AADoc Cajatambo 1662 Con Correcciones
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El pueblo defiende su cura [1662]
AA: Capítulos; Leg. 17, Exp. XVII. Cajatambo, 1662. Causa seguida por el lic. Juan Sarmiento de Vivero, visitador general ordinario de
idolatrías del arzobispado y por el promotor fiscal don José de Lara Galán, contra el bachiller Pedro Bermúdez, sobre la averiguación de ciertas proposiciones escandalosas . .
Reparto:Acusado: Pedro Bermúdez, cura de CajatamboAcusadores: Pedro Ortiz Meoño y Pedro de Torillas, ambos españoles/mestizos que
radican en el tambo de CajatamboJuez: Diego de Vargas Carvajal, cura del pueblo de La Magdalena de
Cajatambo, nombrado por Sarmiento de Vivero, visitador general de iglesias y de idolatrías del arzobispado de Lima
Otros: Doña Isabel Pilco, difunta, amante allegada a BermúdezDon Francisco de Cabrera, alguacil mayor de la provincia de Cajatambo y esposo de Doña IsabelDon Gaspar Rodríguez Pilco, cacique principal del repartimiento de Cajatambo y padre de doña IsabelFrancisco de Solórzano, galán fallido de Doña IsabelCapitán Don Luis Gerónimo Rodríguez Pilco, cacique principal y gobernador interino del pueblo de Ambar, hermano de Doña IsabelDon Alonso de Ortega y Robles, ex corregidor (1557-9?) de la provincia de Cajatambo, Maestre de Campo y miembro de la orden de SantiagoLicenciado Don Pedro Canbrana Barquito, presbítero, avecindado en el pueblo de GorgorLicenciado Cristóval de Varga Garrido, ex cura de CajatamboChacona, india conocida por ser amiga de Bermúdez, acusada de hacer ofrendas en una fiesta de cubierta de una casaAlonso Chilloo, indio también acusado de organizar una fiesta de cubierta de casaMaría de Morales, india del pueblo de Cajatambo
* * * * *
Acusación:
/ f. 1 / “Hacemos saber al Bachiller Don Juan Sarmiento de Vivero, Visitador General de
Iglesias, y de las idolatrías de este Nuestro Arzobispado, cómo se nos ha dado noticia de
que en el tambo de Lampas, estando Pedro Ortiz Meoño y Pedro de Torillas con otros
AA: Capitulos, Leg. 17, Exp. XVII [1662]
españoles, dijeron los dos en voz alta delante de los demás, cuyos nombres dirán los
testigos, habían oído decir al bachiller Pedro Bermúdez, cura del pueblo de Cajatambo,
que la simple fornicación no era pecado mortal == Y asimismo dijeron los dichos Pedro
Ortíz Meoño y Pedro de Torillas cómo estando muy a lo último el dicho Bachiller Pedro
Bermúdez de una grave enfermedad, con un santo Cristo en las manos, lloraba muchas
lágrimas, y la gente que le veía entendieron que lloraba por ser pecador, y que había
dicho después a Pedro Ortiz Meoño y Pedro de Torillas que lloraba considerando que con
la muerte se apartaba de una mujer con quien tenía mala amistad. Y asimismo dijeron los
dichos cómo demás de lo referido, tiene el susodicho por su amiga a Doña Isabel Pilco
causando escándalo == Y asimismo dijeron los susodichos que en menosprecio del
sacramento del matrimonio hizo que la susodicha Doña Isabel Pilco se velase con
Francisco de Cabrera, sin estar desposados, dando a entender a las gentes en el pueblo de
Ambar que los había desposado, antes no siendo así, y que esto lo dijo por engañar a Don
Gaspar Rodríguez Pilco, padre de la Doña Isabel, fingiendo que estaban desposados == Y
asimismo dijeron cómo la madre de la susodicha Doña Isabel Pilco concertó con
Francisco de Solórzano se casase con la // f. 1v / dicha Doña Isabel su hija, y así lo
publicaron, y encerraron los dos, y en fe de que se habían de casar dio su ropa la dicha
Isabel al dicho Francisco de Solórzano, y se la llevó a la provincia de Huamalíes donde se
han carteado tratando su casamiento, y la doña Isabel decía cómo Francisco de Cabrera
había jurado ante el Licenciado Bernardo de Noboa, vicario de dicha provincia de
Cajatambo, diciendo cómo la dicha Isabel era su mujer y que hacía vida maridable con
ella, y que habían visto muchas veces dormir al dicho Pedro Bermúdez con la dicha doña
Isabel Pilco en una cama. Y demás de esto dijeron los dichos Pedro Ortiz Meoño y Pedro
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AA: Capitulos, Leg. 17, Exp. XVII [1662]
de Torillas que han visto cómo el dicho Francisco Cabrera suele meter en la casa del
dicho Pedro Bermúdez muchas mujeres, y dormir con ellas a vista de la dicha doña Isabel
Pilco, la cual ha dicho que ente[roto]no cuando la velaron que ya era su marido el dicho
Francisco Cabrera, y aunque pensó dormir con él, jamás le había llegado a tocar (ni) una
mano, y que siempre está con el dicho Pedro Bermúdez == Y asimismo dijeron los
susodichos cómo el dicho Pedro Bermúdez ha dicho y dice misa en el dicho pueblo de
Cajatambo de ordinario, sin que jamás le hayan visto confesarse, ni aún en tiempo de
Semana Santa, y que acabado de levantarse de dormir con la dicha doña Isabel Pilco se
va a decir misa inmediatamente, y acabada de decir, se vuelve al regazo de la susodicha,
sin que se aparte de ella ni aún en tiempo de la Semana Santa == Y asimismo dijeron los
susodichos que suele tener la susodicha doña Isabel Pilco un envoltorio de hechizos en un
pañuelo de cambrai y en él le han visto sebo quemado, cabellos de gente, lana de colores,
y unas flores que en lengua de los indios se llaman Guanto == Y dijeron los dichos que
bajando la // f. 2 / madre de la susodicha doña Isabel Pilco del pueblo de Ambar para
Piquiniqui, viendo que iban tras ella unos caciques, sacó la susodicha un envoltorio de
una alforja que llevaba, y lo mandó esconder, y que habiendo abierto el envoltorio en
presencia de Pedro Ríos y otro Indio llamado Gonzalo del pueblo de Cajatambo, vieron
ser tierra colorada y cabellos de gente, y otras inmundicias de las del dicho envoltorio,
que habiéndolo echado por allí le pidió la madre de la dicha Doña Isabel le dijeron como
lo habían dejado escondido en el camino, y rogó que fuesen por él, porque traía en él un
hechizo muy mentado llamado el Anaypudio, que le tenía para su hija doña Isabel Pilco
para que se casase de veras, porque sentía mucho por burla la hubiesen casado sin estar
desposada == Y asimismo dijeron cómo la dicha Isabel Pilco y su madre una noche
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habían traído de su casa un indio afamado de gran hechicero llamado Santiago, y que la
dicha Doña Isabel Pilco con su madre y un hermano estuvieron toda una noche con el
dicho hechicero, y preguntándole ¿que es lo que habían hecho? dijeron que habían obrado
sobre el casamiento de la dicha Doña Isabel encargando el secreto, y que esto había sido
siendo cura del dicho pueblo el licenciado Cristóbal de Varga Garrido, el cual había
quebrado muchos tamborcillos con que bailaban cuando cubrían las casas nuevas, y se le
hallaron dentro maíz cocido, o amasado, que llaman cango y unas pepitas coloradas que
en lengua española llaman granates de berbería, y en lengua de India, huayle == Y
asimismo dijeron los dichos cómo con estos tamborcillos se hacen grandes bailes y
borracheras con muchas ofrendas en las cubiertas de las casas, y eligen a uno para que a
dos horas de la noche ponga un palo que llaman ircan, que viene a ser la cumbrera, y a
este elegido le dicen que si deja de bailar hasta al amanecer se ha de morir breve, y que la
//f. 2v / casa y palo han de permanecer, y así le animan cantando que no cese de bailar,
porque no le pase el palo al tal elegido, y así se ha presumido que en semejantes cubiertas
de casas se cometen muchas idolatrías, y que estando el dicho bachiller Pedro de
Bermúdez en la cubierta de una casa de un indio ofreció unos reales al dueño de ella y
que esto lo ha tenido de costumbre una mestiza llamada Petronila y lo mismo una india
nombrada María Chanco con otras muchas Indias == Y que demás de esto dijeron cómo
un español cuyo nombre y apellido dirán los testigos, había cubierto una casa adonde se
hicieron muchos bailes, y grandes ofrecimientos, y que el dicho bachiller Pedro
Bermúdez fomentó a una india su amiga llamada Chacona, y con su ayuda la susodicha
con mucha paja y acompañamiento hizo alarde por la plaza y fue a la cubierta de la dicha
casa, y el tal español había hecho el mismo retorno con sus criados cuando cubrió su casa
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la dicha india Chacona == Y asimismo dijeron los dichos como el tal español fue elegido,
y puso el Ircan a dos horas de la noche con grande estruendo de música de trompetas,
chirimías, clarín y estaban en la casa y cubierta de la dicha india Chacona que por ser
amiga del dicho bachiller Pedro Bermúdez se entendió y presumió que se hizo por
complacerle == Y asimismo dijeron cómo al día siguiente sobre tarde los dichos Pedro
Bermúdez y el dicho español ofrecieron entrambos en la dicha cubierta, el dicho español
unos jarros dorados y plata == Y el cura, unas camisas por mano de un muchacho suyo
para la dicha india chacona, que todos se hallaron presentes, y que por su mandado de
dicho cura ofrecieron en esta cubierta a dos sobrinas suyas de la tierra camisas y
pañuelos, y le asistieron tres días en esta fiesta, que la una de ellas se llama Francisca
Ana.
// f. 3 / Y asimismo dijeron los dichos Pedro Ortiz y Pedro de Tornillas cómo en
otra cubierta de la casa de Alonso Chillo, hubo, mucho baile de indios en el patio, y que
habían entrado en ella el dicho cura y el dicho español bailando ambos y cantando el
dicho cura diciendo “huaya-huaya hulloquisa”, y el dicho español bailaba callado y que
esto lo vio María de Morales, india del pueblo de Cajatambo, y otras tres mestizas en
hábito de españoles. que la una se llama Luisa, mujer de Juan Martín mestizo, y la otra
María de Mendieta, mujer de Francisco de Salazar, y la otra soltera y se llama Luisa de
Herrera == Y asimismo dijeron los susodichos cómo en otra cubierta de una casa de
María Candelaria, india, habían bailado los dichos cura y español. Y para que todo lo
susodicho se averigüe que se sepa la verdad, para que se proceda al castigo y remedio que
piden semejantes excesos, conviene se reciba información de todo lo referido . . ./ f. 3v /
Dada en la ciudad de los Reyes a 12 días del mes de abril de 1662 años.”
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// ff. 3v-4 /
Sarmiento de Vivero ordenó que se investigue al dia siguiente. Mandó para
investigar, desde Lima, al Licenciado Francisco de Vargas, entonces residente en la
provincia. El mensaje fue recibido por Diego [sic.] de Vargas Carvajal, cura del pueblo
de La Magdalena de Cajatambo. Los dos españoles/mestizos (Meoño y Torillas) no se
presentaron cuando fueron citados, y Vivero mandó al alférez a prenderlos y traerlos a La
Magdalena para dar sus testimonios. (Esto sucede en febrero de 1664). Pedro de
Bermúdez se presentó el 16 de febrero de 1664. (La respuesta que ofreció a las
acusaciones, presentada como su “confesión”, en la que niega todas las acusaciones, está
escrita en un papel bastante quemado por la tinta y es difícil de leer).
El cura responde a la acusación:
//f. 27 / “El Licenciado Pedro Bermúdez, cura y vicario y juez eclesiástico de esta
doctrina de Cajatambo y Comisario de la Santa Cruzada de su provincia”, dice que debe
ser absuelto de todos los cargos, porque los dos españoles son enemigos suyos que
desean su ruina. // f. 27v / Niega la acusación de que Doña Isabel Pilca sea su
concubina, y niega que la hubiera desposado con Don Francisco de Cabrera “en
menosprecio del matrimonio por engañar a don Gaspar Rodriguez Pilco, su padre,
cacique principal del repartimiento de Ambar.” // f. 28 / El cura dice que el matrimonio
fue legítimo, y que él había entregado los papeles al visitador de la doctrina. Agrega que
la veracidad del matrimonio está probado por el hecho de que cuando Doña Isabel,
estando en Lima, cuando hizo su testamento, se definiera como la esposa legítima de
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Francisco de Cabrera y le dejara algunos de sus bienes. Doña Isabel murió. El cura
insiste en decir que no tiene “sobrinas de la tierra” [hijas ilegítimas].
Testigo:
//f. 40 / María de Morales, india, en Cajatambo, el 9 de agosto de 1663.
Dice que conocía a Isabel, y que ella estaba casada con Don Francisco de Cabrera,
alguacil mayor de esta provincia. Dice que vio la cama de la pareja, aunque no puede
jurar que ellos durmieran en ella. No ha oído nada acerca de que el matrimonio pudiera
haber sido ilegítimo. //f. 40v / [Se nota que ella tiene opinión favorable al cura]. Los
testigos tienen, como era obligado, que responder a una lista de preguntas, y
respondiendo a la oncena pregunta, que trata de la ceremonia de la cubierta de casas,
“dijo que cuando se cubre alguna casa en estos pueblos es hecho de festejar dicha
cubierta con bailes entre los mismos indios y esto públicamente sin que en ello se haga
cosa que ni sea muy del servicio de Dios, porque este testigo (dice que era?) muy usado
entre todos los indios, demás que el dicho Licenciado Pedro Bermúdez los visi-//f. 41 /-ta
muy de ordinario sin consentir se haga cosa que no sea muy ajustada y el poner la
cumbrera al amanecer es porque tengan tiempo bastante, ya a poder de ver al día
siguiente la dicha casa, ni nunca se ha tenido ni tiene otro fin.
Cada vez que se cubría alguna casa, el dicho Licenciado Pedro Bermúdez iba y
los visitaba algunas veces, solo, y otras veces con el Corregidor, para ver si en dicha
cubierta se hacía alguna cosa que no fuese muy ajustada. Y en la ocasión que Alonso
Chillo cubrió la suya el dicho Licenciado Pedro Bermúdez la visitó juntamente con el
Maestre de Campo Don Alonso de Ortega y Robles de la Orden de Santiago, corregidor
que fue de esta provincia, los cuales entraron y visitaron la dicha casa sin haber demás
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AA: Capitulos, Leg. 17, Exp. XVII [1662]
trajín de ofrecimientos ni de baile . . .” La testigo podría saber mejor de esto porque ella
estuvo en la fiesta, y Meoño y Torillas, ambos, estuvieron ausentes. Ella dice que tiene
alrededor de cuarenta años de edad.
La siguiente testigo, también india, niega la acusación del concubinato y de que
Doña Isabel no hubiera estado realmente casada. Ella fue testigo en el testamento de ella,
cuando murió. El marido de Doña Isabel estuvo en Cochamarca cuando ella murió, y la
testigo dice que todos hicieron todo lo posible para que el volviera. Todos están de
acuerdo en que Bermúdez estaba en Lima cuando Doña Isabel murió.
// f. 45v / Ella dice que vio a Bermúdez confesarse con el padre Pastrana, un
agustino que estaba en la provincia, además de con otro padre franciscano. //fr. 43 / Dice
que “. . cuando se cubre alguna casa en este pueblo y en cualquiera de las de esta
provincia, hay muchos festejos y bailes. Y esto muy públicamente, sin perjuicio ninguno,
en cuyas cubiertas, por ver y reconocer si en ellas hay cosa que no sea muy lícita, suele
visitarlas el Licenciado Pedro Bermúdez y el corregidor, como lo hicieron en la cubierta
de la casa de Alonso Chillo . . .”
// f. 49 / El siguiente testigo aclara el asunto: Doña Isabel y su marido vivían en la casa
de Bermúdez, en un “cuarto alto de la casa”. Bermúdez, ella dice, vivía por el patio,
bastante lejos de la pareja.
Testigo:
// f. 46 / El Licenciado Don Pedro Canbrana Barquiro, presbítero, que ha
conocido a Bermúdez por siete años, más o menos, y vive en el pueblo de Gorgor. Ha
vivido en la casa de Bermúdez, y le llamaron a la casa para confesar a Doña Isabel
porque Bermúdez estuvo ausente en Lima. //f. 46 / El licenciado Don Pedro fue,
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además, la persona llamado a verificar que Cabrera, el marido, fuera “maridable.” Dice
que las acusaciones hirieron a Doña Isabel, quien pidió perdón a su marido por los
rumores. Don Pedro dice que había confesado a Bermúdez, y también lo habia visto
confesarse con otros. Estuvo presente cuando apareció Bermúdez, furioso, para contarle
de las acusaciones contra él. // f. 48 / Le preguntó quienes eran los acusadores, y le
dijeron que debían ser un par de zorros que le habían escuchado cantar una canción que
habían entendido mal. El testigo preguntó “¿qué estaba mal con cuentos de lanzas y
seglares que no lo entienden? y los otros en el tambo, que eran Francisco de Salazar y
Lorenzo Ortiz Camacho, se rieron y dijeron que hay tales disparates de hombres . . .”
Agrega que Bermúdez públicamente había llamado borrachos a Pedro Ortiz y a Pedro
Torrillas, y que por eso ellos se vengaban.
[Hay muchas más declaraciones, pero la tinta esta oxidada, ennegreciendo el
escrito.] Bermúdez parece haber reunido muchos testimonios en su favor, mientras los
acusadores parecen haber desaparecido después de hacer la denuncia inicial—como se
notó al principio del juicio.
Testigo:
//f. 161v/ El 21 de abril de 1664, se presentó en Ambar el Capitán Don Luís
Gerónimo Rodríguez Pilco, indio cacique principal y gobernador interino del pueblo de
Ambar. Tiene veintiseis años, más o menos, y es hermano de Isabel. Dice que conoce a
Bermúdez desde hace ocho años, y que nunca lo ha visto enfermo. Es decir, sabía que el
cuento de que él había estado llorando era mentira. Insiste en decir que su hermana
estuvo casada con Cabrera, y que Bermúdez la caso. Sabia eso porque él fue llamado a
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dar la “prueba de maribilidad”. Repite la historia de la enfermedad y de la muerte de su
hermana.
// f. 164 / [En este punto, el agrega algo a la historia de su hermana.] Dice que
“Francisco de Solórzano deseó mucho casar con la dicha Doña Isabel Pilco, y cuando
llegó a tratarlo con este testigo y doña Isabel su madre, ya estaba casada con el dicho Don
Francisco de Cabrera y lo más que se le respondió fue que respecto de que la dicha su
hija y hermana trataba de intentar nulidad de matrimonio que se saliese con ella se la
darían por mujer y picado con esta respuesta el dicho Francisco de Solórzano y
pareciéndole que iba a lo largo trató para despezarse de matar // f. 164v / el dicho
Francisco de Cabrera y lo hubiera conseguido a no haberse retirado a la Provincia de
Huamalíes y sabe que en manera ninguna no fue parte el dicho licenciado Pedro
Bermúdez en este caso ni sabedor de que el dicho Francisco de Solórzano con la dicha
Isabel Pilco . . .”
El testigo rechaza la idea que Cabrera, o Bermudez, tuvieran otras mujeres, y
dice que sabe esto porque estaba allá, acompañando a su hermana. Repite lo dicho sobre
la cubierta de casas, y agrega que //f. 167 / todos en la provincia saben que Bermúdez
llamó zorros y borrachos a Meoño y Tordillas “por ocasión del enojo que le dieron al
dicho Licenciado por haberle guardado mal y trabajado una mula que les dejó encargada
en el tambo de Lampas, (por eso) se le juraron y prometieron vengarse de él en la forma
que pudiesen . . .”
Testigo:
//f. 167v/ El Maestre de Campo Don Alonso de Ortega, caballero de la orden
nobiliaria de Santiago. Conoce a todos los tres principales personajes del juicio:
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Bermúdez, Meoño y Tordillas, y además tiene información sobre el asunto. Fue
corregidor de Cajatambo por dos años, hace cinco años. Entonces llegó a conocer al cura
y respeta su capacidad y dedicación, y la misma opinión tenía los jesuitas. Parece que
todos lo habían visto como un cura dedicado, como que estaba en contra de todos los
vicios: en particular, contra la “borrachera”.
//f. 168v / El maestre de campo dice que todos “admiraron mucho de ver la
grande eficacia con que acudía a la predicación y doctrina de sus feligreses admirando el
fervor incansable que en ello tenía por ser estilo suyo predicarles todos los domingos
miércoles y viernes de todo el año reprehendiéndoles los vicios especialmente los de la
borrachera, supersticiones y fornicación, encaminándolos a la virtud y resistencia de sus
cofradías y otras obras pías dándoles a entender cuanto se agradaba la divina Majestad
con ellas” == agrega que este lio ha afectado no solamente a esta provincia, sino a las
provincias vecinas, y dice que la gente le ha pedido ayudarla a buscar un remedio. Dice
que no sólo seria increíble sino indigno creer que dijo Bermúdez podría haber dicho lo
que Meoño decia, e insiste en decir que todo se debe a la malicia de Meoño y Tordillas, //
f. 169v / a quienes caracteriza como dos “mestizos vagabundos, que no se les conoce
oficio ninguno”. Parece que todo el asunto empezó con una desacuerdo sobre un mulo en
el tambo de Lampas. Se deja ver que los dos mestizos fueron al pueblo de Cajatambo un
sábado por la noche, y que después de celebrar, heridos por la malanoche, no asistieron a
misa y fueron reprehendidos por Bermúdez, quien dijo que habian un escándalo público
por el hecho de no asistir a misa, sobre todo, en los días obligatorios Bermúdez parece
furioso. El documento está inconcluso.
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