ADVOCATUS DIABOLIFRANCISCO… EL PAPA QUE SERÁBEATRIZ J. CARRILLO

Nunca un Papa se va a enterar cuántas congregaciones de monjas hay, cuánta plata manejan los salesianos, ni qué

piensa un jesuita.Dicho popular

Habemus Papam, después de que Benedicto XVI hiciera mutis frente al declive moral del catolicismo y de la influencia geopolítica de esta religión en el mundo; en vista de los escándalos hiper humanos en que se ha visto una santa que parece siempre ceder.Buona sera, fueron las palabras iniciales del primer Papa latinoamericano que tiene por encomio no acrecentar ni apuntalar el poder de la Iglesia Católica sino simplemente, impedir la debacle de una creeencia que siempre ha sostenido la necesidad del oropel, la frivolidad y el desapego por los seres de carne y hueso.

BENEDICTO XVI ¿DETRÁS DE FRACISCO?Jorge Mario Bergoglio, ya para el mundo, el Papa Francisco, era papable desde hace tiempo aunque algunos columnistas lo quieran ver como una sorpresa. De hecho, Bergoglio estaba parado en la fila detrás de Benedicto XVI hace años, pero hubo de esperar a que ocurriera el desprecio del alemán por su misión pastoral, para que ascendiera el argentino a la silla de Pedro.La historia del cardenal Jorge Mario Bergoglio, el Papa 266 es interesante porque se trata del primero en una familia con cinco hijos. En principio sus estudios son mundanos –en ciencias, específicamente en química-; pero luego terminará por inclinarse por el conocimiento de lo relacionado con la teología, hasta ingresar y ser ordenado como sacerdote jesuita.El ordenado Francisco, que no usará sortija de oro sino de plata con recubrimiento de oro, no solo es el primer latinoamericano líder del catolicismo, sino que también es el primer jesuita en alcanzar ese lugar.Para nadie es un secreto que, aún dentro de la misma Iglesia algunas de las órdenes, entre ellas los jesuitas, no son vistas con buenos ojos debido a que se han mostrado como grupos con una posición política frente al mundo, porque eso es lo que se espera de un jesuita. San Ignacio de Loyola, el fundador, quiso que sus miembros estuviesen siempre preparados para ser enviados con la mayor celeridad, allí donde fueran requeridos por la misión de la Iglesia. Por eso los jesuitas profesan los tres votos normativos de la vida religiosa (obediencia, pobreza y castidad) y, además, un cuarto voto de obediencia al Papa. La Fórmula del Instituto (confirmada por Julio III en 1550) dice: Militar para Dios bajo la bandera de la cruz y servir sólo al Señor y a la Iglesia, su Esposa, bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tierra.Esta idea es sugestiva: servir al papado ciegamente. No sería la primera vez que ya lo hubieran hecho los jesuitas. Su obediencia es total y toral. En la renuncia de Ratzinger varios columnistas vieron lo que podía leerse como un pretexto para quitar de la primera plana a Benedicto XVI, sin que en realidad su poder desapareciera del escenario político-religioso. La idea no es descabellada.Yo misma señalé que es completamente inédito que, un Papa con vida, permanezca a la sombra de otro Papa, recién seleccionado, sobre todo porque, pese a lo que se quiera, en realidad Francisco es un sacerdote de vuelos sosegados, comparado con alguien como

Ratzinger: Bergoglio, de 76 años, no contaba en ningún pronóstico. Se leyó en más de un medio.

UN LATINO SIMPLE, UN ¿SIMPLE? PAPAEl Papa Francisco posee una historia sencilla: se trata de un llano sacerdote que se recuerda viajando en metro, interesado en una liga de futbol y que, a pesar de hablar cinco idiomas fluidamente al menos ahora no aparece como uno de esos sendos intelectuales que pondrá en ciernes algunas de las creencias del catolicismo:Bergoglio, “conservador y ortodoxo, férreo opositor al aborto, al matrimonio gay –tuvo palabras durísimas cuando en Argentina se sancionaron esas leyes-, es un férreo opositor también a cuando en Argentina se sancionó la ley por la muerte digna, reseña la escritora Olga Wornat.Asimismo, al actual Papa se le relaciona con los grupos conservadores que se mantuvieron del lado de la dictadura militar argentina que se recuerda como una de las más crueles de Latinoamérica, y que sumó en suerte alrededor de 30 mil desaparecidos.No obstante aquello, de él también se ha dicho que se trata de un político, un estratega, un negociador: su austeridad personal, indiscutible, siempre ha convivido con una decidida y sostenida búsqueda del poder, primero en su congregación, luego en la Iglesia argentina y ahora universal. Bergoglio es un estratega y un político… No habría que descartar que una figura tan lejana al ceremonial y al protocolo, y consciente de la necesidad de ponerle fin a los escándalos (financieros, sexuales, políticos) continuados desde hace tiempo en la Iglesia universal y en Roma, sea capaz de imponer un cambio de rumbo en muchos temas sensibles.Tales fueron las palabras de Óscar Cámara, profesor en el Centro de Estudios Salesiano de Buenos Aires y del Instituto Teológico Franciscano, el 15 de marzo de 2013, a propósito de la erección del sacerdote en máximo pontífice de la iglesia de Cristo.En ese sentido, ya han sido llamativas sus declaraciones llamado al perdón y a la misericordia por parte de los creyentes católicos. Esto es nuevo cuando se lo compara con la promesa de justicia de Ratzinger –incluso se adaptó el derecho canónico-, a propósito de los casos de pedofilia dentro de la iglesia católica.En todas estas cuestiones se advierte que el jesuita no será un Papa más aunque, a decir verdad, ninguno lo ha sido.Pero no será un Papa más, en el sentido de que se enfrenta a tareas inéditas: reconstituir un cuerpo de creencias que se han visto seriamente erosionadas a causa de las controversiales acciones de un sacerdocio que parece haber perdido de vista su tarea sustantiva: mantener ardiendo la llama de la fe en la creencia.Esto es todo porque ¿cómo mantenerse firme en una creencia? Es decir, no se trata de una realidad con prueba de existencia (no es un hecho), de ahí que se trate de fe: es una realidad ininteligible que puede no serlo menos por tener ese atributo. Se trata entonces de una idea compleja que no nace de su realidad y hasta es posible que su realidad no se ancle en el hecho, sino en su propio carácter de fe.Se trata de un ámbito en donde no caben las frivolidades del mundo, donde no tienen espacio ni explicación esos 33 botoncitos dorados del chalequito del Papa, y que emulan los 33 años de la vida de Cristo en la tierra… ¿qué es eso? Como yo lo veo, eso y el uso de los hilos de oro no son diferentes de los carísimos implantes que use cualquier modelo en el mundo. Ambos: tetas y botones, son igual de frívolos.Francisco no tiene la encomienda de evitar que los sacerdotes actuales dejen de disfrutar de la pornografía infantil y/o que eviten mantener relaciones sexuales con sus fieles, su

tarea, según yo, es mayor: consiste en convertirse en el líder moral de una iglesia pensante. Una iglesia con vida.Un cuerpo doctrinario tal vez religioso pero principalmente ético, capaz de llegar a concluir por qué sí o por qué no hacer lo que hace no por temor sino por convicción. Una vuelta a la fe. A la esperanza.Esas cosas raras e intangibles que no tiene qué ver con andar o no en metro o usar un anillo de plata, sino con una forma específica de relacionarse con el mundo, con los hombres y mujeres, Con Dios. Si es que existe.Gracias por leerme,Comentarios: bjcarrillo_1968@outlook.com