 24 se tocó dianaa cargo de las dos bandas de música y por la tardeverbena en las citadas calles.

Como antecedente a la época en que vamos acentrar nuestro estudio, desde el Archivo Municipalde La Carolina, tenemos la primera noticia de laBanda de Música de La Carolina en 18884 . El legajocontiene una solicitud de don Tomas Fernández yGarcía, profesor de música y compositor natural deValdepeñas (Ciudad Real), que solicita la plaza deprofesor y director de la Banda de Música. En el do-cumento se especifica el presupuesto municipal, que

2 JIMÉNEZ CAVALLÉ, 1991, 173.3 JIMÉNEZ CAVALLÉ, 1991, 174.4 Archivo Municipal de La Carolina: Banda de Música. Leg. 2.8.12.1 Expedientes Personales 1888.

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asciende a 998 pesetas para los años 1888-1889. A ren-glón seguido, da el visto bueno como director y profe-sor a don Tomas Fernández y García el alcalde de laciudad, don Esteban Salmerón, y le da fecha de co-mienzo de actividad, el 1 de julio de 1888, siempreque su nombramiento sea ratificado por la Asambleade Asociados.

De este documento extraemos dos datos muyimportantes para la historia de la música en La Caroli-na. El primero es que en 1888 ya existía una banda demúsica municipal en nuestra población con dependen-cia de las arcas municipales; y el segundo, que tam-bién existía una Asamblea de Asociados que se encar-gaba de la banda, siendo los encomendados de ratifi-car en última instancia al director. Como veremos másadelante, esa asamblea estaría compuesta por ciuda-danos que hacen las veces de mecenas y que pertene-cen a círculos cercanos al Ayuntamiento.

Para empezar nuestro periodo de estudio, las si-guientes noticias las tenemos en 1904, cuando DamiánLópez Sánchez, natural de Jaén, entrega solicitud alayuntamiento para cubrir la plaza vacante de directorde la Banda Municipal de Música. Para ello transcribesus meritos como director y profesor de música en elEjército, director de diversas bandas en Cádiz y de laBanda Municipal de Jaén5 . Pide la plaza (Boletín Ofi-cial de la Provincia de 1 de septiembre de 1904) conuna gratificación anual de 1500 pesetas. Por el expe-diente existente en el archivo, no podemos afirmar queDamián López llegara a conseguir la plaza de direc-tor, aunque esperamos encontrar más documentaciónque nos oriente sobre el tema.

De 1906, tenemos noticia de que el director dela banda era Francisco? Hervera6 .

Las siguientes noticias las tenemos en 1912,donde encontramos otro concurso para cubrir la plazade director. De la documentación de esta época se ex-trae que el director de la banda de música en esa épocafue Gaspar Fernández Muñoz, que compite por man-tener su plaza con otros dos solicitantes: Manuel GarcíaSales y Emilio Ruiz y Ramírez de Aguilera.

Don Pedro Jiménez Cavallé, en su libro LaMúsica en Jaén, nos habla de Gaspar FernándezMuñoz7 no como director, sino como organista de laiglesia de la Inmaculada Concepción de La Carolinaen 1911. De estos datos, podemos confirmar lacomplementariedad entre los organistas (capillas enel caso de iglesias más importantes) y las bandas demúsica, no existiendo problema en que el músico de-sarrollase ambos cargos.

En la solicitud de Gaspar Fernández Muñoz8 ,con fecha 27 de febrero de 1912, nos expone la exis-tencia de un presupuesto para ese año de 2500 pese-tas. Nos dice que aunque él no sea el músico más no-table que el Ayuntamiento pueda adquirir, por sus añosde experiencia sabe que una buena banda no sólo lahace un buen director, sino que hace falta una personaque además de ser director conozca las necesidadesde la banda de música de La Carolina (el problema esque existen pocas festividades en la población, por lotanto es difícil obligar a los músicos a ensayar paraque tengan mayor aptitud si no hay conmemoracionessuficientes) y él es la persona perfecta para el cargo.Incluso, se toma la licencia de realizar la división delpresupuesto:1500 pesetas como sueldo del director, conobligación de academia de solfeo y alternar con ensa-yos de instrumentación (10 meses al año), 500 pesetaspara dietas de 25 céntimos a los 10 o 15 músicos máshábiles por ensayo y 1000 pesetas para mejorar la ins-trumentación y proveer de instrumentos a cuatroeducandos que están preparados desde hace tiempopara pasar del solfeo al instrumento.

Todo ello, nos dice, sin olvidar el carácter mu-nicipal de la banda, que seguirá perteneciendo al Ayun-tamiento. Es también importante resaltar cómo el di-rector mismo nos habla de la obligación de enseñanzaque tenían en una academia de solfeo, confirmando loque decíamos más arriba. Además, vemos cómo alpedir instrumentos nuevos para los educandos, estáfacilitando la formación de nuevos músicos nativosde la población y por lo tanto la difusión de la música.

El siguiente solicitante es Manuel García Sales,natural de Jódar, con fecha 16 de febrero 1912, músi-

5 Archivo Municipal de La Carolina: Banda de Música. Leg. 2.8.12.1 Expedientes Personales 1904.6 JIMÉNEZ CAVALLÉ, 1991, 192.7 JIMÉNEZ CAVALLÉ, 1991,188.8 Archivo Municipal de La Carolina: Banda de Música. Leg. 2.8.12.1 Expedientes Personales 1912.

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co proveniente del Ejercito, estuvo de director de laBanda de Municipal de Música de Jódar desde 1908hasta la fecha del escrito. La solicitud la acompaña dedos cartas de recomendación: una del alcalde de Jódar,Pedro Muñoz Blanco, y otra del secretario de la juntadirectiva de la Filarmónica de la misma población, JoséMolina Hidalgo.

El último solicitante fue Emilio Ruiz yRamírez de Aguilera, natural de Porcuna. Su cartade fecha 21 de febrero de 1912, expone multitud demeritos: a los 9 años, violinista de segunda en la or-questa de Bujalance (Córdoba); en 1880 (con 14años) pianista del Círculo de la Unión de Porcuna;en 1882, es nombrado director de la Banda Muni-cipal de Música de Porcuna, y compone y estrena«Un clavo saca otro clavo»; en 1884, director de laBanda Municipal de Villanueva de Córdoba; en 1886,enseña piano en Jaén; pianista del Casino Español deJaén; en 1897, vuelve a Porcuna donde repite cargos

9 HEREDIA ESPINOSA, 1994. http://personales.ya.com/deporcuna/musica/bandamunicipal.htm

en el Círculo de la Unión y la Banda Municipal; tomaparte de una orquesta-capilla; estrena la zarzuela «Ex-posición de belleza», con letra de Gabriel Aguilera;compone obras de orquesta, banda, religiosa-vocales,etc.

Sabemos que el ganador del concurso fueeste último solicitante9, Emilio Ruiz y Ramírez deAguilera, quedando como director de la Banda deMúsica de La Carolina.

Del concurso para cubrir la plaza de profesordel año 1912, podemos sacar algunas conclusionessobre la actividad de la banda y su relación con elAyuntamiento. En primer lugar, nos centraremos en elpresupuesto, 2500 pesetas para ese año, frente a las1500 pesetas que dieron para el año 1904. Sin duda,esta magnifica subida del presupuesto tenía una clararelación con la importante conmemoración que se ibarealizar en julio de 1912, el VII Centenario de la Bata-

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lla de las Navas de Tolosa.Como ejemplo de la impor-tancia del evento, se contratóal aviador francés HenriTixier, que realizo dos vuelosen su monoplano por la canti-dad de 4.500 pesetas.10

No podemos olvidar,que además se realizaron im-portantes obras públicas paracelebrar este centenario11 . ElMonumento a la Batalla delas Navas de Tolosa fue la pie-za principal, se trataba de unobelisco con unas placas debronce y mármol: las placaspodemos observarlas en elAyuntamiento de la ciudad,mientras que las piedras delobelisco desaparecieron de unsolar debido a la dejadez mu-nicipal en 1960. Otra obra fuela Explanada del Molino deViento y un Pabellón de Mú-sica construido en la anteriorexplanada y que fue demoli-do también en los años sesen-ta. Con la construcción delPabellón y la explanada, loscarolinenses tuvieron una ex-cepcional zona de ocio donderealizar verbenas y fiestas,siempre acompañadas por laBanda de Música Municipal,y qué mejor maestro para di-rigirla que Emilio Ruiz yRamírez de Aguilera, maestro

10 PÉREZ DEL MORAL, Manuel (1954) en Recordando... Pág. 35-36 de la Revista El Rincón de San Juan de la Cruz. Nº 8 diciembre de 1990.11 SÁNCHEZ-BATALLA, 1991, 305-308.

importantísimo de la época por la multitud demeritos que hemos visto anteriormente. Con estosdatos, ponemos de relevancia la importancia quedentro del Ayuntamiento gozó la música en el año1912.

La siguiente referencia del Archivo la tenemosen 1916. El documento nos habla de la renuncia del

director de la Banda de Música Ricardo Serrano. Escurioso resaltar cómo el motivo de la renuncia es [...]la actitud levantisca de los hombres que forman labanda. El escrito realizado por la Comisión de la Ban-da Municipal y fechado a 31 de diciembre de 1916propone ofertar la plaza de director en 3 meses, a serposible en Madrid y ante un tribunal, suspendiendo labanda hasta encontrar al nuevo director. La importan-

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cia de director es evidente, puesto que se quieren rea-lizar oposiciones en Madrid, con los gastos que aca-rrearía al Ayuntamiento (no podemos olvidar que es-tamos en la época dorada de la minería en La Caroli-na).

En este período, los ensayos se realizaban en laplaza Arroquia nº 1 (Casa palacio)12, la banda de mú-sica poseía 70 instrumentos y material de archivo deobras musicales, entre otros enseres.

Por la documentación, parece ser que el candi-dato designado para dirigir la banda de música desdeel año 1918 a 1920 fue Eusebio Rivera y el subdirectorMoisés Martín. Aunque pudo empezar a trabajar unaño antes (1917) después de la renuncia de RicardoSerrano. Según Jiménez Cavallé, estuvo como direc-tor de la banda desde 1920 a 192613; aunque, en 1921el Ayuntamiento intentó disolver la banda por no exis-tir fondos para su mantenimiento.

Un documento14, que transcribimos más ade-lante, nos expone que el Ayuntamiento decidió quitarla consignación a la banda en abril del año 1921. Poreste motivo y por el bien de los músicos y del pueblo,los propios músicos encontraron un profesor sininterés ninguno y le pidieron al Ayuntamiento que lesconcediese los instrumentos, uniformes, la luz y laacademia para que el pueblo no sufriese la ausenciade la banda. Por el escrito, no podemos afirmar queen esta época Eusebio Rivera no perteneciera a labanda, puesto que se han encontrado datos evidentesde ello.

Los músicos que entretenían a los carolinensesdurante el año 1918 eran Miguel Barea y MarianoRepresa como copistas; Pedro José Borras, FelipeGrairay, Antonio Rodríguez, Felipe Pinel y José Arocacomo músicos de primera; Eloy Cabezas, SantiagoBaeza y Manuel Palomares como músicos de clase 2ªA;Juan Serrano, Francisco Linares, Gregorio Joronda,Pedro José Cattoni, Sebastián Medina, Luis Muñoz yJuan Campos Peña como músicos de 2ª clase; AlfonsoFernández, Juan Maria Pineda, Francisco García, Ra-fael Montes, Bartolomé Trapero músicos de 3ª A;

Manuel Lloreda, Emilio Cortes, Juan Campos, An-tonio Parrilla y Daniel Romero como músicos de cla-se 3ª.

Para la formación de 1919, no existe muchoscambios, siguiendo la mayoría de los músicos del añoanterior: Miguel Barea y Mariano Represa como co-pistas; Pedro José Borras, Felipe Pinel, José Arocay Ángel Muñoz como músicos de primera; EloyCabezas, Santiago Baeza, Francisco Linares ySebastián Medina como músicos de clase 2ªA; Gre-gorio Joronda, Pedro José Cattoni, Luis Muñoz, Al-fonso Fernández y Bartolomé Trapero como músicosde 2ª clase; Francisco García, Daniel Romero, AlfredoBernabeu, José Gutiérrez y José Jiménez músicos de3ªA; Francisco Jiménez, Emilio Cortes, Francisco Nie-to, José Antonio Plaza, Luis López y José Rodríguezcomo músicos de clase 3ª. Manuel Cattoni como avi-sador; Luis Cattoni y Manuel Escribano comoeducandos.

Esta época se adquirieron gran número departituras de música y se renovó totalmente el reper-torio. Como veremos más adelante, la Comisión de laBanda de Música quedaba presidida por Luis G.Antonaya, el secretario era Francisco Garrido y el an-tiguo presidente, Francisco Pérez Plaza, pasó a ser te-sorero.

Los años 1918 y 1919 sobresalen en impor-tancia por el volumen de gasto en material impreso.Durante los meses de septiembre a diciembre de 1918fue de 252,45 pesetas, con un total de 28 obrascompradas por la Comisión para la banda. Respec-to a este año 1918, sabemos que dieron por losmenos 27 conciertos durante los meses de verano, yaque encontramos una factura por la compra de 13.500programas (500 para cada uno de los conciertos), conlo que observamos una gran actividad de la banda.Para 1919, desde los meses de febrero a noviem-bre el gasto fue de 363,45 pesetas. para un total de 31obras.

Respecto al repertorio que utilizaba la ban-da, era de lo más variado y de gran calidad, con

12 El Palacio del Superintendente don Pablo de Olavide y Jáuregui, situado en la actual Plaza de la Iglesia.13 JIMÉNEZ CAVALLÉ, 1991, 193.14 Archivo Municipal de La Carolina: Banda de Música. Leg. 2.8.12.1 Expedientes Personales 1921.

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temas clásicos y actuales para la época: tocabanmarchas de procesiones, valses, polkas, pasodobles,zarzuelas, operetas, música popular y bailable de laépoca.

Destacan obras de Franz Lehar, la opereta Elconde de Luxemburgo (1909); la opereta de JeanGilbert La Casta Susana (1910); Arturo Saco del Va-lle Bailén, el pasodoble de Manuel Penella El gatomontés (1916), de su opera del mismo nombre; la zar-zuela en un acto Sangre y Arena (1911), de Pablo LunaCarné; de Pascual Marquina Narro, el pasodoble LaGuardia (1910) y la marcha militar La toma de Gurugú(1909); de R. Wagner, la opera Lohengrin (1850); elpasodoble Krouger de Camilo Pérez Laporta; la can-ción popular El Vito; la zarzuela El príncipe bohemio(1914) de Rafael Millán, etc.

Por la fecha de estreno de las obras, notamosque la inmensa mayoría son de la primera y segundadécada del siglo XX, y por lo tanto contemporáneas ala época en la que estamos realizando el estudio. Porlo tanto, podemos decir que tanto el director EusebioRivera como la Comisión de la Banda hacían un granesfuerzo por actualizar continuamente el repertorio mu-sical, para que la banda interpretase piezas que esta-ban de moda en aquella época, y por lo tanto cercanasal gusto de los habitantes del pueblo.

El material se compró en tiendas de Madrid,Ronda, La Carolina y Valencia. De Madrid trabajaroncon Ángel Muñoz Guardia, Unión Española de Músi-ca (antes Casa Dotésio), Harmonía. Revista Musical,Ildefonso Alier y José Villanueva; de Valencia, conUnión Musical Española (antes Casa Dotésio); deRonda, con Los Instrumentos de Música RafaelJiménez-Carrillo-Sánchez.

Merecen mención aparte las tiendas de La Ca-rolina con las que trabajaron. Modelación Impresa deRicardo Rodríguez, que estaba situada en la calle Jar-dines 15 e Imprenta y encuadernación Siglo XX, deSandoval Hermanos (posteriormente pasó a llamarseTipografía Renacimiento).

Durante los años 1920 y 1921, la banda de mú-sica pasa por muy malos momentos. De 24 de febrerode 1920, encontramos un documento en el que losmúsicos de la banda se quejan al Ayuntamiento por no

recibir su sueldo desde hace tres meses. Este texto nosserviría para mostrar cómo lo estarían pasando las fa-milias carolinenses de clase obrera que vivieron en esaépoca. La banda estaba formada por ciudadanos declase obrera. La música, pese a ser una actividad queles encantaba, les suponía una pequeña remuneraciónque les ayudaba «a pasar el mes». Fruto de este amorpor la música, dentro de su desesperada situación, loscomponentes de la banda llegaron a realizar unas peti-ciones al Ayuntamiento a través de este documento deabril de 1921:

«Al Excmo. Ayuntamiento de esta Ciudad.Los abajo firmantes, pertenecientes

todos a la Corporación Musical de esta ciu-dad, teniendo en cuenta el acuerdo de eseExcmo. Ayuntamiento de quitar la consigna-ción en el presupuesto desde primero de abrildel año actual, que esta banda venía disfru-tando; solicitamos que el mismo, se sirva acor-dar en bien propio y el pueblo en general, quehabiendo encontrado un profesor competenteque se ofrece a dirigirnos sin intereses ningu-nos, interesamos de ese Excmo. Ayuntamientose sirva concedernos los instrumentos, los uni-formes, la luz y la academia, a fin de poder, par-ticularmente, exteriorizar nuestras aficiones yque el pueblo no sufra la ausencia de una Cor-poración tan amena y de progreso como nosocupa.

Dios guarde a ese Excmo. Ayuntamientomuchos años.

La Carolina 6 de abril de 1921[Firmas de los músicos]»

Como hemos visto, el periodo de 1900 a 1920fue muy positivo para la banda, porque aunque en el1920 empieza una pequeña crisis, este periodoserá el cimiento de la banda municipal de 1926,fecha en la que llega como director de la banda Mar-celino Carvajal, que colocará a la banda de músicade La Carolina a un nivel excepcional, ganando con-cursos provinciales de bandas (el segundo puesto de1927 y el primero de 1928). Resalta la labor de laComisión de la Banda, formada por Francisco PérezPlaza, Luis G. Antonaya y Francisco Garrido en lamayor parte del periodo, con un claro afán por engran-decer la banda de música desde sus cargos en la Co-misión.

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5. LA COMISIÓN DE LA BANDA MUNICIPAL

Desde que tenemos noticias de la banda de mú-sica municipal por el Archivo, parece ser que siempreha existido junto a ésta una Asamblea de Asociados,como se la llamaba en 1888 o Comisión de la BandaMunicipal a partir del los primeros años del siglo XX.Ya sea de una, o de otra manera, esta Comisión, pare-ce ser que estaba formada por personas notables y vin-culadas al Ayuntamiento.

Este órgano de control se ocupaba de vigilar ycuidar el orden administrativo de la banda. Sus deci-siones iban desde la contratación de nuevos directoreso ratificación de los solicitantes, controlaban las cuen-tas, pagaban a los músicos, compraban el material dela banda, etc. La relación de cargos de la Comisión semantenía normalmente constante a través de los años,figurando en algunas ocasiones las mismas personaspero con distinto cargo.

Comisión de la Banda de Música de 1913:

Presidente: J. CrespoSecretario: Francisco GarridoTesorero: Francisco Pérez Plaza

Comisión de la Banda de Música de 1914-1915:Presidente: Francisco Sandoval.Secretario: Francisco Garrido.Tesorero: A. Lloreda.

Comisión de la Banda de Música de 1916-1917:Presidente: Francisco Pérez Plaza.Secretario: Francisco Garrido.Tesorero: A. Lloreda.Otros componentes: José Figueras,

A. Moraleda y A. Rodríguez.

Comisión de la Banda de Música de 1918-1919-1920:Presidente: Luis G. Antonaya.

Secretario: Francisco Garrido.Tesorero: Francisco Pérez Plaza.

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

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FUENTES DOCUMENTALES CONSULTADAS

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Leg. 2.8.12.1 Expedientes Personales.Leg. 2.8.12.3 Contabilidad.Leg. 2.8.12.4 Partituras S/F.

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Page 10: A BANDA MUNICIPAL MÚSICA DE LA CAROLINA A DEL SIGLO XX

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RESUMEN

A finales del siglo XIX sedesarrollan las Bandas de MúsicaMunicipales. En La Carolina sepotenciará especialmente a prin-cipios del siglo XX, coincidiendocon el auge de la minería en la co-marca. La banda de música se con-vierte así en reflejo de una socie-dad industrial, que servirá tantopara divertir a los ciudadanoscomo de excelente instrumentopedagógico. Merece la pena resal-tar el papel de la Comisión de laBanda de Música, como organis-mo encargado de controlar y per-feccionar la banda.

ABSTRACT

Local Bands are developedat the end of the XIXth century.Coinciding with the growth of themining industry in the area, in LaCarolina it is mainly promoted atthe beginning of the XXth century.The Local Band became a clearreflection of an industrial society;it will be used to entertain thecitizens as well as an excellentpedagogical instrument. It is worthemphasizing the role of the BandCommission as the organism incharge of controlling andimproving the Band.

RÉSUMÉ

À la fin du XIX e siècle lesOrphéons municipaux semultiplient. À La Carolina, c’esttout spécialement au début du XXe siècle que cela se produit, enmême temps que l’essor des minesdans la contrée. L’orphéon devientainsi le reflet d’une sociétéindustrielle, qui servira aussi biencomme diversion des citoyens qued’excellent instrument pédagogi-que. Il est intéressant de soulignerle rôle de la Commission del’Orphéon municipal, commeorganisme chargé de contrôler etde perfectionner ledit orphéon.