Abuelo Nana Mamá Papá Tío Rajid · Mamá me dejó en el suelo y fue de inmediato a curarlo. Él...
Transcript of Abuelo Nana Mamá Papá Tío Rajid · Mamá me dejó en el suelo y fue de inmediato a curarlo. Él...
Abuelo Nana
Mamá Papá
Malia Yo (Raza) Dharma
Manjari ——————- Samir
Relación/ Casados
Familiares
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Tío Rajid
Artículo 17
“En 1949, nace la República Popular de China. El 23 de mayo de 1951, con la firma
del acuerdo sobre las medidas de la liberación pacífica del Tíbet entre el gobierno
de la República Popular China y el gobierno tibetano se estableció la liberación
pacífica de este país. Este acuerdo fue denominado el artículo 17.” - Museo Nacional de Historia del Tíbet
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Hace diez años Dharma entró por la puerta con sangre escurriendo en su frente. Mamá
me dejó en el suelo y fue de inmediato a curarlo. Él aceptó el dolor de las curaciones en
silencio, como si meditara. En ese momento, papá llegó del mercado y, al ver a Dharma
tan afectado, me tomó en sus brazos y me llevó a mi cuarto. Después de un rato escuché
el nombre de Manjari y supe que algo no estaba bien.
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Mamá no había llegado todavía de la compra diaria y yo empezaba a preocuparme. Tenía
miedo que los cascos verdes le hubieran hecho algo. Los cascos verdes habían llegado a
Lhasa cuando yo tenía 3 años, ellos atacaban monasterios y mataban a mucha gente. Yo
era tan pequeño que no estaba muy consciente de lo que pasaba en ese momento, pero
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sabía que no estaba bien. Nuestro gobierno, el consejo, acostumbrado a resoluciones
pacíficas, dejó que los cascos verdes pusieran un edificio y vivieran aquí en Lhasa. Desde
entonces, las cosas parecían estar mejor.
Hace unos días había empeorado la situación con los cascos verdes. Cuando los cascos
verdes trajeron pistolas, la tranquilidad de nuestra gente se dejo de sentir. Fue entonces
cuando comencé a meditar. Dharma, mi hermano, me había enseñado a meditar desde
pequeño; pero después del incidente (del que mamá no hablaba) provocado por los
cascos verdes Dharma siguió su camino hacia la Iluminación, completando su potencial
como un yoguini , y se fue sin dar noticias de su paradero. 1
En ese momento entró mamá a la casa interrumpiendo mis pensamientos. Corrí a sus
brazos y pronto noté que su rostro estaba muy pálido. Inmediatamente me soltó y fue a la
cocina a preparar té de mantequilla. Sus manos temblaban al sostener la manteca de yak
y entonces me ofrecí a ayudarla. En unos cuantos minutos el té estuvo listo y Malia, mi
hermanita, bajó a tomarlo. Cuando mamá terminó su té subió al cuarto que mi papá y ella
solían compartir, antes de cerrar la puerta, nos ordenó que no saliéramos de la casa y no
salió de nuevo hasta el siguiente día.
Subí por la mañana a su cuarto y toqué la puerta. Mamá salió con su vestido bordado de
rosas y su pelo color café obscuro trenzado sobre su cabeza. Mamá era una mujer muy
bonita, tenía unos grandes ojos marrones llenos de compasión, y yo la consideraba una
de las mujeres más hermosas que vivían en Lhasa. Podía ver en su cara que había
estado llorando, sus ojos estaban hinchados y su mirada baja. Mamá me tomó entre sus
brazos y me bajó cargando donde Malia esperaba en la mesa. Mamá preparó carne de
yak con sus hábiles manos y el delicioso aroma inundó toda la casa. Entonces
desayunamos y pocos minutos después llegó Pema para ir a meditar. Cuando salímos le
dije a Pema que me esperara unos minutos con Malia fuera de la casa. -Mamá- le dije-
¿Que ha pasado? Porque no has llegado a la hora del té. Mamá me observó lentamente y
dijo- mi mno, mi dpyod . Entendí de inmediato que no me iba a hablar de lo sucedido y me 2
preocupé. Era una de las pocas veces en las que mamá hablaba en tibetano y yo
entendía muy poco. Me prometí que iba a encontrar el significado de la palabra. Esa
mañana hacía mucho frío y había nieve por todas partes. Pasamos delante de el Palacio
Potala y logré ver a varios cascos verdes rodeándolo.
Iluminado1
Es un fragmento de las seis recomendaciones de Buda. Mi mno se refiere a dejar ir lo que pasa, 2
dejar ir pensamientos negativos o dejar de preguntar sobre pensamientos que solo harán daño. Mi dpyod se refiere a no intentar buscar la respuesta a algo que te hará daño, o a los demás.
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Dharma vio a Manjari por primera vez un invierno meditando en frente del Palacio Potala.
Ese día Dharma estaba llevando unos bordados a el puesto en el mercado de mamá y en
cuanto vio que Manjari temblaba de frío, Dharma tomó una de sus cobijas bordadas y
cubrió a Manjari con ella. -Gracias- dijo Manjari- ¿Cuál es tu nombre?-.
Manjari era diferente a otras tibetanas y sería la primera en captar la atención de Dharma.
Era hija de un miembro del congreso en Lhasa y era muy hermosa. Tenía una piel clara,
era delgada y con ojos muy grandes. Papá la llamaba “ojos de vaca” cuando molestaba a
Dharma pero lo que intrigaba a todo Lhasa era su sonrisa.
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Habíamos llegado al templo, entramos y dentro de unos momentos nos sentamos a
meditar. Meditamos durante un rato, pero no logré ver el espacio entre mis pensamientos
esta vez. Muchos pensamientos entraban y salían de mi cabeza. Uno tras otro, sin ningún
espacio entre ellos. Pensaba té de mantequilla y como me retorcía el estómago a causa
de este. Mi estómago hacia sonidos de ballena mientras los demás meditaban. Entonces
comencé a pensar en Dharma y cuanta falta me hacía, después en el día en el que
Dharma había venido a casa para mi tercer cumpleaños (el último día en el que alguien lo
vio en Lhasa). Él había tomado mi té de mantequilla, pues sabía que a mi no me gustaba.
Entonces, me dió un consejo, el cual, probablemente no era el mejor. Desde entonces
tiraba mi té de mantequilla en el patio trasero cuando nadie me veía. Por eso está
resbaloso y mamá piensa que esto significa que crecerán las plantas, pero yo se que no
lo harán. Entonces intenté volver a concentrarme en mi meditación. Me concentré en mi
respiración y los pensamientos empezaron a fluir lentamente hasta que logré un pequeño
espacio entre mis pensamientos . Un momento de iluminación. 3
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-Respira- dijo Manjari - deja a los pensamientos fluir-. Entonces fue cuando Dharma llegó
a la iluminación. Ese pequeño instante entre sus pensamientos. Sacando su potencial
completo y logrando ser un yogini. Dando paz a su alma y logrando un espacio entre los
pensamientos que por su longitud y el nivel de concentración que requería pocos lo
lograban a su edad. No supo cuantas horas pasaron pero Dharma abrió sus ojos y
Manjari ya no estaba ahí.
El espacio entre los pensamientos es un estado de libertad, paz y armonía interior. Este estado 3
remueve los pensamientos negativos, quita la ansiedad y te llena de energía. Cuando una persona logra permanecer en este estado mucho tiempo y reconocerlo, se vuelve un iluminado y tiene una transición mas sencilla de la vida a la muerte, de acuerdo con la religión Budista-Tibetana.
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Llegamos al puesto de mamá en el mercado y Pema se despidió para ir a casa con su
papá. Mamá le mandó los bordados que le había encargado el papá de Pema y siguió
trabajando. Tomaba las pequeñas manos de Malia para enseñarle como bordar las rosas
tan especiales que caracterizaban los bordados que ella hacía. El papá de mamá venía
de la India. Llegó como un comerciante y conoció a la abuela. Después de un tiempo se
enamoraron y decidieron formar una familia en el Tibet. Dharma fue el único de la familia
que heredó los ojos verdes del abuelo y por eso cuando caminábamos en el mercado
todas las niñas lo veían intrigadas.
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-¡Dharma!- gritó Manjari- ¡Por favor no te vayas, cosas malas pasarán en los
monasterios!-. -Ni siquiera un dios puede cambiar la derrota de quien se ha vencido a sí
mismo, Manjari- dijo Dharma- No te des por vencida, los cascos verdes no te harán daño.
Pero como dice Buda nada ni nadie puede hacer más daño que tus pensamientos. Por
eso te pido que cuando pienses en mi, reces por mi, no lances pensamientos negativos y
espera.
Esa misma noche Mao Tse Tsung declaró que el Tíbet ya no era un país soberano. Desde ese entonces sería parte de la República Popular de China.
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Ese día no fue diferente a cualquier otro pero a la hora del té tuvimos dos invitados. El
primero era un hombre alto, delgado y joven, podría haber tenido la misma edad que
Dharma. Lo reconocí por ser el miembro más joven del consejo, y como los otros
miembros del consejo tenía una escolta de cascos verdes. Los cascos verdes me
causaban miedo y angustia, ellos no tenían piedad ni sentían conciencia por la gente a la
que lastimaban, bueno al menos es lo que me decía Pema. En cuanto notó mi angustia, el
hombre, indicó a los cascos verdes que se quedaran en la puerta mientras él tomaba el
té. Después de esto, mamá lo saludó y lo llamó Samir, él se acercó a mi e hizo un gesto
de respeto hacia mi y a mi hermana. -¿Te acuerdas de mi?- me dijo, mirándome
fijamente- Probablemente no. Tenías unos 3 años cuando nos vimos por última vez,
cuando Manjari nos dejó-. En ese momento entró mi tio Rajid a la casa tomado del brazo
de mamá. El tío Rajid es el hermano de mi mamá y nació en Lhasa. Estuvo en el
monasterio algunos años pero no lo hacía feliz, por lo tanto, viajó a todas partes, a la
India, a China, a Burma y a muchos más. Mi tío no visitaba muy seguido desde que
compró una casa en el norte de India, pero venía a hacer visitas cada seis meses a
Lhasa. Mi tío como dije antes no creía en los monasterios y la “tortura” en sus palabras
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que provocaban estos. Por eso, llegaba cada seis meses a convencer a mamá que el
monasterio no era la opción para hacernos felices a mí y a Malia,
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-Papá me mandará a estudiar a Nepal- dijo Manjari- dice que ya no es seguro vivir en
Lhasa. Dharma había huido del monasterio hace unos días por un ataque del ejército de
la República Popular de China, pero no se lo había contado a nadie. -¿Quién cuidará de
mis padres si le llega a pasar algo?- dijo Manjari- Samir estará conmigo en Nepal. ¿Y tú,
vendrás conmigo?-. -Manjari- dijo Dharma- Papá irá a proteger al Tíbet, debo de
quedarme a cuidar a mis hermanos pequeños y a mi madre. Seré más feliz si estás
segura en Nepal ya que la buena fortuna de un amigo, es una bendición.-
-Pero.. Dharma no te puedo dejar- dijo Manjari con mayor calma- Llegarán a atacarnos, el
dolor será profundo si algo llegara a pasarte-. Dharma la miró con calma y le dio un beso
en la frente. -El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional- dijo Dharma, y se alejó.
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Ese día tomé el té en silencio rodeado de aquellos hombres; al terminar, mamá sugirió
que subiera a mi cuarto con Malia. Entonces subí, pero mi puerta tenía un pequeño
orificio por el que escuchaba la conversación. -Puedo llevarme a uno de ellos a India
conmigo- dijo el tío Rajid- Estará mas seguro allá, le conseguiré una escuela, no sabemos
cuando se pondrán peor las cosas-. -Rajid- contestó mamá- Nunca una noche ha vencido
al amanecer, y nunca un problema ha vencido a la esperanza, no pierdas la esperanza
Rajid, Buda esta con nosotros . Te agradezco la oportunidad, lo hablaré con Malia ya que
por su edad es la más vulnerable y te avisaré su decisión-. Entonces el tío Rajid agradeció
el té y salió por la puerta. Cuando despegué mi oreja de la puerta vi a Malia viéndome
fijamente. -¿Me van a llevar?- me dijo Malia intentando ocultar la tristeza que esto le
causaba- ¿Voy a ir a India con el tío Rajid?
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En la mañana del 5 de octubre de 1950, Manjari partió de el Tíbet con su hermano
pequeño Samir. Dharma pasó todo el día en el monasterio meditando, para la prosperidad
y la seguridad del viaje que Manjari y Samir estaban recorriendo. Mamá colocó dos tazas
de té de mantequilla sobre la mesa, para que permaneciera, sin ser bebida hasta el
regreso de nuestros seres queridos. El trayecto iba a ser largo hasta Nepal y en ese
momento todos sabían que podría llegar a ser muy peligroso. El gobierno chino había
comenzado a atacar aldeas y monasterios, matando a miles de hombres, mujeres y niños.
Sin importar si eran monjes, niños muy pequeños o ancianos. Quemando y destruyendo
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las aldeas a su paso sin remordimientos. Violando y destruyendo todo aquello que
considerábamos sagrado.
La última aldea que se consideraba segura para viajar era Chamdo, en el Kham que se
encuentra al este del Tíbet. El padre de Manjari, un hombre al que todos admiraban en
Lhasa, había arreglado un pasaje seguro hasta Chamdo y había conseguido un permiso
para que Manjari y Samir pudieran ir hacia Nepal sin contratiempos provocados por el
gobierno Chino. Tardarían 2 días en llegar a Chamdo, lo cual podría ser crucial para su
viaje.
El 7 de octubre de 1950, el ejército de la República Popular de China derrota al
ejército tibetano en Chamdo, obligando al gobierno tibetano a firmar el acuerdo de
17 puntos por la Liberación Pacífica del Tibet.
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Cuando Malia preguntó, no supe que contestarle. ¿Cómo le dices a una niña de 6 años
que probablemente no vuelva a ver a su familia? ¿Cómo afrontaría yo el no verla crecer,
el no enseñarle a meditar, el no vivir con ella? Estos eran pensamientos egoístas, pero no
podía dejar de crearlos en mi mente, y por más que intentaba no podía lograr que se
desvanecieran. Ese día mamá pasó un largo rato con el segundo hombre tomando el té y
murmuraban con el fin de que yo no escuchara. Supongo que mamá se dio cuenta de que
escuchaba la conversación cuando ya era muy tarde, cuando ya había escuchado a
mamá decir que mandaría a Malia a India. Unas horas más tarde Samir, el miembro del
consejo, agradeció el té, se despidió de mamá y salió por la puerta. En unos minutos, mi
madre ya estaba en mi puerta, parada, mirándonos. No dijimos nada, todos sabíamos lo
que iba a pasar. Malia era demasiado vulnerable por su corta edad para esa clase de
presión y para esa clase de violencia, yo lo entendía, pero no sabía si Malia lo haría.
Una semana más tarde, Samir, el miembro del consejo tocó mi puerta. -Hola, Samir- dijo
mamá, en cuanto abrió la puerta. Él le dió a mamá un sobre amarillo y un fajo de billetes.
Después, le dió un abrazo a mi mamá y se fue. Mamá cerró la puerta y me explicó que
Malia saldría del país, Samir le había conseguido una visa y Malia se iría a India el 17 de
marzo de 1959.
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El día en que Manjari dejó Lhasa, Dharma me llevó al monasterio y rezamos hasta que el
sol dejo de brillar. Dentro de unos días llegó la noticia a Lhasa, de que el paradero en el
que estarían Manjari y Samir había sido ocupado por el ejército chino. Pasaron dos
semanas y seguíamos sin noticias de lo que pudo haberles pasado. Como consecuencia
Dharma, no dormía y no comía. Se levantaba llorando y gritaba el nombre de Manjari en
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sus pesadillas, hasta que un día me llamó para que me acostara junto a él. Me llamó y
dijo- yo estaba listo para dejarlo, iba a dejar el monasterio para casarme con ella-. Nunca
supe si lo que dijo fue en pleno estado de conciencia o simplemente fue otra de sus
pesadillas, ya que a la mañana siguiente fue como si nada hubiera pasado. Pasó otra
semana y entonces el primer grupo de cascos verdes llegó a Lhasa. Ese día Dharma
tomó una de sus largas caminatas y llegó hasta un campamento con cascos verdes en la
embajada china. Este campamento era diferente, ya que muchos de los cascos verdes
tenían medallas, que los distinguían de los demás. Pero algo que cambiaría el rumbo de
Dharma, fue el ver a uno de estos cascos verdes tomado del brazo de una tibetana
diferente a cualquier otra, alta, piel clara y ojos muy grandes.
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El día anterior a la partida de Malia rezamos a Buda para que llegara a su destinación sin
dificultades ni obstáculos, y otra oración a Avalokiteśvara para que la guiara más tarde en 4
su vida y tuviera compasión sobre el pueblo tibetano. Cuando terminamos de rezar y
meditar, fue hora de despedirme de mi hermanita. No sabía por cuanto tiempo, una hora,
días, meses… tal vez toda su vida. Me veía con sus pequeños ojitos cafés y yo sabía que
estaba siendo fuerte para que yo no tuviera que serlo. Habíamos perdido a tanta gente y
yo intentaba, al igual que Malia acostumbrarme a ello; intentar dejar mi egoísmo y pensar
en la iluminación que se encontraba en la vida después de la muerte, ninguno de los dos
lo había logrado. Esto era diferente y lo único que me pudo aliviar para dar paz a mis
pensamientos fue pensar en las oportunidades que este largo viaje le daba; aunque eso
significara alejarse de mi. Sentí su pequeña manita tomar la mía para darme fuerza y me
dio un abrazo. No pude decir nada mas; me quedé sin palabras. Su mano me tocó el
cachete y me dió una última lección. -Ten toda la paciencia que puedas, percibe lo que te
llegue y no anheles lo que no está en tu camino, ya llegará.- empezó a llorar y me dijo- La
solución a los cascos verdes no llegará de un día a otro y no podemos desgastarnos al
preocuparse por el futuro, porque finalmente si hay una solución ya llegará y si no la hay
para qué preocuparnos sobre el problema-. Me dió un abrazo y lo último que la escuché
decir antes de salir con Samir y mamá por la puerta, fue námaste.
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Dharma vio a Manjari tomada del brazo de un comandante del Ejército Chino y perdió su
calma, experimentó sentimientos prohibidos como la envidia, la traición y el odio. Al no
saber controlar sentimientos tan fuertes y negativos corrió hacia la pareja y atacó al
Dios de la compasión y la salvación del Budismo. Dios de los mil brazos . 4
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general. Dharma derribó a varios soldados, hasta llegar al comandante; a quien con un
golpe tiró al suelo. Se agachó sobre él y lo comenzó a golpear sacando todo su enojo
hasta que después de unos segundos y con el comandante inconciente, Dharma se paró
y al darse cuenta de lo que había hecho se consideró a el mismo como una amenaza y
colocó sus manos detrás de su cabeza; así entregándose a los soldados.
En unos momentos el comandante recobró la conciencia y se paró delante de Dharma; el
cual estaba arrodillado listo para ser fusilado como su acción lo ameritaba de acuerdo a la
ley China. Pero antes de que pasara esto el comandante dió la orden de cambiar el
castigo por 50 golpes con una vara de bambú. Después de esta orden, el comandante
tomó su escopeta y golpeó a Dharma detrás de la cabeza, dejándolo inconciente.
Cuando Dharma despertó se encontraba delante del Palacio Potala en una plaza rodeado
de gente. Sus manos estaban atadas a un mástil y su camisa había sido removida. Volteó
y logró ver que un soldado probablemente de su misma edad se encontraba detrás de él
con una gran vara de bambú. Unos metros más adelante, el comandante y Manjari
estaban sentados debajo de sombrillas, rodeados de un escuadrón que los protegía. En
el momento en que Manjari vio a Dharma conciente le avisó a su esposo quien dió la
orden y el castigo comenzó.
¡Uno!- gritó el soldado, dándole un golpe. Inmediatamente después Dharma sintió un
impacto seguido de un agudo dolor. -¡Dos!- Sintió un hilo de sangre correr por su
espalda. -¡Tres!- El impacto creó un dolor persistente e intenso. Cuatro, cinco, seis…
Dharma perdió la cuenta. Después del número veinte todo su cuerpo estaba adormecido.
En cada golpe el impacto creaba mayores cortadas, siendo más profundas cada una y el
dolor era sofocante, agotador. -¡Cuarenta y dos!- siguió el soldado, el dolor fue
demasiado, llegó al punto de ser cegador y pocos minutos después perdió el
conocimiento. Dharma despertó con el grito- ¡Cincuenta!-. Después de este último golpe
Dharma se derrumbó, con un sentimiento de impotencia, enojo y dolor. Fue desatado y la
gente se fue pero su cuerpo era demasiado débil para pararse o para pedir ayuda. Sangre
corría por su cabeza, cuello y espalda. Cayó al piso frío delante del Palacio observando
las nubes como el día en el que había conocido a Manjari y cerró los ojos.
Despertó en mesa acostado boca abajo donde dos hombres corrían alrededor de él
curando sus heridas. Escuchaba las voces de los médicos a lo lejos pero no permaneció
despierto por mucho tiempo. Durmió por muchas horas y despertó en una cuarto
desconocido para él. Salió de la cama blanca en la que estaba y miró alrededor del
cuarto, que era muy parecido al suyo pero con la excepción de una ventana grande por la
que podía mirar el centro de Lhasa y la plaza en donde había sido golpeado.
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Pasó unos minutos de pie pero el dolor en su espalda baja regresó y tiró a Dharma de
nuevo en la cama. Pasado un rato un hombre que aparentaba su misma edad entró al
cuarto. -Traje medicinas para el dolor Dharma, son bastante fuertes entonces es probable
que te quedes dormido después de tomarlas- dijo - Me llamo Samir, soy el hermano
pequeño de Manjari y mi papá está en el consejo-. Después sirvió las medicinas en el
pastillero y se lo dió a Dharma con un vaso de agua.- Te encontré tirado en esa plaza,
tenías una contusión y tus músculo dorsal ancho estaba totalmente desgarrado, el bambú
lo perforó y llegó hasta tu espina dorsal la cual estaba expuesta. Eso sin contar los daños
por deshidratación por la cantidad de sangre que perdiste y tu presión sanguínea baja lo
que causaba desmayos…- la voz de Samir se alejó y la vista de Dharma se nubló hasta
oscurecerse.
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Un camión naranja esperaba a Malia y a Samir en frente del Palacio de Norbulingka con 5
destino a India. El palacio se encontraba rodeado de gente que intentaba expresar un
símbolo de protección hacia el Dalai Lama, mientras que eran oprimidos por el ejército. El
cual, era enfrentado tanto como por las personas como por el ejército tibetano. Estas
personas se habían reunido desde el 10 de marzo , siete días antes de la partida de 6
Malia.
Cuando mamá, Malia y Samir llegaron al punto de encuentro con su transporte, buscaron
con la mirada pero lo único que veían eran los mares de gente rodeando el palacio.
Sorprendentemente, dentro de unos momentos el ejército se comenzó a retirar,
llevándose tanques y pistolas. El pueblo tibetano tomó esta acción como una victoria
pacífica sobre el gobierno chino, pero aún así siguieron protegiendo el palacio y con él al
Dalai Lama. El grupo de personas se sentó; este conformado por ancianos, hombres,
mujeres y niños de todas edades. Con este movimiento del grupo de personas Samir y
Malia pudieron distinguir su transporte entre la multitud al que subieron de inmediato.
Unos momentos después un proyectil de artillería chino atacó el palacio provocando un
derrumbe que volteó un pequeño camión naranja que salía del palacio. Mamá corrió a
sacar a Malia y a Samir del camión cuando el segundo proyectil impactó la plaza
lanzándola contra una pared de el palacio Norbulingka.
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Donde se encontraba el Dalai Lama5
Se juntaron más de de 300,000 tibetanos frente al Palacio Norbulingka para impedir que el 6
ejército chino eliminara al Dalai Lama o él mismo saliera para cumplir su compromiso con China para asistir a una reunión militar con este país, a donde tendría que ir sin escolta militar.
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Después de unos días, las cortadas de Dharma se curaron y pudo regresar a su casa. Se
despidió de Samir y se fue. Las calles estaban llenas de soldados y casas siendo
registradas y posteriormente quemadas. Seguían llegando soldados de China, y Dharma
decidió ir directamente a su casa. Antes de llegar a ella, al pasar por delante de la plaza
del Palacio Potala vio a varios de los hombres, mujeres y niños que habían sido
arrastrados de sus casas hincados siendo amenazados por el ELP un soldado detrás de 7
cada familia. Entre estos se encontraban Samir, el padre de Manjari y varios miembros del
consejo con sus familias. Había una carpa roja colocada delante de los acusados con dos
asientos en donde se encontraban sentados el comandante y su esposa Manjari.
Entonces llegó el momento de las ejecuciones y Dharma vio como tomaron a un anciano
del consejo de los hombros y lo presentaron delante del comandante. -¡Se te acusa de
traición hacia la República Popular de China y sus agregados! El comandante escuchará
tus argumentos para dejarte vivir o serás ejecutado por tu crimen.- gritó el soldado. El
anciano rogaba por su vida, la de sus hijos y su esposa; pero el comandante con una fría
mirada lo declaró culpable, sacó su propia pistola y disparó. Después de eso sin
remordimiento alguno tres soldados tomaron a su esposa e hijos y tuvieron el mismo
destino que su padre. El comandante ordenó que movieran los cuerpos y siguió a la
siguiente familia. Dharma simplemente miraba sin poder hacer nada, hasta que fue el
turno de la familia de Manjari, ya que no sólo se les acusó de traición pero a parte de
todos sus crímenes fueron juzgados por ayudar a Dharma a curarse de sus heridas. El
padre de Manjari se hincó junto a su hijo frente al comandante y su hija Manjari. Escuchó
sus cargos sin protestar y dijo- Hija, quiero que sepas que nada de esto es tu culpa yo
sólo sigo mi camino y no te sientas responsable. Escucha las palabras del Dalai Lama,
acepta, no es resignación pero nada te hace perder más energía que el resistir y pelear
contra una situación que no puedes cambiar- al decir esto cerró los ojos, pero sus
palabras fueron suficiente para que el comandante disparara. Tuvo más beneficios que los
demás ejecutados ya que pudo decir sus últimas palabras y se pudo despedir de su
familia. Inmediatamente después de su muerte Manjari y su hermano Samir cayeron en el
cuerpo de su padre llorando y el comandante como concesión a su esposa dejó que
Samir viviera y heredara el cargo que correspondía a su padre.
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Malia le daba su pequeña mano a Samir mientras se despedía del Tíbet con la otra
cuando un misil cayó cerca de ellos. Como consecuencia el camión se volteó y el impacto
Ejército de la Liberación Pacífica7
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mató al conductor. Samir despertó cubriendo a Malia de todo el vidrio desprendido de las
ventanas del coche pero ella todavía no recobraba la conciencia. No quiso esperar a que
despertara para sacarla ya que si otro misil llegaba a caer cerca de ellos, Samir no sabía
si podría sacarla. La lanzó fuera del coche por la ventana más cercana y corrió a la parte
delantera del coche para salir por el parabrisas. Al salir Samir notó que Malia recobraba la
conciencia y la colocó en sus hombros. Las rodillas, piernas y brazos de Malia tenían
pequeños vidrios en ellas del choque pero ella no se quejaba del dolor ya que se
preocupaba en silencio por su familia y por el resto de su país. Samir y Malia voltearon a
ver el palacio de Norbulingka que de pronto había sido rodeado de soldados chinos
buscando sobrevivientes y rebeldes. Era demasiado peligroso regresar y los dos lo
comprendieron. -Malia ¿quieres volver o llegar a la India?- dijo Samir. Malia miró a los
soldados chinos tomando a los sobrevivientes y encarcelándolos y entendió el peligro que
significaba regresar a casa. - El camino será largo y duro, pero como dice Buda mientras
mayor sea el viaje, mayor será la purificación. Entonces supongo que iremos a la India-
dijo Malia. Entonces Samir y Malia comenzaron su viaje a pie con destino a la India.
El ataque con los misiles al palacio de verano provocaron la huida al exilio del Dalai
Lama hacia la India, de la cual se habían hecho preparativos desde días antes. —————————-—————————————————————
La vida de Manjari estuvo marcada por decisiones para proteger a su familia. Desde el
tener que dejar a Dharma en Tíbet para huir, hasta casarse con el comandante que había
matado a su padre. En el momento en el que huyó del Tíbet hace unos meses se
arrepintió de no haberle dicho a Dharma lo que sentía ya que probablemente no lo
volvería a ver. Así como también se arrepintió de haber dejado el Tíbet, pero tenía que
proteger a Samir. Viajaba con su hermano pequeño por el Tíbet en un camión en el que
se transportaban madera a las afueras de Chamdo. Durante el camino Manjari miraba por
un pequeño hoyo en el camión las haciendas y los grandes jardines y templos que estas
tenían. Pasaron junto a varios monasterios y en cada uno de ellos Manjari no pudo evitar
pensar en Dharma. Habían pasado tanto tiempo juntos desde ese día frío cuando se
conocieron. Su hermano, estaba acostado en sus piernas durmiendo tranquilamente, pero
de vez en cuando se levantaba gritando ya que sufría de terrores nocturnos. Samir era
tres años menor que ella pero aparentaba ser mayor; era más alto y fuerte que cualquier
niño de su edad. Esto ya que su padre era más duro y disciplinado con el para que
estuviera preparado para heredar el cargo que le correspondía. En ese momento Samir
despertó gritando. - ¿Qué pasó Sam?- le preguntó Manjari - ¿Qué soñaste esta vez?-. -
Las casas en Lhasa quemadas y monasterios siendo destruidos- decía Samir llorando-
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personas ejecutadas, Chamdo ocupado por los Chinos y lo peor… papá… le disparaban-.
Manjari intentó calmar a Samir ya que era lo mejor para los dos días restantes del viaje.
Samir volvió a dormir y Manjari siguió pensando en Dharma.
Pasaron dos días de viaje hasta que llegaron a Chamdo. Al llegar, una emboscada de
soldados chinos tomó el camión en el que se encontraban y lo registró. Samir y Manjari se
escondieron detrás de una pila grande de madera pero esta se derrumbó provocando que
Manjari gritara y capturaran a Samir y a su hermana. Los llevaron en un camión del
ejército hacia una hacienda en donde se encontraba el comandante. En el camino Samir y
Manjari vieron varias haciendas, templos y monasterios siendo quemados y destruidos
por los soldados o cascos verdes como los llamaba el hermano pequeño de Dharma.
Cuando llegaron a la hacienda, notaron que esta era la única que no había sido dañada
por soldados.
El camión se paró delante de la entrada y dos soldados tomaron a Manjari y a su hermano
de los hombros y los empujaron hasta el salón principal de la casa. Ahí los esperaba el
comandante. Era un hombre particularmente alto y fuerte, tanto que a Samir le recordaba
a una pared. Su pelo era muy obscuro y estaba cubierto de grasa de yak lo que le hacía
difícil permanecer a su lado por demasiado tiempo sin que le causara naúsea. Lo único
mas desagradable que su peinado era su aliento que tenía un olor pastoso, intenso y
rancio. Manjari no lo encontraba atractivo pero el comandante no le quitaba los ojos de
encima. El comandante se paró de su escritorio y ordenó que desataran a Manjari y a su
hermano. Después ordenó a los soldados que sacaran a Samir del cuarto y los dejaran
solos. En cuanto los soldados salieron del cuarto, el comandante se paró delante de
Manjari y le dijo - Alguien como tú no sobreviviría un día en el campamento de
prisioneros, si no quieres ser el blanco de abuso de todos los oficiales. Por tu propia
seguridad y para salvar la vida de tu hermano, cásate conmigo-. Por más desagradable
que le resultó la propuesta, Manjari entendió que era la única alternativa y accedió.
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Al escuchar del accidente en el Norbulingka, corrí a buscar entre los campamentos de
prisioneros a mamá, Malia y a Samir. Finalmente, después de buscar por todo un día corrí
hacia el hospital militar tibetano. En donde se encontraban todos los afectados por
atentados del gobierno chino al Tíbet. Encontré a mamá acostada en una cama junto a un
hombre que había perdido las piernas por el misil en el palacio. La mirada de mamá se
iluminó al ver mi sonrisa por haberla encontrado, ya que sabía que estaríamos juntos. La
cara de mamá tenía algunas cortadas y al parecer su brazo estaba roto, pero no
sabríamos el grado de daños que había causado el misil a mi mamá hasta que llegaran
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los estudios. Pasamos horas recostados en esa cama del hospital esperando los
resultados de los estudios de mi mamá. Mamá me tomaba de la cabeza y me llenaba de
besos, me contaba historias de su juventud, así como de cuando había conocido a mi
papá. - Mamá ¿porqué Dharma nos dejó?- pregunté. Esta pregunta me había molestado
desde el día en el que supe que no regresaría, en el que asumí que Dharma no me quería
lo suficiente como para quedarse conmigo. Mamá reconoció que ya tenía la edad para
conocer el incidente. Entonces comenzó con el nombre Manjari, hace 10 años…
Mientras mamá contaba la historia yo escuchaba atentamente sin perderla de vista un
sólo segundo. Cuando terminó me entregó un sobre y me dijo que lo leyera por la
mañana. Entonces me abrazó y nos quedamos dormidos en esa cama del hospital.
El siguiente día me levanté temprano en el hospital y corrí por un té de mantequilla frente
al palacio Potala, compré dos ya que aunque no me gustara yo sabía que era el favorito
de mamá. Ese día era un día especial, ya que después de que los estudios demostraran
que mamá estaba bien podríamos regresar a casa. En donde yo tomaría todos los tés de
mantequilla que ella me diera para que su salud y sus huesos mejoraran más rápido.
Regresé corriendo al hospital con los dos tés de mantequilla y subí al piso dos ya que era
en donde ella se encontraba. Caminé por la cama número 1, 2, 3, 4, 5,….. hasta llegar a
la número 32 frente al hombre sin piernas por la bomba. Entonces me paré en seco.
La cama número 32 estaba tendida y como si mi madre nunca hubiera estado ahí. Corrí
con la enfermera y pregunté si mi madre ya había sido dada de alta del hospital. -¿Tú
eres Raza?- me preguntó con la mirada baja, yo asentí con la cabeza y ella siguió- Los
resultados llegaron hoy en la mañana, hicimos todo lo que pudimos pero llegamos
demasiado tarde, el golpe de tu madre causó un derrame cerebral y…- no pude escuchar
más, la enfermera mentía. Mi mamá estaba bien, estaba en la casa esperándome con una
carne de yak y Malia llegaría en cualquier momento a saltar a mis brazos. Corrí a casa
con los tés de mantequilla ya que si llegaba tarde se enfriarían, salté por la puerta del
hospital, cuatro calles, un giro a la derecha, la plaza del palacio Potala, dos calles y en la
esquina. Abrí la puerta de madera y esperé a que llegara alguien Malia, mamá o Dharma.
Busqué por toda la casa, no me podrían haber dejado. Seguramente jugaban a
esconderse con Malia, entonces esperé sentado en el sillón a que mamá o Malia salieran
de su escondite. Me quedé sentado hasta que llegó la noche y después el día, no supe
cuanto tiempo pasó y entendí que no llegarían. ¿Por qué me habrían dejado?¿Por qué no
podía haber permanecido cerca toda esta gente que me llenaba la vida de felicidad?¿Por
qué Buda me quitó a mi hermano, a Malia y mas que nada a mi mamá? ¿Por qué Buda
quería a todo el mundo y me dejaba tanto dolor a mi? Pensé en todas estas preguntas
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que volaban en mi mente hasta que llegué al hospital, en donde vi a la enfermera de
mamá y ella me llevó a su cuerpo. El dolor únicamente aumentó al verlo, se apagó la
esperanza de volverla a ver. Pema llegó al hospital con su papá y me dijeron cuanto lo
sentían. Pero yo no quería que lo sintieran, quería a mi mamá de regreso.
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Manjari estaba destruida por la muerte de su padre, pasaba sus días sola y sin comer.
Muy pronto su debilidad fue aparente y el comandante entendió que no serían felices
nunca viviendo en ese lugar. Sin embargo, la salud de Manjari empeoraba cada día y las
exigencias del viaje fueron demasiadas. Solamente se quedó dormida y en su último
sueño recuperó a Dharma su mejor amigo y su primer amor.
Samir recibió la noticia después de dos semanas y avisó inmediatamente a Dharma. La
tristeza fue abrumadora para él, al intentar acercarse al cuerpo varios soldados lo
golpearon. Pero estos golpes sólo eran una distracción para el verdadero dolor que
sentía. Regresó a casa donde lo curaron su madre y su papá llevó a su hermanito Raza a
su cuarto. Todo era demasiado para él, experimentaba una tristeza que no lo dejaba
dormir o comer, no encontraba razones para seguir rodeado de toda esta gente que lo
recordaban cada día de lo mucho que la quería y lo llenaban de arrepentimiento por ·no
haber podido salvarla. Pero más que todo eso las calles eran una película de recuerdos
que nunca acababa; el puesto donde compraban el té de masala, las horas que pasaban
formados para comprar la carne de yak que tanto el gustaba y finalmente el palacio potala
donde se habían conocido y despedido por última vez. Todo esto fue demasiado para
Dharma, por ello a la llegada de la primavera desapareció.
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Salí del hospital con Pema y su papá, para recoger mis cosas e ir a vivir con ellos, ya que
era lo que mamá hubiera querido. Cuando llegamos los tés de mantequilla seguían en la
mesa y no tuve la fuerza para quitarlos de ese lugar. Subí al cuarto que compartía con mis
hermanos, tomé mis cosas lo más rápido que pude y bajé a la sala. Inmediatamente
después salimos de ese lugar.
El papá de Pema insistió en tener un funeral, el cual siguió las tradiciones del Tíbet y sus
cenizas fueron depositadas en lo más alto de una bella montaña para facilitar su
transición a la Iluminación. Todas las personas ofrecieron su ayuda pero el papá de Pema
les agradeció y se encargó de todo. Cuando toda la gente bajó de la montaña Pema y su
padre me avisaron que pronto nos tendríamos que ir. Entonces Pema se hincó junto a mi.
-Ya sé por qué me dejaron Pema, no me tomé el té de mantequilla- dije, Pema me miró
como si no entendiera lo que decía- Nunca lo hice y yo provoqué esto, fue mi culpa, que
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mamá, Malia, Samir, Dharma y todos me hayan dejado aquí solo. Algunos para irse a otro
régimen, otros a la iluminación pero ya no están-.
Entonces lloré por primera vez la muerte de toda la gente que se había ido, pero después
de un tiempo entendí que su lugar ya no era conmigo, tendrían que buscar su camino y yo
también el mio.
En ese momento fue cuando recordé el sobre que mamá me había dado en el hospital y
tenía la fecha de ese día tan lejano en el que mamá no llegaba del mercado. Sonreí y la
abrí. Inmediatamente reconocí quien la había escrito, la leí y me despedí de Pema y de su
papá. Tomé mis cosas y me subí al primer camión que llegó a la estación.
“Raza,
Espero que esta carta te encuentre en un momento de iluminación y paz, como en
el que me encuentra a mi. La decisión que tomé para dejar Lhasa e irme a Nepal, sé que provocó dolor y angustia, especialmente en ti. Pero finalmente todo lo sucedido
fue demasiado y quiero que sepas que esta decisión no tuvo nada que ver con no
amarlos a ustedes, mi familia. No quise ser un obstáculo para su felicidad y no
quise permitir que el daño que este evento me causó a mí te hiciera lo mismo.
Vivimos un momento de cambio muy difícil para nosotros como personas; la muerte de varios seres queridos y el cambio de un régimen a otro. Pero finalmente
la ocupación del régimen chino sobre nuestro hogar no debe crear un sentimiento
de odio en tu interior como en un momento yo lo tuve, ten compasión hacia los
soldados y no cometas los mismos errores que yo cometí. Un cambio de régimen
no debe significar un cambio en tu camino ya que como yo seguí el mío a la iluminación con un voto de silencio, tu debes encontrar el tuyo, un camino que te
llene de felicidad y de razones para levantarte en la mañana y amar tu vida con todo
lo que la rodea. Sea vivir en un monasterio, formar una familia o a lo que aspires.
Quiero que sepas que yo siento un gran orgullo de poder llamarme tu hermano. Te
pido que cuides a Malia y seas un gran ejemplo para ella como el que yo no pude ser para ti. Así como te pido que le transmitas todo el conocimiento que puedas y te
pido que la escuches tu también, aprendiendo todo lo que puedas. En esta vida
nada es para siempre y si cualquier cosa nos tuvo que haber enseñado este terrible
evento, es que lo único constante en este mundo es el amor que te tiene tu familia,
ese es el conocimiento que yo te transmito a ti. Me tardé mucho en verlo y eso me alejó de ustedes, por lo que te pido que me perdones e intentes entenderlo algún
día.
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Raza, para terminar esta carta quiero que entiendas finalmente que puede ser que
no esté presente en tu vida para verte crecer, pero siempre estaré aquí esperando para el día en que me necesites.
Sabes donde encontrarme,
Dharma
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