A f o n d N de Sevilla es el principal N Kilómetros de ...
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Son casi once mil kilómetros los que separan a las dos
grandes patrias del flamenco en nuestros días. Japón
es la tierra, después de España, en la que más se siente
un ardor especial por el flamenco. Este arte aterrizó en el le-
jano Japón en 1920, aunque el primer gran montaje se llevó
a cabo en 1929 y corrió a cargo de Antonia Mercé, la Argen-
tina. A finales de los años treinta, el guitarrista Carlos Montoya
hurgó en los más profundos sentimientos de los nipones. Gra-
cias a su virtuosismo, conquistó a un puñado de ellos e hizo
que volaran hasta el país patria del flamenco para aprender
a tocar la guitarra. De este grupo nació uno de los pioneros
de la guitarra española, Kenzo Takada, maestro de Hideo Ta-
kahashi.
Fue en los años sesenta cuando el flamenco empezó a con-
solidar sus raíces en la Tierra del Sol naciente. En esa década
llegó hasta allí Antonio Gades, quien poco después protago-
nizó junto a Carmen Amaya la película Los Tarantos (1963) -
titulada Historias de Barcelona en la versión japonesa-, una
adaptación de Romeo y Julieta al mundo gitano. En esta etapa
de fervor abrió sus puertas en Tokio el tablao El Flamenco,
uno de los más emblemáticos de Japón. En esos años irrum-
pieron en España bailaores como Yoko Komatsubara y Shoji
Kojima, que decidieron dejarlo todo para entregarse en
cuerpo y alma a su mayor pasión. Kojima demostró su arte
por la Unión Soviética de la mano del Ballet Nacional de Es-
paña y más tarde llegó a ser el bailarín principal de la compa-
ñía de Rafael Farina, quien solía llamarlo «el gitano japonés».
El flamenco, un negocio rentable
La pasión de los precursores japoneses, lejos de desvane-
cerse, ha evolucionado hacia una excelente técnica interpre-
tativa y ha conseguido reportar al país importantes beneficios
culturales y económicos. Un ejemplo de ello es Iberia, la em-
presa del guitarrista Teruo Kabaya, que factura más de 5 mi-
llones de dólares al año entre lecciones de baile, venta de
música, instrumentos, vestidos, zapatos y adornos para la in-
dumentaria flamenca, muchos de ellos fabricados en Japón.
Y es que en Tokio se ha desarrollado una cultura en torno al
arte gitano que llega incluso a la industria textil, que ahora di-
seña y confecciona gran parte de la vestimenta, antes impor-
tada de España. Además, se han creado numerosos
restaurantes-tablaos que han superado incluso, en número,
a los que hay instaurados en España. Además, desde 1984,
circula la revista japonesa especializada Paseo, de publica-
ción mensual, que ha sido capaz de conseguir el éxito y pasar
de una tirada inicial de doscientos ejemplares a una tirada de
15.000 en la actualidad. También se ha traducido la revista
madrileña Alma 100 del español al japonés debido al enorme
interés que generaba en el país nipón.
El boom, Barcelona ‘92
Pero España se puso definitivamente de moda con los Juegos
Olímpicos del año 1992. Fue entonces cuando el interés de
los japoneses por nuestro idioma y el baile flamenco experi-
mentó su mayor auge. “Había quien llegaba pensando que el
flamenco significaba alegría y a las pocas lecciones lo aban-
donaba. Pero otros, al descubrir que el flamenco es un arte
profundo, que llega hasta el corazón, se dieron cuenta de que
bailando, cantando y zapateando, podían expresar muchos
sentimientos que llevaban encerrados”, recuerda Jun Tashiro,
guitarrista, propietario del tablao Casa de Esperanza y uno de
los fundadores de la Asociación Nipona de Flamenco. “Los ja-
poneses ven en el flamenco el reverso de su vida diaria. Están
buscando algo que les permita expresarse, desahogarse, y en
el flamenco lo encuentran”, asegura el bailarín español Anto-
nio, el Toleo. La mayoría de los japoneses amantes de este
arte optan por asistir a academias, especialmente de baile.
Muchos de ellos se lanzan rumbo a España para consumar
sus estudios de danza. Tradicionalmente permanecían en la
capital, Madrid, pero en la actualidad muchos se decantan
por la ciudad de Sevilla, donde se puede disfrutar de excelen-
tes espectáculos así como asistir a sobresalientes clases de
baile.
La exaltación del flamenco en los corazones nipones es tal
que estos cambian de identidad para hacerse pasar por gita-
nos andaluces o cantaores, y se aprenden de memoria las le-
tras más sentidas sin entenderlas. Primero fueron seducidos
por el ritmo con reminiscencias orientales, y posteriormente
les cautivó la cultura y la forma de vida de los gitanos. Por ello,
el Gobierno japonés, a través de la Agencia de Cultura, finan-
cia a los alumnos de las escuelas de baile flamenco y guitarra
llegando a aprobar, incluso, la denominada “Semana de la
plata” (“Silver week”), una especie de puente que coincide
con la tercera semana de la Bienal de Flamenco de Sevilla,
festival que ha sido capaz de atraer, en las últimas ediciones,
a una media de 2.000 aficionados japoneses. No cabe duda
de que el alma japonesa permanece atada a la pasión que
transmite el flamenco español y siente un profundo respeto
hacia este arte y toda su obra.
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Sevilla es el principal
destino para aprender
1920 el flamenco
aterriza en Japón
5 millones de
beneficio anual
Kilómetros de arte jondo atraviesan continentes
El arte flamenco ha conquistado a la Tierra del Sol Naciente convirtiendo
al país en una de las mayores industrias flamencas del mundo
A fondo
La prueba visual de este arte en:
http://www.youtube.com/watch?v=rufdOLNTqzI
http://www.youtube.com/watch?v=9p8hzAceX0o