A tiro de piedra

Facultad de Pedagogía e Innovación Educativa UABC

Performance Presenta el grupo de Literatura Mexicana

2011-2

Producción y realización Alonso Gameros Edgar, Ávila Aispuro Tanya Iveth, Aviña Soto Abraham, Cervantes Velarde Luis Eduardo, Corrales Zazueta Paloma Angelina, Estrada Martínez Yuritzia Anahi, Félix Padilla Ivar Daniel, García Vásquez Erick Antonio, Gastelum Cárdenas Miriam Annel, González Leyva Alicia Elizabeth, Gutiérrez Puente Ana Karen, Jacob Arteaga Eunice, Jaime Muñoz Karla Denisse, León Quintero María Concepción, Lim Ortiz Itzel Ariana, López Castro Rodrigo, López González Luz Dennise, Marín Herrera Nadia Monserrat, Moreno Arellano Paul, Murga Amezquita Ángel Arturo, Orendain Islas Ricardo, Palomares Salazar Heber, Polina Torrez Alejandra, Ramírez Trujillo Sonia, Rivera Rivera Lizeth, Ruiz Sotelo Itzel, Torres Mora Graciela, Urías Almanza Nayeli Yanet, Valdez Alcocer Carolina, Verdugo Crespo Yohana, Zuno Contreras Brenda

María.

Perla Guadalupe Castillo Solis

Textos de:

Angel Murga

Heber Palomares

Rodrigo López

Luis Cervantes

Licenciatura en Docencia de la Lengua y la Literatura

Coordinación general

101 Aniversario de la Revolución Mexicana

A TIRO DE PIEDRA Performance 2011-2

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1

Hombre: Compadre, todavía tienes el revólver de cinco cartuchos?

Hombre II:Sí, ahí está en la casa todavía.

Hombre: Cincuenta pesos por él.

Hombre II:Está bien, mañana se lo traigo.

Hombre III:¿Y pa que quiere el revólver?

Hombre:¿Apoco no han escuchado lo que se está diciendo?

Ambos dicen que no.

Hombre:Andan diciendo que las guerrillas pasarán por aquí en dos o tres meses.

Hombre III:¿Cuáles guerrillas?

Hombre:Pues esas, las que comanda el tal Doroteo Arango

Hombre II:¿Pancho Villa? Ese bandolero no va a sobrevivir un mes más, que deje de estar chingando y se ponga a trabajar para mantener a sus viejas, el infeliz ha tenido como cien esposas.

Hombre:pos dicen que es un hombre muy culto compadre, así como usted, que siempre trae en sus campañas a unos de esos escritores para que anoten todo lo que pasa y que quede pos pa la posteridad.

Hombre II: chinguen a su madre.

Los dos reaccionan ante el insulto.

Hombre II: eso fue lo que les dijo Villa a los que no querían entrarle a la toma de Torreón, chinguen todos a su madre pinches maricones. Ahí está su hombre culto.

Hombre:Pues por si pasan por aquí o no pasan yo quiero el revólver. No vaya a ser la de malas que se arme el desmadre por estos lares y yo sin un pinche fierro para defenderme.

Hombre III:Eso sí compadre, bien pensando.

Hombre II: no se diga mas, mañana después de la jornada se la traigo.No se ande preocupando por esa bola de alzados.

Hombre:Ni crea que me espantan el sueño. Pero más vale prevenir que lamentar.

Uno de los hombres se acaba su bebida.

Hombre II:¿Quiere otro compadre?

Hombre III:Usted sabe que uno no es ninguno.

Hombre II:¡Mujer, sirve! no ves que nos estamos secando. Pinche vieja holgazana.

Hombre:Déjala hombre, todas son unas malagradecidas.

2

Uno va a partirse la madre trabajando, chingándose la espalda para que ellas tengan de tragar y no pueden ni atendernos como Dios manda.

Hombre II:Quítate de aquí mujer vete a limpiar mis garras te las deje ahí en la mesa.

Hombre III: Les voy a proponer un brindis, que les parece si brindamos por la dizque revolución.

Hombre II: ¡Por la revolución, la más cara de las putas!

Todos le dan un trago al tequila

Hombre: Y ustedes creen que eso sea cierto?

Hombre III: ¿Qué cosa?

Hombre: Pues lo que pregonan Villa y el tal Zapata, eso de que las tierras un día serán del que las trabaja y de que todos tendremos los mismos derechos.

Hombre II:Pues la pura verdad yo no creo. Lo que pasa es que usted se cree todo lo que escucha, pero estos movimientos siempre son iguales, nomas matan al que está organizando el desmadre y los demás corren a esconderse.

Hombre:Pero imagínese que se armara una revolución chingona compadre. No estaría mal que esos pinches ricos escucharan a los de abajo. ¡Imagínese que nosotros eligiéramos al presidente! Yo votaría por usted compadre.

Hombre II:Y usted sería mi consejero.

Hombre: Fíjense que yo si tengo fe. Ya es hora de que las cosas cambien no? Sino cuándo? Es más, si Villa y sus Dorados pasan por aquí en unos meses como usted dice pues me les voy a unir como la ve? Apoco no me ven como un Pancho Villa armado por todos lados dirigiendo asaltos, con mi ranchote en San Juan del Rio.

Hombre III: Haber compadre a él le apodan el centauro del norte, a usted como le apodarían?

Hombre: Buena pregunta, pues La verga del sur, como la ven? Apoco no les daría un chingo de miedo? Mis enemigos dirían, ahí viene la verga del sur, aguas!

Hombre III:Pues la mera verdad que sí, haber si no los decepciona cuando los vea.

Hombre: que paso compadre? ni que me fueran a andar revisando esos pinches cuatreros.

Tres hombres en una mesa jugando dominó y bebiendo tequila. La mujer de uno bordando en el rincón.

Acto:

Ángel Murga y Heber Palomares


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¿Cuáles Leyes?

1

¿Cual constitución, cuales leyes nacionales, váyanse a cualquier hacienda y verán como tienen su propia constitución, sus propias leyes, y lo peor de todo: su propia policía. ¿Se acuerdan del Cuerpo de Rurales? ¡Qué se van andar acordando! Esos que supuestamente estaban para la paz terminaban dando guerra todos los

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pinches días. A mí me pusieron una tranquiza brutal el día que llegué poquito tarde a la jornada. Por eso la gente quiere tanto a Villa y a Zapata, son gente del pueblo como nosotros, saben de nuestras broncas. Por eso Villa pudo, con 40 hombres, jalar a sesenta mil para la División del Norte, y se formó el primer ejército de puros

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voluntarios. Pues si papretar un gatillo nomás se ocupan dedos y pos los pobres también tenemos. No tendremos uniformes como aquellos pero de todas formas los dejamos bien empapados de sangre. Por eso les pregunto ¿cual constitución pues? ¿Cuales leyes nacionales?

La Valentina

Ángel Murga

1

Una pasión me domina es la que me ha hecho venir, Valentina, Valentina, yo te quisiera decir.

Que por esos tus amores la vida voy a perder; si me han de matar mañana, que me maten de una vez.

Si porque tomo tequila, cerveza o puro jerez, si porque me ves borracho, mañana ya no me ves.

Valentina, Valentina, dicen que me han de matar; queriéndome tú; mi vida, ¿qué me importa lo demás?

Yo sé que me andan cazando de tu casa en el zaguán, que tanto estoy ahí entrando y que en él voy a quedar.

2

Valentina, Valentina, te suplico esta vez que si me dejan tirado, me vayas a recoger.

Si tú me quieres, mi nena, aunque no tengo temor, que me defiendan morena, tus caricias y tu amor.

No hay quien se atreva conmigo, pues saben que han de perder, si me tantean tan seguido, que me hablen de una vez.

Una Juana y otra Juana, dos Juanas tengo a la vez, una me tiende la cama, y otra me da de comer.

Dicen que por tus amores la vida voy a perder, nada me hacen los traidores tan sólo con tu querer.

3

Una pasión me domina, es la que me ha hecho venir, Valentina, Valentina, yo te quiero hasta el morir.

Y si muero, Valentina, yo muerto te he de querer, y una flor en mi tumba, tú me tendrás que poner.

Esa flor, mi Valentina, siempreviva ha de ser, que simbolice el cariño y el amor de una mujer.

Que el amor atando fue firme aun muriendo debe arder, en el corazón que vive, como un inmenso poder.

María Hernández Zarco

Selección: Yuritzia Estrada


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1

Reportero: Disculpe, muy buenas tardes. Ando en busca de información para mi columna acerca de la revolución. ¿Me podría ayudar dándome un testimonio de lo que ve?

Hombre: (Se pone de pie) ¿Sobre la revolución? ¡Bah! Eso es siempre lo mismo, que si Pancho Villa ya les dio en la madre a unos, que si se quieren echar a Zapata…yo ya la verdad estoy aburrido de esos cuentos. ¿Quiere usted escuchar una verdadera historia de a balazos, poder y hombres?

Reportero: ¡Pero si claro que quiero!

Hombre: Le puedo asegurar a usted que nunca ha escuchado hablar sobre la banda del automóvil gris.

Reportero: (pensativo) Pues…no, la verdad nunca había escuchado hablar de ello.

Hombre: (irónico) Hmm. No me sorprende. Con el desmadre en el que está envuelto el país entero sólo se habla de Revolución. Como si la mentada revolución se partiera el lomo para darnos de comer a mí y a mi familia.

Reportero: Lo entiendo. Cuénteme sobre la banda que mencionó.

Hombre: Pues mire…es algo así como Dios, todos han escuchado historias sobre ella, pero a nadie le consta que existe. Es como una leyenda, pero no por esto es mentira. Mire que tanta gente no puede estar diciendo idioteces.

Reportero: ¿Usted los has visto?

Hombre: ¡No, qué va! Pero dicen que son un grupo de personas que llegan a la casa de uno, con una disque orden militar para catear la casa. Si uno les abre por las buenas lo chingan, y si uno se resiste a abrirles, de todos modos lo chingan. Dicen que éstos canijos se roban pero si todo: dinero, alhajas, papeles, todo. Y si se les antoja una vieja pos se la echan. Ay de aquél que quiera ponerles un alto, si andan armados hasta los dientes.

Reportero: Entiendo (toma notas en su cuaderno). ¿Y estos hombres hacen todo eso y nadie les dice nada? ¿La policía?

Hombre: ¡Nadie! Llegan con sus trajes de militares bien planchaditos y limpios. Vaya usted a saber si son en verdad soldados, o se echaron a unos cuantos y les robaron la vestimenta.

Reportero: Deberían de hacer algo, correr la voz, informar a autoridades, lo que sea.

2

Hombre: Pues si no le digo que nadie hace nada. Todo el país está atento a ver pa´ dónde jala Zapata o a ver ahora con quién se casa Villa. Mientras ellos haciendo su pinche revolución, unos cabrones aprovechan el descuido y se dan once con el pueblo.

Reportero: Déjeme ver si entendí. La banda esta… ¿cómo se llamaba?

(sigue haciendo notas en su cuadernillo)

Hombre: La banda del automóvil gris.

Reportero: Esa. La banda del automóvil gris llega a una casa, entran a la fuerza, ya adentro roban de todo lo que se les ocurre y se van así cómo así. ¿Estoy en lo correcto?

Hombre: En lo correcto. Y a la pobre gente robada la dejan toda golpeada, amarrada, incluso encerrada bajo llave dentro de su propia casa.

Reportero: Vaya, esto sí que es un abuso. Oiga y usted ¿cómo sabe tanto sobre la banda?

Hombre: Yo fui víctima también de esos cabrones, y mire cómo me dejaron, en la ruina, sin hijos y sin vieja.

Reportero: Entiendo. Una última pregunta… ¿por qué se les llama la banda del automóvil gris?

Hombre: ¡Ah, sí será usted pendejo! Pues porque llegan y se van a bordo de un automóvil gris, porqué más va a ser.

El hombre se da media vuelta enfadado y se pierde,

dejando al reportero tomando notas en su pequeño cuadernillo.

Un reportero del diario ¨Regeneración¨ vaga por las calles empolvadas y sucias de la ciudad en busca de información que le sea útil para un reportaje. En un pasillo se encuentra a un hombre

de aspecto humilde, solo y sentado sobre un petate.

Acto:

Luis Cervantes


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1

Burgués: nada tan exquisito como los valses vieneses, y nadie como los franceses para componerlos.

Mujer: pero mi vida, es “sobre las olas” y no es de un francés, es del compositor mexicano Juventino Rosas

Burgués: estás segura?

Mujer: claro, acaso dudas de mi?

Burgués: No mi amor, si por eso me casé contigo, por tu buen gusto.

Entra a escena la segunda pareja. Se saludan.

Mujer II: Que hermoso vestido, donde lo compraste?

Mujer: Me lo trajo mi marido de Paris, después de todo son las mercedes que se nos dan por encontrar un buen partido.

Burgués II: ¡Mujeres, siempre hablando de moda! Pareciera que no conocen otros temas. Y como les fue en su último viaje a Europa?

Burgués: Pues fue un viaje corto pero la pasamos muy bien en la campiña de un amigo, cerca hay unos manantiales que tienen que visitar algún día. En realidad el viaje fue de lo mejor, el regreso fue lo curioso.

Mujer II: ¿ah siii? ¿Y que sucedió?

Burgués: ¿les platicas tu amor?

Mujer: Pues como les dijo fue un viaje muy breve y a nuestro regreso pasamos por el zócalo de la ciudad, casualmente mientras Don Porfirio daba uno de sus célebres discursos. Fue fácil notar que el pueblo ya no le tiene el respeto de antes. Gritaban ¡Muera el mal gobierno! ¡Muera la dictadura!

Burgués II: ¿y como reaccionó Don Porfirio ante todo eso?

Mujer: Pues como era de esperarse, solo hizo falta que sus hombres sometieran a algunos revoltosos y los demás se dispersaron.

Mujer II: Pues bien merecido que se lo tenían, no hay nada más ridículo que alguien oponiéndose a Don Porfirio ¡Por Dios!

Burgués: Pero es de preocuparse, cada vez son más constantes los disturbios. Ya se habla de una revolución.

Burgués II: ¿Revolución? ¿Cuál revolución? Si primero esto tendría que ser un país.

Burgués: Estoy de acuerdo contigo, pero cada día que pasa aumentan los maderistas. Además, plebeyos hay muchos, si se organizan yo no sé que pueda pasar.

Mujer II: Lo único que pasará es que terminarán fusilados,

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no duden que un día de estos encierren a Madero por traición.

Burgués: Solo digo que no hay que subestimar a los que se sublevan, ¡y más cuando están tan necesitados! Están inconformes con el fraccionamiento de las tierras comunales y el desempleo que ocasionó la pasada crisis, quieren desconocer al coronel Díaz como nuestro legítimo presidente.

Burgués II: Qué digan lo que quieran y que sigan peleando por sus causas inútiles, a nosotros eso ni debe preocuparnos.

Burgués: pero si llegan a obtener lo que buscan, la clase alta perdería privilegios.

Burgués II: ¡Por Dios, eso nunca sucederá! ¡Solo falta que me digas que un día van a tener educación! Han sido y seguirán siendo bestias. Toma un trago de vino. Mi buen amigo, ya lo decían los antiguos griegos, el mejor sistema de gobierno es la aristocracia. Las personas como nosotros deben separarse de la masa inculta, es una cuestión básica.

Burgués: Disculpa, eso no quiere decir que dejemos de lado nuestra humanidad.

Burgués II: ¡Ah, claro que no! Debemos ser buenos cristianos y soltarles un pan de vez en cuando

Mujer: Pero mucho cuidado porque muerden la mano que les da de comer, ahí tienen las huelgas de Cananea y Río Blanco como ejemplo. Fue necesaria la fuerza militar, hay que tener mano dura con los obreros y Don Porfirio la tiene.

Burgués: Como dices, quizá ni debamos preocuparnos por ellos. Aparte el embajador estadounidense se declaró a favor de la reelección y tiene de su lado a gran parte de los intelectuales.

Burgués II: Eso mismo es lo que digo, ¿sabes quien mantiene este territorio de pie?

Mujer: Nosotros.

Burgués II: Pues claro, nosotros. Y hasta los mismos indios lo saben.

Mujer II: ¿Podríamos cambiar de tema? Me aburren las conversaciones sobre política

Burgués II: ¡Mi vida! ¿Escuchas? Es nuestra canción, ¿me concede esta pieza señorita?

Mujer II: Por supuesto, caballero.

Las dos parejas salen de escena bailando

Dos parejas de burgueses charlan tomando una copa de vino en una tertulia.

Acto:



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Entrarán primero

1

El otro día uno de esos ricachones pasó en su carro por nuestros jacales. Dos de sus gentes se bajaron con sacos llenos de comida y la repartieron entre la gente del pueblo. La verdad si me sorprendió, no son muchos los ricos que se acuerdan de estos lares. Pero luego que los ricos se fueron y abrimos las bolsas de comida nos dimos cuenta

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de por qué habían venido, puras pinches sobras nos dejaron en las bolsas. Esos ricos hacen banquetes con un chingo de comida y luego mandan a uno a traernos las sobras, así sienten que se ganaron el cielo y quieren que uno les este bien agradecido…

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Así son todos, nos ven como animales, ¡pinches ricos mal cogidos!. La gente de aquí es humilde y acepta con gusto lo que le traigan. Pero ¡ya verán! Por ahí dicen que los pobres entrarán primero al cielo que los ricos, pues nomás espero que el cielo este grandote, grandote paque quepamos todos.

La Adelita

Ángel Murga

1

Y Adelita se llama la joven que yo quiero y no puedo olvidar; en el mundo yo tengo una rosa y con el tiempo la voy a cortar.

Si Adelita quisiera ser mi esposa, si Adelita fuera mi mujer; le compraría un vestido de seda para llevarla a bailar al cuartel.

Adelita por Dios te lo ruego, calma el fuego de esta mi pasión; porque te amo y te quiero rendido y por ti sufre mi fiel corazón.

Si delita se fuera con otro, le seguiría la huella sin cesar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar.

Soy soldado y mi patria me llama a los campos que vaya a pelear; Adelita, Adelita de mi alma, no me vayas por Dios a olvidar.

2

Por la noche andando en el campo si el clarín que toca a reunión, y repito en el fondo de mi alma.

Adelita es mi único amor: Si supieras que ha muerto tu amante, rezarás por mí una oración, por el hombre que supo adorarte con el alma, vida y corazón.

Toca el clarín de campaña a la guerra salga el valiente guerrero a pelear correrán los arroyos de sangre, que gobierne un tirano jamás.

Y si acaso yo muero en campaña, y mi cuerpo en la sierra va a quedar; Adelita, por Dios te lo ruego, que con tus ojos me vayas a llorar.

Ya no llores, querida Adelita, ya no llores, querida mujer; no te muestres ingrata conmigo, ya no me hagas tanto padecer.

3

Me despido querida Adelita, ya me alejo de mi único placer; nunca esperes de mi alma cautela ni te cambio por otra mujer.

Ya me despido querida Adelita, de ti un recuerdo quisiera llevar; tu retrato lo llevo en mi pecho como escudo que me haga triunfar.

Conque, quédate Adelita querida, ya me voy a la guerra a pelea; la esperanza no llevo, perdida de volverle otra vez a abrazarte.

Cleotilde de López



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1

Minero: ¿Qué trajiste ahora mujer?

Mujer: tu come de lo que haiga y no andes de preguntón. Mira que vengo del túnel de mero abajo y a todos les gustaron mis guisos, lo bueno que te aparte poquito porque si no se lo acaban.

Minero: está bien entonces me callo.

Mujer: ¡oye! ¿escuchaste lo que pasó en Sonora?

Minero: ¿lo de Cananea? Si, como no, ahorita todos los mineros hablan de eso. Pobres de aquellos se los cargó la chingada. No se cómo se les ocurre organizar una huelga contra los gringos, el cobre de las minas los está dejando locos.

Mujer: Pues ahorita les acabo de llevar la comida a los del tercer túnel y andan queriendo hacer lo mismo por aquí, ya sabes el Germán y los demás, andan convenciendo a todos para que detengan el trabajo.

Minero: ¡¡¡que ni se les ocurra!!! ¡A mí nadie me saca de aquí! Luego con que compro en la tienda?

Mujer: apoco no te gustaría dejar de respirar polvo todo el día?

Minero: pues si pero no vamos a lograr nada con dejar de trabajar. Tú sabes cómo nos trata el Patrón, es bien canija y si se entera quien está organizando todo se los va a chingar. Y a todo esto ¿qué están pidiendo esos cabrones?

Mujer: pues que les paguen lo mismo que les pagan a los gringos. Y también que reduzcan la jornada, pues es que trabajan por una miseria.

Minero: te lo digo mujer, las huelgas son para los pendejos. Nunca se consigue nada, hay un chingo de descalabrados cada semana y ni médicos hay. Vivimos con miedo de que se nos vaya a derrumbar todo como el año pasado.

Mujer: ¡Shhh! se me hace que ahí viene alguien, ponte a trabajar no vaya a ser el patrón.

(La mujer recoge todo y entra a escena el Patrón)

Patrón:¿cómo van los avances del tercer túnel de ventilación?

Minero: Buenos sean los días para Ud. Patrón, el túnel va bien, ya está casi terminado.

Patrón: Muy bien, dígales a todos que nomas terminan la jornada y los quiero ver en mi oficina.

Minero: ¿y para qué somos buenos Patrón, si se puede saber?

2

Patrón: Los dueños de las minas van a modernizarlas. Van a comprar máquinas que hagan el trabajo pesado a cielo abierto, este tipo de minas anticuadas ya no son rentables.

Mujer: pues esas son buenas noticias, las máquinas les van a ayudar a hacer el trabajo.

Patrón: pues son buenas noticias, para los que se queden.

Minero: ¡ah caray! ¿cómo esta eso Patrón?

Patrón: pues que si las maquinas harán parte del trabajo muchos de ustedes ya no serán necesarios.

Minero: ¿y de qué vamos a vivir?

Patrón: ¡Ustedes verán! no es mi problem ¿qué se yo?, sólo avísenle a los demás que se den una vuelta por mi oficina cuando salgan de la mina.

Minero: pero Patrón usted puede hablar con los señores, dígales que tengan misericordia, no nos dejen sin trabajo, de esto vivimos.

Patrón: lo siento yo no puedo hacer nada, la modernización de la mina trae consigo costes de arranque. A la larga nos ahorraremos miles y miles, pero debemos empezar por recortar al personal. La mitad de los mineros ya no serán necesarios.

(El Patrón sale de escena)

Minero: pero ¡Patrón! ¡Patrón!

Mujer: ¡ya déjalo así!. ¿A poco crees que te hará caso?

Minero: pues no. Pero tenemos que hacer algo. Anda, acompáñame al almacén y luego bajamos con el Germán para ver cómo va lo de la huelga.

Mujer: ¿no que las huelgas eran para los pendejos?

Minero: ¡oh, tú cállate!.

Un minero conversa con su mujer A la hora del almuerzo.

Acto:



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Paradigma social

1

María Talavera, Sara Esthela Ramírez, María Rojo de Alvarado, Margarita Ortega. De seguro estos nombres ni les suenan, pues esas son heroínas de la revolución, soldaderas que no le sacaron a los balazos. A esta última, Margarita Ortega, la torturaron para que delatara a los de su causa, ¡y van a creer que no dijo nada! Primero la

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fusilaron antes de les diera un solo nombre. ¡Ah! Pero si les digo Pancho Villa, Emiliano Zapata, de volada se les viene a la mente un macho de portentoso bigote, un héroe de la revolución. ¿Y las mujeres que? ¿No había mujeres en la pinche revolución? ¿Y de donde nacía tanto cabrón? Margarita Ortega aceptó los balazos de pie, de

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frente. No como el pinche Villa que se puso a suplicar por su vida llore y llore como vieja cuando lo emboscaron en Parral. Pero nadie reconoce a esas hembras sucias, harapientas, para reconocer el papel de la mujer sería necesario cambiar nuestro paradigma social, ¡ah! ¡Qué bonito sonó eso!

La Rielera

Ángel Murga

1

Yo soy rielera, tengo mi Juan, él es mi querido, y yo soy su querer, cuando le llaman, ya se va el tren, "adiós querida dice, ya se va tu Juan”.

Cuando dice el conductor que va a salir para San Juan, le llevo su canastita con la que va refinar,

yo soy melera, tengo mi Juan, él es mi querido, yo soy su querer.

Cuando le llaman que ya se va "adiós mi querida, ya se va tu Juan”, cuando dice el conductor:

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"tengo órdenes para el tren, porque vamos a llegar a la estación de Belén”.

Yo soy rielera, tengo mi Juan, él es mi querido, yo soy su querer; cuando le llaman, que ya se va, dice: “adiós, mi querida, ya se va tu Juan”.

Si porque me miran con guantes piensan que soy militar, yo soy puro garrotero de la Línea Nacional.

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Yo soy rielera, tengo mi Juan, él es mi querido, yo soy su querer; cuando le llaman, Que ya se va, dice: “adiós, mi querida, ya se va tu Juan”.

Estefanía Castañeda Núñez de Cáceres



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El hombre, escribe de puño y letra

A todos los que me siguieron, me apoyaron y confiaron en mí. Soy una farsa. Un héroe tan oscuro como la tierra por la que peleamos, igualmente bañado de sangre. Sé escribir y sé leer, pero me hice pasar por un bandido analfabeta para ser igual que todos, porque no hay nadie más grande que el pueblo. Después de tantos años me arrepiento, me arrepiento de robar tanto ganado, pero la gente necesitaba comer, y el gobierno no los iba a alimentar. El pueblo de México estaba necesitado de un hombre que representara sus sueños y sus ilusiones, y encontraron en mí la imagen deseada.

Confisqué tierras y se las repartí a los pobres, confisqué dinero y se lo di a los pobres, robé animales para alimentar a todos, robé armas para mis soldados, quienes dieron su vida por la Revolución.

También robé vidas, confisqué almas. Maté a mis enemigos, ordené fusilamientos, balas atravesaron cabezas de soldados que luchaban por un dictador al que nunca conocieron, y que nunca hizo nada por ellos. Maté a cientos, a miles de hombres, cantidades incalculables que me atormentan por las noches ¡que me hacen llorar, imágenes que se rebelan contra mí, que hacen su revolución en mi contra! Mis pesadillas me hablan, me queman por dentro, es por eso que renuncio.

¡Renuncio a ser su héroe, a ser el más malo de los revolucionarios, a ser el que ve morir a los dorados, a las mujeres y a los niños que esperan que los salve! ¡Yo no soy de hierro, soy de carne y hueso, también lloro, también sangro!

¿Por qué siempre me preguntan qué vamos a hacer, dónde vamos a atacar, qué vamos a comer y dónde vamos a dormir? ¿Por qué no me preguntan cómo estoy, cómo me siento? ¿Qué soy para ustedes? ¿Sólo su general? Ya no quiero seguir con esto, ya no quiero ver morir a más inocentes. Quiero descansar. Quiero vivir en paz.

Por eso renuncio a la revolución, me iré a un lugar donde nadie me moleste, donde solo haya vida y no muerte, paz y no guerra. Ya no habrá más de su general, ya no habrá más gritos de Viva Villa, porque sé que ese grito algún día me va a matar. No me derrotaron los ejércitos, me derrotó el miedo. Discúlpenme todos, y espero que puedan perdonarme.

Sinceramente, Doroteo Arango.

Entra un hombre apresurado.

-Pancho, ya es hora de irnos a Torreón, se hace tarde.

Villa se levanta. Quema la carta y la tira en el cenicero.

Lugar semioscuro, un hombre con atuendo clásico revolucionario sentado a la mesa. Una pluma y una hoja de papel junto a una

botella de vino, un puro y una vela encendida.

Acto:

Rodrigo López


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Las traiciones de aquellos hombres que se levantaron en armas están acabando con la Revolución. “Muchos de ellos, por complacer a tiranos, por un puñado de monedas, o por soborno están traicionando y derramando la sangre de sus hermanos”, perdono al que roba y al que mata, pero al que traiciona, nunca.

“Yo estoy resuelto a luchar contra todo y contra todos sin más baluarte que la confianza y el apoyo de mi pueblo”, y aunque la ignorancia y el oscurantismo en todos los tiempos no han producido más que rebaños de esclavos para la tiranía, sé que muchos se han dado cuenta que el gobierno no es intocable, que es posible levantar la voz y hacer que escuchen nuestras exigencias.

Como le dije al Presidente Madero: Yo no me levanté en armas para conquistar tierras y haciendas. Yo me levanté en armas para que al pueblo de Morelos le sea devuelto lo que le fue robado. Entonces pues, señor Madero, o nos cumple usted, a mí y al estado de Morelos lo que nos prometió, o a usted y a mí nos lleva la chichicuilota.

Los campesinos no robamos nada de nadie, sólo queremos lo que nos han arrebatado los hacendados, queremos nuestras tierras para trabajarlas, porque la tierra es para quien la trabaja, pero no para los que la explotan.

Las armas nos dan seguridad temporal, pero la muerte se acerca tanto que puedo olerla; la traición llegará a este Estado y buscará meterse al centro del movimiento. No le temo a la traición, pues sé que cualquiera puede traicionarme, si es que aún no lo han hecho.

No le temo a la muerte en este momento, porque prefiero morir de pie, que vivir toda una vida arrodillado. Quiero morir siendo esclavo de los principios, no de los hombres. Si mi muerte sirve de algo, aquí les dejo mi vida, hagan con ella lo que quieran, porque sé que la historia recordará con más fervor, a un hombre que entrega su vida a la lucha, que aun hombre que lucha por su vida.

Emiliano Zapata, reflexiona mientras es traicionado por algunos de sus compañeros de lucha

Acto:

Rodrigo López


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¿Qué van a saber?

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Yo les puedo contar historias de la revolución que ustedes ni me creerían, así que mejor ni se las cuento, pos ¿paque? Mejor así la dejamos, al cabo ya pasó, dizque ganaron los buenos. Yo sigo viendo la misma miseria en cada esquina. A mí se me hace que la Revolución ni ha terminado, o peor tantito, ni ha empezado. Pero ¿qué les digo a

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ustedes? Ustedes son burgueses, nunca han tenido que mendigar por comida, personas como ustedes jamás entenderán de verdad lo que es la Revolución. Sólo pueden imaginársela, pues sigan imaginándosela, yo ya me voy con mi mujer, ya me espera con la comida lista, nos vemos luego camaradas y viva México!

La Soldadera

Ángel Murga

1

Soy soldadera, tengo mi Juan que es de primera, ya lo verán, es muy borracho, todos lo estiman él no es borracho, todos lo miman.

Desde el sargento de compañía lo tienen adentro todito el día que no quieren que a la calle salga pues prefieren que no haga guardia.

El subteniente me dijo un día que de asistente él lo pondría pero que en cambio le hiciera yo no sé qué cosa, no se explicó.

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Desde ese día, noche por noche me pasean en coche con alegría pues capitanes y hasta mayores son muy galantes, me echan flores.

Yo les doy gusto porque a mi Juan algún día asciendan a capitán.

En la trinchera y línea de fuego yo soy la ruina y con valor llego soy soldadera,

Tengo mi Juan que es de primera, ya lo verán.

María Trinidad Ontiveros

Usted nomás pregúntele a cualquiera, oye y ¿tú qué piensas de la revolución? y le va a decir nomás lo que ha escuchado, nadie sabe nada pues, ándele no se quede con las ganas pregúnte y verá como se ponen a tiro de piedra, usted nomás déjelos hablar que hablando la gente se chinga solita.



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1

La Valentina

Dicen que por tus amores

un mal me van a seguir,

no le hace que sean el diablo

yo también me sé morir.

Si porque tomo tequila

mañana tomo jerez,

si porque me ven borracho

mañana ya no me ven.

La Adelita

En lo alto de la abrupta serranía,

Acampado se encontraba un regimiento,

Y una joven que valiente lo seguía

Locamente enamorada del sargento

Popular entre la tropa era Adelita,

La mujer que el sargento idolatraba,

Que a demás de ser valiente era bonita,

Que hasta el mismo coronel la respetaba

Y se oía que decía

Aquel que tanto la quería:

Y si Adelita quisiera ser mi novia,

Y si Adelita fuera mi mujer,

Le compraría un vestido de seda

Para llevarla a bailar al cuartel.

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La Marieta

Marieta, no seas coqueta,

porque los hombres son muy malos,

prometen muchos regalos

y lo que dan son puros palos.

Su mamá dijo a Marieta:

deja ya la presunción,

déjate crecer el pelo

y el vestido tan rabón.

La cucaracha

Todos se pelean la silla

que les deja mucha plata

en el norte viva Villa

en el sur viva Zapata.

La cucaracha, la cucaracha

ya no puede caminar

porque no tiene , porque le falta

marihuana que fumar.

La soldadera

Voy con orgullo tras mi bandera

y te aseguro que he de triunfar,

si está repleta mi cartuchera,

mi soldadera me ha de animar.

Si me atraviesan en el combate

y muerto queda tu zapador,

recoge mi alma, busca el empate,

aunque te mate vil invasor.

3

Juana Gallo

En campaña ni un pelón se le escapaba

Sin piedad se los tronaba con su enorme pistolón

Era el coco de todos los Federales

y los mismos Generales

Tenían pavor

Ábranla que ahí viene Juana Gallo

Va gritando en su caballo

Viva la revolución

Para los que son calumniadores

Para todos los traidores

Trae bien puesto el corazón.

La Rielera

Yo soy rielera y tengo mi Juan,

el es mi vida yo soy su querer;

cuando me dicen que ya se va el tren,

adiós mi rielera ya se va tu Juan.

Corridos Fragmentos

Selección: Sonia Ramírez

Estrada Martínez Yuritzia Anahi, Gastelum Cárdenas

Miriam Annel, González Leyva Alicia Elizabeth, Gutiérrez

Puente Ana Karen, Jacob Arteaga Eunice, Lim Ortiz Itzel

Ariana, López González Luz Dennise, Polina Torrez

Alejandra, Urías Almanza Nayeli Yanet, Valdez Alcocer

Carolina, Verdugo Crespo Yohana,

Ramírez Trujillo Sonia…………Iluminación

Torres Mora Graciela…………Iluminación

Corrales Zazueta Paloma Angelina…………Video 1

Marín Herrera Nadia Monserrat…………Video 2

Rivera Rivera Lizeth…………Fotografía fija

López Castro Rodrigo, …………Musicalización

Zuno Contreras Brenda María…………Microfonista

Padilla Ivar Daniel…………Tramoyista

Gastelum Cárdenas Miriam Annel, …………Tramoyista

Orendain Islas Ricardo…………Tramoyista

Perla Castillo Solis ………… Continuidad

Universidad Autónoma de Baja California FPIE / 2011-2

La justicia, la igualdad del mérito,

el trato respetuoso del hombre, la igualdad plena del derecho:

eso es la revolución José Martí

Coros

Puesta en escena

Agradecemos a la Facultad de Pedagogía de la UABC, por brindarnos las herramientas y sobre todo

los saberes y las competencias que nos permiten integrar este trabajo, presentarlo y evaluarlo.


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Zuno Contreras Brenda María………Presentación

Félix Padilla Ivar Daniel………………Hombre 1

Orendain Islas Ricardo………………Hombre 2

Alonso Gameros Edgar………………Hombre 3

Gastelum Cárdenas Miriam Annel………Mujer 1

Murga Amezquita Ángel Arturo……Intermezzos

Cervantes Velarde Luis Eduardo………Reportero

García Vásquez Erick Antonio…………Burgués 1

Ávila Aispuro Tanya Iveth……………Burguesa 1

Jaime Muñoz Karla Denisse………… Burguesa 2

Palomares Salazar Heber……………… Burgués 2

López Castro Rodrigo………………Villa

Aviña Soto Abraham………………Zapata

Moreno Arellano Paul………………Minero 1

Ruiz Sotelo Itzel………………Mujer 2

León Quintero María Concepción…………Patrón

Actuaciones en orden de aparición

El performance como una estrategia integradora puede permitir desarrollar

una evaluación holística de las capacidades, habilidades, actitudes y valores que se han desarrollado en un grupo. Además le permite a éste dar

cuenta de su capacidad de organización, comunicación y compromiso grupal.

El grupo de Literatura Mexicana 2011-2 fue excelente en este proyecto.

Reconocieron sus capacidades y posibilidades y las potenciaron para

lograr su objetivo. A pesar de sus diferencias personales, horarios,

procedencias, capacidades e intereses; pudo trabajar con empeño y se enfrentó

al reto de exhibir su trabajo en un escenario. ¡Felicidades!

Perla Castillo Solis / Docente


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Imágenes obtenidas de: Sixto Miguel mantiene firme su memoria Foto: Griselda Sánchez http://oclesis.blogspot.com/2010/08/pueblos- marginados.html http://www.fotosmilitares.org/viewtopic.php?f=9&t=239 5&start=75 tucumanhoy.com. Mujeres soldado mexicanas vestidas como revolucionarias desfilan en el Zócalo En la trinchera, ca. 1914. Imagen tomada del libro: Las mujeres en la Revolución Mexicana, 1884-1920, México, Honorable Cámara de Diputados, LV Legislatura, SEGOB, INEHRM, 1992, p. 68. Mujeres zapatistas haciendo tortillas, ca. 1914. Imagen tomada del libro: Las mujeres en la Revolución Mexicana, 1884-1920, México, Honorable Cámara de Diputados, LV Legislatura, SEGOB.

INEHRM, 1992, p. 72. Las rieleras, ca. 1915. Imagen tomada del libro: Las mujeres en la Revolución Mexicana, 1884-1920, México, Honorable Cámara de Diputados, LV Legislatura, SEGOB.

INEHRM, 1992, p. 93 Voluntarias de la Cruz Roja Mexicana, ca. 1914. Imagen tomada del libro: Las mujeres en la Revolución Mexicana, 1884-1920, México, Honorable Cámara de Diputados, LV Legislatura, SEGOB,

INEHRM, 1992, p. 88. Elena Arizmendi con un grupo de voluntarias de la Cruz Blanca. Imagen tomada del libro: Gustavo Casasola, Seis siglos de Historia Gráfica de México, 1325-1976, tomo V,

México, Editorial Gustavo Casasola, 1978, p. 1355.

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